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MISIÓN s. O. S. “Al rescate de la cultura y del medio ambiente”.

Coordinador: Anahuatlacatl Vasconcelos Zapata. 4 de septiembre de 2021. Año. 1. Núm. 1.

La ciudad de México no sabe qué hacer con su basura.


Los habitantes de la Ciudad de México viven en un ambiente insalubre, por el deficiente manejo de sus
autoridades (conservadores) que dan a la basura. Cada día los capitalinos generan 12.000 toneladas de
desechos que siguen un largo trayecto hasta su disposición final, dejando en el camino una estela
tóxica en el aire y el suelo.
La capital separa sus residuos en la vía pública sin ninguna precaución, afectando la salud de los
ciudadanos y los trabajadores de limpia, quienes además, laboran en condiciones inadmisibles, muchos de
ellos sin pago. El gobierno local y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, han guardado silencio.
La capital mexicana contaba hasta 2011 con un relleno sanitario al que llegaba toda la basura generada
por sus habitantes, donde se separaba lo que podía reutilizarse y el resto se comprimía para permanecer
allí, hasta que el espacio ya no dio más. El gobierno decidió clausurar el llamado “Bordo Poniente”,
ubicado en la delegación más grande de la ciudad, sin tener otra alternativa para llevar la basura más
que los Estados vecinos de México y Morelos. El camino es largo y pesado, por lo que los recolectores
empezaron a separar los residuos dentro de la ciudad en el espacio público, dejando a su paso basura,
flujo de lixiviados (líquidos derivados de la putrefacción de los desechos orgánicos), con olor fétido
y el humo de los camiones, que tienen entre 10 y 40 años de antigüedad.
El deficiente tratamiento de la basura es parte del paisaje cotidiano en la Ciudad de México. Aunque,
los derechos se han violado desde siempre, la CDHDF atrajo el caso por las quejas de los vecinos de las
delegaciones Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero y la céntrica Cuauhtémoc. En su investigación, el
organismo encontró que de las 16 delegaciones políticas de la Ciudad, 15 admitieron la existencia de
tiradores no autorizados, pero argumentaron que sólo es una medida de “contención” ante el cierre del
Bordo del poniente.
Los camiones recolectores hacen largas filas en los tiraderos emitiendo columnas de humo negro, las
mismas que riegan por toda la ciudad mientras recogen la basura. El personal no cuenta con condiciones
de higiene y seguridad, ya que no les proporciona la ropa adecuada para desempeñar sus funciones:
botas, guantes, fajas, impermeable, casco, lentes, casaca, chamarra y cubrebocas: cuando se requiere su
traslado, estos se realizan sobre los residuos sólidos urbanos que han recolectado, de forma
completamente insegura e insalubre.
Los voluntarios son el grupo más vulnerable de esos trabajadores, ya que laboran sin un pago y sin
seguridad social que los proteja en caso de accidente o enfermedad, pero los gobiernos delegacionales
si les imponen horarios y rutas de trabajo, sin reconocerlos como trabajadores formales de limpia.
“A veces acabamos poniendo de nuestra bolsa para arreglar el camión cuando se descompone porque si no,
no podemos seguir trabajando” – Expreso Fernando Castillo, recolectador de basura.
Los camiones tienen 20 años de antigüedad, igual que la mayoría de las unidades recolectoras; las más
nuevas son de modelo 2003 a 2013, mientras las más antiguas fueron fabricadas en la década de los 70.
Los ciudadanos se volvieron “pepenadores”, sin paga y sin beneficios.
El 43% de los desechos generados en la ciudad son orgánicos, son los que provocan la contaminación y no
son reutilizables. Además, contaminan al resto de los materiales cuando no se separan, y de las 12.000
toneladas de basura generadas por día, sólo 300 se reciclan.
La conclusión es que la ciudad maneja de forma caótica sus residuos y las delegaciones no tienen
infraestructura ni equipo para prestar el servicio.
Aarón Antonio Aldama Taracena.

¿Qué es una planta recicladora?


Es una instalación donde se procesan diferentes clases de materiales para poder
reutilizarlos. Una vez clasificados los residuos y limpios, se inicia el proceso de
reciclaje para posteriormente convertirse en materia prima con la que se
fabrican nuevos productos.
Una empresa pública recicladora.
Necesitamos que el Estado mexicano se haga cargo de las empresas públicas y
que sea capaz de generar empleos y sobre todo, producción, sin necesidad
recurrir a los empresarios o empresas privadas.
Hoy, los ciudadanos por falta de empleos, recurren a recoger todo tipo de
material: latas, cartones, plásticos, alambres, en fin, todo tipo de material de
reciclaje. Sin embargo, no cuentan con derechos laborales, prestaciones y
servicios médicos, ni siquiera cuentan con un salario fijo. Todo radica, por una
tarifa paupérrima, lo hacen por necesidad y ganarse unos cuántos pesos.
El Estado mexicano o gobierno necesita crear una planta recicladora nacional
que pueda absorber a los mexicanos y pueda abrir empleos, para dar seguridad
y bienestar. Existen empresas privadas pero no pueden dar trabajo a los
mexicanos y sus sueldos son miserables.
Las plantas nacionales ayudarán abrir el mercado y podrán generar riquezas
para el pueblo. Hoy, todo es empresa privada, ¿Quién necesita empresas
privadas?
Luis Ernesto Allende Ramírez.

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