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Sociedad Anónima Eduardo Vieira vs la República de

Chile.
Caso CIADI No. ARB/0417

Integrantes:

Profesor: Raúl Campusano


Curso: Derecho Internacional Público
Universidad del Desarrollo
Facultad de Derecho
Sede San Carlos de Apoquindo
26 de septiembre de 2021
ANTECEDENTES.
El 5 de noviembre de 2013 el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas
a Inversiones (CIADI) recibió una solicitud de arbitraje contra la República de Chile
(DEMANDADA) por parte de la Sociedad Anónima Eduardo Vieira
(DEMANDANTE), invocando las disposiciones entre la República de Chile y el Reino
de España para la Protección y Fomento Recíproco de Inversiones de 29 de marzo de
1994 (ACUERDO).
La primera sesión del Tribunal fue celebrada el 15 de diciembre de 2004 en
Washington, D.C. El 15 de marzo de 2015 la demandante presentó su memorial sobre el
fondo de la cuestión, también llamado “Memorial de Demanda”. Posteriormente, el 10
de junio de 2005, la demandada presentó excepciones a la jurisdicción del Centro y a la
competencia del Tribunal, declarándose suspendido el procedimiento el 17 de junio del
mismo año.
Desde el 14 de julio de 2005 y el 14 de abril de 2006, las partes intercambiaron las
presentaciones escritas en materia de jurisdicción, el que una vez concluido dio lugar a
la audiencia sobre jurisdicción el 20 de julio de 2006 en Washington, D.C.

HECHOS RELEVANTES DE LA CAUSA.


