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CAPÍTULO III

Sobre la Modernidad, la Ilustración y la Filosofía Política Moderna

Asumiendo la tesis de Merino, en el sentido que Ockham es la


bisagra que conecta el paso de la Edad Media a la Modernidad y habiendo
definido el contexto en que él se desarrolla, así como sus principales ideas
sobre el poder y los roles de los diferentes actores de la sociedad, se hace
necesaria una caracterización de la Modernidad y del Movimiento Ilustrado
a fin de clarificar los rasgos básicos de este periodo histórico y establecer
los nexos y consecuencias del pensamiento ockhamista en los siglos
posteriores.
Para desarrollar este apartado primero desarrollaremos un
panorama general a partir de la transición ocurrida al final de la Edad
Media para continuar dilucidando la Estructura de la Filosofía Moderna
desde la obra del filósofo suizo André de Muralt.

1. Caracterización de la Modernidad y del Movimiento Ilustrado

Durante el periodo comprendido entre finales del siglo XVII e


inicios del siglo XVIII, se produce en Europa el tránsito a la Ilustración y a
la Modernidad, sin embargo se considera que este período se origina ya
desde el siglo XV, como lo expresa Pannenberg:
… el concepto de Edad Moderna hunde sus raíces en el siglo XV. En el año
1435 Mateo Palmieri (+ 1475) escribió ya que Giotto, Dante, Petrarca y Leonardo Bruni
habían comenzado “una nueva época”…, Buni (+1444), fue también el creador del
concepto de Edad Media, de la que se distinguiría la nueva edad naciente1.

En general, se considera que el pensamiento filosófico moderno


inicia en esta transición cuando se produce un giro en relación a la Edad
1
PANNENBERG, Wolfhart: Una historia de la filosofía desde la idea de dios,
Ediciones Sígueme, Salamanca, 2002, p 149.
Media. Para que La Modernidad implicara un verdadero giro respecto de la
Edad Media era necesario que se estableciera como un nuevo paradigma y
ello suponía reunir algunos requisitos.
De acuerdo a Küng2, se requirió que las nuevas ideas se
convirtieran en normativas, que sus postulados pasaran de la esfera privada
a la pública de consenso general y que la oposición llegara a ser
representativa. En definitiva, que lo nuevo se hubiera abierto camino.
Lo anterior supuso el derrumbamiento de las certezas
medievales, certezas que posibilitaban un mundo en donde todo aparecía
como parte de un orden y en el que se asumía que Aristóteles y la Biblia
eran las únicas fuentes válidas de conocimiento y de verdad. Con el
aparecimiento de nuevas perspectivas para interpretar y enfrentarse a la
realidad, aparece también un nuevo tipo de individuo libre y dispuesto para
enfrentarse al universo con un arma poderosa: la razón humana y su
voluntad. Esta idea de la Modernidad se hace presente en la respuesta de
Wieland ante la pregunta ¿Qué es la Ilustración?:

Tan pronto como se hace la luz, se aclaran las cosas, se hacen visibles y
pueden ser diferenciadas unas de otras; sin embargo, para ello son necesarias
dos cosas: 1) que haya suficiente luz; 2) que aquel que tenga que ver no sea
ciego ni ictérico, ni que, por cualquier otra razón, esté impedido de poder o
querer ver3.

En ese sentido, la “voluntad de querer ver”, juega un papel


fundamental para el hombre ilustrado. Para él, la oscuridad solo presenta
obstáculos y posibilita tropiezos; la Ilustración posibilita la luz que evita el
tropiezo, por esto esa luz debe multiplicarse a pesar de quienes buscan
excusas para no hacerlo.
Este hombre, lleno de dignidad y valentía, rompe con todo

2
KÜNG H.: Op.: Cit., pp. 656 - 657.
3
WIELAND, M.: “Seis preguntas sobre la Ilustración”, en AAVV.: ¿Qué es la
Ilustración?, Editorial TECNOS, Madrid, 1988, p. 29.
aquello que limita su realización y busca nuevos referentes en medio de un
agitado mar de posibilidades y, en pleno naufragio, encuentra la tabla de
flotación que le permitirá salvarse, tabla que no le será proporcionada por
nadie más que por él mismo: la seguridad de saberse el centro del universo.
Con esta seguridad se perfilará un hombre con características particulares:

