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1.

- Desarrollar un ensayo sobre Deforestación y cambio climático, en base a lo desarrollado en


clase y el análisis del video proyectado

El cambio climático es, hoy en día, un tema obligado en las preocupaciones de todo ser responsable
y en la agenda de cualquier gobierno. El tema es abordado por algunos estudiosos como una de las
mega tendencias de la sociedad posmoderna. La degradación del medio ambiente con el
consecuente cambio climático es una bomba de tiempo que debe desactivarse si no queremos
desaparecer como especie del planeta tierra. Las medidas para revertir el deterioro han de comenzar
con una educación permanente al respecto y una mayor voluntad política. La comunidad científica ha
dado la voz de alerta desde los cuatro puntos cardinales con lo que ya es el momento de actuar.

Los bosques juegan un papel importante en la moderación del flujo neto de algunos GEI entre la
tierra y la atmósfera y actúan como depósitos de almacenamiento de carbono en la biomasa y en el
suelo. Actúan como sumideros de carbono cuando aumentan en área o productividad, lo que da
como resultado una mayor absorción del dióxido de carbono atmosférico (CO2). Por otra parte, al
quemarse actúan como una fuente de GEI al mismo tiempo que el deterioro de la biomasa o los
cambios negativos en el suelo producen emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros.

Dependemos de los bosques para nuestra supervivencia, desde el aire que respiramos hasta


la madera que utilizamos. Además de proporcionar hábitats para animales y medios de subsistencia
para los humanos, los bosques también ofrecen protección de cuencas hidrográficas, evitan la
erosión del suelo y mitigan el cambio climático, entre otras cosas. Lo curioso es que, pese a que
nuestra supervivencia depende de ellos, permitimos que muchos desaparezcan.

¿CÓMO IMPACTA LA FORESTACION EN EL CAMBIO CLIMATICO?

La deforestación, el cambio climático y los bosques están intrínsecamente relacionados. Los bosques


cubren aproximadamente el 30% de la superficie terrestre, son fuentes y sumideros de dióxido de
carbono -capaces de absorber un billón de toneladas de carbono y evitando que este se libere a la
atmósfera- pero están siendo reducidos a un ritmo alarmante.
Gracias al proceso de respiración natural de los árboles se ayuda a mitigar y reducir la presencia de
gases de efecto invernadero en la atmósfera.
La deforestación y la degradación de los bosques son causa y resultado del cambio climático. Los
bosques absorben CO2, actuando como un "sumidero" pero, cuando se deterioran o destruyen se
convierten en una "fuente" liberando CO2 a la atmósfera.
Hasta una quinta parte de las emisiones de CO2 mundiales se deben a la tala indiscriminada de
árboles. Ésta, a la vez que empobrece el suelo y lo deja desprotegido ante la erosión y la evaporación
del agua, contribuye aún más al cambio climático. Al aumentar las sequías y la presión humana sobre
el manto forestal, éste se ve en peligro.
La pérdida de los bosques y de las especies afectará a la vida de todos con costes económicos
desproporcionados en los países pobres y en vías de desarrollo.
Greenpeace pide que se inicie urgentemente una lucha seria a escala internacional para detener la
deforestación causada por la extracción irresponsable de recursos forestales y la quema de bosques
primarios para introducir ganadería y cultivos como la soja, destinada en gran medida a la
alimentación animal de los países industrializados.

EL EFECTO INVERNADERO es un fenómeno natural y beneficioso para nosotros. Determinados


gases presentes en la atmósfera retienen parte de la radiación térmica emitida por la superficie
terrestre tras ser calentada por el sol, manteniendo la temperatura del planeta a un nivel adecuado
para el desarrollo de la vida. La acción del hombre, sin embargo, ha aumentado la presencia de estos
gases en la atmósfera principalmente, dióxido de carbono y metano, haciendo que retengan más
calor e incrementando la temperatura planetaria. Es lo que conocemos como el calentamiento
global.