El 3 de octubre de 1988, la empresa chilena Construcciones y Carpintería Naval
CONCAR, S.A. (CONCAR) presentó ante la Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA) una
solicitud de autorización para la realización actividades pesqueras y operar dos buques
palangreros. El 30 de noviembre del mismo año, CONCAR presentó ante la Secretaría
Ejecutiva del Comité de Inversiones Extranjeras (SECRETARÍA) un escrito
informando la existencia de un pedido de autorización para operar dos buques fábrica,
“Antonio Lorenzo” y “María Tamara” que, junto con el capital de trabajo requerido, le
serían aportados por la sociedad española PACEGAL, S.A. (PACEGAL).
Posteriormente, el 6 de marzo de 1989, la SECRETARÍA recibió y aprobó la Solicitud
de Inversión Extranjera de PACEGAL para desarrollar actividades de pesca extractiva.
SUBPESCA emitió la Resolución No. 291 que autorizaba a CONCAR para iniciar
actividades pesqueras en la zona de aguas interiores situada al sur del paralelo 47º L.S.
Una vez dictada la Resolución No. 291, PACEGAL celebró con el Estado de Chile un
Contrato de Inversión Extranjera, acordando la inversión de PACEGAL en CONCAR.
El 23 de agosto de 1990, CONCAR solicitó a SUBPESCA la ampliación de la
Resolución No. 291 para que se le permitiera realizar actividades pesqueras tanto en
aguas exteriores como interiores, la cual fue rechazada. SUBPESCA argumentó que las
disposiciones técnicas de la Subsecretaría recomendaban regular el ingreso de nuevas
embarcaciones a la unidad de pesquería de la zona sur-austral del mar exterior de la X,
XI y XII Región. Ante esta negativa, PACEGAL presentó ante el Secretario Ejecutivo
del Comité de Inversiones Extranjeras del Estado de Chile una solicitud para transferir
sus acciones en CONCAR a VIEIRA y a la sociedad Brusson Societe Anonyme de
Vaduz (BRUSSON), operación que fue autorizada. Mediante escritura pública de fecha
26 de diciembre de 1990, VIEIRA adquirió de PACEGAL el 49% de las acciones en
CONCAR.
Más adelante, el 28 de junio de 1991, la Asociación Gremial de Industriales y
Armadores de Buques Pesqueros Palangreros de la XII Región (ANAPESCA) presentó
ante SUBPESCA una solicitud para regularizar la autorización dada a CONCAR a fin
de que pueda operar en todo el litoral al sur del paralelo 47º L.S., incluyendo aguas
exteriores.
El 3 de julio de 1991 se modificó el Contrato de Inversión Extranjera, acto en el que
PACEGAL cedió todos sus derechos a como inversor extranjero a VIEIRA y a la
sociedad BRUSSON. Posteriormente, CONCAR presentó ante SUBPESCA una
solicitud para la regularización de la Resolución No. 291 a fin de que se le permitiera
realizar actividades pesqueras en aguas exteriores, argumentando que la limitación de
pesca a aguas interiores resultaba injustificada y contraria a derecho. No obstante, el 7
de mayo de 1992, SUBPESCA emitió la Resolución No. 381, negando la regularización
de la Resolución No. 291.
Casi dos años después de que la Resolución No. 381 fue emitida, entró en vigor el
ACUERDO.
Al año siguiente, el 23 de noviembre de 1995, CONCAR presentó ante el Ministerio de
Economía, Fomento y Reconstrucción del Estado de Chile (“MINECON”) un escrito
solicitando la modificación de la Resolución No. 291.
El 16 de enero de 1996 SUBPESCA emitió la Resolución No. 85 declarando la
caducidad de la Resolución No. 291, ya que CONCAR había suspendido sus actividades
y el 22 de enero del mismo año emitió la Resolución No. 86 en la que informa a ésta
que no es posible acceder a su petición ya que la Resolución No. 291 se encontraba en
trámite de caducidad. El 12 de febrero de 1996, CONCAR presenta ante el MINECON
un recurso de reclamación en contra de la Resolución No. 85, la cual es dejada sin
