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Curso OCRA
Índice de Contenidos
La palabra “Ergonomía” deriva del inglés “Ergonomics”, que a su vez proviene del
griego “ERGON” (trabajo) y NOMOS (ley). Una palabra con raíces análogas fue
utilizada por primera vez por Jastrzebowski en un periódico de Polonia en 1857.
Podemos fijar la aparición de la ergonomía como tal a partir del año 1940,
considerándose entonces el concepto estrechamente relacionado con el análisis de
los sistemas persona-máquina; esta disciplina presenta en la actualidad un enfoque
más amplio que trata aspectos tanto fisiológicos como psicológicos, técnicos y
organizativos de la interacción entre trabajo humano y entorno. La Ergonomía
contemporánea, resuelta a analizar y diseñar sistemas, en EE.UU. se denomina
Macroergonomía.
El enfoque sistémico de la ergonomía debe tenerse en cuenta para que el objeto del
análisis, de la evaluación y del diseño, por simple que sea, se represente siempre
considerando todas las interrelaciones previsibles. La ergonomía no consiste
únicamente en diseñar un asiento o cualquier otro objeto, sino que también implica
considerar su impacto global respecto al operador/usuario, al entorno y a la
organización del trabajo.
Aquí queremos simplemente subrayar que estas normas incluyen desde el riesgo de
movimientos manuales, las fuerzas límite y las medidas antropométricas, hasta las
modalidades de diseño de tareas y puestos de trabajo, de diseño de tareas
repetitivas, de espacios de tránsito, etc.
La competencia creciente que existe en el ámbito industrial exige que las empresas
aumenten continuamente su productividad para permanecer competitivas, y que
adecuen su producción de manera flexible a las necesidades del mercado para
ofrecer productos de alta calidad.
Para alcanzar estos objetivos la empresa debe, cada día más, potenciar las
capacidades de los empleados, implicándolos en el proceso de mejora de las
actividades. Ya no basta con emplear sólo las manos: el corazón y el cerebro del
trabajador tienen que estar también implicados mediante la creación de puestos de
trabajo que respeten al operador y demanden confiar en sus capacidades.
“La Fábrica del Futuro” requiere un entorno laboral bueno, que respete los recursos
humanos sin entrar en contradicción ni lastrar los objetivos de alta productividad;
al contrario: la buena ergonomía del puesto de trabajo está convirtiéndose en un
requisito para poder conseguir altas cotas de Productividad, Calidad y Flexibilidad.
Esta evolución del trabajo industrial requiere, entre otras muchas cosas, ampliar el
rol del técnico de Métodos y Tiempos y potenciar sus conocimientos.
El técnico tiene por tanto que determinar el método de trabajo que debe seguirse y
diseñar el puesto de trabajo según criterios de ergonomía y productividad,
asegurándose que esto produzca el nivel de calidad óptimo del producto.
Los estudios epidemiológicos más relevantes a nivel internacional les atribuyen, con
casi total certeza, un nexo de causalidad con algunas patologías de los miembros
superiores como la tendinitis y el síndrome del túnel carpiano. Estos métodos de
estudio y evaluación de factores de riesgo como la postura y la fuerza (que
contribuyen a la sobrecarga biomecánica de los miembros superiores);
corresponden a métodos reputados pero también complejos de aplicar y en general
utilizables sólo en laboratorios específicamente equipados para ello.
La utilización del método OCRA requiere una formación específica, que debería ser
llevada a cabo preferentemente por personas con experiencia en el análisis de
puestos de trabajo y en organización del trabajo. El empleo óptimo de este método
requiere la constitución, en la empresa, de un grupo “interdisciplinar” encargado de
analizar, permanentemente, esta problemática. Este grupo debería estar
compuesto por los siguientes cargos: técnico de Métodos y Tiempos, proyectista de
líneas e instalaciones, y técnico del servicio de prevención. Es también deseable
que cada jefe del departamento involucrado en el estudio participe, de tanto en
tanto en los análisis y en las discusiones sobre las soluciones propuestas.
Puede resultar útil para el médico especialista censar los casos de WMSDs -primero
mediante instrumentos de exploración anamnésica y luego con instrumentos de
exploración clínica- en tareas y/o puestos de trabajo caracterizados por
movimientos repetitivos. Las prevalencias obtenidas, comparadas a las de una
población de referencia no expuesta, constituirán una información útil para conocer
la tipología del problema dentro de la empresa por departamentos y/o por áreas.
Paralelamente, habrá que analizar también en detalle los puestos que hayan
obtenido un riesgo “bajo” o “ausente” para que permitan después reintegrar los
trabajadores con patologías de las extremidades superiores.
Para los trabajadores que ya padecen WMSDs será necesario analizar la relación
riesgo/daño mediante el cálculo de los índices OCRA de sus puestos de trabajo
actuales y, si fuera posible, de los puestos ocupados en la empresa en los últimos
10 años. En algunos casos también podrá resultar útil estimar la exposición a
Este estudio de la relación riesgo/daño debe ser efectuado para que el médico
especialista pueda declarar, ante la autoridad competente, una sospecha o certeza
de enfermedad profesional.
• Actividades laborales con tareas por ciclos durante casi todo el turno,
-independientemente de su duración-, y que requieren la utilización
de las extremidades superiores
Factores de Riesgo
• Frecuencia de acción elevada (repetitividad 1)
• Uso excesivo de fuerza
• Postura y movimientos de las extremidades superiores o
• estereotipados (repetitividad 2)
• Falta de períodos de recuperación adecuados
Hay que añadir a estos elementos críticos factores “complementarios” que pueden
amplificar el riesgo.
3.2 El sistema MTM y su interacción con el análisis del riesgo por sobrecarga
biomecánica
Es necesario subrayar que los tiempos estándares MTM se refieren al tiempo que
emplea un operador (con un grado de habilidad y esfuerzo medio) para ejecutar un
determinado movimiento básico en condiciones normales. Estos tiempos no
incluyen ningún tipo de factor o coeficiente, como por ejemplo factores individuales
(Suplemento de Necesidad Fisiológica...), factores de fatiga (Efecto Debilitante...),
factores organizativos o de retraso (Falta de Material, Material Dañado, Material a
Descartar, etc.).
3.2.1 MTM-1
• Alcanzar (Reach)
• Agarrar / asir (Grasp)
• Mover (Move)
• Girar (Turn)
• Posicionar (Position)
• Ejercer Presión (Apply Pressure)
• Soltar (Release)
• Separar (Disengage)
Además, el MTM-1 describe movimientos del cuerpo, de las piernas, de los pies y
visuales, por lo tanto, no implican tan sólo a las extremidades superiores.
El procedimiento MTM-1 requiere que se asignen tiempos más elevados para los
movimientos que implican distancias elevadas, volver a agarrar el objeto, reajustar
la toma o aplicar presión/esfuerzo. Estas consideraciones señalan por sí mismas la
necesidad de mejorar el método de trabajo, señales que previsiblemente un
analista experimentado detectará en la fase de diseño.
3.2.2 UAS
• Coger y Colocar
• Colocar
• Manipular Medios Auxiliares
• Accionar
• Ciclos de Movimientos
Una acción técnica es algo parecido, -aunque no similar- a los movimientos básicos
del MTM-1 y a las secuencias de movimientos del UAS. Una acción técnica se define
como una acción ejecutada por las extremidades superiores y que implica una
actividad biomecánica compleja. La acción técnica implica por tanto, un cierto
número de movimientos individuales de músculos, tendones, ligamentos, etc.
