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ENSAYO BIOGRAFIAS

Ricardo Murillo
640158

DOCENTE: Juan Carlos Mejía


Introducción a la administración
NRC: 27657

Corporación universitaria Minuto de Dios


Administración de Empresas
Pereira-Risaralda

05/04/2018
INTRODUCCIÓN

Este ensayo abordara un tema que actualmente es de gran importancia, ya que debido a la
mínima oferta de empleo y un mercado competitivo, diversas personas se ven en la
necesidad de buscar la forma de generar ingresos emprendiendo un negocio, sin embargo
ser un emprendedor no es una tarea fácil ya que representa un problema conseguir capital,
realizar una planeación estratégica adecuada y en ocasiones todo resulta ser en vano pues el
negocio puede fracasar en su intento por acaparar un mercado desconocido.

Muchas personas desean iniciar un negocio propio, sea porque esperan generar un trabajo
para ellos y su familia, seguir una pasión, o simplemente el deseo de ser auto-empleado, y
no depender de alguien para subsistir, pero como se mencionó con anterioridad se presentan
obstáculos que impiden o frenan el éxito de un nuevo empresario, tanto en aspectos
financieros, legales, gubernamentales y sociales.
Arturo Calle

Comenzó a tejerse hace más de 70 años, en el barrio Manrique de Medellín. Allí nació
Arturo Calle el 13 de agosto de 1938. Con tan solo diez años de edad este paisa ya se había
convertido en un experto vendedor de frutas, hortalizas y flores en la plaza de mercado en
el barrio Robledo en Medellín.

Su juventud fue la consolidación de su audacia y sagacidad, el ahora empresario recuerda


con cariño que su familia le auguraba un futuro promisorio gracias a su templanza y
espíritu visionario, y no se equivocaron al dar este concepto.

Desde entonces, los negocios siempre hicieron parte del ADN de Arturo Calle y a medida
que crecía, aumentaba su interés por involucrarse en diversos sectores de la economía. Fue
así como logró vincularse como mecánico industrial a Hilanderías Pepalfa, una fábrica
dedicada a la confección de medias, que podría definirse como su primer contacto con la
industria textil.
En este mismo escenario, nació su sueño de ser independiente, un ideal que lo motivó a
ahorrar casi la totalidad de su sueldo durante dos años y medio.

Pero fue en Bogotá, en donde encontró su verdadera vocación, la cual lo marcaría para toda
la vida. Luego de trabajar de domingo a domingo en un almacén de camisas en el sector
comercial de San Victorino, Arturo Calle adquiere -en 1966- el suyo propio
denominado “Danté” y ubicado en el mismo sector en la calle 13 con carrera 14.
Este primer almacén de 8 m2 le costó 17.000 pesos de la época, dinero que recaudó gracias
al capital ahorrado y a un préstamo de $4.000 pesos, que según recuerda, es la única deuda
que ha adquirido en su vida.

El empresario viajaba periódicamente a la ciudad de Pereira en búsqueda de fabricantes que


hicieran las prendas formales que luego comercializaba en su primer punto de venta. Sus
habilidades como comerciante y la calidad de sus productos atrajeron nuevos clientes, lo
cual facilitó la apertura de un segundo almacén “Danté” a pocas cuadras del primero.

Al cabo de 2 años Arturo Calle adquiere un tercer almacén (contiguo al de la carrera 10) y
gracias a la sugerencia de uno de sus clientes, decide ponerle su nombre, ARTURO
CALLE, tendencia que luego emularon otros diseñadores de la industria de la moda en
Colombia. Este hecho da inicio oficial a una de las compañías más prósperas del país, que
hoy celebra 50 Años de historia y evolución.

Para ese entonces, Arturo Calle, compraba sus productos a los fabricantes existentes pero el
mercado era muy limitado puesto que no se podía innovar en el diseño, ofrecer mejores
precios y decidir directamente el grado de calidad y diseño de las prendas.

Fue así como el empresario vio la necesidad de surtir sus propios almacenes. Por ello,
decidió fabricar directamente sus productos forjando una alianza con empresas de
manufactura y confección que evolucionaron y que en la actualidad son CO&TEX, FRAC
y Baena Mora. Esta sinergia le ha permitido a ARTURO CALLE garantizar a sus clientes
la mejor relación calidad precio; característica que sumada a un buen servicio, ha sido
determinante para el éxito comercial de la firma.

De hecho, su pasión por brindar al cliente una atención excepcional, lo llevó a implementar
desde los inicios del negocio, el servicio de sastrería, que sigue siendo uno de los valores
agregados de la marca de cara a sus consumidores.

