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PSICOTERAPIA EN

DEPENDENCIAS Y ADICCIONES
TRANQUILIZANTES

INTEGRANTES:
1. WILSON SATANA
2. EVELYN SANY
3. KARLA CHAMBA
4. NATHALY BEDOYA
5. WILLIAM GUAMAN
6. SILVIA SIZA

21 DE OCTUBRE DE 2021
DOCENTE: MSC- ESTEBAN RICAURTE
TRANQUILIZANTES
Los medicamentos depresores, a menudo llamados tranquilizantes, sedantes o
depresores del sistema nervioso central, hacen más lenta (o "deprimen") la actividad
normal que se desarrolla en el cerebro y en la médula espinal. Cuando los
tranquilizantes recetados no se toman tal como lo indica el médico, puede causar
problemas graves y hasta se vuelven peligrosos. Sí, es posible morir por tomar
tranquilizantes en forma indebida. El riesgo de sobredosis y muerte aumenta cuando los
tranquilizantes se combinan con alcohol o con otras drogas.
Sobredosis:
Dosis más altas causan síntomas más graves, incluyendo:
Estupor (las personas puede ser despertada sólo temporalmente y con
dificultad).
Respiración muy lenta y superficial.
Finalmente muerte (principalmente con barbitúricos).
Cuando una persona sufre una sobredosis de depresores del SNC, con
frecuencia su respiración se hace más lenta o se detiene por completo. Esto
puede reducir la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que se conoce
como hipoxia. La hipoxia puede tener efectos cerebrales de corta o larga
duración y efectos sobre el sistema nervioso, los que incluyen el estado de coma
y daño cerebral permanente.
Paralelamente a estos datos, han aumentado las muertes por sobredosis, en el año
2013 en USA murieron por sobredosis de medicamentos 22.767 personas y el 31% lo
fueron por benzodiacepinas. El 18 de febrero de este año 2016, se han publicado los
datos por causa de sobredosis por benzodiacepinas. (Increasing Benzodiazepine
Prescriptions and Overdose Mortality in the United States, 1996–2013).
Esto sucede debido a que no se obedece la dosis prescrita por el médico, la aumentan
por su propia cuenta, pero el problema es que a las mismas dosis no todas las personas
responden igual y mientras para unas, esta sobredosis puede ser más o menos
tolerable, para otras ser causa de muerte, y esto se debe a las variantes genéticas de
cada persona. Las benzodiacepinas, en su mayoría se eliminan por enzimas del hígado,
pero las personas que tienen alteraciones genéticas que confieren a las enzimas menos
actividad, eliminarán las benzodiacepinas mucho más lentamente y por lo tanto se irán
acumulando y podrán producir efectos de sobredosis, aún con dosis correctas o
ligeramente aumentadas.
Estamos en el siglo XXI, disponemos de la Farmacogenética que informa de forma
personalizada si un paciente puede tolerar cada medicamento a las dosis habituales o
necesita más o menos dosificación, o es mejor no prescribirle este medicamento y
buscar una alternativa terapéutica.
¿Cómo se trata una sobredosis de depresores del SNC?
El flumazenil (Romazicon®) es un medicamento que el personal médico puede
administrar para tratar la sobredosis de benzodiacepina, y también ha resultado eficaz
en el tratamiento de sobredosis de medicamentos para dormir. Es posible que el
flumazenil no revierta completamente la respiración lenta, y podría causar convulsiones
en algunos pacientes que están tomando ciertos antidepresivos. La acción del
flumazenil es de corta duración y el paciente puede necesitar más del fármaco cada 20
minutos hasta que se recupere. En el caso de los barbitúricos y los medicamentos no
benzodiacepínicos, se debe vigilar la temperatura corporal, el pulso, la respiración y la
presión arterial mientras se espera que la droga se elimine del organismo.
Tolerancia:
Es un proceso a través del cual una cantidad de dosis de droga va provocando
en efecto progresivamente cada vez menor a la medida que se va repitiendo dicha
administración, es igual a que un proceso obliga ir aumentando sucesivamente el
consumo de las dosis según se van repitiendo las administraciones para producir un
efecto original. Este proceso ha sido atribuido a una adaptación meramente fisiológica
como única variable que es capaz de controlar dicha magnitud y así como el transcurso
del desarrollo de dicho proceso (la tolerancia), cada vez requiriendo consumir dosis
mayores para así ir manteniendo el mismo nivel de efecto, como consecuencia se
origina un proceso físico y psicológico, que hace que sea netamente necesario ir
aumentando la dosis de forma sucesiva para ir consiguiendo resultados similares o
efectos, (Esther, Laura, & Mayra, 2021).
