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DIEZ DÍAS
QUE ESTREMECIERON AL MUNDO
ÍNDICE
PREFACIO de V. I. Lenin
PREFACIO de N. Krupskaya
NOTAS PRELIMINARES
I. Los orígenes
III. La víspera
V. ¡Manos a la obra!
VI. El Comité de Salvación
VIII. La contrarrevolución
IX. La victoria
X. Moscú
PREFACIO DE LENIN
A la edición norteamericana
V. I. LENIN
Finales de 1919
PREFACIO DE N. KRUPSKAYA
N. KRUPSKAYA
Pero esta "luna de miel" duró poco. Las clases poseedoras querían una
revolución solamente política que, arrancando el poder al zar, se lo
entregara a ellas. Querían hacer de Rusia una república constitucional a
la manera de Francia o de los Estados Unidos, o incluso una monarquía
constitucional como la de Inglaterra. Ahora bien, las masas populares
querían una verdadera democracia obrera y campesina.
J. R.
NOTAS PRELIMINARES
PARTIDOS POLÍTICOS
PROCEDIMIENTO PARLAMENTARIO
ORGANIZACIONES PRINCIPALES
COMITÉS CENTRALES
CRONOLOGÍA
FUENTES
—En cuanto a los bolcheviques, no hay más que dos maneras de salir
adelante: evacuar Petrogrado y declarar el estado de sitio, para que el
mando militar pueda desembarazarnos de estos señores, sin necesidad de
inquietarse por la legalidad... o bien, segunda alternativa, dispersar por
la fuerza armada la Asamblea Constituyente si manifiesta las menores
tendencias utópicas.
Septiembre y octubre son los dos peores meses del año, sobre todo en
Petrogrado. Durante sus cortos días, bajo un cielo gris y pesado, la lluvia
chorreaba interminablemente, empapándolo todo. Había que caminar
sobre un lodo espeso, resbaladizo, viscoso, con huellas de pesadas botas,
peor aún que el que se formaba de ordinario, por el mal estado de los
servicios municipales. Del golfo de Finlandia soplaba un viento húmedo
y cortante, y por las calles rodaban masas de niebla helada. De noche,
por economía y por temor a los zepelines, sólo a grandes trechos se
encendían los faroles públicos. En las casas particulares no había
electricidad más que desde las seis a las doce de la noche. Cada bujía
costaba casi un dólar, y el petróleo escaseaba mucho. La noche duraba
desde las tres de la tarde a las diez de la mañana. Los robos y asaltos se
multiplicaban. Los hombres, armados de fusiles, hacían guardia, por
turno, en las casas, durante la noche. Así se desarrollaba la vida bajo el
Gobierno provisional.
Los víveres iban escaseando de semana en semana. La ración diaria de
pan descendió sucesivamente de una libra y media a una libra, dspués a
tres cuartos de libra, y finalmente a 250 y 125 gramos. Al final, hubo una
semana entera sin pan. Se tenía derecho a dos libras de azúcar
mensuales, pero era casi imposible encontrarla. Una tableta de chocolate
o una libra de caramelos insípidos costaban de siete a diez rublos, más o
menos un dólar. Sólo había leche para menos de la mitad de los niños de
la ciudad; la mayor parte de los hoteles y de las casas particulares no la
veían desde hacía meses. En plena temporada de frutas, las manzanas y
las peras se vendían en las esquinas de las calles a poco menos de un
rublo cada una.
Para conseguir leche, pan, azúcar o tabaco era preciso hacer cola
durante horas bajo la lluvia glacial. Al salir de las reuniones nocturnas,
yo he visto formarse estas colas, antes del alba, compuestas, sobre todo,
de mujeres, algunas de las cuales llevaban a sus hijos en los
La gran Rusia daba a luz, con dolor, un mundo nuevo. Las criadas, a
quienes antes se trataba como a bestias y apenas se les pagaba, estaban
emancipándose. Como entonces un par de zapatos costaba cien rublos y
los sueldos eran "alrededor de treinta y cinco mensuales, se negaban a
llevar zapatos cuando tenían que ir a la cola. En esta nueva Rusia, todos
los hombres y todas las mujeres tenían voto; la clase obrera poseía sus
diarios, en los cuales se publicaban cosas desusadas y sorprendentes; y
además existían los Soviets y los sindicatos. Los mismos izvoztchiks
(cocheros) tenían su sindicato y estaban representados en el Soviet de
Petrogrado. Los camareros de los hoteles y restaurantes estaban también
organizados y se negaban a recibir propinas. En las paredes de los
restaurantes había inscripciones como ésta: «No se admiten propinas».
Como esta otra: «Porque un hombre esté obligado a ganarse la vida
sirviendo a otros en la mesa, no es necesario insultarlo ofreciéndole una
propina.»
Notas
Agosto %
Agosto 1917
1914 Aumento
Pan negro (libra de 410 g.) 0,02 0,12 330
Pan blanco (libra de 410 g.) 0,05 0,20 300
Carne de res (libra de 410
0,22 1,10 400
g.)
Carne de ternera (libra de
0,26 2,15 727
410 g.)
Carne de cerdo (libra de 410
0,23 2 770
g.)
Arenque (libra de 410 g.) 0,06 0,52 767
Queso (libra de 410 g.) 0,40 3,50 754
Mantequilla (libra de 410 g.) 0,48 3,20 557
Huevos (docena) 0,30 1,60 443
Leche (botella de 1 l. 229
0,07 0,40 471
el.)
Agosto Agosto %
1914 1917 Aumento
Indiana (la arshina, 0,711
0,11 1,40 1173
mt.)
