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Ecorregión Altos Andes

Chapter · January 2012

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Silvia Diana Matteucci


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Capítulo 1

Ecorregión Altos Andes

Silvia D. Matteucci

L
a Ecorregión Altos Andes ocupa los sectores de alta montaña al Oeste de la Argentina, desde el
límite con Bolivia al Norte hasta el Norte de Neuquén, pasando por Jujuy, Salta, Tucumán, Ca-
tamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Integra las altas cumbres de los cordones montañosos
andinos por encima de los 4000 m de altitud. En el Norte, abarca también las cumbres y laderas
superiores de algunas cadenas montañosas de la denominada Cordillera Oriental como la Sierra de
Santa Victoria y la cadena de cerros que hacia el límite con Chile se elevan sobre las altiplanicies
endorreicas de la Puna. Hacia el Sur incluye algunas serranías pertenecientes a la formación geoló-
gica Precordillera (Figura 1.1).
Comprende una superficie de 123.700 km2.

Geología y geomorfología
A simple vista, la cordillera de los Andes aparece como una imponente masa orogénica lineal que
recorre el occidente del continente Sudamericano de Norte a Sur, prácticamente sin interrupcio-
nes. Sin embargo la cordillera, presenta una alta heterogeneidad tanto en sentido Norte-Sur como
Este-Oeste, dada por las características del sustrato y su historia geológica (Ramos, 1999a). La ma-
yoría de los procesos geológicos responsables de la heterogeneidad están aún activos, por lo cual la
cordillera de Los Andes se ha convertido en un laboratorio natural para los geólogos.
La elevación de la cordillera se originó durante el Cretáceo (100 millones de años) por la subduc-
ción1 de la placa oceánica de Nazca por debajo de la placa continental de Sudamérica, cuyo borde
oriental estaba para entonces cubierto por lagos y pantanos temporalmente inundados. Más tarde
(40 MA2), se depositaron arenas y limos en los pantanos y comenzó la elevación de los terrenos (Ra-
mos, 1999b). La razón de la primera elevación en esa época fue que la subducción se desaceleró,
con el consiguiente enfriamiento y endurecimiento de los sedimentos y el incremento de la fricción
y de las fuerzas de compresión. Otro factor de elevación de los Andes fue la fuerza de compresión
generada por el movimiento hacia el Oeste de la placa Sudamericana en oposición a la fuerza de

1 Subducción es el proceso por el cual una placa se hunde por debajo de otra. En el caso de la orogenia andina, la placa oceánica
de Nazca se hunde por debajo de la placa continental Sudamericana.
2 MA: millones de años.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

-70 -65 -60 -55


Capítulo 1

-25 -25

-30 -30

-35 -35

-40 -40

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Figura 1.1. Ubicación de la Ecorregión Altos Andes.

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

subducción de la placa de Nazca. Un tercer factor es la disminución del grosor de la litósfera subya-
cente, que produce calentamiento, debilitamiento y formación de combas de la corteza terrestre,
provocando elevaciones localizadas y altas. En otros sitios la litósfera se engrosa y las diferencias
de grosor contribuyen a las diferencias de altitud a lo largo y ancho de los Andes (Graham, 2009).
Estos tres procesos no ocurrieron simultáneamente ni con la misma intensidad a lo largo de la cor-
dillera y esto es una de las causas de la heterogeneidad espacial longitudinal.
La subducción de la placa de Nazca antes del Plioceno (5,5 MA) ocurrió con mucha inclinación y
fue rápida lo cual generó arcos volcánicos. Unos 5 millones de años atrás, la placa se niveló y des-

Altos Andes
aceleró y se redujo el vulcanismo. Uno de los factores de heterogeneidad Norte-Sur de la cordillera
es la variación del ángulo de subducción a lo largo de su recorrido; esto explica la dispersión irre-
gular de arcos magmáticos, con zonas con mucha actividad y otras con menos o nula actividad. La
actividad volcánica se produce porque los bordes de la placa oceánica se funden cuando ésta al-
canza unos 200 km de profundidad y entonces el magma se desliza hacia la superficie a través de
fisuras y cráteres (Graham, 2009).
Existen otras fuerzas, además de la compresión que participan en la elevación de los Andes. Algu-
nos autores opinan que los cambios climáticos influyen en la cantidad de sedimentos que se deslizan
por cursos de agua hacia la zona de subducción y que funcionan como lubricantes. En los períodos
secos se reduce la cantidad de sedimentos provenientes de la erosión hídrica, la subducción se des-
acelera, incrementa la fricción y se mantiene la elevación. Otros autores proponen otras explica-
ciones (Graham, 2009). Se trata de una relación de fuerzas de compresión y subducción entre dos
placas que se mueven en sentido contrario y que son moduladas por otros factores ya sea climáticos
o de las propias características litológicas de la placas. Estas fuerzas laterales opuestas y las diferen-
cias de grosor de los estratos litológicos causaron la elevación de varias formaciones orográficas casi
paralelas y las cerrilladas en el borde oriental de la cordillera. Entre estas formaciones se encuentra
la cordillera Oriental, que encierra a la puna por el Este y las Sierras Pampeanas, al Este de aquellas.
La Cordillera Oriental se extiende desde el límite con Bolivia hasta los 33° Lat Sur aproximadamente
y las Pampeanas entre los 28 y 33° Lat Sur. Porciones de estas formaciones que también integran la
Ecorregión Altos Andes se originaron por la fuerza de compresión generada por el movimiento ha-
cia el Oeste de la placa Sudamericana en oposición a la fuerza de subducción de la placa de Nazca.
Durante el Terciario, cuando el bloque puneño fue empujado hacia el Este, su borde oriental se ele-
vó y fracturó conformando los cordones montañosos de la Sierra Oriental. Entre las serranías de la
cordillera Oriental se encuentran los Nevados de Chañi, de Cachi y de Acay hacia el occidente y la
Serranía de Santa Victoria hacia el oriente. La Precordillera es un bloque exógeno que se despegó de
la placa Laurentia (América del Norte) y quedó inserta entre la Cordillera Frontal y las Sierras Pam-
peanas (Peralta, 2000).
En sentido transversal, la cordillera de los Andes está conformada por dos formaciones orográficas
casi paralelas que de Oeste a Este son la Cordillera Principal y la Cordillera Frontal. La cordillera Prin-
cipal se extiende desde aproximadamente los 27° Lat Sur hasta el lago Aluminé en los 39° Lat Sur.
Esta cordillera es el resultado directo del proceso de subducción antes descrito, constituye un enca-
denamiento continuo que actúa como divisoria de aguas por la que se trazó el límite internacional
entre la Argentina y Chile. Las montañas, cerros y volcanes son altos y escarpados y es visible el mo-
delado glacial y glacifluvial. La Cordillera Frontal se extiende aproximadamente entre los 28° (provin-
cia de La Rioja) y los 39° de latitud Sur (Lago Aluminé). Se formó durante el Paleozoico y fue rejuve-
necida por el movimiento andino en el Terciario, durante el Cuaternario el levantamiento siguió lenta
e intermitentemente, acompañado de efusiones basálticas y andesíticas. El relieve fue modelado por
procesos geotectónicos y actividad glacial. Los cordones que conforman esta cordillera son altos y
escarpados y, muchas de sus cumbres, superan los 5000 metros. Los cordones están formados por

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

bloques independientes, heterogéneos en composición geológica, sin dirección general uniforme,


separados transversalmente por valles fluviales muy profundos que descienden de la cordillera Prin-
cipal. Otra diferencia entre ambas cordilleras se refiere a los tipos de estratos expuestos. En la cor-
dillera principal la franja occidental está formada por estratos e intrusiones volcánicas y la oriental
por estratos de rocas sedimentarias del Mesozoico, en las que se observan conchas marinas y restos
de otros organismos marinos, lo que da fe del origen marino de los sedimentos del borde occidental
de la placa de Sudamérica. En la cordillera Frontal, se exponen capas sedimentarias paleozoicas y
abundan las rocas del Paleozoico Superior. Ambas cordilleras están separadas por bolsones y valles
Capítulo 1

de anchos variables. Hacia el Sur se encuentran unidas en un sólo bloque.


La elevación de estas formaciones orográficas no fue simultánea. Darwin atravesó ambas cordille-
ras entre Santiago y Mendoza en 1835 y fue el primero en establecer que las cordilleras se levantaron
durante el Cenozoico y que la Cordillera Frontal se formó después que la Principal, datos que fueron
corroborados por los geólogos con técnicas y herramientas modernas (Giambiagi et al., 2009).
Longitudinalmente los Andes se encuentran segmentados en sectores que se diferencian por va-
riaciones sistemáticas en la topografía, tectónica, vulcanismo, estructura litosférica profunda, geo-
metría de subducción e historia geológica. Cada segmento ha evolucionado geodinámicamente de
forma particular. En una escala grande, la Cordillera de Los Andes se puede dividir en tres segmentos
en su recorrido por Argentina: Andes Centrales (22-33,5° Lat S), Andes del Sur (33,5-47° Lat S) y An-
des Australes (47-56° Lat S) (Tassara y Yañez, 2003; Tassara, 2005). En la Ecorregión Altos Andes se
encuentran los dos primeros. La diferencia geológica principal entre ambos segmentos es el ángulo
de subducción. Desde los 33,5° hacia el Norte (33,5° a 27° Lat Sur), según Ramos (1999a) se reco-
noce un segmento plano sin arco magmático con ángulo de subducción de 5 a 10° que subyace la
Precordillera y las Sierras Pampeanas. Desde los 33,5° hacia el Sur el segmento tiene arco magmático
y una subducción de la placa oceánica con inclinación de 30°, sin deformación del antepaís (cuenca
ubicada al pie del orógeno, en la que se depositan los sedimentos arrastrados por los ríos) (Ramos
et al., 1996). En este segmento no se desarrollaron ni la Precordillera ni las Sierras Pampeanas. Las
Cordilleras Principal y Frontal se desarrollaron en ambos segmentos y los cambios en su estructura no
se relacionan con los límites tectónicos a gran escala. Los Andes Centrales conforman la porción más
elevada de la Cordillera de los Andes y albergan varios cerros de más de 6000 m de altura.
Ni la cordillera Principal ni la Frontal se manifiestan en la porción Norte, desde los 22 a los 27°
Lat Sur. Este sector se caracteriza por una subducción normal con la formación de un arco volcáni-
co (Ramos, 1999a). Por esto, a esta latitud, el arco volcánico y una sucesión de serranías y cerros
elevados conforman los Altos Andes y constituyen el límite Bolivia-Argentina y Chile-Argentina. El
origen de estas formaciones está muy relacionado con el del altiplano puneño. Este es otro argu-
mento para considerar a la Puna y los Altos Andes como una única Ecorregión en estas latitudes.
Todos los autores reconocen las dos cordilleras Principal y Frontal, pero no todos coinciden en
cuanto a los límites de las segmentaciones y sus causas (Tassara y Yañez, 2003; Ramos, 1999a;
Giambiagi et al., 2009). Existe un largo camino recorrido en relación al conocimiento geológico y
orogénico desde que Darwin por primera vez propuso un mecanismo de elevación de la cordillera
de los Andes sobre la base de estudios estratigráficos. El conjunto de procesos que llevaron al es-
tado actual de la cordillera es complejo e incierto en algunos aspectos, como también lo son los
procesos que continuarán su modelado a futuro.
Un factor importante en los Altos Andes es la presencia de glaciares en todas sus formas y de per-
mafrost3. Estas acumulaciones de hielo son fundamentales como fuente de recursos hídricos para

3 Permafrost: suelo o rocas cementadas por agua congelada. Se establece cuando el agua permanece congelada en forma más o
menos continua durante dos años o más.

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

las tierras bajas del oriente. La distribución de los glaciares también es heterogénea y depende de
factores como precipitación y altitud. En los Andes Centrales de la Argentina el clima y el relieve muy
accidentado favorecen la acumulación de hielo, incluyendo glaciares “limpios” o descubiertos, gla-
ciares cubiertos por una capa de detritos y “glaciares de escombros”, que no son verdaderos gla-
ciares, sino permafrost de montaña (IANIGLIA, s/f a). Los glaciares de escombro están formados por
grandes masas de roca angulosa con gran cantidad de material fino, fuertemente cementados por el
hielo. El porcentaje de hielo en los glaciares de escombro varía entre el 40 % y el 60 %, por lo cual
constituyen importantes reservorios de agua dulce y reguladores del ciclo hídrico en regiones de cli-

Altos Andes
mas áridos y semiáridos (Ahumada, 2010). En los Altos Andes Desérticos, entre los 22°-27° Lat S,
no son frecuentes las acumulaciones de hielo y sólo hay pequeños glaciares muy dispersos. Si bien
las temperaturas de las cimas están por debajo de los 0 °C durante gran parte del año, las precipi-
taciones no son suficientes como para mantener masas importantes de hielo. En el sector Sur de los
Andes Desérticos, de los 27 a los 31° Lat S, donde las precipitaciones son algo mayores y las altitu-
des son importantes, se encuentra un mayor número de glaciares, aunque son de pequeño tamaño
(IANIGLIA, s/f b). Estudios glaciológicos muestran la reducción en mayor o menor medida, de la ma-
yoría de los glaciares en toda la codillera de Los Andes (Masiokas et al., 2009).
En cada uno de los Complejos de Ecosistemas (en adelante Complejo) describo la situación parti-
cular de la orogenia andina, que surge de la segmentación de las placas a escala de mayor detalle.

Clima
El clima es frío y seco, con vientos muy fuertes y con precipitaciones en forma de nieve o granizo
en cualquiera de las estaciones del año. En general, las cumbres más altas presentan nieves per-
manentes. Las temperaturas medias mensuales tienden a estar por debajo de cero grados durante
más de la mitad del año; la heliofanía es alta y la amplitud térmica muy grande. Las precipitaciones
son del orden de 100 a 200 mm anuales, aumentando en las proximidades de la Ecorregión Bos-
ques Patagónicos.
En los Andes Centrales el clima es continental con escasas precipitaciones, intensa radiación solar
y ciclos diarios de congelamiento y derretimiento. Las precipitaciones ocurren durante el invierno y
provienen del Pacífico, por lo cual la vertiente chilena recibe más lluvia. La vertiente argentina re-
cibe precipitaciones esporádicas provenientes del Océano Atlántico. Las pocas estaciones meteo-
rológicas de alta montaña indican que las precipitaciones anuales en la vertiente argentina varían
alrededor de los 400 mm anuales del lado argentino entre los 31 y 33° Lat S, y llegan a 1000 entre
los 35 y 36° Lat S. En la porción Sur de los Andes Desérticos (~27°-31° Lat S), las precipitaciones
invernales son relativamente más abundantes que en la parte Norte.
En la Cordillera de Los Andes existen unas 200 cuevas de interés espeleológico en diferentes lito-
logías, todavía no totalmente exploradas. Muchas de ellas son explotadas por el turismo aventura.
Muchas de estas cuevas son afectadas negativamente por la actividad minera, por lo cual la Fede-
ración Argentina de Espeleología promueve leyes proteccionistas y la creación de áreas protegidas
para conservar las cuevas y sus alrededores (Redonte y Benedetto, 2001). Es posible que haya ca-
vernas en los sitios en que hay calizas, arcillas o yeso si hay o hubo agua.

Ambiente natural
En las altas cumbres se encuentran las nacientes de los ríos que fluyen hacia las tierras bajas orien-
tales. Algunos de los ríos terminan su recorrido en los grandes ríos de la cuenca del Plata o en el Océa-
no Atlántico después de atravesar los bolsones y planicies áridas y semiáridas. A escala del país, la red
hidrográfica tiene un patrón dendrítico denso en los Altos Andes y se va raleando a medida que corre

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

hacia los llanos, terminando en un patrón casi paralelo con rumbo aproximado NO-SE en las tierras
bajas, como los ríos San Juan, Tunuyán, Diamante y Atuel que desembocan en el río Salado, el cual a
su vez desemboca en el río Colorado que drena en el Océano Atlántico. La importancia de los procesos
climáticos y criológicos en los Altos Andes influyen en la capacidad productiva natural, la vegetación y
la fauna en los bolsones y llanuras áridas y semiáridas aledañas que reciben el agua del deshielo.
La rocosidad y pedregosidad, el relieve, la actividad morfodinámica y la fuerte agresividad climá-
tica del área inhiben la evolución de los suelos. Predominan los suelos rocosos, pedregosos o are-
nosos, generalmente sueltos, poco profundos con subsuelo rocoso y de incipiente evolución. Esta
Capítulo 1

Ecorregión, junto con la Puna es la que posee la mayor proporción de afloramientos rocosos con
ausencia de suelos. Las geoformas de los pisos más altos de cada Complejo, ubicadas en las cum-
bres, faldeos y abanicos de acarreo, carecen de suelos; en las posiciones más bajas, el suelo tiene
un bajo desarrollo del perfil (Tabla 1.1).
De la superposición de los mapas de suelo (Macarini y Baleani, 1995) con el mapa de Complejos
surge que en todos los Complejos predominan las superficies rocosas, con un valor máximo en la
Subregión Altos Andes Semiáridos (86 %), que se ubican en los Andes Centrales con las mayores
altitudes. La Subregión Andes Desérticos es la que menos superficies rocosas presenta (63 %), con
valores más parecidos a los de la Ecorregión Puna, como es de esperar por las similitudes que exis-
ten entre las dos ecorregiones en el extremo Norte de Los Andes. En la Subregión Altos Andes de-
sérticos, siguen en extensión relativa los Aridisoles, que son suelos de climas áridos fríos o cálidos,
que disponen de agua por períodos muy cortos generalmente inferior a los tres meses. Además,
cuando disponen de agua su potencial hídrico en el suelo es tan bajo que no se encuentra disponi-
ble para las plantas. Dentro de los Aridisoles, predominan los Paleargides, que son suelos antiguos
evolucionados sobre geoformas muy estables y se caracterizan por la presencia de horizontes ricos
en carbonatos y cementados por calcáreos (horizontes petrocálcico) a menos de 1 m de la superfi-
cie; o bien por un horizonte iluvial (argílico) con más 35 % de arcillas, lo cual es una manifestación
de largos períodos de formación. Por lo general tienen coloraciones rojizas. Siguen en cobertura los
Paleustalfes, Orden Alfisoles (8 %) que son suelos formados sobre basamento antiguo en terrenos
planos o de baja pendiente; el resto de los suelos tienen una cobertura inferior al 1 %. En la Sure-
gión Altos Andes Semiáridos, los Entisoles siguen en extensión relativa a los suelos rocosos (10 %)
con predominio de los Torriortentes 9 %), que son suelos secos o salinos de regiones áridas, frías o
cálidas (régimen de humedad tórrico). La mayoría son neutros o calcáreos y están sobre laderas de
pendientes moderadas a fuertes. Sólo en el Complejo Sierras de Aconquija-Cumbres Calchaquíes
hay abundancia de Molisoles (50 %) con amplio predominio de los Haplustoles (Tabla 1.1), que son
suelos de climas subhúmedos a semiáridos, las sequías son frecuentes y las precipitaciones errá-
ticas, tienen un horizonte superficial oscuro e inmediatamente debajo, un horizonte que consiste
únicamente de materiales minerales ligeramente alterados. Muchos, también tienen horizontes de
acumulación de carbonatos o sales. En la Subregión Altos Andes Subhúmedos predominan las su-
perficies rocosas (78 %) y le siguen los Entisoles (12 %), que son suelos con escaso desarrollo de
horizontes pedogenéticos; los más abundantes dentro de este Orden son los Torripsamentes (6 %)
y los Torrifluventes (4 %). Los primeros son suelos truncados que carecen de horizonte diagnóstico,
dominan en depósitos de arenas, tienen baja capacidad de retención de humedad, son de climas
áridos y se ubican en relieves medanosos móviles o estabilizados. Los Torrifluventes, se desarrollan
principalmente en planicies de inundación o depósitos recientes de ríos y arroyos, no inundados
frecuentemente ni por períodos largos, son de clima árido, la mayoría son alcalinos o calcáreos y
pueden ser salinos, cubiertos por vegetación xerófita o halófita.
Entre la Puna y el límite superior de vegetación, crece un pastizal ralo dominado por unos pocos
pastos de los géneros Deyeuxia y Poa, con especies endémicas tales como Anthochloa lepidula, Dielsio-

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Tabla 1.1. Porcentaje de cada grupo de suelo en cada Complejo.


Tabla 1a Subregión Andes Desérticos
Altos Andes Desérticos
Orden Grupo GS SO SA LV
Alfisoles Paleustalfes 3,48 2,96 0,74 0,00
Aridisoles Cambortides 7,97 9,62 8,32 2,73
Aridisoles Paleargides 19,08 35,30 20,71 15,89
Entisoles Torrifluventes 1,60 0,30 0,66 0,00
Entisoles Torriortentes 0,09 0,54 1,42 0,00

Altos Andes
Entisoles Ustifluventes 1,79 0,69 0,23 0,00
Inceptisoles Halacueptes 0,83 0,02 0,66 0,66
Inceptisoles Haplacueptes 0,37 0,00 0,00 0,00
Roca 61,22 48,36 66,45 78,07
Salina 2,84 1,92 0,40 0,77
Agua 0,21 0,30 0,36 1,69

Tabla 1b Subregión Altos Andes Semiáridos


Altos Andes Semiáridos
Orden Grupo A-C RI RV RJ RSJ RMe
Aridisoles Cambortides 2,03 3,66 0,10 0,00 0,00 0,00
Aridisoles Paleargides 4,21 11,70 0,24 0,00 0,00 0,00
Entisoles Torrifluventes 0,00 0,00 0,00 0,01 2,60 0,00
Entisoles Torriortentes 3,74 0,00 11,76 15,51 7,57 1,91
Entisoles Ustifluventes 0,00 2,12 0,00 0,00 0,00 0,00
Inceptisoles Haplacueptes 0,18 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
Molisoles Hapludoles 0,32 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
Molisoles Haplustoles 48,62 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
Molisoles Paleustoles 1,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
Roca 39,90 82,30 86,78 84,00 89,54 97,99
Agua 0,00 0,00 1,11 0,00 0,00 0,00

Tabla 1c Subregión Altos Andes Subhúmedos


Orden Grupo RT RD RA RMa RC RN
Entisoles Fluvacuentes 0,00 0,00 0,00 0,00 0,92 0,00
Entisoles Torrifluventes 3,28 0,00 6,77 17,31 3,05 0,00
Entisoles Torriortentes 0,00 0,00 0,00 0,00 5,52 0,16
Entisoles Torripsamentes 4,55 12,54 14,99 8,32 0,00 0,00
Entisoles Xerortentes 0,00 0,00 0,00 0,00 2,29 13,55
Inceptisoles Vitrandeptes 0,00 0,00 0,00 0,00 1,07 55,67
Molisoles Argixeroles 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 11,04
Molisoles Haplustoles 2,48 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00
Roca 89,57 86,85 78,00 74,37 86,19 16,94
GS=Grandes Salares; SO=Sierras Orientales; SA=Salar de Antofalla; LV=Laguna Verde; A-C=Aconquija-Calchaquies; RI=Río Iruya; RV=Rio Vinchina;
RJ=Rio Jachal; RSJ=Rio San Juan; RMe=Rio Mendoza; RT=Rio Tunuyan; RD=Río Diamante; RA=Río Atuel; Rma=Río Malargüe; RC=Río Colorado;
RN=Río Neuquén. Fuente: cálculos propios a partir de los datos de Maccarini y Baleani (1995).

chloa floribunda, Dissanthelium calycinum, D. trollii y D. macusaniense. Abundan las plantas muy bajas
en cojín y roseta y arbustos enanos de los géneros Azorella, Pycnophyllum, Nototriche, Werneria, Xeno-
phyllum (Halloy et al., 2008).

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Más abajo, los tipos de vegetación dominante son la estepa graminosa y la estepa de caméfitas4,
bajas y ralas, adaptada a la alta agresividad climática (aridez, frío y fuertes vientos). La estepa gra-
minosa está dominada por los iros (Festuca orthophylla y F. chrysophylla), Poa gymnantha o especies
del género Stipa (vizcachera, coirones). En estos pastizales, o formando comunidades aparte, pue-
den aparecer especies leñosas de bajo porte o en placa, como la leguminosa del género Adesmia
(los cuernos de cabra y leñas amarillas). Las estepas de caméfitos se componen tanto de especies
perennes que forman matas bajas, rastreras, en cojín o en placas, con gran desarrollo de órganos
subterráneos, como anuales, a menudo creciendo al abrigo de las rocas. Otras comunidades típi-
Capítulo 1

cas se establecen, en las áreas más altas, sobre terrenos pedregosos sueltos. En los sitios donde se
concentra el agua que escurre por las laderas, hay suelos hidromórficos y se forman vegas o ciénagas
con cubierta densa de juncáceas, ciperáceas y gramíneas.
La fauna altoandina está adaptada a las condiciones ambientales extremas de la alta monta-
ña. Entre las aves se encuentran el cóndor andino (Vultur gryphus), varias especies de camineras
(Geositta), bandurritas (Upucerthia), gauchos (Agriornis), dormilonas (Muscisaxicola), yales y come-
sebos (Phrygilus) y cabecitanegras (Carduelis); entre los anfibios está el sapo andino (Bufo spino-
losus) y varios saurios endémicos de los géneros Phymatura y Prystidacytlus. Entre los mamíferos
se destacan el chinchillón (Ladidum viscacia), la chinchillas y el zorro colorado (Dusicyon culpaeus).
La Ecorregión Altos Andes es rica en taxones endémicos, especialmente de flora. El aislamiento
en cuencas altas facilita los procesos de especiación. Según el SIB de APN, la flora exclusiva de la
Ecorregión Alto Andino está compuesta por las Asteraceae Perezia purpurata y Senecio volckmannii,
la Brassicaceae Menonvillea cuneata; las Fabaceae Adesmia aegiceras y Adesmia nanolignea; la Hy-
drophyllaceae Phacelia crf. cummingii; las Juncaceae Oxychloë crf. andina y Patosia clandestina; la Or-
chidaceae, Aa paludosa; la Oxalidaceae Oxalis aff hypsophylla; las Poaceae Deyeuxia velutina, Festuca
cfr. scirpifolia, Hordeum halophilum, Jarava crf speciosa y Stipa frigida; la Portulacaceae Calandrinia
crf. picta y la Scrophulariaceae Calceolaria pinifolia. Según la misma fuente, hay ocho especies de la
fauna exclusivas del altoandino: la aves Falco sp y Geositta isabellina, los mamíferos Chinchilla brevi-
caudata, Neotomys ebriosus y Ctenomys coludo y los reptiles Liolaemus cinereus, Liolaemus montanezi
y Phymaturus punae.
En los humedales de los Altos Andes coexisten el flamenco puneño y el flamenco andino. Son las
especies de flamenco más raras del mundo han sido clasificadas como especies vulnerable y casi
amenazada por la IUCN (Derlindati, 2008).

Ambiente humano
La historia política y social del sector septentrional de la Ecorregión Altos Andes, abarcando Jujuy,
Salta y Catamarca, es la misma que se describió en detalle para la Puna (ver capítulo Ecorregión Puna),
con la diferencia de que en los Altos Andes la densidad poblacional fue siempre más baja que en la
Puna, dadas las condiciones climáticas extremas. Durante el ingreso de los colonizadores, los Altos
Andes estaban ocupados por los Incas, quienes en el sector Norte extraían minerales y utilizaban las
cimas de los cerros para los rituales religiosos y funerarios. Los Incas empleaban como mano de obra
a otras etnias, lo cual generó más de una reyerta entre tribus. La distribución de tierras por la colonia
con el desplazamiento y sometimiento de los pobladores históricos ocasionó una revuelta popular que
se extendió desde 1850 hasta 1875, sin éxito para los pobladores originales (Paz, 1991). Las luchas
sociales (Paz, 1991) y las sequías (Gil Montero y Villalba, 2005) afectaron mucho más a los poblado-

4 Caméfito: En la clasificación de biotipos de Raunkjaer, es el conjunto de formas cuyas yemas de reemplazo se elevan en el aire
a menos de 25 cm, de modo que pueden quedar protegidas en la estación desfavorable por un manto de nieve o de hojarasca
(Font Quer, 1970).

8
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

res de la Puna, pero también hubo traslado de pobladores desde las tierras más altas hacia los llanos y
bolsones puneños y del Monte.
Este sector de los Altos Andes formaba parte, junto con la Ecorregión Puna, de los territorios per-
tenecientes a Bolivia y que luego pasaron a Chile en 1879 a consecuencia de la Guerra del Pacífico
entre Chile y la Confederación Peruano-Boliviana. Luego de una ardua gestión diplomática y gracias
al Laudo de Buchanan de Marzo de 1899, la Argentina recuperó el espacio al Este de la divisoria de
aguas (Benedetti, 2005, 2006; Mena y Mena Saravia, 2006), el cual se convirtió en el Territorio Na-
cional de Los Andes, último constituido en nuestro país, por la Ley Nacional Nº 3906 del 13 de Enero

Altos Andes
de 1900. En ese entonces era poco lo que se sabía de las condiciones y potencialidades de la región
y se hicieron viajes de reconocimiento solicitados por el Estado o por curiosidad de científicos inde-
pendientes. Esta etapa de exploración duró poco porque la Argentina era para ese entonces un país
ganadero-cerealero exportador, con una fuerte hegemonía de Buenos Aires y de su puerto sobre el
resto del país (Benedetti, 2005). En vista de la escasa aparente rentabilidad de estas tierras, el Te-
rritorio de Los Andes pasó a ser una región marginal olvidada, que funcionaba como vía de traslado
de ganado, mayormente de contrabando, hacia Chile y Bolivia. En 1943, el Territorio de Los Andes
fue disuelto institucionalmente y repartido entre las tres provincias Salta, Jujuy y Catamarca por De-
creto Nacional Nº 9375 de 1943 (Mena y Mena Saravia, 2006). Susques se asignó a Jujuy; la porción
central, Pastos Grandes y San Antonio de los Cobres pasó a Salta con el nombre de departamento Los
Andes, y Antofagasta de la Sierra quedó para Catamarca.
La densidad humana permanente es casi ausente, e incrementa durante los veranos por las acti-
vidades turísticas y poca actividad de pastoreo de camélidos de invernada, que aprovecha los pas-
tos de las vegas y algunos humedales. Los únicos asentamientos permanentes son los campamen-
tos de las empresas mineras, que albergan poblaciones de hasta 200 personas y poseen servicios
propios de calefacción, etc. Se practica agricultura sólo en algunas vegas en valles protegidos. En
cabeceras de cuencas con agua permanente se habilitan sistemas de cosecha y distribución de agua
y se riega produciendo hortalizas y productos de granja para los centros mineros. En varios valles se
han rehabilitado andenería y canales de riego prehispánicos para producción de subsistencia y en
Salta, Jujuy y Tucumán tienen importancia creciente cultivos como la quínoa (Chenopodium quino),
el tarwi (Lupinus sp), el amaranto (Amaranthus mantegazzianus) y la papa. Para alimentación de ani-
males de corral y en pesebre se cultiva alfalfa sobre bordes de lechos temporarios. En el fondo de
quebradas crecen álamos, manzanos y membrillos.
Los Altos Andes albergan comunidades de vicuña en estado silvestre. En esta Ecorregión la Con-
vención Internacional de Tráfico de Especies Amenazadas (CITES) clasifica a las vicuñas en la clase
I, prohibición total de uso, excepto en Jujuy, en que están en clase II (uso restringido). Las vicuñas
son pastoreadoras y bebedoras obligadas y su distribución depende de la presencia de cuerpos de
agua, de los cuales no se alejan a más de 1,6 km. Los sitios con cuerpos de agua también albergan
vegas y bofedales que son el tipo de vegetación preferido por las vicuñas. Dado que en los Altos
Andes no hay animales domésticos, la vicuña tiene menos competencia por forraje que en la Puna.
En las reservas naturales (Los Andes, Altoandina de la Chinchilla, San Guillermo, Laguna Brava) las
vicuñas están protegidas, sin embargo hay datos que dan fe de la caza clandestina. Un competidor
moderno de la vicuña en la Puna son las motos, que practican moto-cross en las laderas aún den-
tro de las reservas. Es de esperar que la caza clandestina y el moto-cross sean menos frecuentes
en los Altos Andes (Vilá, 1999). Si bien existen varias leyes y normativas que protegen a la vicuña,
las reservas no tienen guardaparques y no cuentan con protección contra el furtivismo (Vilá, 2007).
Recientemente la Ecorregión Altos Andes, al igual que la Ecorregión Puna, están recibiendo más
atención por la presencia de litio en los salares, desde Catamarca hasta el límite con Bolivia. El litio
es un metal liviano y blando que se emplea desde hace más de una década para la fabricación de

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

baterías para equipos electrónicos (celulares, cámaras fotográficas, computadoras, entre otros). La
extracción de litio de los salares es más sencilla y menos costosa que su extracción de las rocas. La
Argentina ocupa el tercer lugar, después de Bolivia y Chile en reservas mundiales de litio, pero este
metal es exportado sin valor agregado. La gran diferencia de costo entre el material bruto y el pro-
cesado y la calificación del metal como recurso no renovable de valor estratégico han estimulado la
investigación ecológica, social y tecnológica. La primera para determinar los impactos de la extrac-
ción de la salmuera y su secado sobre ecosistemas importantes para la fauna silvestre y doméstica;
la segunda por las consecuencias de la explotación de un material estratégico por empresas extran-
Capítulo 1

jeras y las posibilidades de su extracción y purificación por los pobladores para beneficio de la co-
munidad local; la tercera para evaluar la posibilidad de la fabricación de baterías en nuestro país,
tarea que está siendo impulsada por los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
y de Industria. La provincia de Jujuy ha tomado la iniciativa al declarar al litio un recurso estratégico
a comienzos del 2011 y al generar espacios para la participación y la inclusión de los pobladores. En
el seminario sobre utilización integral de litio en la Argentina llevado a cabo a inicios del 2011, se
concluyó, entre otros puntos, que en la Argentina existen las capacidades para fabricar el prototipo
de la batería de litio y probarla, y que se requiere el apoyo del Estado Nacional para lograrlo en un
plazo de un año (Gallardo, 2011). También son necesarias políticas de estado para devolver las ri-
quezas de nuestra tierra a manos nacionales.

Conclusiones
Las Ecorregiones Puna y Altos Andes, si bien difieren en la altitud y variables que dependen de
ella, se originaron a partir del mismo evento geológico y conforman una unidad, al menos hasta el
paralelo 29°4’S, en que la Ecorregión de Monte de Sierras y Bolsones se intercala entre la Puna y Los
Altos Andes. Entre las propiedades que las unifican se encuentran los numerosos flujos que tienen
lugar entre ambas. Probablemente en razón de estas interacciones, la literatura geográfica y antro-
pológica ha considerado a la Puna como parte de una unidad mayor que comprende el Noroeste
Argentino (Raffino, 1975; Merlino y Rabey, 1978).
Otra cuestión que une a las dos Ecorregiones en el NO Argentino, Puna y Altos Andes, es su his-
toria de ocupación, desde el Holoceno al presente. Ambas ecorregiones comparten una gran ri-
queza de sitios arqueológicos, cuyos objetos han permitido comprender la historia de ocupación
y los cambios de organización social (Vitry y Soria, 2007; Rodríguez, 2005), forma de vida de los
ocupantes (Soria, 2007), cultura y rituales religiosos (Merlino y Rabey, 1978), avances tecnológicos
(Quesada, 2006), estrategias de uso de la tierra (Raffino y Cigliano, 1973), movilidad dentro y fuera
de la región, con tramos largos y continuos de los caminos construidos por los Incas (Vitry, 2003,
2007) o evidencias arqueobotánicas (Rodríguez, 2005; Rodríguez y Aschero, 2011) y arqueofaunís-
ticas (Izeta, 2008; Ramundo. y Damborenea, 2011) y las respuestas de las sociedades prehistóri-
cas a los cambios climáticos (Morales et al., 2009). Seguramente hay muchos otros sitios todavía
no explorados y mucho por conocer, como así también, paisajes culturales pasados y actuales que
constituyen verdaderas reliquias prehistóricas e históricas.
Por la unidad geológica, biofísica y social de las Ecorregiones Puna y Altos Andes, gran parte de la
bibliografía que se ocupa de diversos aspectos del altiplano no distingue entre ambas Ecorregiones,
por lo cual la bibliografía y algunas descripciones que aparecen en los Complejos de la Puna se repi-
ten en los Complejos de los Altos Andes. Entre las características compartidas por ambas Ecorregio-
nes se destacan las condiciones extremas de salinidad en las cuencas de los salares, altos índices de
radiación UV, gran amplitud térmica diaria con temperaturas nocturnas de hasta -20 °C y diurnas
de 30 °C en verano, baja presión de oxígeno y escasa disponibilidad de nutrientes excepto en las

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

vegas y ciénegas. En las lagunas se encuentran bacterias y algas extremófilas adaptadas a persis-
tir en ambientes con alta radiación UV, altos tenores de salinidad y pH alcalino (Gallardo, 2011).
Cabe señalar que la información biológica y ecológica referida a los Altos Andes es escasa, puntual
y mayormente antigua; algunos trabajos son relatos de viaje y por lo tanto no adecuados para extraer
conclusiones sobre la distribución de especies o comunidades al nivel de la Ecorregión. Sólo en los
Altos Andes de Mendoza se han hecho más trabajos y existen aportes recientes (2006). De la lectura
de los pocos trabajos existentes (incluyendo revisiones de trabajos antiguos que no fue posible obte-
ner) se deduce que: a) hay muy poca coincidencia en los elementos de la flora, al nivel de género y de

Altos Andes
especie entre los sitios, entre los trabajos y entre las fechas. Las causas de las diferencias pueden ser
muchas, incluyendo reales y artificios de los métodos de investigación; b) en los trabajos más antiguos
se registran más formaciones graminosas y más especies de gramíneas, o bien por causas reales (dife-
rencias entre sitios) o bien porque desaparecieron por el incremento del pastoreo u otras actividades
humanas; c) de los trabajos más rigurosos y recientes surge que los factores que determinan la distri-
bución de las comunidades y especies son muy locales, ya sea geomorfológicos y altimétricos, y por
ende microclimáticos, o granulométricos (tipo de sustrato); d) un factor que parecería ser importante
en la distribución de las especies de la flora es la posibilidad de dispersión, ya que los sitios en que
se instalan las comunidades aparecen como islas biológicamente desconectadas. Todo lo expuesto
dificulta la subdivisión en subregiones y mucho más en complejos; la antigua y aún utilizada división
en los Distritos Quichua y Cuyano no parece tener mucho asidero, dado el estado del conocimiento.
En este trabajo se propone una subdivisión tentativa en subregiones sobre la base de interva-
los de precipitaciones anuales en las cumbres andinas, para lo cual se usaron las isoyetas provis-
tas por el INA en el Atlas de los Recursos Hídricos superficiales de la República Argentina (Giraut
et al., 2002). Para la subdivisión en Complejos se tuvo en cuenta el aislamiento de cuencas entre
serranías, efecto que facilitaría procesos de especiación. Por ello cada Complejo corresponde a la
cuenca alta de los ríos o arroyos que drenan hacia el oriente y sus límites corren por las divisorias
de agua, o de serranías aisladas rodeadas por valles. Para delimitar las microcuencas se usaron
los límites de las cuencas del INA (Giraut et al., 2002), las cuales se subdividieron separando mi-
crocuencas con ayuda de las imágenes MrSid 2000 bajadas de la página de la NASA (http://zulu.
ssc.nasa.gov/mrsid/) y modelos digitales de elevación, obtenidos a partir de imágenes de Radar
(http://seamless.usgs.gov/). Existe la oportunidad de verificar esta hipótesis de las microcuencas
tomando como base el trabajo reciente de Méndez et al. (2006), aporte excelente cuya realización
llevó 10 años, repitiendo la experiencia dentro de la misma subregión y en subregiones diferentes.
La Ecorregión Altos Andes queda conformada por tres subregiones y 16 Complejos, de la siguien-
te manera:

● Subregión Altos Andes Desérticos (PMA=100-200 mm)


— Complejo Grandes Salares
— Complejo Serranías Orientales
— Complejo Cuenca del Salar De Antofalla
— Complejo Cuenca de la Laguna Verde
● Subregión Altos Andes Semiáridos (PMA=300-600 mm)
— Complejo Cuenca Alta del Río Iruya
— Complejo Cumbres Calchaquíes-Sierra de Aconquija
— Complejo Cuenca Alta del río Vinchina
— Complejo Cuenca Alta del Río Jáchal
— Complejo Cuenca Alta del Río San Juan
— Complejo Cuenca del Río Mendoza

11
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

● Subregión Altos Andes Subhúmedos (PMA=300-1000 mm)


— Complejo Cuenca Alta del Río Tunuyán
— Complejo Cuenca Alta del Río Diamante
— Complejo Cuenca Alta del Río Atuel
— Complejo Cuenca Alta del Río Colorado
— Complejo Cuenca Alta del Río Malargüe
— Complejo Cuenca Alta del Río Neuquén
Capítulo 1

SUBREGIÓN ALTOS ANDES DESÉRTICOS (PRECIPITACIÓN 100-200 mm)


Complejo Grandes Salares
Tipos esenciales de vegetación
Las altas cumbres carecen de vegetación. En las laderas predominan las estepas de “iros” (Fes-
tuca spp) y en los sitios más protegidos aparece la tola (Parastrephia spp) dispersa en la estepa
graminosa.

