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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA

FUERZA ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA

NÚCLEO MIRANDA-EXTENSIÓN GUATIRE

UNIDAD ACADÉMICA: PSICOLOGÍA GENERAL

PRIMER SEMESTRE DE ENFERMERÍA- SECCIÓN D2

GUATIRE, 3 DE JUNIO DE 2021

LA PERSONALIDAD

PROFESORA: BACHILLER:

MIJARES GONZÁLEZ MALPICA VALOR

MARÍA ALEJANDRA HECDIMAR ROSMEIBY

C.I. 23.194.478.
LA PERSONALIDAD.

Por personalidad se entiende el conjunto de dinámicas psíquicas que son


características de una misma persona, es decir, a su organización mental interior,
que determina el modo en que dicha persona responderá ante una situación
determinada.

Dicho de otro modo, la personalidad es un patrón de actitudes, pensamientos y


sentimientos recurrentes, que son más o menos estables a lo largo de la vida de un
individuo y que permiten cierto grado de predictibilidad respecto a su modo de ser.

TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD.

Las teorías de la personalidad son un conjunto de constructos académicos


planteados en la psicología para explicar las variaciones de comportamiento entre
unos individuos y otros.

En la Psicología, se entiende la personalidad como el conjunto de características


subjetivas hacen único a un individuo y que determinan su comportamiento ante sus
circunstancias vitales.

El pionero de las teorías de la personalidad fue Gordon Allport, un psicólogo


estadounidense que en 1936 publicó el primer libro sobre este tema, y en el que
sugería dos formas de estudiar la personalidad:

 La psicología nomotética: estudia los comportamientos universales.


 La psicología ideográfica: estudia los rasgos psicológicos que diferencian a
las personas.
Desde entonces, el estudio de la personalidad ha sido planteado desde
diferentes ámbitos: genético, social, ambiental, etc.

En ese sentido, existen teorías de la personalidad que a su vez, pueden tener


múltiples variantes, de acuerdo a los cambios o actualizaciones sugeridas por
nuevos autores o estudios.

TEORÍA PSICOANALÍTICA DE FREUD.

La teoría psicoanalítica fue creada por el psicólogo vienés Sigmund Freud a


principios del siglo XX y esencialmente plantea la interacción de tres partes de la
personalidad:

Ello: es la parte de la personalidad que busca la satisfacción inmediata.


Yo: es la parte que intenta satisfacer las demandas del yo de forma realista.
Súperyo: incluye los aspectos morales y sociales, influenciados a su vez por los
patrones parentales.

Del mismo modo, Freud aseguraba que la etapa de la primera infancia era
esencial para el desarrollo de la personalidad adulta, y que esta última incluía 5
fases de desarrollo psicosexual:

Etapa oral: se expresa en los primeros 18 meses de vida y el bebé intenta explorar
el mundo a través de la boca.

Etapa anal: dura hasta los 3 años y es la fase en la cual el niño controla sus
esfínteres.

Etapa fálica: dura hasta los 6 años y se comienzan a explorar las diferencias
sexuales.
Etapa de latencia: dura hasta la adolescencia y se caracteriza por el desarrollo del
sentido del pudor.
Etapa genital: se refiere a los cambios físicos y psicológicos de la adolescencia que
terminan con la adultez.

El psicólogo y psicoanalista alemán Erich Fromm también sumó sus propias


valoraciones para crear la teoría del psicoanálisis humanista. En ese sentido, Fromm
se distanció de los postulados freudianos sobre la líbido y se dedicó a profundizar en
las motivaciones trascendentales del ser humano, como la libertad y el amor.

Para Fromm, objetivo del psicoanalista debía ser ayudar al individuo a conocerse
a sí mismo y a guiarlo para que encontrara su libertad personal.

TEORÍA PSICOANALÍTICA DE JUNG.

Uno de los discípulos más destacados de Freud y su teoría psicoanalítica fue


Carl Jung. Sin embargo, Jung hizo su propio aporte al psicoanálisis al plantear el
concepto del inconsciente colectivo. Según el investigador, todos los individuos
compartimos una serie estructuras mentales comunes y dichas estructuras están
almacenadas en nuestros sueños.

