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no tuvo su Estatuto de Estella hasta 1936. No obstante, la pol tica auton mica levant el recelo
de un sector del ej rcito y de los sectores sociales m s conservadores temerosos de la posible
divisi n de Espa a.
- Reformas agrarias: el principal problema del campo afectaba a la estructura de la propiedad con
amplios latifundios al sur del Tajo, por lo que la Ley de Bases para la Reforma Agraria (1932),
elimina este régimen de propiedad, sin indemnizar a los Grandes de España debido a la
Sanjurjada. También, se establece la jornada laboral de 8 horas en el campo, y los salarios
mínimos.
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Estándar 122.
Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo
electoral hasta el comienzo de la Guerra.
La dureza de los enfrentamientos pol ticos del Bienio Conservador provoco que la pol tica
espa ola se polarizara y quedara dividida entre derechas e izquierdas. Los partidos de derechas se
agruparon en el Bloque Nacional (CEDA, mon rquicos, tradicionalistas y, en algunas provincias,
radicales y Lliga Catalana) pero no lograron elaborar un programa electoral consensuado. Las
izquierdas (republicanos, socialistas y comunistas) se agruparon en el Frente Popular, fórmula ya
empleada en otros países de Europa para luchar contra el fascismo y nazismo; y cuyo programa
exig a la amnist a para los encarcelados pol ticos y el restablecimiento de la Constituci n.
En un ambiente de creciente radicalizaci n, se presentaron las siguientes candidaturas a las
elecciones de febrero de 1936:
- Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE,
PCE, POUM (Partido Obrero de Unificaci n Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya.
Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la c rcel, no pidi la
abstenci n y apoy de forma t cita a la coalici n de izquierdas.
- Coalici n de la CEDA y Renovaci n Espa ola, acudi con un programa muy moderado basado
en el miedo a la revoluci n social.
- La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.
La victoria fue para el Frente Popular, que bas su triunfo en las ciudades y las provincias
del sur y la periferia. La derecha triunf en el norte y el interior del pa s. Tras las elecciones,
Manuel Aza a fue nombrado Presidente de la Rep blica. El presidente del gobierno fue Casares
Quiroga y estaba formado exclusivamente por republicanos de izquierda (sin socialistas, dominado
por su sector m s radical, ni comunistas). El nuevo gabinete tom las siguientes medidas: la
amnist a para todos los condenados por la Revoluci n de Octubre de 1934. Tambi n se decret el
reingreso a sus puestos de trabajo. También, se restableció del Estatuto de Nuria, suspendido tras la
revoluci n de octubre; y se aprobó el Estatuto de Estella. Además, se llevó a cabo el alejamiento de
Madrid de los generales enemigos de la Rep blica: Franco (a Canarias), Mola (a Navarra) y Goded
(a Baleares). Del mismo modo, se prohibió la Falange y se reanudaron todas las reformas del primer
Bienio.
Sin embargo, el ambiente social era cada vez m s tenso. La izquierda obrera hab a optado
por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente detener esta
revoluci n. Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos en las calles entre
grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Unos y otros parec an prepararse
para el enfrentamiento inminente.
La conspiraci n militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, hab a
una trama pol tica conformada por los principales l deres de los partidos: Gil Robles, Calvo Sotelo,
Jos Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crec a el n mero de generales implicados (Franco,
Goded, Varela) y Mola, destinado en Pamplona, se convirti en el jefe de la conspiraci n. En esta
situación, el 12 de julio de 1936 el teniente de asalto José Castillo es asesinado por falangistas, la
réplica es inmediata, pues al día siguiente José Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional es asesinado
por guardias de asalto. El día 15 de julio los diputados del Bloque Nacional se retiran de las Cortes
y el día 17 se produce un golpe militar en Marruecos que se extiende el 18 por la Península, y cuyo
fracaso abre un largo periodo de guerra civil (1936 - 1939).
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Estándar 124.
1. ¿Cómo justificaba Franco la sublevación militar?
Estamos ante una fuente primaria de tem tica pol tica. El texto est firmado por el entonces
Comandante General de Canarias, Francisco Franco, en Santa Cruz de Tenerife el 18 de julio de
1936, y publicado en el diario La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria cuatro d as despu s. El
General Franco se dirige a los espa oles haciendo un llamamiento a defender la patria que, seg n l,
se encuentra en una situaci n muy cr tica.
En el primer p rrafo nombra alguno de esos supuestos males: el desorden, la anarqu a que,
seg n l, reina en Espa a, y las huelgas revolucionarias (por ejemplo, la de octubre de 1934) que,
seg n l, impiden trabajar y vivir con normalidad.
