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¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Book · January 2012


DOI: 10.13140/2.1.3804.7041

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Wilson Hernández Breña


Grupo de Análisis para el Desarrollo
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Wilson Hernández Breña


¿Cuánto le cuesta la
justicia a las mujeres?
Costos económicos y no económicos
del acceso a la justicia en procesos
de alimentos y de violación sexual en
Apurímac (Andahuaylas y Chincheros) y
Cajamarca (Chota y San Marcos)
INFORME DE INVESTIGACIÓN

¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?


Costos económicos y no económicos del acceso a la justicia en procesos de alimentos y de violación sexual
en Apurímac (Andahuaylas y Chincheros) y Cajamarca (Chota y San Marcos).

Consultor investigador
Wilson Hernández Breña

Equipo de trabajo de campo


Alumnos de la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo de Cajamarca - UPAGU y de la Universidad Tecnológica
de los Andes - UTEA , Apurímac y equipo de PROJUR en Cajamarca y Apurímac.

Responsable de la edición
José Regalado Gutiérrez

Coordinación de la investigación
Wuille Ruíz Figueroa

Diseño y diagramación
José Guillén Enciso

Impresión
Multiservicios Gráficos Raphael e Hijo
San Felipe 853 - Surquillo

Tiraje
1,000 unidades

Lima, Noviembre 2011

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2011-14196.


El Proyecto de Acceso a la Justicia en Comunidades Rurales - PROJUR Fase III, es ejecutado por el Poder Judicial
a través de la Oficina Nacional de Justicia de Paz (ONAJUP).

Esta publicación es posible gracias al apoyo provisto por el Programa Fortalecimiento de la Institución
Democrática de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación - COSUDE.
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Indice
PRESENTACIÓN . ..................................................................................................................11

INTRODUCCIÓN . ..................................................................................................................15

Primera Sección

Marco Conceptual................................................................................................................21

I. El caso de Luz… mas común de lo que se piensa (caso de pensión de alimentos) ............22

II. El caso de María, un difícil y largo proceso hasta la justicia (caso de violación sexual) .....23

III. El acceso a la justicia materializado a través de sus costos .............................................24

IV. Definiendo los costos de acceso a la justicia ...................................................................27

1. Clasificación de los costos del acceso a la justicia en función de su realización


económica ................................................................................................................27
2. Los costos del acceso a la justicia en el tiempo .........................................................30
3. Clasificación funcional de los costos de acceso a la justicia .......................................30

V. Metodología ...................................................................................................................33

1. Ámbito de estudio .....................................................................................................33

2. Fases de Levantamiento de información . ..................................................................34


2.1. Fase 1: Exploración ........................................................................................... 35
2.2. Fase 2: Sistematización de información de expedientes judiciales
(alimentos y violación sexual) ............................................................................. 35
2.3. Fase 3: Encuestas con mujeres demandantes en los procesos judiciales
de alimentos identificados . ............................................................................... 36
2.4. Fase 4: Entrevistas con mujeres agraviadas por violación sexual ........................ 37

Segunda Sección

Procesos de Alimentos . ......................................................................................................40

I. Detrás de los procesos de alimentos: Contexto, perfil de demandantes y


características de las demandas en las zonas de estudio ................................................42

1. Contexto social detrás de la fuerte presencia de casos de alimentos ..........................43


1.1. La visión de género como obstáculo. ................................................................. 44
1.2. Insuficiente conocimiento de derechos .............................................................. 47
1.3. Demanda por justicia no atendida ..................................................................... 49

3
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2. Caracterización de las mujeres demandantes de alimentos.........................................53


2.1. Perfil demográfico.............................................................................................. 55
2.2. Perfil socioeconómico........................................................................................ 57
2.3. Perfil de historia de violencia contra la mujer..................................................... 60
3. Caracterización de los procesos judiciales de alimentos.............................................63
3.1. El perfil de la demanda por alimentos................................................................. 64
3.1.1. Utilización del formato de demanda de alimentos del Poder Judicial........ 65
3.1.2. Destino de la pensión solicitada............................................................... 66
3.1.3. Forma de la pensión solicitada (monto fijo o porcentaje)........................... 66
3.1.4. Monto de pensión solicitado..................................................................... 67
3.2. Los resultados de las demandas por alimentos................................................... 69
3.2.1. Formas de conclusión del proceso............................................................ 69
3.2.2. Monto de pensión solicitada y obtenida.................................................... 71
3.2.3. Interposición de apelaciones........................................ ..............................73
3.2.4. Duración de los procesos......................................................................... 76

II. Los costos del acceso a la justicia en los procesos de alimentos en


las zonas de estudio........................................................................................................81

1. Los costos antes del proceso judicial .............................................................................81


1.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial........................ 83
1.1.1. Costos de intento de solución previa ....................................................... 84

2. Los costos durante el proceso judicial........................................................................84


2.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial.........................86
2.1.1. Costos de los servicios legales entregados
por los abogados..................................................................................... 86
2.1.2. Costos en transportes, trámites y otras tareas menores........................... 87
2.1.3. Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial........... 89
2.2. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia.....91
2.2.1. Costos derivados de deficiencias en la iniciativa del formato de
demanda de alimentos................................................................ ..............92
2.2.2. Costos derivados de la escasa efectividad de
la asignación anticipada .......................................................................... 98
2.2.3. Costos derivados de la fijación de la pensión por conciliación judicial......101
2.3. Costos derivados del funcionamiento del mercado de abogados y
de la actuación de los abogados........................................................................104
2.3.1. Costos por la duración del proceso derivados
del bajo dinamismo pasivo de la defensa de la demandante....................105
2.3.2. Costos derivados de la no presencia del abogado en la audiencia............107
2.3.3. Costos derivados de la efectividad de la
defensa legal privada y de oficio.............................................................110
2.3.4. Costos derivados de la escasa posibilidad
de ser patrocinada por un defensor de oficio...........................................115
2.3.5. Costos derivados de la escasa posibilidad de contratar abogadas
y no abogados........................................................................................116

3. Los costos después del proceso judicial................................................................... 118


3.1. Costos derivados del funcionamiento del sistema de justicia y sus actores......... 119

4
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3.1.1. Costos para la ejecución de las sentencias............................................. 120


3.1.2. Costos derivados de la mala experiencia
con el sistema de justicia........................................................................124
3.2. Costos en lo intrapersonal.................................................................................129
3.2.1. Costos en la esfera personal.....................................................................129

Tercera Sección

Procesos Judiciales de Violación Sexual.............................................................................135

I. Detrás de los procesos de violación sexual: Contexto, perfil de agraviadas y de


agresores y características de las denuncias en las zonas de estudio.............................138

1. Contexto social detrás de los casos de violación sexual ............................................139


1.1. La visión de género como obstáculo................................................................. 140
1.2. Insuficiente conocimiento de derechos..............................................................143
1.3. Demanda de justicia no atendida.........................................................................144

2. Caracterización de las mujeres agraviadas en casos de violación sexual................... 147

3. Caracterización de los agresores en casos de violación sexual.................................. 151

4. Caracterización de los procesos de violación sexual..................................................151.
4.1. El perfil de la denuncia por violación sexual.......................................................153
4.1.1. Tiempo entre los hechos y la denuncia....................................................153
4.1.2. Situación jurídica del agresor..................................................................155
4.2. Los resultados de las denuncias por violación sexual........................................ 156
4.2.1. Formas de conclusión del proceso.......................................................... 156
4.2.2. Penas solicitadas y penas impuestas ......................................................157
4.2.3. Frecuencia y monto de reparación civil................................................... 160
4.2.4. Interposición de apelaciones...................................................................162
4.2.5. Tiempo de los procesos..........................................................................163

II. Los costos del acceso a la justicia en los procesos de violación sexual en las
zonas de estudio...........................................................................................................164

1. Los costos durante el proceso judicial.......................................................................166
1.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial.......................167
1.1.1. Costos de los servicios legales entregados por los abogados...................167
1.1.2. Costos en transportes, trámites y otras tareas menores......................... 168
1.2. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del
sistema de justicia............................................................................................169
1.2.1. Costos derivados de las inadecuadas condiciones
para la recepción de la denuncia.............................................................170
1.2.2. Costos derivados del nulo uso de intérpretes oficiales.............................172
1.2.3. Costos derivados de las deficiencias de las acciones probatorias.............143
1.2.4. Costos derivados de los «atenuantes» para la
determinación de la pena........................................................................179
1.2.5. Costos derivados de los reducidos montos de la reparación civil............. 184
1.2.6. Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial......... 184

5
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

1.3. Costos derivados del funcionamiento del mercado de abogados y


de la actuación de los abogados...................................................................... 185.
1.3.1. Costos derivados de la escasa posibilidad
de ser patrocinada por un defensor de oficio.......................................... 186
1.3.2. Costos derivados de la escasa posibilidad de
contratar abogadas y no abogados......................................................... 186
2. Los costos después del proceso judicial.....................................................................187
2.1. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia....187
2.1.1. Costos derivados de la mala experiencia con el sistema de justicia
(revictimización)..................................................................................... 188
2.1.2. Costos derivados de la débil presencia de redes de soporte para las
agraviadas..............................................................................................191
2.2. Costos en lo intrapersonal y en las redes sociales..............................................193
2.2.1. Costos en la esfera personal...................................................................193
2.2.2. Costos en el capital social...................................................................... 194

CONCLUSIONES.................................................................................................................195

RECOMENDACIONES...........................................................................................................205

BIBLIOGRAFÍA................................. ........................................................................................209

ANEXOS.............................................................................................................................. 213

Anexo 1. Formato del Poder Judicial para la presentación de demandas


por alimentos................................................................................................................ 215
Anexo 2. Lista de operadores de justicia y actores entrevistados en Cajamarca y
Apurímac...................................................................................................................... 218
Anexo 3.Sentencia en caso de violencia sexual, modalidad de violación de
persona en Incapacidad o Imposibilidad de resistir y Lesiones Leves .............................220

TABLA DE CUADROS

Cuadro 1 Indicadores sociales básicos de las provincias estudiadas...................................26

Cuadro 2 Edad de las demandantes en procesos de alimentos...........................................53

Cuadro 3 Número de hijos entre demandante y demandado por alimentos.........................54

Cuadro 4 Nivel de analfabetismo entre las demandantes por alimentos..............................54

Cuadro 5 Ocupación de las demandantes por alimentos.....................................................56

Cuadro 6 Nivel de estudios de las demandantes en procesos de alimentos.........................56

Cuadro 7 Presupuesto / ingreso mensual de las demandantes por alimentos.....................56

Cuadro 8 Formas de financiamiento para el pago de los honorarios de abogado.................59


6
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 9 Mujeres demandantes por alimentos que sufrieron violencia en


sus relaciones de pareja (fuente: expedientes judiciales)......................................59

Cuadro 10 Mujeres demandantes por alimentos que sufrieron violencia en


sus relaciones de pareja (fuente: entrevistas con demandantes)...........................60

Cuadro 11 Utilización del formato de demanda por alimentos del Poder Judicial..................63

Cuadro 12 Destino de la pensión solicitada en la demanda...................................................64

Cuadro 13 Forma de la pensión solicitada (monto fijo o porcentaje)......................................64

Cuadro 14 Promedio de pensión solicitada y obtenida en los procesos de............................70

Cuadro 15 Formas de conclusión del proceso y pensión promedio obtenida.........................72

Cuadro 16 Apelaciones en los procesos de alimentos........................................................... 74

Cuadro 17 Algunos indicadores básicos sobre carga procesal..............................................79

Cuadro 18 Duración de los procesos de alimentos, según la forma de


conclusión del proceso........................................................................................80

Cuadro 19 Intentos de obtención de pensión antes de llegar al Poder Judicial.....................84

Cuadro 20 Otorgamiento de asignación anticipada en los procesos judiciales.....................100

Cuadro 21 Abogados y abogadas litigantes en procesos de alimentos................................. 118

Cuadro 22 Cumplimiento del pago de la pensión ordenada por sentencia...........................122

Cuadro 23 Acciones tomadas luego de la sentencia para procurar su cumplimiento............122

Cuadro 24 Demandantes que recibieron amenazas o intimidaciones durante


el proceso de alimentos....................................................................................132

Cuadro 25 Nivel de confianza en demandantes como consecuencia del proceso judicial


(autoreporte).....................................................................................................133

Cuadro 26 Nivel de seguridad en demandantes como consecuencia del proceso judicial


(autoreporte).....................................................................................................133

Cuadro 27 Edad de las agraviadas por violación sexual......................... ................................150

Cuadro 28 Nivel de estudios de las agraviadas por violación sexual.....................................150

Cuadro 29 Datos varios de los agresores (número, sexo, estado civil, antecedentes
penales y uso de alcohol o drogas).................................................................... 151

Cuadro 30 Nivel educativo de los agresores ....................................................................... 152

Cuadro 31 Ocupación de los agresores............................................................................... 152

7
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 32 Edad del agresor sexual................................................................................... .152

Cuadro 33 Relación entre agraviada y agresor....................................................................153

Cuadro 34 Vía procedimental de los procesos de violación sexual....................................... 155

Cuadro 35 Tiempo entre los hechos y la denuncia.............................................................. 157

Cuadro 36 Situación jurídica del agresor durante el proceso...............................................158

Cuadro 37 Formas de conclusión del proceso de violación sexual....................................... 159

Cuadro 38 Pena impuesta vía sentencia.............................................................................160

Cuadro 39 Tipo de pena impuesta vía sentenci...................................................................160

Cuadro 40 Promedio de penas solicitadas por la Fiscalía y finalmente


impuestas por el Poder Judicial........................................................................ 161

Cuadro 41 Agraviadas que se constituyeron como parte civil..............................................163

Cuadro 42 Tasa de apelaciones en los procesos de violencia sexual.................................... 165

Cuadro 43 Patrocinio de abogados en los casos de violación sexual.................................... 171

Cuadro 44 Aspectos con carga sexista abordados durante la declaración


preventiva (agraviada) por parte de la Policía..................................................... 179

Cuadro 45 Aspectos con carga sexista abordados durante la declaración preventiva


(agraviada) por parte de los jueces....................................................................180

Cuadro 46 Aspectos considerados por los jueces como atenuantes en las


sentencias de los procesos de violencia sexual..................................................184

Cuadro 47 Orden de tratamiento psicológico en la sentencia de


casos por violación sexual.................................................................................196

TABLA DE GRÁFICOS

Gráfico 1 Pensiones promedio solicitadas en las demandas de alimentos...........................65

Gráfico 2 Cuantía de pensión solicitada como monto fijo....................................................66

Gráfico 3 Cuantía de pensión solicitada como porcentaje de ingresos de demandado.........66

Gráfico 4 Forma de conclusión de los procesos de alimentos..............................................69

Gráfico 5 Duración promedio de los procesos judiciales de alimentos.................................75


Gráfico 6 Duración promedio de los procesos de alimentos según plazo
legal y plazo legal ajustado.................................................................................77
8
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 7 Porcentaje de procesos culminados dentro del plazo legal ajustado.....................78

Gráfico 8 Costos efectuados para la contratación de abogado(s) (en nuevos soles)..............86

Gráfico 9 Costos en transporte a lo largo de todo el proceso judicial


(en nuevos soles).................................................................................................88

Gráfico 10 Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial


(en nuevos soles).................................................................................................91

Gráfico 11 Costos derivados de deficiencias en la iniciativa del formato de demanda


de alimentos (costos para quienes no usan el formato de demanda)
(en nuevos soles)....................................................................... ...........................95

Gráfico 12 Relación entre asignación anticipada y pensión promedio


luego obtenida por sentencia.............................................................................100

Gráfico 13 Costos por la duración del proceso derivados del dinamismo


bajo de la defensa de la demandante (en nuevos soles)...................................... 107

Gráfico 14 Diferencia en el monto promedio de pensión obtenida con


abogados privados y de oficio (efectividad de la defensa legal).......................... 113

Gráfico 15 Pensión solicitada en demanda, según abogado particular y de oficio................ 114

Gráfico 16 Pensión promedio obtenida en casos defendidos por abogados y abogadas....... 118

Gráfico 17 Costos derivados de la desconfianza y contacto con el Poder Judicial


(porcentaje de demandantes por alimentos que no volvería a iniciar
un proceso judicial)...........................................................................................127

Gráfico 18 Evaluación del paso por el Poder Judicial por parte de las demandantes
(satisfacción general y evaluación del desempeño de jueces).............................128

Gráfico 19 Empoderamiento y decisión de volver a iniciar un proceso de alimentos............134

Gráfico 20 Reparaciones civiles ordenadas.........................................................................164

Gráfico 21 Duración de los procesos por violencia sexual...................................................166

Gráfico 22 Presencia del fiscal durante la manifestación de la declaración


preventiva de la agraviada realizada por la Policía............................................. 181

TABLA DE ILUSTRACIONES

Ilustración 1 Tipo de costos asociados al acceso a la justicia............................................29

Ilustración 2 Clasificación funcional de los costos de acceso a la justicia (según los


espacios de interacción donde éstos se originan o desenvuelven).................32
9
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 3 Instituciones vinculadas al sistema de justicia en la temática de


alimentos en las zonas de estudio................................................................50

Ilustración 4 Etapas del proceso judicial de alimentos......................................................61


Ilustración 5 Diferencias entre el plazo legal y el plazo legal ajustado
para los procesos de alimentos....................................................................77

Ilustración 6 Esquema de interrelación de los costos de acceso a la


justicia en los procesos de alimentos...........................................................82

Ilustración 7 Costos de acceso a la justicia antes del proceso judicial...............................82

Ilustración 8 Costos de acceso a la justicia durante el proceso judicial.............................85

Ilustración 9 Escenarios de audiencia única en función de la


presencia o no de los abogados de las partes............................................109

Ilustración 10 Relación entre pensión y presencia del abogado


durante la audiencia de conciliación........................................................... 110

Ilustración 11 Costos derivados de la diferencia en la efectividad


de la defensa de abogados privados y de oficio ......................................... 116

Ilustración 12 Costos de acceso a la justicia ex post al proceso judicial............................120

Ilustración 13 Asociaciones hechas por las demandantes frente


a la palabra «justicia», «juez» y «abogado».................................................129

Ilustración 14 Instituciones vinculadas al sistema de justicia en la


temática de violación sexual en las zonas de estudio.................................. 147

Ilustración 15 Etapas del proceso judicial de violencia sexual (procesos ordinarios) .........154

Ilustración 16 Etapas del proceso judicial de violencia sexual (procesos sumarios)........... 155

Ilustración 17 Esquema de interrelación de costos de acceso a la justicia en


los procesos de violencia sexual................................................................. 169

Ilustración 18 Costos de acceso a la justicia durante el proceso judicial...........................168

Ilustración 19 Deficiencias en las acciones probatorias que originan costos


para la agraviada....................................................................................... 178

Ilustración 20 Costos de acceso a la justicia después del proceso judicial........................192

Ilustración 21 Siete puntos de revictimización de las agraviadas en los procesos


de violencia sexual.....................................................................................193

10
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Presentación
Uno de los aspectos poco analizados por las investigaciones sobre la problemática
del acceso a la justicia es el referido a los costos que representa para los usuarios acudir
a ella para obtener una respuesta a sus demandas de justicia. El presente trabajo busca
responder a la pregunta ¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?, pero tomando como
referencia a una parte de las mujeres de Apurímac y Cajamarca, quienes acuden al sistema
de justicia ordinario a partir de dos situaciones que son recurrentes en las zonas que
han sido tomadas como estudio, el proceso de alimentos y los casos de violación sexual.

Nuestra legislación señala, en general, que la administración de justicia es gratuita


para las personas de escasos recursos económicos, y para todos los casos expresamente
previstos por ley, precisando aquellos procesos en los que se exonera del pago de tasas
judiciales1. El código procesal civil establece que en los procesos de alimentos, en caso el
monto de la pensión alimenticia demandada no exceda de determinada cantidad, también
se exonera del pago de tasas judiciales. Respecto a la justicia penal ordinaria, también se
afirma que la justicia penal es gratuita, salvo el pago de determinadas costas procesales2.

Más allá de las buenas voluntades y de las bien intencionadas disposiciones, lo real
es que todo asunto que se ventila en las esferas del sistema de justicia ordinario, demanda
un costo para el usuario. El sentido del acceso a la justicia es el de brindar las condiciones
necesarias al usuario para que acuda al sistema de justicia en confianza que ha de tener
una respuesta oportuna y ajustada a derecho de sus demandas.

Acudir a la justicia ordinaria representa entonces un costo que las personas deben
considerar. Nos referimos a los costos que en este trabajo se presentan como costos de la
justicia, los cuales se agrupan en (i) costos derivados del sostenimiento y acompañamiento del
proceso judicial, (ii) costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia,
(iii) costos derivados del funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de
los abogados y (iv) costos derivados de afectaciones en las esferas personal e interpersonal.

Una de las barreras para el acceso a la justicia de la población son las barreras
económicas, por lo que uno de los objetivos de este trabajo es mostrar una aproximación
del costo para aquellas mujeres de las zonas rurales de Cajamarca y Apurímac3 cuyos casos
han sido vistos ante las instituciones de la justicia ordinaria en el trámite de demanda de
alimentos y de violación sexual, con el fin de proponer alternativas para neutralizar este
impacto en la población rural y pobre del país, y lograr mecanismos legales más flexibles
y oportunos para la satisfacción de la demanda de justicia.

1. Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, artículo 24, Decreto Supremo Nº 017-93-JUS
.
2. Nuevo Código Procesal Penal, artículo 1º. La justicia penal es gratuita, salvo el pago de las costas procesales establecidas conforme a este Código.

3. Los datos han sido tomados de las sedes judiciales de las provincias de Chota y San Marcos Cajamarca así como de Chincheros y Andahuaylas Apurímac.

11
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Las mujeres siguen constituyendo una expresión de aquella parte de la población que
es estigmatizada y discriminada por su sola condición de mujer, si a aquello agregamos el
caso de las mujeres rurales que sufren condiciones de pobreza y miseria, aquellas que no
necesariamente han concluido satisfactoriamente la educación básica o superior, mujeres
que culturalmente son distintas de las mujeres de la ciudad o de las zonas urbanas, además
que son quechua hablantes, entonces estamos refiriéndonos a un segmento de la población
muy particular al cual PROJUR ha tenido oportunidad de acompañar en sus demandas y
denuncias ante la justicia ordinaria a través de los servicios legales, a veces con éxito otras
veces sintiéndonos con amargura, impotentes ante las murallas invisibles de una justicia
que, a pesar de los esfuerzos en revertir esta situación, no logra comprender en su real
dimensión, la realidad en que viven y sobreviven nuestras mujeres rurales debido a que se
prioriza, ante todo, los rígidos mecanismos y procedimientos legales, antes que aplicar estos
procedimientos a partir del reconocimiento de la dignidad de la persona como ser humano.

El estudio cubre geográficamente dos provincias de Apurímac y dos de Cajamarca. En


los escenarios locales hemos constatado la necesidad de revisar determinada legislación
que ha sido preparada desde una visión urbana o citadina sin tomar en cuenta la realidad
rural y pobre de nuestro país. Por ejemplo, el formato del Poder Judicial para presentar la
demanda de alimentos, podría parecer algo muy sencillo de llenar, pero para una persona
que es quechua hablante o que no sabe leer y escribir, de qué manera lo hará sino es con
el concurso de una tercera persona. Bien valdría hacer una evaluación de la eficacia del
uso de este formato en zonas rurales, en donde por ejemplo, habita población quechua
hablante o de otros idiomas distintos al castellano.

Esta investigación no sólo se esfuerza en identificar aquellos factores que constituyen


los costos de la justicia para las mujeres sino que también presenta algunos hallazgos
en el estudio de los expedientes judiciales, como aquel caso de un juez de Andahuaylas
quien termina absolviendo a un procesado por violación sexual a menor de edad a pesar
que todos los medios probatorios obrantes en el expediente nos llevaría a emitir una
sentencia condenatoria, generando con ello una sensación de impunidad y de una justicia
parcializada en contra de las mujeres.

Este estudio pretende así, contribuir con el acceso a la justicia de la población rural
y fortalecer el sistema de justicia desde una visión de género, derechos humanos y de
interculturalidad, objetivos estratégicos de PROJUR que en Julio del 2010 culminó parte de
su intervención para dar lugar a una nueva etapa desde el Poder Judicial, con los mismos
enfoques y contenidos, y con el mismo empeño de poner en relieve los mecanismos y
procedimientos de resolución de conflictos que ocurren en el ámbito local.

Consideramos que se debe fortalecer el sistema de justicia local a través de un diálogo


intercultural, espacio en el que concurren actores de justicia ordinaria jueces, fiscales y
policía , jueces y juezas de paz, así como actores de la justicia especial o comunal rondas
campesinas, gobernadores y tenientes gobernadores, autoridades de las comunidades
campesinas y comunidades nativas, entre otros , así como una población que debe ser
empoderada cada vez más en sus derechos. A partir de los hallazgos y contenidos de
esta investigación, deberíamos establecer protocolos apropiados de intervención de los

12
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

operadores jurídicos para el caso de demandas de alimentos y violación sexual.

La responsabilidad de esta investigación, realizada en el segundo semestre del


2009, estuvo a cargo del Economista Wilson Hernández Breña quien ha incursionado con
mucha responsabilidad en diversos estudios sobre la justicia. Nuestro reconocimiento a
los equipos regionales de PROJUR conformados por personal de la Asociación Servicios
Educativos Rurales de Cajamarca y de la Asociación Paz y Esperanza de Apurímac por
haber acompañado esta labor, así como a los funcionarios y auxiliares judiciales, a los
estudiantes de derecho de la Universidad Antonio Guillermo Urrelo, Cajamarca, y de la
Universidad Tecnológica de los Andes, Apurímac, por su apoyo durante el levantamiento
de la información, sin lo cual no habría sido posible llevar adelante esta investigación.

Agradecemos a la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación- COSUDE, quien


ha provisto los recursos y acompañamiento necesario para avanzar en el cumplimiento
de los objetivos.

Fernando Meza Farfan


Director Nacional de PROJUR

13
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Introducción
En los últimos años, el debate en torno a la administración de justicia ha implicado
una mayor discusión en torno a las barreras para el acceso a la justicia de la población en
general e incluso se ha hecho notar en ello a ciertos grupos vulnerables como las mujeres.
Estudios de ONG o de la Defensoría del Pueblo han abordado directa o indirectamente
la problemática de la mujer en el contacto con las instituciones encargadas de la
administración de justicia4.

Pese a la mayor visibilidad de las barreras de acceso a la justicia de las mujeres y


los costos que éstas implican hay aún mucho campo y áreas por estudiar, sobre todo si
movemos el foco fuera de Lima.

En efecto, aún no se arriba a una plena consciencia de la gama de barreras y costos que
el aparato de justicia puede trasladar a las mujeres. Un claro ejemplo es el Plan de reforma
de la CERIAJUS (Comisión Especial para la Reforma Integral de la Administración de Justicia,
2004), en cuyo conjunto de más de una centena de propuestas no aparece textualmente la
palabra mujer. Cierto, se sobreentiende que muchas de las propuestas la incluyen pero lo
hacen bajo el supuesto que los problemas del funcionamiento de la justicia afectan por igual
a hombres y mujeres, manteniendo sesgos de una política judicial androcéntrica y/o sexista5.

Ese mismo sesgo llega al lado académico. Diversas investigaciones omiten aún
incorporar la complejidad social de la variable género en la administración de justicia6.
Aspectos como el simple efecto diferenciado de la justicia sobre las mujeres u otros
como la supuesta neutralidad de las normas, la visión de género entre los operadores
de justicia y las mujeres, el mayor alfabetismo femenino, las dificultades de las mujeres
rurales, el insuficiente conocimiento de derechos por parte de ciertos grupos de mujeres,
las áreas donde la demanda por justicia no atendida llega a niveles importantes, entre
otros tantos factores, son aún materia pendiente de un desarrollo más serio en la agenda
de investigaciones de género y justicia.

Es inexcusable, entonces, estudiar con detenimiento cuáles son las condiciones de

4. Ver: DEMUS. Informe Perú. Diagnóstico de la Situación de las Mujeres al Interior de los Sistemas de Administración de Justicia, las Nociones Jurídicas
y las percepciones Culturales. Lima, 2007; Macassi, Ivonne. Violecia familiar y sexual. Diagnóstico sobre servicios de atención. Lima, Flora Tristán, 2003;
Franco, Rocío y María González. Las mujeres en la justicia comunitaria: Víctimas, sujetos y actores. Lima, Instituto de Defensa Legal, 2009; Defensoría del
Pueblo. Violencia familiar: Un análisis desde el derecho penal. Lima, informe defensorial 110, 2006; entre otros citados en la bibliografía.

5. Castillo, Eduardo. «Agenda de género y reforma judicial: ¿cuánto se ha avanzado a favor de las mujeres?». En Para una justicia diferente. Temas para la
reforma judicial desde y para las mujeres. Lima, DEMUS, 2007, p. 150.

6. Por ejemplo: La Rosa, Javier y otros. Acceso a la justicia y seguridad ciudadana: Un balance de los juzgados de paz letrados en comisarías. Lima, Justicia
Viva, 2008; Defensoría del Pueblo. La aplicación de la justicia penal ante casos de violencia sexual perpetrados contra niñas, niños y adolescentes. Lima,
informe defensorial 126, 2007.

15
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

acceso a la justicia de las mujeres bajo una forma que brinde nuevas pistas y datos que
resumimos en la pregunta «¿cuánto le cuesta la justicia a la mujeres?». Qué tipo de costos
se presentan, cuánto gasta una mujer en cada etapa del proceso, qué costos representan
un gasto de dinero y qué otros un costo de naturaleza distinta, en qué momento del proceso
o fuera de éste se presentan, dónde se originan tales costos y quiénes los originan; son las
preguntas que busca describir y responder esta investigación. Sólo con esta información
será posible tener en cuenta lo que las mujeres sufren y gastan en su paso por la justicia.

Es cierto que con estas preguntas se podría analizar a la mujer en cualquier proceso
judicial. No obstante, se ha optado por concentrarse en los procesos de alimentos y en
los de violación sexual en dos provincias de Apurímac (Andahuaylas y Chincheros) y dos
de Cajamarca (Chota y San Marcos), zonas de trabajo de PROJUR.

La elección de tales procesos judiciales se debe a que ambos reflejan la problemática


de la mujer, la de género y su influencia en el funcionamiento del sistema de justicia. La
elección de las zonas de investigación, determinadas a priori, se justifica por los altos
niveles de pobreza, analfabetismo en mujeres, desnutrición, ruralidad, cantidad importante
de personas sin servicios básicos, entre otros problemas sociales, así como la presencia
de un factor cultural propio por ser regiones de sierra.

La presente investigación consta de tres secciones. Una primera de corte conceptual


cuyo objetivo principal es definir una clasificación para los costos de acceso a la justicia
de las mujeres que sirva como base para las siguientes secciones. Esta primera sección
abre con dos casos, uno de alimentos y otro de violencia sexual, elaborados a partir de
los hallazgos de la investigación y, por tanto, reflejarían la situación de cualquier mujer
de Apurímac o Cajamarca, o quizá de un entorno mayor a estas regiones. Esta sección
cierra con la descripción del marco metodológico aplicado, el cual, bajo fines didácticos,
determina la estructura de capítulos posteriores.

La segunda sección se dedica enteramente a los procesos de alimentos. Luego de


ubicarlos en un contexto social para su mejor comprensión, se caracteriza a la mujer
demandante por alimentos, la demanda judicial y sus resultados. Luego, parte principal de
esta sección, se presentan los costos del acceso a la justicia de las mujeres demandantes
por alimentos (antes, durante y después del proceso judicial). En cada secuencia temporal,
los costos además están organizados en función del espacio de interacción donde se
originen7. La ordenación temporal y esta última son justificadas y desarrolladas con mayor
detalle en la primera sección donde, como se precisara, se aborda la cuestión conceptual.

La misma estructura capitular es replicada para la tercera sección cuyo eje son los
procesos de violación sexual. Finalmente, un grupo de conclusiones y recomendaciones
cierran el documento.

7. (i) Costos derivados del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema
de justicia, (iii) costos derivados del funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados, y (iv) costos en lo intrapersonal
y en redes familiares.

16
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El objetivo principal es visibilizar lo invisible, cuantificar lo desconocido o poco conocido


y profundizar en los fenómenos a su alrededor. Algunas pistas se dejan sobre las rutas a
seguir y a ahondar para la elaboración de políticas de justicia más inclusivas y justas a favor
del acceso a la justicia de las mujeres, en pocas palabras, políticas más conscientes.

***

El esfuerzo de esta investigación, resumido en unas decenas de páginas, hubiera


sido impensable sin el apoyo desinteresado y activo de muchas personas e instituciones.

Las diversas autoridades del Poder Judicial de Apurímac y Cajamarca se mostraron


muy abiertas a la investigación y brindaron todas las facilidades posibles a su alcance.
Particularmente agradecemos al presidente de la Corte de Apurímac, Lucio Vilcanqui, y al
de Cajamarca, Flaminio Vigo. Extendemos ese reconocimiento a todos los jueces y personal
judicial y administrativos de Andahuaylas, Chincheros, Chota y San Marcos quienes, más
allá de anécdotas particulares, fueron abiertos y receptivos para las entrevistas y la revisión
de sus expedientes judiciales. Igual mención merecen los fiscales, policías, personal del
Instituto de Medicina Legal, abogados, y ronderos entrevistados en estas zonas.

El equipo de PROJUR de Lima, Apurímac y Cajamarca tuvo una participación activa en


las preparaciones y coordinaciones del trabajo de campo. En Lima, Wuille Ruiz estuvo siempre
atento a las coordinaciones, necesidades técnicas y logísticas. En Apurímac, sin desmerecer
el apoyo del resto del equipo, agradecimientos especiales se extienden a Guadalupe Hinojosa,
Julio Palomino y Haydeé Miranda quien, se encargó activamente de la coordinación del trabajo
de campo con expedientes, encuestas y entrevistas a operadores de justicia y mujeres en
ambas provincias de Andahuaylas y Chincheros (coordinado con Moisés Ccasanca). Dentro del
equipo de Cajamarca, Miguel Zegarra y Hugo Muñoz merecen un reconocimiento particular por
la atención y las discusiones que permitieron retroalimentar el trabajo de campo. La siempre
activa coordinación regional de Violeta Carranza y de Rocío Cortez en Chota y de Rocío Longa
en San Marcos, fue elemental para la realización de los trabajos de campo con expedientes,
las encuestas, así como las entrevistas a operadores de justicia y mujeres.

Se agradece, asimismo, a la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo de


Cajamarca y en especial al decano de la Facultad de Derecho, Jorge Salazar, por facilitar
la participación de estudiantes de Derecho durante la sistematización de los expedientes
judiciales. En esa línea, igual reconocimiento merecen las personas que participaron en
el fichaje de expedientes así como en la realización de entrevistas: en Apurímac, Germán
Velázquez, Haydeé Miranda, Moisés Ccasanca, Cribania Leguía, Ninfa Pérez y Patricia
Campana; y en Cajamarca, Sonia Abanto, William Carmona, Violeta Carranza, Esperanza
Castrejón, Gabriela Centurión, María Díaz, Elizabeth Sánchez, Miriam Tan y Tony Vásquez.

Parte de esta investigación recibió los comentarios de Luis Pásara, cuya aguda
percepción permitió profundizar algunos puntos básicos. Asimismo, una versión anterior
fue comentada por Marisol Fernández quien además facilitó para esta investigación una
selecta cantidad de material bibliográfico sin dudas no bien aprovechada en estas líneas.

17
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Primera Sección

Marco Conceptual

19
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Este primer capítulo tiene por objetivo plantear la base conceptual de los costos de
acceso a la justicia a ser empleada en los siguientes capítulos. No se trata de desarrollar
una nueva teoría de costos o rebatir los consensos teóricos ya existentes. Más bien, la
intención es establecer un lenguaje común y organizado en términos de costos de acceso
a la justicia para los fines de la investigación, y que sea útil para visibilizar la problemática
de los costos económicos y no económicos que enfrenta tanto la mujer demandante
por alimentos así como la agraviada por violación sexual. En ese sentido, este marco
conceptual se lee de forma paralela con la visión del acceso a la justicia mediante las
distintas barreras económicas, geográficas, sociales, lingüísticas, culturales, de género
y otras comúnmente empleadas.

Para no perder la ilación entre, de un lado, marco conceptual y, de otro lado, análisis
y realidad, esta primera sección no se inicia con cuestiones metodológicas sino con la
presentación de dos casos tipo de las zonas investigadas (provincias de Chota y San
Marcos, Cajamarca; Andahuaylas y Chincheros, Apurímac) cuyo fin es llamar la atención
sobre los problemas (in)visibles que las mujeres enfrentan antes, durante y después de
los procesos judiciales de alimentos y violación sexual.

La particularidad de estos casos es que han sido construidos en base a los resultados
de los trabajos de campo cuantitativo y cualitativo con expedientes judiciales y entrevistas.
Por tanto, al no basarse en proyecciones o supuestos sino en datos concretos, reflejarían
la realidad cotidiana que enfrenta la mujer promedio en las zonas de estudio al demandar
por alimentos o al comparecer como agraviada en un proceso penal de violación sexual.

Luego de la presentación de los casos, se desarrolla la base conceptual de la


investigación. Al respecto, se exponen dos temáticas: la clasificación de los tipos de
costos vinculados al acceso a la justicia así como la identificación de los espacios de
interacción donde tales costos se originan o desenvuelven.

El nexo entre estas dos temáticas es muy importante. Permite identificar los costos
del acceso a la justicia a partir de un diagnóstico de la situación en cada uno de esos
espacios de interacción (sostenimiento y acompañamiento hecho por la mujer dentro del
proceso judicial; funcionamiento de los servicios de justicia y de sus actores; mercado de
abogados y de la actuación de los abogados; e impacto en la esfera intrapersonal y en
las redes sociales de la mujer). Ese nexo es la base conceptual para el resto del informe.
Finalmente, esta sección cierra con el detalle de la metodología aplicada en la investigación.

Valga la aclaración que los costos presentados no son todos necesariamente


acumulativos. Es decir, no todos afectan a todas las mujeres demandantes por alimentos,
por lo cual no es posible ni justo resumir en una cifra única los costos del acceso a la
justicia. Más bien, su carácter es difuso y no siempre universal, en lo cual radica su
riqueza como información.

21
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

I. El caso de Luz… más común de lo que se piensa (caso de pensión de alimentos)

Luz es una mujer de 32 años, oriunda de la sierra y madre soltera


de 2 hijos. Vive en la capital de su región aunque no muy cerca a la plaza de
armas. Hace unos años tuvo una relación con José, padre de sus hijos, a quien
hoy casi no ve. Él ya tiene otro compromiso. Cada vez con menor frecuencia,
José le entrega a Luz algunos víveres y dinero para el sostén de sus hijos.
El dinero que Luz consigue con sus trabajos eventuales no le permite cubrir
adecuadamente las necesidades de sus hijos ni las suyas.

Gracias al consejo de una amiga, Luz acudió a la Defensoría Municipal


del Niño y del Adolescente (DEMUNA) para buscar una solución. Le propusieron
conciliar con José y finalmente se fijó una pensión de 50 nuevos soles. Se sabe
que es difícil obtener una pensión mucho mayor en la DEMUNA. Además, José
manifestó que le era imposible un aporte mayor pues no tiene trabajo estable
y además tiene otra familia que alimentar.

Ha pasado un año desde este acuerdo conciliatorio y José raramente


lo ha cumplido. Ante ello, Luz optó por contactar a un abogado hombre
(no encontró abogada mujer) para interponer una demanda judicial por
alimentos. Éste le cobrará 127 nuevos soles a Luz a pagar al final del proceso,
cantidad significativa para ella que solo se dedica a trabajos eventuales.
Afortunadamente, este abogado no cobra por consulta como otros sí lo hacen.

José nunca contestó la demanda judicial (el juez lo declaró rebelde)


ni acudió a la audiencia de conciliación judicial citada. Mientras tanto, Luz ha
buscado repetidas veces a su abogado para que le explique las resoluciones
del juez. En otras ocasiones, ella ha ido por su cuenta al juzgado para averiguar
el por qué del lento avance de su caso, sufriendo en ocasiones maltratos y en
otras recibiendo información que no le satisfizo.

Luz ha gastado varios cientos de nuevos soles en el proceso,


financiados con sus ingresos y algunos préstamos de familiares o amigos. Su
abogado sugirió solicitar una asignación anticipada (pensión adelantada) pues
ello ayudaría a Luz a sufragar diversos gastos hasta la obtención de la pensión.
Sin embargo, el mismo abogado le dijo a Luz que casi nunca se consigue ese
beneficio. En lo personal, Luz está desgastada psicológicamente.

Luego de 8 meses el proceso de alimentos culminó (según la ley


debería durar 25 días) y el juez ordenó en su sentencia el pago de una pensión
de 160 nuevos soles para Luz y sus hijos, pese a que en la demanda solicitó
490. Por entonces, Luz se puso contenta pero, de todas formas, no ocultaba
su insatisfacción por las demoras del proceso.

Hoy en día, José aún sin trabajo formal y sin estar sujeto a una planilla
de donde se le descuente directamente la pensión paga esporádicamente la

22
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

pensión. El abogado de Luz le ha recomendado iniciar otro proceso judicial,


esta vez uno por omisión a la asistencia familiar que incluye la posibilidad de
que José vaya a la cárcel. Esto le costaría a Luz otros varios cientos de nuevos
soles más en contratarlo, además de otra serie de gastos en trámites, movilidad
y otros, sin contar el conflicto interno derivado de la posibilidad de enviar a la
cárcel al padre de sus hijos. Ni siquiera ello le podrá asegurar que José cumpla
puntualmente con la pensión en los años venideros.

II. El caso de María, un difícil y largo proceso hasta la justicia (caso de violación sexual)

Carmen tiene 18 años y ha vivido toda su vida en la sierra cerca a


la capital de su provincia. Hasta hace aproximadamente un año ella cursaba
estudios secundarios y tenía como plan postular a una universidad que le
permitiera tener un proyecto de vida bastante optimista.

Su vida, sin embargo, dio un giro perjudicial a raíz que fuera víctima
de una violación sexual. Camino a su casa, fue abordada por un desconocido
sin mayor apariencia de peligro. Después se corroboró que el sujeto no
había ingerido ni alcohol ni ninguna otra sustancia. Con engaños y forcejeos
finalmente este individuo se las arregló para abusar sexualmente de Carmen.

Después de 2 semanas de los hechos, Carmen contó lo sucedido a


sus padres. Fueron inmediatamente a la comisaría a interponer la denuncia.
Los policías mostraron disposición pero no hubo la privacidad ni comodidad
necesarias para tomar la manifestación de Carmen. Además, en más de una
ocasión las preguntas de los policías nunca estuvo presente el fiscal pese a
ser su obligación buscaron indagar sobre aspectos irrelevantes para el caso
como el pasado sexual de Carmen o el grado de resistencia que ella opuso.
El mismo patrón se repitió cuando más adelante el juez le tomó una nueva
manifestación.

Luego de salir de la comisaría, Carmen fue al médico legista para el


respectivo examen médico ginecológico. Meses más tarde, el juez que vio su
caso ordenó la realización de un nuevo examen médico. En ningún momento se
le practicó el examen psicológico ni a Carmen ni al agresor quien fuera detenido
a las horas de cometido el delito. La actuación de los medios probatorios por
parte de las autoridades estuvo llena de dificultades logísticas, técnicas y en
ocasiones hasta tradujo cierta carga sexista.

Los padres de Carmen contrataron a un abogado, que les cobró unos


350 nuevos soles, pese a que no es obligatorio en este tipo de casos. Con
él sentían que el proceso podría durar menos y ser más favorable aunque la
participación del abogado fue bastante puntual.

Luego demás de 1 año y 2 meses de un desgastante proceso judicial,


el juez condenó al agresor a 9 años de pena privativa de la libertad y al pago

23
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

de una reparación civil de mil 500 nuevos soles. Inicialmente se pensó que la
pena podría ser mayor pues el fiscal pidió el doble de pena. En su sentencia,
el juez se apoyó en algunos «atenuantes» como la falta de resistencia a la
violación. El abogado de Carmen le comentó que con cierta regularidad los
jueces aplican estos razonamientos que finalmente contribuyen a mermar la
pena imponible al agresor.

Hoy, Carmen sufre aún los estragos de la violación y de la


revictimización ocasionada por el mismo sistema de justicia. El juez no ordenó
tratamiento psicológico para ella y la reintegración a su vida cotidiana aún le
cuesta. Hoy, ve con dificultades su proyecto de vida.

III. El acceso a la justicia materializado a través de sus costos

Los casos de Luz y Carmen no son ficción ni responden a la exageración de un caso en


particular. Ambos relatos han sido elaborados sobre la base de los promedios de los datos
obtenidos y de las conductas recogidas durante la presente investigación. Ambos reflejan cru-
das realidades donde se mezclan diversas barreras para el acceso a la justicia vinculadas con
el funcionamiento de la justicia, la estructura del mercado de abogados, las conductas de los
abogados, así como otras afectaciones que recaen sobre las esferas personal e interpersonal.

Acceder a la justicia no implica simplemente presentar la demanda o denuncia y


obtener la respectiva sentencia. Hay un largo trecho tanto antes de la demanda como
después de la sentencia que configuran la experiencia general de la mujer con la justicia
y, en lo que nos interesa, los costos de corte económico y no económico que ellas van
afrontando.
Partamos definiendo el acceso a la justicia. Según el PNUD lo podemos definir como:

«[…] las posibilidades de las personas, sin distinción de sexo, raza, edad, identidad
sexual, ideología política, creencias religiosas, de obtener una respuesta satisfactoria
a sus necesidades jurídicas. Su ámbito material de aplicación se delimita mediante el
análisis del conjunto de derechos de los ciudadanos y la valoración de la naturaleza y
extensión de la actividad pública y de los mecanismos o instrumentos jurídicos necesarios
para garantizarlos8.»

De acuerdo a esta definición, el acceso a la justicia toma como eje a las necesidades
jurídicas de las personas y a las relaciones de poder que perpetúan la exclusión. En otras
palabras, el acceso no sólo se circunscribe a la tutela jurisdiccional efectiva sino que
incluye los espacios que ésta no toca, permitiendo así analizar las barreras del acceso
antes o después de los tribunales pero igualmente dentro de ellos bajo una visión distinta
a partir de la identificación de las relaciones de poder que perpetúan la exclusión9. Es
en este punto donde la clasificación convencional de barreras del acceso a la justicia en
lo económico, geográfico, social, cultural, de género u otra toma sentido.

8. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Manual de políticas públicas para el acceso a la justicia. Buenos Aires, 2005, p. 7.
9. Ibíd.

24
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Bajo este marco, es más fácil ahondar sobre una amplia gama de factores que deter-
mina la posibilidad de una mujer para encontrar justicia de una manera rápida, al menor
costo posible y, valga la redundancia, justa: Los intentos previos de solución al problema
de alimentos por la vía no judicial, los roles de poder en las relaciones de pareja, el grado
de conocimiento de derechos y de las instituciones que los protegen, las posibilidades
económicas para contratar una buena asesoría y defensa legal, la visión y el manejo de los
abogados, las trabas y demoras en los procesos judiciales, la ejecución de la sentencia,
la visión de género de los funcionarios públicos, entre otros.

De todos estos factores, el de la visión de género atraviesa buena parte del resto de
factores que determinan las condiciones de acceso a la justicia de las mujeres.

La creación de un imaginario que asocia y asigna determinados roles, valores o


cualidades a la mujer (delicadeza, dedicación del hogar, cuidado de los hijos, sumisión,
etc.) y al hombre (rudeza, fuerza laboral, ímpetu sexual, etc.), es parte de un proceso de
construcción que, como señala Patricia Ruiz Bravo, exige además un proceso individual
de «interiorización e identificación subjetiva con los roles, normas y mandatos que las
representaciones de género vigentes proponen a varones y mujeres»10.

Siguiendo a la misma autora, ello sirve para enfatizar que el estudio de la problemática
de la mujer en el acceso a la justicia no puede darse en tanto sujeto aislado del resto de
actores de la administración de justicia (jueces, fiscales, abogados, policías, etc.), sino
que es imprescindible incorporar las relaciones entre ellas y tales actores (relaciones de
poder, maltratos, lenguaje, interpretación de normas, etc.), y entre ellas y el sistema de
justicia (normas, procesos, etc.).

La importancia de este marco es que sirve de base para estudiar transversalmente las
disfuncionalidades del acceso a la justicia en las mujeres en diversos procesos judiciales, como
los procesos por deudas, hurto agravado, linderos u otros como los de alimentos y violación
sexual. La senda seguida por esta investigación es tratar tales disfuncionalidades como barreras
de acceso a la justicia que, a su vez, crean una serie de costos económicos y no económicos.

Cuando se hace referencia a los costos en el acceso a la justicia, la asociación más fre-
cuente recae principalmente en el pago de los honorarios del abogado. En efecto, es quizá el
costo económico más visible y muchas veces el más importante. En muchas zonas de difícil
condición económica como Apurímac y Cajamarca donde los niveles de pobreza (66% y
74% respectivamente, INEI, 2004) entre otros indicadores sociales son preocupantes la sola
presencia de estos costos pueden constituir trabas para iniciar o proseguir con el proceso

Además del gasto en abogados, participar en un proceso judicial implica otro tipo de
costos, como los vinculados al gasto en transporte, trámites o las tasas judiciales (en el
caso de los procesos de alimentos y violencia sexual, las demandantes y las denunciantes
están exentas de su pago).

10. Ruíz, Patricia. «Una aproximación al concepto de género». En: Sobre género, derecho y discriminación. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú
y Defensoría del Pueblo, 1999. Versión en internet: http://imas2009.files.wordpress.com/2009/04/texto-genero-defensoria.pdf

25
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los costos mencionados hacen referencia a desembolsos directos. No obstante, costos


de naturaleza económica no directa u otros de corte no económico también aparecen
en el curso del acceso a la justicia. Las fuentes de donde provienen son distintas pues
nacen básicamente en cuatro espacios ya referidos:

(i) Costos derivados del sostenimiento y acompañamiento del


proceso judicial;

(ii) Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del


sistema de justicia;
(iii) Costos derivados del funcionamiento del mercado de
servicios legales y de la actuación de los abogados y;

(iv) Costos en lo intrapersonal y en redes familiares.

En suma, la visión del acceso a la justicia a través de los costos económicos y no


económicos permite materializar las condiciones efectivas de acceso de las mujeres
(demandantes o agraviadas), identificar su impacto en una población determinada, dar
magnitud concreta a la problemática, visualizar de forma más tangible el problema,
formular propuestas concretas para reducir costos y mejorar el acceso, entre otras tantas
ventajas. La base metodológica para ese enfoque es desarrollada a continuación.

Cuadro 1
Indicadores sociales básicos de las provincias estudiadas

Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas, Mapa de pobreza, 2006; www.pnud.org.pe.

IV. Definiendo los costos de acceso a la justicia

El estudio de cuánto le cuesta la justicia a las mujeres debe partir por organizar los
tipos de costos que aparecen en la búsqueda de justicia. Es necesario definir lo que se
entenderá por costos así como el espectro temporal que abarca. Para ello primero se

26
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

parte por una clasificación de los costos de acceso a la justicia en función de su realización
económica, para luego entrar a la clasificación de los costos según el momento en el que
se presentan. Ambas sirven como base para desarrollar la clasificación funcional de los
costos, la cual permite identificar los costos a partir del estudio de la problemática de los
procesos judiciales.

El punto de partida es la definición de lo que para efectos de esta investigación se


entenderá como costos de acceso a la justicia: los desembolsos monetarios, los costos
o pérdidas traducibles directa o indirectamente en términos económicos, así como otros
costos de corte psicológico o de otra índole en el marco del objetivo de alcanzar justicia.
A continuación se desarrolla su concepción.

1. Clasificación de los costos de acceso a la justicia en función de su realización


económica

Normalmente, se entiende por costos al monto pagado por un bien o servicio.


Tratándose del servicio justicia, el precio pagado corresponde estrictamente al de las
tasas judiciales. En un sentido amplio, tendríamos que agregar a los honorarios de
los abogados y a otros desembolsos para poder estar en contacto con ellos y seguir
el caso en el sistema de justicia (transporte, trámites, etc.). Sin embargo, tal como se
detallara anteriormente, también existen otros costos económicos y no económicos
del acceso a la justicia como aquellos costos derivados de las disfuncionalidades del
sistema de justicia.

Nótese que varios de estos costos se expresan de forma distinta. Algunos implican un
desembolso de dinero inmediato (honorarios del abogado) pero otros toman un tiempo
en madurar (deficiencias en la defensa). Incluso, otros difícilmente podrán ser expresados
económicamente (impacto psicológico en las agraviadas). Teniendo ello en consideración,
se han formado tres tipos de costos en función de su realización económica:

* Costos económicos de realización directa (asociados a los servicios de justicia),


son todos aquellos que implican un desembolso monetario directo por parte de
la demandante o agraviada con el fin de que su objeto de justicia continúe. De no
cumplir con sufragar el costo económico, existe la posibilidad que el caso se descuide
o se abandone. Generalmente, estos costos están vinculados a los servicios, trámites
o requisitos para litigar y cuentan con un esquema de precios conocido o difundido
o, en todo caso, fácil de conocer.

El caso más ilustrativo está en el pago por los honorarios del abogado así como los
gastos en transporte, comunicaciones y otros de corte similar para que la demandante
o la agraviada tomen contacto con su abogado, se informe del caso o acuda a las
respectivas instituciones para averiguar el estado de su caso. La repercusión de este
tipo de costos se da directamente en la economía de la demandante o la agraviada.

* Costos económicos de realización indirecta, comprenden a todos aquellos costos


que no representan un desembolso monetario directo (como en el caso anterior) pero

27
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

que, como consecuencia de su presencia, implican algún tipo de pérdida traducible


en términos económicos para la demandante o la agraviada. Su cálculo no debe ser
entendido como un desembolso de dinero sino por lo general como una pérdida
futura de ingresos.

Por ejemplo, algunos costos de realización indirecta se hallan en los procesos que
duran más de lo debido. En éstos, el costo se deriva del tiempo invertido en exceso,
espacio en el cual los involucrados hubieran podido dedicarse a generar ingresos o
a realizar otro tipo de actividades que le rindan satisfacción (costo de oportunidad).
Obtener una pensión de alimentos por vía extrajudical y no por vía judicial, también
representa una pérdida de dinero durante la vigencia de la pensión, ya que es por esta
segunda donde la asignación recibida en promedio es mayor (a ello siguen consecuencias
sobre las condiciones de acceso a mejores servicios de salud, educación, vivienda,
etc.). Los costos derivados de las barreras de acceso a la justicia culturales o de género
también tienen campo en esta categoría de costos económicos de realización indirecta.

* Costos no económicos de realización económica potencial o invisible, son costos


que difícilmente pueden traducirse en términos monetarios pues son de corte
psicológico o de orden no económico.

Este tipo de costos puede causar impactos en el desarrollo personal (afectaciones en


las mujeres que sufrieron violación sexual), así como en sus redes sociales (afectaciones
al capital social por desconfianza, imagen pública dañada, etc.). Asimismo, puede alterar
las actuales y futuras condiciones de acceso a la justicia de una persona (voluntad de
no acudir a la justicia cuando se necesita), e incluso mermar valores claves alrededor
de la justicia y sus instituciones (confianza, igualdad, democracia, etc.).

A diferencia de los dos primeros tipos de costos, este tercero no tiene una realización
económica directa o indirecta. No hay desembolsos inmediatos o diferidos en el tiempo.
No obstante, el tipo de impacto que infligen sobre la constitución de una persona y sobre
sus redes sociales (baja autoestima, desapego familiar, desconfianza en autoridades,
etc.) puede luego repercutir sobre su capacidad de generar ingresos, generando así un
patrón de afectación económica.

La tipificación de estos tres grupos permite adelantar un hecho importante. Diversos


costos podrán ser identificados de manera cuantitativa y otros de forma cualitativa. Ello
significa que cuando en las siguientes secciones se identifique y desarrolle cada costo
no siempre será posible asignar un valor económico. Asimismo, otro punto importante
es que no todas las mujeres afrontan todos los costos identificados, por lo cual no sería
lógico resumir en una sola cifra el costo que asume cada mujer en su acceso a la justicia
como un promedio válido y generalizable.

28
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 1
Tipos de costos asociados al acceso a la justicia

2. Los costos del acceso a la justicia en el tiempo

Los costos vinculados a un proceso judicial de alimentos o de violación sexual no están


circunscritos estrictamente a lo que dura el proceso. Incluso, en ocasiones, son parte
de una cadena mayor que debe afrontar una persona para poder acceder a la justicia.

Por ejemplo, la sentencia, en un caso de alimentos que ordena el pago de la pensión,


no asegura su cumplimiento y en efecto, es significativo el nivel de pensiones impagas
(entre 12.5% y 13.7% según la provincia estudiada, como se verá mas adelante)

En concreto, los costos del acceso a la justicia pueden manifestarse en tres momentos
distintos alrededor de un proceso judicial: antes, durante y después.

