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ARTÍCULOS
EXPERIENCIA Y FE
DIALOGO CON NICANOR PARRA
Maximino Arias
Profeso? de teología II. C.
ULTIMÁTUM
cerrado dentro de las contradicciones que el poeta bajar de su torre de madera y reprime sin cesar
experimenta: SUS salidas más dispares. En todo ello se muestra
En los tiempos modernos, los sacerdotes han ahusado
el deseo de alcanzar y asentarse en algo que no
/bastante de las facilidades religiosas. dependa de él, el deseo de encontrar lo que los
Realmente na se qué pensar. teólogos llaman gracia, que es don de Dios en el
En un abrir y cerrar de ojos, se desentienden de
/sus deberes sagrados. hombre. La aceptación de un don que atañe exis-
Otro tanto parece que sucede con los seres humanos. tcncial y esencialmente al hombre significa para
En verdad, en verdad, hay una. atmósfera tan espesa
/que se podría cortar con cuchillo. los cristianos una conversión total; para Parra un
Es por eso que insisto que se haga luz. salto imposible de dar. Habría que aclarar cómo
Ustedes recordarán que en la Biblia aparezco
/ordenando lo mismo \ aceptar la gracia es un acto racional y humano,
cómo el ser humano se caracteriza por su acción,
Esta no es la imagen del Dios cristiano. El presuponiendo ésta la aceptación de un don. No
Dios que se muestra en |esucristo estando pre- parece difícil. Felices intentos se han realizado
sente en los dolores del mundo, no queda arrolla- siempre.
do por el dolor: inserto en la indigencia de los
(El camino hacia Dios de G. Marcel) esencialmen-
hombres, no se deja encasillar como indigente; te consistí1 en conducirnos, por reducciones sucesi-
el dolor y la indigencia quedan ordenados por El vas, hasta situarnos entre el ser y la nada, desde
donde tendrá que brotar la opción decisiva: o bien.
para manifestar su gozo y su riqueza, que desea en actitud de humildad y de plegaria, invocamos con
compartir. penetrante llamamiento a lo "transcendente"'; o, es
la otra terrible posibilidad, optamos por la nada y el
Recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que nos absurdo. La conclusión no se derivará por la fuerza
permite gritar: ¡Abba! ¡Padre! Ese mismo Espíritu lógica de un silogismo: DO será, par consiguiente,
le asentirá a nuestro espíritu que somos hijos dz uniforme, ni previsible; se tratará de una "opción";
Dios; ahora, si somos hijos, somos también herede- pera dada la postura previa mínima, y sobre la
ros: herederos de Días, coherederos con Cristo \ huella del mismo Marcel. se espera que desemboca-
rá en la fe s.
iradicción y a su vez la engendra? ¿No resultará distancia frente al cristianismo, aunque a veces
esta nueva salida un viejo engaño? Y si este nuevo parece reducirse cuando en su poesía brilla la
camino parece seguro ¿no se necesitará un cons- verdad de la adecuación entre palabra e idea o la
tante discernimiento para permanecer en él? ¿Qué relativa belleza de la inadecuación. Este acerca-
fuerzas son las que se manifiestan en esta nueva miento es todavía pequeño. Las distancias se man-
forma de vivir? tienen. Mientras que la postura cristiana ante la
El cristianismo no se origina para explicar la ambigüedad es de pacífica constancia, la de Pa-
existencia del mal. Tiene otro origen, pero trae rra es de desgana teñida de agonía. Así no es la
consigo una forma de vida que supera y asimila agonía cristiana.
la pregunta humana por el mal (y por la muerte). Quizás es aquí donde la Teología debería acen-
Ante la imposibilidad de toda "teología pagana" tuar hoy sus incursiones, manifestando cuál sea la
para resolver el nudo del mal, el cristianismo da forma del vivir cristiano, haciendo, sobre todo, vi-
la solución. Ella se encuentra también implícita sible su belleza, que no ha sido sino imitada gro-
en todo pensamiento auténtico '". tescamente por otros pensamientos. La belleza de
En el mundo existe mal y bien. También exis- esta figura cristiana se deriva de Jesucristo y se
tirá en el futuro. ¿Podríamos olvidar alguna vez, hace presente en la vida de la Iglesia y de los san-
aunque nuestra situación ftitura sea óptima, las tos. Es una belleza humana profunda, que no cae
enfermedades, las guerras, las injusticias pasadas? nunca en esteticismo ni en ridiculez: la lucha
¿No pertenece la memoria del pasado al futuro? constante por el bien y contra el mal que no cae
El optimismo ingenuo no es sino ocultamiento de en la obstinada violencia ni en el adormecedor
lo real, lo mismo que el negro pesimismo. Pero desánimo; el sano humor del que se sabe amado
entonces, adecuarse a este mundo histórico sólo pero suslituiblc no desemboca ni en la virulenta
es posible si se acerca uno al mal y al bien: al ironía ni en el chiste bajo; la reposada obediencia
mal para rechazarlo y evitarlo, al bien para bus- no es obcecada les Ui rudez ni volubilidad ni corti-
carlo y amarlo. La asimilación del sujeto a la his- genio; la humildad sincera que no es jactancia ni
toria real estará en buscar el bien que puede ser simulación: la libertad de hijo que se aparta de
encontrado y amarlo; rechazar o asumir el mal la anarquía y del desorden como de la tiranía del
que está presente, padecerlo para que quede el orden. . . Cuando uno encuentra una persona que
mal desenmascarado y se destaque el bien li. En encarna estos dones descubre también esa belleza.
esta perspectiva es posible asumir y padecer por que va más allá de lo corporal y de lo lógico, que
todos los hombres el nial existente. arrastra. Entonces uno se entrega confiadamente
sin temor.
