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Caso 1.

E. es una niña de siete años, quien vive con su madre y sus abuelos maternos. Se presentó al
juzgado con mucho nerviosismo y se notaba muy intranquila. Ella estaba rodeada por su madre,
sus abuelos y tíos de manera que parecía un escudo que intentaba protegerla de lo que pasaba
afuera o bien que ella no viera lo que sucedía a su alrededor. Cuando entra conmigo comienzo
hablándole sobre ella, su nombre, sobre su escuela y otros temas generales. Al notar que se
encuentra nerviosa le pregunto si le gusta dibujar, a lo que me contesta afirmativamente,
entonces le brindo papel y colores para que dibuje lo que ella quiera. E. comienza dibujando un
arcoíris y un corazón también de diferentes colores, entonces le comento que está muy bonito,
ella me dice que es para su mamá a quien quiere mucho. Después le pregunto si sabe la razón por
la que está en ese lugar (juzgado) a lo que me contesta que no muy bien, que su mamá le dijo que
le iban a hacer preguntas de su familia y que ella tenía que responder lo que le preguntaran. Le
pregunto directamente si tiene miedo por algo en particular, a lo que me responde que sí, porque
está su papá. Le pregunté sobre su papá, y porque le daba miedo a lo que me comentó que no
pagaba la renta de un local donde estaba el trabajo de su mamá, y por eso se lo habían quitado.
Después platicó que su papá había ido a su escuela y eso no le gustaba, porque sus amigos se
burlaban de ella porque una vez quiso robársela, pero ella gritó muy fuerte y fue la maestra para
que no lo dejaran y llegó una patrulla y después él se fue. Pasando un rato más me comentó que
ella tenía una herida en la boca con sangre a lo que le pedí que me enseñara, abrió la boca y no
encontré ninguna herida. Me dijo que su papá le arrancó un diente y que le sacó mucha sangre y
después le tapó la boca para que se callara y la estaba ahogando.

Posteriormente se intentó observar la manera en que la pequeña se comportaba en presencia de


su padre, pues ambos habían llegado a un “acuerdo” para que la niña conviviera con su papá, pero
en realidad ella no estaba convencida de ello, particularmente porque mencionaba que la niña no
quería verle y que estaba preocupada por la seguridad de la niña quien se pone muy nerviosa
cuando su papá está debido a que vio que era muy agresivo y por eso le tenía miedo. Sin embargo
como era un “hecho” que E. iba a convivir con su papá los fines de semana se les pidió a ambos
(papá y mamá) que entraran en una sala para que le explicaran a su hija lo que habían hablado.
Cuando eso ocurrió, la niña estaba fuera de la sala pero al ver a su papá corrió hacia su mamá para
abrazarla. Su mamá con un gesto notorio de molestia aunque con semblante de tristeza le
comentó a la niña que había platicado con su papá y que habían llegado al acuerdo de que lo vería
los domingos, acto seguido la niña comenzó a gritar y patalear diciendo “yo no quiero”, la madre
la abrazó y le pedía que se calmara, por lo que se le solicitó al padre que saliera del recinto, lo cual
hizo al mismo tiempo que decía en voz alta “eso es lo que le han hecho a mi hija”, para que
posteriormente entrara la abuela materna de la niña y fue quien trató de calmarla diciéndole que
si ella no quería no iría con su papá, mientras que la madre comenzó a llorar al ver que no podía
tranquilizar a la niña. Pasados unos diez minutos la niña se tranquilizó y como fue de esperarse el
acuerdo quedó sin efectos.
Caso 2