En el segundo p rrafo, se ala a los que l llama “explotadores de la pol tica” y “enga adores
del obrero honrado”, es decir, al conjunto de la clase pol tica a los que parece culpar de todos esos
males. Afirma que el pueblo espa ol exige paz, concordia y justicia, y que va a ser el Ej rcito
espa ol quien va a hacer posible estos anhelos.
Por ltimo, habla en nombre de toda Espa a y declara que las Fuerzas Armadas van a salvar
la patria, reprimiendo con energ a a todo aquel que se oponga.
2. Señala los antecedentes de la Guerra Civil y el contexto en el que fue emitido este
manifiesto.
Partiendo del contexto internacional, la situaci n espa ola no difer a mucho de la del resto
de Europa. De hecho, podemos considerar la Guerra Civil espa ola como el pr logo de la II Guerra
Mundial en la que se enfrentaron las fuerzas democr ticas contra el fascismo. La crisis econ mica
de 1929, una crisis social creciente (paro, huelgas, ..), un mal cierre de la I Guerra Mundial y el
temor de ciertos sectores sociales a una revoluci n comunista como en Rusia (1917), provocaron el
desprestigio de las democracias liberales, una radicalizaci n creciente y un auge de las ideolog as
totalitarias (comunismo, fascismo, nazismo, …). Ya la reforma militar auspiciada por el presidente
del gobierno Manuel Aza a durante el Bienio Reformista (1931-1933) hab a creado un hondo
malestar en los cuarteles.
A ese contexto internacional desfavorable para la Rep blica, hemos de tener en cuenta las
circunstancias internas en las que se redacta el presente Manifiesto. En concreto, debemos
remontarnos al menos a la situaci n previa al desencadenamiento de la Guerra Civil.
Tras la victoria de una coalici n de izquierdas (Frente Popular) en las elecciones de febrero
de 1936, se produce una radicalizaci n de la situaci n pol tica del pa s, hecho coincidi con un
claro aumento de la violencia en las calles, violencia que por otra parte no era novedosa, sino que ya
tras el triunfo de la II Rep blica cabe hablar de un contexto anticlerical plagado de brusquedades
contra iglesias y conventos, que fueron quemados sistem ticamente en estos primeros pasos de la II
Rep blica. Ante esta situación era imposible poner en marcha las reformas necesarias.
Otro hecho significativo fue el asesinato de Jos Calvo Sotelo, l der de las derechas (Frente
Nacional) en julio de 1936, pudiendo tomar dicho homicidio como una especie de causa
desencadenante de la misma. Previamente hab a sido asesinado el Teniente Castillo, militante del
PSOE.
La Rep blica tuvo enemigos tanto por la derecha (Falange, mon rquicos, carlistas, alta
burgues a, ...) como por la izquierda, pues muchos grupos y sindicatos de izquierdas antepusieron
“hacer la revoluci n” a defender la Rep blica a la que consideraban “burguesa”.
En este contexto, militares opuestos a la Rep blica (Franco, Mola, Goded, Queipo de Llano,
...), con la colaboraci n de grupos derechistas, preparan un golpe de Estado en el que Canarias va a
jugar un papel destacado por ser Franco el Comandante General del Archipi lago.
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Este llamamiento del General Franco s lo logra movilizar a una parte del Ej rcito y la
insurrecci n fracasa, sobre todo en las grandes ciudades y zonas industriales. Pero el gobierno de la
Rep blica tampoco logra controlar la situaci n en todo el pa s, por lo que se va a desencadenar una
larga y cruenta Guerra Civil.
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Estándar 127.
Especifica los costes humanos y las consecuencias económicas y sociales de la Guerra.
La Guerra Civil española (1936-1939) enfrentó a lo largo de cuatro años a los españoles,
divididos en dos bandos: el republicano y el bando sublevado. Finalizará con la victoria de éste
último, proclamándose el final del conflicto tras el parte de guerra emitido desde Burgos por Franco
el 1 de abril de 1939. Las consecuencias de este conflicto interno fueron numerosas, las cuales
pasamos a exponer.
En cuanto a las consecuencias demográficas, destaca la disminución de la población. Los
muertos y desaparecidos se fijan en torno a un millón, aunque el número sigue siendo objeto de
polémica. En esta cifra se incluyen las muertes causadas directamente por la guerra (300.000), los
fusilados y asesinados en la retaguardia de ambos bandos (200.000), los encarcelados (más de
300.000) y los que mueren en la cárcel, los muertos por desnutrición y enfermedades derivadas y
los no nacidos por causa de la guerra. Por otra parte, los exiliados suponen también una pérdida
terrible, no sólo por la cantidad (500.000) sino también por su entidad. Muchos huyen de España
por temor a la represión franquista, aunque más de la mitad regresa en los años siguientes. Los
exilados se dirigen sobre todo a Francia y México (lugar donde se exilia el gobierno de la
República) y en menor medida a otros países iberoamericanos (Argentina), EEUU y la URSS. Una
buena parte de los que salieron constituían una población activa muy importante y de hecho la vida
cultural española se empobreció.
