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Universidad Nacional de Tucumán

Facultad de Psicología
Cátedra: Temas de Antropología Cultural en Psicología
Unidad 1

La antropología y las ciencias sociales

Son diversas las ciencias que se ocupan de la sociedad y el comportamiento


humano tanto individual como colectivo. Entre ellas podemos mencionar la
sociología, la historia, la psicología, la economía y la antropología. A todas
estas disciplinas les interesa comprender y explicar regularidades y
particularidades que se expresan en el conjunto de las instituciones humanas.1
Sin embargo, y a diferencia de las otras ciencias sociales, la
antropología brinda una perspectiva global, comparativa y multidimensional. Es
la única disciplina que ofrece un esquema global de la experiencia humana
(Augé, 2006). Por otra parte, tiene una gran fecundidad epistemológica ya que
todas las ciencias humanas se basan en presupuestos antropológicos, casi
siempre implícitos.
De todas maneras, y desde hace ya décadas, los límites que separan los
campos de conocimiento de las ciencias sociales se han vuelto muy difusos.
Para entender las causas de esta «difuminación» de las fronteras disciplinares
el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein (1994) realiza un relato de
la historia de las ciencias sociales y muestra cómo hasta principios del siglo XX
estaba muy bien definido el trabajo de los científicos que no pertenecían al
campo de las ciencias naturales (física, química, biología). Los historiadores,
los economistas, los politólogos y los sociólogos estudiaban el mundo
civilizado, que en los hechos estaba constituido por Gran Bretaña, Alemania,
Francia, Italia y los Estados Unidos. Eran los cinco países más importantes, lo
que interesaba y lo que se debía estudiar si se quería saber cómo operaba el
mundo entonces. Pero

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Entendemos las instituciones como sistemas de reglas sociales establecidas y extendidas que
estructuran las interacciones sociales. Ejemplos de instituciones son la Estado, la Iglesia, la
familia, la Escuela, los idiomas, las empresas y otras organizaciones.

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el hecho real es que los cinco países en cuestión no eran el mundo entero, y
había en la comunidad académica la vaga sospecha de que había un mundo
más alejado de ellos. Lo que se hizo, a nuestro juicio, fue inventar dos disciplinas
adicionales que abarcaran el resto del mundo. La primera y más obvia fue la
antropología, a la que se creó para estudiar el mundo primitivo. Al mundo
primitivo se lo define de un modo bastante simple: en la práctica vienen a ser las
colonias de los cinco países anotados, incluyendo a su frontera interna.
Teóricamente, su objeto se puede definir como aquellos pequeños grupos de
bajo nivel tecnológico que carecían de escritura antes de sus contactos con
Occidente y que no tenían creencias religiosas que fueran más allá del propio
grupo —cada uno tenía sus creencias características. Se presumía que estaban
estancados y el tiempo no transcurría para ellos. (Wallerstein, 1995)

La otra disciplina adicional fue la etnografía. Sin embargo quedaba un


grupo de países que no encajaban para nada en esta división del trabajo
científico: China, India, el mundo árabe, Persia, los cuales no podían ser
abordados por la antropología, porque

todos ellos comparten un conjunto de características. Tienen en la actualidad, o


tuvieron en algún momento del pasado, uno o más grandes imperios
burocráticos en su territorio. Como resultado de ello tienen escritura y múltiples
textos que se han preservado. Además, todos ellos tienen —para usar una
expresión del siglo XIX— «religiones mundiales». El término religión mundial
significa esencialmente que se trata de una religión que se ha propagado a una
vasta extensión del mundo. El budismo, el islam y el hinduismo son religiones
mundiales por oposición a muchas creencias religiosas del África que comparten
un animismo muy localizado. (…) Lo único que no tenían [estas civilizaciones]
era modernidad.

El estudio de esta clase de sistemas sociales se fue construyendo en un


último campo al que no se lo definía propiamente como ciencia social, pero que
de hecho era la ciencia social más amplia al ocuparse de todas esas áreas del
mundo: los estudios orientales. (Wallerstein, 1995)
El panorama de las ciencias sociales cambió bastante en la década de
1950, principalmente porque el mundo real cambió en varios sentidos. Tras la
segunda guerra mundial, EEUU surgió como la fuerza dominante económica,
política y culturalmente. Durante 10-15 años dominó también el mundo
académico de las ciencias sociales. Wallerstein (1995) explica que, debido a
motivos geopolíticos de los Estados Unidos, en ese momento surgieron los
estudios de áreas «como modo de organización mediante el cual se pueden
producir con rapidez gran número de investigadores que llegan a acumular

