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HOMILETICA 2
Plan semanal de clases
I-
A-
B-
C-
1-
2-
a-
b-
II-
A-
B-
C-
III-
A-
1-
2-
B-
Conclusión.
1-
2-
3-
Hablando de las divisiones que se dan en los diferentes puntos, Floyd C. Woodworth dice con mucha razón: “¿Qué
hacer con un solo punto? Puesto que el hacer una división de un asunto significa que hay varias cosas que se pueden
separar, carece de lógica hacer una división de un solo punto. Es como una naranja, cuando se parte tiene que haber
más de un sector, sino, no hay división. De modo que en el bosquejo habrá más de un punto principal. No puede haber
una división “A” sin que haya una división “B”. No es lógico tener un sub-inciso “1” sin tener un sub-inciso “2”.
Posiblemente se estará preguntando qué se hace en esos casos, si solo hay una cosa de importancia en la
división. Hay dos maneas de resolver el problema: 1) si la subdivisión es importante, seguramente hay más de un solo
punto que justifique la división, 2) pero si una sola cosa importa, es muy fácil agregarla al punto general que este sub-
inciso comenta.
E- Como sugerencia final en este asunto, notemos un pequeño detalle: para separar los signos de puntuación de las
ideas del bosquejo, puede utilizar pequeños guiones, como usted ve que se está haciendo en este esquema, (C-). Esto le
permitirá notar con facilidad las divisiones de su bosquejo. Si usa puntos (C.) es muy posible que los signos se
confundan con las ideas y usted podría desorientarse en algún momento.
II- ¿CUÁNTAS Y CUÁLES SON LAS PARTES DEL BOSQUEJO?
A- Hacer un bosquejo con todas sus partes es importante. Así como el motor de un auto debe contar con todas sus
partes para funcionar apropiadamente, también el bosquejo necesita de todos sus componentes para ofrecer un tema
coherente y completo.
B- Una de las partes de las que prescinden una inmensa cantidad de bosquejos es el propósito. En este caso, un
esquema sin propósito es como un cuerpo humano sin cabeza. Al mencionarle a un hermano de mi proyecto de escribir
un libro como este y mostrarle un bosquejo estructurado con propósito, me preguntó: ¿Todos los bosquejos de tu libro
tienen propósito? Claro, le afirmé, sino, eso sería como subir a un taxi y sólo decirle al conductor lléveme, sin darle
dirección alguna ¿A dónde? será la pregunta del taxista. Así funciona el propósito del sermón. Nos propone la meta que
debemos alcanzar y los pasos que necesitamos dar para obtener tal meta. Todo bosquejo debe tener escrito su
propósito. Un cuerpo humano no puede andar sin cabeza, pero en los púlpitos constantemente oímos sermones que no
tienen sentido direccional, es decir, no tienen propósito.
C- Valverde A. (1995:10) menciona siete elementos que constituyen la estructura del bosquejo del Sermón:
1- Bosquejo.
2- Título.
3- Texto.
4- Tesis.
5- Introducción.
6- Desarrollo.
7- Conclusión.
Por mi parte considero las seis últimas como las partes esenciales de un esquema:
1- Título.
2- Texto.
3- Propósito del tema.
4- Introducción.
5- Cuerpo del bosquejo.
6- Conclusión.
Todo bosquejo debe contar por lo menos con estas seis partes, pues de lo contrario su mensaje sería incompleto en sí
mismo. También, el elaborar cada una de estas partes tiene arte, sobre todo cuando hablamos de la introducción, la
conclusión, y el propósito del sermón. Si usted pone mucha atención a la elaboración de su propósito, habrá garantizado
en un 60% el éxito de su mensaje, pues ha decidido la meta a la cual se dirige, y organiza su bosquejo de modo que
pueda alcanzar esa meta. Cada punto del bosquejo es un peldaño a escalar para alcanzar la meta.
III- EL BOSQUEJO DEBE TENER UNIDAD
A- ¿Cómo se logra la unidad? Por medio del propósito, el cual es la guía de su mensaje. Este le indica
permanentemente cuál es su objetivo, y le ayuda a ubicar cada punto del esquema en el lugar oportuno para alcanzar la
meta. Cada punto del bosquejo debe ser en sí mismo un paso que lo guíe hacia su fin: “El Propósito”.