Tela de algodón (la
0,15 2 1233
arshina)
Telas para vestido (la
2 40 1900
arshina)
Paño (la arshina) 6 80 1233
Calzado para hombre
12 144 1097
(par)
Cuero para suelas 20 400 1900
Zapatos de goma (par) 2,50 15 500
Ropa de hombre (traje) 40 400 –455 900–1109
Té (la libra) 4,50 18 300
Cerillos (la caja) 0,10 0,50 400
Jabón (el pud, 16 kg. 375) 4,50 40 780
Gasolina (el cubo, 12 l.
1,70 11 547
13)
Velas (el pud) 8,50 100 1076
Caramelos (la libra) 0,30 4,50 1400
Leña (la carga) 10 120 1100
Carbón vegetal 0,80 13 1525
Objetos metálicos diversos 1 20 1900
Por término medio, el alza de estos productos alcanzó 1.109%
aproximadamente, o sea más del doble del aumento de los salarios.
CAPITULO II
LA TEMPESTAD SE ACERCA
Las noticias sobre el trato recibido por las tropas rusas en Francia
aumentaban el descontento. La primera brigada, a semejanza de lo que
ocurría en Rusia, había querido reemplazar a sus oficiales por comités de
soldados, y se había negado a ir a Salónica, exigiendo que se le mandara
a su país. Se la había cercado, reducido al hambre y bombardeado con
artillería; muchos de sus componentes habían perecido...[11]
—Absolutamente todo.
Por los mismos días, otra misión cosaca fue a ver al embajador
británico y se atrevió a tratar con él en nombre «del pueblo cosaco
libre».
Además de los dos diarios del partido, Rabotehi Put («La Voz de los
Obreros») y Soldat («El Soldado»), aparecieron dos nuevos órganos: uno
para los campesinos, Derevetiskaia Biednota («Los Campesinos
Pobres») que tiraban todos los días medio millón de ejemplares, y el que
llevaba por título Rabotchi i Soldat («El Obrero y el Soldado»). Este
último, en su prrmer número, del 17 de octubre, resumía así el punto de
vista bolchevique:
En el ala sur del segundo piso, la antigua sala de baile del instituto se
había convertido en el gran salón de sesiones. Era una estancia de altos y
blancos muros, iluminada por centenares de globos eléctricos labrados y
sujetos a unos candelabros, y dividida por dos filas de macizas
columnas. A un extremo, se elevaba un dosel flanqueado por dos altas
lárftparas de múltiples brazos, y al fondo pendía un marco de oro de
donde se había quitado el retrato del soberano. Aquí era donde, en los
días de fiesta, se reunían las grandes duquesas, rodeadas de relucientes y
suntuosos uniformes militares eclesiásticos.
Al otro lado del pasillo, frente por frente al salón de sesiones, estaba la
oficina de revisión de actas de los delegados al Congreso de los Soviets.
Estuve observando la llegada de los nuevos delegados: soldados
vigorosos y barbudos, obreros con blusas negras, campesinos de largos
cabellos. Los recibía una joven, miembro del lediristvo de Plejanov, que
sonreía desdeñosamente.
Era exacto. Rusia había sido sacudida hasta lo más profundo y las
capas bajas salían a la superficie. El comité de revisión, nombrado por el
antiguo Tsík, discutía a cada delegado la validez de su mandato. Kara
jan, miembro del Comité Central bolchevique, se limitaba a sonreír.
Gorki hacía notar que tanto los periódicos reaccionarios como los del
gobierno incitaban a los bolcheviques a la violencia, porque, en efecto,
una insurrección abriría el camino a un nuevo Kornilov. Y conjuraba a
los bolcheviques a desmentir los rumores que circulaban. En el órgano
menchevique Dien («El Día») publicó Potressov una historia
.sensacional, acompañada de una carta, donde pretendía revelar el'plan
secreto de campaña de los bolcheviques.
Como por arte de encantamiento, se cubrieron las paredes de
advertencias,[14] proclamas y llamamientos de los comités centrales de
los «moderados» y de los conservadores, como asimismo del Tsík,
denunciando toda «demostración», viniera de donde viniese, y
conjurando a los obreros y soldados a no escuchar a los agitadores. He
aquí, por ejemplo, un extracto de la proclama de la sección militar del
partido socialrevolucionario:
El mitin del Soviet de Petrogrado, al cual asistí, duró toda la noche del
30 de octubre y fue muy agitado. Acudió un gran número de socialistas
«moderados», de intelectuales, oficiales y miembros de los comités del
ejército y del Tsík. Frente a ellos, asistían también obreros, campesinos y
spldados, sencillos y ardorosos.
Notas
en la Conferencia de París
Problemas territoriales
Indemnizaciones
Cláusulas económicas
Garantias de paz
«¡Camaradas!
EL PELIGRO SE ACERCA
—¿Ustedes pregunta por qué han dejado de combatir los rusos? Los
rusos se preguntan dónde está la flota británica cuando los acorazados
alemanes se hallan en el golfo de Riga.
CAPITULO III
LA VÍSPERA
¡Salvadla!
En realidad, lo que Verjovski había propuesto era presionar sobre los
Aliados para obtener de ellos proposiciones de paz, ya que el ejército
ruso no podia seguir combatiendo.
Todos los usureros, todos los ricachos, los príncipes, los nobles, los
generales, incluso los vuestros, cosacos, nos odian. Sólo esperan el
momento de aplastar el Soviet de Petrogrado y de ahogar la revolución.
y soldados de Petrogrado
-Llévame al comandante.