efecto mediante la Resolución Exenta No. 49 del 23 de abril de 1996. Sin embargo, a
través de la Resolución Exenta No. 53 del 27 de junio de 1997, el MINECON desestimó
la petición de CONCAR, ya que la Resolución No. 291 estaba ajustada a la
normatividad vigente. El 28 de julio del mismo año, CONCAR promovió un recurso
solicitando al MINECON la reposición de la Resolución Exenta No. 53 y la declaración
de que la Resolución No. 291 se había dictado bajo un “lamentable error de hecho”.
El 14 de enero de 1998, el MINECON dicta la Resolución Exenta No. 2 en la que se
rechaza la procedencia de dicho recurso de reposición. Ante esta negativa, con fecha 22
de enero de 1998, CONCAR presentó ante la Contraloría un escrito solicitando ordenar
a SUBPESCA la rectificación de la Resolución No. 291. El 9 de febrero de 1998, la
CONTRALORÍA ordenó a SUBPESCA la presentación de información y antecedentes.
Mediante el oficio No. 261 de fecha 2 de abril de 1998, SUBPESCA envío el informe
requerido, solicitando el rechazo a la pretensión de CONCAR.
Con fecha 20 de agosto de 1999, la CONTRALORÍA emitió el Dictamen No. 30872
(DICTAMEN) en el que acoge la pretensión de CONCAR y ordena a SUBPESCA la
rectificación de la Resolución No. 291, debido a que ésta no se ajustaba a derecho.
A través del oficio No. 291 de fecha 10 de marzo de 2000, SUBPESCA promovió en
contra del DICTAMEN un recurso de reconsideración ante la CONTRALORÍA. El 25
de enero de 2001, la CONTRALORÍA emitió el Dictamen No. 2788 (DICTAMEN
FINAL) por el acoge parcialmente el recurso promovido por SUBPESCA, limitando la
rectificación de la Resolución No. 291 al buque “María Tamara”, ya que la caducidad
del permiso de pesca del buque “Antonio Lorenzo” ya había sido declarada. El 31 de
enero de 2001, la CONTRALORÍA notificó a SUBPESCA el DICTAMEN FINAL y se
publicaron en el Diario Oficial las resoluciones de SUBPESCA Nos. 128, 129, 130 y
1311 en las que no se consideró a CONCAR, razón por la cual el 9 de febrero de 2001,
ésta promovió ante el MINECON un recurso de reclamación.
El 9 de febrero de 2001, la Federación Gremial de Industrias Pesqueras de la Macrozona
(FIPES), promovió ante la Corte de Apelaciones de Santiago un recurso de protección
en contra del DICTAMEN FINAL, sosteniendo su ilegalidad al afectar sus derechos
adquiridos al autorizar a CONCAR la pesca en aguas exteriores. Después, el 23 de
febrero de 2001, SUBPESCA emitió la Resolución No. 371 por la que se modifica la
Resolución No. 291, autorizando a CONCAR para realizar las actividades de pesca
requeridas.
Con fecha 15 de marzo de 2001, el MINECON emitió la Resolución Exenta No. 52,
adoptando parcialmente el recurso de reclamación interpuesto por CONCAR. El 19 de
marzo de 2001, FIPES presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones
de Valparaíso en contra de la Resolución No. 371. Más adelante, el 26 de marzo de
2001, CONCAR solicitó al MINECON el cumplimiento del DICTAMEN FINAL.
El 10 de agosto de 2001 se llevaron a cabo las primeras consultas amistosas en el
Comité de Inversiones del Estado de Chile dentro del marco del artículo 10 del
ACUERDO.
El 17 de agosto de 2001, la Corte de Apelaciones de Valparaíso dictó sentencia dejando
sin efectos la autorización a CONCAR.
Con fecha 24 de agosto de 2001 se llevó a cabo la segunda reunión de consultas
amistosas.
En un escrito de fecha 7 de noviembre de 2001, CONCAR reclamo conductas indebidas
por parte de SUBPESCA en la redacción de la Resolución No. 371 y dentro del
procedimiento del Recurso de Protección.
El 6 de marzo de 2002, la Corte Suprema rechazó por inadmisible el recurso de hecho
promovido por SUBPESCA, dejando ejecutoriada la sentencia de la Corte de