El antes involucra diversos aspectos como intentos de solución previos u otros costos
vinculados con compromisos de pago de pensión obtenidos con anterioridad, etc. Un
ejemplo claro está en los intentos de obtener una pensión por alimentos en la DEMUNA
o en los centros de conciliación.

Durante el proceso judicial se incluyen a todos los costos de preparación (trámites) y


de realización misma del proceso judicial (abogados, movilidad, exámenes, etc.), además
de algunos otros vinculados a las disfuncionalidades del sistema.

Después del proceso judicial habría que considerar todo lo que ocurre luego a la
sentencia. Se incluye, por ejemplo, las acciones para la ejecución de la sentencia que
otorga la pensión de alimentos (desde la contratación de abogados hasta el inicio de otros

29
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

procesos) o, en el caso de las agraviadas por violencia sexual, al tratamiento psicológico


que debería seguir.

Visto que algunos costos del acceso a la justicia se manifiestan en momentos


anteriores o posteriores al proceso queda claro que las propuestas de solución, también
deben de cubrir este ámbito. En esa medida, la política judicial reducirá ciertos costos
a sus usuarias y asegurará servicios de mejor calidad.

3. Clasificación funcional de los costos de acceso a la justicia

Las definiciones de los tipos de costos y su expresión en el tiempo revisadas en los puntos
anteriores constituyen el marco para clasificar los costos del acceso a la justicia hallados
en esta investigación. El objetivo es darle un sentido funcional a ambas clasificaciones
identificando los espacios de interacción donde se originan o desenvuelven los costos.

La clasificación funcional de los costos de acceso a la justicia tiene dos grandes


ventajas. La primera es que facilita la determinación de los orígenes de los costos y,
así, es factible aproximarse al cálculo de dicho costo. En segundo lugar, la clasificación
funcional permite hacer un diagnóstico de los factores causantes de tales costos. Este
punto es esencial pues permite estudiar a fondo la problemática de los casos de alimentos
y violación sexual y no quedar en un estadio matemático de cálculo de costos sin mayor
anclaje a la problemática de la mujer.

En ese sentido, nos parece pertinente armar la clasificación funcional de los costos
de acceso a la justicia en los 4 siguientes grupos a continuación detallados: (i) costos
derivados del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados
de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia, (iii) costos derivados del
funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados y (iv)
costos derivados de afectaciones en las esferas personal e interpersonal.

* Costos derivados del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial.


Incluyen a todos los costos que debe realizar o que enfrenta la demandante o la
agraviada para poder iniciar y sostener la defensa legal y realizar el seguimiento a su
caso. Ello incluye, entre otros, el contratar los servicios legales de abogados, realizar
trámites del proceso judicial (como no hay tasas judiciales en procesos de alimentos
ni violación sexual, entonces solo hay por considerar: fotocopias, certificados, etc.),
hacerle seguimiento al expediente (transporte, comidas, etc.) u otros que guarden
relación con esta tarea.

Los costos de esta clasificación son básicamente del tipo económico de realización
directa (asociados a los servicios de justicia) y costos económicos de realización indirecta
(es probable que también causen costos no económicos de realización económica
potencial o invisible). Por tanto, una mayor presencia de los costos derivados del
sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial tiene un impacto más inmediato
en la economía familiar de la mujer y sus dependientes.

30
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

* Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia. Aparecen


como consecuencia de la acción u omisión de los actores del sistema de justicia (jueces,
fiscales, policías u otros), así como por las propias características del sistema judicial
(burocracia, efectividad, etc.). Algunos ejemplos se observan en los factores negativos
que influyen en la determinación del monto de la pensión, la inefectividad de medidas
como la asignación anticipada en casos de alimentos, la revictimización dela agraviada
por violencia sexual, los prejuicios contra la mujer que sirven de atenuantes legalmente
no contemplados para disminuir la pena de los agresores sexuales, etc.

Estos costos se pueden materializar como costos económicos de realización


indirecta pero también es posible que se expresen como costos no económicos de
realización económica potencial o invisible.

Una particularidad adicional de estos costos es su efecto multiplicador.


Potencialmente pueden desencadenar otros costos. Por ejemplo, las deficiencias del
sistema de justicia y sus costos pueden propiciar la insatisfacción con el funcionamiento
de las instituciones del sistema, desconfianza en la justicia, entre otros aspectos
que afecten valores ligados a la democracia y el Estado de Derecho (respeto por la
autoridad y la ley, etc.). Dentro de este cúmulo de efectos posibles, incluso es posible
que la persona afectada decida en una ocasión posterior ya no utilizar los servicios de
justicia aún cuando los necesite.

* Costos derivados del funcionamiento del mercado de servicios legales y de la


actuación de los abogados. Incluyen a aspectos como la estructura de la oferta
de servicios legales, la calidad de patrocinio de los abogados y, en general, los que
nacen de la interrelación entre los abogados (de ambas partes) y la mujer. Algunos
ejemplos concretos están en las débiles estrategias de defensa, la no presencia del
abogado en etapas clave del proceso, la baja calidad de la defensa de oficio, la
dificultad para una mujer de contratar una abogada mujer (bajo el supuesto que
genere una relación de más confianza y seguridad), etc.

En su mayoría se trata de costos económicos de realización directa, así como


de realización indirecta aunque también es posible que se expresen como costos no
económicos de realización económica potencial o invisible.

El impacto de estos costos puede estar expresado en diversos ámbitos, desde la


afectación a la condición económica de la demandante (cuando la pensión obtenida es
más baja de lo que pudo haberse conseguido) hasta la desconfianza en los abogados.
Además, pueden afectar la decisión de volver a acudir al Poder Judicial.

* Costos derivados de afectaciones en las esferas personal e interpersonal. Agrupan


a los efectos, repercusiones o secuelas del proceso de acceso a la justicia sobre el
normal desarrollo de la vida de la persona, así como sobre las afecciones sobre su
entorno familiar. La insatisfacción con el proceso judicial así como afecciones al nivel
de confianza y seguridad de la mujer como consecuencia de haber pasado por el
proceso judicial son algunos costos esperables.

31
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Básicamente, se trata de costos no económicos de realización económica potencial o


invisible, lo cual no significa que su impacto sobre las mujeres tenga menos importancia.
Todo lo contrario, estos costos pueden tener consecuencias importantes en el mediano
a largo plazo (sobre todo en casos de violación sexual) dado que pueden comprometer
la posibilidad de desenvolvimiento y reinserción en las actividades laborales y sociales,
y finalmente sobre su capacidad económica. Además, pueden alterar, en las mujeres, la
percepción del funcionamiento y validez del sistema de justicia así como su confianza en
los operadores del sistema judicial, así como comprometer la validez de posteriormente
acudir a la policía o al juez para buscar resolver un conflicto.

Sobre esta base, las siguientes secciones desarrollan los costos del acceso a la
justicia para las demandantes por alimentos y las agraviadas por violación sexual.

Ilustración 2
Clasificación funcional de los costos de acceso a la justicia
(según los espacios de interacción donde éstos se originan o desenvuelven)

V. Metodología

La presente investigación es de carácter exploratorio. Busca estudiar los costos de


acceso a la justicia identificados a partir del estudio de las condiciones y los factores
que los generan en los procesos por alimentos y violación sexual. Se aplicaron diversas
entradas y herramientas metodológicas, incluyendo entrevistas a actores claves,
sistematización de expedientes judiciales y encuestas y entrevistas con las mujeres detrás
de estos casos. A continuación se brinda el detalle al respecto.
32
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

1. Ámbito de estudio

La definición del ámbito de estudio pasó por tres niveles. Un primer nivel geográfico,
uno segundo de ubicación en el sistema de justicia y un tercero de selección del tipo de
procesos judiciales a estudiar. Este último criterio fue definido alrededor de los procesos de
alimentos y violación sexual habida cuenta que son espacios donde se expresa la problemá-
tica de la mujer, la del género y su influencia en el funcionamiento del sistema de justicia.

La definición del ámbito geográfico estuvo dada por las zonas de trabajo de PRO-
JUR, es decir, las provincias de Chota y San Marcos en Cajamarca y las provincias de
Andahuaylas y Chincheros de Apurímac. Si hay algo que caracteriza a estas cuatro
provincias es que todas pertenecen a la sierra, son predominantemente rurales y tienen
importantes niveles de pobreza (65.9% en Apurímac y 74.2% en Cajamarca; INEI, 2004).
Una particularidad adicional es que las provincias de Andahuaylas (Andahuaylas) y Chota
(Cajamarca) son similares en tamaño poblacional y cantidad de juzgados, relación que
también se da entre las provincias de Chincheros (Apurímac) y San Marcos (Cajamarca).

El ámbito de ubicación en el sistema de justicia estuvo determinado por el tipo de


órganos jurisdiccionales donde se inician los procesos de alimentos y violación sexual.
Los primeros son tramitados por los juzgados de paz letrados cuando existe filiación o
entroncamiento11. Por su parte, los procesos por violación sexual inician la etapa judicial
en los juzgados penales o, cuando no se cuenta con éstos, en los juzgados mixtos12.

En Cajamarca, tanto la provincia de Chota como la de San Marcos cuentan cada una
con 1 juzgado de paz letrado. En Apurímac, la provincia de Andahuaylas cuenta con 2
juzgados de paz letrados (ambos ubicados en un Módulo Básico de Justicia)13y Chinche-
ros con 1 solo. En lo penal en Cajamarca, Chota cuenta con 2 juzgados penales y San
Marcos con 1 juzgado mixto. La misma disposición la tiene Andahuaylas y Chincheros
con 2 juzgados penales y 1 mixto, respectivamente.

2. Fases del levantamiento de información

El recojo de información tuvo cuatro fases, una exploratoria, y tres trabajos de campo
(sistematización de expedientes judiciales de alimentos y violación sexual, encuestas a
demandantes por alimentos y entrevistas con agraviadas por violación sexual).

En la primera fase exploratoria se realizaron entrevistas a actores calificados en


Lima, Cajamarca y Apurímac con el objeto de identificar temas de interés y acercarse a
características básicas de la problemática. La fase 2 tomó como unidad de análisis a los
expedientes judiciales de alimentos y violación sexual y, para tal fin, se realizaron trabajos

11. Cuando no hay filiación, son competentes los juzgados civiles. Sin embargo, estos casos no formaron parte de esta investigación. Cuantitativamete,
representan menos casos. Además, sobre todo, se optó por analizar la primera puerta de entrada al Poder Judicial, es decir, los juzgados de paz letrados.

12. Antes participa la policía y la Fiscalía y después la sala penal o mixta.

13. En el mes de agosto se reactivó en Andahuaylas un tercer jugado de paz letrado. Ello, sin embargo, no afecta la muestra en tanto no estuvo activo en
el periodo de los expedientes revisados

33
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

de campo en Cajamarca (provincias de Chota y San Marcos) y Apurímac (provincias de


Andahuaylas, Chincheros y Abancay)14. La fase 3 consistió en la realización de encuestas
a las mujeres demandantes en los procesos judiciales de alimentos identificados.

El objetivo fue agregar los datos provenientes de las fases 2 y 3 para así contar con
una base de datos más rica y basada sobre un mismo público objetivo. Es decir, el obje-
tivo fue entrevistar a las mujeres cuyos expedientes habían sido sistematizados, lo que
implicó un esfuerzo logístico importante.

Se intentó aplicar la misma lógica para los casos de violación sexual. Sin embargo,
en el camino diversos factores forzaron a repensar la estrategia (corta edad de las agra-
viadas, enfrentamiento con los padres, lejanía de las viviendas de la agraviadas, etc.).
Finalmente, se realizó el trabajo de campo con expedientes y luego dicha información
fue complementada con algunas entrevistas a agraviadas de violación sexual (fase 4).

2.1. Fase 1: Exploración

Consistió en la realización de entrevistas con actores clave en Lima y en las


provincias de trabajo en Cajamarca (Chota y San Marcos) y Apurímac (Andahuaylas,
Chincheros y Abancay15) con el objetivo de obtener información sobre la problemática
a abordar por la investigación.

En total se realizaron 46 entrevistas (6 en Lima, 23 en Cajamarca y 17 en


Apurímac) entre los meses de mayo y la primera semana de junio. Se logró el
contacto con integrantes de la gran parte de las instituciones y actores vinculados
al sistema de justicia (jueces de paz letrados, jueces penales y mixtos, vocales,
fiscales, policías, abogados particulares y de oficio, personal de la DEMUNA,
ronderos, médicos legistas, psicólogos del Instituto de Medicina Legal y personal
del Ministerio de Salud).

Las entrevistas fueron realizadas sobre la base de un cuestionario semi-


estructurado a partir del cual se propiciaba la conversación. Los bloques de las
entrevistas abordaron los siguientes temas: causas de la problemática (de los
procesos de alimentos y violación sexual), los costos económicos y no económicos
de acceder a la justicia, las barreras del proceso, la coordinación entre los actores
del sistema, el soporte familiar y/o amical de las implicadas en los procesos
judiciales, ejecución de las sentencias, entre otros.

La información obtenida en las entrevistas permitió armar el trabajo de campo


con expedientes así como plasmar las primeras hipótesis e interpretar ciertos
fenómenos encontrados.

14. Se incluyó la provincia de Abancay pues en el archivo de esta provincia se hallaban algunos expedientes de alimentos y violación sexual de Andahuaylas
y Chincheros. Lo mismo sucedió con algunos expedientes de Chota que estaban archivados en la sede de la provincia de Cajamarca.

15. En Abancay se ubica la sede de la Corte y concentra a buena cantidad de informantes calificados.

34
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2.2. Fase 2: Sistematización de información de expedientes judiciales (alimentos y


violación sexual)

El objetivo de esta fase fue la sistematización de información clave de los expedientes


judiciales ligada a la formación o la aparición de costos de acceso a la justicia.

En el caso de los expedientes de alimentos, el universo estuvo conformado


por todos los casos que en el 2008 recibieron sentencia o cualquier otra
resolución que diera fin al proceso sea de primera o segunda instancia. No
se consideraron los casos de aumento, reducción, exoneración o prorrateo de
alimentos, sino únicamente aquellos donde la pensión fue reclamada en vía
judicial por primera vez.

El universo de expedientes de violación sexual con el que se trabajó incluyó los


casos culminados en los años 2007 y 2008. La ampliación del horizonte temporal
obedeció a la escasa cantidad de casos con sentencia firme. Los expedientes fichados
corresponden únicamente a las acusaciones de violación sexual, descartando las de
seducción y actos contra el pudor.

Dado que la siguiente fase (encuestas a las mujeres detrás de los expedientes
sistematizados) dependía de esta segunda (identificar los nombres y direcciones
de las demandantes en los expedientes), se optó por trabajar al nivel del universo
y no de muestra. La razón es simple. Se esperaba que la tasa de encuestas
realizadas sea baja por diversos factores no controlables (encuestadas ausentes,
cambio de direcciones, lejanía de la vivienda de la entrevistada, etc.). Por tanto,
trabajar con el universo permitió regular la pérdida de representatividad de los
datos a prever en la fase 3.

La estrategia de recojo del universo de expedientes judiciales de alimentos se


logró en Andahuaylas (223 expedientes), Chincheros (22 expedientes) y San Marcos
(27 expedientes). En Chota, Cajamarca, se sistematizó 100 de 140 expedientes
pues algunos funcionarios del juzgado de paz dificultaron el acceso a la información
y la comodidad para el trabajo con expedientes. De todas formas, los expedientes
sistematizados en Chota cumplen con ser una muestra representativa (5% de error y
95% de nivel de confianza).

En el caso de los expedientes de violación sexual, su escaso número posibilitó


sistematizar la información de todo el universo. En Andahuaylas se trabajó con los
13 expedientes hallados y en Chincheros con 2. En Chota, Cajamarca, se recogió
información de los 13 casos que representaron el universo y en San Marcos 3
casos que no se ubicaron en esta provincia sino en el archivo de la Sala Penal con
sede en la ciudad de Cajamarca.

En Cajamarca, el recojo de información de los expedientes se realizó entre el 15


y 25 de junio, y en Apurímac entre el 6 y el 15 de julio.

35
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2.3. Fase 3: Encuestas con mujeres demandantes en los procesos judiciales de


alimentos identificados

El objetivo de esta fase fue identificar información atribuible a los costos del
acceso a la justicia tomando como referencia al grupo de personas cuyos casos
fueron revisados en la fase previa (sistematización de expedientes judiciales).

A partir de la lista de nombres y las direcciones de las mujeres demandantes


por alimentos (marco muestral), el siguiente paso consistió en zonificar su lugar de
residencia en tres grupos en función a la distancia con las oficinas de PROJUR en
Cajamarca y Apurímac: Grupo 1, distancia corta; grupo 2, distancia media; grupo 3,
distancia amplia (usualmente personas de distritos lejanos o de provincias distintas a
las estudiadas)

Las encuestas se aplicaron a los dos primeros grupos, logrando 39 encuestas


en Cajamarca y 82 en Apurímac, realizadas entre en agosto y octubre del 2009.
Pese a que no se logró encuestar a todo el marco muestral, los datos obtenidos son
importantes para acercarse a graficar una realidad muchas veces poco conocida. He
ahí la insistencia en su uso, siempre teniendo en cuenta los límites de su generalización.

2.4. Fase 4: Entrevistas con mujeres agraviadas por violación sexual

El planteamiento metodológico inicial consistía en replicar la lógica de trabajo


de los expedientes de alimentos, es decir, sistematizar expedientes y luego
encuestar a las mujeres detrás de esos expedientes.

No obstante, diversos factores obligaron a reorientar esta intención inicial. En


principio, el promedio de edad de las agraviadas era bastante bajo por lo que surgió
la disyuntiva de a quién entrevistar (agraviada o padres). Es muy probable que una
agraviada de escasa edad no maneje la información necesaria para la investigación,
en tanto que sus padres pueden tener cierta carga emocional que les dificulte
responder objetivamente (como tal se leía en los expedientes judiciales). En otros
casos, el contenido de los expedientes judiciales evidenciaba un enfrentamiento
entre la agraviada y sus padres, lo cual también podría introducir ciertos sesgos
en las respuestas de agraviadas de corta edad. Un último factor fue la lejanía de
las zonas donde viven las agraviadas.

Las dificultades señaladas impusieron una reorientación de esta fase que


inevitablemente condujo a reducir la cantidad de información a obtener por esta vía.
La opción tomada fue la de entrevistar a 2 víctimas de violencia sexual (septiembre,
2009) de casos que venían siendo asesorados por PROJUR. Si bien la cantidad de
entrevistas es baja, no se buscó con ellas la generalización de información sino
simplemente encontrar algunas rutas para explicar o comprender mejor ciertos
fenómenos bastante puntuales observados durante la investigación.

36
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Segunda Sección

Procesos de
Alimentos

37
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Esta sección marca el inicio del análisis de los costos de acceso a la justicia en los
procesos de alimentos teniendo como base conceptual todo lo desarrollado en la sección
anterior. Las siguientes páginas identifican y, cuando es posible, calculan los costos en
que incurren las mujeres demandantes por alimentos a raíz de los problemas detectados
en los espacios de interacción del proceso judicial, así como también antes y después
de éste episodio judicial. En efecto, tanto antes como después del proceso judicial se
registran también historias de costos y barreras para un pleno acceso a la justicia.

La principal característica de los procesos de alimentos es que revisten un problema


de la mujer: El 97% de los expedientes revisados corresponde a peticiones de pensiones
realizadas por mujeres.

Las cuatro provincias estudiadas, sobre todo Chincheros y San Marcos, comparten
elevados índices de ruralidad. Se tejió la hipótesis, por ello, que una parte importante de
las demandas de alimentos sería de mujeres provenientes de medios rurales. El análisis
de la información recogida mostró resultados distintos. Existirían indicios, por ende, para
suponer que las mujeres rurales procuran la pensión por alimentos por vías alternas a
la judicial, como bien podrían ser las rondas campesinas, los jueces de paz u otras que
le impliquen menores barreras económicas y geográficas.

Una segunda conclusión importante a partir de esta aparente brecha entre el acceso
en lo rural y urbano, guarda relación con la dificultad de adaptación del proceso y las
normas que lo rigen a la realidad rural. Como se expone más adelante, el conjunto de
reglas que norman el proceso de alimentos encuentra algunas dificultades para ajustarse
correctamente a la realidad rural. Frente a ello, es perentorio que se analicen los meca-
nismos para reducir tales barreras de acceso y hacer la tramitación de estos procesos
menos larga y costosa y con mayor satisfacción para las partes.

Dado el rostro femenino de esta problemática social y la confrontación con el hom-


bre demandado, los procesos de alimentos representan un espacio potencial para el
afloramiento de diversos prejuicios intencionados (como las negativas a participar en el
proceso por parte del demandado) o no intencionados (como los que parten del incons-
ciente y se plasman en los escritos). No solo el propio demandado, sino los abogados,
los jueces y hasta las propias mujeres exteriorizan durante el proceso diversas formas
de trato perjudicial para la mujer.

Todo ello se suma a un aparato de justicia con las típicas deficiencias de lentitud,
burocracia, deficiente información, maltrato, etc. así como otras derivadas del ejercicio
de los abogados y las características de las propias demandantes. Cada una de estas
aristas es un espacio para la aparición de diversos costos, sean económicos o no, que se
erigen como barreras para el acceso a la justicia. No todas son críticas. De hecho, se han
detectado algunas prácticas interesantes que también serán resaltadas más adelante.

39
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El análisis presentado en estos capítulos responde a la sistematización y estudio de


expedientes judiciales culminados en el 2008 tramitados por los juzgados de paz letrados
en cada una de las provincias de estudio (Andahuaylas 223, Chincheros 22, Chota 100 y
San Marcos 27), además de la realización de entrevistas a operadores de justicia, actores
clave y demandantes por alimentos. Sólo en el caso de Chota se trabajó con una muestra
de expedientes y no con todo el universo como sí se hizo para el resto de provincias.
Es importante destacar que los expedientes que conocen los juzgados de paz letrados
corresponden a las demandas por alimentos cuando la filiación está reconocida. De no
ser así, son los juzgados civiles quienes tienen la competencia.

I. Detrás de los procesos de alimentos: Contexto, perfil de demandantes y


características de las demandas en las zonas de estudio

El contenido de este capítulo agrupa un conjunto de temas que buscan brindar un


contexto apropiado para comprender mejor la situación base alrededor de la problemática
de los costos de acceso a la justicia que enfrentan las mujeres en los procesos judiciales
de alimentos. Su inclusión tiene por objetivo no desligar los costos del acceso a la justicia
de una problemática base y de un conjunto de rasgos básicos que caracterizan a quienes
están detrás de estos procesos judiciales.

Sobre esa estructura, el primer punto abordado resume el contexto detrás de la


fuerte presencia de casos de alimentos en Apurímac y Cajamarca. Los puntos de apoyo
residen en la visión de género como obstáculo, el insuficiente conocimiento de derechos
y la demanda por justicia no atendida. La intención no es identificar o explicar el por
qué existen procesos de alimentos en la sociedad sino tener un contexto social general
alrededor de ellos.

Luego, el siguiente punto tiene por fin darle un rostro más definido a la mujer detrás
de las demandas por alimentos. Para ello, se resumen algunas de sus características
demográficas y socioeconómicas básicas en la zona de estudio. Dado que esta visión
estadística es un tanto fría, se optó por complementarla con los rastros de violencia que
estas mujeres habrían recibido bajo la hipótesis que los procesos de alimentos no siem-
pre responden a necesidades económicas sino que esconden detrás una problemática
de pareja más grave y poco evidente.

Finalmente, se caracteriza los rasgos principales de las demandas (uso del formato
de demanda de alimentos, destinatarios de la pensión, forma de pensión solicitada y
monto solicitado) y sus resultados (forma de conclusión del proceso, pensión obtenida,
interposición de apelaciones y duración de los procesos) como una forma de caracterizar
las intenciones y lo finalmente obtenido durante el episodio judicial.

1. Contexto social detrás de la fuerte presencia de casos de alimentos

Tal como lo señalara una jueza entrevistada, la elevada cantidad de procesos de


alimentos en los juzgados de paz letrados no es una característica de las zonas donde

40
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

se focaliza esta investigación. Más bien, sería una realidad casi nacional. Grosso modo,
del total de casos resueltos en el 2008 por los juzgados de paz letrados de Chota y
San Marcos revisados para esta investigación por lo menos las tres cuartas partes co-
rrespondían a casos de alimentos. El porcentaje restante, sin embargo, no es ajeno a
la problemática familiar. Principalmente hay, además de faltas, procesos de aumento,
reducción, exoneración o prorrateo de alimentos.

Detrás de estas tendencias hay una preocupación de fondo que señala la presencia
de problemas en la formación y desarrollo de familias, es decir, el núcleo de la sociedad.
Aunque no se tuvo el objetivo de cuantificar esta variable, durante el trabajo de campo
se evidenció que una parte importante de las parejas inmersas en procesos de alimentos
tenía un origen extramatrimonial. Otras obedecían a relaciones fugaces, lo cual no es per
se condenable, como sí lo es la actitud de desentendimiento del hombre hacia el cuidado
de sus hijos. Eso quiere decir que, desde un inicio, el reconocimiento de la relación y, por
ende, de los derechos de pensión puede atravesar por mayores dificultades.

De ser así, los signos de descomposición de la estructura familiar reflejan una realidad
que está lejos de ser netamente judicial. No es mucho lo que el Poder Judicial pueda
hacer para evitar sobrecargar sus juzgados con este tipo de procesos. Más bien, su rol
debe estar enfocado en informar, brindar asistencia, promover el acceso y procesar de
manera más rápida todas las demandas de alimentos que le lleguen.

Tanto el análisis como la determinación de los costos asociados al acceso a la justicia


en los casos de alimentos no pueden ser abordados de manera aislada del contexto de
la problemática social subyacente. De hacerlo, se corre el riesgo de descontextualizar
el origen del efecto de hacer valer los derechos. Es decir, perder la ilación entre, de un
lado, los costos en que incurren las mujeres que buscan hacer efectivo su derecho y el de
sus hijos a una pensión de alimentos y, de otro lado, las características de la población
que, de una u otra manera, explican la ruptura del contrato implícito de la asunción de
responsabilidades dentro de una pareja estable o eventual.

Los puntos a continuación abordados pretenden ser una aproximación básica a esta
necesidad de complementar la información. Su desarrollo está basado en la información
recogida en las entrevistas realizadas con los operadores de justicia y actores claves
(jueces, fiscales, abogados, expertos). Es importante dejar en claro que no se pretende
construir una teoría sobre la desintegración de la familia sino estrictamente brindar un
marco para la compresión de la problemática social detrás de la importante cantidad
de procesos de alimentos.

1.1. La visión de género como obstáculo

Las demandas por alimentos parecieran ser un capítulo aislado y netamente


judicial de una problemática puntual dentro de la pareja que corresponde a su
separación y al consiguiente reclamo de los derechos pensionarios para los hijos
y/o la madre. Lejos de ser así, son el reflejo de una problemática mayor que toca
las relaciones de pareja y que responde a una historia previa de desentendimientos.

41
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La demanda se posa, entonces, como un medio para reclamar el derecho a


pensión y sustentar económicamente el alejamiento definitivo del hombre del que
prendía parte del sostén económico. La etapa judicial no es más que un medio
para lograrlo.

Asociar, como históricamente se hace, los roles de reproducción y cuidado


familiar a la mujer y al hombre los de proveedor económico, trae como consecuencia
desbalances de poder que degeneran en tratos y derechos diferenciados.

La sociedad peruana, como en muchas otras partes del mundo, asigna a


la mujer una posición que termina por diferenciarla y restarle poder cuando se
encuentra en una relación de pareja. El haberse socializado en espacios donde
esas diferencias toman forma y fuerza (familia, escuela, trabajo, etc.) comporta
que su vigencia esté presente más allá de las relaciones de pareja. Tanto jóvenes
como adultos, hombres como mujeres, así como trabajadores del sector privado o
funcionarios públicos somos susceptibles de habernos formado bajo un conjunto
de prejuicios que en mayor o menor medida subordina a la mujer. Los jueces y los
abogados, principales actores alrededor de los procesos de alimentos no escapan
a ello, como poco a poco se irá describiendo a lo largo de la investigación.

Dentro de la pareja, la violencia contra la mujer es una vía para la aparición de


prejuicios y discriminación. Como se señaló, la demanda por alimentos es solo un
reflejo de una historia mayor que concierne a ámbitos fuera de lo judicial como el
hogar y en general la sociedad.

Según información de los actores y de acuerdo a lo recogido en algunos


expedientes judiciales, las formas más comunes de violencia de género son las
de corte psicológico o físico. Insultos, maltratos, creación de estereotipos, golpes
pero también actitudes de desinterés (recorte total o parcial del dinero que el
hombre otorgaba a la mujer y sus hijos, etc.), son algunos ejemplos que lo ilustran.
Episodios de violencia sexual tampoco son ajenos, como se verá más adelante.

Para muchas mujeres, interponer una demanda por alimentos puede significar
una forma de romper con ese ciclo de violencia. Obtener la pensión podría
convertirse casi en una acción de empoderamiento en tanto le permite a la mujer
reducir su dependencia económica.

El logro del empoderamiento está obstaculizado por varios factores. Uno de


ellos es la débil difusión de derechos en ciertos grupos y en ciertas zonas. Según
algunos actores entrevistados, parte de las mujeres sobre todo en zonas rurales
desconoce que tienen derecho a una pensión para sus hijos y para ellas. Aun
cuando ellas tengan noción de sus derechos y sepan dónde acudir para hacerlos
efectivos, subsiste el miedo a las represalias que pueden tomar algunos hombres
al ser demandados. En efecto, la mujer se expone al defender sus derechos.
Intimidaciones o amenazas son algunas formas que, como se detallará más
adelante, se han detectado en las encuestas a las demandantes por alimentos.

42
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Al llegar al juzgado o en general al relacionarse con el sistema de justicia, la


mujer espera entrar a un ambiente neutro donde la protección de sus derechos sea
garantizada y donde se eviten mayores situaciones u oportunidades para la violencia
de género. Lamentablemente, no siempre es así. La justicia suele mostrar un fuerte
sesgo masculino, en otras palabras, una visión androcéntrica que distorsiona una
correcta interpretación de las normas16.

Creemos que no es del todo correcto afirmar que el sesgo masculino en la


acción de la justicia sea totalmente deliberado y malintencionado. En todo caso, es
probable que esas intenciones no estén presentes en la mayoría de casos. Son las
inadecuadas asociaciones hechas sobre la mujer y el hombre las que distorsionan
una mejor compresión de la realidad. El filtro de la visión de género aparece con
frecuencia importante.

Es así que se puede entender mejor la existencia de ciertas actitudes durante el


desarrollo del proceso judicial, como las que se observaron en las contestaciones de
la demanda estudiadas. Estos escritos recogen la primera respuesta y defensa del
demandado, aunque también evidencian el manejo estratégico, acaso distorsionante
del caso por parte del abogado.

Las contestaciones representan un espacio aprovechado por algunos para


contradecir la desatención del hombre con respecto al cuidado de sus hijos (alegada
en la demanda) y, a su vez, se objeta algunas conductas de la mujer mostrándolas
como poco apropiadas según estándares machistas.

Así, por ejemplo, las contestaciones suelen incorporar comentarios contra la


calidad de «buena mujer» de la demandada con respecto a las labores del hogar.
Un caso en particular ilustra este hecho en forma clara. Una de las contestaciones
de demanda analizadas empleó un conjunto de ideas supuestamente propias del
demandado además apoyadas en un consentimiento familiar y social: «[…] por
los celos, por no cumplir con sus obligaciones de pareja (preparar alimentos),
el abandono permanente de nuestro domicilio y demás actitudes en contra del
recurrente, conforme constan a los familiares de ambos y a los vecinos del barrio
de Ccachccacha, es que tomé la determinación de poner fin a nuestra relación
convivencial».

En diversos ámbitos, incluso en los de protección del niño, la violencia está


legitimada en ciertos umbrales como una forma válida y aleccionadora de crianza.
Un funcionario de la DEMUNA de San Marcos nos relató, luego de explicarnos la
importancia de los derechos de los niños, un hecho que le ocurrió al final de una
charla que dio en un colegio. Al final de su intervención se le acercó un niño, con
fama de inquieto, para expresarle sus quejas sobre el maltrato físico que recibiera
en una ocasión por su mala conducta. Dicho funcionario le respondió «yo te pegaría

16. Ver por ejemplo: Ramírez, Beatriz y Clea Guerra. Op. Cit.

43
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

más [por lo que hiciste]» lo que justificó durante nuestra entrevista con la siguiente
frase: «hay que darle el contexto de autoridad».

Asimismo, ha sido común encontrar en las contestaciones otras diversas formas


de descalificación, sobre todo de orden moral. Por ejemplo, algunos demandados
probablemente influenciados por sus abogados, presentan a la demandada como
mala madre (descuida a sus hijos pese a que sí cuenta con dinero para satisfacer sus
necesidades). En menos casos, las tachas tenían por fin objetar la «buena conducta»
de la demandante por su supuesto consumo de licor o por su libertinaje sexual.

No es posible determinar a ciencia cierta cuánto de estas descalificaciones


obedece al peso ejercido por el abogado para redactar la contestación bajo una
visión «estratégica». Ello es materia de otra investigación. En todo caso, habría
algunas pistas para asociar las descalificaciones al demandado. Según explicó
una experta entrevistada, la demanda por alimentos trae consigo el daño de la
imagen pública del hombre, simboliza su incapacidad de controlar a su mujer y de
sostener a su familia, además de crearle una historia de fracaso familiar. Es difícil
tener en claro hasta qué punto las demandas por alimentos son verdaderamente
una carga social negativa para el hombre. En todo caso, la elevada cantidad de
procesos judiciales de alimentos en las zonas de estudio e incluso a nivel nacional
puede ser un factor en contra de este razonamiento.

Además de las partes del proceso y los abogados, es indispensable ver a los
jueces como actores que también pueden estar actuando sesgadamente debido a
visiones de género particulares, a raíz de ciertas preferencias de género escondidas,
es decir, una empatía inconsciente entre juez y demandado. Un ejemplo está en la
forma para fijar la pensión de alimentos.

Es cierto que no se conoce de la existencia de parámetros técnicos para


orientar su determinación. Entonces, establecer una pensión puede traslucir
descuidos «naturales» del ejercicio de la función ante la carencia de parámetros
de orientación claros. No obstante, es justamente esa ausencia de guía técnica la
que, en ciertos casos, facilita la introducción de cierto grado de discrecionalidad
que puede ser mal canalizado por diversos factores, como, por ejemplo, cuando
toman fuerza visiones de género no equilibradas que finalmente afecten la equidad
del monto de pensión otorgado.

La solución final a la que arribe el juez podrá favorecer la causa de la mujer al


otorgarle la pensión. Pero habría que analizar hasta qué punto y en cuántos casos
esa solución hubiera sido la misma si en los juzgadores prevaleciera una visión
de género equilibrada que considere a la mujer igual al hombre en el ejercicio de
derechos, pero reconociendo a la vez las diferencias.

Por ejemplo, la práctica de fijar la pensión de acuerdo a la zona o a lo que


magistrados anteriores determinaban, tal como lo revelaron algunos jueces
entrevistados, son formas de invisibilizar las reales necesidades de la demandada

44
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

e incluso también las capacidades del obligado. Llevar a cabo las audiencias de
conciliación sin tener mayor reparo en las relaciones de poder subyacentes entre
demandante y demandado, es una forma adicional detectada en los expedientes
judiciales analizados para introducir algunos sesgos que terminarán afectando la
determinación del monto de pensión.

Aspectos como éstos influyen en que la solución final del caso judicial sea
aparentemente igualitaria para ambas partes (respeto de las reglas del debido
proceso, demandada con asistencia de abogado, etc.). Pero, como se observa en
estos ejemplos, hay ocasiones en que factores poco evidentes generan distorsiones
que conducen hacia una solución igualitaria pero no necesariamente equitativa.

1.2. Insuficiente conocimiento de derechos

La necesidad de interponer la demanda judicial por alimentos y el acto efectivo


de hacerlo pueden estar obstaculizados por diversos factores, entre ellos, el bajo
conocimiento de derechos de la mujer y la no certeza de saber cómo y dónde
hacerlos efectivos.

Según los operadores de justicia entrevistados, este problema se presenta


como más importante en zonas rurales que urbanas. El desconocimiento total o
incompleto tiene que ver con la dificultad para saber cómo accionar el sistema de
justicia, es decir, a qué institución ir, cómo hacer los trámites, qué pasos seguir,
etc. Muestra de este vacío de información es que las comisarías instancias del
Estado con mayor presencia en zonas rurales suelen recibir mujeres que reclaman
la acción policial para que los hombres cumplan con el pago de la pensión.
Evidentemente, la función policial puede hacer poco o nada al respecto pues sus
competencias se lo impiden.

El problema del insuficiente conocimiento de derechos no es propio ni exclusivo


de lo rural, sino que está asociado a factores estructurales ligados a lo social y
económico. Un estudio del PNUD identificó una alta relación entre el nivel educativo
de la familia y el conocimiento de derechos17. Más bien, esta dificultad tiende a
agravarse en las zonas de fuerte presencia rural, como las provincias estudiadas
de Cajamarca y Apurímac.

Las medidas para cubrir los vacíos de educación y sentar mejores condiciones
para el conocimiento de los derechos de las mujeres no pasan únicamente por
la reforma del sector educación o la reducción de la pobreza. Aunque ello es lo
ideal, toma mucho tiempo y voluntad hacerlo. Vías más rápidas y con resultados
efectivos en el corto plazo se hallan en la difusión de derechos18.

17. PNUD. La democracia en el Perú. El mensaje de las cifras (resumen informativo). Lima, marzo, 2006. En: http://www.pnud.org.pe/PDFs/Democracia_
En_El_Peru_Resumen.pdf

18. Gracias a los programas radiales de PROJUR, con fuerte presencia en zonas rurales, una importante cantidad de mujeres de estos ámbitos fue incen-
tivada a la búsqueda de asesoría y en algunos casos patrocinio legal para sus conflictos de familia.

45
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El desconocimiento de derechos se mezcla no sólo con la falta de información


sino también en ocasiones con una subvaloración de la propia mujer como sujeto
de derechos. Una jueza entrevistada señaló que existe cierto desconocimiento
sobre la posibilidad de demandar alimentos aún si la filiación del hijo no ha sido
establecida. Hay casos de mujeres que ni siquiera saben que les corresponde a
ellas o a sus hijos una pensión de alimentos. Asimismo, tampoco existe la plena
conciencia de la gratuidad del proceso judicial, es decir, que no se deben pagar
tasas judiciales19.

Aunque la clave está puesta en el tema educativo, las mujeres de las provincias
estudiadas, como muchas otras del país, deben enfrentar otras dificultades
presentes en zonas con menores niveles de desarrollo económico y acceso a
servicios. Los niveles de pobreza, analfabetismo, desnutrición, indocumentación,
entre otros problemas que afectan más a las mujeres, se mezclan y se acentúan
con las carencias de los niveles de educación.

En Chota y San Marcos, Cajamarca, y Andahuaylas y Chincheros, Apurímac,


estos problemas son considerables. Estas cuatro provincias están ubicadas en
regiones ubicadas en el quintil más pobre a nivel nacional, las que comparten
además otros problemas. El analfabetismo en mujeres, por ejemplo, es uno de
ellos (aproximadamente un tercio de la población en las provincias bajo análisis),
además de la persistencia de ciertos problemas documentación20.

La problemática del conocimiento de derechos es parte de una realidad social


mayor donde se mezclan diversos problemas que condicionan o crean barreras de
acceso a la justicia. De una u otra forma, la población con menos recursos termina
siendo casi siempre la más afectada no solo por su menor acceso a una gama de
servicios que suelen ser de menor calidad sino porque además en estos grupos es más
difícil lograr un pleno auto reconocimiento de ciudadanos con derechos por ejercer.

1.3. Demanda por justicia no atendida

Un tema de rápido consenso entre los operadores del sistema de justicia así
como entre los abogados en las zonas de Cajamarca y Apurímac es que existe
una importante diferencia entre la demanda efectiva por acceso a la justicia y la
demanda no atendida. Es decir, el problema es que la cantidad de demandas de
alimentos que año a año ingresan a los juzgados de paz letrados no representa la
verdadera cantidad de mujeres que requieren o desean obtener una pensión de
alimentos para ella y/o sus hijos.

19. Como se verá más adelante existen otros costos muy importantes que pueden limitar el acceso a la justicia, por lo que esta gratuidad es relativa.

20. En las provincias en estudio PROJUR ha detectado una importante cantidad de casos de partidas de nacimiento y documentos de identidad con los
nombres mal consignados debido al bajo nivel educativo de los registradores civiles. Este problema afecta tanto a hombres y mujeres y les genera un
costo adicional importante pues deben iniciar un proceso judicial para la rectificación sin lo cual no pueden realizar diversos trámites como, por ejemplo,
presentar una demanda judicial. Un rondero de San Marcos entrevistado señaló que las mujeres sin DNI buscan obtener su pensión en las rondas habida
cuenta que sin este documento no es posible hacer trámite alguno en el Poder Judicial.

46
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

En principio, la demanda efectiva por justicia está compuesta por las mujeres
que acuden a cualquiera de las instituciones públicas, privadas o comunales que
tienen la capacidad de dar una solución a la necesidad de pensión de alimentos.

Si se trata de la vía de conciliación, las opciones están en la DEMUNA o los


centros de conciliación públicos o privados. Dependiendo de la zona también se
puede incluir al juez de paz, a la ronda campesina o a alguna otra autoridad
comunal o vecinal.

También existen otras instituciones que funcionan como soporte pero sin
competencia para fijar acuerdos sobre pensiones. Éstas hallan su importancia en
la creación de redes de apoyo psicológico y legal. Son los casos de los Centros de
Emergencia Mujer CEM (MIMDES), los centros de Asesoría Legal Gratuita ALEGRA
(Ministerio de justicia) o las defensorías comunitarias. Para muchas mujeres e
incluso para algunos funcionarios de estas instituciones, la opción de conciliar
sigue siendo válida aún cuando haya episodios de violencia familiar (priorización
del vínculo familiar). Bajo tales condiciones, la conciliación resulta un despropósito
y a la vez un costo no económico importante para la mujer. Algunos estudios
han demostrado que cuando la conciliación se da en este contexto, su nivel de
cumplimiento será bajo e incluso puede generar procesos de revictimización21.

Una funcionaria del Centro de Emergencia Mujer de Chincheros estimó recibir


aproximadamente unas 100 mujeres por mes que, entre otros objetivos, buscan
obtener una pensión por alimentos. Esa cifra representaría casi un 25% del total
de atenciones por violencia familiar y sexual en el CEM de Chincheros, Apurímac.
La conciliación, si bien es una vía más rápida y menos burocrática y onerosa
que la judicial, no siempre conduce al mejor acuerdo ni menos aún a un acuerdo
definitivo en el tiempo, tal como más adelante se desarrollará. Durante el trabajo de
campo con los expedientes judiciales se detectó que algunos registraban acuerdos
conciliatorios anteriores entre las partes logrados en las DEMUNA donde el monto
de pensión fijado es, por decir lo menos, irrisorio: varió entre los 15 y 50 nuevos
soles. Valga adelantar como información que por la vía judicial, el promedio de
pensión obtenido es bastante mayor (160 nuevos soles) aunque para ello se deben
afrontar más gastos.

Fuera de la conciliación (extrajudicial), es el Poder Judicial quien tiene capacidad


para tramitar las demandas por alimentos y llegar a una solución a la que las
partes se deberán someter (salvo que dentro del proceso se dé la conciliación
judicial). Según datos del Poder Judicial, los juzgados de paz letrados de Chota
y San Marcos recibieron 505 y 333 casos nuevos en el 2008, de los cuales la
mayoría son demandas por alimentos. Por su parte, los 2 juzgados de paz letrados

21. Ver, por ejemplo: Yañez, Gina. La violencia contra la mujer: estudio de casos sobre la aplicación de la ley de violencia familiar, desde una perspectiva
de género. Lima, Manuela Ramos, 1998. El artículo de Ivan Ormachea da cuenta de bibliografía interesante sobre los problemas de la aplicación de
la conciliación y mediación cuando hay violencia entre la pareja (ver: «Violencia familiar y conciliación» en Revista Derecho, Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, N.° 52, 1998 -1999).

47
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

de Andahuaylas registraron 1.745 casos, mientras que el de Chicheros 392.


Igualmente, su proporción de procesos de alimentos también es la más importante.

Las rondas campesinas también tienen la potestad de administrar justicia


tomando en cuenta patrones culturales propios que en teoría les deberían permitir
llegar a soluciones más acordes con su realidad. Un directivo de una de estas
organizaciones de San Marcos, provincia con menos rondas que Chota, comentó
que recibe unas 100 mujeres al mes en busca de una pensión de alimentos para
sus hijos. Según el mismo informante, las pensiones que fija la ronda suelen variar
entre 30 y 100 nuevos soles.

Ilustración 3
Instituciones vinculadas al sistema de justicia en la temática de
alimentos en las zonas de estudio

Pese a que parte de la demanda por acceso a la justicia es canalizada a través


de diversas instituciones o alternativas, es difícil pensar que ella se reduzca a las
cifras expuestas sobre los casos manejados por algunas de las instituciones con
competencia en la materia de alimentos. Peor aún si tenemos en cuenta que las
mujeres rurales están poco reflejadas en los expedientes judiciales. Por ello mismo,
el análisis de esta investigación no pudo centrarse en la mujer rural aun cuando,
contradictoriamente, las provincias en análisis tengan un fuerte componente rural.

48
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Las diversas barreras geográficas, económicas, sociales y culturales para acceder


a la justicia nos hacen presuponer que buena parte de las mujeres que desean tener
acceso a una pensión por alimentos quedan al margen del Poder Judicial e incluso de
algunas otras vías menos burocráticas y más ágiles (DEMUNA, centros de conciliación,
etc.). Otras tantas, muy posiblemente, ni siquiera accedan a vía alguna.

El mapa de instituciones presentes en las zonas de estudios es una figura


descriptiva con limitada disponibilidad para ciertos grupos de la población, como
las mujeres y en general las personas de bajos recursos y de zonas alejadas de las
provincias bajo estudio de Cajamarca y Apurímac. Más gráfico es un ejemplo. Una
mujer del distrito de Querocoto, provincia de Chota (Cajamarca), debe movilizarse por
7 horas y asumir un gasto aproximado de 40 nuevos soles (ida y vuelta) cada vez que
desee acudir al juzgado de paz letrado de su jurisdicción. En este distrito la presencia
de medios de justicia se restringe al juez de paz, cuya competencia está legalmente
limitada al tema de faltas, aunque en los hechos acaso tratan temas de pensiones.

La brecha entre la demanda efectiva y la no atendida no se debe únicamente


a las dificultades económicas o geográficas para presentar una demanda. Otro
factor a considerar es la escasa presencia de redes de soporte legal, psicológico y
educacional, como los CEM, DEMUNA o las casas de refugio que permitan, estas
últimas, albergar temporalmente a las mujeres demandantes por alimentos que
decidan dejar el hogar conyugal por razones de seguridad y tranquilidad, y así
poder romper con la dependencia económica que pende del demandado.

Otra muestra de la brecha entre la demanda efectiva y la demanda no atendida


en casos de alimentos reside en la importante cantidad de mujeres que, según
los operadores de justicia entrevistados, acuden en busca de servicios legales
gratuitos. Por ejemplo, el personal de los consultorios jurídicos gratuitos de
PROJUR que funcionaron hasta el 2009 en Andahuaylas, Chincheros, Chota y San
Marcos, menciona que una importante cantidad de mujeres acudía a ellos para
asesorarse pero que menos se animaban a interponer la denuncia judicial. Muchas
de ellas, además, acudían a este servicio desde zonas rurales.

Desde el inicio, un proceso judicial implica incurrir en ciertos gastos evidentes


como la contratación de un abogado que en promedio, según la información recogida,
cobra unos 127 nuevos soles por el caso. Otros costos económicos y no económicos
menos evidentes también entrarán en juego a medida que el proceso judicial vaya
avanzando, construyendo una serie de barreras económicas para el acceso a la justicia.

La defensa de oficio, en alguna forma, es un paliativo para el costo de contratar


un abogado particular. No obstante, existen pocos defensores para la cantidad de
personas que necesitan sus servicios y, además, la carga excesiva de casos que
deben atender impide una mejor calidad en sus servicios. No existen abogados de
oficio a exclusividad para atender casos de alimentos o relacionados a la violencia
familiar. En Chota existen dos abogados de oficio, uno adscrito a la Sala Penal
Mixta y el otro, al Juzgado Penal. En Andahuaylas, al cierre de esta investigación

49
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

nos informaron que la Asistencia Legal Gratuita- ALEGRA del MINJUS, y del Módulo
de Justicia de Andahuaylas, contaba con tres defensores de oficio cada uno. En
Chincheros y en San Marcos la situación es distinta pues no existen defensores
de oficio. Sin más opción que el abogado privado en estas dos provincias, la
ausencia de abogados de oficio abre un costo adicional para el acceso a la justicia.
Esta realidad no es exclusiva de Chincheros y San Marcos sino de muchas a nivel
nacional pues el número de defensores de oficio en el país no supera los mil.

Las necesidades de defensa legal gratuita llegarían a un punto de tal importancia


que un funcionario de la DEMUNA de San Marcos mencionó que han llegado a
patrocinar judicialmente algunos casos de personas de escasos recursos a pesar
de la prohibición expresa del MIMDES. En ocasiones, los casos que no pueden
atender eran derivados a PROJUR, pero el problema subsistía pues tampoco esta
institución tenía la capacidad de litigio requerida.

Por esta razón es preocupante que el formato de demanda judicial de alimentos


(permite iniciar el proceso judicial sin abogado) puesto a disposición por el Poder
Judicial, tenga un uso marginal en las provincias analizadas en esta investigación
(entre un 0% y 5% de demandas lo usaron, según la provincia). Las razones están
en la falta de difusión de la opción del formato y del formato mismo, y el lenguaje
no amigable que emplea, e incluso en el celo de algunos abogados para promoverlo
ya que su uso prescinde de su participación en el proceso judicial.

En suma, las referencias dadas en este punto hacen alusión a las personas
que han dado algún paso para acceder al sistema de justicia y en el camino
encentraron dificultades. Quedan al margen todas las mujeres que entablaron un
tímido o nulo contacto con el Poder Judicial u otras instituciones que son vías
de satisfacción de sus necesidades de justicia. Para ellas, los costos del acceso
a la justicia son muchos mayores si asumimos que postergan la defensa de sus
derechos vulnerados y no acceden a una solución que pueda protegerlos.

2. Caracterización de las mujeres demandantes de alimentos

Hasta el momento se ha hecho referencia a las mujeres demandantes como un grupo


casi homogéneo, sin caracterizarlo con mayor detalle. Toca ahora definir cuál es el perfil
de la mujer que accede a los servicios de justicia en busca de una pensión de alimentos
en función de las principales características halladas en los trabajo de campo.

Al principio, las distintas fuentes empleadas parecerían dar pistas muy distintas y
hasta contradictorias sobre la mujer demandante. Se podría construir un perfil en base
a las entrevistas con los operadores de justicia. Sin embargo, terminaría siendo muy
distinto de aquél hecho en base a la lectura entrelíneas de las referencias a las mujeres
plasmadas en las demandas. Igualmente, un perfil muy distinto se obtendría si la fuente
de información se limitara a las contestaciones de demanda.

50
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

¿A qué se deben estas discrepancias de fuentes? ¿En cuál se puede confiar más? El
problema con algunas fuentes es que la información que transmiten suele estar mezclada
con prejuicios que terminan por subjetivizar y trastocar la caracterización de la mujer
demandante por alimentos.

De un lado, es habitual que los jueces no tengan un acercamiento muy cercano a la


persona detrás del proceso judicial. La cantidad de casos por resolver y la burocracia de
los procesos tienden en cierta forma a despersonalizar el trato entre el juez y las partes,
haciéndolo más distante22.

Ese distanciamiento entre causa judicial y partes crea un vacío de información sobre
las características de demandantes y demandados que es llenado con preconceptos
sobre la mujer demandante (y también sobre el hombre demandado) muchas veces
cargados de machismo. Se podría decir que este fenómeno no se aplica exclusivamente
a la mujer que demanda alimentos, sino que es casi generalizable a cualquier hombre o
mujer litigando en cualquier materia23.

En nuestra sociedad aún rigen características y conductas que son asignadas a los
hombres (proveedor económico, rudeza, etc.) y otras distintas a las mujeres (reproducción,
cuidado del hogar, dulzura, bondad, etc.). Asumir la responsabilidad de ser juez, fiscal,
policía, abogado, personal de ONG u otro no implica librarse automáticamente de tales
prejuicios ni tomar consciencia de su riesgo. En muchos casos, el ambiente profesional
es simplemente un espacio más donde estos prejuicios se expresarán, y que, a lo largo
de la investigación, se observa en sesgos para la determinación del monto de pensión,
el trato a la mujer, etc.

En los abogados también se observan conductas que conducen a distorsionar el


perfil de la mujer. Tal como se revisará más adelante cuando se desarrollen los costos
derivados por el funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de
los abogados, estos profesionales suelen plasmar en sus escritos una imagen estereo-
tipada de la mujer. Cuando tienen como cliente a la demandante, el abogado crea en
sus escritos una imagen de mujer con pocos recursos y sentimentalmente dañada. No
obstante, cuando el cliente del mismo abogado es el demandado, la imagen de la mujer
es radicalmente distinta: Persona con capacidad económica y culpable de la ruptura de
la relación sentimental con el demandado, y hasta incluso bebedora y con una exagerada
libertad sexual.

Sea como sea, la separación entre mujer y causa judicial, sumada a los estereotipos
comentados, disminuye la visibilidad de los rasgos objetivos que caracterizan a la mujer
demandante. Es más, incluso hablar de mujer como variable universal también es una

22. Al decir de muchos jueces, este efecto es mucho más común entre los jueces penales que ven casos graves o extremos. La asiduidad de la violencia
de los casos que tramitan influencia en que su umbral de asombro y no sensibilidad sean mayores. En otras palabras, algunos jueces pueden llegar a
habituarse a tratar casos extremos pero sin mostrar mayor impresión, apego o empatía hacia las víctimas.

23. Así, erróneamente, algunos operadores judiciales pueden hacer las asociaciones simplistas entre pobreza y delincuencia, medio rural e ignorancia,
buena posición económica y alta educación, etc. Valga decir que estas asociaciones no son parte exclusiva del pensar de los jueces sino que son comu-
nes entre la población.

51
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

falta. Al decir «mujer» se reconocen diversos grupos diferenciados por variables de corte
social, económico o cultural. A este punto, sin embargo, no entraremos.

Por todas estas razones, el perfil de la mujer demandante por alimentos que se
presentará a continuación obedece a los rasgos demográficos (edad, nivel de estudios,
número de hijos) y sociales (ocupación y nivel de ingresos) a partir de la información obje-
tiva recogida en los expedientes judiciales y en las encuestas a las propias demandantes.

Esta información ha sido complementada con el perfil de historia de violencia contra


la mujer bajo el objetivo de buscar rastros de violencia física, psicológica o sexual sufrida
por las mujeres demandantes por alimentos, en un intento de visibilizar que estos procesos
judiciales pueden ser la punta del iceberg de una realidad mayor.

Conocer con detalle quiénes son las mujeres detrás de los casos de alimentos en
cada una de las provincias estudiadas contribuye a dibujarle un rostro más humano a la
problemática local que puede servir en múltiples maneras, como para focalizar propuestas
que mejoren el acceso a la justicia, sensibilizar a los operadores de justicia y actores de
la administración de justicia, etc.

Por último, es necesario recordar un último punto vinculado con la metodología


aplicada. No todas las mujeres, cuyos procesos de alimentos fueron sistematizados,
pudieron ser encuestadas en vista de diversas dificultades presentadas (lejanía de muchas
zonas de encuesta, direcciones no actualizadas, encuestadas no presentes en el hogar,
etc.). En algunos casos, por tanto, los datos perdieron representatividad aunque de todas
formas conservan su utilidad para definir ciertas tendencias o rasgos básicos.

2.1. Perfil demográfico

El promedio de edad con que una mujer inicia la demanda por alimentos gira
alrededor de los 30 años o un poco más en función de la provincia. En las dos
provincias estudiadas en Cajamarca, la edad promedio de una mujer al iniciar este
proceso judicial fue de 30 años, cifra que en Andahuaylas se elevó hasta 32 y en
Chincheros a 36 años.

Aproximadamente 1 de cada 10 mujeres que presentaron su demanda tienen


menos de 20 años. A esa corta edad, este dato grafica un escenario de dificultades
para seguir o continuar estudios superiores que le facilitarían a la mujer insertarse
al mercado laboral y obtener mejores ingresos. De hecho, un dato interesante es
que la mayoría de estas mujeres sólo ha realizado estudios técnicos o superiores.

