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Los coches híbridos son aquellos que combinan un motor térmico, que
lleva a cabo una combustión interna que utiliza como combustible la
gasolina, con uno eléctrico, que tiene por misión proporcionar fuerza para
favorecer el movimiento a través de la tracción eléctrica. Un tipo de
vehículo que contribuye con el medioambiente y que tiene otros
beneficios.
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ENERGÍA RENOVABLE
La década de los años ochenta y los primeros años de los noventa fueron muy
importantes desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental. Centrándose
en el segmento del automóvil, en algunas geografías se aprobaron diversas leyes
anticontaminación con el objetivo principal de reducir el impacto, tanto en los
ecosistemas como en la propia salud de las personas, de los combustibles fósiles en
los motores diésel y gasolina. En este sentido, en 1988 vio la luz la Normativa EURO,
que obligaba a reducir las emisiones de gases a la atmósfera mediante, por ejemplo,
el uso de catalizadores, el aumento del número de marchas en las cajas de cambio o
a través de la eliminación del plomo en la gasolina. De este modo, los motores de los
automóviles trabajan menos, reducen su consumo y, con ello, sus niveles de
contaminación.
Los coches híbridos son aquellos que combinan un motor térmico (que lleva a cabo
una combustión interna que utiliza como combustible la gasolina, proporcionando
propulsión a la máquina y recargando la batería cuando el coche trabaja a velocidad
de crucero) con uno eléctrico (que tiene por misión proporcionar fuerza para favorecer
el movimiento a través de la tracción eléctrica. Es el motor principal en ciudad y
autónomo a velocidades bajas).
Otros elementos que cabe destacar son las ruedas motrices que transmiten la tracción
al suelo, haciendo posible la propulsión del vehículo; el generador, un motor eléctrico
situado junto al motor térmico, del que recibe energía mecánica que transmite a las
baterías de litio; y la unidad de control de energía, que administra el flujo de energía
eléctrica entre la batería y el motor.
Por regla general, en cualquier vehículo híbrido cuando hay suficiente energía en la
batería y las condiciones de velocidad lo permiten, la energía eléctrica toma
protagonismo en la propulsión del vehículo. El sistema híbrido es autónomo y se
encarga de activar el motor eléctrico o el térmico (o ambos al mismo tiempo)
dependiendo de diferentes factores (velocidad, aceleración, nivel de carga de la
batería, etc). Siempre que sea posible, un coche híbrido funcionará con electricidad.
Por su parte, el híbrido mixto permite que el vehículo se mueva gracias al uso alterno
de sus dos motores (combustión interna o eléctrica), ya que ambos tienen conexión
directa con las ruedas, pudiendo circular en modo eléctrico, que se conoce como full
Hybrid. Ambos motores se combinan de tal modo que el conductor no lo nota, ni
siquiera, mientras acelera, por lo que se le considera el sistema actualmente más
completo.
Hay una tercera modalidad que es el híbrido suave (Mild Hybrid), con un sistema de
48 voltios que permite, por ejemplo, que el cuadro eléctrico pueda detener el motor de
combustión en situaciones en las que es posible disminuir el consumo y las emisiones
(en frenada, mientras se desacelera). Su mayor voltaje permite sustituir al motor de
arranque y el alternador.