1
Estas resoluciones establecen los Límites Máximos de Captura Provisionales para las pesquerías de
merluza del sur y congrio dorado en la zona de mar exterior.
Apelaciones de Valparaíso, estableciendo definitivamente la ilegalidad de la Resolución
No. 371.
El 8 de mayo de 2002 se llevó a cabo la última de las consultas amistosas.
Finalmente, el 2 de octubre de 2002, SUBPESCA emitió la Resolución No. 2090 en la
que deja sin efecto la Resolución No. 371, y a través de la resolución No. 2982 se
autorizó al barco “María Tamara” para pescar en aguas exteriores al sur del paralelo 47º
L.S., en consideración a lo establecido en la Ley No. 19.849. Sin embargo, el 9 de
noviembre de 2004, CONCAR vende el buque “María Tamara” señalando que ello se
debía a la desmejorada condición económica de la empresa.

PLANTEAMIENTOS DE LAS PARTES.


La DEMANDANTE, inicia su argumentación sosteniendo que como accionista en
CONCAR, CHILE ha violado en su perjuicio diversas disposiciones del ACUERDO, en
particular los principios de:
a. Trato justo y equitativo;
b. Trato nacional;
c. Trato de nación más favorecida;
d. De protección.

Lo anterior queda de manifiesto al no rectificar la Resolución No. 291 ante las


peticiones formuladas por CONCAR (“primer reclamo”), con la asignación de la cuota
“cero” para determinar los cupos de pesca de CONCAR en aguas exteriores (“segundo
reclamo”) y con las conductas dolosas de SUBPESCA en la redacción de la Resolución
No. 371 y dentro del procedimiento del RECURSO DE PROTECCIÓN promovido
contra la misma (“tercer reclamo”), agregando que dichas violaciones generaron daños
equivalentes a una expropiación. En consideración a lo anterior, VIEIRA reclama de
CHILE el pago de una suma que compense la totalidad de los daños sufridos al no
poder obtener los resultados esperados de su inversión.
Por su parte, la DEMANDADA sostiene que tales alegaciones son infundadas, ya que el
CIADI no tiene jurisdicción sobre las controversias o reclamaciones iniciadas con
anterioridad a la entrada en vigor del ACUERDO, añadiendo que la controversia en
cuestión surgió el 12 de septiembre de 1990 con el oficio de SUBPESCA que niega el
permiso de ampliación de la autorización de pesca a aguas exteriores, mientras que la
reclamación a ésta surgió el 9 de julio de 1991 con el escrito de CONCAR a
SUBPESCA por la que exige regularizar su situación.
Al referirse al segundo reclamo, CHILE señala que ello se debe a que en los años 1999
y 2000 CONCAR no contaba con la autorización para pescar en aguas exteriores, en
virtud de la Resolución No. 291, siendo esa asignación una consecuencia de la debida
aplicación de las leyes vigentes y no un hecho ilícito.
En cuanto al tercer reclamo, Chile indica que aquella controversia no es distinta a la
negativa dada a la solicitud de pesca en aguas exteriores, ya que en el RECURSO DE
PROTECCIÓN VIEIRA no impugna la forma en que SUBPESCA actuó al dictar la
Resolución 371, sino la decisión judicial que declaró ilegal esa Resolución y la
autorización dada a CONCAR.
A su vez, la DEMANDADA argumenta que, si el Tribunal acepta la jurisdicción del
CIADI, se estaría infringiendo el artículo 28 de la Convención de Viena2.
En relación con dichos argumentos, VIEIRA sostiene que Chile no puede oponerse a la
jurisdicción del CIADI ya que renunció a ese derecho al participar en las CONSULTAS
AMISTOSAS a la luz del artículo 10 del ACUERDO.
Respecto del debate en torno a la jurisdicción ratione temporis, VIEIRA sostiene que
todas las controversias sometidas al conocimiento de este Tribunal surgieron con
posterioridad a la entrada en vigor del ACUERDO. A su vez, añade que todas las
comunicaciones entre CONCAR y las autoridades chilenas realizadas antes de la
entrada en vigor del ACUERDO son meras solicitudes de ampliación que no
presuponen la existencia de una controversia o de una reclamación en los términos del
ACUERDO.
A continuación, afirma que la primera controversia relativa a la no rectificación de la
Resolución No. 291 surge en 1997 con el rechazo formal del MINECON al
requerimiento realizado por CONCAR mediante su escrito del 23 de noviembre de
1995, siendo evidente que los dos consecuentes reclamos también fueron realizados
durante la vigencia del ACUERDO.
VIEIRA manifiesta que CHILE ha replanteado a su conveniencia las alegaciones
formuladas en el Memorial de Demanda, redefiniendo el objeto de las controversias al
sostener que su “causa real” es la negativa a CONCAR para pescar en aguas exteriores,
cuando la “causa real” de la disputa son las violaciones concretas realizadas por CHILE
al ACUERDO, esto es, los tres reclamos ya señalados.
Por otro lado, en torno a la afirmación de la DEMANDADA de que la controversia
surgió mediante el oficio de SUBPESCA No. 398 de fecha 12 de septiembre de 1990,
VIEIRA manifiesta que en dicho documento no existió entre las partes un conflicto de
intereses, ni tampoco una oposición de puntos de vista jurídicos.
A este respecto, la DEMANDANTE insiste en que a esta fecha CHILE únicamente
negó un pedido de ampliación que implicaba un nuevo permiso de pesca a CONCAR,
pero no negó la rectificación de una resolución considerada con posterioridad como
errónea, no existiendo así una controversia entre las partes.

2
Las disposiciones de un tratado no obligaran a una parte respecto de ningún acto o hecho que haba
tenido lugar con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para esa parte ni de ninguna
situación que en esa fecha haya dejado de existir, salvo que una intención diferente se desprenda del
tratado o conste de otro modo.
De igual manera, VIEIRA manifiesta que en el escrito de CONCAR de 9 de julio de
1991 no existieron controversias jurídicas entre las partes. Asimismo, afirma que la
Resolución No. 381 dio respuesta a la solicitud de ampliación de la Resolución No. 291,
por lo que dicha resolución tampoco puede suponer un conflicto de intereses.
Por último, VIEIRA manifiesta que los escritos por los que CONCAR solicita la
rectificación de la Resolución No. 291 con anterioridad a la entrada en vigor del
ACUERDO, no presuponen la existencia de una controversia entre las partes, además de
que en las mismas no existe una oposición o reclamo. Asimismo, la DEMANDANTE
manifiesta que la solicitud de rectificación a la Resolución No. 291 no fue respondida
sino hasta 1997 mediante la Resolución Exenta No. 53 de fecha 27 de junio, fecha en la
que realmente nació la controversia entre las partes y que es posterior a la fecha de
entrada en vigor del ACUERDO.

ANALISIS DEL DERECHO APLICADO POR EL TRIBUNAL.


