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El quehacer de la administración en salud, en un contexto cambiante e

históricamente complejo, plantea unos desafíos relacionados con las


contribuciones sociales que surgen a partir del desarrollo de competencias
profesionales, las cuales deben de ser adaptadas a las condiciones del entorno.
En ese sentido, el conocimiento tiene el lugar en la formación profesional, dado
que a través de la inquietud, se traza un recorrido que nos ubica como una
persona que conoce.

Sin embargo, el conocimiento presente en la vida cotidiana de las personas, en


muchas ocasiones no es un asunto de reflexión, regularmente lo asociamos con el
aprendizaje, la apropiación de saberes previos relacionados con el sentido común
o saberes disciplinares que están amarrados a la institucionalidad. Por lo tanto, en
la formación profesional de administración salud, es fundamental desarrollar un
pensamiento crítico alrededor de la generación y apropiación del conocimiento,
con el fin de desplegar una postura investigativa que aporte a la vida social. En
ese orden, se hace necesario entender cuál ha sido la relación de la humanidad
con el conocimiento, que implicaciones tiene con la realidad y el cómo conocemos,
aspecto que tiene una estrecha relación con la epistemología y su devenir. Lo
invitamos a participar activamente en esta unidad.

T1

La vida social está enmarcada por la producción y reproducción de conocimiento


que contribuye a la idea de organización y al fortalecimiento de las disciplinas que
son sustentos teóricos de la acción profesional. En ese sentido, resulta insuficiente
para la formación profesional el apropiarse de los saberes disciplinares e
incorporarlos a la acción social, dado que, debe de existir una reflexión previa
respecto a la capacidad que tenemos los seres humanos para adquirirlo y
generarlo, por lo tanto, este tema plantea una exploración de diversas posturas
filosóficas y epistemológicas que se ocupan de este asunto, lo cual proporciona
bases fundamentales de comprensión de la ruta de la construcción del
conocimiento.

T2
El Conocimiento y la Relación con la Realidad
Pensarse en el lugar del conocimiento en la vida social, en contexto de intervención profesional desde la
administración en salud, implica una orientación argumentativa respecto a la comprensión de la realidad,
en ese orden, la generación del conocimiento sería una evidencia de los supuestos que rigen la idea de
realidad. La acción profesional dispuesta para la sociedad, está enfocada hacia la promoción de
procesos enmarcados en las transformaciones o en la visibilizarían de los fenómenos sociales, en ese
orden, surge el conocimiento, como una apuesta con connotación política de la interpretación de la vida
cotidiana que caracteriza la idea de realidad social.

Lectura Olivera, Daniel Alejandro. Filosofía primera: obertura. Páginas de la 109 – 116

