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Elena Caffarena de Jiles —_—__——- Un Capitulo en la Historia del Feminismo LAS SUFRAGISTAS INGLESAS Inseripcién No 14.839 eoICioNEs DEL MENOH. 471282 ADVERTERCIA Hac argin tiempo, Ja institueién femenina a que pertenezco, eb Mo- ‘vimiento pro Emanctpacién de tas Mujeres de Chile (M. E. M. Ch.), me pidié dictara wn cir sillo sobre “Historia del’ Feminismo”. Aunque tengo a mi haber algunas décadas de labor en A movimiento fominista chilenv, no me aontio ‘en condiciones de ctemplir esta Yaren sin docu mmentarme proviamente. Grande fué mi desile- ‘pién al constatar que ol rubro “Feminismo” on los ficheros de nuestras bibliotecas era do una pobreza franciceana y, mayor ain mi sorprest, cuando amigas mias residentes en el extranie- ‘ro, «quienes me hadta dirigido en demanda de Tibroa gue pudieran. ilustrarme, no pretieron tatisfacer mi pedido y me aseguraron que fal 5 Elena Calfarena de Jiles tipo de obras no existia en el comercio librero. Fué asi como me vt obligada a obtener el material necesario extrayéndolo en su mayor parte de datos aislados eontenidos on diarios y rovistes. Hs de suponer, por ta tanto, que to veunido esté lejos dle ser completo y puede ado- Tecer de exvores. Poro esta misma escasez de literatura sobre Historia del feminisme, me ha determinado a publicar los datos que he togrado reunir, a pe- sar de estar conscionte de lus fallus ¥y omisiones qo nocesariamente debe presentar wn trabajo realizado en las condiciones que seftalo. Lo que chora se publien 0s sélo tna parte del matorial reunido: la referente at movimien- to sufragista inglés. Le he dado preferencia tanto porque cronolégicumente es ol primero gue aparece como porque en esta etapa del fe- sninismo estén contenidas sus earactoristicas més pormanentes y donde se veflejan de un modo mas directo las civcunstancias que disron origen. al movimiento fomenino en cuanto @ fe- aimeno histérico de la época contempordnea. Para su juste interpretacién, esta compila- cidn de datos sobre el sufragiemo inglés, exigta un capttilo pretiminar dedicaso al planteamien- to teérico del feminismo. No he necesitado dar- 6 Advertencia me el trabajo de redactarlo porque ya est he~ tno, ingue no mublicado, Bt que inserto, @ ‘manera de exordio, es una stntesis de estuiios emprendidos on distintes épocas por sooias det MLB. M. Ch. y como parte del propésito fur- damental do In institucién de eduear y oopa~ citar a la mujer. Se trata de wn esfucrso otectivo, forma peculiar de trabajo en lx ino- titucidn, yen ob que he tovido we nastlinn- tion may modesto, a ado de Olga Pode, Aide Parada, Marta Vergare, Vietoria Miranda, Bana Bronfman, Aida Woisebluth, Olga Urti- este trabajo al nombre de mis compatieras acl Movimiento pro Emaneipacién de las Mujeres fle Chile « quiones dobo tantas ensefianzas atime par Ia arcibn A MANERA DE EXORDIO Et jeminismo os sun fonémeno social. Como tal no so origina ac~ cidentelmente. Tiene sus fundamentos on la realidad misina, emerge de los acontecimientos 'y posee cavactoristious y leyes propids. ‘De la misma monera quo x0 han sido los Uderes obreros los que orearon fn. organizucién del protetariado, el movimiento feminists no ha ‘nacido porque relevantes figuras, em wn mo vento determinado, contraran en ét att aocién, } pordue las instituciones trabajaran por ta lr doracién de la mujer. La covidn organizada de La mujer, fué ta expresign de wna reatided yo vente, De ahi que todas las formas de lo violencia, hasta las mas brutales, ejercidas Da ve roprimir las primeras manéfestaciones del 9 tena Catlacens de Jiles feminismo, no fueran copaces de acallarlo 0 detenerlo en su desarrotio, La mujer ha impues~ to finalmente, gracias a una limpia y sostenida lucha contra los que deseen formas estétions Timitadas de vida, que se reconozca al movi- miento femenino como una nueva fuerza social. Fué la rovolucién industrial le que, al aven- tar a la mujer de su casa para incorporate al gran