Tranquilizantes:
Se dividen en dos grupos: mayores y los menores. Los mayores también
llamados neurolépticos en base a sus atributos farmacológicos, o antipsicóticos en
relación a sus efectos clínicos; los segundos llamados ansiolíticos, éstos se utilizan con
fines sedantes e hipnóticos, además incluyen a los glicoles así como el meprobamato,
a algunos antihistamínicos como las benzodiacepinas y la hidroxicina, (Ramirez, 2018).
Antipsicóticos:
Se prescriben para el tratamiento de una gran cantidad de problemas
neuropsiquiátricos. Los antipsicóticos no producen adicción, sin embargo, si se produce
una interrupción repentina en su administración, puede llegar a producir en las personas
tolerancia. La tolerancia a los antipsicóticos está estrechamente relacionada con el
efecto sedante. Se suscita una tolerancia a los efectos de sedativos del fármaco que es
más rápido, lo que va llevando al consumo con un escalamiento de dosis a fin de ir
logrando la sedación deseada con mayor rapidez posible, (Quispe, Huanco, & Cruzado,
2021).
Benzodiacepinas:
Los esfuerzos por ir clarificando los mecanismos cerebrales asociados a los
efectos terapéuticos de las benzodiacepinas se han concentrado en los
neurotransmisores, llegando a actuar con determinadas sustancias del cerebro, éstas
son las que transmiten mensajes a las células cerebrales (neurotransmisores), además
tienen un efecto relajante en algunas funciones del cerebro, reduciendo así la excitación
de muchas neuronas. El consumo de benzodiacepinas con regularidad, va generando
un efecto ansiolítico, dicho efecto de duración es de pocas semanas y poco a poco va
perdiendo la eficacia. Con el tiempo necesitará de dosis más altas para que pueda ir
consiguiendo el efecto deseado, llegando un momento en que ésta llegue a funcionar y
necesite del consumo de mayores dosis, así sucesivamente, denominando a este
proceso como tolerancia, (Ramirez, 2018)
Abstinencia:
Los síntomas aparecen de 24 a 12 horas, depende el impacto de la droga o
sustancia y de la dosis.
Los pacientes que han ingerido tranquilizantes por un periodo prolongado de tiempo
presentan a menudo problemas para poder conciliar el sueño. Al interrumpir la utilización
del fármaco, se presentan síntomas leves como la abstinencia
Nerviosismo y ansiedad al dormir
Pacientes sienten que duermen pero que no descansan por ende la calidad del
sueño es baja.
sueños como pesadillas, Sueños perturbadores
la persona al levantarse se muestra irritable.
Síntomas graves:
Ritmo cardiaco rápido.
Taquicardia.
Saturación alta.
Confusión
En ocasiones convulsiones
Deshidratación.
Delirios.
Alucinaciones visuales y auditivas.
Angustia, ansiedad
En el caso de a tomado dosis elevadas la interrupción abrupta produce una reacción
grave y puede ser potencialmente mortal parecida a la abstinencia alcohólica. El
paciente con síntomas graves debe ser hospitalizado para observación de que se
produzca una reacción grave.
Margen de Seguridad:
“El margen de seguridad hace referencia a la cantidad de droga que se debe
aplicar para provocar un efecto deseado y no causar un efecto indeseado” (Enrique O.,
2020). Es decir, hace referencia a la dosis normal que una persona promedio podría
aguantar sin que esto afecte su organismo de manera letal o su estado de conciencia.
En el caso de los tranquilizantes, “las benzodiazepinas tienen dosis prescritas
alejadas de las dosis peligrosas. Es por ello que las personas pueden ingerir cantidades
elevadas y no fallecer”(OMalley, 2020). Sin embargo, algo que si puede suceder, es
que al sobrepasar este margen de seguridad se produzca una sobredosis que causaría
consecuencias graves sobre la salud del individuo; aún más si la persona es de edad
avanzada, ya que el margen de seguridad disminuye. Otra situación que puede llevar
a una sobredosis es cuando se combina las benzodizepinas con licor.