Por lo general el método OCRA se interesa sólo por las acciones que implican a las
extremidades superiores, y no toma en cuenta las acciones visuales o las acciones
que implican otras partes del cuerpo (por ejemplo las extremidades inferiores). Al
proponerse evaluar la sobrecarga biomecánica de las extremidades superiores, la
forma principal de analizar las acciones técnicas es identificar cuántas de estas
acciones se realizan en una unidad de tiempo determinada (y en qué postura, etc.)
(más que analizar la duración de una acción técnica concreta).
En las tablas de este capítulo y en los capítulos siguientes se exponen en detalle las
diferencias y similitudes existentes entre el MTM y el OCRA para que el técnico
analista pueda valorar correctamente el número de Acciones Técnicas necesarias a
partir de sus conocimientos del análisis del trabajo. La Tabla 4.2 presenta en
particular una serie de definiciones -especialmente organizativas- útiles para el
desarrollo del análisis. Estas se derivan del método más clásico de diseño del
trabajo que se define genéricamente a partir de Métodos y Tiempos (metodología
casi siempre utilizada cuando se organizan tareas repetitivas manuales) y sus
variables (MTM, UAS, etc.).
tiene colapso.
El análisis organizativo que se sugiere aquí puede ser realizado utilizando las fichas
adjuntas 5.1, 5.2 y 5.3.
La ficha 5.1 sirve para indicar la duración del (de los) turno(s) de trabajo, la
presencia de factores fisiológicos y/o de descanso y en qué porcentaje, la
distribución en el (en los) turno(s) de las pausas y/o interrupciones de las
actividades programadas, la presencia y duración de la pausa del almuerzo, la
distribución media/subjetiva de otras pausas eventuales y/o interrupciones de
actividad.
La ficha 5.2 sirve para identificar y temporalizar los distintos tipos de tareas. En
particular, sirve para identificar los tiempos netos de trabajo repetitivo que existen
en un turno de trabajo y la distribución y duración de los tiempos de recuperación
derivados tanto de pausas oficiales -y de otras interrupciones de la actividad-,
como de tareas asimilables a tiempos de recuperación (control visual).
La pausa del almuerzo no debe ser contabilizada como tiempo de trabajo (a menos
que no esté contractualmente incluida en la duración del turno), sino que su
duración debe ser descrita como presencia.
Para cada tarea repetitiva, una vez que se haya identificado su duración real
(excluyendo todas las otras tareas no repetitivas o de control y las pausas o
interrupciones de actividad de más de 5 minutos), es necesario definir cuántos
elementos deben ser realizados por cada operador en un turno. La relación entre el
tiempo neto de trabajo repetitivo y el número de elementos que hay que realizar en
un turno permite determinar el tiempo neto de ciclo. Este dato es básico para
La ficha 5.3 presenta un esquema útil para registrar estos datos -tanto mediante el
cálculo del tiempo neto de ciclo de cada tarea repetitiva, como mediante la
cuantificación del tiempo de ciclo en rendimiento estimado de cada tarea repetitiva-
Ejemplo 5.A
En las fichas 5.1A, 5.2A y 5.3A se describe el trabajo realizado por un grupo de
operadores que alternan dos tareas.
El trabajo se desarrolla en dos turnos de 480 minutos cada uno; prevé una
interrupción para la pausa del almuerzo de 30 minutos para cada turno. El factor
descanso es 8% (38, 4 minutos) y se distribuye en 3 pausas: 2 de 15 minutos (en
la primera mitad de los turnos) y 1 de 8,4 minutos (en la segunda mitad de los
turnos) (ver ficha 5.1A).
El tiempo neto de tarea repetitiva es 321,6 minutos (excluyendo pausas y tareas
no repetitivas -abastecimiento, preparación, limpieza-) (ver ficha 5.2A).
Habiéndose estimado el tiempo neto de trabajo repetitivo y el número de
elementos/turno de cada tarea, se calcula el tiempo neto de ciclo (ver ficha 5.3A).
Como se trata de operadores que trabajan con rendimiento mayor (120), se evalúa
por último el número de elementos/turno incrementados y el tiempo de ciclo en
rendimiento estimado.
Ejemplo 5.B
En la ficha 5.2B se muestra una reconstrucción de tareas con turnos estacionales
en una distribución diaria ficticia y representativa de una empresa de fabricación y
envasado de productos alimentarios.
Se puede observar que, por lo general, en cada tarea repetitiva se debe calcular el
número de ciclos y la duración neta de cada ciclo. A menudo el número de ciclos
coincide con el número de elementos que hay que realizar en el turno.
Ejemplo 5.C
Hay que montar 440 pistones en 220 minutos en un turno de 8 horas
El montaje de cada pistón puede ser considerado como 1 ciclo
El ciclo dura 30 segundos (440 pistones en 220 minutos netos)
El valor se obtiene con la fórmula siguiente:
220 minutos X 60 (segundos por minuto)
440 elementos
Ejemplo 5.D
En este ejemplo la tarea consiste en rellenar una caja con varios objetos, en
cerrarla y sellarla. En este caso es aconsejable considerar que el ciclo es el tiempo
total de confección y sellado de la caja y no las acciones necesarias para colocar
cada objeto dentro de la caja.
Relleno de Coge objeto Repite
una caja (1 segundo) 20 veces
= Coloca el objeto en la caja
1 ciclo (1 segundo)_________________________________
(Tiempo: 43 seg.) Cierra la caja
Coge la caja 3 segundos
Deposita la caja sobre una tarima
Ejemplo 5.E
En este ejemplo la tarea consiste en rellenar una caja con huevos de Pascua. La
preparación de cada huevo requiere 60 segundos. Cada caja rellenada se retira y
se deposita sobre una repisa cada 20 minutos.
Trabajo 1 ciclo - coge un elemento 13 acciones
repetitivo (duración - coge una hoja técnicas cada
60 segundos):- coloca la hoja sobre la mesa 60 segundos
confección - coloca el elemento sobre
de un huevo la hoja
de Pascua - cierra la hoja
- envuelve la hoja alrededor del
elemento
- coge una cinta
- corta la cinta
- envuelve el elemento con la
cinta
- anuda la cinta
- fija la cinta
- coge el elemento
confeccionado
- coloca el elemento
confeccionado en la caja
Ficha 5.1.
Ficha 5.2.
Ficha 5.3.
Una vez establecidas cuáles son las tareas “repetitivas” por analizar hay que
enfrentar el problema -más significativo- de cómo cuantificar/evaluar la
repetitividad. En la literatura, y a partir de un estudio de Silverstein et al. (1986),
existe una propuesta de caracterización de la repetitividad en base a la duración del
ciclo. De esta manera se ha postulado que existe alta repetitividad cuando los ciclos
duran menos de 30 segundos y/o cuando en el 50% del ciclo hay que ejecutar a
menudo el mismo tipo de acción. En realidad, puede suceder que ciclos muy breves
no requieran movimientos muy frecuentes y que, por el contrario, ciclos más largos
impliquen altas frecuencias de acción.
Para realizar la evaluación sería ideal poder medir, como lo sugieren algunos
autores, la frecuencia del movimiento de cada articulación, ya que el riesgo es
mayor cuando un mismo tipo de movimiento se repite frecuentemente en una
misma articulación. Sin embargo, la medida directa de la frecuencia de los
movimientos articulares resulta imposible si consideramos que las medidas deben
ser realizadas en la empresa misma y por su personal: haría falta, en efecto, medir
la frecuencia de cada tipo de movimiento (flexión, extensión, inclinación, etc.) en
cada una de las articulaciones principales y repetir estas operaciones para cada
extremidad.