Bajo el nombre de ARTURO CALLE, la compañía abrió por primera vez sus puertas en un
Centro Comercial -Unicentro Bogotá-, lo que consolidó su imagen en el mercado capitalino
y lo proyectó hacia otras ciudades del país. Fue entonces, cuando a finales de la década de
los 90 ARTURO CALLE llega a las ciudades de Cali y Medellín con una fuerte estrategia
de posicionamiento que implicaba la apertura de varios almacenes en cada una de las
ciudades, el mismo día y a la misma hora.

Arturo Calle tuvo la fortuna de entender que su negocio podría crecer siempre y cuando se
mantuviesen los atributos de calidad, diseño y precio justo que hoy siguen representando a
la marca en Colombia y el exterior.

Desde muy joven, Arturo Calle comprendió el deber que tiene cualquier ciudadano en la
construcción de una mejor sociedad. “Mi madre me enseñó el valor de la solidaridad. A
menudo, ella llegaba a casa con la mitad del mercado porque repartía gran parte de lo
que había comprado entre los pobres que encontraba en el camino”, señala Calle.
El ejemplo de su madre y su visión del mundo, llevaron a este empresario a invertir en lo
social desde temprana edad, labor que se formaliza en 1981 con la creación de la Fundación
ARTURO CALLE, a través de la cual se ofrece respaldo a iniciativas que fomentan la
educación, la salud y la adquisición de vivienda propia. Hoy en día, la firma apoya a 200
fundaciones mensualmente.

Las nuevas generaciones al mando de la compañía también han aprendido de la vocación


social de Arturo Calle, lo cual garantiza la continuidad de su espíritu filantrópico sustentado
en el principio de aprender a compartir. “ARTURO CALLE es una empresa que le
pertenece a los colombianos por una razón muy sencilla, uno no se lleva nada cuando se
muere. Me siento satisfecho por haber sembrado las bases de este gran edificio que genera
empleo y que construye país”, finaliza Calle.

Hay quienes creen que en las últimas 5 décadas, la moda masculina en Colombia ha
evolucionado al ritmo de ARTURO CALLE, otros más conservadores opinan que ha sido
la compañía la que se ha transformado conforme aparecen nuevas tendencias de moda,
diseño y color. Lo cierto es que esta firma ha sido fundamental en el desarrollo de un
mercado masculino cada vez más exigente, informado y diverso.

El rol determinante que la compañía ha asumido, es producto de su presencia en las grandes


pasarelas de la moda a nivel internacional y su interés por proponer en el mercado interno
las últimas tendencias en vestuario para hombre, de acuerdo a las particularidades del
público masculino en Colombia.
Gracias a ello, ARTURO CALLE ha presenciado y hecho parte de la transformación de
prendas esenciales en cualquier armario masculino como los trajes, los jeans y el calzado
formal y casual. “Mi negocio inicia con la venta de vestidos para hombre, que para aquel
entonces se caracterizaban por una construcción del traje bastante estructurada,
entretelas pesadas, solapas cortas y amplias y forros a tono. Así mismo, en el pantalón se
apreciaban siluetas holgadas, tiros largos, prenses y botas con dobladillo. Poco a poco,
ese traje fue evolucionando, hasta incorporar fibras más livianas, siluetas acordes a la
fisionomía del hombre, variedad de estructuras y nuevos colores que van desde el gris
claro hasta el azul cobalto”
El avance de la moda formal ha sido tal que, en la actualidad, ARTURO CALLE ofrece una
línea de trajes que comprende desde los paños italianos con títulos 150, desarrollados por la
firma para el ejecutivo que valora la sofisticación, hasta los vestidos para lavar en casa,
ideales para el hombre que quieren lucir elegante a diario sin tener que incurrir en altos
costos de lavandería.

El jean ha sufrido el mismo proceso de transformación. En sus primeros años de existencia,


la firma ARTURO CALLE lanzó al mercado la silueta 701, un pantalón holgado y muy
cómodo, inspirado en el clásico vaquero, en cuyo diseño se incorporaban telas pesadas en
algodón de 14 onzas, pocos desgastes y remaches que aseguren la resistencia de la prenda.
Con el paso de los años y la influencia de las tendencias mundiales, la silueta del jean se
estilizó convirtiéndose en una prenda cada vez más justa.

Hoy la marca conserva la clásica silueta que ha acompañado a los colombianos durante
décadas y tres diseños actuales, que son fabricados a partir de diversos procesos
industriales, con telas confortables para asegurar libertad de movimiento.

