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Tan pronto como se hace la luz, se aclaran las cosas, se hacen visibles y
pueden ser diferenciadas unas de otras; sin embargo, para ello son necesarias
dos cosas: 1) que haya suficiente luz; 2) que aquel que tenga que ver no sea
ciego ni ictérico, ni que, por cualquier otra razón, esté impedido de poder o
querer ver3.
2
KÜNG H.: Op.: Cit., pp. 656 - 657.
3
WIELAND, M.: “Seis preguntas sobre la Ilustración”, en AAVV.: ¿Qué es la
Ilustración?, Editorial TECNOS, Madrid, 1988, p. 29.
aquello que limita su realización y busca nuevos referentes en medio de un
agitado mar de posibilidades y, en pleno naufragio, encuentra la tabla de
flotación que le permitirá salvarse, tabla que no le será proporcionada por
nadie más que por él mismo: la seguridad de saberse el centro del universo.
Con esta seguridad se perfilará un hombre con características particulares:
4
Se revalora, por ejemplo, el legado de Grecia, de los presocráticos, de Platón, entre
otros.
una insistencia casi obcecada por encontrar nuevas respuestas, también lo
estará por una conducta optimista ante un mundo donde todo parece posible
y donde su dominio no tiene fronteras.
c) El hombre se auto realiza
5
ROSSENTAL, M. y IUDIN, P..: Diccionario de filosofía, AKAL, Madrid, 1967, p.
222.
Toda esta elaboración teórica no hubiera podido surgir en ese
momento sin el reconocimiento de la razón como fuente fundamental para
enfrentarse con la realidad. En ese proceso, a la razón se le sumarán, como
compañeras de camino, la ironía y la moderación, así como el uso de los
sentidos como fuentes de conocimiento.
Con Miguel de Montaigne (1533-1592) cobran especial vigencia
las ideas de moderación: las cosas no son blancas o negras como se ha
tendido a pensar. No se deben asumir posturas rígidas ante la realidad.
Dado que él mismo no se consideraba una autoridad, expone sus ideas no
para ser creídas sino para ser solamente consideradas. Montaigne escribe
diversos ensayos en los que anticipa una serie de preocupaciones. A
Montaigne le interesa enfrentarse críticamente a la pretensión humana de
creerse el centro del universo. Para él, el hombre no es ni bueno ni malo,
sino una mezcla de ambas cosas. Esta forma de pensar lo lleva a ser
moderado, evita los extremos, busca los matices. Critica a los intelectuales
que se apropian de las ideas de otros. Fue uno de los primeros en reconocer
la dignidad de los habitantes de los mundos descubiertos en esa época.
Cervantes (1547-1616) introducirá, a través del Quijote, la ironía
y el humor y a la vez se descubre lo oscuro de la razón. La ironía, el humor
y la oscuridad sirven al hombre renacentista en su búsqueda de nuevos
caminos.
Con Bacon (1561-1626) el empirismo cobrará especial vigencia
particularmente porque las verdades deberán ser sometidas a comprobación
o sustituidas por nuevos postulados. Las teorías se elaboran a partir de la
experiencia como origen del conocimiento; esta postura ya se encuentra
presente en Ockham cuando expresa, como se señala en el capítulo II, que
para determinar la verdad sobre la autoridad del Papa deben remitirse a las
Sagradas Escrituras y a otros documentos, además de lo dicho por los
especialistas quienes, con datos históricos y testimoniales, debían
determinar la verdad.
Descartes (1596-1650), considerado la figura más importante en
los comienzos de la Edad Moderna, “proporciona un nuevo fundamento a
la metafísica y una nueva fundamentación a la filosofía que se convierte en
el punto de partida de una evolución filosófica dotada de continuidad” 6.
Con él se establecen nuevos fundamentos la filosofía a partir de las
matemáticas ya que estas garantizan la seguridad del razonamiento.
Con Kant (1724-1804) la fe en la humanidad cobrará un especial
significado. Esto se hace evidente cuando afirma: “Sostengo que el predecir
al género humano, incluso sin ánimo profético, que, de acuerdo con los
síntomas y signos precursores de nuestra época, alcanzará su fin, y, a partir
de ahí, su progreso hacia lo mejor jamás retrocederá por completo”…, fe
que se reafirma cuando sostiene: “se ha descubierto en la naturaleza
humana una disposición y capacidad para el bien”7
En Sade (1740-1804) se expresará de manera dramática la crítica
radical a la sociedad y a su doble moral. Como hijo de la Ilustración y de la
revolución francesa, a Sade se le castiga por lo que escribe, no así por
ejercer libremente su pensamiento. Esta distinción es importante porque la
sociedad lo persigue el poner en evidencia la doble moral imperante. Su
legado filosófico no ha sido fácilmente reconocido debido a que sus ideas
se han encasillado en lo grotesco, por lo que las han rechazado a priori.
Sade intenta una racionalización hasta los límites del placer y del dolor, sin
embargo su justificación es claramente racionalista. Reivindica la libertad
extrema contra una moral que encadena las pasiones y los deseos humanos.
13
KÜNG, H. : Op. Cit., p. 668.
14
Ibid.
15
MAESTRE, A. “Estudio preliminar”, en AAVV.: ¿Qué es la Ilustración?, Op. Cit., p.
XII – XIII.
En este contexto, saber significa poder y la filosofía moderna
brinda la posibilidad de asumir nuevos ideales para la humanidad. Sin
embargo, este afán por el desarrollo sin límites no solo terminará
estableciendo una visión de mundo y una organización social nueva, sino
que también una mentalidad cuyo desarrollo llevarían a la humanidad hasta
el límite de su existencia y viabilidad.