"Son los Soviets los que, del modo más perfecto, representan al
pueblo, por su experiencia revolucionaria, sus ideas y sus fines.
Apoyándose directamente en las tropas del frente, en los obreros de las
fábricas y en el campo, los Soviets constituyen realmente la espina
dorsal de la revolución.
A la población de Petrogrado
Ciudadanos:
-La partida está empeñada -dijo con el rostro pálido-. Esta vez,
nuestros adversarios saben que, no importa lo que emprendamos, si ellos
HO nos suprimen, seremos nosotros los que los suprimiremos a ellos.
Era como si, en 1792, se hubiese dicho en las calles de París: "Los '
marselleses están en camino." Porque en Cronstadt había veinticinco mil
marineros, bolcheviques convencidos, que no temían a la muerte...
¡Viva la revolución!
"Las horas que estamos viviendo cobran los más trágicos colores -
dijo-. El enemigo se halla a las puertas de Petrogrado; las fuerzas de la
democracia tratan de organizarse para hacerle frente; pero esperamos
una efusión de sangre en la capital y el hambre amenaza con destruir, no
sólo nuestro gobierno homogéneo, sino la revolución misma...
Una voz: "¡El criminal es usted, que tomó el poder para dárselo a la
burguesía!"
"No, la historia de los siete últimos meses demuestra que las masas se
han apartado de los mencheviques. Los mencheviques y los socis
Revolucionarios derrotaron a los kadetes, pero, al tomar el poder,
volvieron a entregárselo a éstos..,
Notas
II
III
6. El "Iedinstvo"
CAPÍTULO IV
LA CAÍDA DEL GOBIERNO PROVISIONAL
-¿A qué bando pertenecéis vosotros? -les pregunté-. ¿Al del gobierno?
-¡El gobierno ya terminó! -me contestó uno de ellos con una risa
irónica-. Slava Bogu! (¡Gracias a Dios!)
7 de noviembre de 1917.
-¿Quiénes?
Y lanzó un salivazo.
-Yo creía -le dije- que teníais a todos estos señores en seguridad desde
ayer por la noche.
Nos era imposible saber si los centinelas estaban a favor del gobierno
o de los Soviets. Como quiera que los documentos de que nos había
provisto el Smolny carecían de valor, nos acercamos con aire importante
al otro lado de la línea y, exhibiendo nuestros pasaportes
norteamericanos y diciendo con autoridad: "¡Oficial!", forzamos la
entrada. En la puerta del palacio se encontraban todavía los mismos
viejos ujieres de antaño, con sus uniformes azules de feotones de cobre,
sus cuellos rojo y oro; nos ayudaron cortésmente a despojarnos de
nuestros abrigos y sombreros y subimos. En el corredor, sombrío y
lúgubre, desnudo de sus tapices, vagaban ociosos algunos viejos criados.
Delante de la puerta de Kerenski, un oficial estaba de plantón,
mordisqueándose el bigote. Le preguntamos si podíamos entrevistar al
presidente del Consejo. Se inclinó, juntó los talones y respondió en
francés:
-¿Dónde está?
-No hay duda que van a venir. Yo espero de un momento a otro recibir
un telefonazo anunciándome su llegada, pero estamos preparados.
Tenemos a los junkers en palacio. Ahí, detrás de esta puesta.
-¿Podemos entrar?
-Veo, por la forma que tienen de admirar los cuadros, que son ustedes
extranjeros.
-Sí, pero en las salas de atrás, con el fin de que no les pase nada, si es
que algo ocurre. Suspiró:
Aquí, los tranvías habían dejado de circular, los peatones eran raros y
las luces estaban apagadas. Pero a algunas manzanas de casas de
distancia percibíamos los tranvías, la gente, los escaparates iluminados,
los anuncios eléctricos de los cines: la vida seguía su ritmo ordinario.
Nosotros teníamos entradas para el espectáculo de ballet del teatro María
-todos los teatros actuaban-, pero lo que sucedía en la calle era
demasiado interesante...
En la oscuridad anduvimos a tropezones con los montones de leña que
cerraban el paso del puente de la Policía; delante del palacio Stroganov,
algunos soldados ponían en posición un cañón de campaña de tres
pulgadas. Hombres vestidos con uniformes diversos iban y venían, sin
meta fija, discutiendo sin parar.
-En el día ote hoy hemos pagado nuestra deuda para con el
proletariado internacional y descargado un golpe terrible a la guerra, a
todos los imperialismos y particularmente a Guillermo el Verdugo...
Kaménev dio lectura al orden del día: I9, organización del poder; 29,
la guerra y-la paz; 39 la Asamblea Constituyente.
Pero de pronto se hizo escuchar una nueva voz, más profunda que el
murmullo de la asamblea, persistente, angustiosa, la voz sorda del cañón.
Las miradas ansiosas sg volvieron hacia las ventanas cubiertas de bruma
y una especie de fiebre se apoderó de la concurrencia. Martov pidió la
palabra y dijo con voz ronca:
Jarrach, que llevaba las charreteras de capitán, reclamó con ardor que
se le permitiera hablar:
-Los políticos hipócritas que dominan esta asamblea -gritó- nos han
dicho que debemos arreglar la cuestión del poder. Bien, esta cuestión se
está arreglando a espaldas nuestras, antes incluso de que se abra el
Congreso. ¡Pero los golpes dirigidos en este momento contra el Palacio
de Invierno no harán más que hundir los clavos en el ataúd del partido
político que se ha arriesgado a semejante aventura! (Tumulto.)