Además, Jung planteó los perfiles de personalidad basados en la combinación


de dos categorías principales (introversión y extroversión) y cuatro funciones
(sensaciones, pensamiento, intuición, sentimiento). El resultado son ocho tipos de
personalidad.

Pensamiento-extrovertido.

Crean sus propios constructos a partir de sus experiencias con el mundo exterior
y de las explicaciones que obtienen de sus interacciones con otros.
Intuición-extrovertido.

Tienen habilidades naturales para el liderazgo ya que tienen una profunda


confianza en sí mismos y en lo que pueden aportarle al mundo.

Sentimental-extrovertido.

Son personas con altas habilidades para la socialización. Su aproximación a la


realidad es más emocional que racional.

Sensación-extrovertido.

Son personas aventureras, su conexión con el mundo es a través de las


experiencias nuevas. Son exploradores de lugares e ideas por naturaleza.

Pensamiento-introvertido.

Se caracterizan por el desarrollo de una profunda conciencia de sí mismos.


Tienden a la autorreflexión y como consecuencia tienen facilidad para identificar sus
fortalezas y debilidades.

Intuición-introvertido.

Son personas que tienden al ensimismamiento y son soñadoras y fantasiosas


por naturaleza. Debido a eso, les resulta difícil encajar en el mundo real.

Sentimental-introvertido.

Si bien son personas emocionales, su introversión les impide expresar lo que


sienten, lo que puede generar ciertas dificultades para expresar afecto.
Sensación-introvertido.

Son personas que experimentan el mundo a partir de los estímulos que perciben
de él. Sin embargo, sus apreciaciones y descubrimientos forman parte de su mundo
interior, ya que no suelen compartir sus hallazgos con otros.

TEORÍAS CONDUCTISTAS DE PAVLOV Y SKINNER.

El conductismo es una teoría de la personalidad creada por Ivan Pavlov y


Frederick Skinner, basada en la idea de que los estímulos externos influyen en la
formación y reforzamiento de la personalidad.

Pavlov y Skinner utilizaron el método científico para explicar cómo la interacción


de un organismo con su entorno generaba una "recompensa" a su conducta. Este
refuerzo positivo propiciaba la repetición de la respuesta al estímulo.

Este proceso tenía tres elementos indispensables:

1. Estímulo: la señal del entorno que genera una respuesta (el bebé llora porque
lo han dejado solo).
2. Respuesta: es la acción provocada por el estímulo (la madre regresa y lo lleva
en sus brazos).
3. Consecuencia: es la asociación entre el estímulo y la respuesta (el bebé
aprende que, si la madre lo deja solo, debe llorar para que regrese).

Posteriormente, el conductismo desarrollaría dos vertientes: el condicionamiento


clásico (defendido por Pavlov) que plantea, entre otras cosas, que la respuesta ante
un estímulo es siempre involuntaria.
Por su parte Skinner sería el creador de la teoría del condicionamiento operante,
que sugiere que la respuesta al estímulo es voluntaria, al menos la mayoría de las
veces.

TEORÍA COGNITIVA DE BANDURA.

Albert Bandura desarrolló una teoría de la personalidad basada en las creencias


o expectativas que tiene un individuo sobre el mundo que lo rodea. Estas creencias
son llamadas cogniciones, por lo que su teoría fue llamada teoría cognitiva.

Además, Bandura plantea que los procesos cognitivos tienen un papel


fundamental en la personalidad. Por lo tanto, los pensamientos, la memoria, las
emociones y los juicios de valor también influyen en el comportamiento de las
personas.

TEORÍA HUMANISTA DE CARL ROGERS.

Carl Rogers propone el desarrollo de la personalidad como producto de las


elecciones del individuo, basadas en su libre albedrío y en su visión subjetiva del
mundo. A este constructo se le conoce como teoría humanista de la personalidad.

A diferencia de la teoría psicoanalítica que se basa en las patologías del


individuo, la teoría humanista se concentra en el estudio de una supuesta necesidad
humana por alcanzar metas con significado.

