EL PURGATORIO

PROTESTANTE

GERARDO DE AVILA

'I
 CONTENIDO
:")edicatoria 5

.nrroducción 7
: ntroducción a la segunda edición l3
.. Addenda 17
�. Preguntas que
sugiere el sistema disciplinario l9
r!,;) Copyright 201 O
Todos los derechos reservados por el autor -�- Afirmaciones
acerca del sistema disciplinario 33
Distribuido por:
Luciano 's Books Distributor
· o·1sc1p· liina b'bl.
-r , 1 tea 49
4450 NW 135 St 5. La enseñanza de Cristo Mateo 18:15-17 59
Miarni, FL 33054
www.librosluciano.corn 6. La enseñanza de Gálatas 6:I 71

ISBN: 0-9845450-0-X �. Requisitos de

ISBN: 978-0-9845450-0- l Mateo 18:15-17 y Gálatas 6:1 79

Impreso en Colombia
Printed in Colombia

1
 GERARDO DE ÁVILA

8. Importancia del contexto de Gálatas 6: I .. 83

9. Interpretación
equivocada de I Timoteo 5:20 87
I O. Gravedad de la impenitencia 9I
DEDICATORIA
l l. El pecado como
accidente y como condición 95 A Julia, a quien, en la juvenil ignorancia de

12. Ejemplos del Mis primeras experiencias pastorales, hice

pecado como accidente 101 Víctima de la brutalidad del sistema
I 3. Ejemplos bíblicos Del que trata este libro.
del pecado como condición 107
Julia, perdóname
Conclusión I I3

4 5
 INTRODUCCIÓN
La manera como algunas iglesias tratan a sus
miembros cuando éstos pecan me ha preocupado por
muchos años. Parece que la gloria de algunas iglesias
es mantener miembros en «disciplina». Para estas
congregaciones esto es prueba de que tienen un
pastor «recto» y de «buena doctrina»; celoso de la
pureza de la iglesia.
He discutido mi preocupación con pastores y
miembros de iglesias. En una serie de estudios expuse
mi posición sobre este asunto a la congregación de
la que fui pastor en la ciudad de Nueva York en la
década del 60. También dicté una conferencia sobre
el mismo tema a pastores, ejecutivos y miembros de
diferentes congregaciones de la denominación con
la que estuve asociado por más de 20 años.
Por insistencia de mi esposa, la de algunos amigos,
y por estar convencido de que haré una contribución
..,
1
 GERARDO DE ÁVILI\
positiva a la causa de Cristo, es que he decidido dar
forma impresa a estas ideas; para que así alcancen a
un mayor número de personas y tengan un carácter
más permanente. Sé que esta publicación encontrará
enconados enemigos. Sé que me enfrento a un
sistema de temor, fuerza y violencia. Sé que desafio
estructuras formidables, y que la ignorancia verá en
este libro un enemigo de la «santidad». Sé que
algunos me pondrán entre los autores prohibidos, y
que habrá púlpitos que me serán vedados; para
«proteger» a la grey. Nada de esto, sin embargo, me
hace vacilar. Estoy convencido de que «ninguna cosa
podemos contra 'ta verdad, sino por .la verdad.» 2
Cor. 13:8. Estoy dispuesto a todo nesgo, pues el
que no ama la verdad hasta el sacrificio no es digno
de ella.
También estoy convencido de que el libro será
recibido por muchos como bálsamo consolador, y
que iluminará el corazón de no pocos. Son muchas
las víctimas del purgatorio protestante que claman
por una mano amiga. Aquí la tienen.
Estoy consciente de que muchos pastores y otros
líderes comparten los planteamientos que aquí se
8
EL PURGATORIO PROTESTANTE
.:.. .ce n, pero que, por temor a ser estrangulados
: .iesiásticamente no se atreven a hablar. Sea este
.r tento, para ellos, una oportunidad de hacer justicia
, su condición de pastores, y no de verdugos de almas.
�'¡alá que, sacando valor de la Gracia de Dios, digan
'. sus congregaciones la verdad y salgan en defensa
c : quien ha pecado pero está arrepentido, aunque
: 'rran el riesgo de ser considerados «encubridores
.:,' pecado».
Cna de las graves faltas de un gran segmento de la
.-:t'sia de hov, v de muchos de sus líderes, es vivir de
::paldas a I�/ Sagradas Escrituras. Para ellos, la
_-:eclaración: «la Biblia es nuestra única regla infalible
.-:e fe y conducta» no pasa de ser un mito. En la
�-ráctica, son sus tradiciones, reglamentos,
�onfesiones, convenciones, sínodos y otras
estructuras que el hombre ha inventado, además del
«sentido común»; los que deciden los asuntos de fe
- conducta.
Con profunda tristeza salí de una reunión de
:--'astores, miembros y ejecutivos de una denominación
considerada a sí misma conservadora, donde presenté
las ideas aquí planteadas. Antes de la disertación
9
1
 GERARDO DE ÁVILA
señalé que no defendería mi posición con autoridad
:i.lguna que no fuera la Biblia, y que en la discusión
que seguiría a la presentación no aceptaría otra
autoridad que la Biblia. No obstante, la palabra de
Dios estuvo ausente en la argumentación de los que
rechazaban mi posición. El de mayor jerarquía
ejecutiva entre los presentes apoyó su crítica en lo
que él mismo calificó de un «pensamiento humano».
Vano fue mi esfuerzo para que esta persona basara
su refutación en textos bíblicos.
Poco tiempo después, en una reunión de pastores,
encontré a dos d� los que habían participado en lo
que se menciona en el párrafo anterior; ambos,
ejecutivos de la denominación a la cual se había
presentado el estudio. El de más edad me dijo: De
Ávila, a ti no se te podía probar lo contrario a lo que
presentaste porque tú sólo dejabas usar la Biblia. Su
declaración no necesita comentario. Lo irónico del
caso era que para estos líderes yo soy liberal y ellos
se consideran conservadores.
En el presente trabajo usaré la frase «sistema
disciplinario», o simplemente «disciplina», para
referirme al sistema que condena a cierto tiempo de
10
EL PURGATORIO PROTEST,\:S:TE
separación de la vida activa de la iglesia al miembro
que ha pecado, a pesar de que éste diga que está
arrepentido. Siempre que se usen en ese sentido
aparecerán entre comillas, para que se distingan de
la disciplina legítima de que habla la Biblia, y que la
iglesia tiene la responsabilidad de practicar. Es a la
«disciplina» entre comillas a la que se refiere el título
«El Purgatorio Protestante».
He tenido la oportunidad de trabajar con la
mayoría de las denominaciones cristianas, con un
buen número de congregaciones asociadas a éstas o
independientes, así como de conversar con muchos
pastores y miembros de iglesias, en diferentes lugares
de Norte a Sur América, y en el área del Caribe. Ha
sido en esta relación en la que he estado en contacto
con la «disciplina». No es pues éste un ataque a
determinado grupo o región, sino a un sistema que
puede o no estar presente, en mayor o menor escala,
en diferentes puntos geográficos y en distintas
estructuras religiosas.
Después de tener casi todo el manuscrito
engavetado por unos cuantos años, lo publico, para
que los cristianos no pequen, pero también para que
JI
 GERARDO DE ÁVILA

sepan que «si alguno hubiere pecado abogado

tenernos para con el Padre, a Jesucristo el Justó; y él
es la propiciación por nuestros pecados: y no
solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo.» I Juan 2: I ,2 INTRODUCCIÓN
Gerardo De Á vila
A LA SEGUNDA EDICIÓN
Miami, Florida, Verano de I 990
En la introducción a la primera edición de la obra
que el lector tiene en sus manos el autor anticipó
que ésta habría de ser prohibida. La anticipación
resultó ser profética. El libro fue suspendido por la
denominación dueña de la editorial que hizo la
publicación. Además, la versión en portugués, cuya
traducción había sido terminada, fue también
suspendida.
En correspondencia con los censores de la
denominación dueña de la editorial el autor pidió se
le diera la base bíblica para la supresión del libro,
pero no le dieron una razón bíblica para la acción
sumaria que tomaron. La decisi6n fue política, no
bíblica. Líderes considerados de influencia en la
denominación se quejaron del contenido del libro.

12 I3
 ÜERARDO DE Á VJLA
H,-,\-. al hacer la segunda edición, no la hacemos
_·.,:� soberbia o por deseo de controversia. El deseo
,-., el mismo de la primera edición: responder a una
necesidad pastoral. El autor recibirá agradecido la
documentación bíblica que demuestre que la posición
del libro está equivocada. Pero, la crítica tendrá que
ser bíblica, no personal o caprichosa. En la iglesia
las cuestiones doctrinales no se resuelven
inquisitorialmente sino bíblicamente. El criterio es,
sóla Escritura.
El autor no terne que el libro pueda dividir a la
iglesia, temor que algunos dicen tener. Una posición
bíblica no puede dividir a la iglesia. Eso sería absurdo.
La Biblia no divide a la iglesia, pero sí separa de la
iglesia lo que no es iglesia.
De regreso a Miami encontré en el avión al pastor
de una congregación numerosa. Le pregunté si había
leído El Purgatorio Protestante. Me dijo que por
arribita. Le pregunté entonces qué cuál era su
opinión. Su respuesta fue: para los pastores podría
tener alguna importancia, pero para el pueblo es
Pelioroso. Le pedí la base bíblica conque sustentaba
b .
su posición y respondió: ya te dije que esa es mr
14
EL PURGATORIO PROTESTANTE
�'OS1C10n pastoral. No conversamos más sobre el
.isunto, por razones obvias.
Algunos pastores todavía no comprenden que su
.utoridad pastoral no es innata sino delegada. Sólo
.n la medida en que ellos articulan la Palabra de Dios
: s que lo que dicen tiene autoridad.
Un amigo me contó que le había dicho a un líder
.�enominacional que la posición del libro era bíblica
· · la respuesta que obtuvo fue: sí, pero no está de
.cuerdo a nuestras costumbres. Trágica respuesta.
Gracias a Dios, no todos han reaccionado
:�egativarnente a este humilde esfuerzo pastoral.
:--iemos recibo muchos comentarios positivos.
-\lgunos han adquirido varios ejemplares para regalar
: pastores amigos. Muchos han sido beneficiados
_,or el mensaje liberador del libro.
Esta segunda edición se hace con la misma
.ntencióri de la primera edición «para que los
cristianos no pequen, pero también para que sepan
,1ue «si alguno hubiere pecado abogado tenernos para
co n el Padre, a Jesucristo el Justo; y él es la
oropiciación por nuestros pecados: y no solamente
15
 ÜERARDO DE ÁVJLA

por los nuestros, sino también por los de todo el

rnundo.» l Juan 2:1,2" 1
Miami, Florida Invierno del 2000

ADDENDA
Querido lector, hace casi tres años que esta edición
debiera haber estado en tus manos. Pero, una vez
más, los intereses creados han intervenido.

Los nuevos propietarios de la editorial que

prohibió que el libro siguiera en el mercado
decidieron publicarlo. Firmamos un nuevo contrato
pero, más de dos años después de la firma del nuevo
contrato me informaron que no lo publicarían.
¿Razón? El director, casi tres años después de tener
el libro en su poder, objetó unas palabras de la
introducción a la segunda edición.
Hoy, gracias al Señor, cienes en tus manos el libro.
Es una afirmación más de que Apocalipsis 3:7 sigue
vigente.
Una vez más repito el ruego original: Guiadme a
las fuentes bíblicas que demuestren que este humilde
esfuerzo pastoral contradice el consejo divino. Viviré
16
17
 GERARDO DE Á VIL/\

eternamente agradecido a quien, con autoridad

bíblica, me saque del error. Yo respeto los sueños, las 2
visiones, las revelaciones, lo que la gente sienta, y lo
que un pastor considere su «opinión pastoral». Pero,
los artículos de fe sólo se establecen con las Sagradas
Escrituras. Insistimos en el axioma de la fe cristiana:
PREGUNTAS QUE SUGIERE
Sola Escritura. «¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren EL SISTEMA DISCIPLINARlO
conforme a esto, es porque no les ha amanecido.»1
Un predicador conocido internacionalmente, con
�,rogramas de televisión y radio que se ven y escuchan
.n muchos países, en los que con vehemencia condena
,, 1 pecado y reclama altas normas de conducta, es
sorprendido en relaciones enfermizas con una
»rostituta. Sin embargo, parece que para quienes lo
?atrocinan el hecho no tenía mayor trascendencia y
el hombre siguió en su posición. Después de cierto
tiempo este predicador vuelve a ser sorprendido con
otra prostituta en situación embarazosa. ¿Qué hacer
con este predicador?
El autor tiene en su poder copias de cartas que el
Cuerpo Oficial ( así se llama en esa organización el
cuerpo que gobierna una congregación) mandó a uno
de sus miembros. En dicha correspondencia no sólo
I Isaías 8:20
se le da de baja sino además se le pide que no asista
18 19
 GERARDO DE ÁvJLA
a la iglesia. Al expulsado «se le da un plazo de un
mes para que reconsidere su actitud y se arrepienta,
pidiendo perdón a la iglesia en testimonio público».
¿Qué hizo esta persona? ¿Blasfemó al Espíritu Santo?
No. El problema fue diferencia de opinión en algunos
aspectos del gobierno de la iglesia. En la
comunicación de la decisión de la iglesia no se cita
la Biblia, sino el artículo del Reglamento de la
organización que sirve de base al fallo del comité.
La correspondencia está firmada por el pastor y otro
funcionario. ¿Es correcto este proceder?
Frente a la conducta cuestionable de un miembro
de la iglesia las actitudes de los cristianos pueden
agruparse en tres categorías:
I. Aquellos para los cuales todo está bien. Estos
dirán que tenemos que comprender a la gente,
que todos tenemos nuestras debilidades.
2. Los que tienen una sana comprensión de la
enseñanza de la Biblia con relación a quienes
han pecado.
3. Los que son implacables con el que peca, y
separan de la vida de la iglesia por algún tiempo
20
EL PURGATORIO PROTESTANTE
a quien estiman que ha faltado. Es al sistema
creado por este grupo, a la disciplina entre
comillas, al que nos referiremos a continuación.
Este sistema tiene pretensiones que son obviamente
cuestionables. Se atribuye poderes y derechos sobre
la heredad del Señor que no le han sido otorgados
por aq,uel que, a precio de su propia sangre, la
compro. Esto es lo que en los códigos jurídicos se
llama usurpación de poderes. Analice el lector
objetivamente, las siguientes preguntas: '
I. Gravedad del pecado en términos de tiempo.
¿En qué basan los «disciplinarios» su autoridad
para interpretar la gravedad del pecado en términos
de meses o años? La Biblia enseña que la pena del
r,ecado no confesado tiene que ser interpretada en
terrrunos de eternidad. Los teólogos católicos son
los que han segmentado la eternidad de dolor con
que se retribuye el pecado, dependiendo la dimensión
Je los segmentos, de la presencia de valores
comerciables.
2. Correspondencia entre tiempo y gravedad del
pecado.
21
 ÜERARDO DE Á VILA
¿En qué basan los «disciplinarios» su autoridad
para determinar cuánto tiempo de «disciplina»
corresponde a cada pecado en particular? ¿Cuál es la
base bíblica para determinar, por ejemplo, que si un
miembro de la iglesia comete adulterio debe
aplicársele una «disciplina» de un año, y en el caso
de un ministro que la «disciplina» sea de cinco años?
En el caso de un predicador de la televisión americana
al que se le dio mucha publicidad, la lucha estaba
entre tres meses y un año. El ministro creía que su
pecado se purgaba con tres meses, pero su
denominación entendía que con un año. Como no
pudieron ponerse de acuerdo. el ministro optó por
separarse de la denominación y, a los tres meses,
«perdonado», volver a la televisión. Lo que Dios
pudiera opinar parece que no concernía a las partes
involucradas, aunque ambas reclaman estar llenas del
Espíritu Santo y tener una relación muy particular
con EL Es interesante que ese mismo ministro, antes
que lo descubrieran, era de la opinión que el adulterio
debía purgarse con un año de «disciplina».
¿Dónde establece la Biblia que en una mujer, el
«pecado» de cortarse el pelo se condena con seis
22
EL Pl:RGATOR:O PROTESTAC:TE
meses de «disciplina», el «pecado» de maquillarse o
arreglarse las cejas con tres meses, y el uso de collares,
aretes (pantallas), o prendas similares con cuatro
meses? Estos son sólo unos ejemplos hipotéticos y
algunos corresponden sólo a ciertos grupos. La lista
requeriría un volumen aparte. ¿Es éste un código
bíblico? Claramente que no. Esta es una manera
amañada y caprichosa en que el hombre, usurpando
el lugar de Dios, inventa leyes y determina períodos
de tiempo en los cuales un hijo de Dios debe ser
privado de participar de los recursos de la gracia
divina del culto cristiano. Es un acto de soberbia
con el que se impide que miembros del cuerpo de
Cristo funcionen como tales. Cristo dijo que su Padre
es el labrador. « Yo soy la vid verdadera, y mi Padre
es el Íabrador.» Juan I 5: l. Sólo por orden expresa
de la Palabra de Dios puede la iglesia llevar a cabo
función tan grave como la de amputar un miembro
al cuerpo de Cristo. ¿Est:Ín conscientes los que
aplican «disciplina» que es con el cuerpo de Cristo
con lo que tratan? «Pues vosotros sois el cuerpo de
Cristo, y miembros en parte.» I Cor. 12:27, «Y
sometió todas las cosas debajo de sus pies, y diólo
por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual
23
 GERARDO DE ÁVJLA
EL PLRGATORIO PROTESTAl'iTE