trabajo productor, originé tal cfimulo de situaciones deseonocidas en la colectividad, que eoncluyé por crear finalmente una mujer sue ‘oa, con diferente concioncia de su posiciém de sus posibitidades. Deate que et maguinismo comenz6 su gigan- tesca absoreién do mano de obra barata, Ta mu- jor sintié que entraba en wn mundo quo no 8¢ ‘aoomodaba on absolito para recibirla, Su vida, on cambio, se habéa transformado profunda- mente al duplicarse sus responsabilidades: a sus obligaciones domésticas se juntaba ahore su nueva actividad de productora fuera del hogar. Esta situacién. contradictoria la empujd, @ ve- cca tenidamente, otras con desesperacién, pero muchas también con serenidad, hacia las fuer zas nuevas que nactan de la sociedad industrial ‘y comenzaban a plantear sus reivindicaciones. La reaccién intenté rescatar a las mujeres It i) A manera de exordio chando el manto de la earidad. Sistemas pecr- do-filoséficos se encargaron de cultivar en elias al sentimiento de inferioridad respecto al hom- bre, recalcando que dicha condieién estaba arraigada en la naturaleza misma de las cosas: Gran nimero de mujeres se restaron a ta lucha por el peso de los prejuicios, por a lastre de ectitudes decantadas on siglos de sujecién y por el falso embrujo de teorias apadrinadas por pensadores y hombres de céencia, Muchas ce- dieron al Uamado que se esconde bajo el Lema, inés emotivo que verdadero, de “reina det ho- gar”, Hates mujeres, al sumarse o las fuerzas conservadoras, ontorpecicron obstinedamente la marcha creciente del movimiento femenino, Pero el avioma de que cuanto es socialmente verdadero, es invencible, se cumplié aqut una ‘vez més. La lucha, por los derechos de la micjer nutria su vigor més permanente en la vida du- ra de todas aquellas que, laneadas on las dis- tintas actividades del trabajo, encontraban unc. | organizacibn social siempre pronta a explotar- | | las y posponerlas, organizacibn fria, foros, ine- norable, dentro de la cual a la agotadore acti. vidad frente a la méguina del taller. o on Ta | oficina, se sumaba al final det dia, la tavea. del | hogar, junto al fogén de la cocina. Elena Callarens de Jilos EL feminismo con sus propésites y afanes de emancipacién nacis bajo un signo de com- bate, Pero, la ideologta de sus grupos dirigentes mas connotados, reconocidos en la: historia co- mo los precursores, no fué jamds revotuciona- ria: e¢ decir, no traté de transformer profun- damente la sociedad, sino tan solo de ineorpe- rar activamente @ la mujer a la sociedad cxistente, Las feministas de la época heroiea eretan, sinceramente, poder perfeccionar dicka socie- dad al obtener derechos y responsabilidades, no 2élo porque la conquista del voto ampliaria tas dases del proceso democrético, sino también porque estimaban en mucho eb valor de sw pt- ‘reea social, como fuerza no contaminada con la corrupcién politica 0 adiministrativa Bx preciso sefialar ademés tres circunstan- cia fundamentales pare comprender ob carée- ter y las limitaciones con que nacié el movi- miento feminista, BL primer lugar ta situacion capital de estar ta direcoién det feminismo, en los pueblos de habla inglesa, en manos de st fragistas aeomodadas, emparentadas muchas veces a los miembros del mismo gobierno que las perseguia. Enseguida, el error de tos per- tides socialistes de dejar et movimiento ontre- 12 A manors de exordio gado a su propia suerte, como consta de los ceuerdos del Congreso de Sttutgart on 1907. Finalmente, no fud menos importante, ta falta de una participacién mds intensa de las obre- ras, en las etapas iniciales de la lucha por et voto, motivada on ls imposibilidad para cetuar en que muchas se encontraban, ante el agobio de sus problemas econémicos y domésticos. Pese a estos hhechos, at impacto de fucreas poderosas que configuraben la realidad, se mol- de6 un movimiento femenino con caructeristicas definidas, profundo y superior, més alld de ta fugitiva racha de histerismo que se creyé ver en él en el primer