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“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre
toda familia en los cielos y en la tierra, para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de
que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede
a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso
para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el
poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los
siglos de los siglos. Amén”. Efesios 3:14-21
Muchas veces en nuestras familias se repiten ciclos, cosas que nos pasan como familia y decimos ¨está
bien¨ sucedió. Entonces tratamos con lo que hay que tratar. Y de repente nos damos cuenta que pasó el
tiempo y se vuelve a repetir todo nuevamente. Y nos preguntamos: ¿por qué pasa esto nuevamente?
Creemos que con solo podar es suficiente. No es cuestión solo de podar las cosas, lo que el Señor
anhela es sanar nuestras raíces. Cuando sanamos nuestras raíces esos ciclos se rompen, lo que produce
que la raíz esté sana es que comenzaremos a dar el fruto que el padre espera. Y si las raíces están sanas
nuestra familia también estará sana.
Hay 3 principios claves que nos muestra familias con raíces sanas.
“En su bondad, Dios los llamó a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo
Jesús. Entonces, después de que hayan sufrido un poco de tiempo, él los restaurará, los sostendrá, los
fortalecerá y los afirmará sobre un fundamento sólido. ¡A él sea todo el poder para siempre! Amén.
Les escribí y envié esta breve carta con la ayuda de Silas, a quien les encomiendo como un hermano
fiel. Mi propósito al escribirles es alentarlos y asegurarles que por lo que están atravesando es en
verdad parte de la gracia de Dios para ustedes. Manténganse firmes en esta gracia”. 1 Pedro 5:10-12
Necesitamos volver a los Fundamentos. Para profundizar más en esto, veamos unos aspectos descritos
en el Génesis en el momento de la creación.
‘SEA LA LUZ’
Necesitamos mostrarnos vulnerables y poder tener cómo familias momentos de confesión de pecado,
eso permite que la LUZ de Cristo sea llenando nuestro Hogar.
“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto
según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba
verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según
su género. Y vio Dios que era bueno”. Génesis 1:11-12
2. El valor de lo Eterno
“Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que
lo que no se ve es eterno”. 2 Corintios 4:18
Hay muchas cosas en este mundo que quieren llevarnos a que estemos ocupados todo el tiempo, con la
mente ocupada, con mucha ansiedad. Pero, creemos que es tiempo que se levantan familias que miran lo
eterno por sobre lo natural. Busquemos lo que permanece para siempre y anhelemos construir siempre
en lo eterno. Es nuestra responsabilidad como padres que nuestros hijos puedan entender esta realidad.
Vivimos para un Rey y su reino, no para cumplir nuestros deseos y voluntad. Hay una sola voluntad y es la
del Padre.
“Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que
vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene
del mundo”. 1 Juan 2:16 NTV
Jesús nunca enseñó algo que él no hacía. Jesús siempre enseñó desde el ejemplo. Necesitamos como
padres enseñar desde la plataforma del ejemplo. No es lo mismo enseñar porque sé a enseñar porque
soy.
“Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó: —¿Entienden lo que
acabo de hacer? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. Y, dado
que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di
mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Les digo la verdad, los
esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje.
Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas”. Juan 13:12-17
Cuando nosotros somos verdaderos en casa, nuestros hijos crecerán con una fe verdadera.
“Me acuerdo de tu fe sincera, pues tú tienes la misma fe de la que primero estuvieron llenas tu abuela
Loida y tu madre, Eunice, y sé que esa fe sigue firme en ti”. 2 Timoteo 1:5
Debemos enseñar desde la plataforma de ejemplo, desde la verdad y desde una fe sincera. Cuando
enseñamos desde una fe sincera, nuestros hijos buscarán ser parte de eso. El ser verdaderos nos permite
dejar un legado para nuestras generaciones.
Evaluemonos….
1. ¿En qué áreas puedo identificar que mi familia necesita sanar raíces?
2. ¿Cuál va a ser el plan de acción?
3. ¿A qué cosas le estamos dando valor, que ocupa más tiempo en nuestras vidas y
pensamientos?
4. ¿Cómo voy a guiar a mis hijos a buscar por sobre todas las cosas el Reino de Dios y Su
voluntad?
5. ¿Cómo vamos a permanecer en Su realidad?
6. ¿En qué áreas no estoy siendo ejemplo para mi familia y los que me rodean?
7. ¿Qué fortalezas puedo reconocer en los miembros de mi familia?