es su cuerpo, la plrnitud de Aquel que hinche todas

las cosas en todos.» Ef. 1:22,23, «Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos»
E[S:30, «Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia;
él que es el principio, el primogénito de los muertos,
para que en todo tenga el primado ... Que ahora me
gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en
mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por
su cuerpo, que es la iglesia.» Col. 1: l 8,24. ¿ Tratarían
los «disciplinarios» a sus propios cuerpos como
tratan al de Cristo?
3. Publicación del pecado de una persona.
¿Qué derecho asiste a la iglesia para declarar
públicamente, o aun en forma privada, la falta de un
hermano que está arrepentido? Ninguno. Por lo
menos la iglesia no tiene tal derecho desde el un o
� 7
de vista de la Sagrada Escritura. No hay nmgun
mandamiento, ni en la enseñanza de Cristo, ni en la
de los apóstoles que respalde tal prácti_ca. El
mandamiento de Cristo es en sentido contrano. «Por
tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, entre ti y él
solo ... » Mat. 18:15. Parece que algunos fundamentan
dicha práctica en ITimoteo 5:20 «A los que pecaren,
24
repréndelos delante de todos, para que los otros
también ternan.» pero el usar este versículo en esa
�-orma es producto de ignorancia hermenéutica.
4. Derecho de privacidad del penitente.
¿Dónde se fundamenta que el Pastor, o algún otro
:ristiano, tengan la obligación de comunicar a la
rglesia, o a comité alguno, el pecado de un hermano
.:¡ue viene a ellos en busca de ayuda, si éste dice que
ha pecado, pero está arrepentido? No en la enseñanza
Je la Biblia. Una persona cristiana no tiene la
obligación, o el derecho, de decir a nadie la condición
Je su hermano que viene buscando auxilio espiritual.
--\lgunos sienten una «sanca» compulsión de decirlo,
2orque no quieren ser «encubridores de pecado»; se
olvidan de que el pecado confesado deja de existir
para Dios (Salmo 103:12), y lo que no existe no
puede encubrirse. Esa compulsión, por lo tanto, no
es resultado de la enseñanza de la Biblia, sino de la
ignorancia de ésta, de seguir una tradición, sin
detenerse a criticarla, para establecer si ésta es
correcta, como hicieron los judíos de Berea. «Y
fueron éstos más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda
25
 GERARDO DE ÁVTLA
EL PURGATORIO PROTESTAJ\TE

solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, si estas

de una denominación que condena el divorcio y el
cosas eran asi.» Hechos 17: l l. Dicha compulsión
recasam iento, circunstancias estas en las que se
también podría tener una explicación sicológica.
encontraban ambos. Pero eso era lo único que tenían
5. Parcialidad del Sistema. en común. De las dos congregaciones involucradas
una era la más grande de la región, la otra mucho
·Son todos tratados ele igual forma? .
¿Son
(
más pequeña. Uno de los pastores era muy conocido
castigados todos con el mismo rigor? ¿Se unpone a
todos la misma pena por el mismo delito? y de mucha influencia en la denominación. El otro
no tenía estas condiciones. A uno se le condenó
Desgraciadamente, la respuesta a todas estas
sumariamente, impidiéndoselc que ejerciera su
preguntas es no. He visto con tristeza cómo, en el
ministerio. Con relación al otro, el veredicto del
fallo del tribunal, pueden ser factores determinantes
tribunal fue ordenar al acusado que tratara de
la relación familiar, una congregación numerosa, y
localizar a su anterior esposa. Si la encontraba no
posición económica o de influencia. Conocí a un
podría pastorear en la denominación. Si la mujer no
pastor, que ya entrado en años, tuvo problem�as co�
el sexo opuesto, pero su hijo era miembro del Comité
aparecía se consideraría muerta y él podría seguir
como pastor. Hasta donde mi información llega, la
Ejecutivo de su denominación. A este pastor se le
abrió una discreta puerta de salida. Otro pastor, de mujer nunca apareció. Este es el único caso, que yo
sepa, en el que un tribunal ordena al acusado a buscar
la misma denominación, fue acusado de la misma
la prueba que lo condenará. Use el lector su
falta. Al caso de este pastor el mismo Comité
imaginación para asociar a estos pastores con sus
Ejecutivo dio una amplia publicidad. Este_ no ,tenía
respectivas sentencias.
familiar alguno eIJ. el comité. De nada le srrvio que
los miembros del comité estuvieran, supuestamente, 6. Inconsistencia del Sistema.
llenos del Espíritu Santo. Otro caso que ilustra la ¿Se ponen en disciplina a sí mismos, cuando
parcialidad del sistema es el de dos pastores miembros cometen pecados ,1ue sólo ellos conocen, los que
26
27
 GERAKDO DE Á VIL.>\
ponen en «disciplina» a otros? Si la «disciplina» es
realmente por haber ofendido a Dios. ¿por qué un
pastor que sabe que ha pecado, aunque no haya
trascendido a la gente, no declara públicamente a la
congregación: «Hermanos, he pecado, a partir de
hoy me pongo en «disciplina» por seis meses? Sólo
cuando son sorprendidos es que algunos lloran y
tratan de negociar la cantidad de meses a que deben
ser condenados. ¿Por qué los ancianos, u otros
funcionarios de la iglesia no se ponen en «disciplina»
a si mismos? Si los que aplican «disciplina» fueran
consistentes estarían obligados a hacerlo. Pero no,
ellos resuelven el problema del pecado personal.
secretamente, pidiéndole a Dios perdón (si es que lo
hacen), y, aunque el hecho haya ocurrido el sábado
en la noche, el domingo estarán en sus respectivos
puestos. ¡-El Señor aceptó su arrepentimiento y están
perdonados! ¿Por qué no se le enseña al rebaño a
tratar con el pecado de la misma manera?
Cuando expuse lo que antecede en una reunión,
un pastor, de muchos años en el ministerio, dijo que
en esos casos la gente no se había enterado. Es decir,
cuando se ofende a Dios, con una oración en privado
28
EL PCRGATORIO PROTESTAJ\TE
el asunto queda resuelto, pero cuando la gente se
escandaliza la situación es más grave, para la cual el
arrepentimiento y la gracia de Dios no son
suficientes. La implicación es irreverente: lo grave
no es ofender a Dios, sino a la gente.
En cierta ocasión tuve que atender a una joven
que había sido amante de su pastor, quien era casado.
Esta muchacha me dijo que en la oficina de la iglesia
el pastor le hacía cosas que no se atrevía a decirme v
que de allí, éste se dirigía al púlpito que quedab�
cerca, y predicaba con una unción que la
desconcertaba. Esto no sólo ocurría en la oficina
sino también en un motel de la ciudad. La muchacha
quedó embarazada y se mudó a otro estado para
evitar el escándalo. Hasta donde mi información lleaa
b
este pastor nunca se puso en «disciplina» a sí mismo.
Cuando hablé con él me dijo que él sabía que había
alcanzado misericordia del Señor.
7. Selectividad del sistema.
¿Qué es lo que condenan los «disciplinarios»; el
pecado o la variedad que ellos consideran grave? En
la epístola que San Pablo escribió a las iglesias de
29
 GERARDO DE ÁVIL\
Er. Pt:RGATORIO PROTESTANTE

Galacia les dio la siguiente lista de obras de la carne: como conducta. delictiva o antisocial. Grandes
«Y manifiestas son las obras de la carne, l1ue son: segmentos de la iglesia se han dejado condicionar
adulterio, fornicación. inmundicia, disolución, por el mundo y ven como grave lo que éste ve grave,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, y toleran lo que éste tolera. Por eso se pone en
contiendas, disensiones, herejías, envidias, «disciplina» a los que cometen adulterio o
homicidios, borracheras, banqueteos y cosas fornicación, pero no a los celosos, envidiosos,
semejantes a éstas: de las cuales os denuncio, como enemistados, iracundos o contenciosos.
ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas_ no Los «disciplinarios» son selectivos y sólo castigan
heredarán el reino de Dios.» Desde un punto de vista
lo que es pecado en su consideración, o aquello
estrictamente exegético, cada cosa contenida en esta
condenado por la sociedad. Para ellos lo que Dios
lista tiene la misma gravedad. En la declaración «que
defina como pecado, que en el rigor del concepto es
los que hacen tales cosas no heredarán el reino de lo único que es pecado, es secundario.
Dios». Tales cosas se refiere a todas las contenidas
en la lista. Para Dios todas están en el mismo nivel,
pero la sociedad hace diferencia entre ellas, así como
las leyes de algunos estados. El adulterio está definido
corno delito en la legislación de algunos países y
considerado como comportamiento no aceptable en
algunas culturas. El homicidio es condenado
probablemente en todas las sociedades_. La
borrachera, cuando se produce en público es castigada
en algunos pueblos. Pero no sé de ningún lugar donde
la envidia, la enemistad, o los celos se consideren

30
31
 3

AFIRMACIONES ACERCA
DEL SISTEMA DISCIPLINARIO
En el capítulo anterior planteamos una serie de
interrogantes. En este hacemos trece afirmaciones.
No se reclama que sean fruto de una experiencia
mística particular, sino del estudio de la Biblia. No
están hechas en forma dogmática o testaruda.
Se atribuye a José de la Luz y Caballero el haber
dicho que el hombre es la razón y lo demás es el
animal. San Pablo dijo: «Porque ninguna cosa
podemos contra la verdad, sino por la verdad.» El
autor reconoce el derecho de réplica de cada ser
humano. Pensar, asentir o disentir, es inherente a la
dignidad humana. Oponerse a estos derechos
inalienables es una agresión a la imagen de Dios en
el hombre, una negación de la dignidad de éste. Esta
oposición es, filosóficamente inmoral, y
teológicamente pecaminosa.