a) Búsqueda constante de nuevas respuestas

En la Modernidad, certezas y seguridades serán siempre


cambiantes, pues las mismas se establecerán en un proceso que supondrá
una búsqueda permanente, la cual requerirá volver la vista tanto hacia el
pasado4 como hacia el futuro. El hombre moderno vivirá entonces una
suerte de desafío que tiene dos caras: se verá al pasado para fundamentar su
búsqueda y, de cara al futuro, tratará de establecer una conexión entre
teoría y práctica que conduzca a la realización plena de la humanidad.
La búsqueda de nuevas certezas en la modernidad fue de vital
importancia porque, además de ser punto de partida, posibilita un
discernimiento epistemológico por cuanto lo que está en juego es la
posibilidad de obtener el conocimiento exacto del mundo que nos rodea.
Esto es lo que determinarán el surgimiento de formas de asumir la realidad.
La episteme se convierte entonces, en el eje de lo que conocemos y de la
manera en que conocemos, además de constituir un esfuerzo por determinar
los límites del conocimiento.

b) Optimismo ante el futuro

El desvelo del pensador moderno, además de estar signado por

4
Se revalora, por ejemplo, el legado de Grecia, de los presocráticos, de Platón, entre
otros.
una insistencia casi obcecada por encontrar nuevas respuestas, también lo
estará por una conducta optimista ante un mundo donde todo parece posible
y donde su dominio no tiene fronteras.
c) El hombre se auto realiza

Si durante la Edad Media los fenómenos naturales no se podían


explicar sin la intervención de Dios, en la Modernidad este recurso ya no se
hace necesario, dado que el desarrollo de la ciencia y la tecnología
permiten entender el mundo de otra manera. Esta idea de un Dios que ya no
es necesario derivará más tarde en el proceso de pérdida de influencia del
poder eclesial, en la constitución de un Estado laico y en diversas formas
de ateísmo.
Se introduce entonces la noción de “homo faber”, la cual se
ilustra con las ideas de Picolo de la Mirándola, cuando plantea que el
hombre es una criatura creada por Dios de manera incompleta por lo que él
mismo debe ir realizándose a sí mismo. En consecuencia, el hombre
creador tiene una actitud diferente ante la realidad porque sabe que puede
transformarla.
Este hombre, a diferencia del animal que tiene que adaptarse a
las condiciones naturales5, puede controlar y someter la naturaleza a sus
fines ilimitados. El mundo entero es su casa y eso le proporciona un sentido
práctico y personal, una visión optimista del poder, de su realidad y del
futuro; tal optimismo se verá expresado en los distintos enfoques
filosóficos surgidos con la Modernidad y que tiene una base objetiva y
concreta: el desarrollo de un pensamiento experimental.

