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Examen en modalidad virtual de Historia de la Historiografía

Institución de la Institución: IES Profesor Manuel Marchetti


Carrera: Profesorado de Historia
Curso: 3er año
Espacio Curricular: Historia de la Historiografía
Docente a Cargo: Prof. Diaz Juan Cruz
Alumna: María José Caro Abraham.
Fecha: 04/05/2021

Cuestionario:
1) Por qué una perspectiva inspirada en el pensamiento marxiano se
opone a las teorías estructurales funcionales
2) ¿Cuáles fueron los aportes realizados por el marxismo a las ciencias
sociales? Diferencie las concepciones marxistas-vulgar del pensamiento de
Marx.
3) Sintetice las críticas del posmodernismo a la historia científica.
4) Que implicó la profesionalización de la historia que impulso la NEH.
Desarrollo

1) Se puede decir que una perspectiva que esté inspirada en el


pensamiento marxiano se opone a las teorías estructurales funcionales debido
a que en el planteo marxista podemos ver que Karl Marx valora la historicidad
de las estructuras sociales, a diferencias de las demás teorías estructural-
funcionalistas que son consideradas como ahistóricas y antihistóricas.
El autor Eric Hobsbawn afirma que, asimismo, la teoría marxista puede
ser considerada como una teoría estructural-funcionalista, incluso puede ser
considerada como la primera de ellas, pero tenemos que tener muy presente el
marxismo difiere de las últimas en dos sentidos que son característicos del
primero. En primera instancia, en el pensamiento marxiano tienen lugar la
existencia de una jerarquía de los fenómenos sociales (base y
superestructura). En segunda instancia, concibe la existencia de las tensiones
internas -o también llamadas como contradicciones- dentro de un sistema
social.
La importancia de ambos aspectos es fundamental y característico del
marxismo, ya que esto es lo que le permite a aquél explicar cómo están
formadas las sociedades y por qué cambian o se transformar a través del
tiempo. Por eso mencionamos anteriormente que la influencia inmensa que
ejerció Marx está en su insistencia en la existencia de la estructura social y de
su historicidad, o lo que es lo mismo, su dinámica interna de cambio.
Por eso también critica a las demás teorías estructurales funcionales por
dos razones: porque no conciben a la revolución social como un método para
conseguir el cambio social y porque niegan, de esta manera, la historicidad de
las estructuras sociales, transformándolas en estériles.

