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La sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo, este es el título que

abarca el primer capítulo del Evangelium Vitae, el cual en su inicio podemos ver
un relato de Caín y Abel, dos hermanos, uno de ellos cegado por la envidia e
influenciado por el enemigo fue capaz de asesinar a su sangre, se trata de Caín a
su hermano Abel. También se centra en el tema de la creación, Dios creó al
hombre a su imagen y semejanza más por envidia del diablo entró la muerte en el
mundo, y la experimentan los que le pertenecen, tenemos a un hombre con una
parte mala, y gracias a esto abunda el rencor y la envidia.

Hoy en día estamos en una sociedad inmersa en el pecado aunado a esto


diferentes formas de destrucción al prójimo, dotadas de potencial mortífero
enorme y creciente, que configuran la cultura de la muerte vista desde la iglesia.
Es bien sabido que Dios es el único encargado de decidir el inicio y el final de
cada persona sobre la tierra, por ende, ninguna otra persona tiene el derecho de
asesinar a otro ser humano y de atribuirse este derecho, ante la iglesia y ante los
ojos de Dios, es un pecado grave.

El sexto mandamiento nos dice: “no mataras” dos palabras que contiene un
valor y cuando se trata de un ser humano inocente, aún más, se considera una
falta grave de moralidad cuando el hombre extermina la vida de otro ser humano,
sea cual sea el fin, es una desobediencia grande para nuestro Señor.

Durante este primer capítulo, se cita el libro de génesis donde se aprecia el


interrogatorio que nuestro Señor le hace a Caín tras asesinar a su propio
hermano, el cual nos da a entender que no fue Dios quien hizo la muerte, o la
destrucción de los seres humanos, sino que la raíz de este mal fue la historia de
estos dos hermanos, hijos del pecado. La intención de estas palabras escritas por
Juan Pablo II, es el de ser una confirmación precisa y firme del valor de la vida
humana y de su carácter invaluable, pero al mismo tiempo, es una llamada de
esperanza, a defender, respetar, amar y servir a la vida.

Es propio reconocer que esta sociedad envuelta en el pecado fácilmente


arropa al hombre, que lo hace perderse perdiendo su norte y teniendo presente
que está mal, sin embargo lo sigue haciendo, dejando a un lado a Dios y solo
teniéndolo en frente es capaz de reconocer sus pecados y pedir perdón.

Hablamos de una sociedad que permite lo impermisible, la sexualidad se


dejó de ver como un tabú y es hoy en día un placer egoísta del ser humano, no
toman medidas de prevención sin mencionar el hecho de que le temen más a un
embarazo que a una enfermedad; el aborto en la actualidad el algo frecuente
donde doctores se prestan para realizar este acto tan atroz, de quitar la vida a un
ser humano indefenso y son la leyes que han promovido y dado paso al aborto
como una estrategia legal otra evidencia de que el mundo está corrompido por la
maldad.

De manera hipócrita nos hacen entender que es el ser humano debe ser
respetado desde su concepción pero amparan el aborto. Se habla también de las
técnicas de diagnóstico prenatal, moralmente licitas cuando están exentas de
riesgos tanto para el niño como para la madre, que están orientadas a posibilitar
una terapia precoz o favorecer una aceptación del niño por nacer.

El Evangelium vitae también toca el tema de la eutanasia, otra manera de


“ser Dios” porque es una acción que causa la muerte. Esta acción le da el derecho
a un ser humano de decidir sobre la vida de alguien más e incluso es el afectado
quien también puede decidir comúnmente lo conocemos como “acuerdo
anticipado” documento donde la persona establece que en caso de tener cualquier
tipo de accidente y queda en estado de coma por mucho tiempo, su último deseo
es que este sea desconectado, otro acto que demuestra el rechazo u olvido de su
relación con Dios, creyendo contar con el derecho de decidir sobre la propia vida
en plena y total autoridad.

La eutanasia es una grave violación a la ley de Dios, porque implica la


muerte, algo moralmente inaceptable, porque es solo Dios el que posee este
poder y, por lo tanto, no se puede jugar a ser Dios. En sí, el aborto y la eutanasia
es un tema con muchas opiniones dependiendo de cada persona, muchos están
de acuerdo y otros lo consideran inaceptable, Dios es el único que nos dará esta
respuesta y esa respuesta está en la biblia, por ende, el estar más cerca de Dios
nos ayuda a tener una sociedad más limpia, una sociedad sin influencias
malignas, sin reclamar el derecho de tomar la muerte por nuestras propias manos.

Para concluir, este capítulo habla del propósito de Dios y del hombre,
menciona el respeto a la Vida “Cuanto atenta contra la vida -homicidios de
cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado-;
cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las
mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar
la mente ajena; cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones
infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud,
la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales
degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin
respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana: todas estas
prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civilización
humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente
contrarias al honor debido al Creador.”

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