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de Independencia”
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El artículo de opinión
Lee el texto y subraya o resalta las partes en las que se identifique la subjetividad y la
libertad expresiva del lenguaje. Reflexiona sobre su utilidad en el artículo de opinión.
Podría pasarme divagando sobre este caso toda una vida, pero prefiero mostrarlo con un ejemplo que
todos entenderemos: WhatsApp y el tic azul. Estás tan tranquilo en tu sofá, haciendo lo que sea que estás
haciendo. Alguien te manda un WhatsApp y te dice que necesita que hagas o que le envíes algo. Tú,
inmediatamente, piensas en dos posibilidades: primero, “si abro la conversación, va a saber que lo he
leído” y, segundo, “¿qué pasa, que tengo que hacerlo cuando esta persona quiera?”. Entonces, decides
no abrir el mensaje, por miedo a las posibles consecuencias que pueda tener el “he visto que lo leíste y
no respondiste”.
Es ahí cuando pensamos “es que yo tengo una vida, unos amigos, una familia… parece que a la gente
no le importa lo que esté haciendo yo en ese momento. Es que si no quiero contestar no contesto”. Ese
pensamiento está genial, pero ahora vamos a darle la vuelta a la tortilla. Ahora eres tú el que manda el
mensaje, un mensaje “súper importante”. La persona lo recibe, lo lee y lo deja en visto, y no responde.
¿Ahora qué? ¿Quién es el malo ahora? ¿Él/ella, por decidir invertir su tiempo como quiere y no
responderte? ¿Tú, por presionar a la otra persona a que mire su teléfono cuando no tiene motivo para
hacerlo? Es ahí cuando nos convertimos en agentes de presión social.
Queremos que la gente nos preste su tiempo, y lo queremos ya. Si no lo hace, lo está haciendo mal, y
llegamos a presionar para que eso pase. “¿Así que no lees el mensaje? Pues te llamo al teléfono, y lo
primero que voy a hacer es preguntarte si has visto WhatsApp”. Sabes que no, que no lo ha hecho, pero
vas a poner a la otra persona en el compromiso de reconocerte que no lo ha mirado. Eso ejerce presión
social sobre la otra persona y favorece esa adicción al teléfono. Tenemos que aprender que tenemos una
esfera privada que nadie puede invadir sin nuestro permiso. Cuando dejamos que eso pase, estamos
cometiendo un grave error, porque, una vez hecho, no hay vuelta atrás.
no nos gusta que nos pidan cosas, pero sí nos encanta pedir
el ser humano comete el grave error de pedir al prójimo algo que él mismo no está
dispuesto a dar
“¿qué pasa, que tengo que hacerlo cuando esta persona quiera?”.
decides no abrir el mensaje, por miedo a las posibles consecuencias que pueda
tener el “he visto que lo leíste y no respondiste”.
es que yo tengo una vida, unos amigos, una familia… parece que a la gente no le
importa lo que esté haciendo yo en ese momento.