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EL ESCRITOR EN EL

BOSQ1JE DE LAD LLOS

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UNA BIOGRAFIA
DE ROBERTO ARLT '

Editorial Sudamericana
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EL ESCRITOR EN EL BOSQUE
DE LADRILLOS

Una biografía de Roberto Arlt

EDITORIAL SUDAMERICANA
BUENOS AIRES

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Para Beatriz Sarlo

IMPRESO EN LA ARG ENTINA

Queda hecho el depósito


que previene la ley 11.723.
© 2000, Editorial Sudamericana S.l\.
Humberto [0 531, Buenos Aires.

ISBN 950-07-1772-7
A modo de prólogo

En el número de homenaje a Roberto Arlt que le dedica la


I vi rta Conducta después de su muerte, Roberto Maríaní disfruta
ti Imaginar "qué desastroso retrato personal de Roberto Arlt haría
(1 futuro historiador de la literatura argentina, cuando, cornpo-
ni ndo su librote, y precediendo al juicio estrictamente crítico, uti-
lizase esos 'documentos humanos' de primera mano, eSas confe-
.1 nes directas del mismo Roberto Arlt, dándole plena fe...", Mariani
Imagina bien ya que, efectivamente, el testimonio más difícil de
bordar en esta biografía ha sido el del propio Arlt. Porque míen-
t ,porque no dice todo lo que sabe, ~os de su
biografía, porque está más preocupado por la construccid!Icíeúna
lmagen pública acorde a lo que él considera que debe ser el retrato
de un escritor, que por dar un testimonio verdadero de su propia
vida. y los críticos literarios han colaborado, durante años, a la
mitifiéación de su figura: han repetido datos que son falsos o, sfñr=--->
pléñiente, le-han creldO':'"
Hasta hoy, la única biografía de Arlt era la de Raúl Larra, Ro-
berto Arli, el torturado, publicada en 1950, y reeditada en 1998
por la editorial Ameghino, con prólogo y notas de Jorge Lafforgue.
Si bien la investigación de Larra ha constituido un antecedente
insoslayable en la preparación de esta biografía, se trata de un
texto presionado por una intervención político-cultural en el deba-
te sobre la literatura y la política argentinas de los años cincuenta:
como bien señala Lafforgue en el prólogo, "Larra es un consecuen-
te militante del Partido Comunista a la vez que un esforzado na-
rrador de novelas y biografías denuncialistas. Por lo tanto los fun-
damentos doctrinarios de su partido le dan el marco ideológico-
referencial en el cual se inscribe la obra de Arlt y le brindan los
instrumentos para muchos de sus análisis críticos. Esto causa cier-
tos desajustes frente al volcánico mundo arltiano y ciertas reac-
ciones negativas por parte de lecturas posteriores". Por otra
parte, la mayoría de los críticos ha centrado su atención en Arlt
novelista, es decir, en el período de su vida que abarca desde 1926
(año de publicación de Eljuguete rabioso) hasta 1932 (año en que
publica su última novela, El amor brujo). Sobre estos seis años de

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gurado p ct s d 'u bl r f l 011 1 1 • '1 t Ir I IJI gr fí R úl Lr y d 1 s op c10-


sonajes. Así. la imagen d Arlt qu r d mín 1 d I crtt r tur qu r allzan los jóvenes e la ez st ontorno (los
torturado, incomprendido, tan oscuro como Remo Erdosain o Silvio 11 I 111 1 I ID el y'Davíd Vinl\ls,Oscar Masotta, Juan José Sebreli,
Astíer, tro l. la crítica literaria coloca en el centro del sistema lite-
Esta biografía se propone iluminar a Arlt, no sólo como UII I 111 I narrativa de Roberto Arlt, desplazada a lo largo de una
escritor de novelas, cuentos, obras teatrales y crónicas periodísti- el' d por el mapa de lecturas propuesto por los intelectuales
cas, sino principalmente como una figura histórica, como una tra- viII ulados a la revista Sur. Desde entonces, la literatura de Arlt
yectoria que implica una peculiar condensación de ciertos proble- 1\\1 d instalada definitivamente en el sistema literario argentino,

mas de la sociedad y de la cultura. Me propuse pensar a Arlt como 11 un lugar que no ha sido cuestionado hasta hoy. Esta biografía

una nueva figura de intelectual, producto de la masificación y la nt nces busca ser parte de un movimiento crítico que debe a los
comercialización de la prensa y de la literatura, tensionado por las udios de Raúl Larra, Oscar Masotta, David Viñas, Adolfo Prieto,
defínícíones estéticas y políticas que el período que abarca su vida N Jitrik, Ricardo Píglía y Beatriz Sarlo no sólo un aprendiza'e
imponía a sus intelectuales. A través de su trayectoria como escri- lno principalmente la osibilidad de sar, esde ángulos díver-
tor y periodista, y de sus intervenciones públicas, me propuse cues- , a complejidad de una vi a y de una obra literaria que todavía
tionar la difUIldida imagen romántica que i ~s h y plantean preguntas sin respuestas: cómo se modifican las re-
atormen a os personajes e su lcción y comenzar a desmitificar 1 cíones de poder, de qué modo se manipulan las creencias, cómo
la construcción de una imagen de escritor advenedizo en la litera- construye UIIorden social más igualitario, cómo se interviene
tura, poco reconocido y relegado por sus pares o la crítica. olíticamente desde la ficción o qué significa ser UII escritor en
Porque son pocos los escritores argentinos que, como Arlt, medio de la desigualdad social y cultural.
exhiben, de manera tan brutal, las condiciones materiales que ha-
cen fácil (o dificultan) uria escritura. Son pocos, también, los que
logran delinear, con tanta eficacia, UIlaimagen de escritor impro- Sin saberlo, muchas personas han colaborado con este libro:
visado o advenedizo en la literatura, sin más patrimonio cultural los integrantes del Programa de Historia de las Ideas, los Intelec-
que unas lecturas desordenadas y UIItercer grado inconcluso, una tuales y la Cultura, del Instituto de Historia Argentina y Americana
representación que conjuga en sí misma margínalídad y falta de "Dr. Emilio Ravignani", coordinado porOscar Terán; los miem-
reconocimiento público. Es más, son pocos los escritores de la bros del proyecto de investigación Ubacyt "Buenos Aires en la
literatura argentina que se quejan tanto: expresiones como "se dice entreguerra: redes sociales, política, cultura y prensa, 1912-1946",
de mí que escribo mal", "yo no tengo la culpa de llamarme Roberto dirigido por Luis Alberto Romero; mis compañeros de la cátedra
Arlt", o "he cursado las escuelas primarias hasta el tercer grado; de Literatura Argentina 11de la Facultad de Filosofía y Letras. A
luego me echaron por inútil", no hacen sino consolidar, en su rei- todos ellos, quiero agradecerles los exigentes y poco concesivos
teración, la imagen de un escritor incomprendido, nunca felizmente espacios de discusión sobre problemas vinculados a la cultura,' l~..
reconocido por sus pares y por la crítica, cuyos valores estarían política, la literatura y la sociedad argentinas.
más allá de uria escritura desprolija, llena de imperfecciones. Sin A mis amigos, en especial a Ana Lía Rey, cuya colaboración
embargo, basta seguir de cerca la trayectoria de Arlt para descu- fue imprescindible desde que este libro era sólo UII proyecto; a
brir que, contrariamente a lo que él mismo señala, 1 construcción Adriana Mancíní, Patricia Willson, Fernando Rodríguez, Alejandra
de su figura pública como la de un escritor si mpr po tergado es Torres, Juan Díego Vila, Diana Wechsler, Alejandro Cattaruzza; a
más imaginaria que real, puesto que su fu rt vl íblltdad en dia- mi hermana Laura y a mis padres Regína y Eduardo; a todos ellos
rios y revistas 'de la época, y el tempran r lmí nto de sus quiero agradecerles el estímulo intelectual, el afecto y el constante
pares, la alteran y desmitifican. reconocimiento. A Martín Kohan, cada uno de estos días.
Si a lo largo de su vida Arlt obtuv ímt nto que él Quiero agradecer particularmente a Elizabeth Mary Shine de
mismo se encargó de desconoc r.Tu I \1 1I1t1 rt • n cambio, Arlt el invalorable relato de su vida; a Santiago Palavecino, la inte-
la presencia de Arlt en la crítica 11t r \1'1 \1 e 11t 111' • durante casi ligente disposición para recopilar materiales perdidos; a Álvaro

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Ab ,UII
Vísmara d ulz Agull ,M J • I 1 ublo. 1 I 1 P 1 JI~ \, N r
berto Piangearelli, Francis Korn, J r L f r ti , 11 r I Tu,
Lila Duffau de Rabaudí, Washington Pereíra, Osvaldo P 11ttí rí ,
Ana Laura Lusních, el acercamiento de datos y materiales d seo-
nocídos.
l. Antecedentes de un suceso singular
Parte de la investigación realizada para este libro recibió el
apoyo de un subsidio de la Fundación Antorchas; los comienzos
de la investigación fueron posibles por una beca de investigación
cia el novecientos, el pueblerino barrio de San José de Flo-
de la Universidad de Buenos Aires, dirigida por Beatriz Sarlo.
r quizás uno de los más señoriales de la ciudad. Sus quintas
Finalmente, mi agradecimiento a los editores de este libro
nciales con rejas y jardines poblados de estatuas, sus ele-
Gabriela Adamo, Luis Chítarroní y Paula Viale, que supieron com-
11111 casas de veraneo, sus mansiones de inconfundible arqui-
. prender los cambiantes ritmos de una escritura.
I tura española, con sus galerías y columnas en el frente, se alza-
h In n calles tranquilas, vecinas a la plaza central. Una elite so-
Diciembre de 1999 f'I \1,formada todavía por viejos apellidos patricios (ÁngelEstrada,
M nuel Marcos Zorrtlla, José Aranguren), a la que se incorporan
JIU vos nombres (Facundo Larrosa, Pedro Etcheverry, José María

Sallnas), dirigía las actividades del lugar. Las mansiones eran cen-
Ir s de reunión social y cultural, y en una de ellas funcionaba el
" lub de Flores" donde se realizaban conciertos, certámenes lite-
r los, bailes de etiqueta y veladas a las que sólo se accedía por
invítacíón.' Sin embargo, ya pocas cuadras de la plaza, las calles
d tierra se convertían en andurriales los días de lluvia y más ha-
la el sur se extendían los inmensos bañados entre cuyas male-
zas se ocultaban míseros ranchos, refugio seguro del malevaje por-
teño.
A ese barrio de marcados contrastes sociales, que conserva-
ba todavía la cultura y la estr u ue - e ro-
víncías,
,.- se muda, una mañana de 1901 o tal vez de 1903, una
joven pareja~e-.Lnmig~co un niño equeño. Alquilan una
cas;:-en Méndez de Andés 2138, la típica vivienda modesta de ba-
rrio, con sala de ventanas que miran al jardín del frente, habita-
ciones corridas que dan a un patio emparrado y un fondo donde
se ubica el gallinero. Hasta ese entonces, ~~lo~l..ty-Ek~
~itzer, que de ellos se trata, habían vivido en ~d
677, en un caserón donde h 'a_naci.d~-su-segillldo-l:H:le,Roberto,
el 26 de abril de 1900. La primera niña, nacida unos años antes,
había muerto a los pocos meses de su nacimiento. Tres años des-
pués, nacería la última hija del matrimonio Arlt, Luísa--a quien
llamarán Lila, nace en 1903 y morirá muy joven, en /1939
Por qué Roberto Arlt se empecinaba en firmar sus primeros
textos y autobiografías como Roberto Godofredo Christophersen
ArIt, si su nombre era Roberto, será por siempre un místerío."
1 13
111 t 111 I 11 , 1111 1111 tI 110 pOI qu IlIodlll(· d, 111 I ('11 \ ti \1 11111 \11lo ( .1111111
nacímí nto: • \1 111'1 bllll d l b rnl. 1bí n n-
lr ~ t bl ni t n duda de libr()s de empre-
Me llamo Roberto Godofredo Christophersen Arlt y he nacido mo 1 Farmacía Gibson (en 1906), y los Molinos
en la noche del26 de abril de 1900, bajo la conjunción de los s y < 1 v dores de Granos Río de la Plata (de 1908 a
planetas Mercurio y Saturno." 1 11 ().IO n muchos momentos abandona a su familia por largos
1'1 1 0<1 • de tiempo, durante los cuales trabaja en compañías
Me llamo Roberto Christophersen Arlt y nací en una noche del VII" \t r s de Misiones y Corrientes. Porque en su país natal, Car-
año 1900, bajo la conjuricíón de los planetas Saturno y Mer- 11I Arl t había sido soplador de vidrio; al no encontrar trabajo como
curto." ." t o, se emplea en trabajos temporarios como el cleser brace-
1 11 (1 plantaciones de yerba mate en el norte del país. 11 A pesar de
He nacido el 7 de abril de 1900.5 1 I 1 nurías económicas, la familia Arlt nunca vivió en conventillos
111 1 • chicos debieron trabajar siendo pequeños. Una infancia po-
Lo cierto es que Roberto Arlt nació el 26 de abril de 1900 a 111 ( y con pocos juguetes, es cierto, pero que poco difería de la de
las once de la noche en La Piedad 677, según consta en su partida 1 1 11I yoría de los hijos de tnmígrantes. cuyos padres creían en la
de nacímíento." Tal vez, su madre le dijo que su nombre era otro .1I la pública como vía de integración y de ascenso social.
-"Mi madre, que leía novelas romanticonas, me agregó al de Ro-
berto el de Godofredo, que no uso ni por broma, y todo por leer La
Jerusalén Libertada de Torcuato Tasso"?-; tal vez, su padre ig- Lo duros años de la escolarización
noró el pedido de su mujer de llamarlo Roberto Godofredo
Christophersen cuando fue a inscribirlo al Registro Civil el 2 de Sería un lugar común repetir, una vez más, que Arlt cursó la
mayo. O tal vez, fue el primer paso en la construcción de su propio t s uela primaria hasta tercer grado, pues él mismo lo ha repetido
mito. Porque, como señala Aníbal Jarkowski, Arlt se adelantó a la t n autobiografías y aguafuertes hasta el hartazgo: "Alos, nueve años
tarea de sus biógrafos y construyó su propio mito." Un mito en el In habían expulsado de tres escuelas" dice en una autobiografía
cual Arlt modifica su nombre propio, su fecha de nacimiento y, 1926; "He cursado las escuelas primarias hasta el tercer grado;
como se verá, aspectos importantes de su biografía. luego me echaron por inútil", reitera tres años desPllés. Sin em-
Su padre, Carlos Arlt, había nacido en la provincia prusiana bargo, las planillas de calificaciones anuales del ConSejo Nacional
de Posen en 1873 y era hijo de Luisa Strafling y de Roberto Arlt, en de Educación lo desmienten. Arlt comienza la escuela primaria a
homenaje a quienes bautiza a sus dos hijos, Roberto y Luisa. Ha- los seis años en la escuela número 12, del distrito escolar XII,
bía llegado a Buenos Aires como desertor del ejército y su nieta lo ubicada en Paramaribo 610, en el barrio de Flores. Allí cursa y
evoca como un hombre con aspecto de víkíngo , que sabía trabajar aprueba primer grado inferior, primer grado superío- y segundo
el vidrio, conocía contabilidad y era bastante diestro con las ma- grado, en el turno tarde, bajo la dirección de la profeSora Carmen
nos, pues para ganar dinero era capaz de confeccionar tarjetas C. de Cantén. En 1910, y muy probablemente por problemas de
. postales de cartón donde las figuras estaban conseguidas median- conducta, su madre lo cambia de colegio y cursa tercer grado en la
te una especie de troquelado que daba a los pétalos de una marga- escuela número 1 Gral. Justo José de Urquíza, del distrito escolar
rita o de un ramillete un relieve decorativo. 9 e t lína Iobstraibitzer, XII, ubicada en Yerbal 2368, en el turno mañana. El cambio al
en cambio, era de Trieste, de familia camp In; habíanactdo en colegio más tradicional de Flores -la primera escuela del barrio,
1870 en una aldea del Tirol y el italiano r ti 1 ngua materna. fundada en 1868-, un maestro exigente -Cipriano Funes-e-, las
Era una mujer muy religiosa, aficion 1 1 11 las ocultas, la ganas de estar en otro lado, tienen el efecto desastroso de un insu-
astrología, los sueños premonitorio' y l. 111 In tones, intereses ficiente en color rojo como clasificación del maestro, y otro insufi-
que supo transmitir a su hijo desd 1 InC 111 1t, blando su ima- ciente, también en color rojo, del director Juan Bernah- Arlt repi-
ginación de espíritus, fuerzas sir 1 brenaturales. te tercer grado, pero no lo echan de la escuela como orgullosamen-
La vida del matrimonio A 1t 1I arácter egoísta, te afirmará después, sino que vuelve a cursar Y aprueba tercer

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Bígnalás. De Valassina, ArIt n 1 v 1 mpr UII r, L
do; todavía en 1930, le dedica una de sus aguafu rt por 11
la que transcribe los comentarios de su Viejomaestro:

-Pocos alumnos he tenido tan burros como vos. Era imposi-


ble hacerte entender nada, ni la regla de tres iqué cosa bárba- ( n I misma maestra, Elodía C. de Bignalás, y en la misma
ra, si habré sufrido y me habré hecho malasangre con vos! , Arlt cursa y aprueba cuarto grado, en el turno mañana ~e
-Sin embargo, yo no era burro. Te juro que no. Me acuerdo 1 1I '.. r último, cursa y aprueba quinto grado en la escuela nu-
de que cuando vos explicabas lo que era un poliedro, yo pen- 1111 1 () 17, del distrito escolar XII, ubicada en Franklin y Trelles, en
saba que era capitán de piratas, que tenía el pelo largo y, como I 1111 n mañana con la maestra Juana María Zérbola. A los cator-
estaba enamorado de una píojosíta del barrio, pecosa y mala l' "1 " Arlt da por finalizados sus estudios primarios. No cursa
~omo la pest~, me imaginaba que la raptaba llevándola a bOl'"- I ultimo grado tal vez porque no hay sexto grado en la escuela
do de mi barco pirata ... y la chica que tenía la cabeza llena de .111111 ro 17 y son pocas las escuelas en las que se dicta; tal vez,
bichos se me figuraba espléndida como una princesa entre la pOI qu su madre no quiere volver a intentarlo en la escuela núme-
exposición de un polígono o de una regla de tres Ilo que es la 111 1,de donde muy posiblemente tuvo que cambiarlo por los reíte-
imaginación! •• d problemas de conducta.
-¿Te acordás? No te lustrabas nunca los botines. Venías a la
clase con los botines sucios de barro, las uñas más sucias
todavía ... -iota. de trapo
-Es que si en la teoría me imaginaba pirata, en la práctica
era inventor ... de modo que cuando no pensaba que me roba- EnJant terrible, como le gustaba presentarse, lo cierto es que
ba a una liendrosa, estaba ideando la forma de reencontrar la • tiinfancia transcurre como la de cualquier chico pobre de un b~
fórmula del fuego griego que se inflamaba en contacto del agua. re o urgues e lJ. - os Ai s en c s calles se confúndIan los
y trabajaba con pies y manos en experimentos absurdos. Una . en nos y los' i rante y en las escue as convivían los hijos
vez, así, incendié mi casa ... d obreros, emp eados m estros, pequeños comerciantes o profe-
-y yo me decía: este chico me indisciplina al grado. En vez de íonales. Barrio de grandes mansiones y chacras, donde los vagos
atender las clases, estabas con un libro sobre la falda. Eran del barrio roban frutas de los árboles o flores para regalar a las
siempre libros de Salgari o de Carolina Invernizzio. ¿Te acordás píojosítas del barrio. Arlt es habitué del primer cine de Flores, "El
cuando te secuestré La hija del asesino? ¿Te acordás? Palacio de la alegría" (des ués C' e eatro P e edón), donde se
-Vos fuiste siempre muy querido por todos los muchachos. enam-ora por primera vez, ~s, de Lidia Borelli, y
Eras un maestro que, sin ser compadrito, tenías en la pinta asiste al primer circo que fue a Flores, instalado en el terreno de
algo de nuestro arrabal. La mayoría de los maestros eran tie- las caballerizas de Basualdo. En sus textos posteriores, el barrio
sos, graves, severos; vos no. Entrabas al grado sonriendo y le no resulta inexorablemente negativo, sino sólo cuando es el ámbi-
dabas a entender a los muchachos que si no portaban como to de prácticas Vinculadas con el ascenso social y sus costos.P
debían, en vez de suspenderlos eras capaz d agarrarte a pa- Según s~pja-mitología,-.-e~ihe-s-u--p~~ lo.s
tadas con ellos y en la clase había muchach n fuertes ... Los ~ara ven~dérselo,P?r cinco pe~os, a un dIstmg~do veci-
muchachos, al saber que pasaban a tu r d ponían con- no de Flores, el senor .Joaquín Costa. CIerta o no, la anecdota re-
tentos. Bueno; yo no he estado bien n nín un parte cuando vela recisa y nada románt· acié~tr-e--lit-eratu-
era chico ... no me entendían, o aburrí d t 1modo a la gente ~: esos cinco pesos ganados con un cuento funcionan
que me tenían que echar. .. como la fábula de origen de una literatura pensada para el merca-
-Eras un salvaje; ése es el t rrnín . Vi 11111 h veces, mírán- do y legitimada por él. En este sentido, se diferencia notablemente

17
d J r Lul 13 1" • qut '11
SU primer libro Fervor d u no Al,. ,11 1 P t. J 111 •
111 vuhuu 11 Oll~ .1, ~ JI H'11I "O

J I \1,' 11\ 1,
pesos por la edición sino que no se le ocurrió 11 var ni un I
ejemplar a las librerías ni a los diarios, y recuerda que Artur
.' t rnúlupl r v 1"111-
ItI I II ' ul ural ffu ron
í prnceso.deaategcas,
Cancela negaba que sus libros se vendieran mucho porque "si los
I I 1111 (D1 1 L, l d d b __rrt L n 1 cual s conformaron modos regll-
,
otros escritores se enteraban de eso pensarían que sus libros esta-
1 Int r ,acor fines, UQrmasy valon~simphci..
ban escritos para el vulgo y que no t ían ningún valor". 14Para
nsolídaron tanto as ormas de la identidad o
ArIt bio, escribi e h ce , y el dinero co o sdiaIa
n I s elites barriales cuyos liderazgos eran ace tados ior
~do Piglia, aparece como la garantía gue hace osible la a ro-
piación y el acceso a la li erátura.w lnos.P? Estas asociaciones muc as veces tenían su diario;
a se Contaba entre los periódicos más prestigiosos del ba-
La suya ue una a o escencia difícil. Con su padre se enten-
1110, Irigido por Carlos P. Dubini, convocó las,firmas de lo.s vecí-
día poco y mal: "Nadie supo nunca lo que Roberto ha sufrido
110. 1 Flores: Victorino E. Luna, Carlos A. Miranda, Santiago J.
-confiesa su madre-; tres años estuvo su padre sin hablarle. Su
('It! rl o, Pedro J. Naón, Luis María Álvarez, Jaime Moreno, L. Vila
primerajuventud fue muy trágica, su vida y la mía fueron una tra-
111 IV entre otros. Los miércoles a la noche se celebraba en La
gedia: por eso sus escritos tienen tanta amargura" .16y además,
tenía que trabajar: primero fue aprendiz en una bicic et í íca-
'd/'a una tertulia organizada por "el poeta del barrio" Félix B.
G) ~ en Rivadavia. entre Varela Y-Q....ulpina..!. on e anaba treinta pe- VI 111 e a la que concurrían Julio iaz sandivaras, Constantino
i\¡(ulrre, Gerardo Gallucci, Miguelde Arzubíaga, Manuel Sa~vedra,
:\ 11 ~os-poTíñés; y en 1916, cuando su padre viaja a Misiones la ma-
" 0~.F: V dre le pide que se emplee en cualquier cosa. Cubre así l~ plaza () A. Barry. En la tertulia solían enfrentarse Pedr , con
I1 re patriarcal, con Bartolomé Galíndez y Roberto Arlt, l,f)s_dQs
como corredor e ~- volver; la madre lo acta evantar
muy temprano para que se dedicara al corr'etaje. nes irreve .ntes.del.grnpo." En la figura de Félix B. Visillacse
h \. a ArIt, años después, ara escribir su relato "El oeta
En los ratos libres, devora folletines y libros que compra usa-
dos en las tres librerías más importantes de Flores: la de los her- pnrroqur "donde un Alejandro Villac que, co~o Vi~illac, vive "a
1r ua ras de la calle Rivadavia, en una callejuela sm empedrar,
~ano~Juan" to~oyCarlos, e~o, ubicada en 'vadavia6803,
e n faroles de gas, veredas, árboles añosos y casitas adornadas de
~~~.
de..:1nge~,
L ~o, ubicada en Rivadavia al 6800, Y la
ubicada en Rivadavia 7133, en cuyas vi-
I rdines insignificantes y agradables,~es d~cir, en m:a
de esas tan-
dneras se expone s tentadores cuadernillos en verso del gau-
t calles que en los suburbios portenos !!,enenla VIrtud de recor-
cho Hormiga Negra y de los hermanos Barrtentos.v Además de damos un campo de ilusión, y que constituyen el encanto de la
libros y folletines, en la librería de Ángel Pariente se venden útiles arroquia d~ Flores", 22 recibe en su casa al escritor adolescen~e
escolares, pianos, piezas musicales, juguetes, y en la parte de atrás, xhibiendo toda su petulancia. Esta imagen del poeta de barrio
separada por una enorme guillotina, se halla la imprenta y el taller funcionará como su imagen más temida, pues el poeta de barrio
de encuadernación. Por la noche, se organizan encuentros litera- xpresa todo aquello que Arlt podría llegar a se: por su lugar d.e
rios donde los escritores y los poetas del barrio concurren a leer origen y su formación suburbana: el vate de barno es ~l que ~scn-
sus obras; asisten, por ejemplo, el autor teatral José J. Berrutti, el be en las páginas de poesía popular "que todas las revistas tienen ,
escritor César Carrizo, el poeta Bartolomé Galíndez, y el autor de como desaguadero de la 'colaboración espontánea' y d~stinadas ~
la marcha "Mi bandera", Leopoldo Ccrretíer.w En esas librerías la mentalidad más pobre del público"; el que ha publicado un Ií-
ArIt vende libros propios y ajenos para comprar cigarrillos: "Yo: bro costeado por su bolsillo, "con un prólogo de un señor a quien
que pedía novelas prestadas, y las reducía Iu o para comprar aburrió durante meses solicitándole el prólogo"; el que envía su
cigarrillos o también otros libros que en l. . uant rías de la libre- libro a todo el mundo, aun a aquellos que no lo quieren ver ni en
ría eran una tentación".19 Lee así foil 1Jn ses, libros de una caja de fósforos; el que vive descontento, amargado, env.idian-
técnica y textos o cuadernillos esot rl ulttstas de Madame do el éxito de los otros, "a quien la bilis del fracaso y el elogío que
Blavatsky y de Annie Besant; con I e_( 1111 F'I rencío Sánchez por intermedio de un subsecretario le ha hecho un ministro, le
ya la Biblioteca Anarquista ubí 1500 y formada tienen revuelta la sangre" .23 ,

En upa_delas tertulias de La Idea, Arlt conoce a Conrado Nale


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19
ofl, 1 juleu , t tul¡ I 1111 11111 t Id clru Illt f di
estf adol se ncía d 1 ,Nnl I~ xl Y A 1I V '11
IIIVIII el 1 ti d/j,() q\lt 11( (,IItO".~1 I!. 11 11m r 11 u ntr d 111 /",A..
cOlfparte-t¡ lecturas, caminatas y largas charlas. Much ID 11 J1
rlell • I b IITI
III 11 un crítor". Yante su sorpresa, Soiza cr-
1 111 l prom t que, n el as e gustarle, publicará su cuento,
en ~~a;:e dedic~se al corretaje de papel, It des a una en la c
111111 do pomposamente ehová'l, en la Revista Popular en donde
~, y sin despertarlo, se sienta en su escritorio, frent
I olaborador. La Revls opúlar había salido a la calle el 6 de
un~ ve~t~a desde la que se ve el Parque Rívadavía, a escribir pági-
111110 de 1917 bajo la dirección de Arturo Meccia;.recié~ a partir.d~
nas y Paglbas en randes ho·as e a el ordinario. "Alos díecísíet
11 número 64, del 22 de diciembre de 1919, Soíza Reílly asumira
añOs -es~ribe Nalé Roxlo-, Arlt jugaba al cínico y al salvaje, y lo
11 dirección pero por poco tiempo, porque algunos números des-
hac"fa muy bíien, pero con e1 a d eman, '1 a sonrisa. y el tono de la voz
dí d e una. quie
. bra. 28
estaba dící d . , JlII S la revista cierra en me 10 .
n09 ~ icien o que era un Juego. Tema un sentido feroz del
Yen efecto, ':le ohá" a;Rarece- b cado en la
~' ero humor al fin. Su expresión, de una gran riqueza de
11 l~, del 24 de junio d 1918.29 Esa mañana "el autor va ~
ma~ces, Peina a e vio ento contrapelo de lo que decía".24
ICld escape a un quiosco y compra a revista. Efectivamente, allí
Pese é\lcorretaje de papel, los pies llenos de ampollas, los re-
I lo suyo, una columna de tipo pequeño y apretado, y arriba ~u
tos ~e la lXladrey los madrugones, este corto período de la adoles-
nombre, su propio nombre y apellido. ~Es posible? Su ,propIO
cenlÍla traI\scurre de un modo más o menos apacible. Pero concluye
í

uombr e! Yen letras de imprenta y como título de honor, el Prosas


Violtmt~ente cuando Carlos ArIt regresa de Misiones, se enfrenta
111 dernas y ultramodernas'. Pero entonces ... lpuede escribir ... es
con su híjc, Ylo expulsa del hogar. En condiciones económicas de-
IIn talento ... talento ... un geníazo!"."?
Plo{íibles, Arlt vaga en procura de sórdidos y precarios trabajos:
Convencido ya de sus dotes literarias, e
"Huro una ,época -escribe ArIt- en que la vida fue dura para mí, e
scribir los ]ll'imeros capítulos e. El JUgLLe.t a ioso sin sab:r
hice' suc~s:tvamente, los trabajos de dependiente de librería, apren-
I davía a qué se dedicaría para ganar dinero: "el autor no sabía
diz ~e hOJéQatero,aprendiz de pintor, mecánico y vulcanizador. He
ntonces cuál iba a ser su camino efectivo en la vida. Si sería co-
dirildo Ul1.afábrica de ladrillos; después fui, cronológicamente,
m rciante, peón, empleado de alguna empresa comercial o escrt-
corÍtdo~, ~lrector de un periodicucho y trabajador en el puerto".25
t r. Sobre todas las cosas desyal9~€f escr~tor" .31 Y ~o~~enzos
El umco consuelo su única certeza, los recibe cuando des-
cub(e que ~u destino está en la literatura, en un mo ~to-en---el Ilsig~nero feI920'Jn~numer063de.la Pu~
acióii quincenal de temas s~~gicos y 11 erarIOS. n~una l-
cual, co~o recuerda Nalé Roxlo, la literatUra era, para él, una cues-
bre ingi a "B0rErnesto León Odena, se edita as clenclas ocul- • ..,
tión de Vld~ o muerte: "Me estoy refiriendo a los años que prece-
tas en la ciudad de Buenos Aires, un e sayo likI".aLi...Q o "protonovela t....-
dier¡:1na 1fljuguete rabioso, al tiempo de formación y tanteo, a lo
l~gica", como la define Beatriz Sarlo.:" a la que~lrma.como
que fodn~os llamar su prehistoria literaria. Su vida para él te-
Roberto Godofredo Arlt. Por primera vez, ya no su nombre smo su
nía ePt~nces un solo sentido: ser un gran escritor. Nunca vi voca-
rostro aparece en público pues el folleto lleva en el c~n~ro de .la
ción mas fitme, sostenida y ~lna cerrada. Era una pasión
portada una foto de Arlt. Está dedicado a Juan Con~t stia
viole~ncluyente~mo son las pasiones juveniles de los hOID-
¡---- anasion:::d "26 Y t - - - , y a Juan Carlos Guido Spano. "Kostía era la oveja ne~ra de una
ore ~ es a certeza aparece el día en que encuen-
tra svlnomlJre, su propio nombre, en letras de imprenta. fañi11faadinerada, propíetarta; una cadena de florena~,~~~
pasaba dinero ----e':ñÍÍ-e y cuando s antuviera a u..na> Rrud~~3
~ e de 1918, ArItjunta coraje y visita a Juan José d
distancia del negocio. En esa situación privilegiada líabla cU:l:t-lva-
¿Oiz~ ~eil~e~ su casa de altos ubicaaa en- amon Falcón y
do su inteligencia con lucidez y modestia, dedicando la mayo~ par-
Mempnllar.~ ReI ly ya era un escritor y un periodista recono-
te de su vida a la lectura. Había crecido con Arlt en el barno de
s!dQJ2U:~ s~ había de _emp-e~do como corresponsarae guera de
Flores, conocía a muchos protagonistas de Los siete locos y Los
_~.ent~ _ ,4_ 1917, era redactor de Caras y are as y

*
lanzall~, compartía con él una vieja amistad e invariablemen-
habíé pubh:ado, entre otros libros, El alma d los perros y Cien
homlJ
res cet b
te res. 1
S· Arlt
se anima.
a Int rrumpír su trabajo es
te se tiraba a ceniza de los cigarrillos en la solapa" .33
Este rimer texto funciona como ee....su '-"'7<
j ' '(~-;-
A
,~
seglÚtun:nt~ porque se trata, en definitlv ,d un vecino de Flores:
'a ue;t;literari ; en él, Arlt uti iza: sos.aí n(;YS om roban-
"Vea, senor, soy aficionado a escribir. Yí quísl ra que hiciera el
;!.oJa enorme ro~t~vi~<:.d fi~ional ~JgJ::l?rQPj~C~Ó y la~ .
20
21
1111111111 (' '11tllll d 11,,/ u I 1111111 Id , AIIl
//1(1"('/1'
,(l/jiu. buen l'
11, I , II R xl UII ntr vi t con amu
11 1111 1111 11 1 11 111111 \, NI , d f
s 1 , '1' r t b publicando una coleccion e 0-
espa 111 l. '1 111 11 d "Edí
'. u s agotaban con facilidad.llama a 1-
n cr a 1I 111 11111 bnrat IYq \ al d Letras y Cien-
I t Am rica Cuadernos mensu es e
en la que 111111 .' d 1 t "
1 ", Artt 1 11 va el relato titulado "Recuerdos de! a o escen e
cíón cultur y una ausencia de formación intelectual que legítím
1111 1111 11m nte Glusberg publicará en Babdel. ReVls~ ~~2~rt~:.
su literatura: "Entre los múltiples momentos críticos que he pasa-
do, el más am o fue encontrarme a los 16 años sin hogar. Había
motivado tal aven a la influencia literaria de Baudelaire y Verlaine,
'1' ~I:I:,;
I I b Jo su dirección, en el número 11 e enero, e

parecido en abril de 1921 y en ella, ade~as de p~bhC.~


..

cuentos y ensayos de los autores argentlnos y e ranje


Carrere y Murger, escribir los pasajes de un intervalo harto pe- lit 1 111 " 'id ., el arte la
<llllsberg propicia encuestas (sobre a e ucacion, 'al '
noso y desilusionad r no pertenece a la índole de este tema, mas I 1 I d dí ' os especl es a sus
,It 1 dn ) promueve concursos, Y e ica numer H' . h
sí puedo decir que, scorazonado, hambriento y desencantado, I Q' g Luis Franco
• emric
111111 A preferidos como Horacío uiro a, '
sin saber a quién rec ir porque mi joven orgullo me lo impedía,
'\8
llené la plaza de vende or en casa de un comerciante en libros 1\ l'
11. meses después de la publicación de Las ciencias ocultas
viejos".34 Esa ausencia d capital simbólico se llena con la satura-
11 In iudad de Buenos Aires, Arlt abandona, por primer~ ~ezd~u
ción de todo tipo de textos. literarios, científicos, poéticos y, prin-
, IlIeI \ natal. Un 20 de marzo de 1920 arte r~bo a,la cm a e
cipalmente, textos de oc tismo; como señala María Teresa
('," d ha convocad~,2! el servic~ilitar oblIgatOriO.Un nuevo
Gramuglio, en torno de la fi a de Arlfno hay nada: ID pasatlo
nacion ,ni pasa o familiar; d trás de su figura no ha adición, 1 I lulo de su vida se abre.
no hay linaje, no hay antepasad ni padre. Xl escritor Arlt es, en
c;:: J definitiva, hijo e sus obra§, inicia su obra literaria exhl-
~~~~~~~~--
hiendo mezclando los saberes del ocultismo, de la ciencia ~ de la
literatura; or primera vez,-tra:haja--s re una amal ama de sabe- N01AS
res d' entes a ue las ases (Ít';las-cten laS ocultas combi an
un ori en arcaico con los mo ernos fenome o . i.: notismo, 1 Natalio Písano, Breve historia de San ~osé de Flores, Buenos
....!!l~netismo, espiritismo y radioactividad. A su vez, el discurli9
te ófico abre la osibIn a
~nd~isc
e que Arlt ocupe una posició
tir con un saber a partir de otros sa:oeres, pues el tex-
esde 2 También será un misterio por que 0m:
ar
írníento indica: Roberto Godofredo Chnstop erse~.
re a Ir:
1
_
c:
Alr s. Junta de Estudios Históricos de ~an JOs~ de ;l~:es'a~~~~~cta de
(en amar¡"
.
~ to es, como analiza Sarlo, un ejerclclOforñial de de e onde.;l{ ;; rré, Arlt Y la crítica (1926-1990), Bu~no~ Aires, ~menc: LI::~:bge~~~
hace c o a dup",ª-- ue reaparecerá en toda su obra: el 1) . 113) cuando el acta de nacimiento
° 512 , f010
tndíca que e nom re
lí 322703 otorga da por e e
1R gl'S-
sab y. oder 36 En este primer texto, t presenta un modelo Ar lt. Partida de nacimiento n •G bí no de la Ciudad
de sociedad secreta que considera la conspiración como hipótesis lro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, Oler
de lo social. Esta hipótesis, que en este ensayo se funda a partir de de Buenos Aires, República Argentina. ,. " o n? 63
la observación de un grupo en particular, es la que diseña ideas
generales sobre cualquier tipo de microsociedad y se expandirá en
3 R b to Arlt "Autobiografías humonstlcas en Don Goy ,
14 de di~e~bre de '1926. Recopilada en RGobe~to
y otras páginas. prólogo de Guillermo arcia,
:U~~!!
r~:rc;::e
,
,
zz;
Los siete locos: "Y pude comprobar en el transcurso de dos años,
que reinaba allí, como en toda reunión de individuos que se unen 1996'4 "Roberto Arlt" en Crítica Maga~ine, n? 16, 28 d~ fe~r~~td~~;~~~
tácitamente para un mismo fin, una armonía que sólo puede ser Recopilada en Mirta Arlt y amar Borre, Para leer aRo er o r ,
sometida por un medio: infranqueabilidad a todo lo que se juzga Aires Torres Agüero, 1984. - d Kr Álvaro
'5 Roberto Arlt, "Autobiografía"en Guillermo MIran a lX y _
nuevo e innovador, sentándose para ello dogm s irrisorios, pre-
venciones absurdas, o asumiendo actitud s di as de todo des-
precío";"
~~:~~:¿ ~~;i~~a:~:~;~ia~~::t~~C;:a ~~:;t~n~:r d;o~~:"p~~~~~;r ~r~~:
berto Arlt, op. cit.
Con este antecedente de public I 11, Y n 1 que luego sería
23
22
e 11111 ulll N ,1 J{o lo, l un» C/C/O/ dI' lit "' II l. p. 11.. I
'1 Pnrtld de 11"hlll U/O 1111 l:l. foil :1:l2 i'O:l, ulol t leI 'POI II • iz R tlly" n El Mundo. 31 d mayo de
gístro del Estado ívtl y p Id el d In 1 r 110 I 1\ 'hl Arlt, Cronic6n de sí mismo, Buenos Aires,
dad de Buenos Aires. República Argentina.
7 Roberto ArIt, "¿Qué nombre le pondremos al pibe?" n El M d del vínc~10 ArIt-Soiza Rei11y,véase: Josefina
8 de enero de 1930. un ,