Unidad III. El conocimiento humano


III. 1. Principales posturas filosóficas sobre el conocimiento
En esta unidad estudiaremos la potencialidad humana para alcanzar el
conocimiento. Veremos si éste es posible y cuáles son sus características. A su
vez, encontraremos las claves para las demás cuestiones filosóficas a partir de las
respuestas que podamos alcanzar. Una vez estudiadas las principales corrientes
históricas de la unidad anterior, ya estamos en condiciones de abarcar esta
temática debido a la complejidad del lenguaje. El conocimiento humano sugiere
tres grandes interrogantes cuyas respuestas delimitan las principales posturas en
Teoría del Conocimiento. Estas preguntas son: “¿se puede conocer?”, “¿qué se
conoce?” y “¿cómo se conoce?”. Además existe una cuarta pregunta vinculada a
la primera: ¿qué es conocer? Para contestar a la primera pregunta surgen dos
posibles respuestas: “sí” o “no”. Si se responde que “no”, se afirma que no se
puede conocer, lo que conduce a que por tanto no se puede conocer la verdad,
posición que se denomina “escepticismo”. La segunda pregunta refiere a si se
pueden conocer las cosas que existen independientemente de que las
conozcamos, o también si el hecho de que conozcamos algo es causa de la
existencia de lo que conocemos. Frente a este interrogante surgen dos posiciones:
el “realismo” y el “idealismo”. La primera afirma que pueden conocerse cosas cuya
existencia sea independiente a la del sujeto que está conociendo y que el modo de
ser de esas cosas no queda totalmente oculto al sujeto que conoce. La segunda
posición, contraria a la primera, sostiene que lo que se conoce es producto de la
mente humana, de la razón y al margen de la “realidad”. La última cuestión que se
plantea es con qué (o cómo) se conoce. Según el Racionalismo se conoce
fundamentalmente con el intelecto y la razón. El Empirismo afirma que se conoce
a través de los sentidos, a partir de la experiencia sensible. El Intelectualismo
sostiene que se conoce con ambas facultades. A continuación veremos
brevemente estas respuestas. Escepticismo Es una corriente que afirma que la
verdad no existe o que el hombre es incapaz de conocerla. Sostiene que se debe
dudar de la existencia de todo, hasta de la propia existencia. Los errores que se
señalan desde la crítica a esta corriente son, en primer lugar, que al afirmar que
no existe la verdad se está afirmando una verdad. En segundo lugar, que es
imposible dudar de todo ya que al afirmar que se tienen dudas no se está dudando
de esa afirmación. Relativismo El Relativismo afirma que la verdad no existe como
tal, sino que sólo hay afirmaciones que dependen de algo que necesariamente las
influye o condiciona. Las afirmaciones van a estar condicionadas por tal o cual
factor (económico, psicológico, social, cultural, racial, etcétera), lo que implica que
no se puede alcanzar una verdad en sí misma. Esta corriente sostiene como
verdad que nada se puede afirmar independientemente de tal o cual condición
determinante, pero esta afirmación es colocada como una verdad independiente a
cualquier condicionamiento. La principal diferencia entre Escepticismo y
Relativismo es que el Escepticismo afirma que no se puede conocer la verdad
mientras que el Relativismo afirma que la verdad siempre está condicionada por
algún factor determinante que influye al sujeto. Realismo Es la postura que afirma
que el ser humano está abierto a la realidad de las cosas, que la propia existencia
es el origen del pensamiento (debe existir primero para luego poder pensar) y que
cuando se advierte una duda se advierte el pensamiento y de allí la existencia.
Sostiene también que si el pensamiento no es el origen de su propia existencia
tampoco será el origen de la existencia de las demás cosas. A su vez afirma que
el sujeto que conoce no tiene dentro de sí a las cosas que conoce sino imágenes
o signos de las cosas reales que conoce. Realizando una oposición entre
Relativismo e Inmanentismo Moderno podemos decir que el primero significa
dependencia o fundamentación de la conciencia por parte de la realidad. Sin el
ser, sin la realidad del mundo, no hay conciencia ni presencia de ser en la
conciencia. En el caso del Inmanentismo, como es el caso de la filosofía del
alemán Hegel, la verdad de la conciencia sería la “autoconciencia”. Todo lo que se
hace presente al hombre en su conciencia proviene de la actividad misma de la
conciencia. En el Realismo es preciso destacar la filosofía de Tomás de Aquino.
III. 2. ¿Qué es conocer? Conocer es captar la realidad. Esto implica captar la
existencia y algo del modo de existencia de las cosas. No se duda de que se
pueda conocer ya que en esa duda se advierte su existencia, que es una
experiencia interna de apertura al existir de las cosas. Esto no implica que no se
dude sino que no se dude de todo. Desde la antigüedad la respuesta a esta
pregunta fue un condicionante. Así veíamos en Aristóteles la noción de
“abstracción de la realidad”, la “iluminación para el conocimiento” en San Agustín,
el “conocimiento de la verdad” en Tomás de Aquino, los grandes “planteamientos
gnoseológicos” de Descartes, Hume, Locke y Kant en la modernidad. Algunos
autores, al estructurar la filosofía, ponen en el centro de la atención la Teoría del
Conocimiento, ya que recién después de saber si puedo conocer lo real accedo a
cómo es aquello que puedo conocer. III. 3. Potencias o facultades humanas en
orden al conocimiento Las potencias o facultades humanas son las capacidades
que tiene el hombre para conocer. A través de esas facultades el hombre llega al
conocimiento. Toda potencia de conocimiento tiene una acción específica y un
objeto específico (aquello que conoce). La facultad se define por su relación a su