d) La razón como instrumento para enfrentarse a la realidad

5
ROSSENTAL, M. y IUDIN, P..: Diccionario de filosofía, AKAL, Madrid, 1967, p.
222.
Toda esta elaboración teórica no hubiera podido surgir en ese
momento sin el reconocimiento de la razón como fuente fundamental para
enfrentarse con la realidad. En ese proceso, a la razón se le sumarán, como
compañeras de camino, la ironía y la moderación, así como el uso de los
sentidos como fuentes de conocimiento.
Con Miguel de Montaigne (1533-1592) cobran especial vigencia
las ideas de moderación: las cosas no son blancas o negras como se ha
tendido a pensar. No se deben asumir posturas rígidas ante la realidad.
Dado que él mismo no se consideraba una autoridad, expone sus ideas no
para ser creídas sino para ser solamente consideradas. Montaigne escribe
diversos ensayos en los que anticipa una serie de preocupaciones. A
Montaigne le interesa enfrentarse críticamente a la pretensión humana de
creerse el centro del universo. Para él, el hombre no es ni bueno ni malo,
sino una mezcla de ambas cosas. Esta forma de pensar lo lleva a ser
moderado, evita los extremos, busca los matices. Critica a los intelectuales
que se apropian de las ideas de otros. Fue uno de los primeros en reconocer
la dignidad de los habitantes de los mundos descubiertos en esa época.
Cervantes (1547-1616) introducirá, a través del Quijote, la ironía
y el humor y a la vez se descubre lo oscuro de la razón. La ironía, el humor
y la oscuridad sirven al hombre renacentista en su búsqueda de nuevos
caminos.
Con Bacon (1561-1626) el empirismo cobrará especial vigencia
particularmente porque las verdades deberán ser sometidas a comprobación
o sustituidas por nuevos postulados. Las teorías se elaboran a partir de la
experiencia como origen del conocimiento; esta postura ya se encuentra
presente en Ockham cuando expresa, como se señala en el capítulo II, que
para determinar la verdad sobre la autoridad del Papa deben remitirse a las
Sagradas Escrituras y a otros documentos, además de lo dicho por los
especialistas quienes, con datos históricos y testimoniales, debían
determinar la verdad.
Descartes (1596-1650), considerado la figura más importante en
los comienzos de la Edad Moderna, “proporciona un nuevo fundamento a
la metafísica y una nueva fundamentación a la filosofía que se convierte en
el punto de partida de una evolución filosófica dotada de continuidad” 6.
Con él se establecen nuevos fundamentos la filosofía a partir de las
matemáticas ya que estas garantizan la seguridad del razonamiento.
Con Kant (1724-1804) la fe en la humanidad cobrará un especial
significado. Esto se hace evidente cuando afirma: “Sostengo que el predecir
al género humano, incluso sin ánimo profético, que, de acuerdo con los
síntomas y signos precursores de nuestra época, alcanzará su fin, y, a partir
de ahí, su progreso hacia lo mejor jamás retrocederá por completo”…, fe
que se reafirma cuando sostiene: “se ha descubierto en la naturaleza
humana una disposición y capacidad para el bien”7
En Sade (1740-1804) se expresará de manera dramática la crítica
radical a la sociedad y a su doble moral. Como hijo de la Ilustración y de la
revolución francesa, a Sade se le castiga por lo que escribe, no así por
ejercer libremente su pensamiento. Esta distinción es importante porque la
sociedad lo persigue el poner en evidencia la doble moral imperante. Su
legado filosófico no ha sido fácilmente reconocido debido a que sus ideas
se han encasillado en lo grotesco, por lo que las han rechazado a priori.
Sade intenta una racionalización hasta los límites del placer y del dolor, sin
embargo su justificación es claramente racionalista. Reivindica la libertad
extrema contra una moral que encadena las pasiones y los deseos humanos.

e) El escepticismo como rasgo de la modernidad


6
PANNENBERG, Op. Cit., p 166.
7
KANT, I.: “Qué es la Ilustración”, en AAVV.: ¿Qué es la Ilustración?, Op. Cit., pp.
20, 21.
El escepticismo se convertirá en el rasgo auténticamente
moderno, en el sentido de que creer ya no es un acto de fe. Creer es
comprobar, confirmar con datos y confrontar con la realidad. En este
contexto, la investigación8 se convertirá en el camino que conducirá a la
verdad racional y las matemáticas se mostrarán como el recurso metódico
por excelencia.
Este es el escenario del Movimiento Ilustrado, el cual encarna la
liberación del hombre de su incapacidad, de su minoría de edad, y la
instauración de un horizonte que asume la razón y la inteligencia como
único recurso. Es este sentido es que Maestre explica la explicación
kantiana de Ilustración:
La enunciación kantiana acerca de la Ilustración como “la salida del hombre de
su autoculpable minoría de edad” más que una definición representa más bien un
horizonte de referencia del sujeto humano, en este sentido si queremos definir la
Ilustración esta debe ser entendida como un modo de proceder, un “mecanismo”
a través del cual se constituye autónomamente la razón frente a cualquier tipo de
dogmatismo9.

La Ilustración libera al hombre y representa la apuesta por su


emancipación. Con la Ilustración, el hombre –que ha estado sometido a la
autoridad– expresa, como nunca antes la libertad del espíritu humano; un
espíritu abierto a lo mundano, a lo extraño, a lo distinto; un espíritu
dispuesto a aceptar aquello con lo que no necesariamente coincide. Tal
apertura combina tolerancia y crítica.

Para Kant, la crítica es la columna vertebral del hombre ilustrado. De hecho,


8
Esta idea se ve claramente expuesta cuando Schiler afirma que “el espíritu de la libre
investigación ha diluido las fantasmagorías que impidieron, durante largo tiempo, el
acceso a la verdad, y la propia filosofía, que en principio nos hizo renegar de la
naturaleza, nos llama a veces y urgentemente para que retornemos al seno de la misma.
SCHILLER, F.: “Sobre las fronteras de la razón”, en AAVV. :¿Qué es la Ilustración?,
Op. Cit., p. 108.
9
MAESTRE, A.: “Estudio preliminar”, en AAVV.: ¿Qué es la Ilustración?, Op. Cit. p.
XII.
él llamó crítica a su doctrina. Su empeño fue enseñar a filosofar, no
transmitir los principios de una filosofía hecha. “Crítica” significa
apreciación justa, sobre todo, apreciación de las posibilidades del hombre
como creador y sostenedor de la cultura. La tarea de la crítica es, a la vez,
negativa y positiva. La crítica, decía Kant, es una exigencia de la “edad
moderna”10.