La información por rango de edades muestra dos patrones distintos. El patrón


mayoritario es observado en Andahuaylas, Chota y San Marcos. En estas provincias,
más de la mitad de las mujeres demandantes por alimentos tiene menos de 30
años, con mayor énfasis en las provincias de Cajamarca.

52
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Por el contrario, en Chincheros, una mayor cantidad de mujeres está en los


rangos de edad superiores a los 30 años. La composición de edades es más fuerte
en el grupo de 31 a 40 años (54.5%) y además la proporción de mayores de 50
años (13.6%) es el doble que en las otras provincias.

Cuadro 2
Edad de las demandantes en procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia.

El número de hijos entre la demandante y el demandado también es una


variable a considerar. En cada una de las zonas de estudio, la pareja no tiene más
de un hijo (entre Chincheros en 54.5% y San Marcos 81.5%). Las dos provincias de
Apurímac tienen un mayor porcentaje de parejas con más de un hijo. Asumiendo
que una pareja con más hijos ha tenido una relación de mayor tiempo, los datos
indicarían que las demandas por alimentos en estas provincias responden a parejas
más duraderas.

La importancia de esta información da ciertas pautas para comprender más a


fondo la problemática detrás de los procesos judiciales por alimentos. ¿Se trata de
la judicialización de una obligación incumplida dentro de la pareja «estable» o más
bien de un problema social distinto?

Los datos ponen en evidencia algo particular: El vínculo entre la demandante


y el demandado obedecería, en buena parte de los casos, a relaciones pasajeras.
La lectura de los expedientes judiciales también lo confirma. Fue importante la
cantidad de casos donde se explicitaba que entre las partes no hubo más que una
relación pasajera o extramatrimonial.

Un vínculo sentimental por fuera del matrimonio o pasajero puede ser una
dificultad adicional para manejar correctamente la problemática del tema de
alimentos. La demanda judicial hace pública la existencia del hijo del demandado
por fuera de su matrimonio y, al mismo tiempo, puede ser un factor que retarde la
acción legal a tomar por parte de la mujer.

53
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Otros datos valen la pena de ser destacados. En las provincias más grandes,
Andahuaylas y Chincheros, el número de hijos máximo (6) es mayor que en
las provincias menores, Chincheros y San Marcos (3), quizás explicado por un
menor acceso en éstas a información sobre paternidad responsable y métodos
anticonceptivos.

Cuadro 3
Número de hijos entre demandante y demandado por alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia.

Finalmente, el analfabetismo tendría un espacio reducido entre las mujeres


demandantes, a la luz de los datos obtenidos entre las demandantes por alimentos.
Una forma de detectarlo con considerable éxito es contabilizando a las mujeres
que registraron su huella digital en la demanda en lugar de su firma (signo de no
saber escribir). En Chota, esta variable llegó al 8% y en San Marcos hubo una cifra
similar (7.4%), mientras que en Andahuaylas algo menos (4.5%) y en Chincheros
no se registró ningún caso.

Cuadro 4
Nivel de analfabetismo entre las demandantes por alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia.

54
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2.2. Perfil socioeconómico

El perfil socioeconómico fue abordado desde dos variables, ocupación y nivel


de ingresos de las mujeres demandantes en procesos por alimentos. En ambos
casos, si priorizamos el eje económico los resultados muestran una situación de
importante vulnerabilidad principalmente porque la labor realizada (básicamente,
trabajo en el hogar) está ligada a la generación de bajos ingresos y a oportunidades
de mejora económica limitadas.

La estructura del mercado laboral, sobre todo en Chincheros y San Marcos, no


ofrece grandes posibilidades u opciones de trabajo bien retribuidas para quienes
no gozan de determinado nivel de capacitación. En estas zonas además los niveles
de ingreso suelen ser menores.

La principal ocupación entre las demandantes es mayoritariamente la de


ama de casa. Serlo no merece descalificación alguna pero suele imponer algunas
dificultades económicas. Su capacidad de ahorro (casi nula) es inversamente
proporcional a su dependencia económica (casi total). El resto de medios de
ocupación tampoco se muestra como importante desde el punto de vista de
generación de ingresos (comerciante, agricultora, docente, enfermera, etc.).

En general, el nivel educativo de las demandantes por alimentos no va más allá de


los estudios secundarios, siendo la principal ocupación como hemos referido, la de
ama de casa. Desafortunadamente, el logro educativo condiciona el acceso a mejores
oportunidades de generación de ingresos, alimenta la dependencia económica de la
mujer en el hombre y, este factor, contribuye a ocasionar desequilibrios en las relaciones
de poder en la pareja fortaleciendo los patrones de mujer (rol de reproducción) y de
hombres (proveedor económico). Afortunadamente, este hecho no es categórico.

Aunque es difícil ser contundentes con la información recogida en las encuestas


sobre el ingreso de estas mujeres, vale la pena citar un par de datos. Entre las
mujeres demandantes que pudieron ser encuestadas, su presupuesto o ingreso
mensual promedio varió entre los 93 nuevos soles para San Marcos y los 342 para
Andahuaylas.

Los bajos ingresos introducen usualmente dificultades en la economía familiar,


agravándose la situación si aparecen gastos que están por fuera del presupuesto
regular, como el de un proceso judicial. Sólo los honorarios del abogado (127 nuevos
soles en promedio según los datos recogidos), requerido para iniciar y avanzar en el
proceso24, representan buena parte del ingreso promedio mensual de estas mujeres
y eso sin considerar que luego vendrá otro tipo de costos económicos por afrontar.

24.Si bien existe un formato de demanda por alimentos, su uso es ínfimo. Nunca se registraron demandas con formato en Andahuaylas ni Chota, pero sí
en Chincheros (5%) y San Marcos (4%). Aun cuando esto ayude, haría falta más formatos para otras etapas del proceso (solicitud de declaración de rebel-
día, solicitud de liquidación de devengados, solicitud de requerimiento de pago de pensión, solicitud para remitir expediente al juzgado penal u otras).
De todas formas, hay que guardar cuidado con los efectos de la ausencia de defensa en el proceso. Más adelante se advertirá que cuando se concilia
judicialmente, la presencia o ausencia del abogado de la demandante es un factor que influye en una mayor o menor pensión.

55
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 5
Ocupación de las demandantes por alimentos

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos


Elaboración propia.

Cuadro 6
Nivel de estudios de las demandantes en procesos de alimentos

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia.

Cuadro 7
Presupuesto/ingreso mensual de las demandantes por alimentos

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia.

56
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

En consecuencia, a las mujeres demandantes por alimentos bajo vulnerabilidad


económica les será más difícil solventar por su cuenta los gastos de interponer
una demanda judicial por alimentos y proseguir con el caso hasta el final25.

En efecto, poco a poco, los gastos del proceso judicial pueden comprometer
la capacidad de gasto de la demandante. Es decir, que los desembolsos ligados
al proceso judicial no siempre podrán ser cubiertos con sus ingresos. Frente
a ello, algunas mujeres se ven obligadas a recurrir a determinadas fuentes de
financiamiento entre propias, formales e informales.

Ciertamente, esa es la realidad que recogen las cifras. Sólo el pago al abogado
ya implica un sacrificio económico y una estrategia de financiamiento particular
más allá de la propia generación de ingresos por parte de la demandante. Aunque
los datos varían según la provincia estudiada, la mayoría de mujeres encuestadas
ha recurrido a préstamos de familiares o amigos o, en todo, caso han hecho uso
de sus propios ahorros.

Cuadro 8
Formas de financiamiento para el pago de los honorarios de abogado(s)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos


Elaboración propia

Lo paradójico del proceso de alimentos es que, mientras la mujer debe afrontar diversos
gastos para que el proceso avance, el hombre no. La sentencia le llegará a su domicilio aún
si éste haya sido declarado rebelde, si nunca asistió a las audiencias de conciliación citadas
por el juez e incluso sin haber necesariamente consultado con un abogado.

Por supuesto, no se trata de una crítica a estas figuras legales pues gracias a
ellas el caso puede avanzar pese a la indiferencia del demandado. No obstante, en
términos económicos le resulta a éste un ahorro significativo, teniendo en cuenta
que es el hombre quien supuestamente vulneró diversos derechos de la mujer

25. Dependiendo de provincia estudiada, la proporción de demandas abandonadas tiene poca o mucha importancia. Como se detallará más adelante, en
Chincheros, por ejemplo, de los 22 expedientes revisados, ninguno fue abandonado. En Chota, en cambio, el porcentaje de abandono llegó al 35% de las
demandas.

57
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

y de sus hijos. Aunque teóricamente, el demandado debería pagar al final del


proceso las costas y los costes, no es una práctica aplicada por los jueces, según
la información de los expedientes judiciales analizados.

2.3. Perfil de historia de violencia contra la mujer

Las características e implicancias del estudio de casos de alimentos obligan incluir


algunas otras variables que puedan complementar el perfil de la mujer demandante
de alimentos que llegó al Poder Judicial. La razón es que los datos de edad, estado
civil, ocupación u otros revisados dan un panorama un tanto frío de la historia de vida
detrás de la demanda por alimentos que no se acercan de manera suficiente a un
retrato social de la problemática subyacente a cada caso.

Detrás de los datos yace un perfil oculto de la mujer que hemos tratado de sondear
mediante tres variables que, de alguna forma, resumen problemáticas mayores en el
vínculo de pareja entre demandado y demandante, al margen que éste haya sido
esporádico o extramatrimonial, como en buena parte de los casos, o mayor estabilidad.
Los casos de alimentos suelen cargar consigo una historia de desequilibrios en las
relaciones de pareja que van más allá de su duración o seriedad.

Creemos que bajo estos supuestos es más factible comprender la presencia de


ciertos fenómenos que exteriorizan formas de violencia psicológica, física o sexual
contra la mujer ejercida durante o incluso después de su vínculo con el demandado.
Claramente, tales signos de violencia han sido expresados en los escritos de los
procesos judiciales estudiados bajo la forma de un lenguaje en ocasiones indiferente
o tosco y en otras hasta violento.

Un primer intento por sondear la presencia de formas de violencia contra la mujer


se realizó a través de la presencia de menciones explícitas en las demandas judiciales
presentadas. Somos conscientes que, en la práctica, esta fuente no es fiel reflejo de la
realidad vivida por la mujer ni menos aún de los actos de violencia que pudiera haber
sufrido. No por ello, sin embargo, dejan de ser un referente importante.

Los resultados muestran que, en mayor o menor medida, las demandas sí


testimoniaban el ejercicio de violencia por parte del demandado. En su forma
psicológica, la violencia registrada varió entre 0% (Chincheros) y 22.2% (San
Marcos), mientras que la violencia física osciló entre o% (Chincheros) y 5.7%
(Chota). Las menciones a violencia sexual fueron solamente algo menores: entre
0% (Chincheros y Chota) y 3.7% (San Marcos).

Si nos guiamos por estos datos, la conclusión sería la siguiente: Los niveles de
violencia contra la mujer, identificados a partir de las demandas por alimentos, son
particularmente bajos si se toma como referencia a estudios a gran escala. Así, por
ejemplo, una encuesta de la Universidad de Lima (febrero, 2009) detectó niveles de
violencia psicológica de orden del 25% y de violencia física que llegaron al 16%.

58
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La diferencia entre la prevalencia de violencia contra la mujer detectada en las


demandas judiciales y en la encuesta citada, pondría en evidencia la debilidad de la
primera fuente para arribar a un diagnóstico apropiado. En el caso de nuestro objeto
de estudio, un intento más certero fue el realizado a través de las propias encuestas a
las demandantes cuyos casos fueron revisados.

Antes de revisar los resultados de esta segunda fuente, es imprescindible un comentario


puntual. Sea cual sea la fuente para arribar a la cifra de mujeres que sufrieron violencia, siempre
subsistirá una cifra negra. Es decir, un determinado porcentaje de mujeres (u otras fuentes
de información) que ocultarán su condición de violentadas. Los datos sobre el particular,
por ende, siempre tenderán a subestimar en algún grado la realidad que pretenden medir.

Los resultados, aún con una representatividad menor que la de los expedientes,
dan cuenta de una mayor presencia de violencia que la identificada en las demandas.
La conclusión es fuerte pues la presencia de la violencia psicológica (advertida y
reporta por las encuestadas) es bastante importante según la zona: entre 22.6%
(Chota) y 89.2% (Andahuaylas). La violencia física también alcanzaría un peso
importante, como en el caso de Chota (67.7%) y Andahuaylas (81.1%). Asimismo,
los episodios de violación sexual fueron reportados únicamente en Andahuaylas
pero alcanzan un nivel bastante preocupante (31.1%).

Aun cuando los niveles de reporte de violencia son considerables, estos delitos
quedan al margen del sistema de justicia, impunes y perpetúan la posición de
subordinación de la mujer, retrasan su reconocimiento como total sujeto de derechos
y muy probablemente traspasen estos mismos criterios a los hijos que ellas crían. Así
lo corroboraría el hecho que muy pocas mujeres hayan manifestado haber interpuesto
otro tipo de demandas contra los agresores (demandados por alimentos). Este fue el
caso únicamente en Andahuaylas (9.9%) donde el tipo de violencia registrado fue el
que entraña un daño más profundo (violencia sexual).

Cuadro 9
Mujeres demandantes por alimentos que sufrieron violencia en sus relaciones de pareja
(fuente: expedientes judiciales)

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

59
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 10
Mujeres demandantes por alimentos que sufrieron
violencia en sus relaciones de pareja
(fuente: entrevistas con demandantes)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia.

No se trata, entonces, que las mujeres demandantes por alimentos en las


zonas de estudio hayan sufrido menos violencia en comparación con algunas otras
encuestas nacionales. Más bien, la violencia se calla por temor o vergüenza de
contarlo al abogado o de hacerlo público en un proceso judicial.

No podemos descartar tampoco que la mujer sí cuente el hecho a su abogado o


que éste lo pregunte pero que, luego, el factor violencia de género no sea utilizado
como punto de apoyo de las demandas por alimentos. De ser así, los patrones
de la sociedad empujan a la mujer a relativizar al daño de cierto tipo de violencia
(como la psicológica), ocasionando que minimice su importancia al punto de no
merecer contar los hechos de violencia al abogado.

Incluso es probable que el propio abogado no considere los hechos de violencia


como un factor clave de la estrategia legal. Es algo extraño que los abogados no incluyan
en las demandas a este factor pues significa un peso importante para ganar el caso.
Quizás la respuesta esté en la tristemente célebre ley del menor esfuerzo. El abogado no
necesita valerse de los hechos de violencia, ni preguntar sobre ellos, ni armar un caso más
dramático para convencer al juez pues, por lo general, los jueces reconocen el derecho a
pensión en sus sentencias. Efectivamente, como se verá más adelante, los casos donde
el juez emiten una sentencia desestimatoria o rechaza la pretensión son escasos o nulos:
varían entre 0% (Chincheros y Chota) y 15% (San Marcos).

Paradójicamente, la violencia contra la mujer se erige como una barrera de


género para el acceso a la justicia. La inconsciencia sobre los derechos, la falta
de recursos, la sumisión al hombre, el miedo, la insuficiente red de instituciones
del Estado sobre todo en zonas rurales abocadas a la protección de la mujer,
entre otros factores, empujan a que las mujeres ejerzan sus derechos con menor
intensidad y a que condicionen su desarrollo familiar y el de sus hijos (y sus futuras
60
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

relaciones de pareja) a una vida con violencia. Se callan los hechos y se aleja a la
mujer del sistema de justicia que justamente está ahí para protegerla.

3. Caracterización de los procesos judiciales de alimentos

Los expedientes judiciales de pensión por alimentos son la expresión acumulada y


resumida del conjunto de acciones legales llevadas a cabo en el marco del acceso a la
justicia. Evidencian y, a la vez, esconden intenciones y esperanzas en forma de hechos y
derechos. Son, además, la materia principal para el estudio del caso y la decisión del juez.

La importancia de los expedientes judiciales se fija en su calidad de testimonio escrito


de los reclamos de la demandante frente a la justicia. La estructura del proceso judicial
de alimentos es bastante simple y ha sido resumida en la siguiente ilustración, luego
de la cual se entra al detalle de sus principales características a la luz de los resultados
obtenidos de la sistematización de expedientes judiciales.

Ilustración 4
Etapas del proceso judicial de alimentos

3.1. El perfil de la demanda por alimentos

En general, las demandas por alimentos revisadas en las provincias de


Andahuaylas y Chincheros (Apurímac), Chota y San Marcos (Cajamarca), se
definieron por ser escritos de corta extensión (entre 3 y 4 páginas, la mayoría).
61
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Su contenido además se caracterizó por ser concreto en el relato de los hechos


y sobre todo en el apoyo jurídico invocado. Además, fue común encontrar en las
demandas ciertos patrones reiterados, sobre todo en Chincheros y San Marcos,
donde los abogados que litigan en esta materia son pocos.

A continuación se presentan los principales rasgos de las demandas en las


zonas de estudio. Se eligieron cuatro puntos de análisis que constituyen segmentos
esenciales de la propia demanda o del mismo proceso judicial. Se parte por (i)
el grado de utilización del formato por alimentos del Poder Judicial para luego
revisar (ii) el destinatario de pensión, (iii) la forma de la pensión solicitada (monto
fijo o como porcentaje de los ingresos del demandado), para luego cerrar con (iv)
el monto solicitado de pensión26.

3.1.1. Utilización del formato de demanda de alimentos del Poder Judicial

A finales del año 2004, exactamente el 28 de diciembre, el Congreso


dictó la ley 28439, aprobando diversas medidas para la simplificación de
los procesos de alimentos. Esta ley dispuso que el Consejo Ejecutivo del
Poder Judicial elabore y apruebe un formato de demanda de alimentos de
distribución gratuita, cuya ventaja principal es que la demandante prescinda
de la firma del abogado para presentar la demanda. Con ello no sólo facilita
el primer paso para ingresar al Poder Judicial sino que también se reduce
costos a las justiciables.

A inicios del año 2005 (24 de febrero), salió publicada en el diario oficial
la Resolución Administrativa 0512005CEPJ por medio de la cual el Poder
Judicial aprobaba dicho formato (anexo 1). Se especificó que sea la Gerencia
General de esta institución la encargada de su difusión a las diferentes Cortes
del país.

Las buenas intenciones de esta iniciativa son claras e inobjetables.


Desafortunadamente, el nivel de utilización del formato deja que desear. De
los expedientes analizados (años 2007 y 2008), no se hallaron demandas
presentadas bajo el formato ni en Chota (Cajamarca) ni Andahuaylas
(Apurímac), las dos provincias más grandes estudiadas. En San Marcos, sólo
un 3.7% de las demandas hizo uso del formato, en tanto que en Chincheros
la cifra aumentó ligeramente (4.5%). Esto quiere decir que detrás de casi
todas las demandas existió un abogado que naturalmente cobró por ello (con

26. Es oportuno mencionar que una parte menor de las demandas analizadas en el trabajo de campo fueron calificadas como inadmisibles (entre 2.3%
en Chota y 15.2% en Andahuaylas) o, menos aún, improcedentes (sólo 1 caso en San Marcos). Los casos declarados inadmisibles (prácticamente solo
en Andahuaylas, 15%) obedecieron básicamente a la falta de la acreditación de la relación con el demandado y a la acreditación de la filiación (con lo
cual el juzgado de paz perdía competencia). Otras razones consignadas estuvieron en errores menores entre los nombres de los hijos consignados en la
demanda y las partidas de nacimiento, error menor que pudo haber sido subsanado una vez admitida la demanda. Este detalle permite evidenciar cómo
la actuación de cada juez marca estilos distintos, en ocasiones innecesariamente perjudiciales, de administrar justicia cuando se privilegia mecánica y
desproporcionalmente los aspectos formales en un proceso judicial.

62
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

la excepción de los defensores de oficio) y por tanto la demandante tuvo que


incurrir en un costo económico en su ruta de acceso a la justicia.

Aunque posteriormente se tratará con mayor detalle, las principales


fallas del formato de demanda para procesos de alimentos se centraron en
su contenido no fácilmente comprensible así como estrategias restringidas
de difusión del formato que no fueron más allá de su disponibilidad en el
propio juzgado y sin mayor divulgación de su existencia, así como cierto celo
de los abogados en no proponer su uso. Queda claro que estas tareas no
eran responsabilidad de los abogados (más bien, éstos estarían perdiendo
ingresos si lo hicieran) sino del propio Poder Judicial.

Cuadro 11
Utilización del formato de demanda por alimentos del Poder Judicial

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia.

3.1.2. Destino de la pensión solicitada

Las demandas judiciales evidencian la primacía de los hijos por sobre el


binomio madre hijo al momento de establecer el destinatario de la pensión.
La mayor parte de las demandas revisadas tiene como pretensión la obtención
de una pensión para los hijos. En Chota, el 85% de las demandas de alimentos
tuvo esta orientación y en San Marcos fue de 100%. En Andahuaylas, la cifra
es de 83.4% mientras que Chincheros tiene el menor peso (72.7%).

Hasta cierto punto, la preponderancia de solicitar la pensión


exclusivamente para los hijos obedece a una estrategia legal del abogado de
la demandante que busca evitar el rechazo del demandado a otorgarle una
pensión a la mujer, ya que es ella quien lo emplaza públicamente al entablarle
una demanda judicial. Tampoco puede descartarse que el motivo tenga que
ver con que la mujer no necesite la pensión. Así lo señaló un abogado de
Cajamarca entrevistado.

63
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 12
Destino de la pensión solicitada en la demanda

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos


Elaboración propia.

3.1.3. Forma de la pensión solicitada (monto fijo o porcentaje)

La pensión de alimentos puede ser solicitada bajo dos formas: como


monto fijo mensual o como un porcentaje de los ingresos del demandado.
Con mayor frecuencia, la pensión es solicitada como porcentaje fijo cuando
el demandado tiene flujos mensuales estables, situación correspondiente al
hecho de que labora para una institución de manera formal y que, por tanto,
es factible el descuento automático por planilla.

La principal forma de pensión solicitada fue la del monto fijo, con énfasis
en Chota (86.4%), San Marcos (92.6%) y Andahuaylas (62.8%), a diferencia
del patrón observado en Chincheros (9.1%). Estos resultados sugieren que en
pocos casos los demandados están adscritos a un trabajo formal y que, en
consecuencia, serán mayores las facilidades que el demandado tendrá para
incumplir con el pago de la posible pensión.

Cuadro 13
Forma de la pensión solicitada (monto fijo o porcentaje)

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

64
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3.1.4. Monto de pensión solicitado

El monto de pensión solicitado normalmente no obedece a un cálculo fino


realizado entre la demandante y el abogado. Su fijación forma parte de la estrategia
legal de los abogados. Éstos saben que, de ganar el caso como generalmente se
da, el juez no otorgará exactamente lo solicitado en el petitorio sino una cantidad
menor. Finalmente, un proceso judicial es un juego de estrategias legales entre
dos partes que buscan maximizar su propio beneficio en amparo de los derechos
que le correspondan. Y, en efecto, ninguno de los 146 expedientes de alimentos
con sentencias estimatorias que fueron revisados, el juez otorgó una pensión
igual a la solicitada en la demanda. Siempre, la pensión fue menor.

Cuando la pensión fue solicitada en monto fijo, su cuantía promedio osciló


cerca a los 500 nuevos soles por mes, es decir, menos que una remuneración
mínima vital del 200927. Andahuaylas registró el mayor promedio (502 nuevos
soles), siendo mayor que ambas provincias de Cajamarca (Chota: 476 y San
Marcos: 482). En el caso de Chincheros el promedio fue bastante menor
(275) pero hay que considerar que este dato corresponde sólo a 2 demandas.

Cuando la solicitud de pensión se hace en función a un porcentaje de los


ingresos del demandado, la cifra máxima a solicitar es de 60%. Sólo en casos
contados, se encontraron demandas cuyas solicitudes excedieron este límite,
evidenciando debilidades en los conocimientos sobre la materia por parte de los
abogados. La mayor parte de pensiones solicitadas en porcentaje están entre
el 40% y 60% en las cuatro provincias en investigación. En Chota el promedio
fue de 44% y en San Marcos llegó a 60% (sólo 2 demandas), mientras que en
Andahuaylas el promedio es de 50% y en Chincheros fue algo menos (48%).
Gráfico 1
Pensiones promedio solicitadas en las demandas de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración

27. Como se viera anteriormente, en la mayoría de casos el número de hijos entre las partes del proceso no fue mayor a uno. Por ello y para no complicar
la lectura de los datos, se ha optado por trabajar con el promedio simple de pensión y no con el promedio ponderado.

65
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Es probable que la razón para que estos rangos estén cerca al tope legal
obedezca a la estrategia procesal aplicada por los abogados. No obstante,
también hay que considerar que mientras los ingresos del demandado sean
menores, por lo menos en teoría, las necesidades de la mujer demandante y
de sus hijos tenderán a ocupar una mayor proporción de esos bajos ingresos.
Gráfico 2
Cuantía de pensión solicitada como monto fijo

Nota: Los datos entre paréntesis corresponden al número de observaciones.


Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia

Gráfico 3
Cuantía de pensión solicitada como porcentaje de ingresos de demandado

Nota: Los datos entre paréntesis corresponden al número de observaciones.


Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia

66
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3.2. Los resultados de las demandas por alimentos

El último punto básico para completar la caracterización de las demandas por


alimentos consiste en revisar algunas variables sobre (i) las principales formas de
conclusión de los procesos, (ii) los montos de pensión solicitados, (iii) la presencia
de recursos de apelación y finalmente (iv) la duración de los procesos. Con ello se
cierra formalmente el tránsito de la demanda.

3.2.1. Formas de conclusión del proceso

Un primer punto de partida es que grosso modo en 2 de cada 3 demandas


de alimentos presentadas en los juzgados de paz letrados finalmente se
reconoce la pensión de alimentos al concluir el proceso judicial. En cierta
forma, esta proporción equivale al índice de éxito primario de la presentación
de las demandas, es decir, el reconocimiento judicial del derecho a pensión
a favor de la demandante. El objetivo posterior guarda relación con el
cumplimiento en la ejecución de tal derecho28.

La proporción de casos de éxito varía de forma importante entre


provincia y provincia. Así, se tiene el caso de Chincheros donde en la totalidad
de las demandas tomadas como muestra (100%) se reconoció el derecho
de pensión a la mujer. En cambio, las proporciones de las otras provincias
mostraron una escala más baja y homogénea (Andahuaylas 68%, Chota 65%
y San Marcos 63%).

Del otro lado, 1 de cada 3 demandas termina sin que se llegue a un


reconocimiento de pensión. Los porcentajes son algo mayores en las
provincias de Cajamarca (Chota 35%, San Marcos 37%) que en las de
Apurímac (Andahuaylas 32%, Chincheros 0%).

Estos datos están haciendo referencia a un éxito del proceso que no


toma en cuenta las formas por las cuales la pensión ha sido fijada (sentencia,
conciliación judicial o transacción extra judicial oficializada al juez) o no
considerada (abandono, desistimiento o desestimación)29.

El reconocimiento del juez al derecho a pensión puede llegar por


diferentes vías. La más evidente es la sentencia, es decir, cuando es el juez

28.Este punto es desarrollado después pero se puede adelantar que hay fuertes indicios sobre un bajo nivel de ejecución de sentencias. La práctica de
consignar el pago de la pensión en el expediente no es habitual. A partir de los datos disponible se construyó un índice de cumplimiento del pago de las
pensiones, cuyos resultados varían entre un 21% (Andahuaylas) y 36% (Chota). Las encuestas a las demandantes, aunque de representatividad menor,
dan pautas más certeras: se ha cumplido siempre entre un 12.5% de los casos (Andahuaylas) y 37.5% (San Marcos).

29.La transacción judicial es una especie de contrato por el cual las partes acuerdan poner fin al litigio mediante la concordancia en los términos de un
arreglo de sus pretensiones. No obstante, la cuestión de alimentos no es transable por referirse al beneficio de terceros. Pese a ello, judicialmente, los
jueces aceptan las transacciones extrajudiciales y las toman como una forma válida para cerrar el proceso judicial. La incongruencia entre la norma y
su aplicación no desacredita el uso del término «transacción judicial» para fines de esta investigación. Se continuará empleando esta referencia para
representar lo que sucede en los hechos y no para definir una categoría jurídica, aspecto que en estas páginas tiene nulo interés.

67
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

quien, por sobre las partes y previo estudio del caso, reconoce el derecho y
asigna un monto de pensión específico.

En cada una de las 4 provincias bajo estudio, la sentencia fue la principal


forma de conclusión del proceso aunque varía de forma importante sobre
todo entre Apurímac (Andahuaylas 36.8%, Chincheros 36.4%) y Cajamarca
(Chota 46.6%, San Marcos 55.6%).

Otra de las formas de dar fin al proceso es por intermedio de la


conciliación judicial. Se da cuando las partes llegan a un acuerdo en el marco
de la audiencia única a la cual el juez las convoca. El juez es quien primero
propone una fórmula de conciliación (monto de pensión). De no ser aceptada
por las partes, éstas pueden llegar a un acuerdo en la misma audiencia. Si no
es posible arribar a un acuerdo durante la audiencia, ésta se da por finalizada
y, entonces, el juez deberá dictar sentencia.

La conciliación como forma de término del proceso muestra proporciones


dispares entre las zonas de estudio que nuevamente diferencian los resultados
entre Apurímac (Andahuaylas 21.1%, Chincheros 36.4%) y Cajamarca (Chota
15.9%, San Marcos 7.4%).

La hipótesis que sostiene todos estos datos es que las distintas prácticas
y conductas durante el proceso, tanto de partes como de abogados, influyen
en que entre provincia y provincia prevalezca una u otra forma de resolución
de conflictos. Ello explica, por ejemplo la dispersión de los casos terminados
por transacción judicial entre Andahuaylas (10.3%), Chincheros (27.3%),
Chota (2.3%) y San Marcos donde no hubo ningún caso (0%).

Por último, una mención particular merecen los casos abandonados.


Es decir, aquellos donde el caso fue archivado porque la demandante no
acudió a la audiencia de conciliación. Las únicas ocurrencias se dieron en
Andahuaylas (21%) y en San Marcos (15%) en proporciones no elevadas pero
tampoco marginales. Es altamente posible que estos casos correspondan a
reconciliaciones, arreglos por fuera de lo judicial no oficializados ante el juez,
temor a continuar con la demanda u otros factores que finalmente retraigan
la intención de justicia.

68
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 4
Forma de conclusión de los procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

3.2.2. Monto de pensión solicitada y obtenida

Dentro de las solicitudes de pensión en monto fijo, el promedio osciló en


un rango similar entre las provincias bajo análisis (Andahuaylas 502 nuevos
soles, Chota 476, San Marcos 482), con una diferencia de 6% entre la mayor
y la menor. El caso de Chincheros es especial (275) pues el dato calculado
sólo contempla dos observaciones dado el bajo grado de recurrencia a esta
forma de pensión.

Cuando las pensiones fueron solicitadas como porcentaje de los ingresos


del demandado las diferencias fueron un poco más acentuadas. En este caso
sí es posible observar cierta tendencia a fijar un porcentaje cercano al máximo
legal (60%), aunque a priori se hubiera podido pensar que los promedios
serían mayores por estrategia de defensa. En San Marcos fue donde se
registró el promedio de pensión solicitada más elevado (60%), seguido de
Andahuaylas (50%), Chincheros (48%) y luego Chota (44%).

69
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 14
Promedio de pensión solicitada y obtenida en los procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

Más allá de la pensión solicitada, finalmente importa más la pensión


ordenada por el juez. Para tal fin, resulta útil construir un indicador simple
que, como división de estas dos variables, sirva de parámetro para la
comparación entre lo que la demandada solicitó y lo que obtuvo judicialmente
(lo denominaremos «ratio de pensión»).

La conclusión más saltante al analizar los ratios de pensión es que se


logra un mayor grado de éxito cuando la pensión se solicita como porcentaje
de los ingresos del demandado (opción menos empleada en las demandas) en
lugar de hacerlo como monto fijo (opción recurrida cuando el demandado es
servidor público o trabaja formalmente para una empresa y se puede efectuar
el descuento vía planilla)30.

Dejando a un lado los datos de Chincheros (pues sólo hay 2 observaciones


para las solicitudes de pensión en monto fijo), en las otras tres provincias los
ratios de la pensión como porcentaje de los ingresos del demandado fueron
igual (San Marcos) o mayores (Andahuaylas y Chota) en comparación con la
solicitud de monto fijo. La diferencia en el caso de estas dos últimas provincias
es bastante alta (casi el doble en Andahuaylas y más del doble en Chota).

La explicación parecería estar en que, cuando la pensión se solicita


como porcentaje de los ingresos del demandado, el monto del ingreso del
demandado casi nunca se determina o se informa durante el proceso. La
invisibilidad de sus ingresos y la incertidumbre generada empuja al juez a
proteger a la demandante y su pretensión (sostén de las necesidades del
niño y/o suyas) y, visto así, podría el juez tener menor reparo para fijar un
porcentaje de pensión más cercano a lo solicitado en la demanda.

30.La comparación del ratio de pensión para las dos modalidades de pensión puede ser controvertida. En todo caso, su comparación hace alusión a un
éxito centrado en el objetivo (de pensión) anhelado en la demanda, pero no necesariamente al objetivo de una pensión más alta. Esto último podría ser
calculado con los datos de ingresos de los demandados en los casos que la pensión se solicitó como porcentaje de sus ingresos. No obstante, esa infor-
mación fue consignada en el expediente en casos contados.

70
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cosa distinta sucede cuando el ingreso del demandado ha sido definido


durante el proceso, lo cual se da cuando la pensión reclamada se juega sobre un
porcentaje fijo. En este caso, el juez promedio tendría mayor recelo y quizás hasta
conservadurismo para desligar al demandado de una porción mayor de sus ingresos
a ser entregados a la demandante. En otras palabras, el «recorte» del que nace la
pensión se vuelve más visible y, por tanto, pueden aparecer mayores reparos para
acercar el monto de pensión otorgado al solicitado.

Los distintos resultados de haber optado por una u otra forma al


solicitar la pensión generan inequidades en la forma de administrar justicia
que pasan inadvertidas. Dicho de otra forma, evidencian la ausencia de
criterios homogéneos y técnicos para la determinación de las pensiones por
alimentos y hacen que el mayor éxito en obtener una pensión cercana a lo
solicitado dependa de factores terceros que poco o nada tienen que ver con
lo jurisdiccional, con las necesidades de la demandada y de sus hijos o con
la capacidad de pago del demandado. Varios de los jueces entrevistados
confesaron que el cálculo de las pensiones que asignan no obedece, en efecto,
a procesos técnicos sino a lo que normalmente se otorga en la zona, a lo que
otros colegas asignan o a estimaciones personales.

Pasando a una siguiente variable de análisis, otro de los factores que


influencia el monto de la pensión obtenida reside en la forma en que el
proceso culmina.

Una de las características esenciales que diferencia a las formas


de conclusión de un proceso es el poder que el juez posee y aporta para
administrar justicia. De un lado, en la sentencia, el juez valora la pretensión y
los descargos de cada parte así como los medios probatorios y otros aspectos
que se consideren importantes. En la conciliación, en cambio, las partes
tienen una mayor intervención que, bajo los criterios adecuados (igual poder
entre las partes) y bajo la conducción del juez, debe dar como resultado un
acuerdo equilibrado para ambos.

La transacción, por su parte, es un acuerdo por fuera del Poder Judicial


que luego es traído al juez para sustentar que las partes, sin un mediador,
llegaron a un acuerdo. Las condiciones que permitieron este acuerdo son
desconocidas, representando un espacio donde la presión, la intimidación,
estrategias de negociación u otros factores pueden desfavorecer a la
mujer. Además, la transacción es una forma de evitar continuar litigando y
prolongando los costos asociados, lo cual es resumido coloquialmente bajo la
frase «más vale un mal arreglo que un buen pleito».

En efecto, uno de los casos finalizados por transacción en Andahuaylas


correspondía a una situación que ponía a luz la dificultad del caso. Mientras
que en la demanda se consignó que el hijo para el cual se solicitaba pensión
fue concebido fruto de una violación, la transacción mencionó que el origen

71
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

fueron las relaciones amorosas entre las partes. Así como las transacciones
pueden ser un medio para ocultar hechos de elevada importancia para el
proceso, en otros también puede funcionar adecuadamente, como los 6 casos
(de 21) donde por esta vía las partes llegaron al acuerdo de una pensión del
60% de los ingresos del demandado (máximo legal)31.

Estas tres formas de concluir el proceso (sentencia, conciliación y


transacción) implican, cada una, un mayor o menor alejamiento de la protección
de los derechos de la demandante y de sus hijos, lo cual parecería poco lógico
ya que bajo las tres formas se arriba al mismo resultado (determinación de
pensión).

El inconveniente está en que el distinto grado de actuación del juez


sobre cada una de ellas (alto en sentencias, medio en conciliaciones y bajo
en transacciones) influyó en algunas provincias en el monto de la pensión
obtenida. Ahí donde hay más espacio para la intervención del juez (sentencia),
las pensiones han sido por lo general mayores y, en cambio, donde hay menos
espacio (transacciones) fueron menores.

Cuadro 15
Formas de conclusión del proceso y pensión promedio obtenida

Nota: Los datos de Chincheros y San Marcos cuentan con pocas observaciones por lo cual los
contrastes pierden representatividad; n.o.: no se registran observaciones.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia.

La hipótesis fue probada en las dos provincias grandes (Andahuaylas


y Chota) pero no en las otras dos habida cuenta del bajo número de

31. En ninguno de estos casos los expedientes dejaron constancia del pago de la pensión.

72
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

observaciones, lo cual reducía la confianza en sus resultados. Se aplicó el


test de medias para probar si para cada provincia los promedios de pensión
según cada forma de conclusión del proceso eran estadísticamente distintos.
Los resultados de las pruebas aplicadas permiten validar la hipótesis en
Andahuaylas pero no en Chota.

Reflejado en el respectivo cuadro, es claro cómo en Andahuaylas


disminuye la pensión (fijada como monto fijo) a medida que la decisión se
va alejando del criterio individual del juez. La pensión promedio obtenida
por sentencia fue de 201 nuevos soles, por conciliación judicial 151 y por
transacción 117. A diferencia de ello, en Chota, las conciliaciones judiciales
produjeron una pensión promedio mayor (139 nuevos soles) que por sentencia
(128 nuevos soles) y que por transacción (120 nuevo soles) aunque sólo se
registró un caso de este último.

Considerando las pensiones fijadas como porcentaje del ingreso del


demandado, nuevamente se detectan provincias donde la hipótesis bajo
prueba funciona y otras donde no32. En Chincheros, por ejemplo, el porcentaje
de pensión obtenido es menor mientras la forma de resolución esté más
distante de la sentencia. Con este tipo de resolución la pensión promedio
encontrada fue de 33% y con conciliación judicial fue de 32%. Cuando
se trató de transacciones, el porcentaje fue menor (28%). En cambio, en
Andahuaylas la mayor pensión promedio se ubicó se logra con la transacción
(37%), pero de todas formas una sentencia (28%) dio mejores resultados que
una conciliación judicial (24%)

Lo que prueban estos datos y su falta de uniformidad entre las provincias


es que las prácticas individuales de jueces, abogados y partes tienen un peso
bastante importante en las decisiones de caso por caso. En particular, cada
juez y cada abogado cargan consigo su forma de trabajo pero también de
interpretación y sesgos particulares que hacen perder el sentido de un servicio
de calidad al margen de quién sea el funcionario que resuelve o defiende un
caso.

3.2.3. Interposición de apelaciones

En teoría, la apelación constituye una forma de intentar demostrar


judicialmente el descontento con la forma en que el proceso ha culminado.
En general, la proporción de resoluciones que dieron fin al proceso que
fueron apeladas es baja, lo que representaría una cierta conformidad de las
partes con el desarrollo del proceso o una evaluación negativa de los costos
y beneficios como consecuencia de la apelación.

32. Chota y San Marcos cuentan con pocas observaciones para efectuar cálculos confiables.

73
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Tanto Andahuaylas como Chota registran la mayor proporción de


apelaciones interpuestas dentro de las cuatro zonas estudiadas (13.4%
y 13.1%, respectivamente). Del total de casos revisados, 13% fue apelado
en cada una de estas provincias, además casi siempre este recurso fue
presentado por el demandado. En San Marcos, la presencia de apelaciones
llegó sólo al 4% y en Chincheros no se registró caso alguno.

Cuadro 16
Apelaciones en los procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

Es muy probable que la decisión de apelar esté influenciada por el tamaño


del mercado de abogados, aspecto que será desarrollado más adelante cuando
se resalte su influencia en los costos de acceso a la justicia. Las ciudades
más grandes, como Andahuaylas y Chota (cada una tiene cerca de 150 mil
habitantes), albergan una mayor cantidad de abogados litigantes (57 y 27 en los
temas de alimentos, respectivamente, según la sistematización de expedientes
realizada), lo que genera mayor competencia entre ellos y la emergencia de
estrategias que prolonguen la fuente de ingresos (como apelar resoluciones).

Lo contrario sucedería en las ciudades más pequeñas con menor


número de abogados, como Chincheros y San Marcos (cada una tiene una
población de alrededor 50 mil habitantes), donde la menor competencia
relaja las estrategias de captación y retención de clientes frente a la natural
necesidad de subsistir económicamente. De hecho, el trabajo de campo
permitió identificar a 5 abogados en Chincheros y 8 en San Marcos que litigan
en temas de alimentos.

3.2.4. Duración de los procesos

La duración de los procesos judiciales está determinada por una variedad


importante de factores que pueden influenciar en que terminen antes o
después de lo previsto. No sólo hay que tener en cuenta la carga de trabajo
del juez, sino también la debida notificación, la actividad de los abogados,
la asistencia a las citaciones, entre otros, como la forma en que el proceso
judicial finaliza (sentencia, conciliación, abandono, etc.).

74
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El primer dato a tener en cuenta es el más general de todos, es decir, el


promedio general de la duración del proceso judicial. La media de esta variable
fue similar en casi todas las provincias a excepción de Chota: Chincheros (3
meses y 23 días) y Andahuaylas (4 meses), seguido luego de San Marcos
(4 meses y 10 días) y Chota (7 meses y 23 días) registraron promedios de
duración mayores.

Gráfico 5
Duración promedio de los procesos judiciales de alimentos

Nota: Sólo incluye la duración de los procesos en primera instancia debido al bajo número de
apelaciones.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia

Estos datos deben ser tomados con cuidado y bajo el contexto adecuado.
En primer lugar, la duración de todo proceso judicial está relacionada con
el tipo de resolución que termina el proceso. Un caso que llega hasta la
sentencia tomará más tiempo que uno que finaliza por conciliación judicial. En
segundo lugar, como resultado de lo anterior, las cifras promedio de duración
promedio que acabamos de revisar están influenciadas por la cantidad de
casos culminados bajo una forma u otra. Siguiendo el ejemplo, si los jueces
de una provincia determinada saben manejar las conciliaciones judiciales y
son exitosos en ello, la cantidad de casos resueltos bajo esa modalidad será
mayor que en cualquier otra provincia y, con ello, la duración promedio de los
procesos tenderá a ser menor.

Entonces resulta más cercano a la realidad trabajar con la duración de


los procesos según cómo hayan terminado: sentencia estimatoria, sentencia

75
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

desestimatoria (descarte de derecho a pensión), conciliación (durante la


audiencia única), abandono (básicamente se trata de inactividad procesal
por inasistencia a las audiencias), desistimiento (manifestación expresa
de demandante para dejar la pretensión), rechazo (negación de derecho a
pensión) y por aceptación del acuerdo de transacción extrajudicial33.

La forma más común de terminación de los casos es la sentencia. En


Chincheros, para llegar hasta una sentencia pasan en promedio 2 meses
y 25 días, dato que es mayor en Andahuaylas (3 meses y 24 días). Las dos
provincias de Cajamarca casi siempre registran duraciones mayores. En
Chota las sentencias son aproximadamente el doble de lo visto (7 meses y 8
días) y en San Marcos algo menos (6 meses y 10 días).

Las comparaciones de tiempo exigen tener un parámetro de referencia para


así poder llegar a una mejor evaluación del tiempo que toma la resolución. A partir
del Código Procesal Civil se puede calcular que un proceso de alimentos no debería
durar más de 25 días34. Si tomamos este dato como referencia, sólo un 5% de los
casos en las provincias estudiadas habría sido resuelto dentro de ese plazo legal.

Por lo general, los plazos legales para el cumplimiento de los actos


procesales no suelen ser buenos referentes. Las críticas que reciben obedecen
a que usualmente son fijados con poco o nulo criterio técnico, lo que conlleva
a establecer parámetros irreales que serán definitivamente incumplidos en el
transcurso de todo proceso.

Con el objetivo de tener un parámetro más confiable para los procesos de


alimentos, es necesario agregar al plazo legal dos tiempos adicionales poco
considerados: el tiempo que el juez y su personal dedican para la calificación
de la demanda y los tiempos de notificación de cada escrito a lo largo del
proceso. Además, el punto de referencia para considerar el fin del proceso no
debe ser la emisión de la sentencia sino su debida notificación a las partes.

A este «nuevo» plazo legal, lo llamaremos «plazo legal ajustado» para


poder diferenciarlo del plazo legal producto del Código Procesal Civil. No
se trata, sin embargo, de la estimación de un plazo real o de lo que debería
durar el proceso. Simplemente es un cálculo real a partir de lo establecido en
las normas que rigen el proceso de alimentos.

Pues bien, el número de días agregados al plazo legal es de 42, lo que


hace que el plazo legal ajustado se eleve a 67 días (2 meses y 1 semana), datos

33.No todas estas formas de resolución han estado presentes en cada provincia, lo que es muestra adicional de las diferentes prácticas y conductas en
los jueces, abogados y litigantes frente al proceso de alimentos.

34.Según el Código Procesal Civil, en los procesos sumarísimos como el de alimentos, el emplazado tiene 5 días para contestar la demanda (artículo
554), a partir de lo cual el juez tiene 10 días para fijar la fecha de la audiencia única (artículo 554) donde además podrá dictar sentencia; caso contrario y
excepcionalmente puede reservar su posición por 10 días más hasta la emisión de la sentencia (artículo 555).

76
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

calculados en base a los promedios hallados durante el trabajo de campo con


expedientes judiciales35. El incremento en el plazo no hace más que reflejar
parcialmente el vacío de tecnicismo en la fijación de plazos legales y la escasa
regulación de la realidad en las normas procesales. Los resultados se observan
en el cuadro 17.

Ilustración 5
Diferencias entre el plazo legal y el plazo legal ajustado
para los procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

La mirada sobre los tiempos de la resolución de los procesos bajo el nuevo


estándar del plazo legal ajustado no cambia el diagnóstico sobre la dilación,
simplemente lo acerca a una evaluación más objetiva. En ninguna de las 4
provincias analizadas el promedio se ubicó dentro de este nuevo estándar. La
situación más grave parece estar en Chota pues sólo el 7% de los procesos que
llegaron a sentencia fueron resueltos dentro del plazo legal ajustado. Las otras
3 provincias, aunque mejoran en este índice, tampoco ofrecen un panorama
óptimo (Andahuaylas 37%, Chincheros 41% y San Marcos 41%).

Gráfico 6
Duración promedio de los procesos de alimentos
según plazo legal y plazo legal ajustado

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

35. De acuerdo a los resultados del trabajo de campo, el tiempo promedio para la calificación de la demanda es de 6 días, con lo cual el plazo legal subiría
en 6 días. El tiempo promedio por notificación es de 9 días y teniendo en cuenta que por lo menos hay 4 notificaciones desde la notificación de la demanda
hasta la de la sentencia (se notifica demanda, contestación, fijación de audiencia y sentencia), el plazo legal aumentaría en 36 días más y llega a los 67 días
ya señalados. Estos cálculos excluyen las observaciones muy altas dado que distorsionarían los resultados.

77
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 7
Porcentaje de procesos culminados dentro del plazo legal ajustado

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

Estas dilaciones se dan en un contexto donde la carga de trabajo, según


los jueces, es elevada pero también hay que considerar que estos procesos
(sumarísimos) no son complejos y no implican un gran esfuerzo en el uso del
raciocinio lógico jurídico para su resolución.

Para algunos jueces en Cajamarca, la duración de los procesos se


explicaba por la elevada carga de trabajo de sus despachos. No obstante,
este argumento debe ser tomado con cuidado pues hay cierta tendencia en
los jueces de todo el mundo a sentirse sobrecargados36. Al amparo de algunos
indicadores básicos de carga procesal, la conclusión parecería ir en el mismo
sentido. En general, diversos indicadores sobre acumulación y resolución de
expedientes de los juzgados de paz letrados de las zonas bajo estudio casi
siempre dan cuenta de una situación más favorable que el promedio del resto
de juzgados de paz letrados a nivel nacional.

36. Hammergren, Linn: «La experiencia peruana en reforma judicial: Tres décadas de grandes cambios con pocas mejoras», en Luis Pásara, editor: En
busca de una justicia distinta: Experiencias de reforma en América Latina. Lima: Justicia Viva, 2004, 19.

78
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 17
Algunos indicadores básicos sobre carga procesal

Notas: JPL es juzgado de paz letrado; la tasa de resolución se calcula como la división del número de expedientes
resueltos entre los expedientes pendientes; la tasa de resolución simple se obtiene dividiendo el número de
expedientes resueltos entre el número de expedientes de carga procesal; la tasa de acumulación de pendientes se
calcula como la división entre el número de expedientes resueltos entre los expedientes pendientes; Los signos (+) y ()
indican hacia el valor de cada indicador es considerado como positivo o negativo respectivamente.
Fuente: Gerencia General del Poder Judicial: Estadísticas de la función jurisdiccional. Periodo: enero diciembre 2008.
Elaboración propia

Es probable, entonces, que el exceso de trabajo no sea el factor que


explique la dilación de los procesos judiciales. Más bien, lo más probable es
que el tema clave sea la organización del despacho del juez, las herramientas
que posee para gestionar su carga de trabajo, la capacitación y preparación
del personal, las condiciones logísticas de apoyo a la gestión, entre otras que
guardan relación con la modernización del despacho judicial.

El énfasis dedicado en estas líneas a la demora en los procesos se debe


a la relación que existe entre costo y duración del proceso. Así, mientras más
largo sea el proceso y más se demoren en llegar su resolución, el tiempo
invertido o desperdiciado por la demandante (pero también el demandado)
será mayor. Si bien explícitamente no se observa ningún costo económico, la
valoración del tiempo es un costo del acceso a la justicia dado que ocasiona
pérdidas directas o indirectas en la economía personal, sea porque se dedica
menos tiempo al trabajo, a pedir permisos, más gasto en transporte, etc. e
incluso hasta otro tipo de costos no económicos como el desgaste psicológico
de la demandante.

79
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 18
Duración de los procesos de alimentos,
según la forma de conclusión del proceso

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

80
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

II. Los costos del acceso a la justicia en los procesos de alimentos en las zonas de estudio

Este capítulo presenta los costos de acceso a la justicia en forma articulada con lo desa-
rrollado en la primera sección de este documento donde se expuso la clasificación de costos
a seguir (clasificación funcional), es decir, aquella que divide los costos según los espacios
de interacción donde éstos se originan o desenvuelven.

A partir de este análisis se plantearon 4 grupos distintos de costos (i) costos derivados
del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados de deficien-
cias en el funcionamiento del sistema de justicia, (iii) costos derivados del funcionamiento
del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados y (iv) costos derivados
de afectaciones en las esferas personal e interpersonal.

La búsqueda de justicia que realiza la mujer demandante por alimentos tiene un hori-
zonte temporal que va más allá del espacio de tiempo entre la presentación de la demanda
judicial y la obtención de la sentencia. Suele haber una historia previa a lo judicial donde se
registran intentos formales y/o informales para obtener la pensión por alimentos. En San
Marcos, por ejemplo, el 62.5% de las encuestadas acudió antes a la DEMUNA o a alguna
otra autoridad con tales fines. En Chota la cifra es menor (36.7%) e igual en Andahuaylas
(34.8%), en tanto que en Chincheros no se registró caso alguno.

Asimismo, la sentencia no es el fin de la historia. El fallo con que el juez reconoce el


derecho a pensión y obliga al demandado a su pago no siempre es señal definitiva de haber
alcanzado justicia. En los hechos, el demandado no siempre cumple regularmente con el
abono de la pensión. En efecto, las encuestas a las demandantes registran bajos niveles de
cumplimiento que van entre 12.5% en Andahuaylas y 37.5% San Marcos.

Antes, durante o después de haber pasado por el Poder Judicial, la aparición de costos del
acceso a la justicia sigue teniendo presencia. Esta interrelación temporal obliga justamente
a segmentar los costos según se presenten en alguno de estos tres momentos.

La siguiente ilustración grafica el esquema de costos en el tiempo en función de la cla-


sificación de costos funcionales. Tal es la estructura de lo que resta del presente capítulo y
permite tener una visión más clara de cómo y en qué cuantía los costos de acceso a la justicia
están presentes no sólo en el contacto mismo producto del proceso judicial sino también
en los intentos previos o trámites así como en lo que pasa luego de la decisión judicial. En
suma, una visión más completa de los costos de acceso a la justicia.

Hay que tener en cuenta que, a su vez, cada clasificación funcional de costos agrupa
distintos tipos de costos (costos económicos de realización directa, costos económicos de
realización indirecta y costos no económicos de realización potencial o invisible) que son
útiles para entender cómo algunos se transforman directamente en costos monetarios
que obligan al desembolso de dinero mientras que otros se manifiestan de forma menos
directa sobre la economía de las mujeres demandantes de alimentos.

81
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 6
Esquema de interrelación de los costos de acceso a la justicia
en los procesos de alimentos

Elaboración propia.

1. Los costos antes del proceso judicia1.

La etapa previa a la judicialización también recoge una serie de acciones mediante


las cuales la demandante procuró conseguir la pensión por alimentos. En general, hay
que considerar aquí una variedad de actos que van desde establecer contacto con el
futuro demandado para que éste pague la pensión así como otras opciones menos
informales realizadas frente a algunas instituciones. Esto segundo es lo que se analiza
en este punto.

El reclamo directo al hombre puede representar un agotamiento o un costo de


orden psicológico para la mujer, el cual no ha sido sondeado en la etapa previa al
proceso judicial pues se le entiende como parte de un proceso mayor. Los posibles
efectos psicológicos sobre la mujer de esta situación previa son acumulados durante
el proceso judicial, y pasan finalmente a formar parte de toda la carga psicológica
producto del proceso judicial. Es bajo esta perspectiva que se ha considerado la
afección psicológica y, por tanto, será desarrollado posteriormente.

Ilustración 7
Costos de acceso a la justicia antes del proceso judicial

Elaboración propia.

82
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

1.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial

Inicialmente se pensó que dentro de los costos previos al proceso judicial de


alimentos se encontrarían a los costos vinculados a la realización de un proceso
previo de filiación. Esta sospecha fue descartada con los datos de las encuestas.
Sólo en el Andahuaylas se registraron procesos judiciales previos contra el
demandado (9.9%) que, además, correspondían mayoritariamente a denuncias
por violencia familiar (59.1%).

Queda pendiente de investigación, entonces, el estudio de los costos de acceso


a la justicia en los procesos judiciales de alimentos donde la filiación no está
reconocida (tramitados en juzgados civiles). Es probable que la estructura de
costos de éstos no sea muy distinta a la que desarrolla en este documento, con la
salvedad, si se da el caso, del costo del examen de ADN (aproximadamente 500
dólares en instituciones públicas y 600 en privadas).37

Finalmente, descartado lo anterior, esto deja como único costo o por lo menos
el más importante de la etapa anterior al proceso judicial a los intentos previos de
obtención de una pensión por una vía formal, es decir, a través de alguna institución
como la DEMUNA, centros de conciliación, autoridades comunales u otros.

1.1.1. Costos de intento de solución previa

Los intentos de obtención de pensión previos a la posterior llegada al


Poder Judicial representan intentos fallidos de acceso a la justicia. En función
de la provincia estudiada, ha habido una mayor o menor presencia de intentos.
Con mayor frecuencia se han registrado en Andahuaylas y Chincheros. En
estas regiones, 1 de cada 3 casos habrían acudido antes a la DEMUNA,
principalmente para buscar una pensión. Cuando se trató de esto último, el
promedio de pensión acordado llegó a 91 nuevos soles.

La importancia de estas proporciones y el bajo nivel de pensión otorgado


merecen que posteriores estudios se focalicen sobre quién y por qué acuden
a la DEMUNA para obtener una pensión de alimentos, así como también
estudiar en qué proporción estos acuerdos son incumplidos, y así poder
introducir mejoras para su mayor efectividad.

