Era un sábado caluroso, más exactamente 14 de octubre de 1899, en el aire se
sentía la humedad de la brisa y el olor a frailejón, llegaba a mi pueblo natal Lebrija, me esperaba mi familia y un merecido descanso después de tanto trabajo en el periódico; sin embargo esta calma inesperada vaticinaba algo y no muy bueno, fue así como llegue a mi casa y mis padres me contaron que todo Santander se encontraba en conflicto, que se promovía el enfrentamiento entre ejércitos y que quizá no había escogido el mejor tiempo para descansar, pero pensé si estoy acá es por algo y si iba a pasar un fin de semana, porque no quedarme una semana completa, no pasaría nada pues estaba de vacaciones. Todo transcurría normalmente, sin embargo, el martes 17 los liberales deciden alzarse en armas, empezaron a atacar pueblos y ciudades, se declararon en rebelión contra el gobierno conservador a la cabeza de Manuel Antonio Sanclemente y su vicepresidente José Manuel Marroquín, sus razones venían de antes, y se enmarcaban en la guerra civil de 1895 y en el fraude electoral de las elecciones de 1897, que dejaron a los liberales fuera de cualquier participación política, los hechos fueron tan fuertes que los alzados consiguieron apoderarse de prácticamente la totalidad del departamento de Santander, estallando levantamientos en Boyacá, Tolima y Magdalena. Por tal razón, el gobierno declaró la ley marcial para todo el día 18 de octubre. Las primeras derrotas militares para el bando liberal comenzaron días más tarde de haber iniciado la guerra en la batalla de los Obispos en el río Magdalena el 24 de octubre, cuando los rebeldes de Santander intentaron establecer contacto con la costa, yo ya llevaba 10 días en mi pueblo viviendo quizá de forma directa algo que nunca mas iba volver a ver, es por esto que decidí llamar a mi jefe y contarle para que me diera una licencia o porque no enviarle la primicia día tras día y de una fuente segura, a él le sonó la idea y es así como emprendí este viaje junto con los alzados en armas. No lo dude ni un momento y a finales de Octubre de 1899, ya me encontraba en el departamento del Cauca donde también estallaron guerrillas liberales que se tomaron a Tumaco y asaltaron a Palmira en noviembre, pero que resultaron vencidas, la victoria rebelde en Peralonso les dio nuevos aires y empezaron a reclutar hombres en las comunidades indígenas del Cauca, y también volvieron muchos liberales exiliados en Ecuador. Se produjo un ataque rebelde contra Popayán el 25 de diciembre, siendo vencidos a 20 kilómetros al sur de la ciudad, en Flautas. Muchos volvieron a huir a Ecuador, donde el presidente liberal, Eloy Alfaro, armó a los alzados, quienes volvieron al ataque produciéndose una batalla cerca de la frontera, en Cascajal , municipio de San Lorenzo, departamento de Nariño, el 23 de enero de 1900. La victoria gubernamental fue total y con ella acabó momentáneamente la rebelión en el Cauca. Los liberales animados por su victoria decidieron lanzar una ofensiva sorpresa en Panamá donde tuvieron mucho éxito debido a la lejanía de este departamento de la capital y al tiempo en varios lugares, en Santander los liberales se reorganizaron y decidieron tomar las estratégicas urbes de Cúcuta y Bucaramanga; el general Herrera atacó la primera con un gran ejército y el comandante de las tropas gubernamentales en la plaza, general Juan B. Tobar, la evacuó con sus tropas y se dirigió a reforzar las defensas de la segunda ciudad, pensaban que lograrían una victoria rápida, sin embargo por un error táctico no persiguieron a los conservadores, en lo que habría sido la derrota definitiva de las tropas del gobierno. Puedo decir que me siento afortunado de haber estado en ese lugar y en esa fecha ya que cerca de mi pueblo fue donde ambos ejércitos se enfrentaron entre el 11 y el 26 de mayo de 1900, quince días de guerra ininterrumpida, sin tregua, ni cese al fuego, que dejó las escenas bélicas más espantosas de la disputa y la derrota liberal en ese campo de batalla, 4300 bajas entre muertos y heridos de ambos bandos, Sanclemente fue derrocado el 31 de julio de 1900 por José Manuel Marroquín Ricaurte, representante del Partido Conservador, en alianza con el liberal Aquileo Parra. A partir de ahí, el curso de la guerra cambió irremediablemente, las acciones se extendieron a buena parte del país a partir de una guerra de liberales y conservadores, con incursiones cortas pero importantes que se prolongaron por dos años más, si señores, esto se alargó hasta 1902, en un desangre permanente del país y la agudización de la crisis económica. Esto parecía no tener fin, ni la guerra ni mi trabajo en ella, ya me sentía cansado, quería regresar, pero mi jefe estaba tan consternado con todo lo que estaba sucediendo, pero a su vez tan feliz de tener la información de primera mano, que no autorizo mi regreso. En resumen, más de tres años de conflicto, de arduo trabajo de parte mía, de una economía arruinada, una moneda desvalorizada, la infraestructura del país en cenizas, una cifra de muertos y heridos que nunca se supo con certeza, odio entre habitantes, en fin, un total desastre y para rematar la pérdida del Estado de Panamá en 1903 con la colaboración de los Estados Unidos, aquel que había sido el garante de la paz en el buque Wisconsin, un panorama devastador de la historia de Colombia. Finalizo afirmando que esta guerra y por ende mi travesía no duro 1000 días como titule mi crónica, en realidad fueron 1130 días aproximadamente, pues termino el 21 de noviembre de 1902, quise plasmar este hecho también en este escrito porque se que a medida que transcurran los años, el interés por el conflicto ira desapareciendo, sin embargo espero haber dejado ampliamente documentado este suceso y que sirva para futuras generaciones que quizá en su afán de descubrir algunas de las razones del conflicto nacional, sientan mi historia como propia.