acción propia y ésta por su relación al objeto. Cada objeto de conocimiento
necesitará una facultad distinta. Una de estas facultades es la inteligencia.
Además el hombre cuenta con facultades de conocimiento sensibles, como los
cinco sentidos, que aportan las características auditivas, gustativas y visuales de
las cosas. La inteligencia muestra su existencia y su modo de existencia.
Aristóteles distinguía cinco sentidos externos que son la vista, el oído, el tacto, el
gusto y el olfato. Entre estos, la vista y el oído son los sentidos superiores en
cuanto captan más sensibles. Existen sensibles propios y sensibles comunes; el
primero es aquel que sólo puede ser captado por un sentido, por ejemplo el caso
de los colores captados por la vista. Los sensibles comunes son los que pueden
ser captados por más de un sentido como el movimiento; sólo la vista y el tacto
perciben los cinco sensibles comunes que son el movimiento, el reposo, el
número, la figura y la magnitud, que son aspectos cuantitativos de los objetos. En
la modernidad se han añadido otros sentidos como es el caso del “cenestésico”
por el que percibimos la posición de nuestro cuerpo, el “palestésico” por el
captamos las vibraciones, etcétera. Además de los sentidos externos explicados
anteriormente, existen los sentidos internos que son el sensorio común, la
imaginación, la memoria y la cogitativa en el hombre o estimativa en el caso de los
animales. El sensorio común aúna lo captado en los sentidos externos y se
produce la primera captación muy imperfecta de la sustancia. La imaginación
retiene y conserva estas formas sensibles; lo que hace es imaginar, es decir,
volver a presentar lo que una vez estuvo presente. La memoria conserva y
compara las imágenes “captando el pasado como tal”. La estimativa es el cierre
del conocimiento en la vida animal, estima o valora lo singular, otorga experiencia
sobre lo singular externo y sobre la propia acción práctica. En el caso del hombre
la estimativa tiene las mismas funciones que en el animal no racional, pero al estar
conectada con el intelecto funciona con mucho más complejidad y se llama
“cogitativa”. Los sentidos externos e internos (con fundamento corpóreo) hacen
posible que el intelecto, basándose en lo captado, dé lugar a la simple
aprehensión, los juicios y al raciocinio de los que nos ocuparemos en la unidad
dedicada a la Lógica. Con la razón conocemos el ente (lo que es) que es su objeto
universal a partir del cual conocemos todo lo demás. Al ser inmaterial el objeto,
podemos decir que el intelecto es independiente de la materia, que carece de
base corpórea. El conocimiento obtenido puede ser especulativo o práctico según
se busque sólo conocer el objeto o se lo busque en vistas a otra cosa. Éstas no
son dos facultadesdistintas sino que sólo difieren en el fin: uno se ordena a la
contemplación de la verdad mientras que el otro se ordena a la acción. III. 4.
Conocimiento, verdad y realidad “Conocimiento”, “verdad” y “realidad” son
conceptos que están estrechamente vinculados. Conocer es captar la realidad.
Según la posición realista el hombre está abierto a conocer la verdad. La verdad
es como si fuera un paralelo a la realidad, ambas son correlativas. Al hablar de lo
que las cosas son realmente, se está hablando de la verdad; pero algunos
filósofos afirman que la verdad es una característica de los juicios o afirmaciones;
por ello la verdad de un juicio puede ser caracterizada como su adecuación a la
realidad. Otro criterio, más orientado hacia las cosas en sí mismas, llama “verdad”
a la realidad en sí misma. Afirma que toda cosa es verdadera en cuanto que toda
cosa puede manifestarse, en su existir y en su modo de existir, a cualquier sujeto
que pueda conocerla. III. 5. Límites del conocimiento humano El conocimiento
humano es esencialmente limitado. No se puede conocer absolutamente todo, por
lo que algunos pensadores afirman que es indispensable la división del trabajo en
materia de saberes y un intenso intercambio de información sobre las teorías y
descubrimientos efectuados, para de ese modo acrecentar lo poco que la
humanidad sabe. Muchas veces los científicos positivistas consideran que lo que
ellos conocen es lo único que se puede conocer, rechazando a los conocimientos
de otras ciencias como la Filosofía y la Metafísica pero su conocimiento refiere
únicamente a esa área del saber. Estos conocimientos son válidos y legítimos
pero limitados a su campo y no incorporan los conocimientos de otras áreas del
saber. Por otro lado, podemos decir que el conocimiento humano es
potencialmente infinito, ya que el hombre siempre puede conocer más aunque en
su vida terrena tan sólo llegue a una cantidad limitada de conocimiento. A lo largo
de la historia tal como desarrollamos en la Unidad II se dieron distintas posturas
sobre esta cuestión clave. Por ejemplo, el inglés David Hume afirmó que existen
muchas cosas que no se pueden conocer, como los modos de ser (esencias) de
las cosas y la causalidad de las cosas; tampoco es posible conocer racionalmente
nada acerca de Dios. Además afirmó que lo que se conoce son solamente
impresiones (sensaciones) y las ideas que de ellas resultan. Immanuel Kant
señaló que no podían ser considerados como conocimientos científicos aquellos
que no se fundamentaran en “juicios sintéticos”, quedando fuera de las ciencias
“Dios, la libertad (el alma) y el mundo”. En el caso de Tomás de Aquino
encontramos una afirmación de la capacidad gnoseológica humana incluyendo el
conocimiento racional de Dios en su teología natural, destacando los límites de la
razón humana en estado viator, vida terrena.
El Conocimiento y la Relación con la Realidad