Lo que interesa por ahora es estudiar el nivel de costos de estos intentos


de solución previos. Se asume que su cuantía es poco importante por varias
razones. Son medios menos burocráticos y más expeditivos, donde no hay
presencia de abogados ni la necesidad de trámites adicionales para proceder,
al punto que la pensión puede ser fijada en una única pensión.

37. Reporte interno de PROJUR sobre filiación extramatrimonial.

83
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

De ser así, los costos del acceso a la justicia previos al proceso judicial
se restringirían básicamente a lo gastado en movilizarse, lo cual termina
siendo marginal dentro de todo el esquema de costos revisado y presentado
posteriormente. Ello no obsta a decir que para ciertos grupos este tipo de
gasto sí sea un factor que introduzca complicaciones en su economía diaria.

Cuadro 19
Intentos de obtención de pensión antes de llegar al Poder Judicial

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

2. Los costos durante el proceso judicial

Dentro del proceso judicial aparece una serie de interacciones interpersonales (jueces,
abogados, partes) o estructurales (funcionamiento de la administración de justicia o del
mercado de abogados) no siempre visibles o fácilmente reconocibles pero que tienen como
efecto el abrir espacios para la generación de diversos tipos de costos evidentes o silentes.

El más obvio de los costos presentes durante el proceso judicial es el vinculado con
la contratación del abogado para la defensa. Según los datos recogidos, las encuestadas
han gastado en abogados entre 76 y 152 nuevos soles según la provincia de la que se
trate (Chota y San Marcos, respectivamente).

Más allá de este costo evidente, otros menos obvios aparecen. Por ejemplo, terminar
el proceso por conciliación implica una pensión menor que si es por sentencia. Asimismo,
la no presencia del abogado de la demandante en la audiencia única influye también en
una pensión menor. En términos fríos, la diferencia de pensión que se deja de obtener
no es muy importante pero la situación cambia si el horizonte temporal de evaluación
de esa pérdida coincide con los años de vigencia de la pensión. En este caso, la pérdida
se traduce en varios miles. Estos y otros costos son a continuación desarrollados.

Durante el proceso judicial se ha podido identificar una gama de costos funcionales


asociados a diversas barreras de acceso a la justicia, a saber: (i) Costos derivados del
sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados de deficiencias
en el funcionamiento del sistema de justicia y (iii) costos derivados del funcionamiento
del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados.

84
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 8
Costos de acceso a la justicia durante el proceso judicial

Elaboración propia

2.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial

Los costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial guardan


relación con todos los costos que debe realizar la demandante para poder iniciar
y sostener la defensa legal y darle el debido seguimiento al caso.

Uno de los costos inevitables en esta etapa es el de la contratación del abogado.


Es un costo económico de importante cuantía para muchas personas al margen
del nivel socioeconómico al que pertenezcan. En el proceso de alimentos es posible
prescindir de la firma del abogado en la demanda y para ello el Poder Judicial ha
facilitado un formato de demanda que es utilizado marginalmente (entre un 0%
y 4.5% según la provincia en estudio) debido a lenguaje poco comprensible y
en parte la escasa promoción por parte de los propios órganos jurisdiccionales
así como, según algunos actores entrevistados, al ocultamiento interesado de los
propios abogados. En los hechos, entonces, el abogado es indispensable y hasta
conveniente si se quiere lograr un mejor resultado, es decir, una pensión más
elevada, tal como se demostrará más adelante.

85
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Además de ello, afrontar un proceso judicial implica llevar a cabo una serie de
tareas que implica otro tipo de costos como el de transporte, trámites y tareas
menores, y costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial.
Todos éstos son revisados a continuación.

2.1.1. Costos de los servicios legales entregados por los abogados

El concepto de costos de los honorarios de los abogados (servicios legales)


incluye a todos los gastos que hace la parte con el fin que el abogado lo asesore,
lo defienda o tramite el caso. Ello incluye la defensa legal, la presentación puntual
de escritos, la realización de trámites puntuales e incluso también las consultas
a los abogados ya que algunos casos cobran por ello.

El costo principal concerniente a los servicios legales de los abogados


está en el pago de honorarios por su participación puntual o a lo largo del
proceso judicial. Se suele pensar, además, que este pago es uno de los más
altos a lo largo del proceso al punto que se convertiría en una barrera para
ejercer la acción de acudir al Poder Judicial a presentar una demanda. Esto
último es cierto pero, más allá de ser el costo más elevado, es el que se revela
como más evidente por el hecho que representa un desembolso directo por
parte de la mujer demandante.

El cálculo del total desembolsado por servicios legales fue obtenido a


través de las encuestas realizadas a las mujeres demandantes por alimentos
cuyos casos fueron previamente identificados y fichados durante el trabajo
de campo con expedientes judiciales. Como se había mencionado, la
representatividad de estos datos es menor en cuanto no se pudo encuestar
a la muestra requerida de demandantes por diversos factores (encuestadas
ausentes­, cambios de direcciones, lejanía, etc.). De todas formas, los datos
son útiles y brindan bastantes luces sobre el particular.

Gráfico 8
Costos efectuados para la contratación de abogado(s) (en nuevos soles)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

86
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los rangos de los gastos efectuados en servicios legales de las cuatro


provincias estudiadas van entre los 76 nuevos soles en Chota y 152 en
Chincheros por el abogado contratado38. Estos datos no necesariamente
reflejan lo que un abogado cobra por proceso dado que en ocasiones las
demandantes los buscan simplemente para que les hagan un escrito o para
formularles una consulta.

Si bien los montos no son muy elevados, valga recordar que una
importante proporción de mujeres recurrió a sus ahorros, préstamos de
familiares e incluso hasta a préstamos de instituciones financieras para
solventar el pago del abogado (ver cuadro 8). En función de la realidad social,
contratar a un abogado puede significar una importante barrera económica
de entrada para el acceso a la justicia.

Es posible evitar la contratación de un abogado privado. La defensa


de oficio llena ese vacío. Y, en cierta forma, la recurrencia a estos servicios
evidencia la necesidad de contar con servicios económicamente accesibles
que no impidan el acceso a la justicia o que, en todo caso, no comprometan
la economía familiar. Habría que preguntarse cuántas mujeres, sobre todo
de Chincheros y San Marcos donde no existen abogados de oficio, desearon
interponer una demanda por alimentos pero nunca lo hicieron porque no
contaban con el dinero suficiente para pagar a un abogado particular.

2.1.2. Costos en transportes, trámites y otras tareas menores

Estar inmerso en un proceso judicial implica obligatoriamente tener que


desplazarse hacia distintos puntos clave. Las citas con el abogado para ver
los avances del caso o para acudir a leer el expediente, así como las idas
al juzgado para las audiencias o para averiguar el estado del expediente,
constituyen desplazamientos y costos habituales de cualquier demandante.

Lo que podría ser un gasto menor, sobre todo en provincia donde el


costo del transporte local es bastante bajo39, puede ser un gasto importante
para cierto grupo de mujeres que no viven cerca los juzgados de paz letrados
que tramitan los casos de alimentos (centro de la ciudad) o para aquellas
cuyos ingresos no son importantes. La jurisdicción provincial de los juzgados
también complica el acceso a ellos. Chota, por ejemplo, tiene distritos a varias
horas de distancia de los juzgados de paz letrados. Lo mismo sucede en las
otras provincias. Algunas mujeres deben realizar viajes interprovinciales e
incluso hasta buscar alojamiento en la ciudad mientras realizan sus trámites
judiciales o sus consultas con los abogados. Además, si el cuidado de los
hijos depende de la mujer, es muy probable que ellas deban trasladarse con

38. Según los datos de los expedientes judiciales, la gran mayoría tuvo un solo abogado (Andahuaylas: 85%, Chincheros: 91%, Chota: 87% y San Marcos: 82%).

39. Un viaje de varios minutos en una mototaxi puede costar entre S/. 0.50 y S/. 1.00 en cualquiera de las provincias estudiadas.

87
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

ellos, aumentando el costo de transporte pero también el de alimentos y


cuidados anexos.

La mezcla de estos efectos sería la causa de la fuerte variabilidad del


gasto en transporte efectuado a lo largo del proceso judicial. En Chota, el
promedio obtenido a partir de las encuestas es bastante bajo (9 nuevos soles)
a diferencia del resto de provincias y en especial con respecto a Chincheros
(108 nuevos soles) y San Marcos (111 nuevos soles). Las diferencias con
respecto a Chota se deben a que en esta provincia hubo una alta proporción
de mujeres que declaró no haber gastado nada en transporte. Es probable
que su gasto no haya sido nulo, sino más bien insignificante como para no
haberlo declarado.

Gráfico 9
Costos en transporte a lo largo de todo el proceso judicial (en nuevos soles)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

Igualmente, se sondeó entre las entrevistadas la existencia de otro tipo


de gastos como trámites, alimentación, copias, etc. dentro del seguimiento y
sostenimiento que se le dio al proceso judicial. Para presentar una demanda
judicial, la mujer está en la obligación de acreditar la existencia del vínculo
con el demandado y la filiación de los hijos, mediante la tramitación y
presentación de partidas de matrimonio y nacimiento que implican un gasto
adicional. Países, como El Salvador40, toman como principio la presunción
de la veracidad del solo dicho de la demandante y ahorran tiempo y costos
a las mujeres que desean obtener judicialmente una pensión, evitando la
presentación de tales documentos.

40. Ver: http://www.jurisprudencia.gob.sv/weblj/civil/lcivil2002.pdf

88
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El 68% de las partidas de nacimiento y de matrimonio anexadas a


los procesos judiciales analizados fueron obtenidas dentro de los de 7 días
previos a la presentación de la demanda y un 89% en los 30 días anteriores.
Tales documentos habrían sido, por tanto, tramitados con miras a presentar
la demanda judicial, lo que indicaría que desde entonces ha habido contacto
con el abogado para preparar el caso.

Al ser preguntadas las demandantes por los gastos en trámites, pocas


respondieron sobre un monto en particular (generalmente no mayor al 5% de
las respuestas). Se asume, entonces, que para estas encuestadas, lo gastado
es poco significativo o simplemente no existió como para ser considerado. Ello
no obsta a que a un nivel individual, tales gastos sí sean barreras económicas
para algunas mujeres de escasos recursos.

2.1.3. Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial

Una de las características comúnmente atribuidas a la justicia es


su lentitud. La duración de los procesos de alimento, no escapa a esta
característica como se viera anteriormente.

Cuando un proceso judicial dura más allá de lo debido, la demora se


transforma en costos o en una barrera económica al acceso a la justicia que
las partes van a tener que cargar. A mayor duración del proceso, mayor será
cierto tipo de costos (honorarios de abogados, transporte, trámites, además
de otros como cansancio, agotamiento mental, presión sobre la economía
familiar, etc.), lo que representa una abierta violación al debido proceso y al
derecho de acceso a la justicia de los justiciables.

El costo por el tiempo de exceso transcurrido en un proceso judicial


no significa para la demandante un desembolso de dinero. La dificultad
está, entonces, en cómo asignarle un costo económico para acercarnos a
materializar su impacto. Lograrlo implica contar con dos referentes: tiempo
de exceso transcurrido y valor asignado al tiempo de exceso transcurrido por
unidad de tiempo (día).

La determinación del tiempo de exceso transcurrido necesita de un


estándar como punto de referencia para calcularlo. Es decir, un parámetro
de tiempo por encima del cual todo proceso de alimentos con una duración
mayor empezaría hipotéticamente a generar costos.

Una opción interesante para fijar tal estándar es el plazo legal que dicta la
norma para la duración de los procesos de alimentos (25 días según el Código
Procesal Civil). Aunque esta opción es ideal por estar instaurada en un medio
legal, por lo general este tipo de plazos son poco dinámicos a los cambios en la
administración de justicia y por lo común no reflejan la verdadera capacidad de los
jueces para procesar los expedientes. Por ello, es mejor tomar el concepto del plazo

89
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

legal ajustado desarrollado anteriormente (ver segunda sección, tercer capítulo,


3.2.4), es decir, el tiempo que considera además el tiempo de calificación de la
demanda y el número de notificaciones promedio por proceso judicial (67 días).

Solucionado el tema del estándar, queda pendiente la determinación del


valor asignado al tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial, es decir, a
los días transcurridos luego del día 67.

Una primera opción está determinada por los ingresos dejados de percibir
durante el tiempo de exceso del proceso judicial. No obstante, esta variable puede
ser muy distinta de persona a persona y además un alto porcentaje de mujeres
demandantes labora como ama de casa sin retribución económica alguna.

Por ende, una mejor opción es calcular el costo del tiempo de exceso de
duración del proceso en proporción a ciertos costos económicos del litigio, como
los honorarios de abogados. Lo que representa esta variable es el pago hipotético
adicional hecho al abogado por cada día de defensa extra al plazo legal ajustado.

Operativamente, se debe convertir el cobro del abogado a un factor diario


(dividir sus honorarios entre los días que interviene en cada caso registrado en los
expedientes). Su cálculo fue realizado de forma individual para cada demandante
y, luego, se calculó el promedio provincial en función a los casos donde el proceso
fue mayor al plazo legal ajustado41.

El único inconveniente que podría surgir con este cálculo es que asume una
tarifa diaria de honorarios del abogado, modalidad de cobro que por lo menos
no se ha registrado en las zonas de estudio. Ello implica que en procesos muy
cortos, el abogado teóricamente cobraría mucho menos que sus honorarios
habituales y que, por el contrario, en procesos muy largos cobraría mucho más
allá de sus tarifas habituales y de las posibilidades de sus clientes.

Hay una razón para obviar este inconveniente. El costo por el tiempo de
exceso transcurrido en el proceso judicial no refleja cuánto es lo que un abogado
cobra por su inversión adicional de tiempo. Más bien, es simplemente un cálculo
para medir ese tiempo adicional usando como variable aproximativa a lo gastado
en abogados.

Las cifras no parecerían ser importantes a primera vista. En principio,


los costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial varían
entre 47 nuevos soles en Chota y 74 en Andahuaylas. No obstante, el contexto
económico y social de las personas detrás de estos casos ayuda a clarificar
que sí puede convertirse en un costo con cierta relevancia, en especial para
ciertos grupos económicamente más deprimidos.

41. No se tomaron en cuenta los posibles mayores costos de transporte. Una prolongación del proceso no implica necesariamente mayores audiencias o
visitas al juzgado pues se asume que la demora proviene principalmente de la tramitación lenta del caso.

90
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 10
Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial
(en nuevos soles)

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos;


encuestas a demandantes por alimentos.
Elaboración propia

Téngase en cuenta que este costo refleja la no efectividad del sistema


de justicia al no resolver los procesos en los plazos razonables. Es decir, es
un costo causado por el propio sistema de justicia que es trasladado a sus
usuarios.

Entonces es posible obtener una cifra aproximada de cuál es el costo que


imponen a la sociedad las deficiencias en el funcionamiento del sistema de
justicia, medido como la suma acumulada del costo individual de cada caso
sistematizado42. Ello es posible, dado que se trabajó al nivel del universo de
casos de alimentos terminados en el 2008 en las provincias en estudio (con
excepción de Chota).

Entre las cuatro provincias estudiadas, se calcula que la no efectividad


en no cumplir el plazo legal ajustado se traduce en un costo de 13,334
nuevos soles, circunscrito al periodo de tiempo analizado para los casos que
culminaron (2008). Probablemente esta cifra no suene abrumadora pero sí
resulta preocupante dado que principalmente parte de un sistema de justicia
que no otorga un servicio de calidad hacia quienes más lo necesitan.

42. Se entiende que tales deficiencias provienen de diversos factores que no solo incumben al juez, a la organización de su trabajo, a las carencias
logísticas y de personal, a las insuficientes capacidades, es decir, a factores internos al propio Poder Judicial, sino también en menor proporción a las
acciones de abogados y partes.

91
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2.2. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia

Ni el sistema de justicia ni sus operadores están libres de fallas. Cuando incurren


en ellas, se introducen distorsiones en el servicio que, a su vez, se trasladan a los
justiciables en formas de distintas barreras de acceso a la justicia, incluyendo las
que generan algún costo. Esas son las que nos interesan.

En el análisis de los costos que las mujeres demandantes por alimentos


enfrentan, se identificaron tres espacios, a continuación desarrollados, donde
están presentes los costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del
sistema de justicia: (i) costos derivados de deficiencias en la iniciativa del formato
de demanda de alimentos, (ii) costos derivados de la escasa efectividad de la
asignación anticipada y (iii) costos derivados de la fijación de la pensión por
conciliación judicial.

2.2.1. Costos derivados de deficiencias en la iniciativa del formato de demanda


de alimentos

El formato de demanda de alimentos fue creado en el 2005 por el Consejo


Ejecutivo del Poder Judicial, siguiendo el mandato del Congreso (Ley 28439),
con el objeto de facilitar la presentación de demandas de alimentos sin la firma
del abogado. Para ello propuso un formato de demanda que busca abarcar las
áreas e información útiles para el proceso (ver formato en anexo 1).

La intención del formato es reducir el costo de entrada más importante


para la judicialización de los conflictos de alimentos (honorarios del abogado)
e incentivar la llegada de una mayor cantidad de casos reprimidos por este
factor económico. La idea es, sin lugar a dudas, muy interesante pues se dirige
a reducir costos claves y descargar a la demandante de tareas de búsqueda,
contacto y contratación de un abogado para presentar la demanda judicial.

Sin embargo, la estrategia para el uso y difusión del formato ha sido la


causante de su limitado uso. Al respecto, uno de los mejores indicadores que
lo demuestran es que ninguno de los expedientes revisados en Andahuaylas
(223) ni en Chota (100) fue iniciado con el formato de demanda. En
Chincheros y San Marcos sí se registró su uso pero marginalmente (4.5% y
3.7%, respectivamente).

El problema que evidencian estas cifras tiene que ver con la estrategia
de difusión del formato. Se optó por ser muy conservadores en cuanto a la
distribución y difusión del formato hacia las instituciones (ONG, consultorios
jurídicos, abogados, etc.) y mujeres potencialmente usuarias.

La Gerencia General del Poder Judicial es la encargada de distribuir los


formatos a nivel nacional, los que terminan en cada juzgado. No obstante,

92
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

la distribución del material no es acompañada de ninguna estrategia para


difundir su existencia o sus ventajas.

Ni las Cortes ni los jueces entrevistados en Apurímac o Cajamarca mostraron


una actitud proactiva para la difusión y la promoción de las ventajas del formato.
Una clara muestra es que, encuestadas varios meses después de finalizado el
proceso judicial, aún muy pocas demandantes conocían la existencia del formato
(entre 8.3% en Andahuaylas y 36.7% en Chota). Los abogados tampoco habrían
fomentado su uso pues es un riesgo para sus ingresos.

Además, la retroalimentación sobre la efectividad del uso del formato


hacia los mismos jueces y autoridades judiciales también ha sido un punto
débil. No se conoce de estudios que den cuenta de su uso a nivel nacional,
de su adaptación al público usuario o de su aceptación en zonas urbanas o
rurales, por ejemplo.

Entrando al tema de los costos, ¿cómo es que aparecen si el nivel de


uso del formato ha sido bajo y no ha permitido generar un ahorro en las
demandantes? En realidad, se derivan costos tanto entre quienes no usaron el
formato como entre quienes sí lo hicieron.

Veamos primeramente la manifestación del costo entre quienes no usaron


el formato pero que sí lo hubieran necesitado. Para ello es mejor segmentar la
respuesta en tres partes que corresponden, a su vez, a tres temas importantes:
El ahorro de costos perdidos, la definición del costo propiamente dicho y la
extrapolación de dicho costo a las mujeres que hubieran necesitado acceder
al formato.

La primera parte de la respuesta gira alrededor de la intención inicial


del formato: reducir en cierta proporción los costos de tener que buscar,
contactar y contratar a un abogado para presentar la demanda. Se trata de
un costo de realización económica directa que afecta a las personas que no
usaron el formato pero que precisamente lo hubieran necesitado. En otras
palabras, se trata de la brecha entre la cantidad real de personas que usaron
el formato y la cantidad potencial que hubiera necesitado hacerlo.

Los casos de dos expedientes lo ilustran mejor. El primero se refiere


a Clotilde, mujer de 20 años, que hizo uso del formato para presentar una
demanda por alimentos en Chincheros43. Llegado el momento de la audiencia
única, ella acudió sin abogado. Días después el juez emitió sentencia y fijó
una pensión de alimentos equivalente al 25% de los ingresos del demandado.
El segundo caso corresponde a Filomena, de 38 años, quien obtuvo como
pensión la misma fórmula que Clotilde con la diferencia que contrató hasta 2

43.Expediente 0159-2008, Juzgado de paz letrado de Chincheros.

93
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

abogados durante el proceso44. Filomena nunca supo sobre el formato pero,


de haberlo sabido o de habérsele facilitado su empleo, hubiera podido ahorrar
un par de cientos de nuevos soles, cantidad importante en la economía de las
mujeres detrás de los expedientes judiciales revisados.

La segunda parte de la respuesta a cómo se genera un costo a partir


del no uso del formato, guarda relación con su propia forma de cálculo. Para
ello es útil revisar lo que cobra un abogado y vincularlo con su participación
en el proceso.

Teniendo en cuenta que en promedio el gasto en abogados por proceso


varía entre 76 (Chota) y 152 (Chincheros) nuevos soles según la provincia,
es necesario desagregar tales cifras para asignar un valor a las etapas o
momentos clave donde actúa el abogado. Es decir, segmentar su participación
y, por ende, su costo, en las etapas clave de su participación.

El proceso de alimentos es sumarísimo y, por tanto, es corto y sin mayor


espacio para complicaciones o artimañas dilatorias. Luego de presentada la
demanda, sólo resta prácticamente la realización de la audiencia única donde
el objetivo es sanear el proceso (deducir excepciones, tachas o defensas
previas) y, si las condiciones se dan, dictar sentencia en el mismo día. Se
podría decir, entonces, que la actuación del abogado de la demandante por
alimentos actúa en dos momentos clave (elaboración de demanda y asistencia
a la audiencia), a lo que habría que agregar un tercer momento ligado a
las acciones de seguimiento del caso (leer el expediente, hablar con el juez,
eventualmente presentar otros escritos, etc.). Siendo entonces que el abogado
tiene tres momentos de actuación durante el proceso judicial, se asume que
cada tercio de sus honorarios cubre cada uno de estos tres momentos.45

Con esta información, podemos calcular cuál es el costo en que incurrió


la demandante promedio (o que hubiera podido ahorrar) si hubiera sabido y
usado el formato de demanda por alimentos. El costo equivale a un tercio de
lo que gastó en abogados, es decir, entre 25 y 51 nuevos soles.

La tercera y última parte de la respuesta se ocupa de calcular cuántas


mujeres hubieran podido usar el formato dadas sus necesidades económicas,
con el objeto de mostrar la magnitud de la demanda potencial del formato.
La forma ideal de abordarlo sería mediante un análisis de la capacidad
económica de cada demandante al momento de interponer la demanda de
alimentos. Como ello es imposible, una segunda opción es la de tener en
cuenta los datos de ingresos reportados en la encuesta a las demandantes

44.Expediente 0811-2008, Juzgado de paz letrado de Andahuaylas.

45.Se podría contra argumentar que es mejor asignar pesos distintos a cada uno de estos tres momentos pero ello implicaría entrar a un campo de total
subjetividad donde cada lector tendrá seguramente una posición distinta. Para evitar esta complicación se prefirió la asignación de pesos iguales.

94
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

realizada en esta investigación. No obstante, no todas las encuestadas


ofrecieron una respuesta y las generalizaciones a partir de tales cálculos se
vuelven riesgosas.

Por ello, se optó finalmente por un parámetro un tanto más general que
nos acerque a una realidad económica mayor: el nivel de pobreza por ingresos
en Apurímac (65.9%) y Cajamarca (74.2%) según los datos del INEI, 2004.46
Con esta información, se asume que la proporción de mujeres
demandantes de alimentos que hubieran podido usar el formato es igual al
porcentaje de población bajo la línea de pobreza. A partir de esta información
se asume, por tanto, que aproximadamente dos tercios de las mujeres en
las provincias estudiadas hubieran necesitado o les hubiera sido apropiado
según su nivel de ingresos, acceder al formato de demanda para evitar el
costo del abogado.

Gráfico 11
Costos derivados de deficiencias en la iniciativa del formato de demanda de alimentos
(costos para quienes no usan el formato de demanda)
(en nuevos soles)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

La segunda manifestación de los costos derivados de deficiencias en la


iniciativa del formato de demanda por alimentos afecta a quienes sí usaron
el formato. En este caso, los costos son de corte no económico de realización
potencial o invisible y, por tanto, establecer un cálculo es una tarea llena
de subjetividad. Incluso sería difícil clasificar este tipo de costos dentro de
alguna de las barreras sociales o culturales de acceso a la justicia. Entonces,
si bien no se especificará un costo monetario, sí se describirá el contexto que
los origina.

46. Bajo esta medida, no ser considerado como pobre no es sinónimo de contar con una situación económica cómoda que, en el marco de un proceso judicial, sea suficiente para
evitar las dificultades para afrontar los diversos costos del acceso a la justicia. Simplemente es una referencia práctica ante la ausencia de herramientas más precisas.

95
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los costos del uso del formato se originan en tres aspectos: (i) su
contenido, (ii) la ruptura de la lógica de intermediación del abogado entre
la demandante y el juez, introduciendo algunas complicaciones para el
acompañamiento del caso por parte de la demandante y (iii) el desincentivo
en la demandante para contratar a un abogado durante la audiencia.

El primer lugar, el formato tiene una extensión de 4 páginas y contiene


9 secciones47. El problema no es su extensión per se sino las dificultades que
su contenido crea para quien desea llenarlo e incluso para quien va a juzgar.
El formato está hecho asumiendo que sus usuarios tienen un nivel educativo
homogéneo e incluso conocimientos sobre términos legales y sobre Derecho.
Obvia que en muchas partes del país el analfabetismo aún representa un
obstáculo serio que afecta justamente en mayor proporción a las mujeres,
principales usuarias del formato. Tres ejemplos, pueden ilustrar lo dicho.

El primero es la inclusión en el formato de diversos términos de


difícil compresión para un poblador de zona rural, urbana o en realidad de
cualquier persona que no tenga conocimientos legales, es decir, la mayor
parte de la población.

El formato incluye términos como «alimentista», «domicilio real» y


«domicilio legal». Incluso un término tan importante como «petitorio» (alusión
a monto de pensión solicitado) no tiene mayor precisión sobre qué es o a qué
corresponde. Simplemente presenta dos recuadros bajo el título «monto fijo»
y «porcentaje» sin siquiera hacer referencia a que son opciones excluyentes.
Huelga decir que el formato no viene acompañado de un instructivo para
su llenado ni de explicaciones puntuales en cada sección. Es esperable
entonces que aparezcan mayores dificultades, tal como reportó el servicio
legal de PROJUR, cuando las demandantes son iletradas, tienen bajo nivel de
instrucción o son quechuahablantes.

Un segundo ejemplo guarda relación con la forma para determinar el


sostén de la demanda en ciertos derechos puntuales, sin brindar mayor
información al respecto. Es decir, se trata de elección de derechos por defecto
pero no por consciencia.

En efecto, la sección cuarta, titulada «fundamentación fáctica (hechos


que sustentan el petitorio de alimentos)», presenta 9 «presupuestos de
exigibilidad» que configuran el tipo de vínculo entre las partes. Al escoger
el vínculo correspondiente, automáticamente el formato vincula la opción
elegida a una serie de artículos, numerales e incisos del Código Civil o del
Código de los Niños y Adolescentes, sin brindar mayor detalle al respecto

47. Las secciones son: datos del demandante, datos de la persona para quien se solicita los alimentos, datos del demandado, datos del representante,
petitorio, fundamentación fáctica, información adicional en caso de que el demandante sea hijo alimentista, vía procedimental, medios probatorios y
firma y huella del demandante.

96
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

(ni siquiera el título del artículo). Si bien es positivo que se haga este nexo
con los derechos que le asisten a la demandante, se pierde el beneficio si
se le conmina a hacerlo como una asociación a ciegas donde el objetivo de
comunicación hacia la demandante no tiene lugar.

El tercer ejemplo sobre las deficiencias en el contenido del formato se


halla en la misma sección que se acaba de comentar pero esta vez referido a
la forma de recoger los ingresos de la demandante.

En este caso, se le solicita a la demandante la especificación de sus


ingresos mensuales, uno de los aspectos que el juez debe evaluar para
determinar las necesidades de la mujer y de los niños. Si bien esta información
es fundamental, el formato obvia en recoger la realidad social de muchas
personas que no cuentan con trabajo formal o ingresos fijos. Asimismo, las
formas de vida rural y su efecto sobre los ingresos tampoco son tomados
en cuenta como parte de los ingresos (ingresos estacionales, economía de
subsistencia, autoconsumo, etc.).

En suma, a pesar de la buena intención y del beneficio potencial del


formato, las deficiencias señaladas van sumando barreras para que su uso
sea natural y promovido hasta por las propias demandantes que lo usaron.
Finalmente, las deficiencias del formato crean en la usuaria incertidumbre
sobre su correcto llenado y en consecuencia promueven la dependencia de
un tercero para llenarlo.

Un juez de Cajamarca señaló que el formato «prácticamente está hecho


para que se haga con ayuda». Y es cierto pues más de un juez de paz letrado
mencionó que el personal del juzgado ayuda en su llenado. En otros casos,
según un juez también de Cajamarca, las demandantes buscan a un abogado
para que les llene el formato. Para pocos jueces, sin embargo, el formato no
representa mayores dificultades pues, tal como señaló una jueza de San Marcos,
el formato es «muy simple para llenar por gente del campo». Esa mentalidad es
probablemente parte del problema para la corrección del formato.

A opinión de dos jueces entrevistados, el formato no sólo dificulta su


llenado por parte de las demandantes sino que incluso presenta algunos
inconvenientes para el propio juzgamiento. Según ellos, el formato no permite
un buen recuento de los hechos (pues le dedica un espacio reducido).

Un segundo aspecto que origina la aparición de costos por el uso del


formato tiene que ver la ruptura del rol de intermediación del abogado
entre la demandante y el juez y las consecuencias que ello origina para el
acompañamiento del proceso por parte de la demandante. Este efecto es
inevitable pues se prescinde del abogado y se elimina la dependencia en éste
para presentar la demanda.

97
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Sin abogado desde un inicio, es muy probable que sea la mujer


demandante quien realice las tareas de acompañamiento del proceso judicial.
Normalmente, las tareas de acompañamiento del expediente realizadas por
el abogado se circunscriben a tareas como estar al tanto de que los escritos
hayan sido provistos, averiguar cuándo sale la siguiente resolución del juez,
solicitarle a éste la rebeldía del demandado o la aprobación de la liquidación,
leer el expediente, conversar con el personal judicial sobre el avance del caso,
verificar la debida notificación de las resoluciones, entre otras.

Es claro que un no abogado tendrá diversas dificultades para llevar a


cabo estas tareas e incluso para saber qué hacer en cada etapa del proceso,
lo cual genera, en retorno, una fuerte dependencia en el abogado. Pero no
es solo eso. Que la propia demandante siga el caso es un factor que puede
influenciar en la mayor duración un proceso más lento e incluso en una menor
capacidad de reacción frente a determinadas estrategias tomadas por el
demandado o frente a determinadas posiciones del juez.

En último lugar, un tercer aspecto del formato que genera costos es el


desincentivo para contratar a un abogado durante la audiencia. En realidad, a
raíz del formato de demanda, el abogado se vuelve prescindible para todo el
proceso, lo cual no necesariamente es perjudicial.

No obstante, en la práctica, ese lado negativo sí aparece: La


desvinculación total del abogado abre espacios para la desprotección de los
derechos de la demandada en los espacios de confrontación o negociación
con el demandado, es decir, en la audiencia única del proceso donde el juez
intenta llevar a cabo una conciliación. La consecuencia de tal desprotección
es la obtención de una pensión menor a la que se hubiera podido obtener si
se contaba con defensa legal. No obstante, los pocos casos recogidos sobre
el uso del formato de demandas impiden realizar un cálculo certero sobre los
efectos de la no presencia de abogado en la audiencia única.

La conclusión sobre la efectividad del formato de demanda de alimentos


apunta a un logro mermado pero potencialmente bastante aprovechable si
mejora sus fallas48 y se conjuga con estrategias de difusión adecuadas hacia
la sociedad civil (Defensoría del Pueblo, ONG, organizaciones sociales de
base, etc.), instituciones que brindan servicios legales gratuitos (consultorios
jurídicos gratuitos, clínicas jurídicas, colegios de abogados, etc.), entidades
que otorgan asesoría y protección a la mujer (CEM, DEMUNA, etc.), así como
un tratamiento más amigable al contenido del formato.

48. Ecuador también cuenta con formato de demanda por alimentos, el cual es más corto que la versión peruana pero recoge algunos datos o acciones
que, sobre todo para realidades urbanas, pueden ser útiles. Ver: http://www.cnj.gov.ec/www/pdf/comunicacion/formatopensiones2/demanda%20de%20
pension.pdf

98
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Con miras a menguar la pérdida del abogado como intermediador entre


la demandante y el juez, sería importante crear otros formatos en el marco de
todas las etapas del proceso49. Esto deviene bastante útil para reducir el costo
promedio de los honorarios de los abogados sobre todo bajo el entendido que
sus honorarios son proporcionales al esfuerzo y dedicación puesta en cada caso.

2.2.2. Costos derivados de la escasa efectividad de la asignación anticipada

El proceso de alimentos contempla la opción de solicitar una asignación


anticipada (medida cautelar) que no es más que un recurso para recibir de
forma adelantada el pago de pensión antes de la emisión del fallo del juez. La
solicitud puede ser hecha por la parte demandante o incluso de oficio por el
mismo juez. Su objetivo es asegurar que los bienes jurídicos en cuestión gocen
provisionalmente de protección y, de paso, fortalecer el ejercicio del derecho
de defensa de quien demanda ya que así tendría mayores posibilidades de
afrontar los costos económicos del proceso.

Bajo el complicado contexto socio económico de las provincias en estudio,


la asignación anticipada es un factor clave. Su uso no sólo permite promover un
menor índice de abandono de los procesos50 sino que también facilita que las
demandantes contraten mejores abogados, cubran el resto de costos económicos
y comiencen a atender sus necesidades económicas y las de sus hijos.

Pese a la importancia que la asignación anticipada puede significar en la


zona, en la práctica su uso está dificultado por tres problemas que disminuyen
la efectividad global de este recurso.

El primero es su relativamente bajo nivel de uso. En Apurímac, por


ejemplo, el número de casos donde se concedió asignación anticipada llegó a
cerca de un tercio de las demandantes (Andahuaylas 39%, Chincheros 27%)
en tanto que en Cajamarca esa proporción fue incluso menor (Chota 12%,
San Marcos 21%).

El segundo problema está ligado a la escasa efectividad de la asignación


anticipada, es decir, el bajo nivel de cumplimiento en su abono por parte
del demandado. Sólo en casos contados el expediente judicial consignó el
pago de la asignación anticipada51. Además, este desacato termina siendo un
desafío a la autoridad del juez que luego es reiterado cuando se incumple con
el pago de la pensión. Al ser largamente incumplida, la solicitud de asignación

49. Por ejemplo: solicitud de declaración de rebeldía, solicitud de solicitud de liquidación de devengados, solicitud de requerimiento de pago de pensión,
solicitud para remitir expediente al juzgado penal u otras.

50. El porcentaje de casos en abandono fue de 0% en Chincheros y Chota, en tanto que en Andahuaylas llegó al 21% y en San Marcos a 15%.

51. En Andahuaylas, a la luz de la lectura de los expedientes se evidenció que uno de los jueces de paz letrados tenía la práctica de rechazar las solicitu-
des de asignaciones anticipadas (incorporadas en la demanda). El argumento que empleaba era que este trámite debía realizarse en cuaderno aparte. El
innecesario formalismo de este juez tuvo como consecuencia que muchas de estas solicitudes ya no fueran luego solicitadas.

99
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

anticipada termina convirtiéndose en un esfuerzo poco útil que, poco a poco,


desincentivará a los abogados y a las demandantes a emplearla.

El tercer problema vinculado a la asignación anticipada son los escasos


criterios para la determinación de su cuantía. Hasta cierto punto es entendible
pues cuando la pensión es fijada en la sentencia, las guías no son técnicas
sino prácticas (promedio en la zona, lo que otros jueces determinan o criterio
personal) según se recogió de los propios jueces.

Cuando la pensión se fijó como monto fijo, el promedio de la asignación


anticipada fue mayor que el promedio de pensión luego obtenido por sentencia
(salvo Chincheros, donde no hubo asignación anticipada en monto fijo). Lo opuesto
sucedió cuando la pensión fue determinada como porcentaje de los ingresos del
demandado (salvo en San Marcos). Una vez más salta a luz las dificultades para
entregar un servicio homogéneo entre los jueces, lo que en el fondo es un reflejo
de la desconexión entre, de un lado, las políticas judiciales y los tomadores de
decisiones y, de otro lado, los jueces encargados de entregar el servicio de justicia.

Cuadro 20
Otorgamiento de asignación anticipada en los procesos judiciales

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos en las respectivas provincias.


Elaboración propia

Gráfico 12
Relación entre asignación anticipada y pensión
promedio luego obtenida por sentencia

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos en las respectivas provincias.


Elaboración propia.
100
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ahora, ¿cómo es que los problemas descritos originan costos para la


mujer que interpone una demanda por alimentos?

Un ejemplo del mundo laboral lo puede aclarar. Cuando un trabajador


solicita el pago adelantado de su sueldo, lo que está haciendo a simple vista
es obtener hoy dinero que, de todas maneras, será suyo a fin de mes. Tener
ese dinero hoy o en quince días parecería ser igual pero no lo es.

La clave es el valor del dinero en el tiempo. Un nuevo sol, al día de


hoy, no vale lo mismo que semanas después. La pérdida de su valor puede
deberse a procesos de inflación, devaluación o simplemente a costos de
oportunidad (opciones a las que se renuncia, una vez elegida determinada
opción de inversión del dinero).

Cuando la empresa, al final del mes, le deposita al trabajador su sueldo, lo


hace descontando el adelanto previamente entregado. Ese descuento equivale a
una especie de pago o devolución del adelanto. La particularidad es que el adelanto
y su devolución son del monto exacto, es decir, no hay intereses de por medio.
Esta modalidad es una forma de financiamiento a una tasa nominal de cero (el
empleador no cobra intereses o penalidades por el adelanto de sueldo) pero a una
tasa real negativa52. En buena cuenta, resulta ser un préstamo sin intereses.

El mismo esquema puede ser aplicado a las asignaciones anticipadas.


Éstas constituyen un adelanto de la pensión que probablemente ordenará el
juez cuando emita su fallo. Desde el punto de vista financiero, la asignación
anticipada no es más que el financiamiento a una tasa real negativa (menor a
cero) para la demandante.

En la medida que la asignación anticipada permite a la mujer demandante


por alimentos sostener económicamente a sus hijos así como afrontar de
manera más cómoda los costos económicos de los procesos (abogados,
transporte, etc.), el costo aparece cuando no la recibe en el momento oportuno.

En términos operativos, el cálculo del costo de la escasa efectividad de


la asignación anticipada resulta de la diferencia de su valor en dos momentos:
cuando el juez emite el auto de admisión de la demanda (dado que ahí se suele
fijar la asignación anticipada) y cuando el juez emite la sentencia53. Este lapso de
tiempo equivale a la vigencia que tendría toda asignación anticipada. Dado que
tal espacio de tiempo es corto y que en general los montos de pensión otorgados
también son bajos, el cálculo del costo de la no efectividad de la asignación
anticipada resulta ser marginal y no vale la pena considerarlo por esta vía.

52.La tasa real es igual al valor de la tasa nominal menos el efecto de la inflación.
53 ioioioioioioio

101
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Un cálculo más oportuno para este costo estaría en el análisis de las


consecuencias de no poder contar con los recursos suficientes para solventar
los gastos del proceso. Es decir, tomar como consecuencias a los medios
a los que tuvo que recurrir la demandante para poder financiar parte del
proceso. Anteriormente, se vio que grosso modo en 1 de cada 3 casos, las
demandantes se vieron obligadas a solicitar dinero de familiares, amigos o de
instituciones para pagarle al abogado. No obstante, la información sobre el
detalle y condiciones de tales préstamos (monto, tasa, tiempo de devolución)
no están disponibles y, por tanto, el cálculo del costo se vuelve imposible.

En consecuencia, basta con señalar que la inefectividad de la asignación


anticipada contribuye a que las demandantes en necesidad afecten el
equilibrio de su presupuesto para sustentar el proceso, aún cuando esta
medida procesal podría evitarlo. Como consecuencia de su inefectividad,
la asignación anticipada corre el riesgo de ser considerada cada vez como
menos útil y, con el tiempo, caer en el desuso.

2.2.3. Costos derivados de la fijación de la pensión por conciliación judicial

Los procesos de alimentos incluyen dentro de su desarrollo la realización


de la audiencia única, dentro la cual se sanea el proceso y se propone la
conciliación. La audiencia sólo puede realizarse cuando hay representación de
ambas partes, sean éstas mismas o sus abogados, y no es requisito contar con
la presencia del abogado.

El juez es quien se encarga de dirigir la conciliación. El procedimiento


que sigue es más o menos el siguiente. Con la presencia de las partes y/o sus
abogados, el juez comenta los beneficios de la conciliación y, luego, a la luz de
los hechos y del derecho que le asiste a cada una de las partes, propone una
fórmula conciliatoria, es decir, un monto de pensión que el demandado debe
pagar a la demandante. Si las partes aceptan la fórmula conciliatoria, ésta
se registra en el acta de conciliación dando cuenta del acuerdo y, al mismo
tiempo, se da por finalizado el proceso judicial. Si una de las partes o ambas no
aceptan la fórmula conciliatoria dada por el juez, ellas mismas pueden discutir
y llegar a un nuevo acuerdo. Si finalmente la conciliación no ha sido posible,
el juez reserva su fallo a ser emitido en los próximos 10 días (artículo 555 del
Código Procesal Civil).

Para su buen funcionamiento, el ejercicio de conciliar requiere de


condiciones de igualdad que le confieran a las partes las mismas oportunidades
de proposición, decisión y aceptación. Cualquier factor que perturbe estas
condiciones contribuye a que el arreglo conciliatorio favorezca más a una
parte que a la otra. La existencia de violencia en la relación entre demandante
y demandado, muchas veces oculta, es un factor desequilibrador y cuando
persiste impunemente, la conciliación no es la mejor respuesta judicial ya que
la subordina como problema.

102
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los costos del acceso a la justicia para las mujeres demandantes por
alimentos aparecen cuando justamente el arreglo conciliatorio se desvía de su
óptimo balance, afectando negativamente el monto de la pensión que debería
haber recibido la mujer. Su costo puede ser calculado como la diferencia entre
la pensión conciliada bajo una situación de equilibrio frente a la obtenida en
una situación de desequilibrio. Se trata de costos económicos de realización
indirecta pues no implican un desembolso inmediato pero sí una menor
cantidad de ingresos futuros en el tiempo.

El tema está en identificar cuándo se dan las situaciones de desequilibrio.


En ese sentido, las actas de las audiencias únicas contenidas los expedientes
judiciales representan un material bastante útil aunque no siempre suficiente.
Su revisión permitió identificar tres factores desequilibrantes vinculados a
barreras de género y culturales para el acceso a la justicia.

El primer factor es casi exclusivo de Apurímac, región donde el uso del


quechua es bastante extendido. En ninguno de los expedientes revisados
constó que durante la audiencia de conciliación el juez haya preguntado a las
demandantes si deseaban expresarse en quechua. Menos aún se hallaron en los
expedientes transcripciones de expresiones en este idioma. Algunos operadores
de justicia entrevistados mencionaron que en ocasiones los abogados suelen
fungir de traductores. Sin tener este personal las competencias específicas a
esta labor, su participación no garantiza la mejor expresión de las intenciones
de la demandante ni una mejor traducción de sus demandas54.

El segundo factor tiene que ver con una práctica observada durante las
audiencias: La prioridad dada por el juez al hombre al momento de intentar
una fórmula conciliatoria entre las partes, aspecto que está ligado con la
presencia o ausencia del abogado durante dichas audiencias.

Las fórmulas de conciliación propuestas por los jueces casi siempre


fracasan (signo adicional de su alejamiento de la realidad que juzgan), por lo
que a continuación se busca el arreglo entre la demandante y el demandado,
y es ahí donde aparece el desequilibrio.

El factor de distorsión está en la práctica de los jueces de preguntar


primero al hombre cuál es el monto de pensión que ofrece. Mientras que la
posición que otorga el juez al hombre es de proponente, la de la mujer queda
como aceptante. Efectivamente, luego se le pregunta si está conforme con la
propuesta de pensión indicada por el hombre, sin darle espacio alguno para
que ella pueda sugerir un monto de pensión en particular55.

54. Estos factores impidieron que la investigación tenga un mayor grado de profundidad sobre el uso del quechua en el sistema de justicia. De todas formas,
la ausencia de su uso brinda pistas igualmente importantes.

55. Se podría contra argumentar que la mujer previamente ya fijó un punto de negociación en la misma demanda. Pese a que ello es válido, la demanda
recoge una primera intención de pensión que además no es ni recogida por el juez durante la conciliación ni puesta para ser ratificada.

103
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La mecánica de conciliación ejercida por el juez parecería asignar al


hombre un poder mucho más amplio sobre la toma de decisiones que tienen
que ver con temas económicos. Al no ser preguntada, las necesidades de
la mujer son dejadas de lado en la negociación. La conciliación, por tanto,
resulta desequilibrada y he ahí precisamente el costo.

Las razones de la presencia de estos costos podrían ser explicadas a


partir del efecto de lo que podría denominarse como preferencias escondidas
de género entre el juez y el hombre, es decir, una simbiosis silente y
probablemente no consciente entre el juez y el demandado por compartir el
mismo sexo y probablemente también una visión sobre la mujer.

Una opción que busque un equilibrio justo pasa por considerar a la mujer
como un sujeto total, capaz de calcular y decidir cuánto es lo que desea o estima
que necesita como pensión y no necesariamente limitarse a la propuesta del
hombre. Recortarle esa posibilidad trae como consecuencia que la conciliación
parta de una propuesta sesgada (posición del hombre) para a partir de ello
llegar a un punto medio. Diferente sería si tanto el hombre como la mujer
manifestaran su intención de pensión y recién en ese punto tener en cuenta
la distancia que separa a ambas posiciones para llegar a un equilibrio justo56.

En resumen, se asume que el costo de las dos distorsiones reseñadas


en este punto (no integración del quechua en la audiencia y la presencia de
preferencias escondidas de género) se elimina o minimiza si la demandante
cuenta con abogado defensor durante la audiencia. Siguiendo este supuesto,
entonces, el costo que aparece a raíz de las distorsiones durante la conciliación
puede ser calculado en función a los resultados de la presencia y de la ausencia
del abogado durante la audiencia única.

No obstante, como los beneficios de la participación del abogado van


más allá de cubrir los efectos de las preferencias escondidas de género (punto
abordado aquí), su cálculo será presentado más adelante al abordar los costos
derivados del funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación
de los abogados. Así, además, se evita contabilizar tal costo dos veces.

2.3. Costos derivados del funcionamiento del mercado de abogados y de la actuación


de los abogados

Dentro del sistema de justicia, el abogado litigante se constituye en el actor


intermediario de los intereses de sus clientes ante los jueces o las autoridades
respectivas. La complejidad y especialización de las temáticas legales, las etapas

56. Aun en el caso que sea así, la equidad no siempre está garantizada. Por ejemplo, en una de las actas de audiencia revisadas en el Juzgado de paz
letrado de Andahuaylas (expediente 2008-306) se dejó constancia que la mujer solicitó 700 nuevos soles a lo que el hombre ofreció 100, para finalmente
transar en una pensión de 170 nuevos soles. Otros casos con este tipo de aparentes desequilibrios también fueron identificados. De todas formas, habría
que analizar caso por caso y ver si efectivamente la solución final respetaba además la capacidad económica del demandado.

104
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

de los procesos judiciales, los derechos en juego, etc., los convierten en pieza
indispensable y en la mayoría de los casos obligatoria en un litigio.

Como representantes de los intereses de las mujeres demandantes por


alimentos, los abogados tienen un rol constante y trascendental. Aun cuando
existe la posibilidad de presentar la demanda bajo un formato del Poder Judicial
que hace que no se requiera la firma de este profesional, en la práctica su uso es
muy limitado (entre 0% y 4.5% según la provincia) y, por tanto, el abogado sigue
siendo altamente recurrido.

Los hallazgos sobre el impacto de las características profesionales y personales


de los abogados así como ciertos aspectos impuestos por la estructura del mercado
de servicios legales, apuntan a mirar más allá de sus honorarios y posarse sobre
cómo otros factores menos visibles o tangibles se traducen también en costos
para la demandante de alimentos.

De un lado, ciertas condiciones o características de los abogados, de su calidad


profesional y de sus estrategias van marcando diversas variables que desarrollan
costos de acceder a la justicia57.

Los datos obtenidos confirman que la defensa por parte de un abogado privado
asegura un proceso más corto y con mayor pensión pero no todas pueden costear
uno. Asimismo, se ha probado que la ausencia del abogado en la audiencia de
conciliación es un factor que influye en una menor pensión. No todos los costos son
de orden económico. El mercado de abogados es mayoritariamente masculino, lo
cual pude dificultar una mayor empatía entre abogado y clienta sobre todo cuando
se trata de revelar ciertos detalles de la vida de pareja con el demandado que
sirven para armar la base fáctica del caso.

En suma, los costos derivados del funcionamiento del mercado de servicios


legales y de la actuación de los abogados son los siguientes: (i) costos por la
duración del proceso derivados de la escasa dinámica de la defensa, (ii) costos
derivados de la no presencia del abogado en la audiencia, (iii) costos derivados
de la efectividad de la defensa legal privada y de oficio, (iv) costos derivados de
la escasa posibilidad de ser patrocinada por un defensor de oficio y (v) costos
derivados de la escasa posibilidad de contratar abogadas y no abogados.

2.3.1. Costos por la duración del proceso derivados del bajo dinamismo de la
defensa de la demandante

El proceso de alimentos es simple, sin mayores complicaciones y ni


espacio para demoras. En efecto, luego de la demanda y su contestación, sólo
media la audiencia única para luego arribar a la sentencia. Siguiendo el Código

57. El trabajo con expedientes se hizo a nivel del universo en todas las provincias a excepción de Chota. Esto permitió identificar al número de abogados
que litigan en la materia de alimentos en cada provincia: Andahuaylas, 57 abogados; Chincheros, 5; San Marcos, 8; y Chota, 27.

105
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Procesal Civil, su duración no debería ser mayor a los 25 días mientras que
un plazo ajustado a la realidad (plazo legal ajustado; ver presente sección,
capítulo 2, punto 3.2.4) eleva ese tiempo a 67 días. En la práctica, no obstante,
se probó que sólo la minoría de casos está por debajo de este espectro58.

La hipótesis que recorre este punto es que el nivel de dinamismo de la


defensa de la demandante ejerce un efecto en la duración de los procesos. Así,
a menor actividad del abogado, el tiempo del proceso hasta la sentencia será
mayor, conllevando ello a que la demandante tenga un mayor costo por el tiempo
invertido en el proceso judicial. Además, un proceso más largo puede influenciar
en la presencia de otros costos como el cansancio psicológico de la demandante,
una mayor insatisfacción con la actuación del sistema judicial, etc.

La actividad del abogado está definida por la cantidad de escritos útiles


que presenta durante un proceso judicial. En el de alimentos, existen varios
momentos donde los escritos manifiestan un nivel de actividad productivo
para el proceso. Los principales ejemplos están en los escritos para solicitar se
declare rebelde al demandado, requerir la emisión de la sentencia, presentar
la liquidación de los devengados de pensión, solicitar la aprobación de los
devengados por pensión, solicitar al juez que requiera al demandado el pago de
la pensión dictada por sentencia, y pedir que se envíe el expediente al Ministerio
Público para la apertura de un proceso por omisión a la asistencia familiar.

Durante el trabajo de campo con los expedientes judiciales no se recogió


información sobre el número de escritos que presentó cada abogado, lo que
imposibilitaría determinar alguna arista de la dinámica de la defensa legal. No
obstante, la dinámica de los abogados particulares y de oficio en Andahuaylas
permitió tejer variables aproximativas.

En Andahuaylas se observó en los expedientes que los defensores


de oficio mostraron una dinámica mucho más acentuada que sus colegas
particulares, al parecer debido a prácticas locales ya que este fenómeno
no fue observado en el resto de provincias. Una muestra importante es que
en los casos llevados por defensores de oficio, su nivel de asistencia a las
audiencias únicas fue de 100%59.

A partir de las diferencias entre el nivel de dinamismo en la defensa


entre abogados de oficio (dinamismo alto) y particulares (dinamismo bajo)
en Andahuaylas fue posible medir el impacto en el tiempo de resolución del
proceso. Dos etapas fueron necesarias para ese cálculo.

58 iioioioioioi

59. Es pertinente comentar que el servicio de defensa de oficio a nivel nacional adolece de una serie de debilidades como las bajas remuneraciones,
escasa dedicación de tiempo a cada caso, patrocinio de calidad deficiente, inexistencia de línea de carrera, patrocinio de sólo cierto tipo de casos, etc.

106
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La primera consistió en armar un modelo econométrico tomando como


variable dependiente al tiempo de resolución del proceso. Como variables que
explicarían el mayor o menor tiempo de resolución se tomó a la dinámica de
los abogados, la condición de rebeldía del demandado, entre otras (obtención
de asignación anticipada, edad de la demandante, número de hijos entre
las partes, la condición de rebeldía así como el señalamiento expreso en el
expediente de que la demandante sufrió violencia psicológica, física o sexual).

Los resultados de la puesta a prueba de este modelo econométrico


indican que entre las variables testeadas, sólo son significativas la dinámica
de la defensa de la demandante y la condición de rebelde del demandado60.
Esto quiere decir que, a la luz de los resultados, la dinámica activa de defensa
puede reducir el tiempo promedio de resolución del proceso en un 39.9%.

Con este dato, ahora es posible entrar a la segunda etapa del cálculo
del costo vinculado a un dinamismo alto de defensa. Para ello se tomó como
variable aproximativa del tiempo en exceso del proceso al gasto hecho en
abogados (tal como se hiciera anteriormente: en esta sección, ir a capítulo II,
punto 2.1.3).

Los resultados muestran que los costos derivados de la duración del


proceso judicial a raíz del dinamismo bajo la defensa de la demandante
oscilan entre 21 nuevos soles en Chota y 43 en Chincheros. En el sentido
opuesto, un abogado dinámico en su labor puede generar tales montos de
diferencia en la pensión que otorgará el juez.

Gráfico 13
Costos por la duración del proceso derivados del dinamismo
bajo de la defensa de la demandante (en nuevos soles)

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos, www.sbs.gob.pe.


Elaboración propia

60. Variable dinámica de abogados: significancia de 0.05, coeficiente -39.9. Variable condición de rebeldía: significancia de 0.01, coeficiente - 49.3.

107
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El funcionamiento del mercado de servicios legales incentiva hasta cierto


punto que la defensa legal de los abogados particulares pierda en dinamismo
por ganar en ofrecer un precio más bajo y económicamente accesible a la
población de las zonas estudiadas. Los abogados particulares ganan más
mientras más casos roten en su cartera de defensa.

La lógica de la estrategia de los abogados privados es captar más casos


y darles una atención promedio o baja para poder ir captando otros casos
que le reditúen más ingresos, lo que conduce a que su dinamismo tienda a
ser menor. En sentido opuesto, los defensores de oficio son funcionarios del
Estado que ganan un sueldo fijo que hasta cierto punto evita esta distorsión.
Este es el caso citado de Andahuaylas aunque no de Chota.

Implícitamente, los abogados particulares de Andahuaylas están


ofreciendo un servicio que ofrece costos invisibles (derivados de su dinámica
pasiva de defensa) para quienes los contratan. El mercado falla en enviar tales
señales a los potenciales clientes para la contratación de los abogados pues
el factor «calidad de defensa» es difícilmente observable por una persona
promedio y menos aún por una que no conoce sobre temas legales. Además,
por lo menos para Lima se ha probado que en los niveles socioeconómicos
menores el factor precio prima por encima del de calidad al momento de
elegir al abogado defensor61.

2.3.2. Costos derivados de la no presencia del abogado en la audiencia

Para el abogado, las audiencias de conciliación desarrolladas durante


el proceso judicial son un ejercicio repetido donde fruto de su experiencia
sabe cuáles son los mejores caminos para sustentar los medios probatorios,
sustentar o rechazar las excepciones y abordar la conciliación. Su presencia
implica desplegar una estrategia de negociación sabiendo además cuánto
es lo que normalmente los jueces (y en ocasiones cada juez en particular)
asignan como pensión.