-Al Comité Central ejecutivo de los soldados del 5to ejército, al 2do
regimiento F__ , al 1er regimiento N__, al 3er regimiento de fusileros
S__.
-¡Desertores!
Los que habían decidido abandonar el Congreso no eran más que una
débil mayoría -dijo-, y los miembros bolcheviques ni siquiera habían
tomado parte en la votación, ya que eran de opinión que éste debía
celebrarse solamente por partidos políticos y no por grupos territoriales o
profesionales.
-Los que viven en las trincheras desean con toda su alma que se
entregue el poder en manos de los Soviets . . .
¡Ciudadanos de Rusia!
-¡Cuidado! Por aquí siempre hay provocadores que disparan desde las
ventanas.
-El Comité me na dado orden de que no deje que nadie vaya al Palacio
de Invierno -rezongó-. Voy a enviar a un camarada para que llame por
teléfono al Smolny.
-¿Qué vas a hacer? ¿Qué quieres hacer? Otro marino, muy irritado,
tomó la palabra.
Semejantes a un río negro que llenara toda la calle, sin cantos ni risas,
pasábamos bajo el Arco Rojo, cuando el hombre que marchaba justo
datante de mí dijo en voz baja: "¡Cuidado, camaradas! No hay que fiarse
de ellos. Seguramente que van a disparar."
-Y bien, ¿volveréis a empuñar las armas en contra del pueblo? -se les
preguntaba.
Uno tras otro respondían que no, y sin más reqviisitos se les dejaba en
libertad.
Los viejos servidores del Palacio, con sus uniformes azul, rojo y oro,
iban y venían nerviosamente, repitiendo maquinalmente: "No pueden
pasar, barin, está prohibido." Por fin, llegamos a la cámara de oro y
malaquita, con tapicerías de brocado carmesí, donde los ministros habían
estado en sesión permanente todo el día anterior y toda la noche, y donde
habían sido entregados a las guardias rojas por los ujieres. La larga mesa
recubierta de paño verde se encontraba todavía tal como ellos la habían
dejado en el momento de su detención. Ante cada asiento vacío se veía
un tintero, una pluma y hojas de papel sobre las cuales se habían trazado
de prisa planes de acción, borradores de proclamas y de manifiestos. Los
textos habían sido tachados en su mayoría, al irse haciendo evidente su
inutilidad, y el pie de las hojas aparecía cubierto de vagos dibujos
geométricos, garabateados maquinalmente por los ministros mientras
escuchaban sin esperanza los proyectos quiméricos que presentaban sus
colegas uno tras otro.
Recogí una de estas hojas, donde se puede leer, escrita de puño y letra
de Konolov, la siguiente frase: "El Gobierno provisional pide a todas las
clases que sostengan al gobierno . .."
-Yo soy el comisario -me dijo-. ¿Quién eres tú? ¿Qué hay? Los
hombres recularon ligeramente, a la expectativa. Le hice ver nuestros
documentos.
o -¡No hay más que una solución pacífica! -gritó la asamblea-. ¡La
victoria, ahí está la solución!
¡Viva la revolución!
El Congreso de los Soviets de Diputados obreros y
soldados de toda Rusia.
Notas
G. IATMANOV B. MANDELBAUM
G. IATMANOV B. MANDELBAUM
CAPÍTULO V
¡MANOS A LA OBRA!
Se os dice que los Soviets quieren confiscar las tierras de los cosacos.
Eso es mentira. La Revolución quiere solamente confiscar las tierras de
los grandes propietarios cosacos para dárselas al pueblo.
La captura del poder ha, sido hecha por los bolcheviques solos...Han
ocultado su complot a los otros partidos socialistas que formaban parte
de los Soviets ... Se os ha prometido la tierra y la libertad, pero la
anarquía creada por los bolcheviques no beneficiará más que a la
contrarrevolución, que os despojará de tierra y libertad ...
-Sí -le contestaron-, pero de eso hace ya mucho tiempo, como hace
mucho de lo del Tsik y de los comités del ejército.
Pero Lenin. con Trotzki a su lado, se mantenía firme como una roca.
Proclama
Rápidamente se decidió, levantando los brazos para votar, que sólo los
representantes de los grupos políticos tendrían que manifestarse sobre el
proyecto y que el tiempo para el uso de la palabra se limitaría a quince
minutos.
El primer orador fue Karelin, quien habló en nombre de los
socialrvolucionarios de izquierda.
Adiós, hermano .. .
Fue la señal para que se entablara una viva discusión entre los
campesinos, muy parecida a la de la víspera entre los soldados. Aquí
estaban los verdaderos proletarios de la tierra.
Otro preguntó:
Interior: A. I. Rykov.
Agricultura: V. P. Miliutin.
Trabajo: A. G. Chliápnikov.
Hacienda: I. I. Skvortsov.
Suministros: I. A. Teodorovitch.
"No podéis contar con una ayuda eficaz por parte del proletariado de
los países aliados porque en la mayor parte de los países están muy lejos
todavía de la lucha revolucionaria. Recordad que la democracia aliada ni
siquiera pudo conseguir que se llevara a cabo la Conferencia de
Estocolmo. En lo que concierne a los social-demócratas alemanes, yo
acabo de hablar con el camarada Goldenberg, uno de nuestros delegados
en Estocolmo; los representantes de la extrema izquierda le dijeron que
la revolución en Alemania es imposible mientras dure la guerra."