Ubicación
Oeste de Jujuy, desde el límite con Bolivia y Oeste de Salta. Se distribuye en los departamen-
tos Santa Catalina, Rinconada, Susques y Cochinoca de Jujuy; y en los departamentos Los Andes y
La Poma, en Salta. Limita con el borde occidental de la Ecorregión Puna. Ocupa una superficie de
18.177 km2. Limita con la Ecorregión Puna hacia el Este.

Clima
El clima es seco y frío, con precipitaciones níveas escasas. Es influido localmente por la altitud, la
exposición y la geomorfología. La radiación solar es muy alta y las amplitudes térmicas diarias son
muy marcadas, de hasta 50 °C.
No hay estaciones meteorológicas en este Complejo, pero si dos estaciones pluviométricas, Mina
Concordia y Unquillal, que registran promedios de 110 y 32 mm anuales, respectivamente, des-
de 1950 a 1990. La precipitación disminuye con la altitud (Subsecretaría de Minería de la Nación.
1994). En las altas montañas las precipitaciones son en forma de nieve y granizo, mientras que a
menor altitud son en forma de lluvias escasas y que se infiltran o evaporan rápidamente. Las preci-
pitaciones sólidas se licuan lentamente y regulan el flujo hídrico durante todo el año. La humedad
proviene de los frentes del Este entre Diciembre y Febrero y de los del Oeste de Mayo a Agosto. Es-
tos últimos producen precipitaciones localizadas.
A partir de datos de estaciones vecinas, con modelos que relacionan el clima local con factores del
relieve, tales como exposición y altitud, se calcularon las temperaturas medias (TM), máximas (Tmax)
y mínimas (Tmin) para algunas localidades ubicadas en este Complejo (Bianchi, 1996). Las prediccio-
nes estimaron Temperaturas Medias Anuales de 6,4 °C y 7,7 °C; Temperaturas Mínimas Medias de 1,7
y 2,5 °C y Temperaturas Máximas Medias de 9,4 y 11,3 °C, para La Rinconada y Susques, respectiva-
mente.

Geología y geomorfología
El origen geológico del Complejo Grandes Salares esta asociado al de la Puna a estas latitudes.
Este sector pertenece a los Andes Centrales y dentro de ellos al subsector altiplano-puna, caracteri-
zado por una subducción normal de la placa de Nazca debajo de la placa continental sudamericana,

12
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

con la formación de un arco volcánico. A lo largo de este arco volcánico se encuentran unos 10 o
12 volcanes, entre los que se puede mencionar el Socompa (6031 m), el Azufre (5680m) y el famo-
so Llullaillaco (6710 m) por el hallazgo del cementerio del Llullaillaco en 1974 hecho por Antonio
Beorchia Nigris, Director del Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña (CIADAM), del
cual un antropólogo norteamericano extrajo en 1999 los cuerpos momificados naturalmente de tres
niños con todo el ajuar (Vitry, 2005). Estos volcanes aparecen como grandes masas aisladas y có-
nicas, rodeados por escorias. Las cimas de estos cerros y volcanes marcan el límite Argentina-Chile.
Al Norte del departamento Los Andes de Salta, se extiende de ONO a ESE el área volcánica To-

Altos Andes
comar, asociada a una caldera volcánica sobre una zona de fallas, con unos 22 centros volcánicos
y plutónicos5. Esta zona de fallas, llamada lineamiento Calama-Olacapato-El Toro o lineamiento El
Toro, o zona de falla Calama-Olacapato-El Toro, o cadena volcánica transversal Calama-Olacapa-
to-El Toro, atraviesa el Complejo Grandes Salares, la puna y la porción Norte del Complejo Sierras
Orientales, aunque la mayoría de los centros volcánicos están en los Complejos de la Ecorregión Al-
tos Andes. Se presume que las fallas y las erupciones ocurrieron simultáneamente, aunque esto está
en discusión. Existen evidencias de que esta zona de fallas fue activa durante gran parte del Mioceno
y sincrónica con el emplazamiento de cuerpos ígneos y erupciones, al menos en este período. Entre
los volcanes y cráteres de esta formación se encuentran los volcanes Rincón, Pocitos, Incahuasi Sur,
Tuzgle, etc. Las evidencias sugieren que el origen de las brechas volcánicas de Tocomar se produ-
jeron a partir de una erupción producida por liberación de energía en bolsones magmáticos sobre-
presurizados asociados a un sistema geotérmico-hidrotermal o por la interacción entre roca de caja
recalentada por la presencia cercana de magma y fluidos hidrotermales (Petrinovic et al., 2005).
La actividad volcánica produce pequeños domos lávicos, asociados a grandes calderas y a estra-
tovolcanes6, y depósitos de rocas de estructura y forma muy heterogénea, alejados de los cráte-
res, formadas a partir de cuerpos incandescentes durante episodios de actividad volcánica violenta
(ignimbrita). Los domos lávicos y los depósitos de ignimbritas han sido fuente de obsidiana, muy
utilizada por los pobladores antiguos para fabricar ornamentos y como moneda de cambio. Actual-
mente se han encontrado en depósitos arqueológicos en las ecorregiones vecinas.
Al igual que ocurre en La Puna a estas latitudes, el Complejo Grandes Salares se caracteriza por la
presencia de cuencas endorreicas con depósitos evaporíticos. Los principales salares son los de Jama,
Inchuasi y Llullaillaco. Son menos extensos y frecuentes que en la Ecorregión Puna. Otra cuenca en-
dorreica importante es el sistema o cuenca de Vilama, formado por un conjunto de lagunas ubica-
das al Norte del Complejo en Jujuy a 4500 msnm. Tiene un total aproximado de 5200 ha de espejos
de agua, en épocas húmedas, en una cuenca de aproximadamente 380.000 ha, sobre planicies de
lavas y otros sedimentos volcánicos, rodeadas de los volcanes cordilleranos. Las lagunas pequeñas
a medianas son de agua dulce y profundas, mientras que las dos mayores, Vilama y Palar, son muy
someras, con alta evaporación y concentración de sales y un gran aporte de sedimentos volcánicos
(Caziani y Derlindati, 1999). Las lagunas son alimentadas por aguas surgentes o deshielo y muestran
una alta variabilidad espacial y temporal de sus características físico-químicas y en cantidad de agua.
En este sector de la cordillera (22°-27°S) existen pocos glaciares debido a las escasas precipitacio-
nes, a pesar de que las cimas de muchos cerros y volcanes experimentan temperaturas por debajo de
los 0 °C por gran parte del año no se acumula hielo. En las cima del volcán Llullaillaco se encuentran
pequeños glaciares (IANIGLIA, s/f b). En las serranías hay evidencias de erosión glaciar en tiempos pa-
sados. En algunas partes altas de los depósitos de pie de sierra recientes se encuentran importantes
acumulaciones de bloques de granitoides que pueden asociarse a erosión glacial, la cual ha modelado
las quebradas más profundas con el característico perfil en U (Koukhasky et al., 2002).

5 Plutónico: se refiere a roca formada por solidificación de magma en la corteza terrestre.


6 Estratovolcán = volcán cuyas laderas están formadas por sucesivos estratos producto de la actividad volcánica.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Patrones recurrentes
La altitud, la disponibilidad de agua, la exposición, la pendiente y el sustrato edáfico se conjugan
para generar un mosaico heterogéneo de ambientes y microambientes. El 80-90 % de la superficie
es desnuda, principalmente por encima de los 5000-5600 msnm, límite de la vegetación. La mayor
parte de la superficie restante tiene suelos esqueléticos con baja cobertura de gramíneas de hojas
duras, con aspecto de pasto seco por la gruesa cutícula que las envuelve y escasa presencia de ca-
méfitas.
En las cimas de los cerros y en las laderas cubiertas de material volcánico y roquedales no existe una
Capítulo 1

cubierta vegetal. Inmediatamente por debajo del límite de vegetación se encuentran pastizales de al-
toandinos dominados por Festuca spp, debajo de las cuales crecen pequeñas fanerógamas en presen-
cia de humedad, en la época estival. En los sitios de condiciones más benignas se encuentran estepas
arbustivas de Festuca spp (iros) con Parastrephia sp (tola). En sitios con disponibilidad de agua, como
orillas de lagunas y cursos de agua, se forman vegas, localmente llamadas ciénegos, con abundancia
de Oxychloe sp, juncáceas, ciperáceas y gramíneas. En las laderas rocosas y pedregosas se encuentran
arbustos enanos y en cojín, yaretas y yaretillas (Azorella compacta y Anthobryum sp).
No hay estudios locales de vegetación y la mayoría de los trabajos sobre fauna, sociedad, mine-
ría, entre otros, se limitan a copiar las descripciones de comunidades de Hueck y Seibert, 1972) o
Cabrera (1957, 1976).
La presencia de las lagunas y sus ciénegos (vegas que rodean las lagunas) es importante para la
vida animal. La vegetación de las vegas, aunque menor en extensión, constituye la principal fuente
de alimento para los herbívoros y los únicos sitios con alta disponibilidad de agua dulce. El espejo
de agua provee alimento para las aves acuáticas.
De las cinco especies de flamencos en el mundo, las más raras y menos conocidas son el Phoeni-
coparrus jamesi (flamenco James o flamenco de la puna) y el P. andinus (flamenco andino). Ambos
se congregan en humedales de los Altos Andes, con 30 % de su población argentina en el sistema
de las lagunas de Vilama, declarado Sitio Ramsar (Caziani et al., 2007). Las 9 lagunas más grandes
del sistema Vilama difieren en tamaño, profundidad, características de sus aguas, plancton y vege-
tación sumergida. La abundancia de las especies se relaciona con las variables de hábitat. Las lagu-
nas someras e hipersalinas, ricas en diatomeas y cianoficeas y pobres en zooplancton concentraron
flamencos james. Las lagunas profundas, con macrófitas y abundante zooplancton fueron el hábitat
de flamencos australes (Phoenicopterus chilensis) y las comunidades de aves son mas diversas que
en las lagunas someras. Los flamencos andinos se detectaron en todos los tipos de lagunas pero
con bajas abundancias, aunque predominaron en las lagunas con características intermedias y en
las someras. Las lagunas de Vilama son parches de habitat complementario para estos flamencos
y para otras aves acuáticas amenazadas, como la gallareta cornuda (Fulica cornuta) (Caziani y Der-
lindati, 2000). En el invierno, muchos individuos migran a los humedales a menores altitudes y de
las llanuras centrales de Argentina (Caziani et al., 2007), como la laguna de Melincué (Derlindati,
2008). En las lagunas también habita la gallareta gigante (Fulica gigantea).
En las vegas que circundan las lagunas suelen encontrarse otras especies en peligro como vicuñas
(Vicugna vicugna) y suris o ñandú petiso (Pterocnemia pennata garleppi).
Entre los mamíferos coexisten los gatos andino (Leopardus jacobita) y pampeano (Leopardus colo-
colo), el zorro colorado (Lycalopex culpaeus) y el puma (Puma concolor). Las cuatro especies se super-
ponen en cuanto a área de actividad y dieta, ya que el zorro y el gato de las pampas se alimentan
de vizcacha que es la presa preferida del gato andino. La competencia por alimento se ve reducida
porque algunos son nocturnos (zorro y gato de las pampas) mientras que el puma es diurno y es el
único capaz de depredar mamíferos grandes como vicuña, llama, asno, cabra y oveja (Lucherini et

14
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

al., 2009). Este comportamiento fue observado también al Sur de los Altos Andes, en el PN San Gui-
llermo (Lucherini et al., 2009), por lo cual puede suponerse que se repitan en toda la Ecorregión.

Pulsos naturales
En todas las escalas espaciales y temporales, los pulsos dependen de la provisión de agua. Exis-
te un pulso natural anual en respuesta a los deshielos y a las precipitaciones, que aunque escasas,
contribuyen a desencadenar la productividad primaria. Un pulso a mayor escala temporal es el vin-
culado a sequías prolongadas. Por este pulso y por la variabilidad en las condiciones de deshielo,

Altos Andes
las lagunas tienen un espejo de extensión muy variable.

Potencial natural de producción


El potencial de agroproducción es muy bajo por las condiciones climáticas y los suelos esque-
léticos. Además del clima riguroso y la gran altitud, el Complejo es de difícil acceso. La población
humana es muy escasa y prácticamente no hay asentamientos permanentes.
Las actividades principales son el pastoreo de camélidos y la minería.
En Noviembre a Diciembre los pastores que habitan pueblos cercanos en la Puna suben su ga-
nado (principalmente llamas) a las vegas de Vilama, y sólo esporádicamente los pastores regre-
san para vigilar a sus animales. En las vegas que rodean las lagunas también suelen encontrarse
vicuñas. Aunque en las reservas provinciales esta especie está protegida, hay evidencias de fur-
tivismo.
La población estable es la de los establecimientos mineros donde se congregan poblaciones de
hasta 200 personas. Del salar de Llullaillaco se extrae boro en salmuera; del salar Rincón, compar-
tido con la Puna, se obtiene ulexita y borax (Albarracin et al., 2008).
Otra actividad en crecimiento es el turismo. El Tren de la Nubes atrae turismo y artesanos, que
venden sus productos artesanales (tejidos típicos) a los turistas. También se practican actividades
de turismo de riesgo y de aventura en los cerros.
Los estudios arqueológicos al NO de Susques y en la cuenca de Vilama proveen evidencias de
ocupación humana desde el Pleistoceno/Holoceno Temprano. Las pinturas rupestres, fabricadas
con minerales locales dentro del radio de movilidad de los humanos, muestran el conocimiento de
guanacos (Lama guanicoe) y vicuñas (Vicugna vicugna). Aparentemente estas pinturas marcan el ini-
cio de la intensificación en la relación entre los camélidos y los habitantes de la zona (Yacobaccio et
al., 2010). La ocupación en este período se produjo probablemente porque el clima del Pleistoceno
Tardío y el Holoceno Temprano (11.000 AP7) fue húmedo y frío. Existen evidencias de que a partir
de aproximadamente el 8400, se suceden ciclos sucesivos de humedad y sequía. Entre 8400 y 8000
AP los lagos se secaron rápidamente, indicando una sequía; entre 7000 y 6000 AP se produce un
período húmedo; siguió un período extremadamente seco entre 6000-5000 AP. Puede decirse que
en el Holoceno Medio el clima era más húmedo que en la actualidad. Los cazadores-recolectores
que se establecieron en el Pleistoceno/Holoceno, se trasladaron a sitios en los que se mantenían los
recursos esenciales (vegas para pastoreo y agua) durante las sequías. Entre 2200-1800 AP, las co-
munidades sedentarias se asentaron en pequeñas villas y ocuparon diversos ambientes desarrollan-
do técnicas agrícolas y el pastoreo de camélidos. Incrementó la circulación de bienes, como piezas
de cerámica, herramientas y materias primas provenientes de sitios alejados, como plumas de aves
tropicales, alucinógenos, obsidianas, etc. (Yacobaccio y Morales, 2005). Las obsidianas originadas
en este Complejo han sido encontradas en depósitos arqueológicos de la provincia de Jujuy y Nor-

7 AP: antes del presente.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

te y Oeste de Salta, llegando hasta los bosques subandinos y el valle de Lerma (Yacobaccio et al.,
2004). Estos estudios son interesantes porque muestran la heterogeneidad temporal y espacial de
las condiciones climáticas, las respuestas de los antiguos habitantes a los cambios climáticos y los
circuitos de movilización y comercio.
En la zona de las lagunas de Vilama, cerca de la actual frontera Argentina-Chile, la evidencia ar-
queológica demuestra la presencia estacional de grupos procedentes de la Puna dedicados princi-
palmente a la caza desde el Período Formativo (1500 a 290 AC). En los altos andes los pobladores
de las tierras bajas obtenían recursos complementarios. Lo más probable es que estos grupos ocu-
Capítulo 1

paran los altos andes durante el verano, que es cuando la zona ofrece más cantidad de recursos.
Durante el Período de Desarrollos Regionales/Inka (850 a 1430 DC) se percibe un incremento de
la cantidad y diversidad de ocupaciones. Además de las tradicionales actividades pastoriles se evi-
dencian la caza de roedores y tal vez vicuñas; la recolección de huevos de flamenco; la extracción y
procesamiento primario de minerales de cobre; la recolección y reducción de materias primas líti-
cas como el basalto y la obsidiana. Aparecen sitios de descanso y ofrenda asociados a rutas trasan-
dinas y evidencias de movimiento de caravanas de llamas (Nielsen, 2003).

Protección de la naturaleza
El 58 % del Complejo de los Grandes Salares se encuentra bajo protección por el Parque Provincial
Altoandina de la Chinchilla (no implementado), parte de la Reserva provincial Los Andes, parte del
Parque Provincial Olaroz Cauchari, y parte del Parque Provincial Laguna de los Pozuelos.
Además, la cuenca de las Lagunas de Vilama, no computada en el cálculo del porcentaje de su-
perficie protegida, fue designada Sitio Ramsar en el año 2000.

Complejo Serranías Orientales


Tipos esenciales de vegetación
Los tipos esenciales de vegetación son las estepas graminosas y arbustivas con baja cobertura
vegetal, peladares con vegetación muy dispersa y vegas en el entorno de las lagunas.

Ubicación
El Complejo, de 8735 km2, comprende una serie de serranías pertenecientes a la Cordillera
Oriental, que atraviesa la Ecorregión Puna desde los 24,30 hasta los 27,12° Lat Sur. Atraviesa el
Oriente del departamento Altos Andes, y el Occidente de los departamentos La Poma, Rosario de
Lerma y Cachi, Salta y el oriente del departamento Antofagasta de la Sierra y el Occidente de Belén
en Catamarca. El Complejo está inserto en la Ecorregión Puna y separado del Complejo Cuenca del
Salar de Antofalla en su parte central por una serranía.

Clima
El clima es frío y seco, con lluvias estivales. Las precipitaciones medias anuales son de 100 a 200 mm
(más cerca de la isoyeta de 200 mm). En las altas montañas, cuya altitud supera los 5500 m, las pre-
cipitaciones son predominantemente en forma de nieve y granizo, con escasas lluvias estivales en las
partes bajas de la falda occidental. Las precipitaciones son causadas por los frentes del Este entre Di-
ciembre y Febrero y por los del Oeste de Mayo a Agosto. Éstos últimos generan un incremento de hu-
medad y precipitaciones localizadas que alimentan la red hidrográfica, ya que en los bajos y llanuras
no hay precipitaciones. El agua de lluvia se infiltra o evapora rápidamente. Las precipitaciones sólidas

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

se licuan lentamente y regulan las fuentes de distintas vertientes durante todo el año. La humedad
proviene de las altas capas atmosféricas del Este. Temperatura media anual entre 0 y 5 °C, aumentan-
do hacia el Este. La heliofanía, la radiación y las amplitudes térmicas diarias y anuales son elevadas.
En el Complejo no hay estaciones meteorológicas y las más cercanas están alejadas y en ambien-
tes contrastantes (Selva de Yungas y Monte de Sierras y Bolsones). La estación Salar del Hombre
Muerto, en la Puna podría registrar datos aproximadamente representativos por estar cerca, en La
Puna, aunque está a menor altitud. Registra precipitación media anual de 64 mm, con la media
mensual máxima en Enero de 31 mm y 0 de Agosto a Noviembre. La temperatura media anual es

Altos Andes
de 4,7 °C; las temperaturas mensuales media máxima en Enero y Febrero y son de 19,6 y 20,1 °C
respectivamente y las mínimas entre Mayo y Octubre oscilan entre -4 y -12 °C. Estos datos son
medias del período 1927-1931, ya que esta estación, al igual que la mayoría, fue suprimida (Sub-
secretaría de Minería de la Nación. 1994).

Geología y geomorfología
El Complejo está formado por un conjunto de Serranías que corren con rumbo casi paralelo de
NNO a SSE, cerca del borde oriental de la Ecorregión Puna. Desde el punto de vista geológico per-
tenecen a la formación Puna. Para los ecólogos, que basan sus clasificaciones sobre la asociación
clima-geomorfología-suelos-vegetación, corresponden a la Ecorregión Altos Andes.
Las cadenas montañosas tienen características geológicas, geomorfológicas y orogénicas varia-
bles en respuesta a la tectónica regional caracterizada por grandes corrimientos que han acercado y
apilado láminas de basamento de distinta composición litológica, que probablemente han estado a
distancias mayores en el origen. Por ejemplo, la Sierra Laguna Blanca, en el extremo Sur del Com-
plejo, es una cadena larga y estrecha, con una cresta relativamente continua. Representa una franja
aislada de bajo metamorfismo dentro de un ambiente con un metamorfismo mucho mayor, su ba-
samento es precámbrico (González et al., 1991). La sierra de Pastos Grandes, en el extremo Norte
del Complejo, tiene altitudes que varían entre 5000 y 5500 m y es la divisoria de aguas a lo largo de
varios kilómetros. La sierra de Cachi (también llamada Nevado de Cachi) se encuentra hacia el Sur
de la sierra de Pastos Grandes, con la cual prácticamente se cruza. Las elevaciones máximas son la
cumbre del Libertador General San Martín de 6380 m hacia el Sur y el nevado de Acay de 5950 m en
el extremo Noroeste. El Nevado de Acay tiene nieve sólo en su cumbre en invierno y en temporadas
secas la cima se encuentra desnuda; en verano (Enero-Abril) es común que esté totalmente cubier-
to de nieve a causa de las tormentas de verano. La sierra de Cachi cierra los Valles Calchaquíes por
el Oeste. En la sección central del Complejo se encuentran las Cumbres de Luracatao, cuya geolo-
gía fue estudiada en detalles y clasificada como perteneciente a la faja eruptiva de la Puna Oriental
(González et al., 1991).
Este Complejo está atravesado en su extremo Norte por el área volcánica Tocomar que cruza el
Norte de Salta desde el límite Argentina-Chile y atraviesa el Complejo Grandes Salares y la Puna.
Esta área volcánica fue descripta en el punto referido a la Geología y Geomorfología del Complejo
de los Salares Grandes. Entre las manifestaciones volcánicas se encuentra el Nevado de Acay.
Las serranías constituyen las divisorias de aguas que drenan hacia occidente y oriente. Hacia el
Oeste drenan en las cuencas endorreicas de varios salares de la Ecorregión Puna. Hacia el Este los
ríos y arroyos, de patrón dendrítico, fluyen hacia afluentes del río Calchaquí. En general, el naci-
miento de los cursos de agua está por encima de los 5000 m y llevan agua de deshielo de las altas
cumbres y el aporte de las escasas lluvias. Los ríos arrastran escombros de las laderas hacia el Este
y sales disueltas, especialmente hacia los salares del Oeste. El flujo de los cursos superiores es sub-
álveo, por debajo de capas permeables de origen volcánico.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Las montañas tienen un relieve irregular por la intensa meteorización ocurrida en un clima árido
frío y ventoso. Los cerros y volcanes que superan los 5500 m de altitud son el nevado de Acay y
la cumbre del Libertador General San Martín, mencionadas arriba, el Nevado de Cachi (6950 m) y
Nevado de Palermo (6120 m), cerro Galán, que es una caldera volcánica (6912 m), ubicados cerca
del borde de la Puna.
Una característica estudiada en este Complejo es el fenómeno de avalancha de rocas, que se ob-
serva tanto en los angostos valles intermontanos como en las montañas frontales rodeadas de am-
plios piedemontes. En los valles angostos, los depósitos son relativamente recientes y han ocurrido
Capítulo 1

en períodos de clima húmedo, mientras que los depósitos en los piedemontes son antiguos y no se
asocian con cambios climáticos. Las avalanchas se relacionan con los componentes litológicos, el
control estructural y los movimientos sísmicos (Hermanns et al., 2005).
Se han encontrado glaciares de escombro en los Nevados de Cachi (Ahumada, 2010), los cuales
podrían estar aportando agua dulce a los valles y planicies de la Puna.
En el Complejo hay varias lagunas, especialmente en el sector Sur, y un salar en el centro, a la
misma latitud que los grandes salares de la Ecorregión Puna. El extremo Oeste de la laguna Blanca,
que se encuentra en el centro de la Reserva de la Biosfera del mismo nombre, penetra por el orien-
te de este Complejo.

Patrones recurrentes
Los únicos estudios de la vegetación y ambiente son los realizados en la Reserva de la Biosfera La-
guna Blanca, que comprende el extremo Sur del Complejo. Este estudio describe las comunidades
pero no contempla las altas cumbres, ya que el objetivo es el estudio del área buffer de la reserva,
en la cual no entra este “subpaisaje” (Borgnia et al., 2006). Sin embargo, comentarios en el texto
permiten una aproximación a los tipos de cobertura de los Altos Andes. La descripción que sigue es
tomada de Borgnia et al. (2006).
Los patrones recurrentes se asocian a las variaciones de altitud, pendiente, exposición a la luz y el
viento y tipo de suelo. Predominan los suelos desnudos o cubiertos de nieve y los peladares. Éstos
aparecen por debajo del límite de la vegetación, en los lugares más expuestos.
El peladar presenta suelo pedregoso con cobertura vegetal inferior a 15 %, con parches de cés-
ped rastrero, especies en cojín y pocos arbustos muy dispersos. No hay gramíneas macollantes ni
hierbas. El peladar con césped está formado por parches de un estrato bajo rastrero de la gramínea
rizomatosa Distichlis humilis y cojines dispersos de Frankenia triandra. El peladar con arbustos po-
see un estrato bajo, dominante formado por cojines de F. triandra de 15 cm de altura media y Sar-
cocornia pulvinata muy dispersa, por encima, el estrato de arbustos de 27 cm de altura media está
formado por Acantholippia salsoloides y Senecio subulatus.
Por debajo de los peladares se encuentran estepas graminosas de Festuca spp y Stipa spp, a al-
titudes inferiores a las que ocupan en los Altos Andes occidentales. Es probable que estos pastiza-
les constituyan un ecotono entre la Puna y el Alto Andino. Las estepas graminosas están formadas
por matas de gramíneas duras, de hojas punzantes y rígidas con pocos arbustos, especies en cojín,
cactáceas y hierbas. La cobertura vegetal total es de 20-30 % y la altura entre 20 y 45 cm. Además
de las especies de Festuca y Stipa, se encuentra Panicum chloroleucum.
Las estepas arbustivas se componen principalmente de Fabiana spp, Baccharis boliviensis, acom-
pañadas por Adesmia horrida, Junellia seriphioides, Acantholippia salsoloides, Astragalus arequipensis
y Larrea cuneifolia.
Otra formación presente es la vega, en los bordes de cuerpos de agua. Es la única formación que
tiene cobertura vegetal elevada (70 al 95 %). Las vegas propiamente dichas, forman parches rela-

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

tivamente pequeños de no más de 2 km2 y están asociadas a suelos anegados o a cuerpos de agua
más o menos permanentes. Existen vegas de diversos tipos dependiendo de la cantidad y calidad
de agua disponible, de la altitud relativa, que influye en la longitud del período con exceso de hu-
medad en el suelo. Bordeando la costa Oeste de la laguna Blanca se encuentra una vega alargada
con salitre en superficie y una vegetación compuesta por un estrato rastrero dominado por Distichlis
humilis y Amphiscirpus nevadensis, con Eleocharis albibracteata, Baccharis acaulis, Arenaria catamar-
censis y Deyeuxia brevifolia como acompañantes. El único estrato tiene 5 cm de altura media y una
cobertura de 67 a 85 %. Existe otra vega donde se observan pequeños ojos de agua semiperma-

Altos Andes
nentes y suelo muy anegado y salitroso. La vegetación es un césped rastrero de Distichlis spicata al
que se superpone un estrato bajo de 10 cm de altura media con Deyeuxia brevifolia y D. polygama,
interrumpido por parches de Juncus imbricatus de 15 cm altura media y por matas de Festuca ar-
gentinensis y Cortaderia rudiuscula ocupando un estrato de 60 cm altura media. La cobertura total
es de 70-85 %.
Los salares son parches con salitre en superficie, cubiertos de césped rastrero disperso es de D.
humilis acompañado por A. nevadensis, rodeado frecuentemente por gramíneas macollantes como
Festuca argentinensis y Deyeuxia sp, plantas en cojín de F. triandra, S. pulvinata, Adesmia occulta
y algunos arbustos dispersos de Parastrephia lucida. Esta estructura está rodeada a su vez por una
estepa arbustiva (Borgnia et al., 2006).

Pulsos naturales
Los pulsos naturales son desencadenados por los aportes de agua provenientes del deshielo y de
las lluvias en el período estival. Un pulso a plazo más largo es el desencadenado por movimientos
en masa de los suelos y piedras.

Potencial natural de producción


El potencial natural agroproductivo es bajo por el clima y los suelos esqueléticos. Sólo se hace
agricultura de subsistencia en bajos con vegas y en muy poca cantidad.
La actividad principal es la cría de vicuñas en silvestría. La vicuña es uno de los dos camélidos no
domesticados de Los Andes. En el 2003-2004 se iniciaron experiencias de esquila en silvestría con
evaluación pre y post esquila de las poblaciones en la Reserva de la Biosfera Laguna Blanca. Se ob-
serva una tendencia creciente en la adopción de esta estrategia de aprovechamiento sustentable.
El potencial minero es destacable en este Complejo. El salar Diablillo, del cual se extrae Ulexita,
está en producción desde hace varios años (Albarracin et al., 2008). Recientemente se ha determi-
nado que este salar cuenta con una alta ley de litio, lo cual podría representar ingresos importantes
para la provincia si es bien manejado y si se logra dar valor agregado al metal localmente (ver el
acápite Ambiente Humano más arriba). La cuenca de este salar se encuentra totalmente encerra-
da entre montañas y recibe el aporte de uno de los ríos más caudalosos del área de estudio, el río
Diablillos, que baja de la cumbres de Luracatao.
El Complejo tiene un gran potencial turístico aunque por ahora no es completamente aprovecha-
do. El Nevado de Cachi ofrece variadas alternativas para la práctica del montañismo y el turismo
aventura. El salar Diablillos alberga una comunidad de flamencos.
El Complejo tiene una importante riqueza arqueológica. En la cima y laderas del nevado de Acay
se han encontrado restos arqueológicos que evidencian asentamientos humanos precolombinos y
es considerado un santuario de alta montaña. La sierra de Cachi tiene a sus pies un importante ya-
cimiento arqueológico; en varias de sus cumbres y laderas se han encontrado restos arqueológicos
que hacen suponer que se trata de un santuario de altura.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Protección de la naturaleza
El 40 % de la superficie del Complejo Sierras Orientales está bajo protección por la Reserva Pro-
vincial Los Andes y la Reserva de la Biosfera Laguna Blanca.

Complejo Cuenca del Salar de Antofalla


Tipos esenciales de vegetación
Predominan las estepas graminosas y los suelos desnudos. También se encuentran estepas ar-
Capítulo 1

bustivas. La cubierta vegetal es dispersa a muy dispersa. Las plantas están adaptadas a condicio-
nes climáticas e hídricas extremas, con pastos duros de tonalidades pardas, con espículas o agujas
de sílice en sus bordes y una estructura foliar interna con parénquima en empalizada mucho más
abundante que el lacunoso. Los únicos parches verdes corresponden a las vegas de los escasos cur-
sos de agua y de las lagunas.

Ubicación
Este Complejo ocupa gran parte del departamento de Antofagasta, Noroeste de Catamarca. Por
el Norte penetra apenas en el departamento Los Andes, Sudoeste de Salta. Está rodeado por la
Ecorregión Puna hacia el Este y limita con los Complejos Grandes Salares y Cuenca de la Laguna
Verde, al Norte y al Sur, respectivamente. Tiene una superficie de 14.634 km2.

Clima
En este Complejo no hay estaciones climátológicas ni pluviométricas, en concordancia con el es-
caso número de estaciones en la provincia de Catamarca (dos estaciones según el Servicio Meteo-
rológico Nacional). Podría tomarse como referencia las dos estaciones pluviométricas del Complejo
Altos Andes que no están cerca pero es ambiente parecido y a altitudes de 3700 y 4000 m, Mina
Concordia y Unquillal, que registran promedios de 110 y 32 mm anuales, respectivamente, desde
1950 a 1990. La humedad proviene de los frentes del Este entre Diciembre y Febrero y de los del
Oeste de Mayo a Agosto. Estos últimos producen precipitaciones localizadas. La temperatura media
anual entre 0 y 5 °C, aumentando hacia el Este.

Geología y geomorfología
Al igual que el Complejo Grandes Salares, este Complejo se ubica en la región geológica Andes Cen-
trales y dentro de ella en el segmento Altiplano-Puna, caracterizado por una subducción normal de la
placa de Nazca debajo de la placa continental sudamericana, con la formación de un arco volcánico.
Sin embargo, los volcanes ubicados en este sector de la cordillera de Los Andes no son tan numerosos
ni cercanos como aquellos del sector Norte. Los volcanes ubicados en la cordillera de Los Andes son
el Azufre o Lastarría (5706 m); Cerro Bayo Gorbea (5401 msnm), Cordón de Azufre (5463 m), que es
una cadena de pequeños cráteres inactivos de unos 5 km de surgentes volcánicas con una serie de
derrames lávicos, y Sierra Nevada de Laguna Brava (6173 m). En el Complejo se encuentra también el
Volcán de Antofalla de 6437 m de altitud, ubicado en la Sierra Nevado de Antofalla, a unos 20 km al
NO del salar de Antofalla. Este volcán se destaca por ser el tercer volcán activo más alto del planeta.
En los alrededores se encuentra otros dos volcanes de más de 5000 m de altitud y algunos más ba-
jos. Este segmento Altiplano-Puna termina en la cordillera de San Buenaventura, que corre de Oeste a
Este y marca el límite entre los Complejos Cuenca del Salar de Antofalla y Cuenca de la Laguna Verde,
al Sur del anterior.

20
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Geomorfológicamente, es un altiplano surcado por sierras de dirección general Norte-Sur, como


la Sierra de Antofalla, que atraviesa la porción Norte del Complejo. Entre esta sierra y la cordillera
de Los Andes se encuentran varias microcuencas endorreicas cuyo fondo es ocupado por lagunas
relativamente pequeñas y unos pocos salares. Hacia el Este de la Sierra se encuentra el Salar de
Antofalla, cuya mayor extensión se ubica en la Ecorregión Puna. Es un salar alargado y angosto, de
más de 150 km de largo, encerrado entre las sierras de Antofalla y de Calalaste, ubicada en la Eco-
rregión Puna. Su porción central se curva hacia el Oeste y penetra en el Complejo.
Otra formación que no es frecuente en este Complejo es el glaciar, ya que las precipitaciones son

Altos Andes
escasas como para mantener acumulaciones importantes de nieve, a pesar de que en muchas ci-
mas la temperatura es inferior a 0 °C durante gran parte del año (IANIGLIA, s/f b). Los volcanes Na-
cimientos del Cazadero y Antofalla poseen una capa de hielos permanentes porque están expuestos
a los vientos húmedos provenientes del Pacífico.

Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes están determinados por la geomorfología, tipos de suelo, acumulación
de agua. Por encima del límite altitudinal de la vegetación, a los 5600 m de altitud aproximadamen-
te, predominan los suelos descubiertos, al igual que en las lenguas de lavas que descienden de los
volcanes. Por debajo del límite altitudinal de vegetación, sobre terrenos planos se encuentra estepa
graminosa de pastos duros. Las especies dominantes son Stipa frigida y Festuca orthophylla, particu-
larmente abundante en las laderas, acompañadas por Stipa chrysophylla y Festuca chrysophylla, Cala-
magrostis cabrerae, Stipa speciosa, Nototriche rugosa, Adesmia nanolignea, entre otras. Las matas de
gramíneas se encuentran formando anillos, que se originan por la muerte de las plantas del interior,
que luego se cubren de arena fina. En las vegas predominan Oxychloe andina (Juncácea), Arenaria
rivularis (Cariofilácea), Catabrosa latifolia (Gramínea), entre otras (Morlans, 1995). Esta autora des-
cribe la vegetación y la flora sobre la base de bibliografía de las décadas de 1950 a 70. Lamentable-
mente, no hay trabajos recientes sobre vegetación. La carencia de estudios recientes probablemente
se asocia al hecho que en este Complejo no hay áreas protegidas.

Pulsos naturales
El pulso natural anual es desencadenado por las escasas lluvias estivales. Otros pulsos más o me-
nos aleatorios están dados por las tormentas del Pacífico. En el Complejo hay volcanes activos, cuya
actividad desencadena pulsos a muy largo plazo y de inicio impredecible.

Potencial natural de producción


En el Complejo hay un pueblito de unos 40 habitantes al pie del Volcán de Antofalla. Los habi-
tantes practican agricultura de subsistencia utilizando técnicas de cultivo en invernaderos y riego
por acequias por donde fluye el agua de deshielos de las altas montañas.
Dadas las condiciones ambientales, es probable que en este Complejo haya guanacos y vicuñas y,
siendo que no hay reservas naturales para la protección de vicuña, podría haber caza clandestina.
Probablemente hay asentamientos temporales estivales de pastoreo que llevan su ganado hacia las
vegas de las altas cumbres.
Se explotan las sales de borato, sulfato de sodio y cloruro de sodio y de litio en los salares y el
ónix. Según la Secretaría de Minería de Catamarca, en el área del Complejo Cuenca del Salar de An-
tofalla hay yacimientos de azufre, oro, plata, zinc y sales.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Protección de la naturaleza
En este Complejo no hay reservas naturales.

