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EL FARO DE MELILLA | Miércoles 2 de junio de 2021 23

Melilla

5
COLABORACIÓN SANTIAGO MONTOBBIO
Poeta

E
L nombre fue que daba título al sone- día,/ como quien por haber visto una estrella,/
to de Borges que de ‘Los conjurados’
yo más quise, de éste su último libro
que me firmó en el Paseo de Gracia de
mi ciudad, junto a su poesía completa: ‘Enri-
que Banchs’, sí, era el soneto -su título el nom-
Enrique Banchs recuerda al firmamento en que lucía”. La tris-
teza y la belleza juntas en este sentir y esta me-
moria, esta vida y el amor que canta, como di-
ce el final terceto de un soneto (“Así recuerdo,
mi memoria es ésa:/ junta está la belleza a la
bre del poeta, del que nada había leído ni co- tristeza,/ como dos rosas en la misma mano”).
nocía- que cautivó mi corazón y mi memoria y
siempre tuve adentro. Lo tuve adentro como
~ El tiempo, la memoria ~ Preguntarse el poeta por este canto, por este
escribir. Voy a dejar que sea él mismo así quien
algo precioso, algo, por tanto, que podría, me- se pregunte, con la primera estrofa de otro so-
recería guardarse en una urna. ‘La urna’ es el neto: “¡Cuánto escribí!... Y sin embargo nada/
título de Enrique Banchs que pude leer muchí- do/ de tanto me sirvió que estoy ahora/ para hará que torne lo que fue mirada.// Que es la ha dicho un poco, un poco de mi ser;/ ¡cuánto
simos años después, cuando se publicó en Es- amar nuevamente preparado”. Largo apren- vida un bocado de alimento,/ (pero no eterno) he deseado! y vedme: ¿qué deseada/ cosa lle-
paña, y la urna es también el corazón. El tiem- dizaje y que se da en un instante, y luego verte- que voltea un viento/ silencioso en las fauces gué a tener?”. No quiero decir mucho. Nadie -
po, la memoria. Lo son los sonetos que este li- bra una vida, la hace, sencillamente, ser así. de la Nada”. Amor es juventud, la verdad de la sabemos, sentimos- debería decirlo. Ante la
bro componen y releo esta tarde, saber y sentir Hay un pudor y una reserva natural, o al me- juventud, y lo sigue siendo. Da de ello testimo- razón de amor que hace una vida, razón de pa-
otra vez cómo ellos nos dicen cuán cierto, cuán nos yo lo siento así, que hace que no queramos nio un soneto que encuentro dos páginas des- sión y de canto. Por esto espigo algunos versos,
verdadero era el soneto de Borges, que a la vi- hablar mucho ante el canto de un amor así. pués, y que precede al que Enrique Banchs de- para que sean ellos y el propio poeta quienes
da y arte de este poeta hacía de espejo. Y aquí Que es una poesía y una vida. Nadie puede dica al tigre y Borges recitaba. Lo recitaba por nos digan algo de sí mismos. No sé si nadie po-
lo tenemos. Vida callada y misteriosa, como se romper el silencio a veces, quebrar su respeto su pasión por los tigres, lo sabemos, pero este dría o debería hacer otra cosa. Lo mismo sien-
ha sentido su silencio, su largo silencio poste- instintivo: así lo sentimos. Ante este canto de tigre del que nos habla Banchs en el soneto es to con la despedida de estas líneas que para
rior, tantos años. Creo que Borges habló en un amor, un canto de amor que luego es misterio su odio y así nos lo dice al final (…así es mi Enrique Banchs escribo, y por esto quiero que
artículo de sus bodas de oro con el silencio, y es silencio y es una vida toda, y también qui- odio), y recuerdo por ello una fulgurante ima- sea un soneto del propio poeta quien nos hable
cundo éstas se cumplían. Aquí estos poemas, zá ante la verdad del hombre y el tiempo. A ve- gen de Vicente Aleixandre que como tal sentí de las despedidas y estas palabras que en su re-
esta voz. El amor y el dolor y lo que dan, apren- ces se recuerda a Borges, recuerdo su “Nadie en mi adolescencia, “tigres del tamaño del cuerdo y tras leer sus sonetos escribo despi-
dizaje único, como no otro, y por esto también rebaje a lágrima o reproche” con que empieza odio”. Pero, antes de este poema del tigre y del dan: “Despedirse de tanta, tanta cosa/ que me
distinto y apreciable, tal lo dice este soneto: su célebre ‘Poema de los dones’ ante este sone- odio, dos sonetos después del que preside Na- tuvo tan larga compañía/ y al fin y al cabo es lo
“Motivos de aflicción me han puesto cerco/ y a to que esta expresión como recurso emplea - die, este soneto al que me refería: “Antes, sin que más valía,/ viéndolo bien, ¿no es cosa do-
pesar de su rígida porfía,/ no es razón de te- pues la reitera- y así dice: “Nadie interrumpa conocer la delicada/ felicidad de mi dolor, de- lorosa?// Porque yo escribo este soneto y sien-
nerlo a insulto terco,/ sino cual preferencia y con la queja vana/ el gran silencio de la carne cía:/ ¡Dios quiera que se acerque pronto el día/ to/ que divido mi vida en dos mitades:/ una es
cortesía.// Al cabo esa su enérgica enseñan- humana/ que en inconsciente nada se resuel- que esté de olvido el alma traspasada!// Hoy, de nube, se la lleva el viento,/ y otra es de tie-
za/ me da tan abundante disciplina,/ que ni ve/ al sitio de antes que naciera vuelve.// Na- pensando en aquella fantasía,/ me parece que rra, toda realidades.// Yo me pregunto si ten-
me hastía el bien ni el mal me cansa/ si asunto die se asome al sumidero lento/ de sangre, fue una desdichada/ blasfemia, pues jamás, dré la fuerza/ de olvidar tanto sin que al fin se
de aprender de ambos declina.// La edad de donde todo el elemento/ que amó fermenta nunca, por nada,/ decir adiós a mi pasión que- tuerza/ la ilusión que es preciso me manten-
más afán me yace muerta:/ lo que sufrí, pasó; en un montón sombrío/ chorreando sin ruido rría.// Porque ella fue mi juventud y siento/ ga.// Y de veras no sé, no sé qué hacer…/ Aca-
mas me avigora/ fuerza mayor y comprensión en el vacío. // Nadie se asome que el llamar no que la viví por ella,/ ¡la juventud que se ha lle- so nada, no sentir, no ver,/ y dejarse llevar por
más cierta.// Aún el largo dolor de haber ama- puede/ renovar ese adiós que nos precede, / ni vado el viento!// Pero que yo recuerdo cada lo que venga”.

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