instante yal cual se preten- dié sofocar con crucles medidas represivas. A través do la accién y con et corver det tiempo, el fominismo, fué tomendo variadas orientaciones. A medida que la mujer adquirta sus derechos politicos, adherta y se distributa entre los partidos existentes. Hoy, en et campo estrictamente burgués, las organizaciones fe- meninas demuestran una evidente esterilidad. Toda accién toma un mercado acento de paro- dia. Conseguide of voto, més algunos cargos diplomdticos y otros de figuracién, parece co- ‘mo si el estimulo por las grandes cansas que fucron la razén de sor det feminiemo, hubieran 3 Elenn Caltarena de Jiles pordido toda savia. Los centyos da luoha de otros tiempos, son ahora escenarios de festejos. Si todavin un pequefio grupo conserva et fuego ‘sagrado de otra época, estudin los problemas y opina que ain hay mucho por solucionar, aparece en estos céreulos como duondes que ron- dan por los sitios que fueran teatro de pasedas slorias. Por distinto camino so ham ilo las que creen que la emancipacién de la mujer no puede rea lizarse completamente, sin le participacién de otros sectores, sin nuevos acomodos colectivos que modifiquen la ambigua situactén actual. La sociedad te debe ain a la mujer proteccién in- tegral como madre, en su persona y en la de su Kijo, ¢ iqualdad oon ol hombre, coma traba~ jadora. Pero no iqualdad a cualquier nivel, y ‘ahi osté quizé la mayor y fundamental dife- rencia con la feminista de otros tiempos. Meta filtima, al desarraigarse de su hogar por fuer 20s euperiores, miré al hombre como a su ene- migo. Por su limitacién para aspirar entonces a mayores cambios sociales, por su. ineapacidad para encontrar las verdaderas caueas del s0- ‘metimiento y explotacién de que era victims, cays on acusaciones de las que éste emergia como el grande y tenico culpable. Contrarian. 4 | A manera de exordio mente a esta posicién, la mujer de hoy ha ma- durado 10 suficiente como para aspirar y ened ‘minarse hucia esa etapa de armonia de la ‘pareja humana que debe ser requisite indispen- ‘sable de toda sociedad en ascendente progreso. La competencia de sexos y la desintegracién del matrimonio son propias de sociedades en las que no existe seguridad econémice y ouye imperfecta democracia mantiene Ia co-enisten- cia de grupos privilegiados © indefensos. Los caminos que pueda haber tomado, bajo diversas condiciones, eb movimiento femenino 0 lo que pretende de tal, no desvirtia en mo- do alguno su timbre original. Hl doble rot asw- mido por la mujer, desde su inéorporacién a la vida cconbmien ile la gran sociedad indus trial y mecanizada, ta ha heoko sufrir com mayor rigor el embate do los problemas colec- tives. Do abt que el movimiento femenino osté Figado desde sus comienzos a la conguista de Tos derechos demooréticos y la defense de ta seguridad, No es casual, ni mera preocupacién de damas ociosas, et que se haya mnultipticado en nuestro tiempo, tanta asociaciin femenina por la ibertad y contra lo guerra. Sus campa- fias por la defensa de la infaneia, de la madre 15 Blena Callarena deo J trabajadora, por la extensién de las oportuni- dades de capacitacién y de los derechos indivi- daales, no son sino expresiones: especsfioas de la ereciente claridad con que la mujer conten- poréinea compronde eb problema de ta demoera- cia y de la pac. El movimiento femenino tiene pues sus ca- ‘ructertsticas propias. Querer desconacrla, ea. virtuarlas 0 ignorartas sineplemente, expone et movimiento mismo a un grave riesgo. La necesidad vital que tiene la mujer de mejorar su status integral, va unida ast, em tna cadena, a miltiples problemas. Los solu- ciones, sin embargo, no parecen las mizmas @ las interesadas y van, por lo tanto, a buscarlas on distintas tiendus. Akt estén para allo, los partidos politicos en evidente profusién. Pero hay, con todo, necooidades inmediatas, caren- cis que son sélo suyas y'que los partidos, abru- mados de quehaceres y compromisos, no aco- gerdn con urgencia 