Complejo Cuenca de la Laguna Verde


Tipos esenciales de vegetación
Es un espacio vasto y árido. La vegetación esencial es una estepa graminosa dispersa dominada
por Stipa spp y los arbustos enanos Adesmia nanolignea y Adesmia horrida.
Capítulo 1

Ubicación
El Complejo (6280 km2) ocupa la franja occidental del departamento de Tinogasta, Provincia de
Catamarca. Por el Este limita con la Ecorregión Puna, por el Norte con el Complejo Cuenca del Salar
de Antofalla y por el Sur con los Complejos Cuenca Alta del Río Jáchal y Cuenca Alta del Río Vinchina.

Clima
Precipitaciones medias anuales 200 mm. Temperatura media anual entre 0 y 5 °C, aumentando
hacia el E y hacia el O a partir del centro del Complejo.
En la porción Sur de los Andes Desérticos (~27°-31° Lat S), las precipitaciones invernales son re-
lativamente más abundantes que en la parte Norte y la altura de la Cordillera continúa siendo muy
elevada, lo que permite el desarrollo de un número mayor de glaciares. Estos glaciares se hallan a
gran altura y son generalmente de pequeño tamaño.

Geología y geomorfología
Se encuentra en la formación geológica Andes Centrales, en la subregión Altiplano-Puna. En la par-
te Sur del Complejo se inicia la cordillera Principal, pero todavía no se manifiesta la Cordillera Frontal.
Las montañas son de origen volcánico, ya que este Complejo se encuentra en el segmento de la
placa de Nazca con subducción normal y formación de arco volcánico. El límite Chile-Argentina está
en la divisoria de aguas de la secuencia de montañas volcánicas. La mayoría de los volcanes se en-
cuentran en la porción de cordillera de Los Andes con rumbo E-O. Entre los cerros volcánicos más
altos se encuentran Ojos del Salado (6870 m), Incahuasi (6638 m) y Pissis (6882 m o 6792 m, según
la fuente), El Muertos (6488 m), entre otros. El sector de la cordillera en que se ubica el cerro Pissis
es el más seco de Catamarca andina. Los volcanes Pissis y Ojos del Salado son los más altos del pla-
neta. Estos volcanes portan pequeños glaciares, por lo cual también se los llama Nevado de Pissis y
Nevado Ojos del Salado. El entorno de estos cerros se encuentra cubierto de lava de diferentes colo-
raciones. Se encuentran pequeños domos lávicos, asociados a grandes calderas y a estratovolcanes,
y depósitos de rocas de estructura y forma muy heterogénea, alejados de los cráteres, formadas a
partir de cuerpos incandescentes durante episodios de actividad volcánica (ignimbrita). Ambos ti-
pos de acumulaciones han sido fuente de obsidiana, muy utilizada por los pobladores antiguos para
fabricar ornamentos y como moneda de cambio.
Hacia el Este se encuentran microcuencas endorreicas, con lagunas y salinas, las más grandes son
Laguna Verde y Salina de la Laguna Verde.
En los cerros se encuentran las nacientes del río Chaschuil o Guanchin, que desemboca en el río
Abaulan en la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones después de atravesar la Ecorregión Puna.
Al pie de los cerros se encuentran planicies, localmente llamadas pampas, bolsones y vegas. Es-
tas últimas se encuentran a lo largo de los cursos de agua y alrededor de las lagunas y salares. Los

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

bolsones son hondonadas, con lagunas endorreicas. Las pampas y las vegas se distinguen por el
tipo de vegetación, que establece límites relativamente netos entre las dos geoformas. Las vegas
se desarrollan en aquellos sitios en que el acuífero está cerca de la superficie y las pampas donde el
acuífero es más profundo (Ratto, 2003).

Patrones recurrentes
Es un espacio vasto y pobremente explorado, especialmente desde el punto de vista de la vege-
tación y la flora.

Altos Andes
El patrón recurrente está determinado por la topografía y la disponibilidad de agua a escala pe-
queña; a escala mayor la altitud y la exposición son los factores determinantes. Las especies se
asocian con las geoformas planas, pendientes hacia cursos de agua y playas de cursos de agua
formando pampas, ecotono pampa-vega y vegas, respectivamente. En los relieves a mayor alti-
tud (4000 m), las pampas incluyen como especie dominante Deyeuxia sp y como acompañantes la
Adesmia nanolignea, Distichlis humilis, Maihueniopsis glomerata, Pachylaena atriplicifolia y Parastre-
phia quadrangularis; la vega es mucho más densa que la pampa y tiene como especie dominante
Distichlis humilis, acompañada por Scirpus nevadensis, Deyeuxia sp, Adesmia nanolignea, Adesmia
equinus, Atriplex oreofila y Maihueniopsis glomerata; en el ecotono, en el cual la cobertura dismi-
nuye gradualmente al alejarse de la vega, se encuentran Scirpus nevadensis, Deyeuxia sp, Nicotiana
petenioides, Juncus balticus, Caiophora coronata, Potamogeton sp y Distichlis humilis. A los 3800 m
de altitud, las geoformas dominantes son vega, pedemonte y faldeos. En las vegas hay Lampaya
hieromymi, Scirpus nevadensis, Deyeuxia sp, Juncus balticus, Adesmia echinus; en los faldeos se en-
cuentran Deyeuxia sp, Lampaya hieromymi, Acantholippia punenis, Adesmia echinus, Artemisia men-
dozana, Baccharis sp, Chuquiraga erinacea, Lycium chañar, Mimulus sp y Pachylaena atriplicifoli; en
el pedemonte se encuentran Deyeuxia sp, Lampaya hieromymi, Lampaya hieromymi, Distichlis sp. A
una altitud de 3500 m, en la pampa se encuentran Acantholippia punensis, Adesmia echinus, Hoff-
manseggia eremophila y Atriplex sp. En la vega se encuentran Scirpus nevadensis, Distichlis humilis,
Deyeuxia sp, Juncus balticus y Nitrophila australis; en el ecotono aparecen Acantholippia punensis,
Lampaya hieromymi, Distichlis humilis, Adesmia echinus y Hoffmanseggia eremophila (Ratto, 2003).
En todos los casos las especies se listan en orden decreciente de abundancia; se nota que en mu-
chos casos las especies se repiten pero las abundancias relativas cambian.
Recientemente se realizó un recorrido y se describió la vegetación en los alrededores de uno de los
volcanes, Ojos del Salado de 7084 m de altitud, ubicado en la Cordillera de Los Andes en el límite Ar-
gentina-Chile (González y Würschmidt, 2008). El recorrido abarcó un área entre los 3368 y los 5550
m de altitud, entre los límites occidental y oriental del Complejo. Entre los 3368 y 4050 m de altitud,
aparecen varias tipos de topografía en los que predominan distintas comunidades. En los planos bajos
cubiertos de piedra pómez y lajas donde predominan gramíneas altas o los arbustos bajos dispersos.
Los arbustos son rica-rica (Acantholippia sp) y entre las acompañantes se encuentran Nicotiana petu-
nioides, Chuquiraga erinacea, Lecanophora sp y Hoffmannseggia sp. En un cono de deyección de baja
pendiente y suelo salino con ripio crece un juncal (Juncus sp) de 20 cm de altura y Distichlis sp. En la
parte superior del cono la vegetación se transforma en una estepa arbustiva con Junellia sp, Acantho-
lippia cf hastulata, Lampaya sp y Hoffmannseggia sp. Con la altitud la vegetación se hace más dispersa
y aparecen la cactácea Maihueniopsis glomerata y el arbusto Chuquiraga erinacea. En los sitios rocosos
y mayor pendiente crece Ephedra sp, la cual se hace más abundante en la cumbre de una morena y
en las laderas rocosas, donde forma grandes parches y es acompañada por Acantholippia cf hatulata.
Sobre médanos de arena gruesa aparecen parches de un arbustal de Lampaya hieronymi y en sitios
con más piedras se encuentra Calandrina cf picta, Achantolippia cf hastulata. Sobre suelo salinos se

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

encuentra Juncus andicola y Distichlis spicata. En los suelos más ripiosos se encuentran estepas grami-
nosas de Festuca ortophylla o Stipa speciosa con cojines dispersos de Adesmia nanolignea. Sobre las la-
deras rocosas hay grandes parches de Ephedra. A la orilla de los ríos se forman estepas graminosas con
dominancia de Puccinellia oresigena, acompañada de Deyeuxia nardiflora, Festuca dissitiflora, Koele-
ria sp, con arbustos dispersos de Adesmia horrida, Atriplex sp, Cajophora sp, Pachylaena atriplicifolia,
Justicia sp y Maihueniopsis glomerata. En los sectores anegados a orillas del río se encuentra la vega
formada por Lilaeopsis sp, Pratia sp, Ranunculus symbalaria, Mimulus sp, Juncus andicola, Carex incur-
va, Myriophyllum elatinoides, Lemna sp y Puccinellia oresigena. En los sectores no anegados de la playa
Capítulo 1

hay un pastizal bajo con Nototriche sp, Verbena pygmaea, Koeleria sp, Festuca dissitiflora, F. ortophylla
y F. eriostoma. Sobre mesetas arenosas crece una estepa graminosa de Festuca ortophylla formando
medialunas, con arbustos dispersos de Adesmia nanolignea, Maihueniopsis glomerata. En las barrancas
rocosas y abruptas de la meseta crecen dispersas Stipa speciosa y Mulinum triacanthum acompañadas
por Ephedra sp, Parastrephia sp, Fabiana bryoides y Cajophora coronata. Entre los 4050 y 5500 m de
altitud la estepa graminosa se hace más dispersa y está formada por Festuca sp y algunos ejempla-
res de Adesmia nanolignea, también se encuentra Junellia sp. La cobertura vegetal disminuye con la
altitud y hay zonas desprovistas de vegetación, probablemente por deslizamientos de tierra que im-
piden el establecimiento de las plantas. En las laderas rocosas cercanas al volcán aparecen otras es-
pecies como Verbena cf pigmea, Perezia cf hunzikeri, Nototriche aff clandestina, Senecio y gramíneas,
alternando Festuca sp con Deyeuxia sp o Caetanthera aff pulvinata, según la exposición y sustrato. Las
plantas crecen al reparo de las rocas (González y Würschmidt, 2008). Se aprecia que los tipos de ve-
getación, el grado de cobertura y las especies varían según el sustrato, la disponibilidad de agua y la
exposición a los vientos, mientras que a mayor escala el grado de cobertura depende de la altitud.
En éste área se vieron águilas, aves en las vegas, lagartos de diversos tamaños, chinchillones so-
bre altos peñascos y vicuñas en las áreas planas (González y Würschmidt, 2008).
En un trabajo cuyo objetivo fue estudiar la distribución de especies de aves en los alrededores del
cerro Ojos del Salado, los autores identifican asociaciones entre ambientes y especies de aves y otros
grupos faunísticos (Vides-Almonacid, 1986). En el cauce del arroyo crece el anfibio endémico Telma-
tobius hautbali y el silúrido Pygidium sp. La superficie presenta una densa carpeta flotante de vegeta-
ción compuesta por Lemna sp, sobre la cual se encuentran microlepidópteros, áfidos y dípteros. En el
borde del arroyo, que es un pequeño barranco que varía de pocos cm a 0,5 m de alto, el sustrato es
arenoso, turboso, a veces con plantas arraigadas. Le sigue alejándose del centro del arroyo, la vega
de sustrato turboso-arenoso, cubierto de una pradera cenagosa, con abundantes gramíneas de por-
te variable hasta 1 m. Por último, bordeando la vega, sobre una pendiente suave correspondiente al
talud de la meseta basáltica, se encuentra la estepa graminosa sobre suelo arenoso-pedregoso. Es un
pastizal abierto de porte bajo, con dominancia de Stipa speciosa, con rosetas y arbustos enanos dis-
persos. Se encontraron 5 gremios de aves según sus recursos alimenticios. Las granívoras preferían las
vegas y la estepa; dos grupos de insectívoros buscadores: los que se alimentan en la vega y el borde
del arroyo y los que lo hacen en el cauce y el borde; los cazadores de presas en la vegetación flotan-
te; y un último gremio de cazadores de presas en vega y borde de arroyo (Vides-Almonacid, 1986).

Pulsos naturales
Los pulsos naturales están dados por el aporte de agua de deshielo que se produce con frecuencia
anual. Los principales agentes de modelado del terreno son la gravedad, el viento y el agua. Estos
son entonces los factores desencadenantes de pulsos naturales, toda vez que se produce erosión
eólica, o voladura de arena que se deposita en las laderas de las montañas, movimiento en masa
de sedimentos sueltos que se acumulan en los bolsones y flujos de agua con acumulación en las

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

partes bajas y planas formando vegas y ciénagas, únicos sitios donde se produce acumulación de
materia orgánica (Ratto, 2003).

Potencial natural de producción


En el Complejo Cuenca de La Laguna Verde hay evidencias de actividad humana, al menos como
sitio de paso, ya que se han encontrado obsidianas de esta zona en sitios arqueológicos de la Puna
catamarqueña (Yacobaccio et al., 2004).
En el Complejo que nos ocupa no hay asentamientos humanos permanentes. Los pastores de la

Altos Andes
puna vecina llevan sus animales en el período estival a pastorear en las vegas. En los alrededores
del volcán Ojos del Salado se producen acumulaciones de agua de deshielo en el verano, en las
cuales abrevan las vicuñas (Lucherini, 1996). En el Norte de este Complejo se evaluó la densidad
de vicuñas y de guanacos. La densidad de vicuñas superó en más de dos veces la de guanacos. La
superposición espacial entre esas dos especies ocurre entre los 4000 y los 4200 m de altitud. El
autor sugiere que la menor densidad de guanacos se debe a que están próximos al límite altitudinal
de su distribución y que dado que la superposición espacial es importante debe haber competencia
interespecífica (Lucherini, 1996).
Varias especies vegetales se emplean como forraje natural de la dieta de los camélidos; alimento
humano; medicinal u onírica, preferentemente en forma de infusión; para cestería y techumbre y
como leña (Ratto, 2003).
Otro potencial natural es la minería. De acuerdo a la Secretaría de Minas de Catamarca (http://
www.mineriacatamarca.gov.ar), en el Complejo hay yacimientos de azufre, oro, cobre y ónix.
Los volcanes constituyen un atractivo para los amantes de la aventura y se practica andinismo en
los cerros Pissis, Ojos del Salado e Incahuasi.

Protección de la naturaleza
En este Complejo no hay reservas naturales.

SUBREGIÓN ALTOS ANDES SEMIÁRIDOS (PMA=300-600 mm)


Complejo Cuenca Alta del Iruya
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación predominante es de pastizales de altura en los planos más altos y arbustales en las
laderas y suelos rocosos.

Ubicación
El Complejo, con una superficie de 2327 km2, forma una franja de dirección Norte-Sur que se
extiende desde el límite con Bolivia a ambos lados del límite entre Jujuy y Salta. Su mayor extensión
se encuentra en el Oeste del departamento de Iruya, Salta y en menor proporción en los departa-
mentos La Quiaca y Humahuaca de Jujuy. Se encuentra inserto en la Ecorregión Puna, que lo rodea
por el Oeste, el Sur y el Este.

Clima
El clima es semiárido, con diversos microclimas causados por el relieve (topografía, altitud y
exposición). La precipitación media anual es de alrededor de 300 mm y ocurre en el verano. Las

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

lluvias son de tipo orográfico. Los vientos del Este descargan el agua a barlovento de las sierras,
las precipitaciones disminuyen con la altitud y son mucho menores a sotavento (Bianchi et al.,
2005). A sólo 25 a 40 km al Este se desarrolla la Selva de Yungas, con una precipitación de 1000
a 1500 mm anuales.
Hay dos estaciones climatológicas en el Complejo, a 4150 (Lullachayoc) y 3850 m (Cóndor) de
altitud. La primera registra una precipitación media anual de 313 mm desde 1982 a 1996, con un
máximo en 620 mm en 1984, a partir del cual las lluvias fueron decreciendo hasta 166 mm en 1996.
La segunda marca una precipitación media anual de 490 mm en el período 1972 a 1996, con un
Capítulo 1

máximo de 603 mm en 1984, un mínimo de 185 mm en 1993 y otro pico de 609 mm en 1998. La
temperatura media anual en Lullachayoc es de 5,7 °C y en Cóndor 11,1 °C (Bianchi et al., 2005). Las
amplitudes térmicas diarias y anuales son muy pronunciadas (Bianchi, 1981).
En un trabajo que tiene por objetivo evaluar el riesgo aluvional de la cuenca, se muestran datos de
precipitaciones anuales en tres sitios dentro del Complejo: Colanzuli (3550 msnm), Iruya (2730 msnm)
y San Isidro (2900 msnm), registrándose precipitaciones media anuales de 238, 265 y 485 mm, res-
pectivamente para el período 1992-2000; y de 299, 589 y 328 mm, respectivamente, para el perío-
do 1984-2002 (Silva et al., 2002).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del río Iruya está cruzado de Norte a Sur por la Sierra de Santa Victo-
ria, de 4600 m de altitud media, que forma parte de la Cordillera Oriental, del Sistema Cámbrico.
El Sistema Cámbrico se originó por sedimentación en las cuencas marginales alargadas del borde
occidental de Gondwana, se extiende desde Bolivia hasta La Rioja y comprende la Puna, la Cordi-
llera Oriental, las Sierras Subandinas y las Pampeanas. La fuente de sedimentos parece haber sido
un cinturón de zonas cratónicas8 más o menos continuo ubicado en el borde oriental (Aceñolaza,
2003). La elevación de estas formaciones sedimentarias es consecuencia de la subducción de la
Placa de Nazca por debajo de la Placa Sudamericana durante el Cretáceo y las fuerzas de compre-
sión generadas por los movimientos posteriores de la Placa Sudamericana hacia el Oeste.
La topografía es irregular, con relieve muy quebrado y pendientes regionales muy fuertes; en 70
km desde la sierra a la cuenca del río Bermejo se pasa de 4600 a 600 m (Quiroga Mendiola, 2004).
Las sierras están cruzadas por valles estrechos de altura. Entre los cerros al pie de los mismos, exis-
ten sitios de pendientes suaves con suelo turboso, donde se forman vegas que se congelan en la
noche y se descongelan en el día. Estos humedales aportan agua a pequeños arroyos que aguas
abajo drenan en cursos caudalosos de comportamiento torrencial.
Las cumbres más elevadas de las sierras son Cerro Negro (5038 m), Soyono (4990 m), Azul Casa
(5015 m), Campanario (3188 m), algunas de las cuales están cubiertas de nieve todo el año. En la
Sierra de Santa Victoria se ha detectado la presencia de glaciares de escombro, lo cual constituye
un reservorio y fuente de agua para los valles productivos de altura (Ahumada, 2010).
En esta sierra están las nacientes los ríos Iruya y Santa Victoria que fluyen hacia el Este y desem-
bocan en el río Bermejo a distintas alturas. Hacia el Oeste fluyen ríos y arroyos no permanentes.

Patrones recurrentes
La información sobre vegetación y flora proviene de un estudio cuyo objetivo fue describir tipos
de vegetación y evaluar su potencial y su susceptibilidad al pastoreo en una cuenca de la ladera
oriental de la Sierra de Santa Victoria, entre aproximadamente los 3200 y 2500 m de altitud (Qui-

8 Cratón (adjetivo cratónico): sector muy antiguo de la corteza terrestre que forma parte de la litósfera continental y que ha al-
canzado un grado de rigidez tal que no es afectado por los procesos orogénicos.

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

roga Mendiola, 2004). Si bien el estudio abarca un área pequeña, los datos pueden extrapolarse a
nivel del Complejo, con variantes causadas por diferencias en el microclima local. La autora descri-
be tres unidades: pastizales, pastizales dispersos y arbustales.
Los pastizales tienen alta cobertura vegetal en el verano y ocupan antiguas terrazas aluviales
con pendientes inferiores al 3 %. Están dominados por Aristida spp y Eragrostis nigricans, acom-
pañados por hierbas muy palatables como Trifolium amabile, Alchemilla pinnata, Hypseocharis pim-
pinellifolius y Lepechinia meyenii, y especies menos palatables como Mitracarpus brevis, Richardia
stellaris, Hypochaeris meyeniana y Tagetes filifolia. Otras gramíneas duras dispersas en la matriz de

Altos Andes
pastizal bajo y denso son Stipa neesiana y Piptochaetium indutum en parches expuestos hacia el
Sur.
Los pastizales dispersos cubren superficies reducidas en terrenos con pendientes pronunciadas,
tienen baja cobertura y contienen arbustales dispersos. Las especies dominantes son Pennisetum
chilense y especies colonizadoras como Senecio clivicola, Physalis viscosa, Mitracarpus megapotami-
cus, Guilleminea densa; las especies acompañantes son Aristida spp y Stipa spp.
Los arbustos se desarrollan en los bordes bajos de los pastizales, entre los 3000 y 2800 m, en
terrenos con pendientes pronunciadas, en suelos rocosos con evidentes señales de erosión. Tienen
baja cobertura vegetal. Dominan las especies arbustivas, como Viguiera tucumanensis y Adesmia
cytisoides, Stevia spp y Mutisia acuminata. Predomina la vegetación leñosa, la cual está práctica-
mente ausente de los pastizales de mayor cobertura vegetal.
La autora concluye que la estructura de la vegetación y su composición florística se asocian con
la altitud, la pendiente y la estacionalidad del pastoreo en mayor medida que con la presión del
pastoreo (Quiroga Mendiola, 2004).

Pulsos naturales
Existen pulsos naturales a varias escalas. El pulso anual es desencadenado por las lluvias estiva-
les. Un pulso a largo plazo está regulado por los ciclos húmedos y secos de varios años, en la década
de 1980 hubo un período húmedo y en la década 1990, uno seco. Algunos investigadores estudian
los efectos del ENSO (El Niño Southern Oscillation) en estos ciclos.
Los suelos son someros, rocosos y susceptibles al movimiento en masa. El río Iruya aporta una
gran cantidad de sedimentos al río Bermejo. Este efecto produce pérdida de cubierta vegetal que
se recupera una vez terminado el proceso erosivo si se dan las condiciones para el establecimiento
de plantas.
La actividad humana influye en la erosión y movimientos de masa. El Complejo muestra riesgo
aluvional bajo en las partes altas, porque hay menor o nula densidad poblacional y escasa actividad
productiva, que van incrementando hacia el valle. El riesgo aluvional se relaciona con el tipo y grado
de uso de la tierra (Silva et al., 2002). Los suelos someros sometidos a pastoreo con pérdida de la
cobertura vegetal son propensos a los movimientos de masa y deslizamiento de sedimentos hacia
los ríos.

Potencial natural de producción


En el Complejo Cuenca Alta del río Iruya existen evidencias de ocupación humana entre 900 aC
y 120 dC y en el Período Inka, entre 1430 y 1560 en los sitios vecinos (Ramundo y Dambonerea,
2011). Los estudios de movilidad muestran que había flujos humanos a través del Complejo ha-
cia la Puna, Bolivia, Perú y Chile, y hacia los bosques orientales de la Argentina. Las evidencias se
fundamentan en hallazgos de bivalvos que vivían en ambientes costeros del Pacífico en el Jurásico
unos 190-180 MA atrás. La distribución de esta especie es muy amplia, desde Perú a la provincia

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

del Neuquén, por lo cual se emplean estudios de fosilización y formación de depósitos para iden-
tificar los sitios de origen de las muestras encontradas en lugares lejanos. Así se determinó que los
bivalvos encontrados en esta región provienen de los Andes chilenos al Norte del paralelo 27° Lat
Sur o, con menor probabilidad, de Perú central al Norte de Cuzco. Esto muestra una interacción
humana entre la Quebrada de la Cueva, Sudoeste del Complejo y la región de Atacama. Dado que
el espécimen encontrado no fue re-elaborado se piensa que tenía un significado simbólico ideoló-
gico, político o religioso (Ramundo y Dambonerea, 2011).
Actualmente, la densidad poblacional es baja y predominan las actividades de subsistencia, y los
Capítulo 1

pobladores son pobres y viven en aislamiento. La escasez de suelos aptos para agricultura, la rigu-
rosidad del clima y las altas pendientes dificultan las actividades agrícolas, que se realizan en los
pocos espacios con suelos coluviales profundos, aún en laderas empinadas, conos de deyección y
terrazas aluviales. Ha habido mucha emigración hacia los valles (Silva et al., 2002).
Los habitantes son principalmente pastores con pequeños hatos mixtos y propiedad precaria de
la tierra. Sólo tienen ocupación esporádica como cosecheros temporarios. La mayoría de los asen-
tamientos agrícolas se encuentran en terrazas aluviales con suelos aptos para agricultura y se riegan
mediante redes de canales. En algunos sitios se cultiva papa con aporte de agua de lluvia (agricultura
de secano) pero la actividad principal es la cría de ganado ovino y caprino, el cual es mantenido en
puestos en las tierras altas durante los meses de verano. Esta actividad es realizada por mujeres y
niños. La ganadería bovina y equina es trashumante, con pastoreo en el bosque oriental en invierno
y en los pastizales a mayores altitudes en verano y está a cargo de los hombres. De esta manera se
hace un uso integral de la vegetación de los diversos pisos altitudinales. El ganado caprino y ovino se
alimenta en un radio de 1,2 km desde el puesto, lo cual produce un gradiente de cobertura y estruc-
tura de la vegetación desde el puesto, que aparece pelado hacia afuera. En sitios con pastoreo con-
tinuo, las especies anuales colonizadoras y no palatables se hacen permanentes y el pastizal pierde
capacidad productiva. El pastizal disperso es especialmente afectado por el pastoreo continuo, con
reducción de la cobertura, de la riqueza de especies y de calidad de forraje, y riesgo de erosión del
suelo. La autora recomienda estrategias de los usos de tierra en función de las características de los
tipos de vegetación y considerando los efectos del pastoreo (Quiroga Mendiola, 2004).
Desde 1988 el Gobierno de Salta ha hecho prospecciones mineras en busca de oro en la Sierra
Santa Victoria en las cercanías del límite con Bolivia. Existen explotaciones mineras precarias reali-
zadas por los campesinos locales como complemento a su producción pastoril. A partir de 1990 ha
empezado la explotación formal por empresas en Vizcachani y Pueblo Minas (Sureda et al., 1991).

Protección de la naturaleza
En el Complejo no hay áreas protegidas aunque la Reserva de la Biosfera Yungas toca su borde
oriental en varios puntos y protege el 2 % del Complejo.

Complejo Cumbres Calchaquíes-Sierra de Aconquija


Tipos esenciales de vegetación
Los tipos de vegetación predominante son los pastizales de altura y las estepas arbustivas, vegas
y parches de queñoa (Polylepis australis).

Ubicación
El Complejo recorre el Este del departamento de Cafayate en Salta, el Este del departamento Tafí del
Valle en Tucumán, el Oeste de los departamentos Montero y Chicligasta de Tucumán y el Este del de-

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

partamento Santa María y el centro Norte del departamento Andalgalá de Catamarca. Está encerrado
entre la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones por el Este y la Selva de Yungas por el Oeste. Su exten-
sión es de 2013 km2.

Clima
El clima es semiárido. Las lluvias son de tipo orográfico, donde las lluvias originadas por los fren-
tes del Este descargan a barlovento y las laderas a sotavento son casi desprovistas de vegetación
por la aridez climática. Este efecto se acentúa cuando las cadenas montañosas tienen un fuerte gra-

Altos Andes
diente topográfico y se encuentran en contacto directo con la llanura, como ocurre con las sierras
de Aconquija (Bianchi et al., 2005) y en menor grado con la cumbres Calchaquíes. Como resulta-
do a barlovento se desarrolla la selva de Yungas. La Sierra del Aconquija es una de las barreras cli-
máticas más completas principalmente por la continuidad de su línea de cumbres, que impiden el
paso de los vientos húmedos provenientes del NE, E y SE, los que descargan la humedad sobre las
laderas orientales (Morlans, 1995). Las precipitaciones en las laderas orientales son de 400 mm,
disminuyen rápidamente con la altitud y en las planicies y bolsones occidentales son de alrededor
de 100 mm. Dentro del Complejo hay una estación meteorológica que registra precipitación media
anual de aproximadamente 1000 mm en el período 1971-1990, y una temperatura media anual de
13 °C. Esta estación se encuentra a 1300 m de altitud. El Complejo queda entre las isoyetas de 400
y 1000 mm, incrementando hacia el Sudoeste (Bianchi et al., 2005). Es probable que las tempera-
turas sean inferiores en los puntos más elevados.
Otros investigadores informan precipitaciones de 385 mm a mayores altitudes (4200 a 4600 m),
medida desde 1976 a 1979, y temperaturas medias de Noviembre a Marzo es de 4,5 °C y en invierno
de -1,6 °C (Halloy, 1985 citado por Patty et al., 2010).

Geología y geomorfología
El Complejo comprende las Cumbres de Santa Bárbara y las Cumbres Calchaquíes en su porción
meridional y los Nevados de Aconquija en su porción austral.
Las Cumbres Calchaquíes son un cordón montañoso aislado que pertenece al sistema de las Sierras
Pampeanas. Presenta altitudes superiores a los 4000 m y constituye una barrera a los vientos húme-
dos provenientes del Atlántico. Presenta un perfil transversal asimétrico característico del sistema
Sierras Pampeanas, con pendientes suaves en las laderas orientales y abruptas en las occidentales.
Las sierras o nevados de Aconquija, también perteneciente a la provincia Geológica Sierras Pam-
peanas, están formados por un conjunto de cuatro bloques fallados imbricados hacia el Norte, se-
parados por fallas de rumbo Noroeste por donde corren valles. El conjunto, de 105 km de longitud
y 40 a 60 km de ancho, corre de Nordeste-Sudoeste. En las cumbres de las sierras que superan los
5000 m, perduran circos glaciales formados durante la última glaciación. Sus cumbres más eleva-
das poseen hielos y nieves eternas, de hecho existe un glaciar, el de Chimberil, en la vertiente tu-
cumana, lo que le vale el nombre de Nevados de Aconquija.
Estudios recientes muestran que la sierra de Aconquija y las Cumbres Calchaquíes tienen un origen
común y estaban unidas. Se originaron durante el período Cámbrico por sedimentación de mate-
riales probablemente provenientes de un arco cratónico en la cuenca alargada del borde Oriental de
Gondwana (Aceñolasa, 2003). Durante el Terciario inferior la cadena montañosa bloque de Amba-
to, sierra de Aconquija y cumbres Calchaquíes constituían un bloque único receptor de sedimentos.
Durante el levantamiento general en este período, se erosionan casi completamente las secuencias
sedimentarias que habían cubierto el basamento. A los 35 MA (Oligoceno inferior) las fuerzas com-
presivas Este-Oeste generados por la convergencia de las placas de Nazca y Sudamericana con una

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

velocidad de desplazamiento de 4 cm/año provocaron el levantamiento general del sistema de sie-


rras. Aproximadamente a los 10 MA se genera la apertura de grandes cuencas intermontanas como
el valle de Santa María y el desarrollo incipiente de cuencas intermontanas como Tafí del Valle acom-
pañados con volcanismo efusivo. Después del levantamiento de la sierra de Aconquija y plegamien-
to de las secuencias sedimentarias terciarias, se produjeron nuevos episodios de movimiento que
generaron fallas normales y de desplazamiento de rumbo responsables de la configuración final del
relieve. Estas fallas desvinculan los cordones montañosos sierra de Aconquija-Cumbres Calchaquíes,
dividen al sistema de Aconquija en bloques menores y producen su corrimiento hacia el Oeste. Si la
Capítulo 1

sierra de Aconquija se pudiera desplazar hacia el Este y rotar, las líneas de ambas montañas (sierra
de Aconquija y Cumbres Calchaquíes) encajarían exactamente, lo cual es una de las evidencias de la
unidad de estas dos formaciones en su origen (Gutiérrez y Mon, 2004).
Las alturas en el extremo Sur de las cumbres Calchaquíes son mayores que las del extremo Norte
de la sierra de Aconquija. De Oeste a Este en las cumbres Calchaquíes se encuentran los cerros El
Negrito (4660 m), Alto de la Nieve (4634 m), Pabellón (3770 m) y Morro Alto Grande (3113 m). En
el extremo Norte de la sierra de Aconquija, el borde occidental es más elevado (cerro Alto de Ru-
miarco, 3602 m) y el borde oriental es más bajo (cerros Loma Pelada, 2680 m y Alto de Matadero,
2874 m) (Gutiérrez y Mon, 2004).
Ambos sectores del Complejo constituyen una divisoria de aguas, en la que se encuentran las
nacientes de los ríos y arroyos que drenan hacia ambas vertientes. Hacia el SE nacen los cursos
que conforman el río Salí-Dulce; hacia el occidente aquellos que drenan en el río Santa María, que
recorre los valles Calchaquíes, descarga en el río Las Conchas que aporta sus aguas a la cuenca del
río Juramento, hacia el Oriente.
En los Nevados de Aconquija y las Cumbres Calchaquíes se ha detectado la presencia de glaciares
de escombro (también llamados de roca), en la cabecera de las cuencas hídricas superficiales del
río Salí y del río Juramento (Ahumada, 2010). Dado que estos dos ríos proveen aguas a los bajos
áridos, los glaciares de escombro son de interés como reservas y proveedores de agua.

Patrones recurrentes
Dentro del Complejo se encuentran las cumbres de las dos formaciones montañosas. Los patro-
nes recurrentes dependen de la altitud y la exposición, que determinan los microclimas locales, y
de las características superficiales del suelo y la presencia de acumulación de agua. En las Sierras de
Aconquija, por encima de los 4500 m de altitud se encuentran acumulaciones de nieves eternas en
el verano; por debajo se encuentran pastizales de altura o arbustales, dependiendo de la pendien-
te y del tipo de suelo. En la vertiente oriental, más húmeda, se encuentran pastizales de neblina
por encima de los bosques de alisos (Alnus acuminata) y queñoa (Polylepis australis). Son pastizales
cespitosos con dominancia de Stipa ichu (paja blanca) y Festuca hieronymi var hieronymi (paja colo-
rada), en manchones discontinuos en una matriz de césped de escasa altura, con una abundante
cantidad de especies gramíneas y latifoliadas de porte rastrero. Las especies acompañantes son
Bromus catharticus (cebadilla criolla), Sporobolus indicus, Stipa neesiana var neesiana (flechilla) y
Cynodon dactylon (gramilla) y entre las latifoliadas Alchemilla pinnata (pasto punilla), Margyricarpus,
Dichondra microcalyx (oreja de ratón), Dichondra sericea var holosericea (oreja de ratón), Tagetes fi-
lifolia (anisillo), vinagrillo (Oxalis sp), Glandularia peruviana (verbena roja), Lathyrus tropicalandinus,
Cologania ovalifolia, Trifolium amabile var amabile. Otras especies adventicias presentes incluyen a
Taraxacum officinale (diente de león), Trifolium repens f repens (trebol blanco), Modiola caroliniana
(malva, mercurial, mercurio, sana todo, sanalotodo) y Medicago lupulina. En los sectores con suelos
más someros, cerca de los afloramientos rocosos, se presenta un pastizal de Paspalum humboldtia-

30
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

num var humboldtianum, Paspalum humboldtianum var stuckertii, Paspalum malacophyllum Paspalum
malacophyllum, Dichondra sericea, Cyperus cayennensis, Schizachyrium microstachium y Glandularia
peruviana. Además, entre las rocas, cubiertas de líquenes, se encuentran pequeñas cactáceas, he-
lechos y con menos frecuencia, chaguares (Bromelia hieronymi) (Palmieri et al., 2010).
En áreas con pendientes fuertes y suelos rocosos o pedregosos crecen arbustales y en los terre-
nos planos o con poca pendiente crecen los pastizales. En la ladera occidental, estas formaciones
vegetales llegan a pisos inferiores ya que hacia sotavento el clima es árido y el suelo somero, ro-
coso y pedregoso. Aquí abundan los arbustos espinosos: tolas (Parastrephia lepidophylla), quimiles

Altos Andes
(Opuntia quimilo), chilcas (Baccharis spp) y cardones (Trichocereus pasacana y T. terscheckii), es una
transición hacia la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones, con la cual comparte especies.
El Complejo cuenta con valles intermontanos no muy largos, paralelos a las serranías. Aquellos
que están por encima de los 3000 m de altitud permiten el paso a ambas vertientes, facilitando el
uso y traslado de recursos naturales.
En los bordes de los cursos de agua se forman vegas graminosas o de praderas de juncos. En las
vertientes orientales, por encima de los 2500 m se desarrolla la pradera montana que se extiende
hasta los 3000 m, en que empiezan a aparecer los pastizales. En el piso de la pradera aparecen
bosquecillos de queñoa (Polylepis australis), tiene un fuste retorcido y crece con forma achaparra-
da. Estos bosquecillos aparecen en parches aislados manchones aislados en la matriz de pastizal. A
partir de los 3000 m, en la pendientes rocosas, los chaguares forman parches densos acompañados
por yaretas, yaretillas y lupinos a mayores alturas.
En las Cumbres Calchaquíes predomina la vegetación herbácea, densa y continua en las zonas bajas
o protegidas, mientras que en las alturas mayores el suelo se presenta mayormente descubierto. En
las laderas suaves se desarrollan estepas graminosas donde dominan los géneros Stipa y Deyeuxia. So-
bre laderas protegidas vegetan cardonales de pasacana (Trichocereus atacamensis) y por las quebradas
hacia el Este aparecen, trepados al fondo de los valles, manchones de alisos (Alnus acuminata) for-
mando los primeros bosquecillos hacia la altura. En las quebraditas que descienden hacia el Oeste se
presenta vegetación arbustiva seca con jarillas (Larrea sp) y algarrobos arbustivos que más abajo en el
valle conforman bosques freatófitos a lo largo del cauce infiltrante del río Santa María. También exis-
ten vegas de altura y terrenos turbosos sometidos a la soliflucción9, que funcionan como reservorios
de agua y contribuyen en la regulación del régimen hidrológico; también hay lagunas de altura, donde
se encuentran poblaciones de flamencos y otras aves acuáticas. A los 4000 m de altitud se encuentra
el límite de la vegetación y sólo crecen musgos y líquenes protegidos por rocas.
En el Complejo, en las zonas altas predominan las plantas con baja biomasa foliar y muy alta bio-
masa radicular. Dado que en esta zona no hay una alta presión de pastoreo, que suele ser causante
de este tipo de distribución de biomasa, los investigadores sugieren que en este caso la gran bio-
masa radicular se debe a las temperaturas por debajo de 0 °C y falta de protección para soportar las
capas de nieve. La escasa precipitación anual también pudo haber contribuido al establecimiento
de especies con órganos de acumulación de agua (Patty et al., 2010).