En lo que a calzado se refiere, la evolución ha sido sinónimo de mayor confort y nuevas


propuestas en cuanto a diseño, color y materiales. En un principio el uso de colores
llamativos y diferentes modelos de calzado era inconcebible dentro del mundo masculino;
la oferta se limitaba a lo clásico, es decir, a hormas simples, diseños de amarrar, suelas de
cuero y una gama de marrones y negro.

Las nuevas dinámicas del hombre vanguardista y su interés por llevar prendas muy
cómodas han motivado la aparición de nuevas propuestas de calzado en ARTURO CALLE
que dan vida a colores en tonos brillantes, mezclas de materiales (cueros y textiles) y
nuevos tipos de suelas que aportan diseño y originalidad. Los mocasines y zapatos tipo
Oxford han dejado atrás sus orígenes clásicos y se han incorporado al vestuario casual e
informal de los últimos tiempos. Los driver shoes elaborados con carnaza también han
evolucionado y ahora están disponibles en colores vibrantes que añaden un toque de
personalidad a este calzado extremadamente flexible.
“No solo nos preocupamos por vestir a los hombres con las mejores prendas, también nos
hemos encargado de dejar huella en el mundo de la moda masculina con una propuesta de
calzado que se adapta a las necesidades de cualquier cliente”, sostiene Calle. En la
actualidad, ARTURO CALLE produce 30 mil unidades de calzado al mes.
La propuesta de accesorios de ARTURO CALLE también se ha ido expandiendo en el
transcurso de estos 50 Años. Arturo Calle recuerda que la compañía incursionó en la línea
de accesorios para hombre con el diseño y la comercialización de gorras deportivas.
Posteriormente, se fueron incorporando billeteras, fragancias, maletas, sombrillas, gafas,
manillas y todo tipo de productos que hoy agregan versatilidad al closet masculino.

El hoy de ARTURO CALLE se enmarca en una estrategia de negocio que contempla la


implementación de tecnologías de punta, el lanzamiento de nuevas marcas y el desarrollo
de un plan de expansión territorial con proyección internacional. Dicha estrategia ha
significado grandes hitos en la operación de la compañía.

Dentro de tales hitos, vale la pena destacar la consolidación de COLORE, la unidad de


negocios corporativos. Esta área con 5.000 clientes de todos los sectores de la economía es
la encargada de suplir las necesidades de vestuario y dotaciones de las principales empresas
del país y de los mercados de Costa Rica y Panamá. Lo anterior, manteniendo los mismos
criterios de calidad, diseño y precio justo que imperan en todos los negocios de ARTURO
CALLE.
La llegada a los países centroamericanos, es otro de los logros de la firma. Este proceso de
incursión internacional que inició en 2012 con la apertura del primer almacén en Panamá.
El objetivo según describe Arturo Calle, era llevar la propuesta de moda de ARTURO
CALLE a un nuevo mercado que guardaba semejanzas con el colombiano en materia de
consumo. Tras el éxito de ese primer almacén en suelo panameño, vino la apertura de tres
puntos de venta en Costa Rica en 2013 y la incursión en el mercado salvadoreño un año
más tarde. Hoy en día, la compañía suma 6 almacenes en esos países.

En 2014, la compañía da otro gran paso con el lanzamiento de ARTURO CALLE KIDS,
la marca de ropa y accesorios para niños con edades entre los 2 y los 12 años. El desarrollo
de este proyecto implicó dos años de investigación de mercado, creación de marca, diseño
de producto, y una inversión superior a los 2.500 millones de pesos.
De acuerdo a Arturo Calle, AC KIDS es la evolución natural de la marca ARTURO
CALLE, un paso necesario para atraer a un mercado joven que será el consumidor de la
línea para adultos el día de mañana. Así mismo, AC KIDS representa una nueva propuesta
de valor en el mercado infantil colombiano, en la que imperan los mismos estándares y
atributos que ya son característicos de la marca ARTURO CALLE.

Él éxito de la propuesta de ropa para niños ha sido rotundo. En tan solo 30 días, la
compañía registró la venta del 70% del inventario global estimado para 90 días. A la fecha,
la marca cuenta con tres almacenes exclusivos (Medellín, Cali y Valledupar) y corners en
todos los almacenes del país, que operan bajo un concepto de interactividad y compra
inteligente, único en Colombia.