D. tiene seis años de edad, cuando la conozco se nota un tanto nerviosa y tímida, situación que
cambia cuando le presento colores para dibujar y unos muñecos para que pueda jugar. Entonces
comienza a dibujar un arcoíris, a lo que le digo que es un dibujo muy bonito, pero le pregunto que
si le pidiera que dibujara algo lo haría y me dice que sí, por lo que le pido que dibuje una familia, la
cual comienza a dibujar pero se detiene poco tiempo después para preguntarme por los muñecos
que llevo los cuales le enseño y le digo que si quiere jugar con ellos puede hacerlo, comenzando a
sacarlos para jugar con ellos, yo me limito a observar y ocasionalmente le pregunto qué están
haciendo o quiénes son. Posteriormente comienzo por preguntarle con quien llegó a lo que me
contesta que con su papito, su abuelita y su tía (no recuerdo sus nombres), le pregunto con quien
vive y me dice que con ellos, le pregunto sobre si le gusta vivir con ellos y me dice que sí que a su
papito lo quiere mucho y que le va a regalar su dibujo. Después le pregunto por su mamá, dice que
no la ha visto, y que ella vive en otro lado con su novio y su hermanito, le pregunto si le gusta ver a
su mamá a lo que me contesta que sí, pero que le molesta que la lleve a su casa porque allí está
“el panda” y “la bruja”. Le pregunto quiénes son ellos y me dice que el “Panda” es su primo y la
“bruja” es su abuela (materna). En ese momento me dice que ella está afuera y se asoma por la
ventana (desde la cual se observa el estacionamiento de ciudad judicial y una calle transitada por
vehículos en su mayoría). Me pide que me agache para que no nos vea, porque ella puede verla
desde ahí, a lo cual le hago caso y me agacho poniéndome en cuclillas y ella se tira sobre el suelo
diciéndome que así no la ve, porque también está allí afuera esperándola y que no la quiere ver y
le tiene miedo a lo que le pregunto el porqué, y me dice que es mala con ella que le daba cosas de
comer que le hacían daño y le pegaba en todo el cuerpo y la deba de beber agua sucia. Después
me asomo por la ventana y le digo que ya no la veo, ella me dice que tampoco, y que si yo la voy a
cuidar, lo que le digo que sí, que ahorita no tuviera miedo porque nadie le iba a hacer ningún daño
en este lugar. Después me dice que me va a contar un secreto a lo que le pregunto, cuál es ese
secreto y me dice que el “panda” le dio un beso donde no se puede, y lo pregunto dónde no se
puede por lo que agarra una muñeca a la que le baja su falda me señala con el dedo donde está la
vagina de la muñeca, a lo que le pregunto cómo pasó y me dice que ella y el panda estaban
jugando y que la acostó y le dio el beso, después le pregunto qué le pareció eso, respondiendo que
no le gustó porque no se puede hacer eso. Le pregunto si se lo había contado a alguien y me
responde que a su tía (hermana de su papá) y que después la llevaron con doctores, y después me
dijo, “pero no se lo vayas a decir a nadie” a lo que respondo afirmativamente.

Finalmente le pregunto si quiere seguir jugando, a lo que me responde que sí, pero se pone a
dibujar mariposas, las cuales se las va a regalar a su papá y su abuelita a lo que le pregunto que si
también a su mamá, pero no me responde (y finalmente no lo hizo).
Explicación Psicológica

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) propuesto por Richard A. Gardner, se considera un


desorden que surge principalmente en el contexto de disputas legales sobre la custodia de los
hijos.

Manifestación primaria: es la campaña de denigración de un hijo hacia uno de sus progenitores


que no tiene justificación. El hijo está preocupado por ver a un padre como totalmente bueno y al
otro como lo contrario. El padre “malo” es odiado y difamado verbalmente, mientras que el padre
“bueno” es amado e idealizado. Se considera que es el resultado de la combinación entre el
adoctrinamiento de un padre “programador” y las propias contribuciones del niño para vilipendiar
al padre “diana”.

En los casos en que hay evidencia de abuso o negligencia, la animadversión del niño está
justificada y por lo tanto no se considera que haya SAP.

Hay una serie de síntomas primarios asociados a este “Síndrome”

- Campaña de denigración: El niño esta obsesionado con odiar a uno de los progenitores.
- Débiles, absurdas o frívolas justificaciones para el desprecio.
- Ausencia de ambivalencia. El niño no muestra sentimientos encontrados. Todo es bueno
en un padre y todo malo en el otro.
- Fenómeno del “pensador independiente”. Los niños afirman que la decisión de rechazar a
uno de sus progenitores es suya sin ningún tipo de influencia por parte del padre
aceptado.
- Apoyo reflexivo al progenitor alienante. Los niños aceptan incondicionalmente la validez
de las alegaciones del padre aceptado contra el odiado, aún con evidencia con contradiga
dichas alegaciones.
- Ausencia de culpa hacia la crueldad y la explotación del progenitor “alienado”
- Presencia de argumentos prestados: Usan palabras o frases que no forman parte del
lenguaje de los niños.
- Extensión de la animadversión hacia la familia extensa y red social del progenitor alienado.
- Contradicciones entre las propias declaraciones del niño y en su narración de los hechos
históricos
- El niño tiene información impropia e innecesaria sobre la ruptura de sus padres y el
proceso legal.
- Dramática sensación de urgencia o fragilidad. Todo parece de importancia de vida o
muerte
- Ausencia de pensamiento complejo acerca de las relaciones
- Sentimiento de restricción en el permiso para amar y ser amado.