Para evitar o reducir el riesgo de una sobredosis es necesario que al paciente se
le indique “dosis mínimas eficaces, asi como cursos cortos e intermitentes de
tratamiento. Se debe informar al paciente que de 2-3 semanas de tratamiento se debe
conseguir la eliminación total de los síntomas, pues no se reciben beneficios adicionales
al prolongar el tratamiento”. (Vantour, Aroche, Bestard y Ocaña, 2010)
Al tener el paciente una prescripción adecuada del consumo y ceñirse a las
respectivas instrucciones, dificilmente estará traspasando el margen de seguridad por
lo que disminuye la probabilidad de una sobredosis.
Es importante tener en cuenta que las benzodiazepinas pueden clasificarse
según su semivida de eliminación plásmica en cuatro grupos: (Vantour et al., 2010)
Compuestos de duración ultracorta (semivida menor de 6 horas)
Compuestos de duración corta (semivida menor de 12 horas)
Compuestos intermedios (semivida entre 12 y 24 horas)
Compuestos de acción larga (semivida mayor de 24 horas)
Esta información es mucha utilidad ya que al relacionarla a la respuesta cuantal
(frecuencia) y a la respuesta gradual (intensidad) se tiene un contexto más amplio de
cúanto del margen de seguridad fue sobrepasado y cuál será el procedimiento a seguir
para la desintoxicación.
Lo tranquilizantes administrados de manera adecuada, dentro del margen de
seguridad, causarán los efetos deseados, aún en los casos de dosis sucesivas donde
se da acumulación, “esta se excretará en un 70 a 90% en la orina, mientras que el resto
será por las heces o a través de la bilis”(Salazar, Morán, Aguilera y Cevallos, 2006,
p.161). A diferencia de una sobredosis, donde debido a la dosis ingerida, será lenta la
desintoxicación del organismo llegando incluso a un estado de coma profundo.
En relación a los antipsicóticos, el margen de seguridad corresponde a una dosis
mínima eficaz que evite efectos adversos graves. Y dado que se utiliza ampliamente
para el tratamiento de dependencias las dosis dependerán de la enfermedad que se
requiere tratar. Por ejemplo, los dependientes de alcohol requerirán dosis menores, en
comparación a los fumadores de tabaco y consumidores de cafeína que requieren dosis
más elevadas.
“Aunque los efectos secundarios de los nuevos antipsicóticos son menores que los
clásicos, requiere igual cuidado su administración, ya que podría llevar al adicto al
consumo como forma de controlar los síntomas y favorecer el incumplimiento del
tratamiento” (Ochoa, 2003).
Los antipsicóticos, aplicados al uso de los trastornos de la personalidad y de
alteraciones conductuales, requerirá de un menor tiempo de utilización y menos dosis,
en función de la reacción, avance y tolerancia. “La dosis utilizada es menor para tratar
síntomas conductuales que para tratar síntomas psicóticos” (Ochoa, 2003).
Síntomas:
Los depresores del sistema nervioso o tranquilizantes son un espectro de
sustancias farmacológicas y estupefacientes (alcohol), cuya función es ralentizar ciertas
funciones del sistema nervioso central y periférico. Todo esto se realiza por medio de
aumentar la actividad del ácido gamma aminobutírico (GABA), que es el
neurotransmisor encargado de inhibir la transmisión de los impulsos nerviosos en
situaciones de activación del sistema nervioso (NIH, 2021). Es decir, sus efectos son
de tipo calmantes o hipnóticos, es decir; generan una sensación de tranquilidad,
ralentizan las funciones cerebrales y cognitivas a la vez de generar reacciones similares
a las esperadas en el estado de reposo (NIH, 2021).