Por el contrario, la ausencia del abogado durante la audiencia única


obliga a que el rol protagónico lo asuma la propia parte. Su inexperiencia en
el terreno le resta capacidad de representar adecuadamente sus intereses,
peor aún si la otra parte sí cuenta con su propio abogado.

En suma, el peso del abogado en las audiencias debería ser bastante


importante como factor de liderazgo y conducción del interés de su cliente
durante las negociaciones desarrolladas. Un juez de Cajamarca corroboró
esta hipótesis pues señaló que durante las audiencias «el abogado termina
decidiendo, mueve la cabeza y la parte lo sigue».

61. Pásara, Luis. Los abogados de Lima. Una aproximación preliminar. Lima, Justicia Viva, 2005, p. 29.

108
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Queda claro, entonces, que el hecho de acudir con o sin abogado a la


audiencia expone a las partes a espacios de protección o vulnerabilidad que
pueden influenciar en la resolución del caso. Bajo este esquema, son posibles
cuatro escenarios de audiencia única según la participación o no del abogado:

(i) Escenario de equilibrio con abogados, donde ambas partes cuentan


con abogados y, más allá de algunos factores de calidad de defensa, no
habría razón para concluir que una pueda salir más favorecida que la otra.

(ii) Escenario pro demandado, caracterizado por la presencia de su


abogado pero no de aquél de la demandante, lo que en teoría debería
determinar una resolución del caso (económicamente) más óptima para el
demandado (en comparación con el escenario de equilibrio con abogados).

(iii) Escenario pro demandante, acá, al contrario del anterior, la audiencia


se realiza sólo con la presencia del abogado del demandado, resultando
en una solución más favorable para la demandante que en el escenario de
equilibrio con abogados.

(iv) Escenario de equilibrio sin abogados, definido cuando ninguna de las


partes está acompañada de su abogado, situación que también presenta
una posición de supuesto equilibrio.

Ilustración 9
Escenarios de audiencia única en función
de la presencia o no de los abogados de las partes

Elaboración propia.

109
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Para probar esta hipótesis subyacente a este esquema se promediaron


los datos de pensión obtenida (como monto fijo o porcentaje de ingresos) en
función al escenario de audiencia única que presentaron62.

A excepción del caso de Cajamarca (pensión en monto fijo), el análisis de


los resultados confirma la hipótesis. El sólo hecho que durante la audiencia
una de las partes haya estado acompañada de su abogado y la otra no,
favorece la fijación de una pensión más conveniente para quien fue con el
letrado. Ello se confirma aún cuando la audiencia se haya frustrado por la
ausencia de la demandante.

El escenario pro demandada produce una pensión mayor que en todos los
otros escenarios. En Andahuaylas, por ejemplo, cuando se da este escenario
la pensión promedio registrada fue de 180 nuevos soles, en tanto que en
el escenario de equilibrio con abogados se reduce a 160 nuevos soles y en
el escenario de equilibrio sin abogados el dato es aún menor (111 nuevos
soles). Lo mismo se repite cuando la pensión fue fijada como porcentaje de
los ingresos del demandado: escenario pro demandada, 30%; escenario de
equilibrio con abogados, 24%; y escenario pro demandado 15%.
Ilustración 10
Relación entre pensión y presencia del abogado
durante la audiencia de conciliación

Nota: n.d. significa que no hubo observaciones o datos para el escenario indicado.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia.

62. Los resultados han sido calculados al nivel regional (Cajamarca y Apurímac) y no provincial. La razón es que esta última opción no contaba con obser-
vaciones para todos los escenarios, problema que incluso se arrastra al nivel de análisis elegido pero sin representar un inconveniente.

110
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La explicación de estos resultados esconde detrás dos fenómenos. El primero


está vinculado con la objetivación del conflicto por parte del juez. El segundo tiene
relación con las estrategias de defensa que cada abogado fija en función del
escenario que cree enfrentar, aspecto tocado al introducir este apartado.

El primer fenómeno se explica porque generalmente es recién en la


audiencia que el juez conoce a las partes y le da un rostro a la problemática
plasmada hasta entonces únicamente en el expediente. La audiencia representa
justamente el espacio donde el juez se procura la idea de quiénes son las
partes y las articula al discurso y derechos de cada uno.

Los abogados tienen un gran impacto en ese espacio de objetivación


frente al juez. Durante la audiencia, el abogado juega un rol importante, en
tanto expresa ante el juez la imagen y calidad de defensa de su cliente, así
como los intereses de éste. Si se concilia en la audiencia, el abogado tendrá
un rol vital como facilitador. Si no se concilia, la actuación llevada a cabo por el
abogado jugará igualmente un rol primordial en la posterior sentencia del juez.

Ahora que el efecto de la presencia del abogado sobre el monto de la


pensión está probado, ¿Cómo es que de ahí se deriva algún costo para el acceso
a la justicia de las demandantes por alimentos?

La opción más justa (asumiendo los riesgos de esta calificación) para el


cálculo del costo de acceso a la justicia está en la comparación de los resultados
(pensión promedio) del escenario de equilibrio con abogados con aquel que
menos favorece a la mujer (escenario pro demandado). La comparación intenta
acercarse a medir la brecha entre el escenario «ideal» y la «peor» condición de
negociación de la mujer.

Los datos disponibles permiten efectuar este cálculo para las pensiones fijadas
como porcentaje de los ingresos del demandado, a partir de lo cual extrapolaremos
los resultados generales asumiendo que no hay mayores diferencias entre el
comportamiento para la determinación de las pensiones fijas63.

Los resultados indican que el costo de acceso a la justicia derivado de la


no presencia del abogado de la demandante sobre la pensión posteriormente
obtenida equivale a una pérdida de 21% en la pensión fijada judicialmente en
Apurímac y de 38% en Cajamarca.

Resulta particular que las dos etapas del proceso de alimentos donde
se ha dispuesto de facilidades para no contar con abogado y reducir las
barreras económicas (presentación de la demanda, mediante el uso del

63. Es importante que futuras investigaciones confirmen o rechacen el valor de la extrapolación

111
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

formato; y la audiencia de conciliación), generen efectos terceros que impactan


negativamente en el monto de la pensión a obtener.

Lo revisado obliga a repensar la prescindencia del abogado para la


realización de las audiencias de conciliación. Si bien la intención de llevar
a cabo la audiencia sin el letrado es positiva, finalmente el remedio puede
terminar siendo peor que la enfermedad dado que traslada otro tipo de costos
a las partes.

El mejor arreglo conciliatorio es aquel al que se llega bajo igualdad


de condiciones y donde la negociación se realiza a través del equilibrio de
poderes entre las partes. En la medida que ello sea factible con la presencia
de los abogados, promover su presencia obligatoria en las audiencias resulta
apropiado para arribar a un justo medio. No obstante, ello podría acarrear
que algunos abogados eleven sus honorarios y, con ello, mayores costos de
sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial para la demandante en
razón de la necesidad de una mayor coordinación con su abogado.

Paralelamente, también es fundamental la mejor preparación de los


jueces para afrontar las audiencias y evitar los sesgos que causa la presencia
de solo uno de los abogados de las partes.

2.3.3. Costos derivados de la efectividad de la defensa legal privada y de oficio

La defensa de oficio representa una buena opción para contrarrestar


las barreras económicas del acceso a la justicia. A la vez, este sistema de
defensa público demuestra tener ciertas desventajas que pueden traducirse
en el monto de pensión que obtienen para sus clientes. Otra forma de decirlo
es la siguiente: Los límites en la efectividad (vista como el monto de pensión
obtenido) de la defensa por parte de defensores de oficio trasladan costos a
las demandantes.

Un primer punto de apoyo para este conjetura es que el promedio de pensión


obtenido por demandantes patrocinadas por defensores de oficio fue menor que
lo que obtuvieron las demandantes con defensa privada (entre un 10% y 36%,
según la provincia). Esta relación se da incluso en Andahuaylas donde, como se
mostró anteriormente, la dinámica de los defensores de oficio era mayor que la
de los abogados privados.

112
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 14
Diferencia en el monto promedio de pensión obtenida con abogados
privados y de oficio (efectividad de la defensa legal)

Nota: En Chota no hubo casos de abogados de oficio que obtuvieran pensión como porcentaje
del ingreso del demandado.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.
Elaboración propia

En efecto, en Andahuaylas con abogados privados se obtiene en promedio


una pensión de monto fijo (190 nuevos soles) que es un 10% mayor que con
defensa de oficio (172 nuevos soles). Cuando la referencia es una pensión
fijada como porcentaje del ingreso del demandado, el promedio del abogado
particular llega a 32% y el de oficio a 26%, mostrando una diferencia mayor
(23% menor). En Chota, estas brechas son incluso más amplias. Con abogado
de oficio el promedio de pensión obtenida fue de 100 nuevos soles y subió a
136 con abogados privados (36%).

Una primera conclusión es que la dinámica de defensa pasiva o activa


del abogado en el proceso tiene un peso mucho menor que la calidad de
la defensa. A ello mismo se debería que la diferencia entre las pensiones
obtenidas entre abogados privados y de oficio sea menor en Andahuaylas
(dinámica activa de defensores de oficio) que en Chota (dinámica pasiva de
defensores de oficio). Más vale, entonces, contratar a un abogado particular
pues su nivel de defensa, en promedio, será mejor.

De un lado, quienes tienen mayores recursos cuentan con más facilidades


de acceder a un abogado privado e, incluso, dentro de este mercado, la calidad
de este profesional suele estar asociada al monto de sus honorarios. De otro
lado, las personas de menos recursos hacen mayor uso de defensores de
oficio y se exponen a las consecuencias de una menor efectividad. Segunda
conclusión: La baja calidad de la defensa de oficio en temas de alimentos se
113
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

convierte en un factor de desigualdad social en el acceso a la justicia en contra


de las mujeres de escasos recursos.

Gráfico 15
Pensión solicitada en demanda, según abogado particular y de oficio

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos en las respectivas provincias.


Elaboración propia.

Si bien la relación entre calidad y tipo de abogado parece ser clara, merita
mayor sustento. ¿Hasta qué punto verdaderamente la defensa de oficio ofrece
un servicio de menor calidad que los abogados privados en las zonas de estudio?
¿La efectividad del trabajo de estos dos tipos de abogados guarda relación
con su calidad o con sus prácticas en la defensa? Estas respuestas permiten
enfocar mejor el sentido de los costos de acceso a la justicia que aparecen.

Un primer intento de respuesta guarda relación con un tema práctico:


El monto de pensión promedio solicitado por los abogados de oficio y los
privados en sus demandas. Si los defensores de oficio, por defender a
una mayor cantidad de personas con menos recursos, suelen tener como
estrategia la fijación de una pensión más baja que sus colegas privados,
entonces sería esperable que la pensión que logren sea igualmente menor
dado que su punto de inicio para la negociación es más bajo. No obstante, los
resultados no son homogéneos, con lo cual la hipótesis pierde peso y sentido.

Una segunda respuesta es que el propio funcionamiento del sistema de


defensa de oficio influye en la efectividad de sus abogados. Además de un
tema de capacidad profesional, las difíciles condiciones laborales de estos
abogados influenciarían en su efectividad. Esta hipótesis toma más fuerza
con el hecho que ni en Andahuaylas, donde se registró un dinamismo alto en
la defensa, la efectividad fue menor que la de los abogados privados.

Otra variable explicativa de las diferencias en la efectividad entre ambos


tipos de abogados está en la estructura del mercado privado. La sobrevivencia
de un abogado privado depende de cuánta clientela pueda obtener y cuánto le
114
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

pueda cobrar. Ello no ocurre en el sistema de oficio pues sus abogados reciben
ingresos fijos sin importar el número de casos que defienda ni el éxito en su labor.
Quienes demandan estos servicios no priorizan el factor calidad sino el factor
precio, pues si acuden a ellos es por sus limitadas capacidades económicas.

La solución a estas disparidades no pasa por promover la defensa


privada de los asuntos de alimentos y desacreditar la defensa de oficio
pues ello iría directamente en contra del acceso a la justicia y la legitimidad
de ciertas funciones del Estado que aseguran una protección a la población.
Más bien, las opciones apuntar a fortalecer las actividades de capacitación
y de estrategia procesal de los defensores de oficio, así como mejorar sus
condiciones laborales.

La diferencia entre la efectividad de los resultados obtenidos con la


defensa privada y la de oficio representa un costo de acceso a la justicia que
lamentablemente está presente en quienes tienen menos recursos ya que este
suele ser el perfil de quien cuenta con defensores de oficio.

El cálculo de ese costo es simple y se hace tomando en cuenta el monto


promedio entre la pensión que obtiene un abogado privado y uno de oficio. Esa
diferencia es calculada para la cantidad de años promedio que se debe recibir
la pensión64 y es traída a valor presente con una tasa que represente el costo de
oportunidad del dinero en el tiempo65. Para su cálculo sólo se tomó en cuenta
la diferencia de pensiones fijadas como monto fijo ante la inexistencia de un
parámetro de referencia para las pensiones que fueron fijadas como porcentaje
de los ingresos del demandado. Dado que ni Chincheros ni San Marcos cuentan
con defensores de oficio, el costo en mención no tiene sentido de cálculo para
estas zonas.

La importancia de este cálculo es vital pues recoge todo lo que la mujer


demandante deja de percibir como pensión a lo largo de los años en que
el derecho a pensión esté vigente. Por ello, aun cuando la diferencia por la
efectividad de los abogados privados y de oficio sea pequeña, ésta se magnifica
en el tiempo cuando se le estima al valor presente, es decir, el valor al día de
hoy de todas esas pérdidas de dinero en los siguientes años.

El costo promedio de una mujer que no pudo ser defendida por un abogado
privado, sino que lo fue por uno de oficio, asciende a 2,496 nuevos soles en
Andahuaylas. En Chota, la cifra es aún mayor (4,991 nuevos soles) pues la

64. Se está asumiendo que el horizonte temporal para el valor presente de la diferencia de pensión es de 16 años, lo que corresponde a los años que le
faltaría al niño para ser mayor de edad, ya que en mayoría de edad la pensión le corresponde sólo en caso «[…] no se encuentre en aptitud de atender a
su subsistencia por causas de incapacidad física o mental debidamente comprobadas» (artículo 473 del Código Civil). Se eligió al hijo como patrón de
referencia y no a la mujer demandante puesto que la mayor parte de las pensiones son solicitadas con tal destino (entre 73% y 100%, según la provincia).

65. Se usará la tasa promedio pagada por depósitos en el sistema financiero, como valor que representa el costo de oportunidad del valor del dinero en
el tiempo.

115
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

brecha de efectividad entre el trabajo de estos abogados es mayor. No se trata


de un desembolso de dinero, sino de ingresos dejados de percibir.

El costo generado por el sistema de defensa de oficio, en buena cuenta,


parte de la propia organización y funcionamiento del Estado. Si se pudiera
tener información sobre el número de mujeres demandantes por alimentos que
cada año acceden a un defensor de oficio en Apurímac y Cajamarca, se podría
tener un monto global del costo económico de la ineficiencia del Estado en
administrar este servicio de patrocinio gratuito. Aunque no se cuenta con la
información necesaria, se intuye que el resultado es muy alto y grafica cómo,
de forma silente y sin intención expresa, el Estado mismo interpone trabas al
acceso a la justicia de quienes acuden a sus instituciones para buscar justicia
en razón de sus escasos recursos.

Ilustración 11
Costos derivados de la diferencia en la efectividad de la defensa
de abogados privados y de oficio

Nota: Tasa de interés efectiva anual de 3.69% (diciembre, 2008).


Fuentes: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos, www.sbs.gob.pe.
Elaboración propia

2.3.4. Costos derivados de la escasa posibilidad de ser patrocinada por un defensor
de oficio

Las provincias de Andahuaylas (Apurímac) y Chota (Cajamarca), cuentan


cada una con dos defensores de oficio, respectivamente, encargados de
llevar casos de alimentos entre los otros tipos de casos que deben atender.
Las otras dos provincias bajo estudio, Chincheros y San Marcos, no tienen
este privilegio lo que hace que prácticamente la única opción que tengan sus
pobladores sea recurrir a los abogados particulares. Los índices de pobreza
de la zona, sin embargo, tocan largamente a más de la mitad de su población
(Apurímac, 65.9%; Cajamarca, 74.2%; INEI, 2004)

La estimación precisa del costo derivado de la escasa posibilidad de una


mujer para ser patrocinada por un abogado de oficio, implicaría un análisis fino
de sus ingresos y gastos, esfuerzo que escapa a estas líneas. Una alternativa
es aún viable: Tomar como referencia los índices de pobreza reseñados a
manera de indicativos del nivel de pobreza de las demandantes por alimentos
y de aquellas que no pueden contar los servicios de un abogado privado, se
116
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

podría decir entonces que un 65.9% de las demandantes en Chincheros y San


Marcos pudo haber requerido los servicios gratuitos de defensa de oficio pero
no lo hizo simplemente porque en su provincia tal servicio no existe66.

Para esos grupos de la población, el costo derivado de la escasa


posibilidad de contar con defensa legal gratuita es de realización económica
indirecta y equivale a los honorarios promedio que pagaron a sus respectivos
abogados privados. Si hablamos en términos promedio, en Chota el costo
equivale a 76 nuevos soles y en San Marcos a 152.

No obstante, hay que notar que este costo ya ha sido considerado


cuando se tocaron los costos de los honorarios del abogado (sostenimiento
y acompañamiento del proceso judicial), por cuanto no es necesario
contabilizarlos nuevamente (gráfico 8). Ello no obsta a resaltar su costo por
la importancia de su origen (ausencia de defensores de oficio).

2.3.5. Costos derivados de la escasa posibilidad de contratar abogadas y no abogados

Mientras que la demanda de casos de alimentos es prácticamente


femenina67, el mercado de abogados que litigan en esta materia en las
provincias analizadas es casi exclusivamente masculino; situación que
probablemente sea similar a nivel nacional. La estructura del mercado de
abogados fuerza a que las demandantes por alimentos tengan casi por única
opción la elección de un abogado hombre para su defensa.

Grosso modo, en cada una de las 4 provincias en estudio 1 de cada


10 abogados litigantes en alimentos es mujer. En Andahuaylas, de los 57
abogados detrás de los casos de alimentos revisados, sólo 4 eran mujeres. En
Chota la proporción fue de 6 mujeres dentro de los 36 abogados identificados.
En Chincheros, 1 de 5 en tanto que en San Marcos no se halló ninguna mujer
litigando en estos temas.

Parece ser que los procesos de alimentos no forman parte del medio
usual de litigio de las abogadas. La cantidad de casos identificados que fueran
llevados por cada abogada fue baja en comparación con sus colegas hombres.
Sólo 1 de las 10 abogadas identificadas en las cuatro provincias llevó más de
2 casos68. La preferencia de litigio de la mujer estaría en otras materias y,
más bien, los procesos de alimentos serían asumidos esporádicamente.

66. No se está estudiando los grupos de mujeres que nunca accedieron a un juzgado por cuestiones económicas, ya que el estudio se restringe a aque-
llas que sí lo hicieron.

67.Los resultados de esta investigación conciernen únicamente a las mujeres como demandantes, pero de todas formas se registró la distribución de los
expedientes por sexo. Los resultados generales indicaron que sólo un 3% de los casos corresponden a demandas de alimentos interpuestas por hombres
(mayormente hijos que demandan a sus padres).

68. Una de las abogadas de Chota participó en 11 procesos de alimentos.

117
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 21
Abogados y abogadas litigantes en procesos de alimentos

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia.

En términos de los costos que estas situaciones pueden generar, hay dos
variables a tomar en cuenta. La primera es económica y está sustentada en el
monto final de pensión obtenido por los abogados hombres frente al obtenido
por las abogadas mujeres. En segundo lugar, están los costos de realización
no económica potencial o invisible que surgen a partir de las distancias que el
género puede marcar la relación entre la demandante y su abogado hombre.

La hipótesis de que el género del abogado impacta en el monto de la


pensión obtenida fue rechazada. Aunque hay algunas diferencias en los datos
agregados de las cuatro provincias analizadas, las pruebas estadísticas para
probar la significancia de tal diferencia resultaron negativas. La conclusión es
que el género del abogado no genera diferencia en el monto de la pensión,
por lo menos en las provincias estudiadas.

Gráfico 16
Pensión promedio obtenida en casos defendidos por abogados y abogadas

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de alimentos.


Elaboración propia

Entonces, la mayor diferencia de contar con una abogada mujer, en lugar


de un hombre, es que se teja una relación más confortable para la demanda
en la que se sienta con mayor confianza y mejor defendida. La construcción

118
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

del escrito de demanda por alimentos se basa, pues, en una labor conjunta
entre demandante y abogado que nace de la conversación entre ambos pero
no necesariamente de la confianza o empatía generada entre ellos. Sobre una
relación no necesariamente sólida, la mujer debe confiar en su abogado/a parte
importante de su historia familiar y de pareja a fin de armar un mejor caso.

Presente en muchas ocasiones sea de manera notoria o poco evidente,


los prejuicios del abogado hombre contra la mujer pueden evidenciarse en la
forma como se arma la estrategia legal de defensa, en cómo se hace referencia
a la mujer en los escritos o en otras formas que conllevan a instaurar una
defensa sexista reforzada. Ciertos abogados, por ejemplo, presentaron signos
antagónicos en sus estrategias de patrocinio cuando les tocó defender a una
demandante pero luego, en otro caso, a un demandado. Los estereotipos y
prejuicios se leen sin mayores dificultades.

Cuando defienden a la demandante, la caracterización típica pasó por


describirla como una persona de bajos recursos económicos que ha sufrido por
culpa de la relación de pareja con el demandado, en tanto que al demandado
se le suele describir como una persona con capacidad económica pero
desentendida del sostén económico hacia sus hijos.

En cambio, cuando ese mismo abogado es contratado por la parte


demandada, su posición frente a la demandante es inversa. Se le suele
caracterizar como una mujer con recursos suficientes y con culpa en la ruptura
de la relación con el demandado y, en menos ocasiones, amante del licor y del
libertinaje sexual. Por su parte, al demandado patrocinado se le retrata como
una persona de limitados recursos con culpas atenuadas en la relación y que
ocasionalmente ha venido pasando algo de dinero a la demandada.

La divergencia en la representación de la mujer es parte de una estrategia legal


que se apoya en argumentos discriminatorios. Según un abogado de Andahuaylas,
este énfasis es especialmente pronunciado en las zonas rurales como consecuencia
del espíritu de cuerpo entre los abogados hombres y sus defendidos, basado en
estereotipos comunes como el machismo. Estas mismas razones explicarían,
además, el por qué las contestaciones de demandas suelen hacer uso de términos
fríos, distantes y hasta violentos (como procreación, relaciones extramatrimoniales,
relaciones carnales o copulación) para referirse al vínculo que hubo entre las partes,
cuando en las demandas las expresiones apelan a una carga sentimental (como
relaciones de pareja, relaciones sentimentales o relaciones amorosas).

¿Detrás de estas formas poco válidas de estrategia de defensa, hay en los


abogados un razonamiento para explicar qué diferencia a un hombre de una
mujer? Al parecer, las referencias a la mujer son más que una simple estrategia
procesal. Parte de esta forma de pensar fue recogida en la opinión de varios
abogados entrevistados para los cuales las demandas de alimentos, más allá de
ser un medio para el reclamo de derechos indiscutibles de la demandante, son
una forma de venganza de la mujer hacia el hombre.
119
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3. Los costos después del proceso judicial

La legitimidad del sistema de justicia y de sus instituciones se construye sobre la base


del hacer justicia administrada con criterios de igualdad y efectividad. En la medida que
estos criterios básicos sean debilitados, tal como sucede hoy en día, el descontento ciu-
dadano empezará a tomar forma de desconfianza en la autoridad y no respecto por la ley.

El distanciamiento entre la justicia esperada por las demandantes por alimentos y la


evaluación de los resultados y secuelas de los procesos entablados marca la presencia
de factores irruptores que cuestionan la capacidad del Poder Judicial para brindar una
justicia efectiva acorde con las necesidades de las demandantes. Tales factores irruptores
constituyen el motivo de la aparición de costos ex post al proceso judicial.

El proceso de alimentos no necesariamente significa el punto de quiebre en el ejercicio


de los derechos de pensión de la mujer y de sus hijos a partir del cual automáticamente
éstos reciban puntualmente su pago a pensión. Más bien, las debilidades en la efectividad
del sistema judicial convierten al proceso de alimentos y a la sentencia que lo cierra en un
estadio intermedio (y no en el final) entre la historia pre y post proceso judicial.

La historia posterior al proceso judicial involucra diversos esfuerzos personales y legales


para poder cobrar la pensión, a los que se suman la mala experiencia con el sistema de
justicia y la presión que ello puede causar sobre la imagen de la autoridad y figura del juez,
del abogado y de la justicia. El desgaste psicológico y económico así como la presencia de
amenazas o intimidaciones (entre 32.3% en Chota y 77.7% en Andahuaylas) son también
parte de otros costos ex post al proceso ligados al plano personal e interpersonal.

Estos aspectos son el detalle de la presencia de costos de acceso a la justicia ex post al


proceso judicial. Dado que cada uno tiene orígenes distintos, los costos han sido divididos
en dos grupos: (i) los costos derivados del funcionamiento del sistema de justicia y de sus
actores y (ii) los costos en la esfera personal.

Ilustración 12
Costos de acceso a la justicia ex post al proceso judicial

Elaboración propia

120
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3.1. Costos derivados del funcionamiento del sistema de justicia y sus actores

El camino de una mujer que busca hacer efectivo su derecho y/o el de sus hijos
a una pensión de alimentos no acaba con la obtención de una sentencia. La tutela
jurisdiccional efectiva se cumple cuando la sentencia esté ejecutada.

En el caso de los procesos de alimentos, la ejecución tiene la particularidad


de extenderse a lo largo de la vigencia del derecho a pensión, horizonte temporal
que puede ser bastante amplio si tomamos en consideración que, por ejemplo, las
demandas de pensión para los hijos se interponen a temprana edad y éstas deben
otorgarse hasta que ellos cumplan la mayoría de edad. El punto es que la garantía
del cumplimiento del derecho a pensión por parte del demando es ciertamente
vulnerable.

Lejos de que la sentencia se cumpla automática o inmediatamente, en muchos


casos exige un despliegue considerable por parte de la demandante en apoyo
del abogado y del juez. Todo despliegue implica dedicación de tiempo, dinero u
otras formas que determinan la presencia de costos económicos y no económicos
adicionales en el acceso a la justicia.

A su vez, la dificultad para la ejecución de las sentencias puede ser un factor


causante de otro tipo de costo, expresado como la desconfianza en el funcionamiento
del sistema de justicia y una consiguiente menor voluntad de recurrir al Poder
Judicial ante posteriores conflictos.

3.1.1. Costos para la ejecución de las sentencias

La ejecución del pago de la pensión obtenida por mandato judicial se


verifica con los pagos efectivos y regulares realizados por el demandado a lo
largo de la vigencia del derecho a pensión. Dos fuentes fueron tomadas para
evaluar su cumplimiento: Los expedientes judiciales y las encuestas a las
demandantes cuyos procesos judiciales fueron sistematizados.

Con la primera fuente no se tuvo mucho éxito. Sólo en casos contados


los expedientes registran si la pensión se viene pagando o no. La segunda
fuente, aún con los límites en su representatividad, fue una mejor opción. Es
importante anotar que las encuestas se hicieron luego de aproximadamente
un año de emitida la sentencia. Periódicas evaluaciones de estos mismos
casos deberían realizarse pues es probable que el pago regular de la pensión
vaya disminuyendo con el paso del tiempo, sobre todo teniendo en cuenta el
largo horizonte temporal de la vigencia de la pensión.

121
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 22
Cumplimiento del pago de la pensión ordenada por sentencia

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

Los resultados muestran una realidad preocupante. Luego de la inversión


de tiempo y dinero más los distintos costos que la demandante encara durante
el proceso, se enfrenta luego a una elevada posibilidad que el demandado no
cumpla con la pensión. Los índices de ejecución de sentencia son preocupantes.
En Chota, un bajo porcentaje (29.0%) de encuestadas manifestó que,
aproximadamente un año después de la sentencia, el demandado siempre
había cumplido con el pago de la pensión. Las cifras son similares o peores en
las otras provincias. Si ese es el panorama a solo un año de dictada la sentencia,
es altamente probable que con el tiempo tales índices empeoren.

La debilidad del sistema de justicia y la presencia de otros condicionantes


sociales y culturales ocasiona que la mujer que demandó por alimentos tenga que
desplegar acciones ex post proceso judicial con el objetivo de cobrar la pensión.
Tales acciones son precisamente los costos del acceso a la justicia presentados
luego del proceso. La naturaleza de estas acciones responde a tres medios distintos
para hacerlas efectivas: medios en lo informal (tratativas con el demandado),
medios en lo formal (recurrencia a autoridades u otras instituciones distintas al
Poder Judicial) y los medios en lo judicial (interacción con el Poder Judicial).

Cuadro 23
Acciones tomadas luego de la sentencia para procurar su cumplimiento

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos. Elaboración propia.

122
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los costos a considerar están dentro de los medios en lo judicial. En todas


las provincias analizadas, se halló que una tasa importante de mujeres tomó
la decisión de hablar con el demandado para procurar que cumpla con el pago
de la sentencia (entre 13.3% en Chota y 87.5% en Chincheros). Con menos
frecuencia, se optó por recurrir a las autoridades como intermediarios, como se
registró en Andahuaylas (16.2%) y Chincheros (12.5%) pero no en Cajamarca
probablemente por la menor influencia o peso de autoridades comunales.

Los costos derivados de las acciones de los medios en lo informal y en lo


formal se asumen como bajos o nulos, pues implican un despliegue menor que
se asume, por lo general, como poco significativo en la estructura de costos de
acceso a la justicia ex post al proceso.

Dentro de los medios en lo judicial, se registró que entre un 50% (San


Marcos) y un 100% (Chincheros) de los casos, se recurrió al envío de escritos al
juez para que se requiera el pago de la pensión). Sobre ello es que se calcularán
los costos para la ejecución de las sentencias.

Antes de entrar a los términos de cálculo de tal costo, es necesario referirse


brevemente a una forma adicional, pero marginal, de acción para buscar el pago
de la ejecución de la sentencia. Se trata de la interposición de denuncia por
delito de omisión a la asistencia familiar (abierta de oficio o a pedido de parte),
cuya condena va hasta los 3 años de pena privativa de libertad. En efecto, su
recurrencia es bastante reducida (2 de casi 500 expedientes trabajados). La
información sobre sus costos ha sido, en consecuencia, poco orientadora dado
el elevado nivel de dispersión (se reportaron gastos de 30 y 500 nuevos soles).
Es preferible entonces dejar enunciada la existencia del costo pero no entrar en
su detalle numérico.

La construcción del costo por las acciones en lo judicial está hecha sobre
la base de algunos supuestos. En primer lugar, dado que el caso ya culminó,
el despliegue legal representa un costo adicional de contratación de abogados.
En segundo lugar, se asume que el costo adicional equivale 15 nuevos soles, lo
que equivale a lo que los abogados cobran por escrito en las zonas en estudio,
según algunas demandantes encuestadas. Por último, se hace la suposición que
solo se presenta un escrito después de la sentencia, ya que esa fue la tendencia
observada en el trabajo con los expedientes.

Por ende, el costo de los medios judiciales de solicitar al juez que el


demandado cumpla con el pago de la pensión equivale a 15 nuevos soles
para cada demandante. Se deja de lado los costos de transporte que la
demandante ejerce para realizar todo este trámite, los cuales se asumen como
no significativos ya que las tareas de seguimiento y sostenimiento del caso son
bastante menores luego de la sentencia.

123
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La baja efectividad del sistema de justicia tiene que ver con diversos
factores que se dirigen hacia el juez pero también hacia los abogados y las
partes e incluso al mismo sistema legal y a factores que escapan a ellos.

Los jueces no hacen pleno uso de su poder coercitivo. Pese al elevado


grado de incumplimiento de sentencias, es casi nulo el número de órdenes
de oficio para la apertura de denuncias penales por omisión a la asistencia
familiar. Tampoco se halló entre los expedientes que se hayan impuesto multas
u otros recursos. Prácticamente la única medida tomada por los jueces fue
la emisión de resoluciones requiriendo al hombre a que pague la pensión. Un
abogado de Andahuaylas entrevistado sostuvo que la escasa jurisprudencia
favorable en términos de ejecución de sentencias de alimentos condiciona el
débil uso del poder coercitivo en los jueces.

La interacción entre la demandante y el juzgado es menor ex post a


la sentencia por una serie de razones. Los abogados pierden participación
post sentencia, tal como se vio en los datos líneas atrás (acción de presentar
escritos), probablemente porque su actuación implique un costo adicional
que las demandantes no están dispuestas o en la capacidad de cubrir. Es
probable, además, que las promesas de pago hechas por el demandado
alejen a la mujer de tomar acciones legales.

Los demandados, por su lado, muestran un elevado grado de irresponsabilidad


en el marco de una conducta trasgresora del poder de la ley, la justicia y el juez,
probablemente también porque el castigo social de esa conducta es bastante
bajo. Las elevadas proporciones de demandados declarados rebeldes y que
nunca asistieron a las audiencias son muestra fehaciente de un rechazo a la
mujer demandante y de desafío a la propia autoridad de la ley y del juez.

Aun cuando la sentencia ordene el pago de pensión, la coerción efectiva


de la justicia es tan baja que el pago de la pensión queda prácticamente a
juicio de la moral del demandado, la cual en ocasiones no es suficiente ni
promete lecciones. El caso de un policía demandado en Apurímac es bastante
gráfico. En la contestación, éste explica que la razón para no poder otorgar
una pensión a la demandada es que ya tiene otras 3 pensiones que cumplir
(producto de otros tres procesos judiciales) y, por supuesto, su remuneración
ya no le alcanza69.

El caso del policía no sólo llama la atención por el nivel de irresponsabilidad


de una figura de autoridad, sino que también nos regresa al tema de los
criterios que usan los jueces para la fijación de la pensión por alimentos. Esta
vez el énfasis se posa sobre la capacidad de los jueces para fijar la pensión
en función dentro de las capacidades del demandado. La importancia es vital

69. Expediente 2008-157, Juzgado de paz letrado de Chincheros.

124
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

pues una pensión equilibrada incrementa sus posibilidades de cumplimiento.


No obstante, como ya se ha reiterado, no hay mayores criterios técnicos detrás.

No es posible confirmar cuán equilibrada ha sido la fijación de la pensión


pues hasta los mismos expedientes han fallado en el intento de procurar la
información necesaria o con el sustento requerido. En efecto, varios operadores
de justicia entrevistados tanto en Apurímac como en Cajamarca sostienen
que una práctica común en los demandados, alentada muchas veces por sus
abogados, es la de declarar menos ingresos de los que verdaderamente tienen.

Para cerrar este punto, es útil remarcar algunas diferencias entre el


incumplimiento de pensiones entre lo urbano y lo rural, donde la situación agrega
dificultades adicionales. Menores ingresos, documentos de sustento de ingresos
inexistentes, menor capacidad de control por la lejanía, etc. son algunos de los
problemas que se suman y que contribuyen a la no ejecución de la sentencia.

Exagerando un poco la figura, un abogado de Andahuaylas señaló


que el cumplimiento del pago de la pensión «en campo es inejecutable, el
campesino no tiene nada, ni calzoncillo». Incluso, prosiguió el entrevistado,
hasta un posible embargo se dificulta pues ni las supuestas propiedades del
demandado les suelen pertenecer: «su terreno es de la comunidad y el ganado
de sus padres». En oposición, una jueza de Cajamarca mencionó que desde
que llegó decidió otorgar montos de pensión mayores que su predecesor
pese a que sus colegas señalaban su opción como imposible.

La influencia de la agricultura en la economía familiar, la dependencia


económica de las mujeres sobre el demandado, la informalidad del mercado
laboral, las escasas oportunidades laborales, la distinta visión de justicia de
la gente del campo, entre otros factores, son poco considerados al momento
de procesar el expediente y de dictar sentencia.

Al margen de algunos datos o características puntuales de los expedientes,


han sido escasas las referencias hechas en las sentencias que incorporan
prácticas culturales económicas de las personas del campo. Más bien, las
sentencias suelen reflejar una realidad que bien podría ser la de cualquier
otra ciudad, incluso de una como Lima.

En casos contados, la resolución del conflicto conminó al demandado a


pagar una pensión en efectivo así como en productos, vía que en la economía
rural podría reducir la morosidad del pago de las pensiones. Asimismo, pese a
que en Andahuaylas existe una alta tasa de personas quechuahablantes como
única lengua o como medio habitual de comunicación, ninguna de las actas de
conciliación dejó sentado que la demandante se expresara en su idioma. Optar
por esta forma de comunicación implicaría recoger mejor las necesidades de la
demandante, lo que finalmente puede redundar en mejores acuerdos y, sobre
todo, más factibles de ser cumplidos.

125
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Iniciativas como el Registro de Deudores Alimenticios (REDAM) pueden


tener un impacto importante en zonas urbanas pero difícilmente en zonas
rurales, donde el mercado laboral informal tiene mucha fuerza y donde las
empresas dispuestas a tener al REDAM como referencia son casi inexistentes.
Sería óptimo que el registro sea complementado con trabajos de sensibilización
a grupos clave como funcionarios públicos, empresarios, abogados, etc.

3.1.2. Costos derivados de la mala experiencia con el sistema de justicia

La experiencia que la mujer demandante tiene al entrar en contacto


con el Poder Judicial determinará su grado de satisfacción con el servicio de
justicia recibido y puede, asimismo, alentarla a confiar nuevamente en el Poder
Judicial o a rechazarlo en caso que vuelva a necesitarlo. Resistirse a acudir al
Poder Judicial por una mala experiencia previa o de terceros es una forma de
expresar el deficiente funcionamiento del sistema de justicia y sus implicancias
para el acceso a la justicia. Esa resistencia al Poder Judicial puede llegar a
influenciar a la potencial demandante por alimentos a buscar otras vías de
solución (DEMUNA, centros de conciliación, rondas campesinas, etc.).

Si la mujer opta simplemente por no procurar por ningún medio una


pensión de alimentos, los costos son obviamente mayores. Con mayor o
menor intensidad, la mujer y sus hijos ven comprometido el pleno ejercicio
de sus derechos pensionarios pero también recortan sus posibilidades de
desarrollo habida cuenta que el factor económico es un puente para el acceso
a mejores servicios de salud, educación, vivienda, etc.

Comportamientos de este tipo, donde la decisión de recurrir al Poder


Judicial es confrontada con las experiencias previas propias o de terceros
o confrontada con el nivel esperado de justicia que se obtendrá, reflejan la
insatisfacción e inatención de las necesidades de justicia de las mujeres
frente a deficiencias en el funcionamiento el sistema de justicia. Estos
comportamientos constituyen un costo vinculado al acceso a la justicia que
reprime la llegada natural de casos al Poder Judicial.

Una forma interesante, mas no la única, de materializar este costo del


acceso a la justicia está en ver cuántas mujeres no accederían nuevamente
al Poder Judicial para reclamar una pensión de alimentos. Se trata de
costos de realización no económica potencial o invisible, expresados en un
nivel individual (menos personas con derechos de pensión reconocidos) e
institucional (menos confianza en la justicia, democracia, etc.).

Las mediciones realizadas sí detectaron un grado de resistencia, entre


medio y alto, contra una futura necesidad de recurrir al Poder Judicial. La cifra
más baja fue detectada en San Marcos, donde el 28.6% de las encuestadas
no volvería a iniciar un proceso de alimentos. El dato más elevado fue el de
Chincheros (100%).

126
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Gráfico 17
Costos derivados de la desconfianza y contacto con el Poder Judicial
(porcentaje de demandantes por alimentos que no
volvería a iniciar un proceso judicial)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia.

El efectivo acceso a la justicia constituye una forma de concretar valores


base de la sociedad articulados a la democracia. Para la población, los valores
de igualdad, justicia y derechos deberían estar íntimamente ligados a la
posibilidad de exigirlos en cualquier juzgado. No obstante, los datos muestran
cierto matiz de rechazo a esta posición.

Comprender lo que está detrás de este fenómeno implica desgranar los


datos recién vistos en dos partes. De un lado, es importante explicar qué
es lo que determina la satisfacción de la demandante por alimentos hacia
el proceso judicial y, de otro lado, identificar cuáles son los factores que
determinan su rechazo al inicio de la posibilidad de iniciar nuevamente una
demanda por alimentos70.

En primer lugar, abordemos el tema de la satisfacción de la demandante71.


La lógica detrás de los resultados evidencia una objetivación de la justicia
centrada en la esencia misma de la justicia. La única variable con significancia
estadística que determina la satisfacción de la demandante es el grado de
ejecución de la sentencia. En otras palabras, la demandante valora la ejecución
de la pensión y es sobre esa base que juzga su paso por el Poder Judicial. Es
una lógica instrumental y racional del acceso a la justicia pues sobrepone el

70 ioioioioioi

71. El modelo empleado (mínimos cuadrados ordinarios) para explicar la satisfacción con el proceso tuvo como variable dependiente a ésta misma y como
variables explicativas a las que tienen que ver directamente con el servicio de justicia, es decir, la calificación del desempeño de los jueces, el trato recibido
en el Poder Judicial y el grado de ejecución de la sentencia.

127
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

cumplimiento de la sentencia por encima de la capacidad profesional del juez


o del trato hacia los justiciables.

El logro trunco que representa haber obtenido una sentencia sin


ejecutar explica también la polarización de las opiniones de las demandadas
sobre su paso por el Poder Judicial. Sobre una escala del 1 al 5, donde 5
es la evaluación más positiva, el promedio de satisfacción en las provincias
estudiadas, a excepción de Chincheros, se ubicó por debajo del punto medio
(3). La evaluación del desempeño de los jueces se ubicó ligeramente por
encima del punto medio (con excepción de San Marcos) pero sin brindar una
connotación enteramente positiva.

Gráfico 18
Evaluación del paso por el Poder Judicial por parte de las demandantes
(Satisfacción general y evaluación del desempeño de jueces)

Nota: valor mínimo 1 (muy malo), valor máximo 5 (muy bueno).


Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.
Elaboración propia

Las calificaciones generales, como las que se acaban de presentar,


tienen el defecto de sintetizar en una cifra un conjunto de representaciones
particulares que son asociadas al objeto de estudio. La construcción del
imaginario colectivo de las demandantes por alimentos sobre la justicia y el
juez, a partir de las asociaciones que hacen sobre estas dos palabras, es una
herramienta interesante para el análisis complementario.

Una primera conclusión es que las asociaciones reflejan una visión


más positiva de la justicia y del juez. No se trata de una contradicción a
los resultados anteriores. La respuesta está que en las asociaciones son de
carácter libre, es decir, se desprenden del proceso judicial seguido y permiten
128
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

una visión más global aunque, por supuesto, no aislada de la experiencia


personal vivida en el Poder Judicial.

Las asociaciones predominantes son las de connotación positiva, a pesar de


las cifras de evaluación de satisfacción general del paso por el Poder Judicial y de
los importantes niveles de incumplimiento en el pago de la pensión. Un poco más
de la mitad de las encuestadas (56%) construye la noción de justicia empleando
palabras como justicia, igualdad, derecho, entre otras de sentido común y básico
que quizás apelen a la satisfacción de la necesidad primaria de haber sido
escuchadas y haber recibido la conformidad de sus derechos vulnerados.

Para otras (26%), la imagen preponderante es la de rechazo y disgusto


frente a la justicia. Las menciones a palabras como «dinero», «inexistente»,
«injusticia», «corrupción», entre otras, darían a entender que los resultados
del proceso habrían sido influenciados o arreglados por relaciones de poder y
dominación que terminaron por favorecer al hombre. En este grupo es donde
mejor calzaría el adagio popular «la justicia es para los ricos».

En las asociaciones con respecto a la palabra «juez» prepondera


igualmente lo positivo pero con una menor intensidad. De un lado, un 74%
de las demandantes lo asocia a factores positivos (justicia, autoridad, buena
persona, solución, etc.) pero a la vez un 19% lo hace a valores incongruentes
con su función (temor, corrupción, desconfianza, etc.).

Ilustración 13
Asociaciones hechas por las demandantes frente a la palabra «justicia», «juez» y «abogado»

Nota: La pregunta formulada fue «¿Cuál es la primera palabra que se le viene a la mente cuando le
menciono la palabra «justicia/juez/abogado?». Las asociaciones presentadas aparecen en orden de
importancia (mayor a menor).
Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.
Elaboración propia.

129
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

En segundo lugar, entremos ahora el tema del rechazo al inicio de la


posibilidad de iniciar nuevamente una demanda por alimentos72. Los resultados
de la modelación econométrica muestran que las variables con influencia
significativa en la decisión de iniciar un proceso de alimentos son: el desempeño
de los abogados, la presencia de episodios de violencia psicológica entre la
demandante y el demandado y, finalmente, el trato recibido en el Poder Judicial.

La significancia de la variable que recoge el desempeño del abogado


guardaría relación con la posibilidad de acceder a un servicio de defensa que
le brinde a la demandada las condiciones óptimas para ganar su proceso y
además para contar con una persona que haga las funciones de su defensor
frente al demandado y al juez. La figura del abogado se convierte en un punto
ideal de sostén para la demandante no sólo en lo legal sino también por cómo,
mediante el acceso a la justicia que canaliza el abogado, se puede tejer un
puente de soporte emocional no necesariamente explícito.

Refuerza esto último las asociaciones hechas por las abogadas a la


palabra «abogado». La gran mayoría de ellas son positivas (78%) y construyen
una imagen de defensa y protección probablemente porque el abogado es
finalmente el único interlocutor o intermediario legal de los intereses de las
demandantes. Ello no equivale a decir, sin embargo, que la actuación de los
abogados sea de buena calidad.

Por último, la significancia de la variable que recoge la existencia previa de


violencia psicológica entre las partes del proceso de alimentos quiere decir que
las mujeres que no han sufrido este tipo de violencia tienen mayor probabilidad
de interponer una demanda por alimentos. La explicación es que la violencia
psicológica es un factor represor de la decisión de la mujer de demandar por
alimentos. En buena cuenta, los derechos de la mujer están contenidos por la
violencia psicológica ejercida por el hombre.

Tácitamente, todos estos resultados hablan de la importancia de contar


con redes de atención legales y psicológicas para la mujer y así brindarle la
protección requerida para acudir a la vía legal y hacer efectivos sus derechos.
Las instituciones actualmente disponibles para hacerlos son aún escasas a
nivel nacional y más aún en las zonas estudiadas. Los CEM, las DEMUNA y
algunas ONG tratan de cubrir estos vacíos pero sin mucho éxito. Tienen
limitaciones en cobertura geográfica y su funcionamiento (capacidades del
personal, infraestructura, logística, etc.) frente a la elevada cantidad de mujeres
que demandan estos servicios y otras que, aún necesitándolo, difícilmente son
captadas por estas instituciones.

72. Se armó un modelo en base a la hipótesis que seis variables pueden explicar esta decisión: desempeño de los jueces, trato recibido en el Poder
Judicial, el grado de ejecución de la sentencia, el desempeño de los abogados, la presencia de episodios de violencia psicológica así como física y sexual
entre la demandante y el demandado. El método de estimación aplicado fue el logit dado que la variable dependiente se comporta como dicotómica (1
para los casos que manifiestan que volverían a iniciar un proceso de alimentos y 0 para los que no).

130
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3.2. Costos en lo intrapersonal

Ser parte de un proceso judicial de alimentos trae como consecuencia la inevitable


necesidad de exponer parte de la vida privada frente a terceros como los jueces o
abogados. También se abren las posibilidades de enfrentamientos con el demandado
tanto dentro como fuera del ámbito judicial.

Los escritos, las audiencias y en general cualquier contacto formal o informal con
los operadores de justicia, abogados o con el demando representa un espacio potencial
para los prejuicios, discriminaciones, malos tratos e incluso otras formas más graves
de violencia contra la mujer. Varios ejemplos han sido detallados anteriormente.

El desgaste psicológico y físico como consecuencia de lo descrito, sumado a los


costos económicos del proceso, su duración, los trámites, la presión familiar, etc.
pueden terminar por afectar el propio estado emocional de la demandante. Ahí es
donde aparece la noción de costos como secuelas dejadas por el proceso. No se trata
de costos de realización económica directa sino, más bien, de costos de realización
no económica potencial o invisible por lo cual su cuantificación sería muy ambigua
o imprecisa. Por tanto, los siguientes puntos se centran en identificar, mas no a
cuantificar, la presencia de los costos en lo intrapersonal.

3.2.1. Costos en la esfera personal

La violencia psicológica contra la mujer ha sido recogida en diversos


puntos del proceso judicial. De forma esquemática, es conveniente hablar de
dos tipos de violencia psicológica que tienen a la mujer como víctima en los
procesos de alimentos: Violencia desafiante y violencia trasgresora73.

La primera de estas formas engloba a los actos que rompen algún


principio elemental de conducta pero sin crear daño directo o permanente.
Buscan restar importancia a la acción legal tomada por la mujer y se desafía
la autoridad del juez y al imperio de la ley. El elevado grado de demandados
declarados rebeldes (entre 48% en San Marcos y 75% en Chincheros) así como
la importante cifra de demandados que no asisten a las audiencias (entre 50%
en Chincheros y 68% en San Marcos) son claros ejemplos.

Otra forma de manifestación de violencia psicológica desafiante es la


actitud de rechazo que asume la parte demandada en la contestación. Refutan
los hechos que sostienen la demanda que lo califican como padre irresponsable,
con capacidad económica y, en ocasiones, culpable del vínculo sentimental con
la demandante.

73. Los costos de la violencia física han sido dejados de lado pues fueron pocos los casos detectados. Sin embargo, se asume que el verdadero grado de
presencia de este fenómeno es mayor pero no es reportado.

131
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Las formas de violencia psicológica trasgresora abarcan acciones que de


forma directa buscan ejercer algún daño. El elevado porcentaje de pensiones no
pagadas (recuérdese que en un 12.5% en Chincheros y un 62.5% en San Marcos)
es un ejemplo pertinente. La alta presencia de intimidaciones o amenazas
contra las demandantes también forma parte de esta clasificación y es una
realidad preocupante que pasa invisibilizada. Los casos más preocupantes
están ambos en Apurímac (Andahuaylas 77.0%, Chincheros 57.1%).

Cuadro 24
Demandantes que recibieron amenazas o intimidaciones
durante el proceso de alimentos

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

Una última forma de manifestación de la violencia psicológica


trasgresora está en el uso del lenguaje como forma de agresión evidente o
sutil. Anteriormente, se detalló cómo las contestaciones de demanda suelen
construir un perfil de la demandante que busca cuestionar su calidad moral
de madre o mujer tomando como referencia un estándar de mujer alimentado
por una visión de género poco equilibrada74.

Otras formas también son recurridas, como cuando se hace mención (en
la demanda y en su contestación) al vínculo que existió entre el demandado y
el demandante. El mecanismo del uso de lenguaje como violencia se basa en el
antagonismo de la estrategia de los abogados. Mientras que en las demandas
hacen referencia al vínculo entre las partes mediante expresiones neutras o con
cierta carga sentimental (como relaciones de pareja, relaciones sentimentales
o relaciones amorosas), las contestaciones apelan a un lenguaje frío, distante
y hasta violento (como procreación, relaciones extramatrimoniales, relaciones
carnales o copulación).

La distorsión es obra de los abogados, lo que fue deducido claramente de


los patrones de redacción identificados durante el análisis de los expedientes
judiciales. En otras palabras, son prácticas que recorren diariamente los
tribunales y que contribuyen a reforzar una imagen de mujer como objeto
sexual y subordinada al hombre. Su función es estereotipar a la mujer mediante

74. Ver, en esta sección, capítulo II, 2.3.5.

132
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

la creación de una imagen negativa que puede alentar el rechazo por parte de
terceros, básicamente el juez.

Lo lamentable es que estas prácticas se mueven en lo moral y, por tanto,


la posibilidad de sanción por parte del juez es menor. Sin ello, el lenguaje
violento se institucionaliza dentro del aparato judicial y frente a la figura del
juez, es decir, frente a quienes justamente deben guardar un balance de trato,
igualdad y derechos.

La hipótesis de la aparición de los costos de acceso a la justicia está


ligada al efecto de los dos tipos de violencia psicológica reseñados, además
del desgaste psicológico y económico producto por el proceso judicial. Es el
aspecto personal el que sufre algún tipo de daños que puede ser rastreado
por el impacto en variables como la autoestima y la confianza en sí misma,
las cuales fueron testeadas entre las demandantes por alimentos75.

Cuadro 25
Nivel de confianza en demandantes como
consecuencia del proceso judicial (autoreporte)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

Cuadro 26
Nivel de seguridad en demandantes como
consecuencia del proceso judicial (autoreporte)

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia

75. La determinación de los niveles de autoestima y confianza fueron obtenidos por autoreporte de las demandadas. No se aplicaron tests específicos
por priorizar la agilidad de las encuestas. Por ello mismo, es posible que estos resultados tiendan a subvalorar el número de mujeres que declararon
tener un menor nivel de autoestima y confianza.

133
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Los resultados indican que hay un grupo de mujeres que efectivamente,


como consecuencia del proceso judicial y sus implicancias, sienten afectadas
sus niveles de confianza y seguridad en sí mismas. Empero, lo particular,
es que pese al elevado nivel de pensiones que no se cumplen y al resto
de problemas y costos que han debido enfrentar, esa proporción ha sido
relativamente baja (no se detectaron casos ni en Chincheros ni en Chota en
tanto que las proporciones en las otras dos provincias no pasan del 21%).

El efecto más fuerte sobre el espectro personal de la mujer ha sido


neutro e incluso positivo. Lo más importante de estos resultados está en
el grupo que menciona que luego del proceso su nivel de autoestima o
confianza ha aumentado. La mejora en estas variables puede ser evidencia
de empoderamiento. Probablemente, la propia presentación de la demanda
tenga ya un efecto de empoderamiento sobre la mujer.

La mayor capacidad adquisitiva, producto de la pensión ordenada por


vía judicial, mejora las posibilidades de acceder a más y mejores servicios de
educación, salud, alimentación, vivienda, etc., creando un mejor ambiente
para la crianza de los hijos. No obstante, dado que el nivel de incumplimiento
en el pago de la pensión es alto, la fuente del empoderamiento no nacería
forzosamente de lo económico. El empoderamiento vendría del logro de haber
podido, gracias a la sentencia, cambiar los patrones de poder existentes entre
la mujer y el demandado.

En lo personal, las mujeres empoderadas tienen un mejor concepto de


sus capacidades, de su propia imagen y de cómo las ve el resto. En suma,
más seguras de lograr sus objetivos. Y así lo confirman los datos. Entre
las mujeres empoderadas a raíz del proceso judicial (mayores confianza o
seguridad en sí mismas) es más alta la proporción que volvería a iniciar un
proceso de alimentos, explicitando una visión de futuro más realizable frente
a un posible futuro conflicto con el demandado.

Gráfico 19
Empoderamiento y decisión de volver a
iniciar un proceso de alimentos

Fuente: Encuestas a demandantes por alimentos.


Elaboración propia.

134
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

A todas luces, el empoderamiento es positivo pero no lo es la forma de


conseguirlo, es decir, luego de un proceso judicial con importantes costos
económicos, signos de discriminación, falta de adecuación de las necesidades
culturales, formas de violencia psicológica, etc.

No sólo se debe trabajar en la promoción de derechos y la construcción


de una femineidad y masculinidad sanas, sino también de proveer a la mujer
de una red de soporte psicológico, legal y económico que le permita tomar la
decisión de demandar, afrontar apropiadamente el proceso y desarrollar su
vida después de éste.

En la medida que estos aspectos sean abordados, no sólo será mayor el


empoderamiento en las mujeres demandantes por alimentos sino que, con
algo más de esfuerzo, este tipo de acciones legales disminuirían en el tiempo
y, a su vez, se contribuiría con una mejor integración de la mujer en el medio
económico y laboral.

135
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Tercera Sección

Procesos Judiciales
de Violación Sexual

137
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

A partir de este punto, la investigación se concentra en los procesos judiciales de


violación sexual y en los costos derivados para las agraviadas sobre el acceso a la justicia.
La base conceptual de los costos sigue siendo la ya aplicada, es decir, se asienta sobre la
clasificación de costos descrita en la primera sección como base para la identificación de
los espacios donde potencialmente aparecen inconvenientes o malfuncionamientos que
se traducen luego en costos (económico de realización directa, económico de realización
indirecta, costos no económico de realización invisible o potencial) para las mujeres agra-
viadas. Los costos identificados guardan una plena armonía con las barreras de acceso
a la justicia económicas, sociales, culturales, de género, etc.

Al igual que los casos de alimentos, los procesos de violencia sexual suelen tener a
la mujer como agraviada y al hombre como agresor. Nuevamente este problema social
toma rostro de mujer y, en consecuencia, su procesamiento dentro del Poder Judicial
enfrenta o es filtrado mediante la visión de género de jueces, fiscales, policías y abogados.