La Ilustración también permite el desarrollo del “sentido común”,


del predominio del buen juicio al momento de juzgar a los otros, a un
sentido positivo de la alteridad. Esto permite construir una nueva idea del
hombre11 y con ella, el desarrollo de una actitud de empatía con los demás,
un sentimiento de compasión por el dolor del prójimo.
Lo anterior posibilitará el posterior surgimiento de doctrinas que
enfatizan una idea particular de humanidad, el carácter innato de nuestro
género y la visión del ser humano como proyecto. El mundo comienza a
regirse por la implementación de modelos sociales y políticos que buscan la
realización práctica de esos ideales.
Al compartir el entendimiento, la humanidad también comparte
los sentimientos; ya no es necesario ser religioso o practicar los preceptos
de una fe para ser bueno. La razón es suficiente para llevar una vida sana y
evitar sufrir. Lo que se busca es el bienestar para las sociedades humanas.
Las preguntas que se hace Kant: ¿qué puedo hacer?, ¿qué debo
hacer?, ¿qué puedo esperar? y ¿qué es el hombre?, encerrarán las grandes
interrogantes que marcarán a la humanidad durante los siglos posteriores.
El hombre que hace ciencia y la ciencia per se, se convertirán en jueces que
interrogan a la realidad con una apertura irrestricta a la crítica 12,
estableciendo las nuevas verdades del universo.
En este contexto, la conducta moral ya no será un asunto
10
LARROYO, F.: “Estudio introductivo”, en KANT, I.: Crítica de la razón pura,
Editorial Porrúa. 1972. México, p. X.
11
Ideas que van desde considerar al hombre como un animal bueno hasta Santayana
que defiende la razón de lo irracional y que plantea la estupidez humana.
12
MAESTRE, A:. “Estudio preliminar”, en AAVV.: ¿Qué es la ilustración?, Op, Cit. p.
XII – XIII.
meramente privado sino que será del interés del conjunto de la sociedad,
por lo que “el deber ser” se vuelve algo imprescindible. Lo que no se puede
lograr en el conocimiento se logra en la práctica moral.
De acuerdo a Küng13, en la modernidad europea cobra especial
importancia, a nivel político, la coexistencia de los estados territoriales con
igualdad de derechos que –como señalamos antes– ya se venía
configurando en la época de Ockham; para ello, el establecimiento de
sociedades secularizadas basadas en el derecho natural se volvió una
condición imprescindible. Con ellas surge también la lucha por la
hegemonía en Europa y un nuevo Derecho que procura regular de forma
racional las relaciones entre las naciones y los nuevos conflictos surgidos
entre ellas14.
Todo esto posibilitó la formulación de nuevas teorías sobre el
tipo de Estado que debía prevalecer, lo cual ocurre en un contexto de
levantamientos civiles, luchas internas y de desplazamiento del
Mediterráneo como centro de la actividad política, hacia el Atlántico, con
el repunte de las naciones protestantes y el desarrollo de un nuevo poderío
naval.
En resumen, si Modernidad significó revolución del espíritu, fe
en la ciencia, establecimiento de nuevos valores, desarrollo de una ética
propia y reforma social; el desarrollo cultural e intelectual que ésta propicia
a partir del entendimiento humano permitió delimitar las funciones del
Estado y aclara las relaciones entre gobernantes y sociedad civil, así como
la vigencia plena de las sociedades para determinar con libertad su propio
destino15.

13
KÜNG, H. : Op. Cit., p. 668.
14
Ibid.
15
MAESTRE, A. “Estudio preliminar”, en AAVV.: ¿Qué es la Ilustración?, Op. Cit., p.
XII – XIII.
En este contexto, saber significa poder y la filosofía moderna
brinda la posibilidad de asumir nuevos ideales para la humanidad. Sin
embargo, este afán por el desarrollo sin límites no solo terminará
estableciendo una visión de mundo y una organización social nueva, sino
que también una mentalidad cuyo desarrollo llevarían a la humanidad hasta
el límite de su existencia y viabilidad.

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