En este sentido, para los psicólogos humanistas existen cuatro dimensiones de


la personalidad, que se expresan en mayor o menor grado en cada individuo:

Sentido del humor unánime: es una dimensión propia de las personas que son
muy amistosas, transparentes y políticas.
Realidad y problema centrado: es una dimensión que se expresa en personas
enfocadas en los conflictos de su entorno.

Conciencia: es la dimensión que se manifiesta en las personas que viven los


eventos de la vida de forma intensa y trascendental.

Aceptación: es la dimensión expresada en las personas que fluyen naturalmente


con los eventos de la vida.

TEORÍA IDEOGRÁFICA DE ALLPORT.

El psicólogo estadounidense Gordon Allport planteó la existencia de unas


estructuras psicológicas llamadas rasgos. Dichos rasgos pueden ser centrales o
secundarios y su función es decantar los estímulos de tal forma que puedan ser
asimilados de forma semejante en diferentes situaciones.

Este sistema de respuesta hace que los individuos puedan adaptarse mejor al
entorno y tiene una influencia esencial en los procesos de autopercepción y
autoestima de las personas.

Por otro lado, para Allport todos los individuos están orientados al cumplimento
de objetivos vitales, por tanto, son seres activos con participación plena en su
proceso de desarrollo personal. Todos sus planteamientos estuvieron enmarcados
en su teoría ideográfica de la personalidad.

TEORÍA DE LOS CONSTRUCTOS PERSONALES DE KELLY.

También se conoce como teoría de los constructos personales, y aunque tiene


influencias cognitivas, se le considera más bien un aporte más alineado con los
postulados de la teoría constructivista.
Esta teoría de la personalidad desarrollada por el psicólogo George Kelly, parte
del supuesto de que las personas entendemos el mundo a partir de conceptos
dicotómicos, tales como amor-odio, alegría-tristeza, paz-guerra, etc.

En ese sentido, la personalidad de un individuo puede ser definida a partir de


una serie de calificativos. Sin embargo, lo interesante es el significado que la
persona le asigna a esos calificativos, ya que este viene determinado por sus
creencias y experiencias, es decir, por sus constructos personales.

MODELO PEN DE EYSENCK.

El psicólogo estadounidense Hans Eysenck planteó el modelo PEN, que se


sustenta en la existencia de tres factores esenciales que definen la personalidad de
un individuo: psicotismo, extraversión y neuroticismo.

El modelo PEN de Eysenck surgió después de evaluar a más de 700 soldados


que habían participado en la Segunda Guerra Mundial. De este estudio obtuvo una
serie de datos que le revelaron la existencia de tres factores comunes que se
relacionaban con aspectos biológicos, tal como se describe a continuación.

Psicotismo.

Es un factor característico en personas antisociales, con poco sentido de la


empatía y con tendencia a las conductas delictivas o al padecimiento de trastornos
mentales. Para Eysenck, el psicotismo estaba relacionado con neurotransmisores
como la serotonina y la dopamina.

Extraversión.

La extraversión está vinculada con la vitalidad, la sociabilidad y el optimismo, por


lo que las personas con rasgos contrarios (pasividad, poca sociabilidad y pesimismo)
serían consideradas introvertidas. Para Eysenck, esta dualidad está asociada a los
niveles de excitación cortical.

Neuroticismo.

Este factor está asociado a la ansiedad, a las reacciones emocionales


exageradas y a una propensión a la irritabilidad. Esto está relacionado, según el
modelo PEN de Eysenck, con los niveles de excitación del sistema límbico. Mientras
más bajo sea el umbral de activación de este sistema, mayor propensión al
neuroticismo.

Por el contrario, las personas con un mayor umbral de activación del sistema
límbico tienen un mayor control emocional y su respuesta ante las diferentes
situaciones es mucho más ecuánime.

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD BASADA EN EL DARWINISMO.

Esta teoría explica el desarrollo de la personalidad basándose en los estudios de


Darwin sobre el origen de las especies y su posterior evolución.

