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Introducción

Según informa la ONU en su sexto objetivo del milenio, más del 80% de las aguas residuales
resultantes de las actividades humanas se vierten a los ríos y océanos provocando una alta
tasa de contaminación.

El agua es el recurso más importante para la vida y el desarrollo de nuestro ecosistema. Por
ello, es importante que se conozcan cuáles son las causas y consecuencias principales de la
contaminación de este recurso tan indispensable en todo el planeta tierra.

¿Qué se entiende por contaminación del agua?

La contaminación del agua es ‘la introducción de una o varias sustancias ajenas al agua que se
han ido acumulando directa o indirectamente hasta el punto de generar un desequilibrio en la
vida de los seres vivos’.

Esto último genera cierta preocupación ya que sin agua el planeta no puede sobrevivir, por ello
os voy a mostrar cuales son algunas de las causas y consecuencias de la contaminación de este
recurso.

¿Qué causas generan la contaminación?

La principal causa de deterioro del agua es la contaminación y la fuente más importante de


contaminación es la mala gestión y tratamiento de los residuos humanos, industriales y
agrícolas.

Según la ONU, los principales agentes contaminantes son microbios patógenos, nutrientes,
metales pesados, químicos orgánicos, aceites y sedimentos. El calor también puede llegar a ser
considerado un agente causante de contaminación por la elevación de la temperatura del
agua.

Principales contaminantes del agua

Los principales contaminantes del agua son los siguientes:

Basuras, desechos químicos de las fábricas e industrias.

Aguas residuales y otros residuos que demandan oxígeno (en su mayor parte materia orgánica,
cuya descomposición produce la desoxigenación del agua).

Agentes patógenos, tales como bacterias, virus, protozoarios, parásitos que entran al agua
provenientes de desechos orgánicos, que incluyen heces y otros materiales que pueden ser
descompuestos por bacterias aerobias.

Productos químicos, incluyendo los pesticidas, diversos productos industriales, las sustancias
tenso activas contenidas en los detergentes, y los productos de la descomposición de otros
compuestos orgánicos.

Petróleo, especialmente el procedente de los vertidos accidentales.

Minerales inorgánicos y compuestos químicos.

Sedimentos formados por partículas del suelo y minerales arrastrados por las tormentas y
escorrentías desde las tierras de cultivo, los suelos sin protección (cobertura vegetal), las
explotaciones mineras, las carreteras y los derribos urbanos.
Sustancias radioactivas procedentes de los residuos producidos por la minería y el refinado del
uranio y el torio, las centrales nucleares y el uso industrial, médico y científico de materiales
radiactivos.

El calor también puede ser considerado un contaminante cuando el vertido del agua empleada
para la refrigeración de las fábricas y las centrales energéticas hace subir la temperatura del
agua de la que se abastecen.

Vertimiento de aguas servidas. La mayor parte de los centros urbanos vierten directamente los
desagües (aguas negras o servidas) a los ríos, a los lagos y al mar. Los desagües contienen
excrementos, detergentes, residuos industriales, petróleo, aceites y otras sustancias que son
tóxicas para las plantas y los animales acuáticos. Con el vertimiento de desagües, sin previo
tratamiento, se dispersan agentes productores de enfermedades (bacterias, virus, hongos,
huevos de parásitos, amebas, etc.).

Vertimiento de basuras y desmontes en las aguas. Es costumbre generalizada en el país el


vertimiento de basuras y desmontes en las orillas del mar, los ríos y los lagos, sin ningún
cuidado y en forma absolutamente desordenada. Este problema se produce especialmente
cerca de las ciudades e industrias. La basura contiene plásticos, vidrios, latas y restos
orgánicos, que o no se descomponen o al descomponerse producen sustancias tóxicas (el
hierro produce óxido de hierro), de impacto negativo.

Vertimiento de relaves mineros. Esta forma de contaminación de las aguas es muy difundida y
los responsables son los centros mineros y las concentradoras. Los relaves mineros contienen
fierro, cobre, zinc, mercurio, plomo, arsénico y otras sustancias sumamente tóxicas para las
plantas, los animales y el ser humano. Otro caso es el de los lavaderos de oro, por el
vertimiento de mercurio en las aguas de ríos y quebradas.

Vertimiento de productos químicos y desechos industriales. Consiste en la deposición de


productos diversos (abonos, petróleo, aceites, ácidos, soda, aguas de formación o profundas,
etc.) provenientes de las actividades industriales.

Ruido de construcciones marítimas, barcos y pozos petroleros producen ondas sonoras no


naturales que afectan la forma de vida de animales que se comunican por medio de la
ecolocación como la ballena y el delfín.

Daños a la salud

Es sabido que la contaminación hídrica es una de las principales fuentes de enfermedad


gastrointestinales en niños menores de un año; padecimientos causados por bacterias, virus y
protozoarios patógenos que se dispersan a través de la ruta fecal-oral y que potencialmente
pueden ser transmitidos por el agua de consumo, utilizada para diversas actividades en el
hogar (higiene personal, y recreación). El agua contaminada y el saneamiento deficiente se
relacionan directamente con la transmisión de diversas enfermedades, por ejemplo, el cólera,
diarrea, disentería, hepatitis A, fiebre tifoidea y poliomielitis, entre otras. Los servicios de agua
y saneamiento inexistentes o insuficientes exponen a la población a riesgos prevenibles para
su salud.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 % de las enfermedades infecciosas y


parasitarias gastrointestinales y una tercera parte de las defunciones causadas por éstas, se
deben al uso y consumo de agua contaminada; este organismo internacional también
reconoce que solo un 41 % de la población mundial consume agua tratada y desinfectada
como para ser considerada “

¿Qué efectos provocan estos agentes contaminantes?