Inicialmente se asumió que buena parte de los expedientes revisados provendrían de


zonas rurales dadas las características de las zonas de estudio, sobre todo de Chincheros
y San Marcos. No obstante, los resultados no corroboraron esta tesis. Ello sería indicio
de que las víctimas de zonas rurales canalizarían sus denuncias por otros medios a su
alcance (rondas campesinas, autoridades comunales, etc.) o simplemente no los estarían
denunciando76. Esta es la razón por la cual el contenido de los siguientes capítulos se
limita a hacer sólo algunas distinciones puntuales entre lo urbano y lo rural.

El bien jurídico protegido en estos procesos es la libertad e indemnidad sexuales de


las mujeres. La privación de la libertad del acusado es parte de las posibles consecuen-
cias del proceso judicial. En suma, son casos bastante delicados sobre todo porque la
mayoría de ellos tienen que ver con violaciones de mujeres menores de edad, entre ellas
adolescentes y niñas (Apurímac 73.3%, Cajamarca 81.2%).

La presente investigación se centró en los casos tipificados como delitos de violación


sexual, excluyendo a los delitos de seducción y actos contra el pudor. El objetivo fue
abarcar los casos de mayor gravedad dado que en esa dificultad el sistema de justicia
es puesto en una de sus más difíciles pruebas. Se excluyeron, asimismo, los casos de
violación sexual donde la víctima fue de sexo masculino (2 de 31 casos).

Todos los expedientes analizados fueron resueltos entre el 2007 y 2008 por los res-
pectivos órganos jurisdiccionales. No representan una muestra sino el propio universo
de tales años. Pese a ello, el análisis se trabajará al nivel regional y no provincial por los

76. Según un abogado de PROJUR, las principales razones de la no denuncia de las violaciones sexuales en zonas rurales están ligadas al probable
escándalo y vergüenza pública, las amenazas contra la denunciante, los arreglos económicos para no denunciar, esto último con el supuesto afán de
preservar la dignidad de la familia.

139
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

riesgos que representa hacer conclusiones en base a pocas observaciones, sobre todo
para los casos de Chincheros y San Marcos. Para facilitar la lectura, las referencias serán
casi siempre a la región en sí misma aun cuando sólo se estén analizando las provincias
sobre las que se focaliza este estudio.

I. Detrás de los procesos de violación sexual: Contexto, perfil de agraviadas y de


agresores y características de las denuncias en las zonas de estudio.

Este capítulo es una introducción para comprender mejor el contexto en el que se


desarrollan los procesos de violación sexual en las zonas de Andahuaylas y Chincheros
en Apurímac y Chota y San Marcos en Cajamarca. El capítulo está compuesto de tres
secciones muy similares a las que estructuraron el capítulo sobre los procesos de alimen-
tos. La intención del uso de esta estructura está en la intención de reflejar cómo detrás
de los procesos judiciales subyacen diversas características del sistema de justicia, de
sus actores, de las agraviadas y de la sociedad que condicionan ciertas aristas de la
problemática de la violación sexual (su tratamiento, su comprensión, su juzgamiento,
etc.) y que luego se reflejan en los expedientes judiciales, en su resolución e incluso luego
del proceso.

La primera parte aborda algunos factores estructurales identificados durante los


trabajos de campo con los expedientes y las entrevistas, específicamente en cuanto a la
visión de género como obstáculo, al insuficiente conocimiento de derechos y la demanda
de justicia no atendida. Son los mismos aspectos abordados anteriormente para los
procesos de alimentos en razón a que, pese a que hacen alusión a temas distintos,
comparten una problemática base similar fruto de la posición de la mujer en la sociedad
y el funcionamiento de la justicia.

Las segunda, tercera y cuarta parte busca identificar los principales rasgos de las
agraviadas y agresores en los procesos de violación sexual en base a rasgos demográficos
básicos pero también a datos sobre la relación entre las partes y alguna otra información
obtenida a partir del estudio de los expedientes judiciales. Por último, en base a esta misma
fuente, se caracterizan las propias denuncias judiciales, cómo concluyen los procesos,
cuáles son las penas solicitadas e impuestas, la frecuencia y monto de la reparación civil,
la interposición de apelaciones así como la duración de los procesos judiciales.

1. Contexto social detrás de los casos de violación sexual

En cada una de las provincias estudiadas, los operadores de justicia entrevistados


coincidieron en que la presencia del fenómeno de las violaciones sexuales es de gran
importancia dada la cantidad de casos que llegan a su conocimiento. El número de expe-
dientes judiciales identificados y fichados para esta investigación parecería contradecir
esta percepción (a penas una treintena entre las cuatro provincias estudiadas, lo que
parcialmente fortalecería la hipótesis de que estos casos no son denunciados en mayor
proporción por una serie de circunstancias referidas con anterioridad).

140
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

En realidad, no hay que confundir las variables. Los expedientes fichados corres-
ponden a los casos resueltos (mas no ingresados), es decir, los que salen del sistema.
Debemos entender, entonces, la impresión de los operadores de justicia está marcada
por los casos que ingresan al sistema de justicia (sea a la Policía, la Fiscalía o el Poder
Judicial) y que actualmente se encuentran en trámite. Desafortunadamente, no se pudo
tener acceso a esta información estadística.

La preocupación por la presencia de los delitos de violación sexual radica no sólo en


el efecto de inseguridad y violencia que se posa sobre la población femenina, sino tam-
bién sobre el contexto social que, de una u otra forma, lo provoca, condiciona, esconde
o hasta tolera. Dejar de leer el contexto social de este fenómeno social implica estudiarlo
aisladamente y poco articulado a un tejido social complejo.

Para no caer en ese vacío, abordaremos tal contexto social en función a temas de
género, conocimiento de derechos y demanda por justicia no atendida. La intención no
es reducir una explicación compleja a un diagnóstico plantilla, sino simplemente tener
en cuenta ciertos patrones generales que sirven de base para leer transversalmente la
problemática de la mujer y la problemática de ésta en el sistema de justicia.

1.1. La visión de género como obstáculo

El conjunto de reacciones en torno a la violación sexual parece guardar una


íntima relación con la posición, roles, estereotipos y prejuicios que ciertos grupos
o círculos asignan a la mujer. Frente a las violaciones sexuales, la concepción
y roles que se tiene de la mujer sirven de vehículo para la aparición de redes
de solidaridad pero también para la aparición de prejuicios que dificultan el
procesamiento judicial de tales delitos así como la recuperación y la reintegración
de la agraviada a la sociedad.

Quizá una de las posiciones más explicativas y que encierra mucho de la compresión
global de este fenómeno, es la que otorgaba el Código Penal de 1924 a la violación
sexual: Delitos contra el honor de la mujer. En su concepción más sencilla, esta visión
restringe la valoración de los derechos a decidir y hacer respetar la libertad sexual
de las mujeres. Por oposición, despoja de cualidades morales a quienes sufren de
violaciones sexuales y con ello se hace mella la condición de la mujer como persona.
La pérdida del honor implica pérdida de dignidad pero no de derechos.

La aparición del Código Penal de 1991 deja de lado el concepto de violencia


sexual como delito contra el honor y lo adapta a las tendencias internacionales
fruto de un mayor reconocimiento de los derechos de las mujeres. En uno u otro
caso, el objetivo es reposicionar a la mujer como sujeto pleno de derechos y
no como un ser endeble que, frente a determinadas circunstancias, puede ser
desprotegido hasta de su honor. En las últimas décadas la doctrina y normatividad
nacional e internacional, bajo ciertos contextos y escenarios de violencia social,
han configurado este delito, como de lesa humanidad, catalogándola como
sumamente grave.

141
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La evolución de este concepto no siempre goza de una correspondencia total


en la sociedad. El núcleo básico de ésta, la familia, lejos de ser el mejor ambiente
para proteger y promover el buen ejercicio y compresión de los derechos de la
mujer, continúa siendo el foco de formas de crianza que le otorgan a la mujer un rol
reproductor y de crianza de la familia y al hombre un rol de trabajador y proveedor
económico. Un abogado de Apurímac entrevistado indicó que en las poblaciones
rurales de Andahuaylas y Chincheros, el rol de la mujer es básicamente doméstico,
excluyendo a las mujeres de un protagonismo más dinámico como motor del
desarrollo familiar y comunal.

Las formas de crianza y de socialización en los ambientes de familia hacen que


los padres otorguen todavía un peso muy importante a la «pureza» de las hijas,
entendida como la conservación de la virginidad, por encima de su propia capacidad
de decisión, tal como se apreció en la lectura de varios expedientes judiciales.

Al mismo tiempo, aunque a primera vista parezca contradictorio, en el otro


extremo hay padres que negocian la solución de la violación sexual de sus hijas
mediante el pago de cierta suma de dinero77. Esta conducta trasgresora coincide
con la intención de algunos violadores que buscan redimir su pena mediante
arreglos económicos con la familia de la víctima y, con ello, ganar su impunidad.
Huelga decir que esta conjunción perversa de intereses es señal de una realidad
altamente compleja cuya explicación escapa a estas líneas.

Cuando las violaciones sexuales se dan entre padres e hijas, la ruptura de


la estructura familiar es brutal. La construcción de los roles del hombre y de la
mujer en la sociedad peruana erige a la figura paterna o masculina como pieza
imprescindible en la relación de pareja. Su destronamiento, en consecuencia, a
raíz de la denuncia de violación sexual rompería con el equilibrio familiar así como
con el sostén económico. Es decir, la mujer y sus hijos quedan sin el hombre,
figura de sostén. En las zonas rurales ello sería aún más perjudicial. Según un
abogado entrevistado, la figura de «mujer sin hombre» puede conllevar a secuelas
emocionales mayores como consecuencia de los prejuicios de la comunidad y de
que ésta considere a tales hechos como el preludio de una desgracia mayor para
la comunidad en general.

En ocasiones, la imposición o la interiorización de la visión de género va más


allá del núcleo familiar y se instala en espacios mayores. Un fiscal de Andahuaylas
entrevistado señaló que en las zonas rurales son las mismas comunidades las
que alimentan la dependencia sobre el hombre pues «sin él [la mujer] tiene
acción relegada. En lo social son marginadas y entonces hacen mantenerse en
un hombre». Otro ejemplo de cómo se valoriza y minimiza económicamente a la
mujer sexualmente violentada fue dado por un policía de Cajamarca. Éste comentó

77. Al respecto, más de un operador de justicia entrevistado dio cuenta de este fenómeno en su zona.

142
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

que la madre de una mujer violada se quejó por haber encarcelado al padrastro
violador ya que éste era el sostén económico del hogar.

Estos casos responden a una misma realidad: El proceso de socialización


mediante el cual un individuo, a través de las diversas interacciones sociales,
adopta y aprende ciertos comportamientos a partir de la observación o interacción
con referentes en la familia o en otros espacios donde se desenvuelva. Parte de esta
socialización se refleja en la tolerancia a la violencia contra la mujer. El desequilibrio
en el valor y el rol otorgado a la mujer suele ser un tanto más perjudicial en
las zonas rurales donde justamente, según muchos de los operadores de justicia
entrevistados, los delitos de violación sexual se callan en mayor proporción por
diversos factores que serán mencionados en un siguiente punto.

Los jueces o la imagen de lo que deberían ser son funcionarios de alta


trascendencia donde los valores como la moral, la rectitud, la independencia y
otros, ocupan un sitial capital. No obstante, esta visión idealista tiene un trasfondo
distinto pues jueces, pero también policías y fiscales, han crecido y socializado en
ambientes donde probablemente la mujer tenía una posición no equitativa frente
al hombre, tan igual como sucede para muchos ciudadanos. Así, entonces, como
señala Siles, «[…] también en un cierto sentido-, puede igualmente decirse que en
el razonamiento de un juez está la sociedad»78.

Este último argumento se irá ilustrando más adelante pero puede resumirse en
un par de puntos. En principio, quizá el más importante reside en la misma tesis
sostenida por Siles, es decir, en que los operadores del sistema de justicia suelen
restar valor a la manifestación de la agraviada aun cuando ésta haya sido reiterada,
no haya variado y no existan motivos para presuponer enemistad con el agraviado
como para tergiversar los hechos en contrapeso a otros medios probatorios que
bien pueden dar fe de la existencia de la violación.

La alimentación de este desbalance estaría dado por prejuicios sobre la


conducta de la mujer que impiden que ésta ejerza plenamente sus derechos en
los tribunales pues, además de enfrentarse al violador, deberá luchar contra los
prejuicios de quienes la juzgan no sólo bajo el Derecho sino también bajo una
moral trastocada.

Sin mucha dificultad este desbalance en los medios probatorios fue recogido en
varios de los entrevistados. Un juez de Abancay mencionó que «si las declaraciones
del inculpado son coherentes, entonces hay motivo para absolver. [Sin ello] Sólo
queda el dicho de la acusada».

Otros entrevistados mencionaron que el examen ginecológico es la prueba que


determina categóricamente la existencia de violación, reduciendo nuevamente el

78. Siles, Abraham. Con el solo dicho de la agraviada. ¿Es discriminatoria la justicia en procesos por violación sexual de mujeres? Lima, DEMUS, 1995, p.
13.

143
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

valor de la palabra de la mujer pero también el de otros medios probatorios como el


examen psicológico, obviado por el Poder Judicial, según un fiscal de Andahuaylas,
pese al aporte que puede traer a la caracterización del caso tanto como para
comprobar la veracidad de los hechos79. En efecto, así lo indican las cifras ya que en
pocos casos se practica tanto a la agraviada (Apurímac 13.3%, Cajamarca 12.5%)
como al acusado (Apurímac 6.7%, Cajamarca 6.3%).

La desvalorización de la voz de la mujer en los funcionarios públicos está


asentada y distorsionada por una concepción del hombre como un sujeto incapaz
de contener su carga de violencia y sexualidad y que, por tanto, es capaz de
desfogarse «válidamente» contra la mujer.

Las palabras de un policía de Chota, encargado de recibir las denuncias por


violencia familiar, fueron desconcertantes. Este sub oficial opta por responsabilizar
a la mujer de la violencia que el hombre ejerce sobre ella: «[…] en el hogar el
hombre es el bruto y la mujer lo controla […] la mujer es como el algodón de mi
gorra. Uno lo puede mover, apretar e incluso hincar con una aguja y regresa a su
forma tal como antes. Así es la mujer.» Momentos antes agregó que es la mujer
quien comienza el ciclo de la violencia contra ella misma cuando, por ejemplo, no
le lleva la comida a tiempo al hombre de campo80.

En el mismo sentido, un juez superior de Abancay dejó en claro cómo bajo


ninguna condición un hombre puede refrenar sus ansias sexuales incluso cuando
exista riesgo contra su integridad. Haciendo un comentario sobre la audiencia oral
de un caso donde un hombre de 18 años acuso a su pareja de haberlo violado,
agregó de forma muy coloquial que le parecía imposible que un hombre no tenga
una erección (sin la cual él no podría haber sido violado) si una «hembrita desnuda»
se para frente a él. Más allá de la veracidad de la denuncia el juez dio bastantes
indicios sólidos que harían notar su falsedad estos comentarios refuerzan en la
judicatura la imagen del hombre como «macho incontenible», visión que puede ser
una vía fácil para la aplicación de penas menores o incluso de la impunidad.

La existencia de denuncias falsas no sería tan ajena a la realidad. Según varios


entrevistados, existirían mujeres que abusan del sistema para convertirlo en un
medio para ejercer venganza contra el hombre sea por parte de la supuesta víctima
o de sus padres cuando éstos no aprueban la relación.

Resulta curioso, no obstante, que en buena parte de las entrevistas a jueces,


fiscales y policías, este tipo de casos haya merecido espacio en sus declaraciones pese
a que, al ser preguntados, las denuncias falsas de violación sexual representarían,
según ellos mismos, una mínima proporción del total. Quizá sea la muestra de

79. Un par de jueces manifestaron algunas críticas a los resultados del examen psicológico realizado por el Instituto de Medicina Legal. Sus objeciones
giraban en torno a la similitud entre todos sus informes y al poco tiempo que al parecer permanecían en contacto con la agraviada para realizarlo.

80. En esta entrevista también participó un segundo policía que quedó sorprendido por la forma de pensar de su compañero al que hemos citado. Pese a
tal corrección, este segundo policía luego también tuvo comentarios discriminatorios contra la mujer.

144
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

cómo un fenómeno social (el de la violación sexual) se interpreta siempre desde un


lado parcializado, tratando inconscientemente de librar de culpas a los del mismo
género en una especie de espíritu de cuerpo que esconde detrás, nuevamente, la
desvalorización de lo manifestado o denunciado por la agraviada.

Estos comentarios no apuntan a concluir que toda denuncia de violación sexual


sea veraz y menos aún que todos los operadores del sistema de justicia tengan
una visión de género que no favorezca la corrección de su trabajo. Por el contrario,
las entrevistas permitieron identificar a jueces, policías, fiscales y abogados con
una posición que valoriza completamente a la mujer. Desafortunadamente, no
representan la mayoría.

1.2. Insuficiente conocimiento de derechos

La argumentación en torno al insuficiente conocimiento de derechos por parte


de las mujeres violentadas sexualmente comparte los mismos ejes ya comentados
cuando se tocó este mismo tema dentro del contexto social de los procesos
de alimentos. Por ello mismo, las referencias a continuación dadas buscan ser
bastante puntuales.

Una de las limitaciones halladas es el bajo conocimiento que tienen las mujeres
sobre sus derechos y sobre cómo y dónde hacerlos efectivos. La percepción de
muchas mujeres sobre ellas mismas se choca en ocasiones con las necesidades
del hombre y con el temor a su reacción, ocasionando un umbral de derechos
bastante bajo. Un fiscal de San Marcos comentó el caso de una mujer que no
denunció dos casos anteriores de violación por «no saber de justicia». En segundo
lugar, este desamparo de derechos se une con dos factores adicionales: el bajo
nivel educativo y la escasa presencia de redes de soporte e información para las
agraviadas de violación sexual, todo lo cual condiciona una demanda de justicia no
atendida, aspecto revisado en el siguiente punto.

1.3. Demanda de justicia no atendida

Al igual que sucedió con el tema de alimentos, los diversos operadores


entrevistados coincidieron en señalar que los actos de violación sexual que entran
al sistema de justicia son menores que los que existen en la realidad. Esa diferencia
es lo que se entiende como demanda de justicia no atendida. Este fenómeno, por
supuesto, no es exclusivo de los procesos judiciales analizados. Es más, es parte
natural de la judicialización de conflictos.

Parecería ser que buena parte de la demanda no atendida provendría de zonas


rurales, a pesar que las cuatro provincias estudiadas tienen índices de ruralidad
importantes, sobre todo Chincheros y San Marcos. Inicialmente, se pensó que, al
estudiar los expedientes judiciales, el factor rural tendría un importante componente
de denuncias provenientes de lo rural. No obstante, la realidad no lo pide confirmar.
Básicamente se trató de casos provenientes de zonas urbanas. Estos datos son

145
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

indicios que apuntan a que los delitos de violación sexual estarían seguiendo otras
vías para su tramitación (rondas campesinas, autoridades comunales), quedando sin
ser denunciados o bien detrás existirían concepciones de sexualidad que legitiman
estos actos.

La cercanía a la autoridad así como la presencia de redes de apoyo que faciliten


o den viabilidad a las denuncias por violación sexual son limitadas y en ocasiones
sus servicios no son los mejores. Un abogado de Chota fue bastante tajante al
mencionar que se denuncian las violaciones sexuales que ocurren en la ciudad o
cerca de ésta ya que recurrir a la autoridad es geográficamente factible, lo que
es más difícil de lograr en zonas rurales como buena parte del territorio de las
provincias estudiadas.

Dada su cercanía, la comisaría suele ser la primera opción de denuncia, al


igual que las rondas campesinas en zonas donde su influencia es notoria (como
en Chota). Hay comisarías que cuentan con oficinas u oficiales destacados para
atender este tipo de denuncias y realizar las investigaciones. No obstante, la
especialización del personal policial no siempre es de las mejores. Los fiscales
de las zonas de estudio señalan recibir directamente algunas demandas pero en
cuantía mínima.

Los CEM del Ministerio de la Mujer solo están presentes en Andahuaylas,


Chincheros y Chota pero no en San Marcos. La DEMUNA tiene presencia en estas
cuatro provincias pero sin mucho margen de maniobra. Reciben casos pero están
prohibidos de litigar aun cuando la necesidad lo exija, como en las zonas donde
no existen abogados de oficio (caso de Chincheros y San Marcos). La presencia y
capacidad de consultorios jurídicos gratuitos u otros medios similares también es
bastante restringida. Hasta el 2009, sólo PROJUR brindaba este tipo de servicios
en las provincias de estudio. Las casas de albergue para mujeres que sufren este
tipo de maltratos tampoco existen en estas zonas.

El Instituto de Medicina Legal o, en su ausencia (como en Chincheros y San


Marcos), los establecimientos de salud del Ministerio de Salud, forman parte
del soporte médico y psicológico hacia la agraviada. Desafortunadamente las
condiciones de atención médica no son siempre las adecuadas por la falta de
privacidad, capacidad de diagnóstico, dedicación de tiempo, carga de trabajo así
como por las dificultades de las agraviadas para trasladarse hasta las instalaciones.

146
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 14
Instituciones vinculadas al sistema de justicia en la temática de violación sexual
en las zonas de estudio

Elaboración propia.

Aun cuando la denuncia de violación sexual llegue al sistema, es probable que


encuentre otro tipo de barreras incluso desde el momento de sentar la denuncia.
Un fiscal de Andahuaylas señala que en ocasiones la comisaría filtra algunas
denuncias sin criterio alguno mediante la intimidación. Según este operador,
muchas denuncias se quedarían en las comisarías en razón de actitudes del
personal policial que se resumen en frases del tipo «vas a denunciar por gusto, no
tienes pruebas». Otro tipo de maltratos por parte del personal policial hacia las
denunciantes también ha sido recogido en otras entrevistas. Gritos, comentarios
discriminatorios o hasta otros con un fin de burla, serían parte de este repertorio
indigno de la función policial.

Las deficiencias del sistema de justicia al procesar las denuncias por violencia
sexual empujan a la población a buscar vías alternas. En ese sentido, las rondas
juegan un rol importante sobre todo en Chota donde estas formas de organización
aún tienen un peso representativo.

Una de las grandes ventajas que ofrece la justicia administrada por las rondas
frente a la actuación del Poder Judicial yace en el menor costo económico y en la menor
duración. Aunque haría falta apoyarse en estudios concretos, la percepción de algunos
operadores de justicia entrevistados es que las rondas pierden imparcialidad cuando
juzga a un supuesto violador que tiene parentesco con uno de los ronderos. La misma
percepción fue registrada por la madre de una víctima de violación por lo cual, luego,
prefirió acudir a la comisaría para buscar justicia. El equilibrio de la visión de género en
las rondas también es un tema por investigar, según la opinión de una abogada.

147
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Por último, otro de los factores que ocasiona la existencia de una demanda
de justicia no atendida es el silencio con que la agraviada o su entorno envuelve a
los hechos ocurridos ya que falsamente se antepone el honor de la mujer o de la
familia frente a la búsqueda de justicia en los tribunales.

El temor a futuras agresiones es un factor autoritario que refuerza el silencio


de la agraviada. Además, el silencio también se convierte en opción por el temor
a la imagen que se creará sobre la mujer sexualmente violentada así como sobre
su familia. En casos más dramáticos, el silencio de la agraviada obedece a mantos
culturales complejos que, de mayor presencia en lo rural, asumen como normal la
existencia de tocamientos indebidos o de relaciones sexuales entre padres e hijos, sea
porque los hermanos o hermanas también lo sufren, porque la madre lo consiente o
no lo censura, porque el violador ejerce sobre su víctima un nefasto convencimiento
sobre la escasa importancia de sus actos, entre otros tantos factores.

En cierta forma, un juez de Andahuaylas se aproxima a resumir varios de estos


factores culturales en lo que, según él, es la explicación de por qué muchos casos
nunca llegan al sistema de justicia: «se denuncia en casos excepcionales pues [la
violación sexual] es su cultura. Denuncian cuando son traicionadas».

El problema arriba descrito hace alusión al relativismo cultural, es decir, el


condicionamiento de los derechos de la mujer a los ambientes más adaptados a
una cultura occidental o moderna o, por antítesis, no urbana.

Sobre esa base, una jueza de Cajamarca justificó que en el campo las denuncias
de violación sexual no se interpongan de forma inmediata, aludiendo que este
delito es una particularidad más dentro de las costumbres de ciertas poblaciones
alejadas culturalmente de lo urbano: «Se puede exigir una denuncia inmediata a
alguien como nosotros. En campo no, es casi una forma de vida.»

La normal penal contempla el error de compresión culturalmente condicionado


pero, como se desarrollará más adelante, los jueces fallan largamente en acoplarse a
los mandatos de la propia Corte Suprema para tomar el tema cultural como un factor
que exime de responsabilidad penal (priorización indebida de los derechos colectivos
prácticas culturales por encima de los individuales libertad sexual, vida sin violencia, etc).

También se dan casos donde el silencio obedece a la represión de los padres


sobre la libertad sexual de sus hijas menores de edad. Al enterarse los padres
que su hija está teniendo relaciones sexuales con su pareja, consideran esta
conducta como un acto impropio que merece identificar al supuesto violador para
su procesamiento penal. Al decir de diversos entrevistados, estos casos no serían
pocos aunque no se ha podido verificar este hecho estadísticamente.

De una u otra manera, todos estos aspectos condicionan la represión del acto
de denuncia por parte de la mujer agraviada. Ello implica no hacer uso pleno del
sistema de justicia como vía para canalizar y penalizar las conductas delictivas,

148
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

tarea para la que justamente se ha erigido este sistema, y así evitar la impunidad
de los agresores.

El costo de callar o de denunciar tardíamente la violación sexual no tiene un


reflejo económico aunque seguramente podría establecerse un vínculo entre el
síndrome post traumático y variables como la productividad laboral y la capacidad
de logros personales que finalmente podrían influir en la capacidad de generación
de ingresos de la agraviada y en la posibilidad de una mejor calidad de vida.

Aún reconociendo ello, la premisa fundamental está en cómo el silencio de


la agraviada genera costos no económicos que afectan diversos aspectos de sus
derechos, sus condiciones de acceso a la justicia (derechos de acceso a la justicia, a
una vida libre sin violencia, a la libertad sexual, a la integridad física, etc.) e incluso
la crianza de sus futuros hijos. Las denuncias tardías, si bien llegan finalmente al
sistema, no podrán basarse en los resultados de los exámenes médico ginecológicos,
tan importantes para los jueces, dado que las huellas del delito que sirven para la
condena tienden a desaparecer a los pocos días de ocurridos los hechos.

Teniendo como base la sola manifestación de la agraviada, el caso no debería


pero puede potencialmente perder fuerza dados los prejuicios que tienden a
desvalorizar a la mujer incluso cuando otra mujer es quien juzga. Una magistrada
de Cajamarca manifestó que la credibilidad del caso se pierde cuando las denuncias
provienen de mujeres con varios meses de embarazo: «si ya tiene meses de
embarazo ya no es violación».

2. Caracterización de las mujeres agraviadas en casos de violación sexual

Las diversas fuentes a la mano en los casos de violencia sexual hacían factible armar
más de un perfil, mayormente contradictorios, de la agraviada. La explicación está en
cómo las estrategias legales de los abogados buscan dibujar una determinada imagen
a la mujer de forma tal que favorezca a una de las partes.

Para evitar tales distorsiones la construcción del perfil de la agraviada fue hecha so-
bre la base de datos objetivos como la edad y el nivel de estudios, a lo que se le agregó
el tipo de relación que mantenía con el agresor.

La estructura de edades al momento de la violación sexual muestra que la mayor parte de


ellas son menores de edad. En Apurímac, donde se tienen los datos completos, prácticamen-
te 3 de cada 4 agraviadas no había alcanzado la mayoría de edad cuando sufrió la violación
(especial atención merece un caso de Apurímac donde una de las agraviadas tenía 6 años al
momento de los hechos). Incluso si acotamos este dato a las menores de 14 años, a las que
la ley no le reconoce la capacidad de decidir sobre su libertad sexual, el grupo sigue siendo
aún algo importante (20% en Apurímac).

Por el contrario, son pocas las víctimas mayores de edad, lo que da cuenta sobre la

149
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

vulnerabilidad que buscan los agresores en sus víctimas. Quizá no se trate únicamente
de ello sino que el mayor escándalo social que significa la violación de una menor de
edad conlleva a la judicialización del caso. La cantidad de denuncias de violaciones
contra mujeres mayores, sobre todo en el ámbito de la pareja, puede ser mermada por
concepciones culturales y falsas creencias sobre la disponibilidad del cuerpo y la sexua-
lidad de las mujeres.

El nivel de estudios de las agraviadas está sin duda influenciado por la edad. Aun-
que no todos los expedientes especificaron el nivel de estudios, en ninguno de los casos
detectados fue mayor a la secundaria.

En suma, lo que estos pocos datos muestran es que los agresores tienen cierta ten-
dencia a elegir víctimas bastante jóvenes probablemente porque vean en ellas una mayor
vulnerabilidad de la cual pueden sacar provecho para sus actos infames, lo cual, sin em-
bargo, no necesariamente es un espejo de la problemática que nunca llega a los juzgados.

Cuadro 27
Edad de las agraviadas por violación sexual

Nota: De los 13 casos de Cajamarca sin el dato de edad preciso, se sabe que 10 eran menores de edad.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.
Elaboración propia

Cuadro 28
Nivel de estudios de las agraviadas por violación sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

150
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

3. Caracterización de los agresores en casos de violación sexual

Una lectura general al perfil de los agresores sexuales elaborado en base a los datos de
los expedientes judiciales no arroja la imagen de una persona aislada de la sociedad que
solamente mediante el uso del alcohol o drogas es capaz de cometer delitos de semejante
gravedad. Definitivamente, su perfil psicológico ofrecería otras respuestas. La intención del
perfil que se presenta en estas líneas busca desmitificar que los autores de estos delitos
sean siempre sujetos marginales (delincuentes, alcohólicos, drogo dependientes, etc.)81.

En principio, la totalidad de los casos en Apurímac y Cajamarca sindica a un solo


autor como el que cometió el delito. El sexo del agresor también arroja cifras claras. En
Apurímac, todos los agresores fueron hombres en tanto que en Cajamarca un alto por-
centaje fue de este sexo (87.5%). La gran mayoría manifestó ser soltero (Apurímac 60%,
Cajamarca 81.3) y tener una actividad generadora de ingresos que varió generalmente
entre la agricultura y el comercio. El nivel educativo de los agresores tampoco se muestra
particularmente bajo. Son pocos los que no tienen estudios o solo cuentan con primaria.

El patrón de edades de los agresores al momento de la violación resalta la gran


diferencia con sus víctimas. El promedio de edad en Apurímac es de 28 años y en Ca-
jamarca algo menos (24). Los agresores menores de edad son pocos (Apurímac 20%,
Cajamarca 6.3%) y corresponden a denuncias de violación dentro de la pareja. La mayor
parte estaría entre la mayoría de edad y los 30 años.

Cuadro 29
Datos varios de los agresores
(número, sexo, estado civil, antecedentes penales y uso de alcohol o drogas)

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

81. De todas formas hay que tener en cuenta que dentro de los casos revisados hubo personas que luego del proceso judicial fueron declaradas inocen-
tes, lo que probaría su inocencia aunque en algunos casos las sentencias se apoyaron en puntos bastante débiles.

151
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 30
Nivel educativo de los agresores

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Cuadro 31
Ocupación de los agresores

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Cuadro 32
Edad del agresor sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

152
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La relación entre agraviada y agresor arroja perfiles distintos en Apurímac y Cajamar-


ca, lo que es indicio de la existencia de patrones diferenciados de los casos denunciados
seguramente por razones de índole social, económica y cultural. Los resultados ayudan
a reconocer la cercanía entre agresores y víctima. Y es justamente esa proximidad,
alimentada con la imagen límite que se les da los violadores en los medios de comuni-
cación, que contribuye a mermar la veracidad del testimonio de la agraviada dentro de
su círculo familiar.

Cuadro 33
Relación entre agraviada y agresor

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Es interesante notar que en Apurímac la figura del violador desconocido no es


mayoritaria (33.4%), lo que señala que en gran parte de los casos el agresor está presente
en la vida diaria de la agraviada (un 40% de casos son violaciones dentro de la pareja). En
Cajamarca, en cambio, la violación sexual por parte de un desconocido es la mayoritaria
por encima del resto (63%).

En casos contados, los agresores registran problemas anteriores con la justicia. La


presencia de antecedentes penales es insignificante (Apurímac 6.7% y Cajamarca 6.3%),
resultado que por lo menos en las zonas de estudio contribuye también a desmitificar
la imagen límite del violador sexual y a poner más vigilancia sobre los círculos más cer-
canos a la mujer.

Más que representar un resumen de la problemática en la familia o la inseguridad


ciudadana, estos datos demuestran que el agresor sexual no destaca por alguna carac-
terística particularmente negativa que lo haga fácilmente identificable dentro o fuera de
la familia. Todo lo contrario, su perfil (fuera de lo psicológico) lo ubica como un miembro
cercano a círculos íntimos de la víctima.

4. Caracterización de los procesos de violación sexual

Los procesos penales de violación sexual están diferenciados en función de si la


agraviada es menor o mayor de edad. Las mayores de edad pasan por un proceso en vía
sumaria que, en buena cuenta, implica menos actores y etapas y, por consiguiente, una
153
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

menor duración. Es el mismo juez quien decide abrir instrucción (a partir de la investiga-
ción del fiscal) el que luego sentenciará. El 26.7% y 18.8% de los casos sistematizados
para esta investigación en Apurímac y Cajamarca, respectivamente, fueron tramitados
por vía sumaria.

En cambio, si la agraviada es menor de edad, el proceso se tramitará por la vía


ordinaria e intervendrán jueces y fiscales de niveles jerárquicos distintos. En estos ca-
sos, las Salas superiores son las que sentencian, existiendo incluso la posibilidad que
el expediente llegue a la Corte Suprema en casación (no se dio en ninguno de los casos
sistematizados). El 73.3% de los expedientes en Apurímac y el 81.2% en Cajamarca se
tramitaron por vía ordinaria.

En uno u otro caso, antes de entrar de lleno al estudio de los costos generados a su
alrededor, es importante tener en cuenta las principales características de estos procesos.
Los siguientes dos puntos se dedican a delinear los principales rasgos de las denuncias
de violencia sexual y de sus resultados.

Ilustración 15
Etapas del proceso judicial de violencia sexual (procesos ordinarios)

Elaboración propia

154
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 16
Etapas del proceso judicial de violencia sexual (procesos sumarios)

Nota: Estos casos pueden llegar a la Corte Suprema vía la interposición de recurso de queja.
Elaboración propia

Cuadro 34
Vía procedimental de los procesos de violación sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

155
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

4.1. El perfil de la denuncia por violación sexual

Por lo general, las denuncias por violencia sexual se inician en las comisarías.
Los efectivos policiales reciben la denuncia y realizan las acciones de investigación
para luego remitir el respectivo informe al fiscal. Desde entonces hasta la sentencia,
existe una serie de pasos, hechos o datos importantes cuya precisión es útil para
graficar o tener una idea general de cómo se desarrolla el proceso. A continuación
se revisarán los siguientes puntos: (i) tiempo entre los hechos y la denuncia y (ii)
situación jurídica del agresor.

4.1.1. Tiempo entre los hechos y la denuncia

Uno de los temas clave para recabar el adecuado material probatorio


está en el tiempo que transcurre entre la violación y su denuncia. Mientras
menor sea el tiempo entre estos dos hechos, el examen médico ginecológico
realizado a la mujer estará en mejores condiciones de detectar los rastros
que dejó la violación sexual sean éstos lesiones en la vagina o ano, marcas en
los brazos o piernas u otras partes del cuerpo, así como las diferentes huellas
que deja el agresor (restos de semen, vellos púbicos, restos de piel en las
uñas de la agraviada, etc.), entre otros.

Los resultados del examen médico ginecológico no son la única fuente


para determinar la violación. Bajo ciertos supuestos, las manifestaciones,
testimonios u otros son medios que bastan para la sindicación y condena del
agresor.

No obstante, algunos jueces suelen tener una fijación especial sobre


los resultados del examen médico al punto de considerarlos como la prueba
por excelencia. Así lo señalan algunos abogados, fiscales y hasta jueces
de las zonas de estudio. Además, un abogado entrevistado lamenta que la
jurisprudencia nacional no sea uniforme al respecto y que, por tanto, privilegie
el examen médico por sobre la denuncia o testigos de parte.

Para los magistrados que sobrevaloran el examen médico ginecológico,


la conclusión que da fuerza a la condena es la que señala la existencia de
«desfloración reciente» u otro tipo de lesiones recientes en la zona vaginal o
en la vulva, es decir, con menos de 10 días de ocurrida. Pasado este tiempo,
el protocolo médico ordena calificar cualquier lesión como «desfloración
antigua», lo que corresponde a un daño infligido en un momento en el tiempo
que no es posible determinar con precisión. En otras palabras, la desfloración
antigua tiene un peso casi nulo para probar la existencia de violación sexual
en la agraviada. Así, por ejemplo, según los datos registrados en Apurímac y
Cajamarca, cuando el resultado del examen médico fue «desfloración antigua»,
se condenó a un 45% de los agresores. En cambio, cuando el examen arrojó
«desfloración reciente» el 80% de los casos recibieron condena.

156
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La oportunidad para presentar la denuncia es clave. En Apurímac, un


40% de ellas se interpuso dentro de los 10 días de ocurrida la violación,
es decir, aún en el margen oportuno de tiempo para que los resultados del
examen médico no sean calificados como lesiones antiguas, ello asumiendo
que el cuerpo de la mujer aún guarde el material probatorio. En esta misma
región, un 20% de las denuncias se presentó incluso al día de los sucesos.

El problema está en ese otro 60% de denuncias interpuestas luego de


transcurridos los 10 días desde los hechos (asumiendo que son denuncias
basadas en hechos verdaderos). En tales casos, el examen médico ginecológico
tendrá una efectividad mermada y con ello la acusación perderá fuerza si el
caso cae en las manos de los jueces que extra valoran este medio probatorio, lo
que potencialmente puede llevar a la impunidad y a la creación de un ambiente
judicial poco seguro para el procesamiento de este tipo de denuncias.

Cuadro 35
Tiempo entre los hechos y la denuncia

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

4.1.2. Situación jurídica del agresor

Por lo general, la gravedad de los delitos de violación sexual implica la


existencia de cierto riesgo de fuga del agresor que, en conjunto con otros
factores, sirven de marco de referencia para que el juez decida ordenar su
detención para el desarrollo del proceso. Sea por mandato o flagrancia, la
detención de los acusados de violación sexual no es tan alta como se esperaría,
llega a 53.3% en Apurímac y a 37.6% en Cajamarca.

Amerita, por tanto, un mayor estudio de si verdaderamente los jueces


están estudiando y motivando adecuadamente la situación jurídica del acusado,
dado que una mala decisión puede ser motivo para la dilación del proceso
(inasistencia a citaciones) o incluso para su frustración definitiva (fuga). Un
par de jueces entrevistados señalaron que en ocasiones los abogados de los
agresores les recomiendan «alejarse durante un tiempo» hasta que el proceso
se enfríe.

157
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 36
Situación jurídica del agresor durante el proceso

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

En otro de los expedientes revisados, la falta de firmeza, por decirlo de


alguna forma, ocasionó que el acusado detenido (reincidente en el mismo
delito), sea puesto en libertad para luego nunca más comparecer al proceso.
Todo indica que la Fiscalía habría tenido cierto grado de complicidad. El fiscal
a cargo emitió un informe a favor del pedido de libertad provisional para el
inculpado, aun cuando éste había admitido el delito en su manifestación y aun
cuando la Policía recogió este hecho. Luego, el juez admitiría el pedido sin
mencionar el reconocimiento del propio acusado sobre el delito82.

Los jueces y fiscales deben poner mayor atención a estos detalles


y encauzar un proceso dentro de las posibilidades justas, sin vulnerar los
derechos de ninguna de las partes, mediante la determinación de la eficacidad
de mantener en libertad o bajo comparecencia al procesado durante el año o
más que en promedio duran estos casos. De no ser así, aparecen conductas
discrecionales que pueden privilegiar la impunidad por encima del derecho
de acceso a la justicia de las mujeres agraviadas con una violación sexual.

4.2. Los resultados de las denuncias por violación sexual

En los siguientes puntos se presentarán algunas de las características básicas


alrededor de la forma como terminan las denuncias interpuestas por violación
sexual. Cinco aspectos serán abordados: (i) formas de conclusión del proceso, (ii)
penas solicitadas y penas impuestas, (iii) frecuencia y monto de reparación civil, (iv)
interposición de apelaciones y (v) duración de los procesos. Su objetivo es servir de
marco de referencia para comprender los resultados obtenidos por las agraviadas en
su contacto con la justicia así como servir de contexto para la posterior definición de
sus costos de acceso a la justicia.

82. Expediente 113-1996, juzgado penal de Andahuaylas. (Ver sentencia en los anexos).

158
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

4.2.1. Formas de conclusión del proceso

Cuando se trató de casos ordinarios (menores de edad), la proporción


de condenas impuestas fue variable según se trató de Apurímac (27.3%) o
Cajamarca (53.8%). En el resto de casos, de una u otra forma, el agresor no
recibió pena alguna. En ambas regiones, el porcentaje de absoluciones fue
bastante similar y equivalió grosso modo a 1 de cada 3 casos (Apurímac 36.4%
y Cajamarca 38.5%). Dentro de los casos sumarios (mayores de edad), fueron
pocos los casos identificados. Al respecto, las sentencias condenatorias siempre
fueron mayoría (Apurímac 75% y Cajamarca 66.7%).

La intención de estas cifras no es la de criticar la tasa de casos con


condena. Ello implicaría un estudio expediente por expediente e incluso hasta
retomar contacto con algunas de las partes. Más bien, estas cifras buscan dejar
un retrato de los resultados obtenidos al finalizar los procesos judiciales, a partir
del cual se formulen preguntas que otras investigaciones intenten explicar.

¿Por qué hay tan pocos casos con sentencias condenatorias sobre todo
en Apurímac? ¿Esto se explica por la fuerte cantidad de denuncias falsas o por
las deficiencias para la probanza? Si el meollo del asunto está en esto último,
¿en quién recae esa responsabilidad: la agraviada o el personal a cargo de la
investigación y de su impulso?

Un papel más protagónico de los operadores del sistema de justicia,


especialmente de la fiscalía como titular de la acción penal, podría revertir esta
situación que, en términos estadísticos, parece revelar cierta gravedad en ambas
provincias estudiadas. En fin, son preguntas cuyas respuestas escapan a esta
investigación pero que sería interesante que en adelante sean retomadas.

Cuadro 37
Formas de conclusión del proceso de violación sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

159
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

4.2.2. Penas solicitadas y penas impuestas

El Código Penal establece una serie de mínimos y máximos como pena


imponible para los delitos de violación sexual, en función de la edad de las
personas agraviadas, la violación de una persona en incapacidad de resistencia,
la violación de persona en estado de inconsciencia o en la imposibilidad de
resistir, etc. Las penas varían entre los 4 años de prisión efectiva y la cadena
perpetua en casos de víctimas menores de 7 años. La pena mínima en casos
de violaciones de menores de edad es de 20 años.

La participación de la Fiscalía dentro del proceso penal toma fuerza en


la formulación de la acusación fiscal, documento que declara haber mérito
o no para la absolución o la condena del procesado. Además de encontrar
responsabilidad, el fiscal sugiere la pena. La acusación fiscal no es vinculante
y el juez puede, a la luz del estudio del expediente, emitir su fallo acogiendo
lo esgrimido por la Fiscalía, variarlo ligeramente o no tomarlo en cuenta.

Cuadro 38
Pena impuesta vía sentencia

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Cuadro 39
Tipo de pena impuesta vía sentencia

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Los datos muestran algunos aspectos interesantes. En primer lugar, que


un 30% de sentenciados en Cajamarca habría recibido como pena menos del
mínimo legal. En segundo lugar, la mayor parte de condenas estaría entre los
4 y 10 años, habiendo sido tramitados todos estos casos por la vía sumaria. En
160
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

tercer lugar, la presencia de condenas con suspensión de la pena se registró


en ambas regiones con mayor fuerza en Cajamarca donde alcanzó a poco
más de un cuarto de las sentencias condenatorias (27.3%)83.

El conjunto de estos resultados nos empuja a concluir que los jueces están
aplicando un bajo umbral para el establecimiento de condenas reflejado en
que algunas de ellas se establecen por debajo del límite legal (sin basarse en
atenuantes válidos como se desarrollará más adelante) e incluso en otros casos
se recurre a la figura de pena suspendida aun cuando la norma no lo contempla.

Este proceder no sólo evidencia un manejo discrecional del Derecho y un


alejamiento no sustentado de las normas fijadas para homogenizar el trabajo
de los jueces, sino que además debilita enormemente la predictibilidad del
sistema de justicia y crea un ambiente de impunidad que transmite una magra
sensación de confianza y justicia hacia las agraviadas y hacia la sociedad.
Lo que es peor, al no sentar precedentes ejemplares, indirectamente se
promueve la impunidad.

El problema de las penas bajas parecería estar más en los jueces que
en los fiscales. Como se observa en el cuadro respectivo, las penas promedio
propuestas por el Ministerio Público siempre han sido bastante más altas
que las finalmente adoptadas por los jueces. En algunos casos, incluso tres o
cuatro veces mayores que las penas decretadas en promedio por los jueces.

Cuadro 40
Promedio de penas solicitadas por la Fiscalía y finalmente
impuestas por el Poder Judicial

Nota: Sólo se incluyeron los casos donde hubo condena, es decir, donde un mismo caso contaba con
penas solicitadas e impuestas, puesto que caso contrario los promedios incluirían datos en lo fiscal
y no en lo judicial, distorsionando así los resultados.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.
Elaboración propia.

Si debiéramos encontrar alguna explicación por «fuera del Derecho»


a la fijación de penas benignas (y también a la determinación de montos
de reparación civil reducidos, tal como se abordará en el siguiente punto),
podríamos recurrir a lo que un abogado entrevistado señaló. Según éste, las

83. Al parecer, esta práctica estaría extendida a otros distritos judiciales. La Sala Mixta de Cusco ha publicado una sentencia (21 de febrero del 2005) donde
impone una pena de 1 año de prisión suspendida en un caso de violación de menores. En: http://www.auditoriajudicial.org.pe/aj/MASTERS/JRODRIGUEZ/
resoluciones_numeradas/36.pdf

161
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

penas impuestas por los jueces en los casos graves como los de violación
sexual obedecen al poder total de decisión del juez (y, por ende, carga
psicológica) sobre la privación de libertad de una persona. Por contraposición,
siguiendo esta lógica, ello querría decir que el fiscal no carga con ese
peso psicológico y, entonces, su criterio puede ajustarse rígidamente a los
elementos establecidos en la norma penal así como a otros factores como
circunstancias del hecho, grado de participación, habitualidad, reincidencia,
confesión sincera, conclusión anticipada, colaboración eficaz, etc.

Una explicación quizás más completa puede basarse en lo siguiente. A


través de sus normas y su aplicación, el Derecho penal determina la importancia
para la sociedad de los bienes jurídicos que, entonces, pasan a ser jurídicamente
protegidos. De la especificación de la norma a su aplicación por parte del juez,
corre un trecho que puede ser afectado por la discrecionalidad del juzgador
y por su valoración, en lo que nos importa, sobre ciertos aspectos de género.
La norma penal más la propia interpretación del juez pueden dar cabida a un
balance inapropiado entre el delito de violencia sexual y la sanción a aplicar
cuando entra en juego una desvalorización de la libertad sexual de las mujeres.

El manejo adecuado de la carga psicológica del magistrado al juzgar


casos difíciles debe asumirse como parte natural de su labor, en lugar de
rescatarse como un dilema profesional. De no ser así, el juez puede caer en una
falsa disyuntiva sobre la gravedad del impacto de su sentencia en el agresor
sexual y en la agraviada, ya que de por medio está en juego la privación de la
libertad de una persona (fin tangible y observable) y la sensación de justicia
de la agraviada (fin intangible y no observable).

4.2.3. Frecuencia y monto de reparación civil

Los hechos materia de la violación sexual ejercen consecuencias de


orden psicológico a la agraviada que afectan el normal desarrollo de su
vida cotidiana, sus relaciones interpersonales, la vida laboral, etc. El marco
legal contempla la posibilidad que la agraviada reciba una reparación civil
como efecto reparador a los daños y perjuicios sufridos como producto de
la violación sexual, asumiendo que una recompensa económica tiene algún
grado de significancia para ella o que por lo menos le sirva parcialmente para
cubrir los costos incurridos durante el proceso judicial o lo que tendrá que
invertir en un posible futuro tratamiento psicológico.

Para que la reparación civil sea factible, la agraviada debe constituirse


como parte civil dentro del mismo proceso judicial habida cuenta que el
titular de la acción penal es el Estado. La mayor parte de las agraviadas
habría seguido esta ruta (Apurímac 73.3%, Cajamarca 93.8%). Leídos los
expedientes, da la impresión que la estrategia de contar con un abogado
obedece más a un objetivo de fortalecer la acusación que a un interés
económico en la posible reparación civil.

162
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 41
Agraviadas que se constituyeron como parte civil

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

El número de expedientes donde se identificó la orden judicial para la


entrega de la reparación civil fue de 15, aun cuando los expedientes con
sentencia condenatoria llegaron a 12. La diferencia está explicada por 3 casos
en los que el agresor fue absuelto pero igualmente se ordenó que pague una
reparación civil84. Los factores que fueron considerados como atenuantes
para la absolución en estos tres casos estuvieron determinados por las
contradicciones en las manifestaciones de la víctima, la falta de resistencia
opuesta por la agraviada durante la violación y el hecho de haber formado
pareja con el agresor85.

Una sentencia absolutoria implica que luego de las investigaciones el


juez llega al convencimiento que el delito no fue cometido. Entonces, es lógico
que en estos casos, la reparación para la agraviada pierda todo sentido habida
cuenta que los hechos que sustentan su denuncia fueron desestimados.

No obstante, el hecho de haber encontrados los tres casos citados en


el párrafo anterior donde las sentencias absolutorias conminan al agresor, ya
absuelto, al pago de la reparación civil es un acto carente de toda lógica. Esta
inconsistencia evidenciaría un problema mayor en algunos jueces encargados
del juzgamiento de estos procesos: el desbalance entre la manifestación de
la agraviada frente a otros factores que relativizan la gravedad de los hechos
hasta el punto de convertirlos en algo menos que un delito.

El promedio de reparación civil ordenado fue de 1.579 nuevos soles, cifra


que a todas luces es insuficiente para cubrir los daños y perjuicios causados
por el agresor86. Además, como se verá más adelante, el costo del abogado

84. Expedientes 2008-0012 (Chota), 2007-0101 (San Marcos) y 2007-0191 (Chota), todos de juzgados penales.

85. Aunque es difícil juzgar un caso complejo a partir de estos cortos enunciados, preocupa que estos «atenuantes» sirvan como argumentos para la
exculpación dado que ellos evidencian prejuicios sobre la veracidad del testimonio de la mujer, la negación del efecto de la intimidación del agresor sobre
la reacción de la víctima durante la violación sexual así como la negación de la posibilidad de violencia sexual dentro de una relación sentimental.

86. Al parecer este monto no sería muy distinto del que se impone en otras regiones. En un caso de violación sexual de menor de edad en Cusco, la Sala
impuso una condena de 9 años de privación de libertad al acusado además de un pago de 1,500 nuevos soles de reparación civil (Exp. 188-03, 21 de
febrero del 2005). En: http://www.auditoriajudicial.org.pe/aj/MASTERS/JRODRIGUEZ/resoluciones_numeradas/36.pdf

163
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

equivale aproximadamente a un cuarto de esa reparación civil (sin contar


el resto de costos económicos que se presentan), mermando aún más la
efectividad de esta medida de resarcimiento.

Gráfico 20
Reparaciones civiles ordenadas

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

Tres factores llaman la atención sobre la reparación civil. En primer lugar,


alrededor de 1 de cada 3 reparaciones ordenadas está por debajo del sueldo
mínimo vital, e incluso hay casos de reparaciones de 100 y 200 nuevos soles87.

En segundo lugar, pareciera que los jueces sobrevaloran la capacidad


económica del agresor al momento de determinar el monto de la reparación
civil. No habría una valoración del delito en función a los hechos y perjuicios
causados por la violación sino que la reparación parecería estar determinada
en mayor proporción por la supuesta capacidad de pago del acusado o la
realidad socioeconómica de la zona.

En tercer lugar, en ninguno de los expedientes revisados se dejó constancia


del pago parcial o total de la reparación civil. No es posible determinar si
finalmente el condenado cumplió con su pago en forma total y oportuna.

Además de incrementar los montos de la reparación civil, los jueces


deberían tener una mayor participación y aplicar su poder de coerción para
darle un sentido completo a la justicia. En todo caso, si eso ya se viene dando,
es indispensable que el cumplimiento del pago de la reparación civil sea
sustentado ante el juez y que no quede como un acuerdo entre las partes.

En suma, la reparación civil es un medio que, a la luz de los datos


hallados, no está siendo usado como un medio que verdaderamente pueda
cumplir su cometido de reparación sobre todo frente a la gravedad del delito
de violación sexual. Para muchas mujeres el monto de la reparación civil
apenas o ni siquiera servirá para restituir los costos económicos derivados

87. Expedientes 2008-0007 (Chincheros) y 2008-0012 (Chota), ambos de juzgados penales.

164
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

del pago a los abogados y otro tipo de costos como transporte, trámites, etc.
La baja rigurosidad al determinar el monto de la reparación civil hace perder
la oportunidad de ejercer plenamente el rol reparador frente a cada víctima
pero también frente a la sociedad en su conjunto.

4.2.4. Interposición de apelaciones

La cantidad de apelaciones al fallo final del juez no tiene una presencia


tan importante en los delitos de violación sexual procesados judicialmente en
las zonas de estudio, tal como lo muestran los datos. Grosso modo, 1 de cada
5 sentencias son apeladas.

Lejos de que la apelación sea la demostración efectiva de la disconformidad


con la sentencia, estas cifras deben leerse también bajo el contexto de
haber pasado alrededor de un año en un proceso judicial psicológicamente
desgastante. Es particular, por ello mismo, que a pesar que parte importante
de las sentencias no condenan a los acusados, las agraviadas opten por
no continuar con el litigio en una instancia superior. La carga económica
y psicológica de extender y el costo beneficio de este episodio deben ser
fuertes desincentivos.

Llama la atención igualmente que la Fiscalía interponga con poca


frecuencia recursos de apelación teniendo en cuenta que, tal como se vio en
un cuadro anterior, los jueces determinan una pena bastante menor que la
propuesta por la autoridad fiscal. ¿Se trata acaso de falta de interés o qué es
lo que puede explicar esta falta de dinamismo?

Bajo ningún caso, la apelación debe ser promovida por el simple hecho
de no haber obtenido el objetivo en el proceso. De lo que se trata es de erigir
un aparato de justicia donde acudir a una instancia más no represente un
costo económico o psicológico importante al punto que reprima la decisión
de continuar o no con el litigio, sino que materialice la justicia a ser satisfacer
por parte de la parte agraviada y la sociedad.

Cuadro 42
Tasa de apelaciones en los procesos de violencia sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia.

165
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

4.2.5. Tiempo de los procesos

Las normas no son explícitas al momento de especificar cuál debería ser


la duración de los procesos penales por violación sexual. Ante la ausencia de
un referente oficial, sirve recurrir al cálculo hecho por la Defensoría del Pueblo
en un estudio sobre la materia: según un análisis de diversos dispositivos
legales, los procesos ordinarios deberían tener una duración no mayor a los
430 días (14 meses y 10 días) y los sumarios a 238 (7 meses y 28 días)88.

Siguiendo esta línea, entonces, el sistema de justicia parecía estar


respondiendo correctamente a los tiempos que maneja. La duración promedio
de los procesos ordinarios estaría dentro del límite legal en Cajamarca (12
meses y 24 días) en tanto que en Apurímac se estaría excediendo ligeramente
este parámetro (14 meses y 24 días).

Gráfico 21
Duración de los procesos por violencia sexual

Notas: Se excluyeron 2 casos cuya duración distorsionaba los promedios


(ambos procesos sumarios de 6 y 12 años en Cajamarca y Apurímac respectivamente).
No toma en cuenta el tiempo en apelación pues sólo se registraron 2 casos que impugnaron sentencia.
Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.
Elaboración propia

No obstante, sin el ánimo de ser críticos, el plazo legal de los procesos


ordinarios se muestra a todas luces exagerado incluso teniendo en cuenta la
cantidad de actores que intervienen (dos niveles en el Ministerio Público y dos
niveles en el Poder Judicial).