El Tribunal comienza su análisis y expone sus argumentos indicando que el punto
controvertido a resolver se refiere al alcance del consentimiento manifestado por
CHILE a través del artículo 2 del ACUERDO. Por ello, este Tribunal considera
relevante analizar los principios que regulan el consentimiento a la jurisdicción del
Centro. Al respecto, resulta de la mayor relevancia el principio establecido en el primer
párrafo del Artículo 25 del Convenio de Washington. El principio de buena fe en esta
determinación se manifiesta en un doble sentido. Por un lado, en la buena fe con la cual
el Tribunal de Arbitraje debe actuar al momento de realizar su análisis jurisdiccional y,
por el otro, en que dicho análisis debe partir de la premisa de que el consentimiento de
las partes fue otorgado de buena fe y, por ende, en el momento en que manifestaron su
consentimiento, las partes lo hicieron con la intención de que éste produjera todos sus
efectos en las circunstancias acordadas por ellas.
En primer lugar, el Tribunal señala que CHILE no se ha referido expresamente a su
aceptación respecto a la jurisdicción del Centro, y que tampoco encuentra una renuncia
expresa de su parte para objetar a esta jurisdicción, por lo que la renuncia solo podría
considerarse como implícita en la firma de las actas levantadas en aplicación directa del
artículo 10 del ACUERDO, reconociendo en consecuencia que la disputa planteada por
VIEIRA es arbitrable según lo dispuesto en el artículo 25 del Convenio de Washington
y en el propio ACUERDO.
El Tribunal considera que el hecho de que CHILE haya participado en las consultas
amistosas a la luz del artículo 10 del ACUERDO y firmado sus actas, no significa que
haya otorgado una aceptación incondicional a la jurisdicción del Centro o que haya
renunciado claramente a objetarla, ya que, en virtud del Convenio de Washington, Chile
conserva este derecho. A mayor abundamiento, el Tribunal estima que el silencio o la
renuncia tácita que pudieran desprenderse tácitamente de la firma de las actas (que
señala no observar en ellas), resultan insuficientes para suplantar lo que en forma
expresa y clara se establece en las disposiciones derivadas del artículo 10 del
ACUERDO, de los artículos 25, 36 y 41 del Convenio de Washington y del artículo 41
de las Reglas de Arbitraje del CIADI.
Posteriormente, el Tribunal señala que su posición es congruente con el principio
Competence – Competence3 plasmado en el párrafo primero del artículo 41 del
Convenio de Washington y con el análisis prima facie que sobre la jurisdicción el
Secretario General del Centro puede realizar en términos del párrafo tercero del artículo
36 del Convenio de Washington.
Ese razonamiento permite al Tribunal denegar la pretensión de VIEIRA formulada a
través del principio de Estoppel y la doctrina de los actos propios 4 y manifiesta que
tanto la participación de CHILE como su conducta en las consultas amistosas
celebradas, de ninguna manera puede significar una aceptación incondicional a la
jurisdicción del Centro y, mucho menos, una renuncia para objetarla, estableciendo que
la controversia objeto de este arbitraje surgió con anterioridad al 29 de marzo de 1994 y
la misma se proyectó en el tiempo hasta el año de 2001, traduciéndose los reclamos
alegados por VIEIRA en la misma controversia material implicada en la negativa a
CONCAR para pescar en aguas exteriores y en la consecuente negativa de modificación
de la Resolución No. 291, ocupando esta controversia la posición central de los tres
reclamos planteados como violatorios del ACUERDO, por ende, el Centro carece de
jurisdicción ratione temporis para conocer de esta controversia.

OPINIÓN JURÍDICA.
Como puede desprenderse de los antecedentes, hechos y decisiones jurídicas
anteriormente señaladas, no quedan dudas respecto de la imposibilidad por parte del
CIADI de ejercer jurisdicción en este caso, cuestión que es posible determinar en base a
una serie de argumentos, expuestos a continuación.
En primer lugar, el objeto que se plantea como argumento central del debate recae sobre
la negativa a CONCAR a ejercer su derecho a pescar en aguas exteriores, hecho
ocurrido con anterioridad a la entrada en vigor del ACUERDO. No obstante, resulta
evidente que los tres reclamos establecidos por VIEIRA, cada uno de ellos originado
por hechos ocurridos con posterioridad a la entrada en vigor del ACUERDO, no son
más que la misma controversia expuesta a través de otros lineamientos y parámetros. En
base a lo anterior, no habría manera de sostener el argumento planteado por la
DEMANDANTE.

