Está en la página 1de 15

Pascua 2011

Domenichino, Juan Bautista señala a Jesús a los apóstoles. San Andrea del Valle, Roma.
«Si Cristo no ha
resucitado, nuestra
predicación carece de
sentido y vuestra fe lo
mismo» (1 Co 15,14). La
fe cristiana se mantiene
o cae con la verdad del
testimonio de que Cristo
ha resucitado de entre
los muertos.
Si se prescinde de esto, aún se pueden
tomar sin duda de la tradición cristiana
ciertas ideas interesantes sobre Dios y
el hombre, sobre su ser hombre y su
deber ser – una especie de concepción
religiosa del mundo –, pero la fe
cristiana queda muerta.
En este caso, Jesús ya no
es el criterio de medida; el
criterio es entonces
únicamente nuestra
valoración personal que
elige de su patrimonio
particular aquello que le
parece útil. Y eso significa
que estamos abandonados
a nosotros mismos.
La última
instancia es
nuestra
valoración
personal.
Sólo si Jesús ha resucitado ha sucedido algo
verdaderamente nuevo que cambia el mundo y
la situación del hombre.
Entonces Él, Jesús, se
convierte en el criterio del
que podemos fiarnos.
Pues, ahora, Dios se ha
manifestado
verdaderamente. Benedicto XVI
Domenichino, Juan Bautista señala a Jesús a los apóstoles. San Andrea del Valle, Roma.
El acontecimiento no sólo identifica lo que
sucedió en un momento preciso, dando origen a
todo, sino también lo que aviva el presente, lo
define y le da un contenido, lo que hace posible
el presente.
Lo que sabemos o lo que
tenemos llega a ser
experiencia sólo si es
algo que se nos da
ahora: hay una mano
que nos lo ofrece ahora,
hay un rostro que viene
hacia nosotros ahora,
hay una sangre que
corre ahora, hay una
resurrección que
acontece ahora. ¡Sin
este «ahora» no hay
nada!
Nuestro yo sólo puede
ser movido, conmovido,
es decir, cambiado, por
algo contemporáneo: un
acontecimiento. Cristo
es un hecho que me está
sucediendo.
Entonces, para que
llegue a ser experiencia
lo que sabemos
− Cristo, las palabras
sobre Cristo −,
necesitamos un hecho
presente que nos sacuda
y nos provoque: alguien
presente, como lo fue
para Andrés y para
Juan.
El cristianismo, Cristo,
es exactamente lo mismo
que fue para Andrés y
Juan cuando le
siguieron; imaginaos el
momento en que se
volvió hacia ellos, ¡cómo
se quedarían! Y cuando
fueron a su casa... Así fue
y así sigue siendo,
siempre, hasta ahora,
¡hasta este mismo
momento!
Luigi Giussani
¡Feliz Pascua!

Manifiesto de Comunión y Liberación por Pascua


Compaginado por Eduardo Prieto
© 2011 Asociación Laical “Fraternita di Comunione e Liberazione”

También podría gustarte