A partir del análisis del trabajo realizado en el turno que corresponde a un operador
o a un grupo homogéneo de operadores, se identifican las tareas repetitivas,
caracterizadas por ciclos. Para cada tarea repetitiva, es suficiente filmar pocos
ciclos (3-4). En caso que la modalidad de desarrollo del ciclo permita variaciones de
ejecución, puede ser útil filmar a 2-3 operadores. Cuando existan problemas
técnicos para poder filmar al operador “de frente” (de manera que permita filmar al
mismo tiempo las dos extremidades superiores), es conveniente filmar primero la
extremidad derecha y luego la izquierda. El campo de visión del analista debe
abarcar el hombro, el tronco y la mano.
Se ha definido anteriormente la acción técnica como una acción que comporta una
actividad artro-músculo-tendínea de las extremidades superiores. No debe ser
identificada sólo con el movimiento articular en sí, sino con el conjunto de
movimientos, de uno o varios segmentos articulares, que permiten realizar una
operación laboral simple. Como ya se ha expuesto, el objetivo del análisis MTM es
identificar los movimientos básicos para determinar el tiempo necesario para
realizar una operación. Este tiempo será mayor cuanto más difícil resulte la postura
requerida (por ej. una distancia excesiva, etc.) o cuanto mayor sea la fuerza
necesaria (por ej. peso del objeto, precisión requerida, dificultad de manipulación,
etc.). Por tanto, la presencia de factores de riesgo de sobrecarga de las
extremidades superiores presupone el aumento de la duración de los tiempos de
ejecución.
Para estudiar el riesgo ligado a la frecuencia hay que identificar, por tanto, las
acciones técnicas que se ejecutan en una unidad de tiempo. Para cada una de ellas
se analizarán sucesivamente la postura y la fuerza, y los factores complementarios
de riesgo en el caso que existan.
Coger con una mano volver Las acciones que consisten en coger un
a coger con la otra mano objeto con volver a coger con la la mano
derecha y volverlo a coger con la mano
izquierda deben ser contabilizadas como
acciones individuales y atribuidas a la
extremidad que ha ejecutado las acciones.
Colocar El acto de posicionar un objeto o una
herramienta en un punto preestablecido debe
ser contabilizado como una acción técnica.
Sinónimos: posicionar, apoyar, colocar,
disponer, (y lo mismo para reposicionar,
recolocar, reponer, etc.).
Ensartar / desensartar El acto de ensartar o desensartar debe ser
contabilizado como una acción técnica
suplementaria a la acción de “posicionar”
cuando se requiere fuerza. Sinónimos:
insertar, extraer.
Empujar / tirar El acto de empujar y el de tirar deben ser
contabilizados como acciones si se hacen
porque se requiere ejercer fuerza (aún leve)
para conseguir un resultado determinado.
Sinónimos: desacoplar, comprimir.
Soltar Esta acción no debe ser contabilizada como
acción técnica si, después de utilizar un
objeto o una herramienta, no se colocan en
un punto determinado sino que se “sueltan”
por simple apertura de la mano o de los
dedos (retorno pasivo o por caída).
Accionar Debe ser calculado como acción cuando la
manipulación de una herramienta requiere el
uso de un interruptor o de una palanca
(mediante la mano o mediante uno o varios
dedos). Si la manipulación se realiza varias
veces sin desplazar la herramienta, se deberá
Tabla 6.1.b.
MTM-1 Interpretación OCRA
Alcanzar (Reach) Regla básica: 0 acción técnica. Excepción: 1
acción técnica si se debe alcanzar más allá de
la longitud del brazo extendido (o más allá de
50 cm en puestos mixtos) y se deben realizar
torsiones/flexiones del tronco ya que el
objeto no se puede alcanzar caminando
Coger Regla básica: 1 acción técnica. Excepción: 0
acción técnica para G5 (coger por contacto).
NB: G2 (ajustar el agarre) debe ser
contabilizado tantas veces como aparezca en
el ciclo. G3 (coger / agarrar con la otra
mano) debe ser contabilizado como 1 acción
para la extremidad a la que se transfiere el
objeto
Mover (Move) Regla básica: 0 acción técnica cuando el
objetivo es posicionar un objeto. Excepción:
si se debe Mover más allá de la longitud del
brazo extendido (o más allá de 50 cm en
puestos mixtos) y se deben realizar
torsiones/flexiones del tronco ya que no se
puede reducir la distancia caminando.
superiores
deben ser analizadas por separado según las
reglas descritas más arriba
Funciones de la Mirada Regla básica: 0 acción técnica
Movimientos del Cuerpo Regla básica: 0 acción técnica.
Excepción: 1 acción técnica si las
extremidades superiores transportan un Peso
Neto Efectivo > 3 kg en una distancia > 1 m
Movimientos de las Piernas Regla básica: 0 acción técnica
y de los Pies
UAS Interpretación OCRA
Coger y colocar (AA-AN) Regla básica: 2 acciones técnicas.
Excepciones:
se debe añadir 1 acción técnica cuando se
dan cada una de las siguientes condiciones:
Alcanzar o Mover más allá de la longitud del
brazo extendido (o más allá de 50 cm. si el
puesto es utilizado por hombres y mujeres) o
si el objeto es muy voluminoso y/o se
requieren movimientos amplios que
involucran varias articulaciones de manera
significativa. Ajustar el agarre (G2), Coger
con la otra mano (G3), Girar con el objeto en
la mano (T-S, T-M o T-L), Ejercer presión
(APA o APB) además de aquellas ya incluidas
en Posicionar (P2, P3), y Separar (D).
Colocar (PA, PB, PC) Regla básica: 1 acción técnica. Excepciones:
se debe añadir 1 acción técnica cuando se
dan cada una de las siguientes condiciones:
Mover más allá de la longitud del brazo
extendido (o más allá de 50 cm. si el puesto
es utilizado por hombres y mujeres) o si el
objeto es muy voluminoso y/o se requieren
movimientos amplios que involucran varias
articulaciones de manera significativa.
Ajustar el agarre (G2), Agarrar con la otra
mano (G3), Girar con el objeto en la mano
Para poner en evidencia las analogías y las diferencias existentes entre acción
técnica y elemento MTM se han preparado 6 ejemplos “clave” de combinaciones de
Ejemplo 6.2 (Tabla 6.3): coger y colocar con cambio de mano y control
visual
Se describe una operación de coger y colocar con cambio de mano y control visual.
La persona coge el cilindro con la mano izquierda, lo vuelve a coger con la mano
derecha, lo gira para efectuar un control visual y lo posiciona en el punto
requerido. El operador ha efectuado por tanto una acción técnica con la mano
izquierda y tres con la mano derecha. El MTM1 identifica 12 elementos relativos al
control visual y el UAS tan sólo 3.
En este ejemplo, el cilindro debe ser cogido de un contenedor situado a unos 3-4
pasos del puesto de trabajo; el cilindro pesa pocos hectogramos. El operador coge
el cilindro con la mano izquierda, efectúa 2 pasos y coloca el cilindro en su
agujero, siempre con la mano izquierda.
Se calculan sólo 2 acciones técnicas de las extremidades superiores: coger y
colocar. La acción de caminar no se contabiliza ya que no debe ser realizada por
las extremidades superiores. Por el contrario, los métodos MTM1 y UAS sí
contabilizan el caminar, ya que su objetivo es estimar los tiempos necesarios para
efectuar la operación.
La mano derecha debe coger un destornillador eléctrico y aplicarlo 3 veces al
cilindro (para accionar este destornillador se tiene que pulsar 3 veces un
interruptor). Las acciones técnicas identificadas son: coger la herramienta,
posicionarla sobre el cilindro, atornillar 3 veces, pulsar 3 veces el interruptor,
depositar la herramienta. Las acciones técnicas efectuadas por la mano derecha
son 6.