i ~ 8 A~íbal Jarkowski,

'\ El Porteno, n? 127, julio de 1992.


..
"Arlto de cómo la realidad produce locura" 11

9 Mirta Arlt, Prólogos a la obra de mi padre, Buenos Aires Torr


Agüero, 1985; pág. 53. '
:~Mir~ Arl~y Ornar Borré, Para leer a Roberto Arlt, op. cit., pág. 11.
. J~se Amícola, Astrología y jascismo en la obra de Arlt, Bueno
AIres, Weímar, 1981; pág. 118.


1.2 Roberto ArIt, "El viejo maestro" en El Mundo, 20 de julio de 1930.

Re~o.~Ilada,en Roberto Arlt, Aguajuertes Porteñas: cultura y política .


. EdICI~~, prólogo ~ n~~as de Sylvia Saítta, Buenos Aires, Losada, 1994.
. Oscar Terán, Modernos intensos en los veintes" en Prismas. Re-
utsru de historia intelectual. n? 1, 1997.
berto Arlt, "Prólogo" a la segunda edición de Eljuguete rabio-
Aires, Claridad, 1931. ~ -- ----
14 Antonio Carrizo, Borges, el memorioso, Buenos Aires Fondo de atriz Sar o, a imaginación técnica. Sueños modernos de la
Cultura Económica, 1982. ' ,ltIl"'ft rgentina, Buenos Aires, Nuev~a~V~i:s~io~'n~,
21~9~9~2~·:-::-:~=--===-:=:~r-'
." 15 Ricardo Píglía, "Roberto Arlt: una crítica de la economía litera- '1 María sther Gi ío yrtt:>s""'M. ommguez, Construcción de la
na en Los Libros, n? 29, marzo-abril de 1973
16 •
",1/ /11'. La vida de Juan Carlos Onetti, Buenos Aires, Planeta, 1993;
. Carta de la madre de ArIt dirigida a Pascual Naccarati, 3 de se-
tíembre de 1948. Citada en Raúl Larra, Roberto Arlt, el torturado, Bue- JI ' , .
H Roberto Godofredo Arlt, Las ciencias ocultas en la ciudad de
nos AIres, Ameghíno, 1998; pág. 39. "'11"11 s Aires, en Roberto Ar lt, Nuevas Aguajuertes, Buenos Aires,
17 Lila Duffa,ude R~baudi. "Las librerías de Flores en el recuerdo
111 ,d . 1975; pág. 106.
de una de sus mas quendas y tradicionales vecinas" en La Parroquia & María Teresa Gramuglio, "La construcción de la imagen" en Héctor
n? 1725, abril de 1991. ' 111 )Il, Rodolfo Rabana1 Y María Teresa Gramuglio, La escritura argenti-
18 Lila Duffa,ude R~baudi, "Las librerías de Flores en el recuerdo /111. 'anta Fe, Universidad Nacional del Litoral, Ediciones de la Cortada,
de una de sus mas quendas y tradicionales vecinas" en La Parroquia
n? 1726, mayo de 1991. ' 1') )2.
36 Beatriz Sarlo, La imaginación técnica. Sueños modernos de la
19 Roberto Arlt, "El elogio de mi viejo librero" en El Mundo 28 de
,Iel'ura argentina, op. cit.
febrero de 1929. ' 37 Roberto Godofredo Arlt, Las ciencias ocultas en la ciudad de
. 20 Lea~d~o H. Gutiérrez y Luis Alberto Romero, "Sociedades l1u nos Aires, op. cít., pág. 115.
b.arnales y bIbl.IOtecaspopulares" en Sectores populares. Cultura y poli- 38 Estos datos son revelados por Horacio Tarcus en su artículo "Ba-

ttca, Buenos Aires, Sudamericana, 1995. I l. Revista de arte y crítica (1921-1951)" publicado en Revista Lote.
21 ~élt:' .8. Visillac, Evocación de San José de Flores, Junta de Es-
.
Mensuario de cultura, n? 7, noviembre de 1997.
~udIOsHtstórícos de San José de Flores, Buenos Aires, Juan P. Castagnola
Impresor, 1944.
22 Roberto Arlt, "El poeta parroquial" en Proa, n? lO, marzo de
1925: Recopilado en Mírta Arlt y Ornar Borré, Para leer a Roberto Arlt,
op. cit.
23 Roberto Arlt, "Poeta de parroquia" en El Mundo, 7 de noviembre

de ,1928. Rec.opilada en Roberto Arlt, Aguajuertes Porteñas. Selección y


prolo~~ de Ríta Gnu~zmann, Buenos Aires. Corregidor, 1995.
Conrado Nalé Roxlo, Borrador de m morlas, Buenos Aires Plus
Ultra, 1978; pág. 84. '
25 Roberto Arlt, "Tercer y última def n < d 1 lmacenero" en El Mun-

do, 26 de agosto de 1929.


25
24
111111 I1 tOllO e 011 leI1 lile ('UIIV 111 lit 1 11 \ 1\ I • P t bllld
111\ \lrul nl: l 1 n d 1 vlud y los malos co~-
1 ~ mllL p ul tínam nte a la bancarro~a. Sl~
IIlh 11 le), V \rl .' d los hijos logran terminar su carrera ~v~rsl-
, v n s reciben de médicos y dos .de farmacéuticos.
2. Puntos oscuros I 111 'yll 1 los hermanos se dedica al comercio y el menor, a la
111 1 ,ti pianista. '1 d
( 11 II1doArlt conoce a Carmen, tres años mayor ~u~ e ,que a
Poco, por no decir nada, se sabe de los cuatro años que Arlt I 1111' I por "el encanto de los velos y la mi~a domínícal: es ru-
vive en la provincia de Córdoba, a la que llega un 10 de marzo d 1.11 1I1c-IlU
d a, con e1halo e uena CrIanzay la1tuberculo-
1 g'd d
1920. Allí cumple con el servicio militar, allí conoce a quien será ' A él le encanta su aura de señorita y ser e e e l o e
su mujer, allí se casa, allí nace su hija. Los pocos testimonios que 111JI ,11 que tiene tanta discreción -en senti d o cervan tino
l .- ..como
hay sobre este período indican que Arlt conoce a Carmen Antinucci di uklud"." Además, Carmen trae consigo una dote ~e veíntícínco
en el entreacto de una función de cine; él estaba en la platea; ella, I1 La madre de Carmen, temerosa del repudio que puede
en los palcos. Arlt consigue entablar con ella una conversación 1:: 1:\'11 .
11 decirle al pretendiente la verdad sobre la salud.de su
que devendrá en noviazgo. 1 1111' luarda el secreto de su enfermedad,~berculosl~ que
Alfonso Antinucci, el padre de Carmen, procedía de una fa- 11 11 ,i rtsís .. lnme . - t de ués de cas to.
.. Casamiento
ílít
milia acomodada de Italia. Con su mujer María Palumbo, habían 1t 1 ce1ebra e i9 2 , e ando Arlt finaliza el servicio rm , l ar en
llegado a la Argentina a finales del siglo diecinueve dispuestos a 11 ti rpo 130 de 1 aR.fe ía de Alta Córdoba: "Yo, en esa epoca, ~ra

trabajar y acrecentar su fortuna. El matrimonio se radica en Cór- vudnnte armero, por virtud y gracia de algunas r~c~me~d~clO-
doba donde Alfonso Antinucci instala un negocio de ramos gene- Mientras los reclutas se pasaban el día al sol es aman ose
rales en Las Perdices y compra bastantes leguas de campo en el "11 ('\1 bólicos ejercicios, tomaba mate con el sargento ar~~od ~

sur de la provincia de Córdoba y en Santa Fe. La casa de los 111111 picado de viruela e hijo de esta muy hermosa Cll~a e
Antinucci "es una de esas casas con dos balcones bajos sobre la uueuos Aires"." Al enterarse de la pr,ecaria salud de su mUJer,~
vereda, un zaguán con puerta cancel y vísrllos de hilo; donde los I 1IIINidea como im erdonable traicion el hecho de ue e o a ,
ángeles regordetes alternan con las mariposas; adentro hay olor a 11I'\l;tadoy se vengará de su suegra y de su famil~apolítica a ~~a~es
ropa planchada, muebles con funda y cubiertos de diario; las hi- 11 HU literatura. Arlt hará un uso privado de l,aht~:atura, utIl~z~-

jas mujeres tienen profesor de piano, los hijos varones cuidan el dol como un arma -a:e ven anza erson~-~-gat<0"'eocldo,
, 7'\ 1
honor de sus hermanas y son alumnos de la Facultad de Medici- " primer cuento puÑicadO en Müi'tdo Argentino en, r92~jAr t
na".2 Allí nacen los nueve hijos -siete varones y dos mujeres, 11 ra una anécdota familiar sin siquiera ~~biar los nombres pro-
Carmen y Aída- quienes, según el testimonio de Perla Vísmara de plos d e sus pro tagonistas y variando mínímamente lasd letras . de
Ruíz Aguilar, sobrina de Carmen Antinucci, se educan con tutores us apellidos: María Palumbo, la madre de Carme~, eviene en
particulares. Los tres varones más grandes y las dos mujeres, cur- María Palombí: su padre Alfonso Antinucci, lo hara en Alfo~so
san el bachillerato en Roma, a donde su madre, María Palumbo, Mondelli. La descrrpcíón que hace de sus suegros no es, precisa-
viaja periódicamente para visitarlos. En esas oportunidades, de- mente, la de un yerno afectuoso:
dica las vacaciones a pasear por otras ciudades de Italia junto a
sus híjos.> El proyecto de la familia Antinucci siempre fue el de La vieja Pepa Mondelli vivía en el pueblo Las Perdices: Era tía
regresar a Italia, pero la muerte repentina de Alfonso los obliga a de mis cuñados, los hijos de Alfonso Mondelli, el ternble d~n
establecerse definitivamente en Córdoba. Lo hijos de la familia Alfonso, que azotaba a su mujer, María Palombi, en el s~lon
regresan a la Argentina, donde revalidan us títulos de bachilleres de su negocio de ramos generales. Reventó, no puede decirse
para ingresar a la universidad. A la e b z d ese matriarcado otra cosa, cierta noche, en un altillo del caserón atestado de
-afirma su nieta Mirta- queda enton s un viuda severa, "re- mercaderías, mientras en Italia la Palombí gastaba entre. los
sentida contra algo que nadie sab J n 1 í rta qué es, y que sacamuelas de Terra Bossa, el dinero que don Alfonso enviaba

2 27
p \1' 1 f 11lo hullo h ,. Mlllld 111I 111 I lit I 11 1111
1 . "." L
ahora oscuro. g t Y ru 1, 11I J 11I' 1 ti 111I"'1 t , • \lJI 1 ,1 te le pr nt II d 1 ocí d.
contaba de éste que una vez. frente a la t ¡ 11 d 1 f rr _ ntr 1 1 euro Iímí nto d sus r~glaJ' En us
rrtl, con un mango del látigo le saltó. a golpes. los ojos a un 111111 , ln J1 vi el mp ña un papel activo en a difícil tare e
caballo que no podía arrancar de los baches. el carro dema- un h mbr , cometídó que o ra oasan ose en a expe-
siado cargado. De María Palombi llevaban en la sangre su sen- u madre. Como afirma Diana Guerrero, '1.afutura sue-
sualidad precipitada, y en los nervios el repentino encogimien- 1It1l1zpu s a la novia -joyen, hermosa, virgej} como un an;
to. que hace más calculadora a la ferocidad en el momento del 1I11 U de canzar el eseo de ambas: un marido para la '1:jgba".
peligro. Lo demostraron más tarde. (oo.) Yoviví un tiempo en- I 111\ \ r de la suegra aparece y reaparece a lo argo de todasu
tre esta gente. Todos sus gestos transparentaban brutalidad, a 11111' novelas, cuentos y aguafuertes, ArIt subraya su carácter
pesar de ser suaves. Jamás vi pupilas grises tan inmóviles y 1111011 y la imposibilidad de que sus personajes masculinos
muertas. Tenían el labio inferior ligeramente colgante. y cuan- 11111111 n una relación amorosa sin su perversa mediación. .R un
90- sonreían. sus rostros adquirían una expresión ~ i 1'"1110,1 conclusión a la que arriba e nar~ador de "E joro~adito"
miento que se diría exasperada por~ta convulsión interior 11I111<1 reflexiona sobre su noviazgo,~podna hacerse exten [a a la
circulaban como fantasmas entre ellos ,e • IIllylll'Í de sus protagonistas masculinos: "Si yo estaba de no~io
11 'ctU lla casa debíase a las arterías de la maldita vieja, y llego a
En el cuento, aparecen también como personajes uno de los I'llIcllI irse en poco tiempo una de las situaci?nes más. rara~ que
hermanos de Carmen. Igídío, responsable del almacén de ramos 111 y, ído hablar, pues me retenía en la casa, Junto a mi nOVIa,no
generales a la muerte de su padre, y la hermana de Alfonso 1 1111r a ella, sino el odio al alma taciturna y violenta ue eny~a-
Antinucci, la tía Pepa. ArIt narra las pésimas relaciones familiares " 11, madre silenciosa, pesan o a to as horas cuantas probabili-
y el odio de la tía Pepa por la madre de Carmen: ''A espaldas del I1\(( . exfstían en el-presente de que me casara o no con su hij a".10
sobrino, me contaba de su hermano muerto, de su hermano que on la enfermedad de los pulmones de Carmen declarada, el
yo. compre~dí~ había robado en todas las horas de su vida, para uuurímonío Arlt decide instalarse en las sierras de Córdoba.~
dejar un millón de pesos a los hijos de María Palombi. La vieja 1 d t de veinticinco mil pesos compran una casa en Cosguín""y
vociferaba: 'Y esa perra tiró todo a la calle'. Cuando nombraba a Al\t inicia una serie de em resas ue -resultan fallidas. M~s
su cuñ~da, la tía Pe~a masticaba su odio como una carne pulposa, t IIItO,continúa~crj.biendo los capítulos e E jug_uet~ ~abioso y,
y ex~t~dose, co~ta am,e cosas horribles, que~a-por rún su propio tes!im.QniQ ptlblica12iari~~! un morfm~.I1lfJ.oo. en
sentír como su OdIOentrabase a tonificar mi rencor" .7 Este mismo 1.(1 novela cordobesa, con un prólogo e Juan ose e Soíza ReIUY:-
odio es el que reaparecerá a lo largo de toda su obra encarnado en 81 ,. que erca un dato sobre la existencia real de este texto
la figura de la suegra, personaje al que ArIt vuelve una y otra vez SI' sar Tiem , quien relata que hallándose en Córdoba, en com-
tanto en sus novelas y cuentos como en sus aguafuertes porteñas: pafiía e UlS Reinaudi, en una librería de Vi~jode la c~le ~vada-
11I La suegra ~ondensa en sí misma los peores rasgos de su clase vla, descubrió un ejemplar: "No le di mayor ímportancía. VI en la
pues constItuye el punto culminante de la hipocresía de la clase mesa algo que me interesó más, también inhallable: eL~~n~o
media '. Como señala Oscar Masotta, en ArIt las s~egr~- Libro de Loco Amor del fabuloso Bernabé de]a Orga, y lo prefena
t el Ins
, .~ e ~cu la soC!1eaacrsesostif'np
_~e v',,, aÍcuaderno que contenía la novelilla de Arlt. Tuve,ocasión d;: con-
er etua a sí misma ues participan de todas sus complicidades társelo poco después, ya en Buenos Aires. No sabes la ale9,na que
~seguran su cohe~n, Lvehiculizan sus mito?' Son eso~~e~ me das. Te perdistS!--1fLgllm ocasión de vivir chantajeandome
altan;:ros y ridículamente soberbios, mujeres agrtadas y de mira- toda la ,,¡da con la amenaea-dez a".ll En Cosquín, y en
da fna y cortante, prestas a desnudar de una ojeada al candidato i923, nace su única hija, Mirta: Electra lt; pero las cosas no
para averiguar cuánto dinero tiene en el b 1 1110. (oo.) Estos seres marchan bien entre Arlt y su mujer. a en estos primeros años de
desorbitado s caricaturizan las contradiccl n vividas por la e casados, comienzan las peleas y las discusiones. Carmen, acos-
q.ue pretende adscribirse ~ a esfera d 1 s p edore1'¡.Tener no tumbrada a una infancia vivida entre algodones, no se resigna a
sIgnifica solamente poseer objetos, sín r objetos para po- vivir pobremente, con un hombre que se dice escritor pero que no

2
cap z cl Iv r h 111 111111 l. 11 Adl 1111 , 11011\ IIW llll 11 tru ' 1 P t and 11
Arlt fracasa una y otr v z ni 1,) 1 11\1 1 ( 11 VII 1I tlnl bl \ gu l lumInoso ángeles de las historias antí-
a cabo, gastando el dinero de la dot , 111 u, 11\ su In di' 111 l •• Pro no e contrarás aquí doradas palabras mentiro-
años atrás, le exige que trabaje de cualquier cosa para mant n rl . u ni v rás asom r el pie d1 pl~ta de ~afelicidad, pe~o. tú, q~e
Arlt se siente humillado; Arlt se siente incomprendído; Arlt c • omprensiv y tan amiga ~la, recíbelo ~omo recíbtste ml~
mienza a urdir una ven anza gue tendr' a la literatura como h . 01 libros, esc itos bajo tu mirada periaatíva. Tu agrado sera
-:=:
_r Ien a. Porque con la suegra:iñgresarán a su literatura as Els s lid mejor premi .15

y las Irerles, que torturarán y humillarán a sus hombres hasta con-


vertirlos en víctimas. Yserá el mismo Arlt el encargado de marcar L dedtcatorí no hace sino tornar ambigua la intención pues
las coincidencias: en una carta a su hermana Lila no sólo afirma 1 1I 1\ sólo no e ofrece "una novela amable como una nube
que "parte de lo que he sufrido alIado de esta mujs:r está en LQS 11111 S da" sin que le dedica uno de los libros m~violentos y
siete locos en el caPIffilC5Cte la Casa Obscura", sino que le atribuye 1 (. Ivos ac' la mujer' una compilación de relatos que EIsa
p a ras que aparecen en oca e sa: mientras que en Los siete 1'1 \ te roff de~1ribe como un "libro-acto de ~abla hirient~, c,~16az de
locos Erdosain recuerda "que una noche conversando con EIsa, 11111\ l11arc b. violen . .~ a ememna.
ésta, en un momento de sinceridad, le confesó que de haber sido A. me ados de 192 ,la familia Arlt regresa a Buenos Aires.
soltera, no se habría casado, sino que hubiera tenido un aman- 1 1I gre muy enfermo de una bronconeumonía que ~olleva a
te" ,12 en la carta que le envía a su hermana, refiriéndose a Car- I I vari s días internado en un hospital. Con el poco dinero que
men, afirma: "Cuando esta mujer se separó de mí la primera vez, 1 lueda de la dote de Carmen, compran un terreno en Villa De-
al volverse a reunir a mí, me dijo: Si vos me dejabas no iba a hacer lito, en 1 calle Lascano, para edificar la casa propia; durante los
vida honesta; para qué. Razono mucho en torno del problema de tt 111pos d la construcción, viven en la casa de los adres de Arlt,
la honestidad, lo que me di cuenta fue de esto. O mentía, o inte- 11" se han mudado a Canalejas 2137, en e ~rio de Flores. 1
riormente era una cínica que me explotaba. Otra vez me dijo: Yono 1"oyecto de la casa, ubicada en una calle de tierra, reproduce el
me explico que seas tan idiota de mantener a una mujer que no te 1110 elo típic de las casas de barrio: habitaciones e~ fil.a,c~n puer-
quiere" .13 A su vez, los escritores que lo conocieron reiteran las t \. que abre hacia una galería lateral, un peq~eno Jar~m en el
similitudes entre su vida a y ciertas escenas de sus novelas; ti ente, y atrás, 1 consabido gallinero. Viven allí unos anos, y la
Eduardo González L uza, por ej plo, señala que "la escena re- v nden sin termi ar de construirla.
latada por EIsa e os siete locos n la que Erdosain, su esposo, Arlt comienz a buscar un trabajo estable que le permita re-
lleva a vivir a 1 casa a prostituta para que ella le ayude 'a 01' anizar la econ ía familiar. Trae en sus valijas los primeros
salvar su alma', es autobí gráfica al pie de la letra. Lo mismo que (' pítulos d u n la Eljuguete rabio .qu abía comen.za~oa
el argumento de El amo brujo, parte reveladora de su vida que cribir ert 1919 y e incorpora Ultima Hora omo períodísta
lamentablemente debo asar por alto. Como marido, Roberto Arlt Ir e-lwce .•Día tfícíles para Ar ~€ ,ur:ante el día, ayudado
tiene tanto de torturad como de torturador". 14 por su p~e, levanta las paredes de la casa y q~e, por l~ noc~e,
Será tal vez por e o que el único libro que dedica a su mujer scríbe o ir de bar en bar leyendo sus manuscritos a qUlenquie-
sea Eljorobadito, u compilación de cuentos cuyo tema princi- ra escuchar o: "Por ese tiempo -recuerda Elías Castelnuovo-, el
pal es el noviazgo y e matrimonio. En la dedicatoria, Arlt escribe: más crítico de su existencia, el más desamparado -los zapatos
rotos, la ropa deshilachada- caminaba de continuo como un ,ma-
A mi esposa ea men Antinucci. níátíco. De la y e noche. No se sabía dónde ni cuándo dormía, a
Me hubiera g tado ofrecerte una novela amable como una pesar de hallarse. asado. No andaba solo, sin embargo, nunca.
nube sonrosa a, pero quizás nunca escribiré obra semejante. Llevaba consigo si¿mpre debajo del brazo el manuscri~o ti~ulado

-
De allí que te edico este libro, trabajado por calles oscuras y
parajes tacit rnos, en contacto con gente terrestre, triste y
somnolienta. Te ruego lo recibas como un prueba del grande
D la vida puerca sic), y se lo leía a cualquiera que p'udtese mfun-
di le algún ien o. especho de su anonimato, disponía ya ~e
cierto público, muy adicto, pero g~L~fic~do, al cual solía
amor que te engo, No repares en sus pal br duras. Los se- hacer objeto de su' lecturas. En Flores, su narrio metropolitano,

30 31

LL~
xístí un 1 h 1 I 11 ) '111111 I d )lId (·(lI'/'.',f~""
111 111 (' 11111111 ,
a esperar la salida d los di 1'1~. 11 11111111 111 , 1.1/11 J' 1\11I1

figura muy conocida en ese ambiente, apr V· h b I lut rv 1 d


la espera, leyéndole alguna obra suya o de otro autor, a voz 11
grito, como era su costumbre". 17 (
3. Trabajando en el proyecto