2) El autor Eric Hobsbawn en su texto “La contribución de Karl Marx a la


historiografía” nos explica muy bien cuales fueron los principales aportes que
Marx nos legó en las ciencias sociales. De esta manera, el autor realiza una
distinción entre aquellos elementos que comúnmente se relacionan con el
marxismo, aunque no necesariamente tengan que ver con el pensamiento
maduro de Marx, (llamaremos a esto marxismo vulgar) y aquellos otros
pensamientos que son verdaderamente claves para entender al pensamiento
marxiano.
a) En un primer momento vamos a hablar de lo que normalmente se
conoce como el “marxismo-vulgar”. Cabe mencionar que la influencia marxista
entre los historiadores ha sido identificada con pocas ideas relativas que han
sido asociadas con Marx o con los movimientos inspirados por su pensamiento,
pero que, como mencionamos, no tienen necesariamente una relación con el
pensamiento de Karl Marx. Veamos algunos de los ejemplos de este tipo de
pensamiento marxista vulgar:
- La “interpretación económica de la historia”, es decir, la creencia de que
“el factor económico es el factor fundamental del que dependen los demás”; y
más concretamente, del que dependían los fenómenos que hasta entonces se
había considerado que no tenían mucha relación con los temas económicos.
- El modelo de “base y superestructura”, que fue interpretado por los
historiadores posteriores como una simple relación de dominio y dependencia
entre la “base económica” y la “superestructura”.
- Los intereses de clase y la lucha de clases. Hobsbawn hace una
aclaración aquí donde el dice, en tono irónico, que parece ser que muchos
historiadores marxistas-vulgares no leyeron mucho más allá de la primera
página del manifiesto comunista, y de la frase “la historia de todas sociedades
existentes hasta ahora es la historia de la lucha de clases”.
- “Las leyes históricas y la inevitabilidad histórica”: el marxismo fue
interpretado como una regularidad rígida e impuesta, por ejemplo, en la
sucesión de las formaciones socioeconómicas, o incluso como un
determinismo mecánico que algunas veces equivalió a sugerir que no existían
alternativas de ningún tipo en la historia.
- Temas específicos de investigación histórica derivados del interés del
propio Marx, por ejemplo, por la historia del desarrollo y la industrialización
capitalistas.
- Algunos temas relacionados con los movimientos provocados a partir de
su teoría, como las agitaciones campesinas de las clases oprimidas o por las
revoluciones.
Luego de mencionar estos elementos, Eric Hobsbawn señala que éstos
representaban, en el mejor de los casos, una selección de los puntos de vista
de Marx sobre la historia y que no lo representaban en absoluto, puesto que
son preocupaciones que nacerían de forma natural por cualquier historiador
interesado por los movimientos obreros, populares y revolucionarios, sin la
necesidad de que Marx hubiese participado. En otras palabras, la mayor
influencia marxista fue de este tipo, marxista-vulgar, con una acentuación
general de los factores económicos y sociales en historia.
b) En un segundo momento, podemos mencionar cuales fueron los
principales aportes del marxismo a las ciencias sociales.
- Casi con certeza, el mayor impacto que las propias ideas específicas de
Marx han tenido en la historia y en las ciencias sociales en general, es casi con
certeza el de la teoría de “base y estructura”; es decir, el de su modelo de una
sociedad compuesta de diferentes “niveles” que se influyen mutuamente. La
propia jerarquía de los niveles a forma de interacción de Marx no ha sido
acogida muy ampliamente como una valiosa contribución, incluso por no
marxistas.
- La influencia marxista que ha sido más efectiva hasta ahora forma parte
de una tendencia general a transformar la historia en una de las ciencias
sociales, una tendencia resistida por algunos con más o menos sutileza, pero
que, indudablemente, ha sido tendencia predominante en el siglo XX.
Esto implica el reconocimiento de las sociedades como sistemas de
relaciones entre los seres humanos, de las cuales son primarias para Marx las
relaciones establecidas con el propósito de la producción y la reproducción.
También implica el análisis de la estructura y del funcionamiento de estos
sistemas como entidades que se mantienen a sí mismas, tanto en sus
relaciones con el medio exterior, como en sus relaciones internas.
- Este modelo dual (dialéctico) es difícil de establecer y de usar, porque
en la práctica es grande la tentación de manejarlo, según el gusto o la ocasión,
o bien como un modelo de “funcionalismo estable” o como un modelo de
“cambio revolucionario”; cuando lo interesante de él es que es las dos cosas.
Es igualmente importante constatar que a veces las tensiones internas pueden
ser reabsorbidas en un modelo auto estabilizador mediante su ajuste como
estabilizadores funcionales y que otras veces no pueden.
El conflicto de clase puede ser regulado mediante una especie de válvula
de seguridad, como en tantas revueltas de plebeyos urbanos en las ciudades
preindustriales, o institucionalizado como “rituales de la rebelión” o de otras
formas. El Estado normalmente legitimará el orden social mediante el control
del conflicto de clases dentro de un sistema estable de instituciones y valores,
permaneciendo ostensiblemente por encima y fuera de ellos, y al hacer esto
perpetuará una sociedad que de otra forma se vería desgarrada por sus
tensiones internas. Sin embargo, hay situaciones en las que el Estado pierde
esta función y esta capacidad de legitimar, y aparecer meramente como una
“conspiración del rico para su propio beneficio”.
Esta naturaleza contradictoria del modelo puede ser oscurecida al
subrayar la existencia indudable de fenómenos separados en la sociedad, que
representen la estabilidad regulada y la subversión. Pero, aunque tales
separaciones existen, y cuando existen indican un cierto estadio del desarrollo
de las contradicciones internas de la sociedad (que para Marx no son
exclusivamente las de conflicto de clase), es igualmente significativo que los
mismos fenómenos puedan cambiar sus funciones según la situación:
movimientos para la restauración del viejo orden regulador de la sociedad de
clases, que se convierten en revoluciones sociales o partidos conscientemente
revolucionarios, que son absorbidos en el statu quo.