Según este planteamiento, la personalidad es el resultado de procesos de


selección natural. Esto conlleva la expresión de rasgos que ayudarán a un sujeto a
sobrevivir en un ambiente determinado, como, por ejemplo, la solidaridad, la
sociabilidad y el liderazgo.

CONCEPTO DE NORMALIDAD.

Normalidad es la cualidad o condición de normal (que se ajusta a las normas o


que se halla en su estado natural). En un sentido general, la normalidad hace
referencia a aquel o aquello que se ajusta a valores medios.
El término normalidad puede relacionarse con salud, cuando el comportamiento
está dentro de los límites normales y cuando no se observa psicopatología
(ausencia de signos y síntomas), por lo tanto hay un estado funcional razonable, con
bienestar subjetivo, cuando el propio individuo hace una valoración positiva sobre su
estado de salud, con adaptación, entendida como la acción recíproca entre el
individuo y el medio en el que vive este, entre otros
La normalidad de un comportamiento está vinculada a la conducta de un sujeto que
no muestra diferencias significativas respecto a la conducta del resto de su
comunidad. Que los hombres usen falda puede formar parte de la normalidad de
ciertas regiones de Escocia, pero resulta anormal en muchas otras sociedades.

No hay que olvidar, de todas formas, que la normalidad tiene una gran carga de
subjetividad y está vinculada a la condición social, la edad y otras cuestiones. Para
un adolescente, estar toda la noche sin dormir puede resultar normal durante los
fines de semana, mientras que una persona mayor que tenga la misma conducta
genera extrañeza.

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD.

Hay rasgos de la personalidad que son saludables; contribuyen a dar a quien los
tiene un sentido de armonía interior y le permiten relacionarse con los demás en
forma flexible y satisfactoria. En cambio, hay otros que son exagerados, rígidos y
fuente de sufrimiento para el propio sujeto y para los demás. Estos rasgos limitan la
libertad y adaptabilidad de quien los tiene y se les ve como patológicos. Por ejemplo,
una persona es siempre imprudente y entrometida, o bien es exageradamente servil,
o bien está siempre dispuesta a criticar a otros o a culpar de sus fracasos a
los demás.

Lo que permite identificar un rasgo de la personalidad como patológico es su


compulsividad, es decir, su puesta en juego en forma inflexible en circunstancias en
que resulta inefectivo o inapropiado: Estos rasgos compulsivos son causa de
conflictos intrapersonales e interpersonales.

El término trastornos de la personalidad se refiere precisamente a la presencia


de rasgos que interfieren seriamente con la armonía interna, restan a quien los tiene
eficacia para contender con los obstáculos y adversidades y dificultan sus relaciones
con los demás.

La Organización Mundial de la Salud, en su 10° Revisión de la Clasificación


Internacional de Enfermedades, distingue las siguientes categorías de trastornos de
la personalidad: paranoide, esquizoide, antisocial, limítrofe, histriónico, obsesivo,
ansioso y dependiente.

PERSONALIDAD PARANOIDE.

Los sujetos en cuya personalidad predominan tendencias paranoides son


despegados, contenidos en sí mismos, hipersensibles, vigilantes, hipercríticos e
inclinados a sospechar intenciones hostiles en quienes los rodean y a sentirse
amenazados o agredidos por ellos. El mecanismo psicológico predominante es la
atribución a los demás de impulsos agresivos que son una reflexión de la propia
hostilidad. Mientras estas tendencias se mantienen dentro de ciertos límites, los
sujetos pueden ser vistos simplemente como personas desconfiadas con quienes es
difícil mantener relaciones cordiales, poco tolerantes a la crítica e incapaces de
aceptar sus propios fracasos. Atribuyendo su culpa a otros, protegen la imagen
exaltada que tienen de sí mismos, la cual ha sido exigida como una defensa contra
sentimientos de inseguridad intolerables.

La tendencia desmesurada a los celos está relacionada con las tendencias


paranoides en cuanto a que obedece a un mecanismo psicológico similar: la
proyección. Las personas celosas atribuyen a sus víctimas sus propios impulsos a
ser infieles y se sienten en peligro de sufrir el en gano que ellas quisieran hacer. El
amor de las personas celosas no es ni más intenso ni más genuino que el de
personas que no lo son, lo que ocurre es que la persona amada representa para
ellas un nutrimento indispensable para mantener su autoestimación y perderla
representa una humillación inaceptable. Los celos pueden constituir un rasgo
sobresaliente de la personalidad que eventualmente puede constituir un verdadero
delirio.