En general, el hecho de caminar, -si el objeto transportado no es pesado (peso
igual o superior a 3 kg)- no interrumpe las acciones técnicas de coger y colocar.
Por otro lado, la utilización de una herramienta comprende -siempre en general-
cogerla, posicionarla en el punto de utilización, activar la herramienta y, si está
previsto, depositarla.
Si la herramienta está colgada con suspensiones elásticas y puede volver a su
posición de partida con sólo “abrir la mano”, esta acción no debe ser calculada
como acción técnica (se omite la acción de “soltar”).
Ejemplo 6.5 (Tabla 6.6): coger y colocar un objeto situado lejos sin
caminar
Puede darse el caso de que haya que coger un objeto situado más allá del alcance
del brazo tendido, sin posibilidad de acercarse caminando.
Ejemplo 6.7
• Con la extremidad derecha se efectúan 10 acciones en un ciclo de 20
segundos, representativo de una tarea que dura 450 minutos en el turno de
trabajo (1350 ciclos); se calcula la frecuencia de acción por minuto:
• Frecuencia por minuto: 10 acciones x 60 seg. / 20 sec. (tiempo de
ciclo) = 30 acciones / min.
• N. acciones totales en la tarea (y/o en el turno): 30 acciones / min. x 450
Las acciones técnicas representan un elemento conocido para el diseño del trabajo;
su definición e identificación resultan fáciles para los técnicos de producción.
Por otro lado, el cálculo de la frecuencia -tal como se propone aquí- permite evitar
el error que se deriva de la posibilidad, para el trabajador, de acelerar o disminuir
el ritmo de trabajo en las tareas con productividad preestablecida (cantidad fija de
piezas por turno). En efecto, el cálculo de la frecuencia se basa en:
Ejemplo 6.8
Retomando los datos indicados en el ejemplo 5.A del capítulo 5, se analizan las
acciones técnicas y las frecuencias de acción de dos tareas repetitivas (tarea A =
soldadura, tarea B = troquelado) que caracterizan un turno de trabajo
determinado. Se señala en la Tabla 6.9 las acciones técnicas efectuadas por la
extremidad superior derecha (8) y por la izquierda (6) en un tiempo neto de ciclo
de 9 segundos. La frecuencia de acción por minuto es de 53,3 (extremidad
derecha) y de 40 (extremidad izquierda). El mismo análisis aplicado a la tarea B da
una frecuencia de acción de 63,7 (extremidad derecha) y 40 (extremidad
izquierda) (ver Tabla 6.10).
En la Tabla 6.11 se han calculado las acciones totales efectuadas en el turno por la
extremidad superior derecha y por la extremidad superior izquierda. Los valores
han sido obtenidos multiplicando la duración de cada tarea por la correspondiente
frecuencia de acción por minuto, obteniéndose en primer lugar los valores
parciales de las acciones realizadas (en el turno) para la tarea considerada. La
suma de los valores parciales permite conseguir, para cada extremidad, el número
total de acciones efectuadas en el turno en cada tarea repetitiva.
Ejemplo 6.9
Para describir las acciones técnicas se utiliza en este ejemplo otro módulo (ver
Tabla 6.12) que abarca el análisis de todos los factores de riesgo, hay que estudiar
acción por acción. Este módulo es una guía precisa para analizar los factores de
riesgo, ya que facilita en particular la cuantificación temporal del factor postura. El
empleo de este módulo es indicado para ciclos de duración breve (inferior a 30
segundos). En ciclos más largos, y para reducir los tiempos de análisis, se
aconseja utilizar las fichas que se mostrarán en los capítulos dedicados al análisis
de otros factores de riesgo.
Se podría pensar que una organización del trabajo que evita la subdivisión evita, de
hecho, la repetitividad, e implica, por tanto, una reducción, o hasta la desaparición
del riesgo de sobrecarga biomecánica de las extremidades superiores. Sin embargo,
se ha indicado ya que la simple duración de un ciclo no es siempre un buen
indicador del riesgo, y que es preferible (para evaluar un riesgo) la frecuencia de
las acciones en la unidad de tiempo. Se podría ir más allá afirmando que se pueden
observar ciclos de pocos segundos con una baja frecuencia de acción (por ejemplo,
con muchas acciones de control visual) y ciclos muy largos con una elevada
frecuencia de acción -y por tanto con riesgo presumible de sobrecarga biomecánica
de las extremidades superiores, aunque sean aparentemente menos repetitivos-.
El trabajo organizado en “islas” en el que existen ciclos “largos” debe por tanto ser
analizado, ya que puede presentar índices de exposición elevados -aunque menos
repetitivos- por presencia de incongruencias en los otros factores de riesgo.
Ejemplo 6.10
Para ensamblar un sofá hacen falta 30 minutos. El trabajo puede ser
descompuesto en 4 fases: rellenado de los cojines, forro del sofá, inserción del
fondo y acabados.
Para el análisis de las acciones técnicas (utilizando una filmación en video que se
observará a cámara lenta) se aconseja contar las acciones en dos minutos “de
muestra”, no consecutivos, para cada una de las fases identificadas: la frecuencia
por minuto que se encontrará deberá ser considerada como “frecuencia media
representativa de la fase” (ver ejemplo 6.10A).
Ejemplo 6.10A
I Observación II Observación Frecuencia Media
Dx Ix Dx Ix Dx Ix
A – relleno cojines 60 51 68 56 64 53.5
B – colocación funda sofá 52 43 58 48 55 45.5
C – colocación fondo 41 35 45 39 43 37
D – acabado final 35 30 38 36 36 33
Para cada fase se debe analizar su duración dentro del ciclo y se debe calcular su
duración efectiva en el turno. Esta operación permite calcular de modo ponderado
las acciones técnicas para cada fase en un turno y, para terminar, las acciones
totales en el turno (ver ejemplo 6.10B).
Ejemplo 6.10B
Duración Duración en el Duración en el Total acciones turno
% ciclo (minutos) turno (minutos) a la Dx / a la Ix
A 20 6 86 5504 4601
B 40 12 172 9460 7826
C 15 4.5 64.5 2773.5 2386.5
D 25 7.5 107.5 3870 3547.5
Total 100 30 430 21607.5 18361
Entendiendo por fuerza el esfuerzo biomecánico necesario para cumplir una acción
técnica determinada (o una secuencia de acciones). La fuerza puede ser
considerada como externa (fuerza aplicada) o interna (tensión desarrollada en los
tejidos miotendíneos y peri-articulares). La necesidad de desarrollar fuerza en las
acciones puede deberse a la necesidad de mover o de mantener instrumentos y
objetos de trabajo, o bien, a la necesidad de mantener segmentos corporales en
una determinada posición. La fuerza puede, por tanto, estar ligada a acciones
(contracciones) estáticas, o bien, a acciones (contracciones) dinámicas. En el
primer caso se habla generalmente de carga estática; ésta es descrita por algunos
autores como un elemento de riesgo en sí mismo (Hagberg et al., 1995).
La cuantificación del esfuerzo percibido por toda la extremidad superior debería ser
efectuada para cada acción técnica que compone un ciclo. A fines prácticos se
pueden identificar las acciones que requieren un esfuerzo muscular mínimo (escala
de Borg = 0/0,5), para luego aplicar el procedimiento de descripción del esfuerzo
mediante la escala de Borg, sólo para las acciones (o grupos de acciones) que
requieren un esfuerzo distinto del esfuerzo mínimo. Se calcula seguidamente la
puntuación media ponderada por el conjunto de las acciones del ciclo.
