Academia ADUNI Material Didáctico

un adjunto de la teología o bien ser indepen-

Texto N.º 3
diente de esta. En el primer caso carece de la
La religió n es el sistema de creencias no
libertad intelectual inherente a la
contrastables acerca de la existencia de una
investigació n filosó fica; en particular, no
o má s deidades, y que se acompañ a de prá c-
puede permitirse cuestionar la existencia de
ticas, principalmente el culto y el sacrificio (de
un Dios o dioses ni de ninguno de los otros
uno mismo o de los demá s). Algunos sistemas
dogmas esenciales de la religió n en cuestió n.
de creencias influyentes, como el budismo
En el segundo caso, la filosofía de la religió n
original, el jainismo, el taoísmo y el confucio-
examinará los pro- blemas ló gicos, semá nticos,
nismo, no son religiones propiamente dichas
epistemoló gicos, ontoló gicos y éticos que
de acuerdo con la definició n anterior, pues no
plantea la hipó tesis de la existencia de las
incluyen la creencia en deidades. Algunas reli-
deidades. En particu- lar, examinará la
giones prometen la vida en el má s allá , mien-
cuestió n de si la religió n es compatible con la
tras que otras no; y tan solo algunas amenazan
racionalidad en cualquiera de los sentidos de
con el infierno. Por consiguiente la creencia en
este término; las á reas de la investigació n
la vida en el má s allá y en la recompensa o el
científica que puede afectar la religió n y; la
castigo eternos no son rasgos que definan la
influencia de la creencia religiosa en la ética.
religió n. Las religiones se estudian de un BUNGE, Mario. Diccionario de filosofía.
modo serio por la psicología, la sociología, la
historia y la filosofía. La psicología de la 1. En el texto, la palabra contrastable entrañ a la
religió n estu- dia las vías por las que se posibilidad de
adquieren las ideas religiosas y el modo en el
que cambian como resultado de la experiencia A) ponderar el poder de las deidades.
o de enfermeda- des mentales. También B) comparar las creencias religiosas.
estudia las funciones de la creencia religiosa, C) discernir entre el jainismo y el islam.
por ejemplo, hacer frente a los sentimientos D) comprobar la autenticidad de algo.
de desamparo, la im- predecibilidad, el miedo
a la muerte y los sen- timientos de culpa. La 2. El autor se asegura de afirmar que el taoísmo
sociología de la religió n estudia las funciones y el budismo, entre otros, no son religiones
y disfunciones sociales de las creencias y de pro- piamente dichas para evitar
las comunidades religio- sas, tales como su
A) una falacia.
contribució n a la cohesió n y desintegració n
B) la redundancia.
sociales y su empleo como una herramienta de
C) una contradicció n.
control social. La historia de las religiones
D) el fanatismo.
estudia su aparició n y trans- formaciones en
relació n con otros aspectos de la vida social,
3. En ú ltima instancia, el autor pretende destacar
como los econó micos y los políticos. La
filosofía de la religió n puede ser
A) la influencia de las creencias religiosas en
nuestra dimensió n ética.
B) a la religió n como objeto de estudio de dis-
ciplinas bien establecidas.
C) el concepto de religió n interpretado como
un mecanismo de control.
D) las mú ltiples implicancias de la religió n en
la investigació n científica.
4. Se colige del texto que la filosofía de la reli-
gió n, como adjunto de la teología,
A) no es estrictamente filosó fica.
B) soslaya los problemas éticos.
C) cuestiona todos sus dogmas.
D) indagará por la racionalidad.
5. Si alguien decidiera estudiar el judaísmo como
mecanismo de integració n para la conforma-
ció n de la moderna Israel,
A) sería catalogado como un apologeta de la
cultura hebrea.
B) debería investigar en torno a la psicología
de la religió n.
C) estaría dentro del á mbito de la sociología
de la religió n.
D) tendría que recurrir ipso facto a la filosofía
de la religió n.
Texto N.º 4
Decía Empédocles, el filó sofo de la antigü e-