 Para el empresario, ARTURO CALLE no sería lo que es hoy en día, si no fuese por el
trabajo arduo y comprometido de los más de 4.500 colaboradores con los que cuenta la
compañía en sus plantas de producción, áreas administrativas y puntos de venta. En ese
sentido, el desarrollo del talento humano ha sido esencial para garantizar un clima laboral
favorable, en el que imperan la honradez, el respeto y la vocación de servicio.
Esta visión reflexiva de su pasado y presente, le permite a ARTURO CALLE definir su
futuro de cara a las nuevas realidades de los mercados nacionales e internacionales. Ello se
traduce en el diseño de una estrategia de expansión en Colombia y en el exterior -a través
de las marcas Arturo Calle, AC KIDS y AC Leather-, que sustentará la continuidad de la
compañía que revolucionó la industria de la moda masculina en Colombia.

FRISBY

Todo comienza en 1977, cuando Alfredo Hoyos Mazuera y Liliana Restrepo Arenas
inauguraron en la ciudad de Pereira la primera pizzería llamada FRISBY, causando
sensación en los ciudadanos. A los pocos días comenzaron a buscar nuevos productos para
ofrecer, y así llega el pollo apanado como una opción en el menú. Esta es la primera vez
que en Colombia se encuentra el pollo en una preparación apanada. Este se convirtió en el
producto más pedido por los clientes y en el icono de ventas de la cadena.

En el año 1978 se inicia la apertura de nuevos puntos en diferentes ciudades del Eje
Cafetero debido a su cercanía con la ciudad de origen. En el año 1987 los primeros locales
en Bogotá y en el año 1990 en Medellín. Actualmente Frisby cuenta con más de 200 puntos
de venta en 50 cabeceras municipales, siendo así una de las cadenas con mayor cobertura
en el territorio nacional. FRISBY cuenta con 3,500 colaboradores que se encargan de
mantener en cada entrega las premisas de sabor, servicio y calidad.

El fundador de la marca de pollos más importante de Colombia nació en Pereira y desde los