Deforestación: usos ganaderos y agrícolas plantaciones comerciales


El propósito histórico en 2014 era reducir a la mitad la pérdida anual de bosques naturales para 2020
y alcanzar la deforestación cero en 2030. Pero un lustro después, el paisaje se perfila desolador: la
tasa anual de pérdida de cubierta arbórea crece un 43% y alcanza 26,1 millones de hectáreas por
año, el tamaño aproximado de Reino Unido. En las últimas dos décadas apenas se han restaurado
26,7 millones de hectáreas de bosques, prácticamente la superficie de árboles que se pierde en solo
un año
En 2017 ya se habían destruido más de 15 millones de hectáreas de bosques a nivel global en tan
solo un año y 2016 acumulaba aún más, 29.7 millones de hectáreas. Actualmente, la pérdida de los
bosques continúa a un ritmo vertiginoso aumentando más si cabe en la región intertropical.
Además, en los primeros quince años del siglo XXI se perdieron unos 850.000 kilómetros cuadrados
de bosque en todo el planeta, algo que equivale a la superficie de España y Alemania en conjunto.
Alrededor de un 17% de la selva amazónica ha sido destruida en los últimos 50 años y a nivel
global el 46% de los árboles del planeta ya han sido talados.

Incendios forestales
Si bien las causas inmediatas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy variadas, en
todos ellos se dan los mismos presupuestos, esto es, la existencia de grandes masas de vegetación
en concurrencia con periodos más o menos prolongados de sequía.
El calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del sustrato. No
obstante, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30 % las plantas son
incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a poco. Este proceso provoca la
emisión a la atmósfera de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y
altamente combustible. Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que
las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se multiplica. Y si a estas
condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados,
la probabilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelve significativa.
Por otro lado, al margen de que las condiciones físicas sean más o menos favorecedoras de un
incendio, hay que resaltar que, en la gran mayoría de los casos, no son causas naturales las que
provocan el fuego, sino la acción humana, ya sea de manera intencionada o no.

MITIGACION
A la hora de luchar contra el cambio climático para prevenir los impactos que causa en los diferentes
sistemas del planeta, el ser humano aplica dos tipos de medidas: las de mitigación y las de
adaptación.
Las medidas de mitigación son aquellas acciones que están encaminadas a reducir y limitar las
emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que las medidas de adaptación se basan en
reducir la vulnerabilidad ante los efectos derivados del cambio climático.
La mitigación, por lo tanto, se ocupa de las causas del cambio climático, mientras que la adaptación
aborda sus impactos.
MEDIDAS DE MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático es una batalla difícil de ganar, pero con el esfuerzo de todos y las medidas de
mitigación adecuadas podemos minimizar los daños:

  Mejorar la eficiencia energética y apostar por las energías renovables frente a los


combustibles fósiles.

  Fomentar el transporte público y la movilidad sostenible con más trayectos urbanos en


bicicleta, menos vuelos en avión y más viajes en tren y coche compartido.

  Promover la industria, la agricultura, la pesca y la ganadería ecológicas, la sostenibilidad


alimentaria, el consumo responsable y la regla de las 3R (reducir, reutilizar y reciclar).

  Gravar el uso de combustibles fósiles y los mercados de emisiones de CO2.


En paralelo a las medidas de mitigación para contener el calentamiento global, hay que impulsar las
medidas de adaptación al cambio climático:
Construir edificaciones e infraestructuras más seguras y sostenibles.
Reforestar los bosques y restaurar los ecosistemas dañados.
  Movilidad
La mayoría de los viajes serán en tren y coches eléctricos compartidos y equipados con algoritmos
que optimizarán la ruta para reducir el consumo y maximizar el número de pasajeros. En la ciudad
apostaremos por caminar, montar en bicicleta o utilizar el transporte público para ahorrar tiempo y
ganar en calidad de vida gracias a la reducción del ruido y los atascos.

  Arquitectura y urbanismo
Viviremos en casas alimentadas con energías renovables y apenas se construirán edificios de
hormigón. En las calles habrá menos zonas de aparcamiento y más huertos urbanos, parques y
jardines.
 
5 claves de la sociedad que vencerá al cambio climático.

  Alimentación
Comeremos más verduras, frutas y hortalizas, mientras la carne, los lácteos y el pescado perderán
protagonismo en tu dieta.

  Agricultura
La disminución de la ganadería beneficiará la reforestación y dejará más suelo disponible para el
cultivo de alimentos de consumo humano.

  Consumo
Compartiremos más bienes y servicios, adquiriremos menos y reutilizaremos más, y reciclaremos
casi todo. Los plásticos de un solo uso habrán desaparecido y los envases serán fácilmente
clasificables y reciclables.

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