Pulsos naturales
Los pulsos naturales de origen climático son los anuales en respuesta a las lluvias estacionales y
los deshielos y a escalas mayores los ciclos de alternancia sequía-humedad que duran varios años.
Los de origen topográfico son aquellos desencadenados por erosión y movimientos en masa debi-
dos a las fuertes pendientes, suelos someros y muy baja cobertura vegetal.

9 Soliflucción: Movimiento lento de la capa superior detrítica del suelo sobre una base inclinada. Es un proceso característico de
regiones periglaciares.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Potencial natural de producción


En el Complejo Sierras de Aconquija-Cumbres Calchaquíes existen evidencias de ocupación por
varias culturas aborígenes que dejaron representaciones materiales. Un ejemplo es el conjunto de
ruinas de La Ciudadela, en los altos faldeos orientales de los Nevados de Aconquija a 4400 m de
altitud. Algunos arqueólogos sustentan la idea de que esta ciudadela habría pertenecido a la cultu-
ra Inka, que llegó a los valles Calchaquíes medio siglo antes que los españoles. Otros sostienen que
representa uno de los bastiones del límite Sur del imperio Collasuyu.
En las Sierras de Aconquija, actualmente se observó la presencia de guanacos pero no se obser-
Capítulo 1

varon animales domésticos, lo cual indicaría que la presión de pastoreo no es muy alta (Patty et
al., 2010). El Parque Nacional Campo de Los Alisos fue un establecimiento ganadero, explotado en
arrendamiento para pastoreo. El ganado fue desalojado del área después de la creación del Parque
Nacional. Actualmente existe una pequeña población de ganado cimarrón y algún ganado que es
traído a pastorear desde los alrededores.
En las Cumbres Calchaquíes la principal actividad económica es la ganadería extensiva, con hatos
mixtos de ovinos, caprinos y vacunos, sobre vegetación natural. La vegetación forrajera es escasa
y de distribución espacial y temporal heterogénea, por la heterogeneidad topográfica y de suelos y
por la marcada estacionalidad. Además de las pasturas, los habitantes emplean otros recursos loca-
les como la sal de los salares de la vertiente occidental y la leña. La fauna también es aprovechada
para comercializar las pieles y cueros. La actividad agrícola está limitada por la escasez de suelos
aptos para el cultivo. Pocos sitios de las Cumbres Calchaquíes reúnen los recursos requeridos por
los humanos y estos son los valles intramontanos ubicados por encima de los 3000 m de altitud.
Desde estos valles, que son de reducida extensión los habitantes tienen acceso a los recursos de
ambas vertientes. Los habitantes son arrendatarios, conservan las formas de vida tradicionales con
una economía de subsistencia que depende de las condiciones de arrendamiento y del sistema de
mercado regional. Se emplea una estrategia trashumante trasladando el ganado según la dispo-
nibilidad de pasturas y también se intercambian productos con los habitantes de las tierras bajas
(Montillo y Manasse, 1993). Tradicionalmente algunas familias migraban a la zafra azucarera du-
rante otoño-invierno, mientras que otras cuidaban rodeos y majadas (com. pers. Morello).
El uso de los recursos ocasiona deterioro en las cuencas altas de los ríos con consecuencias so-
bre las tierras bajas adyacentes. El pastoreo intensivo, la quema de pastizales y cacería de especies
autóctonas son algunas de las causas de los impactos en las tierras bajas, que sufren inundacio-
nes, avalanchas de sedimentos y sequías. Lamentablemente, la actividad humana se ha interpre-
tado como presión ambiental, sin considerar la situación de la población local. Un ejemplo es la
quema de pastizales, práctica muy común en las Cumbres Calchaquíes y que tiene por propósito
el rebrote de las pasturas y el incremento de pastos tiernos y palatables. Según los investigadores
es una práctica dañina, pero no se generan modos alternativos que permitan la subsistencia de los
pobladores y la persistencia de las pasturas a largo plazo. La toma de decisiones por parte de los
productores involucra y afecta a las dimensiones histórica, cultural, social y económica además de
la ambiental (Montillo y Manasse, 1993).
Si bien en el Complejo no se realizan actividades agrícolas, las tierras bajas dependen de la in-
tegridad de las altas cuencas de los ríos que drenan hacia oriente y occidente. En especial, todos
los cursos afluentes del Tucumán tienen las nacientes en las sierras de Aconquija y las Cumbres
Calchaquíes.
El Complejo tiene mucho interés arqueológico, no sólo por los depósitos que alberga sino porque
los cerros han sido fuente de materiales para la elaboración de vasijas y otros artefactos cerámicos
que se han encontrado en sitios más o menos alejados. Una situación similar se encuentra con las

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

fuentes de obsidiana y su distribución a otros sitios más o menos alejados. Estos estudios permi-
ten descubrir los movimientos de los pobladores en el primer milenio de nuestra historia (600 aC-
1000 dC) y las interacciones entre las culturas de la época (Lázzari et al., 2009).
En el extremo Sur de las Sierras de Aconquija, a 4000 m de altitud, se establecieron las explota-
ciones mineras a cielo abierto Agua Rica y Filo Colorado, para la extracción de cobre, molibdeno y
oro. Los glaciares de escombro, que son reservorios de agua, podrían ser dañados por estos em-
prendimientos mega-mineros.

Altos Andes
Protección de la naturaleza

El 11 % del Complejo está protegido por tres reservas: el Parque Nacional Campo de los Alisos, el
Parque Provincial Cumbre Calchaquíes y Parque Provincial Los Ñuñorcos-Reserva Natural Quebrada
del Portugués.
La Dirección del Medio Ambiente de Tucumán y la Fundación Miguel Lillo presentaron un proyec-
to de Reserva Natural del Aconquija y Cumbres Calchaquíes. El proyecto se justifica no sólo por el
patrimonio natural y cultural de la zona, sino por su valor estratégico para la economía de Tucumán
ya que alberga las nacientes de todos los ríos de bañan la provincia. El proyecto incluye todas las
zonas de alta montaña por encima de los 3000 m de altitud (Jalil et al., sin fecha). Se desconoce el
destino de este proyecto.

Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina

Tipos esenciales de vegetación

El piso superior es una estepa graminosa hasta el límite de la vegetación, por debajo hay una es-
tepa arbustiva abierta. La primera en sectores más húmedos por acumulación de agua de deshielo;
en algunos sitios hay vegetación halófila y vegas a orillas de ríos y lagunas.

Ubicación

El Complejo es de poca extensión y atraviesa el departamento Vinchina de Norte a Sur, al Norte


de la provincia de La Rioja, a unos 20-50 km del límite Chile-Argentina (depto. Vinchina) y penetra
apenas en el departamento General Lamadrid de Rioja.
Limita al Este con la Ecorregión Puna, al Oeste con el Complejo Cuenca del Río Jáchal y al Norte
con el Complejo Cuenca de la Laguna Verde. Se separa de estos dos Complejos porque con ningu-
no de ellos existen conexiones a través de los ríos; cada uno representa una cuenca distinta. Tiene
una extensión de 2232 km2.

Clima

El clima es seco y frío de alta montaña, con precipitaciones estivales. Durante todo el año la tem-
peratura media mensual es inferior a los 10 °C. Por encima de la altura media de 4250 m, la tem-
peratura media de Enero es 0 °C y corresponde al clima de hielo perpetuo con régimen estacional
invernal níveo. La temperatura del mes más caliente es superior a 0 °C. Otras características del
clima son la baja presión de oxígeno, la alta radiación solar y los fuertes vientos.
En la Reserva Provincial Laguna Brava, que ocupa el extremo Sur del Complejo, la precipitación me-
dia anual es de 300 mm y la temperatura media anual entre 0 y 5 °C.
En el Complejo no hay estaciones meteorológicas ni cercanas que pudieran servir de referencia.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Geología y geomorfología
El Complejo comprende la formación geológica Precordillera, de sedimentos granitoides y vol-
canitas terciarias (Peralta, 2000). Corresponde a la zona de transición entre el segmento de sub-
ducción normal (inclinación 30°) y el plano (ángulo de subducción 0-10°), en los Andes Centrales.
Limita al Este con el Bolsón de Jagüé, recorrido por los ríos Punillas-Bonete-Jagüé, y al Oeste con
la Cordillera Frontal. El extremo Norte de esta sección de la Precordillera (de Jagüé) se hunde por
debajo del conjunto volcánico Cerro Bonete (Martina y Astini, 2009) de la Sierra de Veladero, cuyas
cumbres constituyen las mayores altitudes del sector Norte del Complejo. El cerro Bonete Grande
Capítulo 1

(5943 m) y cerro Bonete Chico (6750 m) son los más notables de este conjunto volcánico, y otras
cumbres importantes son el Monte Pissis (6882 m), el cerro Negro de la Laguna Verde (5764 m), y
el cerro Cenizo (5279 m), los tres en el límite Norte con Catamarca. En el conjunto volcánico Bo-
nete se encuentran las nacientes de los arroyos que drenan en el río Punillas, que es el origen del
río Vinchina.
En el sector Norte de este Complejo también se encuentra el cráter Corona del Inca, hacia el
Oeste del conjunto volcánico Bonete. Este cráter, también llamado Inca Pillú, es considerado como
las nacientes del río Desaguadero, en el cual desemboca el río Vinchina. El cráter está ocupado por
el lago navegable homónimo ubicado a mayor altitud en el planeta; su borde está a 5530 m y el
lago se encuentra a unos 5200 m de altitud. El lago tiene una profundidad de 350 m, una forma
oblonga de 2 km de largo por 1 km de ancho y es alimentado por agua de deshielo de las paredes
del cráter. Las laderas y base del cráter están cubiertas de restos de la explosión volcánica (cenizas,
rocas, etc.) y la ladera Norte está cubierta por glaciares. Hay evidencias de la retracción del glaciar
El Potro, en la Corona del Inca.
En la porción Sur del Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina, se encuentra la Laguna Brava, en
una cuenca endorreica ubicada sobre una meseta. Esta porción del Complejo forma parte de la Re-
serva de protección de la vicuña Laguna Brava. La laguna está rodeada por depósitos salinos.

Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes están determinados por la asociación entre topografía vegetación y sue-
los, que forman un mosaico heterogéneo por las diferencias de exposición, altitud y disponibilidad
de agua.
A partir de los 3600 a 3700 m de altitud comienza la estepa arbustiva abierta, la cual se extiende
hasta el límite altitudinal de la vegetación (4300-5000 m). La descripción que sigue no proviene de
un trabajo local a campo, sino de trabajos realizados en 1952 y 1959 por otros autores, incluyendo
la lista de especies dominantes.
Hasta 5000 m se encuentra estepa graminosa en topografías relativamente planas; en los alre-
dedores de las vegas y humedales se desarrollan las estepas arbustivas, con parches de gramíneas
duras, coirón (Festuca sp) o ichu (Stipa ichu). Entre las especies de gramíneas predominan Festu-
ca sp y Stipa sp; y entre los arbustos enanos se encuentran Nototriche copon (copón) y Adesmia sp
(cuerno), los cuales en ocasiones forman densos parches leñosos. En lugares pantanosos dominan
gramíneas como Calamagrostis sp.
En el ecotono con la Ecorregión Puna se encuentran Ephedra sp, Polylepis sp y Lepidophyllum sp.
Estas especies son usadas como leña y se encuentran muy deterioradas.
En la parte más alta de las laderas, en terrazas más húmedas o donde el agua aflora, se desarro-
llan pastizales con hierbas latifoliadas que son los preferidos por los camélidos para el pastoreo.
En las planicies aluviales de pendiente suave y suelos salinizados predominan las especies haló-
fitas Saueda divaricata (jume), Allenrolfea vaginata y Baccharis sp (chilca). En estas geoformas, si el

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

suelo no está salinizado predominan las gramíneas altas, como Cortaderia sp (cortadera) y Phrag-
mites australis (carrizo) (Rosa, 2000).
En los alrededores de Laguna Brava existen humedales y vegas que dan alimento a aves acuáti-
cas como Tinamotis pentandlii (Queú andino), Phoenicopterus chilensis (flamenco chileno), Phoeni-
copterus andinus (Flamenco andino) y Phoenicopterus jamesis (flamenco james o de la Puna); éstas
dos últimas son endémicas. La primera habita las vegas y también los llanos y las laderas rocosas,
las tres especies de flamencos utilizan la laguna (Cajal, 1998a). Se encuentran también choique
(Rhea pennata) y chorlito de vincha (Phegornis mitchellii) con densidades notablemente altas, por lo

Altos Andes
que se presume que nidificaría en el área (Coconier y Blanco, 2006).

Pulsos naturales
El Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina se encuentra en una zona sísmica de elevado riesgo
(INPRES, 2011). Los movimientos de tierra provocan deslizamientos de suelo y piedras que originan
depósitos de escombros. En las zonas arrasadas y sobre los escombros se inician sucesiones secun-
darias. La fuente sismogénica principal comienza al Sur del Complejo, en el sistema de fallas activo
El Tigre, que se extiende desde las proximidades de la Laguna Brava en La Rioja hasta el cordón de
Cortaderas en la provincia de Mendoza, y tiene una longitud estimada de 600 km. Los parámetros
que caracterizan esta fuente sismogénica son un intervalo de recurrencia de 1250 años y una mag-
nitud máxima de 7,8 de la escala de Mercalli.

Potencial natural de producción


El Complejo no tiene asentamientos humanos permanentes y el uso de la tierra está probable-
mente limitado al pastoreo estival en las vegas y valles intermontanos, aunque no hay datos so-
bre este uso. En la reserva provincial Laguna Brava hay grandes tropillas de vicuña y guanaco (Vila,
1995).
En épocas anteriores de nuestra historia, este Complejo era sitio de paso hacia Chile, por arrieros
que trasladaban ganado hacia ese país y pastores que traían el ganado a pastar del lado Argentino
durante el verano, aprovechando las vegas y pastizales.
Si bien el potencial natural de agroproducción es muy bajo en el Complejo, existe producción
agrícola en los valles y bolsones vecinos que depende de la provisión de agua de deshielo prove-
niente de los altos andes.
En el Complejo hay vegas y humedales que pueden constituir un recurso alimenticio para los camé-
lidos; sin embargo, no hay datos de existencia de vicuñas y guanacos dentro del Complejo, excepto
en la reserva provincial Laguna Brava cuyo objetivo es la protección de estas especies. Se ha infor-
mado que se observa caza furtiva de vicuña en la reserva, lo cual afecta el tamaño de población y el
estado de salud de los animales por el consumo de energía de escape. Abundan los caminos por la ac-
tividad minera y es muy difícil controlar el ingreso de turistas y cazadores (Donadio y Burskirk, 2006).
Las Cerros Morado (5230 m) y Pilar (5032 m), Bonete, entre otros, muestran evidencias de ocu-
pación inca con fines de ceremoniales incas. Se encuentran adoratorios de montaña en los cerros
y un tambo10 y un complejo ceremonial alrededor de la laguna (Cerruti, 2003). Estos hallazgos
otorgan al Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina un alto valor como patrimonio cultural, especial-
mente porque hay todavía mucho por prospectar. Existe una serie de antiguos refugios de piedra,
construidos con diseño similar a un nido de hornero y realizados en la época de la presidencia de

10 Tambo: del quechua tampu, posada o albergue a lo largo de las rutas incas a distancias equivalentes a una jornada de viaje y en
las que descansaban los charquis (mensajeros). Algunos tenían alojamiento donde podían pernoctar personajes importantes.
Actualmente quedan los restos de las construcciones.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Sarmiento, que se utilizaban para refugio de los arrieros y transeúntes que realizaban el cruce de
los Andes en la época de veraneada (Vilá, 1995).
El Complejo tiene potencial minero, aunque no totalmente explorado. En Corona del Inca se han
detectado yacimientos de oro y plata, todavía no explotados. En Cerro Bonete existe un proyecto
minero de 20.000 ha para producción de metales preciosos. La actividad minera, es muy intensa
y localizada, aunque con escasas explotaciones de metales auríferos y es la única actividad perma-
nente.
La minería ha sido una actividad tradicional y ha despertado tanto interés que se estableció el
Capítulo 1

turismo geológico minero, con circuitos a través de yacimientos e infraestructura abandonados.


El Complejo tiene un gran potencial turístico, por ejemplo en la reserva provincial Laguna Brava y
en el lago del Cráter Corona del Inca. Ambos sitios son visitados por amantes del turismo aventura.
El Complejo no tiene suficiente infraestructura para el aprovechamiento de los recursos turísticos.
Es posible que la Ruta Nacional 76 que une Villa San José de la Vinchina con el paso cordillerano
de Las Pircas Negras (4365 m) pasando por la costa Norte de la Laguna Brava, estimule la actividad
turística cuando se concluya su pavimentación.

Protección de la naturaleza
El 29 % de la superficie del Complejo se halla bajo protección por la Reserva Provincial Laguna
Brava.

Complejo Cuenca Alta del Río Jáchal


Tipos esenciales de vegetación
Vegetación pulvinada, con arbustos muy bajos y gramíneas dispersas en suelos con evidencias de
procesos criogénicos (Martínez Carretero et al., 2007)

Ubicación
Con una superficie de 14.222 km2, ocupa el Oeste del departamento Iglesia, San Juan, en toda
su extensión N-S y hacia el Norte una pequeña cuña entra en el departamento Tinogasta de Cata-
marca, y en el Oeste de los departamentos Vinchina y Lamadrid de La Rioja. Limita por el Norte con
el Complejo Cuenca de la Laguna Verde, por el Este con el Complejo Cuenca Alta del río Vinchina,
con el extremo austral de la Ecorregión Puna y con la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones. Al Sur
limita con el Complejo Cuenca Alta del río San Juan.

Clima
El Sector de la Cordillera de los Andes en que se encuentra este Complejo tiene un clima seco
con inviernos rigurosos, muy bajas temperaturas invernales, veranos muy cortos, pocas precipita-
ciones, vientos violentos y alta insolación. Entre los 4000 m y 6000 m se producen principalmen-
te precipitaciones en forma de nieve y escarchillas. Las primeras precipitaciones níveas ocurren en
Mayo y alcanzan un máximo de abundancia en Julio y Agosto; son de corta duración. Después de
cada tormenta se forma una capa de hielo que protege la nieve acumulada en las cumbres e impi-
de la evaporación. Por debajo de los 4000 msnm las lluvias son escasas y sumamente irregulares.
En estas condiciones climáticas se desarrolla un permafrost y la propiedad singular de este clima
es su influencia en la generación de un sistema morfogenético en el cual la escarcha y el viento son
los factores modeladores más importantes, mucho más que el agua corriente (Perucca y Angilieri,

36
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

2008). Sobre la cordillera las lluvias níveas son escasas en el Complejo Cuenca Alta del río Jáchal e
incrementan considerablemente en cantidad de Norte a Sur.
En la porción Sur del Complejo hay 6 estaciones meteorológicas (Subsecretaría de Minería de la
Nación. 1994). Sin embargo, tres de las 6 estaciones han sido suprimidas y la fuente no publica los
datos de las estaciones, excepto los de una ubicada a 4400 m (Zoncarrón), que pertenecía a una
mina y tiene registros parciales termométricos y nivométricos de 1987 a 1989. Las temperaturas
medias mensuales varían entre -1,3 °C en Julio a 2,3 °C en Septiembre; las medias máximas entre
7,4 en Julio y 13,1 en Septiembre y las medias mínimas entre -8,1 en Agosto y 9,9 en Mayo y Julio.

Altos Andes
Las temperatura máxima y mínima absolutas fueron de 40 y -20 °C respectivamente, en Septiembre
(Subsecretaría de Minería de la Nación. 1994).
Sobre la base de estos valores, antecedentes aislados disponibles y datos obtenidos en otras es-
taciones ubicadas en Cordillera a alturas del orden de los 3000 msnm, se estima que la temperatura
media anual es de aproximadamente 0 °C, las temperaturas máxima promedio y mínima promedio
son de unos 7 °C y -6 °C respectivamente, y las temperaturas máxima y mínima absolutas de 40 °C
y -30 °C. Las altas temperaturas máximas que se registran en la zona cordillerana en invierno, se
deben a la influencia del viento Zonda. La amplitud térmica anual (invierno-verano) es alta, del or-
den de los 70 °C (Subsecretaría de Minería de la Nación, 1994).
En la reserva provincial San Guillermo, el clima al Oeste, que correspondería a la Ecorregión Altos
Andes, es de influencia del Pacífico, con precipitaciones invernales en forma de nevadas y graniza-
das. El invierno se extiende desde Abril a Agosto y las precipitaciones máximas del orden de 75 mm
se producen en Mayo y Junio. Durante la sequía estival las precipitaciones son inferiores a 10 mm/
mes. Las precipitaciones muestran un régimen bimodal pronunciado. En años “normales” prome-
dian 110 mm mientras que en años “El Niño” promedian 415 mm. La temperatura media anual a
4900 msnm es -6.8 °C y permanece bajo 0 °C todo el año. Las temperaturas máximas superan los
9 °C en verano y en invierno suelen alcanzar valores positivos, esto sugiere que hay derretimiento a
lo largo de todo el año. Las temperaturas mínimas llegan a 20 °C bajo cero.

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del río Jáchal se encuentra en la porción cordillerana ubicada sobre el
segmento de subducción plana, sin arco magmático y por lo tanto sin vulcanismo activo. Este seg-
mento subyace todas las formaciones geológicas (Cordillera, Precordillera y Sierras Pampeanas) y es
el sector de la Cordillera de Los Andes que presenta las mayores altitudes en la Cordillera Principal
(Ramos, 1999b). Dentro del Complejo se encuentran cordones pertenecientes a la Cordillera Prin-
cipal y la Cordillera Frontal. Hacia el Este aparece a esta latitud la Precordillera pero sus serranías
son más bajas y pertenecen a la Ecorregión Puna. Las elevaciones varían entre los 3500 msnm en
la Cordillera Frontal hasta 5500 msnm en el límite internacional con Chile.
A pesar de que este Complejo actualmente se encuentra en un segmento de subducción en pla-
no, sin vulcanismo activo, su porción Sur, en los alrededores del río Valle del Cura, fue una zona de
magmatismo en arco desde el Oligoceno Superior hasta el Mioceno superior, en que se interrum-
pió la actividad volcánica por el cambio de inclinación del segmento, el cual se hizo subhorizontal.
Recientemente se han encontrado evidencias de varios eventos volcánicos antiguos, ocurridos en
el Paleógeno (65,5 a 33,9 MA). La actividad eruptiva y sedimentaria fue intensa durante el Eoceno-
Oligoceno Inferior (56 a 33 MA), como lo demuestran estudios estratigráficos y litológicos (Litvak y
Poma, 2005). Esto explica la presencia de sedimentos y rocas de origen volcánico en ese Complejo.
Los cordones cordilleranos, que señalan el límite Argentina-Chile y constituyen la divisoria de
aguas, son encadenamientos compactos, elevados y subparalelos entre sí. Los cerros fronterizos más

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

importantes son el del Potro, del Toro y las Tórtolas. Hacia el Este, en la Cordillera Frontal, se desta-
can el Cordón Cajón de la Brea, la cuchilla del Infiernillo, del Inca, cordillera de Las Carachas, Cordón
de Santa Rosa, Cordón de San Guillermo, entre otros. La cordillera Frontal es rica en rocas del Paleo-
zoico Superior.
El relieve de base es un conjunto de mesetas o planicies elevadas modeladas por los cursos de
agua, de las que emergen los cordones montañosos de las cordilleras Principal y Frontal. Se ob-
servan rocas plutónicas del Paleozoico y la superficie es rocosa formada por fragmentos de rocas
graníticas y volcánicas. En los niveles más recientes se produce la acumulación de sedimentos que
Capítulo 1

no son transportados por el escaso flujo hídrico superficial en las condiciones de aridez imperante.
Los ríos provocaron una erosión vertical muy intensa y generaron valles profundos en forma de
V. Hacia el Norte del Complejo se encuentran las nacientes del río Salado, que desemboca en el
río Blanco, hacia el centro están las nacientes del río Las Taguas y sus afluentes, que desemboca
en el río Blanco varios kilómetros al Sur y hacia el Sur del Complejo nacen arroyos que desem-
bocan en el río Jáchal, prácticamente a la misma altura a la cual el Blanco descarga en el Jáchal.
En este sector del Complejo, el drenaje de orden inferior está poco integrado debido a las bajas
precipitaciones sobre la cordillera, pero luego se desarrolla en un patrón dendrítico integrado ali-
mentado principalmente por el agua de deshielo. Los ríos están formados por múltiples cursillos
entrelazados. Si bien actualmente no hay actividad glacial, existen evidencias de modelado por el
hielo, como circos, valles glaciales, valles colgantes y morenas que limitan pequeñas lagunas (Pe-
rucca y Angilieri, 2008).
En el Complejo existen glaciares cuya existencia se detectó a raíz de la instalación de dos im-
portantes proyectos mineros: Veladero y, posteriormente, Pascua Lama. Durante el desarrollo de
las evaluaciones de impacto ambiental se realizaron distintos estudios de base y de monitoreo de
los glaciares. La importancia de estos glaciares radica en su función de proveedores de aguas de
deshielo que drenan en el río de las Taguas, que a su vez es un tributario del río Jáchal, uno de los
principales cursos de agua permanentes de la provincia San Juan (Pitte, s/f b).
El inventario de glaciares incluye los glaciares de escombros, que son geoformas de permafrost o
suelo permanentemente congelado que en esta zona tienen típicamente 200-500 m de largo. En el
área fueron identificados y clasificados 6 glaciares, 15 manchones de nieve perennes (mayores que
0,1 ha), 8 glaciares de escombros activos y 16 protalus ramparts (restos de sedimentos rocosos al
pie de una ladera empinada cubiertos o sedimentado por hielo). El control topográfico es muy fuer-
te, los glaciares se desarrollan en las vertientes frías, mayormente con orientación SE. Este aspecto
fue observado en otros inventarios de los Andes Áridos. Desde hace tiempo (1959) se han estudia-
do algunos glaciares, lo cual ha permitido verificar que entre 1959 y 2007 el área de los glaciares y
manchones de nieve se redujo un 15 %. Algunos glaciares redujeron su extensión en hasta un 40 %.
La tendencia sufrió una reversión moderada a finales de los 90’ cuando algunos glaciares avanzaron
moderadamente, lo cual podría deberse a la intensidad y frecuencia de los eventos “El Niño” de las
décadas 1980-1990. En esta zona durante los eventos “El Niño” las precipitaciones son 3-4 veces
superiores a los años “normales”. Este patrón de comportamiento es similar al observado en otros
glaciares de los Andes Áridos de Argentina (Pitte, s/f b).
En un estudio realizado en dos glaciares del sistema de Los Amarillos (Cabrera y Leiva, 2008) se
detectó una reducción de su superficie en 4,5 % entre los años glaciológicos 2004-05 y 2007-08.
El balance de masas dio negativo indicando que el glaciar se está achicando y cada vez baja me-
nos agua a los arroyos en los que drena. Los datos son provisorios porque para saber si existe una
tendencia se requieren datos de muchos años. Un balance negativo indica que el glaciar se achica
y que cada vez baja menos agua a los arroyos en los que drena. También se detectaron reduccio-
nes en otros glaciares en un estudio que abarca una extensa porción de Los Andes, desde San Juan

38
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

hasta Río Negro. El glaciar Agua Negra, en el Complejo Cuenca Alta del río Jáchal muestra un retrai-
miento continuo desde 1965 (Leiva, 1999).
Otros estudios no han detectado variaciones de la extensión de campos de hielo permanente en
uno de los cerros del Complejo (Cerro El Potro, 5879 m). Por encima de los 5500 m, el hielo per-
manente del cerro El Potro persiste, así como las lenguas glaciales y entre los 4300 y 5500 m se
encuentran glaciares de roca activos e inactivos. Sin embargo, los autores reconocen que se requie-
ren estudios más completos y en período más largos para evaluar el estado de los permafrost de los
ambientes periglaciales, ya que su comportamiento depende de las condiciones climáticas contro-

Altos Andes
ladas por la topografía. Con la información obtenida no es posible establecer una relación directa
entre las superficies de hielo, el área de las cuencas y la descarga de los ríos (Perucca y Angillieri,
2008). Estudios de este tipo son importantes porque los ríos que bañan las zonas bajas aledañas
reciben el agua de deshielo y los fenómenos glaciales pueden alterar la hidrología de las zonas ba-
jas. El conocimiento adquirido permitiría tomar decisiones sobre bases científicas al momento de
evaluar proyectos de prospección minera.

Patrones recurrentes
En un estudio del uso de hábitat y recursos por los camélidos, se identifican tres tipos de hábitat en
la reserva de la Biosfera San Guillermo: los llanos, las laderas no rocosas y las laderas rocosas (Cajal,
1998b). Los llanos tienen una cubierta vegetal entre 5 y 10 %, en los que la formación dominante
se asocia al tipo de suelo y la pendiente. En todos los llanos dominan los pastizales; en los de suelos
pedregosos las suculentas son conspicuas y en los pastizales en pendiente abundan los arbustos y
pueden tener mayor cobertura que las gramíneas. Las especies de gramíneas son Stipa frigida y Sti-
pa cfr speciosa (coirones). Entre las suculentas se destaca Mahiueniopsis glomerata y entre los arbus-
tos se encuentran Adesmia horrida, Lycium chañar y Lycium cfr chilense, entre los caméfitos en placas
Adesmia nanolignea y entre los geófitos y terófitos Sphaeralcea mendozana, Phacelia sinuata y Cheno-
podium sp. En este hábitat se encuentran depresiones inundables o vegas, en parte salinizadas, en
las orillas de cursos de agua permanentes y suelos con abundante materia orgánica poco alterada. La
vegetación es herbácea en forma de césped almohadillado o en cojines. Las especies más comunes
son Oxychloe spp y gramíneas como Deyeuxia sp, Festuca cfr scirpifolia y Juncus balticus.
Las laderas no rocosas tienen pendientes suaves y están cubiertas de pastizal muy bajo con ar-
bustos deciduos y cojines dispersos. Las especies perennes más frecuentes son Stipa frigida, Stipa
cfr speciosa, Adesmia horrida y Adesmia nanolignea. En éste hábitat se incluyen las vegas colgantes,
similares a las vegas de los llanos.
Las laderas rocosas se presentan en barrancas con pendientes muy pronunciadas con afloramien-
tos rocosos. La vegetación es predominantemente herbácea. Por encima de los 3900 m de altitud, el
estrato es muy bajo, con geófitos como Nototriche spp y Chaetanthera spp. Por debajo de los 3900
msnm predominan los matorrales o arbustales de Lycium cfr fuscum, Fabiana denudata, Lycium cha-
ñar y Adesmia horrida y el pastizal está formado por gramíneas bajas del género Stipa (Cajal, 1998 b).
En la publicación Línea de Base de la Reserva de la Biosfera San Guillermo se incluye un estudio
de la vegetación en que se describe la formación y se realizan censos florísticos en cada una de las
unidades fitogeográficas de la Reserva. La Reserva de la Biosfera San Guillermo trasciende hacia
el Este los límites de la Ecorregión Alto Andes, tal como la delimitó la Administración de Parques
Nacionales. Dado que ni la Ecorregión ni el Complejo Cuenca Alta del Río Jáchal coinciden con las
Unidades Fitogeográficas, lo cual es de esperar porque los criterios de zonificación son diferentes,
se cartografiaron los censos sobre nuestro mapa de Complejos, para ubicarlos. Esto fue posible
porque los autores incluyen las coordenadas geográficas y la altitud de los censos (Martínez Carre-

39
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

tero et al., 2007). De los 18 censos que los autores ubicaron a 4000 m de altitud o más, sólo 5 se
encuentran dentro de la Ecorregión Altos Andes y de los 11 censos que se ubican por debajo de los
4000 m, uno está dentro de la Ecorregión Altos Andes.
Los autores definen la unidad fitogeográfica Altoandina como el piso de vegetación que se ex-
tiende entre los 4000 m y los 4400 m, que corresponde al límite altitudinal de la vegetación en esta
zona. La vegetación es de matorrales pulvinados muy abiertos, en suelos con intensos procesos de
crioturbación (pequeños deslizamientos de suelo causados por hielo-deshielo de las capas super-
ficiales), dominados por Adesmia subterranea acompañada por Stipa frigida, Caethanthera spathu-
Capítulo 1

lifolia, Cristanthe picta, Barneoudia chilensis, etc.


Las comunidades descriptas por los autores (Martínez Carretero et al., 2007) y que se encuentran
en los Altos Andes son:

1. Pastizal de Jaraba chrysophylla var chrysophylla, representado por un censo en el cual la especie
que da nombre al pastizal codomina con Adesmia hemisphaerica y tiene como acompañantes a
Maihueniopsis glomerata, Euphorbia sp, Adesmia glomerata y Muhlenbergia fastigiata.
2. Pastizal de Jarava speciosa var abscondita, representada por un censo en que dominan am-
pliamente J. speciosa y están presentes J. chrysophylla var chrysophylla, Adesmia quadripinnata,
Facelia cumingii, Lenzia chamaepitis y una asterácea sin identificar.
Estos dos pastizales son ubicados en la Unidad Fitogeográfica Puna por los autores, probable-
mente ubicados en el ecotono Puna-Altoandino.
3. Matorral de Adesmia subterranea representado por un censo en el que domina Jarava humilis
acompañada por Adesmia subterranea.
4. Pastizal de Stipa frigida, representado por un censo en el que S. frigida y Huarpea andina co-
dominan.
5. Vegas, representadas por dos censos. En uno domina Poa sp y las especies acompañantes son
Lilaeopsis macloviana, Spergula pissisi, Nastanthus caespitosum, Ranunculus cymbalaria, Pucci-
nelia frigida, Deyeuxia aff velutina y Senecio volckmanii. En el segundo censo la especie domi-
nante es Patosia clandestina con Deyeuxia velutina y Stipa frigida como acompañantes.

En un trabajo reciente se estudiaron las vegas, llamadas bofedales en Bolivia, Chile y Perú. Son for-
maciones vegetales de cobertura densa que se desarrollan en suelos con alta disponibilidad de agua,
en las orillas de cuerpos de agua. Mediante imágenes satelitales se encontraron cinco zonas en las ve-
gas. Zona 1: Vegetación con alta cobertura (100 %) en suelos sobresaturados, con agua estancada en
superficie y agua libre. Las especies dominantes son Oxychloe sp, Carex sp, Juncus sp. Zonas 2: Vegeta-
ción con cobertura media a alta (70 %) en suelos saturados, con Carex sp, Juncus sp, Deyeuxia sp como
especies dominantes. Zona 3: Vegetación con media a baja cobertura (50 %) en suelos secos; especie
dominante Deyeuxia sp acompañada por otras gramíneas. Zona 4: Vegetación con baja cobertura (me-
nor a 20 %) en suelos secos, con presencia de Stipa spp y Adesmia aegyceras. Zona 5: Suelos secos y
sin vegetación (Ontivero et al., 2010).
Las vegas que bordean la laguna y el cuerpo de agua proveen hábitat para las aves acuáticas. En
la Reserva de la Biosfera de San Guillermo se registró la presencia de Pterocnemia pennata (ñandú
petiso) y Tinamotis pentlandii en llanos, laderas rocosas y vegas, y el flamenco Phoenicopterus chi-
lensis en la laguna (Cajal, 1998a).
En los Altos Andes coexisten con igual distribución los mamíferos gato andino (Leopardus jacobita),
gato de las pampas (Leopardus colocolo), zorro colorado (Lycalopex culpaeus) y puma (Puma concolor).
La presa principal del gato andino es la vizcacha (Lagidium viscacia) la cual también es elegida por el
gato pampeano y el zorro. A pesar que la distribución de estas especies se superpone, que son sim-

40
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

pátricas localmente y que tienen las mismas preferencias alimenticias, no compiten tanto como se
supone porque los zorros y los gatos andinos son nocturnos y el puma es diurno. Los primeros se ali-
mentan de vizcachas, que también son nocturnas y el puma es el único depredador de los mamíferos
grandes (vicuña y ganado) los cuales componen la casi totalidad de la dieta de los pumas (Lucherini
et al., 2009). Esto también fue demostrado en San Guillermo y probablemente ocurra en todos los
Complejos de los Altos Andes.

Pulsos naturales

Altos Andes
Los pulsos naturales anuales dependen de la provisión de agua del deshielo y las escasas lluvias.
Las variaciones de temperatura verano-invierno y la disponibilidad de agua en verano producen
incremento de biomasa vegetal y movimiento de algunas especies animales que migran desde las
cumbres a las zonas más bajas en invierno y en dirección opuesta en verano.
El ciclo de congelamiento y el deshielo es responsable de los procesos criogénicos de modelado
de los sedimentos.
En la provincia de San Juan la actividad sísmica se presenta con áreas de mayor concentración de
epicentros. Al igual que en el Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina, la fuente sismogénica prin-
cipal es el Sistema de Fallas El Tigre, cuyas características se describieron en el Complejo mencio-
nado (INPRES, 2011).

Potencial natural de producción


El potencial natural para la producción agrícola en el Complejo es muy bajo por la baja aptitud de
los suelos y el clima extremo. Sin embargo, la producción agropecuaria de las llanuras y bolsones de la
provincia de San Juan depende de la disponibilidad de agua proveniente del deshielo en la alta mon-
taña. Desde este punto de vista, el Complejo tiene un alto potencial natural de producción agrícola.
La actividad económica se basa en la agricultura intensiva en unas 3100 ha, en unidades productivas
mayormente de menos de 10 ha, que dan trabajo a un número importante de pobladores. Los prin-
cipales productos obtenidos son semillas para forrajes y madera de álamo (Nozica y Malmod, 2007).
En el Complejo habitan guanacos y vicuñas y es muy probable que estas especies hayan sido
empleadas como recurso alimenticio y para abrigo de cuero y piel. Aún actualmente hay informes
de caza furtiva de vicuña en la Reserva de la Biosfera San Guillermo (Donadio y Burskirk, 2006).
La RBSG representa el límite austral de la vicuña en simpatría con el guanaco (Cajal, 1998b) En un
estudio realizado en 4 ambientes en la Reserva de la Biosfera San Guillermo se observó que si bien
los guanacos y vicuñas viven en simpatría, no compiten totalmente porque tienen comportamien-
tos diferentes en las migraciones y la alimentación. Por ejemplo, las tropas de guanacos machos se
desplazan durante el invierno hacia sitios de menor altitud en respuesta al clima extremo y vuelven
a las altitudes en el verano. La vicuña, en cambio, permanece en los sitios a mayor altitud donde en
invierno ocupan los llanos con mayor intensidad; los llanos son preferidos con respecto a los sitios
rocosos y de relieve abrupto tanto por la mayor disponibilidad de recursos forrajeros como por ma-
yor facilidad de circulación. Una consecuencia de la preferencia de las vicuñas por las tierras altas
en invierno es que sufren mayor mortalidad por congelamiento que los guanacos durante las tor-
mentas. En todas las estaciones, la vicuña prefiere las altitudes por encima de los 3600 m, donde
hay mayor densidad y estabilidad de la población, mientras que los guanacos prefieren aquellas por
debajo de los 3400 m, donde muestran mayor densidad y menor variabilidad poblacional anual.
La presencia de la juncácea Oxychloe sp como segundo componente en abundancia en la dieta de
la vicuña muestra que esta especie prefiere las vegas como hábitat para alimentarse, ya que esta
especie se encuentra exclusivamente en las vegas (Cajal, 1998b).