"Avxéntiev no dio mucho pan al pueblo. ¿Dará más una coalición con
los entreguistas? Entre los campesinos y Axentiev, el que hizo detener a
los Comités agrarios, ¡elegimos a los campesinos! Nuestra revolución
seguirá siendo la revolución clásica de la historia. . .
"Se nos acusa de rechazar una inteligencia con los otros partidos
democráticos. ¿Pero es que se nos puede culpar a nosotros? ¿O bien,
como lo quiere Karelin, debemos achacar la falta a un "equívoco"? No,
camaradas. Cuando un partido, en plena refriega revolucionaria,
envuelto todavía en el humo de la pólvora, viene a decir: "Aquí está el
poder, tomadlo", y cuando aquellos a quienes se les ofrece sa pasan al
enemigo, cometen una acción que no se llama un "equívoco", sino que es
una declaración de guerra sin cuartel. Y no somos nosotros los que
hemos declarado la guerra.
La dueña de la casa, al oírnos llegar, salió con una bata de seda rosa:
-¿Contra quién?
-¡Oh Siempre dicen que son comisarios ... Por otra parte, ¿qué
diferencia hay?
Notas
soldados!
frente y retaguardia,
Viernes, 9 de noviembre . . .
Novocherkask, 8 de noviembre.
A. Kerenski.
Kerenski.
-¡Tú no comprendes! ¿No ves que los campesinos se van a dar cuenta
inmediatamente del engaño, van a comprender que estos usurpadores
han robado el programa socialrevolucionario?
-Sí. Ya ves aftora lo que han hecho estos bolcheviques. Han levantado
contra nosotros la contrarrevolución. La revolución está perdida. La
revolución está perdida.
-¿Qué ocurre?
-No lo sé ... que vamos a ser detenidos ... se va a disolver la Durna ...
Se va a detener a los diputados en la puerta . . .
Mientras iba cayendo la noche, una larga fila doble de ciclistas llegaba
por la Nevski, con el fusil en bandolera. Hicieron alto y la multitud los
acosó en seguida a preguntas.
-Los broneviks. ..
-Es horrible -dijo- que los rusos maten a sus hermanos rusos. No tiene
por qué haber guerra civil entre soldados que han luchado hombro con
hombro contra el zar, que han vencido al enemigo extranjero en
combates que la historia no olvidará. ¿Qué tenemos que ver nosotros, los
soldados, en estas querellas de partidos políticos? No quiero decir que el
Gobierno provisional sea un gobierno democrático; nosotros no
queremos coalición con la burguesía, no; pero es necesario un gobierno
de la democracia unificada; ¡de lo contrario, Rxisia está perdida!
Janjunov trató de hacer uso de la palabra, pero como por todas partes
se gritaba: "¡A votar, a votar!" cedió y leyó una resolución proponiendo
que se retirara al representante de los broneviks en el Comité Militar
Revolucionario y se declarara la neutralidad de éstos en la guerraS civil.
Los que estuvieran en favor de la moción debían pasar a la derecha; los
que estuvieran en contra, a la izquierda. Hubo un momento de
vacilación, de espera muda; luego se inició un movimiento hacia la
izquierda, que se fue haciendo más rápido gradualmente; cientos de
soldados vigorosos, tropezando los unos con los otros, avanzaron en
masa compacta sobre el piso sucio, en la penumbra. . . Cerca de
nosotros, un centenar de hombres, dispefsos, abandonados por la oleada,
se obstinaron en favor de la resolución: cuando el techo se estremeció
por los hurras de la victoria, dieron media vuelta y se apresuraron a salir
de la escuela de equitación, y al mismo tiempo de la revolución.
Vladimir Ulianov-Lenin
Notas
1. Murianov era teninte coronel. [Nota del traductor]
LLAMAMIENTOS Y PROCLAMAS
9 de noviembre de 1917.
Entracto de la Pravda
CAPÍTULO VII
EL FRENTE REVOLUCIONARIO
Sábado 10 de noviembre. . .
¡Ciudadanos!
desorden . . .
-No...
-Eso dicen .. .
Los muros, unos cuantos periódicos, gritaban las noticias: mentís,
llamamientos, decretos...
¡A la picota!
Orden
-Las guardias -rojas estuvieron aquí hace dos horas, pero se volvieron
a marchar. Esta mañana vino un comisario, pero a la llegada de los
cosacos regresó a Petrogrado.
-¡Ah, estos rusos -añadió-, qué tipos! ¡Vaya una guerra civil! ¡Están
dispuestos a todo, con tal de no combatir!
-¿Tú crees sin duda -le preguntó el otro con desprecio- que Lenin es
un verdadero amigo del proletariado?
Echamos a andar calle arriba; las luces eran raras y muy espaciadas y
se veían pocos peatones. Un silencio amenazador flotaba sobre la
ciudad; se sentía uno en una especie de purgatorio, entre el cielo y el
infierno, en un no man's Icmd político. Solamente las barberías estaban
brillantemente iluminadas y rebosaban de público. A la puerta del
establecimiento de baños se formaba una cola; en efecto, era sábado, día
en que toda Rusia se baña y se perfuma. No dudé un instante de que
tropas soviéticas y cosacas estuviesen mezcladas en los lugares donde se
llevaban a cabo estas ceremonias.
-¿Dónde?
Un encogimiento de hombros.
-No sé nada.
- No lo sé.
En una elegante sala blanca de estilo Jorge III, dividida en dos partes
desiguales por una chimenea doble, un grupo de oficiales cambiaba
palabras inquietas. Estaban pálidos, muy agitados, y se veía que habían
pasado la noche en vela. Presentamos nuestros documentos bolcheviques
a uno de ellos, que nos señalaron como el coronel. Era un hombre de
edad avanzada, barba blanca, con la guerrera totalmente esmaltada de
condecoraciones. Pareció sorprendido.