Pensarse en el lugar del conocimiento en la vida social, en contexto de intervención profesional desde la
administración en salud, implica una orientación argumentativa respecto a la comprensión de la realidad,
en ese orden, la generación del conocimiento sería una evidencia de los supuestos que rigen la idea de
realidad. La acción profesional dispuesta para la sociedad, está enfocada hacia la promoción de
procesos enmarcados en las transformaciones o en la visibilización de los fenómenos sociales, en ese
orden, surge el conocimiento, como una apuesta con connotación política de la interpretación de la vida
cotidiana que caracteriza la idea de realidad social.

Lectura Introducción al estudio del conocimiento científico. México: Plaza y Valdés, S.A. de C.V.,
2008

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Siguiendo formalmente la estructura lógica de esta (re)construcción teórica, el


punto de partida son la premisas 1 y 2, que incluyen términos teóricos como
“cohesión social”, “apoyo psicológico”, “tensiones y ansiedades no mitigadas”. De
ellas se deriva la generalización empírica referida al suicidio y finalmente el
enunciado 4, que es el que nos permite contrastar la hipótesis, a partir de la
comparación de las tasas de suicidio de católicos y protestantes. Para Merton, la
ventaja de incluir enunciados de mayor nivel de abstracción es que nos permitirá
advertir la uniformidad, ya no como una regularidad aislada, sin sentido e
improductiva, sino como una relación entre grupos sociales poseedores de ciertas
propiedades (cohesión social) que influyen a su vez en su comportamiento.
Además, esta explicación grafica de manera ostensible la postura del
falsacionismo acerca de la preeminencia de la teoría por sobre los datos. El hecho
puntual de que los católicos tienen tasas de suicidio menores que los protestantes
solo alcanza significatividad a la luz de conceptos tales como cohesión social y
tensión, y probablemente también otros, no expuestos aquí pero que intervienen
en el despliegue de la teoría. La teoría no parte del hecho observado, sino que,
por el contrario, es el hecho el que es “subsumido” al interior de una explicación
teórica, con pretensiones generalistas. Paralelamente, esta formulación que se
estructura desde el nivel de mayor abstracción hacia el de menor abstracción
habilita la derivación de diversas consecuencias empíricas para contrastar la
adecuación del análisis teórico con la experiencia, y explicar otras regularidades o
bien establecer predicciones. Por ejemplo, la premisa inicial acerca de la cohesión
social nos permite investigar otros fenómenos, distintos al suicidio, donde este
concepto podría intervenir o bien pronosticar que si disminuye la cohesión social
entre los católicos, se elevará la tasa de suicidio en este grupo religioso.
Finalmente, este ejemplo da cuenta de la suma de requisitos que una teoría
empírica debe cumplir para alcanzar estatus científico. Una teoría científica bien
formulada es aquella que explica mostrando la forma en que los fenómenos y las
regularidades empíricas pueden derivarse de supuestos teóricos adecuados. Pero
al mismo tiempo debe enunciarse con precisión suficiente para que pueda ser
contrastada, sin dejar lugar alguno a la ambigüedad en la conexión de los
enunciados (Berstein, 1982: 43). Con la reformulación de la explicación
durkheimiana del suicidio, Merton explicita su filiación al modelo popperiano,
donde se denota la estrecha conexión entre explicación científica, precisión,
contrastación y predicción. Incluso incorpora la división entre contexto de
descubrimiento y contexto de justificación al enunciar que para el investigador
preocupado por la producción de conocimiento acerca de lo social, lo único
importante eran las hipótesis que habían soportado numerosas pruebas y
continuaban en vigencia. El legado de Merton para la generación de científicos
sociales que lo sucedieron fue la recomendación de desarrollar teorías de alcance
intermedio, es decir, teorías a mitad de camino entre las hipótesis menores que
surgen directamente de la recolección de datos y los grandes desarrollos de
terminología teórica, donde se espera obtener un número elevado de
generalizaciones empíricas observadas en la realidad social. A medida que se
contrastaran las teorías más simples y se examinaran sus consecuencias, se daría
paso a esquemas teóricos de mayor complejidad y alcance en su poder
explicativo. En suma, la posición de Merton y otros científicos sociales que