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

La alta montaña tiene importantes recursos mineros metalíferos en el ambiente glacial, a 4600
msnm, en las nacientes del río Valle del Cura. Éste es uno de los distritos de oro más grandes del
mundo, con más de 25 millones de onzas de reserva del metal. Se están realizando tareas de ex-
ploración que podrían conducir a la explotación de nuevos yacimientos, como La Ortiga, Despo-
blados, Jagüelito, Los Amarillos y Del Carmen. El inicio de la explotación aurífera de Veladero en el
año 2005, junto con el otorgamiento de la Declaratoria de Impacto Ambiental del emprendimiento
Pascua Lama, año 2006, pone en marcha la explotación minera a gran escala (Nozica y Malmod,
2007). En estas minas también se extrae plata y cobre. A pocos kilómetros de estas dos minas exis-
Capítulo 1

te una tercera, Zancarrón, de la que se extrae oro y plata. Otros nuevos emprendimientos impor-
tantes son El Refugio con extracción de caliza y Gualcamayo, con extracción aurífera, el Cerro Delta,
donde el Gobierno de La Rioja cedió a una empresa privada 30.700 ha, para la extracción de oro y
cobre; Cerro El Potro (5879 msnm), con yacimientos de oro, cobre y molibdeno; Río Salado, pros-
pecto de 10.000 ha en el límite con Chile, donde hay oro y cobre.
Lamentablemente, los nuevos emprendimientos están enmarcados en la mega-minería, con todos
los impactos negativos que ella implica sobre la naturaleza y la sociedad (Donadío, 2009). Por ejem-
plo, Pascua Lama emite polvo, que altera el comportamiento del glaciar y acelera su deshielo. A pesar
de la promulgación de la Ley de Preservación de los Glaciares, la empresa que explota Pascua Lama
sigue operando por decisión de un juez federal que concedió a la empresa la solicitud de suspender la
aplicación de dicha ley. Se requieren urgentemente estudios hidrológicos para determinar los aportes
hídricos a las cuencas de los ríos en que drena el agua del glaciar (Cabrera y Leiva, 2008) para poder
tomar medidas correctivas o mitigadoras que eviten el deterioro económico y social en las cuencas
bajas de los ríos. Si bien se ha determinado que el consumo de agua para el funcionamiento continuo
de las dos mineras más grandes de la cuenca no es tan grande como para afectar la producción agrí-
cola en las tierras bajas (Miranda et al., 2010), si a este efecto de consumo directo del agua se agrega
el deterioro del glaciar, los impactos negativos podrían potenciarse.
La actividad que más ha crecido en los últimos años es el turismo, sobre la existencia de recursos
patrimoniales culturales y naturales, principalmente centrado en las aguas termales de Pismanta y
deportes náuticos y pesca en el lago del Dique Cuesta del Viento, que además es un atrayente pai-
sajístico inigualable para la zona (Nozica y Malmod, 2007). Ambos ejemplos se encuentran en la Eco-
rregión Monte de Sierras y Bolsones, a pocos kilómetros de Complejo Cuenca Alta del Río Jáchal y po-
drían verse afectados con el deterioro de los glaciares y la reducción del aporte hídrico de la cuenca.

Protección de la naturaleza
El 60 % del Complejo se encuentra bajo protección por la Reserva Provincial Laguna Brava y la
Reserva de la Biosfera San Guillermo.

Complejo Cuenca Alta del Río San Juan


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación dominante es la de pastizal de altura, con baja cobertura vegetal. En las laderas
en pendiente se encuentran estepas arbustivas de arbustos bajos o en cojín. En las orillas de los
ríos hay vegas.

Ubicación
El Complejo ocupa más de los dos tercios occidentales del departamento Calingasta y el Oeste de
los departamentos Zonda y Sarmiento de San Juan, y penetra en el centro Norte del departamento

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Las Heras de Mendoza. Se encuentra partido en dos parches, uno al occidente sobre la cordillera
de Los Andes y otro más pequeño hacia el Oriente sobre la Precordillera, ambos separados por un
bolsón perteneciente a la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones.
Al Norte limita con el Complejo Cuenca Alta del río Jáchal, al Sur con el Complejo Cuenca Alta del
río Mendoza y al Este con la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones.
Tiene una superficie de 21.717 km2.

Clima

Altos Andes
Los Andes Centrales de Argentina tienen características fisiográficas y climáticas muy particula-
res, con un clima continental con reducidas precipitaciones, intensa radiación, congelamiento y
derretimiento diarios. El relieve muy accidentado produce marcadas variaciones locales. El clima
es frío y desértico. La temperatura media anual varía entre -5° y +5 °C. Precipitación media anual
entre 400 y 600 mm, incrementando hacia el Oeste. La mayor parte de las precipitaciones en este
sector de los Andes ocurre durante el invierno y proviene del Océano Pacífico. También hay aportes
esporádicos de precipitación provenientes del Océano Atlántico.
En el Complejo hay una estación meteorológica, ubicada en el extremo NE de la porción occiden-
tal, en San Juan, con datos de 1953 a 1959 y ha sido suprimida. En términos generales, el clima del
área es de tipo desértico, con una cantidad de lluvia inferior al límite de sequía y frío en invierno.
El sector cordillerano, representado por la estación Cristo Redentor, presenta grandes amplitudes
térmicas. En la Precordillera las precipitaciones son escasas y estivales (Subsecretaría de Minería de
la Nación. 1994). Existe una estación meteorológica en las cercanías del sector oriental del Com-
plejo pero se encuentran en el bolsón y sus datos no serían representativos de las serranías; esta
estación también fue suprimida después de registrar datos entre 1953 y 1959.
En la Precordillera, la vertiente occidental recibe en general la mitad de la precipitación anual
(120 mm) que la vertiente oriental (300 mm). La vertiente occidental está influida por el Anticiclón
del Pacífico y la oriental por el Anticiclón del Atlántico. La escasez de precipitaciones, los suelos so-
meros y de alta infiltración y una elevada evapotranspiración, determinan un ambiente de desier-
to andino. Las precipitaciones níveas son esporádicas y ocurren durante el período Junio-Agosto;
cubren algunas zonas con un manto de nieve de hasta 20 cm de espesor. Las precipitaciones no
superan los 100 mm anuales y son eventos de tipo torrencial, con intensos chaparrones en corto
tiempo, que se concentran en la época estival (APN, 2009).
Los vientos son predominantemente del Sur y el Zonda del Nor-Noroeste, con ráfagas que pue-
den superar los 100 km/hora. La temporada más ventosa, en términos de frecuencia e intensidad
coincide con la finalización del invierno e iniciación de la primavera (APN, 2009).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del río San Juan se encuentra sobre el segmento de subducción plana,
sin arco magmático pero con importante actividad sísmica. De Oeste a Este, el Complejo descansa
sobre la Cordillera Principal, la Cordillera Frontal y la Precordillera.
La Cordillera Frontal está conformada por cordones altos y escarpados con alturas que llegan a so-
brepasar los 5000 m de altitud, con el Cordón de Olivares en el límite Norte del Complejo y el Cordón
del Tigre en el extremo Sur. Está formada principalmente por sedimentitas marinas paleozoicas y rocas
magmáticas de diferentes edades.
La Precordillera, exógena a Gondwana (ver geología de la Ecorregión), es una amplia unidad mor-
foestructural correspondiente a una faja plegada y corrida andina establecida sobre rocas sedimen-
tarias paleozoicas como resultado de la migración hacia el Este del frente orogénico. Este sector se

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

encuentra afectado por la subducción subhorizontal de la placa de Nazca por debajo de la Sudame-
ricana, característica que determina la migración del frente orogénico, la ausencia de volcanismo,
la intensa sismicidad de intraplaca y la notable actividad neotectónica ubicada principalmente en
el frente orogénico (Ramos et al., 1986 citado por Giampaoli y Cegarra, 2003). La Precordillera está
subdividida en tres conjuntos: Septentrional, Central y Austral. Este último, el único representado en
el Complejo, está constituido por la Sierra de Tontal y la Sierra de Uspallata (Dalmasso et al., 1999).
En ambas porciones del Complejo se encuentran las nacientes de los arroyos y ríos que drenan
hacia el Este en el río San Juan. El agua de los ríos y arroyos proviene del deshielo y de las escasas
Capítulo 1

precipitaciones. En la porción precordillerana del Complejo nacen cursos de agua que drenan hacia
las tierras áridas del oriente y del occidente y parecen perderse en el desierto. La mayoría de las
pequeñas cuencas intermitentes se infiltran en estas zonas y recargan acuíferos subterráneos sin
desarrollar zonas medias o bajas de cuenca, ya que no llegan a ningún valle y terminan en pequeñas
vegas, aguadas u ojos de agua en zonas de quebradas o laderas.
Las surgentes de aguas subterráneas que fluyen como manantiales en la zona de las Termas de
Villavicencio, ubicada a unos 10 km al SE de las porción precordillerana del Complejo, se vinculan
con un acuífero discontinuo que se realimenta con las aguas que se infiltran en la zona de mayo-
res altitudes dentro del Complejo, a partir del deshielo en los cordones serranos. La temperatura
del agua surgente es superior a la media anual local en parte a consecuencia de la profundidad del
acuífero y poca variabilidad anual (Dalmasso et al., 1999). La red de drenaje de aguas superficiales
con posible influencia en la surgencia de las aguas minerales se divide en dos cuencas, ambas de
cursos temporarios. Una de las cuencas tiene sus nacientes en la Sierra de Uspallata (Dalmasso et
al., 1999), dentro del Complejo.
Según el Inventario de Glaciares, en este Complejo se encuentran glaciares tanto en la cordillera
Principal (Glaciar Piloto), como en la Frontal asociados mayormente al Cordón del Tigre (WGI, 2011;
IANIGLIA s/f c). Algunos de los glaciares mencionados en el inventario son el Blanco, el Cerro Barau-
ca, Bel Tambillo, Diablitos, Cerro Colorado.

Patrones recurrentes
A fines de la década 1980 se realizó un diagnóstico del estado del sistema ecológico ante la
perspectiva del emplazamiento del proyecto minero Pachón, en el marco del proyecto Nº6 de MAB
(Lutti, 1981). El establecimiento minero Pachón se encuentra en la Cordillera de Los Andes, en las
nacientes del río Blanco que drena en el río Los Patos, afluente del río San Juan. Es una zona de
pastoreo en el período estival. Se determinó que el tipo de vegetación más frecuente es la domina-
da por Adesmia aegiceras, que es también la especie más palatable. A la escala del trabajo, el tipo
de comunidad está asociado con la altitud. Entre los 3000 y 3300 m predomina el arbustal abierto
dominado por A. aegiceras con las especies acompañantes Chaetanthera pulvinata, Pereskia cartha-
moides y Glandularia mendocina. Tiene un 30 % de cobertura total y A. aegiceras representa el 72 %
de la cobertura total. El pastizal de Hordeum aff comosum, Oxytheca dendroides, Phacelia secunda
y Tropoelum poliphyllum se desarrolla entre los 3300 y 3500 m, las especies acompañantes son al-
gunos arbustos de la comunidad inferior. La cobertura total es del 10 %. En el nivel superior, entre
3500 y 3700 m o más, domina un pastizal de Poa holciformis, Deyeuxia eminens, Stipa chrysophylla
y Festuca weberbaueri, con especies características como Adosmis schickendantzii, Stenodabra im-
bricatifolia y Calandrinia polia. La cobertura vegetal es de 22 % de los cuales el 40 % corresponde a
las gramíneas (Lutti, 1981).
En un estudio de más detalle realizado en la cumbre y vertiente occidental de la Sierra de Us-
pallata entre los 2700 y los 3000 m de altitud, se encontraron comunidades vegetales de ecoto-

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

no con las comunidades de la Ecorregión Monte de Sierras y Bolsones (Roig y Martínez Carretero,
1998). Los autores llaman comunidades puneñas a las descriptas para esta zona. Las comunida-
des descriptas están determinadas por la altitud y la topografía. El matorral de Chuquiraga erinacea
y Lycium fuscum, con las especies acompañantes. Baccharis incarum, Fabiana patagonica, Junellia
asparagoides, Gaillardia tontalensis, en el estrato alto y con Stipa chrysophylla y Artemisia mendo-
zana var paramilloensis en el estrato inferior, tiene una cobertura total de 30 %. Se encuentra en
los valles y conos de deyección hasta los 2850 m de altitud. La comunidad de Baccharis incarum,
que puede estar acompañada por Artemisia mendozana var paramilloensis, Adesmia horrida, Stipa

Altos Andes
scirpea, Elymus erianthus, Junellia aspera y Senecio filaginoides, se encuentra en laderas de fuerte
pendiente y suelos arenosos con afloramientos rocosos. El pastizal xérico de Stipa vaginata y Ju-
nellia seriphioides, con una cobertura total de 30 % se desarrolla en la parte superior y plana de la
precordillera, entre 2850-3200 msnm. Entre las gramíneas dominan S. vaginata, S. speciosa var
parva y S. chrysophylla. En este ambiente, en los sitios de suelos muy removidos por roedores foso-
riales, se encuentran pequeños parches de matorral de Artemisia mendozana var paramilloensis, con
plantas en cojín como Junellia uniflora y Mulinum ulicinum, entre otras. El pastizal de Stipa scirpea-
se acompañada por Hoffmansegia eremophila, Ephedra andina, Adesmia horrida, etc., se desarrolla
en la vertiente occidental entre los 2700 m y los 2500 m. En la base de los afloramientos rocosos
Plazia daphnoides forma colonias, con Stipa neaei, Lycium chanar, Larrea nitida, Bredemeyera mi-
crophylla, como acompañantes. En las grietas de afloramientos rocosos aparece la comunidad de
Dolichlasium lagascae con Schizachyrium paniculatum, Stipa cacheutensis, Mutisia linifolia, etc., que
tiene una cobertura inferior a 10 % y un porte de 0,20-0,30 m de alto. La comunidad de Mutisia
linifolia está restringida a grietas en rocas de umbría y al material acumulado al pie de las rocas Las
especies acompañantes son Baccharis boliviensis var latifolia. La comunidad de Artemisia echegarayi
se extiende por laderas suaves y en el fondo de valles rellenados con arena, entre 2200 y 2800 m.
Las especies acompañantes son, entre otras, Solanum juncalense, Festuca acnthophylla y Baccharis
thymifolia (Dalmasso et al., 1999). Las demás comunidades descriptas quedan por encima de los
2500 m que es la cota mínima del Complejo.
Entre los 3500 m y los 4500 m de altitud se encuentra un pastizal bajo con escasa cobertura y ve-
gas en algunos sectores. El pastizal de Poa huecu y Jarava ibarii var ibarii, acompañadas por Trisetum
sp, Junellia uniflora, Adesmia pinifolia, Adesmia subterranea, Tetraglochin alatum, Senecio filaginoides,
Mulinum echegarayii y Adesmia trijuga, Festuca acanthophylla, Phacelia secunda, Azorella trifoliolata,
Azorella cryptantha, Viola montagnei, Trichocline cineraria y Pachylaena atriplicifolia, entre otras espe-
cies, se encuentra en los planos y pendientes suaves. En las vegas la vegetación se presenta en forma
de cojines compactos en torno a las vertientes, tiene gran cantidad de especies de Juncáceas y Cipe-
ráceas. Las especies más frecuentes son Hordeum comosu, Werneria pygmaea, Mimulus luteus, Lobelia
oligophylla, Plantago barbata, Juncus arcticus y Gentianella multicaules, entre otras (APN, 2009).

Pulsos naturales
El pulso anual está determinado por el incremento de aportes de agua en la época estival por el
deshielo de las altas cumbres y las escasas precipitaciones estivales.
Es una zona de tormentas, que podrían causar desborde de arroyos y erosión hídrica.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico muy elevado por lo cual pueden esperar-
se pulsos naturales desencadenados por movimientos de tierra de frecuencia impredecible (Peruc-
ca y Bastías, 2006). Al igual que en los Complejos anteriores, la fuente sismogénica principal es el
Sistema de Fallamiento El Tigre, cuyas características y consecuencias fueron descritas en el punto
“Pulsos Naturales” del Complejo Cuenca Alta del Río Vinchina.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Potencial natural de producción


Existen evidencias arqueológicas en la Cordillera Frontal que permiten suponer que los primeros
pobladores del Complejo datan de 8500-8000 AP. Estos grupos eran cazadores-recolectores. Ca-
zaban guanacos, cérvidos, ñandúes y animales menores, y recolectaban vegetales como algarro-
bo y huevos de ñandú. El material lítico hallado presenta toda la secuencia de producción, desde
preformas hasta puntas de proyectil, evidenciando sitios de actividades específicas tipo “talleres”.
Alrededor del 6200 aC. se produce un período de sequía con elevación de la temperatura y dis-
minución de las precipitaciones, se desecan las lagunas y se reduce la biomasa vegetal, obligando
Capítulo 1

a los habitantes de la zona a migrar hacia otras regiones. Entre los 6000 y 4000 aC. la región es
habitada por grupos trashumantes estacionales que, si bien contaban con un campamento base,
se desplazaban explotando un territorio mayor para complementar sus requerimientos. En este pe-
ríodo comienza una transición hacia la sedentarización, la producción de alimentos y la adquisición
de tecnología cerámica, fortalecido por distintos contactos y desplazamientos de otros grupos so-
ciales, posiblemente procedentes del Noroeste argentino (Michieli, 2007).
Durante la época colonial y hasta el siglo XX la cordillera de los Andes y la precordillera fueron
sitios de paso, especialmente de ganado para el mercado chileno, y de pastaje estival del gana-
do chileno en los pastizales andinos. Hacia el año 1940 se intensificó la vigilancia fronteriza con la
creación de la Gendarmería Nacional (APN, 2009).
En nuestra época, la actividad principal es el pastoreo estival (Diciembre a Abril) de ovejas y cabras
sobre pastos naturales. Una parte importante de este ganado es traído por los pastores desde Chile y
en pocos días, miles de cabezas de ganado ocupaban este área agotando los pastos palatables y des-
mantelando por pisoteo que desmiembra un suelo ya de por si suelto. El desmantelamiento reduce
los recursos alimenticios para el ganado y para el guanaco, que es silvestre (Lutti, 1981).
En el Complejo no se practica agricultura, por la baja capacidad productiva de los suelos y el dé-
ficit hídrico. Sin embargo, la economía del departamento Calingasta, San Juan, está ligada princi-
palmente a la agricultura, la cual depende de la provisión de agua de deshielo que proviene de la
alta montaña.
El Complejo tiene un alto potencial minero, de hecho, históricamente la minería ocupó un lu-
gar de importancia en la región. En el extremo Sur de la porción precordillerana del Complejo se
encuentran los restos de las minas de Paramillos, explotada por los españoles en el siglo XVII y
descubiertas por los Jesuítas en 1914. En 1940 se comenzó a explotar para la extracción de mi-
nerales de plata, bajo el control del gobernador de Mendoza (Dalmasso et al., 1999). Se ha en-
contrado una cantidad de entradas a minas abandonadas. Se han extraído y se sigue extrayendo
minerales metalíferos y no metalíferos, entre los que se encuentran sulfato de aluminio, sulfato
de magnesio, alumbre de potasio, bentonita, hierro, cobre, plata y oro. Hubo una época de auge
de la minería y se ocupó mucha gente en esta actividad, pero la falta de previsión y prevención
causó reveses ecológicos, principalmente, uso excesivo de agua y contaminación. Actualmen-
te hay un nuevo auge traído por la mega-minería, con explotaciones a cielo abierto, altamente
consumidoras de energía y agua, y muy contaminantes (Donadío, 2009). Entre los grandes pro-
yectos se encuentran El Pachón, a 3600 msnm, destinado a la explotación de cobre, molibdeno,
oro y plata y cuyos productos de extracción serían enviados en su totalidad a refinerías en el ex-
tranjero; este proyecto está parado por cuestiones legales y se espera que se inicie la operación
en el 2012. Otro proyecto es el de la Minera San Jorge, en la Ciénaga de Yalguaraz ubicada en la
porción precordillerana del Complejo, extremo Norte de provincia de Mendoza, cuyo objeto es
la extracción de cobre y oro. Cerca de Uspallata hay una profusión de minas de plata, zinc, ar-
sénico y cobre.

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

El Complejo tiene potencial natural para la industria turística, por los paisajes naturales y cul-
turales y las aguas termales. Entre los paisajes culturales se encuentra la Ciudadela de Paramillos,
que reúne el conjunto de edificio e infraestructura del establecimiento minero abandonado. Está
abierto al público y también es un sitio para la investigación arqueológica.
Las características singulares de la atmósfera, transparencia, diafanidad y oscuridad nocturnas,
en la porción precordillerana del Complejo, han motivado la instalación de dos importantes ob-
servatorios astronómicos CASLEO y CESCO y la creación del área protegida Los Leoncitos, a fin de
garantizar la mayor protección posible (APN, 2009). El PN y los observatorios son también atracti-

Altos Andes
vos turísticos.

Protección de la naturaleza
El 5 % del Complejo se encuentra bajo protección por el Parque Nacional El Leoncito, la Reserva
Natural Provincial Villavicencio y la Reserva privada de vida silvestre Los Molinos.

Complejo Cuenca Alta del Río Mendoza


Tipos esenciales de vegetación
En el Complejo Cuenca del río Mendoza codominan la estepa graminosa, la estepa arbustiva alta y
la estepa arbustiva baja y rala, adaptadas a la alta agresividad climática causada por las grandes am-
plitudes térmicas, precipitaciones níveas todo el año y fuertes vientos. Se compone tanto de especies
perennes que forman matas bajas, rastreras, en cojín o en placas, con gran desarrollo de órganos sub-
terráneos, o de especies anuales, a menudo creciendo al abrigo de las rocas (Alessandro et al., 2009).

Ubicación
El Complejo, con una superficie de 5816 km2, ocupa el occidente de los departamentos Las He-
ras, Luján de Cuyo y Tupungato en el extremo NO de Mendoza. Limita al Oeste con Chile y al Este
está bordeado por el Monte de Sierras y Bolsones, en su mayor parte y con el Monte de Llanuras y
Mesetas en el extremo Sur.

Clima
El clima es frío y seco. La temperatura media anual varía entre 0 y 12 °C, incrementando con la
disminución de la altitud. La precipitación media anual entre 300 y 700 mm. En el Complejo hay
una estación climatológica con datos de 1941 a 1960, que registra una temperatura media anual
de 7,4 °C y precipitación media anual de 303 mm, con el 76 % de las precipitaciones entre Mayo
y Agosto. La temperatura máxima media anual es de 13 °C y la mínima media anual es de 0.4 °C,
con temperatura mínima absoluta de -19 °C y máxima absoluta de 29 °C. La estación pluviométrica
Cacheuta registra precipitación media anual de 254,4 mm; TMA=13,6 °C, desde 1941 a 1950. La
estación climatológica Cristo Redentor, con datos desde 1941 a 1960, TMA=-1,8 °C, Temperatura
media máxima anual de 2,7 °C y media mínima anual de -5,5 °C; velocidad media anual de viento
de 28,5 km/h y una alta frecuencia media de días con heladas (308 días) (Subsecretaría de Minería
de la Nación. 1994).
La situación de la captura de datos climáticos en este Complejo es inusual. De las 50 estaciones
meteorológicas establecidas en Mendoza, 33 están en el Complejo Cuenca Alta del río Mendoza;
casi todas las estaciones andinas de Mendoza se concentran acá. De éstas 33 estaciones, 17 fueron
suprimidas antes de 1960; 3 antes de 1962 y una en 1997. De las restantes, cuatro fueron insta-

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

ladas en 1955 o antes y deben seguir funcionando; una fue instalada en 1941 y tiene datos hasta
1976, aunque no se declara que ha sido suprimida; otra fue instalada en 1978 y cinco fueron ins-
taladas en 1992-93 y supuestamente siguen funcionando (Subsecretaría de Minería de la Nación.
1994). Se nota que desde 1955 a 1962 se produce un desmantelamiento del sistema de captura
de datos en la zona andina de Mendoza.
Existe una gran variedad de microclimas según la altitud y exposición a los vientos y la radiación
solar y sus interrelaciones. En términos generales, la temperatura media anual es de -1,7 a 7,5 °C
y la amplitud térmica diaria es grande; prácticamente a diario hay registros de 0 °C, mientras que
Capítulo 1

en verano las temperaturas máximas registradas pueden superar los 20 a 25 °C.


Los vientos dominantes son intensos y constantes del SO. La velocidad y dirección es afectada
por la configuración espacial de la orografía. La frecuencia de los vientos Foehn juega un importan-
te papel en las condiciones generales, ya que son los que descargan la nieve en las altas cumbres y
descienden por los valles como corrientes secas y cálidas normalmente con una muy baja humedad
relativa que, en casos extremos, puede llegar a ser nula.
En el Parque Provincial Aconcagua se detecta una gran variedad de microclimas en cortos reco-
rridos determinados por la altitud, exposición y pendientes. Los vientos del Oeste descargan las
precipitaciones, principalmente níveas, abundantes en invierno. Los vientos dominantes intensos y
constantes del Sudoeste son fuertes en las alturas y con dirección cambiante; corren de Oeste a Este
en el valle principal del río Cuevas y de Norte a Sur en las quebradas subsidiarias, adquieren gran ve-
locidad en los valles encajonados. Por efecto orográfico se producen corrientes convectivas que as-
cienden y descienden por los valles. La frecuencia de estos vientos, que descargan nieve en las altas
cumbres y descienden por los valles como corrientes secas y cálidas, juega un importante papel en
las condiciones generales de la zona. La temperatura media anual es de -1,7 a 7,5 °C y la amplitud
térmica diaria es grande, con registros de 0 °C prácticamente todos los días del año, mientras que en
verano las temperaturas máximas registradas pueden superar los 20 a 25 °C (Méndez et al., 2006).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Mendoza está ubicado en el sector Andes Centrales, en el seg-
mento plano sin arco magmático con ángulo de subducción de 5 a 10° y no hay una cadena de
volcanes, y se manifiestan tanto la cordillera Principal como la Frontal. La primera contiene la di-
visoria de aguas que marca el límite Chile-Argentina. Tiene cerros que superan los 6000 m de alti-
tud, como el Aconcagua (6962 m); Juncal (6110 m); El Plomo (6070 m) y el Tupungato (6565 m),
de Norte a Sur.
En este segmento cordillerano, en las cercanías del cerro Aconcagua, se produjo el adelgaza-
miento de la litósfera subyacente, con el consiguiente calentamiento, debilitamiento y comba-
miento de la corteza que produce una elevación excepcionalmente alta. Esta es una fuerza adicio-
nal a las de subducción de la placa oceánica y de compresión hacia el Oeste de la placa continental
(Graham, 2009). Este efecto explica las grandes altitudes alcanzadas por el cerro Aconcagua. Las
diferencias de adelgazamiento y engrosamiento de la litosfera a lo largo de Los Andes explican las
diferencias de altitudes alcanzadas por la cordillera en los diferentes sectores.
Los resultados preliminares de Programa SIGMA, establecido en 2005 para investigar la geodiná-
mica de la región del Aconcagua, muestran que la velocidad horizontal promedio del desplazamien-
to del sector hacia en NE es de 2,3 cm por año (Mateo et al., 2009).
El relieve de la cordillera Principal es de grandes montañas con cimas y vertientes escarpadas con
faldeos de fuertes pendientes cubiertas por potentes masas de detritos y profundos valles en U, re-
sultados de las glaciaciones. Los procesos erosivos debido al crioclastismo (fragmentación de rocas

48
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

por la expansión del agua al congelarse) y a la acción eólica e hídrica son siempre intensos. Es co-
mún observar diferentes geoformas originadas por procesos de congelamiento y descongelamiento
del agua. En sus laderas son frecuentes las coladas de barro, los derrumbes, conos de deyección,
glaciares rocosos, entre otros, causados por el lento desplazamiento del suelo pendiente abajo.
También se observan morenas y terrazas fluvioglaciares formadas por modelado glaciar e hídrico.
Los cursos de agua nacen en la cordillera Principal alimentados por el agua de deshielo de los nu-
merosos glaciares. La cuenca alta está formada por las cuencas Tunuyán Superior al Norte y Tunu-
yán Inferior al Sur, que ocupan el occidente del Complejo que nos ocupa. En estas dos cuencas los

Altos Andes
ríos forman un patrón principalmente dendrítico hasta que descargan sus aguas en el río Mendoza,
a unos 30 km del borde oriental del Complejo Cuenca Alta del Río Mendoza. En su trayecto dentro
del Complejo, el río Mendoza recibe las aguas de deshielo de las dos sierras de la Cordillera Frontal
que lo bordean y al salir de él, el río se dirige hacia el Norte hasta perderse en una zona anegadiza
en la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas.
Uno de los elementos más importantes en la geomorfología de este Complejo es la presencia
de gran cantidad de glaciares, de los cuales proviene el agua de los ríos que riegan los bolsones y
llanuras agrícolas de la provincia de Mendoza. La economía de la provincia depende fuertemente
de esta provisión de agua potable, para riego y para producción de energía eléctrica. La nieve se
acumula como consecuencia de las tormentas frontales de invierno y en los sectores más elevados
y protegidos de la fuerte radiación solar del verano, persiste de un año al siguiente; si se prolon-
ga la persistencia, forma cuerpos de hielo permanente. Si el balance entre el agua acumulada en
el tope del glaciar y la que se derrite por ablación en la parte baja del glaciar es positivo el glaciar
persiste. En general, los glaciares aumentan su masa en los años con fuertes nevadas invernales y
temperaturas frescas en verano y se reducen en años secos y cálidos. Así, los glaciares funcionan
como reservorios de agua disponible en los años secos. El conocimiento del número, distribución,
extensión y masa de los glaciares y otros cuerpos níveos es importante para la planificación de las
actividades productivas en los bolsones y llanos. De allí la importancia del inventario de glaciares
(Bottero, 2002).
La franja occidental de la cuenca alta del río Tunuyán, ubicada en la Cordillera Principal, que ocupa
parte del Complejo homónimo, tiene aproximadamente 24 % de su extensión ocupada por glaciares
de hielo descubierto y cerca de un 8 % a hielo cubierto por detrito. Los glaciares son de montaña o
de valle con exposiciones generalmente hacia el Sur y Sudeste, y con cuencas de alimentación sim-
ples que terminan en una lengua glacial. En general estos glaciares se distribuyen desde 5500 m de
altitud en las zonas de acumulación hasta 3500 m donde se ubican los frentes cubiertos de detrito.
Mediante el análisis de fotografías aéreas e imágenes satelitales se ha determinado que estos glacia-
res han disminuido ligeramente en longitud y han perdido alrededor del 8-11 % de su área durante el
periodo 1963-2007. Dentro de esta tendencia levemente negativa también se han observado casos
de glaciares que han experimentado un reavance del frente de hielo en la década de 1990 (Ferri Hi-
dalgo, 2009).
El Glaciar Piloto Este en el extremo NO del Complejo tiene especial relevancia para la glaciología
argentina ya que es el único en el país con un registro de balance de masa iniciado en 1979 (Leiva,
1999). Las mediciones, que continúan en la actualidad, muestran que los balances de masa han
sido predominantemente negativos durante las últimas tres décadas, con el consiguiente retroceso
y adelgazamiento de la lengua de hielo. En la zona del glaciar Plomo, ubicada en el centro Oeste del
Complejo, se detectó un período corto de avance desde 1982 en 9 de los 10 glaciares medidos. La
importancia de la contribución de los glaciares al agua de los ríos ha incrementado en los últimos
40 años debido a la escasa precipitación nívea, lo cual está causando una tendencia decrecien-
te que puede afectar las zonas bajo riego y la disponibilidad de agua potable. Se ha demostrado

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

una asociación entre la abundancia de precipitación nívea y el fenómeno ENSO; sin embargo, aún
en presencia de ENSO, el balance de masa acumulado es negativo (Leiva, 1999). Por otro lado, el
Glaciar Horcones Inferior ubicado al pie del Aconcagua ha experimentado una serie de avances im-
previstos en las últimas décadas (1984-1989 y 2004-2006), causados por eventos surges11 (Pitte,
s/f a, Pitte et al., 2009). Los glaciares de las Vacas y Güssfeldt, ubicados en las cercanías del Cerro
Aconcagua, han experimentado un retroceso bastante pronunciado sólo interrumpido por peque-
ños avances o períodos de estabilidad. El frente del Glaciar de las Vacas retrocedió unos 3040 m
entre 1896 y 1974, avanzó posteriormente unos 690 m entre 1974 y 2003, y retrocedió levemente
Capítulo 1

a partir de 2003. El Glaciar Güssfeldt, por otra parte, retrocedió aproximadamente 5000 m entre
1895 y 1999 pero ha mostrado pocos cambios entre 1999 y el 2005 (Pitte et al., 2009).
La Cordillera Frontal está representada en el Cordón del Plata, cuya porción Norte cruza el SE del
Complejo con dirección NE-SO. Se caracteriza por la presencia de unos 15 a 20 glaciares de escom-
bro, cuya importancia estriba en que representan el recurso hidrológico más importante para los
asentamientos humanos río abajo, suministrando agua para la producción en los oasis de los bolso-
nes áridos de Cuyo (Trombotto y Barzotta, 2009). Actualmente se considera que todos los glaciares
presentes en esta porción de la Cordillera Central son importantes recursos hídricos y han sido estu-
diados por esta razón e incluidos en el inventario de glaciares de 1981, que incluye más de 100 sitios
de acumulación de hielo en las Cordilleras Frontal y Principal (IANIGLIA, s/f c). Se ha encontrado una
importante correlación entre el flujo de agua desde la zona periglacial que contiene principalmente
glaciares de escombro y las temperaturas del aire y del suelo, en un estudio realizado en el Glaciar
Morenas Coloradas ubicado en el extremo Norte del Cordón del Plata (Cordillera Frontal), al SE del
Complejo. Este glaciar es del tipo permafrost reptante, que es de los que tienen mayor contenido
de nieve y por lo tanto de mayor importancia hidrológica. Este glaciar ha sido estudiado desde 1992
hasta 1999 y la temperatura del suelo a 3800 msnm es monitoreada desde 2001. Según la Estación
climatológica más cercana, con datos discontinuos, la temperatura media anual del aire entre 1979
y 1994 fue de 6,3 °C y la precipitación media anual considerando agua y nieve fue de 442 mm en-
tre 1979 y 1983. La temperatura media anual entre 1988 y 1992 fue significativamente superior a
la media de todo el período (7,4 °C). Los autores observaron cambios en la actividad reptante del
glaciar en los puntos de monitoreo y estiman que estos cambios pueden estar ocurriendo en otros
glaciares reptantes del Cordón del Plata. Hacen un llamado para que se monitoreen otros glaciares
ante los cambios climáticos y dada su importancia como reservorios y proveedores de agua (Trom-
botto y Barzotta, 2009).

Patrones recurrentes
En un estudio de la vegetación realizado en el Parque Provincial Aconcagua se determinó que los
patrones recurrentes están asociados a factores climáticos, geomorfológicos y edáficos. Se encon-
traron 30 comunidades naturales, las cuales se clasificaron en 3 pisos altitudinales, cuya posición
en altitud depende de la exposición, la geoforma y la granulometría (Méndez et al., 2006). Los pi-
sos altitudinales son: altoandino inferior, altoandino medio o níveo y altoandino superior o glacial.
En cada piso, la composición de las comunidades varía según las geoformas (llano, ladera de sola-
na, ladera de umbría, cauce o sitios húmedos) (Méndez et al., 2006).
En el piso altoandino inferior se encuentran 8 comunidades (4 comunidades arbustivas tipo mato-
rral; dos de pastizal; dos de pradera). Las comunidades características son los matorrales de Adesmia

11 Surge: avance extraordinario de un glaciar por movimiento repentino, breve y a gran escala de hielo acumulado en las alturas
a tasas 10 a 100 veces más rápidas que el avance normal entre eventos surges. No es un fenómeno que ocurre en condiciones
excepcionales (terremoto, avalanchas, etc.), sino que se produce periódicamente cada 15 a más de 100 años (Post, 1969).

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

pinifolia y Adesmia aegiceras. La primera es biestratificada y tiene una cobertura de hasta 80 % (en
los valles); con la altitud, la cobertura va disminuyendo y la comunidad se va fragmentando. El ma-
torral de Adesmia aegiceras es biestratificado, de 30 a 60 cm de alto y con coberturas de 60-80 %.
Las especies con mayores valores de presencia o constancia son Adesmia pinifolia, Leucheria floribun-
da, Adesmia aegiceras, Bromus setifolius, Acaena pinnatifida, Astragalus cruckshanksii, Acaena splen-
dens, Tropaeolum polyphyllum, Poa holciformis, Phacelia secunda, Hordeum comosum, Trechonaetes
laciniata, Convolvulus arvensis, Descurainia canescens, Arjona patagonica, Gayophyton micranthum,
Gilia crassifolia, Gayophyton micranthum, Leucheria floribunda, Ephedra chilensis, Haplopappus scro-

Altos Andes
biculatus, Senecio glandulosus, Elymus erianthus, Euphorbia portulacoides, Solanum juncalense, Stipa
aff Plumosa, Adesmia aegiceras, Melosperma andicola, Sisymbrium andinum, Phacelia cumingii, Arjona
patagonica. Se sugiere que los matorrales tenían una mayor extensión la cual se redujo por el uso de
la madera para leña. En los llanos, laderas de solanas y de umbría domina Adesmia aegiceras pero su
abundancia varía; en las dos primeras geoformas está acompañada por Adesmia pinifolia, pero esta
especie no aparece en las laderas de umbría y si en los sitios húmedos.
En el piso altoandino medio se encontraron dos comunidades de estepa arbustiva, la de Adesmia
subterranea y la de Adesmia echinus. Las especies registradas en este piso son Adesmia subterranea,
Perezia carduncelloides, Nassauvia cumingii, Zoellnerallium andinum, Montiopsis gilliesii, Galium erio-
carpon, Barneoudia major, Montiopsis andicola, Cryptantha capituliflora, Adesmia echinus, Astragalus
oreophilus, Leucheria scrobiculata, Senecio hickenii, Moschopsis monocephala, Senecio chamaecepha-
lus, Leucheria salinae, Senecio volckmanni, Erigeron patagonicus, Poa holciformis, Stipa chrysophylla,
Astragalus arnottianus, Menonvillea hookerii, Senecio crithmoides, Nastanthus agglomeratus, Phace-
lia secunda, Hordeum comosum, Draba gilliesii, Adesmia aegiceras. Adesmia subterranea domina en
todas los llanos y las laderas y está ausente en los sitios húmedos, en que las especies dominantes
son Oxiochloe bisexualis, Carex gayana y Eleocharis albibracteata.
En el piso alto andino superior o piso glacial la cubierta vegetal es muy pobre y son comunes los
líquenes. Se identificaron seis comunidades, de las cuales tres son características de este piso. Las
especies de estas comunidades características son Chaetanthera pulvinata, Chaetanthera spathuli-
folia, Nassauvia uniflora, Nassauvia pinnigera, Montiopsis gilliesii, Bowlesia aff.ruiz lealli, Stenodraba
pusilla, Cistanthe picta, Viola vulcanica, Nototriche transandina, Draba gilliesii, Senecio crithmoides,
Nassauvia lagascae, Menonvillea cuneata, Senecio volckmannii, Erigeron patagonicus, Adesmia aegice-
ras, Acaena pinnatifida, Tropaeolum polyphyllum, Poa holciformis, Hordeum comosum, Trechonaetes
laciniata, Phacelia secunda, Astragalus arnottianus.
En los dos primeros pisos también se encuentra vegetación de vegas o mallines en las márgenes de
los arroyos, vertientes o bordes de lagunas y bañados. Se han identificado 14 comunidades de este
tipo, con 39 especies, musgos y algas. También se describen 9 comunidades ruderales, con especies
exóticas.
El artículo tiene una exhaustiva descripción de las fisonomías de las comunidades y de sus prefe-
rencias de ubicación en suelos, geoformas y exposiciones.
En un estudio sintaxonómico de la vertiente Oriental del Cordón del Plata, Méndez (2009) descri-
be para el Altoandino estepas de cojines de Azorella monantha, Adesmia subterranea, Azorelletea mo-
nanthae y Adesmietea subterraneae, por encima de los 3000 m de altitud. En el área de estudio, que
comprende también el piso andino y el ecotono con el Monte, encontró una alta riqueza de especies
(667 especies de flora) y 138 especies endémicas de la Argentina. Las endémicas del piso Andino
son Polypodium argentinum, Tillandsia andicola, Thelypteris argentina, Bromus araucanus, Baccharis
petiolata, Sphaeralcea mendocina, Artemisia echegarayii, y las del piso Altoandina son Poa acutifolia,
Trisetum sclerophyllum, Senecio adrianicus, S. glandulosus, Gamocarpha gilliesii, Adesmia hemisphae-
rica, Loasa kurtzii, L. pulchella, entre otras.