-¿Cómo han podido llegar aquí sin que los mataran? -nos preguntó
cortésmente-. Las calles son muy peligrosas. Las pasiones políticas están
muy excitadas en Tsárskoye Selo. Se combatió esta mañana y se volverá
a combatir otra vez mañana por la mañana. Kerenski debe entrar en la
ciudad a las ocho.
-Con los salvoconductos que les dieron -prosiguió-, sus vidas peligran
si los capturan. Así, pues, si desean presenciar la batalla, les voy a
extender una orden para que les den habitaciones en el hotel de los
oficiales, y si quieren volver a pasar por aquí mañana a las siete, les
extenderé nuevos documentos.
A la población de Petrogrado
N. Podvoiski,
Notas
1. Dos decretos
A. I. RYKOV
CAPÍTULO VIII
LA CONTRARREVOLUCIÓN
Al día siguiente, domingo 11 de noviembre, los cosacos entraron en
Tsárskoye Selo. Kerenski montaba un caballo blanco. Fueron echadas a
vuelo las campanas. Desde la cima de una pequeña colina situada fuera
de la población se divisaban las agujas doradas, las cúpulas multicolores
y la inmensidad gris de la capital tendida en la llanura monótona, y, al
fondo, el golfo de Finlandia, de color de acero.
No hubo batalla. Pero Kerenski cometió una torpeza fatal. A ias siete
de la maárana envió al 2° regimiento de fusileros de Tsárskoye Selo la
orden de deponer las armas. Los soldados respondieron que accedían a
permanecer neutrales, pero que no se rendirían. Kerenski les concedió
diez minutos para que se sometieran. Esta manera de proceder irritó a los
soldados: desde hacía ocho meses habían adquirido el hábito de la
autonomía, ejercida a través de los comités, y este ultimátum recordaba
demasiado el antiguo régimen.. . Algunos minutos más tarde la artillería
cosaca abrió el fuego contra los cuarteles, matando a ocho hombres.. . A
partir de aquel momento ya no hubo soldados «neutrales» en Tsárskoye
Selo. ..
¡El pueblo trabajador! ¡Bonita cosa! ¿Quería dar a entender que había
algo de común entre estos. . . salvajes y nosotras? ¿Quedarse? ¡Ni por
mil rublos! ... Y, altivas y llenas de desprecio, las muchachas telefonistas
abandonaron el lugar.
Era la misma situación que en los Soviets y los comités del ejército.
Una tras otra, en toda Rusia, las organizaciones democráticas se
resquebrajaban y se transformaban. Las cooperativas se hallaban
desgarradas por luchas intestinas. Las sesiones del Comité Ejecutivo de
los Diputados campesinos tuvieron que interrumpirse sin que se
obtuvieran resultados, en medio de disputas borrascosas. Incluso entre
los cosacos cundía la agitación. ..
El otro le interrumpió:
—Está bien —repuse—, pero entonces ¿por qué se alian ustedes a los
kadetes?
El seudoobrero sonrió con franqueza.
Meneó la cabeza.
—La política no es cosa fácil para nosotros, los rusos. Ustedes, los
norteamericanos, son políticos natos; durante toda su vida han conocido
la política. Nosotros apenas si hace un año que sabemos lo que es.
—¿Por qué no estás tú en el frente con las guardias rojas? —le espetó
una voz ruda.
L. Trotzki.
Notas
A toda la población
"El ex primer ministro Kerenski, derrocado por el
pueblo, se niega a someterse al Congreso de los Soviets y
trata de luchar contra el gobierno legal elegido por el
Congreso de toda Rusia, que es el Consejo de Comisarios
del Pueblo. El frente ha negado su ayuda a Kerenski.
Moscú se ha adherido al nuevo gobierno. En numerosas
poblaciones (Minsk, Moguiley, Jarkov), el poder está en
manos de los Soviets. Ningún destacamento de infantería
accede a marchar contra el gobierno de los obreros y
campesinos, que, ejecutando la firme voluntad del
ejército y el pueblo, ha iniciado las negociaciones de paz
y ha entregado la tierra a los campesinos.
En este libro sólo recojo los decretos que, a mi juicio, son parte
integrante de la conquista del poder por los bolcheviques. Los otros, los
que se refieren a la organización del Estado soviético, no tienen cabida
aquí. Le reproducirán y estudiarán en el segundo volumen, actualmente
en preparación, titulado De Kornilov a Brest-Litovsk.
A. I. RYKOV
ALEJANDRO CHLIAPNIKOV
La educación popular
¡Ciudadanos de Rusia!
VLADIMIR ULIANOV
CAPÍTULO IX
LA VICTORIA
Orden No 1
Los pueblos en rebelión echan por tierra todos los conceptos del arte
militar. Recordemos a los ejércitos desharrapados de la Revolución
francesa, en Valmy, en Wissembourg. [2] Las tropas soviéticas se
enfrentan al bloque de los junkers, los cosacos, los terratenientes, la
nobleza y las Centurias Negras, a la perspectiva del retorno del zar, a la
de la Ojrana y las minas siberianas, y por último a la terrible amenaza
del imperialismo alemán. . . La victoria significaba, para decirlo con las
palabras de Carlyle, apotheosis and millennium without end! El domingo
por la noche, mientras los comisarios del Comité Militar Revolucionario
regresaban desesperados del campo de batalla, la guarnición de
Petrogrado elegía su Comité de los Cinco, su estado mayor de combate,
tres soldados y dos oficiales, todos ellos enemigos jurados de la
contrarrevolución. El coronel Muraviov, antiguo patriota, hombre de
paz, pero a quien había que vigilar de cerca, se hizo cargo dfl mando. [3]
En Kolpino, en Obujovo, en Pulkovo y en Krásnoye Selo se formaron
destacamentos provisionales,
Muraviov.