adhirieron al monismo metodológico (como Neil Smelser, David Easton y Ernest
Nagel, entre otros), se sintetiza en la convicción de que el objetivo de las ciencias
sociales es el mismo que el de las ciencias naturales. La recolección de datos, el
descubrimiento de regularidades, con la consiguiente formulación de
generalizaciones empíricas, y finalmente la constitución de teorías contrastables
con capacidad explicativa de los fenómenos a partir de términos teóricos
representaban las principales actividades a desplegar por los estudiosos de la
organización de la sociedad y los comportamientos de los seres humanos que la
conforman (Berstein, 1982: 649). Este planteo también guardaba sus
consecuencias en lo que refiere a la relación del investigador con el conjunto de la
sociedad, más allá de las fronteras de la comunidad científica. Se pensaba que el
teórico y el investigador empírico debían cultivar una actitud desinteresada cuando
investigaran los fenómenos sociales y políticos, esforzándose por ser objetivos y
neutrales. Se prescribía que los intereses y apreciaciones subjetivas del
investigador no “contaminaran” la descripción y explicación de los fenómenos
sociales. El teórico siempre debía estar dispuesto a someter sus hipótesis a la
discusión y verificación públicas, y abandonaría sus tesis cuando éstas fueran
refutadas por sus pares de la comunidad científica. Bajo ningún aspecto sus
objetivos y motivaciones particulares podían justificar sus enunciados acerca de
un segmento de la realidad social. El trabajo del teórico consiste en explicar el
mundo, no en cambiarlo: lo explica ofreciendo y sometiendo a prueba sus
enunciados (Berstein, 1982: 65). Tratándose de una explicación acerca del mundo
social, el científico es consciente de que ciertos aportes realizados desde el
campo teórico pueden cristalizarse en aplicaciones empíricas que Bunge (1980)
denomina “tecnológicas”. Sin embargo, el científico social ortodoxo adopta una
distinción categórica entre la teoría y la práctica o la acción. Desde su perspectiva,
se trata de dos juegos o planos diferentes, con sus propias reglas y lógicas. El
plano teórico es el campo propio del científico, con los procedimientos de
validación que ya hemos revisado a partir del falsacionismo popperiano. Por
contraposición, la acción o la praxis forma parte del territorio de los políticos,
quienes tienen la responsabilidad de decidir por la aplicación o no de
determinados aportes científicos. El teórico podrá, a lo sumo, realizar una
consejería técnica basada en la explicación de los fenómenos sociales y la
sugerencia de ciertas vías, pero nada más que esto. Por último, los científicos
sociales que adhieren al monismo metodológico admiten que los valores y las
normas son importantes para la investigación sobre los comportamientos en las
sociedades, sus conflictos y mecanismos de estabilización. Por definición, los
valores y las normas incluyen una dimensión prescriptiva acerca de lo que debe
hacerse o no en determinadas posiciones y espacios sociales, teniendo una
injerencia vital en la configuración del orden. Sin embargo, esta admisión acerca
de la importancia de estos elementos no anula la premisa ortodoxa básica que
asume que hay una distinción radical entre los hechos y los valores. La tarea del
científico social consiste en describir y explicar los fenómenos sociales con la
mayor fidelidad posible. En este sentido, su actividad es la descripción y la
explicación de los hechos; no la formulación de enunciados que prescriban un
deber ser. Como aseguran Archenti y Piovani (2007: 32) a la noción de
generalidad, en el consenso ortodoxo se sumaron las de objetividad y
externalidad: el carácter externo y autónomo de la realidad social (rasgo
compartido con las ciencias naturales) exigía la objetividad como requisito para
alcanzar conocimiento válido. Así, la idea de neutralidad valorativa (el científico es
neutral en su descripción de los valores y normas sociales) se impuso por varias
décadas como una de las características elementales del saber científico.
Cuadro síntesis: Unidad 2
v El empirismo lógico, en tanto corriente epistemológica, plantea la posibilidad de
establecer la verdad de enunciados generales a partir de enunciados particulares,
aplicando la lógica inductiva. La teoría, en tanto construcción científica, resulta
derivada de los datos.
v Popper crítica al inductivismo al encontrar problemas lógicos en su planteo.
También crítica al principio de la inducción como criterio universal.
v Popper crítica al inductivismo al encontrar problemas lógicos en su planteo.