51
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Méndez (2007) estudió las comunidades de vegas en el Cordón del Plata, Cordillera Frontal y en-
contró que las características de esta formación dependen de la altitud, de la presencia y permanen-
cia de nieve y escarcha, de la velocidad del movimiento del agua y de los procesos de congelamiento
y descongelamiento que facilitan la movilización de los suelos y dificultan el establecimiento de las
plantas. En los sitios más húmedos se desarrolla la comunidad del musgo Sciaromium sp con algas, que
es pionera y colonizadora del cauce de los arroyos. La comunidad de Deyeuxia vellutina crece en sitios
con flujos rápidos y arraiga en las grietas de los bloques dispuestos transversalmente a lo largo de los
arroyos, donde actúa como edificadora e incorpora a especies acompañantes tales como Festuca hie-
Capítulo 1

ronymi, Mimulus luteus y Gentianella multicaulis. El pastizal de Deschampsia caespitosa, de 20 a 50 cm


de alto y alta cobertura, se establece en el centro del cauce sobre las comunidades anteriores a las que
desplaza. La comunidad de Mimulus luteus ocupa el centro del cauce con agua con poco movimien-
to o como primer cinturón con aguas en fuerte movimiento. En los sitios con acumulación de suelos
orgánicos se establecen Juncus scheuzerioides, Senecio breviscapus, Rorippa nasturtium-aquacticum,
Epilobium glaucum, etc. La comunidad de Calceolaria luxurians crece en las nacientes de las vertientes
de laderas, con humedad permanente y salida lenta de las aguas; sus especies acompañantes Valeria-
na aquactica, Juncus scheuzerioides, Mimulus luteus, etc., prosperan en los claros abiertos en la densa
cubierta de la especie dominante. La comunidad de Werneria pygmaea constituye una etapa más xé-
rica que vive a orillas del agua pero en sitios de suelos mas compactados, humíferos y secos. La co-
munidad de Plantago uniglumis se encuentra en el piso níveo entre los 2700 a 3300 m en terrenos de
suaves pendientes, cóncavos y en bordes de cursos de agua permanentes, de suelos compactados y
congelados la mayor parte del año. Representa a las turberas xéricas de altura con fuerte presencia de
elementos típicamente higrófilos níveos como Colobanthus quitensis, Phylloscirpus acaulis, Gentiana se-
difolia, entre otros. La comunidad de Senecio bonariensis forma reducidos parches en sitios con escaso
movimiento de las aguas, a altitudes de alrededor de 2300 m de altitud aproximadamente, donde la
especie dominante alcanza alturas de 1 a 2 m y máximas coberturas. La comunidad de Eleocharis albi-
bracteata, Polypogon monspeliensis, Pratia repens, etc., forma un césped bajo de máxima cobertura en
suelos saturados con agua superficial o subsuperficial y a modo de cinturón perisférico de la comuni-
dad de Mimulus luteus. En sitios planos y anegados con agua estancada o en movimiento lento aparece
la pradera herbácea de Carex gayana con Carex fuscula como especie característica (Méndez, 2007).

Pulsos naturales
Los pulsos naturales son estacionales, desencadenados por el deshielo en las cumbres en invier-
no y las escasas precipitaciones estivales en las partes bajas, que reinician la producción primaria
en el verano.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico muy elevado (INPRES, 2011). Puede ha-
ber movimientos con ocurrencia y frecuencia impredecibles, que desencadenen etapas destructi-
vas, seguidas de recuperación de la cubierta vegetal.

Potencial natural de producción


Se han detectado evidencias de ocupación humana desde el 1300 al 700 AP en sitios puntuales
del Complejo, especialmente en lugares resguardados como aleros rocosos, quebradas y valles in-
termontanos. A partir de estas evidencias y otras halladas hacia el Este en las dos Ecorregiones de
Monte, se propuso un modelo de ocupación y circulación de los pobladores. Aparece que los altos
andes serían sitios de explotación estacional (caza y recolección) destacándose entre el instrumen-
tal lítico las puntas de proyectil y los artefactos de molienda. La circulación desde las zonas altas al
Monte se realizaría por las quebradas y cauces de los ríos (Chiavazza y Cortegoso, 2004).

52
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Actualmente en el Complejo Cuenca Alta del río Mendoza no existe población estable, excepto los
poblados en la ruta desde Mendoza a Chile por el paso de La Cumbre y algunos pueblos con infraes-
tructura turística. No se practica agricultura por las condiciones climáticas extremas y la casi nula
aptitud de los suelos. Sin embargo, desde el punto de vista regional, el Complejo tiene un enorme
potencial como proveedor de agua para consumo humano y para las actividades agrícolas, econó-
micas en general y la generación de energía eléctrica. En los últimos 40 años las precipitaciones ní-
veas han sido muy escasas y esto ha incrementado la importancia de los glaciares como reservorios
de agua (DGI, 2008a). La Cuenca Alta del río Tupungato, afluente principal del río Mendoza en su

Altos Andes
cuenca alta alberga los cuerpos de hielo descubierto más importantes de la Cuenca del río Mendoza
(García Aguilar, 2009). En el área de influencia del río Mendoza existen unas 79.600 ha bajo culti-
vo, de las cuales el 51 % es regado con agua superficial, el 21 % con agua subterránea, que también
proviene en gran parte del deshielo en los Altos Andes, y el 28 % con ambas (uso conjunto) (Her-
nández y Martinis, 2006). Quizás esto representa el factor de más peso en el potencial natural del
Complejo Cuenca Alta del Río Mendoza, considerando que la cuenca baja del río Mendoza, donde
se concentra la producción agrícola, se encuentra en condiciones de clima desértico con una preci-
pitación anual inferior a 250 mm.
El Complejo tiene un gran potencial turístico, especialmente para actividades relacionadas con la
montaña y la nieve (esquí, andinismo) y turismo aventura, paseos y caminatas. Existen asentamien-
tos turísticos como por ejemplo Vallecitos, al pie del Cordón del Plata; Las Cuevas cerca del límite
con Chile, sitio en que se ambientan los escaladores del Aconcagua; Puente del Inca. En ésta última
localidad existen vertientes de agua sulfurada que son visitadas con fines terapéuticos
Otra de las actividades productivas que surge del potencial natural es la minería. En el centro-
Oeste del Complejo, por encima de los 2800 m de altitud se encuentra el yacimiento de yeso,
explotado a cielo abierto, del que se extrae mineral de yeso para la producción de placas de yeso
cartón y enduído para la construcción, destinados al mercado interno.

Protección de la naturaleza
El 33 % del Complejo se encuentra bajo protección por la Reserva Parque Provincial Volcán Tu-
pungato y el Parque Provincial Aconcagua.

SUBREGIÓN ALTOS ANDES SUBHÚMEDOS (PMA=300-1000)


Complejo Cuenca Alta del Río Tunuyán
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación dominante es la estepa graminosa o arbustiva, baja y rala, adaptada a la alta agre-
sividad climática es decir con grandes amplitudes térmicas, precipitaciones níveas todo el año y
fuertes vientos. Se compone tanto de especies perennes que forman matas bajas, rastreras, en
cojín o en placas, con gran desarrollo de órganos subterráneos, o anuales, a menudo creciendo al
abrigo de las rocas. El tipo de vegetación dominante lo constituye la co-dominancia de la estepa
arbustiva, subarbustiva y herbácea (Alessandro et al., 2009).

Ubicación
El Complejo se ubica al NO de Mendoza, Oeste de los departamentos Tupungato y Tunuyán NO
del departamento San Carlos. Por el Norte penetra apenas en el departamento Luján de Cuyo.
Limita con los Complejos Cuenca Alta del Río Mendoza y Cuenca Alta del Río Diamante al Norte y

53
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

al Sur, respectivamente. Al Oeste limita con Chile y al Este con la ecorregiones Monte de Llanuras y
Mesetas y Estepa Patagónica, al Norte y al Sur, respectivamente. Ocupa 7147 km2.

Clima
El clima es frío y seco. El régimen pluviométrico de alta montaña, depende de los desplazamien-
tos que se producen en el sistema de circulación general. En verano cuando los centros de alta
presión ocupan su posición más austral, se producen sequías. En otoño comienzan los vientos del
Oeste, provocando precipitaciones níveas desde Marzo a Octubre.
Capítulo 1

Existe una sóla estación climatológica en el extremo NE, La Aguadita (Subsecretaría de Minería de
la Nación. 1994). Según esta fuente, existirían otras 4 estaciones pero las coordenadas las ubican en
el departamento Luján de Cuyo, Complejo Cuenca Alta del Río Mendoza. Los datos registrados por
La Aguadita desde 1972 a 1997 son: precipitación media anual de 294,4 mm, estival con un máxi-
mo mensual en Febrero; temperatura media anual de 7,6 °C; temperaturas máxima y mínima medias
mensuales de 19,3° en Enero y -4° en Agosto, respectivamente, con 24 días al año con temperaturas
inferiores a los 0 °C; velocidad media del viento de 9,5 km/hora anual y máxima de 12 km/h en Junio;
humedad relativa media: 62,2 % anual; 72 % en Marzo y 57 % en Junio, Julio y Agosto. La Aguadita
no es representativa del clima en la Cordillera Principal, donde las precipitaciones níveas se concen-
tran en el invierno (DGI, 2008b).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Tunuyán se ubica sobre las Cordilleras Principal y Frontal en un
subsegmento de transición entre el segmento de subducción plana (subhorizontal) al Norte y el
segmento de subducción normal al Sur. Entre ambas cordilleras hay un amplio valle rellenado con
sedimentos del Neógeno, generado como consecuencia del proceso de combamiento de la litósfera
que dio origen al Cerro Aconcagua. Los estratos de la cuenca fueron deformados cuando el sector
del Aconcagua migró hacia el Este (Giambiagi et al., 2009).
Fue por este sector que Darwin cruzó la Cordillera en 1835, por los pasos Piuquene y Portillo en su
viaje entre Santiago de Chile y la ciudad de Mendoza. El paso Piuquenes está en la cordillera Principal
en el límite internacional y el Portillo en la cima de la Frontal. Darwin fue el primer científico en hacer
una estratigrafía en esta zona y en determinar que las Cordilleras Principal y Frontal son formaciones
diferentes. Estudiando los sedimentos aflorantes en la alta cuenca del río Tunuyán, Darwin estable-
ció que la cordillera Principal se elevó mucho antes que la Cordillera Frontal (Giambiagi et al., 2009).
Ente los picos más altos de la Cordillera Principal se encuentran de Norte a Sur, Cerro Bravard
(5913 m) que es un volcán activo con un grupo de 12 cráteres y un cono piroclástico, el cerro Alto
San Juan (6148 m), Nevado de Piuquenes (6019 m), Cerro Marmolejo (6108 m) volcán cubierto por
un glaciar, Volcán San José (5856 m) activo.
El río Tunuyán nace en la Cordillera Principal en los ventisqueros del volcán Tupungato, ubicado
en el límite entre los Complejos Cuenca Alta del Río Mendoza y Cuenca Alta del Río Tunuyán. Re-
corre unos 370 km hasta su desembocadura en el río Salado (DGI, 2008b). El patrón de drenaje
es inicialmente dendrítico y tiene la particularidad de atravesar el cordón del Portillo. Para explicar
esta ocurrencia, Darwin propuso que el levantamiento de la Cordillera Frontal fue lento permitien-
do así el modelado de un cañon a medida que se elevaba el cordón (Giambiagi et al., 2009). Una
vez traspasado el límite Oriental del Complejo, el río Tunuyán recibe las aguas de una cantidad de
ríos y arroyos que nacen en la cordillera hacia el Norte y hacia el Sur de las nacientes del Tunuyán.
Todos estos ríos y arroyos reciben agua de deshielo de los glaciares. Según el último inventario de
glaciares realizado en la provincia de Mendoza, la cuenca del río Tunuyán posee 108 cuerpos de hielo,

54
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

con una superficie total de algo más de 145 km2, representando el 65 % de la superficie total de los
glaciares de la provincia. Estos glaciares se ubican fundamentalmente en faldeos de la cordillera de
los Andes, con exposición Sur y Sudeste (DGI, 2008b).
Por encima de los 4000 m de altitud se encuentra el permafrost (congelamiento permanente del
suelo) y evidencias de modelado glacial y fluvial, como productos de la fracturación de rocas por
efectos del congelamiento del agua, morenas, valles en U y detritos en faldeos producidos por des-
lizamientos de tierra, caída de rocas, aludes de barro, avalanchas de nieve.

Altos Andes
Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes se manifiestan a distintas escalas, propiedad que da pie a la clasifica-
ción de vegetación y ambiente en un conjunto de sistemas jerárquicos (Alessandro et al., 2009).
Según estos autores, los ambientes del Norte de la Provincia de Mendoza pueden clasificarse en
macroecosistemas asociados al clima zonal, mesoecosistemas dependientes del clima local y geo-
formas y ecosistemas, cuya variabilidad depende del microclima, la topografía y la disponibilidad
de agua. Los Altos Andes están incluidos en los mesoecosistemas altoandino y andino. El primero
se encuentra por encima de los 3500 m de altitud en la cordillera Principal.
El mesoecosistema altoandino tiene, aparentemente, un sólo ecosistema, el Ecosistema del Piso
Periglacial, que se ubica en las cordilleras Principal y Frontal, por encima de los 3500 m de altitud.
El límite de la vegetación se encuentra aproximadamente a los 4000 m de altitud, a partir de esta
altitud se encuentra el permafrost (congelamiento permanente del suelo). La vegetación dominan-
te por debajo de los 4000 m es la estepa arbustiva de Adesmia subterranea, A. hemisphaerica, A.
aegiceras, con un piso de pastos duros con Poa holciformis y hierbas como Nototriche trasandina,
Trisetum preslei. También se encuentran vegas con bolsico (Calceolaria luxurians) (Alessandro et al.,
2009).
El mesoecosistema andino comprende dos ecosistemas: Paraperiglacial y discontinuo de vegas
cordilleranas. El ecosistema del piso paraperiglacial se ubica en las cordilleras Principal y Frontal,
entre 2500 y 3500 msnm. Predomina una estepa arbustiva baja con una cobertura de 30 % en las
laderas y una pradera herbácea discontínua con cobertura de 50 % en el fondo de los valles. El eco-
sistema discontinuo de vegas cordilleranas se desarrolla en forma discontínua, en las laderas y los
valles de las cordilleras Principal y Frontal. La formación predominante es una pradera densa (80 %
de cobertura) de herbáceas hidrófitas e higrófitas, con un patrón concéntrico alrededor de las sur-
gentes de agua o lineal a lo largo de los cursos con agua. Las especies presentes son Medicago po-
lymorfa, Mimulus luteus, Werneria pygmaea, Bromus macranthus, Juncus acutus, Poa ligularis y Poa
annua. En los bordes de las vegas se distinguen Acaena poeppigiana y Acaena splendens. El deshielo
y la ablación de los glaciares aseguran la provisión de agua todo el año.
En el extremo Noroeste del Complejo, se observó que a escala pequeña la vegetación se aso-
cia con el ambiente condicionado por el relieve, el cual se clasificó en pampa de relieve plano con
suelos Molisoles, ladera de exposición Norte (solana) y suelo pedregoso y ladera de exposición Sur
(umbría) con suelo pedregoso. En la ladera de umbría de la Cordillera Frontal, en condiciones frías,
entre los 1830 y los 2250 m, se encontró un pastizal húmedo de Stipa tenuissima con Medicago
lupulina, Poa resinulosa, Festuca rubra, Koeleria sp, Taraxacum officinale, Acaena sp, Plantago pata-
gonica, Cerastium arvense, Arjona longifolia, Valeriana ruizlealii, Bromus araucanus, Tragopogon sp,
Anemone sp, Lappula redowsky. Entre los 2000 y 2700 m de altitud se desarrolla un pastizal de Sti-
pa tenuissima en la ladera de solana, con Medicago lupulina, Verbascum thapsus, Baccharis pringaea,
Poa resinulosa, Cirsium vulgare, Taraxacum officinale, Bromus brevis, Lecanophora heterophylla, Poa
lanuginosa, Bidens triplinervia, Plantago patagonica, Vicia spp, Lepidium sp, Oenothera sp, Relvunium

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

richardianum, Erodium cicutarium, Conyza sp, Arjona longifolia, Astragalus sp, Descourainia sp. En el
ambiente plano, llamado pampa, se encuentran Taraxacum officinale, Medicago lupulina (exótica),
Plantago patagonica, Poa spp, Trifolium repens, Bromus brevis, Stipa tenuissima, Cerastrum arvense,
Rumex crispus, Vicia spp (Dalmasso y Horno, 1994).

Pulsos naturales
Los deshielos estivales desencadenan el pulso natural anual, con el incremento de la producción
primaria y el verdeo, el cual sólo se nota en los pastizales secos por el frío invernal.
Capítulo 1

Pulsos naturales a mayor escala se producen por aludes de barro o nieve, con frecuencia irregular.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico elevado (INPRES, 2011) y pueden produ-
cirse movimientos de tierra y cambios topográficos de ocurrencia y frecuencia impredecibles que
desencadenan sucesiones secundarias en los sitios arrasados.

Potencial natural de producción


La actividad productiva principal es el pastoreo de vacunos en los pastizales de Stipa ubicados
entre los 1800 y 2700 m de altitud. En el período invernal, los animales forrajean el coirón seco
que sobresale de la nieve. La actividad ganadera es muy antigua y permanecerá por el sistema de
rotación y por las grandes extensiones de suelo no aptos para cultivos. La presencia de la exótica
naturalizada Medicago lupulina mejora notablemente la calidad y productividad de los pastizales
en un ambiente con precipitaciones anuales bajas (300 mm) y aporte níveo. En invierno, de Mayo
a Septiembre, no hay disponibilidad suficiente de forrajes por la falta de agua y porque el pastizal
queda cubierto de nieve y el ganado es trasladado a pisos inferiores (Dalmasso y Horno, 1994). En
las vegas también se desarrolla una actividad pastoril estacional. En el verano, por el retroceso de
las nieves y el aumento de la temperatura, el ganado se traslada a sectores de mayor altura. La falta
de supervisión de la mencionada actividad causa un importante impacto en el ecosistema. En las
vegas también pastorean los guanacos en verano (Alessandro et al., 2009).
El Complejo carece de potencial natural para la producción agrícola en sus tierras, pero la agricul-
tura en las tierras bajas depende del agua de deshielo que baja de las altas cumbres. Si bien los tres
departamentos del Complejo, Tupungato, Tunuyán y San Carlos, representan el 19,4 % del desarro-
llo agrícola de la provincia, la importancia de los Altos Andes no es despreciable porque en la sub-
cuenca del Tunuyán Superior el 89 % de su superficie está en producción agrícola y en la subcuenca
inferior el 78 % está en producción, ocupando a mucha gente. El régimen del río Tunuyán es estival
ya que la mayor parte del deshielo se produce en verano y los aportes son prácticamente en su tota-
lidad debidos a la precipitación nívea. La cuenca media recibe aporte níveo de la alta montaña y del
aporte pluvial propio. Existe un efecto retardador, por el cual la escorrentía proveniente del deshielo
se infiltra en el suelo permeable y se produce un escurrimiento subálveo. La cuenca subterránea de
la zona central de la cuenca del río Tunuyán, de 3180 km2 también se alimenta del agua proveniente
de los altos andes y es alimentada por la infiltración en los cauces de los ríos y arroyos, todos de ré-
gimen níveo (DGI, 2008b), con caudales crecientes desde la primavera al verano y decrecientes hacia
el invierno (Hernández y Martinis, 2006). Actualmente existe un total de 85.900 ha cultivadas de las
cuales el 39 % es regado con agua superficial, el 33 % con agua subterránea, que también proviene
del deshielo en la cuenca alta, y el 28 % con ambas (uso conjunto) (Hernández y Martinis, 2006).
Otras actividades económicas dependientes del agua provista por los Altos Andes son los em-
prendimientos piscícolas, los cuales requieren continuidad en el suministro, y los turísticos y re-
creativos, que incluyen prácticas deportivas y actividades de esparcimiento. El dique embalse El
Carrizal, el embalse de Potrerillos representan importantes polos de atracción turística para más de

56
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

un millón de personas. El perilago de Potrerillos tiene actividades náuticas y otras afines. Se estima
que en temporada de verano es visitado por 50.000 personas cada fin de semana (DGI, 2008b).
El aporte de los glaciares al escurrimiento superficial de los ríos ha cobrado mucha importancia y
es tema de estudio a consecuencia de la escasez de las precipitaciones en los últimos 40 años. Son
alarmantes los resultados de los estudios que muestran que la superficie cubierta por glaciares se
encuentra en retracción desde principios del siglo XX (DGI, 2008b). Con todo esto, llama la aten-
ción que las autoridades sean tan permisivas para las actividades mineras, especialmente cuando
se sabe que éstas producen polvos que pueden acelerar la pérdida de masa de los glaciares e incre-

Altos Andes
mentan el flujo de sólidos en los ríos. La situación ha desencadenado la creación de ONGs en lucha
contra la contaminación y el saqueo (Wagner, 2008).

Protección de la naturaleza
En este Complejo no hay reservas naturales.

Complejo Cuenca Alta del Río Diamante


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación predominante es la estepa arbustiva baja y rala y las vegas o mallines en las orillas
de arroyos y lagunas.

Ubicación
El Complejo ocupa la franja Sudoeste del departamento San Carlos y la Noroeste del departa-
mento San Rafael de Mendoza, con una extensión de 3395 km2.
Limita con los Complejos Cuenca Alta del Río Tunuyán al Norte y Cuenca Alta del Río Atuel al Sur.
Al Oeste limita con Chile y al Este con la Ecorregión Estepa Patagónica.

Clima
En el Complejo el clima es tipo mediterráneo, con precipitacines concentradas en invierno mien-
tras que hacia el Oeste a menor altitud, el clima es monzónico, con precipitaciones en primavera,
verano y otoño (DGI, 2008 c).
En el Complejo no hay estaciones climatológicas, ni tampoco en sitios cercanos dentro de la Eco-
rregión Altos Andes, de modo que los datos provienen de estimaciones sobre la base de áreas veci-
nas. La temperatura media anual es entre 0 y 12 °C, disminuyendo con la altitud. La precipitación
media anual se estima entre 300 y 700 mm, incrementando hacia el SO.
En la cordillera principal el clima es tipo tundra con nieves eternas en las cumbres del volcán Mai-
po y en otros cerros con glaciares. La precipitación media anual es de unos 600 mm y ocurre en
forma de nieve desde Abril a Septiembre (Mónaco et al., 2005 citado por Puig et al., 2011).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Diamante se ubica entre los 34,05° y 34,80° Lat Sur, por lo tanto se
encuentra en el sector Sur de Los Andes Centrales, sobre el segmento de subducción normal de la placa
de Nazca (33,5 a 46° Lat Sur), con magmatismo en arco bien evolucionado y volcanes como el Maipo,
que ha registrado eventos volcánicos en los siglos XIX y XX. No se desarrolla a esta latitud ni precor-
dillera ni Sierras Pampeanas y la Cordillera Frontal finaliza en el río Diamante, a medio recorrido Norte
Sur en el Complejo (Ramos, 1999a). La particularidad de esta zona es que aquí se produce el encuentro

57
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

entre la faja plegada de piel fina o híbrida Aconcagua y la faja plegada de piel gruesa Malargüe (Ramos
et al., 1996; Giambiagi y Ramos, 2002; Fuentes y Ramos, 2008). Además de los cerros se observan
coladas volcánicas en posiciones elevadas de los cerros o encauzadas en los valles sobre un sustrato de
morenas. Se observan acumulaciones de origen glacial en algunos cerros (Cerro Dos Hermanos), for-
madas en la última glaciación. Se distinguen depósitos de remoción en masa originadas por avalanchas
de rocas, deslizamiento y una mezcla de procesos, en el cerro Plomo, en el valle del río Diamante y en
el cerro Dos Hermanos. En el cerro Dos Hermanos actualmente se produce reptación de los hielos ge-
nerando glaciares de rocas (Broens y Pereira, 2005). El volcán más prominente es el Guanaquero (4841
Capítulo 1

m), en la Cordillera Principal, a partir del cual se desarrollaron coladas volcánicas que llegan en parte
hasta el valle del río Diamante. El cerro tiene una caldera cuyos bordes han sido totalmente destruidos
por los glaciares. Esta zona tiene interés minero y petrolero (Fuentes y Ramos, 2008).
El proceso de vulcanismo del arco magmático del Mioceno superior comprende los Complejos
Cuenca Alta de Río Diamante, Cuenca Alta del Río Atuel, Cuenca Alta del Río Malargüe y Cuenca
Alta del Río Colorado, comenzando al Sur del río Diamante hasta el río Barrancas, tributario del río
Colorado. En este segmento la actividad magmática comenzó a los 17 MA, se hizo más activa entre
los 14 y los 4 MA y luego decreció hasta la actualidad. En el Complejo Cuenca Alta de Río Diaman-
te, los cerros que forman el arco magmático son La Mala Dormida, La Ventana, La Media Luna y
La Brea. De todos los cerros volcánicos del segmento, éstos son los más recientes (5,4 a 4,5 MA) y
son de pequeña y mediana magnitud. Se disponen a lo largo de un eje de falla por lo que aparecen
alineados de N a S (Nullo et al., 2002).
En el extremo Norte del Complejo se encuentra la Laguna Diamante, originada a comienzos del
Cuaternario por el colapso de una caldera volcánica de 14 a 17 km de diámetro que formó una zona
deprimida por el hundimiento. En ese período se produjeron grandes erupciones de cenizas volcá-
nicas ricas en silicio. Las erupciones del volcán Maipo, ubicado a unos 10 km al Oeste de la laguna,
construyeron un edificio volcánico, que sobresale unos 2000 metros de la antigua caldera y expulsó
gran cantidad de lava, dando origen a los extensos escoriales que se observan al Oeste de la laguna.
La acción del frío y las cubiertas de nieve provocaron procesos de crioclastismo (fracturación de las
rocas por efectos de la expansión del hielo presente en las grietas) y de termoclastismo (el mismo pro-
ceso, pero producido por amplitud térmica). Los detritos producidos por estos fenómenos son muy
comunes en todos los faldeos (ProPEA, 2010). La Laguna Diamante y otras del Complejo se nutren a
partir de pequeños desplazamientos de flujo laminar, a más de 3300 msnm (DGI, 2008 c). De Oeste
a Este hay un gradiente altitudinal muy marcado de 5300 a 3300 m de altitud, en unos 20 km. La
Laguna del Diamante es uno de los principales reservorios de agua dulce de la Provincia de Mendoza.
En el Complejo nace el río Diamante en la Laguna del Diamante, al pie del volcán Maipo, y escurre
hacia el Sur hasta la confluencia con el río Borbollón, que es su principal afluente. Los afluentes del
río Borbollón también nacen en la Cordillera Principal en este Complejo. Desde la confluencia con
el Borbollón, el río Diamante se dirige hacia el Este recibiendo las aguas de arroyos que también
tienen sus nacientes dentro del Complejo y las descargan dentro y fuera del mismo. Este río tie-
ne un comportamiento hidrológico netamente níveo, ya que los caudales que escurren en su cau-
ce provienen en su gran mayoría del deshielo producido en la zona alta de la cuenca; los caudales
son mayores en verano y se producen caudales de estiaje en invierno (DGI, 2008c).El río Diamante
provee agua a la zona agrícola del departamento San Rafael, ubicada hacia el centro del mismo.
Se sabe que en el Complejo existen glaciares, cuya importancia se basa sobre su funcionamiento
como reservorio de agua para los ríos y las actividades agrícolas en la cuenca media. En este Com-
plejo no existen estudios suficientes que registren la distibución, cantidad y superficie de los cuer-
pos de hielo (DGI, 2008c). El inventario internacional de glaciares registra unos 6 o 7 cuerpos hacia
el Norte del Complejo y uno en el extremo Sur, ninguno tiene nombre (WGI, 2011).

58
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Patrones recurrentes
Los estudios de vegetación, flora y fauna se hicieron en el Área Protegida Laguna del Diamante, al
Norte del Complejo Cuenca Alta del Río Diamante, que se extiende prácticamente desde la Cordi-
llera Principal hasta casi el borde del Complejo. Florísticamente dominan los elementos altoandinos
como Adesmia pinifolia, Poa holciformis, Junellia uniflora, Stipa chrysophylla, Pernettya mucronata,
Oreopolus glacialis, etc., mientras en las vegas son comunes Oxychloe andina, Festuca desvauxii, F.
argentina, Eleocharis albibracteata, Werneria pygmaea, entre otras (Martínez Carretero et al., 1999).
La vegetación predominante en la zona de la laguna es un matorral subarbustivo muy abierto y

Altos Andes
bajo, de cuerno de cabra y yareta, con pastizales de huecú. Es muy importante la proporción de
vegas altoandinas, que en esta reserva superan el 10 % de la superficie total. En las zonas más al-
tas, las vegas no sufren impacto ganadero, por lo que conservan toda su biodiversidad. En el área
de ampliación de la reserva, la vegetación se distribuye en forma escalonada, formando varios pisos
altitudinales, y aparecen especies de tres ecorregiones: el monte en la parte más baja, la patagonia
extraandina en el medio y la altoandina en la parte superior. Entre cada una de éstas hay ecotonos,
por lo que la diversidad es muy grande para las condiciones de aridez que presenta este ambiente
(ProPEA, 2010). Esta alta biodiversidad se explica por el gran desnivel altitudinal de Oeste a Este y
la variedad de condiciones microambientales causada por la topografía. En la alta montaña la ve-
getación es baja y dispersa. Por efecto del peso de la nieve los arbustales están aplastados; las gra-
míneas crecen en círculos o semicírculos (ProPEA, 2010).
Alrededor de la laguna domina la estepa arbustiva baja y abierta en las superficies planas libres
de agua, sobre suelos superficiales congelados durante gran parte del año. Las especies principales
son Adesmia pinnifolia, Poa holciformis, Verbena uniflora, Azorella nucamantacea, Stipa chrysophylla,
entre otras. En los suelos saturados de agua se desarrollan vegas dominadas por Oxychloe andina
y Festuca kurtziana (Dalmasso et al., 1999). Los matorrales subarbustivos de Adesmia horrida pre-
dominan en los extremos de los escoriales que descienden del Maipo, en áreas protegidas de los
vientos predominantes del Oeste.
En un estudio sobre la dieta del guanaco y la disponibilidad de recursos alimenticios en los Altos
Andes, en la Reserva Laguna del Diamante, se muestrearon los hábitats preferidos por lo guanacos
en invierno y en verano y se describe la vegetación de cada uno (Puig et al., 2011). En verano los
guanacos se distribuyen por encima de los 3300 m de altitud, donde las vegas se destacan de la
matriz por su densidad y grado de cobertura. En este piso, los guanacos se alimentan en las vegas
y también en los pastizales de altura. Tan pronto como la nieve se hace peligrosa para la supervi-
vencia del guanaco, éstos descienden a pisos por debajo de los 3300 m, en la Cordillera Frontal,
al oriente del Complejo y vuelven a los pisos altos tan pronto como el deshielo descubre la vegeta-
ción. La competencia por alimentos con el ganado en los pisos bajos parecería ser la causa de que
los guanacos migren tempranamente a los pisos altos. La vegetación está dominada por gramíneas
acompañadas por caméfitos y fanerófitas. En este piso, los guanacos pastorean las laderas y los
piedemontes. En los sitios de invierno había una mayor proporción de gramíneas y menos de lati-
foliadas que en los sitios de verano, pero no hubo diferencias significativas en riqueza de especies o
cobertura. El arbusto Adesmia aegiceras, es la especie principal en todos los sitios de verano, acom-
pañada por Poa holciformis o P. durifolia. En los sitios de verano con vegas además de esas espe-
cies aparecían Carex aff gayana, Oxychloe bisexualis, Deyeuxia velutina, Patosia clandestina y Discaria
nana. Los hábitats con vegas tenían mayor porcentaje de cobertura y mayor riqueza de especies y
mayor proporción de especies de forma graminoide y también mayor proporción de Festuca mage-
llanica. El sitio de invierno, sin vegas, ubicado en una planicie alta y seca, tenía mayores proporcio-
nes de gramíneas, especialmente Poa durifolia y una menor proporción de latifoliadas pero mayor

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

proporción del arbusto Mulinum crassifolium y de algunas hierbas como Oxalis erythrorhiza, Ceras-
tium arvense y Nastanthus caespitosus. El sitio ubicado en un piedemonte ondulado tenía mayor
proporción de Poa holciforme, Adesmia stenocaulon y Adesmia aegiceras. Las especies principales de
todos los sitios de invierno fueron Poa durifolia y Stipa spp, acompañadas por Mulinum spinosum y
Agropyron sp en una ladera de barranco y por Neosparton aphyllum en el piedemonte. En un sitio
en laderas pedregosas la cobertura vegetal era inferior debido a la presencia de parches de suelo
desnudo cubierto de rocas sueltas (Puig et al., 2011).
De estas descripciones surge que el patrón recurrente a gran escala se asocia a la altitud y a me-
Capítulo 1

nor escala depende de la topografía (grado de pendiente), del suelo (cubierta superficial) y de la
acumulación de agua.

Pulsos naturales
El pulso natural anual está disparado por el deshielo en los pisos más altos a partir de Octubre,
que causa un incremento rápido del flujo de agua en los ríos y arroyos, la fusión de la nieve en los
pisos más bajos y las lluvias estivales. Estos aportes resultan en el incremento de la productividad
primaria y la actividad biológica.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico elevado (INPRES, 2011), por lo cual pue-
den producirse movimientos de tierra de ocurrencia y frecuencia impredecible que desencadenen
sucesiones secundarias en sitios arrasados y sobre los depósitos de escombros.

Potencial natural de producción


En los alrededores de la Laguna de Diamante existen sitios arqueológicos ubicados a altitudes
superiores a los 3200 m que datan de 2100 AP. La mayoría se ubica en los sectores ocupados por
los arbustales, probablemente por contar con leña, recurso crítico para la ocupación humana de
ambientes de altura. El área era ocupada por grupos de cazadores-recolectores provenientes del
Este y del Sudeste. Otros autores consideran que en esa época coexistían cazadores-recolectores y
agricultores. Los primeros poblaban las tierras altas y los valles intercordilleranos, aprovechando la
presencia de vegas donde se concentraban herbívoros como Lama guanicoe (guanaco) y Chloephaga
picta (cauquén), que era aprovechados por los humanos. Otros recursos que favorecían el pobla-
miento fueron la abundante agua dulce potable y la disponibilidad de piedras silíceas (obsidiana) y
algunos metales, que eran utilizados como bien de intercambio. La presencia de restos de Lama sp
y Lama guanicoide y las características del instrumental lítico sugieren que la caza debió ser una de
las actividades principales y la gran cantidad de elementos de molienda, indican que la recolección
de vegetales, probablemente traídos de pisos inferiores, y su procesamiento fue muy importante en
la economía de estos grupos. Las evidencias muestran una gran cantidad de elementos provenien-
tes de un radio de 50 entre y 200 km de distancia, de pisos altitudinales más bajos, de ambientes
costeros y de valles intermontanos. Estos sitios deben haber sido asentamientos estacionales dadas
las condiciones climáticas, especialmente a las mayores altitudes; además parecen ser de activida-
des múltiples, realizadas dentro de los recintos (Neme, 2007). Si bien los cazadores-recolectores
poblaron los Andes, esta zona parecería ser un sitio de paso, para el intercambio a través de la cor-
dillera y con los agricultores de las tierras bajas. Este flujo de intercambio se mantuvo en la histo-
ria; a partir del siglo XVIII los pehuenches, originarios de la cordillera neuquina, se hicieron con el
control de los valles y pasos cordilleranos del río Diamante hacia el Sur. Mantuvieron ese modo de
operar por siglos, estableciéndolo incluso con los españoles. Existen varias hipótesis acerca de las
causas y formas de poblamiento y de los intercambios a través de la Cordillera de Los Andes y desde
hace unos años se reconoce la importancia de un enfoque trasandino en la investigación arqueoló-

60
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

gica, ya que la cordillera pudo haber tenido roles variados como espacio compartido, de contacto
o de tránsito, alternando funciones en el espacio y en el tiempo, por razones diversas (Duran et al.,
2006). De este trabajo y los allí citados se deduce que el potencial natural de producción de este
Complejo ha sido la presencia de vegas para el pastoreo del ganado, la disponiblidad de agua para
consumo humano y del ganado, la disponibilidad de materiales para uso tecnológico y las posibili-
dades de tránsito transcordillerano para intercambio o comercio de productos.
La zona cordillerana de Mendoza no tiene potencial para la agroproducción in situ por el clima ri-
guroso y los suelos someros, pero tiene un gran potencial como proveedora de agua para la produc-

Altos Andes
ción agrícola en las tierras bajas del Este. La provincia de Mendoza es la que tiene mayor superficie
de tierras regadas, con recursos hídricos que provienen del deshielo y la ablación de glaciares en
los Altos Andes. En el caso del río Diamante, la zona agrícola bajo riego se encuentra en el departa-
mento San Rafael, a unos 165 km (en líneas recta) de su naciente a 5323 m de altitud en la cordi-
llera principal. El área sembrada tiene clima semiárido por lo cual todas las actividades económicas
dependen de la disponibilidad hídrica proveniente de los glaciares y de la fusión de la nieve que co-
mienza en Octubre, mes en el que se produce un incremento repentino de los caudales. Las preci-
pitaciones níveas han disminuido gradualmente en el tiempo, por lo cual la contribución que hacen
los glaciares al escurrimiento superficial de los ríos ha adquirido mayor importancia. La falta de in-
formación acerca de la situación de los glaciares reduce la posibilidad de planificar a largo plazo las
actividades agrícolas bajo riego y tomar medidas de protección de las masas de hielo (DGI, 2008c).
El río Diamante es aprovechado para la generación de energía eléctrica en la represa Los Reyunos,
con una potencia instalada de 224 MW y generación anual del orden de los 305 GWh.
En las altitudes inferiores de la Reserva Laguna del Diamante, se verifica la presencia de ganado,
generando competencia por recursos alimenticios con el guanaco silvestre en su zona de pastoreo
invernal. Las actividades humanas realizadas o planificadas para la zona, como minería, cría de ga-
nado, alambrado de los campos, podrían causar un importante impacto negativo en las poblacio-
nes de guanaco ya que la conectividad entre los hábitat de invierno y de verano es imprescindible
para animales de migración estacional (Puig et al., 2011)
Otras actividades importantes en el Complejo son el turismo y la minería. La Laguna del Diaman-
te tiene potencial turístico y para pesca deportiva de truchas, que no son nativas sino sembradas
con ese propósito (ProPEA, 2010). En el volcán Maipo se practica andinismo.