PERSONALIDAD ESQUIZOIDE.

Abandonar el mundo externo de las personas y refugiarse en el mundo interno


de los propios pensamientos puede ser una tendencia poderosa en la personalidad.
Algunas personas introvertidas no aceptan el mundo tal como es, necesitan
modelarlo según sus fantasías y lo hacen soñando despiertas. Las personas
esquizoides son frías, despegadas y se experimentan a sí mismas como separadas
de los demás; sufren por su separación, pero al mismo tiempo temen el contacto
personal. Si la persona esquizoide tiene talento, puede retomar a la objetividad a
través de actos creativos y lograr una mejor comunicación con los demás al sentirse
admirada y reconocida.

PERSONALIDAD ANTISOCIAL.

El término personalidad antisocial, o sociopática, se refiere específicamente a


individuos cuya personalidad les impulsa a comportarse en forma que es
incompatible con el bienestar de los demás. Son personas carentes de sentido de
responsabilidad, egoístas e impulsivas, en cuyo comportamiento no influyen la
experiencia y los castigos y por ello repiten sus actos antisociales una y otra vez.

En contraste con los enfermos psicóticos, los psicópatas no muestran defectos


en un nivel verbal y teórico. Su contacto con la realidad es bueno y no sufren
angustia, ni fobias, ni obsesiones; por el contrario, se encuentran serenos ante
situaciones en las cuales personas normales estarían ansiosas o preocupadas.
Los psicópatas tienen un estilo de vida que es expresión de la estructura peculiar
de su personalidad. Su comportamiento en pugna con los ordenamientos y
restricciones de la sociedad carece, a los ojos de un observador objetivo, de
motivaciones adecuadas; está determinado por su necesidad de satisfacer en forma
inmediata sus deseos. Durante breves temporadas algunos psicópatas pueden
comportarse bien, pero al cabo de un tiempo corto inexorablemente repiten sus
faltas y abandonan sus responsabilidades. Esta irresponsabilidad es aparente en las
diversas áreas de su vida y está relacionada con su impulsividad y con una peculiar
incapacidad para prever las consecuencias de sus actos a largo plazo.

PERSONALIDAD LIMÍTROFE.

En la clasificación que estamos considerando, la personalidad limítrofe es un tipo


de personalidad en una categoría más amplia: la personalidad emocionalmente lábil.

Estos sujetos tienden a actuar de forma inesperada y sin tomar en consideración


las consecuencias; sus estados de ánimo son inestables, caprichosos. En la
personalidad limítrofe, además, se presenta un trastorno de la identidad, de la
autoimagen y de las preferencias sexuales. Las relaciones interpersonales son
intensas, inestables y a menudo conducen a crisis emocionales. De manera
recurrente, realizan actos de autoagresión.

A los pacientes limítrofes se les describe en términos de las funciones del yo.
Conservan en cierto grado algunas de estas funciones: el sentido de realidad, la
estructuración del pensamiento, relaciones interpersonales en apariencia adecuadas
y adaptadas a la realidad. Sin embargo, estas funciones son frágiles y en situaciones
de estrés es frecuente que dejen de operar.

Las debilidades en el funcionamiento del yo se manifiestan en la poca tolerancia


a la frustración y el control deficiente de los impulsos. Hay una tendencia marcada al
uso de mecanismos de defensa primitivos y la difusión de la identidad hace que el
paciente experimente una sensación de vacío en su vida, que ésta le parezca
carente de un objetivo, ya que es incapaz de integrar una autoimagen coherente y
constante. La inestabilidad afectiva es otra característica común del débil
funcionamiento del yo del paciente limítrofe; es irritable, hostil y con tendencias
depresivas.

PERSONALIDAD HISTRIÓNICA.