0 entusiasmo, sino una ver ae granites grupos de interesndas hayon exte- riorizado sus aspiraciones. ‘A las organizaciones fomoninas tes ineum- be et papel de una central encargaia de mos- trar, por el conjunto de medios a su aleance, todo cuanto reclame reajuste o ereacién. De 16 t { i A manors do exordio aki, los partidos politions podvan recibir sus ‘nonsajes a través de sus respectivas ofiliades. Porque no deben estas organizaciones pretender suplantar a los partidos o prescinair de clos convirtiéndose en. partidos politicos femeninos. Gn esa forma se disgrega, confunde 1 aisla a To. mujer. De nada vale tamipoco, conservar et nombre de oroanizucion que s¢ dedica exclusivemente 4 los problemas de la mujer, si ta aoetén sigue ceivechamente una bandera partidaria de cual- tquier color 0 ain, 1o que hoy os lo més arene, Toe pasoa de wm gobierno. Et énterés de To mite ide un puadlo os de mayor importancia ¥ Per Stators, cast of lima. de wae: aver, civil, Peres 23 Elena Catfarena do Jitos cl cstalter Ia conflagracién europea, on agosio do aquel af, las sufragistas que habian sido acre- mente crittcadas por sus violenclas y combatidas Por sus idece, se incorporan, con el benoplacito de ‘3u goblemo y del mundo de la érbiter de los Alle dos, a la verdadora guerra. Lag mujeres inclesas, rectben en 1918, ol po- o de sus servicios guerreros, pues ve les olorsa, sin lucha, parte do sus derechos politicos. Florer Drummond, compafiera de Mrs. Pan Khurst en la direccién de la W. S. P, U., dijo: "Hayamos ganado el voto por nuestrer agilacién, como lo ereo yo; © por otras razones, como dicon Glertas personas, me imagine que muchos miem- bros do la nuova generacién tendrén dilteultad Bata creer en a furl y en Ic brutalidad despor- tada por nuestra reclamacién del volo para la mujer hace menos de 90 afias" (Eserile en 1947) y Virginia Woolf, la gran escrllora y pacifist inglesc, que se sulcidé porque no pudo soper tar las violencias de la segunda guersa mun dial, citando « Flora Drummond, agrega: "Puede Presumirse que la nueva generacién esté tan acostumbrada a la furict y a le brutalidad que desplerian, las reclamaciones de libertad que no Jos queda emocisn disponible para este caso par ticular. La lucha por ef volo es mencionada, 1o- davic, en téminos de agria disminucién... “y las mujeres... no habfan comenrado ler campatia de quemazones, laligazes y cores en los cuadros 24 BI sulcagismo militants inglés que finalmente ther a probar a todos los partidos ‘que morecian tener el voto” (Reflexiones y Memo- Has, por sie John Squire, pag. 10). La nueva: ge- neracién puede ser disculpada si cree que no hubo nada herofco on unc campafia en ler que! sélo se rompieron oa ventana, #2 Jestimaron ‘unas pantorrillas y se dafié, aunque no en forma frreparablo, con in cuchillo, 6] retrato de Henry James, por Sargent, Parecerfa que las quemazo: nos y los cortes en los cuadres sélo Tegan a ser heroicos cuando se cumplen en gran escala, por hombres armados de ametralladoras”. (1). Pero la opinién de Virginia Wooll no es le usual. : Los diotios y revistas de la época aparecen Henos de acusaciones en contra de las sufraais: tas por actos de violencia y de sabotaie, Se las naola upuiecor como morlmachos, vielnn ¥ fees ¢ impulscdas por un fanciisme exacerbado. Este leyenda se ha consorvade a través de cast cuce ronia affos, fanlo que las, organlzaclones tome inca y sus lideres no sélo culdan de destacar su ninguna vinoulacién con el sufracismo inglés, sino quo ve ereen con derocho « agregar alms do ignominia, Unc verdadera “perla’ ree oatoria gon los siguientes péirrafos del I bro "La razém de ral vida” do Ic sefiorer Eva Duarte de Perdn: TH) Oat fibro “res Gui Ed, Sur, pg. 24 28 Elena Caffarena de Jiles "Coniioso que el ate qué ante Ja o mo vi ante Ja post bildad de! coming “feminists” me did wn poco de miedo. 