NOTAS
e sabe a ciencia cierta cómo Arlt se convierte en una es-
secretario sui generis de Ricardo Güiraldes. Nada, o casi
I el 1, 1 s Vincula; pero el tosco muchacho de barrio y""elrefinadO
1 Mirta ArIt y Ornar Borré, Para leer a Roberto Arlt, Buenos Aires
Torres Agüero, 1984; pág. 21. ' ( ( ndíente de estancieros comparten llD lazo af@Gt,i~uyos tér-
2 Mirta Arlt, Prólogos a la obra de mi padre, Buenos Aires Torres 111110, sólo ellos conocen. Lo que sí puede decirse es que en ese
Agüero, 1985; pág. 55. ' 111'111 Arlt no puede pensar a Güiraldes sino desde las formas de
3 Entrevista a Perla Vísmara de Ruíz Aguilar, hija de Aída Antinucci, I 111 ( ccíón familiar: Güiraldes ocu a .alternatízamente. ellugar
hermana menor de Carmen, noviembre de 1999. I pudre o de hermg.no ma or, nunca el de un i ual. Porque Güi-
4 Mirta ArIt, Prólogos a la obra de mi padre, op. cit., pág. 55. Id s asume el rol de padre cuando resuelve, en alguna medida,
5 Roberto ArIt, "Mi traje y el teniente coronel" en Don Goyo, 2 de
• nomía maltrecha del hijo convírtíéndolo en su secretario;
marzo de 1926.
6 Roberto ArIt, "El gato cocido" en Mundo Argentino, 27 de octubre

de 1926. Recopilado en Roberto Arlt, Estoy cargada de muerte y otros


borradores. Compilación y prólogo de Ornar Borré, Buenos Aires Torres
11 urdo lee paternalmente los borradores de la novela que Arlt lle-
« nstgo a todas partes, yJambién-Gu
1 I . evesada y urr-léxíco exuberant
do corrige con paciencia 11 *
Ese lugar le otorga ~/e....'ir
Agüero, 1984; pág. 35. ' I privilegio de ser él quien ponga el nombre: con gesto iniciático, J
7 Roberto Arlt, "El gato cocido", op. cit., pág. 37. ülraldes nombra a la primera novela de Roberto Arlt con un títu-
8 Oscar Masotta, Sexo y traición en Roberto Arlt, Buenos Aires, 1, (pie no le pertenecía. ~Lpx.i o, La vida puerca, advertía
Ceal, 1982; pág. 59. 1111 roa or precisión ~l lugar de ~J,llll:.iac.io:J;L e~l.L§e
9 Diana Guerrero, Arlt. El habitante solitario, Buenos Aires, Catá- l 11 aba escriDir,el título El juguete rabioso s...eñaladesde-afue-
logos, 1986; pág. 52. ~
I 1lugar que a esta literatura se le asigna, detalle que no pasa
10 Roberto Arlt, "El jorobadito" en El Jorobadito, Buenos Aires,
\1111 verrra~lgñacloEllaS eiSfefnuovo que acusa a Güirai-=--
Losada, 1983; pág. 17.
(1 cIeSer"uCense .ex:..... s· I..ofllroa.scon al
encarg<L,de...:pJ.:Gc,e
11 C'
12
esar T"lempo, M anos de obra, Buenos Aires, Corregidor 1980
' •
------------
11 or que hasta le cambió un título claro y contundente, de.prozec-
, Roberto ArIt, Los siete locos, Buenos Aires, Losada, 1985;
pag.91. 1'\ 11 soCi-a:t:porotro-oastaITte turbíó, carente por compreto de cla-
, 13 Carta a Lila, circa. 1930. Transcripta en Ornar Borré, Arlt y la rídad y~de contundencia". 1 Sin embargo, es Güiraldes (y no
cnttc~ (1926-1990), Buenos Aires, América Libre, 1996; págs. 163 y 164. e stelnuovo) quien gestiona algunas de las primeras publicacio-
15 Eduardo Gonzále~ Lanuz~, Roberto Arlt, Buenos Aires, Ceal, 1971. 11 s de Arlt. Difunde así, "El Rengo" y "El oeta par o uial", dos
16 Roberto Arlt, El jorobadito, Buenos Aires, Anaconda, 1933. . pítulos de la todavía denom a a La vida puen a en roa, revís-
~lsa Drucaroff, Arlt: profeta del miedo, Buenos Aires, Catálogos, t de la que es director, desde agosto de 1924, te con
1998; pago 122.
.Jorge Luis Borges, Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz." ---..,. Sin la
17 Elías Castelnuovo, Memorias, Buenos Aires, Ediciones Cultura-
les Argentinas, 1974; pág. 135. mediación de Güiraldes, es impensable la presencia de Arlt en Proa,
un consi erando que esta revista proponía la conformación de
un frente único de artistas jóvenes cuya renovación estética se opu-
siera a las escuelas tradicionaIes de los escritores ya establecí-
dos." Y "ArIt estaba agradecidísimo -recuerda Raúl González
Tuñón-. Güiraldes venía con los papeles y le decía: 'Che, traigo
32 33
t tI h h ) I I
qué no m lo r gl ,11?, I an tIJI. man /1 /11 II/Id/u, O (!lII/() ¡)//1 /( ar
con nosotros y comemos juntos'. De sa man r
pendamente co e a le ancia util ue é 'a ara todo"." U. i" uesto ublicar El
A instancias también de Güiraldes, Arlt se vincu a con a nu n L ditoria!l Proa, pero los problemas financie-
va generación de escritores en las tertulias que se desarrollan en 1 I I (¡ 1, 1\1 1"1 1Loimpi en. ig endo la sugerencia de su amigo
Majestic, Avenida de Mayo y Talcahuano, o el Phoenix, de S 11 1 I n 1 ,Arlt se entrevista nuevamente con Samuel Glusberg,
t

Martín y Córdoba, hoteles don e Güiraldes y Adelina del Carril IIIr 11 l( lb b de publicar El Grillo en la edito e . emas,
solían parar cuando estaban en Buenos Aires, pues pasaban mu- 111 1 H 1 P Y había da o a conocer un adelanto de la novela de Ar1t

chos meses del año ~ estancia La Porteña de San Antonio d I1 11 1 vi. ta Babel. Si en su editorial Glusberg había editado los

Areco. A esos encuentros, aSIsten los hermanos Raúl y Enriqu I 111 d 1: opa o Lugones, Horacio Quiroga, Arturo Capdevila,
IT'onzálezTufión, Nicolás Olivari, Pablo Rojas Paz, Francisco Luis , l' dr ni, Alberto Gerchunoff, Martínez Estrada, Benito Lynch,
Bernárdez, Jorge Luis Borges, Marío Delfino; en ellos se conversa 111111 111 torni, Roberto Payró, en ediciones que combin~an l!!l
sobre el número de Martín Fierro que acaba de salir, se analiza el 1 lo el venta accesible al ran público con un edición ~ uy cuí- ,.,.,.
último libro, se discute sobre literatura y se asiste a los conciertos In, Al" presuponía una edición segura. Pero a Glusb~ no le
caseros de Güiraldes, quien solía tocar la guitarra y cantar solo o IIIV 11 la propuesta arltiana; a Manuel Gleizer, con quien lo in-
en dúo con Adelina las canciones que había escuchado en la estan- 111, d pués, tampoco. ..--
cia famtlíar." Los jóvenes le tienen un particular aprecio a este , \ 00 es en una editorial vinculada a la vanguardia, como Proa,
hombre bastanteñrny5r que ellos quien, con delicado patefIDtltsnro, I1I 1'1111 oca en una editorial más tradicional como Gleízer, o más
11 cola ora en o os sus empre . ientos grupales y personales: "jY I'"PIlI U' como Babel, Arlt probará suerte en una editorial de i?
qué decir de su generosidad! -exclama Raúl González Tuñón-. 111 1 el . Co oce los 'óvenes que integran el denominado ru o
Ayudaba con delicadeza a los poetas jóvenes, que aún no habían Uo~ es suele participar e as reuniones de escritores
publicado su primer Iíbro"." En efecto, Güiraldes paga las colabo- 1 11 tus que se realizan los sábados en la casa de E ías Cas e nuovo,
raciones en Proa, cosa inusual en ese entonces; estimula los tími- bu ardilla en e cuar o piso de una construcción de tiempo
dos proyectos literarios de los todavía inéditos; compra, para quie- rI H as, con un techo de pizarra en ochava y su ventanilla teles-
nes no pueden pagarlas, las tarjetas de invitación para las comi- I 1I111 ,ubicada en Sadí Carnot n? 11, en el barrio de Liniers. Arlt
das organizadas por Proa y Martín Fierro ... Afecto, cortesía y pro- plt usa entonces publicar su novela en la editorial Claridad que
tección, todos rasgos que, para Arlt, diseñan el contorno ya no del .111 1 Antonio Zamora, cuya actividad'"editorialhabíf'&fn?e'nzado
padre sino del hermano mayor: "¿Ahora qué le diremos a él, nues- I dt 'plegarse en feb(ero de 1922 con la aparición de la serie Los
tro hermano mayor, a nuestro valiente hermano mayor a quien era ""/1 adores, cuadernillo semanal que reproducía en treinta y os
alegre querer? (...) Te queríamos mucho. Todos te queríamos mu- p' Lnaso ras de cierto prestigio literario o político. Los Pensado-
11
://
cho. A veces nos im inábamos que estabas solo e indefenso p /! se publicó como cuadernillo entre 1922 y 1924, para transfor-
tener-ra.<íkhosa ilusión e saJ.vartéla VIda y ser héroes ante tus 111 se en Revista de selección ilustrada. Arte, Crítica y Literaiu-
ojos. De ver a que te queríamos mucho. 'Suerte-qlle vos lo sa- , u, en diciembre de 1924; dieciocho meses después (en diciembre
I ~, pero a pesar de eso necesitamos charlar con vos, y renovarte, de 1926) dejará su lugar a Claridad, Revista de Arte, Crítica y
1111 renovarte siempre, como si fueras el prodigio nuevo de nuestro L tras. Tribuna de Pensamiento lzquierdista. que se publicará
I conocimiento. Llevabas a Don Segundo en tu gran corazón. Noso- e o distinta frecuencia hasta 1941.8 Además de la revista, en 1926
tros muchachos cínicos y desgastados de esta ciudad sombría te Zamora lanza también varias colecciones denominadas btblíote-
llevamos a vos: el señor don Ricardo Güíraldes. Iremos alguna vez s: "Biblioteca Científica", "Biblioteca Teosófica", "Biblioteca Cos-
11 ¡ a tu sepulcro donde el viento levanta tierra y el sol quema los yuyos mos", "Los Poetas", etc. A ellas se suma "Los Nue ", djrjgi~
para llorar despacito y para hacerte compañía, a vos hermano asteln '~(j;', donde se publican: Time _ as Malditos de
nuestro mayor y valiente, noble fiesta de D10s".7 astelnuovo, Versos de la calle de Yun u uentos de la o ici
e Mariani, Los po res e angarupci.-de Amorím, Ver-

34 35
os d UllCl ... d '1•• 11I1'0). MI (,,1,1 ,/, (IIII"l(t
. l'n de Pineta, sto es, p 11 111 ti 1 H'Up I
Boedo.9 1" le los I rt d ti O
En la colección "Los Nuevos" piensa ArIt cuando se dírtg
Líníers con los ya ajados originales de una novela que Castelnuov ctubre de 1925, (la editorial Ha es lanza. una nueva
considera desigual y escabrosa: " n para los días marte on oy, ingida Por Conrad~
1 ,una revista de entrete i s, p~ miscelánea
Debido a que ~, en esa primera tentativa,~.LfulllrO I lo~~a clásica Caras y Caretas· Con Su amigo de
de su carrera literaria, al rechazarle yo el manuscrito y ver él 1, lit (' ncía en la dirección de la revista, ArIt consi ue or prime-
~adas sus espe;;nzas, quedó tan profundamente contra- ( /. IIn trahaj table rentado vinculado al eriodism .
riado, que tuve que darle toda clase de explicaciones. Sin in- I Iti el 1926 entre ará una nota uincenal, antecedente de sus
cluir los errores de ortografía y de redacción, le señalé hasta 1\ lit orteñas. Colaboran en la revista Luis Can,é, Eduardo
doce palabras de alto voltaje etímológíco, mal colocadas, de .MIíUlt~u,J~, Pozzo Ardíssí, ~onsina Stor~,
las cuales no supo aclarar su significado. Había, asimismo, en 1111 1 Ugarte, .!-eopoldo Marechal. Francisco Luis Bernárdez en-
su contexto, dos estilos antagónicos. Por un lado, se notaba la dI dc París veinte cartas sobre la ciudad que se titulan "Don
influencia de Máximo Gorky y por el otro la presencia de Vargas yo 1 oulevardíer" (del n? 65 al 84).11 La nota quinc~nal en Don
Vila. También le señalé este contraste. Algo avergonzado, en- "/11 marca el ingreso de ArIt a la editorial de Albetto Hayt!es,
tonces, me confesó que, en efecto, había publicado en la ciu- I ndc trabajará toda su vida.

dad de Córdoba una novelita, con prólogo de Soiza Reílly, es- 1••1 inglés Alberto Haynes había llegado a la Argentina en 1887
crita a la manera de Vargas Vila, con punto y coma en vez de IIllIt mpleado de los ferrocarriles británicos. Se iniCió en el pe-
punto, y agregando a la logorrea del maestro, algunos térmi- \odl mo con la publicación de El consejero del Hogc:u en 1904,
nos ampulosos de su propia cosecha. Le dije, finalmente, que 11 r vista que luego de un no esperado éxito de ventae, aumentó
así como estaba, La vida puerca no se podía publicar. Que era It ·~o, íoró su contenido literario y gráfico y pasó a llamar-
menester arreglar y pasar en limpio los originales. (... ) Pese a /tI Hogar. 'A esta revista, le siguió otra publícacíón semanal,
las objeciones que le hacía, no se resignaba con el rechazo de undo rgentino. en enero de 1911, dedicada a los in.tereses PQ-
su novela, ni tampoco aceptaba de manera alguna la resolu- 1"11 r;s. En 1918, Haynes habíi1'OñíiaCfo una sociedad anónima,
s.!.fuh Disctrtí¡ y volvía a discu ir obsti~~por 1 I~m~con el fin de conseguir el capital ne-
qué esto, y por qué aquello. Por último, aprisionó el manus- io para la instalación de sus propios talleres gráficos. Con
crito con ambas manos, lo apretó contra su pecho, y me dijo: t 11 res propios, lanza, por breve tiempo, desde 1925 basta 192.8..-
-Está bien. Usted dice que mi novela es mala. Glusberg dice Ir 1\ r vista Don Goyo. Es en esta publicación do
q~i novel;' ;;"mal;G.TéiZer dice que mi novela-es mala. 1111 trabajo más estable en el periodismo gráfico, en l.U1asección
Pero yo y mi mujer decimos que mi novela es buena. Muy f rmada.
buena, -- ----- Las veintidós notas que Arlt publica en Don Goyo desde ene-
Eran dos contra un regimiento. I de 1926 hasta febrero del año siguiente, se caracterizan por ser
-iMuy buena! -repitió-o iChau! I latos breves, escritos en primera pers~ con marcado acento
y se retiró violentamente. !O luto biográfico . Arlt narra pequeños episodio~olescencia-'
y juventud o, con ironía, toma a personas reales, mieIl.lbros de su
Sin editorial y a instancias, nuevamente, de Güiraldes, ArIt familia o conocidos del barrio de Flores, y los convierte en perso-
presenta su novela al Concurso Literario de prosa y verso para najes de situaciones absurdas. Nalé Roxlo comenta los problemas
escritores inéditos sudamericanos, organizado por la editorial La- que este curioso sistema ocasionó más de una vez a la revista,
-=---=-
tina_~AdQlfo-.Ro Las chances son altas pues Güíraldes es amigo cuando los aludidos se enfrentaban con el relato escrito de sus
áe Enrique Méndez Calzada, uno de los jurados. Estamos en octu- propias vidas: "Cuando yo era director de la revista Don Goyo
bre de 1925. publiqué un cuento de ArIt en que refería la historia de los grotes-

36 37
'1111" ti 11I1111111111I1111011 Pllll 10 onllllo 11 1'(OIe, 11 111. "MI 111 leI. I\I'Il -1' U rd
cuyagordura ra l anun 1 vlv (IJ 111111 ti (l. Pl.ln •. 11 ( ·1 ( rlm r 111 nt . 1'1 nían un
111
abogado me citó; querían iniciar pl tto contr 1 r vi t p dI 11 (11 \111 nfr e ban con fruición: las
macíón" .12 Asimismo, estos relatos se caracterizan por adoptar UII ( . Mi J¡Í1adrelas había leído en su juventud
género discursivo muy codificado y solemne, como lo son la cart t r ,uno de los últimos lectores apasionados.
abierta, el sermón, la carta de pésame o la apología, para dar cuent n 1 truculentos, complicados e inagotables lances
de situaciones extravagantes, ridículas o marginales. 13 (. It I)J 11 V 1 n, con el mismo espíritu regocijado con el que
• 1 11111 s las en un tiempo escalofriantes películas del cine
11I111 d 1 primera época" .16 Y como todo lector apasionado, es-
Eljuguete rabioso 1111 1111.'1 rduran, con matices tonos diferentes, a lo largo de
I 11 () r . Pero en juguete rabioso, Arlt realiza un verda ero
Como era de prever, Eljuguete rabioso obtiene el rimer pre- 111 d mienzo mcor orar el ROCa~tigi.9 o {Q!!etín como
mio del conc de la editori Latin, que lo edita en noviem e tu \ 1 n de su obra. Arlt encuentra en Ponson du Terrail no
de 1926. Arlt dedica a Ricar o tiiraldes ~era novela: "Todo lo I1I1 literatura sino tambiéñía imagen de un escritor exitoso
aquel que pueda estar junto a usted sentirá la imperiosa necesi- 1 (llId vivi~iítedel producto de su literatura.~-
dad de quererlo. Y le agasajarán a usted, y a falta de algo más 11 IIn nota periodística de 1940, Arlt reiter nson du
hermoso le ofrecerán palabras. Por eso yo le dedico este libro", l ••111 o rece un mo e el c cerse: como Arlt, quien
dedicatoria que aparece solamente en esta primera edición. La (1101> nía escribir "un libro tras otro", Pon on du Terrail "pro-
dedicatoria hace pública la admiración que Arlt siente por Güiral- 111I I • 111 temáticamente como una coneja s libros cada treinta
des y el respeto que le despierta su obra. Cuando sale Don Segun- 1 ". Y consiguió inmortalizarse a travé de sus héroes sin gran-
do Sombra, Arlt le envía una carta en la que le expresa: "Es todo I e1e. trezas de estilo:
hermoso, no tiene altos ni bajos, mas sí de la llanura una diafani-
dad serena, con olor de yuyos y el cielo que la cubre, una claridad IN busquemos técnica novelística. [Ponson du Terr ail], mate-
tan tenaz que todo se vuelve transparente allí. Pero todo esto son IIIticamente, resuelve las dificultades de sus novelones me-
palabras para la gran luz de amor que hay en su libro" .14 Pero o/ di nte el procedimiento más descabellado y, a pesar de la
artír de a segunda edición, ublicada finalmente por Claridad truculencia de sus soluciones, de lo risible que nos resulta el
~,la dedicatoria deja de aparecer. Los mo vos, nunca dichos, "patoruztsmo" de Rocambole (oo.) nos ensarta la atención en el
podrían encontrarse en la desconfianza con que los escritores de quemante asador de la curiosidad. Finalizada la novela, los
izquierda leen la literatura de Güiraldes. En Claridad, por ejem- personajes se despintan difícilmente de los ojos, porque el
plo, se critica duramente la salida de Don Segundo Sombra. En el vizconde francés es rabiosamente novelista, novelista a ma-
artículo sin firma "Otro que tira y yerra", la revista señala: "Ricar- chamartillo, es decir, técnico en el arte de jugar con la fácil
do Güiraldes es, como dijimos, un escritor pulcro y relamido. En emocionabilidad humana (oo.) Rocambole está vivo... y estar
------------ ~---::----.
su novela última ha querido pintar la pampa: la pampa y su pa- vivo es la primera condición para aspirar a a inmonalldad.
sión ... Ha pretendido asimismo, pintar al gaucho ... ¿Qué pampa y En ~a;rto' un personaje llega a~ar ~vo, aunque su padre-
qué gaucho puede pintar un hombre que va de París a Mar del creador le haya fabricado con trozos tuertos, cojos o estúpi-
Plata y de Mar del Plata a Buenos Aires? ¿Qué puede saber del
sudor de los trabajadores un hombre que jamás ha sudado? ¿Qué
puede saber de la vida sucia y miserable de nuestros campesinos
de la eternidacrJt::> J
dos, ha alcanzado lo que un clásico denominaría los dinteles

un cajetilla limpio, perfumado y acaudalado?" .15 Arlt se reconoce en ponSOll du TerraiLporgue es el escritor
.J/ ~ En su primera novela, Arlt incorpora datos de su propia vida que logró aquello que ~l m.ismo ha comenzado a buscar Con su
l' (~o..queaa en eVl enCla alCO ejar la trayector~ 1 teratura: si la particularidad de este escritor es, ara ArIt, su
la tobiogr ía que pu ica en on Goyo), y exhibe uellas de función de "hombreador de la literatura", ~u admiración ,}L.5.\.L..re-
una\ pasio : tapas'tórrp-orJatectura
~v DI )'MJ -
de Las hazanas de Rocambole--
_
ano cimiento nacen e "su ~ªpaG<j,4a~ba.io, _una ca acidad

\ "Vf',c' \ 38 39 ~
Ot~ .J
t 1 brut ,d 1 l' 111I1110 t 1IIIIIIdo donde x lit UD h r
pesar de 1as dificultad s e 11 mi d u ". Ad 11I \ , I 1\1 I1 11 tllIlI IIIh , ni n r p cto a cualquier
folletínes de Ponson du Terraille proveen d un mod lo 011 el u ,1 I1 . A P ti d u 1 ctur s, As er se i en ea con el
fü= concibe la constr ccion d subjetividad de su primer pr t - '1' 1 d Rocambole y busca el modo de realizarlo; los
gomsta, postu á un ~ de héroe p~ular y re éxí a sobre 1 I f 11tín 1 proporcionan, en el nivel simbólico, un mun-
pa as de re ácTon entre las distintas c se sociale~l prim r 11, 1'0111 n torto frente a las relaciones reales de la sociedad en
fo . a o por onson du erraíl se titula La herencia mis- I '111 vlv y, al mismo tiempo, un modelo de felicidad basado en
teriosa y en él se plantea el clásico enfrentamiento entre el bien y 11111 I n Ilíacíón entre el orden de los deseos y el orden social."
el mal a través de dos hermanos, Armando y Andrea de Kergaz. A \lvlo A tier aspira "a ser un bandido de la alta escuela" como
lo largo de las entregas, Andrea de Kergaz usa su "genio satánico" 111 unbole porque en el proceso de lectura se identifica moral y
para urdir tramas en las cuales quedan involucrados dos tipos de 1 "'01 icamente con los materiales que consume. Por lo tanto, el
personajes: por un lado, sus víctimas, a quienes busca arrebatar 1111 I ilnarto del folletín delimita su horizonte de expectativas, moví-
su nombre o su fortuna; por otro, sus ayudantes, quienes cum- 11 l' 11 conductas y pauta el ritmo de sus etapas de a re . ate
plen órdenes y son testigos de sus planes más secretos. Rocambole 1\110 ue esa identificación so repasa e momento de lectura para
es, al comienzo, uno de estos ayudantes. Si bien la saga de 1 11' a conformar las mismas prácticas que las de los héroes
Rocambole retoma los tópicos y los procedimientos del folletín clá- 1"lle ttnescos.P En la novela, su aprendizaje se traduce en la realí-
sico de Eugenio Sll~Alej dro Dumas, también puede ser leído d 11 de actos "malos" puntuales que, si comienzan siendo Indí-
como u~ticular de novela de aprendizaje. Bajo las órde- Idll 1 s, como la invención de un cañón que "sirve para matar",
nes de Andrea de Kergaz -~e ser desheredado por su 111 " necesitarán de la legitimidad de sus pares. Astier encuentra
hermano, reaparece para vengarse bajo el nombre de capitán 11 modelo en el folletín de Ponson du Terraíl. donde Rocambole
Williams- Rocambole inicia y culmina su aprendizaje del mal como 1111 el "Club de los Explotadores" cuya finalidad "es apropiarse
la mano derecha de Williams, el "genio infernal" de la novela; y si 1 1 papeles que puedan comprometer el reposo de las familias;
comienza siendo su esclavo y su discípulo, se convierte luego en el I artas imprudentes escritas por una mujer, los documentos de
sucesor que ocupa su lugar. Rocambole es para Williams "lo que I IV nes calaveras" y que "se introduce en todas partes y toma to-
yo he sido; es decir, joven, hermoso, atrevido, escéptico, sin pre- I las formas imaginable s ".23' ,. . a.
juicios ni creencias; un hombre en el cual me re encarnaré , por 1 I níca ue funda e Stl e so de E' te rabioso,
decirlo así, aflígíéndome de sus desastres, regocijándome de sus I1 r actúa los efectos olletinesca pues su experíen-
triunfos, poseyendo, en fin, por la inteligencia y el don de asimila- I t I S la repetición de un texto que siempre tiene presente: frente a
ción, cuanto por medio de mis consejos pueda procurarse: dinero, I Id movimiento del relato, el relato leído le sirve de apoyo. No
amores, honores, triunfos de ambición" .19 Al lado de Williams, 1I ,y otra iniciación que esa repetición, que esa representación del
Rocambole cumple todos los pasos de su educación: aprende a tI cto de los textos leídos.>' Así, Astier integra un grupo que se
mentir, a liderar un "Club de Explotadores", a metamorfosearse 11 uentra al margen de la sociedad, el "Club de los Caballeros de
en varias identidades, a urdir intrigas, a traicionar por dinero o 1, Media Noche", que le ofrece un orden legal donde desarrollarse
para salvar su vida, a asesinar a sangre fría a sus enemigos y a p rsonalmente.
aquellos que pueden traicionarlo. Williams preside su fortuna y es Si los personajes de Arlt apuntan a una suerte de corte de
la mente que diseña cada uno de sus pasos. unarras con lo ealmente son a través de la invención, la crea-
El aprendizaje de Silvio Astier, un adolescente de catorce años, I 16no el ensuen en Eljuguete rabioso la ensoñacion aven .
también perteneciente a los sectores populares, se inicia con el r qtie proponen Tas Hazañas de Rocambole se opone al mundo
aprendizaje de ese aprendizaje. El inmigrante andaluz le ofrece el I lo cotidiano y al mundo del trabajo ya que un rasgo central de
recurso de un mundo imaginario con el cual afrontar una realidad 1 aventura es, precisamente, la de permanecer al margen de la
"de fracasado" en la que ya se ha descartado tanto la apariencia de ontinuidad de producción y reproducción del orden de la vida. La
una integración social como la esperanza de un retorno a su país ventura se recorta de lo cotidiano, se conforma en una totalidad
natal.>? En los folletines que le ofrece el zapatero, Astíer aprende errada y autónoma, y adquiere una dinámica regida por leyes pro-
------- ........>

40 41
pl .~ L tr ,\ Il d JJvl A, ti 1 pOI lo II 1I 1111 luh 111 1: lid 111111<11 P
"vivir" la aventura rocarnbol J 11 11 I ), Ihllld Id
:p I 1 v r d 1 u vista como un
tarse de lo cotidiano y le proporciona un form di r nl xp 1 I ItI 111110 11\1 1I d, •1 ampos Elfseos , el boulevard
mentar el tiempo y el espacio. Con la sociedad secreta y una d bl 1.. 1I di 111 • t qu 1~undo deslumbrador de luz y de ruí-
\1 e "y no h bía vivido antes". Angustiado por el recuerdo,
identidad que le permite parecer un "atildado y joven" adolescent I

ser, en realidad, un ladrón, ~tier pasa a habitar en un mundo ímn 11 1 o pr unta u¿ Yyo? .. ¿yo seré así? .. ¿no alcanzaré a llevar
ginario donde el tiempo de los hombres es sustituido por un tiemp vid 1 f stuosa como la de Rocambole?". La única respuesta
e .1,1I 1\ son las mismas palabras que ya le había dicho al Rengo:
folletinesco formado por acontecimientos brillantes y heroicos.
Sin embargo, y al igual que en el folletín donde el bien final- 1. 111 vi I s linda, Rengo... Es linda ... "28 La cita corresponde al
~_ e e se.dí lue o del frustrad 1111111 P rrafo de los dos tomos de las Hazañas de Rocambole.

sobo a la biblioteca .....


