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Teófilo Ukuncham cuenta que años atrás sus ancestros awajún podían predecir
las temporadas de sol y lluvia mediante el contacto con el bosque. Esa práctica
es ahora imposible debido al cambio climático.
El sol quema con más fuerza. Los tiempos de sequía son más largos. Las
lluvias caen con mayor intensidad. Los ríos se desbordan y arrastran con furia
sembríos que crecen a sus orillas, tumban árboles sin importar qué tan fuertes
y grandes sean las raíces. Algunos animales parecen extintos en los bosques.
"Este cambio se siente más fuerte desde 2014. Hay mucho sol, mucha lluvia.
Los sembríos de yuca rápido se mueren. Varias cosas ya están cambiando",
dice con un gesto de preocupación Ukuncham, nativo del pueblo amazónico
Kachi de la Reserva Comunal Tuntanaín, en el norte del Perú.
En 2010, la cuenca del Amazonas, el río más largo y caudaloso del mundo, que
atraviesa al Perú y otros países de Sudamérica, soportó una sequía sin
precedentes. Apenas dos años después tuvo la mayor crecida jamás
registrada en el departamento de Loreto, donde quedaron afectadas más de
190.000 personas.
"El calentamiento global se produce por la mala acción del ser humano, los
grandes empresarios, los países industrializados, las fábricas y los parques
automotores. Algunos dicen que la selva absorbe todo el dióxido de carbono
(co2) y aun así nosotros nos sentimos muy afectados por la contaminación",
dice Cobeñas bajo un pequeño árbol con el que se protege del intenso sol.
PREGUNTAS:
¿Qué otras zonas de Perú corren el riesgo de ser afectadas por el cambio
climático global?