La personalidad de ciertos individuos muestra una constelación de rasgos que


han sido repetidamente identificados en enfermos histéricos, quienes pueden
también presentar síntomas conversivos o disociativos.

Se trata de personas que viven en una continua actuación teatral, sin tener
advertencia de su impostura. Nada de lo que dicen o hacen es auténtico. Todo está
diseñado para producir un efecto. Sus afectos son exaltados y vehementes, pero
carecen de consistencia.

PERSONALIDAD OBSESIVA.

El sujeto con una personalidad en la que predominan las tendencias obsesivas


es frugal, escrupuloso y obcecado. Su adhesión al orden, la puntualidad, la limpieza
y la rutina es conspicua. Se trata de personas despegadas e inhibidas en su
expresión emocional, con una tendencia acusada a la indecisión y la duda. Las
tendencias sobrecompensadoras de impulsos agresivos y lascivos son también
frecuentes. Si son inteligentes, ven con facilidad las conexiones lógicas entre los
hechos, pero no son igualmente capaces de ver sus implicaciones emocionales.

Su capacidad de empatía, es decir, de ponerse en el lugar de los demás es


generalmente pobre. A veces actúan como si realmente tuvieran sentimientos vivos
y como si realmente se interesaran en la gente, pero el observador cuidadoso puede
percibir la falta de resonancia afectiva en lo que dicen o hacen.
Los sujetos cuya personalidad se orienta exageradamente en la dirección
obsesiva están especialmente predispuestos a sufrir depresiones severas, cefaleas
recurrentes, síndromes dolorosos y colon espástico con constipación y diarrea
alternantes.

PERSONALIDAD ANSIOSA

Algunas personas tienen una especial tendencia a experimentaran angustia en


situaciones que objetivamente no son amenazantes ni peligrosas. Situaciones de la
vida similares a las que todo mundo confronta, tales como separarse de la casa,
presentar exámenes, participar en competencias deportivas, asistir a reuniones
sociales, etc. Estas situaciones les suscitan temores exagerados y les generan gran
sufrimiento. Puede ocurrir que organicen su vida de modo de evitar encontrarse
en el centro de las situaciones que temen y procuran permanecer al margen. Las
personas con tendencias de evitación inhiben la expresión de sus impulsos, de sus
deseos y de sus sentimientos; viven siempre temerosas de fracasar, de ser
humilladas o criticadas, y por tal motivo evitan participar, competir, y aun cuando
tengan sensibilidad y talento, persiguen metas que están por debajo de sus
capacidades reales.

Aunque algunas personas con estas tendencias pueden dar la apariencia de ser
esquizoides, sus tendencias a la evitación y al retraimiento social son consecuencia
de su inseguridad y su ansiedad y no de apatía e indiferencia. Es importante la
investigación sobre la comorbilidad y el traslape del trastorno de personalidad de
evitación con los trastornos de ansiedad, en particular la fobia social.

PERSONALIDAD DEPENDIENTE.

La tendencia a no asumir responsabilidad ante las propias necesidades y a no


confrontar los obstáculos con los propios poderes es el núcleo más relevante en la
personalidad de algunos sujetos. Se distinguen dos modalidades de tendencias:
pasivo-receptoras y pasivo-agresivas.

En un caso se trata de sujetos en cuya personalidad predomina la tendencia a


ser pasivos y a obtener siempre de los demás lo que necesitan. Son dependientes,
improductivos y sienten agudamente el temor de ser desamparados. Su avidez por
recibir se muestra tanto en su esfera intelectual como afectiva y contrasta con su
incapacidad de dar. Aunque la mayor parte de estas personas son sumisas, otras
son veladamente demandantes o bien arrebatan aquello que no se les da de buena
gana. Las tendencias pasivas pueden mezclarse con tendencias agresivas que se
expresan por obstruccionismo, renuencia a cumplir órdenes, ineficiencia y
terquedad. La conducta de estas personas expresa su hostilidad oculta que no se
atreven a descargar abiertamente. En las personas pasivas, las tendencias
agresivas se acentúan cuando no obtienen las gratificaciones que creen merecer.

PERSONALIDAD AUTODESTRUCTIVA.