Astier abandona, presionado por su ma r 11I1 1 está preso por haber usurpado la identidad del mar-

que lo envía a trabajar, el tiempo dedicado a sus lecturas adoles- dc hamery: para preservar esa falsa identidad, ha asesina-
centes e intenta una integración social a través del trabajo que, I qtll nes podían reconocerlo: a su madre adoptíva Filipart, a
bajo sus distintas formas, es vivido como humillación. En su cru- • 111111 añero Ventura y, sobre todo, al capitán Williams, su men-
I Id Lógico.Aunque está preso, Rocambole ha culminado su
I ce con sectores m ha .a e 1 de su r d~le
resenta a Astier la ' tima o ortunidad de convertirse en un ban- I 11 lIzaje del mal encarnando el mal mismo: ningún principio

_~o: en la propuesta que le realiza e en o á""""caJa 11 a su conducta y, al asesinar a Williams, ha traspasado


fuerte de un ingeniero, Astier se ve obligado a elegir entre la legali- \•• Imite, pues ha destruido a aquel a quien le debía todo lo
dad de la humillante vida del trabajo y la heroica ilellalidad del I \11 : dinero, mujeres, propiedades. Pero al destruir a Williams,

~o del d€litQ. Y es en el momento ~ que debe optar entre~ inbole se destruye a sí mismo, porque olvida las bases que
los dos caminos, cuando, nuevamente, el héroe del folletín pauta t nían su poder; muerto Williams, la buena estrella de
sus movimientos: I unbole desaparece: cercado por las premonícíones, angustia-
V, por primera vez, atemorizado, Rocambole es desenmascara-
En realidad -no pude menos de decirme- soy un locoide con V nvíado a prisión. La última escena del libro narra un casual
ciertas mezclas de pillo; pero Rocambole no era menos: asesi- e \1 ntro entre Rocambole, preso en una isla, herido y con una
naba ... yo no asesino. Por unos cuantos francos le levantó fal- I 111 quebrada, y Blanca de Chamery quien creyó durante tres
so testimonio a 'papa' Nicolo y lo hizo guillotinar. A la vieja () que Rocambole era su hermano. Ella no lo reconoce porque
Ftlípart que le quería como una madre la estranguló y mató ... \1 N\.Ta está desfigurada; ante su indiferencia, Rocambole, por prí-
mató al capitán Williams, a quien él debía sus millones y su 11 I vez, se siente desfallecer:
marquesado. ¿A quién no traicionó él?27
Rocambole olvidó por un instante sus dolores físicos. El pre-
Si Rocambole ha traicionado, Silvio Astíer decide también la so, cuyas espaldas se hallaban llenas de cardenales, causados
delación. Y en este sentido la crít· ca sie re - a ra- 11 por la vara del capataz, se sintió fascinado: creyó ver desfilar
11 tl.\idad de esa trai .' : di rencia del le' d de la traición es y a su vista como un torbellino embriagador, París, los Campos
stem or un .za, anera de salvar la vida o e o e- Elíseos, el boulevard de los Italianos, todo aquel mundo des-
ner dinero, en Elju tte-i: abioso es el modo por el cual Astier se lumbrador de luz y de ruido, en cuyo seno había vivido en otra
convierte en un Judas Iscariote que le permite marcar su díferen- época. Brotaron de sus ojos dos gruesas lágrimas, y murmuró

ij <:iarespecto del mundo. Sin embargo, si se lee la cita de las Haza-


nas de Rocambole que Astier recuerda antes de la delación en el
con desesperado acento:
-iNo me ha reconocido!. .. iAh! iTodo cuanto sufrí hasta aho-
marco del texto citado, los motivos de esta traición adquieren un ra fue nada! iEl verdadero castigo ha sido éste!29
sentido diferente. Porque antes de la delación el narrador de El
juguete rabioso recuerda un pasaje del folletín de Ponson du Con esta exclamación se cierra el libro y éste es el momento
Terrail: "Rocambole olvidó por un instante sus dolores físicos. El preciso en que se produce su conversión: se trata del momento en

42 43
1/" , I OJl I I 11 -"A tu 1 d
, pOI pr Im V Z 11 1 1111111 1) lit I 1I 1" . I lb \ 11 111 d un
1 ctor de la van-
1 dll 111 rttuñ "ríN' .:J~ L r . ña de Eljuguete rabioso se u-
1II I 111 11 ' n un s ccl6 se difun en textos literarios
11 iu . t se olemiza con los escritores de "la . . ~ dia"
Aú-= 1.11 In, los Gálvez, lo uiroga) a través de un "Parnaso
® I'"::-;--""""~~ I 111 Uco"que responde al mismo tono sa ¡riCOy paróa:ICo"!!~l

11 'i'.'-''';; I 11111
Illor
msmo, se critican muy elogiosamente los libros de los
más jóvenes, a quienes también se presenta en peque-
I ~--;:==;::;::::::g-
ll1t biografías. En este marco, la novela de Arlt señala la apa-
11111 d un novelista y un ajuste de cuentas tanto con los mayores
11111 n los jóvenes de Boedo, pues la nota revela que la novela
", Ido rechazada por las editoriales Babel y Claridad, y que
I lnuovo había sugerido a Arlt, coincidiendo con el asesor líte-
1111 d Babel, que se dedicara a la venta de legumbres:.J:-a nueva

I , I ión carecía del novelista capaz de bacernos olvidar a mu.


sados narradores actuales. El 'ti e rabioso, lleno de
l. escriptas con un realismo agudo, irónico y amargo, que
IIZ e <:: aSlfáginas-una Cl> a ent9nacion ¡rica, mar-
I .parición de un recio escritor, que posee, como pocos, ~
I el

In s de las ciento setenta de Eljuguete rabioso" .:3. +


la novela. (...) Toda la literatura de Boedo no .cabe en tres.
Una rese,ñ~
Invorable produce efectos: en diciembre, Arlt publíca en Criti- V. l : .l-
1I cuento "El monstruo" y en febrero del año siguiente integra 2\l ~ Q{ '1
e olumna "Pequeñas Autobiografías de escritores noveles, espe-
I h nte escritas para esta página", en la cual ya habían publica-
us autobiografías Nicolá 'vari to Mariani, José de
paña, Pedro Juan Vignal~ J..QIgeLuis Bor es, Enr' zál~z
11 n, Carlos de la Púa, Eugenío Julio Iglesias, Luis Franco y ~
II~Z Tuñón: >

Me llamo Roberto Christophersen Arlt, y nací en una noche


Lectores y lecturas del año 1900 bajo la conjunción de los planetas Saturno y
Mercurio.
Como reconociera el mismo Arlt, Eljuguete rabioso provoca Me he hecho solo. Mis valores intelectuales son relativos, por-
apasioAª~~gios en la fracción más joven del campo intelec- que no tuve tiempo en formarme. Tuve siempre que traba'ar
tual de los años vctirte. LaS reViStasy los s~turales en consecuencia, soy un"improvisado o advenedizo de la lite-
don e escriben os Jovenes dan cuenta de la irrupción de una na- ratura. Esta improvisación es la que hace tan interesante la
1: rrativa que es nueva. En un movimiento tí ico de esos años, los figura de todos los ambiciosos que de una forma u otra tienen
pares avalan una literatura anómala en el sistema literarIO exis- la necesidad instintiva de afirmar su yo.
~ sin el consentimiento de os ma ores. a primera reseña Creo que la vida es hermosa. Sólo hay que afrontarla con
-después de un breve comentario informativo de La Nación- apa- sinceridad, desentendiéndose en absoluto de todo lo que no
rece en el segundo número de Crítica Magazine, el suplemento nos hace mejores, pero no por amor a la virtud, sino por egoís-

44 45
1Il ,p r rguJl y J rqu J 111 '01 1111 lo ti 1( 111 '111( O- 11I0 111 )1<1 un 1 : 11 s J
1 r u n
sas dan.
1, 1, (<lIt 11 \1 '111I"111\ f - st 11 síbl m a cu pa- reedita~
11
Actualmente ~j<0lnél.J1ovela_que tltul r Lo s.t lo- rabl
11 111'11' sin qu años antes, un artículo de Ramón
cos,un
.
íñdice psicoló ico
~------.
de caracteres
~
fuertes cruele
',,----
v.tor.
J.-J- ,,11 lo fl IIsld rará el gran noyelista argentino: "Los siete locos de
CI os or e ese uilibrio del si lo. •• 111 I to Arlt constituye la mejor novela que se ha escrito en este
Mis ideas políticas son sencillas. C";eoque los hombres nece- 1 11 1 últimos años, incluso todas las que tuvieron éxito de
sitan tiranos. Lo lamentable es que no existan tiranos genia- Iltlc' \ d librería casi unánimes, por la calidad y la situación de
111
les. Quizás se deba a que para ser tirano hay que ser político y 1, II,t r s. (...) Roberto Arlt se coloca con esta novela al frente de
para ser político un solemne burro o un estupendo cínico. I 11 u I uíva argentina y sin hacer ningún elogio desmedido pode-
1

En literatura leo sólo a Flaubert y a Dostoiewsky, y socialmen- 111 I Ir que en todos los cuadros y en todos los sectores litera-
I te me interesa más el trato de los canallas y los charlatanes 111 d 1 actualidad nacional no hay un escritor que sea capaz de
que el de las personas decentes.s-
11111 11" 1 fuerza expresiva, el vigoroso flujo de vitalidad que circu-
JlIII nlgunas escenas del libro" .38
Además de la reseña de Crítica Magazine, ArIt recibe una \' rLembargo, en ese] 926 ArIt mira con igual distancia la <¿xis-
pequeña bibliográfica en El Hogar, y dos reseñas más extensas en 111 lu d los dos grupos, y no se reconoce en ningung. En el breve
Mundo Argentino y Nosotros. Las tres notas son elogiosas, aún I/lto publicado en Don Gayo, "Epístola a los genios porteños",
~do Sarlos Pir~ale un le a'e or momentos desali- 1111 meses antes de la aparición de El juguete rabioso, ~
ñado y reñido con la sintaxis, 35 dato con el que Leómdas ar etta It I , os escritores de Boedo y de Florida planteando un juego
dIsiente: "El caló que pone en boca de sus personajes no es castizo ni> siciones: mientras que e escritor e ori a abla de "la
como lo ,es en casi todos los intentos de novela de suburbio que lit 1I de banarse en el verano y de tomar la comunión día de por
hasta aca se han hecho. El autor maneja con propiedad estas ex- I .11 ", el de Boedo habla de "la eficacia psicológica de vivir en un
?resiones y siempre que ellas completen el retrato de un persona- '"V ntillo y de ser amigo de los más conspicuos haraposos"; mien-
je, Por manera que este peligroso escollo de la novela donde se han 1 de Florida le muestra las cartas que recibió de Valéry Larbaud
estrellado novelistas de la fama de Gálvez, Arlt lo ha salvado feliz- 'Rnmoncíto" (Ramón Gómez de la Serna), el de Boedo le muestra
mente. (... ) Eljuguete rabioso de Roberto Arlt es incuestionable- I /; tas de "un terrorista barbudo, y las felicitaciones que le ha
mente una buena novela" .36
uví do el centro de panaderos checoeslovacos". Sin embargo, la
Los adelantos . ados en Proa la dedicatoria a Ricardo 1111 r ncia principal radica, para Arlt, en las lecturas: "Si usted se
Güiraldes, el rechazo de Castelnuovo por public . uete ra- l' por Florida, me comunica con un aterrador lujo de detalles

I y la presencia de Ar t en as páginas de Crítica Magazine, lo


l!!:!?,.so
ubIcan en un. es acio ~ercano al den~mIllaiíó grupo -d~ Flor~
hecho, la reVIsta Clan ad no ace SIlla noIñl:5t1iFlOenel bando de
1 r zones de por qué Dostoievsky era un degenerado y Tolstoi un
1 hlandecído: si usted democratiza por Boedo, me dice pestes de
'burgués' de Flaubert, y de ese otro aristócrata de D'Annunzio.
sus enemigos: "Lo eor trae Crítica es e sup emen o. lF,-el usted, en Florida, barredor y dogmático como sumo pontífice de
~or Rega Molina se des~, aCIen o e 1/1 letras, lo descuartiza a Dostoievsky y lo reduce a Tolstoí a las
fios contra los que él llama 'sus enemigos literarios'. Además, apro- dimensiones de una lenteja, mientras que usted, en Boedo, me
vecha el suplemento para darse bombo él y darle bombo a sus plica cómo Flaubert escribía sus novelas y lo fácil que le sería a
amigos. El se~or.Rega Molina -prototipo del PlumS' temesi- 11. ted, naturalmente, si usted quisiera, ser un literato superior a
ha constítuído con otros escritores como él: livari, Tufión, 11 ubert";" Hechas las distinciones, en su segunda autobio rafía,
It, Fijman,~rupo de afinidad ... Todos ellos us iario de 1\ que aparece en Crítica azme es ' .
~ otana para destacar sus nombres y conseguir puestos rentados. P;(Ju uete ra ioso, Arlt se coloca como escritor d.€l s~En
(...) El diario del pueblo se ha convertido, en poco tiempo, en el 1I teratura leo sólo a Flaubert y a Dostoíevsky", afirma provocativa-
diario del hampa. Luego viene el señor ArIt, autor de una novela 11I nte, demostrando su no adscripción a ninguno de los dos polos
que se llama La vida puerca. Esta novela, según su propia decla- .u conflicto. Tal vez por eso, su amigo César Tiempo afirma que
ración, la arrancó de su propia vida" Y Sin embargo, esta postura IOArIt debió de haber sido del grupo Boedo pero nunca lo fue. Era
, -----------------
46 47
un 1 1 r ti1/{ ,11 111 11111 l' 11 dgllll 1, II ":11I M,
adelante, sus propias declar J 11 I úbllc« lo tlhk" II II 1gruJI
de Boedo: "En el grupo llamado d J1 ntramo
Castelnuovo, Mariani, Eandi, yo y Barletta. La característica d
este grupo sería su interés por el sufrimiento humano, su despr -
cio por el arte de quincalla, la honradez con que ha realizado 1
que estaba al alcance de su mano y la inquietud que en algun
páginas de estos autores se encuentra y que los salvará del 01-
vído".?
Con la novela en la calle, Arlt se presenta en el Premio Muni-
cipal de 1926 junto con otros cuatro destacados escritores de la
vanguardia: Nicolás Olivari, quien presenta La musa de la mala
pata; Jorge Luis Borges, El tamaño de mi esperanza; Raúl Gon-
zález Tufión, El violín del diablo; y Eduardo Mallea, Cuentos para
una inglesa desesperada. Ninguno de los cinco obtiene el premio, 1 LIf s Castelnuovo, Memorias, Buenos Aires, Ediciones Culturales
pero los cinco reciben un homenaje de sus jóvenes colegas. El sá- 111111 • 1974; pág. 133.
I berto Arlt, "El Rengo" en Proa, n? 8, marzo de ~5;_y_"EI poeta
bado 7 de mayo de 1927, días después de conocido el fallo, Arlt
1011111 1"en Proa, n? l O, mayo de 1925. -- -
asiste al "banquete de desagravio" organizado en el restaurante '1 ra un análisis de-la revista Pro ,véase: Beatriz SarIo, Una mo-
Natalín, en Corrientes 1549, cuyas invitaciones se distribuyen a lo II,f¡/fld pertfértca: Buenos Aires 1920 y 1930, Buenos Aires, Nueva
largo de la semana: 11111. 1988.
t Horacío Salas, Conversaciones con Raúl González Tuñón, Bue-
Felicitando a: AII' s, La Bastilla, 1975; pág. 79.
Nicolás Olivari " 'D stimonios de Raúl González Tuñón y Francisco Luis Bernárdez
Jorge Luis Borges 1111 en Ivonne Bordelois, Genio Yfl~~ Bue-
Raúl González Tuñón Aires. udeba, 199 .
'1 Testimonio de Raúl González Tuñón citado en Ivonne Bord elois.
Eduardo Mallea
Roberto Arlt
"'O yflgura de Ricardo GÜlraldes. op. ctt., pág. 100.
7 Del Homenaje póstumo de Martín Fierro que quedó sin publicar,
por la consagrator ía de premios en el Concurso Literario Mu- 11el en Ivonne Bordeloís . Un. triángulo cruclal. Borges, Gülraldes y
nicipal y espeso de 1926, nos reuniremos en el sótano de , "UlllteS, Buenos Aires, Eudeba, 1999; pág. 103.
Natalín el próximo sábado a las 20 y 30 horas para banque- " Lílíana Cattáneo, La izquierda argentina y América Latina en los
tearIos por un éxito tan absoluto.P (1 treinta. El caso Claridad, Tesis de posgrado del Instituto Di Tella,

" nos Aires, 1992.


9 José Barcia, "Claridad, una editorial del pensamiento" en Todo es
En este sentido, es significativo que Arlt siempre se quejara
por la suerte de su primera novela: en la reedición de Eljuguete ", torla, n? 172, setiembre de 1981.
10 Elías Castelnuovo, Memorias, op. cit., pág. 134.
rabioso de 1931, y después del reconocimiento que obtiene -como
11 Ornar Borré, "ArIt y la revista Don Goyo (1925-1928)" en Espa-
se verá en el quinto capítulo- con la publicación de Los siete lo-
111) • n? 7, noviembre-diciembre de 1988.
cos en 1929, Arlt señala: "Cuando se publicó esta novela [Elju- 12 Conrado Nalé Roxlo, Borrador de memorias, Buenos Aires, Plus )
guete rabioso ]los críticos se quedaron tan frescos como acostum- Hltra, 1978; pág. 37.
bran a estarlo la mayoría de las veces que aparece un libro cuyo 13 Guillermo García, "Prólogo" a Roberto Arlt, El resorte secreto y

autor trae en sus alforjas la simiente de un fruto nuevo. Su apari- ulras páginas, Buenos Aires, Simurg, 1996.
14 Carta citada en Ivonne Bordeloís, Un triángulo crucial. Borqes,
ción pasó sin dejar mayores rastros en los anales de la crítica, aun
cuando entre la juventud Eljuguete rabioso provocara apasiona- Wi.lraldes y Lugones, Buenos Aires, Eudeba, 1999; pág. 98.
15 "Otro que tira y yerra" en Claridad, n? 130. febrero de 1927.
dos elogios".43 Esta intervención, una de las primeras intervencio-

48 49
d, 111 111111111 ,IIJI, (11., P \ 'l. , "1 11111 11" 11 '/(lr' icul, n? 1 ,f br ro de
dI 1'1111 111 1111 '1 ,1',11 Y el \1'11 ~
Wallace" en El Mundo, 20 de agosto d 1 4 . , I 1111 1\ ll, "L p d u ci n literaria de 1929" en Claridad,
r 18 Adolfo Prieto, "Silvio Astíer, lector de foil tínes" en Revista R () I I I lid ro de 1 30.
J1 (,
de la Plata, n? 4-5-6, 1987. '1 Hob rt Arlt, "Epístola a los genios porteños" en Don Goyo, 23
19 Ponson du Terrail , Hazañas de Rocambole, tomo 1, Méxí f 11•• () d 1926. Recopilado en Roberto Arlt, El resorte secreto y
Porrúa, 1986; pág. 487. f 1"11/',. ,pr610go de Guillermo García, Buenos Aires, Simurg, 1996.
20 Diana Guerrero, Arlt. El habitante solitario, Buenos Aires, Cat - 11 "1. diez centavos fuertes. César Tiempo y la bohemia literaria
logos, 1986. I " 1" n La Opinión Cultural, 13 de junio de 1976.
21 Beatriz Sarlo, El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Ca- I "I{ berto Arlt sostiene que es de los escritores que van a quedar

tálogos, 1986. • 1111 inexorable crítica sobre la poca consistencia de la obra de los
22 Adolfo Prieto, "Silvio Astier, lector de folletines", op. cit., I ' (. portaje ) en La Literatura Argentina, n? 12, agosto de 1929.
pág. 329. I 1IJ1l1lc1n en Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero (compiladoresJ, Gran-
23 Ponson du Terr aíl, Hazañas de Rocambole, tomo 1, op. cít., ut u vistas de la historia argentina, Buenos Aires, Aguilar, 1998.
pág. 209. 1 " n banquete de desagravio a escritores. Se s que no
24 Ricardo Píglía, "Roberto Arlt: una crítica de la economía litera- 111 I • n premios en el último concurso municipal y peso e la líte-
ria" en Los Libros, n? 29, marzo-abril de 1973. 11 L invitación" en Crítica, 6 de mayo de 1927.
25 asear Masotta, Sexo y traici6n en Roberto Arlt, Buenos Aires, l' I oberto Arlt, "Prólogo" a la segunda edición de El

Ceal, 1982. 1111 11 S Aires. Claridad, 1931.


26 Tomo el modo de funcionamiento de la aventura de Georg Simmel,

citado en David Frtsby, Fragmentos de la modernidad, Madrid, Visor,


1992.
27 Roberto Arlt, Eljuguete rabioso, op. cit., pág. 113.
28 Roberto Arlt, Eljuguete rabioso, op. cit., pág. 113.
29 Ponson du Terrail, Las hazañas de Rocambole, tomo II, México,
Porrúa, 1986; págs. 595-596.
30 Diana Guerrero señala que al delatar al ladrón, Astier ejecuta un

acto reprobado por la moral y comprueba que para ser pequeño burgués
es necesario hacerse cómplice del mecanismo represivo de la sociedad.
De este modo, Astier traiciona ~l lumpen negándose a participar de su
mundo, y traiciona a la pequeña burguesía al revelarle aquello que cada
uno de sus miembros debe mantener oculto. (Diana Guerrero, Arlt. El
habitante solitario, op. cít., pág. 41)
31 Una versión de este apartado fue publicada bajo el título "Trai-

ciones desviadas, ensoñaciones imposibles: los usos del folletín en Ro-


berto Arlt" en la revisEamericana. Lateinamerika. Spanien. Por-
tugal, n? 76, XXIII, 4, 999.
32 Para las vínculadídt entre Crítica y la vanguardia martinfierrista,
véase: Sylvia Saítta, Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de
1920, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
33 Crítica Magazine, n? 2, 22 de noviembre de 1926.
34 Roberto Arlt, "Autobiografía" en Crítica Magazine, n? 16, 28 de
febrero de 1927. Recopilada en Mirta Arlt y Ornar Borré, Para leer a
Roberto Arlt, Buenos Aires, Torres Agüero, 1984.
35 Carlos Pirán, "Hojeando los últimos libros", en Mundo Argenti-

no, n? 830, 15 de diciembre de 1926.


36 Leónidas Barletta, "Eljuguete rabioso", en Nosotros, n? 211, di-
. ciembre de 1926.

50 51
11111111 d 111 ¡f 'Vd p 111
11111111110
11111 n
1 H 111 1I11I 11 v IJ Iti vi t \ n 1
J '11 nfl r L Víol tas de
Ir 1111 y 1 lv l 1 vi , d nd nv rsan durante horas, mientras
11 I'r 1 11 1\ 1 • 'I'r uman 1 cuenta extensos tramos de su vida y
1111'11 1 In pronunciar palabra alguna: en esos..re1atos y en la
4. Los trabajos y los días 11 Tr minan, se basa para construir el Rersonaje de Haffner,
11,11 M .lancólíco de Los-sie e ocos.2 ...---....:-------

1II I I 1 órdenes e os je es e seccion Eduardo Costa, Gus-


11 De Flores al centro, pasando por Caballito ... Atrás quedan 1111 1 García y Silveiro Manco, Arlt se convierte en uno más
las poco atractivas páginas de los diarios parroquiales; atrás in- 111111\ rosos cronistas, soplones, falsos detectives y hasta ex
cluso quedan las columnas quíncenales en la revista Don Goyo. IllIrllt que cubren los sucesos policiales del día. Porque son
Despu~~ de fug~ce~ pas?s por Ultima Hora, ArIt ~a.~aff d IUI • tr bajar en el diario que hizo del crimen y del delito uno
redaccIOn del dIarIO Cntica como cronista de la págína depolícía- I I [es cen es en a construcción de un nuevo mo e o de
~ onde comparte un escritorio desvencijado, con cortinas de ,11 I I' rlo ístíca implica cubrir todo crimen, robo, asalto, vio-
madera, con Edmundo Guibourg, que escribía las crónicas de tea- .v nganza, incendiO":"estaráOacci e te ca az de conmover a
tro, y con Luis Góngora, que cubría los espectáculos del Colón. No 1111011 pública. y allí va Arlt, con un fotógrafo y un anota oren

~lo~e l!ll J:r~bajo est~ ser parte de la "muchachada" 1, 11.o paracübrir una noticia que, en muchos casos, dista de
de Crítica es también ser parte de una experiencia compartida que 1111' .rnpresa fácil: en una ocasión, la existencia de avisos tele-
se construye ~anto en el mítico caserón de la calle Sarmiento pri- 11 d suicidas que anuncian a Crítica su decisión, lo convier-
mero y en el Imponente edificio de la Avenida de Mayo después, 11 1protagonista de un "salvataje":
como en las tertulias que transcurren hasta altas horas de la ma-
drugada en El Puchero misterioso, un fondín de Talcahuano y Iluy. el redactor de nuestro diario Roberto Arlt y el fotógrafo
C gallo.,...enLa Brasileña, un bar de la calle Maipú, o en LoSIn- .ln Chiapetti, citados por una pre-suicida, en su departa-
mortales de Corrientes. Conciliábulos de horfil5ressolos, que de- 11I nto de la calle Uruguay, evitaron la muerte de ésta, desar-
baten con i entico in erés los acontecimientos políticos del día 11I indola en circunstancias en que pretendía descerrajarse un
~os últimos estrenos teatrales, las novedades periodísticas de l~ IIr en la sien. Dado lo extraordinario del desarrollo de la
Jornada, como los chismes más triviales del ambiente cultural de v ntura, ofrecemos esta crónica ilustrada a nuestros lecto-
los años veinte. Roberto Tálice, por ejemplo, recuerda a Roberto 1 r . que no dudamos se darán cuenta que el oficio de perio-
ArIt levantando desaforadamente el tono de voz para imponer sus di tas no es de rosas ni de flores."
temas de conversación: la radíovísíón, la radiotelefonía las últi-
mas prácticas de televisión, el nacimiento de Julio Vernevsegún él, Efectívamente: las fotos registran a una mujer peleando a brazo
verdadero profeta de las conquistas de la técnica y de la cíencía.' ti o con un atribulado Roberto Arlt, que intenta quitarle el re-
Además, trabajar en la página de policiales lo lleva a recorrer Iv r de las manos ...
zonas de la periferia, sumergirse en los bajos fondos de la ciudad, Ese 1927 transcurrido en la redacción de Crítica es un duro
conoc~r personalmente a delincuentes, proxenetas y ex convictos. ()para ArIt: la muerte, y no sólo la de las crónicas policiales que
Es aSI como en uno de los prostíbulos del bajo conoce a Noé 1 tra diariamente, pareciera rondarlo. El4 de marzo muere su
1!auman •..regente de varios lupanares. Noé Trauman era un a.na;::- d e Carlos Arlt, de una angina de pecho, a los 57 años de edad
quista nacido en Polonia, que había llegado a Buenos Aires en mayo 11 u domicilio de Canalejas 2137, del barrio de Flores." No pare-
de 1906 y que, sin abdicar de sus ideales anarquistas, se pone a la nnportarle mucho: dicen que Arlt se quedó dormido en el velo-
cabeza de una pequeña mutual judía: la Sociedad Israelita de So- lo; dicen también que cuando lo despertaron, reprochándole su

I
corros Mutuos "Varsovia", a la que termina convirtiendo en la ma- I Interés, Arlt respondió: "¿y si mi padre era un hijo de puta en
quinaria puesta al servicio de la trata de blancas conocida como la vid , por qué no va a serIo después de muerto?". 5 Pero el 8 de
<; "Zwí Mígdal", Traurnan encarnaba un caso extravagante; su doble tubre de ese mismo año, muere su otro padre, Ricardo Güiral---
----
52 53
d qul 11 A,'lt ti die , ,t 11 111 d u 11 rl 11 1 n
ublicada rUi a: "L ruu ,t 1" Ilud\. 111 L . 1 1111 r
• brtl d 1928 comienza un
una impresión extraordínarí 111 t 1 111 1 11 mas e n 11 si " d pru b s y repruebas, de tira as secretas y

cido. Y se explica. Su vida íntima era tan perf cta como su obr y ,qu culminan en (a mañana del 14 de mayo,.s..uando
la permanencia de ese eco puesto de manifiesto en todos sus act '''' l. a calle. 1periodista Armando Cascella recuerda
llegó a construirlo en atmósfera de señorío adorable, un verdad I noche nadie descansó en el edificio de Río de Janeiro al

ro empaque simbólico, cuya seducción era irresistible. Esta era 1, VII tU después de una tarde de gran actividad, donde no fal-
impresión que este hombre causaba al enfrentársenos. Físicam 11 11 lo sobresaltos de último momento, la plana mayor de la
te era de pequeña estatura, pero recio, bien plantado, de color e . 111I111 junto a redactores, fotógrafos, amigos y curiosos se con-
trino. Bajo la frente como reto bada en encontronazos de espacio, 11 \1 n en el departamento de máquinas para esperar, junto a
surgía la nariz de gavilán y este perfil bravío pulido por el viento y 'lit itívas, la impresión del primer número." Yese 14 de mayo,
por el sol, daba la apariencia de 'mocito matrero', de gauchito tras- ,,,,do se presenta a sus lectores:
plantado a la ciudad por cuyas calles caminaba con un ligero ba-
lanceo de hombre acostumbrado al caballo". 6 ('1" 'emos que un diario de este tipo, distinto de los de aspecto
De la obligación de escribir un drama a partir de un simple 11 idtcíonal. puede aspirar fácilmente a una posición en el pe-
choque de colectivos; de la tarea de convertir en tragedia una pelea ,1 dismo argentino. Queremos hacer un diario ágil, rápido,
conyugal; del deber de narrar de modo patético la historia de una mtétíco, que permita al lector percibir, por la imagen directa
menor fugada de su casa y de convencerla para que pose en una 11 los hechos y por la crónica sucinta y a la vez suficiente,

Gerchunoff, quien, en marzo de 1928, lo


to a otros escritores, e a una:acion e
--
fotografía que saldría en "la Sexta"; en suma, de la nota sangrienta
y truculenta para una sección de policiales, lo rescata Alberto
. convoca a partícípar.jun-

nuevo aIa:ricr,tm.--matu-
lodo lo que ocurre o todo lo que, de algún modo, provoca el
tnt rés público. En una palabra, queremos hacer un diario
viviente en su diversidad y en su simultaneidad universal. Pero
te sentido objetivo de los sucesos, que es un sentido esen-
---
tino que, todavía sin nombre, ¡:>iensa lanzar
~._--~.::;;:.;...;..;:....:::::;,.;.;;;;;.,.;~~;;;;;;~ Alberto aynes-:- II lmente periodístico, adaptado al ritmo de celeridad que
I racter íza a nuestro tiempo, no alejará de nuestro espíritu el

e ncepto fundamental que debe dirigir a un órgano que busca


De regreso 1contacto con las masas populares y desea una difusión per-
Istente y amplía."
y Arlt vuelve a la editorial Haynes, esta vez atraído por un
ofrecimiento tentador: se trata de participar en la fundación del ro las expectativas no se cumplen pues Gerchunoff e e-
diario El Mundo, el primer tabloide del periodismo argentino, ~o lás letras al er·o smo 'ico ue c 'a en La Na-
director, Albe o erc o " anOOnab~n de o estaba preparado para los trotes dinámicos de un diario
ec 1 orialista de La Nación para tent~ura. Peroréóñ 1 postaba a los trajines de la prensa moderna. A los pocos
seguro msfinro~í~ regreso al diario que le die- , después de una pérdida considerable de avisos publícíta-
ra nombre. Si la empresa fracasaba, él podía contar de nuevo con I1 y con un tíraje siempre en descenso, Gerchunoffrenuncia a la
su viejo cargo en el diario de los Mitre. Así se había ajustado el 11 ción en su ree pl.az.o léLed·tori..al-deIDgl!a a arlos Muzio
trato en el quehabía de verse, o una g;;m generosidad para con el I1Z Peña, hasta entonces director de la revis~
hombre que sale de madre para intentar su propia empresa, o bien "", también editada por la editorial Haynes. Muzío Sáenz Peña
una fina perspicacia de Jorge Mítre, que no le arrendaba ganan- , c1~e el precio del diario a la mitad (cinco centavos, único diario
cias a Gerchunoff como organizador y director de diario". 7 1111 este precio), inicia una intensa campaña de promoción para
Con seguro instinto entonces, Gerchunoff convoca a periodis- I ptar anunciante s , e introduce la sección "Ecos del día", a cargo
tas profesionales y a jóvenes escritores como Leopoldo Marechal, d Nalé Roxlo, la historieta del Gato Félíx -que traducen Vill~
Conrado Nalé Roxlo, Amado Villar, Luis Emilio Soto, Roberto Arlt, M rrechal si saber inglés, guiándose sólo or las fi uras-, y la
Roberto Ledesma, Tomás Allenda Irragorri, Francisco Luis I olumna titulada" uafuertes Porteñas", a artir del 5 de agoSto:-

54 55
I q\ll 11 ti bu inr di·
ti u t'luII .,1
De profesión: periodista
1 1I t : par Arlt, ganatse la vida escribiendo es penoso y
f
Porque hasta el cambio de director, ArIt escribe una nota 1 I I 1',1 ríodl mo impone sus ritmos, sus tiempos, sus leyes, y
día, periodís~ca:, qu~ a~arece sin su firma y sin el título de "Agu• I <InJ ; se queja de la extensión de las notas, se queja del
fuertes Portenas , mas ligadas a la coyunturg.díarta que a la víñ t , I ti mpo disponible para escribir; se queja de los apurones
c~rista. En estas notas, Arlt co~enta algún aspecto pintor 1•• qu tiene que pasar para dejar la nota lista; se queja de los
co de las noticias del día, generalmente aquellas crónicas vincul "" que envían una carta -que Arlt transcribe- pero que no
das al mundo del delito, las pequeñas estafas, los accidentes en 1 I l. totalidad de la columna; se queja de las interrupciones,
vía pública, los delincuentes menores. A partir del 5 de agosto, l. I 1.11 de temas, de la abundancia de temas, de las pocas anas
columna pasa a denominarse "Aguafuertes Porteñas"; el 14 de agos- ti, 11 de escribir ... Para Arlt ganarse la vida ~biendo en un
to, a~oman las iniciales R. A. y, desde el 15 de agosto, el nombr 111 t ' penoso y rudo; y es penoso y rudo porque elige compa-

propio, Roberto ArIt, irrumpe en la página. Con el nombre, avanza "()Jl aquellos escritores que, al pertenecer a otra clase social,

también la primera persona gramatical, pues srlias a entonces las 11 .1tiempo adecuado para escribir una literatura sostenida

afifillac-lOnespertenecían a Un' nosOfrOS"-quealternaba con "el cro- l. r ntas familiares o el dinero obtenido en sedantes empleos
;,usta d~ l~ nota", muy pronto :u-lt asume una primera persomque 1011 1 s. Arlt no se compara con el obrero ni con el empleado de

conver.tir.aeste espacio períodístíco ~n el lugar donde volcar 0Plni9- III dia que diariamente ficha en una oficina; como señala

nes propias, sostener posiciones muchas veces controvertidas e in- 1 ff, la mirada y la envidia están en los q e ocuQan los lu a-

tervenir en las discusiones culturales del momento. Además, su nota d privilegio, "con el desprecio por los asalariados que traba-
no sólo aparece en la página del editorial -"la joya intelectual del 11 tareas no creativas (... l. un desprecio hacia quienes hacen

diario", según recuerdan otros periodistas- sino que su columna ". 1 estaría haciendo si no fuera el talentoso niño terrible a
es, en estos primeros años de El Mundo, la única sección firmada: 11 1 director paternal trata de gran escritor y emplea en un
se trata, como recuerda González Lanuza, de "un lujo que pocos lo" .12
alcanzaban" porque "significaba fama inmediata". la No obstante las quejas, Arlt sabe que escribir para El Mundo
Con 28 años, ArIt consolida un lugar que es propio. Periodis- 1 más que un intercambio de trabajo por dinero. Con sus
ta profesional, con sueldo y horario fijos, su vida laboral -y su I fuertes Porteñas", Arlt obtiene compensaciones materiales
escritura- se ordenan de acuerdo a las leyes del mercado moder- Ir tas -~siado viaje a m.pa..el!Jlrjmera clase, or ejem-
no. El tiempo rentado del periodismo socava y atenta contra la , las puertas siempre abiertas para difundir sus cuentos en
gratuidad del tiempo para la literatura, deviniendo en su contracara: publicaciones de la editorial Haynes -El Hogar, Mundo Ar-
si para los otros firmar en un diario de gran circulación como El "tino, la página dedicada a "El cuento de hoy" en El Mundo-, el
Mundo es "un lujo" que pocos alcanzan, para ArIt el lujo está en la mocímíento permanente de su labor tanto periodística como
escritura de ficción. En el siempre citado prólogo de Los lanzalla- I tria. Las ediciones de Los siete locos en 1929, Los lanzallamas
mas afirma: 1 31, El amor brujo en 1932 y Eljorobadito en 1933, son pro-
mente anunciadas, comentadas y elogiadas en las páginas del
Estoy contento de haber tenido la voluntad de trabajar en con- 1'10.13Su colega Pedro Juan Vígnale, quien dirige la sección "Au-
diciones bastantes desfavorables, para dar fin a una obra que I y Libros" hace un seguimiento permanente de sus activida-
exigía soledad y recogimiento. Escribí siempre en redacciones 1 invita a sus conferencias, publica adelantos de sus nuevos
I

11
estrepitosas, acosado por la obligación de la columna cotidia- IIIIrose informa la futura publicación de textos nunca escritos:
na. (... ) OrguIlosamente afirmo que escribir, para mí, consti-
tuye un lujo. No dispongo, como otros escritores, de rentas, Roberto ArIt acaba de entregar al editor Samet los originales
tiempo o sedantes empleos nacionales. Ganarse la vida escri- de un libro de cuentos que se titulará Esther Primavera. Ilus-
biendo es penoso y rudo. Máxime si cuando se trabaja se píen- trará el volumen el dibujante Mír'abeflt.!"