33
 GERARDO DE Á VILA
Las ideas no se imponen, sino se someten a la
crítica de las leyes de la disciplina a las que pertenecen.
Las ideas presentadas como cristianas sólo pueden
ser validadas o invalidadas con las leyes cristianas y
éstas están cont�nidas únicamente en la Biblia.
Las afirmaciones de este capítulo son sometidas
al lector, respetuosamente, para que éste las juzgue
con las Sagradas Escrituras y decida si pasan la
prueba. Es fundamental que lo que aquí se afirma
sea respaldado o rechazado con la Biblia. Que autor
y lector estén o no de acuerdo, es secundario.
He aquí, presentadas con espíritu de sencillez
amor a la verdad, las trece afirmaciones:
I. El «sistema disciplinario» no es bíblico, sino
una tradición humana. Dicha práctica no está
enseñada en la Biblia. El procedimiento es totalmente
extraño al Nuevo Testamento. Este no registra
precedente alguncJ>en la vida de la primera iglesia.
2. La «disciplina» no es sólo una tradición
humana, sino además antibíblica. Las tradiciones,
per se, no son necesariamente malas. Algunas han
sido útiles a la vida de la iglesia. No todo lo que
34
Et, PURGATOR10 Przorr:STA'-<TE
»ractica la iglesia tiene que tener fundamento bíblico.
'.'-ro lo tiene, por ejemplo, la escuela dominical;
tampoco lo tiene el participar de la Cena del Señor
cada domingo, el primero de cada mes, o cualquier
otro día de la semana. Sin fundamento bíblico se
encuentra también la práctica de algunas iglesias de
hacer esperar determinado tiempo a los que hacen
profesión de fe para bautizarlos. Sin embargo, estas
prácticas, aunque no tienen base bíblica, tampoco
hacen violencia a mandamiento alguno del Señor.
La iglesia puede tener prácticas extra bíblicas. Lo
y que la iglesia no puede hacer es aquello (1ue esté
opuesto a la enseñanza de la Sagrada Escritura. Este
es el caso del «sistema disciplinario», que se opone
diametralmente a la enseñanza de Cristo. El dice:
«Mirad por vosotros: si pecare contra ti tu hermano,
repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete
veces al día pecare contra ti, y siete veces al día se
volviere a ti, diciendo, pésame, perdónale.» Lucas
I 7:3,4. El sistema dice: coridénalo a varios meses de
inactividad en la iglesia, sepáralo de la comunión
por un tiempo. Esto lo dice el sistema aún en el caso
de la persona que diga que está arrepentida.
35
 ÜERARDO DE Á VILA
3. La «disciplina» pretende hacer de la iglesia
una institución con normas más elevadas que las de
Dios. He aquí el absurdo: un cristiano ha pecado }'
es llevado ante el tribunal eclesiástico. El «reo» dice
a sus jueces que está arrepentido, pero de todos
modos lo excomulgan, condenándolo, digamos, a un
año de exclusión de la comunión de los «santos». Si
alguien pregunta si el condenado irá al cielo en caso
de morir durante ese año, la respuesta de las
autoridades será afirmativa. Si se preguntara si dicha
persona podría irse con Cristo en caso de que el Señor
viniera durante el período de la «disciplina», de nuevo
la respuesta sería afirmativa, basada en. el
arrepentimiento de la persona condenada. Pero si la
pregunta fuera, ¿podrá tal persona participar de la
Cena del Sefior el domingo, cantar en el coro, tomar
parte en el culto público, o en la administración de
la iglesia? Con asombro de que a algme� pue�an
ocurrírsele tales preguntas los sacros d1gnatanos
contestarán: «de ningún modo, el hombre está en
disciplina». La conclusión a que se llega es ridkula:
el hombre está preparado para las realidades del cielo,
pero no para sus símbolos en la tierra. Su problema
36
EL PURGATORIO PROTESTA1'TE
con Dios fue resuelto en el momento de una oración
de arrepentimiento. Pero él no sólo ofendió a Dios,
sino también a la «iglesia», y con ella el asunto es
más delicado. El proceso será más complejo y no le
quedará más remedio que, a pesar de su
arrepentimiento, pagar por su pecado en el Purgatorio
Protestante, con meses de dolor, separado de la
comunión de los «sancos» y expuesto, a modo del
cepo público de algunas ciudades de la antigüedad,
al ostracismo y al vejamen público. La sangre de
Cristo fue suficiente para abrirle las puertas del cielo
« .. .la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado ... Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos
limpie de toda maldad.>> I Juanol:7,9, pero para que
se abran las de la <<iglesia» tendrá que agregar al
sacrificio del Redentor, algunos meses en el
Purgatorio Protestante. He aquí, además de la idea
del Purgatorio, una versión protestante de las
penitencias católicas, tan criticadas por los
protestantes.
4. La «disciplina» niega al hombre la ayuda de la
iglesia cuando más éste la necesita. Lucas 15:7 registra
37
 GERARDO IJF Á VILA
las siguientes palabras de Cristo: «Os digo, Llue así
habrá más gozo en el cielo de un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no
necesitan arrepentimiento. Cuando un cristiano
camina victorioso, con frente alta y testimonio
limpio, no tiene urgencia de la fraternidad o apoyo
de la iglesia. Estas cosas son siempre necesarias, pero
la urgencia se presenta cuando el cristiano fracasa,
cuando peca; cuando la tentación ha dejado de ser
lucha para convertirse en derrota. Es allí cuando la
iglesia tiene la obligación de acudir como agencia
de la gracia restauradora de Dios. Sin embargo, es en
esta situación cuando algunas congregaciones se
niegan a cumplir su función, aferrándose a una
absurda jactancia de espiritualidad. Les preocupa
más su imagen artificial frente al mundo que el
cumplimiento de su deber. Los «disciplinarios» sólo
se interesan por el hombre cuando éste está sano, lo
contrario a Cristo, a quien le interesaban los
enfermos, sin despreciar a los sanos. ¡Qué necesidad
tienen de aprender la lección del hijo pródigo los
que de tal manera actúan!
5. La «disciplina» transfiere el pecado, de ser algo
contra Dios, a algo contra la institución. Inculca,
38
EL PURGATORIO PROTESTANTE
consciente o inconscientemente, más temor a la
vergüenza pública de la sentencia que al hecho de
haber ofendido a Dios. Hay quienes evitarán pecar,
no tanto por amor a Dios y un verdadero sentido de
lealtad a El, sino por miedo a la represión.
6. Al valerse del miedo, los «disciplinarios» utilizan
métodos completamente ajenos a la fe cristiana, que
está basada en amor. En establecimientos militares y
en regímenes de fuerza la disciplina se mantiene con
la intimidación, pero así no puede hacerse en la iglesia.
San Pablo escribe a los romanos: «¿O menosprecias
las riquezas de su benignidad, y paciencia, y
longanimidad, ignorando que su benignidad te guía
a arrepentimiento?» Romanos 2:4
Aristóteles era de la opinión que «los hombres
inicuos obedecen por miedo y los buenos por amor».
En una carta que un querido amigo me mandó
comentando el manuscrito de este libro hay un
párrafo que quiero citar. Refiriéndose a la disciplina
en instituciones militares mi amigo dice lo siguiente:
«En éstas la obediencia se basa en el temor, no en el
amor. Se procura la disuasión para hacer tal o cual
39
 GERARDO DE ÁVJLA
cosa no por amor, sino por temor. Por e5C'. la
disciplina cristiana no puede operar en esa linc.i.»
7. La «disciplina» da más importancia ,1 la
consecuencia social del pecado que a la espiritual.
Se pone lo temporal en lugar de lo eterno. Lo social
en lugar de lo espiritual.
8. El sistema «disciplinario» parte de la base de
condenar. No importa qué actitud asuma la persona
después que peca� de sus meses en el Purgatorio
Protestante no hay quien lo libre, ni aun teniendo a
Jesucristo como su abogado: «si alguno hubiere
pecado abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo». (I Juan 2: I). El infeliz no tiene
la más mínima posibilidad de librarse de la condena.
Lo único que ventilará el tribunal es la cantidad de
meses que tomará al «reo» purgar su falta. Es una
monstruosidad jurídica propia de regímenes
caprichosos: el proceso parte de la idea de condenar.
Es como en el caso del guerrillero que fue
aprehendido por fuerzas del gobierno, quien, cuando
reclamó su derecho a que le celebraran juicio recibió
la siguiente respuesta: «No te preocupes, te vamos a
celebrar juicio y después te vamos a fusilar». La
40
EL PURGATORIO PROTESTANTE
«iglesia» ha triunfado donde el diablo ha fracasado:
impedir que Jesucristo redima a uno por quien con
su muerte ha pagado en la cruz. La intercesión de
Cristo ante el Padre puede abrir las puertas del cielo,
pero no las de la «iglesia», que toma en cuenta otros
factores no cubiertos por la propiciación del Hijo
de Dios.
. 9. La «disciplina» repara el pecado con
determinado tiempo de separación de la vida de la
iglesia, Dios dice que es con arrepentimiento v fe en
Jesucristo. Esto permite que se produzca el c�so en
que'. cumplida la sentencia, el que ha pecado queda
en libertad de unirse de nuevo a los «santos», aunque
en su corazón no haya habido arrepentimiento. Lo
que le ha enseñado la «disciplina» es que la próxima
vez debe tener más cuidado para no ser descubierto.
La pena espiritual de haber pecado no se tiene en
c.uenta. El hombre cumplió su condena y es hombre
libre. Ante Dios las deudas contraídas con El se
saldan con arrepentimiento, ante la «iglesia», con
meses .de exclusión. Esto lleva a una trágica y absurda
situación: gente en «disciplina» en la iglesia, pero en
libertad a�te Dios; y gente en libertad en la iglesia,
pero en disciplina ante Dios.
41
 ÜERARDO DE ÁVILA
En tiempos dei profeta Ezequiel los falsos profetas
profanaban al Señor «matando a las personas que
no deben morir, y dando vida a las personas que no
deben vivir.» Ezequiel 13: I 9
10. Los «disciplinarios» tienen más preocupación
por la opinión de la sociedad que por lo que Dios
diga. La posición de ellos es: Dios puede haberlo
perdonado, pero la gente espera que la iglesia haga
algo. Al hablar del contenido de este libro con un
pastor amigo, me dijo que la mía era una posición
muy liberal. Siguió diciendo que cuando algún
miembro peca, si la iglesia no actúa con relación al
hecho, la comunidad reaccionará en forma negativa.
La sociedad espera, según los «disciplinarios», que
el tal sea separado 'temporalmente de la iglesia, si no
expulsado. A esto respondemos lo siguiente:
a) La sociedad tiene esa idea de la iglesia porque
la misma iglesia se la ha enseñado, o la sociedad la
ha imaginado y la iglesia no se la ha corregido. En
cualquiera de los casos la iglesia ha fallado en
comunicar al mundo que ella es una agencia del amor
de Dios no un estado policiaco. Que su misión es
restaurar al hombre que se arrepiente, no condenarlo.
42
EL PURGATORIO PROTESTANTE
Que tener predicando, dirigiendo el coro, tomando
la comunión, o en algún otro tipo de participación
pública, a una persona que ha pecado, pero está
arrepentida, lejos de ser una afrenta, es su gloria, su
triunfo. Lejos de bajar el rostro en vergüenza, la
iglesia debe levantar su frente, y en tono jubiloso
cantar: nos gloriamos en ver a una persona que ayer
fue arrastrada por el pecado, pero ha sido rescatada
por la gracia de Dios y hoy le sirve en su santuario.
Esa es una de las verdades que Cristo enseña en la
parábola del hijo pródigo. Las palabras c1ue el Señor
pone en boca del padre del pródigo son las que la
iglesia tiene que repetir: « ... hagamos fiesta porque
este mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase perdido
y es hallado» Lucas I 5:24
b) El inundo no está autorizado para decir a la
iglesia cómo debe ésta comportarse, o cómo debe
resolver sus problemas. «¿O no sabéis que los santos
han de juzgar al mundo? ¿O no sabéis que hemos de
juzgar a los ángeles? ¿cuánto más las cosas de este
siglo?» I Cor. 6:2,3. Según Mateo 5:13,I 4, Jesucristo
dice a la iglesia: « Vosotros sois la sal de la tierra
Voso.tros sois la luz del mundo». Ella es la que está
43
 GERARDO DE Á VJLA
llamada a dirigir al mundo, no a dejarse dirigir por él.
En una de sus parábolas el Señor pregunta ¿Puede el
ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
Lucas 6:39. A la iglesia no debe preocuparle la reacción
del mundo cuando su comportamiento está de acuerdo
al mandamiento de Dios. Lamentablemente este es
otro de los absurdos de nuestro tiempo. Algunas
iglesias han olvidado la posición apostólica: «Es
menester obedecer a Dios antes que a los hornbrcs.»
Hechos 5:29
I I. La «disciplina» y el perdón se excluyen
recíprocamente. No se puede perdonar y condenar
al mismo tiempo. Cuando la iglesia «disciplina»,
no está perdonando. El hombre, por su pecado va
al infierno, pero cuando es perdonado por Dios es
librado de esa condenación. El perdón de Dios y el
infierno se excluyen recíprocamente. Dios no dice:
te perdono, pero tendrás que ir al purgatorio. Sin
embargo, como te he perdonado no tendrás c1ue ir
por tanto tiempo ( el purgatorio es un mini infierno)
como sería el caso si no te hubiera perdonado. Esa
es la contradicción del purgatorio.
No existe diferencia entre decir: Jesucristo te salva,
pero tendrás que pasar un tiempo en el purgatorio, y
44
EL PURGATORIO PROTESTAJ\:TE
decir: estás perdonado, pero quedarás en «disciplina»
seis meses. Una penitencia de nueve Ave Marías y
una de nueve meses de «disciplina» son equivalentes.
Esenóalmence es lo mismo: la sangre del Hijo de
Dios necesita un complemento "para que la deuda
sea cancelada.
Se condena la idea católica del purgatorio, pero se
ha inventado una protestante. Parece que lo malo
no es el purgatorio en sí, sino su denominación. Por
mi parte, si tuviera que escoger entre el católico y el
protestante, escogería el católico, pues éste sólo existe
en la imaginación de los teólogos católicos; el
protestante es una realidad que, en muchos casos hace
sufrir a la persona no sólo por determinado tiempo,
sino por el resto de su vida.
12. En la práctica el «sistema disciplinario» es
perjudicial. Sólo Dios sabe la cifra exacta:
I) De las personas que han sido destruidas con
las sentencias de estos tribunales inquisidores.
2) De los matrimonios que han sido rotos o
agrietados por muchos años, o en forma
permanente.
45
 GERARDO DE Á VILA
3) De los siervos de Dios que han sido
estigmatizados por la aplicación brutal del
sistema.
4) De las personas que hoy tienen una actitud
hostil hacia el cristianismo.
5) De los que viven amargados, y separados de la
iglesia, aparentemente para siempre.
Todo, fruto de un sistema que sus defensores ven
como instrumento para mantener a la iglesia «pura»
y «santa», y que no es otra cosa que un aparato de
represión tí.picamente medieval.
l 3. El «sistema disciplinario» no sólo es
antibíblico, sino además, muchos de los «pecados»
a que se aplica son inventados por el hombre, no
tienen base bíblica. Los «disciplinarios» no sólo han
inventado todo un sistema penal, sino que han creado
también una buena cantidad de delitos. Así se
justificará el sistema, y los sacros jueces tendrán algo
que hacer, en ausencia de mejor causa a la que
dedicarse.
Este aspecto del sistema es sumamente arrogante.
Central al concepto de pecado es el pronunciamiento
46
EL PLRCiATORIO PROTESTAi',;TE
de. .Dios. El peca d o so'! o existe
· como definición
d1v111a. Donde no hay ley ( de Dios) no hay pecado.
Cuando los «disciplinarios» estipulan que cierta
c�nducta es pecado, sin poder justificarlo
b1bl,1camente, están usurpando el lugar del Altísimo.
Estan diciendo que Dios dijo algo sin haberlo dicho
el Se11or. Esca gente debiera tener en cuenta las
s1grnentes amone·s,caciones de Dios: «El profeta que
tuv1er� la presunc1on de hablar en mi nombre, a quien
yo 1:0 ie haya mandado hablar, el tal profeta morirá»
«Dicen: Ha dicho Jehová, y Jehová nos los envió.
¿No. hab�is visw visión vana, y no habéis dicho
adivinación mentirosa, pues que decís: Dijo Jehová
no habiendo yo hablado? Por tanto, así ha dich�
Jehová el Señor: Por cuanto vosotros habéis hablado
vanidad, y habéis visto mentira, por tanto, he aquí
yo estoy contra vosotros, dice Jehová el Señor.»
Ezequiel I 3: 7,8 Deuteronomio I 8:20.
47
 4