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algún saber sobre África, Asia, América latina, Rusia, China y cualquier otra
región».
Estos estudios de áreas (por ejemplo, sobre la India, los países árabes o
África) se convirtieron en los llamados estudios multidisciplinarios, que incluían
una mezcla de historiográfía, sociología, economía, ciencias políticas y
lingüística de la India. De esta manera, Wallerstein señala cómo la delimitación
del mundo civilizado-resto del mundo se rompió por completo en términos de
las disciplinas.
A partir de la década 1960 se fue afianzando un proceso de incursiones
furtivas (o invasiones) hacia los campos vecinos de las diferentes ciencias
sociales; por ejemplo, surgieron subdisciplinas dentro de la sociología:
sociología política, sociología económica, sociología histórica. Y esta
yuxtaposición de subdisciplinas (o especializaciones) se fue acrecentando con
los años: antropología económica, antropología política, etc.
Los cambios en la política mundial ocurridos durante las décadas de
1970 y 1980 produjeron un auge de los estudios culturales, cuyo semillero
fueron las humanidades (filosofía, las artes, etc.). En la actualidad hay muchos
antropólogos e historiadores dedicados a los estudios culturales y esta clase de
estudios se ha ido expandiendo en las demás ciencias sociales. Al respecto,
Wallerstein (1995) afirma:

los estudios culturales significan un movimiento que, surgido en las


humanidades, las va acercando progresivamente a las ciencias sociales. El
objeto de los llamados estudios culturales es entendido como un proceso social
más y por esa vía es una intersección entre las humanidades y las ciencias
sociales. Tenemos entonces que no sólo las demarcaciones entre las ciencias
sociales se están borrando, sino que la propia división tripartita — humanidades,
ciencias naturales, ciencias sociales— está siendo cuestionada.

El reflejo de esta situación de «difuminación» de las otrora nítidas


fronteras de los campos de conocimiento —algo que ha ocurrido tanto entre las
decimonónicamente llamadas «ciencias naturales» como en las ciencias
sociales— se puede advertir en el surgimiento y consolidación en los últimos
años de los conceptos multidisplinariedad, interdisciplinariedad —o
pluridisciplinariedad— y transdisciplinariedad en proyectos de investigación;
especialmente en relación con los problemas en el campo de la salud social o

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con los ambientales (crisis del agua, cambio climático, demanda de energía,
crecimiento poblacional, etc.).
Todos estos cambios epistemológicos y metodológicos se deben a que
el entorno histórico actual es muy diferente del pasado relativamente reciente;
el mundo está concurriendo hacia un contexto globalizado; la interconexión
creciente de los sistemas naturales y sociales, y la progresiva complejidad de
las sociedades y de sus impactos sobre el planeta, generan altos niveles de
incertidumbre (Gallopín, Funtowicz, O’Connor y Ravetz, 2001).
Frente a la complejidad de los problemas del mundo globalizado e
interconectado, se requiere un planteo holístico de los problemas, que se
opone a la sectorización clásica del pensamiento. Se hacen indispensables
nuevas estrategias de investigación que atraviesen límites disciplinarios para
crear un enfoque holístico. Filósofos como el francés Edgar Morin se
preocupan por el futuro de la Tierra y la humanidad como parte de la teoría de
sistemas. Morin nos alerta sobre la complejidad del problema, la necesidad de
encontrar soluciones como una emergencia global y proclama que un método
interdisciplinario es esencial para lograr resultados básicos
Como ejemplos claros de interdisciplinariedad podemos mencionar dos:
los campos de la pedagogía y de la medicina, ya que ambos requieren
metodológicamente del aporte de diversas disciplinas y del trabajo
mancomunado de especialistas de diferentes áreas tradicionales.

Referencias

Augé, M. y J-P Colleyn. (2006). «Introducción, Comprender el mundo


contemporáneo». En Qué es la antropología (traducción de C. Roche). Buenos
Aires: Paidós.
Gallopín, G. C., S. Funtowicz, M. O’Connor y J. Ravetz. (2001). Science for the 21st
Century: from Social Contract to the Scientific Core. Int. Journal Social Science,
168, 219-229.
Wallerstein, I. (1995). Abrir las ciencias sociales: Informe de la Comisión Gulbenkian
para la reestructuración de las ciencias sociales (traducción de Fernando
Cubides). Disponible online en: http://josemramon.com.ar/wp-
content/uploads/Wallerstein-Immanuel-Abrir-las-ciencias-sociales.pdf

Material de trabajo realizado por la Prof. Mirta Hillen para uso exclusivo de les
alumnes de Temas de Antropología Cultural en Psicología,
Facultad de Psicología, UNT (2020).

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