3
El principio Competence – Competence es una máxima que establece que el juez árbitro será el
encargado de resolver todos los conflictos derivados del convenio arbitral, entendiéndose dentro de su
competencia tanto la facultad de conocer y resolver acerca de la posible nulidad del contrato en el cual
se enmarca la cláusula compromisoria, como acerca de la eventual nulidad de esta última. En definitiva,
el árbitro es competente incluso para revisar su propia competencia.
4
El principio de Estoppel consiste en el impedimento a una acción de carácter legal originada por un
acto propio de un hombre. A través de el se veda a una persona la posibilidad de desconocer cuestiones
de hecho, si en forma previa ha aceptado o reconocido que tales hechos fueron ejecutados por él.
En segundo lugar, no se puede pasar por alto que la Resolución No. 291 que autorizaba
a CONCAR para iniciar actividades pesqueras en la zona de aguas interiores situada al
sur del paralelo 47º L.S., se encontraba ajustada a derecho, esto es, a las leyes vigentes
en aquella época. De esta forma, no es plausible que CONCAR pretenda que el Estado
de Chile pase por alto aquella normativa para crear una situación excepcional respecto
de las operaciones de la empresa, ya que ello podría acarrar repercusiones negativas en
cuanto a la soberanía del Estado.
En tercer lugar, es necesario considerar que el funcionamiento del CIADI no ha estado
exento de fuertes críticas, destacando su falta de consistencia y uniformidad en los
laudos, cuestión que ha puesto en jaque su trabajo y que le provoca una constante
pérdida de legitimidad. A su vez, se ha señalado por diversas organizaciones que su
enfoque o postura tiende a beneficiar a las empresas.
En quinto lugar, el CIADI cuenta con tribunales arbitrales únicos, por lo que las partes
no cuentan con la posibilidad de acudir una instancia superior. En consecuencia, las
decisiones del CIADI son inapelables e irrevisables (salvo por el mismo organismo),
volviéndose en obligatorias para los Estados, lo cual también despierta duras críticas5.
Finalmente, a pesar de las mencionadas críticas a su labor, resulta imposible pasar por
alto las múltiples ventajas del sistema CIADI para dar solución a conflictos que tienen
su origen en inversiones, las que se reflejan a través del análisis profundo hecho por un
Tribunal Internacional especialista en la materia y que cumple su rol de forma
imparcial, lo que resulta en fallos que cuentan con sólidos argumentos jurídicos y que
reconoce o deniega la jurisdicción en los casos que corresponde6.

5
https://www.celag.org/informe-evaluacion-y-alternativas-al-ciadi/
6
El consentimiento para recurrir al CIADI como base de la jurisdicción de los Tribunales Arbitrales
constituidos en conformidad al Convenio de Washington. Análisis de algunos de sus fallos.
Bibliografía.
- Celag. Informe: Evaluación y alternativas al CIADI. 16 de mayo de 2017.
Disponible en: https://www.celag.org/informe-evaluacion-y-alternativas-al-
ciadi/. Consultado el 24 de septiembre de 2021.
- Convención de Viena sobre el derecho de los tratados (Viena, 23 de mayo de
1969). Disponible en: https://www.oas.org › espanol › convencion_viena.
Consultado el 23 de septiembre de 2021.
- SOLER REYES, Mario. El consentimiento para recurrir al CIADI como base de
la jurisdicción de los Tribunales Arbitrales constituidos en conformidad al
Convenio de Washington. Análisis de algunos de sus fallos. Memoria para optar
al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. 11 de julio de 2005.
Disponible en: http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/107588. Consultado el 26
de diciembre de 2021.
- FUENTES BENÍTEZ, Felicitas. La alegada inconsistencia en el CIADI y las
reformas propuestas. Disponible en: https://reposotorio.udesa.edu.ar › jspui ›
bitstream. Consultado el 25 de septiembre de 2021.
- Laudo Arbitral dictado en el arbitraje de Sociedad Anónima Eduardo Vieira con
la República de Chile. Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas
a Inversiones Washington, D.C. 21 de agosto de 2007. Disponible en:
https://www.italaw.com/cases/1035. Consultado el 19 de septiembre de 2021.
- PARDO DE CARVALLO, Inés. La doctrina de los actos propios. Revista de
Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso. XIV (1991-1992).
Disponible en: http://www.rdpucv.cl/index.php/rderecho/article/view/244.
Consultado el 20 de septiembre de 2021.
- Resoluciones Exentas de la Subsecretaria de Pesca Nos. 128, 129, 130 y 131.
Disponible en: https://www.subpesca.cl. Consultado el 20 de septiembre de
2021.

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