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DIÁSPORA

Del griego diaspora, dispersión. Término que se refiere a las comunidades judías que viven fuera de
Israel. Con esta palabra, la versión griega de la Septuaginta tradujo el término hebreo galut, aplicado a
los judíos que habitaban en otras naciones paganas y que se consideraban así mismos exiliados;
diáspora, entonces, se toma en la versión griega como deportación, cautiverio, en ese sentido se
encuentra en Jdt 8, 22; Est 2, 6; Am 1, 6-9. Aunque siempre han existido colonias judías en muchos
sitios del mundo, la diáspora se dio con la destrucción de Jerusalén y del Templo, cuando los judíos
fueron llevados cautivos a Babilonia, deportados desde Palestina, en el año 586 a. C., por el rey caldeo
Nabucodonosor II,2 R 24, 10-17; 25, 8-21; aunque ya antes había judío exiliados en este territorio, tras
la caída del reino de Israel en el 722/1 a.C., cuando lo asirios entraron en Samaría, en época del rey
Teglatfalasar III. En el año 539 a. C., Ciro II el Grande, rey persa, conquistó Babilonia y un año
después dictó un decreto dándoles la libertad a los judíos de volver a su tierra y reconstruir la ciudad de
Jerusalén y su Templo, Esd 1, 1-4; 2 Cro 36, 22-23; sin embargo, muchos judíos permanecieron en
Babilonia, constituyéndose en una colonia próspera y floreciente. A finales del siglo IV a. C., un nuevo
pueblo fuerte surgió y dominó el mundo antiguo, Macedonia. Alejandro Magno, al frente de los
macedonios, venció a los persas, en el año 331 a. C., y Judea pasó a ser dominio del nuevo imperio.
Tras la fundación en Egipto de la ciudad de Alejandría, llamada así en honor de Alejandro Magno,
muchos judíos se establecieron allí, así como en las costas del mar Negro y del Mediterráneo y en las
islas griegas. La magnitud de esta migración de judíos dio para que se le llamara dispersión, diáspora.
Esto produjo como resultado que los judíos, lejos de su tierra, adoptaran la lengua griega como propia,
olvidando el hebreo, por lo que fue necesario traducir, en el siglo III a. C., el Pentateuco del hebreo al
griego, que es la versión conocida como Septuaginta o de los Setenta, y posteriormente se hizo lo
mismo con otros libros de las Sagradas Escrituras. En el año 70, ya en tiempos de los apóstoles, los
romanos destruyeron Jerusalén y llevaron cautivos a muchos judíos a Roma, los que luego se
dispersaron por todo Europa.

En tiempos de los apóstoles había muchos judíos dispersos en el mundo grecorromano de la época, en
Siria, Asia Menor, en el norte de África, los cuales tenían como punto de unión las sinagogas, en las
cuales se estudiaban las Escrituras. Pablo en sus diferentes viajes apostólicos siempre predicaba en la
sinagoga de cada ciudad que visitaba, como se cuenta en los Hechos de los Apóstoles y en las epístolas.
Gran parte de esos judíos residentes fuera de su patria fueron convertidos al cristianismo y bautizados,
a los cuales igualmente se les consideraba en la diáspora, en la dispersión. El apóstol Pedro menciona
algunos sitios en donde residían judíos en la diáspora y se dirige en su primera carta a los elegidos que
viven como extranjeros en la Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.

Diccionario Bíblico Digital

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