• Una vez que se hayan extrapolado las acciones que requieren fuerza, habrá
que pedir al (a los) trabajador(es) que atribuya(n) a cada acción uno de los
atributos indicados en la ficha (extremadamente leve, muy leve, leve,
moderada, fuerte, muy fuerte, máxima) y que tienen cada uno una puntuación
del 0 al 10 (ver Tabla 7.2.). El técnico indicará la duración de cada acción
mencionada (en segundos y, por lo tanto, en % respecto a la duración del
ciclo);
• Una vez que se haya identificado las acciones con fuerza y que se les haya
atribuido una puntuación en la escala de Borg (temporizándolas por su
duración en el ciclo), es posible atribuir una puntuación única a todas las
demás acciones;
• Una vez que se hayan conseguido todas las informaciones provenientes del
trabajador y que se hayan registrado las eventuales acciones que requieran
“golpes” (valores superiores a 5 en la escala de Borg), se procederá a calcular
la puntuación media ponderada para el conjunto de las acciones del ciclo;
Cuando haya varios trabajadores que lleven a cabo la misma tarea (aún en turnos
distintos), es indicado entrevistarlos a todos: cuanto más sean los entrevistados,
tanto más fiable resultará el índice (medio ponderado) de esfuerzo físico.
En el caso en que la tarea sea efectuada por trabajadores de ambos sexos, es útil
calcular un índice para hombres y uno para mujeres.
Se aconseja además excluir del cálculo del índice de esfuerzo medio, tanto a los
trabajadores con patologías en las extremidades superiores, como a los
trabajadores próximos a la jubilación.
Por otro lado, hay que prescindir de aquellos datos ambiguos que los trabajadores
no hayan justificado de alguna manera a nivel técnico.
Las posturas forzadas y los movimientos de alta cadencia realizados por los
distintos segmentos de las extremidades superiores durante tareas repetitivas son
los detonantes que posibilitan y facilitan el mayor riesgo de contraer afecciones
músculo-esqueléticas. Existe, en la literatura, un consenso suficiente para definir
como, potencialmente, perjudiciales las posturas y los movimientos extremos de
cada articulación, las posturas (no extremas) pero mantenidas durante un periodo
de tiempo prolongado, y los movimientos de los distintos segmentos cuando son
altamente repetitivos (estereotipos).
Las Tablas 8.1 y 8.2 ilustran las posibles patologías que pueden afectar
respectivamente a los sistemas mano-antebrazo y el cíngulo escapulo-humeral, en
función de posturas y movimientos de segmentos específicos (Pheasant, 1991;
Putz-Anderson, 1988).
Flexo-extensiones repetidas de la
muñeca, especialmente con toma, Síndrome túnel carpiano
con fuerza y/o con precisión.
Las posturas y los movimientos pueden ser clasificados, con fines de evaluación,
según el esfuerzo / empeño postural intrínseco (ausente, leve, alto). Esta
clasificación se hace respetando las indicaciones de la literatura, pero teniendo en
cuenta en primer lugar los datos observados.
Respecto a los tipos de agarre con la mano, se sabe que algunos (el pinch, la
prensión palmar superior, etc.) son considerados como más desfavorables respecto
al “agarre con fuerza” y son, por tanto, calificados como de esfuerzo medio/alto.
Teniendo en cuenta este fenómeno, se ha clasificado la puntuación de esfuerzo de
agarre en el siguiente esquema:
La Figura 8.2 muestra los principales movimientos articulares que forman parte del
análisis y los principales tipos de agarre.
Una vez que se ha evaluado el esfuerzo postural, hay que estimar la duración de
los esfuerzos de los distintos segmentos examinados, expresándolos respecto a la
duración de cada ciclo y, por consiguiente, de la tarea. En el modelo de descripción
y análisis propuesto en la figura 8.1 se ha tratado de operativizar y de hacer más
comprensibles los conceptos expresados.
Ejemplo 8.1
Para el montaje de un producto se requiere, entre otras cosas, insertar 10 tornillos
en agujeros. Para cada tornillo son necesarias 3 acciones técnicas: coger el
tornillo, insertarlo, hacer el primer giro. Estas 3 acciones son evaluadas como un
grupo de acciones técnicas que se repite muchas veces de manera idéntica,
marcando la presencia de estereotipos.
• El mantenimiento del brazo alzado en las áreas de riesgo durante 1/3, 2/3 y
3/3 del tiempo de ciclo (A3);
Ejemplo 8.2
Durante 2/3 del tiempo de ciclo (y de tarea en el turno) el operador, después de
haber cogido un puñado de tornillos debe insertarlos con la mano derecha en un
punto colocado a la altura del hombro. En 1/3 del tiempo restante el operador
tiene que coger los tornillos de un contenedor situado lateralmente respecto al
tronco y relativamente elevado.
Ejemplo 8.3
El operador retira un puñado de tornillos de un contenedor colocado sobre el plano
de trabajo (72 cm), aproxima el cuerpo durante 1/3 del tiempo, y los coloca sobre
un soporte situado un poco más alto (los brazos tienen que doblarse ligeramente y
estar en abducción de 20º, sin estar apoyados) durante los 2/3 del tiempo
restante.
La primera figura ilustra las áreas “de riesgo” para los movimientos de pronación y
supinación (por encima de los 60º). Un segundo esquema ilustra las áreas “de
riesgo” de los movimientos de flexo-extensión del codo (por encima de los 60º de
movimiento total independientemente de la posición de partida).
Ejemplo 8.4
Se sigue describiendo al operador que coge un puñado de tornillos y los posiciona
en un punto a la altura de los hombros (ver Ejemplo 8.2). En este ejemplo nos
interesamos por la articulación del codo (especialmente del codo derecho).
Después de haber cogido el puñado de tornillos con la mano derecha (en
pronación), el operador realiza pronaciones completas cada vez que inserta un
tornillo (1/3 del ciclo) y su muñeca vuelve periódicamente a la posición cero para
poder hacer resbalar un nuevo tornillo de la palma de la mano a la punta de los
dedos (1/3 del tiempo).
Como el punto de recogida de los tornillos se encuentra lejos del cuerpo, -así como
el punto de inserción-, el codo tiene que ejecutar un amplio movimiento de flexo-
extensión durante menos del 1/3 del tiempo. Al insertar los tornillos hay que
realizar pronaciones repetidas durante 1/3 del tiempo (puntuación 2). Como se
repiten las mismas acciones técnicas (coger e insertar los tornillos) durante, al
menos, 50% del tiempo, hay que añadir la presencia de estereotipos (puntuación
4). La puntuación total de riesgo resulta igual a 8.
Ejemplo 8.5
Se retoma el ejemplo 8.3 y se describe el esfuerzo del codo. El operador tiene
siempre que insertar tornillos durante 2/3 del tiempo de ciclo, pero los puntos de
Para una extensión por encima de 45º se prevé una puntuación de 4 (alto riesgo);
para la flexión una puntuación de 3 y para las desviaciones radio-ulnares una
puntuación de 2.
Ejemplo 8.6
Se retoma el ejemplo 8.2 y se describe el esfuerzo de la articulación de la muñeca.
Ejemplo 8.7
Se retoma el ejemplo 8.3 y se analiza la articulación de la muñeca.
El operador puede posicionar los tornillos casi a la altura del plano de trabajo. La
muñeca realiza pequeñas flexiones que, sin embargo, no alcanzan las áreas de
riesgo. Existen movimientos en desviación ulnar durante 1/3 del tiempo, así como,
un estereotipo (movimientos similares durante, por lo menos, 50% del tiempo de
ciclo). La puntuación de riesgo en su conjunto es igual a 6.
Ejemplo 8.8
Se describe el tipo de prensión durante la operación de recogida e inserción de los
tornillos (ejemplos 8.2 y 8.3).