3) El autor Iggers enumera muchas de las críticas que se hacen por parte
del posmodernismo a la historia científica. Las más importantes que puedo
mencionar son las siguientes cinco críticas fundamentales:
a) No hay quiebre con la antigüedad: Se menciona que la historiografía
científica es una parte del proceso que inició en la época clásica. Por esto,
podemos mencionar que el quiebre entre ambas corrientes historiográficas no
eran tan fuerte como pensaban los historiadores decimonónicos. Al menos,
compartían dos cosas en común:
- Tenían un tiempo que era unidimensional y diacrónico, de modo que los
sucesos posteriores se derivaban de los anteriores en una secuencia
coherente.
- Creían que los textos representaban y reflejaban las intenciones de sus
actores y que la tarea de los historiadores era comprender tales intenciones
para elaborar un relato histórico coherente.
b) Contexto diferente: La historiografía que fue iniciada por Ranke
estaba fuera de sintonía con las nuevas realidades sociales y políticas del siglo
XX. La historia realizada por la historiografía alemana del siglo XIX daba una
importancia fundamental a los eventos políticos, dejando de lado a los factores
sociales y económicos. En el trascurso del siglo posterior, se comenzó a tomar
conciencia de la importancia del contexto en el cual surgían los hechos
políticos y el modo de vida de las personas de aquel tiempo.
c) Tiempo lineal y corto: Se criticó el tema y la manera en la cual la
historiografía científica concebía la historia. La narrativa estaba organizada
como una secuencia de eventos, donde cada uno era causa y consecuencia de
su predecesor y posterior. Sería ya la Escuela de los Anales la que rompería
con esto, en especial la figura de Fernand Braudel, que enriqueció el
conocimiento histórico cuando mostró la importancia y existencia de las
diferentes temporalidades históricas: el tiempo corto del acontecimiento, el
tiempo de la coyuntura y el tiempo de la estructura.
d) Historiografía elitista: La obra iniciada por Ranke y Niebuhr daba
especial importancia a las élites y a las personas importantes, excluyendo del
centro de la historia a aquellos grupos marginados que no podían expresarse
libremente o que “no podían dar su versión de la historia”: como las mujeres y
los campesinos.
En el transcurso del siglo XX hubo un giro copernicano y la “historia desde
abajo” fue una gran innovación que empezó a mostrar aquello que ocurrió y
que no fue contado, porque sus protagonistas habían sido silenciados. El
marxismo británico fue muy esencial en este aspecto, y tenemos como
estandarte a Edward Thompson como uno de los más importantes
historiadores en este aspecto.
e) Surge la microhistoria: En el siglo de XX la temática histórica cambio
de curso, yendo desde las estructuras y los grandes procesos sociales, a la
cultura cotidiana. Hay algunos historiadores como Levi muestran ahora la
importancia de la microhistoria, dejando de lado los procesos macrohistóricos y
macrosociales, poniendo hincapié ahora en el análisis de las pequeñas
unidades sociales.
4) En un primer momento creo necesario mostrar la importancia que tiene
la NEH dentro de la historiografía argentina. En tal sentido, ya es un lugar
común la referencia a sus orígenes, cuando al promediar la segunda década
del siglo XX Juan García señalaba la existencia de una nueva escuela
histórica; al mismo tiempo, Ricardo Rojas aludía a una joven generación
encargada de producir “el renacimiento de los estudios históricos” en el país.
Años más tarde, un miembro de sus propias huestes -Rómulo Carbia-
estabilizaba el linaje de la NEH en su “Historia crítica de la historiografía
argentina”, insertándola en la noble prosapia erudita iniciada por Bartolomé
Mitre.
Ahora bien, la profesionalización de la Nueva Escuela Histórica consistió
principalmente en lograr el crecimiento del rango del historiador. La Reforma
Universitaria de 1918 abonó el terreno para que muchos de los exponentes de
esta nueva corriente encontraran un anclaje dentro de las cátedras