56 57
1111 11 (ti 1 u 10 d( utdu, I ¡U
•• Ir Jllpo qll
nt ,y t rmln r 1 f mo a nota
El próxlrno Ubr el 1 h II 1\111, I 111111,,11111 '1 l" b qu d , 1111 1111 11111 1,
qu no pu do negar que tiene ra-
ladrillos, estará llustr do p r MilI,) 1Il.lrt .1 I 111 di, Y
'"1,11 (
Hoy en la sociedad cultural José Ingenieros, situada en la ca-
1111 I \ t indose de poder escribir libremente, Arlt denuncia
lle Andrés Lamas 2339, nuestro compañero de tareas Roberto
. \11 1 setenta y cinco por ciento de las cosas que po-
11 Arlt dará una conferencia a las 21 horas que versará sobre
muchas veces el director manda su nota al canasto
''Anécdotas de la vida de un periodista". 16
1
I un amplia plumada un trozo de nota. Porque ~sí c~mo
1
üiraldes leyó y corrigió su primera novela, UZIO Saenz
Roberto Arlt publicará en mayo próximo su novela El amor
1 l. borradores de sus notas periodísticas Ycorrige, tam-
brujo y luego comenzará a escribir otro libro del mismo géne-
\'" 1 n mente e oso ores:' o o os las del
ro que se denominará Los ernbosccrdos.!?
1 1 ponde a un lector+-, puede usted encontrar al director
• 1I11t1 1111 nota entre doce y una de la madrugada. Lee despacio,
Roberto Arlt prepara una nueva pieza para estreriarla con la
1 \lell I s puntos y comas que yo me he olvidado, las 'h' que me
compañía del Teatro del Pueblo. Se llamará Cuando ellos lle-
1, P I lado, las 'e' y las 's' traspuestas del ~ás fantástico
guen; en el título se encierra, por ahora, un misterio. Aprove-
., I Y así como Güiraldes da nombre a su prímera novela,
chará de la técnica de 300 millones para desenvolverse con
• 11 nz Peña es quien lo nombra escritor:
mayor facilidad en la escena. Será lo que en la jerga literaria
se llama una obra de aliento. 18
h p riodismo!. .. Sin embargo, dígase lo que se diga, es lín-
elo. " bre todo, si se tiene un director indulgente, que lo pre-
Roberto Arlt entregará en breve a la imprenta su nueva no-
"' a las visitas con estas elocuentes palabras:
vela El pájaro de fuego que es la continuación de El amor 22
bruja.t" bl torrante de Arlt. Gran escri.tor.

\'or ue es en las "Aguafuertes Porteñas" donde Arlt le ítíma


El diario invita a comprar sus libros y promociona las activi-
1, 11' de enunciación, consolida un público y saborea la certeza
dades del."~ompañero de tareas", tanto sus conferencias públicas
1111 r sarle a la gente, de saberse leído por miles de lectores, de I
y las reedícíones de sus libros como el estreno de sus piezas tea-
1" I través de la escritura (y no del crimen). La escritura y un ../
.trale.s en el Teatro ~el Pueblo. Asimismo, Arlt obtiene el privilegio
111 "propio. reconocido )L.IlQ.PJllar, SQn las llaves ar~ salir.
d~ disponer d~ su tiempo y de su nota como más le plazca pues un
e 111m to al que lo condenaba su ori en s~ que lo díferencían
d~rector permísívo lo consiente. En este sentido, en el vínculo, no
le I tam íén anóni~óres que le envían cartas a la redac-
solo laboral, que une a Arlt con Carlos Muzio Sáenz Peña se resu-
11 "¿Quiénes son estos que le hablan a uno, que le e~cri~en a
me~ las contrad~cciones con el medio para el cual trabaja. Porque
ItI, [ue durante un momento abandonan, desde cualqUIer ~u-
el dírector es quien tiene, ante todo, el poder de censurar, de mar-
el 1 ciudad y la distancia su no existencia, Ycon algunas h~Jas
c~.los límites de los temas a publicarse, de imponer ciertas con-
P ipel, con algunas líneas, le hacensentir el misterio ~e la VIda,
dícíones de trabajo que, díscolamente, Arlt sabe cómo no cumplir:
I noto de la distancia?" .23 "Estos" son los que no escriben: Arlt
e rtbe porque le teme -quizá más que a otra cosa- a esa "no
Ahora me explico por qué mi director siempre me dice: "Dejá
una nota adelantada, Arlt". Yono puedo negar que mi director I l ncía".
tiene razón. ¡Cómo lo voy a negar si esa observación me la
hace en paternalísimo tono! Pero el caso es que uno tiene fiaca
(... ) Ahora que llego al final, me pregunto, medio temeroso ¿el
director no tirará la bronca con estos apurones míos? Hace
una semana me reclama, paternalmente, la nota adelantada.

59
58
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f 11e le : ": 111 1 ,-m üv i011 do, n la in- t',~],-
Durante todos lo d d 11 vid I 1\111 I
I
11 1 1 1 ti , I 1 n u ~ pl b yo no tiene más que una úní-
El Mundo, un diario que, en poco año " anza en 1m r Hit, In lu o valiosa: la comunicación, la solidaridad
peri~aístico con tirajes capaces de competir con los tradrcíon I humbr ; puro producto de resentimiento, el lenguaje
matutinos pues ofrece un formato periodístico que es nuevo. ~4 l' 1 ( • IV cíón del énfasis noble, no crea sino apariencias
manuable tamaño tabloide, ideal para leer en subte s y colectivr , 1111 h 111 Ydespojan a las palabras cultas de su sentido pro-
se combina con un diseño moderno, bien cuidado, que cons rv 1 ,11 ti llunfardo y los términos coloquiales como broma
en todas sus ediciones el orden impecable de sus secciones y \1 , I I N rledad del periódico, tornando su uso en desafío y
diagramación. DirigidQ~~l2.1eados de oficina, universitarios, am I .lIIllll~11I el fuerzas. 27
~
de casa o comerciantes, - ~----- ~
El Mundo se presenta como un diario r . 11 I ruzada, Arlt interviene también en una polémica so-
petuoso de as buenas costumbres y de la moral social, y defíen 111111111 de los argentinos que excede los límites de la colum-
los intereses del núcleo familiar, al que da respuestas a través d IlIclt, Itca pues se trata de un debate que, si bien se inicia con
campañas de servicio público y social. Diario de tono medio par \ • IAj.',,,, u 1 n del '37, exhibe momentos de dura confrontación du-
sectores medios, elige un registro mesurado y decoroso para n • 111 I tejos por el centenario de la nación. Es en es?s añ~s -: ~cf'1':
rrar los acontecimientos políticos, policiales o deportivos, propo- I , Ir nte a la proliferación de lenguas extranjeras en la ¡', ~,:",(
ne un lenguaje decente apto para ser leído en el seno del hogar y ..llc'M ciudad de BueñOs Aiies, Ia distorsión del idioma comíen- D
cuestiona el uso de expresiones exce~i~amen~ c~~uiales. En est vlvld~oamenaza, y láfiiñcióri- d-~la litera!!J.i:acárríbia: 7'.{)!' ~ ,\
marco, os encon ronazos de Arlt con la dirección del dlarío Son lima Piglia, ¡partir dénmpacto iuroi rato' _·a e.r.a,
frecuentes: por un lado, las cuestiones políticas quedan fuera d 111 asume como una e sus uncíones la e r~servar.
t e-
sus notas: "Me está prohibido meterme en política -le contesta a l ureza de la e---ua-naclon - rente a la mezc a, 1entre-
un lector-o Orden superior, y como usted sabe que donde manda disgregación pro uci a por iosr~antes'7&-Leopoldo
capitán no manda marinero, huelga todo comentario. Además el •••• \('" s, en este sentido, el primero en encarar esta función de
director dice que como siga tratando de ladronzuelo s a los políti- •••• lUlo de la pureza de la lengua, cumpliendo, como escritor, una
cos, me van a matar; y quiere conservarme con vida para que siga 11 que es política. Si en la fonética se prueba la propiedad
produciendo notas per secula seculorum", 25 Por otro, tiene que 1\ lengua, am len para la vanguardia martínñerrtsta la ad-
defender, desde sus primeras notas, el uso del lunfardo y del caló 1 n natural dellenguaj e no mediada por la represión de una
porteño:
I xtranjera será la condición de una escritura argentína.P"
búsqueda de una lengua para la literatura argentina, es Jor-
Mi director me ha pedido que no emplee la palabra berretín IIN Borges quien mejor define su especificidad al separar la
porque el diario va a las familias y la palabra berretín puede 11 lonal de su referente criollo. En enero de 1926, por ejem-
sonarIes mal, pero yo pido respetuosamente licenciaa las se- firma: "Fray Mocho y su continuador Félix Lima son la
ñoras familias para usar hoy esta dulce y meliflua palabra idá conversa da delarab ;..EvarlS o C~lego, a tristeza
berretín.w
II desgano y de su fracaso. Después vine yo (mientras yo viva,
111 faltará quien me alabe) y dije antes que nadie, no los desti-
Es por eso que dedica los primeros meses de su columna a , sino el paisaje de las afueras: el almacén rosado como una. ,
demostrar la productividad narrativa del uso de un lenguaje popu- I ,los callejones. Rober~t y J,~~Ia!lón son el-º~.§~~o del rrd~""\ ('
lar y plebeyo qu~ si bien !!9 ~ nuevo en el períodísmo p~a- bal, su bravura. Cada uno de nosotros ha dicho su retacito del -A:¡..l+'
-larga tradícíóride eS3!:.i!~t..es costumbristas lo precede -Fray~MQ- hlLr~elo ha dicho enteramente" .30 Ante la suma de voces r

. cho, Last Reason, Félíx Lima, entre otros-, provoca cierta inco- 1 íendo" el arrabal, la voz que Borges propone no es ni castiza ni
modidad en un diario que pretende disputar lectores a los diarios I abalera, no está ni en el lunfardo ni en las letras de tango: el
serios ~omo.La Nación y ~a Pren~a, y no a los diarios populares y I ma de los argentinos está en la voz de los mayores, en
sensacIOnalIstas como Critica o Ultima Hora. Porque, como seña- heverría, Sarmiento, Vicente F. López, Mansilla, Wilde, porque