Recoger un puñado de tornillos implica un tipo de prensión distinta del grip amplio,
aunque es, en parte, asimilable a este grip amplio: se puede, por tanto, atribuir
una puntuación igual a 2.
Para evaluar las posturas (así como todos los factores de riesgo) es también posible
utilizar otro módulo, como se ha dicho anteriormente. En la Tabla 8.5A y B se
presenta el ejemplo 8.2 completado con la evaluación de la frecuencia de acción y
de la fuerza para ambas extremidades superiores.
Para determinar, dentro del ciclo, la duración total de las acciones que comportan
posiciones inusuales, es posible hipotetizar que cada acción técnica (cada acción
que comporta un movimiento) tiene la misma duración.
Examinando en sentido vertical la columna del análisis postural hay que contar las
acciones que pertenecen a esta columna. Conociendo el número total de acciones
en el ciclo, resulta entonces fácil determinar -como fracción del total- que
proporciones ocupan las acciones con posturas forzadas.
Ejemplo 8.9
En la Tabla 8.6 se presenta un ejemplo ya mencionado en los capítulos 6 y 7: la
soldadura de chapa. Se efectúan 8 acciones con la extremidad derecha y 6
acciones con la extremidad izquierda durante un ciclo muy corto (9 segundos).
Examinando la postura del hombro derecho se observa que 4 acciones sobre 8
(abducción) presentan riesgos. Esto se produce además durante casi los 2/3 del
ciclo: la puntuación que hay que anotar en la parte inferior de la ficha será 8, por
la abducción. Para la extremidad izquierda tenemos 2 acciones de riesgo sobre 6,
con una presencia durante 1/3 del ciclo, y por tanto, una puntuación de 4, siempre
por la abducción.
Respecto a la flexión -siempre para la articulación del hombro derecho-, 3 acciones
sobre 8 comportan riesgo (1/3 del ciclo); la puntuación será igual a 4; lo mismo
ocurre con el hombro izquierdo (2 acciones sobre 6, 1/3 del ciclo, puntuación 4.
Como se puede observar, esta lista contiene solamente factores de tipo físico o
mecánico. Existen otros factores determinantes de WMSD: los conocidos bajo el
término genérico de psicosociales. Algunos de estos factores implican aspectos
personales y no pueden ser, por tanto, incluidos en metodologías que analicen la
exposición “colectiva” y “laboral” de un grupo. Por el contrario, otros factores
pertenecen a este grupo y se caracterizan como organizativos (por ej. lo
extraordinario, el trabajo por incentivos, la escasa formación) deberían ser tomados
en cuenta, por lo menos desde un punto de vista descriptivo. Es necesario precisar,
en todo caso, que en los procedimientos de evaluación indicados en este curso no
se consideran los factores personales por la dificultad de su cuantificación.
Tabla 9.1.
Ejemplo 9.1
Si se observa un ciclo, será fácil notar la presencia de factores complementarios de
riesgo en un tercio del ciclo, en sus dos tercios o en su totalidad. Si se diagnostica
la presencia de estos factores únicamente en un tercio de ciclo habrá que tachar la
primera casilla (valor 4); si están presentes en 2/3 del ciclo habrá que tachar la
segunda casilla (valor 8), y si están presentes en todo el ciclo se tacha la tercera
casilla (valor 12). El valor tachado constituye la puntuación de exposición final.
9.1 Introducción
b) los períodos, dentro del desarrollo de una tarea, que implican un descanso de
los grupos musculares precedentemente activos (por ej. las tareas de control
visual o las tareas efectuadas alternativamente con una sola extremidad
superior);
c) los períodos, dentro del ciclo, que implican el descanso total de los grupos
musculares que de otro modo estarían activos. Para poder ser considerados
como significativos, estos períodos (control - espera) deben alcanzar por lo
menos 10 segundos por minuto.
En los trabajos de tipo repetitivo, las tareas con acciones técnicas constituidas por
movimientos son más frecuentes que las tareas con acciones técnicas constituidas
por mantenimientos de la postura. Partiendo de las dos indicaciones del borrador
australiano (Victorian Occ. HSH, 1991). -”en caso de trabajo repetitivo es
aconsejable tener un período de recuperación cada 60 minutos con una relación de
5 (trabajo) : 1 (recuperación)”-, se deriva que la relación óptima de distribución
entre trabajo repetitivo y recuperación es de 50 minutos de trabajo repetitivo y 10
minutos de recuperación.
Ejemplo 11.1
Imaginemos un trabajo en el se realiza sólo una tarea (tarea A), con pausas
distribuidas de la manera siguiente:
DIBUJO PAG 153
Sobre un total de 460 minutos de trabajo con tareas repetitivas, el tiempo total
pasado en condiciones de recuperación correcta es de 200 minutos, mientras que
se han pasado 260 minutos en condiciones de sobreesfuerzo. Durante estos 260
Ejemplo 11.1
Imaginemos un trabajo en el se realiza sólo una tarea (tarea A), con pausas
distribuidas de la manera siguiente:
Sobre un total de 460 minutos de trabajo con tareas repetitivas, el tiempo total
pasado en condiciones de recuperación correcta es de 200 minutos, mientras que
se han pasado 260 minutos en condiciones de sobreesfuerzo. Durante estos 260
minutos el factor “falta de períodos de recuperación” se añade e interacciona con
los demás factores de riesgo.
En este ejemplo resulta obvio que el criterio para evaluar los períodos de
recuperación correcta y de un potencial sobreesfuerzo están ligados al período
máximo continuo que transcurre haciendo tareas repetitivas en condiciones
aceptables (50 minutos): todos los minutos ulteriores, que siguen a este período,
entran dentro del período de sobreesfuerzo potencial. En las situaciones en que los
períodos de recuperación existen de manera adecuada (relación 5 : 1), es evidente
Ejemplo 11.2
Se retoma el trabajo examinado en el ejemplo 11.1:
Ejemplo 11.3
Ejemplo 11.4
Ejemplo 11.5
Imaginemos un ciclo de 180 segundos (25 acciones/minuto) dentro del cual hay un
período de descanso (espera para que la máquina efectúe un proceso) de 20
segundos consecutivos.
En este caso la relación trabajo/descanso dentro del ciclo no es del todo suficiente:
se observa justamente una relación de 8:1. Hace falta, por lo tanto, averiguar si
existe una presencia suficiente de tiempos de recuperación durante el desarrollo de
la tarea en el turno.
La tarea repetitiva es realizada, en un turno, durante 2 horas consecutivas; dentro
de estas horas se preven 2 pausas de 5 minutos cada una distribuidas de la
siguiente manera:
Se recuerda que para considerar las micropausas internas al ciclo como tiempo de
recuperación, -y por tanto para acumularlas para cada hora de trabajo- es
necesario que duren por lo menos 10 segundos consecutivos.
• Hay que evitar acumular pausas en las horas cercanas a la pausa de la comida
y al final del turno;
Resulta evidente la utilización de esta tabla para nuestro tema: a cada condición de
mantenimiento (contracción estática) le debe seguir un período de recuperación
adecuado en función de la fuerza utilizada. Si estos períodos no existen o son
inadecuados, se crea una situación de riesgo, que será más grave cuanto mayor
sea la divergencia entre la situación real y la situación óptima. Hay que subrayar
que, para este tipo de contracciones musculares, es fundamental que el período de
recuperación venga inmediatamente después del período de mantenimiento, ya que
no es posible organizar los períodos de recuperación de manera acumulativa (como
era posible hacerlo para las acciones de movimiento). Por último, el valor de esta
tabla respecto a la prevención resulta evidente, ya que sugiere una repartición
exacta entre tiempos de contracción isométrica y tiempos de recuperación, que se
deben alternar muy seguidos.