Protección de la naturaleza
El sector Meridional del Complejo, representando el 6 % de su superficie, se halla bajo protección
del Parque provincial Laguna del Diamante.
Existe un proyecto de creación de la Reserva Hídrica Cabeceras del Atuel y el Diamante, que in-
cluiría la zona de glaciares y altas cuencas de los ríos homónimos, para proteger la fuente de agua
que sostiene la producción agroindustrial de San Rafael, y reservorios de agua que constituyen im-
portantes centros turísticos. La reserva protegería el paisaje natural y cultural, como cerro, volcanes
y lagunas y numerosos sitios arqueológicos (Drovandi, 2006).

Complejo Cuenca Alta del Río Atuel


Tipos esenciales de vegetación
Los tipos esenciales de vegetación son la estepa arbustiva, arbustales bajos y ralos (llamados ma-
torrales por Morici et al., 2010) y pastizales. En los márgenes de los cuerpos de agua se desarrollan
vegas (llamados también mallines), con gramíneas, ciperáceas y juncáceas.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Ubicación
El Complejo, de 4096 km2, ocupa las Franjas Sudoeste y Noroeste de los departamentos San Ra-
fael y Malargüe, respectivamente.
Limita al Norte con el Complejo Cuenca Alta del Río Diamante y al Sur con los Complejos Cuenca
Alta del Río Colorado al Oeste y Cuenca Alta de la Laguna Llancanelo al Este. Al Oeste limita con
Chile y al Este con la Ecorregión Estepa Patagónica.

Clima
Capítulo 1

El clima es árido-semiárido de inviernos fríos y veranos cálidos. La temperatura media anual es de


11,5 °C, con una media de invierno de 5 °C y de verano de 19 °C. El clima local es muy infuido por
la altitud, la exposición y la topografía. En el Complejo se distinguen los pisos climáticos de las altas
cumbres; de las altiplanicies o páramos y de los valles profundos. Las condiciones atmosféricas de
estos últimos difieren de acuerdo con la orientación (transversal o longitudinal) y la altitud a la que
se encuentran. En las zonas más elevadas predominan las precipitaciones níveas en invierno a causa
del anticiclón del Pacífico. El verano es cálido durante el día y frío en la noche, las precipitaciones son
violentas y de corta duración

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Atuel se ubica entre los 34,46 y 35,30° Lat Sur, por lo tanto se
encuentra en el segmento de subducción normal de la placa de Nazca, que en estas latitudes tiene
una inclinación de 30°. El sistema orogénico es menos ancho puesto que en este sector sólo se pre-
sentan las Cordilleras Principal y Frontal, no existe ni Precordillera ni Sierras Pampeanas. El Complejo
se asienta en la unidad morfoestructural de faja plegada y corrida de Malargüe, ubicada en la por-
ción Sur de la provincia geológica de la Cordillera Principal (34 a 36° Lat Sur, según Giambiagi et al.
(2005), y se caracteriza por un basamento volcaniclástico-plutónico de edad Permotriásica (250 MA
atrás, período de la primera extinción masiva), cubierto por una espesa secuencia sedimentaria, de
más de 6200 m, jurásica-cretácica y terciaria rica en niveles calcáreos (Pons et al., 2007). Esto ex-
plica la presencia de amonites y otros fósiles del Jurásico de origen marino en varios sitios del Com-
plejo. Una particularidad del sector de la faja plegada y corrida de Malargüe es la dificultad de es-
tablecer límites entre la cordillera y la región extrandina, probablemente por el estilo de formación,
caracterizado por plegamientos más armónicos y menor grado de fracturación.
Este sector forma parte del arco magmático del Mioceno superior que comprende los Complejos
Cuenca Alta de Río Diamante, Cuenca Alta del Río Atuel, Cuenca Alta del Río Malargüe y Cuenca
Alta del Río Colorado, comenzando al Sur del río Diamante hasta el río Barrancas, tributario del río
Colorado. En este segmento la actividad magmática comenzó a los 17 MA, se hizo más activa entre
los 14 y los 4 MA y luego decreció hasta la actualidad. En el Complejo Cuenca Alta de Río Atuel, los
cerros que forman el arco magmático son El Alquitrán al Norte del río Atuel y el Chivato y probable-
mente el cerro Laguna La Amarga (no se tienen coordenadas para ubicarlo en el mapa) hacia el Sur
del río Atuel. El cerro Alquitrán forma parte de la serie de formación más reciente (5,4 a 4,5 MA), es
de pequeña y mediana magnitud y se dispone a lo largo del mismo eje de falla por lo que aparece
alineado de N a S con los cerros del Complejo Cuenca Alta del río Diamante. El cerro El Chivato, es
de formación anterior y data de 13,6 MA (Nullo et al., 2002). Existen evidencias de actividad vol-
cánica del 8045 al 2500 AP.
El río Atuel recibe las aguas de deshielo de un frente de la Cordillera Principal de alrededor de 50
km de largo, pero comprende importantes glaciares y cumbres altas, entre las que se destaca el ce-

62
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

rro El Sosneado (5160 m). El aporte de agua de las precipitaciones tanto níveas como pluviales está
formado por agua superficial en su mayor parte ya que la infiltración es poca por las grandes pen-
dientes, y es suplementada por el agua subterránea que infiltra tras un corto recorrido a través de
diaclasas o fisuras y vuelven a la superficie como manantiales. En la porción Sur del Complejo, el río
Salado tiene sus nacientes en los cerros y cuchillas que separan las cuencas altas de los ríos Atuel y
Colorado, y descarga en el río Atuel poco antes de salir del Complejo Cuenca Alta del río Atuel. El río
Atuel provee agua a la zona agrícola que se encuentra poco más de 100 km río abajo, en la Ecorre-
gión Monte de Llanuras y Mesetas.

Altos Andes
Sobre la cordillera Principal se encuentran glaciares, compartidos con Chile (WGI, 2011). En el
valle del río Atuel se encuentran evidencias del modelado glaciario, como valles colgantes, circos,
terrazas, morrenas y lagunas, como por ejemplo la laguna del Sosneado a 2100 metros de altitud.
El inventario de glaciares de la cuenca del río Atuel registró 227 cuerpos de hielo en 1996-98, con
una superficie total de poco más de 186 km2, ubicados preferentemente en los faldeos de expo-
sición Sur y Sudeste de la cordillera Principal. Estas masas glaciares actúan como reguladoras del
régimen hídrico de la cuenca (DGI, 2008 d).
Desde 1914 se están estudiando las variaciones sufridas por los glaciares del Complejo Cuenca
Alta del Río Atuel. En ese año dos de los glaciares estudiados estaban unidos formando una sola
lengua, pero hacia 1934 habían retrocedido y se mostraban como dos cuerpos de hielo diferentes.
Los registros indican que en general los glaciares en esta cuenca han mostrado un retroceso marca-
do durante el siglo XX. El glaciar Humo retrocedió aproximadamente 3200 m entre 1914 y 1947. El
Glaciar Fiero, también ubicado en la cuenca del Atuel, ha venido retrocediendo desde 1937. Otro
glaciar en la ladera Sudoeste del Volcán Overo también mostró un retroceso entre 1948 y 1970. El
Glaciar de La Laguna ha mostrado un comportamiento particular durante el siglo XX, caracterizado
por un retroceso entre 1914 y 1970 seguido de un avance entre 1970 y 1982. Este avance podría
deberse a un evento de surge (ver nota al pie Nº10) (IANIGLIA s/f. d).
Otras formaciones geológicas, características de este Complejo, como de todo el Sudoeste de
Mendoza, son las kársticas, originadas por la disolución del carbonato de calcio de las rocas ca-
lizas por acción de agua ligeramente ácida. Al circular el agua va generando cavernas y corredo-
res subterráneos, y al desmoronarse los techos de las cavernas se forman dolinas12, que aparecen
como hundimientos que pueden estar ocupados por espejos de agua dulce. El inventario y estudio
de estas formaciones ha adquirido importancia y recientemente se ha instalado en la Provincia de
Mendoza el Programa Provincial de Espeleología, que asigna a la Federación Argentina de Espe-
leología, un rol central en las actividades de exploración e investigación de las cavernas en el país
(Benedetto, 2008).

Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes se manifiestan en al menos dos escalas. A gran escala, la altitud y la ex-
posición y sus consecuencias sobre el clima determinan la distribución de los tipos dominantes de
vegetación y de las especies. A escala menor, la topografía, el material en superficie del suelo y la
disponibilidad de agua, se asocian con los tipos de vegetación y la flora.
La vegetación es esteparia, baja y dispersa. Por encima de los 2200 m de altitud la cobertura
y altura de la vegetación disminuyen considerablemente porque el suelo permanece helado y no
hay agua disponible para las plantas. Predomina la superficie rocosa y sólo crecen pequeños par-
ches de especies adaptadas a las condiciones extremas, como las yaretas (Azorella compacta). Las

12 Dolina: depresión geológica característica de los relieves kársticos que pueden formarse por disolución o por hundimiento
(desplome del techo de la cueva).

63
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

condiciones más favorables para el crecimiento vegetal se dan entre los 1800 y 2200 m porque las
lluvias son más abundantes y hay más humedad en el suelo, donde aparece una estepa graminosa
con arbustos dispersos o una estepa arbustiva. Las vegas o mallines, de vegetación más densa, se
desarrollan en las orillas de cursos de agua y lagunas.
En un estudio detallado, realizado en la vertiente Norte de la cuenca alta del río Atuel, se diferen-
ciaron 15 comunidades vegetales, entre las que se encontaron dos matorrales altos (altura superior
a 2 m), ocho arbustales intermedios (1 a 2 m de altura), dos arbustales bajos (menos de 1 m de
altura), un pastizal, una pradera y una estepa en cojines.
Capítulo 1

En los pisos más altos, por encima de los 2000-2100 m se encuentran los matorrales intermedios
abiertos de Chuquiraga oppositifolia, de Adesmia aegiceras y de Adesmia obovata, y el matorral muy
ralo de Chiliotrichium rosmarinifolium. El primero se encuentra en sitios con afloramientos rocosos y
suelos pedregosos; el de Adesmia aegiceras, en laderas o baja pendiente, y los de Adesmia obovata,
Chiliotrichium rosmarinifolium en laderas rocosas con escurrimiento hídrico proveniente de aportes ní-
veos estacionales. Las tres primeras comunidades tienen cobertura entre 50 y 55 % y la cuarta apenas
15 % con 80 % o más de suelo desnudo. En el mismo piso (por encima de los 2100 m) se encuentran
la estepa de cojines y el herbazal bajo abierto. La primera, dominada por Azorella trifurcata, se en-
cuentra restringida a pequeños parches de suelos limosos en las partes bajas de las laderas y tiene una
cobertura vegetal de 60 a 65 %. El herbazal, dominado por Lathyrus magellanicus se asocia a áreas
planas o a la pendiente baja de las laderas, con suelos areno-limosos, y tiene una alta cobertura (70-
75 %). En el piso inferior, entre los 1900 y los 2100 m, se distinguieron 3 comunidades: los matorra-
les intermedios abiertos de Senecio filaginoides y de Baccharis linearis y el pastizal bajo ralo de Stipa
chrysophylla. Los matorrales se desarrollan en áreas planas o en las bajas pendientes de las laderas, y
se diferencian porque el primero se asocia a suelos arenosos y tiene una cobertura de 40 a 45 % y el
segundo, dominado por B. linearis, lo hace con suelos poco desarrollados y clastos presentes y tiene
una cobertura algo inferior (30-45 %). En cuanto al pastizal, se encuentra en áreas planas o de baja
pendiente en suelos arenosos y tiene una cobertura de 40-45 %. Entre 1800 y 1900 m se encuentran
el matorral bajo muy abierto de Mulinum spinosum, los matorrales altos abiertos de Schinus odonto-
nelli y de Anarthrophyllum pedicellatum. El matorral de M. spinosum se desarrolla en áreas planas con
suelos arenosos o en pendientes bajas con presencia de clastos y tiene una cobertura de 30-40 %;
el de S. odontonelli, con cobertura superior al 40 %, se desarrolla en algunas áreas planas con leves
ondulaciones; el matorral de A. pedicellatum, en áreas planas de suelos arenosos, tiene una cobertura
de 65 %. Esta última comunidad se encontró también por debajo de los 1250 m, pero quedaría fuera
del Complejo Cuenca Alta del río Atuel, ya que su cota inferior es 1400 m. Por debajo de los 1900 m,
se encuentran el matorral bajo ralo de Fabiana patagonica y el matorral alto abierto de Larrea nitida,
ambos, en áreas planas con suelos arenosos. La primera tiene una cobertura de 35 a 40 % y la segun-
da llega a 70 % de cobertura vegetal. Por debajo de los 1700 m se encontró el matorral intermedio
muy abierto de Neosparton aphyllum, en áreas con suelos arenosos profundos (Torriortentes típicos)
y tiene una cobertura inferior a 40 %. Todas las comunidades difieren en la cantidad de estratos, el
espectro biológico, las especies acompañantes y la biodiversidad (Morici et al., 2010).

Pulsos naturales
El pulso anual está desencadenado por el incremento de la provisión de agua durante el deshielo
y de las temperaturas estivales. El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico elevado en
su porción meridional y moderado en su porción austral (INPRES, 2011). Pueden producirse mo-
vimientos de suelo a escalas temporales variables y no predecibles, que desencadenan pulsos de
destrucción y recuperación de la cubierta vegetal.

64
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Potencial natural de producción


Los usos de la tierra del pasado dan una idea del potencial natural de producción de una región.
Existen evidencias de que al menos una parte de los ambientes cordilleranos estuvieron ocupados
por los humanos desde finales del Pleistoceno (11.000-12.000 AP), una vez retirados los hielos
de la última glaciación. De todos los registros existentes, el único que da evidencias de ocupación
tan temprana se encuentra en el Complejo Cuenca Alta del Río Atuel, a 2000 m de altitud. La falta
de registros de tal antigüedad por encima de los 3000 m de altitud podría indicar que estos pisos
no estuvieron disponibles para la ocupación porque todavía persistían los hielos o por la baja pro-

Altos Andes
ductividad de la tierra y las dificultades climáticas para la supervivencia. Para el Holoceno medio,
caracterizado por un proceso de desertificación y mayores temperaturas, y mayores sequías en las
zonas bajas, se encuentran registros de ocupación por encima de los 2500 m. Los ocupantes eran
cazadores-recolectores, dedicados principalmente a la caza de guanacos, elegían los sitios protegi-
dos y con recursos hídricos, usaban materiales locales y no procesaban vegetales. Las ocupaciones
probablemente eran estivales (Neme, 2007). Algunos autores, sobre la base de datos geoarqueo-
lógicos proponen que este vacío se debe a las migraciones forzadas por la actividad volcánica, que
fue más intensa en este período (Durán y Mikkan, 2009). Entre 7000 y 4000 AP existe un vacío de
información que aún no ha sido explicado. En el Holoceno tardío (4000 a 200 AP), se establecieron
las condiciones climáticas actuales, sin embargo los registros arqueológicos no muestran diferencias
entre los períodos en cuanto a la fauna y la flora por lo cual se piensa que los cambios climáticos no
afectaron la diversidad faunística y florística. En este período reaparecen las ocupaciones humanas
con mayor frecuencia espacial y con características parecidas a las anteriores: alta movilidad y prefe-
rencia de reparos para las instalaciones, pero aparecen innovaciones como elementos de molienda y
mayor utilización de materias primas foráneas. En los últimos 2000 años AP incrementa la densidad
de ocupación, se hace menos frecuente la preferencia de reparos, incrementa la diversidad de ar-
tefactos y los asentamientos estacionales en la alta montaña se hacen permanentes (Neme, 2007).
Todo indica que el potencial natural de producción es adecuado para el pastoreo, siempre que
no sea excesivo y que se mantenga el régimen hídrico níveo. El Complejo no tiene potencial natu-
ral para la agricultura in situ debido a las condiciones climáticas extremas y a los suelos someros,
rocosos y pedregosos. Visto a escala espacial mayor, los altos andes tienen un gran potencial como
proveedores de agua a las tierras bajas donde se concentran las actividades económicas. El agua
proviene del deshielo y ablación de los glaciares y de la fusión de la nieve, por lo cual el régimen hi-
drológico es níveo. El Complejo Cuenca Alta del Río Atuel tiene la zona agrícola en la cuenca media,
donde la precipitación media anual es de unos 400 mm. Las zonas agrícolas de las cuencas medias
de los ríos Atuel y Diamante en conjunto figuran en tercer lugar en la generación de valor agregado
económico en la provincia de Mendoza (DGI, 2008 d). Los ríos también dependen de las precipita-
ciones pluviales para la generación de energía y de agua potable.
El Complejo tiene poca población estable, localizada sobre la ruta que une San Rafael de Mendo-
za con el paso cordillerano de Las Damas, algunos puestos y infraestructura turística.
El Complejo Cuenca Alta del Río Atuel tiene un gran potencial turístico basado principalmente
sobre bellezas paisajísticas de origen geológico y geomorfológico, el Complejo termal Los Molles,
que además de baños termales terapéuticos de aguas ferrosas o sulfurosas ofrece pistas de esquí;
el Pozo de las Ánimas, dolina con dos depresiones con espejos de agua dulce, muy visitada por
fotógrafos; la Laguna de la Niña Encantada, que es otra dolina rodeada de restos volcánicos y ori-
ginada por disolución de depósitos subterráneos de yeso que al hundirse adquiere forma de cono.
También se encuentran aguas termales sulfurosas en las inmediaciones del Volcán Overo, pero la
infraestructura no es adecuada.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Se encuentra en este Complejo el centro de esquí más elevado de la Argentina, Valle de Las Leñas,
con cumbre en 3430 m de altitud y base a 2240 m; con un promedio de precipitación nívea anual en
la base y en la cumbre de 6 y 10 m respectivamente.
La actividad minera data de principios del siglo XX, cuando Sociedad Minera Argentina S.A. com-
pró las 330.000 hectáreas de una estancia ubicada al pie de la cordillera entre los ríos Diamante
y Atuel para la explotación de azufre en la mina a cielo abierto del Volcán Overo, a mas de 4200
msnm, de la que se extraía este mineral desde épocas anteriores. La mina y la planta de procesa-
miento fueron desmanteladas hacia fines de los 1990.
Capítulo 1

Protección de la naturaleza
En este Complejo no hay áreas protegidas. Existe un proyecto de creación de la Reserva Hídrica
Cabeceras del Atuel y el Diamante, que ocuparía gran parte de los Complejos Cuenca Alta del Río
Atuel y Cuenca Alta del Río Diamante. Incluiría los glaciares y las nacientes de los cursos de agua
que proveen agua para la producción agroindustrial de San Rafael, y para importantes reservo-
rios de agua que explota la industria turística. La reserva protegería porciones del paisaje natural,
como volcanes, lagunas y cerros y el paisaje cultural presente en sitios arqueológicos (Drovandi,
2006).

Complejo Cuenca Alta del Río Colorado


Tipos esenciales de vegetación
El tipo esencial de vegetación es la estepa graminosa y pajonales y vegas de juncáceas. En las
laderas de las montañas se desarrollan estepas arbustivas y estepas graminosas en los faldeos y lo-
madas suaves de los valles. Aparecen especies características del Monte.

Ubicación
El Complejo ocupa la franja occidental del departamento Malargüe de la provincia de Mendoza en
su casi totalidad y penetra poco en los departamentos Minas y Chos Malal de la provincia de Neu-
quén. Tiene una extensión de 7968 km2.
Limita al Norte con el Complejo Cuenca Alta del Río Atuel, al Sudoeste con el Complejo Cuenca
Alta del Río Neuquén. Al Oeste limita con Chile y al Este su porción meridional limita con el Com-
plejo Cuenca Alta del Río Malargüe y su porción austral con la Ecorregión Estepa Patagónica.

Clima
El clima es frío con alta heliofanía y grandes amplitudes térmicas diarias, con nieves permanentes
en las cumbres. Las temperaturas bajo cero se mantienen durante ocho meses al año. La precipita-
ción media anual oscila entre 100 y 200 mm.
En el Complejo no hay estaciones climatológicas, ni tampoco en los alrededores.

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Colorado se encuentra en el segmento de subducción normal de la
Placa de Nazca, con una inclinación de 30-40°; por lo tanto hay vulcanismo activo y sólo se encuentra
la Cordillera Principal. Forma parte de la faja plegada y corrida de Malargüe, que se extiende desde los
34 a los 36° Lat Sur y se caracteriza por la presencia de un basamento permo-triásico, cubierto por
sedimentos jurásicos, cretácicos y paleógenos depositados antes de la elevación de la cordillera segui-

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Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

dos de sedimentos neógenos depositados durante la orogenia andina. En éstos últimos predominan
los elementos provenientes de la actividad volcánica (Silvestro et al., 2004). La Cordillera Principal es
la unidad morfoestructural resaltante a estas latitudes.
Este sector forma parte del arco magmático del Mioceno superior que comprende los Complejos
Cuenca Alta de Río Diamante, Cuenca Alta del Río Atuel, Cuenca Alta del Río Malargüe y Cuenca
Alta del Río Colorado, comenzando al Sur del río Diamante hasta el río Barrancas, tributario del río
Colorado. En este segmento la actividad magmática comenzó a los 17 MA, se hizo más activa entre
los 14 y los 4 MA y luego decreció hasta la actualidad. En el Complejo Cuenca Alta de Río Colorado,

Altos Andes
se destaca el cerro El Desagüe, formado en una falla ubicada hacia el Oeste en relación a la falla de
los cerros de los Complejos anteriores. Este cerro se formó en un episodio volcánico más antiguo,
de 17 a 10 MA (Nullo et al., 2002).
En la Cordillera Principal, el límite entre Chile y Argentina está caracterizado por la alta frecuencia
de volcanes, entre los que se cuenta el conjunto volcánico Pachon-Peteroa, cuya actividad ha im-
pactado con alta frecuencia durante el Holoceno. El mencionado conjunto produjo una oleada piro-
clástica en el 7030 AP, una emisión y depósito de piedra pómez en el 1050 AP, una emisión de lave
en 1837 y dos lluvias de material piroclástico en 1991 y 1998. El volcán Peteroa produjo erupcio-
nes y emisión de lava en 1837, 1937 y 2010, éste último con bajo índice de explosividad. Si bien
la mayor parte de los volcanes se encuentran del lado chileno, la vertiente argentina ha sido la más
afectada (y favorecida la llanura pampeana) por las lluvias de cenizas y de pequeñas piedras (lapilli),
derivadas hacia el Este por los vientos predominantes del Oeste. En el sector más inmediato al valle
del río Grande, se han registrado más de 28 erupciones desde el siglo XIX (Durán y Mikkan, 2009).
Las nacientes del río Colorado que, de Norte a Sur, es el primero que nace en Los Andes y des-
agua en el Atlántico, está formada por los ríos Grande y Barrancas, que forman sendas subcuencas
paralelas a la cordillera. El río Grande nace de la confluencia de los ríos Tordillo y Cobre, a unos
4600 m de altitud y corre de Norte a Sur por el centro de los dos tercios meridionales del Complejo,
a la altura de Las Loicas cambia de rumbo hacia el Este y unos 30 km río abajo tuerce hacia el Sur y
sale del Complejo. Tiene numerosos afluentes que nacen en la Cordillera Principal y en las elevacio-
nes del oriente del Complejo. El río Barrancas nace al pie de la Cordillera Principal en la laguna Ne-
gra y se dirige al Sur, luego al Este y luego al Sudeste, saliendo del Complejo inmediatamente des-
pués de atravesar la laguna Cari Lauquen. Sus afluentes nacen en la sierra de Cochico y en el Cordón
de Mary, a ambos lados del recorrido del río. Los ríos Grande y Barrancas se unen fuera del Com-
plejo, en la Ecorregión Estepa Patagónica, dando origen al río Colorado. El río Grande aporta cuatro
quintos del caudal del río Colorado. El río Grande es de régimen níveo exclusivamente, mientras
que el Barrancas es una cuenca de transición entre las hoyas níveas al Norte y pluvio-níveas del Sur.
Dadas las bajas precipitaciones anuales, el complemento níveo es más importante que el pluvial.
La laguna Negra, ubicada cerca del extremo austral del Complejo, cerca del límite con la provin-
cia de Neuquén y del límite con Chile, se formó por un dique de lava que fluyó desde un pequeño
cono volcánico ubicado al Oeste de la laguna. Tiene aguas muy cristalinas que permiten ver el fon-
do negro de roca basáltica.
Una de las singularidades de este Complejo Cuenca Alta del Río Colorado, descriptas en la biblio-
grafía, es la presencia de cavernas kársticas, aunque es probable que este tipo de cavernas existan
en otros sectores de la Cordillera de Los Andes y no hayan sido halladas o descriptas. Existen caver-
nas en la Cuchilla de Los Entumidos, en la porción meridional del Complejo, las cuales se conocen
como las más altas del país, ya que se encuentran a 2400 m de altitud. También se han encontrado
cavernas en el valle de Poti Malal, afluente del río Grande que nace en el Cordón de Mary y se dirige
hacia el Norte hasta su desagüe en el río Grande. Estas se encuentran a 1900 m de altitud. Durante
los relevamientos en el sector Norte se detectaron numerosas colinas de entre 10 y 20 metros de

67
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

diámetro y arroyos que salen del macizo yesoso para alimentar al río Las Leñas, lo que confirma el
alto potencial espeleológico de la zona. Las bocas de salida de estas aguas son los accesos a cavi-
dades de distintos tamaños, dentro de las cuales se encontraron nidos de colibríes de la sierra. La
mayor de las cavidades, recorridas por cursos de agua a muy baja temperatura, tiene más de 200
metros de galerías subterráneas. Algunas tienen doble entrada a dos niveles distintos y sus aguas
pueden adquirir colores variados según los productos de disolución de los sedimentos que atra-
viesa. Dentro de las cavernas puede haber estalactitas (formas aciculares que cuelgan del techo),
estalagmitas (formas aciculares que sobresalen del piso), columnas (formadas por la unión de las
Capítulo 1

dos anteriores) y otras formaciones cristalinas. Algunas cavernas pueden estar totalmente anegadas
en las épocas de crecientes por deshielo. En Potí Malal se conocen cavernas con galerías de más
de 350 m. Estas cavernas ya fueron incluidas, con sus datos, en el Catastro Nacional de Cavidades
Naturales (CNCN) de la Federación Argentina de Espeleología (FADE) (Redonte, 2009).
La Caverna de Las Brujas es una de las más conocidas por el público. Se trata de un ambien-
te kárstico de origen marino con una enorme cavidad con estalactitas, estalagmitas y columnas.
Tiene más de 3 km de galerías a través de varios niveles de rocas calizas del Período Jurásico. La
caverna y sus elementos se originaron por la circulación de corrientes de agua subterránea y du-
rante el levantamiento de la cordillera de Los Andes la roca caliza quedó en posición casi vertical y
sumamente fisurada. A finales de la última era glacial se habría producido una gran infiltración de
agua, mucho mayor que la actual, la cual favoreció la ampliación de los pasadizos y la formación
de los elementos que la recubren interiormente (Sancho et al., 2004). Dentro de la caverna se en-
cuentran poblaciones de murciélagos, arañas y ratones de campo, colémbolos, pequeños insectos
primitivos que viven en el suelo. Los estudios arqueológicos indicarían que la caverna habría sido
utilizada por los aborígenes para diferentes rituales o como refugio temporal, pero no como lugar
de residencia habitual.
Según el inventario internacional de glaciares, en el Complejo Cuenca Alta del Río Colorado, se
encuentran glaciares en los extremos Norte y Sur, sobre la cordillera Principal. Muchos no tienen
nombre asignado. En el extremo austral se destacan el Domuyo, el Cerro de la Cruzada, El Chenque,
El Chanas, Portillo, Cerro Pirámide, Laguna Fea, Laguna Negra, Curamillo, Chacaico, entre otros
(WGI, 2011). El episodio más reciente de avance generalizado de los glaciares, llamado “La Pe-
queña Edad de Hielo”, ocurrió durante el Holoceno y se identificó en la cuenca alta del río Grande,
en los valles El Azufre, El Peñón, Las Choicas y Las Damas. Según las evidencias de diversos tipos,
el avance máximo ocurrió entre el 1550 y 1720 DC, con otro avance en el año 1830. El Azufre y El
Peñón han sufrido un retroceso de sus frentes desde 1894 al 2007, con alternancia de episodios de
reposo, avance y retroceso (Espizua y Pitte, 2009).

Patrones recurrentes
En un trabajo cuyo objetivo es la comparación de las biotas terrestres de ambas vertientes de la
cordillera de Los Andes, se presentan datos preliminares de los relevamientos florísticos realizados
en la vertiente oriental, en una transecta de unos 56 km de Oeste a Este que comprende una faja
ubicada entre los Complejos Cuenca Alta de Río Colorado y Cuenca Alta del Río Malargüe (Tellier et
al., 2004). No comprende las altas cumbres. Se describieron cuatro tipos de vegetación entre los
1500 y los 1750 m de altitud. La primera comunidad, en el extremo Oriental de la transecta, se en-
cuentra a los 1600 m; es un terreno plano con suelo arenoso, con un matorral en el cual las especies
más abundantes son Schinus johnstoni, Grindelia chiloensis y Junellia aspera y las acompañantes, La-
rrea nitida, Prosopis flexuosa v depressa, Senecio subulatus y otras 19 especies con coberturas inferio-
res al 2 %. La segunda comunidad, a 1750 m de altitud, en relieve plano y suelo arenoso con nebkas

68
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

(montículos de arena de origen eólico), las especies dominantes son Grindelia chiloensis, Stipa chry-
sophylla, Stillingia patagonica y Schinus johnstoni. acompañadas por Berberis grevilleana, Stipa sp, La-
rrea nitida, Adesmia pinifolia y otras 33 especies con cobertura inferior a 2 %. La tercera comunidad,
a 1500 m de altitud, se encuentra en laderas de poca pendiente y expuesta al Sur, con suelo arenoso
con nebkas. Las especies más abundantes son Neospartum aphyllum, Grindelia chiloensis y Panicum
urvilleanum, con Schinus johnstonii y otras 4 especies con menos de 1 % de cobertura cada una como
acompañantes. La cuarta comunidad, ubicada en el extremo occidental de la transecta, a 1600 m
en una planicie levemente inclinada con suelo aluvial areno-limoso, esta formada por Adesmia obo-

Altos Andes
vata, Colliguaja integerrima y Stipa vaginata como las más abundantes y Senecio filaginoide, Panicum
urvilleanum y Junellia scoparia, y otras 9 especies con menos de 2 % de cobertura como acompañan-
tes. En las cuatro comunidades la forma de vida dominante correspondió a las fanerófitas. Las cuatro
comunidades difieren en cuanto a la cobertura relativa de las formas de vida, la riqueza de especies,
la cobertura de la vegetación, que varió entre 66 % y 45 % (Tellier et al., 2004). Los datos son muy
escuetos y abarcan un reducido intervalo de altitudes como para poder identificar asociaciones en-
tre vegetación y ambiente.
En las vegas que rodean la laguna Negra se han avistado el pudú (Pudu puda), endémico de los An-
des desde SO de Neuquén hasta SO de Santa Cruz, y algunas aves típicas de los bosques australes.

Pulsos naturales
Con el deshielo y el incremento del agua disponible se desencadena el pulso anual de re-inicio
de la productividad primaria y actividad biológica.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico moderado (INPRES, 2011) y aunque los
sismos no son frecuentes ni fuertes, pueden producir deslizamientos de tierra y piedras.
Es una zona de vulcanismo activo, del lado argentino y del chileno, con voladura de piedras y ce-
nizas hacia la vertiente argentina por la predominancia de los vientos de Oeste.

Potencial natural de producción


En las cavernas del valle del río Grande se han encontrado evidencias arqueológicas de ocupación
humana desde el Holoceno temprano al Holoceno medio (9000 a 7000 AP). Al igual que en el Com-
plejo anterior (Cuenca Alta del Río Atuel), se propone la ocupación por sociedades de cazadores-
recolectores de alta movilidad, que podrían estar haciendo uso de recursos en ambas vertientes
de la cordillera. Durante el resto del Holoceno Medio (7000-4000 AP), disminuyen drásticamente
los registros arqueológicos probablemente como consecuencia de una crisis ambiental provocada
por el aumento de la aridez que caracteriza al período (Gil et al., 2005) o como consecuencia de la
intensificación de vulcanismo (Durán y Mikkan, 2009). Las evidencias con datación en la primera
mitad del Holoceno tardío (4000-2000 años AP), sugieren el inicio de una nueva etapa de coloni-
zación, con predominio en los ambientes cordilleranos, especialmente en el valle del río Grande.
Hacia los años 2000-1000 AP, se produce una transformación en las sociedades que ocupaban el
Sur de Mendoza, indicando una intensificación en el uso de recursos (Durán y Mikkan, 2009). El
potencial productivo parecía ser adecuado para el pastoreo de fauna silvestre (Lama guanicoide),
que era cazada por los pobladores.
El Complejo Cuenca Alta del Río Colorado no tiene potencial para la producción agrícola in situ,
pero sí como almacenador y distribuidor de agua que sostiene la actividad agropecuaria en las tie-
rras bajas orientales, en una cuenca de poco menos de 48.000 km2 a lo ancho de cinco Provincias
(Mendoza, Neuquén, La Pampa, Río Negro y extremo Sur de Buenos Aires). Para su gestión fue crea-
do el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO).

69
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

La franja montañosa está habitada por puesteros dedicados fundamentalmente a la cría de ga-
nado caprino quienes aprovechan las pasturas tiernas de los valles cordilleranos para engorde. Esta
actividad, la más arraigada en el Complejo, convive con otras como la petrolera, minera, la turística
y la de conservación.
El Complejo Cuenca Alta del Río Colorado tiene potencial turístico por su riqueza paisajística. En-
tre éstas se encuentra La Caverna de las Brujas, declarada Monumento Natural en 1990. Es la única
caverna que ha sido habilitada al turismo general. Su explotación con fines turísticos se inició sin
estudios previos ni plan de manejo, produciéndose impactos negativos. La actividad minera afecta
Capítulo 1

a decenas de cavernas. Existe una ley nacional que obliga a las empresas a efectuar un estudio de
impacto ambiental previo a la explotación. Lamentablemente, en pocos casos se aplica correcta-
mente. La Federación Argentina de Espeleología, promueve leyes proteccionistas y la creación de
áreas protegidas para conservar los sitios amenazados. Impulsa un proceso de educación y con-
cienciación dirigido a todos los niveles y estratos sociales sobre los problemas de conservación del
medio ambiente cavernario (Redonte y Benedetto, 2001). Esta caverna tiene otro potencial que es
la posibilidad de realizar reconstrucciones paleoclimáticas; por lo poco estudiado se deduce que el
proceso de formación de las estalagmitas comenzó hace 47.000 años y cesó hace 16.000 años. Es
una caverna fósil que puede dar mucha información (Benedetto, 2010). Por este hecho es también
preocupante el deterioro del patrimonio natural representado por la cueva.
El potencial minero no está totalmente explorado. Existen yacimientos explotados a cielo abierto
de uranita (pechblenda), pirita, calcopirita, bornita, calcita, material asfáltico, uranófano, carnoti-
ta, malaquita, azurita, crisocola, covelita, hematita, limonita, calcosina, y minerales de uranio no
identificados (Drovandi, 2006). Se ha detectado una faja de unos 20 x 200 km a lo largo de la Cor-
dillera de Los Andes, entre los 34 y 36° Lat Sur, conteniendo hierro, cobre y plata, y otros minerales
metálicos, que incluye varios proyectos mineros (Franchini et al., 2007). También hay explotacio-
nes de magnetita, hematita, limonita, calcita, en los cerros cercanos al límite Oriental del Comple-
jo. Una actividad productiva importante es la extracción de petróleo y gas natural (Drovandi, 2006).

Protección de la naturaleza
En este Complejo hay una reserva provincial, Área Natural Protegida Sistema Domuyo, en el ex-
tremo SE, la cual protege el 3 % de la superficie del mismo. Este porcentaje es aproximado porque
no se cuenta con un mapa de la reserva y se construyo uno a partir de la descripción del área que
figura en el documento (CFI, 2005). En el Complejo se encuentra el Monumento Natural Caverna
de Las Brujas, que tiene objetivos turísticos más que de conservación.

Complejo Cuenca Alta del Río Malargüe


Tipos esenciales de vegetación
El tipo esencial de vegetación es la estepa graminosa y estepas arbustivas en las laderas de las
montañas y en los faldeos y lomadas suaves de los valles. Aparecen especies características del
Monte.

Ubicación
Se encuentra en el departamento de Malargüe, Mendoza. Limita al Norte con el Complejo Cuenca
Alta del Rio Atuel, al Oeste y Sur con el Complejo Cuenca Alta del Río Colorado y al Este con la Eco-
rregión Estepa Patagónica. Tiene una extensión de 2124 km2.

70
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

Clima
El clima es templado fresco en términos globales. El verano es variable entre el cálido y el fres-
co suave. En el invierno el clima es frío intenso en Junio y Julio. Las amplitudes térmicas diarias y
anuales son grandes. Por estas características, el clima es considerado Norpatagónico. Se presen-
tan dos regímenes de precipitación: uno con precipitaciones níveas concentradas en los meses de
invierno, en las zonas altas; y otro régimen de tipo monzónico, registrando los mayores aportes en
verano. Los climas locales están influídos por la altitud y la topografía. La precipitación pluvial me-
dia anual es de 263 mm.

