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"VOLVER A DÓNDE", DE MUÑÓZ MOLINA

Rafael Rattia

Iré "directo al grano", como suele decirse de acuerdo con el lugar común. Vuelve
el insigne Maestro de las letras españolas Antonio Muñóz Molina al desafiante y
complejo reto de narrar lo imposible. Esta vez se trata de su más reciente novela
cuyo sugerente enunciado titula un "enigma". VOLVER A DÓNDE. Novela. Seix
Barral editores, septiembre 2021, Barcelona-España, 332 páginas.

La escueta sinopsis que a modo de prolegómenos da inicio al torrente de un poco


más de tres centenares de páginas intenta sintetizar a mi modo de ver
infructuosamente el extenso y dilatado entramado temático de la novela;
empero, no nos detengamos en esa pequeñas bagatelas e insuficiencias de la
editorial y vayamos a lo nuestro que en el fondo es lo que le interesa al lector.

Puede decirse, sin temor a yerro alguno, que la novela de Muñóz Molina, es la
primera gran novela de la postpandemia que se escribe desde los más recónditos
socavones de la mnemósine teniendo como eje transversal de su poderoso
discurso narrativo un tempus mnémico fundado en la nostalgia de una arcadia
paradisíaca y feliz que el novelista sitúa en la niñez del sujeto actancial novelesco.

En la novela, la dimensión temporal del relato de largo aliento, tres meses son
suficientes para recuperar y aprehender con vigorosos y potentes recuerdos un
pretérito familiar que sirve de coartada narrativa para rememorar el devenir
retrospectivo de una España que se resiste a desaparecer del todo en el volkgeist
que representa una familia campesina que persiste en el imaginario de la parentela
paterna del narrador. Los atardeceres y los ocasos desde un balcón del Madrid
acezante de una nueva normalidad planetaria aparentemente sin precedentes en
el pasado de los siglos cercanos a la contemporaneidad sanitaria que padece la
especie humana en este recodo de la civilización occidental llamado Euopa. La
memoria y sus corolarios (los recuerdos) se erige en este plausible artefacto
narrativo en un leit motiv que "vuelve con el ritmo de infatigables olas y son
lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve" como en el poema
Preludio del clásico solitario y suicida José Antonio Ramos Sucre. Una efemérides
memorable del calendario cristiano como lo es el 13 de junio, día de San Antonio
de Padua, mismo del topónimo del narrador Muñóz Molina sirve de pretexto para
el "yo narrador" efectúe una llamada telefónica a su madre con el propósito de
felicitarle encontrándose con la súbita e insólita sorpresa de una madre abstraída,
con la mente como en blanco, escindida de sí misma; acaso un atisbo de un
inminente Alzheimer que planea en lontananza en la mente de la madre. A todo
evento, es imperativo categórico insoslayable del narrador a las velas del barco de
la memoria para no sucumbir al naufragio que acecha a todo ser vivo aquejado de
temporalidad... esa enfermedad incurable que pende sobre las cabezas de todo
animal de costumbre sometido a los dictámanes del tiempo histórico que es el
tiempo de toda novela que se precie de tal. El narrador se apresura sin pérdida de
tiempo y cita a modo de intercalación paratextual al indiscutible padre de la
novela moderna Don Quijote de La Mancha donde ..."suena el cuerno de un
pastor que lleva de recogida una piara de cerdos". El confinanmiento y el literal
aislamiento por los deletéreos efectos tanatocráticos que deja tras de sí la
Pandemia global que asuela a la especie humana obliga a los humanos a avenirse
con las últimas casamatas de homo rationalis-ludens: la presentización del
pretétiro por la memoria; a eso es lo que llaman los hermeneutas de la novela un
ars narrandi. Si Juan Carlos Onetti estuviera vivo estoy plenamente seguro que se
habría levantado de su sempiterna cama de lecteur y, a no dudarlo, no vacilaría
en llamar por teléfono a Muñóz Molina para susurrarle un guiño al oído por la
existencia del puerto de Santa María, esa topofilia de la invención novelada que
se prolonga y extiende hasta nuestros melancólicos días signados por el
interminable asedio del virus de Wuhan.

En estos tiempos de hiperconectividad en tiempo real y de interaccionalismos


plurisubjetivos, de interacciones dialogales a través de insospechadas e insólitas
plataformas digitales de comunicación, el novelista confiesa preferir mil veces la
tradicional llamada telefónica por voz prescindiendo de la ultrasocorrida
videoconferencia y/o videollamadas porque, según él, estas últimas le restan ese
no se qué de intimidad a la comunicación bidireccional entre hablantes que sí
garantiza una simple llamada telefónica.
Un balcón en las horas vespertinas del Madrid asediado por "la peste negra" del
virus de Wuhan, desde donde el narrador reiventa el Parque El Retiro, La Puerta
de Alcalá, Cibeles, La Gran Vía, con una perturbadora capacidad persuasiva en lo
tocante al manejo y pleno dominio del minucioso detalle en la descripción de
tramas y subtramas que van fluyendo en las torrenteras riadas del narrar. La
plasticidad verbal del estro narrativo que mana del poder linguistico de "VOLVER
A DÓNDE" es tan sólo un rasgo distintivo que atrapa al lector para no soltarlo por
largos folios una vez que el autor se apodera de la atención del leyente. Una
pequeña muestra de ello es esta perla: "Madrid tenía amplitudes desiertas y
llenas de silencio como de una ciudad báltica en invierno, de antigua capital
austrohúngara en un país comunista de los años cincuenta". Así describe Muñoz
Molina el Madrid espoleado por la pandemia. La lectura gozosa y plancentera de
esta novela también contiene ex aequo inquietantes pasajes donde el lector es
sumergido en estados de sensación de encierro y aislamiento donde la
cancelación de la vida regida por sus normalidades automáticas se convierte en
una aplastante realidad que apabulla y desconcierta la dinámica socio-
antropológica conocida hasta la llegada de la nueva posthistoria.

"Yo nunca había oído tantos gorriones en el centro de Madrid". Incluso, bandadas
de vencejos se desplazaban a sus anchas por los cielos de madrid... La veracidad y
verosimilitud del relato jamás juega en desmedro de la belleza lo narrado.
Aplaudo a rabiar y a pie juntillas, enhorabuena, el advenimiento al mundo édito
de esta pieza narrativa fundamental de la Obra abierta y en constante forja del
universo novelesco de una de las más sólidas voces del actual panorama narrativo
de habla hispana.

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