dad, que en una fase remotísima del mundo
andaban sueltos por el universo orejas, ca-
bezas, brazos, piernas, uñ as, garras y demá s
miembros que, posteriormente, a impulsos del
Amor, fueron dando un leó n, un hombre, etc.
Esa fase primera de lotería universal, en que
todas las partes de los vivientes andaban suel-
tas y no unidas en los todos que conocemos,
esa lotería universal o probabilística no pasaba
en Empédocles de metá fora o de intuició n sin
fundamento inmediato; pero entre nosotros se
6.
realiza progresivamente.
Abundando en las ideas de Empédocles,
podría vivirse muy tranquilo en un mundo en
el que las garras del leó n estuviesen sueltas
de las fauces; y las fauces, de los dientes, y así
sucesivamente; pero, desde el momento en
que en el universo donde nos encontremos el
leó n esté íntegramente montado – con garras,
con fauces, con estó mago... todo en unidad –,
el mundo se habrá vuelto peligroso y nadie se
aventurará ya a entrar en una selva donde sos-
peche encontrar leones.
Durante mucho tiempo han estado sueltas
partes de una má quina: el timó n, los remos,
las velas; han podido estar sueltos un trozo
de sílice o un trozo de hierro y una rama. Para
bien o para mal se van soldando las partes del
leó n, quiero decir: ahora en nuestra civiliza-
ció n y en la fase en que nos encontramos se
han soldado multitud de partes en una gran
má quina – sea un navío, un aeroplano o un
radar o un cañ ó n automá tico –. El peligro co-
mienza cuando las cosas se sueldan en todos
cada vez má s complicados. Den una mirada
breve a lo que va pasando a partir del Rena-
cimiento y podrá n notar muy bien que, en
aquellos tiempos, todavía la inmensa mayoría
de las piezas andaban sueltas, o bien tenían el
tamañ o y las funciones de juguetes. En nuestro
tiempo, se han soldado ya tantas miles y mi-
les de piezas para componer los instrumentos
ordinarios, que hemos de preguntarnos si no
equivaldrá a que el leó n haya hecho acto de
peligrosa presencia en nuestro universo.
El leó n de Empédocles no pasaba de leó n, y
no se soldaba el leó n con el tigre o con el ave.
Pero entre nosotros se van soldando tantas pie-
zas de maquinaria en un avió n, en un radar,
en un televisor, tantísimas piezas ya, que
pode- mos temer o podemos preguntarnos si,
al final, el hombre no será devorado por una
inmensa má quina con la cual ya no pueda
bregar.
Adaptado de GARCÍA BACA, J. (1967). “Naturaleza y té cnica”.
En Amaru N.º 4.
¿Cuá l es la idea central del texto?
A) Desde el mundo antiguo, el ser humano ha
temido la complicada articulació n de las
má quinas.
B) La complejidad creciente en la composi-
ció n de las má quinas puede ser peligrosa
para el hombre.
C) La intuició n de Empédocles anticipó clara-
mente el avance en la compleja tecnología
moderna.
D) La composició n de las partes de un todo
natural es semejante a las composiciones
tecnoló gicas.
7. Al final del texto, el verbo bregar implica,
bá sicamente,

A) rivalizar.
B) manipular.
C) usar.
D) componer.

8. Se infiere del texto que la comparació n entre

el leó n y los complejos instrumentos actuales
se establece para

A) transmitir la idea de la inherente peligrosi-

dad de estos.
B) ubicar un referente clá sico para un argu-
mento moderno.
C) relacionar, en una continuidad, naturaleza
y tecnología.
D) dilucidar las razones del desarrollo y pro-
greso actuales.

9. Resulta incompatible con el texto afirmar que

la complejidad actual de la composició n de los
instrumentos

A) puede exceder la capacidad humana de

control.
B) es comparada con articulaciones
contranaturales.
C) ha crecido constantemente desde el
Renacimiento.
D) resulta ser inofensiva para nuestra especie.

10. Se puede conjeturar razonablemente que el

autor estaría de acuerdo con

A) la experimentació n científica sin

cortapisas.
B) la disolució n de toda articulació n compleja
de partes.
C) una regulació n de la complejidad
tecnoló gica.
D) financiar la investigació n en ingeniería
genétic