Altos Andes
Hay una estación climatológica próxima al borde oriental del Complejo (Malargüe Aeropuerto), a
1475 msnm, cerca de la cota mínima del Complejo, que registra una temperatura media anual de
11 °C. La temperatura media del mes más cálido no supera los 22 °C y la media del mes más fío
(Junio) es de 4 °C. En esta estación se regista el predominio de los vientos del Oeste, seguido de
los del Nordeste y Sudoeste. La velocidad promedio anual es de 5,4 km/h. La velocidad máxima
alcanza los 8 km/h y se registra en el mes de Noviembre, mientras que la mínima es de 3 km/h,
produciéndose entre Marzo y Abril (DGI, 2008e).
Las precipitaciones alcanzan los 800 mm/año en zona de montaña. Los vientos de dirección NO,
pueden presentar velocidades extremas de alrededor de 110 km/h en caso del viento zonda. (Dro-
vandi, 2006).

Geología y geomorfología
El Complejo se encuentra entre los 35,22 y 35,80° Lat Sur, sobre el segmento de subsidencia
normal de la placa de Nazca y forma parte del arco magmático del Mioceno superior que compren-
de los Complejos Cuenca Alta de Río Diamante, Cuenca Alta del Río Atuel, Cuenca Alta del Río Ma-
largüe y Cuenca Alta del Río Colorado, comenzando al Sur del río Diamante hasta el río Barrancas,
tributario del río Colorado. En este segmento la actividad magmática comenzó a los 17 MA, se hizo
más activa entre los 14 y los 4 MA y luego decreció hasta la actualidad. En el Complejo Cuenca Alta
del Río Malargüe, se encuentra el cerro Mollar, formado durante un episodio volcánico más antiguo
(17 a 10 MA) en una falla ubicada hacia el Oeste en relación a la falla de los cerros de los Comple-
jos Cuenca Alta del Río Diamante y Cuenca Alta del Río Atuel (Nullo et al., 2002). El vulcanismo es
activo pero el riesgo sísmico es moderado.
En este Complejo tiene sus nacientes el río Malargüe a 2500 m de altitud, en la laguna de Malar-
güe. Los afluentes de este río también nacen en las serranías de la cordillera Principal que bordean
el Complejo por el Oeste y lo separan del Complejo Cuenca Alta del Río Atuel. Luego de recorrer
unos 45 km el río Malargüe sale del Complejo, recorre otros 25 km y desemboca en la margen No-
roeste de la laguna Llancanelo, en la Ecorregión Estepa Patagónica. El arroyo Chacay también nace
en este Complejo y desemboca en la orilla Norte de la Laguna Llancanelo. Los ríos y arroyos son
de régimen pluvio-níveo, aportan agua de deshielo y ablación de glaciares de la alta montaña y de
las lluvias. La distribución mensual de los flujos hídricos del río muestran la fuerte predominancia
del componente níveo, ya que en Noviembre, Diciembre y Enero se duplica el flujo de los meses
restantes. Estas aguas alimentan el sistema de riego superficial y el acuífero ubicado bajo la llanura
de Llancanelo, que proveen agua para la producción agrícola en un área que se extiende de Nor-
te a Sur a lo largo de la ruta nacional 40 desde el río Malargüe, pasando por la ciudad homónima,
hasta el borde Norte del Complejo. El río Salado, que corre paralelo al borde Austral del Complejo
Cuenca Alta del Río Atuel, también aporta agua de deshielo al acuífero de Llancanelo (DGI, 2008e).
Los resultados del último inventario de glaciares realizado a fines de la década de 1980, mues-
tran que en la cuenca del río Malargüe había 48 cuerpos de hielo, con una superficie total de 12

71
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

kilómetros cuadrados. Se ubicaban fundamentalmente en faldeos de la cordillera de los Andes, con


exposición Sur y Sudeste (DGI, 2008e).

Patrones recurrentes
El Complejo que nos ocupa (Cuenca Alta del Río Malagüe) está separado del Complejo Alta Cuen-
ca del Río Colorado por cerros de escasa altitud. Es altamente probable que el patrón recurrente no
difiera en ambos Complejos vecinos, por la cercanía, la falta de barreras entre ellos y la ubicación
hacia el Este de la Ecorregión Altos Andes y en contacto con la Ecorregión Estepa Patagónica, con
Capítulo 1

la cual se intergrada. Por estas razones, las descripciones de la vegetación de Tellier et al. (2004)
serían válidas para este Complejo, al menos en su sector Austral. Tellier et al. (2004) presentan
datos preliminares de los relevamientos florísticos realizados en la vertiente oriental, en una tran-
secta de unos 56 km de Oeste a Este. Se describieron cuatro tipos de vegetación entre los 1500 y
los 1750 m de altitud. La primera comunidad, en el extremo Oriental de la transecta, se encuentra
a los 1600 m; es un terreno plano con suelo arenoso, con un matorral en el cual las especies más
abundantes son Schinus johnstoni, Grindelia chiloensis y Junellia aspera y las acompañantes, Larrea
nitida, Prosopis flexuosa v depressa, Senecio subulatus y otras 19 especies con coberturas inferiores
al 2 %. La segunda comunidad, a 1750 m de altitud, en relieve plano y suelo arenoso con nebkas
(montículos de arena de origen eólico), las especies dominantes son Grindelia chiloensis, Stipa chry-
sophylla, Stillingia patagonica y Schinus johnstoni, acompañadas por Berberis grevilleana, Stipa sp,
Larrea nitida, Adesmia pinifolia y otras 33 especies con cobertura inferior a 2 %. La tercera comuni-
dad, a 1500 m de altitud, se encuentra en laderas de poca pendiente y expuesta al Sur, con suelo
arenoso con nebkas. Las especies más abundantes son Neospartum aphyllum, Grindelia chiloensis y
Panicum urvilleanum, con Schinus johnstonii y otras 4 especies con menos de 1 % de cobertura cada
una como acompañantes. La cuarta comunidad, ubicada en el extremo occidental de la transecta,
a 1600 m en una planicie levemente inclinada con suelo aluvial areno-limoso, esta formada por
Adesmia obovata, Colliguaja integerrima y Stipa vaginata como las más abundantes y Senecio filagi-
noide, Panicum urvilleanum y Junellia scoparia, y otras 9 especies con menos de 2 % de cobertura
como acompañantes. En las cuatro comunidades la forma de vida dominante correspondió a las fa-
nerófitas. Las cuatro comunidades difieren en cuanto a la cobertura relativa de las formas de vida,
la riqueza de especies, la cobertura de la vegetación, que varió entre 66 % y 45 % (Tellier et al.,
2004). Los datos son muy escuetos y abarcan un reducido intervalo de altitudes como para poder
identificar asociaciones entre vegetación y ambiente.

Pulsos naturales
Anualmente se produce el rebrote de la cubierta vegetal en la época estival, por el aporte de agua
de deshielo.
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico moderado (INPRES, 2011). Los sismos
no son frecuentes ni fuertes pero pueden ocasionar deslaves o movimientos de tierra.
Es una zona de vulcanismo activo, especialmene del lado chileno y se reciben cenizas arrastradas
por los vientos del NO.

Potencial natural de producción


El Complejo Cuenca Alta del Río Malargüe no tiene potencial para la agricultura, sólo hay agricul-
tura de subsistencia localizada en sitios bajos con algo de acumulación de agua. Viven aquí pueste-
ros dedicados a la cría de ganado caprino y ovino, que pastorean las vegas para engorde.

72
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

El Complejo provee agua a las tierras cultivables del departamento Malargüe, las que se encuen-
tran en las tierras bajas, en las cercanías de la cabecera del departamento, ubicada en el límite en-
tre este Complejo y la Estepa Patagónica. Otras áreas agrícolas del departamento emplean aguas
del río Salado, que corre paralelo y cercano al Complejo Cuenca Alta del Río Atuel, o del arroyo
Chacay, paralelo al río Malargüe corre por la Ecorregión Estepa Pampeana.
El Complejo tiene potencial minero y se explotan algunos yacimientos de magnetita, hemati-
ta, limonita, pirita, granate, epidoto y calcita, derivados del uranio, calcopirita, bornita, galena y
blenda, material asfáltico, carnotita, malaquita, azurita, crisocola, covelita, entre otros. Según DGI,

Altos Andes
(2008e), la cuenca del río Malarg e es la que concentra mayor creación de valor agregado en minas
y canteras (55 %), a nivel provincial. El potencial de esta actividad de la cuenca del río Malargüe es
indiscutible, lo cual tiene una gran importancia a la hora de evaluar, por ejemplo, las obras rela-
cionadas con el recurso hídrico, insumo necesario para el desarrollo de este sector. No todas estas
actividades se realizan en la cuenca alta, pero es ésta la que provee el agua.
La industria turística aprovecha las oportunidades que brinda el paisaje árido con bellezas de orí-
gen geológico, como Los Castillos, que son parte de un conjunto sedimentario-volcánico, que se
erigió sobre la roca caliza tras erupciones explosivas sobre fines de la era Terciaria. La acción ero-
siva del agua y los vientos crearon una estructura con forma de castillo medieval. Los Castillos se
pueden recorrer por dentro de las cuevas y practicar montañismo en sus paredes externas. El río
Malargüe ofrece la oportunidad de practicar rafting, en la época estival luego de los deshielos, y
pesca deportiva, con trucha y bagre.
Gran parte del Complejo está ocupado por el Campo Cañada Colorada, una finca de 52.000 ha
que perteneció al Ejército Argentino y que en el 2008 fue comprada por el Gobierno de Malagüe.
Este área reviste especial interés ya que posee un gran potencial como reserva de recursos naturales.
Es una zona de diversidad de relieves, ya que su franja Norte está dentro de la Ecorregión Estepa Pa-
tagónica. En el campo existen unos 40 puestos dedicados principalmente a la cría de ganado caprino
y ovino. En su área de montañas elevadas se encuentran los glaciares de escombros cuyas aguas de
deshielo originan la cuenca alta del río Malargüe. También se tiene conocimiento de que, en diversas
zonas, su subsuelo cuenta con riqueza minera. Desde lo paisajístico, también posee atractivos que le
brindan posibilidades de expansión a las actividades de esparcimiento y ciertas prácticas de turismo.
Este campo se encuentra en conflicto porque existe la posibilidad de que se quiten las tierras a los
puesteros para establecer desarrollos turísticos y mineros (Ser y Hacer, 2010).

Protección de la naturaleza
El Complejo no cuenta con protección, no hay ninguna área protegida

Complejo Cuenca Alta del Río Neuquén


Tipos esenciales de vegetación
En las altitudes mayores se encuentran roquedales sin vegetación y estepas graminosas, en las
orillas de los ríos hay matorrales y mallines con juncáceas. En las partes bajas se encuentra un eco-
tono de matorrales con estepas graminosas pastos xerófilos características de la estepa patagónica
o con bosques mixtos o de ñire en el ecotono con los Bosques Patagónicos.

Ubicación
Su mayor extensión se encuentra al Noroeste del departamento Minas y penetra hacia el Este en
el departamento Chos Malal, de Neuquén.

73
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Limita al Nordeste con la Cuenca Alta del Río Colorado, al Sur y al Este con las Ecorregiones Bos-
ques Patagónicos y Estepa Patagónica, respectivamente y al Noroeste con Chile.
Cubre una superficie de 2685 km2.

Clima
El clima en los Andes es riguroso, frío y seco con nieve permanente en las cumbres y viento todo
el año.
De acuerdo con el gradiente vertical de temperatura propio de la latitud de Neuquen, deben
Capítulo 1

esperarse valores inferiores a 5 °C hasta debajo de 0 °C e incrementan hacia el Este. En Julio, las
temperaturas medias son de 5 °C en la zona precordillerana. El régimen de lluvias es de tipo medi-
terráneo, con mayores precipitaciones en el período invernal que en el estival, en la zona cordille-
rana y en el occidente árido debido a la migración estacional del anticiclón del Pacífico. En prima-
vera y verano, éste avanza hacia el Sur y frena el pasaje de las perturbaciones típicas del flujo del
Oeste que suelen ocasionar precipitaciones; en otoño e invierno se desplaza hacia el Norte, y esta
zona queda expuesta a las perturbacines de los vientos del Oeste y sus perturbaciones. Los picos
de precipitación se producen en el otoño, entre Abril y Junio, mientras que las precipitaciones de
primavera y verano son inferiores a la mitad que las del período otoño - invierno (Subsecretaría de
Minería de la Nación, 1994).
En el Complejo hay una estación climatológica (Pichi Neuquén), pero sin posibilidad de obtener
los datos. Hay unas cuantas estaciones cercanas pero en posiciones topográficas muy distintas y los
datos no son representativos del clima del Complejo.
En el área natural protegida Sistema Domuyo, en el Norte del Complejo, el clima es glacial en
la cumbre del cerro homónimo (4709 m) y níveo en altitudes entre 1800 y 4000 m. La tempera-
tura decrece con la altitud a razón de -6.5 °C/km, por lo cual se generan variaciones muy amplias
a cortas distancias. La temperatura de superficie obtenida a partir de imágenes satelitales NOAA-
AVHRR presenta en esta zona valores iguales o menores a 0 °C durante todo el año. La tempera-
tura media anual del aire es baja, como consecuencia de su verano fresco y su invierno frío y las
heladas son muy frecuentes durante todo el año. La velocidad media del viento es de 14,7 m/s y
aumenta hacia el Sudeste y con la altitud. Su dirección es variable debido a la topografía. La ra-
diación solar se incrementa con la altitud. En las zonas planas a menor altitud, las precipitaciones
estivales se producen con algunas tormentas de gran intensidad y corta duración. No se producen
heladas en verano y son poco frecuentes en Marzo, Abril y Noviembre. La temperatura de superficie
obtenida a partir imágenes NOAA-AVHRR tiene valores cercanos a 0 °C durante el invierno y valo-
res altos durante el verano. La velocidad de viento es 1,3 m/s; la temperatura media es de 17 °C,
aumentando hacia el Este; la precipitación total anual es de alrededor de 650 mm y se concentra
en invierno (CFI, 2005).
En el área protegida Epu Lauquen, en el extremo Sudoeste del Complejo Cuenca Alta del Río Neu-
quén, se informan precipitaciones de 2700 mm anuales. Luego de pasar los faldeos orientales, las
masas de aire se secan durante el descenso, y en las estaciones cercanas ubicadas en la Ecorregión
Estepa Patagónica, se registran precipitaciones de 560 mm disminuyendo hacia el Este a 200 mm.
Las lluvias se producen por el ingreso de sistemas frontales originados en los sistemas de baja pre-
sión del Pacífico que ingresan desde el Sudoeste hacia el Nordeste. Ocurren principalmente en in-
vierno y provocan fuertes vientos de dirección Noroeste, Oeste y Sudoeste, lluvias de intensidad y
nevadas (Di Martino et al., 2005).
En forma menos frecuente, también en meses de invierno, se produce el ingreso de masas de
aire frío polar, con vientos del Sur y Sudeste y provocando lluvias y nevadas de importancia con aire

74
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

que proviene del Océano Atlántico. En verano las precipitaciones son escasas, de tipo convectivo y
ocasionales fuertes tormentas eléctricas de corta duración. Las variaciones de la temperatura están
asociadas a la radiación solar y la circulación atmosférica, y es influida por el gradiente altitudinal.
Las temperaturas máximas medias en verano llegan hasta casi 30 °C durante los meses de Enero y
Febrero y entre los 8 y 12 °C en invierno. Las temperaturas medias mínimas invernales se ubican
por debajo de los 0 °C, y en el verano varían entre los 4 y 8 °C. La importancia de las precipitaciones
níveas se pone de manifiesto al comparar los datos de precipitación con los caudales mensuales en
una estación de aforo sobre el Río Neuquén: el período de máximas lluvias invernal (Mayo, Junio y

Altos Andes
Julio), mientras que los caudales presentan dos máximos, uno en Julio como resultado de las preci-
pitaciones invernales y otro en Noviembre a causa del deshielo primaveral (Di Martino et al., 2005).

Geología y geomorfología
El Complejo Cuenca Alta del Río Neuquén se encuentra entre los -36,19 y -37,13° Latitud, por
lo cual se inserta en la porción austral de la Cordillera Principal, sobre el segmento de la Placa de
Nazca de subducción normal y por lo tanto, de vulcanismo activo. La particularidad geológica de
este Complejo es que se encuentra en el sector de ensanchamiento de la Cuenca Neuquina, la cual
se extiende desde los -35,50 hasta los -40,50° de Latitud. La Cuenca Neuquina abarca casi toda
la Provincia de Neuquén, el Sur de la Provincia de Mendoza, Sudoeste de La Pampa y Oeste de Río
Negro (Bournod, 2004).
La Cuenca Neuquina es una gran zona de acumulación sedimentaria marina-continental, forma-
da en el período Gondwánico. A partir de los 35° Lat Sur, la Cuenca Neuquina se expandió hacia el
Oriente formando una gran bahía inundada con influjos marinos del Pacífico en la cual se acumularon
varios miles de metros de sedimentos durante el Jurásico y Cretácico temprano (200 a 65 MA). Repre-
senta, probablemente, la cuenca Mesozoica más completa del Hemisferio Sur (Aguirre Urreta, 2001).
En el Neógeno (23 MA) comienza a manifestarse el vulcanismo superficial cuya actividad llega hasta la
actualidad. Entre los 23 y 15 MA se produce una sucesión de coladas lávicas que actualmente apare-
cen como planicies fuertemente disectadas ubicadas a unos 3000 m de altitud media (en parte fuera
del Complejo). El sistema volcánico Domuyo se formó entre los 15 y 1,8 MA, y actualmente aparece
como un domo por acción de la erosión glacial y las cumbres están cubiertas por glaciares y nieve
permanente. El área del volcán Domuyo, ubicada sobre el borde oriental del Complejo, es la de ma-
yor altitud del Complejo (4709 m). La actividad de algunos de los cerros se evidencia por la presen-
cia de géiseres y fumarolas. El volcán Domuyo y otros del área, son estratovolcanes tan desgastados
que en alguna bibliografía son clasificados como cerros y no como volcanes. El sistema Domuyo es
la divisoria de aguas de la porción oriental del Complejo. El diseño fluvial es radial y el escurrimiento
se produce principalmente a partir de la fusión de los glaciares y/o neveros que coronan la cima del
conjunto volcánico. Las pendientes son fuertes, con valores superiores al 40 % llegando en sectores a
más del 70 %. Las laderas son rocosas y la cobertura detrítica y de suelos es muy pobre (CFI, 2005).
El río Neuquén nace en la Cordillera Principal, en la porción central del Complejo. Sus afluentes
nacen también en la Cordillera Principal, a ambos lados del río Neuquén, en su corto recorrido Oes-
te-Este dentro del Complejo. Fuera del Complejo tuerce hacia el Sur y recibe el aporte de afluentes
que nacen en cerros cordilleranos, algunos de los cuales están dentro de Complejo. Su régimen es
torrencial con crecidas violentas que en el pasado provocaban grandes desbordes en el río Negro,
pero que actualmente son reguladas gracias al embalse Cerros Colorados y otras obras de infraes-
tructura complementarias.
El régimen hidrológico del río Neuquén, pluvial-níveo, presenta dos crecidas anuales. La primera
de ellas ocurre en época invernal, principalmente en el período Mayo a Agosto, cuando ocurre el

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

pico de precipitaciones en la cuenca. La segunda crecida, hacia fines de la primavera (Noviembre


a Diciembre), se origina por el deshielo y son más moderadas que las invernales. Los estiajes son
habituales hacia fines del verano y comienzo del otoño (Febrero a Abril) (Valicenti, 2001).

Patrones recurrentes
En el diagnóstico y plan de manejo de la Área Natural Protegida Epu Lauquen (extremo austral del
Complejo) se describieron los tipos de vegetación encontrados en las tres Ecorregiones representa-
das en ella, Altos Andes, Bosques Patagónicos y Estepa Patagónica (Di Martino et al., 2005). Según
Capítulo 1

el mapa de formaciones vegetales provisto en el documento, en el Complejo Cuenca Alta del Río
Neuquén se encuentran formaciones vegetales características de la Ecorregión Altos Andes y eco-
tonos entre ésta y cada una de las otras dos regiones. Las altitudes en el sector del Complejo ocu-
pado por la reserva van de 1650 a 2600 m y los valles desde 1600 a 2000 m, aproximadamente.
Por encima de los 2200 m y hasta el límite de la vegetación se encuentran los desiertos de altura,
representados por la estepa arbustiva rala, en la que dominan los biotipos caméfito y hemicriptó-
fito arrosetado. La topografía es irregular, los suelos someros y rocosos. En zonas con agua o en
faldeos o lomadas suaves se pueden encontrar mallines colgados y pastizales de herbáceas. Por las
condiciones climáticas rigurosas las plantas son bajas, en matas circulares y compactas. Aunque
los autores no lo describen, por debajo del desierto sigue un semidesierto de altura, que cubre las
laderas de los cerros hasta la terraza de los ríos y arroyos. Los bosques de lenga (Nothofagus pumi-
lio) ocupan laderas con exposición O, NE, N, E, con pendientes 5 a más de 70°, en las costas de la
Laguna Chaquira. Los bosques mixtos de lenga (N. pumilio) y roble pellín (Nothofagus obliqua), for-
man parches en el entorno inmediato de la Laguna Chaquira (o Negra), en laderas expuestas al NE,
N, ENE. Ambos tipos de bosques crecen en suelos de gravilla y arena y se encuentran en las partes
bajas del Complejo (1600-1700 msnm) (Di Martino et al., 2005).
Los matorrales crecen a lo largo de las márgenes de los ríos, arroyos y cañadones y forman dos
comunidades. Los matorrales de ñire (Nothofagus antarctica) se desarrollan en el Complejo entre
los 1660 a 1805 de altitud, en laderas con exposición S, SSE, E, O, NO y pendientes moderadas
(0-14°). En la cuenca del arroyo Pincheira (SO del Complejo), aparecen en cañadones, vertientes
y a lo largo de su curso. El ñire está acompañado por chacay (Discaria sp). Los matorrales de yaqui
(Colletia histrix) dominan en los valles del Pincheira y sus afluentes, donde forman parches densos
en laderas expuestas al E y O, en pendientes de 25 a 45° y en posiciones más bajas que el matorral
de ñire. El yaqui forma parches puros o acompañados de Retanilla patagónica. Los matorrales están
muy deteriorados porque las leñosas constituyen un recursos para postes y combustible, y son ra-
moneadas por el ganado (Di Martino el al., 2005).
Los mallines se asocian a cañadones o aparecen colgados en medio de los roquedales o crecen
en zonas cóncavas. Es una formación degradada por alta presión de pastoreo con cargas instantá-
neas elevadas. Por ejemplo, en la cuenca del arroyo Lumabia, los mallines pastoreados por capri-
nos, presentan síntomas severos de degradación que en algunos casos se consideran de muy difícil
recuperación natural.
Los roquedales, murallones de roca en diversas exposiciones, albergan algunas especies endémi-
cas estrictas, como por ejemplo la Puya alpestris, que ocupa pequeños escalones en los paredones
rocosos, generalmente en exposiciones Norte frente a la laguna Chaquira (Di Martino et al., 2005).
El área Natural Protegida Sistema Domuyo se encuentra al Nordeste del Complejo Cuenca Alta
del Río Neuquén y comprende también una porción de la Ecorregión Estepa Patagónica y el extre-
mo austral del Complejo Cuenca Alta del Río Colorado. En el informe final del Plan de manejo del
área natural protegida (CFI, 2005), se zonificó la reserva en unidades y subunidades de paisaje. El

76
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

documento no contiene el mapa de unidades ni el de vegetación; por las descripciones y las ubi-
caciones de las unidades y subunidades, se deducen aquellas que se encuentran dentro de nuestro
Complejo.
Los relieves más altos corresponden al área del Sistema Domuyo, cuyas condiciones edáficas y
climáticas solo permiten el desarrollo de vegetación muy dispersa y predomina ampliamente el
suelo desnudo. Las laderas de los numerosos cerros tipo domos bajos, de origen volcánico con la-
vas superficiales, tienen pendientes mayores a 45°. Las de exposición Norte son muy pedregosas
y con suelos someros; las de exposición Sur tienen menos pedregosidad superficial, suelos más

Altos Andes
profundos y mayor cobertura vegetal. Por encima de los 3000 m la vegetación es muy dispersa y
la mayoría de las plantas crecen al resguardo de rocas o presentan adaptaciones al clima riguroso.
Las especies más comunes son Gaultheria pumilla, Empetrum rubrum, Nassauvia spp y Senecio spp.
Abunda la vegetación saxícola o rupícola, con menos de 3 % de cobertura, de plantas que crecen en
suelos pedregosos y entre los roquedales o donde hay acumulación de suelo somero. Las especies
dominantes son Blechnum microphyllum, Adiantum chilense var scabrum, Viola cotyledon, Agrostis
imberbis, Bowlesia ruiz-lealii, Gamochaeta nivalis, Nassauvia spp, entre otras.
Entre los 2300 y 3000 m se encuentran planicies lávicas elevadas, de relieve suave con pendien-
tes de 5 %, están cubiertas de detritos volcánicos, con parches dispersos de zonas bajas y húme-
das con pequeñas lagunas. Es un área muy fría y ventosa. Predomina la estepa herbácea de baja
cobertura, dominada por Rytidosperma glabra, Rytidosperma picta var bimucronata, Rytidosperma
virescens var patagonica, Agrostis meyenii, donde los elementos de la provincia altoandina comien-
zan a ser más conspicuos, tales como: Luzula racemosa var racemosa, Armeria maritima var mariti-
ma, Leuceria candidissima, Pozoa coriaceae, Oxalis adenophylla, Viola cotyledon, Adesmia corymbosa,
Chaethantera villosa, varias especies de los géneros Acaena y Astragalus, cojines de diferentes espe-
cies de Azorella, entre otras. Entre los arbustos achaparrados con crecimiento al ras del suelo se en-
cuentran Junellia spp y Discaria nana, entre otros. Existe abundancia de vegas andinas de tamaños
variables, con cojines dispersos de Patosia clandestina (choroi), acompañada por Poa andina, Aster
glabrifolius, Deschampsia caespitosa, Mimulus glabratus, M. luteus, Gunnera magellanica, Caltha sa-
gittata, Pratia repens, Carex spp.
Al pie de los cerros, en el piso altitudinal siguiente (1700 a 2300 m), se desarrollan extensas pla-
nicies sobre rocas volcánicas y sobre material piroclástico, ignimbritas y brechas, de pendientes
suaves, formas convexas y gran extensión. Las planicies están cruzadas por valles fluviales someros y
depresiones, ocupadas éstas últimas por vegas o mallines. Una pequeña porción de esta unidad de
planices sobre rocas volcánicas se encuentra dentro del Complejo. El porcentaje de cobertura vege-
tal es muy variable y depende del grado de pendiente y de los suelos. Las formaciones son estepa
graminosa y estepa arbustiva graminosa, donde predominan elementos florísticos de la provincia
patagónica en altitudes inferiores a 2300 m. La estepa graminosa tiene una cobertura de hasta 90 %
en los sectores bajos de las lomas. El estrato graminoso está dominado por coirones, con Festuca
scabriuscula, Poa tristigmatica, Stipa speciosa, S. crysophyla, Festuca thernarum y Mulinum spino-
sum. La composición de especies depende de la exposición, topografía y suelos. Esta formación es
pastoreada y en algunos sitios la cobertura ha disminuido considerablemente. La estepa arbustiva-
graminosa crece en los faldeos y cerros alternando con la estepa graminosa. En los faldeos altos, se
evidencia una transición entre la vegetación de estepa patagónica. Entre los arbustos más conspi-
cuos se encuentran Chuquiraga oppositifolia (grasa de yegua), Anarthrophyllum rigidum (matahuilla),
Adesmia rigida (espinillo) y Fabiana imbricata (palo piche). Hay extensas superficies de vegas o malli-
nes con una composición florística típica de condiciones de hidromorfismo permanente o temporal,
donde dominan Juncus lesueurii var lesueurii, Carex gayana var gayana, Eleocharis albibracteata var
albibracteata, Pratia repens, Mimulus glabratus, Veronica anagallis aquatica. Bordeando los mallines

77
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

se encuentran pastizales de Festuca scabriuscula, Hordeum comosum var comosum, Rumex acetosella,
Aptera interrupta, Bromus mollis, Trifolium repens.
Los valles fluviales, en su parte superior, presentan un modelado glacial. Estas artesas glaciarias
presentan el clásico perfil transversal en “U”, con fondos anchos y planos limitados por paredes es-
carpadas. Se observan numerosos conos coluviales y abanicos aluviales, estables en sus porciones
media e inferior, y colonizados, en gran parte, por la vegetación natural. La vegetación adquiere su
máxima expresión en las terrazas fluvioglaciales, donde predomina la estepa graminosa de coiro-
nes, Poa spp, Festuca spp y Stipa spp, junto a Mulinum spinosum (neneo).
Capítulo 1

Pulsos naturales
Hay dos pulsos anuales desencadenados por las lluvias invernales y los deshielos de primavera.
En el área de Domuyo son frecuentes los procesos de erosión hídrica, eólica y de remoción en
masa, potenciados por las fuertes pendientes. Se observan flujos de detritos y caída libre de rocas,
asociada a los afloramientos rocosos, y facilitada por procesos de meteorización física y desliza-
mientos en forma puntual. Estos procesos quedan reflejados en la elevada carga sedimentaria que
las corrientes fluviales aportan al río Neuquén. La susceptibilidad de estos sitios a la erosión hídrica
potencial es muy alta, de acuerdo al grado de la pendiente (CFI, 2005). Es muy probable que estos
fenómenos también ocurran en otras zonas de montaña del Complejo.
El Complejo está en una zona de riesgo sísmico moderado (INPRES, 2011). En este sector cor-
dillerano se han identificado setenta y cuatro grandes deslizamientos prehistóricos, y se propone
que son de origen sísmico (González Díaz et al., 2006). Las características geológicas y litológicas
parecen favorecer estos deslizamientos de rocas en esta zona.

Potencial natural de producción


El Complejo Cuenca Alta del Río Neuquén no tiene potencial agrícola. Es un sitio de veranada don-
de los crianceros (pastores) trashumantes llevan su ganado en verano para pastorear pastizales y ma-
llines.
La historia de este sector del NO de Neuquén puede ayudar a comprender la situación actual
como sitio casi deshabitado.
La trashumancia existió al menos desde el siglo XIX, época de la cual existen registros en docu-
mentos de los colonizadores y de la iglesia (Silla, 2010). A estas latitudes existen muchos pasos
cordilleranos que permiten el movimiento a través de Los Andes. Este hecho más las condiciones
climáticas locales ha favorecido siempre la trashumancia. Entre 1813 y 1830 en esta zona se refu-
giaban grupos de realistas que tenían lazos con los Pehuenches, quienes se oponían a la indepen-
dencia chilena. Los primeros pobladores, después de los aborígenes fueron chilenos. Más tarde,
la población criolla chilena, que se dedicaba a la agricultura y la ganadería, fue controlada por un
comisario que administraba justicia en nombre del Estado chileno. Entre 1875 y 1879, en el marco
de la Conquista del Desierto, el estado argentino ocupó esas tierras. Los movimientos a través de
la frontera continuaron, los crianceros chilenos tenían la veranada del lado argentino y cada prima-
vera toda la familia se trasladaba a la veranada y en el otoño volvía a la invernada, del lado chileno.
Existían fuertes lazos de parentesco y culturales entre pobladores argentinos y chilenos. Pero esta
situación preocupaba al gobierno argentino, que entre 1903 y 1904 financió a un emisario para
que realizara el diagnóstico de la zona informando estado actual y las potencialidades. El emisario
informó que no había sentido nacionalista ni de propiedad, los crianceros ocupaban un campo de
veranada hasta que se agotaba y luego pasaban a otro, usaban la tierra según sus necesidades. El
gobierno argentino constató que no había control sobre la frontera y que las tierras serían dañadas

78
Ecorregión Altos Andes - Silvia D. Matteucci

porque no se las “trabajaba”, sino que se las abandonaba. Era lógico que las relaciones se esta-
blecieran con Chile y no con ciudades argentinas porque no había vías de comunicación ni siquiera
con las ciudades más cercanas. Hacia principios del siglo XX, los chilenos incentivaron la producción
agrícola en los campos tradicionalmente usados para la cría de ganado, la Provincia de Mendoza,
que era la proveedora de ganado a Chile, incrementó su producción vitivinícola en las tierras de pas-
toreo, en las tierras bajas de Neuquén se establecieron ganaderos que trajeron sementales de raza
desde Buenos Aires. Las actividades de pobladores chilenos y argentinos eran complementarias, de
Neuquén se exportaba ganado, de Chile se traían productos agrícolas. Algunos productos traídos de

Altos Andes
ambos lados de la cordillera se comercializaban en Buenos Aires, como oro y pieles de zorro, ambos
transportables en burro (Silla, 2010).
Hacia 1940 se comenzaron a vigilar las fronteras mediante la instalación de destacamentos de la
Gendarmería Nacional, fundada en 1938, en todos los pasos a Chile. Esto causó muchos proble-
mas porque desarmó un sistema establecido por mucho tiempo y que permitía la subsistencia de
los pobladores. Las actividades cotidianas se convirtieron en ilegales; generando una serie de con-
flictos entre la población y la legislación estatal. El resultado final fue el despoblamiento, ya que las
familias que no se arriesgaron a realizar contrabando emigraron (Silla, 2010).
En 1967, el gobierno intentó, mediante decreto, erradicar el caprino a través de recargos en los
impuestos por la tenencia de este tipo de ganado, con el objetivo de frenar el proceso de desertifi-
cación, privando al criancero y su familia de la fuente de proteína y de sus medios de subsistencia.
La migración fue forzada por esta decisión del gobierno y estimulada por las grandes obras viales y
de riego que comenzaron en esta década, la demanda de mano de obra para la actividad y el cre-
cimiento de la fruticultura (Silla, 2010).
Neuquén no tuvo posibilidades de integrarse a la Nación hasta bien entrado el siglo XX, a causa
de su aislamiento. La capital, Chos Malal, no contaba con vías de comunicación hacia las principa-
les ciudades de Argentina, como Mendoza, La Pampa y Río Negro. En el censo de 1985, el 61 % de
la población de Neuquén era chilena, la mayoría diseminados en la zona rural. Los chilenos arriaban
su ganado a Argentina para el pastoreo en los altos valles neuquinos todos los veranos y competían
en el mercado con el ganado argentino. Algo parecido pasaba con el oro, que aunque se trasladaba
a Buenos Aires, era mucho más rentable comerciarlo en Chile y esto generó una invasión de bus-
cadores de oro chilenos que vendían su oro a la casa de la Moneda de Chile, sin dejar huella de su
paso por Argentina (Varela, 1984).
El NO de Neuquén permaneció aislado del resto del país hasta la década de 1970. Recién en
1965 el Ejército argentino comenzó la construcción de un puente para atravesar el río Neuquén a la
altura de Andacollo, pero el camino desde la localidad Las Ovejas sólo se podía utilizar en verano,
a causa de la nieve. A partir de la década de 1970, la situación empezó a cambiar, a pesar de lo
cual la zona Norte de Neuquén sigue siendo la más pobre de la provincia y aún despoblada. Actual-
mente, los crianceros están teniendo otros frenos al sistema de trashumancia, que es el cercado
de lotes y el establecimiento de reservas, que cortan las vías entre las invernadas y las veranadas
(Silla, 2010).
Actualmente las actividades principales en el Complejo son la veranada, cuando los crianceros
trasladan sus animales, principalmente cabras, a los pastizales y vegas para pastar, y la búsqueda
manual de oro, en menor medida. Ambas actividades son complementadas con empleo público o
con asistencia social provincial o nacional. Los crianceros abarcan un amplio espectro de situacio-
nes desde los precarios hasta los productores con cierto grado de capitalización, éstos últimos crían
ovinos y caprinos, y pueden tener algunos vacunos, equinos y mulares. Estos se asientan en las tie-
rras bajas y sólo los de menores recursos, indígenas o criollos, practican trashumancia estacional.
El traslado a la veranada se realiza en Diciembre y retornan a la invernada en Marzo. Los crianceros

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

obtienen permisos de veranada otorgados por la Dirección Provincial de Tierras de Chos Malal, que
asignan una superficie aproximada de 10.000 ha para el pastoreo por un costo por pastaje, aunque
en las últimas sequías no se cobra (CFI, 2005).
El Complejo tiene potencial minero y, probablemente petrolero. En la Cordillera del Viento, al
Este del Complejo, existe una concesión petrolera, pero no se sabe si está dentro del Complejo.
Existe oro, pero no hay una evaluación de distribución de yacimientos o cantidad de mineral.
El potencial turístico es interesante por las bellezas naturales, las actividades de andinismo y las
termas de Domuyo, con valor terapéutico por el agua y sus algas. En Domuyo se identificaron 18
Capítulo 1

vertientes y 2 arroyos. La mayoría de estas fuentes son hipertermales, es decir, que llegan a te-
ner temperaturas superiores a los 40° hasta un máximo de 90°. Las aguas termales se utilizan para
tratamientos de artritis reumatoidea, alergias, hepatitis e infecciones urinarias. En la región del
Domuyo se desarrollan comunidades de algas de diversos colores al pie de los géiseres y en las pe-
queñas depresiones, siempre en ambientes con temperaturas por encima de los 45 °C y hasta los
87 °C. Se cree que estas algas tienen valor terapéutico.

Protección de la naturaleza
En este Complejo hay dos reservas provinciales: Área Natural Protegida Sistema Domuyo, al NE del
Complejo y Área Natural Protegida Epu Lauquen, al SO del Complejo. Entre ambas protegen el 24 %
de la superficie del Complejo. El porcentaje es aproximado porque no se cuenta con mapas de las re-
servas. El mapa del área Sistema Domuyo se construyó a partir de las descripciones del documento
(CFI, 2005) y el mapa del área Epu Lauquen se digitalizó en pantalla a partir de una figura del mapa
de vegetación de baja resolución y líneas muy gruesas (Di Martino et al., 2005).
La Reserva Lagunas de Epulauquen, creada en 1973, es de gran valor de conservación, pero está
manejada con conceptos forestales y ganaderos, no siempre compatibles con la conservación y la
Reserva Natural Domuyo es una de las que presenta mayores deficiencias de manejo (Rusch, 2002).

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ECORREGIONES Y COMPLEJOS ECOSISTÉMICOS DE ARGENTINA
Jorge Morello, Silvia D. Matteucci, Andrea F. Rodríguez y Mariana E. Silva
-70 -68 -66
-22 -22 ECORREGIÓN ALTOS ANDES

-24 -24

-26 -26

Grandes Salares
-28 -28
Serranías Orientales
Cuenca del Salar de Antofalla
Cuenca de Laguna Verde
Cuenca Alta del Río Iruya
-30 -30 Cumbres Calchaquíes-Sierra de Aconquija
Cuenca Alta del Río Vinchina
Cuenca Alta del Río Jáchal
Cuenca Alta del Río San Juan
Cuenca del Río Mendoza
-32 -32
Cuenca Alta del Río Tunuyán
Cuenca Alta del Río Diamante
Cuenca Alta del Río Atuel
Cuenca Alta del Río Colorado
-34 -34 Cuenca Alta del Río Malargue
Cuenca Alta del Río Neuquén

km
80 0 80 160 240
-36 -36

Realización sobre la base de las descripciones de los


Complejos de Ecosistemas, con apoyo en imágenes
-70 -68 -66 satelitales, por Silvia D. Matteucci.
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