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Al Villalonga Capone
Al Villalonga Capone
Seguramente todos los que no leyeron Actualidad Económica del 28 de diciembre de 1998 -
donde aparecía la relación de empresas que pagarían cifras astronómicas, por los anuncios pre
y pos uvas-, pensaron que Telefónica sería una de las que se habrían reservado ese honor.
¡Pues no ha sido así!
Aunque la matraca publicitaria a la que nos viene sometiendo este monopolio repelente en
llamadas metropolitanas, no es comparable ni siquiera con la tortura gota a gota -en un alarde
de piedad navideña, nos pudiera parecer- ha dejado que nuestra imaginación volara en los
últimos instantes del moribundo año, para asistir al nacimiento del bebé 1999, al país
de Nunca Jamás con Telefónica, y así por unos instantes de júbilo casi hemos pensado que no
existía.
Pero la mente de los malos es más retorcida que la permanente de mi abuela, -o al menos eso
es lo que nos enseñan en las películas americanas-, y Al Villalonga Capone, se tomaba
seguramente las uvas al compás del tintineo de su Rolex del color del más selecto cava -
perfectamente cronometrado para evitar atragantones- con sonrisa maquiavélica digna de
mostrar el más auténtico diente de oro y ese brillo chispeante en sus ojos no comparable con
ningún diamante, del que se siente omnipotente entre todos los humanos,
pensando: ¡Esperen unos instantes, mediocres e ignorantes usuarios! ¡Se van a acordar de mi!
¡Et voilà! Segundos después de enterrar al finado 1998, con matasuegras en ristre y confeti
hasta en los agujeros de la nariz, nos abalanzamos sobre el teléfono con el fin de ser los
primeros en desear lo mejor para el nuevo año, a ese amigo del pueblo del que sólo nos
acordamos en estas fechas, a la cuñada quisquillosa que no te hablará hasta las próximas
Navidades si no la has llamado antes de las 00:05 h. o a tu jefe -a ver si con este detalle se
estira un poco en enero- ¡Mon Dieu! ¡Imposible! “Telefónica le informa que debido a la
saturación de la Red es imposible efectuar la llamada” nos dice la fría operadora automática
perfectamente programada para esta noche.
Mientras Villalonga ríe a mandíbula batiente suspendido hábilmente sobre las dos patas
traseras de su silla, nuestro estómago se convierte en un tapete de billar, -por donde las uvas
se pasean sin orden ni concierto-, a causa del malestar producido por el disgusto y la
frustración.
¡Uy, uy, uy que poco nos cuidan las infraestructuras que Aznar les regaló de nuestra parte!
Deberemos chivarnos a Arias Salgado para que les eche la bronca por hacerle decir mentiras.
No es que ninguna infraestructura puede resistir una tarifa plana en Internet, -como dijo el
ministro-. Es que es un milagro que podamos comunicarnos telefónicamente en este país, a
juzgar por el mal estado de la infraestructura, causado por la dejadez y prioridad del
monopolio de invertir en toda clase de adquisiciones. Olvidando su obligación de mantener en
buen estado unas líneas, que deberían ser públicas y cuyo mantenimiento debería ser
responsabilidad de todas las operadoras en competencia.
Evidentemente sería la única manera de contar con una red de telecomunicaciones, preparada
para asumir y soportar la entrada masiva de la sociedad en la era de la comunicación y el
desarrollo tecnológico. Pero como estamos en noche de felicitaciones y parabienes, ¡pelillos a
la mar!, y vamos a lo que procede.
¡Feliz Año Nuevo Telefónica!, -lo dicho-, te deseo que 1999 te trate exactamente igual, que tú
tratas a tus clientes.
Y al ministro, que los Reyes Magos le traigan cordura. Y una pizca de memoria, para que
recuerde que es el pueblo quien le puso ahí con su voto. Aunque su presidente crea que
bastará con el apoyo del capital para seguir en el poder.
http://ailatin.tripod.com/vilacapone.htm