La clasificación psiquiátrica y toxicológica explica que estos medicamentos y el
alcohol en dosis pequeñas tienen propiedades analgésicas, sedantes o inclusive
funcionales para el tratamiento de estados de ansiedad, problemas relacionados con el
sueño (considerando la interacción del GABA con la melatonina) (Schepis et al., 2020,
p. 193). Es necesario entender que los síntomas pueden variar en intensidad e inclusive
la dosis media tóxica en algunos es mucho menor, por ende, los tranquilizantes se
dividen en tres grupos principalmente: El alcohol como droga, barbitúricos,
benzodiazepinas e hipnóticos no benzodiacepínicos (NIH, 2021). Si bien presentan
mecanismos similares el momento de atravesar la barrera hematoencefálica su nivel de
acción si varía, siendo considerada el grupo de las benzodiazepinas como el más
riesgoso de todos junto con el alcohol (Serrano Corona et al., 2019, p. 196).
Esta familia de medicamentos psiquiátricos o el alcohol cuyo principio activo es
muy parecido, tienen un índice de probabilidad a la adicción y resistencia al compuesto
activo muy alto, es decir el uso indiscriminado de este espectro farmacológico puede
generar graves consecuencias que van desde la adicción hasta la muerte por
intoxicación o efectos adversos como interferencia tóxica con otros compuestos
farmacológicos o químicos (NIH, 2021).
Es así como, basándose en la sintomatología o signos a observarse en el
consumo esporádico o recurrente de este tipo de fármacos o drogas, se observa una
obvia ralentización de las funciones en general del SNC , incluyendo funciones
consideradas involuntarias como el ritmo respiratorio y disminución en la presión arterial
, lo cual explica que la sintomatología no relacionada al ámbito cognitivo, psicológico o
motor es la más obvia para poder detectar el consumo de estas sustancia (Schepis et
al., 2020, pp. 194–195).
De manera ya más específica , los síntomas más comunes que se presentan en
personas con intoxicación o consumo de estas sustancias son: habla distorsionada
(dicción afectada, lentitud en la pronunciación, prosodia confusa), hipoprosexia es decir
baja en el foco atencional y en las funciones relacionadas a la atención, confusión
especialmente relacionada al ámbito espacial, cefaleas, mareos, problemas motrices
obvios en la coordinación mano-ojo y en el acto de caminar, adormecimiento y labilidad
emociona (NIH, 2021).
Si se considera, la sintomatología anteriormente expuesta la ingesta de
tranquilizantes genera una alteración relacionada con la lentitud de ciertos procesos en
el SNC y el SNP, con repercusiones en el ámbito físico y psicológico (Schepis et al.,
2020, pp. 191–192). En lo que respecta, a la sintomatología en situaciones de
intoxicación o sobredosis con este tipo de fármacos o con el alcohol se puede observar:
estupor, coma, bradicardia, convulsiones, alucinaciones, confusión, amnesia y la muerte
(Schepis et al., 2020, pp. 193–194).
Es decir, la medicación en dosis superiores a la media tóxica según la
farmacología podría generar efectos o sintomatología antagónica inclusive como
taquicardia, excitación motora y aumento en la temperatura (NIH, 2021). En síntesis,
los síntomas mencionados en este punto, son aquellos que se esperaría en una
sobredosis o inclusive durante el síndrome de abstinencia en personas con algún tipo
de adicción a este grupo de fármacos (NIH, 2021).
Diagnóstico:
Determinar un diagnóstico en una adicción a las drogas (trastorno de consumo
de sustancias) demanda una indagación sumamente importante, constando de una
evaluación a carga un psicólogo, psiquiatra o terapeuta en adicciones. Los exámenes
de laboratorio, como los de orina y sangre, se manipulan para evaluar el consumo de
drogas, aun así, no pueden diagnosticar la adicción. Asimismo, dichas pruebas se
utilizan para intervenir en un control en el tratamiento y la recuperación (Research,
2021).
No se puede aseverar que se sepan las peculiaridades del consumo de drogas
en las personas. Sin obstante, no existe ninguna cura para el consumo de sustancias y
drogas, las diferentes modalidades y expectativas de tratamiento pueden ayudar a salir
de una adicción y a conservarse alejado de las drogas (Ramírez, 2006).
Criterios para un Diagnóstico:
Deseo persistente
Síndrome de abstinencia
Tolerancia
Fracaso causado por el consumo de la sustancia
Craving
Empleo abusivo de tiempo de actividades relacionadas con el consumo o la
obtención de dicha sustancia
Reducción o abandono de actividades sociales, laborales o recreativas
Consumo mayor que originalmente
Consumo a pesar de los efectos negativos
Aparición de problemas sociales relacionados con el consumo (González, 2019).
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