4Qué podia hacer yo, humilde mujer del pueblo, allf donde oiras mujeres, més pre- Darelos que yo, hablan fracaeado rotundamen- ",Caor on ol ridicule? gIntegrar el miicloo de mujeres resontidas con Ja mujer y el hombro, como ha ocumide con innumerables lideres for mninisias?". "Ni era soltera entrada en afios, mi ere tan foc: por otra parte como para ocupar un puesto asi... que, por lo general, en el mundo, deede las foministas Inglesas hasia aqui, perlenece, cash con exclusive derecho, « las mujeres de ese th po. mujeres cuya primert vocacién debié ser indudabblamonto lado hambon" “Crefam incluso que era unc desgracia set mujeres... Resenildas con las mujeres porque no querion dejar de eerlo y resentidas con los hom- bres porque no las dejaban ser como ellos, las ‘fominisice”, la inmensa mayoria de las fem nistas del mundo en cuanto me es conocido, cconslitulcn unc rarer especie de mujer... [Que no me paracié muncer del todo mujer!". "Y yo no me sentia muy dispuesia @ paro- cere a ellas”. (2 Si he reproducido estos paérralos a pesar de 1) Ob. it, pig. 268 2% EI sulragismo militante ingtés ‘ou extonsién y de aus repeliciones, es porque ex presa y explica muy bien le actitud de ciortas mu fares a quienes no puede honrdrselas con el cail- ficalivo de feminists ya que son simples aprove- chaderas del movimiento social femenino, Ellas dosean ocupar situaciones y capitalizar politica mente el natural impuléo de las mujores en pro) de su emancipacién, pero sin que ni siqulera Ie sombra de Jae Juchas pasadas malogre eu prosti- gio social 0 enlrabe el camino de le ambiclosc: ‘mela que se han propuesto. Dejando a un lado las interpretactones soudo pslcolégices de la sufraaista,, como la que acabo: de tamscribir, abe pregunlarse: {So funda on hhachos la generalizad opinién que sobre elle: existe? {Son olectivas los violencios y actos de saboloie cue se airibuye cl movimiento suirct gista inglés? No he podido veriticar si alguna do Igs ins tituclones © mujeres que intervinteron en las I chas sulrasistas se dieron el trabajo de dejar Constincia en algtn informe o libre de qué actos fueron verdaderamente realizcdos por les sulrc- ‘elstas y cules son el fruto de provocaciones po- Ilelales o altibuidos a ellas por Ia imaginaclén de los perlodistas o por ler propasunda interesc Sa Postblomente exislen. En mis rastraos por dice fos y rovislas he encontrado relorencias ¢ Ios 2 Elena Caflarens de Jiles obras “My Own Story", de Emmeline Pc In ole ndecutda del suragiome milan "The Cause", de Ray Strachey dielgente, segtin creo, de la Women's Freedom League; y "I Have Been Young" do H. M. Swanwick; poro ninguno de es- tos libros me ha sido posible consulta. En estas condiciones, sin conlar con fuentes Informativas de primera meno y @ esta distancia de los acontecimiontos, sin otros referencias que Jas que he podido encontrar desparramadas on diavios y revistas, es imposible legar a conclu: slonos oxactas; sin embargo, atin sin mayor xc men, muches de los actos de violencia atribufdos las sufragistas desplerion sospecha por su no- lable parecide con olros actos de sabotaje de simple papel de imprenta fan de moda en el Chilo de nuestros tiempos. (). Por otra porte, asi como sori descabellado tratar de aplicar al actual movimiento feminist isan oe ditioschilonor do los ace 1948 y 49 not de doetontot actos de so- nlasoletreae y empresa in- lor comenistas, Ain endo ot Tons enamos como elomplc spice ob dal Maipe"y ‘gebiemo del gonora bbe. 28 Bt suteagiemo militante inglés Jos téclicas de las aulraaistas inglosas, os tam- bién absurdo y tiene que levamos « conclusio- res equlvocadas el protender juzgarlas sin con- siderer let época y el medio ambionie en que aeluaron. Situado el sufragiemo inglés en ol espacio cen el tampo, facil es levantar la negra lépida que eobro él pesa. ‘Las sultagistas no dieron un tono agresivo ct su campatia porque si, por gusto © porque focares Iz casualidad que se reunlerem en ose momento tun grupo de histérioas exaltadas. Con Mrs. Pane thurst y sus biias Christabel y Sylvic, o sin elas, con Mrs, Drummond © sin ella, con Mian Lenox © sia