60 61
11 11 ••• I IOIICI d. 11 .111111

"dijo bí n J1 111111 ''. I1 VII: ti I 111111, IUIII 11,1


escritores de la tradící 11,1 voz JlIIIII'I ,.11 MI 111 t. r s ud
al ide~ _e.stéticode una v~z arg ntln qll lo s halla en v
~~~~etérf1~'r32 Arlt r~_~~re a la mezcla desprolíja y stempre e tll
e!~_~eae, Ias Y.Q$.es de la calle. A las que, sin embargo, sístematlz , 1I\ h puesto a pensar en los metros que he escrito.
en Diccionarios de filología lunfarda: en la definición de nuev , 1 1111 tt Inta y tres metros de prosa hasta la fecha. ¡Ciento
palabras -squenun, tongo, chamuyar, pechazo, berretín, furbo, IlIt , Ytres! Cuando me muera ¿cuántos kilómetros de pro-

garrón- o de nuevas expresiones -tirar la manga, tirarse a mu I 11 rhr crito?36


to, el manya orejas- Arlt ordena, clasifica, registra y organiza 1 ,
caótica proliferación de términos coloquiales. Si bien las definl 1111 ti . Trescientas sesenta y cinco notas, o sea ciento cín-
ciones de su singular diccionario son altamente paródicas, sobr 11 lit, Y eis metros de columna, lo cual equivale a 255.500
todo porque buscan reproducir el rigor científico en la deflnícíón l' 1,111 . Es decir, que si estos ciento cincuenta Yseis metros

de términos lunfardos (origen de la palabra, cambios semántico , • 11 I 111 de casimir, yo podría tener trajes para toda la vída.P?
recurrencia del término), los microrrelatos que ejemplifican el us
de cada palabra, exhiben tanto los materiales con los cuales Arlt 1,xhibición le otorga una visibilidad que muy pocos es-
escribe como la inmensa productividad narrativa de la lengua ple- ••• I, ••• ,.·_~ een y lo pone en contacto directo con sus lectores, quíe-
Jl
beya. Arlt eleva el idioma de la calle, la lengua plebeya, a idioma nvían cartas o lo visitan a la redacción. Muchas veces, la
nacional consolidando simultáneamente un lugar de enunciación la \ efialado el carácter ficticio de las cartas de lectores que
dentro de las páginas de un diario y un lugar de enunciación, una 11. cribe. Sin embargo, en los años veinte, en el marco de la

entonación, dentro de la literatura argentina. Pero no es sólo esto: 111 despersonalización introducida por los medios masivos,
II despliegan diferentes estrategias que apuntan a recons-
el escándalo de~ notas periodísticas -y también de su literatu-
ra- reside en que Arlt combina el uso de las voces de la calle con qu 110slazos sociales que la misma sociedad medíátíca está
l~ exhibición constante de un saber literario, al que sesuma la lid en peligro. El edificio de los diarios funciona como se~e
apropiación de ?i~c~sos ajenos ala literatura, esos "saberes del \1 11 .ntro entre periodistas y lectores, que acuden a los croms-

.~pobre'~que incorporan el léxico de la química, ia físíca.Ta geome- 1111 s más diversas demandas, desde la búsqueda de empleo
tría, las ciencias ocultas, el magnetismo, la teosofía, para repre- I 1 l denuncia de malos tratos en ámbitos laborales, desde la
sentar una subjetj.yidad, un paisaje, una acción. 33 .",. I I I m a un pleito matrimonial hasta el reclamo de una ínvestí-
Porque efectivamente, las "Aguafuertes Porteñas" son el lugar \1111 obre malversación de fondos públicos. Asimismo, la pre-
de la exhibición pública, un espacio desde el cual mirar a los otros 1 e los lectores en las páginas del diario ocupa, día a día, un
I Importante: los lectores escriben y opinan, protestan y le-
-a quienes, como a las palabras, también se clasifica mediante
tipologías- y también se es mirado. Arlt sabe que detrás de su 111 u la voz, participan en las encuestas que organizan los dia-

nombre, de "esas cuatro letras inexpresivas", no hay nada: no hay y nvían su colaboración a las secciones que así lo demandan.
~ an eleado en la ,guerras de la inde~- , Mundo, por ejemplo, tiene una sección denominada "El maes-
I 11 el aula" en la que convoca a los docentes a enviar por escrito
cia, no hay escritores ilustres, no hay má~ urí"asaao lnmlgra-
f'I furio cuyos orí enes tampoco son caro. Por eso exhibe, ca vaní- I , untenído de sus clases o el análisis sobre la incorporación de
cicür. sa eres y l~'Ya e l€íacnñúchas novelas. He empeza- I I V s métodos de enseñanza, y otra llamada "El niño en la escue-

do a leerlas a los 12 años, tengo 28. Así que hace dieciséis años I . n la que se invita a los estudiantes a enviar sus mejores traba-
que leo a un término medio de~, lo cual , colares.
significa seiscientas novelas. He leído muchas más, pero esto es el No es de extrañar, entonces, que Arlt reciba cartas, muchas
mínímo't.:" La exhibición de lecturas ocupa el lugar que, ni por I t s, en las que los lectores lo felicitan, le mandan temas para

linaje ni por adquisición, pueden otorgar otros títulos. ArIt escribe \1 notas, le hacen comentarios sobre notas ya publicadas y tam-
a partir de un vacío que debe ser colmado co!).los li ros y los
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"' n, por qué no, lo insultan: "En la Dirección se recibieron, hace

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go en EL Mundo. y ') J (1) II~ \ 1 11 P rl ti t dJ cuar ntay cín-
que subscribe. A mí, qu m 11 11 I Jl JI( 111 e tJ 1, Ym no 111 h spít munícípales acompañado por un
las dichosas cartas vayan dirigidas a p r 011 s que me llaman, 1 ' tu iantes a cargo de las prácticas hos-
riéndose, me dicen: Vea, Ar1t:el anónimo que me escriben es 11 vtt falsos informes, se introducen en los hospí-
tra usted". 38 Son las cartas de los lectores las que muchas v y con una identidad falsa: mientras que para los
desencadenan una nota: "Cada carta con una propuesta sobre qu Ai l! un estudiante de medicina, a los enfermeros y
escribir es Como una ~gx:atiSJ'-OpGFtuna. en esta tarea d I H Icen ser enviados municipales. En los catorce hos-

yugar diario. Manita cordial, desinteresada que, cuando uno e 1 los, Arlt conversa con los enfermos, exige datos a
con fiaca, aburrido, sin saber sobre qué escribir porque el mund ) oteja las versiones y principalmente, observa, obser-
de las crónicas parece que con la abulia se ha agotado, llega d 1 11111 tencíón, el estado de higiene y de seguridad de los
pronto a levantarle la imaginación, a disolver la modorra, y uno s lit 111 • Una vez cerrada la callada investigación, comienza la
siente interesado con el tema que la carta del desconocido lector \1 11 1 urante los dos primeros meses de 1933, Arlt publica
ha traído y entonces, agradeciendo al diablo que le haya enviad • 11 .11 ta titulada "Hospitales en la miseria" donde denuncia
un colaborador, se siente a la Underwood, mira de reojo la carta, IIc CI t do de los hospitales municipales. Se trata de notas
cavila tres segundos el tema y, de pronto, las teclas empiezan HIII~ 1 la fría objetividad de los datos sobre el número de
resonar" .39 Y también investigaciones periodísticas de mayor al- 1 1\ ~ tidad de enfermeros por sala o la disponibilid~d de
cance. Tal es lo que sucede en diciembre de 1932, cuando Arlt \l. I
t on la intensa narración de un relato de un realismo
recibe reiteradas denuncias sobre el mal funcionamiento de los 111\ que busca conmover a quien lo lee:
ho pítal s públicos. Dos meses antes, en setiembre de ese año,
Arlt y h bía r alizado una pequeña investigación periodística en 1 1'.1> ellón de leprosos es el infierno. Si uno ha tenido el co-
1 pito Policial de Menores. En ese momento, y con un permi- I el· ntrar una vez, tiene que hacer esfuerzos para no des-
so otorgado par la Jefatura de Policía, Arlt había recorrido duran- y 11 . Hay instantes en que se cree que se va a caer al sue-
te varios días los pabellones del establecimiento, entrevistando al P ro el miedo de rodar sobre el suelo sembrado de lepra,
director, a los menores detenidos, a los maestros ya los celadores, 111 mtíene en pie. Ni a respirar se atreve uno. Una suciedad

para denunciar la irresponsabilidad de los jueces y la monstruosi- l' mtosa. Suciedad en los suelos, en las paredes, en las esca-
dad de un sistema que en lugar de prevenir el delito, lo genera: I 1 • Camas en los corredores. Leprosos que fríen huevos o
11 tortilla en una Primus colocada encima de una cama ...
De lo que he escrito anteriormente, se desprende que la insti- 1 11 IZas de seres humanos en descomposición, que les da un
tución es un desastre. No llena ningún fin, como no sea engro- .1110 violeta. (... ) Esto es un amontonamiento de cadáveres
sar las filas de la futura delincuencia. Todo chico que en un Ivl ntes, podridos en distinto grado, con todas las coloraciones
momento de estupidez cometa una travesura peligrosa está 11 I descomposición orgánica, amontonados a la buena de
amenazado por la justicia (que se propone corregírlo) de ser 111) para que terminen de morirse de cualquier manera."!
encerrado allí, para que allí, en vez de corregirse, se eche de-
finitivamente a perder. (... ) Encerrar a un chico porque ha ro- 1'.1 Je de la campaña es señalar la criminal indiferencia de la
bado una botella de vino o no ha devuelto la bicicleta que ha- 111I ncía frente a una depresión económica que ha transformado
bía alquilado, en compañía de otro menor que psíquicamente h pitales en derruidas barracas de cemento donde los enfer-
es un delincuente nato o un degenerado, es un contrasentido 1111 dan abandonados a su suerte; pero también, advertir de la
que no tiene nombre. Y más contrasentido lo es si se conside- lel neta política en el nombramiento de médicos y enfermeras, y
ra que jueces, maestros, directores de establecimientos de esta I 111 canismo de desigualdad social que avala que personas de
naturaleza, no creen en la eficacia del procedímíento.s? se atiendan en los hospitales públicos. El impacto de sus
s altísimo. Sus aguafuertes se pegan en1as pare es-d"e-l-ar

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ta cambios provoc h 11 •. MI 1111 I qtl 11 1 I1 • J It 1 Alv Il I Ijlll 11111 h 11 111 11 11 1 ruin s , ntra n las denomí-
Jefe de una de las salas exig u r 11UII 1 1 n 1 qu 1 1111111 " 1, 11 tt l. Y1 de.1 yoz a una ciudadanía que se queja.
I

con Arlt en la investigación por consid rar qu "los artículo JI Il I t I con 1 mi rnbros de las sociedades de fomento, lee
cidos en El Mundo hundían para siempre al Hospital Alvear y 1 '" 111 "" 1 ul y las cartas que le envían vecinos de luga-
una ofensa para su cuerpo médico", 42 en otros hospitales Ar11I IIdll
• tudí los artículos del Digesto Municipal, coteja la
cubre, una vez publicada su nota, cambios concretos: más limpl ••••• tlfllilll 11'1 n on los datos que obtiene de sus observaciones,
za, mayor número de enfermeras, la habilitación de nuevas 11 r It 11 /, i dos municipales. La ciudad se queja, dice Arlt en
Los poderes públicos, verdaderos destinatarios de la denuncia, t(\1I1 di 1 idas a la Municipalidad y al Concejo Deliberante, y
bién reaccionan: en julio de 1933, en el debate sobre los hospital 1'"1 IU aunque los propietarios paguen sus impuestos, la
municipales que se da en el Conceío Deliberante, provocado t 1111, 1 u acumulando en las calles de tierra. Se queja por-
por las notas de Arlt como por una serie de enuncias publicada 11 IIl1y cuelas ni hospitales, y porque cuando los hay, sus
La Prensa, el concejal José F.Penelón -uno de los fundadores di" 1 111 on deplorables. Y se queja, sobre todo, porque "los
Partido Soc~ n ernacion , que 'fI'rré'Slle 92{)foma-eloolll •••• ~IMIIC,. municipales decretan la repavimentación de las calles
bre-de-Partídó"t omunista,_y uno de-loslñIdadores _ e~IIl.llll.l¿l1I11 1 11 lis preferidos", 45 mientras que en las calles de la perí-
en Anlérica atina- cita los artículos de Arit como documento y I 1110 Triunvirato, "hay marcos de hierros tirados por el sue-

prm!DáSde~cio hospitalario. 111 , de nafta de automóviles, troncos de palmera, gatos


La preocupación por el estado de los hospitales públicos ser 1 __ llnM, Ir pos en definitivo desuso, zanjas laterales que tienen
una de las constantes en la tarea periodística de Arlt. Todavía 11 _Iftllllllcl d de riachos, veredas de menos de un metro de ancho,
1939, seis años después de esta primera intervención, Arlt rec 110 que suben y bajan";"
rrerá nuevamente los hospitales: "Como entonces, interrogué otr • I I irnbío urbano posterior a la crisis del treinta re ercute f
vez a enfermos, enfermeros, médicos de sala y dírectores";" Y com 1'11 a arItiana olitiza su da sobre la ciudad. Arlt
entonces, en 1939 Arlt denunciará al gobierno municipal por su 1 ro e un periodista que usa la visibilidad de sus notas
incapaz y negligente gestión pública, y por ser el único responsa- uuncíar y señalar un sistema equivocado. La carga moral y
ble del desquicio del sistema hospitalario. Sin embargo, seis años 11I ntos puritana que siempre tuvieron sus notas encuentra
después los argumentos serán otros; seis años después tratará d Ildas y resoluciones más concretas. Porque si bien Arlt
demostrar que el em obrecímíento.de la clase medía.ha conducí- señaló los malos usos y costumbres tanto de altas autort-
do alas hospitales públicos a persogas gl!.econ anteríorídad asís- I urna de vivillos y pequeños estafadores, recién en los treín-

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tíañ a OSSiiñat:oriospriva os, y que esa afluencia de pacientes no
sólo ha dejado sin cama y sin atención a los verdaderos necesita-
I ti incidir sobre ellos; si siempre se mostró muy molesto
modos en que políticos, abogados, manosantas y curande-
dos sino que institucionalizó para todos el sistema del donativo, I c'l uso del desamparo, el poder de su columna le permite
esto es, la medicina paga. 111 n ellos. Por lo tanto, cuando a mediados de 1934 recibe
El conocimiento de las condiciones materiales en que se vive 1 ulamente volantes de adivinas y curanderas que promocionan
y se muere en la ciudad de Buenos Aires, o tal vez la certeza de que rvícíos, ya no se limita a escribir una aguafuerte sobre el
las "AguafuertesPorteñas" inciden en quienes las leen, llevan a Arlt , .íno que se dirige al partido de Avellaneda para ver de qué
a denunciar también los efectos de una modernización urbana que 1I 1I . Al azar elige a la adivina Adela Sander, quien atiende en
se juzga despareja. Desde abril de 1934, y por vario~s~ C sa de la calle Maipú, y le solicita una entrevista. Luego de
se dedica a cw..l!L~ la cíu aaae otra manera;aéo'mpañado por 1 dos pesos y esperar en una sala atestada de gente, lo recibe
iln fotógrafo del diaiIO:re<;:orrelos barrios perífértcos donde-per- rltvlna quien, haciendo gala de su oficio, "adivina" la mentira
~~e" ya~:r:.á"doSde,diferenciación entre el centro y los bar~, uidose a atenderlo. Arlt se retira dispuesto a visitar a otras
síno, verd~qer~.~_abismossociales. En esta campaña periodística, 111 ras y acusa a la policía de Avellaneda por admitir la existen-
titulada :Buenos Aires se queja", Arlt parte de una constatación, el este libre comercio:

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111clolld 1111'1 " 1,1( 11110' It Illz, 11 rtd 111 ' nsl s
Realmente la policía de Avellaneda es genial. MI t, .tll 11 1111)
tivos, quizás frenéticos impulsos hacia el espirlt1 111 I
11111 .1 1,d't', " (' uor c ,r.. pu h y lugar para la íro-
n
11. 11. I .' 1 ul rtd d: Arlt produce la intervención poli-
cología, impulsan a los comisarios de la Chícago porl a In di d u palabra pues el lugar desde el que escribe
tolerar que dichas aventureras exploten la credulidad pública qu una d nuncia sea efectiva.
y la tontería colectiva. No es posible suponer que el comisario
de Avellaneda ignore las actividades de sus inquietantes veci-
nas. Menos con el reparto de publicidad impresa (... ) Real- 1''1 cal de pobres, engañados, o enfermos: a lo largo de estas
mente, las autoridades policiales de Avellaneda resultan indi- 11 aeíones, Arlt se construye frente a la mirada de sus lecto-
rectamente protectoras de estas solemnes descaradas, cuya corno un periodista atento a los más mínimos reclamos, como
publicidad se infiltra y apesta a la capital federal. 47 prriodista en quien cualquier lector, luego de enviar una carta
I J' alízar una llamada telefónica, encuentra a un interlocutor
El impacto de la denuncia de Arlt es inmediato: esa misma nllnble que se hará cargo de sus problemas. Además de chico
noche, la policía de Avellaneda allana varias casas y detiene a cin- .11Jle, además de escritor disconforme, la productividad de este
co adivinas. Con falsa modestia, Arlt pide disculpas -"Siento () n la configuración de su imagen pública es alta y perdura
mucho haber sido el culpable inocente de esta medida, que afecta 111\ memoria que excede a su época: todavía en los párrafos
a la industria cazadora de merlos, pero que representa una plausi- I de la novela Nada que perder de Andrés Rivera, publicada
ble medida de higiene moral en Avellaned a Sur. R·rach ue 1o "48 - y I )82, un ArIt periodista sale de su oficina cuando escucha las
ratifica que escribir produce efectos; que escribir trae consecuen- t tas de un grupo de mujeres que han ido al diario. La acción
cias. I urre en 1938. Esposas e hijos de militantes sindicales pre-
No es la primera vez que Arlt alerta a la sociedad y pide la van al diario Crítica a pedir, por su intermedio, que el prest-
1nt rvencíón de la policía por temas similares: ya en Las ciencias t Ortiz no aplique la ley de Residencia a sus maridos. Están
ocultas en la ciudad de Buenos Aires Arlt celebraba la interven- 1 sas por la espera, porque na ie las atiende, porque los chi-
ción de la fuerza pública: "Es doloroso y la realidad lo será aun ti nen hambre; una de ellas golpea las puertas, grita:
más, si la colectividad no trata de poner un freno o una ley a estas
agrupaciones, donde germina una futura y delicada degeneración; Un hombre de fuertes mandíbulas abrió una puerta y pregun-
Es de aplaudir la actitud de la policía, que no ha mucho clausuro tó, vieja, ¿qué hacés acá?
una Escuela de Magia situada en la calle Callao y Corrientes". 49 En uertdo, te manda Dios, y la vieja Molesstní le contó al hom-
la dura condena a la farsa que se esconde en los centros de ocul- bre de las fuertes mandíbulas qué hacíamos allí, en esa sala
tismo o en las oficinas de una adivina, Arlt no tiene reparos en Iluminada, en ese mediodía febril de diciembre. El hombre,
reclamar el contundente apoyo de la fuerza pública. El pedido de que tenía una cara dura y pálida, escuchó a la vieja Molessini,
intervención que Arlt realiza catorce años después de su primer las manos apoyadas en el borde de una mesa ovalada, la cabe-
texto corrobora que su posición con respecto a quienes engañan za caída sobre el pecho.
atribuyéndose falsos conocimientos es la misma y que lo único Está bien, vieja, dijo el hombre de la cara dura y secreta, y le
que ha variado es el lugar desde el que se enuncia: en 1934, la oímos el crujido de las mandíbulas. Yoarreglo esto, y abrazó a
demanda escrita por Arlt ya no es la expresión de deseo de un la vieja Molessini, y nos miró, y se fue.
todavía adolescente de barrio, sino la exigencia de un conocido Gracias querido, gritó la vieja Molessini a una puerta que se
escritor y periodista "que se responsabiliza con su firma por lo cerraba.
que dice". Y en este sentido, la ratificación de la demanda de una Al rato, llegó un mozo con una bandeja de sandWiches y bebi-
intervención policial borra la ambigüedad que su primer texto po- das. Alguien preguntó quién era ese hombre hosco de cara
día generar, en una ambigüedad que Horacio González esboza bajo pálida y dura.
la forma de una pregunta: "¿Estamos seguros de poder ubicar su La vieja Molessini, con una sonrisa en la que resplandecía el
llamado a las fuerzas del orden como una ironía pubescente, el orgullo, como cuando le contaban las paradas viriles de sus

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hijos en los b rrl I J IV ti I 11 • 111, I pOlldl J 1 111" J 1, A.II, "1 Ir 11 do :/111 del /1 1 Iuthutd 1" 11 r ti a, J
Ehhh, Roberto Arlt, un mI JllI tIC Al '" IlItlll ti, 1)' '/,
/ Al" II PIII t , verde 11I/Ilorla, Buenos Aires, Zamora, 1962.
Aunque la referencia es históricament r n a pues, com • Al mnncl 11, "El albá de un diario moderno", en El DIario,
I 1II 1 t 1d . d I do a la hlltoria de la prensa argentina, setiembre
se señaló, en 1938 Arlt no trabaja en Crítica sino en El Mundo, 1
I '1:1,
cita revela que la imagen de Crítica como "diario del pueblo" y la "11 quí nuestro diario" en El Mundo, 14 de mayo de 1928.
intervención de Arlt como periodista atento a los reclamos de sus 11I1_duardo González Lanuza, Roberto Arlt, Buenos Aires, Ceal, 1971.
lectores, forman parte de un mismo recuerdo. Del costumbrismo 11 1<berto Arlt, "Palabras del autor" en Los lanzallamas, Buenos
a la denuncia, de aguafuertista a fiscal, la trayectoria de Arlt en el ,Lo da, 1977.
periodismo de los años treinta acompaña el movimiento que la I Ll a Drucaroff, Arlt: profeta del miedo, Buenos Aires, Catálogos,

prensa en su conjunto está realizando. Con el arribo del eneral , 1" .360.
Agustín P. Justo a la presidencia del pros en 1932, se inicia una l' L s reseñas publicadas en El Mundo son: "Almargen de la locu-

, nueva fase-ertclPeriodisñío-arge"ñtiño·quesecMacterE..~p-or fa II la de Los siete locos), el 3 de diciembre de 1929; "Los siete


. d Roberto ArIt, por Last Reason", el 16 de diciembre de 1929; la
politizaC16ü'eñ-süs monos aeírlterVeñlTen él esfeñip;iblica.52 El
el El amor brujo de Pedro Juan Vígnale, el8 de agosto de 1932;
-clima polIliéoenrareClQOpOr la proscripéíon de partiuos y-el frau- 11 de El jorobadito de Horacío Rega Molina, el 23 de octubre de
de electoral, por el crecimiento de las agrupaciones nacionalistas
y por la abstención del partido mayoritario, como también por una 1 'l Mundo, 24 de noviembre de 1929.
realidad internacional convulsionada por la Guerra Civil Españo- 1 El Mundo, 29 de junio de 1930.
la y la Segunda Guerra Mundial, incide fuertemente en los debates 111'l Mundo, 9 de setiembre de 1931.
internos. En este escenario ,E9lítico, cultural y social, la autono- 11El Mundo, 4 de enero de 1932.
ía del Canfpo-periomstiéa-es'"Otra yIas
estrategias de interven- l. El Mundo, 11 de julio de 1932.
ción pública di ieren de-ras ya es-plegaaás en la década del veinte. • El Mundo, 9 de marzo de 1934.
11Roberto ArIt, "Una excusa: el hombre del trombón" en El Mundo,
La historia del pertcdísmo argentírió y la his-toria e It coinci en
nero de 1930. Recopilada en Roberto ArIt, Aguafuertes Porteñas,
y se superponen; leer una sin leer la otra es empobrecer a ambas. , Aires, Losada, 1958.
1 Roberto Arlt, "La censura", en El Mundo, 23 de julio de 1930.
111 da en Roberto ArIt, Cronicón de mí mismo, Buenos Aires, Edicom,

NOTAS ~Roberto Arlt, "Una excusa: el hombre del trombón" en El Mundo,


nero de 1930.
1.1 Roberto Arlt, "Sobre la simpatía humana" en El Mundo, 31 de

1 Roberto Tálíce, 100.000 ejemplares por hora, Buenos Aires, Co- 111 de 1930. Recopilada en Roberto ArIt, Aguafuertes Porteñas,
rregidor, 1989. 11.
2 Ricardo Ragendorfer, "La verdadera historia del Rufián Melancó- ~4 A diferencia del resto de los periódicos de las primeras décadas
lico" en Pistas, 6 de junio de 1997. I 1 lo veinte que se imponen en el mercado después de varios años de
3 "Crítica: me voy a suicidar; vivo en Uruguay n? 694. Fotógrafo y 111 cíón, El Mundo, como el siguiente cuadro lo indica, triplica su
redactor tuvieron que luchar a brazo partido para hacerla disuadir de su diario en su primer año de vida, convirtiéndose en el tercer perió-
11 ti la mañana:
propósito. Primero los había amenazado de muerte. A nuestro requeri-
miento, intervino al final la policía", en Crítica, 5 de abril de 1928. Promedio de circulación diaria en El Mundo (publicado en El Mun-
4 Partida de defunción n? 210, folio 841355, otorgada por el Regis- , -1 de noviembre de 1929)
tro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, Gobierno de la Ciudad Octubre de 192840.000 ejemplares
de Buenos Aires, República Argentina. La calle Canalejas es, actualmen- Abril de 192989.500 ejemplares
te, la calle Felipe Vallese. Octubre de 1929 127.000 ejemplares
s Raúl Larra, Roberto Arlt, el torturado, Buenos Aires, Ameghino, 25 Roberto ArIt, "Contestando a los lectores" en El Mundo, 26 de

1998; pág. 41. [ubre de 1930.


26 Roberto Arlt, "é Soy fotogénico?" en El Mundo, 7 de agosto de

70 71
1 2 .I 1'11 111 I 11 101, tll, ,11, N"III "/," .1, '"'"111/0 '/tlll/, 1'.(,1" , I 1111 .10 AIII. "l. l IV. 1I1t! l ,11 I ',do 11111 110" I MII/!d , r~ cl
go de Jorge B. Rlv r l. Bu 1111 Al!! .' 1111111 , I , 11. I la • «.
1 '1 JI , I l 11 H b 110 ArIt, Aguqfu ·rt· Port 11a : Bu -
27 Carlos Corr S, ArLt lit -rot», lJu 111 Ah ,Attl 1, I ; P l , ,,'d(/ ('()//(/I(III l. p. lt.
107ylll. I 0111 r Io ArU. "N m dio corte ..." en El Mundo. 8 de agosto de
28 Ricardo Píglía, Respiración artificial, Bu no Aires. Sudam 1'1
cana, 1988. Unh rt Arlt, "La policía ~e Avellaneda se apuntó un poroto" en
29 Beatriz Sarlo, "Vanguardia y criollismo: la aventura de Mara" ,/1.10, ) 1 ngosto de 1934.
Fierro" en Carlos AItamirano y Beatriz Sar lo, Ensayos argentinos, Bu • 1 IIh rto Arlt, Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires
nos Aires, Ceal, 1983. , "" AOllafuertes. Buenos Aires. Losada, 1975; pág. 136.
30 Jorge Luis Borges, "La pampa y el suburbio son dioses" en Proa, " 110\ l ío González, Arlt. Política y locura, Buenos Aires, Colihue,
n? 15, enero de 1926. Recopilado en El tamaño de mi esperanza, Bue- ,tI . 120.
nos Aires, Proa, 1926. 1 Auclr s Rivera, Nada que perder, Buenos Aires, Ceal, 1982;
31 Jorge Luis Borges, "El idioma de los argentinos" en El idioma d 111 140.
los argentinos, Buenos Aires, Gleízer, 1928. V,· 1 Sylvia Saítta, Regueros de tinta. El diario Crítica en la
32 Jorge Monteleone, "La voz deseada" en Espacios de crítica y pro- 11/ ti" 1920, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.
ducción, n? 6, octubre-noviembre de 1987.
33 Tomo la noción de "los saberes del pobre" de Beatriz Sarlo, "Gue-

rra y conspiración de saberes" en Una modernidad periférica: Buenos


Aires 1920 y 1930, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988.
34 Roberto ArIt, "El cementerio del estómago" en El Mundo, 29 de

enero de 1929.
35 Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y
1930, op. cit.
r 30 Roberto ArIt, "El Buscamuertos" en El Mundo, 9 de marzo de
\/ 1929. Recopilada en Roberto ArIt, Aguafuertes Porteñas: Buenos Aires,
\ vida cotidiana. Selección y prólogo de Sylvia Saítta, Buenos Aires, Alian-
za, 1993.
37 Roberto ArIt, "¡Con ésta van 365!" en El Mundo, 14 de mayo de
1929. Recopilada en Daniel Scroggins, Las Aguafuertes Porteñas de
Roberto Arlt, Buenos Aires, Ediciones CuIturales Argentinas, 1981.
38 Roberto Arlt, "Arte de escribir anónimos" en El Mundo, 20 de
noviembre de 1929.
39 Roberto Arlt, "El lector que manda tema para crónicas" en El

Mundo, 7 de diciembre de 1928.


40 Roberto Arlt, "Escuela Primaria de Delincuencia (Fin)" en El Mun-

do, 29 de setiembre de 1932. Recopilada en Roberto Arlt, Tratado de la


delincuencia. Compilación y prólogo de Sylvia Saítta, Buenos Aires, Pá-
gina/12, 1996.
41 Roberto Arlt, "Hablan los leprosos" en El Mundo, 15 de enero de

1933.
42 Carta del doctor Juan Naím, reproducida en El Mundo, 25 de
enero de 1933.
43 Roberto Arlt, "La cama de hospital se ha convertido hoy en un

artículo precioso" en El Mundo, 9 de agosto de 1939.


44 Roberto Arlt, "Escuela costeada por vecinos" en El Mundo, 10 de

abril de 1934.
45 Roberto Arlt, "Dos pavorosas escuelas en Villa Devoto" en El Mun-

do, 27 de marzo de 1934.

72 73
11H q It I I\ 11 V 1 11 t
pCHII 1 tllt IV 111 • bandonar sus
1 t I EL Mundo y "manda a mudar", sin previo
11, 1 12 d ti mbr . Lo eem laza Raúl Scalabrini Ortiz con l
1II1111nna tit~da "Ap~s Porteños" hasta el 15 de novje~- V
5. El fabricante de fantasmas r I 11 n a que Arlt una vez ublicada su novela en la edito-
r. tlna,sereintegra a sus tareas habitu es. era los proble-
---~----'----------- 11 rvíosos con' uan y as e ectativas que genera el veredicto
« I Itíca 1 reseñas, lo alteran más de lo aconse·able. Rece-
En bares del centro, en pobres pensiones, en redacciones es-
trepitosas, Arlt escribe sus novelas Los siete locos, Los lanzallamas I do por los dueños ingleses de la editorial Haynes, se hace
y El amor brujo, y los cuentos que se publican en revistas y dia- d la "Yumen",es decir de la Asociación Cristiana de Jóvenes
rios. ~ o a os tIempos agos del perio- lImgMen's Christian Assocíatíon (YMCA)- donde comienza /_
CITSmo-es desparejo desenfrenado; cuando termina e escribir, I s de gimnasi~, a las que asiste con Córdova Iturburu y elf
rodeado e papeles, recortes, apuntes, ti' eras y un frasco de ~a- Delgado Fitto. De origen inglés, la YMCAhabía llegado a '
11 Aires vía Estados Unidos en 1902, y en 1912, había ínau-
~ Arlt reescribe corta y ega: "Termina o~l~rueso' de la
n~ela~nza la tarea de tijera. E~te rengloll'eS-.de-la lo u primera sede propia en Paseo Colón 161, donde funcío-
1 I biblioteca, el salón de actos, un natatorio de agua callen-
partetres estan e mas; e capi u o número cinco es pobre en ac-
11I moderno gimnasio cubierto adonde Arlt asistía tres veces
ción; .el dos care~e de país.aje y es l/~o_;,el seis estár~g;cto. ~l
, paisaje, q~e no tiene rel~lOn con el estado subjetivo el ersona- mana." Por indicación del médico del gimnasio, Arlt supri-
~ je, se confecciona al último. A vece~alta-eLfinal':d:e una parte: el .afé -al que reemplaza por el "innoble reductor" ca uchi-
autor lo dejó para después, porque no le dio importancia a ese levanta temprano, hace footing antes del trabajo e intenta
final. Ahora, en el mome!!ÍQde a uro, se da cuenta que ha hecho fumar. Los primeros días, anda cansado y sin ro;.imode
una burrada; que el final era importantísimo y tiene que estudiar- Ir sus notas: "Tengo los brazos como desconyuntados, las
lo al galope y redactarlo vertígínosamente. Sin embargo, a pesar I adoloridas, los músculos sobre los riñones llenos de alfi-
de todos los inconvenientes que el sistema enumerado ofrece, nunca I I columna vertebral como resquebrajada, los pies con to-
un autor trabaja mejor que entonces. Después de una semana de I nervios tensionados que se dan al diablo, el cogote duro;
corregir durante diez y ocho.llOras dianas, yo he perdido cinco 1, la_g!.mnasiaserá ~g~.muy saludable, pero antes de hacer
1 ia tendré que hacer la nota, porque uno sale de la pista con
kilos ?e peso, ~Parece en realidad que no se está
trabajando sobre la tierra, sino en la cresta de una nube. Se mira de perro y humor atravesado"." Pronto descubre los efectos
, a las mujeres con la misma indiferencia con que observa un so- lm~siá.: puede correr uñt~vía dos cuadras sin cansarse,
, námbulo las fachadas de las casas" 1 '--- __
días en que falta a su clase, siente que sus articulaciones se
\-~ - El-exceso de-trabajo' qtie-leffiscin'~~los tramo~-final~de la n y que los músculos se relajan. Para sentirse mejor, vuelve
escritura de Los siete locos durante el año 1929, ~udica su sa- I res de su infancia, "la más linda arro uia de la ca ital"
~Por varios meses, se ve obligado a usar anteo'o~ el se instala en una pensión que funciona en una antigua ea-
una constante irritación en los ojos, refractaria a los reme lOSy a que, aunque está por venirse abajo, tiene un patio lleno de
los tres médicos consultados: "No puedo asegurar que yo, como lt s, enredaderas y parras, con palomas, pájaros y perros. Años
Milton al escribir su Paraíso perdido, esté completamente ciego al pués, en respuesta a una encuesta de El Hogar que pregunta
I lve usted a releer sus propias obras?", Arlt caracteriza el pe-
borronear estas cuartillas, pero sí, en cambio, con todo orgullo
puedo exclamar que redacto erto, come amoen, que escribió do de redacción de un libro como de "una permanente
Las Lusiadas. Y!?0con un solo ojo".2 Los problemas de visión, las t excitación': que luego prefiere olvidar por '~
escasas horas de sueño, las cantidades de café y de cigarrillos, t dos afectivos que tuve que crear en mí mismo, para hacer pre-
lit s en mi imaginación, ciertas escenas, que luego, es lógico,
( aten~an contra el plazo de p.resentación en el Concurso Municipal
de LIteratura donde Arlt quiere presentarse. Porque quiere tentar I que rechazar subconscíentemente". 5

74 75
d 1111 l. rl d ti 11-

11" I I( el 1111111 l uov 1\ I \1 IU 11 P d h e r otra


Illll( I

Recepciones q II! 11 J" 1 1, ".' NI I t, Hv u'! 1 alíflca como un "nove .


11111111 U I'Z nl 1",11 ::>p 1 pr sentación de las obras, esta
En noviembre de 1929, la Intendencia da a conocer la conf 1 Int 11 íflc pu s la mayoría de los entrevistados considera
mación del jurado que otorgará los premios del Concurso Munlcl t lt m r e 1 primer premio. Alberto Hi~al@, por ejemplo,
pal de Literatura: Alberto Hidalgo y Carlos A. Amaya en represen- "M ha sorprendido Los siete locos e oberto Arlt, novela
tación de la Intendencia (nombrados por el intendente Cantilo); el nca ar entre las de lo :i.ó.v:e~ e~ritores rusos. ArIfeS
Ventura Pessolano, por la Facultad de Filosofía y Letras; Artur I tro ambiente un caso único: 1].0 conoce la gramática ele-
Cancela, por el Círculo de la Prensa; Ro erto A. rte i, por lo 1. pero tiene unaimagínacíón y un léxico exuberantes que 7
autores; Florencio Parravicini y Bartolomé J. Leccardi, por el Con- el Los siete"locos'una obra podetosainént~L~lüt«_stiyá.Ha-
cejo Deliberante. Nombrado eljurado, Florencio Parravicini renun- do publicándola c~n todo-s--iose-rror~sde ortografía, se-
cia y en su lugar es nombrado Raúl Savaresse. Se presentan más aconsejé cierta vez"." Leónidas Barletta señala que "hace
de cien obras que, al darse a conocer, generan discusiones sobre el s terminé la lectura de Los siete locos de Roberto Arlt,
cuáles serán las premiadas. !:-a Literatura Argentina,"'por ejem- que conceptúo como muy buena. Sabía yo, por Eljuguete
plo~a revista mel!§ual~deJ.,o¡::enzo J. osso y dirigidapor Honorio n, que en Arlt había un excelente novelista; pero en el pre-
Barbieri que desde setiembre de 1928 se ocupaba de registrar la libro se ha superado. Un libro como el de Arlt, a quien el