También crítica al principio de la inducción como criterio universal.
v Para el falsacionismo, la teoría es el punto de partida de la investigación, puesto
que orienta la construcción del problema científico.
v Popper distingue el contexto de descubrimiento del contexto de justificación al
interior del campo científico.
v El falsacionismo pondera el progreso acumulativo de la ciencia a partir del testeo
de las hipótesis formuladas.
v La estructura de las teorías, según el pensamiento positivista, se compone de
afirmaciones básicas, generalizaciones empíricas y enunciados teóricos.
v El monismo metodológico comprende la postulación de un único método para
todas las ciencias fácticas. Su aplicación en las ciencias sociales se distinguirá por
la búsqueda de leyes causales, la aplicación de métodos cuantitativos y la
adopción de la postura de neutralidad valorativa por parte del investigador.
Historia del Pensamiento Científico II
Kuhn y el escenario posempirista El desarrollo de la unidad 3 comprende la
disolución del consenso ortodoxo instalado en las ciencias empíricas a partir de la
emergencia del pensamiento del filósofo Thomas Kuhn. En el primer apartado de
esta unidad 3 nos concentraremos en los conceptos básicos que aporta la nueva
concepción de ciencia elaborada por Thomas Kuhn, haciendo foco en sus críticas
al empirismo lógico y al falsacionismo. A posteriori abordaremos la conformación
de un nuevo panorama en el campo de la ciencia, donde se destaca la
recuperación de tradiciones y escuelas de pensamiento filosófico y epistemológico
que cuestionan severamente la idea del monismo metodológico. Siguiendo esta
línea revisionista, dedicaremos el último apartado al estudio de la cuestión de la
objetividad en las ciencias sociales a la luz de nuevas posturas que destacan el rol
de la subjetividad del investigador en las tareas referidas a la producción del
conocimiento y la transformación de la realidad social.
Thomas Kuhn y las revoluciones científicas Paradigma y ciencia normal Para
explicar la dinámica de organización del campo científico y sus cambios a lo largo
de la historia, a principios de la década del 60 el filósofo estadounidense Thomas
Kuhn introduce un paquete conceptual que comprende las nociones de
paradigma, ciencia normal, anomalía, crisis y revolución. Estos conceptos pueden
organizarse a partir de los siguientes pares ordenados: paradigma-ciencia normal;
crisis-revolución, siendo la noción de anomalía un concepto “puente” entre ambos
pares. Su principal obra, La estructura de las revoluciones científicas, de 1962,
formó parte de un clima intelectual que, mundialmente, se propuso cuestionar y
reformular el conjunto de instituciones políticas, sociales, educativas, científicas y
religiosas. La noción de paradigma recibe dos acepciones distinguidas a lo largo
de la obra principal de Kuhn: La estructura de las revoluciones científicas. En
primer lugar, un paradigma puede entenderse como un modelo, un patrón de
conducta, un ejemplo a seguir para resolver determinadas situaciones o
problemas. Ian Hacking (1997:15) establece la siguiente analogía lingüística para
ilustrar estas connotaciones del concepto de paradigma. Según este autor, cuando
se aprende una lengua extranjera de manera mecánica, se aprende una
conjugación de verbo modelo que, una vez comprendida, servirá como regla o
patrón para el aprendizaje de otras conjugaciones verbales del mismo tipo. Por
ejemplo, en el caso de la lengua castellana, el aprendizaje de la conjugación del
verbo amar: yo amo, tú amas, el ama, etc., sirve para aprender otros verbos del
mismo género, como trabajar o fabricar. Lo mismo ocurre en el campo científico.
Cuando una teoría se consolida en el campo científico, sus prescripciones acerca
de cómo resolver problemas o enigmas del mundo son enseñadas y reproducidas
entre los investigadores, de manera tal que su hegemonía se extiende hasta
anular cualquier otro tipo de explicación alternativa.
La intervención profesional del administrador (a) en salud, se da en entornos
sociales que plantean una acción dirigida a fenómenos multidimensionales, en
tanto que, se promueve la comprensión de la vida desde diversos puntos de vista.
Es así como, la formación profesional, se apoya de diversas disciplinas científicas
que posibilitan una mirada holística de la realidad, entre ellas la epistemología, la
cual representa un punto de partida que marca el proceso de construcción del
conocimiento y amplia el panorama de los diversos ángulos de la realidad.