Existen, obviamente, algunas excepciones: sin ser exhaustivos, bastará con citar el
trabajo de Drury (1987) que propone una metodología para calcular la cantidad
total diaria de movimientos perjudiciales para la muñeca, teniendo en cuenta
factores como la fuerza, la repetitividad y la postura; el trabajo de Silverstein
(1985) que proporciona criterios para el encuadre de la exposición respecto a los
factores repetitividad y fuerza; el estudio de Tanaka y McGlothlin (1993) que
proponen un modelo integrado (aún que sólo teórico) para la evaluación de la
repetitividad, la fuerza y la postura en la determinación del riesgo de Síndrome del
Túnel Carpiano, y por último el estudio de Moore y Garg (1995) que proponen un
índice de exposición derivado de seis variables distintas: fuerza, frecuencia,
postura, tiempos de recuperación en el ciclo, velocidad de los movimientos y
duración.
En la práctica,
en donde
Ejemplo: a x Di; b x Dj
d) se suman entre ellos los valores conseguidos para las distintas tareas (cuando
la tarea repetitiva analizada sea única este paso no es necesario);
ejemplo: p x Fr = Ar
ejemplo: Ar x Fd = (Ar)p
OCRA = Ae
Ar p
• Valores del índice comprendidos entre 2,1 y 3,9 (área amarilla-roja), indican
una exposición no relevante pero que podría producir un exceso de patologías
en los grupos de sujetos expuestos respecto al grupo de referencia. En estos
casos, y en especial para los valores más elevados de esta fraja, es oportuno
activar la vigilancia sanitaria y la formación de los trabajadores expuestos y
proceder, cuando sea posible, a la mejora de las condiciones de trabajo;
• Valores del índice iguales o superiores a 4 (área roja) indican una exposición
tanto más significativa cuanto mayor sea el valor. Es muy probable que
valores del índice > 4 representen un riesgo directo de WMSDs para los
trabajadores y que, por tanto, se deban emprender iniciativas de mejora de
las condiciones de trabajo (que podrán ser orientadas gracias a los datos
producidos por el análisis), e iniciativas de vigilancia estrecha de los efectos
inducidos.
Por otra parte, es también obvio que una frecuencia elevada de acciones técnicas
(por ej. más de 40 por minuto), aún si están caracterizadas por movimientos
articulares diferentes, comporta tiempos excesivamente reducidos en la actividad
de contracción y relajación muscular: esto es, quizá, soportable en trabajos
ocasionales o de breve duración, pero no durante períodos prolongados (más de 1
hora). A partir de estos elementos, y tomando en cuenta la necesidad de poder
aplicar reglas, en los lugares de trabajo, se cree oportuno fijar, por el momento,
la constante de frecuencia de acción (CF) en 30 acciones por minuto. Este valor
podrá ser modificado cuando se disponga de más datos derivados de
experimentaciones con el índice efectuadas sobre el terreno. Por otro lado, el hecho
de mantener, al interpretar los resultados del índice, una amplia zona (zona
amarilla) denominada borderline, esta se deriva de la incertidumbre relativa a la
elección de los valores de la constante que sirven de elemento de entrada para el
cálculo del índice.
Resulta obvio, que cuanto mayor sea la fuerza requerida para ejecutar una serie de
acciones técnicas, menor podrá ser la frecuencia de estas acciones. Los datos
acerca de la relación entre frecuencia de acciones y fuerza media necesaria para
realizarlas, han sido derivados de una propuesta del CEN (1993), que ofrece la
posibilidad de identificar los factores multiplicativos que hay que aplicar a la
constante de frecuencia de acción respecto al tipo de fuerza media en el ciclo (o de
esfuerzo percibido), y por tanto en la tarea.
fuerza media
en términos
de % respecto
M.C.V.
> 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Factor
multiplicativo 1 0,85 0,75 0,65 0,55 0,45 0,35 0,2 0,1 0,01
Tabla 12.1: Elementos para la determinación del factor multiplicativo fuerza (Ff).
durante más del 50% del tiempo de ciclo (y por tanto de la tarea) se reconoce
como un elemento posible de riesgo; en los mismos modelos la presencia de
movimientos y/o posturas que sobrepasan el 50% de la amplitud articular y que
duran, al menos, 1/3 del tiempo de ciclo se asimilan incluso a una condición de
riesgo
Las combinaciones que superan estos escenarios “mínimos” de riesgo postural (por
ejemplo movimientos amplios y similares ejecutados durante todo el tiempo de
ciclo) provocan un riesgo potencialmente mayor. Estos elementos permiten
construir un esquema útil para identificar los valores del factor multiplicativo
postura (Fp) en relación a los resultados de la clasificación descriptivo-evaluativa.
En este esquema el valor de esfuerzo 4 (determinado por la presencia de un
“estereotipo” de gestos mantenido durante más del 50% del tiempo de ciclo)
corresponde a un factor 0,70 que reduce, por sí mismo, en un 30% el número de
acciones técnicas máximas permitidas en la unidad de tiempo. En los casos en que
el esfuerzo postural resulta más relevante se obtienen valores del factor
multiplicativo más perjudiciales.
La tabla 12.2 indica los elementos necesarios para pasar del valor descriptivo del
esfuerzo postural al correspondiente valor del factor multiplicativo. Esta tabla
deberá ser utilizada para todos los segmentos de la extremidad superior y para
ambas extremidades. Para el cálculo del índice, se deberá utilizar el segmento que
resulte más perjudicial de entre los segmentos de la mano, la muñeca y el codo. El
índice de esfuerzo del hombro deberá ser tratado por separado (y se deberá utilizar
en acciones preventivas de rediseño) ya que sería oportuno definir, para el hombro,
una constante general de frecuencia (de salida) distinta de la constante identificada
para las otras áreas.
Respecto a la articulación del hombro las incertidumbres son todavía mayores; sin
embargo hay que notar que, cuando la articulación del hombro se ve involucrada en
movimientos efectuados en áreas de riesgo (por encima del 50% de la amplitud
articular) puede resultar útil calcular un índice específico. En efecto, los
movimientos repetidos del hombro, sobre todo si son efectuados en posturas
Este supuesto, que se debe aún validar y perfeccionar, permite definir un índice de
exposición para esta área cuando se deben efectuar acciones con movimientos
amplios y repetidos.
La Tabla 12.3 indica los elementos necesarios para atribuir el “factor multiplicativo
para los elementos complementarios” (Fc) a partir de los datos de clasificación
descriptiva propuestos con anterioridad.
Tabla 12.3 - Elementos para determinar el “factor multiplicativo para los elementos
complementarios” (Fc)
En esta se establece que, para acciones similares entre sí (por ejemplo, presas de
fuerza con la mano) y en caso de que sean irrelevantes otros factores (postura,
fuerza, factores complementarios) la frecuencia máxima aceptable durante unos 30
minutos de trabajo continuo es igual a 20 acciones/min. En caso que estas acciones
se realicen durante, prácticamente, todo un turno de trabajo, con las pausas
habituales (una por la mañana y una por la tarde) la frecuencia aceptable de estas
acciones será igual a 5 acciones/min.