Asimismo, las consecuencias económicas fueron desastrosas quedando el país en ruinas. Las
mayores pérdidas se produjeron en las zonas de frente y en las ciudades bombardeadas, con gran
destrucción de viviendas, fábricas y vías de comunicación. Así mismo, descendió la población
activa y la producción en todos los sectores entre un 20 y 30% al igual que el nivel de renta (la
Renta per Cápita desciende el 30%), sumiéndose la economía en una profunda crisis y larga fase de
estancamiento. De hecho el nivel de producción y renta anterior a la Guerra Civil no se recuperó
hasta los años 60, sufriendo la mayoría de la población, a lo largo de casi 20 años, las penurias del
racionamiento y la falta de bienes básico de consumo.
También hay que tener en cuenta las importantes pérdidas del patrimonio cultural, no solo
como consecuencia de las operaciones bélicas (bombardeos, batallas,...), sino también por las
destrucciones intencionadas de la violencia anticlerical en la zona republicana (incendio de edificios
religiosos, destrucción de imágenes, saqueo de objetos de culto…).
Desde el punto de vista político, tras alzarse con la victoria, el bando sublevado instaura un
régimen totalitario con Francisco Franco a la cabeza. Gran parte de los avances políticos y sociales
alcanzados durante la República fueron abolidos. Su victoria también supuso un aislamiento con el
resto del mundo hasta el comienzo la Guerra Fría (finales de los años 50) cuando, el bloque liderado
por EEUU, vuelve a establecer relaciones diplomáticas.
En lo que respecta a las consecuencias sociales, destacar que durante la guerra, obviamente
las condiciones de vida se volvieron peligrosas y difíciles, especialmente en las zonas de frente y en
las ciudades asediadas, donde hubo serios problemas de abastecimiento. Condiciones que no
mejoraron para la mayor parte de la población en la posguerra, sufriéndose entre 1939 a 1959
graves privaciones, hambre por escasez de alimentos y epidemias por la escasez de medicinas,
estableciéndose cartillas de racionamiento de alimentos, que se prolongaron hasta 1951, como único
medio legal para aprovisionarse de los alimentos básicos, situación que propició la existencia de un
floreciente mercado negro (el estraperlo). Cabe resaltar que una vez terminada la guerra, se
continuó reprimiendo a la población por parte del régimen franquista, con métodos como
fusilamientos o encarcelamientos. De la misma forma, se suprimieron todos los derechos adquiridos
por los trabajadores durante la II República.
Sin embargo, también hubo grupos beneficiados, como fue el caso de empresarios,
terratenientes, mandos del ejército nacional y la Iglesia,... que se convirtieron en los sectores
hegemónicos de la sociedad franquista. Los empresarios restablecen su autoridad en las empresas y
gentes avispadas, cercanas al régimen (falangistas,..), aprovechan su situación para crear o reabrir
negocios (abandonados o expoliados) en las antiguas zonas republicanas. Por su parte los
excombatientes del bando nacional son premiados con puestos en la administración y concesiones
económicas.
Por otro lado, a medida que se fue extendiendo la zona nacional, la sociedad se vio sometida
a una estricta moral nacional-católica, objeto de una fuerte censura en los espectáculos (cine, teatro,
bailes), en las playas y en otros espacios públicos. La religión católica se impuso como obligatoria
al conjunto de la población: todos los nacidos tenían que estar bautizados y los matrimonios sólo
podían ser católicos.
De la misma forma, quedó destruido todo el esfuerzo de regeneración cultural y educativa
realizado durante la Edad de Plata de la cultura española (1898-1936). Fueron ejecutados o
destituidos el 60% de maestros y profesores, la casi totalidad de los intelectuales de la generación
del 27 y aún algunos de la del 98; los más notables científicos y artistas también mueren o se
marchan al exilio, como: Machado, García Lorca, Buñuel, Albertí, Piccaso, Américo Castro… La
cultura oficial dominada por una fuerte censura y represión retrocede a los tiempos de la
inquisición. En definitiva, España deviene en un “desierto cultural”.
Finalmente, en el plano moral, la guerra supuso una verdadera fractura moral del país,
dejando a varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga
posguerra. El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y
celebró su origen bélico. Las heridas de la guerra civil perduraron durante decenios y la persecución
y represión de los vencidos por fueron rasgo clave del franquismo.