Alexis Vinogradov
D. Moskvin
S. Stolbikov
A. Voskressenski
D. Leonski
D. Preobrajenski
V. Laidanski
M. Bertchikov
Miguel Bertchikov
Alexis Voskressenski
Dimitri Leonski
—No creo que haya nada que hacer hoy aquí —respondió—. Sí,
camarada, tendremos mucho gusto en que vengas con nosotros.
—¿El dinero? ¿Qué dinero? ¡Ah! ¿Tú te refieres a la caja fuerte? Aquí
está, tal como la encontré cuando me hice cargo del — ando, hace tres
días. ¿Las llaves ...?
—No, no —dijo—, fue el kornilovista que estuvo aquí antes que él. Él
no es culpable.
—Enséñame tu salvoconducto.
—De acuerdo con las órdenes, nos hemos situado a lo largo de esta
carretera, Karíavin me ha relevado a las cinco.
Trazando nuevas líneas con el lápiz, dio sus órdenes, en tanto que un
sargento trnnaba notas taquigráficamente. Luego salió el sargento y
regresó al cabo de diez minutos con una copia mecanografiada de las
órdenes y una copia al carbón.
El presidente tomó una de las copias y se puso a estudiar el mapa.
—No, no, sobre todo nada de marinos. ¿Sabe usted que Dybenko está
aquí?
—Mi enemigo.
—Entendido.
El viejo obrerg sujetaba el volante con una mano, y con la otra señaló
en un gesto de alegría la capital que brillaba a lo lejos.
Comunicado n° 2
General KRASNOV,
comandante del tercer cuerpo de caballería.
CAPÍTULO X
MOSCÚ
El Comité Militar Revolucionario prosiguió su victoria con una
voluntad encarnizada.
14 de noviembre.
De los rincones más alejados de esta gran Rusia, sobre la cual rompía
el oleaje desencadenado de los combates callejeros, llegaba la noticia de
la derrota de Kerenski, resonando como un eco formidable de la victoria
proletaria: de Kazan, de Saratov, de Novgorod, de Vinnitsa, donde la
sangre había corrido a raudales en las calles; de Moscú, donde los
bolcheviques habían dirigido su artillería, contA la última fortaleza de la
burguesía, el Kremlin.
Hacía dos días que los bolcheviques eran dueños de la ciudad. Los
ciudadanos, aterrados, salían arrastrándose de los sótanos para buscar sus
muertos; se desmontaban las barricadas. Sin embargo, en lugar de
disminuir, el número de versiones sobre la destrucción de Moscú
aumentaba. Los horribles relatos escuchados por nosotros nos
decidierorLa ver las cosas por nuestros propios ojos.
-Es que hoy hace falta valor para conducir un trineo -dijo.
Nos hizo descender a la fosa. Los picos y las palas trabajaban con
premura febril y la montaña de tierra iba creciendo. Nadie hablaba. En el
cielo, miríadas de estrellas perforaban la noche, y el antiguo Kremlin de
los zares levantaba su muralla formidable.
.Nos levantamos antes de la salida del sol, y por las calles todavía a
oscuras nos encaminamos a la playa Skobelev. No se veía un alma en la
inmensa ciudad, pero se percibía un murmullo vago de agitación, tan
pronto lejano como más próximo, parecido al ruido del viento que se
levanta. Ante el cuartel general del Soviet, a la pálida luz de la mañana,
se encontraba reunido un pequeño grupo de hombres y mujeres que
llevaba un haz de estandartes rojos con letras de oro: era el Comité
Ejecutivo Central del Soviet de Moscú. Clareó el día. El débil murmullo
fue creciendo, dilatándose en un bajo continuo y potente. La ciudad
despertaba. Bajamos por la Tverskaya, banderas al viento. Las pequeñas
capillas que encontrábamos a nuestro paso estaban cerradas y sombrías.
Entre otras, la de la Virgen de Iberia, que cada nuevo zar visitaba antes
de la coronación; abierta noche y día y llena de gente, estaba iluminada a
todas horas por los cirios de los fieles que arrancaban destellos al oro, a
la plata y pedrería de los iconos. Era, nos dijeron, la primera vez, desde
los tiempos de Napoleón, que los cirios estaban apagados.
Los portadores llegaron por fin cerca de la tumba y, escalando con sus
cargas los montones, de tierra, descendieron a las fosas; entre ellos había
muchas mujeres, esas mujeres del pueblo, rechonchas y robustas. Detrás
de los muertos venían otras mujeres, mujeres jóvenes y rotas, mujeres
viejas y arrugadas que lanzaban gritos de animales heridos, que querían
seguir a la tumba a sus hijos o sus maridos y que forcejeaban cuando
manos piadosas pugnaban por sujetarlas. Es la manera de amarse de los
pobres.
Notas
2. La declaración de Lunacharski
¡Camaradas!
A. LUNACHARSKI.
16 de noviembre de 1917.
