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Cuando el robo esconde otros problemas

Cuando esto no es suficiente y el niño sigue robando, conviene contactar a algún psicologo
experto en educación y psicología evolutiva para analizar con mayor profundidad las causas y
poder intervenir de manera eficaz.

Normalmente, detrás de comportamientos compulsivos de robo o hábitos de rutina de robo


hay también: la necesidad de llenar vacíos afectivos; problemas de falta de autoestima,
necesidad de lograr la estima de otros compañeros por poseer lo que todos poseen;
problemas de inseguridad buscando la autoafirmación de la propia
personalidad, comportamientos asociales por dificultades de adaptación social.

Por ejemplo, si roba una cantidad de dinero deberá, además de devolverlo, hacer méritos para
conseguir el valor del dinero robado y así darse cuenta del daño que hace a otras personas.

Las mentiras, las tendencias a robar y las actitudes de rebeldía en los adolescentes suelen ser
sobre todo manifestaciones de la necesidad que tienen de encontrar su propio espacio, de su
realización, de la aprobación y estima de sus iguales. Por ello, lo que más necesitan es atención
y comprensión por parte de los educadores y padres, sabiendo combinar la exigencia y el
dialogo en el difícil arte de educar.

Ante situaciones de robo o mentiras es importante que los padres y educadores tengan la
capacidad de dialogar para preguntar a los hijos por qué han cometido este tipo de acciones.
Un dialogo constructivo es indispensable para estimular a los hijos hacia la personalización de
los valores y de las conductas correctas, sin limitarse solo al miedo a las sanciones o
condicionamientos externos.

 No tienen el suficiente auto-control para evitar tomar lo que no les pertenece.


 Desafío
 Rebeldía

 Los niños pueden estar enojados o querer llamar la atención. Ello refleja un estrés en


casa o en la escuela.

 Algunos adolescentes roban porque han empezado a consumir drogas y no tienen


cómo pagarlas.

 También están los niños que quieren cosas que no pueden comprarse, por ejemplo,
accesorios de marcas populares entre los menores.

 La humillación de enfrentar lo que ha hecho puede ser una lección duradera.

 No se aconseja nunca apelar al castigo físico. Podría hacer que el niño se


enojara y decidiera participar en eventos peores (drogas, pandillas, etc.).

Una pregunta que deben hacerse los padres es si el hijo ha robado por la
necesidad de recibir una mayor atención. Podría ser que el objeto robado
viniera a sustituir la falta de amor o de afecto que pueda percibir el niño. Los
padres deben esforzarse y darle más protagonismo y reconocimiento al hijo
como un miembro importante de la familia.
Algunos aspectos importantes son ayudarle a aprender a establecer una
relación de confianza (ya que los niños que roban de forma repetida tienen un
problema de confianza hacia los demás y para establecer buenas relaciones) y
ayudar a la familia para que apoye al niño en una trayectoria más saludable de
desarrollo.

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