El acercamiento a la vida de hombre llano,
para que sea un buen camino, deberá ir guiado
por estos presupuestos. Pero Parra no parece que- El rostro histórico
rerlo así. En su postura se echa de menos un so-
pesado discernimiento, una determinada elección. Nuestro antipoeta no busca una teoría, sino
Al no haberlos, la Anlipossía se muestra cargada un rostro histórico que le enseñe a vivir en este
de un cierto tinte de destrucción, negación, vio- ambiguo mundo. Cree encontrarlo en la vida del
lencia, cólera, rabia, resignación, rechazo conti- hombre de campo. Pero con ello no consigue su
nuo, sentimiento de fracaso, insatisfacción ciega, propósito principal: este rostro histórico es toda-
cansancio, ironía, cinismo, obstinación, equilibrio vía abstracto y está visto como absoluto. Tampo-
en lo ambiguo, pero sin alegría, sin paz, sin hu- co el cristianismo tiene su origen en una teoría,
mor tranquilo y sosegado. Aquí queda patente la sino en una forma de vida unida indisolublemente
|J
a una persona. El rostro histórico es aquí con-
"No nos imaginemos que a) rehusar el mensaje cristiano para
recurrir a los dioses impotentes del paganismo o al conflicto creto y relativo. Los hechos y la doctrina de Jesús
tic 0Ú> principios rivales, uno bueno y otro malo, o más aún
al ateísmo, atenuamos el escándalo del mal: no se suprime el .son el punto concreto desde donde arranca el cris-
problema, se le hace simplemente inioiuble, se arroja al espí-
ritu en Ui contradicción y el absurdo". L'b. [ournet, up. d i . tianismo. De este concreto se deriva una manera
p. 5.
IJ
Ver 1 Tes 5. 21 $.: "Examinadlo todo, retened lo que haya
universal de comprenderse. El cristianismo su-
de hueno y manteneos lejos de toda clase de mal" y 1 Cor. pone un gran cambio: no es lo absoluto lo que
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da la medida de las cosas, sino lo relativo: la per- en la crítica, en el desenmascaramiento, en la re-
sona de Jesús. Por eso puede ser histórico y con- ducción. Mediante el ataque crítico la verdad se
templativo. abre camino; al desenmascarar la mentira se hace
presente el misterio; al reducir al máximo las fal-
La libertad cristiana sas posibilidades se da lugar a tas verdaderas. La
El concepto de libertad cristiana emerge con Antipoesía y la vida de nuestro poeta aparecen
todo su brillo en la obra de Parra de manera única bajo la luz de sus contrarios: ataca a la poesía
y grandiosa. Parra niega la libertad de creación, con (anti-) poesía; está harto del amor, pero lo
al mismo tiempo que crea; niega la libertad en un busca incesantemente; el sexo le degenera, pero
acto pleno de ella; afirma la necesidad que tiene lo necesita: está cansado de vivir pero ama la vi-
de volcarse sobre la historia e identificarse con da; teme a la muerte, pero se ríe de ella; parece
ella con una forma poética que no admite moldes. carecer de esperanza, pero surge siempre nueva-
La libertad tiene este doble aspecto: respeto a la mente; ataca a las palabras con palabras: ataca
historia en su fidelidad creadora. Si es así ¿se a las ideologías pero es idealista:
puede sospechar de ideológica una libertad que se ;.Se identifica con Don Quijote de la Mancha?
sitúa en la línea de la historia, aunque no se iden- —No: él atacaba los molinos de viento creyéndolos
tifique totalmente con ella? ¿No deberá respetó- g gantes. A mí me pasa todo lo contrario: Me lanzo
contra los gigantes creyendo que son molinos de
la acción creadora el sentido de la historia? La viento ".
libertad no se opone a la verdadera historia, no
la distorsiona, no la contradice o niega. La Reden- El hombre no puede negar sin afirmar. La ne-
ción no se opone a la creación. Sin identificarse, gación despierta también el misterio. La muerte
sin reducirse una a la otra, la libertad redentora llama a la vida, más fuerte que la vida a la muerte.
es la que "completa", "perfecciona", hace llegar Cuando se muere a algo es cuando se vive más
a su fin la historia. La creación lleva consigo la plenamente para lo que descubre la misma muerte.
necesidad de la libertad y de la interpretación. La palabra, cuando se quiere reducir al silencio,
El uso de esta libertad que completa la creación surge más poderosa. Hay silencios que gritan.
se manifiesta en la paz y el gozo. Este es uno de Esto es el signo de que en nuestras palabras hay
los criterios más claros para discernir la verda- siempre un gran silencio. Hay un silencio que ne-
dera de la falsa libertad. cesita de nuestras mejores palabras. Este silencio
se hace patente en la lectura del cuarto gran poe-
Misterio de muerte y vida ta de la poesía chilena.
En la Antipoesía se encuentra una dinámica Marina Latorre, "Nicanor Parra cu un mar Je preguntas; el
de la negación. Su fuerza está en la negación y poeta y el h o m b r e " . En Portal (Santiago) (4); 2-3, noviembre
1966.