B- Puede utilizar frases de transición entre un punto y otro. Por ejemplo, si quiere pasar del punto B- al punto C-, utilice
alguna palabra o frase como “entonces”, “de tal manera”, “por esta razón”, etc. Lo que se espera es que usted pueda
avanzar sin hacer ninguna digresión en su mensaje.
C- Otra forma sería colocar los puntos principales de su mensaje, los escritos en números romanos, con palabras o
frases enfáticas, como sigue:
I- NUESTRAS ORACIONES TIENEN TROPIEZO CUANDO NO ESTAMOS BIEN CON ALGÚN HERMANO, Mt.5:22-
24.
II- NUESTRAS ORACIONES TIENEN TROPIEZO CUANDO NO ESTAMOS BIEN EN NUESTRO MATRIMONIO,
1P.3:7.
III- NUESTRAS ORACIONES TIENEN TROPIEZO CUANDO ESTAMOS EN ALGÚN PECADO, Jn.9:31.
D- Entendamos que la unidad se logra por varios medios, pero lo principal es la destreza que tenga el expositor para
mantener la coherencia de su mensaje en todo momento.
E- Usar frases reiterativas a lo largo del mensaje también es de utilidad. Por ejemplo, podría formular una frase que
exprese una verdad importante que usted quiere proclamar, repitiéndola en varios puntos clave del sermón. Este énfasis
le permitirá mantener a la audiencia en el propósito que usted quiere alcanzar
IV- EXPLICANDO EL MOVIMIENTO PROGRESIVO.
A- Llamamos movimiento progresivo al avance que el expositor tiene de su mensaje por la organización de sus ideas
una tras otra con el propósito de llegar al clímax del mismo. Las ideas van avanzando en orden y desarrollándose el
tema.
B- El movimiento progresivo se obtiene cuando usted, después de revisar bien su bosquejo, quita todos los puntos que
son repetitivos y que pueden conducirlo a la redundancia en la presentación de su mensaje, así evitará un sermón
extenso, confuso y poco edificante. Podemos ilustrar este aspecto del movimiento del sermón con un edificio en
construcción: el avance del tema es la forma en la que vamos construyendo en la mente de los oyentes el asunto que
decidimos predicar. Cada una de las verdades que pronunciemos será como una piedra más que conformarán el
edificio, hasta que lleguemos al final coronando la obra con una conclusión pertinente.
C- Reduzca los puntos principales lo más que pueda. Como mínimo un bosquejo debe tener tres puntos principales,
así será menos compleja la exposición para el oyente, y claro, más comprensible. Un sermón con pocos puntos es más
fácil de asimilar que uno de interminables sugerencias. Es mejor decir tres ideas concretas y directas en el discurso, que
un mar de palabras que se olvidan a penas el predicador termina su exposición.
D- Puede plantear los puntos principales en forma de preguntas, para ir contestando una a una y progresar en el
desarrollo del sermón.
I- ¿CÓMO ES EL AMOR DE DIOS?
II- ¿VIVIMOS EN EL AMOR DE DIOS?
III- ¿CÓMO PODEMOS VIVIR EN EL AMOR DE DIOS?
CONCLUSIÓN:
1- No resulta muy fácil hacer bosquejos cuando comenzamos el aprendizaje. Nadie aprende sin practicar
constantemente. Si somos disciplinados, el tiempo nos adiestrará, y nos volveremos verdaderos maestros en el arte de
bosquejar.
2- La correcta elaboración del bosquejo determina en gran parte la contundencia del mensaje, a la vez que le garantiza
al expositor presentar un mensaje impregnado de coherencia y movimiento, lo cual le conducirá al clímax de su sermón,
y a visualizar una respuesta de su congregación.
3- Si el predicador falla o es negligente en la preparación de sus bosquejos, es muy difícil que llegue a coronar una
carrera de predicación exitosa, y menos aún que pueda alimentar integralmente a la Iglesia.
4- Actualmente contamos con los mejores métodos y técnicas que se han recogido a lo largo de los siglos para
elaborar bosquejos. No siempre se ha usado la homilética como ahora. Tenemos una herramienta útil en nuestras
manos que constituye un legado de muchos siervos de Dios. No seamos negligentes en el uso apropiado de esta
hermosa disciplina.