salida de libros, revistas y diarios nacionales, realiza una serie de _~IICI munící _al debe ctorgarleel-prímer.premín, da por tierra
reportajes a los miembros del jurado, a escritores, a poetas y a el s los Zogoibi y Don Segundo Sombra de los éxitos fáci-
críticos, queJ:unciona como una radípgrafía del campo literario l" A Luis EIñího Q o e preguntañ"'el nombre de los escritores
durante los meses previosarreSultado del concursó m-urucipat:La I premiaría; en primer término "y sin rodeos". señala que Los
revista apuesta decididamente por la narrativa de Roberto Arlt, , os "es acreedora a la mayor recompensa" pues se trata de
vinculado con los hermanos Rosso desde la publicación de Elju- o ~e..Jli.: recursores ni ad acencias en la literatura
guete rabioso. En noviembre, el director de la revista, Honorio ína.!' Más retice t~ se muestra Samuel Eichelbaum, quien
Barbieri, escribe una reseña muy elogiosa de Los siete locos, la a Ramón Doll para el premio de prosa ya 19n e, Olivari,
primera que recibe la novela: " 'Leí y fui sorprendido por el tumul-
to del genio'. Con estas palabras de Romain Rolland alusivas a
Panait Istrati, cuyo descubrimiento acababa de hacer, podemos.
hal e Iglesias para los de poesía. Con respecto a Arlt,
Ibaum objeta la cat;g~ia artístic;..ade Lo: si~t~ loc~s pero
1 le con los cronistas al. afirmar que Arlt esta íncluído por '1
I
saludar conscientemente la ap¡arigón del extraordinario libro de h de su novela en la terna de los premios a la prosa" .12 El .
Roberto Arlt. y no le quedan ~o g~as~'~n Los siete locos la impe- ) de los entrevistados que opone reparos a Los siete locos a
tuosidad, la indisciplina lexicográfica y sintáctica, el desorden de de que la revista está decididamente a favor de Arlt es Anto-
todo su caudal de elementos, dícen paladinamente de un insÚnto V llejo. Para él, deben ganar Eichelbaum y Méndez Calzada.
formi a e, de un genio innato, salvaje, que no ha sabido sentarse 1.0 siete locos sólo conozco algunas páginas que me han sido
en la escuela. Un genio sin acomodadores. Más vale así (oo.) Hay c~e--esanovéla. Arlt cultiva una li eratura que \
que leer Los siete locos. En seguida. Y las palabras de Rolland
parecerán proféticamente escritas para este cronista policial de 50
t en mis gustos ii~~nsidero [!!ferior: ~ao a e inféré',Jlr
ntáneo, sin objetivo espiritual, sin alcance poético. A pesar
edición que de pronto ha echado a rodar su talento para asombro ---~
I inventiva, Arlt es ese tI o de escritor que antiene con el
de todos los transeúntes". 6 I que Fumet llama!'de;-réIatlOns-ara:snarres' ~~:e~!
Si hay algo que queda fuera de dudas en los reportajes:~ue 111 en que escribe, Arlt podría llegar a conquistar nomOre y
Arl~~el que más posibilidades tiene de obtener el primer premio. lila escrib1'éñdo'ilOvelas-de-aventuras: ésa es su verdadera vo-
Ya en las entrevistas previas-aLcierre del concurso, Arlt aparecí 1111".13
SQIDO el nove lS a mas .:.~~ta!!-vo d~s~~g~~<:.ra~iºn.Mientras Mientras tanto, los diarios publican sus reseñas de Los siete
Horacio Rega orillara considera "un novelista excepcional", que 11 IY la crítica comienza a hacerse oír. A la reseña publicada en

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La Literatura Arg ntlna, pr nto um II 1) 1111111 11111110 l/11m tn» I ti ( O' O'
cos de La Nación, La Prensa, El Mundo y 1
vo La Prensa, que siempre soste r ítlc v it . I Arll 11 11 fin nI r e pelón de su novela, peor
~ lt -:"El señor Roberto Arlt ya sea por desdén hacia 1 1111, n vid : I . prob!l mas de salud continúan, las ten-
U
Torma consagrada o porque sus personajes desbordaron ellímit I 111m ntan, us r 1 ciones con Carmen empeoran y se tor-
o el plan originario, únicamente ha desarrollado una acción 111 ost nibl s. La a arición de Los siete locos dedicado a otra
episódica y bast precarta, restringida a la conciencia e os 1, M u a Romero, complica las cosas. Luego de un ese
il'ídividuos o a los hechos inmediatos, vinculados con las circuns- IIn as -Carmen' va a Ausonia, Córdoba, con el reloj que
tancias de las curiosas vidas que pinta y las reacciones y movi- 1I h bía regalado a Maruja Romero y que ésta le había devuel-
mientos exteriores, y generalmente arbitrarios, de sus sujetos"14_, ti íden nuevamente la separación. Carmen se quedará en Cór-
e,lresto..de-la-e-FÍt4-G te favorable. Last Reason, pertodís- I on la pequeña Mirta; Arlt residirá en B res, en pen-
a eCrítica, ocupa una columna de El Muñd6para "exteriorizar I barrio. Su hermana Lila intenta intervenir, mediar, dete-
las impresiones que en su espíritu de hombre inquieto y observa- 111\ dlvorcio largamente anunciado; pero es inútil, pues la decí-
dor, ha producido la lectura del último libro del autor de Agua- ún le escribe en una carta, ya está tomada:
fuertes Porteñas". La nota, obviamente, es muy elogiosa: Last
Reason, que leyó el libro de corrido, durante cinco horas y sin \.0 que pasa entre Carmen y yo es sencillamente esto: noso-
poder abandonar lo , afirma que no pretende "mover con este ar- h o no tenemos nada que hacer juntos. Me entendés. Ella es
tículo la mano del jurado hacia el libro de Arlt a quien, por otra \111 mujer de otra raza, como yo lo soy de otra. Ella tiene
parte,~~Ag~No se trata, pues, de una 1111 -reses completamente distintos a los míos en la vida. No
gauchada de amigo, ni de una manita entre colegas. Escribo esto 110 queremos y lo más grave es que nunca nos hemos quert-

por un simple deber de conciencia: me gustó el libro de Arlt y qui- lo, Ella debió haberse casado con otro individuo, eso es todo.
se decirlo a gritos al solo efecto de que el autor sintiera en su alma I ,) Algún día en un lib e.tá..eJ,
más s antoso ue escriba
rea, triste y vagabunda, la sensación de una caricia". 15Y Ramón y I empezaré pronto, contaré mis relaciones con Carmen. Mi
Doll, desde las páginas de Claridad, sostiene que Los siete locos vid de sufrimiento con esta mujer desde que me casé ... tengo
es a mejor novela que se ha escrito en este país en los últimos
d I ntas y tantas cosas que escribir y que contar, a favor y en
años" y con ella Arlt "se coloca al frente de la narrativa argentina" ( ntra mío que ahora sé gue todo lo_qy.e...s.ea escrito vale
pues "en todos los sectores literarios de la actualidad nacional no v I por ue ha sido es . Q ~Q.~gLe. (...) Al lado de ella no
hay un escritor que sea capaz de igualar la fuerza expresiva, el h stado nunca cómodo, nunca alegre, ella como mamá y como
vigoroso flujo de vitalidad que circula por algunas escenas del JI pá, lo único ue han sabido hablar es de - Ínero, siempre de
libro" .16 IInero. De cariño, no sabe esa mujer de cariño. Tiene un cora-
Pero para Arlt estas críticas no son suficientes (nunca serán zón de piedra. Es dura, parece tan fría que en los momentos
suficientes.\.w)y espera un mayor reconocimiento por su novela: en 11I álgidos no pierde nunca la calma y combina algo para
una carta de agradecimiento dirigida a Horacio Barbieri, autor del cIiñar o herir. Su cariño no me ha servido nunca para nada. Si
comentario bibliográfic.o publicado en La Literatura Argentina, h hecho barbaridades a graney se debe a que me encontraba
escribe: "...de los cincuenta conocidos que tengo, éstos son los que 11\ I a su lado, y cuando un hombre no encuentra cariño en la

han opinado bien de mi libro: Córdova Iturburu, César Tiempo, mujer que tiene al lado se embarca en cualquier aventura ~
Castelnuovo, Tallón, Soto, Last Reason y usted a quien no conocí. e n una atorranta. Parte de lo que he sufrido al lado de esta
El resto no me ha dicho una palabra. Ah, e Hidalgo. El resto se ha mujer está en Los siete locos en el capítulo de la Casa Obscu-
callado la boca, de tal modo que me he sorprendido. Pero siempre I i. (... ) Somos dos sensibilidades distintas. Dos vidas distin-

-y es la fatalidad- resulta que nuestros mejores amigos son aque- I . El único punto de contacto es el instinto, satisfecho éste
llos precisamente a quienes nunca hemos visto" Y ( ría más cómodo ir a un prostíbulo) no queda entre noso-
tr s sino frialdad y desgano. Qué querés que hagamos juntos,
cI címe. Estoy en un momento de mi vida en que tendré dinero

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y t 11O XI' 1I 11 1, P 11 , I 11 ,y \1 1ft I vid 1. , I I \ vi ti d I ínt 11 neta, 1 s re n-
casa, tengo energía , t I ni y fu rz p r p 1111, In I 1 I iI t P di ,1 n urótícas que se comían las v
que no me conviene. Pero ahora sé que lo que 110m onvl'n I 1, lIJ t rl i qu no s lavaban la cara ni se peinab~ los
es esa mujer. (oo.) Pe11sá ue o uedo ser Erdo 1, pensáqu , y si 1original no corrésporidía exactamente al patron de
ese dolor no se inventa ni tampoco es literatura, ese dolor es [uptuostdad él se encargaba después de transfo:marl~ en~la
el que he llevado al lado de esa mujer en ocho años de conde- 1'011 arreglo a su concepción de la belleza. De mas esta sena-
nación. Ocho años de a~ustia (oo.) Sabés, tantas cosas hay 1 t das las que conocía, por más tuertas o defectuosas que
~~-~
que pretende esta mujer de mí. Que la quiera. Cómo quererla 11, ran siempre extraordinarias, magnificas, fantásticas,
si ella no tuvo lástima de mí. Quiso que fuera hasta aprendiz
de almacenero, para salvar su plata maldita. ¿Por qué no se
'u ".20
I 1vez, para alejarse de todo y de todos, acepta, en febrer~ de
casó con un tendero en vez de casarse con un escritor? POdría 11\ Invitación que le realiza la Asociación Cristiana de Jove-
pasarme días y días escrtbíéndote angustias, humillaciones, l' isar quince días en el chalet que tiene en su campamento
(1";". sufrimientos, deseos frustrados, malos gestos, rabias, peleas, 11 ¡ de la Ventana. Arlt viaja desde Constitución en primera
e \,j'~ :~~} desprecios, insultos, pensá que he ido a los prostí~}!t~!>Q.u~ on quienes serán sus compañeros de vida sana: García,
1': . ~ <:~ \ \ \:" =.......-----.•..•......
,..-ro-"'" -.,,- _ - -- -.- .-
••••.•.

~ v~\, ,,\ 'iC. ( h~ tenido relaciones ..!~sta con sirvientas, p_orque.s0~a 1 11, Rosmarín, Poblet, Antianassi, Borrás, Sepp, Ríádígos,
OX\{'·-\ f: mujer falt~ba l~ delicadeza amorosa de acercarse ~ u~ ~- y angal, Como no tiene vacaciones en el diario, se compro-
~{~,->- I <o~~.Yhacerse respetar P9r~StlJ?9}1~ad.(oo.) Mirá Lila, te eScri- nvíar sus notas desde allí, notas a las que titula "Aguafuertes
,y'JH bo esto porque necesito desahogarme. Necesito escribir rnu- It ss". En el campamento su vida de todos los días cambia
, cho para desahogarme. He llorado hasta por las calles al pen- hu rpora las puritanas costumbres de los anglicanos: en lugar
sar en el desastre que era mi vida cuando todos los aconteci- lt~..-e t de acostarse a las cuatro de la
mientos exteriores solo debían proporcionarme felicidad, or- como solía hacerla en Buenos Aires, se acuesta a las nue-
gullo, alegría. Soy el meJ9r~~r de r,:t! g~er.~n yelmás ella de la noche y amanece a las seis del día siguiente. Los
desgraciado. Quizá por eso seré el mejor escritor. Esto no PUede días lo atraen: desayuna con sus nuevos compañeros,
continuar. (oo.) Desconfianza, amargura, malos pensamientos, 1 vida tranquila, en contacto con la naturaleza y en familia.
eso es todo lo que me sugirió esta mujer. Al lado de ella no 1 s pocos días estalla, saturado de esa rutina natural: ex-
tengo un solo buen pensamiento. Al lado de ella como alIado I radio, la música, el ruido, los chistes, en "esta caverna de
de un enigma, tiene la virtud de hacerme pensar monstruosi-
---------------
dades. Yyo no puedo vivir así. Yotengo que realizar una gran
---- ~ •••••••I.lr ••os.., y regresa a Buenos Aires: "Me he hartado de sierra y

monástica. Me he hartado de tanta farra a hora fija. Me he


obra, teñgo que vivir tranquilo, necesito a mi lado alguien que lel de esta alegría artificial del campamento y escapo para
me quiera. (oo.) Y sé que todo esto que necesito, al lado de esa I Aires" .21 A la semana, Arlt está de vuelta.
mujer no lo encuentro. Eso es lo esencial. De allí que tenga- ro por poco tiempo, pues el 11 de marzo de 1930 -como
mos que separarnos. Es decir, divorciarnos. Que ella siga. su n el octavo capítulo- se marcha de Buenos Aires a una
camino y yo el mío.!" Ir la costa este de América Latina, en la que piensa recorrer
rny, Brasil, las Guayanas, Colombia ... Poco de lo planificado
Yes cierto. Muchos de los testimonios de quienes lo conocíe , cumplirse: el14 de maJ2,Jecibe ~n Río de Janeiro dO,stele-
ron aseveran que Arlt vivía~pr-Qs-ti.tl.!!9-~~e muje s .1I111"N uno de sus companeros e. írector e larlO e ICI an-
solteras de quienes se enamoraba pertódícamente. Una <leellas, I'(;r ue ha recibido elter..c.e¡preiítio, .d~ gas mJLpe.sos,~n ~
"I ama a_Roxana, ~vivIé>_dúí-ante un tiempo eñli casa S~vad_or~ ti o Municipal de Literatura, y otr.Q...de la empresa N ba ofr
Medina Onrubia, la mujer de NajalloBotana: con ella un adolea, 11 un pasaje para ir o"e-¡:{iode Janeir_o a Buenos Aire~ en
cente HelviOBotana debUta--seXu~ment; una noche de 1928.19 "'UIIII,vlón:-'Si bien no sabe todavíaquiénes han ganado los dos
Castelnuovo también señala que las cuestiones de sexo lo apasío , 1 s premios, celebra su tercer lugar ubicándose en la tradi-
naban profundamente y que era difícil que no anduviese cOrriendo d "los mejores proststas":
detrás de alguna pollera. "Tenía una marcada predilección por la.s

80 81
En nuestra clud d I mpr 1 I r ru 111 111111 la 111 Id '1'1111I10 II'nl (11u Alll (1II1ld( I ti .1 r 11 1.1 1 d-
reservados para los mejores prosista ; j IIIpl I 1.1 I \ I t 1- 111111 1 1 11111 I • ~1I1 I declara que "Ro-
ti IlZ 1 Z Tuñón
nuovo, tercer premio; González Tuñón, terc r pr 'ml ; Álvaro lit 11 d 1 qu d rel gado al tercer puesto. Su obra,
Yunque, tercer premio. El tercer premio es la comida de las !tI Jl 1 b n los escritpres del jurado, vale más, mucho
fieras, no hay candidato a premio que no diga: "Yome confor- " 1 d aquellos que detentaron los primeros puestos". Por
mo con el tercer premio", y al final de cuentas son tales los 1 ,P dro Juan Vígnale es más categórico: sostiene que Car-
líos que se arman para repartir el tercer premio, que la gente ulroga obtuvo el segundo premio por presiones ajenas a la
se asombraría si los conociera. (... ) Yo que soy un filósofo 111I i Y no tendría que haber sido aceptado: "El señor Quiroga,
cínico sobre todas las cosas, diré que el fallo del jurado me do n años, montado en frases y montañés por añadidura,
ha dejado, más que tranquilo, satisfecho. Por estas razones: d recho alguno a su favor que le prestigiara para la cíu-
1° Porque podían no haberme dado ningún premio; 2° Por- I de Buenos Aires: debía presentarse a la munícípalí-
que ~.!.~~urso _~ fui a b]!scar p.xestigio (quuo tengo de B lén o de La Ríoja. Los premios municipales se han crea-
sobra) sino lata, y plata me han dado; 3° Porque así es la , nosotros, los ciudadanos de esta ciudad, y no para los
~y ningún hombre puede se; más feliz, porque en vez de .1II111t1iR y afluentes de Ricardo Rojas, que corren por todo el
darle dos mil le han dado tres o cinco mil que es el máximo
premío.P 'o Arlt celebra su cheque: con parte del dinero que gana en
.1.'11111 ,alquila un departamento en Viamonte y Rodríguez Peña,
El 29 de mayo entonces, Arlt se embarca en hidroavión, des- utnnas a la calle que dan a un jardín enorme en e os.
pués de una salida varias veces postergada: primero porque no
tenía los papeles en orden, luego porque le faltaba el visado de su
pasaporte, después por un temporal en el Mar del Caribe ... Final- nzallamas
mente viaja el 29 de mayo, listo para recibir su premio.
Que le entreguen un tercer premio y no el primero, como to- dícíón de Los siete locos pronto se agota y Claridad edita
dos pensaban, produce algunas discusiones pues los rumores ha- unda edición en 1930 y una tercera edición al año síguíen-
bían sido otros. Reunido el jurado en abril de 1930 quedan fuera it da por el premio y por las ventas de Los siete locos, Cla-
de concurso sesenta y una obras. La Literatura Argentina, atenta , dita también, en agosto de 1931, una segunda edición de
a esos rumores, anticipa que los seis poetas que pueden llegar a ti te rabioso, que sale sin la dedícatoría a Güíraldes y con
obtener los tres premios son Marechal, Fijman, Molinari, Q1iv;:rri, Nota editorial" en la que se señala: "Después del éxito~ni-
Vígnale y Canelli, y en prosa, dice que "no existe el mísmo tácíto 1 1 edición de Los siete locos y mientras su autor termina la
acuerdo sino para premiar el libro de Roberto Arlt, Los siete lo- \(1 parte de esa audaz novela, que aparecerá dentro de pocos
cos" porque "no hay seguridad sino en lo que toca a Roberto Arlt", n esta misma colección bajo el sugestivo titulo de Los
Los que tendrían posibilidades son Sara de Etcheverts, Luis Pozo /lamas, la Dirección de la Editorial Claridad después de ven-
Ardízzí, Herminia C. Brumana, Marcos Victoria, Alberto Palcos, I I escrúpulos del autor, ofrece en este volumen la primera
Fíngertt, Eíchelbaum y Rojas Paz.23 E18 de mayo, el jurado presi- I Roberto Arlt. Eljuguete rabioso fue escrita entre los veín-
dido por el Intendente Municipal, Dr. Cantilo (sin voto). se reúne veintitrés años de edad, sin prever, por supuesto, lires-
para asignar los premios; sin previo aviso, están ausentes Arturo bilidad que contraía ni el derroche de tiempo que debía ha-
Cancela y Raúl Savaresse. Se otorgan los premios de poesía a I ra escribir una novela. Eljuguete rabioso es 'la obra' de un
Leopoldo Marechal (primer premio), Pedro Juan Vígnale (segun- hr sin experiencia que en su ~de ser novelista se
'-..do premio) y -N.i.c.Qlá~_
QliYéY"l(tercer premio); los de prosa a Sara I la aventura de conquistar el campo de su preferencia. Sin
de Etcheverts (primer premio). Carlos B. Quiroga (segundo pre- r la perfección esta novela consiguió perfilar la personalidad
mio) y Roberto Arlt (tercer premio). La ausencia de Cancela el día 11 velista que se revela en Los siete locos, y que ha de consa-
en que se asignan los premios no sólo produce gran revuelo entre definitivamente con Los lan zallamas". Las relaciones de
los escritores sino que es considerada el motivo que explica el n Zamora no pueden ser mejores: reedición de libros agota-

82 83
\ Vk''''-dr-'C-- r.¿, -.{. t .~
dos y la promesa d uu . 1 11 V 1 . . Allt I (11(:) l. "ni l nín ú111 t ,JI1 00111 u Id 11 y muchos de ellos que
labor de la editorial Claridad a trav d un r p 11
za a Zamora para El Mundo en el cual le cede 1 p
'"111 I r
br para qll
Zamora explique su concepción editorial: "Hoy he entrevistad
di I mo 1, lo que es mantener veleidades literarias, no sólo en
dnccíones , sino también en las oficinas de comercio, en las
t cas de las facultades. Ni creemos que el señor Arlt logre
¡
un editor, el señor Zamora, que al frente de la editorial Clarid \ I n er a nadie con tales argúmentos'T"
en pocos años ha lanzado al mercado la fabulosa suma de un mi I Lcomo lo promete en su prólogo a Los lanzallamas, aun-
llón de ejemplares, cuyo precio oscilaba ~ntre v~~~l!0Jellt. nos meses antes de lo anunciado, en abril de 1932 aparece
~. y como ésta es labor patriótica y como dicha editorl ¡j or brujo, esta vez publicado por la edttoríal Victoria; en muy
lanzará el año que viene libros de Quiroga, Payró, Benito Lynclt, ttempo, sale una segunda edición en la editorial Rañó, en
Castelnuovo, Barletta y otros, al precio antedicho, he creído opa! ibre del mismo año. Como se verá en el séptimo capítulo, en
tuno reportearlo sobre esta importante cuestión, que interesa I omienzos de 1932 Arlt se desvincula, por diferen~
todos los lectores de esta ciudad". 25 Antoni0.2aw.Q.t;.ay. ya no volverá a publicar en la editoria!
De acuerdo a lo prometido, Claridad publica Los larizallarruu <!:.-
en noviembre de 1931, en una edición en la que se aclara que "Est , I"Ltescribe su cuarta novela en tiempo récord: en sólo seis
novela se empezó a escribir en el año 1930. Fue terminada el 22 d , de acuerdo a sus propias afirmaciones, Arlt comienza y
octubre de 1931" y en el prólogo, Arlt anuncia la salida de El urnor El amor brujo. También es cierto que, como nunca, los
brujo para agosto de 1932, que había comenzado a escribir e127 entre r~~ ..!~!:!:~:~.~!_periodism~;
de octubre de 1931, según aclara en su primera edición. Arlt e Arlt comienza a com oner am br lJo entras esta
excesivamente cuidadoso a la hora de señalar las fechas en qu ndn.para.el.díaru :LMundo una serie de uafuertes so-
escribe cada una de sus novelas, demostrando que entre una ~(azgº-y:e atrimonio. El tema no es nuevo en Arlt sino,
otra novela sólo transcurren algunos días. I n, una de sus constantes, pues en las "Aguafuertes Porte-
La bravata del prólogo de Los lanzallamas obtiene pronta torna una y otra vez a denunciar cínicamente la moralidad
respuestas, a pesar de que el libro se vende muy poco y la crítico 1II·.da una sociedad escondida detrás de la fachada "honesta" de
se muestra adversa. Lisardo Nansa, desde A'lt9fÍfono, le respon- mbres y mujeres que participan en la comedia diaria de "el
_~ "Curiosa es la posición que entro del mundillo literario ocupa 1 noviazgo" Así, el 13 de setiembre de 1930 dicta una con-
Roberto Arlt -nos permitiremos hablar así porque no somos 'se- I en el Centro de Estudiantes de Farmacia y Bioquímica
ñores enfáticos' sino simples lectores que hemos adquirido su Ií- "Lasinceridad en el amor", conferencia que también se trans-
bro en la esquina- un poco por propia voluntad y otro poco por ar Radio.L.R. 8 a las 22 horas del día siguiente. Pero ~s_c:!~ fl
inercia. Sus apresuradas notas diarías en El Mundo le han dado hasta noviembre de 1931, f~chaenque comienza a escribir :;
una popularidad de Iacual él se jacta pero que pOr sí misma no V la, Arfts;d~"di~ d~-m~~d;~~¡ti~;_~~_p:i9j)lemática
tiene nada de envidiable, sin duda. De ahí ese prejuicio con que . tJ
raVlesaTa-;-nri.nieras-§¡c.ad.as~t~io":~.!.an!9...~l!.!2§j.s~ti~s
cortamos el año pasado los pliegos de Los siete locos creyendo u~tíc~~~ cl_I?_J~~lng<m!~J:<2.I!l_.I~~g~J~pl~~s
encontrar una serie anodina de 'aguafuerte s porteñas' donde sólo atado del a'mor, como en los frustrados intentos de apro-
había un libro desconcertante, muy superior a ellas, con todos sus n de ufte-~LC{~~5iiv¿;rcf~"I.#i~;~t~d~~~t@i~~~s~'~}i9:~ra- .l
infinitos defectos, porque servía para revelar en Arlt algo que las Los ertódícos.F
notas no dejan ver nunca. Si éste de hoy: Los lanzallamas, no Arlt eñ"cará"¡;;; cuestión amorosa con las mismas estrategias
fuera la3acta mitad del IiriIiiefo-:-pOSirléu!!-ºSéitgi~lealgo=ñiás uele desarrollar en sus campañas periodísticas. Así como en
positivo que señalar la existencia de un vigoroso talento mal em- I una oportunidad denuncia a falsos profetas y a abusadores
plea o. (...) Todo esto no se cura con un prólogo ni una llamada credulidad ajena, en esta cuestión, Arlt considera que su
final destinados a tocar nuestra fibra sensible demostrándonos la 11 es la misma pues la falsedad, el engaño, la mentira, son los
premura y las circunstancias adversas en que el autor ha debido centrales que caracterizan las relaciones entre hombres y
componer las dos novelas. El hecho de que tenga que vivir entre r s:
gritos y rotativas, tampoco puede importar mayormente a ningún

84 85
Por 1 exp I 11 I 1" h h la Y p q \1 111 h 11I Id 11 I/U.I t ;\1 • J d r 11 d n El
relatadas, he llegado a la conclu I n d qu 1 r 1- I 11 11- rítur Incide con la publicación
tre ambos sexos, se caracterizan por la práctíc d un fal e- 11 u. 11 rl s. r u 1 novela, como las notas, también se
dad sistemática. Esta falsedad, como el resfrío, la tuberculo- 111 xhíbtr 1ju go del nOI'iazgo y del ma~rimonio y desen-
sis o los juanetes, tiene características externas, visibles, com- I Ir los m canismos por los cuales funcioria el amor bur-
prensibles. ¿Cuál es mi obligación entonces? Proporcionar los 1.,11 Ha, sostl a idea de ue el matrimonio anula la p~
datos elementales que permitan diferenciar un resfrío de un que am.or- mentira amorosa son in e arahl~s~~2!n-
juanete o de una tuberculosis. Más claramente hablando, de- .1 ún1cD-So orte de as re aci~_,\::.nt~os,
seo que cualquiera pueda catalogar sin mayores rompederos I I vez la represen ación física del amor y la pasión -"La
de cabeza a la persona que míente.:" ti blanca tiembla en el piso encerado. Balder retrocede y
\l1l carcajada, Ocurre que al finalizar el espasmo erótico, ha
En estas notas, construidas a partir de relatos ajenos, exp obre el perfil de la caja negra del piano, los tres cuartos de
riencias propias, cartas de lectores y reportajes a amigas y cono I I el 1 retrato del teniente coronel"32_, o la narración de cíer-
dos, Arlt se propone exhibir las normas no escritas de la vida d pl os que la novela sentimental sublimaba a través de metá-
relación en su sociedad, para leer en ellos las formas normalíz I diversas, escandalizan a los críticos y a los lectores de la
das de la moral cotidiana de su época que, como señala Barth I tase media. Lo cierto es que la novela casi no recibe rese-
"al no ser ni directamente políticas, ni directamente ídeológtcas, íí ícas, salvo los obligados com~ntarios bibliográficos de sus
viven apaciblemente y se incorporan a la masa enorme de lo indl que aparecen en las otras publicaciones de la editorial
ferenciado, de lo insignificante, en suma, de la naturaleza"." 1,1 .Wh"N, como Leónidas Barletta en El Hogar o Pedro Juan Vignale
personaje central de estas notas -al que Arlt denomina "Bonafl
de"- e~ ~eneralmente un pobre hombre ,que,ha caí9-o.e!!)as garra
d_elína mujer bonita, jov~.n_y_
engañan c<?ndiversas artimañas. Porque si bien Arlt, encuentra I
-
soltera, yde una suegra atroz, que 1
nl mo diario El Mundo,
ro si de lo que se trata, según parece, es de publicar un
t st otro, Arlt anuncia la continuación de El amor brujo -=1
titularía El áiaro deluego-, y publica en la editorial ~
Iósculpables e_I!toda' una estructura social y en todos sus particl Ida, en setiembre ~a primera compilación de lo~1~
pantes, su dedo acusa or aplmta siempre-para el mismo lado: SOIl que fueron apareciendo en El Hogar y en Mundo Arqenti- I
_>; las mujeres las que, con-motivos o sin ellos, bloquean fa existenci I el título Ei joroba.dito, Ese mismo año, recopila también
.- \ :.!!e. up.a sociedad más Iíbre."? 'Arlt no logra uedar al margen de lo, uafuertes Porteñas" a' de de..l~
~ , prejuicios mQ.ra}.és~ éI'mi§mruk!!.uncia y,Eor O1anto el 'díscur toría quienes, en una nota aclaratoria, así lo advierten: "La
") fi""'-----:-- . 1 t d d~ -:---d -....' t· -
I dínaría popularidad que le dieron a Roberto Arlt sus cotí-
- : so~ ememno In resa en as..J1Pas_ es ..>-UJ;J.a.IIlu:a a escep aca qu
'} o:, lo ~oduce ~a diferenciar3e. Pese3 sus límítacjones, Arlt s Aguafuertes Porteñas, publicadas año tras año en el diario
, propo e de,§natur izar unas reglas vividas como eternas y des- wdo e ilustradas con las re ocijantes viñetas de Bello, nos
, mom ar, de ~éra-cíñrca e Irónica, los mitos ur uese ,e amol I la idea e escoger las mejores entre las mil quinjentas es-
~ et~no e i~ i;¡~ -~añéha. ~nci' es destruir, o por el autor y publicarlas en un volumen, A pesar de la pe-
I por lo menQ.S......cuestionar, un ideal de felicidad puesto en el matrí- lma fe del autor en el resultado de esta recopilación, hemos
-=---t-...J ~ --- ----
monío como institucIón soci . E divorcio y. a ostulación e un leloporque creemos que en estos bocetos Roberto Arlt apare-
ado-que...poreg e las re aCiOn~.ll-las_do.s...c..QQªig. uno de los más ricos y vigorosos aspectos de su originalidad,
I~ nas qu~_sobre~ estas notas. Sin embargo, Arlt no puede es- M.n'ln/j, y esto es evidente, la obra de este autor interesa al públi-
crtbír todo-lOque sabe: él sefiala que sólo escribe un veinticinco lIS Aguafuertes constituyen~O-d~
por ciento de los sucesos que ocurren porque n~e ueden escri- "'1hI'1'~!ij~OñCíeCOfabora, Nosotros mismos hemos
bir en un diario diri ido a los mismos sectores a los cuales se d parte de ese público que se ha preguntado por qué motí-
DUSC ovocar. Se podría pensar entonces que ese' seteñfá y cin- parecía un editor que recogiera las mejores Aguafuertes y
co por ciento" que calla es el material que se desplaza a la ficción, ublícara bajo la forma de un volumen, De ahí que recabára-
en la cual el solapado caso de un hombre casado y con novia que In istentemente del autor que nos permitiera llevar a cabo
1:'1
~ q,..,p,... I
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r-;~_ ')
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~ /~~ ------

86 87
(
, I oberto Arlt "Cómo se escribe una novela" en El Mundo, 14pde
, . 15 gg' Las AguaFuertes or-
Il 1931 Recopilada en Daníe cro ms, ~'.
/,. Robert~ Arlt, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentmas,
Un personaje, Balder, sale a la calle pensando en suicidarse.
De pronto lleva la mano al bolsillo y encuentra un rollo de H()berto Arlt, "De la dicha de ser tuerto" en El,M~ndo, 9 d~ ~~~~
dinero en el mismo momento en que sus ojos están mirando I Arlt comienza a menciona us roblemas o tlCOSen a .n
en una vidriera un aparato llamado "Línguafon" para enseñar ,;)davía en la entrevista que La Literatura Arg~nt~na pubhca :~
de ese año, se señala que Arlt recibe a los peno tstas ~e
idiomas. Y súbitamente Balder resuelve estudiar inglés. No se
matará. La fuerza de voluntad que emplearía en suicidarse la uunados. , . d J' nes de la
II utilizará para estudiar un idioma. Y compra el Línguafon y se
lanza de cabeza en un sueño. Cuando sepa inglés irá a Esta,
,dUaido Roberto Galletti, Asoclaclon Cristwna
" a Argentina, Buenos Aires, 19~2:
I berto Arlt, "Trabajos singulanslmos
"
e ove

en El Mundo,
22 de di-

dos Unidos, etcetcetcetcetc. Es decir, ara poder vivir es nece-


sario ser lo suficiente inteligente para saber abrirse la puerta-
._"Ir"I depuesta a la encuesta "¿Vuelveusted a releer sus
1929. . b as?"
propias o r .
de un sueno. 35~ _
"lIgar 29 de abril de 1932. ° 15
' R b to Arlt" en La Literatura Argentina, n ,
"Los 7 locos, por o er
Con El amor brujo entonces, se cierra el ciclo novelístico el ihre de 1929. .' . t 1 t 1 ar-
(' ----Robe~ Arlt. Las hipótesis sobre este cierre son variadas: mi I1 "lloracio Rega Molina destaca que el mOVlI~lentol~ e~\~a 6a
un suceso contemporáneo del subte, Pasaje Baro o, n. ca ,
tras Masotta sostiene que Arlt se siente empujado a abandonar I I <.Üemes, Palerrno, de los ómnibus trágicos, de los colec~~vos,de
novela por el carácter poco novelístico de sus personajes, verdad automáticos, del entubamiento del Arroyo Maldonado (entre-
ros "caracteres" en el sentido clásico del término, destinos petri 11 La Literatura Argentina, n" 11, julio de 1929. . ue
cados, naturalezas muertas.P" Larra se pregunta sobre una even "Nicolás Olivari tiene la palabra. A los libros naclOnale~ hay ~
tual decepción del género novelfstíco.:" 110 recio único como lo tienen los zapatos de 14,9? G~l;ez y ~~
Imposible saber si abandonar el género novelístico fue un,
decisión o el resultado azaroso de una suma de acontecimiento
diversos: una crítica bibliográfica adversa, las pocas ventas de Sil
~I t:~:~
I P ¿Quién hablará mal de los escritores argentmos Jovenes.
La Literatura Argentina, n? 12, agosto de 192 9. M .,
, líb
"Alberto Hidalgo emitira 1 remen e s
t u voto en el Jura d o umci-
5
Literatura" (entrevista) en La Literatura Argentina, n? 1 ,no-
última novela, la fascinación por el teatro, el aburrimiento o )
n.5esida<Ld~~rimentar oJa~ forma~de escritura. Lo cierto e. I de 1929, ld . t 1 t al es medio-
111"Leónidas Barletta opina que nuestra VI a m e ec u " .
que en 1932 se cierra un ciclo-en la producción de Roberto ArI1 p ar del esfuerzo que realizan unos pocos por elevar la (entrevís-
Salvo su trabajo estable en el diario El Mundo, sus actividade I
1 (1 Literatura Argentina, n? 17, enero de 1930. , .
sus intereses, sus asuntos cambian. Como se verá en los capítulo. 1I'''Noes posible -dice Luis Emilio Soto-e- juzgar ~ la cntl:a de un
siguientes, casi azarosamente Arlt descubre el mundo del teatro; 111 relacionarla con el grado de expansión de su hteratura (entre-
abandona, sin avisos previos, la escritura de novelas (a pesara 11 La Literatura Argentina, n? 18, febrero de .1930.
los insistentes anuncios de una segunda parte de El amor brujo): 1" muel Eichelbaum hace algunas consideraciones sobre la d~S-
~ ~ca,d€:-UIl1llQdo..m.fu;j"ormala las ~ru}lliCi.Qnesde izqU!grla¡ I 1'; n de los escritores jóvenes" (entrevista) en La Literatura r-
colabora e evistas y diar~al PartOdo Comunista, '"'1, n? 17, enero de 1930.
1\ "El 'criollismo' -sostiene
. .
Antonio ValleJo- es u.
n remedo vano
L
Arlt ensaya otras prácticas: participa en un frustrado programa d 11 \ íonal europeo en la literatura Y en el arte" (entrevísta) en a
radio, sondea los rudimentos de ser un crítico teatral, colabora en "llIra Argentina, n" 18, febrero de 1930. O
la organización de una entidad política. I 11" omentarios bibliográficos" en La Prensa, 9 de febrero de 193 .

89
88
10 L t R n, "Ir¡111 IJ H l. : L 7 ti H IJ II Arlt" 11 r 111 1'1 , B ild J',

Mundo, 16 de diciembre de 1929. u. . 11 Y qu r fu rt . En alguna parte he


16 Ramón Doll, "La producción literaria de 1929" en Clarulu , .Ihlll ( • 11 Y u r fuert . Los dioses eran fuertes, Hay que ser
n? 198, 11 de enero de 1930. 1 1 nd e r como un dios. Bien puedo yo, Estanislao Balder,
17 Carta dirigida a Honorio Barbieri, 3 de noviembre de 1929. 11 ,Ih 111 n un dios. Y entonces/o pasaré impasible como un mulo ante
da en Mirta Arlt y Ornar Borré, Para leer a Roberto Arlt, Buenos Ah 111 yz ._Y la carbonera de la esquina y la tendera de la media cua-
Torres Agüero, 1984; pág. 64. .Iv r n la cabeza y.dírán: Ahí pasa el Hombrefuerte. Eso se ense-
18 Carta dirigida a su hermana Lila, circa 1930. Transcripta en OUII/ I uelas. Y en los ridículos manuales de Marden'.". (El Mundo,
Borré, Arlt y la crítica (1926-1990), Buenos Aires, América Libre, 1 Ih , 1Z de 1934).
págs. 162-164. (. rrta de Roberto Ar lt a E, J. Arízaga, 2 de marzo de 1934,
19 Helvio Botana, Tras los dientes del perro, Buenos Aires. Corr ,1 ., Ipt en Ornar Borré. Arlt y la crítica. op, cit .. pág. 173.