17 años trabajó junto a su padre en una granja avícola en las afueras de la ciudad cafetera.
Sin embargo, su negocio empezó en 1977 lejos del mundo avícola. Frisby empezó siendo
una pequeña tienda que ofrecía pizzas y helados en Pereira. En aquella época el chef
lanzaba la masa de la pizza girando en el aire, esto con el objetivo de darle al producto la
delgadez y redondez necesaria, la pizza girando en aire se asimilaba a un frisby, de allí
el nombre de la marca. 
Con el único objetivo de traer innovación al naciente negocio, Alfedo viajó junto a su
hermano a Estados Unidos donde se encontró con el boom del pollo frito y grandes marcas
como KFC. El emprendedor decidió que la idea podría ser replicada en Colombia, entonces
compró una freidora especial para llevarla a Pereira. Al llegar muchos conocidos del
empresario le aseguraron fracasaría en su nuevo negocio. En nuestro país en aquella época
solo se consumía el pollo asado. La segunda esposa de Alfredo, Liliana Restrepo, ayudó a
definir cuál sería la receta ideal para el pollo apanado. Los conocidos de don Alfredo se
equivocaron pues el negocio tuvo un éxito rotundo.
38 años después de su fundación, Frisby se ha consolidado como la marca de pollo frito
líder de Colombia. Cuenta con más de 170 locales en 31 ciudades colombianas. Ha pasado
de ser un restaurante a un holding dueño en Colombia de marcas como Cinnabon y Sarku.
Frisby genera 2100 empleos directos y 5000 indirectos.
El papá de Alfredo había llegado desde Yarumal a Pereira como un vendedor de
cachivaches y pronto montó un almacén de misceláneas. En 1948 tomó rumbo a Japón a
comprar juguetes donde se conseguían a buen precio por la crisis de la posguerra, pero se
interesó especialmente en unas incubadoras de pollo que conoció en casa del dueño de la
juguetería. Regreso con dos incubadoras que lo convirtieron en un pionero en la naciente
industria avícola del país y le abrió un horizonte a su hijo.
Con un inglés aprendido en un el recién fundado instituto de inglés en Pereira Alfredo jr.
Viajó a completar su bachillerato en una academia militar en Georgia, Estados Unidos,
donde duró poco porque terminó, por recomendación de su papa, en un pueblo  de Indiana
donde además de bachillerato aprendiera avicultura moderna. Muy joven asistió a una
convención avícola en Chicago en el que consiguió la representación para Colombia de
algunos productos como comedores avícolas y drogas para aves. El estudio quedó atrás.
Las ventas crecieron, y vio una nueva oportunidad, modernizar la venta del pollo crudo,
contrató un jubilado norteamericano experto en procesadoras de pollo y fundó Pimpollo, la
primera venta de pollo despresado y luego inauguró el primer asadero de pollo en Pereira,
Pollo Loco y luego Avinco.
A los 29 años, en 1976, le vendió todo a Eduardo Robayo dueño de Kokoriko y con dinero
pero sin oficio decidió con su esposa montar Frisby.
La idea se la ayudó a pulir su hermano quien estudiaba en la Universidad de Georgia donde
conoció a un profesor experto en el apanado del pollo. Importó una máquina de cocción a
presión, que no resecaba el pollo por dentro al momento del apanado y a pesar de ser
advertido por sus ex socios de Kokoriko que el pollo frito no gustaba en Colombia, se
aventuró con la nueva receta que pegó.
Después de abrir varios locales desde Cartago por el eje cafetero llegaron a Bogotá en
1987; siguieron a Medellín y hoy tienen 200 restaurantes en 35 cabeceras municipales
logrando hacer de Frisby, una de las cadenas con mayor cobertura nacional, de los cuales
35 son franquicias. Los hijos trabajan en el negocio y respetan un protocolo de familia
pensando en la expansión al futuro
Durante veinte años Alfredo contó con la asesoría de un profesor de la Universidad de
Berkeley, experto en psicología transpersonal, ciencia que estudia el desarrollo personal y
potencial humano, para trabajar con el recurso humano de Frisby. Aunque autodidacta,
considera la formación de la gente de la empresa fundamental.
Liliana se ocupa de un colegio de 500 niños en Dosquebradas, en el que estudian muchos
de los hijos de empleados sin descuidar Frisby, donde ha logrado que las mujeres tengan el
mismo status que los hombres. De los 3.000 colaboradores directos de los cuales el 80 % es
personal operativo, un 50 por ciento son mujeres, muchas de ellas jefes de área. El factor
humano para los dos cuenta.
Anualmente hace recorridos por el mundo con un grupo de ocho o diez directivos de
Frisby, especialmente con el chef jefe del departamento de investigación y desarrollo, para
enterarse de los cambios en el sector y poder reinventar la empresa de acuerdo a las
tendencias mundiales, como la nueva línea baja en calorías. Asiste desde hace más de 40
años a la convención de restaurantes de Chicago, la más grande en el mundo, y el logo-
símbolo de Frisby se lo encargó nada menos que al diseñador de las mascotas para Disney y
Universal.
Frisby, el rey del pollo frito en Colombia, vende más de 225 mil millones de pesos al año y
compite por los primeros lugares en el ranking de restaurantes de comida rápida en el país,
los planes corporativos incluyen crecer anualmente entre 15 y 20 locales e invertir cerca de
$ 15.000 millones en nuevos restaurantes e innovación, a ese ritmo, esperan duplicar ventas
para el 2.020. Sus fundadores, continúan fieles a su principio de no dejarse ganar por la
comodidad y seguir matriculados en la zona de aventuras, abiertos a nuevas oportunidades
y conocimientos para lograr que nadie lo haga como Frisby lo hace.
Pero Frisby no fue la primera empresa relacionada con la comercialización de pollo que
creó Alfredo. En 1967, diez años antes del lanzamiento del restaurante, Hoyos fundó
Pimpollo, una empresa reconocida por la producción y venta de pollo crudo y embutidos. 
Hoy esta compañía tradicional en la producción de pollo ciento por ciento colombiano
pertenece al holding Operadora Avícola S.A.S. Pimpollo cuenta con dos plantas de
producción de comida para los pollos que crían, una ubicada en Santander y la otra en Valle
del Cauca.
CONCLUSION

El habito de emprender nos establece que somos los guardianes de nuestra identidad,
futuro, ser; concientizándonos que somos los únicos que podemos crear y establecer
nuestro futuro y todo lo que fluye de ahí, lo grande o pequeño que suceda moldeará para
bien o mal estos acontecimientos, nosotros creamos, nosotros lo realizamos, y debemos
siempre tener un control consciente; esto ya fue logrado por algo anterior, sea enseñanzas,
personas que nos rodean etcétera, que principalmente es intelectual, y basándose en ella es
convertida en física, te vas involucrando en serios conflictos mientras pierdes noción de la
realidad y se dificultan cambios cuando ya la mente es adaptada a estos cambios.
BIBLIOGRAFIA

http://www.portafolio.co/tendencias/empresarios-exitosos-colombia-audiencia-123174
http://www.arturocalle.com/historia/
http://frisby.com.co/compania/historia
http://www.expertosenmarca.com/historia-de-marca-frisby/
https://www.las2orillas.co/frisby-la-receta-se-impuso-la-terquedad-dos-pereiranos/
https://www.kienyke.com/historias/alfredo-hoyos-dueno-de-frisby-wingz-cinnabon-sarku-
japan

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