En principio, un proceso de más de un año, tal como lo avala el límite


legal, significa un periodo de tiempo bastante perjudicial para una persona
que sufrió una violación. Es más, puede ser contraproducente para el
mismo caso porque la demora en el proceso hace que la agraviada olvide
detalles de los hechos sufridos y, en consecuencia, caiga en contradicciones

88. Defensoría del Pueblo. La aplicación de la justicia penal ante casos de violencia sexual perpetrados contra niños, niñas y adolescentes. Lima, Informe
defensorial 126, 2007, p. 107-108.

166
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

involuntarias. De otro lado, también significa un periodo bastante amplio para


que un acusado esté legalmente privado de su libertad, si así optó el juez, sin
que el caso se resuelva.

Las cifras sobre la duración promedio de los procesos ordinarios no


necesariamente se deben a una eficiencia en el funcionamiento del aparato
judicial sino a un límite legal bastante condescendiente. Igualmente, creemos
que el plazo legal de los procesos de violación sexual por vía ordinaria, más
allá de reflejar una referencia legalmente válida para la resolución de los
procesos, le da a las autoridades un tiempo holgado e innecesariamente
flexible que no se condice con la gravedad del delito cometido (violaciones a
menores de edad).

En cuanto a los procesos sumarios, los tiempos de resolución hallados


están por fuera del promedio legal. En Apurímac, estos casos duraron en
promedio 9 meses y 18 días, en tanto que en Cajamarca bastante más (16
meses y 27 días).

En realidad, la problemática de la dilación de los procesos de violación


sexual va más allá de este tipo de delitos y se extiende a casi toda la
problemática penal y, en general, judicial. Los procesos penales padecen de
lentitud por su carácter inquisitorio y escrito, además de otras formalidades,
que obligan, por ejemplo, a que la investigación del delito se repita como es
el caso de los procesos ordinarios.

El nuevo Código Procesal Penal introduce un modelo mucho más ágil


que deberá reducir notablemente los tiempos de resolución de estos procesos
judiciales. Desafortunadamente, hasta su implementación en las regiones en
estudio (2011 en Apurímac y 2010 en Cajamarca), muchas agraviadas seguirán
atravesando procesos largos, burocráticos y pesados que les ocasionarán
fastidios, molestias y diversos tipos de costos, así como vulneración de ciertos
de sus derechos (acceso a la justicia, a la tutela jurisdiccional efectiva, etc.)

167
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

II. Los costos del acceso a la justicia en los procesos de violación sexual en las zonas
de estudio

Este último capítulo aborda los costos en que incurren las mujeres que denuncian
hechos de violación sexual, tanto antes, como durante y después del proceso judicial en
el que estuvieron inmersas.

La presentación de los costos sigue la clasificación funcional de los costos de acceso


a la justicia, la cual se articula con las clasificaciones típicas de las barreras del acceso a
la justicia. Con el objetivo de hacer recordar al lector, esta clasificación está construida
alrededor de los siguientes cuatro puntos: (i) costos derivados del sostenimiento
y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados de deficiencias en el
funcionamiento del sistema de justicia, (iii) costos derivados del funcionamiento del
mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados y (iv) costos derivados
de afectaciones en las esferas personal e interpersonal.

Los procesos penales por violación sexual guardan ciertas características que deter-
minan la naturaleza de los costos de acceso a la justicia para las mujeres agraviadas.
En principio, las tasas judiciales no están contempladas dentro del proceso judicial. En
segundo lugar, la agraviada no está en la necesidad de contar con un abogado (salvo
para constituirse como parte civil con el objetivo de poder solicitar una reparación civil
o presentar una apelación) habida cuenta que el Ministerio Público es el titular de la
acción penal.

El conjunto de estas características determina que gran parte de los costos enfrentados
por la agraviada en los casos de violación sexual no sea de corte económico sino, más bien,
de tipo no económico de realización potencial o invisible y algunos otros de realización
económica no inmediata. Por estas razones, este capítulo tiene una entrada cuantitativa
menor que el capítulo sobre los costos en los procesos de alimentos.

Finalmente, es oportuno mencionar dos aspectos fundamentales a los que se arribó


luego del estudio de las fuentes que dieron origen a este capítulo.

El primero es que la problemática de violencia sexual judicializada corresponde


mayoritariamente a personas de las zonas urbanas de las cuatro provincias estudiadas
en Apurímac y Cajamarca, ello aun cuando Chincheros y San Marcos son zonas
eminentemente rurales.

Dado que el fenómeno de la violación sexual no es netamente urbano (incluso algunos


actores entrevistados señalaron que su incidencia es fuerte en zonas rurales), hay indicios
para concluir que la población rural no denuncia estos hechos o busca vías alternativas
para su solución (rondas campesinas, autoridades comunales, etc.) aun cuando sea el
Poder Judicial quien deba ver exclusivamente estos casos. He ahí una muestra de cómo
diversos costos, expresados como barreras de orden social o económico e incluso cultural,
alejan a la población de la opción institucional que ofrece el Poder Judicial.

168
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

El segundo aspecto concierne a los costos antes del proceso judicial, entendiéndolos
como el periodo anterior a la denuncia sea que ésta se haya interpuesto de parte o de
oficio. A la luz de los datos obtenidos en los expedientes judiciales, así como en las entre-
vistas a operadores de justicia y agraviadas, no hay mayores pistas a seguir respecto a
la existencia de este tipo de costos. En todo caso, el único gran costo es el que se deriva
del silencio eterno de la víctima. En otras palabras, esa cifra negra y desconocida de las
violaciones sexuales que nunca llegan al sistema de justicia.

Ilustración 17
Esquema de interrelación de costos de acceso
a la justicia en los procesos de violencia sexual

Elaboración propia.

1. Los costos durante el proceso judicial

Desde el primer contacto con la justicia, la mujer que sufrió una violación sexual está
expuesta a diversos prejuicios o discriminaciones por parte de los agentes que atienden
su caso o a deficiencias del propio sistema de justicia. El contacto con los policías que
reciben y tramitan su denuncia, las manifestaciones frente a éstos o frente a los fiscales
ofrecen focos de riesgo para la revictimización de la mujer.

Los costos de corte no económico se derivan de estas y otras acciones, y tienen un


efecto casi directo sobre la constitución de la mujer como persona y su capacidad de
sobrellevar el proceso. Otros costos de corte económico también deben ser enfrentados
como la contratación de abogados particulares, los gastos en transporte, trámites u otros.

En lo que sigue, se presentarán los costos de acceso a la justicia identificados durante


el proceso judicial de violación sexual, ordenados en función de tres temas: (i) Costos
derivados del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial, (ii) costos derivados
de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia y (iii) costos derivados del

169
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados89.

Ilustración 18
Costos de acceso a la justicia durante el proceso judicial

Elaboración propia.

1.1. Costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial

Los costos incluidos en esta clasificación están vinculados a las acciones que
realizó la agraviada o sus familiares para poder iniciar y sostener la defensa legal
durante el proceso judicial y darle el debido seguimiento al caso. Ello incluye la
contratación de abogados (necesarios para constituirse en parte civil pero no
obligatorios para el curso del proceso) así como otros de corte más operativo
como el dinero gastado en transporte, entre otros.

En suma, los costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial


identificados han sido los siguientes: (i) costos de los servicios legales entregados
por los abogados y (ii) costos en transportes y otros trámites.

1.1.1. Costos de los servicios legales entregados por los abogados

Las normas que rigen los procesos penales de violencia sexual no imponen
a la agraviada la obligación de contar con el patrocinio de un abogado, habida

89. Una funcionaria del CEM de Chota señaló hacer recibido quejas de agraviadas por violencia sexual que, al momento del examen médico ginecológico,
tuvieron que pagar por los exámenes complementarios (por ejemplo, curación de heridas). Una fiscal de la misma provincia entrevistada negó que actual-
mente esto fuera verdad. Ningún otro actor entrevistado dio cuenta de estos hechos, por lo cual en estas líneas se optó por dejar constancia de ambas
versiones mas no incluirlas como parte del cuerpo de costos que enfrenta la agraviada por violencia sexual.

170
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

cuenta que es el fiscal quien ejerce la titularidad de la acción penal, dando a


entender que las violaciones sexuales implican un asunto de interés público.

El inconveniente de no contar con abogado restringe la capacidad de la


agraviada para, en primer lugar, interponer recursos impugnatorios contra
las decisiones del juez y, en segundo lugar, solicitar la reparación civil. Estas
razones son de peso y explicarían parcialmente el por qué en los hechos las
agraviadas de las zonas en estudio sí han llegado a contar con los servicios
de un abogado (Apurímac 80%, Cajamarca 75%), además casi siempre
particular (Apurímac 75%, Cajamarca 100%) y no de oficio. He ahí un primer
costo económico.
Cuadro 43
Patrocinio de abogados en los casos de violación sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

Dado que no se realizaron encuestas a las agraviadas, no fue posible


obtener a partir de ellas cuánto es lo que los abogados particulares le
cobraron. No obstante, sí se pudo recoger este dato a partir de la entrevistas
a los propios abogados que defienden este tipo de casos. Según esta fuente
el precio habitual cobrado varía entre 300 y 400 nuevos soles. Incluso, uno
abogado de Chota mencionó que cuando las agraviadas estaban en una
situación económica difícil no les solía cobrar. De todas formas, hay que
notar que el costo del abogado equivale aproximadamente a un cuarto de la
reparación civil promedio, con lo cual esta medida de resarcimiento pierde
aún más sentido en términos prácticos.

Si tenemos en cuenta la realidad socioeconómica de las provincias


estudiadas, es fácil llegar a la conclusión de que este costo tiene una relevancia
significativa para la economía familiar de las agraviadas. Por lo menos, este
costo no impide que el proceso avance y, por el contrario, ofrece una mayor
posibilidad de defensa y de reacción durante el proceso gracias al abogado.

1.1.2. Costos en transportes, trámites y otras tareas menores

El desarrollo del proceso judicial implica que la agraviada o sus familiares


tengan que desplazarse desde el momento de la denuncia hasta el fin del
proceso. La realización de los exámenes médicos, las audiencias realizadas,
las conversaciones con el abogado, las idas a las instituciones del sistema de
171
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

justicia para averiguar el estado del proceso, entre otras acciones son rutas
que la agraviada debe realizar con cierta frecuencia. Todo ello le implica un
costo. Los gastos de alimentación, así como de otros trámites (fotocopias,
documentos, etc.) deben ser también tomados en consideración.

Las dos entrevistas a agraviadas permitieron acercarse tímidamente a un


rango de gasto en transportes y otros trámites, en base al cual no se pretende
tejer un argumento representativo de todos los casos sino únicamente señalar
una posibilidad existente en casos puntuales. Según las fuentes citadas, el
gasto en transporte y otros trámites o tareas podría variar entre 100 y 135
nuevos soles a lo largo de todo el proceso.
Es probable que este tipo de gastos sean los que menos se tomen en
cuenta al hacer el recuento del costo total incurrido en el proceso judicial a
pesar que, una vez hecha la cuenta, su monto adopta cierta importancia en
función del nivel socioeconómico de las agraviadas en las zonas estudiadas.

El objetivo de un sistema de justicia eficiente pasar por disminuir al


mínimo estos costos a través de procesos más rápidos (mejora de procesos
administrativos, de la organización del trabajo, etc.) y de la construcción de
una mayor infraestructura judicial que permita recortar el tiempo y costos de
traslado de la población. La relación de este objetivo con la reducción de las
barreras geográficas es bastante directa. En la medida que ello se logre, no
sólo se reducirán los costos en transporte y otras tareas menores sino que se
permitirá que una mayor parte de la población pueda acceder a la justicia.

1.2. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia

La interacción de la agraviada con el sistema de justicia (sus actores, sus


trámites, sus procesos, etc.) es un espacio donde inevitablemente, en mayor o
menor grado, existen confrontaciones, desencuentros o desaciertos que terminan
por ser trasladados a ellas. Ese espacio de colisión está representado por la
diferencia entre las expectativas de un buen servicio de justicia frente a la forma
en que éste realmente se imparte.

No es intención alguna criticar las debilidades de las instituciones vinculadas a


la administración de justicia al momento de procesar los casos de violencia sexual,
sino de señalar dónde es que sus fallas trasladan costos a sus usuarias.

Se ha comprobado que las deficiencias en el funcionamiento son de diversos


tipos y crean barreas al acceso a la justicia de diversa índole (económica, geográfica,
social, cultural, lingüística, de género, etc.). Las razones de su existencia son
complejas y responden a una interacción entre insuficientes capacidades en los
recursos humanos así como su escasa disponibilidad, falta de apoyo logístico,
servicios de información poco preparados, insuficiente prestación de servicios de
apoyo a la mujer, niña y adolescente, visiones de género tradicionales, etc.

172
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

A continuación se presentarán los costos derivados de las deficiencias en el


funcionamiento del sistema de justicia. Su desarrollo está ligado a los siguientes
puntos: (i) costos derivados de las inadecuadas condiciones para la recepción de
la denuncia, (ii) costos derivados del nulo uso de intérpretes oficiales, (iii) costos
derivados de las deficiencias de las acciones probatorias, (iv) costos derivados
de los «atenuantes» para la imposición de la pena y (v) costos derivados de los
reducidos montos de la reparación civil.

1.2.1. Costos derivados de las inadecuadas condiciones para la recepción de la


denuncia

La policía cuenta con un sitial particular dentro del sistema de justicia.
Es la institución estatal con la mayor presencia a nivel nacional y representa
en muchos casos la única opción o por lo menos la opción más cercana ante
la ocurrencia de algún problema o conflicto. Es, además, el primer punto de
contacto entre la agraviada y el sistema de justicia en tanto se encarga de
recibir las denuncias e iniciar la investigación de los hechos.

La Policía representa la primera oportunidad en que la agraviada tiene


contacto con alguna de las instituciones ligadas al sistema penal y, en
concreto, con su personal y con los «servicios que le ofrece» (recepción de
denuncia, toma de manifestaciones, y demás diligencias). Ese primer espacio
de encuentro significa para la agraviada no sólo la oportunidad de iniciar el
proceso penal sino también de ser escuchada y sentir que está poniendo su
caso en el personal adecuado, lo cual le puede brindar cierta confianza para
la marcha del largo proceso judicial que le espera.

La calidad de la respuesta del personal policial depende de diversos


aspectos que guardan relación con tres puntos: Su formación, sus actitudes
y las condiciones logísticas para operar. En la medida que estos atributos
respondan a las expectativas de un servicio público de calidad, la confianza
y satisfacción de la agraviada al interponer la denuncia serán mayores. Caso
contrario, aparecerán deficiencias que se transformarán en algún tipo de
barreras en el acceso a la justicia y en costos.

Una conclusión categórica sobre el estado de la cuestión en estos


aspectos del servicio policial (formación, actitudes y logística) amerita un
estudio focalizado sobre la calidad de atención que reciben las agraviadas
que acuden a las comisarías para asentar sus denuncias por violencia sexual.
Ese no ha sido el caso particular de esta investigación pero ello no obsta a
resumir la impresión sobre el rol que la policía viene jugando en las zonas
de estudio a partir de las fuentes entrevistadas así como de la lectura de su
trabajo en los atestados y las manifestaciones tomadas en las comisarías.

En primer lugar, la preparación del personal policial para atender los


casos de violencia sexual no parecería ser la más adecuada o, en todo caso,

173
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

no es homogénea entre todo el personal. Partamos del hecho que la presencia


del personal policial femenino es excepcional en las comisarías y eso ya erige
una barrera cultural importante para generar un mayor clima de confianza al
momento de recoger la denuncia de la agraviada.

Luego está la insuficiente preparación especializada para tratar estos


casos. Las entrevistas a los diversos actores (jueces, fiscales, policías, médicos
legistas, abogados y otros) permitieron no solo obtener información sobre
temas puntuales sino que también ofrecieron la posibilidad de comparar el
nivel de información, conocimiento y preparación entre estos mismos actores.

La evaluación menos favorable recayó en los policías. Se identificaron


concepciones legalistas de la violación sexual, un insuficiente manejo de
procedimientos técnicos para proceder con la recepción de las denuncias de
estos casos, cierta presencia de una visión discriminatoria contra la mujer
y hasta en algunos casos dificultades para expresar un discurso ordenado
y bien argumentado al ser preguntados sobre diversos temas alrededor de
la problemática de la violación sexual. Cierto énfasis negativo se observó
en los suboficiales entrevistados, cuya formación en las escuelas no sólo es
más corta sino también menos completa, limitación que obedece a que las
labores que realizan también suelen guardar una «complejidad» menor que
las que desarrolla un oficial.

Como consecuencia de lo anterior, la capacidad de respuesta del


personal policial no sigue una línea institucional sino que se forma a partir
del conocimiento adquirido, las prácticas de otros efectivos, empuje personal
o iniciativas locales.

En segundo lugar, existiría cierta discriminación hacia la mujer alimentada


por una visión de género tradicional donde la violencia que sufrió puede llegar
a ser minimizada en forma importante.

Se hallaron casos de policías que, manifestando abiertamente tener una


posición pro mujer, expresaron explícitamente sus prejuicios al desarrollar su
posición90. Incluso la discriminación sería más grave si la mujer viene de zonas
rurales, según un fiscal de Cajamarca que fuera entrevistado. De acuerdo a
algunos abogados con los que se tuvo contacto, frases como «algo habrás
hecho» grafican este proceder en un contexto mayor como el de los casos de
violencia familiar. En el contexto específico de la violencia sexual, según otro
fiscal de Andahuaylas, algunos policías hacen uso de medios intimidatorios
que sirven para filtrar la interposición de denuncias, que recogen en frases
como «vas a denunciar por gusto, no tienes pruebas».

90. Recuérdese las declaraciones de un policía citadas anteriormente que manifestó ser consciente de los derechos de la mujer pero que, al mismo tiem-
po, le echaba la culpa a ellas de la violencia familiar cuando, por ejemplo, no cumplen con ciertas obligaciones del hogar rural como preparar la comida
al hombre trabajador del campo.

174
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Por último, las carencias logísticas de la policía no le permiten contar


con una buena red de servicios para poder recibir las denuncias. Un policía
en Andahuaylas manifestó que tienen carencias de material criminalístico,
logística, computadoras, bases de datos, cámaras, dactiloscopio, etc91. A ello
hay que sumar las escasas condiciones de privacidad y comodidad con que
se cuenta para la toma de las manifestaciones a las agraviadas.

En suma, la respuesta de las comisarías y de su personal no estaría


a la altura de las necesidades de las agraviadas. Si bien creemos que
tal desencuentro no debería ejercer una fuerza muy importante para el
abandono de las denuncias, sí constituyen actuaciones o forman contextos
donde los hechos denunciados tienden a ser desvalorizados, creando una
imagen de justicia que avanza pero parcializadamente, que toma nota de los
hechos pero sin total interés y que promete actuar aunque sin el material
apropiado para sus diligencias. Este fenómeno constituye un costo, por
supuesto no de orden económico, sino de realización invisible o potencial en
el acceso a la justicia.

1.2.2. Costos derivados del nulo uso de intérpretes oficiales

Una de las particularidades de las provincias de Apurímac, como las que


forman parte del ámbito de investigación de este documento, es la importante
presencia del quechua como una lengua de uso cotidiano con mayor énfasis
en las zonas rurales. En Cajamarca el uso del quechua es marginal incluso
fuera de lo urbano.

Para la justicia este hecho es un reto. Toda agraviada tiene el derecho


de expresarse en su propio idioma o bajo el idioma que le parezca más
conveniente, bajo el cual encontrarán una mejor articulación de palabras o
la única forma de expresarse en otros casos. Cualquier impedimento para
hacerlo bajo condiciones apropiadas creará una barrera cultural y de ello se
derivará un costo para acceder a la justicia.

En la práctica, el gran costo es que las agraviadas tienen escasa


posibilidad de expresarse en su propio idioma bajo las condiciones adecuadas
de imparcialidad, que le permitan contar con un interlocutor válido en lugar de
un intérprete potencialmente sesgado. Tres factores explican esta afirmación.

La primera es que ninguna de las piezas de los expedientes analizados


ha recogido el uso del quechua durante el proceso y, por tanto, invisibilizan
las prácticas, las costumbres y las explicaciones ligadas a la cultura andina.

91. La Defensoría del Pueblo elaboró un informe reseñando algunos problemas de las comisarías a nivel nacional, diagnóstico al que no escapan las de las
provincias estudiadas. Algunos de estos problemas son: la falta de interconexión entre comisarías y entre éstas y unidades policiales, la ausencia de bases
de datos informatizadas (archivos fotográficos, huellas dactilares, etc.), limitado acceso a base de datos de la RENIEC u otras como la de los antecedentes
penales, etc. (Defensoría del Pueblo. Fortalecimiento de la Policía Nacional del Perú: Cinco áreas de urgente atención. Lima, informe defensorial 142, 2009,
pp. 168-169).

175
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cada vez que el expediente pasa de un operador de justicia al otro, se pierde


totalmente ese nexo entre idioma, cultura y administración de justicia, lo cual
puede ser negativo para la solidez del armado de la acusación.

Incluso las mujeres bilingües (quechua y castellano) deberían tener la


oportunidad de expresarse en la lengua que le parezca más conveniente.
Muchos y muchas quechuahablantes usan el castellano como medio de
comunicación diario pero ello no significa que puedan comprender o
expresarse fluidamente, sobre todo en el ámbito judicial donde el lenguaje,
los tecnicismos y las formalidades del proceso penal, de los jueces y de los
abogados crean dificultades mayores para cualquier ciudadano.

En segundo lugar, tampoco se registró en los expedientes que consignen


la participación de un intérprete o la realización de peritaje cultural. Sólo
hubo un caso en el que el juzgado llegó a solicitar el peritaje cultural. El
pedido llegó a la dirección regional del Ministerio de Salud a lo cual éste
respondió negativamente a la solicitud pues no contaba con antropólogos
para realizar tal labor92.

En tercer lugar, las carencias anteriores empujan a una solución práctica:


Que sea el propio personal judicial o fiscal quechuahablante quien sirva
de intérprete. Lo práctico, no obstante, no es sinónimo de apropiado. Un
juez de Abancay apuntó que cuando no hay intérpretes oficiales «se pierde
naturalidad y se pierde la versión de los acusados y [hasta podría haber]
posible manipulación». En efecto, aun cuando esta posibilidad le ofrezca a
la agraviada la oportunidad de expresarse en su propio idioma, el personal
policial, fiscal o judicial no necesariamente es el mejor calificado para ejercer
esta función en razón de su visión legalista de la justicia, su posición como «juez
y parte», su insuficiente noción antropológica de la expresión quechua, entre
otros problemas donde incluso el machismo pueda filtrar o malinterpretar las
declaraciones de la agraviada.

En suma, la forma como se viene afrontando la barrera cultural del


idioma constituye un arreglo práctico a una problemática de fondo que no
necesariamente siempre responderá a los mejores intereses de las agraviadas,
creando costos de realización no económica invisible o potencial que tendrán
como consecuencia un alejamiento entre, de una parte, la forma de pensar
de la agraviada y su forma de ver los hechos ocurridos y, de otra parte, cómo
los policías, jueces y fiscales abstraen esa información para convertirla en
materia del proceso.

92. Expediente 325-2006 (Juzgado penal de Andahuaylas).

176
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

1.2.3. Costos derivados de las deficiencias de las accionesprobatorias

La investigación de los casos de violación sexual es llevada a cabo por


la Policía en coordinación y bajo la dirección de un fiscal. Ni bien se recibe la
denuncia, la policía toma la declaración a la agraviada e inicia otras diligencias
(declaración del acusado, testimoniales, etc.) encaminadas a elaborar el
atestado policial e ir armando el caso.

La policía acaba su participación con la emisión de un informe policial


(atestado) donde recuenta los hechos, da cuenta de las diligencias realizadas
y concluye sobre la posible existencia del delito y del presunto autor o sobre
la no existencia de responsabilidad. Por lo general, el examen médico y el
examen psicológico son practicados en esta etapa y son realizados por el
Instituto de Medicina Legal o, en su ausencia, por los establecimientos de
salud públicos o privados93.

En resumen, las prácticas para recabar el material probatorio durante


la investigación preliminar son procuradas en los primeros días o semanas
de denunciado el hecho. Su trascendencia, sin embargo es altísima pues
determinan todo el resto del largo proceso judicial. Toda deficiencia en la
investigación preliminar dará lugar a la consolidación paulatina de un caso
débil que, aún siendo cierta la violación, puede abrir espacio para la duda
sobre la verdadera comisión del delito en los juzgadores.

A su turno, los jueces pueden ordenar la actuación de otros medios


probatorios u ordenar la nueva realización de algunos ya ejecutados. Es
cierto que cuando el expediente llega al juzgado, buena parte de la cantidad y
calidad de los medios probatorios está ya determinado por las investigaciones
previas. No obstante, los jueces deben ser acertados al momento de elegir qué
diligencia necesitan para fortalecer o esclarecer la investigación con respecto
al caso, así como también mostrar un interés apropiado en la recopilación de
material probatorio o suficiente y adecuado.

Las deficiencias al nivel probatorio existen. Han sido señaladas por


diversos operadores y abogados entrevistados tanto en Apurímac como
Cajamarca. En términos de costos de acceso a la justicia, el gran inconveniente
es que un caso débil a raíz de deficiencias en la capacidad probatoria le
implica al juzgador una mayor dificultad para condenar al acusado, lo que
finalmente se puede traducir en sentencias benignas o, en el peor de los
casos, la finalización el proceso sin condena alguna.

93. En realidad el examen psicológico a la agraviada tiene mínima presencia. Sólo se realizó a un 13.3% de agraviadas en Apurímac y a un 12.5% en
Cajamarca. El examen psicológico al agresor tampoco sería una práctica común habiéndose registrado en un 6.7% de los casos en Apurímac y 6.3% en
Cajamarca.

177
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

De un lado, las deficiencias probatorias ocasionan que la agraviada


pierda la oportunidad de reparar sus derechos y, de otro lado, que la sociedad
absorba el caso como una deficiencia del sistema de justicia por no haber
podido mostrar la solidez necesaria para enviar a la cárcel a quienes cometen
delitos tan graves.

Las deficiencias probatorias que originan estos costos yacen en los


siguientes cuatro aspectos, sin hacer alusión a una única institución sino más
bien al sistema de justicia en conjunto: (i) Concepción de la conducta de la mujer
como agente facilitador o justificativo de la violación sexual, (ii) insuficientes
capacidades técnicas y logísticas de los diversos operadores de justicia para la
investigación, (iii) deficiencias en la labor del Instituto de Medicina Legal y (iv)
deficiencias de la actuación de médicos no especialistas cuando el Instituto de
Medicina Legal no tiene presencia en una determinada zona.

Ilustración 19
Deficiencias en las acciones probatorias que originan costos para la agraviada

Elaboración propia.

El primer aspecto es el más complejo de todos no sólo por sus orígenes


sino porque se da en diversas etapas del proceso judicial. A partir de los
discursos de los operadores de justicia, sus prácticas, sus posiciones frente
a ciertos temas, entre otros puntos de referencia, se puede armar la imagen
que policías, jueces y fiscales tienen sobre la figura de la mujer. Tal imagen
calza con la de una persona que, si bien ha sido víctima de la violación, puede
haber brindado ciertas facilidades, justificaciones o hasta concesiones para
el acto cometido por el acusado.

Una de las expresiones más claras donde se manifiesta este fenómeno


es durante la toma de manifestación a la agraviada (declaración preventiva).
La idea de esta diligencia es realizar una serie de preguntas para ir armando
el caso a partir de los hechos ocurridos (datos del acusado, fechas,
circunstancias, etc.) y así afirmar su veracidad o en todo caso identificar las
incongruencias que harían dilucidar un caso falso.

En esa línea, poco importa conocer detalles o aspectos privados de la


agraviada pues en nada contribuyen a la construcción de un caso. El interés
por tales aspectos exterioriza, más bien, la filtración de prejuicios que
178
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

disminuyen a la mujer como sujeto de derechos frente una visión sexista de


las relaciones sexuales.

Por esta razón, sorprende que cuando la declaración de la agraviada


fuera tomada por la policía, un alto porcentaje de las preguntas haya estado
dirigido a recabar información sobre la vida o el pasado sexual (46.7% de
las veces en Apurímac y 81.3% en Cajamarca), la ropa que llevaba puesta
durante los hechos (Apurímac 26.7% y Cajamarca 56.3%) y la reacción que
tuvo durante la violación (Apurímac 26.7%, Cajamarca 62.5%). Como se
aprecia en las cifras dadas, la situación es bastante más comprometedora
en Cajamarca, lo que sería indicio de una mayor presencia de una visión de
género tradicional y, en consecuencia, todos los problemas que ello puede
ocasionar para tramitar los procesos judiciales de violación sexual así como
otros donde también intervienen estos actores.

Aunque, con menos observaciones, en el cuadro Nº 45 se observa


que estos mismos parámetros también resultaron elevados cuando las
declaraciones fueron realizadas a nivel judicial, lo que indica que la existencia
del problema no se reduce al cuerpo policial sino que recorre todo el camino
institucional del sistema de justicia.

Cuadro 44
Aspectos con carga sexista abordados durante
la declaración preventiva (agraviada) por parte de la Policía

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

179
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 45
Aspectos con carga sexista abordados durante la
declaración preventiva (agraviada) por parte de los jueces

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

Con esta carga de género que llevan los operadores de justicia, la


realización de las diligencias, la construcción de algunos medios probatorios
y finalmente la base para la acusación pierden peso. No se está señalando
directamente la relación de estos hechos con la impunidad del acusado
pero sí con la posible aparición de factores «atenuantes» para la condena y
el direccionamiento de un mayor daño psicológico hacia la mujer desde el
propio aparato de justicia, tal como se desarrolla luego.

Un segundo aspecto vinculado a las debilidades probatorias reside en


las insuficientes capacidades técnicas y logísticas para la investigación tanto
por parte de los policías, como fiscales y jueces.

Tal como se había reseñado anteriormente, las carencias logísticas de la


policía son bastante pronunciadas, y también los son en el Ministerio Público
y el Poder Judicial. Una característica común a estas instituciones es que no
cuentan con el personal suficiente. Un ejemplo claro está en que, pese a que
la presencia del fiscal es obligatoria durante la toma de manifestación a la
agraviada ante la Policía, en un buen porcentaje se incumple este requisito
(Apurímac 46.7%, Cajamarca 12.5%). La obligación legal de la presencia
del fiscal radica en asegurar una mejor conducción para el recojo de las
manifestaciones y una protección mayor de los intereses y derechos de las
agraviadas. Su presencia evitaría, asimismo, posibles manipulaciones a las
manifestaciones. Al respecto, un abogado de Andahuaylas señaló que «sobre
todo cuando no hay fiscal para favorecer al inculpado, la policía le dice que se
niegue». Asumimos que estos casos son excepcionales.

El sustento presupuestal también es delicado y compromete la oportuna


realización de algunas diligencias como por ejemplo, las de inspección ocular
180
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

o la captura de acusados (algunos delitos ocurren en zonas lejanas). Frente


a ello, un juez señaló que «tratan de combinar diligencias por zonas» para
así aprovechar los recursos que poseen. No fueron pocos los expedientes
donde se detectó que no se había actuado todos los medios probatorios.
Parcialmente, ello explicaría el por qué los jueces ordenan la ampliación de la
etapa de instrucción (80.0% de los casos en Apurímac y 37.5% en Cajamarca).

Gráfico 22
Presencia del fiscal durante la manifestación de la declaración preventiva de la agraviada
realizada por la Policía

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

Asimismo, las insuficientes capacidades técnicas de la policía vienen


básicamente por el lado de la preparación para afrontar ciertas diligencias
como la toma de declaraciones a las víctimas y acusados. Queda claro que
hace falta estrategias de interrogación, de segmentación lógica del caso, de
búsqueda de incongruencias, entre otras que puedan dotar a esta diligencia
de una solidez apropiada.

El efecto de estas deficiencias es simple pero a la vez perjudicial sobre


el tiempo y la oportunidad para la realización de las diligencias, el avance del
caso y un acceso a la justicia eficiente que no cree mayores costos ni barreras.
Así también, la calidad del material probatorio no resulta ser la mejor y ello
condiciona la debilidad del caso. En efecto, un juez comentó que «hay que hacer
malabares para compensar las diligencias [que no son bien desarrolladas]».

La actuación del Instituto de Medicina Legal tiene relación con la tercera


deficiencia para la procuración del material probatorio. Cabe precisar que
este comentario es exclusivo para las provincias de Andahuaylas y Chota
donde está presente esta institución pero no para Chincheros y San Marcos,
donde el vacío es llenado por los establecimientos existentes del Ministerio de
Salud, donde se origina otro tipo de costos para la agraviada.

Las quejas contra la labor del Instituto de Medicina Legal, según los
operadores y abogados entrevistados, se basan en tres puntos. El primero
181
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

tiene que ver con la falta de material para la realización de algunas pruebas,
por lo que en ocasiones se toman las muestras y luego se envían a sedes del
Instituto de Medicina Legal de otras regiones. Un segundo aspecto recae en el
contenido mismo del informe del examen médico ginecológico ya que, según
el sentir de varios jueces y fiscales, en no pocas ocasiones exagera en el uso
de términos técnicos, situación que se repite con el examen psicológico. En
tercer lugar, otro inconveniente es el acondicionamiento de los ambientes de
atención a las agraviadas tanto para los exámenes médicos como psicológicos,
los que no ofrecen la privacidad ni comodidad necesarias.

En Chincheros y San Marcos, la ausencia del Instituto de Medicina Legal


es cubierta por los establecimientos públicos y privados de salud. De los
expedientes analizados, todas las atenciones se hicieron en las dependencias
del Ministerio de Salud. El desempeño de estos establecimientos presenta
serias deficiencias.

En primer lugar, los establecimientos del Ministerio de Salud no cuentan


con personal especializado. Generalmente, quienes realizan los exámenes
médico ginecológicos son médicos generales. En el centro de salud de San
Marcos, ante la eliminación de la plaza de psicólogo desde el 2008 por falta de
presupuesto, un estudiante «serumista» (Servicio Rural y Urbano Marginal de
Salud) de psicología es quien se encarga de realizar las pruebas y tratamientos
psicológicos a las agraviadas, además de atender otro tipo de casos.

En segundo lugar, los establecimientos de salud públicos en Chincheros y


San Marcos no cuentan con todos los medios científicos para la realización de
las pruebas (instrumentales, guías, etc.). Ciertas pruebas deben ser enviadas
a otras regiones, retrasando con ello todo el proceso y la acción oportuna de
la justicia.

En tercer lugar, los exámenes médicos ginecológicos suelen tener un


desarrollo vago y poco explicativo además de recurrir a un lenguaje en
ocasiones poco correcto94 que no corresponde al de los protocolos empleados
homogéneamente por los médicos legistas.

Los propios médicos legistas son conscientes de sus limitaciones sobre


el tema que venimos tratando y por ello mismo suelen agregar al final de las
conclusiones de sus exámenes médico ginecológicos la frase «salvo mejor
opinión del médico legista». Para algunos jueces, no obstante, esta señal de
inseguridad amerita que un médico calificado (Instituto de Medicina Legal)
realice nuevamente las pruebas. Aparece aquí un nuevo motivo para el retraso
del proceso y, peor aún, abre un punto de revictimización para la agraviada
aún más traumático para las menores de edad.

94. Un médico legista de Cajamarca comentó haber leído informes de establecimientos del Ministerio de Salud que hacían referencia a «vagina perforada».

182
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

En resumen, de una u otra forma, el aparato judicial presenta diversas


debilidades al momento de ir recogiendo las pruebas y dar consistencia a la
acusación. Las debilidades son muy importantes al punto que pueden condicionar
el fracaso de una acusación o, cuando menos, hacen pasar a la agraviada por
una serie de eventos incómodos, innecesarios y hasta traumatizantes.

1.2.4. Costos derivados de los «atenuantes» para la determinación de la pena

Las sentencias son el producto final del proceso judicial y, como tal,
recogen la valoración última del juez sobre los hechos, la argumentación
jurídica de su decisión y la decisión propiamente dicha sobre el caso
(culpabilidad, condena y reparación civil).

En un capítulo anterior se había mostrado cómo efectivamente se impusieron


penas menores al rango legal. Un tercio de las condenas en Cajamarca (30%)
fueron establecidas por debajo del mínimo legal. La pregunta es cuáles han sido
esos factores que en la lógica de los jueces han motivado el distanciamiento de
los parámetros que marca la norma para la determinación de las condenas.

Es mejor ver tales factores («atenuantes») no solo en las sentencias


condenatorias sino también en las que determinan la absolución del inculpado
dado que no solo pueden servir para imponer una menor pena (recuérdese
las diferencias entre la pena solicitada por el fiscal y la finalmente impuesta
por el juez) sino también para la absolución del procesado.

En la medida que los atenuantes no estén justificados dentro del


ordenamiento legal, significarán una aplicación del Derecho menos favorable
que trae consigo costos de naturaleza no económica trasladados a la agraviada
(impunidad, sensación de inseguridad, desconfianza en la justicia, etc.).

El análisis de las sentencias en casos de violencia sexual permitió identificar


dos fenómenos que ofrecen un panorama interesante de cómo los jueces aplican
el Derecho al introducir un alto grado de flexibilidad más allá de las posibilidades
reales y justas concedidas por las normas expresas, arribando con ello a
interpretaciones forzadas que son el fiel reflejo de la posición subordinada de
la libertad sexual de la mujer aún presente en algunos sectores de la sociedad.

El primer fenómeno hallado es la frecuencia con que los jueces tanto


de Apurímac como de Cajamarca hacen uso de atenuantes propios no
contemplados en el Código Penal que sirven de vehículo para disminuir la pena
imponible al acusado o bien para absolverlo. Dos atenuantes amparan esta
afirmación: Haber formado pareja entre agraviada y agresor (Apurímac 33.3%,
Cajamarca 18.8%) y la falta de resistencia impuesta por la agraviada durante
la violación (Apurímac 13.3% y Cajamarca 6.3%). En ambos casos, dejando de
lado los casos contados donde la denuncia fue interpuesta por los padres de la
menor de edad al parecer por desaprobar que su hija menor de edad (mayor
183
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

de 14 años) tenga relaciones sexuales, estaríamos frente a barreras del acceso


a la justicia ligadas con la visión de género.

Cuadro 46
Aspectos considerados por los jueces como atenuantes en las
sentencias de los procesos de violencia sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

Para este grupo de jueces, la existencia de una relación sentimental


previa entre la agraviada y el acusado condicionaría un menor castigo al
agresor sexual. Dan a entender que la violación sexual representa un hecho
de gravedad menor en la vida de la mujer (casi un incidente de pareja) frente
al cual conviene reaccionar con penas benignas o con la absolución.

En el mismo sentido, la ausencia de resistencia por parte de la agraviada


cuando sufrió la violación, bajo la concepción de los jueces, connotaría su
consentimiento y, a la vez, negaría que el violador haya ejercido algún tipo
de intimidación que deje a la mujer sin la fuerza o capacidad para oponer
resistencia. En este punto, además, hay una discordancia directa contra la
definición del delito de violación sexual habida cuenta que este incluye la
posibilidad que el delito se realice bajo grave amenaza.

En Andahuaylas se halló un caso que ilustra cómo se van creando


atenuantes a partir de interpretaciones caprichosas, enredadas y reñidas
con una correcta interpretación del Derecho para la exculpación el inculpado.
Citamos la sentencia del expediente 1131996 dictada en febrero del 2008
que determinara el archivo del caso de la violación de una mujer con el
agravante que fue calificada con incapacidad o imposibilidad de resistir (texto
de sentencia completa en anexo 2):95

95. Luego la Fiscalía interpuso recurso de nulidad que fuera concedido. Finalmente, cuando el juez penal nuevamente vio el caso declaró de oficio la
extinción de la acción penal por prescripción.

184
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

«[…] 1) El procesado admite que, el día cuatro de mayo del año mil novecientos
noventa y seis aprovechando el lugar desolado atacó a la agraviada abalanzándose
en su contra y por la fuerza la hizo sufrir el acto sexual. Luego ante la defensa de
la agraviada la golpeó de puñetes y puntapiés en diferentes partes del cuerpo.
2) De la narración de la agraviada se tiene que Cristóbal Lastrera provisto de una
piedra la amenazó solicitándole tener relaciones sexuales pero que ella se negó y
atacándola físicamente en ese ajetreo la tiró al suelo abalanzándose en su encima
y luego sintió que su miembro viril ingresó en su vagina; luego de terminar la
amenazó nuevamente que si contaba la iba a matar, y empezó a golpearla con
puñetes y puntapiés hasta dejarla inconsciente. 2) Bien de la narración se tienen
que si bien es cierto existió una amenaza, aquella no tuvo la entidad suficiente para
vencer la resistencia de la víctima pues, ella narra en el ajetreo la tiró al suelo y la
penetró. Aquello descarta la situación de imposibilidad de resistencia que haya
podido ejercer la parte acusada. Sitúa el evento en la violencia sexual con grave
amenaza y violencia para hacer sufrir el acto sexual (artículo 170 del Código Penal).
Con lo cual no se puede emitir resolución condenatoria por éste ilícito acusado,
procediendo la absolución en éstos extremos. Por las lesiones, ha de tenerse en
cuenta que por el principio de absorción si un tipo penal contiene mas ampliamente
los elementos de otro menos grave, se ha de aplicar el que contiene la pena mas
grave y descripción normativa del tipo. Como ya está dicho, la descripción que
subsume la acción penal es la descrita en el artículo 170 del Código penal por
tanto no cabe pronunciamiento por éstos hechos siguiendo la misma suerte que el
anterior. Máxime aún que la conducta descrita en el tipo (lesiones del artículo 122
del Código Penal) se encuentra reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de dos años y con sesenta a ciento cincuenta díasmulta. Con lo cual al cuatro de
mayo de mil novecientos noventa y nuevo ya habría prescrito la acción»
[…]

«SE RESUELVE:
«ABSOLVER A CRISTOBAL LATRERA FLORES de los cargos formulados en la
acusación fiscal por el delito Contra la Libertad Sexual, modalidad de violación de
persona en Incapacidad o Imposibilidad de resistir y Lesiones Leves […]»

Rony Villanueva Cárdenas


Juez del 1er juzgado penal
MBJ Andahuaylas»

El segundo fenómeno a la luz de la identificación de atenuantes
guarda relación con la interpretación de los jueces sobre el bagaje cultural
de las sociedades rurales o andinas al momento de la determinación de la
responsabilidad penal de delitos de violación sexual a menores. La interpretación
toma forma dada la costumbre en zonas rurales de iniciar tempranamente las
relaciones sexuales.

El artículo 15 del Código Penal acoge el error de comprensión culturalmente


condicionado para englobar los casos en que, por la cultura de determinada

185
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

persona, los agresores comenten hechos punibles sin poder comprender el


carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensión.
La premisa de este artículo es que no se «criminalice, indiscriminadamente,
las prácticas culturales de ciudadanos de un grupo étnico o cultural que
contravengan la legislación penal».96

Es particular que las sentencias de Apurímac (20%), y no de Cajamarca,


hayan hecho referencia expresa o indirecta a las prácticas culturales en el
campo apoyo (error de comprensión culturalmente condicionado). Se pueden
tejer varias hipótesis para explicar estas diferencias pero la más fuerte quizá
sea el peso de los usos y costumbres andinas efectivamente presentes en
Apurímac frente a lo que sucede en Cajamarca.

La pregunta es, entonces, ¿hasta qué punto los jueces invocan válidamente
el error de comprensión culturalmente condicionado? ¿Hasta qué punto su
deficiente comprensión por parte de los jueces se convierte en una barrera
para el acceso a la justicia expresada en la imposición de penas menores en
los delitos de violación sexual?

Partamos de un caso encontrado donde se juzgó la violación sexual de


una menor de edad por parte de otro de igual condición:

«[…] el acusado no tiene un concepto dado de su propia actuación, en los


hechos que son materia de investigación, máxime si se asumen como ‘conducta
normal’, la unión de hecho de jóvenes entre 13 a 15 años de edad para conformar una
unidad familiar parecida al matrimonio, y bajo este contexto desarrollar una actividad
sexual a temprana edad en tanto y en cuanto forman parte de su acervo cultural, por
lo que bajo este esquema conceptual, se concluye que el acusado ha actuado en la
comisión del presente delito con una compresión disminuida en los actos ilícitos que
son materia de este proceso.» (Expediente 2006192, Andahuaylas).

Existen líneas determinadas por el propio Poder Judicial para responder


a las preguntas que nos planteamos. El Pleno Jurisdiccional Regional Penal
llevado a cabo en Iquitos en el 2008 marca la siguiente postura única frente
a los presupuestos a considerar para la clasificación del error culturalmente
condicionado:

«Se debe tener en cuenta el hecho de que sea miembro de una comunidad
nativa o campesina y que por su cultura o costumbre pueda comprender el
carácter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensión, pero
básicamente se debe analizar cada caso concreto para establecer si efectivamente
se trata de un error de comprensión culturalmente condicionado, que dé lugar a su
inculpabilidad. También se podría comprender a personas que se hayan integrado a

96. Francia, Luis. «La aplicación del error de comprensión culturalmente condicionado». En: http://www.justiciaviva.org.pe/documentos_trabajo/anali-
sis_pleno/aplic_error.doc

186
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

la comunidad y actúan de buena fe. Precisar las diferentes normas consuetudinarias


que rigen las relaciones sociales en esa comunidad e igualmente las normas morales
que han sido internalizadas por los integrantes del grupo cultural.»97

Habría que precisar en esta parte que se estaría haciendo referencia a


aquellas comunidades campesinas netas o puras, que usualmente se ubican
lejos de las capitales de provincia o distrito, donde las costumbres del lugar
no han sufrido mayor desarraigo.

Luis Francia, en un artículo ya citado, comenta además que existen diversos


pronunciamientos de la Corte Suprema que también sirven de apoyo para la
mejor aplicación del error culturalmente condicionado. Francia menciona, por
ejemplo, la necesidad de una pericia antropológica, la indicación expresa de
la competencia del Poder Judicial frente al de las comunidades, el descarte
del uso de la figura del artículo 15 del Código Penal como estrategia de
defensa en busca de la impunidad y la determinación de cuándo es aplicable
la reducción de la pena y la exención de la responsabilidad penal.

Entre las sentencias revisadas en las zonas de estudio, prácticamente


no se detectó un apoyo explícito o tácito en los supuestos que se acaban de
presentar para la correcta aplicación del error de compresión culturalmente
condicionado. Los expedientes no registran mayor indicación sobre usos y
costumbres distintas del acusado. Sin contar los casos en que la estrategia
de defensa recurrió a la explicación «cultural» del delito (ser del campo, inicio
de relaciones sexuales tempranas, etc.), el único rastro débil y totalmente
insuficiente en sí mismo que dejan los expedientes es cuando se le pregunta
al agresor si sabía que la violación de menores era un delito.

La guía que parecería regir la aplicación del error de comprensión


culturalmente condicionado en Apurímac se basaría en cómo los jueces
configuran una serie de características básicas del hombre rural (ocupación,
vestimenta, idioma, etc.) y lo asocian directamente con usos y costumbres
de una cultura propia y distinta. Por esta vía, se explica la violación sexual en
un marco social y cultural reduccionista que toma forma en las sentencias
como eventos normales de la vida en el campo, tal como fue manifestado por
diversos operadores de justicia entrevistados.

A todas luces, los jueces han fallado en investigar hasta qué punto
verdaderamente la condición rural de la agraviada y el acusado respondía a
una forma de vida que, además de ser rural, obedecía a la presencia de usos
y costumbres propios en el marco de la vida de una comunidad campesina
donde las normas sociales y morales no castigan las relaciones sexuales sin
consentimiento.

97. Poder Judicial. «Pleno Jurisdiccional Regional Penal». Iquitos, 30 y 31 de mayo, 2008, p. 8. En: http://www.pj.gob.pe/CorteSuprema/cij/index.
asp?opcion=listar&codigo=363

187
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Sin esta indagación, la floja aplicación del artículo 15 del Código Penal
aísla el correcto procesamiento de delitos tan graves como los de la violación
sexual, en detrimento de una valoración total de los derechos de la mujer en
los tribunales. En otras palabras, su mala aplicación conlleva a crear barreras
adicionales en el acceso a la justicia que crean costos no económicos de
impunidad y sanción inexistente o moderada.

1.2.5. Costos derivados de los reducidos montos de la reparación civil

Anteriormente se había señalado que producto de las sentencias


condenatorias e incluso de algunas sentencias absolutorias, se identificó la
práctica de ordenar el pago de reparación civil como una forma de compensar
los daños y perjuicios cometidos por el agresor sexual.

Llamó la atención que los montos fijados hayan sido lo bastante bajos
como para verdaderamente reflejar las consecuencias de la violación. Mientras el
promedio fue de 1,579 nuevos soles, aproximadamente 1 de cada 3 reparaciones
civiles fueron menores a un sueldo mínimo.

Es difícil, sino imposible, determinar a ciencia cierta cuál debería ser


el monto de reparación civil que debería recibir una mujer que fue violada
sexualmente pues diversos factores deberían ser tomados en cuenta para el
análisis de cada caso. Sin embargo, lo que sí queda claro es que los montos
que actualmente otorgan los jueces penales en Apurímac y Cajamarca resultan
a todas luces insuficientes para intentar su afán reparador.

Urge, por tanto, que el Poder Judicial defina con claridad cuáles deben
ser estos criterios técnicos a seguir por los jueces penales para la fijación de
la reparación. Aunque lo económico no es importante en estos casos, puede
servir como paliativo para los desembolsos de dinero realizados a lo largo del
proceso judicial y para poder acceder a un tratamiento psicológico posterior.

1.2.6. Costos por el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial



A partir de las normas procesales es posible determinar cuál debe ser el
tiempo legal para los procesos penales por violación sexual. En el gráfico 21,
presentado anteriormente, se resumieron tales plazos legales, haciendo la
comparación con los tiempos promedio que efectivamente duran los procesos
de violación sexual. La conclusión a la que se llegó fue que, en general, los
plazos legales no se cumplen (sobre todo en los procesos sumarios) incluso
considerando que éstos son bastante holgados dada la gravedad del tipo de
delitos que regulan.

En principio, la dilación constituye una vulneración directa al derecho


a una sentencia justa en un tiempo oportuno. Además, también guarda
relación con otras barreras económicas para el acceso a la justicia dado que

188
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

puede implicar mayor necesidad de contacto con las autoridades (gastos


de transportes, trámites y tareas menores). Asimismo, la prolongación del
proceso más allá de su plazo legal (entendiéndolo como un plazo esperado)
definitivamente ocasionará que la carga psicológica sobre la agraviada sea
bastante mayor, incidiendo en una mayor dificultad para reintegrarse a sus
actividades diarias98.

Para las víctimas y sus familiares, un proceso más largo implica desatender
los ámbitos familiares, laborales u otros. Si la situación económica de ellos es
endeble, como lo es para muchas familias de Apurímac y Cajamarca donde los
niveles de pobreza son importantes (65.9% y 74.2% respectivamente; INEI, 2004),
el costo derivado de una mayor duración del proceso judicial será aún más alto.

El exceso en la duración de los procesos es un foco multicausal para la


vulneración de derechos y la aparición de diversos costos en el acceso a la justicia.
Es por esto que el enfoque de las políticas judiciales suele tener bastante énfasis,
aunque sin mucho éxito, en la reducción del tiempo de los procesos.

Afortunadamente, la entrada del nuevo Código Procesal Penal en


Apurímac (2011) y Cajamarca (2010) ofrecerá un cambio en la estructura
del proceso penal que permitirá agilizar en forma importante los procesos y
así reducir el espacio potencial de vulneración de derechos y de creación de
costos para las agraviadas.

1.3. Costos derivados del funcionamiento del mercado de abogados y de la actuación


de los abogados

Ninguna de las etapas del proceso penal de violación sexual obliga a la agraviada
a contar con un abogado. Es el fiscal quien asume la titularidad de la acción penal
en vista que la violación sexual representa un asunto de interés público. En los
hechos se ha registrado que buena parte de las agraviadas sí llegó a contratar a un
abogado (Apurímac 80%, Cajamarca 75%) básicamente proveniente del mercado
privado), con la intención de fortalecer la acusación más que de abrir la posibilidad
de solicitar una reparación civil o impugnar las resoluciones del juez.

La presencia de estos profesionales en los procesos judiciales hace nuevamente


posar la atención sobre el mercado de abogados y su actuación e influencia en la
formación de costos para las agraviadas. Las conclusiones a las que se arribó son
contadas pues la participación de estos abogados se caracterizó por ser bastante
puntual y poco activa.

98. Aunque no es el enfoque de esta investigación, la demora de los procesos también puede ser un foco para la vulneración de los derechos del acusado
si llega a exceder el plazo de carcelería sin sentencia.

189
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Fueron dos los costos identificados y desarrollados a continuación: (i) costos


derivados de la escasa posibilidad de ser patrocinada por un defensor de oficio y
(ii) costos derivados de la escasa posibilidad de contratar abogadas y no abogados.

1.3.1.Costos derivados de la escasa posibilidad de ser patrocinada por un


defensor de oficio

El mercado de abogados privados, frente al de defensores de oficio, es el


que muestra una mayor presencia en los procesos de violencia sexual. Cuando
la agraviada toma la decisión de contratar uno de estos profesionales, casi
siempre recurre a uno particular (Apurímac 75%, Cajamarca 100%). Para
las provincias de Chincheros y San Marcos, como muchas otras en el país,
esta opción es la única a la mano si se quiere tener una representación legal
habida cuenta la inexistencia de defensores de oficio. Ello se da aun cuando
en general los niveles de pobreza son mayores en estas dos provincias en
comparación con las otras dos que se han estudiados (Andahuaylas y Chota).

El costo del vacío del Estado le crea a la mujer que sufrió la violencia sexual
una barrera económica directa para el acceso a la justicia. Así, la imposibilidad
de tener acceso a una defensa gratuita revierte en un costo económico directo
para las mujeres agraviadas que se hallan en una situación económica débil
pues no tienen más opción que acudir al mercado privado de abogados.

El cálculo de este costo, de realización económica indirecta, equivale


al pago por los honorarios de los abogados, es decir, aproximadamente
entre 300 y 400 nuevos soles, según la información recogida en algunos
de estos actores. Este costo ya ha sido incorporado anteriormente cuando
se tocó el tema de los honorarios cobrados por los abogados. Por tanto, no
es necesario volver a tomarlo en cuenta dado que ello generaría una doble
contabilización.

1.3.2. Costos derivados de la escasa posibilidad de contratar abogadas y no


abogados

El costo que se pueda derivar de la estructura del mercado de servicios


legales no viene por el lado de la calidad de defensa sino más bien por el
lado de la mayor empatía que eventualmente pueda existir entre la agraviada
y su abogada por compartir el mismo sexo. El efecto de ser patrocinada por
una mujer debería facilitar la interacción entre la agraviada y su abogada,
dotando a esa relación de mayor confianza que si un abogado del sexo
opuesto toma el caso.

El mercado de abogados que litigan en temas de violencia sexual en


las zonas estudiadas es marcadamente masculino. De los 18 abogados que
participaron patrocinando algún caso de violencia sexual en los expedientes
revisados, se halló únicamente a una abogada.

190
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Este desbalance estaría explicado por las asociaciones hechas entre las
características de las mujeres y hombres más «apropiadas» para el litigio
en una u otra área99. Así, lo penal se convierte en un mundo más masculino
vinculado más fácilmente «con la violencia que se vive en el ámbito público,
‘en la calle’, donde la ‘sensibilidad femenina’ se convierte en un punto
vulnerable.»100

No hay nada intrínsecamente negativo en que las agraviadas cuenten


con un abogado hombre. Quizás al ser defendidas por una mujer les serviría
para armar una estrategia de acusación que, además de hacer frente a los
argumentos explícitos del caso, reduzca los puntos de revictimización y
combata con mayor firmeza los argumentos tácitos del abogado del acusado
así como de jueces, fiscales y policías sobre la concepción de la conducta de
la mujer como agente facilitador o justificativo de la violación sexual.

2. Los costos después del proceso judicial

El objetivo del proceso penal es hallar responsabilidad en los sujetos acusados de


la comisión de un delito y aplicarles la sanción correspondiente. En los procesos por
violación sexual cabe además la figura de la reparación civil cuyo fin es el de reparar los
daños y prejuicios sobre la agraviada por los hechos ocurridos.

Esta visión principista de un proceso judicial penal esconde que, después de la sen-
tencia y la reparación, las secuelas de la violación sexual en la mujer agraviada continúan
y es difícil que incluso un muy buen sistema de justicia elimine esas secuelas.

A lo largo del proceso judicial se da una serie de eventos, actos o simbolismos que
continuamente revictimizan a la mujer. Abogados, policías, fiscales, jueces y el mismo
sistema legal son los causantes. Asimismo, la insuficiente presencia del Estado brindando
redes de apoyo a estas mujeres son fallas adicionales del sistema.