DISCIPLINA BÍBLICA
En los capitules anteriores se ha demostrado <-1ue L1
«disciplina» es un sistema caprichoso, inconsistente.
arrogante, y peor que codo eso, contrario a la enseñanza
de la Palabra de Dios. ¿Significa esto que quien tiene J
Cristo corno su señor puede pecar impunemente, que
el pecado sea compatible con la ética cristiana, o que
la Biblia no hace provisión para situaciones de pecado
en la iglesia? Por supuesto que no.
La pregunca que tenernos que plantearnos es:
¿Cuáles son las instrucciones bíblicas de tratar con
un cristiano que ha pecado? Gracias al Señor, la Biblia
responde categóácamente a este interrogante. Dios
no nos ha dejado a obscuras en aspecto tan
importante de la vida de su iglesia. Dios ha hablado
y dado instrucciones precisas de cómo se debe tratar
el asunto. Lo que ocurre es que, como los fariseos
del tiempo de Cristo, algunos han inventado una

49
 GERARDO DE . .\'. ..
piedad a su antojo y puesto sus r:-,L�'c:,::�es. como
los escribas y ancianos, en lug::n dc'J ::1.,:,damiento
de Dios. Han tenido la audacia �-ie c·.::s:1omr la
sabiduría divina y reclamar, implíc1t.1m,':;:c'. ,-,�n sus
imposiciones, que el método de Dim JK' c'S �,edicto
y debe ser complementado por el saber humano. con
leyes de hombres que han invalidado el mandamiento
de Dios. La persona que va a las Sagradas Escrituras
para saber lo que debe creer y no para justificar lo
que cree, encuentra el método divino sobre este
particular.
El autor sostiene que la Biblia es suficiente para
atender, no solamente los asuntos de pecado en la
iglesia, sino todos los aspectos de la vida del cristiano.
La ingenuidad de quien escribe estas líneas le permite
creer que la Biblia es la revelación completa de la
voluntad de Dios para todos los tiempos. Dios es el
mismo ayer, hoy y por todos los siglos. En ninguna
época su Palabra necesita el complemento humano.
Lo sofisticado de la sociedad moderna no tiene nada
que enseñarle al Todopoderoso. «¿Quién enseño al
Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A
quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le
50
EL PURGATORIO PROTESTA:--JTE
enseñó el camino del juicio, o le enseño ciencia o le
3:
mostró la senda de la prudencia?» Isaías 40: I I 4.
La tesis central de este libro es que el
arrep�ntimiento es la única condición que la Palabra
, de Dios establece p�ra la restauración de uno que
ha pecado, mdepend1ente de la variedad de su pecado.
Conceptualmente el pecado es uno.
�i el cristian� dice: me arrepiento, la iglesia está
o_bhgada a recibirlo. Esta no tiene autoridad, al menos
si_ re�lama a Cristo como su cabeza, para aplicar
nmgun_ tipo de «discrphna» ni para cuestionar la
honestidad del penitente. Es la declaración de
arre�entimiemo Y_ no la sinceridad de éste lo
que
concierne a la iglesia. «Mirad por vosotros mismos.
S1 tu _hermano pecare contra ti, repréndele; y si se
arrepinuere, ?erdónale. Y si siete veces al día pecare
contra u, y siete veces al día volviere a ti, diciendo:
Me arrepiento; perdónale». Lucas I 7:3 5
. De la sinceridad se encargará Dios. Esa es
¡unsdicción suya, Y El no ha autorizado a nadie a
que intervenga en ella. Obrar de otro modo es
desacato a la autoridad divina y al señorío del
51
 GERARDO DE A VILA
Altísimo. «No os engañéis; Dios no puede .ser
burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará.» Gálatas 6:7
Si tenernos como base de conducta la palabra
revelada de Dios; cuando un miembro de la iglesia
peca, pero se arrepiente, seguido a su arrepentiniiento,
puede seguir disfrutando de la comunión de los
santos, con todo lo que ello implica, sin que pueda
levantarse objeción bíblica alguna, no importando
qué posición ocupe en la iglesia, ni cuál haya sido su
pecado.
Un Pastor peca el sábado, pero reconoce su pecado,
lo confiesa al Señor y se arrepiente. y en ese momento
Dios lo perdona y puede ocupar su púlpito el
domingo por la mañana. No hay nada en la Biblia
que estipule período alguno entre la confesión del
pecado y la restauración. No lo hubo en el caso de la
traición de Pedro.
Reconocemos que no le será tan fácil predicar en
esa circunstancia, pero eso se deberá al elemento
moral. El pecado desmoraliza y la integración
funcional del perdón a veces requiere tiempo. Tendrá
que librarse la batalla con el pensamiento de que se
52
EL Pt:RGATORIO PROTESTANTE
es hipócrita, o cínico. Pero esa será una lucha del
hombre consigo mismo. En lo que a Dios se refiere
la restauración se produce en el momento de la
confesión, no importa qué pecado sea, «por encima
de todo pecado está el amor perdonador del
crucificado» (Bonhoeffer ), «la sangre de Jesucristo
su Hijo nos limpia de todo pecado» I Juan 1:7.
Ningún organismo en la iglesia puede, con autoridad
divina, impedirlo. No hay nada en la Biblia que diga
lo contrario. Naturalmente, esto puede sonar
diabólico a los oídos de los que han abandonado la
Biblia y siguen sus propias tradiciones.
Algunos dirán que si tal cosa se permite, la iglesia
se llena de pecadores, pero eso es lo que enseña la
Biblia, y el que hable en nombre de Dios no puede
usar otra palabra que la de Dios. Estamos usando,
por lo tanto, confesión y arrepentimiento en términos
de la Biblia. Es decir, en el sentido que Dios da a
estas palabras. La traición, el arrepentimiento, y la
restauración de Pedro constituyen un magnífico
ejemplo.
No estamos hablando de gracia barata, definida por
Bonhoeffer como la «predicación de perdón sin el
53
 GERARDO DE A VILA
reguerimiento del arrepentimiento, de bautismo sin
la disciplina de la iglesia, de comunión sin confesión».
Una confesión teatral, o un arrepentimiento
fingido, nunca darán buenos resultados. La persona
podrá seguir ocupando su posición, como si todo
estuviera arreglado. Pero, Dios, a su tiempo, la
removerá. Dios no puede ser burlado. «No os
engañéis: Dios no puede ser burlado: que todo lo
que el hombre sembrare, eso también segará.» Gálatas
6:7. De este versículo y del caso de Pedro nos
ocuparemos más adelante.
No queremos, ni remotamente, dar la impresión
que estamos quitando gravedad o seriedad al pecado
de un hijo de Dios. Para el cristiano, pecar es la
experiencia humana de más trágicas consecuencias.
Mientras más reconocimiento tenga en la iglesia esta
persona; mayor será su amargura y la resistencia de
la gente a perdonar. Aunque reconocemos que,
conceptualmente, el pecado es uno, en algunos casos
sus características lo hacen más traumatizante tanto
para el que lo comete como para la comunidad de fe
de la que éste es miembro y demanda más de la
persona que va a asistir al que ha pecado.
54
EL PURGATORIO PROTESTANTE
Cuando yo trabajaba como orador itinerante
intervine en un caso de adulterio donde estaba
involucrado un pastor. Sus hijos estaban criados y le
habían dado nietos. Un día este pastor me pidió que
lo ayudara con un matrimonio de su congregación
que estaba en problemas conyugales. Según sus
palabras él lamentaba que fuera a haber un divorcio,
principalmente porque el matrimonio tenía hijos
pequeños. Yo le dije que con mucho gusto lo ayudaría
entre un viaje y otro. Siguiendo el método que
acostumbro, me entrevisté con cada uno por separado
primero. Lo próximo sería entrevistarme con los dos
y proponerles un plan de acción que resolviera sus
problemas. Uno de ellos faltó a esta tercera entrevista
y yo tuve que salir de viaje. Cuando regresé, la esposa
del pastor me llamó para mostrarme la prueba de
que su marido le era infiel. La evidencia era
vergonzosa e irrefutable: La grabación de una
conversación telefónica entre el pastor y su amante
donde ella insistía en terminar la relación y él en
continuarla, porque según él, el Señor tenía grandes
planes para las vidas de ellos juntos. La forma como
la señora del pastor, según me dijo, había obtenido
la grabación indicaría, desde un punto de vista de
55
 GERARDO DE Á YILA
análisis sicológico, que el pastor inconscientemente
deseaba que lo descubrieran.
¿Quién imagina el lector que era la amante de este
pastor? Seguro que no lo puede imaginar. La amante
era la mujer del matrimonio con problemas que tan
piadosamente el pastor me había pedido que ayudara
para que no se produjera un divorcio y el hogar de
los niños, que él decía Je preocupaban, no se
romptera.
La noche que, a petición de la esposa del pastor,
tuve que estar presente en la reunión donde ella,
delante de sus hijos, lo confrontaría con la evidencia
de su pecado fue para mí dolorosa. Para él tiene que
haber sido horrible. ¿Qué hacer? ¿Reprocharle porque
se había burlado de mí? No, eso habría sido egoísmo
de la peor variedad. Recriminado por lo que él y yo
sabíamos que me había hecho, habría sido
ensañamiento. Mi obligación cristiana era ayudarlo
a salir del pozo profundo a donde había caído. A
pesar de las características de su pecado, si había
confesión y arrepentimiento, habría perdón. En ese
momento eso era lo único importante. El hombre
estaba desplomado. En el ocaso de un fructífero y
56
EL PURGATORIO PROTESTANTE
largo ministerio se producía su caída. Yo no podía
min�mizar la gravedad de su conducta, pero
tampoco
podía olvidar «que no se ha acortado la mano de
Jehová para salvar, ni hase agravado su oído para oír.»
Isaías 59:I
_Qué consecuencias tendría su pecado en su
rrunrsterro, o cómo sería afectada su credibilidad de
pastor, eran cosas fuera de su control y del mío. Los
econo�iscas dicen que el valor de una cosa es lo
que
se sacnfica para obtenerla. El valor del pecado es el
sacrificio de cosas que no se podrán volver a obtener.
Este hombre, por obtener los placeres temporales de
pecado sacrificó cosas que jamás podrá recuperar.
En algunos casos podemos hacer restitución, en otros
no. La seguridad de que Dios nos perdonará si nos
arrepentimos no nos garantiza que, necesariamente,
las cosas volverán a ser corno eran. Hay cosas que el
pecado nos quita para siempre. El perdón no
retrocede la historia.
Documentaremos la tesis central de este libro con
la palabra del Señor de la iglesia.
57
 5

LA ENSEÑANZA
DE CRISTO EN MATEO 18: 15-17
«Por tanto, si cu hermano pecare contra ti, ve :·
repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aun
contigo uno o dos, para que en boca de dos o tres
testigos conste toda palabra. Y si no los oyere a
ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle
por gentil y publicano».
Este pasa¡e es la base de la disciplina cristiana, que
luego se ve aplicada por el apóstol Pablo, en sus cartas
a Corinto, Galacia, Timoteo y Tito. A la iglesia no le
queda otra alternativa que aceptarla. Lamentablemente
entre los grupos que pretenden ser más espirituales es
donde más se desconoce este pasaje.

Jesucristo ordena que se den tres pasos concretos

en el trato con una persona que ha pecado.