universitarias. Sin embargo, una vez alcanzada su ubicación en los ámbitos
universitarios, uno de los desafíos que debieron asumir durante el camino hacia
su consolidación en el alcance de la hegemonía dentro de la disciplina, fue
resolver problemas que tendieran a llenar el vacío producto de la precariedad
institucional. Para eso atacaron en tres frentes: por un lado, poner a disposición
de los investigadores el acervo documental, por otro, lograr la incorporación al
plantel de profesores en las distintas universidades y por último crear institutos
desde los cuales se pudiera llevar a cabo la tarea del historiador.
A partir de aquí, comenzó el camino de la creación de los principales y
novedosos medios institucionales nuevos para el período: “La Escuela Histórica
de La Plata”, “El instituto de investigaciones históricas” y “La Junta de Historia y
Numismática Americana”. Hablaremos brevemente de cada una de estas
instituciones:
a) La Escuela Histórica de La Plata: Ricardo Levene supo capitalizar el
creciente peso que fue adquiriendo dentro de la universidad desde sus cargos
docentes y de gestión, y fuera de ella a través de sus fluidas y versátiles
relaciones con funcionarios públicos. Apoyándose en un poderoso aparato
institucional que él mismo contribuyó a crear y a robustecer, canalizó a su
modo las aspiraciones de mentor Joaquín González, prolongando en cierto
modo aquel espíritu del Centenario. Desde esos lugares, alimentó un conjunto
de iniciativas en las que la institucionalización fue la nota central. Todas se
iniciaron durante el clima reformista con el reordenamiento que dio origen a la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Esta notable gestión estuvo inspirada, por un lado: por la referencialidad
que guardaba por los “ateneístas mexicanos”, que le inspiró la difusión de un
conjunto de ideas que constituían un claro proyecto cultural cimentado en la
educación a partir del encuadre humanístico; por otro lado, por el “modelo de
universidad alemana” -con sus escuelas profesionales y planteles dedicados
a la investigación-, que inspiraron el surgimiento de la Escuela de Altos
Estudios (1914).
En consonancia con estas directrices, la Facultad de Humanidades de los
20´ estimuló el dictado de seminarios y la creación de centros de investigación
y extensión con sus correlativas publicaciones:
- En 1921 la revista “Humanidades” era complementada con la “Biblioteca
de Humanidades”, colección que dio a luz textos connotados como la “Historia
crítica de la historiografía argentina”, de Carbia.
- Desde el “Instituto Bibliográfico” se intentó dar cuenta del desarrollo de
la actividad intelectual nacional de corte humanístico; tarea a la sumó a
estudiantes.
- Más importante aún fue el impulso que Levene dio a la creación en 1925
del “Archivo histórico de la provincia de Buenos Aires”. Durante tres décadas,
aquél condujo el repositorio propiciando no sólo el ordenamiento y catalogación
de materiales disponibles, sino el control sobre fondos documentales locales
mediante una densa red que vincula el archivo bonaerense con sus pares
locales.
Con justicia Carlos Heras, se refirió a esta vertiente de la NEH en
términos de “Escuela histórica Platense”; en ella su artífice contó con dos
colaboradores infatigables: R. Carbia y el mismo Heras. Carbia estaba más
volcado hacia la historia colonial, mientras que Heras manifestó mayor interés
por la Argentina independiente y la etapa abierta en 1852.
b) El instituto de investigaciones históricas: En 1921 E. Ravignani
accedía a la dirección del novel “Instituto de Investigaciones Históricas”,
organismo que reflejaría bien el clima que comenzó a imperar en la universidad
postreformista. La intensa actividad que desarrolló el Instituto se apoyaba en el
relevamiento documental y su difusión y era reflejado en las páginas de su
propia publicación periódica: el Boletín. Este Boletín se proponía principalmente
dar cuenta de la actividad historiográfica local e internacional en sus diversas
manifestaciones procedentes tanto del ámbito local cuanto internacional.