  Lectura Jaramillo Echeverri, Luis Guillermo. ¿Qué es epistemología?


 Para otros autores, la epistemología es aquella parte de la ciencia que tiene como
objeto(no el único) hacer un recorrido por la historia del sujeto respecto a la
construcción del conocimiento científico; es decir, la forma cómo éste ha
objetivado, especializado y otorgado un status de cientificidad al mismo; pero a su
vez, el reconocimiento que goza este tipo de conocimiento por parte de la
comunidad científica. Es aquella epistemología que estudia la génesis de las
ciencias; que escudriña cómo el ser humano ha transformado o comprendido su
entorno por la vía de métodos experimentales o hermenéuticos en el deseo o
necesidad de explicar fenómenos en sus causas y en sus esencias. Concepción
esta última asumida por Thuillier (citado por Mardones 1991) al considerar la
noción de epistemología como aquella "ciencia o filosofía de la ciencia que no
impone dogmas a los científicos sino que estudia la génesis y la estructura de los
conocimientos científicos". Para el autor, la epistemología no es un sistema
dogmático conformado por leyes inmutables e impuestas; sino que mas bien, es
ese trasegar por el conocimiento científico que se mueve en el imaginario de la
época; las reflexiones sobre el mismo, y el quebranto o "crisis" de las normas que
sustentan un paradigma en particular propio de una comunidad científica (Ver
Kuhn 2001).
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10101802
T4 El Devenir de la Epistemología

La epistemología reconocida como una ciencia, ha tenido un recorrido histórico en la humanidad que
tiene una estrecha relación con asuntos políticos, económicos y culturales que poseen los Estados. En
esa dirección, nuestra ubicación actual de líneas de construcción de conocimiento tiene unas bases que
se sustentan a partir de esa trayectoria histórica, aspecto clave para enfocar un sentido a la hora de
elegir los lugares epistemológicos que como administradores en salud, marcan nuestro ejercicio
profesional.

Lectura García, Rolando. Epistemología y teoría del conocimiento.


Este texto señala el origen del término epistemología, referido a la teoría del
conocimiento científico. El tema está centrado en el desarrollo de la ciencia
moderna y en particular en la crisis de los conceptos básicos a comienzos del siglo
XX. Esto significó el fin de la filosofía especulativa en su capacidad para dar
cuenta de las conceptualizaciones y de las teorías de la ciencia contemporánea. Al
avanzar el siglo, también los más destacados empiristas debieron admitir su
fracaso. La renuncia a las posiciones aprioristas y empiristas llevó a la necesidad
de concebir el conocimiento como un proceso constructivo que al nivel individual
se desarrolla desde el nacimiento hasta la edad adulta, y se prolonga al nivel
social con el desarrollo de la ciencia.
https://www.researchgate.net/publication/28186462_Epistemologia_y_Teoria_del_
Conocimiento

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