59
 GERARDO DE Av1L.-\
a) Hablar a solas con tu hermano.
Cristo es específico: tú y él solos. No tienes que
decirlo a nadie. Ni como queja, ni en busca de
consejo, ni tratando que otros lo ayuden. Si necesitas
ayuda consulta a personas de madurez espiritual. sin
mencionar nombre. Algunos, aparenterncnte en
forma muy piadosa van a otras personas con el
problema. No porque les gusta regar las cosas, sino
«para que oren». Jesús dijo: tú y él solos. ¿No
sabes que al decirlo a otros puedes estar
perjudicando a quien tratas de ayudar? Así como
tú tienes personas de tu mayor confianza a las que
en forma «confidencial» cuentas la situación de tu
hermano, así éstas a su vez tienen personas también
de su entera confianza. Cuando menos lo esperas
ya el asunto está en boca de todos. De esta manera
se produce la vergüenza y el regreso al redil se hace
más difícil, en algunos casos imposible. Al hermano
que peca, tú, si eres cristiano, puedes ayudarle. Y,
mientras con más intimidad y discreción lo hagas.
mejor trabajo harás.
Una de las cosas que urge en la vida de la iglesia es
la discreción al tratar situaciones de pecado. No
60
EL PcRGATORIO PROTESTA�TE
hace mucho un amigo me dijo, refiriéndose a un
pasror conocido por ambos, que a él no se le podía
decir nada porque en seguida se lo decía a otras
personas. Esta es una de las peores fallas que puede
tener no sólo un pastor sino cualquier miembro de
la iglesia. Parece que algunas personas tienen una
necesidad patológica de que se sepa que ellas están
al tamo de rodo.
El que asiste a su hermano que ha pecado tiene
que tener la disciplina del silencio. !-Jay quienes tienen
mucha habilidad para averiguarlo todo. En ocasiones
la persona que ha intervenido en el asunto, por aclarar
o defenderse es indiscreta con relación a lo que el
hermano que trata de ayudar ha hecho.
Tenemos que estar alertas para no ser indiscretos
con lo que sabemos de nuestros hermanos. Hay
situaciones que podrían provocarnos a ello. Una joven
de poco más de veinte años me dijo de un pastor, ya
jubilado, que la había enamorado. Le había
propuesto que si ella dejaba a su marido él se
divorciaría y alquilaría un apartan1ento donde ambos
vivirían. Yo hablé con el pastor y él confesó que era
cierto. Según él Satanás lo había enredado (casi
61
 ÜERARDO DE Á YILA
siempre Satanás paga los platos rotos). Le dije que
él sabia lo que tenia que hacer: confesar su pecad� y
terminar la situación en ese momento. El acepto y
oramos. Para mí allí terminó el asunto. No mucho
tiempo después llegó a mis oídos que la joven :staba
diciendo que yo no amaba a ese pastor y quena g:1e
lo botaran de la iglesia en la que él tenía mernbres1a:
Ella sabía que lo que estaba divulgando era falso. Si
pu,bltcad,o
yo no hubiese amado a ese pastor habría
la información que ella me había dado y el había
confirmado. ¿Qué hacer? ¿Defenderme ahora de esa
manera? No. Esto no la habría desmentido, sino
habría confirmado lo que ella decía de mí: Que yo
no amaba a ese pastor. Si yo revelaba lo que !l había
hecho destruiría su imagen y sometería a su fam1lia_a
la vergüenza y dolor. Guardé silencio. Mi inocencia
había sido establecida en los dos tnbunales que
realmente son importantes, el de Dios, y el de mi
conciencia, en ese orden. El que sirve a Dios tiene
que aprender a vivir con su verdad aunque no -�ueda
demostrarla. Hav un elemento en la e¡ecucion de
Sócrates que ha sido de inspiración para mí. Su esposa
se lamentaba con él y le decía que lo que más le dolía
era que lo estaban matando injustamente. La serena
62
EL PURGATORIO PROTESTANTE
respuesta del filósofo fue: ¿ Te sentirías más consolada
si me estuvieran macando justamente?
Si quien está ayudando a alguien que ha pecado
no es pastor, la Biblia no lo manda a que lo diga a su
pastor, o al de la otra persona si son de difererne�
congregaciones. La iglesia, como .se presenta en el
Nuevo Testamento es un real sacerdocio. Cada
creyente está facultado por Dios, dueño del templo.
a funcionar como sacerdote. Los cristianos deben
asistirse los unos a los otros. La iglesia que Cristo
fundó, de la cual él sigue siendo cabeza, no tiene una
casta especial de individuos a la que haya que llevar
cada problema de pecado. Tú, solo, debes hacer el
primer intento de restaurar a tu hermano. Actúa
como miembro del real sacerdocio al que perteneces.
Tú tienes la autorización bíblica para hacerlo. Si tu
hermano reacciona positivamente, has ganado a tu
hermano. Allí, a los pies del Señor termina todo.
Sigue tratándolo como hermano. Que nadie sepa
jamás lo que él ha hecho. Si Dios tuviera un plan
especial para ese hermano, tú habrás tenido la
oportunidad de colaborar con la providencia para
que ese plan no se estropee. Desde luego, el plan de
63
 GERARDO DE ÁVíLA
Dios siempre se llevará a cabo, pero, en algunos casos,
la ignorancia de 13;, gente y el no obedecer el senetl�o
mandamiento del Señor, hace que el plan se cumpta
con mucho sufrimiento. Estás obligado a buscar la
honra de tu hermano, no su vergüenza. Recuerda,
ambos son miembros del mismo cuerpo. Y esto n�
es encubrir pecados. El pecado confesado no esta
encubierto. está perdonado El pecado perdon�do
deja de existir, y lo que no existe no puede en�ubnr,se.
El Salmo 103: 12 ilustra este punto a la perfecc1on.
«Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo al�ar
de nosotros nuestras rebeliones». Hace muchos anos
leí en un pequeño tratado una explicación de. ese
versículo. No recuerdo sus palabras, pero sí su idea
central. Se basaba en los cuatro puntos cardrnales de
la tierra. Si un avión vuela de sur a norte, al sobrevol�r
el punto magnético norte, la dirección. ;ambia
auto1náticamente en el sistema de navegaoon, Y el
av10n, 'habiendo
. r
llegado al norte empieza .a regresar
e
al sur sin haber virado. No ocurre lo mismo s� e
.
1
avión vuela de este a oeste. En esa dirección el avión
nunca llegará al oeste. La razón es que norte y sur
son puntos concretos, pero este y oeste so� puntos
relativos. Si Dios hubiera dicho: Cuanto esta lejos el
64
EL PL'RGAfORlO PROTESTANTE
sur del norte hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones. Nuestros pecados habrían sido retirados
a un punto al que puede irse y buscarlos. Pero Dios
dijo: Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo
alejar de nosotros nuestras rebeliones. Si se viaja de
este a oeste nunca se llega a un punto llamado oeste.
En ese punto que no existe puso Dios nuestras
rebeliones. La gran ironía es que algunos cristianos
quieren darle existencia a aquello a lo que Dios se b
ha quitado.
El arrepentimiento no implica confesión más all.i
que ante Dios, y ante las personas que hubiesen
estado involucradas en el incidente. Si la persona Lllre
ha pecado quisiera ampliar el círculo de su confesión
más allá de lo que está claramente señalado en el
mandamiento del Señor, ésa no es urgencia que viene
de aquel que nos redarguye de pecado, sino una
compulsión neurótica, o el resultado de una mala
formación religiosa y hay que ayudar a la persoru
para que no haga tal cosa. El sentimiento de culp.i
lleva a algunas personas a actuar irracionalmente. ,l
imaginar válvulas de escape a su estado de ánimo, , .,
imponerse actos de contrición que el Se11or 1,.�
6.5
 GERARDO DE ÁVILA
.
requiere. En este estado , el proceso intelectual del
. que se supone lo representan quieren gravamos con
individuo se distorsiona de tal modo que permite
. t do de resolver su
ciue la persona h aga cosas, tta an
problema, que luego pueden pesarle. Lo q,ue la
d l metod�
persona necesita es una sana presentación �
bíblico: «si confesamos nuestros pecados, el es fiel Y
justo para que nos perdone nuestros pecados, Y nos
limpie de toda maldad» I Juan 1:9
Lamentablemente pareceria que algunas iglesias se
han especializado en una labor diam�tralme�te
opuesta a la razón por la que Cristo muno. El Senor
dio su vida para resolver el problema de nuestra culpa,
de donde se derivan tantos males. El trabajo _de
algunos pastores y de sus respectivos rebaños, le¡os.
de ser terapéutico, es fuente de neurosis. Hay
congregaciones que podrían confundirse con
hospitales de pacientes que sufren de, l_o que los
siquiatras diagnostican como culpa neurótica, y otros
como culpa falsa, con el agravante de que en los
hospitales lo s, esfuerzos van orientados. a la
recuperación del paciente, Y en. estas congreg;:ioones,
a la perpetuación Y agravamiento de su dolencia.
Cristo vino para librarnos de la culpa real y algunos
66
EL PLRGATORLO PROTESTANTE
culpa falsa. Claro, no estamos diciendo que esto se
haga necesariamente consciente.
b) Buscar uno o dos testigos.
Si tu hermano reacciona negativamente,
endureciendo su corazón, entonces estás autorizado
por Cristo para ampliar el círculo. Debes contar el
problema a una o dos personas, no más, y pedirles
que te acompañen para hablar de nuevo con la
persona. La discreción implicada en el mandamiento
sugiere que deben ser personas maduras, de
incuestionable reserva y probada prudencia. Personas
a las que te atreverías a confiar algo que concerniera
a ti mismo. Van a tratar un asunto que, si logran
resolverlo, deberá quedar para siempre encerrado en
ese círculo. No es la mera imagen social de tu
hermano lo que van a atender, sino la misma esencia
de su vida, su alma. A tu hermano debes protegerlo
como te protegerías tú. Ese es el mandamiento del
Señor: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»
Marcos I 2:3 I; «Porque toda la ley en esta sola
palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo» Gal. 5: I 4; «Si en verdad cumplís la ley real.
67
 GERARDO DE Á VII./\
conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo corno
a ti mismo, bien hacéis» Santiago 2:8. Este trato no
es sólo con aquellos con los que tienes cierta afinidad
natural, tu obligación cristiana cubre aun a los. que
de una u otra manera han obrado como tus enemigos.
Si la providencia de Dios los pone en tus manos no
es para que los destruyas o te vengues de ellos, sino
para que los ayudes. Con este o estos hen�anos ve
al ofensor v háblenle. Por un lado le har.in ver la
/ ., ,
seriedad de su falta. en toda su cxtcnsrori y gra,·cda d ,
se lo dirán con firmeza sin atenuantes, Al pecado no
se le pasa la mano, ni se le modifica con términos
bonitos, los eufern.isrnos no se hicieron para el
pecado. Al mismo tiempo, le hablarán de la gracia Y
perdón con toda la intensidad de q�ie _sea capaz el
corazón. Preséntenle el balance bíblico: «el que
encubre sus pecados no prosperará; mas el que los
confiesa y se aparta alcanzará misericordia» Prov.
28:13. Si los oye, han ganado al hermano. Que el
asunto termine allí, y que jamás se comente fuera del
círculo que lo trató, y aun dentro de éste debe de
olvidarse.
c 1J Lleva el asunto a la iglesia.
68
EL PURGATORIO PROTESTANTE
. Si la segunda vez no te oyera tampoco, entonces
tienes el respaldo de la autoridad divina para que
hagas público, en la iglesia, su pecado. En esta acción
no sólo tienes el respaldo de Dios, él te ordena que
la lleves a cabo .. Las consecuencias que esto tenga
sobre su presng10, familia, o sobre la posición c1ue
ocupe en la 1gles1a será responsabilidad, no tuya, sino
de la dureza de su corazón impenitente. La izlesia
b '
no obstante, no descargará su anatema fulminante
sin intentar antes la restauración del ofensor. L�
iglesia no representa los intereses del infierno, sino
del cielo. Su jefe no es el diablo, sino Dios. El
esfuerzo de la iglesia tiene que estar orientado a salvar,
«El ladrón no viene sino para hurtar y matar v
destruir; yo he venido para que tengan vida y para
que la tengan en abundancia» Juan I O: I O. Si esta
ve7: la persona reacc�ona positivamente y se arrepiente
allí debe de cerrmnar el asunto, y su comunión
continuar como si no hubiera intervenido pecado
�lgu�o. �ero si e� s= ha pecado tampoco oyere a la
iglesia, esta ha sido instruida por Cristo para que
separe. de su comunión al que así se comporta; 110
por seis meses, o un año, sino mientras su actitud
impenitente sea mantenida. En este caso su disciplina
69
 GERARDO DE ÁVILA
será tan larga como el tiempo que él o ella tomen en
arrepentirse. Lo que resuelve d pecado ante Dios
no es el tiempo, sino el arrepentLm1ento: Separar a
una persona de la comunión de la 1gks1a f or
determinado período de tiempo, Y cumphdo. este
restaurarla a sus actividades regulares en la iglesia no
soluciona una situación de pecado. E:ta es
«disciplina» burocrática, Y Dios no es un burócrata.
El corazón no arrepentido mantiene a �a perso�a
separada de Dios. La disciplina de Dios es mas
estricta que la de los hombres.
70
6
LA ENSEÑANZA DE GÁLATAS 6: 1
«Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna
falca, vosotros que sois espirituales, restauradle con
el espíritu de mansedumbre, considerándote a ti
mismo, no sea que tú también seas tentado».
En este versículo el pecado no se presenta como
algo que se supone ocurra, sino como aquello que
podría ocurrir. La Biblia nunca habla del pecado en
la vida del cristiano en forma determinista, sino
contingente. Este versículo corre paralelo con I de
Juan 2: I,2 «Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él
es la propiciación por nuestros pecados; y no
sola.mente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo».
En Juan se nos dice la actitud que Dios asume
frente al pecado de sus hijos. En Gálatas lo que la
71
 GERARDO DE Á VILA
iglesia tiene que hacer en circunstancia sirnilaL Dios
110 aprueba el pecado, pero no rechaza al
pe111ten:e.
De igual manera la iglesia tiene que tener una pos1cton
vertical frente al pecado, pero no cerrar la puerta �l
que peca y se arrepiente. El q�1e dicta la pauta a seguir
es el Señor de la iglesia. Analicemos las instrucciones
de Dios a su iglesia en Gálatas 6:1:
a) «si alguno fuere sorprendido»
Entre los eruditos bíblicos no hay consenso con
relación al sentido en que Pablo usa la palabra
sorprendido. Unos opinan que la persona e_stá
sorprendida por el pecado y otros que ha sido
sorprendida en el pecado, y aun otros, que se refiere a
lo inesperado del pecado. La diversidad se debe a que
la palabra tiene varios significados. El au:or la
interpreta en el sentido de uno que es sorprendido en
el mismo hecho del pecado. Esto es más congruente
con el espíritu de las instrucciones del apóstol. Se trata
de un hecho concreto de pecado. El elemento de culpa
está claro. No está basado en apariencias o rumores y
no tiene los atenuantes que algunos intérpretes le
conceden. Pablo habla de la acción cristiana frente a
una situación categórica de pecado.
72
CL PURGATORIO PROTESTAJ\"TE
b) «alguna falta».
Algunos autores restan importancia a la palabra filc1
de este versículo. Para ellos se refiere a ;tlgo involuntari, '-
sin mayor gravedad, distinto a pecado, que lleva rn.is
fuerza. Pero la evidencia del Nuevo Testamento no
los respalda. La misma palabra está usada en Efesio�
I:7 «En quien tenernos redención por su sangre. el
perdón de PECADOS según las riquezas de su gracia.»
También se usa en 2:5 «Aun estando nosotros muerro-,
en PECADOS, nos dio vida juntamente con Cnsto
(por gr;:icia sois salvos).» Otros pasajes donde fa
palabra aparece son los siguientes: Colosenses 2: I:,
« Y a vosotros, estando muertos en PECADOS v e.:
la incircuncisión de vuestra carne, os dio ;,i,-L
juntamente con él, perdonándoos todos lo�
PECADOS», Romanos 4:25 «El cual fue entregado
por nuestras 1RANSGRESIONES, y resucitado par.;
nuestra justificación.», y en 5:16 « ... pero el don vino ,l
causa de muchas TRANSGRESIONES pau
justificación.» En todos estos pasajes la palabra tiene
el rigor de pecado, la razón por la que Cristo tuvo c1L:c
morir, aquello que separa de Dios y requiere :<:
perdón, Pablo habla de restaurar a uno que ha peca,�, .
73
 GERARDO DE Á VJLA
s c trata de una simple falta como reclaman
.. ,:;mos eruditos.
< «vosotros· que sois espirituales».
Espirituales aquí son los guiados por el Espíritu.
.-\quellos que tienen los frutos del Espíritu Santo.
Para la labor que se les va a encomendar es
fundamental que estén equipados con amor, gozo,
paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza. A los romanos Pablo
les dice que: « ... el amor de Diosestá derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos
es dado.» Y a renglón seguido agrega: «Porque
Cristo, cuando aun éramos flacos, a su tiempo
murió por los impíos.» Los que han experimentado
el amor de Dios como el resultado de la obra del
Espíritu en sus vidas pueden discernir el elemento
central de la obra de Cristo: la restauración de la
comunión con Dios que el pecado destruyó. Los
espirituales son los que tienen la capacidad de
ayudar al hermano que ha caído, y sobre ellos recae
esta responsabilidad. El individuo espiritual, lleno
de Dios y su Palabra, no justifica ni aprueba el
pecado, pero tiene la comprensión y tacto necesarios
74
EL PURGATORIO PROTESTA:'-ITE
para ayudar al que ha pecado. Comúnmente, los
carnales son los que, paradójicamente, más se
escandalizan del pecado de un miembro de la iglesia
y los que quieren que sumariamente se le corte de
la comunión de los «santos». ¿Será éste un medio
de esconder su pobreza espiritual y aparentar una
santidad que no tienen? ¿Qué nos dice esa actitud
de la salud sicológica de estas personas? Espiritual,
en términos de la Bibíia, no es tener aspecto
monástico o voz de claustro, sino la internalización
de los valores del Espíritu. La espiritualidad Bíblica
es sustancia, no apariencia. El reino de Dios no
consiste en palabras sino en virtud.
d) «restauradle».
La palabra usada por Pablo tiene, entre otros, un
significado de la medicina de su tiempo: volver a su
lugar un hueso dislocado. En nuestra opinión, el apóstol
tiene en mente al cuerpo de Cristo. Uno de sus
miembros, por el pecado, ha sufrido una dislocación.
Dios. dice: Restáuralo, vuélvelo a su lugar. Algunos
supersantos legalistas en lo primero que piensan es en
cortarlo para que no «contamine» el resto del cuerpo.
En eso es en lo último en que piensa un médico.
75
 GERARDO DE A VILA
El cuerpo de Cristo no es un organismo _con tan
�-aj;1s defensas que no sea capaz de neutralizar una
.nfccción en alguno de sus miembros, sin tener que
:ccurrir a la amputación del mismo. Un cuerpo
'nfcrmo o débil es el que tiene dificultades para luchar
,0
:,,ntr;i. la infección. Por eso el versículo alude a.Íos
espirituales, pues son los c1ue tienen la salud suficiente
r-ara hacer frente a las bacterias del pecado. Ningún
médico corta un miembro al cuerpo hasta que ha
:Cccho todos los esfuerzos por salvarlo.
Cuando no queda otra alternativa es que se toma
.iccisión tan radical. «Si no los oyere a ellos, dilo a la
:,:lcsia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y
:;ublicano» Mateo 18:l 7. Si algunos actuaran con
sus propios cuerpos como actúan con el de Cristo,
sólo les quedaría el tronco inválido en una cama, y
este, quizá no completo. ¿Quién nos ha autonzado
" convertirnos en descuartizadores del cuerpo del
Sc11.or? Cuando un miembro enferma es cuando más
necesita del resto del cuerpo. No hay ningún
tratamiento que consista en separarlo del cuerpo
hasta que recupere. Es la parte sana del cuerpo la
que se encarga de sostenerlo y luchar por él. Cuando
76
EL PURGATORIO PROTESTANTE
uno de mis hijos sufrió la fractura de una pierna, la
primera preocupación del médico, en la visita que
siguió al día en que le enyesó la pierna, fue examinar
los dedos del pie, que sobresalían del yeso. El doctor
me explicó que era para determinar si había
circulación. Si el yeso, por estar muy apretado,
hubiese impedido la circulación, produciría gangrena
y la pierna se perdería. La función del yeso era salvar
la pierna, no perderla. Era fundamental que se
mantuviera la circulación. Si queremos salvar al caído
no podemos separarlo de los medios de gracia que
conducirán a su recuperación.
La circulación entre el miembro afectado v el resto
j
sano .del cuerpo no puede impedirse. Sin embargo,
esto e_s lo que algunos, contrario-a lo ordenado por
Dios, hacen. Quizá por eso el índice de defunciones
es tan alto en algunas congregaciones.
e) «con el espíritu de mansedumbre».
La actitud con que debes tratar de restaurar a tu
hermano tiene que ser mansa, sin jactancia de
perfección. No le des la impresión de que te siences
superior porque no estás en su condición. Recuerda
77
 GERARDO DE Á VILA
que tú también fuiste perdonado. No tienes razones
para jactarte. No lo hagas sentirse un monstruo o ser
desnaturalizado. Usa lenguaje firme, pero no
humillante. Si el hombre está arrepentido, el dolor
que ello implica es suficiente. No hay nada que haga
sufrir tanto, en sentido moral y espiritual, como el
verdadero arrepentimiento. Es el dolor no sólo de
haber fallado, sino también de haber ofendido a Dios.
f) «considerándote a ti mismo, no sea que tú
también seas tentado».
El espiritual reconoce que, aunque no está forzado
a pecar, sí está expuesto a la tentación y por ende al
pecado. Al ver que su hermano sucumbe a la tentación
y peca, se ve a sí mismo en esa situación y trata al
caído como quisiera que lo trataran a él si estuviera
en esa condición, normando su comportamiento con
la regla de oro: «Así que, todas las cosas que queráis
que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los
profetas» Mateo 7:12
78
7
REQUISITOS DE
MATEO 18: 15-17 Y GÁLATAS 6: 1
Para la aplicación de la enseñanza de estos dos
pasajes la persona necesita por lo menos tener dos
características, que están implícitas en la
espiritualidad del pasaje de Gálata�.
a) Fe en la Palabra de Dios.
El individuo tiene que confiar implícitamente en
la sabiduría del Señor. La obediencia tiene que ser
completa. No puede importarle lo que la gente diga
o espere. El hombre de Dios deberá aplicar la Palabra
de Dios, no su sentido común. Cuando creemos en
su Palabra la aplicamos, en la certidumbre de que
Dios sabe lo que hace; aunque parezca que el método
de Dios es muy simple y que la gente podría valerse
de él para vivir pecando y arrepintiéndose. Para el
que cree, esto no admite discusión. Después de todo,
79
 GERARDO DE ÁVlLA
la obra es de Dios y por lo tanto suyo es el derecho
de decidir cómo se harán las cosas. Además, es una
vana pretensión pensar gue la rnfalible e inrmita
sabiduría de Dios necesite el limitado sentido común
humano como complemento. Los que hacen esto no
han leído Romanos I 1:33,34 «¡Oh profundidad de
las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!
¡Cu/m incomprensibles son sus juicios e inescrutables
sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del
Señor? ¿o quién fae su consejero?»
Es irónico que personas que se jactan de tener la
Biblia como regla infalible de fe y conducta, cuando
llega el momento de aplicar esa regla se olvidan de ella
y aplican sus propias tradiciones. Pero el caso es más
grave que simple olvido. Claramente estas personas
establecen que la palabra de Dios no es suficiente, lo
cual además de contradictorio es pecaminoso.
Contradictorio porque la regla es infalible o no es
infalible. Pecaminoso porque es una negación de la
omnisciencia, sabiduría y soberanía del Altísimo.
b) Humildad.
El que en conformidad a la enseñanza de estos
pasajes asiste a su hermano que ha pecado, siempre
80
EL PURGATORIO PROTESTA'-iTE
correrá el riesgo de encontrar a aquellos que fingen
su arrepentimiento, y aquellos a quienes lo único
que les preocupa es escapar de la vergüenza social
frente a la congregación; a quienes sólo interesa
mantener su imagen frente al mundo. El qué dirá la
gente, los aterra. Estas personas, para evitar que su
pecado se publique. dirán que están arrepentidas y
hasta llorarán haciendo derroche de verdadero arte
dramático; lo que en mi pueblo llamaban «lágrimas
de cocodrilo».
El pastor o quien esté ventilando el asunto es
probable que se dé cuenta de la falta de sinceridad
de estas personas. En algunos casos esto no es muy
difícil para quienes, como el pastor, se ocupan en
relaciones humanas. Con facilidad pueden discernir
si la persona está fingiendo el arrepentimiento, por
el conocimiento que han desarrollado del ser humano
a través de la educación formal y la experiencia. En
esta circunstancia el siervo del Señor tiene que estar
revestido de humildad. ¿Qué hacer? ¿Seguir su
intuición, rechazar a la persona y ponerla en
«disciplina», o aceptar su arrepentimiento, a pesar
de tener la corazonada de que es fingido? Si acepta
81
 GERARDO DE ÁVJLA