Es difícil referirse íntegramente al acceso a la justicia si luego de la sentencia la


agraviada no es capaz de reintegrarse a sus ambientes familiares, amicales, laborales u
otros. Las secuelas psicológicas sobre la mujer violada sexualmente son lamentablemente
esperables. Forman parte del proceso post traumático de la mujer en su esfera personal
e incluso en su entorno (redes familiares, reinserción en sus círculos habituales, etc.).

De una u otra forma, estas condiciones constituyen costos que la mujer debe
enfrentar ex post al proceso penal de violación sexual. Hemos resumido la presencia de tales
costos en dos puntos a continuación desarrollados: (i) costos derivados de deficiencias en el
funcionamiento del sistema de justicia y (ii) costos en las esferas personal e interpersonal.

99. Llaja, Jeannette. «La situación de las mujeres al interior de la administración peruana de justicia: Un diagnóstico preliminar». En Para una justicia
diferente. Temas para la reforma judicial desde y para las mujeres. Lima, DEMUS, 2007, p. 75-76.

100. DEMUS. Informe Perú. Diagnóstico de la Situación de las Mujeres al Interior de los Sistemas de Administración de Justicia, las Nociones Jurídicas y
las percepciones Culturales. Lima, 2007, p. 53.

191
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Ilustración 20
Costos de acceso a la justicia después del proceso judicial

Elaboración propia.

2.1. Costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia

El sistema de justicia debería tratar de asegurar una transición menos


traumática para la agraviada luego del fin del proceso, bajo el objetivo de una
justicia que refleje equidad y solidaridad. A la luz de lo investigado, ese rol tiene
marcados inconvenientes que impiden su logro y que son causantes de costos en
el acceso a la justicia.

Podemos decir que estas barreras son más de orden social y están resumidas
en dos aspectos: (i) costos derivados de la mala experiencia con el sistema de
justicia (revictimización) y (ii) costos derivados de la escasa presencia de servicios
de apoyo a la mujer, cada uno a continuación desarrollado.

2.1.1.
Costos derivados de la mala experiencia con el sistema de justicia
(revictimización)

La revictimización en los procesos judiciales de violencia sexual es


entendida como las acciones por medio de las cuales la persona agraviada es
confrontada a situaciones indeseables y/o de utilidad menor para el proceso
judicial por parte de policías, fiscales o jueces, causándo a la agraviada
incomodidad, fastidio, rechazo u otras respuestas negativas.

Más allá de representar acciones intencionadas, la revictimización


responde a diversos factores. Entre ellos tenemos a los malos hábitos de
comprensión de la problemática en el juzgamiento, la desconfianza sobre la
investigación previa, una actitud que busca un nivel de confianza exagerado
para establecer la condena, la aplicación poco reflexiva de modelos de
intervención en lo penal, la equiparación del trato entre mayores y menores
de edad agraviadas sin considerar la lógica constitutiva del niño como sujeto,
entre otros.

La revictimización ocasiona para la agraviada una mala experiencia con


el sistema de justicia, creando en ese espacio una serie de inconvenientes
192
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

en su persona. Hemos considerado tales inconvenientes como costos


no económicos de realización invisible o potencial habida cuenta que
representan consecuencias producidas desde el sistema de justicia y sus
actores, y merman la estabilidad de la agraviada. Además, se ha optado por
circunscribir los costos de la revictimización al periodo posterior al proceso
judicial basándonos en el supuesto que sus consecuencias no se restringen
temporalmente a la etapa judicial sino que, más bien, tienen una fuerza
temporal capaz de expresarse por un buen tiempo luego de la sentencia.

Las distintas fuentes recogidas han podido identificar siete puntos de


revictimización de la agraviada durante el proceso judicial de violencia sexual.
Ello no quiere decir, sin embargo, que estos siete puntos se den en todos los
procesos judiciales ni tampoco que sean causados por todos los actores del
sistema de justicia. Simplemente se trata de una revisión de los puntos donde, en
uno u otro caso, se han registrado ciertas acciones reiteradas bajo el concepto de
la revictimización, varios de ellos ya desarrollados anteriormente. A continuación
son presentados bajo el orden en que suelen aparecer en el proceso.

Ilustración 21
Siente puntos de revictimización de las
agraviadas en los procesos de violencia sexual

Elaboración propia.

El primero está referido a los malos tratos que sufre la agraviada al


interponer la denuncia en la comisaría, tratos que podrían llegar hasta la
discriminación por el hecho de ser mujer y, en ciertos casos, también la
discriminación por venir del campo.

La reserva de la identidad de los menores de edad que sufrieron


violación debe ser mantenida durante todo el proceso. Se debe evitar toda
referencia a sus nombres, direcciones e incluso los nombres de los padres
en el expediente. Su cumplimento nunca fue total en las zonas de estudio,
193
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

lo cual conlleva a identificar esta mala práctica como un segundo punto de


revictimización. En Apurímac la reserva de identidad se incumplió largamente
(86.7%) en tanto en Cajamarca la cifra fue bastante menor (18.8%), lo que
estaría explicado por la fuerza de las prácticas locales y no nacionales para la
ejecución del trabajo judicial.

Las deficientes condiciones de privacidad y comodidad de los ambientes


para la recepción de las denuncias y la toma de manifestaciones en las
comisarías así como para la realización de los exámenes médicos ginecológicos
sobre todo en los establecimientos que no pertenecen al Instituto de Medicina
Legal, constituyen el tercer punto de revictimización.

La realización del examen médico ginecológico es un episodio de bastante


incomodidad para la agraviada. Su reiteración puede provocar reacciones
similares o incluso mayores. Por ello, el cuarto punto de revictimización
identificado está en la reiteración del examen médico ginecológico. En
Cajamarca no se registró ningún caso en tanto que en Apurímac se dio en un
46.6% de ellos (57.1% de las veces solicitado por la defensa del inculpado y un
42.9% por la misma parte agraviada). Cuatro de estos casos correspondieron
a menores de edad, para quienes la norma contempla la reiteración del
examen sólo en los casos de extrema necesidad.

La toma reiterativa de declaraciones preventivas (manifestación de la


agraviada) recoge el quinto punto de revictimización. En ambas regiones
estudiadas la tasa de agraviadas con más de una manifestación fue bastante
alta (Apurímac 80.0%, Cajamarca 93.8%). Por sí misma, una nueva
declaración no es perjudicial pues su utilidad puede ser vital para el proceso.
Es contraproducente cuando su objetivo no responde a llenar el vacío de
información del caso sino a la desconfianza de los jueces sobre lo recogido o a
la búsqueda de una certitud muy alta para que el juez forme su convicción. Un
mejor trabajo policial en la primera manifestación podría reducir la incidencia
de esta forma de revictimización.

Dentro de la toma de las declaraciones preventivas se halló un punto


de revictimización adicional. Se trata de las preguntas con carga sexista
formuladas por parte de policías y jueces (vida o pasado sexual, reacción
durante la violación, tipo de ropa que llevaba puesta durante la violación y
posibilidad de matrimonio o perdón). La vinculación de estas preguntas con
la correcta construcción del caso es nula y exteriorizan visiones de género
tradicionales traducidas en preguntas que filtran prejuicios que reducen la
calidad de la mujer como sujeto de derechos.

Finalmente, el séptimo punto de revictimización está en la recurrencia a


la diligencia de confrontación o careo entre la agraviada y el agresor (reservada
por norma únicamente para a aclarar las discrepancias entre ambas versiones
cuando no hay otra forma posible). Bajo la presencia de ambas partes, la
194
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

diligencia consta de la lectura de las declaraciones de ambos, para luego


confrontar discrepancias existentes sobre la base de la dirección del juez
y con la presencia del fiscal. Huelga decir que la confrontación resulta un
momento bastante duro para la agraviada en tanto enfrenta directamente a
quien supuestamente abusó sexualmente de ella.

En Apurímac no se registró caso alguno de diligencias de confrontación o


careo, pero sí en Cajamarca tanto durante la investigación preliminar (18.8%,
3 casos) como en la etapa judicial (31.3%, 5 casos). Lo más grave es que 2
de los 3 casos de la primera etapa y 4 de los 5 de la segunda hacen alusión
a juzgamiento de menores de edad, los que justamente están protegidos por
la ley para evitar estos espacios donde, por su estructura de personalidad
aún sin formarse definitivamente, los efectos de la confrontación o el careo
pueden ser más perjudiciales.

En suma, los siete puntos de revictimización reflejan un conjunto de


actitudes poco razonadas, malas prácticas y prejuicios que se trasladan al
acontecer de la investigación y al juzgamiento, y que crónicamente arremeten
contra la agraviada bajo una forma de violencia de género desde el propio
aparato de justicia. En algunos casos, los puntos de revictimización parecen de
fácil tratamiento pues se trata de procedimientos realizados sin mucha reflexión
sobre sus efectos. Otros, en cambio, ofrecen un panorama más complejo habida
cuenta que detrás esconden patrones de pensamiento bastante arraigados.

2.1.2. Costos derivados de la débil presencia de redes de soporte para las agraviadas

Una vez que el proceso judicial culmina, la agraviada debe enfrentar


su reinserción a su vida familiar, amical, familiar, etc. Muy probablemente
durante el proceso judicial ya haya iniciado los primeros pasos para hacerlo.
El énfasis dado en este punto busca resaltar el soporte institucional que el
Estado pone a la disposición de las agraviadas una vez que el proceso culmina
con la determinación de la responsabilidad penal del acusado.

Desafortunadamente, la red de apoyo que el Estado dispone para el


tratamiento de las personas que han pasado por episodios de violencia sexual
es débil para las necesidades de la población femenina, tanto menor como
mayor de edad, que sufrió episodios de violencia sexual. Pero no solo es eso
sino que con escasa frecuencia los jueces ordenan el tratamiento psicológico
de la víctima en sus sentencias. Igual de crítico es que los jueces tampoco se
preocupen de que los agresores sean tratados psicológicamente.

No más del 25% de las mujeres agraviadas recibieron la orden judicial


de ser tratadas psicológicamente. Esta práctica no sólo debería corregirse
sino que incluso se debería ordenar mucho antes del término del proceso con
el objetivo de fortalecer psicológicamente a la agraviada para el largo proceso
judicial que afrontará.
195
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Cuadro 47
Orden de tratamiento psicológico en la sentencia de
casos por violación sexual

Fuente: Sistematización de expedientes judiciales de violación sexual.


Elaboración propia

Las opciones para las mujeres agraviadas de Andahuaylas, Chota y


Chincheros se limitan a los servicios de los Centros de Emergencia Mujer del
MIMDES en los que pueden recibir atención psicológica de manera gratuita.
La provincia de San Marcos no cuenta con este servicio.

En Andahuaylas y en Chota se cuenta con la posibilidad de seguir


tratamiento en el mismo Instituto de Medicina Legal aunque en la práctica el
servicio no es concurrido (acarrea diversos costos de movilización) y es difícil
tener un tratamiento prolongado debido a la cantidad de personas que se
tratan ahí y a las diversas labores que realiza su personal.

En Chincheros y San Marcos, ante la ausencia del Instituto de Medicina


Legal, el tratamiento psicológico es seguido por los respectivos establecimientos
del Ministerio de Salud. En éstos también se reportan problemas de asiduidad
en las citas y cortos tiempos de tratamiento, a lo que se suma la falta de
personal especializado. Recuérdese que en San Marcos el centro de salud
se quedó sin puesto de psicólogo desde el 2008 por falta de presupuesto y
actualmente este vacío es cubierto con un estudiante de psicología bajo la
modalidad de Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (SERUMS).

Los costos en el acceso a la justicia que se generan a partir de la débil


presencia de redes de apoyo a las agraviadas son de tipo no económico
de realización potencial o invisible. Afectan directamente el propio
desenvolvimiento de la agraviada y su conducta en sus entornos personal,
familiar, amical, laboral, etc.
196
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La imposibilidad de remontar psicológicamente el episodio de la violencia


sexual hasta un nivel llevadero también podría potencialmente afectar la
capacidad de generación de ingresos de la mujer si no logra estabilizarse
emocionalmente y adaptarse o regresar al ritmo laboral. Por estas razones, sería
interesante que el Estado forme una instancia multisectorial y multidisciplinaria
bajo la forma de red pública o públicoprivada para brindar este soporte.

2.2. Costos en las esferas personal e interpersonal

A continuación se presentarán los costos en lo intrapersonal y en las redes


familiares de la agraviada, armados en función de la información recabada en
las entrevistas a los operadores de justicia así como a abogados y a agraviadas.
La intención es simplemente retratar algunas características básicas que están
lejanas de ser una evaluación psicológica del impacto del proceso judicial.

Es importante remarcar un punto adicional. Los costos en las esferas personal


e intrapersonal no buscan abordar las secuelas de la violación (autovaloración,
autoestima, eficacia, ansiedad, depresión, miedo, angustia, etc.) sino identificar lo
que el paso por la justicia deja en la agraviada. Los costos han sido divididos en
dos aspectos: (i) costos en la esfera personal y (ii) costos en el capital social.

2.2.1. Costos en la esfera personal

Los actores entrevistados coinciden en que es usual observar que


las mujeres vean mermada su autovaloración y la confianza en sí mismas
como producto de la violación y de su paso por el proceso judicial. Se hace
referencia a la salud mental de las agraviadas y las consecuencias que ello
pueda ocasionar sobre su salud física. Hay que ser claros en señalar que el
principal causante de esas secuelas no es la Policía, ni la Fiscalía ni el Poder
Judicial. Los propios hechos de la violación sexual afectan estas variables y
sin duda alguna en una proporción mucho mayor que las disfuncionalidades
del sistema de justicia.

Sin embargo, aunque no como principal causante, el propio sistema de


justicia contribuye con la aparición de costos en la esfera personal. Los puntos
de revictimización de la agraviada y algunos otros factores externos (escaso
apoyo o suspicacias de la familia, por ejemplo) afianzarían las afectaciones ya
generadas sobre todo porque vienen de un aparato institucional creado para
proteger los derechos e intereses de las mujeres agraviadas.

El resultado probable es que la mujer, a la luz de los costos en la esfera


personal, tenga mayores dificultades para reinsertarse en su vida cotidiana
e intentar regresar con normalidad a sus actividades. Con justa razón una
agraviada calificó como traumático su paso por toda esta etapa judicial para
luego señalar que lo más ha cambiado en ella es que se ahora se siente
«atemorizada al qué decir de la gente».

197
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

2.2.2. Costos en el capital social

El extracto de la declaración de la agraviada que se acaba de presentar


ilustra la proyección de la reinserción de la agraviada en su vida social y los
efectos en el capital social. Por éste, se entiende al conjunto de instituciones,
normas y redes dirigidas hacia la cooperación social.

Los casos de violación sexual son situaciones límite que introducen


desbalances en las relaciones de familia y que pueden afectar la estabilidad
emocional de sus miembros e incluso generar desuniones cuando la violación
se dio dentro del entorno familiar. La agraviada se puede llegar a sentir como
ese factor irruptor familiar pese a que en el fondo el agresor, parte de la
familia, cumpla una condena por su probada culpabilidad.

Fuera del ámbito familiar, los tejidos sociales también pueden cerrarse
frente a la agraviada como si fuera ésta quien hubiera roto un equilibrio en la
sociedad o comunidad. Así lo confirma un fiscal de Andahuaylas al apuntar que
a las mujeres que sufrieron violación sexual «las toman menos en cuenta en
las asambleas [de las comunidades]» como si haber pasado por estos hechos
le restara su valor de opinión y sus derechos de participación y expresión. El
regreso al colegio también posee otro tipo de riesgos sobre todo si la agraviada
salió embarazada producto de la violación. Una abogada entrevistaba señaló
que en estos casos se instala un sentimiento de discriminación que reprime
la necesidad de continuar los estudios.

En resumen, una serie de afectaciones que, mezcladas con las propias


secuelas de los hechos de violación, afecta la capacidad de la agraviada de
desarrollar su vida libre de prejuicios y ejercer sus derechos con plenitud. Es
responsabilidad del Estado poner atención a estos costos y a cada uno de los
otros generados alrededor de los procesos judiciales de violación sexual.

Una mejor justicia pasa no solo por mejoras legales o procesales sino por
un reconocimiento pleno de los derechos de quienes acuden a los tribunales,
mujeres y hombres, y una mejor formación y preparación de quienes están
encargados de tramitar los conflictos.

198
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

CONCLUSIONES

1. Los procesos judiciales de alimentos y violencia sexual implican que la mujer


rural deba asumir ciertos costos para poder representar sus derechos (abogados,
transporte, tràmites etc.). No obstante, esos no son las únicas barreras o gastos
ligados al acceso a la justicia. Estos mismos procesos, como muchos otros donde
participa la mujer, dan lugar a espacios de interacciones interpersonales (jueces,
fiscales, policías, abogados, partes) o estructurales que determinan la aparición
de determinadas situaciones al parecer inertes, dificultades o inconvenientes para
el normal desarrollo de los procesos. Los costos, sea como barreras de acceso
económicas, sociales, culturales, de género u otras vinculadas al acceso a la justicia,
toman forma en tales espacios.

2. La organización de los costos del acceso a la justicia parte de la concepción global


de las barreras económicas, geográficas, sociales, culturales, lingüísticas, de género
u otras que comúnmente se manejan. A partir de ello, se ha visto por conveniente
construir una clasificación de costos que permite distinguir su presencia en el
tiempo (antes, durante o después del proceso judicial) y a partir de ello identificar
los espacios de interacción donde los costos se originan o desenvuelven (costos
derivados del sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial; costos derivados
de deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia; costos derivados del
funcionamiento del mercado de servicios legales y de la actuación de los abogados;
y costos derivados de afectaciones en las esferas personal e interpersonal).

Por último, cuando hacemos referencia a «costos» entendemos a los desembolsos


monetarios, los costos o pérdidas traducibles directa o indirectamente en términos
económicos, así como otros costos de corte psicológico, u de otra índole en el marco
del objetivo de alcanzar justicia.

3. Si cabe una conclusión común a partir de los resultados obtenidos en los procesos
de alimentos y violencia sexual es que, al contrario de la ruta marcada por los
elevados índices de ruralidad en las provincias estudiadas, sobre todo en Chincheros
y San Marcos, son pocos los expedientes que vienen de estas zonas. Se debe
entender, entonces, que la población rural canaliza este tipo de conflictos a través
de otros medios (rondas campesinas, autoridades comunales u otros) sea porque
les resultan más económicos o accesibles o bien nunca se denuncian. En suma, es
una pista para concluir que hay una justicia diferenciada, entre otros factores, por
sus costos y la capacidad de acceso de la población. En cualquiera de estos casos
vale preguntarse sobre los costos y barreras en el acceso a la justicia en estos casos.
Es decir, analizar si se procesa el delito de la forma adecuada (tiempos, efectividad,
respeto de derechos, penas proporcionales, etc.) o, en el otro caso, investigar las
razones detrás de ello (prácticas culturales que subordinan a la mujer, sociedades
que relativizan los hechos, etc.).

199
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

SOBRE LOS PROCESOS DE ALIMENTOS

4. Las demandas por alimentos son más que estrictamente un capítulo judicial. Se
desenvuelven dentro de una compleja interrelación de variables del contexto social
en vinculación con el acceso a la justicia. La visón de género tradicional, para ilustrar
en pocas palabras la posición subordinada que sufre la mujer en muchos ámbitos,
es una de ellas, ya que rodea a la familia, a la sociedad y, como tal, también a los
jueces y abogados que acompañan los procesos judiciales y que, de una u otra
forma, trasladan estereotipos, prejuicios o favoritismos inconscientes en el normal
desarrollo del proceso, incluso cuando su intención sea velar por los derechos
de la mujer. Igualmente, la insuficiente difusión de derechos forma parte de ese
contexto social como una barrera adicional del acceso a la justicia, mezclada con
bajos niveles de educación y escasas oportunidades de desarrollo, sobre todo en
zonas rurales como en las provincias de Apurímac y Cajamarca analizadas. Por
último, la demanda por justicia no atendida cierra el contexto social básico de los
casos de alimentos, sustentado en parte por los dos factores anteriores.

5. El perfil promedio de la demandante por alimentos muestra a una mujer de


aproximadamente unos 30 años (algo mayor en Chota y San Marcos), mayormente
con no más estudios que los secundarios, cuya principal ocupación es la de ama de
casa. Mayormente, el niño para el que solicita alimentos es su hijo único. Sorprende
que para muchas de ellas, la relación con el demandado haya tenido episodios de
violencia psicológica (entre 22.6% en Chota y 89.2% en Andahuaylas), física (entre
32.3% en Chota y 81% en Andahuaylas) e incluso sexual (sólo 31.3% en Andahuaylas),
lo que es muestra clara de que la demanda por alimentos es más que la búsqueda
de un reconocimiento del derecho a pensión sino una forma de desvinculación de
un pasado tormentoso y casi siempre oculto para los jueces y la sociedad.

6. Las demandas y sus resultados, como documentos que resumen parte de la intención
de la mujer demandante por alimentos, ofrecen algunas características básicas
cuya revisión es interesante como punto de referencia.

En rara ocasión las demandas han sido formuladas empleando el formato de


demanda por alimentos del Poder Judicial que permite prescindir del abogado para
el inicio de este proceso (entre 0% en Andahuaylas y Chota y 4.5% en Chincheros).
Una serie de problemas vinculados a su difusión y comprensión lo explican.

La pensión puede ser solicitada como monto fijo o como porcentaje de los ingresos
del demandado, siendo la primera modalidad la opción casi siempre elegida con
excepción de Chincheros (entre 9.1% en Chincheros y 92.6 en San Marcos). Bajo
esta modalidad, el promedio de pensión solicitado varió entre 275 nuevos soles para
Chincheros y 502 para Andahuaylas. Bajo la otra modalidad, la pensión solicitada
se movió entre 44% en Chota y 60% (máximo legal) en San Marcos.

Grosso modo, 1 de cada 3 demandas resulta favorable a la demandante pero con una
pensión promedio obtenida bastante menor a la que solicitó (entre 118 nuevos soles

200
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

en San Marcos y 340 en Chincheros; y 14% en San Marcos y 32% en Chincheros) que
difícilmente cubre apropiadamente las necesidad del niño y/o la madre. La ejecución
de la pensión es otro problema pues luego de varios meses de proceso, superando
largamente el máximo legal de 25 días (entre 3 meses y 23 días en Chincheros hasta
7 meses y 23 días en Chota), las pensiones tienen un bajo nivel de ejecución (se
registró que siempre se pagó la pensión entre un 0% en San Marcos y un 24% en
Andahuaylas). Si es así, es imposible hablar de un verdadero acceso a la justicia.

7. Pese a que el acceso a la justicia en los casos por alimentos parecería empezar al
interponer la demanda judicial, la realidad muestra que antes de ello ya hay rastros
de costos que la mujer ha debido afrontar. Básicamente son de dos tipos. En primer
lugar están los costos de otros procesos judiciales iniciados contra el demandado,
lo que pueden incluir procesos de filiación pero no se hallaron rastros de éste en el
trabajo de campo (sólo algunas denuncias previas por violencia familiar en Andahua-
ylas). Además, también deben incluirse los casos en que previamente se fijó pensión
con alguna autoridad pero esta finalmente no se cumplió y obligó a la demandada a
finalmente acudir al Poder Judicial (se detectó casos de pensiones de hasta 5 nuevos
soles fijadas en la DEMUNA, lo que sería pista que el incumplimiento de la pensión
no es de naturaleza económica sino actitudinal). Los casos registrados son pocos
(entre 0% en Chincheros y 34.8% en Andahuaylas) pero igual considerables dado el
nivel socioeconómico de las demandantes por alimentos en las zonas de estudio.

8. Durante el proceso judicial, se ha podido distinguir tres espacios donde aparecen


diversas barreras económicas, geográficas, sociales, culturales lingüísticas y de
género que finalmente desencadenan en la aparición de costos para la mujer de-
mandante por alimentos. Estos espacios están en (i) los costos de sostenimiento
y acompañamiento del proceso judicial, (ii) los costos derivados de deficiencias en
el funcionamiento del sistema de justicia y (iii) los costos derivados del mercado
de servicios legales y de la actuación de sus actores.

Dentro del primer espacio, aparecen dos costos con naturaleza de realización eco-
nómica directa, es decir, implican un desembolso «consciente» de la demandada,
más un tercero de tipo económico de realización indirecta. El primero de ellos es el
pago por los honorarios del abogado, casi siempre realizado al final del caso (entre
76 nuevos soles en Chota y 152 en Chincheros). Luego, en segundo lugar, está el
gasto efectuado por transportes, trámites y tareas menores durante el proceso
(entre 9 nuevos soles en Chota y 111 en San Marcos). Por último, el tercer costo se
vincula con el tiempo de exceso que tomó el proceso judicial, cuyo impacto variaría
entre 47 nuevos soles en Chota y 74 en Andahuaylas.

Las deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia producen otra serie


de costos que no implicarán a la demandante desembolsar dinero sino perderlo en
el tiempo (realización económica indirecta). Tres son las fuentes de estos costos.

La primera se deriva del escaso uso del formato de demanda por alimentos, ya que si
este fuera conocido las demandantes podrían haber ahorrado entre 25 nuevos soles

201
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

en Chota y 51 en Chincheros al contratar al abogado sólo para presentar la demanda.


Incluso entre quienes sí usan el formato, se crean otras dificultades resumidas en
su difícil comprensión, la debilidad en la defensa por ya no contar con abogado y
las consecuencias de esto último sobre el monto de pensión. La segunda fuente de
costos está en la escasa efectividad de la asignación anticipada (especie de pensión
adelantada desde el inicio del proceso), la cual puede servir para financiar el proceso
pero finalmente pierde su utilidad pues los demandados casi nunca la pagan. En
tercer lugar, también se generan costos cuando la pensión es fijada por conciliación
judicial dependiendo de si la demandante cuenta o no con abogado.

El tercer espacio para la aparición de costos yace sobre el mercado de servicios


legales y de la actuación de sus actores. Cinco puntos son los que resaltan acá
como generadores de barreras para el acceso a la justicia.

En primer lugar están los costos derivados de la duración del proceso como producto
del dinamismo pasivo de la defensa de la demandante (entre 21 nuevos soles en
Chota y 43 en Chincheros). En segundo lugar, como se hizo referencia, la presencia
o ausencia del abogado durante las audiencias únicas (donde se concilia) trae un
efecto en el monto finalmente obtenido por la demandante. En este caso, el costo
puede equivaler a una pensión 21% menor en Apurímac y 38% menor en Cajamarca.
La diferencia entre la efectividad de la defensa legal privada y de oficio (calculada
como la diferencia del monto de pensión que obtiene cada tipo de abogado)
es un tercer costo a considerar que perjudica a quienes, por falta de recursos,
acceden solo a un abogado de oficio. Este costo se extiende a lo largo de un buen
tiempo (hasta que el derecho a pensión se extinga) por lo cual su cuantificación es
bastante alta (2,496 nuevos soles para Andahuaylas y 4,991 para Cajamarca). Aún
así, el no tener la posibilidad de contar con un abogado de oficio, como sucede
en Chincheros y San Marcos, es también un costo que equivale a los honorarios
de los abogados privados. Finalmente, el último costo del mercado de abogados
es de tipo no económico de realización potencial o invisible y radica en la escasa
posibilidad que tienen las demandantes para contratar abogadas, entendiendo que
ello podría ayudar a una mayor empatía y a disminuir algunas barreras de género
en el acceso a la justicia.

9. La obtención de una sentencia favorable para la demandante, tal como sucede


grosso modo en 1 de cada 3 casos en las provincias estudiadas, debería ser signo
del reconocimiento y futuro cumplimiento de su derecho a pensión. No obstante,
tanto (i) el funcionamiento del mercado de servicios legales y la actuación de los
abogados como (ii) la esfera personal, son espacios donde aparecen diversos costos.

Dentro de ese primer espacio, el bajo nivel de ejecución de sentencias, es decir, del
pago de pensiones que se ha registrado es un primer gran inconveniente que obliga
a la mujer a desplegar una serie de medios para procurar el pago de la pensión por
parte del demandado. Asumiendo que los medios en lo informal (tratativas con el
demandado) y medios en lo formal (recurrencia a autoridades u otras instituciones
distintas al Poder Judicial) tienen un costo marginal, todavía quedan todos esos otros

202
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

medios en lo judicial que la mujer llevó a cabo, como son los escritos y gestiones con
el mismo juzgado a través de su abogado o por su propia cuenta (aproximadamente
15 nuevos soles) y el inicio del proceso penal por omisión a la asistencia familiar
(los pocos datos recogidos al respecto son muy dispersos y muestran gastos de
30 y 500 nuevos soles). Un segundo costo, no económico, dentro de este espacio
es el que deriva de la mala experiencia con el sistema de justicia y que se resume
en cuántas de las demandantes no volverían a iniciar un proceso de alimentos aún
cuando lo requieran (entre 28.6% en San Marcos y 100% en Chincheros), quedando
claro cómo el propio Poder Judicial aleja a las mujeres de su jurisdicción y las pone
en una situación de mayor vulnerabilidad.

Por último dentro del espacio de la esfera personal, resalta lo siguiente. Un pri-
mer costo, de naturaleza no económica recoge muchas de las barreras sociales,
culturales y de género que se presentan en los procesos de alimentos generados
por actos directos, evidentes, latentes o inconscientes cargados de discriminación,
prejuicios y hasta violencia tanto por parte del demandado, de su abogado, como de
los propios operadores judiciales e incluso de la ley. Por ejemplo, el demandado y/o
su abogado ejercen una violencia desafiante y trasgresora bien clara en las contes-
taciones de las demandas. Asimismo, presencia de amenazas o intimidaciones por
parte del demandado hacia la demandada también forma parte de estas acciones
(entre 23.0% en Andahuaylas y 67.7% en Chota). Al contrario de lo que se pensaba,
el grupo de mujeres que autoreporta menores niveles de confianza y autoestima
no es alto (entre 0% en Chincheros y San Marcos y 21% en Andahuaylas), siendo
particular que otro buen porcentaje manifieste lo contrario, lo que sería evidencia
de un empoderamiento luego del proceso judicial.

SOBRE LOS PROCESOS DE VIOLACION SEXUAL

10. Los hechos de violación sexual contra la mujer se desarrollan sobre un contexto
social complejo que, de una u otra forma, lo provoca, condiciona, esconde o hasta
tolera. Tres aspectos sobresalen en ese contexto: El primero, es la visión de género
tradicional que recoge una serie de posiciones, estereotipos y prejuicios contra la
mujer, presente no solo en el ciudadano promedio sino también en los policías,
jueces, fiscales y abogados que ven estos delitos. El insuficiente conocimiento de
derechos y su vinculación con bajos niveles de educación y pobreza, es el segundo
aspecto dentro de este contexto. El último aspecto, guarda relación con la deman-
da de justicia no atendida, la cual se estima sería importante no solo por los dos
otros aspectos mencionados, sino también por la insuficiente red de apoyo para
las agraviadas por violencia sexual, relativismos culturales, etc.

11. El perfil de la mujer agraviada por violencia sexual en Apurímac y, al parecer, tam-
bién en Cajamarca, corresponde mayoritariamente al de menores de edad aún con
estudios escolares en marcha, lo que refleja la posición de autoridad o dominio que
buscan ejercer los violadores sobre personas más vulnerables. Un aspecto que sí
marcó grandes diferencias entre las dos regiones estudiadas es que en Apurímac

203
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

básicamente se trata de delitos cometidos por conocidos (parejas 40%, amigos


13.3%) en tanto que en Cajamarca por desconocidos (62.5%).

12. En contraposición, el perfil del violador (sin considerar sus rasgos psicológicos) dista
lejos de ser aquella imagen de sujeto marginal. Casi siempre hombre (Apurímac
100.0%, Cajamarca 87.5%) y mayor de edad (Apurímac 80%, Cajamarca 92.7%),
el agresor ejercía algún tipo de actividad económica (agricultura y comercio
generalmente) y contaba mayormente con estudios secundarios. En contados casos
cometieron el delitos bajo los efectos del alcohol o drogas (Apurímac 6.7%, Cajamarca
0%) y pocos tenían antecedentes penales (Apurímac 6.7%, Cajamarca 6.3%).

13. Algunas características básicas del proceso judicial se destacan por los siguientes
aspectos. Por lo menos en Apurímac, un 40% de las denuncias son interpuestas
dentro de los 10 días de ocurridos los hechos, lo que incrementa las posibilidades
de que los resultados del examen médico ginecológico sean sólido pese a que no
sea la prueba por excelencia para la condena del acusado. En Apurímac, la situación
jurídica del acusado es mayormente la detención (53.3%) a diferencia de Cajamarca
(comparecencia, 50%). Uno u otro caso de fuga del acusado ha sido reportado, por
lo que haría falta un trabajo de revisión de la conveniencia de estas medidas para
asegurar el proceso en pleno respeto de los derechos del acusado.

La proporción de sentencias condenatorias varía de forma importante si se trata de


un caso ordinario (menores de edad) o sumario (mayores de edad) o si hablamos
de Apurímac o Cajamarca (entre un 27.3% y un 75%), y criticar estas cifras implica
un análisis caso por caso. La fijación de penas suspendidas también tiene presencia
(Apurímac 100%, Cajamarca 27.3%). Resultó interesante encontrar que la pena
solicitada por los fiscales es por lo general bastante mayor a la que finalmente impone
el juez, (el fiscal suele pedir el doble o más de lo que aplica el juez), a veces el doble
o más que eso), pese a lo cual las apelaciones de la Fiscalía son mínimas (Apurímac
13.4%, Cajamarca 0%). El promedio de reparación civil ordenada fue bastante bajo,
1.579 nuevos soles, si consideramos la gravedad de los hechos juzgados.

Finalmente, la duración de los procesos judiciales casi siempre fue mayor al año.
En los procesos ordinarios, la duración efectiva (Apurímac 14 meses y 24 días,
Cajamarca 12 meses y 24 días) fue menor o casi igual al límite legal (14 meses
y 10 días), pero este umbral se muestra a todas luces irrazonablemente elevado
teniendo en cuenta que norma casos de violación sexual de menores de edad. Con
respecto a los procesos ordinarios, donde el plazo legal de su duración es menor (7
meses y 28 días), ni en Cajamarca ni en Apurímac el promedio pudo estar dentro
de éste (9 meses y 18 días, y 16 meses y 27 días, respectivamente).

14. A partir de las fuentes revisadas y consultadas, no se identificaron costos anteriores


a la entrada del caso al sistema judicial. La única pista está sobre los casos que
se callan y nunca son denunciados, los que verdaderamente constituyen un costo
inmenso para la mujer y para la sociedad en su conjunto.

204
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

15. Los costos del acceso a la justicia para las mujeres agraviadas en los procesos de
violencia sexual en Apurímac y Cajamarca guardan una limitada relación con lo
económico. Mayormente, los costos identificados son, por decirlo de alguna forma,
cualitativos y pesan finalmente sobre el estado psicológico de la agraviada y su
entorno. No obstante, es altamente posible que en el mediano o largo plazo esos
costos no económicos se traduzcan en dificultades para reintegrarse y desenvolverse
en la vida laboral, trayendo consigo, ahora sí, un efecto en la generación de ingresos
de la agraviada.

16. Durante el proceso judicial se identificaron tres espacios donde los costos hacen
su aparición para la agraviada: (i) costos de sostenimiento y acompañamiento
del proceso judicial, (ii) costos derivados de deficiencias en el funcionamiento del
sistema de justicia y (iii) costos derivados del mercado de servicios legales y de la
actuación de sus actores.

17. Los costos de sostenimiento y acompañamiento del proceso judicial son los únicos
que contienen algunos costos económicos. El gasto que deberá realizar la agravia-
da variaría entre los 400 y 535 nuevos soles, repartidos entre lo que se le paga al
abogado (gira entre 300 y 400 nuevos soles, quien sería contratado para fortalecer
la defensa dado que su participación no es obligatoria en tanto es el fiscal el titu-
lar de la acción penal) y el gasto en transporte, trámites y gastos conexos, como
alimentación durante todo el proceso.

18. Los costos que provienen de las deficiencias en el funcionamiento del sistema de
justicia se explayan a lo largo de todo el proceso judicial y, en general, contribuyen a
la debilidad de la acusación, al apañamiento del factor cultural, a la revictimización
de la agraviada y a cierto grado de impunidad.

Los primeros costos aparecen en el primer contacto de la agraviada con el sistema


de justicia, es decir, al presentar la denuncia en las comisarías. La formación del
personal policial (falta de especialización, casi nula presencia de mujeres policías,
visión legalista del problema, etc.) así como sus actitudes (machismo, discrimina-
ción a la mujer y a la mujer rural) y la condiciones logísticas del trabajo policial
(ambiente poco privados y adecuados) reportan problemas importantes.

Un segundo costo importante aparece en cómo el sistema de justicia procesa las


barreras culturales del acceso a la justicia, sobre todo en Apurímac por la presen-
cia del quechua. Los expedientes judiciales invisibilizan la cosmovisión andina. En
ningún expediente consta que la agraviada se haya expresado en quechua o haya
querido hacerlo por comodidad o simple preferencia. En ningún caso, además, se
registró la participación de intérpretes. Cuando la necesidad lo apremia, es el mis-
mo personal policial, fiscal o policial quien funge de intérpretes no oficiales pero
su labor puede filtrar las declaraciones de la víctima en razón de su visión legalista
de la justicia, su condición de juez y parte, su carencia de visión antropológica de
la expresión quechua, su concepción de género, etc.

205
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

La actuación probatoria da lugar a un tercer espacio donde los costos del acceso
a la justicia se hacen presentes y repercuten a manera de costos no económicos
en la solidez de la acusación, la revictimización de la agraviada y en la apertura de
fisuras para atenuar la condena.

La primera deficiencia de la actuación probatoria está en la imagen de la mujer


en los operadores que da paso, por ejemplo, al cuestionamiento de su conducta
durante las declaraciones ante la Policía o el juez (indagación sobre su pasado se-
xual, reacción durante la violación, tipo de ropa que llevaba puesta y posibilidad de
matrimonio o perdón al acusado). Las insuficientes capacidades técnicas y logísticas
de los diversos operadores para la investigación se suman a las dificultades de las
acciones probatorias. El Instituto de Medicina Legal también acusa deficiencias que
comprometen o debilitan la etapa probatoria, expresadas en la falta de material para
realización de algunas pruebas, las críticas de los jueces al contenido altamente
técnico de sus informes, la poca utilidad del examen psicológico según los jueces
y ambientes poco adecuados para la realización de los exámenes. Finalmente,
cuando esta institución no tiene presencia en alguna zona, como en Chincheros
y San Marcos, son los establecimientos de salud públicos o privados quienes lo
reemplazan. Los públicos son los recurridos en estas provincias y su trabajo está
rodeado de poca especialización y escasez de personal y ambientes inadecuados
para la realización de los exámenes, lo que en ocasiones obliga a realizar nueva-
mente estas pruebas.

El funcionamiento del sistema de justicia produce un cuarto costo vinculado a los


«atenuantes» no contemplados en el Código Penal para la determinación de la pena.
Algunos ejemplos son el haber formado pareja entre agraviada y agresor (Apurímac
33.3%, Cajamarca 18.8%) y la falta de resistencia impuesta por la agraviada durante
la violación (Apurímac 13.3% y Cajamarca 6.3%). Un tercer factor recurrido como
«atenuante» es la explicación del delito como «prácticas culturales en el campo»
presente sobre todo en las sentencias de Apurímac (20%) por su cultura quechuaha-
blante. No obstante, su aplicación dista de lo que debería ser el error de compresión
culturalmente condicionado (artículo 15 del Código Penal) pues no sigue ninguna de
las líneas de la Corte Suprema y, más bien, se guía de una impresión reduccionista
del hombre rural (construida sobre características básicas de ocupación, vestimenta,
idioma, etc.) y la comprensión de los marcos sociales y culturales.

El insuficiente monto otorgado como reparación civil (promedio de 1,579 nuevos


soles) y el tiempo de exceso transcurrido en el proceso judicial, referidos anterior-
mente, terminan de configurar los otros dos costos derivados del funcionamiento
del sistema de justicia.

La estructura del mercado de abogados también facilita la formación de ciertos


costos bastante puntuales para la agraviada. En primer lugar, para los casos de
Chota y Chincheros está el hecho de no poder contar con defensa gratuita dada
la inexistencia del sistema de defensa de oficio en estas zonas. Además, aún en
Andahuaylas y Chota, donde sí existen abogados de oficio, casi siempre las agra-

206
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

viadas contrataron un abogado particular (Apurímac 75%, Cajamarca 100%). El


segundo costo se refleja en la imposibilidad material de que las agraviadas sean
defendidas por una mujer (quien le podría brindar mayor confianza y evitar puntos
de revictimización) dado que la estructura del mercado de abogado es mayormente
masculina.

19. La etapa posterior al proceso judicial la agraviada también se enfrentará a diversos


costos, todos de naturaleza no económica por lo menos directamente, derivados
de (i) las deficiencias en el funcionamiento del sistema de justicia y (ii) del impacto
en lo intrapersonal y en las redes familiares.

La existencia de los primeros deviene por la débil presencia de redes de soporte para
las agraviadas así como a la revictimización que ha sufrido a lo largo del proceso
y cuyos efectos se extienden más allá de su duración y, de forma más importante
por la mala experiencia con el sistema de justicia determinada por siete puntos de
revictimización, en mayor o menor medida presentes, en los procesos de violación
sexual: (i) los malos tratos durante la interposición de la denuncia en la comisaría,
(ii) el incumplimiento de la reserva de identidad en el expediente judicial en casos
de menores de edad (Apurímac 86.7%, Cajamarca 18.8%), (iii) las deficientes
condiciones de privacidad y comodidad en las comisarías (recojo de denuncias y
toma de manifestaciones) y en los establecimientos donde se realizan los exámenes
médico ginecológicos, (iv) la reiteración el examen médico (Apurímac 46.6%, Ca-
jamarca 0%), (v) la reiteración de la declaración de la agraviada (Apurímac 80.0%,
Cajamarca 93.8%), (vi) la carga sexista de las preguntas formuladas durante la
declaración de la agraviada por parte de policías y jueces, y (vii) la recurrencia a la
diligencia de confrontación en casos de agraviadas menores de edad (registrado
sólo en Cajamarca, 18.8% de veces en etapa de investigación preliminar y 31.3%
en etapa judicial).

Por último, la esfera personal de la agraviada es, sin duda, un ámbito donde la
afectación es particularmente especial, no solo por el hecho mismo de haber sufri-
do una violación sino porque, en menor medida, el aparato de justicia que debería
proteger todos sus derechos falla en asegurarlos (en los casos de revictimización,
por ejemplo) y porque además también se dan otros factores perturbadores pro-
venientes de los círculos de la agraviada (escaso apoyo o suspicacias de la familia,
etc.). Sobre esto último, también se abren otros costos en el capital social habida
cuenta de los desbalances familiares que introduce la violación sobre todo cuando
se dio dentro de este mismo ámbito así como del enfrentamiento de la agraviada
con los espacios donde deberá reintegrarse (escuela, trabajo, amigos, etc.).

207
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

RECOMENDACIONES

GENERALES

1. Desarrollar programas de formación en temas de género con los operadores del


sistema de justicia donde se aborde la problemática de manera general pero también
en forma específica al trabajo que realizan los policías, fiscales, jueces y abogados
en el tratamiento de los casos que afectan a los derechos de las mujeres y las ado-
lescentes, como una forma de evitar ciertos prejuicios, acciones discriminatorias
o accione que no favorezcan el juzgamiento apropiado de los casos de violencia
sexual y alimentos.

2. Deben implementarse servicios de justicia diferenciados para la atención y juzga-


miento de este tipo de procesos que brinden una protección adecuada a los derechos
de las mujeres. El Ministerio de la Mujer y Desarrollo, el MINJUS, y el Poder Judicial,
el Ministerio Público y la Policía Nacional, deben promover la implementación de
estos servicios diferenciados para las niñas, adolescentes y mujeres de los sectores
rurales.

3. Reformular los protocolos, formatos de intervención, circulares y Directivas del


sistema de Justicia que oriente el tratamiento judicial de estos problemas que se
presentan en los espacios rurales.

4. Coordinar con el Ministerio de Justicia la instalación de más defensores de oficio


en Chincheros y San Marcos, donde se ha registrado una demanda importante por
servicios legales gratuitos, en vista de la importante proporción de población con
dificultades económicas. El objetivo no es cubrir vacíos dejando a otras zonas des-
protegidas, sino optar por la contratación de mayor personal o la redistribución de
las zonas de trabajo de los abogados de oficio, hoy llamados defensores públicos.

5. Crear una base de datos regional y provincial sobre los profesionales aptos para
realizar labores de intérpretes oficiales en cualquier proceso judicial, de tal forma
que su ubicación y disponibilidad pueda ser conocida de antemano por los juzgados
que requieren sus servicios. Además, estos intérpretes también deberían ser parte
de actividades de formación sobre aspectos que les ayuden a comprender mejor
el funcionamiento legal, la cultura de las zonas y la problemática de género.

SOBRE LOS PROCESOS DE ALIMENTOS

6. Estudiar el contenido y la lógica del formato de demanda por alimentos con el fin
de convertirlo en una herramienta de fácil comprensión para cualquier persona al
margen de su nivel de educación. En esa línea, también es necesario que el Poder
Judicial reorganice su política de difusión del formato para que su uso pueda ser
208
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

promovido por otras instituciones del Estado, consultorios jurídicos, ONG, organi-
zaciones sociales de base, etc.

7. Estudiar la factibilidad de crear formatos adicionales para el proceso de alimentos


que puedan servir de sustento para el impulso y efectividad del proceso, tales como:
solicitud de declaración de rebeldía, solicitud de liquidación de devengados, solicitud
de requerimiento de pago de pensión, solicitud para remitir expediente al juzgado
penal u otras. De todas formas, se debe cuidar que el uso del formato de demanda
u otros formatos no perjudique la calidad de defensa que tenga la demandante por
alimentos compensándola con una mayor preparación de los jueces para afrontar
las audiencias donde tienen lugar las conciliaciones.

8. Revisar la política del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social que prohíbe que
las DEMUNA litiguen, dado que existen fuertes necesidades de servicios legales
gratuitos por parte de personas que no cuentan con los recursos económicos su-
ficientes, como en Chincheros y San Marcos, para contratar un abogado privado o
que, en todo caso, hacerlo le representa un esfuerzo muy importante.

9. Discutir y delinear criterios técnicos para la fijación del monto o porcentaje de


pensión de alimentos, habida cuenta que actualmente las guías carecen de referen-
cias, pudiendo representar una puerta para la fijación de pensiones que no llenen
adecuadamente las necesidades de las demandantes ni sus derechos.

10. Exhortar a los jueces a no aceptar las transacciones extrajudiciales en los procesos
de alimentos en marcha en razón a que por esta vía no se puede transar los dere-
chos de terceros y, además, porque las transacciones no ofrecen las condiciones
de igualdad en la negociación entre la demandante y el demandado.

11. Fortalecer el número y las capacidades de los defensores públicos replicando el


nivel de activismo que muestran en Andahuaylas y a la vez dotándolos de mayores
conocimientos jurídicos en forma permanente.

12. Desarrollar en los jueces mayores capacidades para llevar a cabo la conciliación
entre las partes durante el proceso judicial. En principio, casi siempre la propuesta
conciliatoria del juez falla pero además éste sería permisivo frente a pensiones al
parecer poco equitativas cuando son las partes quienes toman la posta para con-
ciliar. Con esta recomendación se contribuiría, además, a evitar que prescindir del
abogado sea un punto débil para la demandante.

13. Incentivar en los jueces una mayor actividad para procurar el pago de las pensiones,
lo que va desde la imposición de multas hasta la derivación del caso al Ministerio
Público para el inicio de un proceso penal por omisión a la asistencia familiar.

209
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

SOBRE LOS PROCESOS DE VIOLACION SEXUAL

14. Analizar la demanda de justicia de zonas rurales en casos de violencia sexual que
no viene siendo atendida por el sistema estatal y que se asume puede estar siendo
tramitada por otras vías o simplemente se queda al margen de cualquier instancia
donde pueda investigarse y sancionar este tipo de delitos. Se asume que a nivel
rural pueden existir diversos costos y barreras que complican un normal acceso a
la justicia.

15. Incidir en campañas de comunicación que pongan énfasis en la presencia de casos


de violación sexual dentro del ámbito familiar con el objetivo de desmitificar que
estos hechos son perpetrados por sujetos marginales y desconocidos, y así derribar
barreras culturales para la denuncia de estos casos.

16. Desarrollar estrategias para una mejora en las técnicas de recojo de manifestación
de la agraviada que pueden incluir desde talleres, publicaciones cortas, textos jurí-
dicos, diagnósticos, etc. con el fin que puedan ser alcanzados a los mismos opera-
dores y así mejorar la efectividad de la actividad probatoria dado que actualmente
se registra no solo una debilidad para armar el caso sino que además la toma de
manifestaciones exterioriza una serie de prejuicios contra la mujer que conducen
a su revictimización.

17. Trabajar con los magistrados sobre la posición jurídica a adoptar frente a los ate-
nuantes válidos y no válidos para las sentencias por violencia sexual, habida cuen-
ta que se dan casos que no se amparan en la normatividad legal y que terminan
favoreciendo indebidamente a los agresores y así perjudicando a las agraviadas.

18. Desarrollar técnica, normativa y jurídicamente los criterios a tener en cuenta para
la fijación de la reparación civil así como los mecanismos necesarios para que ésta
se haga efectiva, habida cuenta de la discrecionalidad que regiría actualmente.

19. Crear desde el Poder Judicial y el Ministerio Público, con apoyo del Instituto de
Medicina Legal y las Direcciones Regionales de Salud, una mayor y mejor cobertura
de servicios gratuitos de tratamiento psicológico a las agraviadas, que las atienda
incluso desde el inicio del proceso judicial, mediante las formas que se crean más
convenientes, como bien podría ser la mayor dotación de personal, mejor acondi-
cionamiento de instalaciones, asociaciones público-privadas, etc.

20. Crear espacios de discusión con los jueces penales para revisar temáticas clave
alrededor de los procesos de violación sexual, como la definición de criterios uni-
formes y apropiados para la determinación de la situación jurídica del acusado.

21. Realizar talleres a cargo de los médicos legistas del Instituto de Medicina Legal
dirigidos a los médicos de los establecimientos de salud públicos y privados (con
énfasis en los primeros) para mejorar las técnicas de revisión y diagnóstico que
éstos realizan y aplican en los exámenes médico ginecológicos y psicológico a las

210
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

agraviadas. Ello permitiría mejorar de forma notable la calidad de la prueba y con-


solidar una mejor defensa para la condena de los agresores sexuales.

22. Aunque este tipo de recomendación suele ser poco atendida, no se puede soslayar
la necesidad de que la Policía dote de una mayor cantidad de oficiales a las comi-
sarías de las zonas de Andahuaylas, Chincheros, Chota y San Marcos, y que a la
vez se haga cargo de las deficientes condiciones logísticas en las que operan sus
dependencias de forma tal que se le ofrezca a la agraviada mejores condiciones
de privacidad y comodidad para la recepción de sus denuncias.

23. Fortalecer los sistemas de justicia local a través de la implementación de mesas de


diálogo y coordinación que incorpore a los actores vinculados al acceso a la justicia
como jueces, fiscales, policías, jueces de paz, rondas campesinas, comunidades
campesinas y nativas entre otras, a fin de realizar acciones preventivas y de actua-
ción frente a situaciones de violencia familiar, abuso sexual a menores, etc.

211
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

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213
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

ANEXOS

214
Anexo 1. Formato del Poder Judicial para la presentación de demandas por alimentos
¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Anexo 2. Lista de operadores de justicia y actores entrevistados en Cajamarca,


Apurímac y Lima

Entrevistados en Cajamarca

Chota:

* David Ramírez, Juez de Paz Letrado.


* Mariela Marcelo, Jueza Civil.
* Elizabeth Fernández, Fiscal.
* Ceril Sánchez, Sub Oficial PNP Comisaría Chota, sección Violencia Familiar.
* Rogelio Dávila, Sub Oficial PNP Comisaría Chota, sección Violencia Familiar.
* Hugo Uriarte, Oficial PNP Comisaría Chota, sección de Delitos.
* Fernando Vega, Sub Oficial PNP, Comisaría Chota, sección de Apoyo al
Ministerio Público.
* Carmela Saldaña, Profesional de la DEMUNA.
* Umbertino Díaz, Abogado.

San Marcos:

* Warmi Sagástegui, Jueza de Paz Letrado.


* Juan Carlos Días, Especialista del Juzgado Mixto.
* Mayra Gonzáles, Auxiliar del Juzgado Mixto.
* Jesús Portal, Fiscal Provincial.
* Edwin Torres, Sub Oficial PNP Comisaría SanMarcos, sección Delitos.
* Jenner Fernández, Abogado de la DEMUNA.
* Luis García, Serumista encargado de atender los casos de violencia sexual.
* Agapito Pollongo, Rondas Campesinas, San Marcos.

Cajamarca:

* Fernanda Bazán, Juez Superior.


* Luis Domingo Alvarado, Fiscal Penal.
* Luis Cacho, Comandante PNP, Radio Patrulla, Abogado.
* Dora Cárdenas, Médico Legista del Instituto de Medicina Legal.
* Alex Rodríguez, Psicólogo Forense del Instituto de Medicina Legal.

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¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Entrevistados en Apurímac

Andahuaylas:

* Henry Vivanco, Juez de Familia.


* Edwin Tayro, Juez Superior.
* José Espinoza, Fiscal Adjunto Antidrogas.
* Jesús Tirado, Oficial PNP, Comisaría Andahuaylas.
* Santiago Baca, Abogado.
* Nancy Sucari, Perito del Instituto de Medicina Legal.

Chincheros:

* Sonia Ortiza, Jueza de Paz Letrado.


* Franklin Ascue, Juez Mixto.
* Rosario Cusimaita, Fiscal.
* Roxana Castro, Profesional de la DEMUNA.
* Elisa Porras, Profesional del Centro de Emergencia Mujer.
* Augusto Altamirano, Médico del Centro de Salud.
* Rildo Soria, Abogado.

Abancay:

* Reynaldo Mendoza, Juez Superior.


* Antonio Salas, Juez Superior.
* Gustavo Castro, Fiscal Penal.
* Fernando Astete, Fiscal Adjunto.

Entrevistados en Lima

* Marisol Fernández, Abogada de la PUCP.


* Tesania Velásquez, Psicóloga de la PUCP.
* Jeanine Anderson, Antropóloga de la PUCP.
* Juan Francisco Acevedo, Sociólogo.
* Juan Carlos Ruiz, Abogado del IDL.
* Christine Benoit, Abogada del IDL.

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¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

Anexo 3. Sentencia en caso de violencia sexual, modalidad de violencia de persona


en Incapacidad o Imposibilidad de resistir y Lesiones Leves.

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¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

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¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?

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Títulos Publicados por PROJUR

1. Primeras pistas, para conocer las necesidades de justicia en


el ámbito rural de Chota y San Marcos Cajamarca.
2. La justicia local en Chota y San Marcos, Cajamarca
Paula Muñoz, Ángela Acevedo
3. Justicia Ordinaria y Justicia Comunal en Andahuaylas
Apurímac
Reyder Ramírez Salazar
4. Las Rondas Campesinas de Chota y San Marcos
Ludwing Huber, Juan Carlos Guerrero
5. Justicia Comunitaria y Rondas Campesinas en el Sur Andino
César Rodríguez Aguilar
6. Diálogo y Concertación por la Justicia, Manual para el
diálogo entre el Poder Judicial y las Rondas Campesinas
7. Estado del Arte del Derecho Consuetudinario
Fernando Bazán Cerdán
8. Apurímac, El informe final de la CVR, 1980-2002
9. Entre silencios, palabras que matan y rutas truncadas.
Violencia hacia la mujer en el ámbito familiar en dos distritos
rurales de la provincia de Chota Cajamarca.
Rosa Montalvo Reinoso, Lorena Prieto Coz.
10. Re-imaginando el derecho: Visiones desde la antropología y
otras ciencias sociales 1950-2000.
Patricia Urteaga Crovetto
11. Rondando nuestra ley.
Alejandro Laos Fernández, Pastor Paredes y Edgardo
Rodríguez.
12. Cartillas Legales «Pasos urgentes para quienes buscan
justicia» / 07 temas.
13. El legado de las Rondas Campesinas de Pueblo Libre,
Moyobamba San Martín, una aproximación sociológica y
jurídica.
14. Gobiernos locales y acceso a la justicia
Moisés Palomino M.
15. Aprendamos sobre Justicia Comunal, Manual del Promotor y
Participante
Wuillie Ruiz Figueroa, Carlos Tirado Taipe
16. ¿Cuánto le cuesta la justicia a las mujeres?, Costos
económicos y no económicos del acceso a la justicia en
procesos de alimentos y violación sexual en Apurímac y
Cajamarca.
Wilson Hernández Breña.

Instituciones del Consorcio Entidad


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