La Asociación Psiquiátrica Americana individualiza esta alteración de la


personalidad. Corresponde a la personalidad masoquista. Las personas
autodestructivas repetidamente se colocan en situaciones en las que otros abusan
de ellas a pesar de tener la oportunidad de eludirlos.

El elemento medular de las tendencias masoquistas es un anhelo irracional de


sufrimiento y humillación. En el masoquista parece operar una tendencia
autodevaluadora que ha sido relacionada con un sentimiento inconsciente de
culpabilidad. Su sufrimiento le permite acallar las demandas de su conciencia y
además obtener el perdón de los demás. Es dudoso que en realidad el masoquista
desee sufrir. Más bien acepta que los demás le hagan sufrir porque no es capaz de
relacionarse con ellos sobre una base diferente. La forma de relación masoquista le
resulta preferible a la soledad; la falta total de relación. De hecho, el masoquista
suele usar su sufrimiento como un medio de esclavizar a los demás.
Característicamente, el sujeto masoquista invita a personas sádicas a usarlo
como objeto de su agresión. Tiende a actuar en forma de atraer sobre sí el trato duro
y humillante. Algunos sujetos masoquistas son propensos a sufrir accidentes y se
muestran dispuestos a propiciar soluciones quirúrgicas a sus problemas médicos. El
masoquismo en el carácter puede o no expresarse también en la esfera sexual como
una necesidad de sufrir dolor como requisito para experimentar placer.

PERSONALIDAD SÁDICA.

La agresividad explosiva es un rasgo de temperamento con bases orgánicas.


Otra cosa es la agresividad sostenida y la inclinación a agredir a otros como una
forma de relacionarse con ellos. Ésta es una tendencia arraigada en la personalidad.

Hay sujetos que viven dominados por una poderosa necesidad de humillar,
empequeñecer y dominar a los demás. En esta forma de relación son comunes la
mordacidad, la propensión a usar la crítica en forma destructiva y muchos tienen la
convicción de que la compasión y el respeto a los demás no son sino signos de
debilidad. Las personas sádicas son inexorables con sus enemigos y es común su
tendencia a ensañarse con ellos cuando los ven caídos. En la esfera sexual la
perversión sádica se manifiesta como una dependencia a humillar o infligir dolor
como requisitos para experimentar placer.

Ambos elementos, sadismo y masoquismo, se presentan juntos en sujetos cuya


personalidad puede describirse como sadomasoquista. Hay tendencias que no se
agrupan en las categorías de los trastornos específicos. Es importante reconocerlas
por el papel que juegan en la disrupción de la armonía interior de quienes las sufren
y en sus relaciones con los demás.

FUNDAMENTOS DE LA PERSONALIDAD: BIOLÓGICOS, PSÍQUICOS Y


SOCIALES.
La personalidad es una integración. Esto implica que ocurre en algún lugar
donde sus componentes pueden ser integrados. Este lugar es el cerebro. Es
conveniente agregar que la integración de la personalidad es el resultado de una
transformación que ocurre a pequeños pasos, con base en el desarrollo del
organismo, en particular del cerebro, y en el aprendizaje en respuesta a los
estimulas familiares, escolares, culturales y sociales.

La personalidad está determinada por la herencia y el ambiente. Al ser


concebida, cada persona recibe una dotación genética que varía de un individuo a
otro. Así, la herencia provee las potencialidades para un desarrollo característico del
ser humano y también es el punto de partida de las diferencias individuales.

En la personalidad hay componentes comunes a todos los seres humanos;


dependen de la dotación biológica de la especie y de condiciones que son comunes
a todas las sociedades. Pero cada ser humano es diferente a los demás; tiene un
modo peculiar de ser, de sentir y de pensar; un modo propio de contender con los
problemas de su vida. Ese "modo de ser" es función de su personalidad.