el arrepentimiento de la persona y éste es fmgido, cuando

su hipocresía se haga manifiesta, el ministro quedará
ante la gente como un tomo al que se puede engañar
fácilmente. El amor propio y la vanidad de algunos no
les permiten correr este riesgo y prefieren salvar su
prestigio antes que obedecer la Palabra de Dios.
Aparentemente para ellos tiene más importancia quedar
como personas sagaces a quienes no es fácil cnga.i'iar
que como siervos de Dios. Se olvidan de que el que
llama a Jesucristo Señor se constituye en su siervo, y los
siervos, en términos del Nuevo Testamento son esclavos,
no tienen prestigio. El cristiano está obligado a
sacrificarlo todo por la obediencia a Dios: «Aunque yo
tengo también de qué confiar en la carne ... Pero las cosas
que para mí eran· ganancias, helas reputado pérdidas
por amor de Cristo. Y ciertamente, aún reputo todas
las cosas pérdida por el eminente conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y
téngalo por estiércol, para ganar a Cristo». (Filipenses
3:4 10). Aquí es apropiado recordar la respuesta de los
apóstoles a las autoridades judías: « ... Pedro y los
apóstoles dijeron: Es menester obedecer a Dios antes
que a los hombres» Hechos 5:29
82
8
IMPORTANCIA DEL
CONTEXTO DE GÁLATAS 6: 1
Las instrucciones bíblicas son instrucciones de
Dios, y cuando Dios las da no deja ningún hilo suelto.
El versículo uno de Gálatas seis tiene que ser aplicado
en la certidumbre del versículo 7 «No os engafiéis,
Dios no puede ser burlado, que todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará». Un hombre podrá
engañar a otro hombre, o creer que lo consigue, pero
no a Dios. Un arrepentimiento fingido nunca podrá
salir triunfante: «El que encubre sus pecados ne,
prosperará ... » Proverbios 28: I 3
Gálatas 6:7 explica por qué sobre algunos, que'
aparentemente están «llenos de fuego», espirituales
y ejemplos de piedad, cae el juicio de Dio,
inesperadamente, produciendo su ruina. Es que D10,
no puede ser burlado. Podemos engañar al hombre
podemos engañar a la iglesia, podemos enga11arn,',
83
 GERARDO DE ÁVILA
a nosotros mismos, pero no a Dios: Dios no puede
ser burlado.
A veces Dios actúa en forma inmediata v tulminante.
)
como en el caso de Ananias v Safira. «Y dijo Pedro:
Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón a
que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del
precio de la heredad? ... No has mentido a los hombres.
sino a Dios. Entonces Ananías, oyendo estas palabras,
cayó y expiró ... Y pasado espacio como de tres horas,
sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había
acontecido ... Y Pedro le dijo: ¿Por qué os concertásteis
para tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta
los pies de los que han sepultado a tu marido, y te
sacarán. Y luego cayó a los pies de él, y expiró ... »
Hechos 5:3-10
Al no obrar Dios siempre de esta manera, algunos
podrían pensar que hay cosas que se escapan al ojo
divino. No es así, Dios tiene su tiempo y forma de
arreglar cuentas· con los hombres. No siempre lo
hará como el hombre lo espera, o como quisiera el
hombre, pero Dios actuará, a su modo, a su tiempo,
y usando sus medios. Necesariamente no será
siempre en forma visible o inmediatamente. Pero
84
EL PLRGATORIO PROTESTAI\TE
cuando Dios descarga su juicio, la persona juzgada
sabe que ha sido alcanzada, aunque otros no se
enteren. Dios no está obligado a dar satisfacción a
nadie. A veces podrá parecer que algunos pecan
unpunemente, que nada les pas� pero es que «Los
pecados de algunos hombres son ya manifiestos,
yéndoles delante a juicio; mas a algunos les viene
detrás». I Timoteo 5:24
El juicio sobre Amalee es alertador en este respecto.
En Exodo 17:14 encontramos las siguientes
instrucciones de Dios: «Y Jehová dijo a Moisés:
Escribe esto para·memoria en un libro, y di a Josué
que del todo tengo de raer la memoria de Amalee de
debajo del cielo.» Cuatro siglos después Dios ordenó
a Saúl: «Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Acuérdame de lo que hizo Amalee a Israel; que se le
opuso en el camino, cuando subía de Egipto. Ve pues,
y hiere a Amalee. .. » I Samuel I 5:2,3
Casi con absoluta seguridad nadie en el tiempo de
Saúl recordaba las palabras de Dios a Moisés con
relación a Amalee. Habían pasado alrededor de 400
años. Cuando quizá nadie lo esperaba, Dios dijo:
Acuérdome. Dios sólo olvida cuando el hombre pide
85
 GERJ\RDO DE ÁVIIJ

perdón. Y Dios sí sabe si el arrepentimiento es sincero.

«Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre 9
sembrare, eso también segará». Gálatas 6:7

INTERPRETACIÓN EQUIVOCADA
DEI TIMOTEO 5:20
En este pasaje San Pablo dice lo siguiente: «A los
que han pecado, repréndclos en presencia de todos,
para que los demás también tengan temor».
Basándose en este versículo algunos se creen
autorizados para avergonzar a cualquiera que ha
pecado. Delante de todos humillan a la persona y
dicen a la congregación que dicha persona queda
privada de participar en el culeo ·a Dios, y que no
debe ser invitada a tornar parte en actividad alguna
en la vida de la iglesia. Para usar el lenguaje
acostumbrado en algunos lugares en estos casos, dirán
que «se les quita el testimonio». Esto, se
sobreentiende, excluye diezmos y ofrendas, que
pueden seguir siendo recibidos de la persona. Los
diezmos y las ofrendas nunca se ponen en
«disciplina».