Orden
"3° Los pagos ¿le más de 150 rublos sobre las cuentas
corrientes y las libretas de caja de ahorro, y los pagos por
saldo de otras cuentas de todas clases serán autorizados
los días 22, 23 y 24 de noviembre en los casos siguientes:
S. CHEVERDIN MAXIMENKO
CAPÍTULO XI
EL AFIANZAMIENTO DEL PODER[1]
Yussov Djugashvili-Stalin.
V. Ulianov (Lenin).
14 de noviembre de 1917
Hubo otros comisarios que, aun sin llegar a dimitir, firmaron también
esta declaración: Riazánov, Derbychev, comisario de Prensa; Arbuzov,
comisario de las Imprentas del Estado; Yureniev, comisario de la
Guardia Roja; Feodorov, comisario del Trabajo, y Larin, jefe de la
Sección de Trabajos legislativos.
¿Por qué?
Señor embajador,
Notas
3. Decretos
V. ULIANOV (LENIN)
N. KRYLENKO
N. PODVOISKY
Los comisarios del pueblo adjuntos al departamento de
Guerra:
N. GORBUNOV
ejército
V. ULIANOV (LENIN)
N. KRYLENKO
N. PODVOISKY
SVERDLOV
V. ULIANOV (LENIN)
V. BONTCH-BRUEVITCH
N. GORBUNOV
Comenzó por fijar el salario del Comisario del Pueblo en 500 rublos
por mes, con un plus de 100 rublos por cada persona inútil para el
trabajo que viviera a su cargo.
"-Mándale un telegrama.
"-Ya lo he hecho.
7. Las cifras no son del todo exáctas. Dicha resolución fue rechazada
por veinticinco votos contra veinte.[Nota de la Editorial]
V. ULIANOV (LENIN)
A. V. LUNACHARSKI
N. GORBUNOV
Proclama de Lenin
Día tras día y hora tras hora, llegan del frente y del
campo nuevas adhesiones y manifestaciones de apoyo al
nuevo gobierno... La victoria de la revolución de los
obreros y campesinos está asegurada, ya que cuenta con
la mayoría del pueblo.
El Soviet de Petrogrado,
24 de noviembre de 1917.
¡Ciudadanos!
VOTOS
Socialistas populares 19.109
Kadetes 245.006
Demócratas campesinos 3.707
Bolcheviques 424.027
Socialistas universalistas 158
Socialdemócratas y
socialrevolu- cionarios 4.219
ucranianos y judíos
Liga de los derechos de la
5.310
mujer.
Socialrevolucionarios
4.696
(moderados)
Socialrevolucionarios de
152.230
izquierda
Liga para el desarrollo del
385
pueblo
Demócratas radicales 413
Parroquias ortodoxas 24.139
Liga femenina para la
318
salvación del país
Liga independiente de
obreros, soldados y 4.932
campesinos
Demócratas cristianos
14.382
(católicos)
Socialdemócratas
11.740
unificados
Mencheviques 17.427
Grupo "Iedinstvo" 1.823
Liga de las tropas cosacas 6.712
"¡Hermanos cosacos!
"Os están engañando. Os incitan contra el pueblo.
Quieren haceros creer que los Soviets de Diputados
obreros, soldados y campesinos son vuestros enemigos,
que tratan de arrebataros las tierras cosacas y vuestra
"libertad" cosaca. ¡No creáis eso, cosacos! Vuestros
generales y vuestro" señores rurales os engañan, con el
fin de manteneros en la ignorancia y la esclavitud. Aquí
está, cosacos, lo que nosotros, el Consejo de Comisarios
ciel Pueblo, os décimos. Leed atentamente y juzgad por
vosotros mismos cuál es la verdad, y cuál la repugnante
mentira.
CAPITULO XII
EL CONGRESO CAMPESINO
-Está bien -dijo-. Pretendéis ser el pueblo ruso. Pero el pueblo ruso no
sois vosotros, son los campesinos. Esperad a que los campesinos...
Zinoviev:
"E1 gobierno comprendió, sin duda, que había que tomar medidas
prácticas. Pero, sin reflexionar más, adoptó la reglamentación de los
comités agrarios, creando así una situación extraña, pues el Consejo de
Comisarios del Pueblo abolió la propiedad privada, siendo así que las
mermas establecidas por los comités agrarios se basaban precisamente
en la propiedad privada... Sin embargo, esto no ha ocasionado daño
alguno, ya que los comités agrarios no hacen el menor caso de los
decretos soviéticos y sólo aplican sus propias medidas, las cuales
descansan en la voluntad de la gran mayoría de los campesinos...
"El día de la unión del congreso de los campesinos con los Sóviets de
los Diputados obreros y soldados es uno de los más grandes de la
revolución. Él eco de esta victoria resonará éri ef mundo entero, en París,
en Londres y al otro lado del océano, en Nueva York. Esta unión llevará
la alegría a los corazones de todos los trabajadores.
-Oye -dijo uno de ellos-, ¡quisiera yo ver si nos quitan la tierra ahora!
Cerca del Smolny, los guardias rojos estaban alineados a los lados de
la calle, locos de alegría. El otro viejo campesino le dijo a su ca-marada:
-Hoy nace una nueva humanidad. Desde esta sala, juramos a los
trabajadores de todos los países mantenernos sin desfallecimiento en
nuestro puesto revolucionario. Si sucumbimos, será en defensa de
nuestra bandera...
Luego les tocó al turno a Lunacharski, que habló con lágrimas en los
ojos; a Prochian, quien intervino en nombre de la izquierda
socialrevolucionaria, y por último a Sajarasvili, que en nombre del grupo
de los interjiacionalistas unificados, formado por miembros de los
grupos Martov y Gorki, declaró:
Notas
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