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Tener cerebro no es condición única y necesaria para tener inteligencia, no es la causa que
explica que seamos inteligentes. Podemos tener cerebro pero no ser inteligentes.
Cuando estamos en la fase del conocimiento que se conoce como conceptualización, quitamos
lo accidental y nos quedamos con la esencia, creando un nombre para ese concepto.
Lo importante de la película es que la monja es la que se da cuenta de que aunque no tenga los
sentidos propios del conocimiento sensible (vista y oido) sigue siendo un ser humano racional, y
por lo tanto su conocimiento interno sigue intacto. Cuesta llegar a ella porque sus sentidos no
están ejercitados.
La chica le intenta enseñar un gesto para representar el cuchillo y una vez que lo aprende, lo
repite y la otra le premia, esta empieza a preguntar por las demás cosas que hay, empieza a
darse cuenta de que las cosas tienen un nombre y que ella debe conceptualizar.
Cuando vienen sus padres y le dice la señora que estos ya le ven, esta se prepara, se pone recta
y sonríe porque ya es consciente de que tiene dignidad.