Hay que subrayar que, cuando se quiera utilizar los resultados obtenidos por el
modelo de estudio más analítico de los períodos de trabajo efectuados en
condiciones de recuperación correcta y en condiciones de sobrecarga potencial (ver
capítulo 11), se debería proceder según las modalidades alternativas siguientes:
b) Multiplicar esta constante ponderada, para cada tarea, por dos duraciones
distintas: la duración de los períodos transcurridos en recuperación correcta
(Dre) y la duración de los períodos transcurridos en sobrecarga potencial
(Dso).
ejemplo: pCFx X Dre = Ax
pCFx X Dso = Bx
Ejemplo:
Tiempo total de trabajo repetitivo 1 hora 2 horas 3-5 horas 6-8 horas
Factor multiplicativo 1 0,75 0,50 0,25
ejemplo:
a tiempo parcial, dedicación sólo durante parte del turno a tareas manuales
repetitivas) ha resultado oportuno insertar un factor multiplicativo que tuviera en
cuenta estas desviaciones respecto a las condiciones de exposición más habituales.
La Tabla 12.6 indica los parámetros para tratar el factor duración (el tiempo
indicado en minutos es la suma del tiempo pasado en el turno para efectuar todas
las tareas repetitivas para las extremidades superiores).
Las fichas de análisis contienen, una primera parte que resume los principales
elementos que caracterizan las tareas repetitivas analizadas (Tabla 12.8) y una
segunda parte que generan el cálculo final del índice (Tabla 12.7).
• Las pausas y las tareas no repetitivas que pueden ser consideradas como
recuperación.
Este factor representa el denominador de una fracción que tiene, como numerador,
el n. total de acciones efectivas realizadas en el turno de trabajo, deducible de la
primera sección de la ficha (Ae). Esta fracción (o mejor, esta relación) representa el
índice OCRA de exposición a movimientos repetitivos.
En la Tabla 12.8 se calcula el número total de acciones técnicas para cada una de
estas dos tareas -que compone el turno- y para ambas en su totalidad (se calcula
por separado la extremidad derecha e izquierda). En la Tabla 12.9 se inscriben
todos los valores medidos de los distintos factores de riesgo para obtener, por cada
uno de estos valores, el factor multiplicativo correspondiente.
Respecto al valor de fuerza media ponderada por el tiempo obtenido con la escala
de Borg, los valores hallados se indican en la ficha. A estos valores corresponden
los factores multiplicativos indicados en las casillas A y B -por separado para la
derecha y para la izquierda-. Cuando el valor hallado no corresponde exactamente
al valor indicado en tabla, resulta posible, mediante un cálculo de interpolación
proporcional, encontrar el valor exacto del factor multiplicativo.
Es posible entonces calcular las acciones recomendadas (válidas hasta este punto)
multiplicando el valor 30 de salida para todos los factores multiplicativos
evidenciados hasta ahora. Se obtienen los valores 3645 para la tarea A y 1296 para
la tarea B -para la extremidad derecha-. Sumando los dos valores se obtienen las
acciones recomendables en el turno para la extremidad superior derecha, sin haber
tenido aún en cuenta el factor “tiempos de recuperación.” El mismo cálculo debe
ser realizado respecto a la extremidad izquierda.
A veces la rotación respecto a varias tareas no se acaba de realizar dentro del turno
sino que se completa durante la semana, el mes o la estación. En este caso, y
Volviendo al ejemplo 5.2 del capítulo 5, las tareas desarrolladas durante una
estación eran:
% minutos/turno
Selección aceitunas 20 86
Selección alcachofas 20 86
Selección berenjenas 20 86 Total
Llenado botes 30 129 430 min.
Preparación atún 5 21,5
Preparación entrada 5 21,5
Cuando en el período considerado (mes, estación) las tareas desarrolladas son muy
numerosas (más de 6-7-8), conviene limitar el cálculo del índice de exposición a las
4-5 tareas más representativas.
Con este objetivo, los autores presentaron estudios preliminares (Colombini et al.,
1998) que permitieron:
Estos estudios han sido profundizados y ampliados por los autores y otros
colaboradores y publicados en revistas especializadas. Dado que no es posible
presentarlos de manera analítica, ya que ello excedería el objetivo del presente
volumen, exponemos los principales resultados.
Y = 4,2 x
n. WMSDs
en donde Y = _____________________ X 100 x = índice OCRA
n. sujetos expuestos
cuenta los límites de confianza (95%) dentro de los cuales puede oscilar la
predicción. Estos límites, basándose en los datos disponibles, hacen oscilar el valor
del factor de multiplicación de OCRA entre 3,2 (valor mínimo) y 5,2 (valor
máximo). Por tanto, la ecuación que expresa el modelo predictivo (con un 95% de
confianza) puede escribirse de la manera siguiente:
Adoptando este modelo predictivo, una vez calculado el índice OCRA es posible
estimar la prevalencia de WMSDs que se podría esperar a los diez años, en el grupo
de sujetos expuestos. La Tabla 12.10 muestra ejemplos de predicción respecto a
determinados valores del índice OCRA.
Predicción
Valor OCRA min. Central max.
z = 0,336 x
en donde z = incidencia anual de WMSDs (por 100 personas expuestas)
x = índice OCRA
También en este caso, se pueden calcular los límites de confianza (al 95% de la
recta), que resulta así:
Se deriva un modelo predictivo, menos preciso que el precedente, pero útil como
referencia, como se indica en la Tabla 12.11.
Predicción incidencia %
Valor OCRA min. central max.
Tab. 12.12. Criterios de clasificación del índice OCRA e indicación de las acciones
preventivas relacionadas
Las preguntas para describir la postura en cada articulación son muy simples. En el
caso de los brazos hay que indicar durante cuanto tiempo se mantienen alzados a
la altura de los hombros; para la muñeca hay que indicar si se tienen que adoptar
posiciones extremas, en el caso del codo hay que indicar si se deben hacer
movimientos bruscos o si hay que dar golpes; y para la mano hay que indicar si la
toma es palmar, de tipo Pinch o de tipo garfio.
11.6 Cálculo del índice de riesgo expresado por la lista de chequeo para el
puesto de trabajo
Para obtener el valor final del índice basta con sumar las puntuaciones
Como los valores numéricos indicados en el check-list han sido “calibrados” por los
factores multiplicativos proporcionados para el cálculo del índice de exposición
OCRA (siendo este más completo), el valor final del check-list puede ser a su vez
ser leído en función de la franja de correspondencia con los valores OCRA. Para
obtener esta calibración se realizó una verificación de concordancia sobre 45
tareas: se efectuó primero un análisis con el check-list y luego otro con el índice
OCRA. De esto se derivó una asociación muy significativa que permite prever los
valores OCRA mediante los valores del check-list según la ecuación:
En base a este modelo, que podrá revisarse en un futuro, se han elaborado las
franjas de correspondencia entre los valores del check-list y los valores de OCRA:
En caso que las tareas repetitivas duraran en el turno menos de 6 horas (trabajo a
tiempo parcial) es posible corregir el valor conseguido respecto a la duración
efectiva. Si el trabajo repetitivo a tiempo parcial dura entre 60 – 120 min., el valor
final conseguido con la lista de chequeo debe ser multiplicado por 0,5; si dura entre
121 – 180 min. el valor final debe ser multiplicado por 0,65; si dura entre 181 –
240 min., el valor final debe ser multiplicado por 0,75; si dura entre 141 – 300
min., el valor final debe ser multiplicado por 0,85., si dura entre 301 – 360 min. el
valor final debe ser multiplicado por 0,925., si dura entre 361 – 420 min. el valor
final debe ser multiplicado por 0,95., si dura entre 421 – 480 min. el valor final
debe ser multiplicado por 1., si es superior 420 min. el valor final debe ser
multiplicado por 1,5.
11.7 Cálculo del índice de riesgo indicado por la lista de chequeo para el grado
de exposición del trabajador
en donde punt A y B son las puntuaciones obtenidas con la lista de chequeo para
los distintos puestos en que trabaja y %PA y %PB representan los porcentajes de
duración en el turno de las tareas repetitivas desarrolladas.