86
87
 GER.ARDO DE Á VILA
Romanos 8: I 6 dice: «Porque el mismo Espíritu
da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de
Dios.>> Cuando alguien dice al cristiano que le «quita
el testimonio», cs�á diciendo c1ue le quita lo que el
Espiritu Santo ha dado a ese cristiano. .Hasta qué
punto de jactancia puede llegar el hombre!
0
Las indicaciones de Pablo a Timoteo no son para
ser aplicadas como primera medida al que ha pecado.
Ello sería una contradicción a lo que él escribe en
Gálatas 6:1, e invalidaría lo ordenado por Jesucrtsto
en Mateo 18:15 17.
I Timoteo 5:20 tiene que entenderse como la
aplicación del último recurso en las instrucciones
dadas por el Señor en los versículos de Mateo ya
citados.
San Pablo se refiere a individuos que han pecado,
y a quienes se ha llamado la atención, pero no han
hecho caso. Sólo cuando se han agotado los recursos
provistos en la Biblia, es que la iglesia tiene autoridad
para declarar a alguien «gentil y publicano», ó sea,
separarlo de la comunión. Esta persona no quiere
vivir a la altura del ideal cristiano, por lo tanto, la
88
EL PüRGATORIO PRüTEST.\\TE
iglesia no tiene otra alternativa que separarlo de su
comunión. Por sus frutos los conoceréis, dijo Cristo.
Al no existir estos frutos en una persona, la iglesia
puede, no sólo decir que dicha persona está separada
en la tierra de la comunidad cristiana, sino que
también lo está en el cielo. Cuando la iglesia ata en
la tierra, siguiendo las instrucciones de Dios, él
también ata en el cielo.
Desgraciadamente algunos, ignorando los más
elementales principios hermenéuticos, han usado la
indicación Paulina para descargar su inmisericorde
anatema sobre personas que, a pesar de haber pecado,
no son individuos que practican el pecado.
Sencillamente, como podría pasarle a cualquier otra
persona, han caído, pero quieren recuperarse. Sufren
el dolor de haber ofendido a Dios, y aceptarían el
socorro de los que se suponen son sus hermanos en
Cristo. Pero, en lugar de extendérseles la mano amiga,
son fulminados en público, avergonzados y puestos
en ridículo.
Lo que podría haberse resuelto con un perdón
discreto se convierte en arma de Satanás. La
condición de arrepentimiento se convierte en actitud
89
 GERARDO DE Ávn.x
herida y rebelde. Primero, rebelión contra los que
así los trataron, y luego, en algunos casos, contra la
iglesia de Cristo, y todo aquello que tenga que ver
con Dios. A veces es muy difícil que personas que
han sido tratadas así vuelvan a ser miembros de la
iglesia organizada. Vidas que pudieron ser útiles
quedan estériles.
Es cierto que no hay justificación para rebelarse
contra Dios o contra la iglesia como cuerpo de Cristo.
Sabemos que no ha sido Dios el culpable de tal trato,
sino el hombre que no actúa según los mandamientos
del Señor pero, lamentablemente no todos pueden
hacer esta distinción, v el diablo se aprovecha de ello
para destruirlos. E; posible luego oír a los que
provocaron su fracaso decir lo siguiente: Nosotros
sabíamos que no estaban arrepentidos, sr hubiese
habido arrepentimiento, habrían soportado la
«disciplina».
90
10
ÜRAVEDAD DE LA IMPENITENCIA
La gravedad del pecado no está realmente tanto en
el hecho en sí, como en la actitud que siga a éste. No
arrepentirse es más grave que pecar. La Biblia es
abundante en declarar el interés tierno de Dios por el
que peca. Dios siempre está a favor del pecador. Su
deseo es salvarlo, no destruirlo. Una de las verdades
de la cual la Biblia habla con más claridad e insistencia
es que Dios no quiere la muerte del pecador, sino que
éste se arrepienta y sea salvado: «el que a mí viene yo
no lo echo fuera», «al corazón contrito y humillado
no despreciarás tú, oh Dios», «el que confiesa sus
pecados alcanzará misericordia», «si alguno hubiera
pecado, abogado tenemos para con el padre, a
Jesucristo el justo», «Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para que condene al mundo mas, para que
el mundo sea salvo por él», «el que en él cree no es
condenado». Estos son sólo una muestra de los pasajes
que hablan del interés de Dios en la restauración del
ser humano. La lista es mucho más larga.
9[
 GERARDO DE Á V!LA
Lo único gue puede hacer inoperante esta actitud
divina es la ausencia de arrepentimiento en una
persona, pues Dios no salva a la fuerza. Con su
impenitencia el hombre le dice a Dios: No quiero
gue me sal ves.
No importa la variedad de pecado del que sea
culpable una persona, si se arrepiente Dios la perdona
y ahí, en lo que a Dios se refiere, termina el problema:
«La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado» l Juan l: 7
A quien trata Dios con rigor es al corazón
impenitente. Con el mismo vigor que Dios se pone
al lado del arrepentido se enfrenta al impenitente.
Este lado también es claro en las Sagradas Escrituras.
«El hombre qu.e reprendido, endurece su cerviz, de
repente será quebrantado y no habrá ni medicina para
él», «el que encubre sus pecados no prosperará», «mas
por tu dureza y por tu corazón no arrepentido,
atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la
manifestación del justo juicio de Dios», «y de Dios
descendió fuego del cielo, y los devoró».
La preocupación de Pablo con relación a la
conducta de miembros de la iglesia de Corinto no
92
EL PCRGATORIO PROTESTANTE
era que hubiesen pecado, sino que continuasen en
una condición de pecado. Que habiendo pecado no
le hubiesen dado importancia al asunto }'
permanecieran impenitentes: «Que cuando volviere,
me humille Dios entre vosotros, v hava de llorar por
j ,
muchos de los que antes habrán pecado, y no se han
arrepentido de la inmundicia y fornicación r
deshonestidad que han comet.ido». II Corintios
12:21.El énfasis de los capítulos 9 y I 6 de
Apocalipsis está en los versículos 20,21 y 9 I I
respectivamente, en la frase «y no se arrepintieron».
Lo gue hace al pecado una situación de
condenación es no arrepentirse cuando se es
redargüido por el Espíritu de Dios. Pero cuando ha;
arrepentimiento; Dios perdona y permite el disfrute
de todos los recursos de su gracia sin limitación
alguna. Al perdón, en términos bíblicos, nunca sigue
un período de separación. Todo lo contrario, la
función del perdón es terminar la separación que
había establecido el pecado. Judas no fue condenado
por vender a Cristo, sino por no arrepentirse des pues
de haberlo hecho. Si en lugar de .ahorcarse hubiese
llorado amargamente, como hizo Pedro después ée
93
 GERARDO DE ÁVILA

la negación, habría alcanzado misericordia. No fue

su traición sino su impenitencia la que lo condenó. 11

EL PECADO COMO
ACCIDENTE Y COMO CONDICIÓl\
Un estudio del concepto de pecado en la Bibl1i.
permite categorizar al pecado como accidente y corno
condición. Accidente está usado aquí en el sentido
de aquello que altera el orden regular, lo que es casual.
posible, no en el sentido de lo involuntario o aquello
que sucede fuera del control del sujeto.
La Biblia establece una clara diferencia entre d
pecado corno un hecho aislado y el pecado cornu
comportamiento. Existe el individuo endurecido cu:
c1

vida está norrnada por el pecado, controlada por el

mal. Este vive en desacato permanente a la autoridad
divina, sin la menor intención de vivir para Dios \
sin importarle lo que el Altísimo piense de él. Por
otro lado está el cristiano, deseoso de agradar a su
Salvador, preocupado por aquello que coincide con
la voluntad del Señor, pero que en determinado

-
94
95
 GER.ARDO DE Á VIL".
momento es tentado y peca. La reprensión del
Espíritu Santo no se hace esperar y el hombre,
quebrantado, suplica perdón. En el primero, elpecado
es condición, en el segundo el pecado es accidente.
Las Sagradas Escrituras aseguran gue los
cristianos no tienen que pecar. Dios desea que sus
hijos vivan victoriosos sobre el pecado. A ese fin ha
puesto a disposición de ellos los recursos de su gracia.
Se puede decir, con buen fundamento bíblico, que
se puede vivir sin pecar. La Biblia enseña gue hemos
sido libertados del pecado y que no estamos
obligados a pecar. Dios ha hecho todos los arreglos
para que así sea.
El capítulo seis de la epístola a los Romanos es
uno de los pasajes de la Biblia que garantiza que el
cristiano no tiene que pecar: «No reine, pues, el
pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le
obedezcáis en sus concupiscencias porque el pecado
no se enseñoreará de vosotros fuisteis (pasado)
siervos del pecado ... y libertados del pecado ... mas
ahora librados del pecado ... ». El apóstol Juan, en el
capítulo dos de su primera epístola, nos dice: «Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis».
96
EL PLRCi ..>.TOR.10 PROTESTANTE
La Biblia enseña que el que ha nacido de Dios no
tiene que pecar, pero no niega la posibilidad de que el
cristiano peque. Dios no ignora la debilidad de sus
hijos. El sabe que a pesar de todo lo que él ha hecho,
algunos de ellos cederán a la tentación y pecarán. La
contingencia del pecado en la vida de la persona
redimida está categóricamente enseñada en I de Juan
2:1 2; 3:6; 5:18 e implicada en diferentes pasajes tanto
del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Veamos cómo presenta el apóstol Juan el asunto
en su primera epístola, capítulo dos versículos uno y
dos: «Hijicos míos, estas cosas os escribo para que
no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado
cenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él
es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo.»
Estos dos versículos pueden ser bosquejados de L
manera stgl!lente:
a) El ideal de Dios: No pequéis.
Dios ha provisto en Jesucristo gracia abundar.r ,
para que este ideal no sea mera utopía. El Señor r:,_·,
97
 Gen.ARDO Dr: AvtLA
EL. Prnc,ATORIO PRon:s-11\Nn:

ha libertado del poder del pecado y del diablo. El

hombre oucde ser vencedor sobre las fuerzas de la
carne v let mundo. Juan escribe para que ese ideal se
concrete en la experiencia de sus lectores. El quiere
que ellos sepan que todo lo necesario para c¡ue vivan
victoriosamente se consiguió en la cruz
b) La contingencia del pecado: Si alg�mo hubiere
pecado. Dios sabe que a pesar de los medios de graeta
que él ha provisto, puede haber ocasiones en gt'.e sus
hijos no se porten corno tales y se sometan a la ley
del pecado. Es realmente vergonzoso que el cristiano,
con todos los recursos a su alcance, se compone
corno un mendigo espiritual, pero ocurre.
c) La solución del pecado: Abogado tenemos para
con el Padre.
¿Qué hace Dios en los casos en que sus hijos pecan?
:Contentarse con decir que no es culpa suya, que él
los equipó adecuadamente para que no pecaran? Dios
no abandona a quienes ha salvado. El está preparado
para responder al pecado de sus hijos. Dios no sólo
ha suplido la graba para que no pequernosi sino
también para el caso en que pequemos. Dios no
98
abandona a sus hijos que luchan por agradarle. El
pecado en este versículo es considerado corno un
hecho no común en la vida del cristiano. Algo fuera
de lo normal, que no es la regla. Dios les dice: Hijitos
míos no quiero que pequéis, pero si habéis pecado,
acudid a vuestro justo abogado, Jesucristo. El es la
propiciación por vuestros pecados. Parece que
algunos leen, acusador en lugar de abogado.
En los versículos del seis al nueve del capítulo tres,
y el versículo dieciocho del capítulo cinco parecería
que Juan se contradijera, con lo que escribe en el
capítulo dos versículo uno. La contradicción se
resuelve cuando entendemos que en los dos primeros
pasajes Juan se refiere al pecado como norma y en el
último al pecado como accidente. La negación
categórica de la posibilidad del pecado en la vida
del cristiano en los versículos bajo consideración se
traduce en la revisión del 60 con la palabra practica:
«Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado ... » La negación, por lo tanto se refiere, no a
la posibilidad de pecar, sino al pecado como patrón
de conducta. Es posible ser cristiano y pecar, lo quL'
es imposible es ser cristiano y vivir en pecado.
99
 12

EJEMPLOS BÍBLICOS
DEL PECADO COMO ACCIDENTE
l. La Mentira de Abraham Génesis 20: I 18
La promesa hecha por Dios a Abraham de que
tendría un hijo no podía permitir que éste muriera
antes de ser padre. Pero, a pesar-de todo Abraham.
tuvo miedo y mintió para salvar la vida. «Y dijo
Abraham de Sara su mujer: Mi hermana es ... Y
Abraham respondió: Porque dije para mí: Cierto no
hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por
causa de mi mujer. Y a la verdad también es mi
hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre,
y toméla por mujer».
Abraham mintió, porque a pesar de que Sara era
media hermana, la intención era negar que fuera su
esposa. Pero aunque no justificamos su mentira no
podemos decir que fuera un mentiroso, la mentira

101
 GERARDO DE ÁVILA
no era la norma de Abraham para resolver sus
problemas. Esta era un hecho aislado en su vida de
piedad. Así lo considera Dios porque al revelarse a
Abimelec se refiere a Abraham no como a un
mentiroso sino como a uno que «es profeta» ( v. 7)
¿Estamos justificando la mentira? No. Estamos
indicando la diferencia que existe entre mentir y ser
mentiroso. Mentir puede ser accidente. Mentiroso
es conducta. En el caso de Abraharn la mentira no
es un patrón de conducta, sino la excepción de la
regla, y el trato de Dios en la Biblia siempre toma
esto en consideración.
2. La Negación de Pedro Maceo 26:69 75
«Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se
llegó a él una criada, diciendo: Y tú con Jesús el
Galileo estabas. Mas él negó delante de todos,
diciendo: No sé lo que dices. Y saliendo él a la puerta,
le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste
estaba con Jesús Nazareno. Y negó otra vez con
juramento: No conozco al hombre. Y un poco
después llegaron los que estaban por allí, y dijeron a
Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos,
porque aun tu habla te hace manifiesto. Entonces
102
EL PURGATORIO PROTESTANTE
comenzó a hacer imprecaciones, y a jurar, diciendo:
No conozco al hombre. Y el gallo cantó luego» Y se
acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo:
Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y
saliéndose fuera, lloró amargamente».
Al negar al Señor Jesucristo, Pedro, hizo tres cosas
graves: a) mintió, v.70; b) juró en falso, v.72; c)
maldijo, v.74.
No obstante la triple maldad de su negación, Pedro
no fue puesto en disciplina, porque se arrepintió.
Pedro fue sorprendido por el pánico. Cristo siempre
había resuelto sus problemas. Ahora su Señor está
siendo abofeteado y burlado. El apóstol se encuentra
solo e indefenso y niega, jura y maldice.
Momentáneamente ha perdido el aplomo, pero el
gallo canta y es como un llamado a la realidad. Pedro
sale del lugar y llora amargamente, y con la
amargura de ese llanto su negación era perdonada
la misma noche en que se había producido. Pedro
no perdió su apostolado ni fue excluido por tiempo
alguno del servicio activo al Señor. Por supuesto,
su negación pudo haber sido evitada, pero la
realidad es que se produjo.
103
 GF.RARDO DE Á VILA EL PURGATORIO PROTESTANTE

Cuando Cristo resucitó, tres mujeres fueron al recuerda lo que hicieron. Quedan estigmatizados en
sepulcro bien temprano, y se encontraron con un forma permanente. Pedro fue hombre dichoso al no
ángel que les dio este mensaje de parte del Sefior: vivir en nuestra época. Su «disciplina» habría sido
« ... id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va una bien larga. y sus amargas lágrimas no habrían
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis como os conmovido en lo más mínimo a los jueces, a menos
dijo» Marcos 16:7. La especificación, «y a Pedro», que hubiese tenido un padrino en el tribunal, en cuyo
tiene el propósito de evitar gue se piense gue después caso ni las lágrimas habrían sido necesarias.
de la negación, cuando se hable de los discípulos
Pedro está excluido. Cristo guiere hacer claro que
El no lo entiende así. El Señor quiere también
confirmar a Pedro, quien puede haberse separado a
sí mismo. Lo de Pedro no era una condición de
pecado. Había pecado, no cabe duda, pero sólo como
un accidente en su vida. Se recuperó y fue fiel hasta
la muerte. Una tradición nos dice que murió
crucificado con la cabeza hacia abajo, porque no se
consideraba digno de morir en la posición que murió
su maestro.

