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abarca el primer capítulo del Evangelium Vitae, el cual en su inicio podemos ver
un relato de Caín y Abel, dos hermanos, uno de ellos cegado por la envidia e
influenciado por el enemigo fue capaz de asesinar a su sangre, se trata de Caín a
su hermano Abel. También se centra en el tema de la creación, Dios creó al
hombre a su imagen y semejanza más por envidia del diablo entró la muerte en el
mundo, y la experimentan los que le pertenecen, tenemos a un hombre con una
parte mala, y gracias a esto abunda el rencor y la envidia.
El sexto mandamiento nos dice: “no mataras” dos palabras que contiene un
valor y cuando se trata de un ser humano inocente, aún más, se considera una
falta grave de moralidad cuando el hombre extermina la vida de otro ser humano,
sea cual sea el fin, es una desobediencia grande para nuestro Señor.
De manera hipócrita nos hacen entender que es el ser humano debe ser
respetado desde su concepción pero amparan el aborto. Se habla también de las
técnicas de diagnóstico prenatal, moralmente licitas cuando están exentas de
riesgos tanto para el niño como para la madre, que están orientadas a posibilitar
una terapia precoz o favorecer una aceptación del niño por nacer.
Para concluir, este capítulo habla del propósito de Dios y del hombre,
menciona el respeto a la Vida “Cuanto atenta contra la vida -homicidios de
cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado-;
cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las
mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar
la mente ajena; cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones
infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud,
la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales
degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin
respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana: todas estas
prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización
humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente
contrarias al honor debido al Creador.”