El Instituto de Investigaciones Históricas, a instancias de Ravignani,
desarrolló asimismo una intensa campaña de obtención de fondos
documentales en el interior y el exterior. A diferencia del platense, el grupo
dirigido por Ravignani parecía más heterogéneo y dominado por
individualidades, varias de las cuales desempeñaron cargos en la alta
burocracia.
- Emilio Ravignani, que ejerció el cargo de diputado de la nación con una
ambigua relación con el partido radical. Desde que asumió la dirección del
Instituto recuperó la agenda de Matienzo impulsando indagaciones en torno de
los orígenes del federalismo y la organización institucional, tema que atrajo sus
mayores preocupaciones y vía por la cual llegó a la recuperación de Artigas y
Rosas.
- Diego Luis Molinari, de temperamento sarmientino -lúcido, crítico,
sanguíneo y político avezado- participó del ministerio de relaciones exteriores
con Yrigoyen. Finalmente, la adhesión de Molinari al peronismo constituyó la
cumbre y el ocaso de su carrera política.
- José Torre Revello, es un caso particular, ya que sin formación
universitaria alguna, en 1918 ingresó a la Sección Historia en calidad de
copista en los archivos y bibliotecas españoles. Dos décadas más tarde era
designado académico numerario, en 1943 se desempeñaba como adjunto en la
misma facultad en la cátedra de Historia de América.
Desde fines del ´20 comenzaron a aparecer sus célebres “Crónicas del
Buenos Aires colonial”, que alcanza su mayor expresión con “La sociedad
colonial”, libro en el que se condensaba el vasto conocimiento de fuentes y
bibliografía.
c) La Junta de Historia y Numismática Americana: La triarquía se
completa con el espacio ganado por la Junta gracias al impulso que le otorgó
Levene.
Durante esta etapa, la institución aumentó sus cargos directivos y la
cantidad de sus miembros y se incrementó la densidad de sus redes externas e
internas. Esta vertiente tuvo la peculiaridad de conectar a los historiadores
profesionales con un amplio sistema relacional que vinculaba zonas de los
poderes públicos con otras de la sociedad civil.
Desarrollaba tareas de asesoramiento (nombres a establecimientos,
calles). Fue beneficiada por subsidios estatales para la compra de la Biblioteca
Dr. Farini, comprar colecciones numismáticas, reeditar periódicos y principal
reactualizar el proyecto orientado a editar la postergada historia argentina.
La Junta contaba con otra iniciativa de gran envergadura: consistente en
construir centros dedicados a los estudios históricos en las provincias: se
trataba de crear organismos similares a la Junta en ciudades del interior del
país que contasen con miembros correspondientes.
Historiografía local, provincial y regional: Una cuarta vertiente de la NEH
la constituye la historiografía del interior, vinculada a la Junta y a la Escuela
Histórica Platense, gracias a Levene.
Hasta la aparición de instituciones dedicadas a la enseñanza superior en
historia, los estudios históricos locales, provinciales o regionales se practicaban
mayoritariamente en organismos de carácter local y asociativo, no
necesariamente oficial, cuyo formato típico fue el de la Junta. Ellas albergaban
la entusiasta actividad de estudiosos, aficionados, coleccionistas,
representantes del clero y profesionales de otras disciplinas preocupados por
preservar la memoria documental de su localidad.
La datación de la eclosión de estas instituciones data de la década del
´30, como la de Cuyo, la de Córdoba, la de Santa Fe. Estos organismos, las
juntas históricas, presentan marcadas recurrencias entre sí y con la porteña,
sea en el criterio para integrar elencos, planificar y ejecutar actividades, sea por
su vinculación con poderes públicos. Su funcionamiento se vio estimulado por
el sistema de filiales y adheridas instrumentado por la Junta de Historia y
Numismática Americana, constituyendo una red cuyo funcionamiento puede
verificarse en la participación de los historiadores provinciales en la Historia de
la Nación Argentina.

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