Hoy hay ministros que por faltas menores que las

del apóstol son separados por períodos de uno o
más años del servicio activo en la iglesia organizada.
En algunos casos aún después de cumplida la
«disciplina» siempre, de una u otra manera se les

104 105
 13

EJEMPLOS BÍBLICOS
DEL PECADO COMO CONDICIÓN
l. Los Hijos del sacerdote Elí. l Samuel 2: L2
17,22-25
«Mas los hijos de Elí eran hombres impíos, y no
tenían conocimiento de Jehová. Y la costumbre dl"
los sacerdotes con el pueblo era que, cuando algun,,.
ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote
mientras la carne estaba a cocer, trayendo en su mano
un garfio de tres ganchos; y hería con él en la caldera.
o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo
(_1ue sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para s L
De esta manera hacían a todo israelita c1ue venía ,1
Silo. Asimismo, antes de quemar el cebo, venía ,<
criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: D,1
carne que ase para el sacerdote; porque no tornar.t
de ti carne cocida, sino cruda. Y si le respondía ,,¡
varón, quemen luego el cebo, y después toma tanr:

107

L��------------........-
 GERARDO OF ÁVILA
como quisieres; él respondía: No, sino ahora la has
de dar: de otra manera yo la tomaré por la fuerza.
Era pues el pecado de los mozos muy grande delante
de Jehová; porque los hombres menospreciaban los
sacrificios de Jehová ... Elí empero era muy viejo, y
oyó todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y
como dormían con las mujeres que velaban a la puerta
del tabernáculo del testimonio. Y díjoles: ¿Por qué
hacéis cosas semejantes? Porque ro oigo de este
pueblo todos vuestros malos procederes. No, hijos
míos; porque no es buena fama la que yo oigo: que
hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si pecare el hombre
contra el hombre, los jueces lo juzgarán; mas si alguno
pecare contra Jehová ¿quién rogará por él? Mas ellos
no oyeron la voz de su padre, porque Jehová los quería
matar.»
Los hijos de este anciano sacerdote son un trágico
ejemplo de una condición de pecado. En forma
repetida y calculada cometían los mismos pecados:
El pecado era la norma en sus vidas. Habían llegado
a un extremo tal que ya las reprensiones no valían de
nada. Eso es lo que significa la expresión del versículo
25, « ... porgue Jehová había resuelto hacerlos morir».
108
EL PURGATORIO PROTESTANTE
No que Dios quería matarlos caprichosamente, sino
que el pecado se había adueñado de sus corazones
de tal manera que no satisfarían la condición de Dios
a todo pecador para perdonarlo: arrepentimiento.
Estos hombres no sólo habían pecado, vivían en
pecado. Sus conciencias estaban cauterizadas por el
pecado. El caso de ellos era una repetición de los
contemporáneos de Noé, con relación a los cuales
Dios había dicho que su Espíritu no contendería para
siempre, es decir no insistiría más, pues eran sólo
carne, habían perdido toda sensibilidad espiritual.
Dios deja de insistir cuando el hombre pierde la
capacidad de responder.
2. Los Fariseos
Los fariseos son otro triste ejemplo de una
condición de pecado: conocían la ley, sabían cómo
agradar a Dios, pero la soberbia y los intereses
temporales tenían más valor para ellos. Con esta gente
Cristo fue implacable.
Vale aclarar que aun un individuo en una condición
de pecado, si se torna a Dios alcanza perdón, y el
individuo que peca, aun cuando no viva en condición
de pecado, si no se arrepiente es condenado. El
!09
 Grn1,1rno nE Á VIL\
pecado no confesado condena, en cualquiera de sus
formas. El arrepentimiento consigue el perdón de
cualquier pecado.
3. El Caso del Incestuoso de Corinto.
«Por todas partes se dice que hay fornicación entre
vosotros y tal fornicación como ni aun entre los
gentiles se halla; a saber, el que tenga uno la mujer de
su padre. Y vosotros estáis engreídos, y no os habéis
más bien entristecido, para que fuese quitado de en
medio de vosotros el que ha hecho esta mala obra.
Porque yo en verdad, estando ausente en cuerpo, mas
presente en espíritu, ya he juzgado, como si estuviera
presente, aquel que ha ejecutado así esta acción; y he
determinado, que en el nombre de nuestro Señor
Jesús, estando reunidos en uno, vosotros y mi espíritu,
con el poder de nuestro Seí'íor Jesús, que el tal sea
entregado a Satanás, para destrucción de la carne,
para que el espíritu sea salvado en el día del Señor
Jesús» I Corintios 5:I S.
No se trata aquí de un caso aislado de relaciones
sexuales ilegítimas, sino del individuo que ha
establecido, en forma pública y con carácter de
110
EL PcRGATORIO PROTESTA>: rs
permanencia una relación inmoral, no sólo desde el
punto de vista cristiano sino aun visto con OJOS del
paganismo de su tiempo. Pablo dice que tal situación
«ni aun se nombra entre los gentiles». Este pecado
era sumamente grosero y llevado a cabo en una forma
cínica y descarada. La congregación, en lugar de
tener luto por el hecho, estaba envanecida. No le
había dado importancia a tal situación. Se ha
pensado que quien tal cosa hacía era un miembro
importante y por ello no se atrevían a censurarlo.
En este contexto se tiene que interpretar la fuhninante
actitud del apóstol. Este hombre no sólo había
cometido adulterio, vivía en adulterio.
Existe una diferencia fundamental entre el
adulterio como hecho aislado, v el adulterio como
j
condición. El que adultera y se arrepiente alcanza
misericordia. El que vive en adulterio está en
condenación.
Algunos, al no hacer esta diferencia, consideran
que el que adulteró una vez es adúltero para siempre,
y ponen en duda la salvación eterna de la persona
que fue infiel a su cónyuge una vez, basándose en I
Corintios seis nueve, que dice que los adúlteros no
111
 GERARDO DE Á VILA

heredarán el reino de Dios.

Desde luego, el establecer esta diferencia no mitiga
en lo más mínimo la gravedad del adulterio. ni aun
como caso aislado.
CONCLUSIÓN
Lo que hemos propuesto no es una iglesia su:
disciplina, sino el regreso a la disciplina bíblica.
Confesar a Cristo como Salvador y Señor lleva
implícita la aceptación de determinados artículos de
fe, de donde se deriva un estilo de vida definido. En
la Biblia la fe y la conducta son inseparables. Según
la carta de Santiago lo segundo valida lo primero.
Jesucristo establece ese criterio cuando dice: «Por sus
frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos,
o higos de los abrojos? Así todo buen árbol lleva
buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos
frutos.»
La Biblia es categórica al deslindar la piedad de la
impiedad. La exhortación del apóstol Juan es: «No
améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est.i
en él.» San Pablo pregunta «¿qué compañía tiene la
112
I I3
 GERARDO DE AVILA
justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz
con las tinieblas? ¿y qué concordia Cristo con Belial?
¿o qué parte el fiel con el infiel? Los que hablan de
Li iglesia como un sistema sin normas no han leído
la Biblia. En su rechazamiento del legalismo caen
en la licencia. La iglesia sí tiene normas, pero éstas
son bíblicas.
Hablar de una gracia que no tiene condiciones es
desconocer que la fe sin obras está muerta. Dios da
mandamientos a los que ha salvado por gracia. y
espera que los salvados los obedezcan.
No tiene sentido que Dios dé mandamientos y
no tome medidas cuando éstos son desafiados. Todo
sistema normativo tiene que proveer los mecanismos
para tratar con los que burlan sus normas. La iglesia
no es la excepción. La comunidad de fe no puede
concebirse como una sociedad anárquica en la que
sus miembros pueden comportarse cada uno como
bien le parece. San Pablo define al Altísimo como
Dios de orden y no de confusión.
Los que están comprometidos con la fe cristiana
reconocen el orden de Dios, orden c1ue está
114
EL PURGAíORIO PROTESTAJ\:TE
equidistante de la licencia y del legalismo. Es la
aceptación de ese orden, de la norma de Dios, lo que
el autor propone. Finalmente:
I. La iglesia sí tiene disciplina, pero ésta ha sido
articulada por Dios en la Biblia. El argumento de
este libro es una afirmación de esa disciplina de Dios,
y una refutación de la «disciplina» basada en códigos
promulgados caprichosamente por el hombre.
El propósito de la disciplina enseñada en la Biblia
no es castigar, sino restaurar. Pero esto no debe
tomarse en el sentido de debilidad. El amor de Dios
no es débil. El autor de la Epístola a los Hebreos
advierte que Dios es fuego consumidor, y a Saulo de
Tarso el Señor le dijo que era dura cosa dar coces
contra el aguijón. Dios no puede ser burlado.
Cuando al pecado no se le da solución inmediata,
éste puede derivar en una condición tJUe, de
continuar, puede convertirse en una conciencia
cauterizada, el punto en el que Dios no insiste más,
éste es, probablem.ente el pecado por el cual Juan
dice que no debe orarse.
Las instrucciones bíblicas son: «Si oyereis hoy su
voz no endurezcáis vuestros corazones», y «no se
115
 GERARDO DE ÁVlLA
ponga el sol sobre vuestro enojo». En el momento
en gue el Espíritu de Dios redarguye de pecado el
cristiano debe arrepentirse. Este es un asunto que no
se piensa ni se deja para luego. Dios garantiza su
perdón si vamos a él, pero no nos dice por cuánto
tiempo nos va a esperar.
2. En la disciplina de Dios toda persona gue se
arrepiente alcanza misericordia. El perdón restablece
inmediatamente la comunión con Dios, y por lo tanto
con la iglesia. Al que Cristo acepta, los cristianos no
pueden rechazar.
La dinámica del perdón es la siguiente: Dios acusa,
el intelecto del hombre juzga la acusación. Si la
acepta, da instrucciones a la voluntad para que
confiese y se arrepienta. Dios perdona,.! las
emociones experimentan el gozo de la salvación. S1
la persona entretiene el pecado, el intelecto empieza
a racionalizar, lo pecaminoso se normaliza y la
voluntad empieza a perder su capacidad de
arrepentimiento. Al no haber arrepentimiento Dios
no perdona.
En la Biblia, el pecado que no tiene perdón, es
aquél del que el hombre no se arrepiente y pide
116
EL PURGATORIO PROTESTA!s,TE
perdón. A eso se refería Dios cuando dijo a Noé que
su Espíritu no contendería para siempre con el
hombre porque él era cicrtarnente carne.
3. Arrepentirse, en términos de la Biblia, significa
virar en dirección opuesta al pecado. El que insiste
en su pecado rechaza el señorío de Dios y la
consecuencia es la pérdida de la comunión con EL
Al que Dios separa los cristianos no pueden aceptar.
Siempre que haya arrepentimiento habrá perdón,
pero los que piensen en la posibilidad de una
secuencia constante de pecar y arrepentirse están
jugando con fuego, y lo más seguro es que terminarán
quemándose. La Biblia asegura que si el que peca se
arrepiente Dios lo perdona, pero esto no significa
que el que pegue tenga tiempo de arrepentirse. La
palabra de Dios nos advierte: «El hombre gue
reprendido endurece la cerviz, de repente será
quebrantado, y no habrá para él medicina». Otra
versión de este versículo es: «El hombre que a menudo
es reprendido ... ». El que juega con el pecado se
arriesga a que, cuando menos lo espere, reciba, no la
reprensión del Señor, que permite el arrepentimiento,
sino su juicio fulminante. «De repente» viene de una
117
 GERARDO DE Á VJLA
raíz que significa un movimiento como el del ojo
cuando abre y cierra rápidamente. Se usaba para
referirse a algo que ocurre inesperadamente, en un
momento, en un abrir y cerrar de ojo. Nadie que
entienda la Biblia peca pensando en la falsa esperanza
de la posibilidad de poder arrepentirse.
Pero el cristiano debe evitar el pecado, no por
miedo a no tener tiempo de arrepentirse, sino porque
ama a Dios. La posibilidad del perdón no debe
estimular a pecar.
4. Hay casos donde el pecado va unido a una
situación patológica. En éstos, el arrepentimiento,
como en cualquiera situación pecaminosa, restaura
la comunión, pero no necesariamente la posición de
servicio. En esta circunstancia, además de
arrepentimiento, la persona necesita tratamiento.
Dos ejemplos son suficientes. El tesorero roba
fondos de la iglesia, es descubierto, se arrepiente y es
perdonado, pero se establece que es cleptómano. Su
arrepentimiento restaura su comunión con la iglesia,
pero no debe seguir en su cargo hasta que su mal
haya sido tratado exitosamente. El pastor que es
118
Q
EL PURGATORIO PROTESTANTE
culpable de un pecado que tiene que ver con el sexo.
pero en el que sólo está presente el no haber resistido
a la tentación, está en una situación distinta al pastor
que es un enfermo sexual. En el primer caso el
arrepemimiento es la condición bíblica para que el
pastor siga en su pastorado, en el segundo caso d
pastor, aunque esté arrepentido; y por lo tanto
perdonado, debe ser separado de su posición ,.
someterse a tratamiento. Su separación no se deb,:.
sin embargo, a que pecó, sino a su enfermedad.
Aquí sólo damos dos ejemplos, pero podría haber
otras variedades de pecado relacionadas con estados
enfermizos.
Finalmente. En cualquier caso de pecado, hava ,�
no patología, debe tenerse en cuenta la no�·rn,,
fundamental de la fe cristiana: Donde h.n
arrepentimiento hay perdón.
Recordemos que la disciplina bíblica tiene dú,
objetivos: La restauración del cristiano que ha peca,-:,,
y la protección de la comunidad de fe a la qut" ,' '.
pertenece. El primero de éstos se c o n s i ,�t, ,'
garantizándole al ofensor la oferta de Dios: �-S:
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo p,ll,
119
 GERARDO DE ÁVILA
que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de
toda rnaldad.» La primera gestión de la congregación
cristiana es redentora. El que ha pecado debe tener a
su disposición todos los recursos de la gracia divina
con que Dios ha investido a su iglesia. El segundo
objetivo se consigue separando al impenitente de la
vida de la comunidad; si no oyere a la iglesia tenle
por gentil y pecador. Esa es la categórica instrucción
del Señor en casos de impenitencia. Cuando el que
ha pecado desprecia la gracia restauradora del
Salvador; no queda otra alternativa que dejar que el
juicio de Dios tome lugar: «El hombre que
reprendido endurece su cerviz, de repente será
quebrantado y no habrá medicina para él». Con la
primera acción se p;otege al miembro, con la segunda
a la congregación.
Concluiremos con un llamado al cristiano para
que no peque, pero si ha pecado a que no endurezca
el corazón sino que, contrito y humillado, vaya al
Señor quien tendrá de él misericordia y será amplio
en perdonar. (Isaías 55:7). También hacemos un
llamado a la iglesia para que, sin temor a la crítica,
garantice al penitente la utilización de los recursos
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fa PlRGATORIO PROTESTANTE
de la gracia del Salvador; y con la misma firmeza
aplique la disciplina al impenitente. Recordandu
siempre que, al disciplinar, la intención es siempre la
de restaurar; nunca la de destruir. La disciplina bíblica
tiene por finalidad hacer a la persona recapacitar. La
esperanza es que el hijo de Dios que ha pecado y no
se ha arrepentido, al verse separado de la comunión
de sus hermanos, reaccione y vea la diferencia entre
vivir en la gracia y fuera de ella, y arrepentido vuelva
al Señor quien dio su vida por él. Esa es una de las
lecciones de la parábola del hijo pródigo quien, en la
provincia apartada, recordó lo que había dejado en
la casa de su padre, «Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de
pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré, he
iré a la casa de mi padre, y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti». La reacción del padre, al
ver que su hijo regresaba al hogar, fue: « ... comamos
y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, :·
ha revivido; se había perdido, y es hallado». Aun al
disciplinar, el propósito es salvar. Que su gracia nos
asista en esta delicada tarea. Amén.
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