Algunos componentes de la personalidad, como la inteligencia, la sensibilidad y


la flexibilidad, tienen una base genética poderosa al igual que las disposiciones
temperamentales como la explosividad, la inafectividad, la vivacidad y la energía.
Aun desde las primeras semanas de la vida, los niños difieren en cuanto a su
sensibilidad general: algunos se sobresaltan al más pequeño ruido o al recibir la luz
del sol sobre la cara, en tanto que otros son insensibles a estos estímulos. Ventajas
iniciales en vigor físico pueden anticipar el desarrollo de una personalidad energética
y autoafirmativa. La dotación biológica inicial puede facilitar que algunos niños sean
más pasivos e inclinados a la fantasía que otros.

Algunos talentos como el artfst.ico, el musical, las lenguas, la coordinación


psicomotriz que se muestra en la práctica de los deportes tienen también una amplia
base genética. La herencia se muestra en la determinación de las reacciones del
individuo a su ambiente y a las influencias de la familia, la sociedad y la cultura.

Otros componentes de la personalidad dependen más de determinantes


sociales, es decir, de fuert.as estimulantes y restrictivas que operan desde el
exterior, como son los valores, las metas, los estímulos y las prohibiciones, etc. Las
influencias tempranas y la educación son indudablemente importantes en el
desarrollo de la personalidad. Desde un principio, nuestras potencialidades innatas
están sujetas a las fuerzas modeladoras del ambiente. Ambientes distintos tienden a
promover el desarrollo de características un tanto distintas, aun en personas con
herencia análoga. En el ambiente social que nos rodea, aprendemos el lenguaje que
hablamos, costumbres y modos de enfrentarnos a los problemas de la vida. Cada
grupo social promueve sus propias pautas socioculturales mediante el ejemplo y la
enseñanza sistemática a los jóvenes, lo cual tiende a generar parecidos entre todos
los miembros del grupo.

En suma, podemos decir que la dotación genética provee las bases y


establece los límites tanto para el desarrollo somático como el psicológico, pero la
forma en que nuestras potencialidades son moldeadas depende de nuestra
experiencia.

CARACTERÍSTICAS DE LA ORGANIZACIÓN DE LA PERSONALIDAD.

Allport establece que la característica más sobresaliente del hombre es su


individualidad, o sea la organización exclusiva de cada persona,' lo que le da su
naturaleza única. Según Gates la organización de la personalidad típica revela en
alto grado las siguientes características:

a) Unidad o integración. La personalidad se concibe como una configuración que


manifiesta unidad relativa, la cual depende de la naturaleza individual, de la
condición del organismo y del campo dinámico en que se conduce. Es un sistema en
que las partes están dinámicamente ligadas, un cambio en una, producirá
variaciones en todas las demás. Durante la infancia se presenta la "unidad dinámica
elemental", con el desarrollo surge la diferenciación física o psíquica, pero
inmediatamente-se presenta el proceso de integración y se organizan las reacciones
específicas en unidades mayores, la integración absoluta nunca se logra, pero
normalmente hay un aumento en este sentido.

b) Coherencia. El ser humano manifiesta cierto grado de unidad en su conducta, y


aunque ésta siempre es relativa; según las situaciones o circunstancias que
extraordinariamente la pueden alterar en forma acentuada; esperamos encontrar un
alto grado de integridad en forma general, lo que es de gran valor porque nos
permite predecir la conducta ajena.

c) Continuidad y persistencia. Dentro de su estabilidad, la personalidad


experimenta cambios desde el nacimiento hasta la muerte. Por ser dinámica, cambia
constantemente, pero estos cambios no son repentinos sino continuos y graduales.
Aunque factores extraordinarios pueden alterar violentamente la personalidad,
sus patrones generales básicos tienden a perdurar, ya que se caracteriza más por la
reorganización gradual y no por la reconstrucción abrupta.

d) Flexibilidad y coordinación. Es deseable que la personalidad sea flexible en el


sentido de que pueda adaptarse a las diferentes situaciones que encare. Sin
embargo, esta flexibilidad que es un medio de supervivencia, no se debe confundir
con la hipocresía o conducta contradictoria. Lo que debe entenderse es que la
persona puede afrontar diversas situaciones con entereza sin que se sienta
incómoda o infeliz en ninguna de ellas. En el desarrollo saludable, las diversas
tendencias opuestas se coordinan armoniosamente en vez de chocar entre sí.

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