Los principales efectos que generan están relacionados con la desaparición de la biodiversidad,
destrucción de ecosistemas, la alteración de la cadena alimentaria, lo cual genera
enfermedades en la población humana. Según la OMS, beber agua contaminada ha llegado a
cobrarse más de 1,5 millones de vidas al año, lo cual es un dato a tener en cuenta a la hora de
reducir la contaminación.

¿Y cómo se podría limpiar el agua?

El objetivo 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto el 12.4 dice que “… hay
que lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los
desechos a lo largo de su ciclo de vida, …, y reducir significativamente su liberación … en el
agua …”.

Además de “… reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de


prevención, reducción, reciclado y reutilización” como bien dice el objetivo siguiente.

Hoy día.

En la actualidad, existe una mayor concienciación de la contaminación y de la importancia del


agua para nuestra vida. Esto ha llevado a cabo un incremento del reciclaje de todo tipo de
residuos como el reciclaje de medicamentos, pilas, lámparas, aceites, etc…, la utilización de
productos fertilizantes ecológicos, una serie de consejos para la reducción del consumo del
agua, minimización de los vertidos industriales, limpieza del agua, mayor control de la calidad
de las aguas, entre otras más.

Destacar que, en los últimos tiempos, se ha puesto muy de moda la ropa eco-friendly, es decir,
ropa diseñada y producida con materiales ecológicos o con etiqueta ecológica lo cual es una
buena forma de reducir la contaminación por parte de la industria textil.

La contaminación del agua en Bolivia

En los registros mundiales, Bolivia ocupa ubicaciones privilegiadas en cuanto a la disponibilidad


del considerado recurso estratégico más valioso del siglo XXI: el agua dulce. De entrada, es el
único país que participa en las tres más importantes cuencas sudamericanas: la del río de la
Plata, la del Titicaca o endorreica y la amazónica. Es el país con mayor cantidad de humedales
o sitios Ramsar del mundo, es decir, cuerpos de agua de importancia internacional por los
servicios ecosistémicos que prestan. Bolivia, además, ocupa el puesto 19 en el planeta en
cuanto a reservas de agua dulce, es decir, lagunas, lagos, ríos y arroyos. Sobre su territorio
vuelan, por si fuera poco, los más caudalosos ríos aéreos del Cono Sur.

Todo ello se halla debidamente registrado por las diversas agencias de Naciones Unidas, como
la FAO y el Pnuma. Pero parece que pocos bolivianos se jactan de ello e incluso que esa
condición les incomodase. Pareciera que además hubiesen lanzado una guerra sin cuartel
contra sus generosos cuerpos de agua. Ello porque también ocupan posiciones privilegiadas en
los registros con los indicadores más sucios del planeta.
Bolivia tiene a uno de los ríos más contaminados del mundo, el Huanuni. Se ha dado el lujo de
hacer que desaparezca su segundo lago más grande y décimo en Latinoamérica: el Poopó. Es el
cuarto país que más deforesta en el mundo (y segundo a nivel latinoamericano), es decir, en
destrucción de ríos voladores.

Ríos muertos

De hecho, el propio Uru Uru y su par, el extinto Poopó, son víctimas de un cóctel contaminante
casi sin parangón en el mundo. “Huanuni está en el top 10, sino en el top 20, a nivel mundial,
de los casos más extremos que tenemos —dice Campanini—. Lo que pasa allá resulta
impresionante. Descarga sus aguas en el Poopó y lo que se ve es peor que lo que aparece en
las fotografías que han mostrado del Uru Uru. El río Huanuni recibe desde hace muchos años
grandes descargas de contaminantes generados por la mina. A ello, se suma la contaminación
por actividad urbana de una ciudad de más de 40 mil habitantes, sin ninguna medida de
control o contención. El Huanuni es un río muerto”.

Las causas

“En el país, prácticamente no existe un sistema general, coordinado y supervisado de


botaderos y rellenos sanitarios —explica el ingeniero ambiental Juan Villarreal—. Los
municipios que cuentan con alguno no llegan ni al seis por ciento. Por esa causa, los habitantes
y empresas de cientos de pueblos y barrios lanzan los desechos a ríos o lugares a cielo abierto.
Esos lixiviados contaminan los cursos de agua subterráneos”.

Ni siquiera hubo preocupación por las respectivas normas. Según Villarreal, la ley
correspondiente data del año 1906, cuando se consideraba que el agua era un recurso infinito
y automáticamente renovable debido a la escasa cantidad de habitantes. “Apenas se avanzó
con una ley de residuos sólidos”, apunta el investigador de la UNE.

Frente al crítico panorama, la respuesta oficial más consistente fue anunciada a principios de
2020, también por parte del Ministerio de Medioambiente y Agua. Entonces se lanzó la
Estrategia Nacional de Tratamiento de Aguas Residuales (Entar). Se adelantó que se contaba
con el apoyo de varios organismos internacionales y se esperaba lograr, hasta el año 2030, el
65 por ciento del tratamiento de aguas residuales en todo el país. Las nuevas autoridades no
han brindado aún novedades al respecto

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