doro 1985; pág. 75. () ar M tta, Sexo y traición en Roberto Arlt. Buenos Aires.
20 Elías Castelnuovo, Memorias, Buenos Aires. Ediciones Cultui 1 IH2; pág. 18
les Argentinas. 1974; pág. 139. , J( úl Larrá, Roberto Arlt. el torturado. Buenos Aires. Ameghíno,
21 Roberto Arlt, "Camino de Buenos Aires" en El Mundo. 12 de f 1" .78.
brero de 1930.
22 Roberto Arlt, "Espérenme , que llegaré en aeroplano" en El MUII
do, 21 de mayo de 1930. Recopilada en Roberto Arlt, Cronicón de 1/11
mismo. Buenos Aires, Ed ícom, 1969.
23 "El 8 de mayo se pronunciará el jurado del Concurso Municip 11
de Literatura" en La Literatura Argentina. n? 20, abril de 1930.
24 '0"óvenes son casi todos los autores premiados en el Concur 11
Municipal de Literatura" en La Literatura Argentina, n? 21. mayo el
1930.
25 Roberto Ar lt, "Hacen falta libros baratos" en El Mundo. 26 el
junio de 1931. Recopilada en Daniel Scroggíns, Las Aguafuertes Pori
ñas de Roberto Arlt. op. cit.
26 Lisardo Alonso, "Los lanza llamas de Roberto Ar lt", Megáfono
nO 10. junio de 1932.
27 Para esta vinculación, véase Aníbal .Jarkowskí, "El amor brujo: 1
novela mala de Roberto Arlt" en Gracíéla Montaldo (comp.), Yrigoyenl
entre Borges y Arlt, Buenos Aires. Contrapunto. 1989.
28 Roberto Arlt, "Si la gente no fuera tan falsa" en El Mundo. 7 d
agosto de 1931. Recopilada en Roberto Arlt, Aguafuertes Porteñas: Bu
nos Aires. vida cotidiana. Selección y prólogo de Sylvia Saítta, Bueno
Aires, Alianza, 1993.
29 Roland Barthes, Mtioloqias, México. Siglo XXI. 1986.
§Para los rasgos mísógínos en la literatura de Arlt, véase Elsn
Drucaroff, Arlt: profeta del miedo. Buenos Aires. Catálogos. 1998.
31 Roberto ArIt, "iQuiero casarrne!" en El Mundo. 5 de agosto d
1931. Recopilada en Roberto Arlt, Aguafuertes Porteñas: Buenos Aire ,
vida cotidiana. op. cit.
O Roberto Ar lt, El amor brujo, Buenos Aires. Lo sad a, 19801
pág. 152.
33 Roberto Arlt, Aguafuertes Porteñas, Buenos Aires, Victoria. 1933.
34 "Roberto ArIt entregará en breve a la imprenta. su nueva novel
El pája:o. de fuego que es la, continuación de El amor brujo. y de la qu
transcríbímos este agudo dialogo:
\

90 91
W ,Id 1 Y VII( It l. ,
110111
t' dI"· n un
bl rno"- el destar-
qu tanto desconcierta a

6. La propuesta

A mediados de 1931, Leónidas Barletta convoca a los escrtt«


res Álvaro Yunque, Amado Villar, Nicolás Olivari, Ezequiel M II(
nez Estrada, entre otros, a participar en el recién fundado Te tlll
del Pueblo. Convoca también a Roberto Arlt, escritor a quien, COIIlII 111111 I mente dicho teatro puede ser definido así: un salón
se vio, sigue de cerca desde su temprana reseña de Eljuguete 1/1 111111 1 como una caverna y más glacial que un frigorífico,
bioso publicada en Nosotros en 1926. Confiado en sus suger 11 IlIlId Jugándose la salud, media decena de muchachas y mu-

cias, Arlt se pone a trabajar en la adaptación de "El humillado", 1111 1••( h heroicos, ensayan obras de escritores jóvenes a quie-
fragmento de Los siete locos, curiosamente el mismo que Guíllerrnu I lo sesudos y expertos directores de nuestro teatro no dan
Miranda Klix y Álvaro Yunque habían seleccionado para la antolo l' (In o de bolilla. El salón-caverna, que no hace mucho tiem-
gía publicada en 1929 por la editorial Claridad, titulada Cuentis 11 d bíó haber sido un criadero de cucarachas, ratas y ara-

tas argentinos de hoy (1921-1928). Y sin saber todavía bien d! . h sido pintarrajeado actualmente por dos artistas: Vigo
(]II R trata, una tarde de junio de ese año se encamina al local d I I '10 Hebeoquer.s
'1 IIr) dI" 111' 1 r ntr gar su "esperpento dramático". L I
tllllll 111 '1'" 1 Ih 1·1 lu r pésima: en pleno invierno, hvlamente, la nota no cae muy bien entre los actores y las
, 1111 t Jlt I 1\111 don ti . lIt lado, con montones de revoque caíd, .ltlllll1l'1 ti la compañía, sobre todo porque Arlt afirmaba que "los
J»I I ,1111 11', y n l compañía de actrices y actores tiritando n vírgenes de todo tablado oficial. Los autores, más vír-
d frfo n banquitos de madera, entre quienes se encuentran Amelín 11 lo que se refiere a estrenos. Esto ya no parece la guarida
Díaz de Korn, Joaquín Pérez Fernández, Pascual Naccarati, .José I futuro teatro nacional nacerá no sabemos si luminoso
Veneziani, Hugo D'Evíerí , Virgilio San Clemente, María Novoa. 1111 purrete de atletas, o deforme como un ensayo obstétrt-
Fundado por Barletta el 30 de noviembre de 1930 con la fína- I I da, uno de los actores llegó a decir que ArIt, al levantar-
lidad, según se señala en su estatuto, de "realizar experiencias d 11 sayunaba con un limón ...
teatro moderno para salvar al envilecido arte teatral y llevar a la a su poca fe, el 3 de marzo del año siguiente el Teatro del
masas el arte general, con el objeto de propender a la elevación trena El humillado. Esa noche, Arlt lee un texto en ho-
espiritual de nuestro pueblo", el Teatro del Pueblo desarrolla su Barletta, en el cual reconoce la dureza de su pasada in-
primeras funciones en teatros barriales y plazas públicas. Ofícíal- lIt I n y se incluye como un miembro más del Teatro del Pue-
mente inaugura su temporada el 14 de febrero de 1931 en un cine '''1 nemos, es verdad, la pretensión de crear un teatro nacio-
de Villa Devoto, con un programa que incluye La conferencia, de 11 onsonancia con nuestros problemas y nuestra sensibili-
Mark Twaín, interpretada por José Petriz, El Cafetín, canciones ,y ntonces esas empresas de comicuchos, y autores de
del suburbio interpretadas por Vírgtlío San Clemente; La madre Ion S burdos, no nos Inter-esan"." Entusiasmado, les escribe
ciega, boceto de Juan Carlos Mauri; Comedieta burguesa de Ál- IIU dre y a su hermana Lila: "En el Teatro del Pueblo se ha
varo Yunque; y versos criollos recitados por Hugo D'Evíert. El pro- ulllcado una parte de Los siete locos. Los que la representa-
grama se repite en otras dos salas de cines de barrio hasta que llor ban en escena. Es un éxito. Pronto, también, se estrenará
Barletta alquila la sala de la Wagneriana, ubicada en Florida 936, y I mlsmo teatrucho una obra mía llamada 300 millones en cin-
allí debutan con un repertorio integrado por Títeres de pies lige- 11 «Iros cuya protagonista es una sirvienta. Creo que va a emo-
ros de Ezequiel Martínez Estrada, La madre ciega y El pobre ho- I 11 ".4

92 93
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1111.11. 111111111111•• di 1 IlIdl ti, 1111111111111
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tur y al P 1'1 11 1110,1'111 cllll IIltl 1111111 d 111"111, 1'111111111 \ 1'011111111'1\ ptl"l I MI"I/o¡> 11. ,1 qii

incorporamuyfugazm nt 11 11111111lo I 1 111 t 1 rua, I 1111 "1"'''' tI/'/'" tll,) , 1 I IIIU(1 1 ti <.l 1 '1 tr 1 u blo, cuyo
El Mundo le había ofrecido un pr gr n d r di m 1. 1111 111111 111 lit 1111 Y lIt bl n dirigido por Barletta.
I t Ivl (1 \ 1 1 • U1/a propuesta teatral que se caracte-
saldría al aire todos los jueves. Arlt acepta, habla tr s v e n( 1

que con relativo éxito porque casi todas las cartas que me 11 '" 11 1111 \ Idl 1 tlca del teatro de acuerdo al modelo pro-
encarecían la naturalidad de mi voz, y algo es algo, pues peor (11 111I 0111 1 olland, el activismo de sus miembros organí-
hablar y que le confundieran la voz con un rebuzno", y lueg 1 IIIIIIt! I n s directivas, asambleas, entes de lectura, y un
nuncia. Renuncia, según él, cuando descubre en las cartas qll I 1110 plícíto contra la tradición anterior, especialmente
recibe el bajo nivel cultural de los radioescuchas, principalm 111 1 I di omercial.?
de las mujeres: "Eran muestrario de la papanatería elevada I 1.11 ~ el mismo Arlt varios años después: "La cueva de
enésima potencia: una me pregunta qué opino yo acerca d I ',111 n s, veinte centavos la entrada, fue siendo conoci-
meleníta ventarrón; otra que me dice 'qué es lo que piensa ac « 1 plllll o. La gente, con excepción de ciertos intelectuales,
de una amistad espiritual' entre un tío que habla por broadcastlu 111\( 11simpatía el esfuerzo de este grupo de artistas en
y ella que le escribe, pero sin conocerse ninguno de los dos; UII '1" n bolsas, rafla, fondos de canastas, papel y algunas
tercera, cursi y ramplona hasta decir basta, me habla de las av 1I ptutadas. confeccionaban los decorados. Al poco tíem-
canoras; la cuarta, como no se le ocurrió absolutamente nada qu I 1 11m del Pueblo se anunció un progreso. Los cajones de
decirme pero quería escribirme, me pide que diserte sobre 1, I1 111ron sustituidos por bancos de tablones. Un humani-
mujeres que estudian derecho; la quinta, qué opino yo del cine, I I plnt ro fió la madera. Los actores del teatro hacían el tra-
las películas en castellano deben estar hechas por artistas argen11 01 f urno , de ordenanzas, de lavapisos, de pintores, maquí-
nos o españoles; la sexta (debe ser una solterona) me habla de UlI I p\lntadores, administradores, porteros y boleteros. Lo
novio y qué sé yo que otras gansadas más. Al final ... viendo tant \ ."lllIlod . Cualquier actor de la compañía del Teatro del Pueblo
estupidez amontonada bajo la forma de correspondencia femení It o r trabajos de sastre, puede confeccionar una peluca
na, me puse furioso. Pensé en ir a la radio a preguntarles por mi ••••• ,•• , (111 ujar un traje, proyectar un decorado. A la fuerza ahor-
crófono qué diablos les había puesto Dios bajo la bóveda cranean \ 110 tenían que hacerlo todo. Y lo hicieron. Lo hicieron todo,
órnaterta gris o aserrín? Y si en última instancia, eran mujeres (1 •• h,III" 11destino a través de nueve años de durísima lucha"."
recluidas de algún establecimiento de retardadas mentales. iQu
calamidad! Y yo que creía, y más aún, que me envanecía y asegura
ba bajo palabra de honor, que conocía el límite que alcanza la ton \1 11 os millones
- tería humana. Y me indigné. Al mismo tiempo me sentí avergonza
do. No era posible perder tiempo con semejante clientela. Y resolv I 17 de junio de 1932, el Teatro del Pueblo estrena la prime-
no ír"." I I I tral de Roberto Arlt titulada Trescientos millones y ba-
Dos meses más tarde, en junio de 1932, se estrena su prime- ,lomo él mismo explica en el prólogo, en un suceso real que
ra obra teatral, Trescientos millones, y Arlt queda integrado al 111I una mañana de setiembre de 1927 cuando era cronista
elenco de escritores de una compañía que en muy poco tiempo 1 1<1 1 diario Crítica. En ese entonces, le tocó realizar la cró-
suma a nuevos actores: J,º-~ l}~manos Juan, Rosa y Celta Eresky, ti 1 iuícídío de unajoven sirvienta española que, luego de per-
José Petriz, Tito Rey, \!~!!~ L2E!:!iiH Josefa Goldar, Ana Gryn y 1 r despierta toda la noche, a las cinco de la mañana salió de
Nélida Piuselli. Guillermo Facio Hebecquer es quien dibuja el logo- 1111t Y se arrojó bajo las ruedas de un tranvía que pasaba por
/ - tipo de la institución: un hombre con el torso desnudo que agita la
cuerda del badajo de una campana. El Teatro del Pueblo se con-
11 1I de la casa donde trabajaba. El suceso lo impresionó
uruvló como ningún otro caso policial de los tantos que cubrió
y lo

vierte así en una propuesta teatral alternativa, que ofrece un lugar 1111 . trabajó como cronista policial: "Durante meses y meses
a los nuevos dramaturgos argentinos y un espacio de divulgación 111,teniendo ante los ojos el espectáculo de una pobre mucha-

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Id u , . U I u] r, J p p 1 d Azucena, y su hija, Chela
nlcienta. La noche del estreno, ArIt asiste a la
la sirvienta hacía sólo un año qu JIu Iuv sU r 1 -1111 v I 1I 11 ntado en la platea y padece de los nervios del
que mantenía corresponde i qu ncontr b 11 " I 11 fa nervioso
I
a los debuts -recuerda Pascual
Recordando este suce~~ a con sus padr s.
,1 noche en que estrenamos su pieza Trescientos mi-
puso a escribir esta obra .' ~ a pedido de Bar! ti , 1111
1" dó conmigo, en una lechería que estaba enfrente de
embargo, el estreno las s~n a menor esperanza dl I 11 t 11, n la calle Corrientes, hasta las cinco de la mañana,
millones 10 convenc:n d relnta rep.rese~taciones d '111 •
e que salieran los diarios para leer las críticas" .12
anuncia la obra por med· dOconltrano. DIas antes del .• 1.
. 10 e vo antes call . I ntos millones es, entonces, la primera obra teatral de
slem~re, publicita las actividades d
experImental, Teatro del Pueblo e
.e~,eros.e.l MUlldl'
El cO.q}unt It
~arletta, dará el viernes el estren; d~ue dlnge el señor 1" 1'1
»:.. 11t en la cual retorna el mismo gesto de comienzo de El
üuoso al incorporar al folletín de Ponson du Terrail como
rlvtlegíado. Mientras que las marcas del folletín son prác-
nero de tareas Roberto ArIt intitulad una o~ra de nuestr • l •• Inexistentes en el ciclo de novelas Los siete locos y Los
tumbre y por la confianza que 1 a 300 mlllones. Conü l' I
mas, Arlt recurre nuevamente a sus lecturas adolescentes
descuenta, Teatro del Puebl d e~.¡:mer~:ela pieza, cuyo " rímentar la escritura de un nuevo género literario. Como
co 1 30 o ara ~unClOnde 3 dí
n os O millones".lO y el dí d las cons ('1111 ti r, la protagonista de Trescientos millones es unajoven
la el estreno reitera el anum 1••
1 nte a los sectores populares que comparte los rasgos de
El Teatro del Pueblo, esa sírn ática _ 1 s de folletines, quienes aprenden a leer gracias a las caro-
servicio del arte que dirige L P, id Y empenosa agrupación ., alfabetización pero que no superan el nivel de las exigen-
eoru as Barletta d '
en 1a f unción experimental d ' ara a conoc I nlmas de ese aprendizajeY Su ensoñación está poblada de
d e esta noche un b
o escritor Roberto ArIt q II ,a o ra del conocl najes de diversos folletines, que le proporcionan un mundo
esta pieza, diVidida en 3 ue eva por título 300 millones. COIl
t ía, de carácter compensatorio, a las reales relaciones so-
del Pueblo una tarea su ac. os y 6 cuadros, aborda el Teatro
penor a las r l' d un modelo de felicidad donde se concilian, en el nivel sím-
cuya dificultad y responsab'l'd d h e~ Iza as hasta ahora y , los deseos privados con la moral socíal!"
d a dIera piedra de toqu 1 a
1
abran de t·.
cons Iturr la ver-
e para a capac'd d . acción de Trescientos millones transcurre en dos espacios
conjunto dirigido por Bar! tt A '. 1 a lllterpretativa del teas: el espacio de la "realidad" que es el cuarto de Sofía, y
e a. nÍlclpemos d
resante que en la repre t .' como etaUe inte- cío de la imaginación, cuya escenografía está formada por
sen acron de 300 'U
todo el elenco de esta ., rru ones toma parte
agrupaclOn habiend id astral donde habitan los fantasmas creados por los hom-
Ypintados los decorados p [M' o SI o proyectados , 1transatlántico, la mansión, la carbonería de arrabal y el
. or anuelJ Aguia .
Juegos de luces por [Luí J Zor nt r e Instalados los de la mansión. Como señala Raúl Castagníno, la dualidad de
., lS orllIsky; element d
cron, Con el estreno de 300 ill' os e la institu- de acción constituye una de las características centrales de
la cuadragéSima represent
acion
°d
nes
e teatro."
"!",
festeja Teatro del Pueblo
ra teatral de Arlt pues en ella aparece el desdoblamiento de
trama anclada en la realidad y de una proyección reflejada en
La obra es protagonizada undo imaginario, sean sueños o extroversiones del subcons-
Rocambole, Amelia Díaz en el dP~r H~g~ D'Evieri en el papel d
en el del Galán. Además actúan ;.t
SIrvIenta y Pascual Naccaratl
la Patrona), Anita Grinspun (R . l o Rey (Hombre Cúbico, Hijo d
te.1S La obra plantea así varios niveles de representación: un
mer nivel de representación es la obra en su conjunto en rela-
U a su autor y a sus espectadores; un segundo nivel aparece
Pombo (Demonio), Juan Eresk erna Bizantina, Griselda), Manuel
tro de la obra, en la cual se reproduce esta división, íntercam-
na, Niñera), José Álvarez (G:l (M~etrt)e),Margarita Brian (Patro- ndo y borrando sus límites: Sofía es autora, espectadora y pro-
Vulcan ) J ' ancr o José P tr (C
, o, ose Veneziani (Capitán) Robe . e rrz ompadre
í

onísta de su propia ficción. En este sentido, la Sirvienta es un


J. Perez Fernández (Rufi' H ' rto Kiernast (Marinero)
ian onrado) y V' t . , Ico personaje arltiano que se evade de la realidad a través del
ICorio Genovesi (Lacayo). ño; por medio de la imaginación, denuncia las carencias de la
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r r dld ul tlllI I 1\11, vlvh , 11 '\1\dol\ 1IIIIlclllqlll 11I1 (' 111111 \ 111111111 u dol
M . >tI 1, • \ 11 '111011 11 upi Im 1 1 1 t. 11. t J. lcl n París" .18 Con la inclusión
mom nto d 1 Im in 1 n, 1 sítu I 11 P rm 11' 11 ti 101 , m p rsonaje, Arlt reelabora varios de los moti-
va como antes, tornando evidente la au ncí d 1,1 11' d Ponson du frrail. El nacimiento de la trama
seado.t" lit d el 1 nsoñación de Sofía, al igual que en el folletín, es
A diferencia de El juguete rabioso, donde los pers 1111 1 Iv parición de Rocambole quien le anuncia que recibí-
folletinescos aparecían como modelos a seguir por Astíer, en '/', 11 l' 11 Ia de trescientos millones. Con ese dinero, Sofía vía-
cientos millones se convierten ellos mismos en personajes. 1111 111 tI msatlántíco donde se enamora del Galán quien, como
distancia que le ofrece la incorporación de Sofía como la aun •• ( en Ias Hazañas de Rocambole, es perseguido por el amor
del drama folletinesco que se representa, Arlt escribe su pr '1'1 Idl 1 una gitana que, luego del casamiento, lo asesina y
folletín apropiándose de sus motivos narrativos, de su sistem 1 ti It , l su pequeña hija. En una puesta en abismo, la hija de
personajes y de sus procedimientos. En efecto, el personaje (1 I JlI duce su historia: vendida por la gitana al Compadre
tral de la ensoñación de Sofía es Rocambole, quien no sólo ap 1I 111, que es el dueño de una carbonería y pretende iniciarla
ce en escena caracterizado con jaquet negro, pantalón a cuadi l' I'IIII-ltituta, es rescatada por Rocambole, quien le devela su
prendido sobre el empeine del pie por trabillas que cruzan bajo l I 1 r tdentídad a través de una marca en su cuerpo que seña-
suela del calzado, látigo de cochero debajo de los brazos, de acu I 1111 , íón: "Aquí tiene la crucecita que le hizo la partera al
do a las ilustraciones de las tapas de los libros de Ponson du Terr ,11 11lija mía!";" Finalmente, como en el folletín, no hay per-
sino que también hace constantes referencias a su carácter de l I I ompadre Vulcano recibe el castigo de los malvados: la
sonaje literario: I 1roducida por el aceite de vitriolo. Si bien la autora del
11 es Sofía, las indicaciones del dramaturgo también apelan
Sirvienta -Yo lo admiro mucho. Leí toda su vida cuando tra- .411II.,,,,111 ío folletinesco tanto para describirla: "Mujer de veíntí-
bajaba de sirvienta en la casa de una maestra que tenía un iíios. Expresión dura e insolente que de pronto se atempera
hijo hídrocefálíco. nlñamíento voluptuoso de ensueño barato. Recuerda a Rina,
Rocambole -Cuarenta tomos, señorita. I de los Alpes o cualquier otra pelandusca destinada a en-
Sirvienta -Los cuarenta tomos me leí... .",,'rl 1corazón de estopa de las lectoras de Carolina Invernizzio
Rocambole (Descubriéndose magnánimo) -Los escribió el se- Escrích",'? como para presentar la única escenografía "real"
ñor Ponson du Terrail. Muy noble señor ... (... ) Cuarenta to- nhra, que es el cuarto de la Sirvienta:
mos. ¿No es cierto que es un honor?
Sirvienta (Con admiración ingenua) -y claro que es un ho- I \1 rto de servicio. Camita de una plaza; en un ángulo, ropero
nor, y bien grande. ¡Cuarenta tomos! el madera blanca, un velador, un banquillo cantinero de tres
Rocambole -Es lo que yo digo. Cuarenta tomos. ¿Usted sabe 1'1 . Alforo, puerta. Al costado de la puerta, un ventanillo. El
que me lee todo el mundo? (... ) Ysi mi muy noble patrón (Vuel- '11 rtujo, encalado de verde claro, tiene desolada perspectiva
ve a descubrirse) el señor Ponson du Terrail no hubiera muerto rI policromía de una novela de entregas, por Luis de Va1.21
se escribe otros cuarenta tomos. ISe da cuenta! Y en vez de
cuarenta hubieran sido ochenta tomos ... Entonces sí que mi l' r lo tanto, el folletín no sólo provee el argumento de la fíe-
felicidad habría sido completa ... ¡Ochenta tomos!. .. Pero hay I d Sofía, que sueña a partir del material que ha leído, sino
que conformarse ¿no le parece, sefior íta?!" dialoga con toda la obra. A pesar de la distancia por momen-
l' iródíca con que los personajes de la ensoñación de la Sir-
Nuevamente, Arlt elige la figura del Rocambole redimido y cita, 11 I uelen reflexionar acerca de los pasos previsibles de la tra-
como se vio en el tercer capítulo, el mismo fragmento transcript , sta distancia se anula en la estrecha cercanía de la obra tea-
en El juguete rabioso: cuando Rocambole le dice a la Sirvient 1" 11 su modelo.
que "un ángel, la duquesa de Chamery, me redimió", ella señala eu , fía, como Silvio Astíer, anula toda distancia crítica con el
qué momento del texto se produce esta conversión: "Sí, yo sabía ... 1 tal que consume y es víctima de sus lecturas porque el folle-

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torio u 1 t J' ,1 u ,\1 1 1u r . 11 111 J' I 111 bri que fusilárlo al autor!
I '
así sólo se ven en este pros.
de amarras con lo real. lo confirma al xhíbír 1 u,
, IYd spués se quejan de que en el extranjero digan
~§15!e~.~! mundo deseado, En Trescientos maton '111. 111
ficción fracasa como una alternativa imaginaria pu s 011 ndamos con taparrabos!
u ] Lo que no se explica es el criterio del director ar-
quiebre del personaje conduciéndolo a la muerte. Sofí
porque su ensoñación, poblada de folletín. no sólo s pU11
el hubiera escuchado todas las barbaridades que han
reales condiciones de opresión en que vive, sino que la dI 1111
t señores se hubiera estremecido. Eran terriblemente
En su realidad. no hay lugar para Rocambole; en su reall 1111
J1 el vestíbulo del teatro. Hacían un derroche de in-
cuenta la voz del Hijo de la Patrona quien, borracho, 1 ( 1
daba miedo. (... ) Pero al día siguiente, usted compra
entrega sexual. Sofía integra así una galería de ers a' es 11 I11
I J I para ver lo que han escrito estos hombres justos y
qu_:~r.:_e~ ~~~~.Q.!?l.~xp.ati~~~~~~~umen comjrtl 11
I r sombra. Queda perplejo. La crítica que estos caba-
en §!!~ <!9ci1es~vlc1iUl-ªS
.. La lect a de los folletines los e 111
h J1 hecho es la negación de todo lo que han dicho. Co-
mundo en el que viven, como el caso de Silvio Astier, o dir '1"
te lcii_~~..!:!ce al ui' dio....Ear.ad.óji"G.·
----rite;Arlt coinci '\111
n por reconocer que el autor "tiene valores", .y recono-
lo, no tienen ningún inconveniente en contmuar ala'
v~s!.:me~ mª§"'l2.~~m~.1as .obr_e_J.a.~llit!J.raqe masas, para 1,
lo, unque sea un lustrabotas metido a auto~ teatral. ~s'
les el lector se~~~ar.9r las tramas folletinescas sin 111I1
candaliza. Siente tentaciones de ir a pedrrles expltca-
tipo de dístancja crñíca con~,ª-~a.ii1ñiOde~e sus 11.1
estos señores, de decirles unas cuantas palabras grue.-
mas reales. Pero, al mismo tiempO,"A'TffeXIiI-e "los límites d 1
, Jl fin, de quejarse a cualquier parte porque le han ~etl-
cteesa~ci5'ñsOlación. Lo§]ectores representados en la ltteratui •
(r Arlt'5°s de encon.trar c...QllsuelQ....en
los textos ue leen, son"
I mula; pero las comisarías no atienden est~s denuncias Y
tribunales tampoco, de manera que usted tiene que mor-
'\ cionado~J~9E-1E:a li~aturél _.2R~l! lª~&u resol QQ.lI 1 I
los puños y aguantar la mecha. Y siempre, ,Siempre es
~ de las cón!~?Jc~iones sociales sólo señ~a 'le los diversos ni ItI
1 criterio que rige la crítica teatral es el mas absurdo.
f r ~e in~egraci!m !'2~lar:--~~I.~..&spg;:-~
s.?_~iedad de clases, 1
i
i( mgemeros L~.sedo!~E.~el, _co!,l'y-atr...~llas sirvientas, 111 I
El público ya está desconfia?do del crítiC.Oteatral. No le
11 confianza. Piensa que el cr itíco es un senor que se gana
\\ conducen
--..,.,..,.. al fracaso.
-,
~",'.
vida elogiando macanas como otro se la ganaría sembrando
' 22
P S o cavando tierra. Nada mas.
De profesión: crítico teatral
ro también ha escrito sobre aquellas obras que real~ente
, lmpactado, entre las que sobresalen Bab.ilonia Y EstéJano
La participación en el Teatro del Pueblo y el entusiasmo pll'
mando Discépolo, obras a las que asiste varias vece~ en 1929.
su reciente ocupación conducen a Arlt al teatro. En muchas OpOI
1933 luego de su debut como autor teatral, escnbe por un
tunidade~ había criticado la falsedad de los críticos teatrales, qul
~eríod~ en la sección "Vida Teatral" del diario ~l Mu~do sus
nes enganan a los lectores al no escribir lo que verdaderament
fuertes Teatrales". Para ello, asume una nueva Identldad: se
piensan de las obras a las que asisten enviados por los diarios I1
del "hombre de la calle" que entra al teatro para comentar
los cuales trabajan:
1lector sus impresiones más verdaderas:
Es cosa de ver y no creer lo que ocurre en un estreno. Yohe
Algún día tenía que ocurrir. Me he convertido en el hombre de
sido testigo de escenas como éstas:
la calle que pasa ante un teatro y. atraído por los títulos de los
Crítico 1 -La obra es mala. Y va a ver cómo es el segundo
arteles, se detiene un instante. Luego entra. se arrellana en
acto. ¡Es inaguantable!

100 101
1111 hlllue I y ( 11lodo I ti I 111 I V 11I1, 1111 llu ru!u ,do ). e lit u l a lit manija (Na-
rnuud d I t ibl a , I olvtd d, 1111111 1/, ti lb 11,dI 1" ,o/ "1" (/(1 un l t' te cll( lt1 i,
m día de A. de Bene-
Bernstein y Pír nd 110. Lo únt qu d p r lb Ir I IS brr f vorablemente pues le parece
res ñad
toda claridad la misteriosa vida que el autor 1 va a ntr 11 ut r t atral que sabe lo que quiere y lo realiza.
11

en los personajes. de los cuales sólo exige que sean de carn I .1 el ( 1I , fina y graciosa. donde no se descubre una sola
hueso. como usted o como yo. De allí. que anteanoche entr I 1 111 IIn p queño exceso. Su última nota es sobre La Repú-

1: Líceo.P , 111 IJ a (Monumental). tres cuadros de Florencio Chíarello,


.11111 ntaríos terminan de decidir al director de la página

11 y efectivamente. la crítica teatral que Arlt realiza desde 1 1 "Po. Iblemente, el destino de don Chiarello era demostrar
1 \ ción "Vida Teatral" es sincera y lapidaria: ~ dice lo que El 11 111I1I\rl es erfeccíonable, ~~ntibk.d.e.-alcanzar...pmf\illd.i;.
I , ~n cuidar los intereses de nadje. Yaen su primera crítica sobr I 11\ ( pechadas para laiill'~ü.ljlciÓn~.-ª!E!" ..y~h,~~ns!lla- V
Compañera del Sirio de Vicente Martínez Cuítífio, represenuut 1101>: ente con sonrisa confia.Q§"'ycorazón optimista. lo
I en el Teatro Liceo por la Compañía Argentina de Comedias Paulln IIltI Ir do. Y esto es l~otc~ble:-:~in te~erlaeXteriorizácTciif
Síngerman, sienta las bases de un estilo de intervención qu l' 11 1. Populares. Indiscutiblemente. don Florencio Chiarello
racterizará las pocas críticas que escribe antes de que Muzio S 11 1 IIIt rarío autor teatral" .25 Después de su breve pero no índí-
Peña le sugiera amablemente que regrese a su página seis p 11 1111rvencíón en otra sección del diario. Arlt volverá a su
evitar problemas con los anunciante s de la página. Se trata d 111 " 11Itual.
diálogo entre "el hombre de la calle" y un hipotético lector en 1
cual se reflexiona acerca de la obra comentada:

Primer acto: Duración 40 minutos. No ocurre nada.


Segundo acto: Duración 40 minutos. Continúa no ocurriendo
nada.
II 11l una historia del Teatro del Pueblo. véase José Maríal, "Teatro
Tercer acto: Duración 35 minutos. No termina de ocurrir nada.
lelo"en El Teatro Independiente. Buenos Aires. Alpe, 1955 y Raúl
Problema: Supongamos que el señor don Vicente Martínez
t" hombre de la campana. Leónidas Barletia, Buenos Aires. edt-
Cuítíño no hubiera escrito esta obra. ¿Hubiera perdido algo el
1I1111'naje "Amigos de Aníbal Ponce", 1987.
teatro nacional? Pues porque La Compañera del Sirio es una 1oberto Arlt, "El Teatro del Pueblo" en El Mundo. 21 de junio de
obra que hubiera estado muy bien en escena hace treinta años. 1 r opilada en Daniel Scroggíns, Las Aguafuertes Porteñas de
Un lector: Yodeseo saber qué es lo que ocurre en La Compa- ,'u I\rlt, Buenos Aires. Ediciones Culturales Argentinas. 1981.
ñera del Sirio. Roberto Arlt, "Pequeña historia del Teatro del Pueblo". Conferen-
El hombre de la calle: Lo ignoro. el t e 13 de marzo de 1932 en el Teatro del Pueblo y reproducida en
Un lector: ¿No fue usted al estreno? 111/(1. n? 21. julio-agosto de 1942.
El hombre de la calle: iOh. sí! Fui. (\ rta de Roberto Arlt dirigida a su madre y a su hermana, quíe-
Ivl 11Ien Córdoba. Si bien no tiene fecha. los datos mencionados la
Un lector: ¿y cómo no sabe lo que ocurre en la obra?
1111\ n febrero o marzo de 1932. Citada en Ornar Borré. Arlt y la
El hombre de la calle: Ahí está el problema.v'
1(' 26-1990). Buenos Aires, América Libre, 1996; pág. 51.
1 berto Arlt, "Por qué dejé de hablar por radio" en El Mundo.
Durante abril y mayo de 1933 asiste a las representacione. IIlIl de 1932. Recopilada en Roberto Arlt, Aguafuertes Porteñas:
de Otto Klein (De la Comedia). comedia de José Bughiot y Rafa I , 1/ IJ política. Selección y prólogo de Sylvia Saítta, Buenos Aires.
de Rosa a la cual. según Arlt, le falta sentido común y está llena d 1 ,1994.
contradicciones; 18.000 serie A (Ópera), tragicomedia de A, , H, úl Larra cita el listado completo de las obras teatrales repre-
Colatuoni que le resulta disparatada porque falta psicología. falt I1\ en el Teatro del Pueblo. Como ejemplo. pueden mencionarse.
un diálogo adecuado. falta un clima; Ausencia (Corrientes), un dra- lo dramaturgos argentinos. a Raúl González Tuñón, Amado Vtllar,
ma de Román Gómez, "un modelo quizá acabado del bodrio per- I livari, Eduardo González Lanuza, Arturo Capdevíla, Roberto

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1965): lntertexto europ o y norteam rlcano y realidad nacional" t 11 1 (
nando de Toro (editor), Semiótica y teatro latinoamericano, Bu 110
res, Galerna / I1TCTL, 1991.
8 Roberto Arlt, "El Teatro del Pueblo va al Teatro Corrientes" 11
7. .Ejercícío de artillería
Mundo, 21 de mayo de 1937. Recopilada en Roberto Arlt, Aguafu 'ti
Porteñas: cultura y política, op. cit.
9 Roberto ArIt, Trescientos millones, Buenos Aires, ediciones 1 I I utr s tanto, en marzo de 1932 Arlt asiste a una reunión
1932; pág. 12. lit, r s de izquierda convocada por Rodolfo Ghioldi, dirigen-
10 "300 millones en el Teatro del Pueblo" en El Mundo, 15 de JIIIII 1I 11 tído Comunista Argentino, para invitarlos a participar de
de 1932. , '11 1 oja, un nuevo diario que aparecería el 1 de abril como
11 "Estrenará hoy el Teatro del Pueblo una obra de Roberto Arlt'' 11 In ni rero de la mañana". Las preocupaciones de Ghioldi síem-
El Mundo, 17 de junio de 1932.
h m sido sobre cómo acercar a los intelectuales al Partido,
12 Testimonio de Pascual Naccarati reproducido en Horacio Ferrr I
111. uníento de un nuevo diario le daba esa oportunidad. Arlt,
Alejandro Sáez Germain, "Roberto Arlt, un argentino que usted debe I
nocer" en Gente, n? 185,6 de febrero de 1969. do por Castelnuovo, acepta integrarse al equipo de redac-
13 Adolfo Prieto, "Silvio Astier, lector de folletines", en Revista /"
Bandera Roja pero por poco tiempo: como luego se verá,
de la Plata, nOs 4-5-6, 1987. 111 de un mes, Arlt se retira de la publicación por serias
14 Para un análisis del folletín sentimental. véase Beatriz Sarlo. /,' 1111 s con los militantes comunistas.
imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos, 1984. lIt ese entonces,...&!:!!.no había pertenecido a ningún staff
15 Raúl Castagnino, El teatro de Roberto Arit, La Plata, Facultad <1 I C' íón de revistas. Si bien había colaborado en diarios y
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional <1 , nunca decidió una pertenencia fuerte, y"!p-iródesg~afl!~
r-
La Plata, 1964.
)( I( micas que enfrentaron a los escritores de Florida y Boedo, (
16 asear Masotta, Sexo y traición en Roberto Arlt, Buenos Aíre
I me!? en las revistas de los dos~§..~r~: s~mbai@., poi '
Ceal, 1982.
17 Roberto ArIt, Trescientos millones, op. cit.; págs. 33-34.
d, ori en social ~~~~tl~s g~ or ~ony!"c-
p líticas, siempre estuvo !ll.JÍ..§..cercé!,g~llQ.~~kbgUJE2.-l;?n el (
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18 Roberto ArIt, Trescientos millones, op. cit.; pág. 33. En varl \

partes de la obra, se refuerza esta caracterización del personaje. Por ejeui l uusmo, como se_,~~21.J;¡_~Jl.abjaj,ndlJt(t~~L!ill,e,IaEas de~- (
plo: "Rocambole (Enfático) -Ya va el gran criminal. Ya va, pero va arr )J1 s. En diciembre de 1928, había discutido con Lugones
pentido de sus crímenes ..... (pág. 27); "Rocambole -Es la vieja piel d I 1 ncontraba bolchevique s a los escritores que, como Mariani,
bandido, señorita. Pero el bandido murió redimido por un ángel, y qued 1111, Castelnuovo, Tuñón y Arlt se ocupaban de describir "la
el Hombre Gris" (pág. 33). que hace triste la vida de esta ciudad", y había sostenido
19 Roberto ArIt, Trescientos millones, op. cit.; pág. 70.
I I también misión de los jóvenes escritores argentinos ha-
20 Roberto ArIt, Trescientos millones, op. cit.; pág. 28.

21 Roberto Arlt, Trescientos millones, op. cit.; pág. 28.


I I miseria, la angustia y los conventíllos.' Al año siguiente,
22 Roberto Arlt, "Críticos teatrales" en El Mundo, 2 de junio de 1929,
1 I portaje ya citado de agosto de 1929, se había incluido en
Recopilada en Roberto Arlt, Aguafuertes Porteñas: cultura y política, le, I ro había tomado una distancia formal y estética de la
op. cit. íu del grupo: "Por lo que respecta a Claridad, aunque está
23 Roberto Arlt, "La Compañera del Sirio" en El Mundo, 2 de abril , r íta, peor compuesta y sin un método inteligente, tiene un
de 1933. 1< n obrero y desempeña una útil misión social". También en
24 Roberto Arlt, "La Compañera del Sirio" en El Mundo, 2 de abril p rrtaje había subrayado ~u absollJ1Q.iudllddualismü,.,alejado._ "''¡"
de 1933. lo l~rés político o social: "Soy un perfecto egoísta. La felící- ~
25 Roberto Arlt, "La República de la Boca, en el Monumental" en El
1I ha b -de la :nüñianidad no me interesan un e ino. \
Mundo, 7 de mayo de 1933.
11 cambio el IJ.~ a de' ml feTiCig'-ª.d
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