Hay tres tipos de alienación: ligera, moderada, grave


Motivos del progenitor alienante: incapacidad para aceptar la ruptura de la pareja, intentos de
mantener la relación a través del conflicto, deseos de venganza, evitación del dolor,
autoprotección, culpa, miedo a perder a los hijos o perder el control parental. Por patología
individual con historia personal de abandono, alienación, abuso físico o sexual o la pérdida de
identidad.

Técnicas para conseguir la alienación: negar la existencia del otro progenitor, etiquetar al hijo
como frágil y necesitado de su continua protección. Diferencias en términos de bueno/malo,
correcto/incorrecto. Convertir pequeños comportamientos en generalizaciones y rasgos negativos
poner al hijo en medio de la disputa, comparar buenas experiencias con uno y otro, cuestionar el
carácter o estilo de vida del otro, contar al niño la “verdad” sobre los hechos pasados, ganarse su
simpatía, hacerse la víctima, promover miedo, ansiedad, culpa, intimidación o amenazas en el
niño, o tener una actitud extremadamente indulgente y permisiva.

Motivos del hijo: sentimiento de pérdida debido a la ruptura, conflicto de lealtades, presiones
propias de su desarrollo, dificultades reales con el progenitor rechazado, ambivalencia hacia el
padre aceptado o miedo de él, cuando perciben que la supervivencia emocional del progenitor
alienante o la supervivencia de las relaciones con él dependen de su rechazo hacia el otro padre.

Una Posible lectura desde el psicoanálisis.

Lora, María Elena. El niño y la familia desde el psicoanálisis. Una aproximación lacaninana.

Greiser, Irene. Psicoanálisis sin diván.

En el psicoanálisis se enfatizan los aspectos estructurales de la familia entendida como una


institución cuya función es refrenar el goce.

La función de la familia es hacer del viviente un sujeto de deseo, darle un lugar simbólico, un lazo
de parentesco, una posición en las generaciones y una identidad civil.

La familia es una encarnación histórica, ese Otro donde el sujeto deba advenir para constituirse
como tal.

En el análisis no se habla de familia, sino de novela familiar que emerge como otra escena, la
familia es cosa del inconsciente. El sujeto se ubica entre lo dicho y lo no dicho en los predicados de
la familia.

El primer estado del sujeto es ser objeto de discurso del Otro; es a través del niño que se asiste a la
manera como el sujeto surge de la masa de los significantes del Otro. De esta manera el niño
puede ubicarse en el trayecto que va del objeto “a” al sujeto, trayecto ocupado por operaciones
lógicas
Sobre la alienación: se trata de una operación que hace la estructura. Es el “tú eres” que le viene
del Otro, aquello que le permite al sujeto establecer un lazo.

Hay dos operaciones dan cuenta de las relaciones entre el sujeto y el Otro. Es la alienación y la
separación.

El primer Otro, encarnado en las figuras parentales, nombra al sujeto con un tú eres. Ese tú eres
responde al modo singular en que cada sujeto queda alienado al campo del Otro y da cuenta de
una servidumbre voluntaria a ese Otro que marca una singularidad. También el sujeto a través del
objeto se separa del Otro, pero para separarse debe primero alienarse.

Teoría fálica de la posición del niño al objeto “a”

Sobre la pregunta ¿qué desea mi madre?, las respuestas implican diferentes posiciones del niño
que se desprenden de esta pregunta: el niño como falo, el niño síntoma de la pareja familiar y el
niño que realiza el objeto del fantasma de la madre. Esto puede ser escuchado en el discurso
familiar y tendrá consecuencias directas en el niño y cómo este puede responder desde su
posición subjetiva. Se trata de la articulación del niño frente al fantasma materno como condición
para su estructuración subjetiva.

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