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Silva-Peña, I. (2021). Invitación a esperanzar/nos. En: Gárate, F. (coord.) 100 Cartas para Paulo Freire de quienes pretendemos enseñar.

pp. 239-241.

https://doi.org/10.26448/ae9789566095293.14

Invitación a Esperanzar/nos

Ilich Silva-Peña
Universidad de Los Lagos
Departamento de Educación IESED
Chile

De un modo grato tomo en mis manos la invitación para homenajear al


gran Paulo Freire. Escribo estas palabras desde el país que fue su lugar de
acogida cuando se refugiaba de la tiranía brasileña. Desde aquí mi voz, en
un momento en que América Latina vive una crisis social y sanitaria bajo
gobiernos autoritarios. Aunque también, en un momento de ilusión por
la posibilidad de reconstruirnos como naciones con mayor justicia social.
Así, entre ese ir y venir que tiene nuestra América Morena, aparece la
historia contemporánea de Chile. Una historia que busca la armonía
entre tanto zarandeo. Un nuevo ciclo histórico que comienza como un
estallido y se vuelve la esperanza. Esperanza de la que nos habla Freire
(1993).

Para quien no esté familiarizado con lo sucedido en nuestro país,


contextualizo. El año 2019 fue un hito importante para Chile. Luego de
décadas de un sistema de abusos, se generó un levantamiento social que
empujó el cambio de reglas que hasta ese momento se habían impuesto.
Una serie de reclamos, agua, pensiones, educación, salud, entre otras,
confluyeron en un punto esencial para la transformación del país en la
búsqueda de mayor justicia social. Se demandó el cambio de la
Constitución Política. La carta magna se comenzó a escribir en tiempo
paralelo a la edición de este libro. Se estableció una convención
constitucional para desenredar el entramado político-económico del
experimento neoliberal. Una convención que contempla a los pueblos
indígenas y, por primera vez en el mundo, paritaria entre hombres y
mujeres. Esa expectativa de cambiar las reglas, de mover los límites de lo
posible, permite esperanzarnos.

A partir del “estallido social” o, también llamada “revuelta de Chile”,


comenzó un nuevo ciclo histórico que demanda repensar los procesos
pedagógicos. Aún recuerdo cuando comenzó la revolución del torniquete
en nuestro país, una serie de emociones nos remecieron (Silva-Peña, Paz-
Maldonado; 2019). Comencé la relectura de "pedagogía de la esperanza"
(Freire, 1993). Ese libro de Paulo Freire lo escribió como un
"reencuentro con la pedagogía del oprimido". Y es que justamente lo que
emergió ese octubre crítico fue la esperanza de la transformación de
nuestro país. Fue, también, una respuesta al abuso perpetuado durante

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muchos años. Entonces, es un pueblo oprimido que logra romper sus
cadenas atávicas a través de la esperanza. ¿Qué más freireano podría ser?

Aprender la esperanza, así titulé una columna publicada ese mes de


conmoción (Silva-Peña, 2019). Y algo que aprendí durante la escritura
fue la existencia del verbo esperanzar. Entonces, encontré aún más
sentido a las palabras de Freire. Porque cuando él nos habla de la praxis
como aquella unión entre la palabra y la reflexión (Freire, 1975), estamos
frente a ese proceso de construcción sociopolítica que nos hace transitar
desde el espacio de opresión la generación de un mundo nuevo, un
mundo mejor.

Al igual que Freire habla de la libertad, la esperanza “no es una palabra


más, hueca, mitificante. Es praxis, que implica la acción y la reflexión
sobre el mundo para transformarlo” (Freire, 1975, p. 84). Para mí, en
este Chile que está naciendo, el rol de la educación debe contemplar la
esperanza en forma de verbo. Entonces, esperanzar es praxis al unir
reflexión con acción, transformando el proceso educativo. Como
educadores y educadoras tenemos un rol político. Esperanzar es parte
fundamental de ese rol.

La referencia a lo político la hago desde la necesidad que tenemos hoy de


repolitizar los espacios educativos (Silva-Peña, et al. 2021); entendiendo
la política como el proceso de construcción de relaciones (Arendt, 2018).
Comprendiendo a esa repolitización como esa forma de reconstruir una
red de relaciones para la transformación de nuestros mundos. Como
formador de docentes, esperanzar también significa poner al centro de la
educación la justicia social (Silva-Peña, 2021).

Hoy, la invitación es a esperanzar a otros y otras, a esperanzar/nos. Un


proceso que se encarna en el acto educativo, ahí, en el aula, en la
plataforma virtual, en la escritura. Hablamos de una pedagogía de la
esperanza como la acción cotidiana, no es la esperanza como deseo, de
algo, quedándome a "la espera de". La convocatoria a esperanzar es, el
llamado a la transformación cotidiana de la que todos somos parte.

Referencias

Arendt, H. (2018). ¿ Qué es la política? Barcelona: Paidós


Freire, P. (1975). Pedagogía del oprimido. 14° ed. México. Edit: Siglo XXI.
Freire, P. (1993). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la pedagogía del
oprimido. Editorial. Siglo XXI.

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Silva-Peña, I., y Paz-Maldonado, E. (2019). Una reflexión acerca de la
indagación narrativa autobiográfica en formadores/as de docentes para
la justicia social. Revista Perspectiva Educacional. 58(2), pp. 169-189.
Silva-Peña, I. (2019). Aprender la esperanza.Cooperativa.
http://dlvr.it/RH4ZFS
Silva-Peña, I. (2021). Justicia social como eje de la formación inicial
docente. I. Silva-Peña, M. A. Oliva, O. Espinoza y E. Santa Cruz
(Eds.). Estallido Social en Chile. Lecturas sobre discriminación y desigualdad
educativa. (pp. 207-221). Edit: UTEM.
Silva-Peña, I., Hizmeri-Fernández, J., Hormazábal-Fajardo, R.,
González-García,G., Rojas-Rodríguez, B. y Jara-Illanes, E. (2021).
Repolitización de la formación docente post pandemia. Romero
Jeldres, M. y Tenorio Eitel, S. (Eds). La Educación en Tiempos de
Confinamiento. Perspectivas de Lo Pedagógico. (pp. 509-534) UMCE.

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