ella, con Miss Emily Davidson o sin ella, fl movimiento feminista inglés tonto. que caer fer felmento en esa forma do lucha. Tudo lo nuevo oncueatea siompre, resistencia y os on lngletorra y on los Estados Unidos, dende Yoarece primoramente el movimiento feminist. ‘Tampoco aparece en ellos por simple casuclidad fo porque lo quisieran Bérbara: Leigh Smith, Emi ly Davles, Suscn B. Anthony, Elizabeth Cady Stanton, Millicent Fawcett o 1a tremebunda Mrs. Pankhurst, por citar slo a les més destacadas. Inglaterra y los Estados Unidos, paises esonclal- monte industries, son los infcladores de ect nuova forma de produecién que impuso el ma- ‘quinisme, y la grein industria: no s6lo alé origen @ las luchas del proletariade sino que, conju 29 Elena Caftarona de silos tamente con ellas, hace nacer la lucha de sexos. El movimiento obroro y el movimiento fem nister son, pucs, hermanos gemelos, crunque sue en no reconocerse entre sf. El hecho es que las mujeres arancadas por el régimen capttalista de su hogar, o més éxactomente, —yer que Ia mujer ha trabalado stempre~, del taller familiar, soportaban condiciones atin més precarias que el hombre y no tenfan ni siquiera derecho a dis- poner de sus salaries. Entonces emplezet la pug- na por lograr Ja igualdad de derechos con of varén y es légico que se piense que parct 36 formar las Ieyes hay que parlicipar en ol Par lamento y disponer del voto ‘politico. Podré argumentarse que hay diferencias en- tre ol fominismo inglés y el norteamericano y que este tiltimo fué notablemente més modetado. Esto es clerlo pero, no lo es menos, que Jas con: dicionos fueron también distintas, pues el movi. miento feminist inglés encontré mayor resisten- cia y un medio ombiente més adverso: en Inglatena las condiciones eran més duras que en los Estados Unidos, porque mientras este tl. timo nace a la vida como pais capllalista, sal- téndose la etapa del foudalismo, Inglaterra no obstante de ir a la cobezr en la nuova forma econémica de producelén, mentiens su estruct- rai politic: y soporta ol lasire de sw tradicién foudal. No hay que olvidar que a las feministas in- 30 EI sufragismo militente inglés glesas les tood actuar bajo el influjo do It era ‘vietoriana, época que podrfa lamarse do "viudex colectiva” y que imprimié a las modes, ct lor Ie erature y « las costumbres, un Inconfundible sello de mojigaterla. La reina Victoria abominaba de las sufasis: tas. En la blografla novelada de ester relnc, e3- rile por Lytton Strachey encontrames Jo siguien te: "En 1870, habiondo cafdo casucimente en cus manos el resumen do una reunién verificada en favor del sulragio de las mujeres, dojé desbor dar su disgusto en una carta dirigider « Mr. Mar- tin, La reina, dice, desea vivamente enrolar & todos los que saben leer y escribir on ta lucher contra esta culpable tocura Hlamerde los derochos do Ia mujer y todos los hotrores que Ia acom pafiant el pobre sexo débil olvida tode sentimlen- fo femenino ¥ todo sentido de leis conventoncicie. Lady... mereceria una tanda de czoles. Este ounto causa ct Ia reing tan grande irritacién quo fno ee capaz de contenerse. Dios croé « ix mujer {lferente del hombre; entonces que cada uno 82 ‘quede on #u sillo, Tennyson escrlbié versos ad- Inirables sobre la diferencia entre el hombre y lar mujer, La mujer se transformesia on un ser odioso, malvado y repulsivo si se le permitierc: perder su sexo y gen qué quedatia entonces Ia proleccién que el hombre ealé lamade a dar « suler?". ve er fumacba ta rena Vielote do “la Toes 3 Elena Calfarens de Jile Hamada los derechos de Ia-mujor.." y no hay we olvidar que sus opiniones tuvieron en su pais y en su época un exiraordinario peso y cul dad. pao youes La influencia de la era victoria vicloriana se hace sontir en Inglaterra, hasta Ja primera guerra mun dial, Esta guerra trae un cambio radical en Jas costumbos, Ea ol eo 3814, cuando ol movinien fo sufragista: eslé on su apogeo, 10s. In ° a , loss discuten seriamente sobre 1x moralidad del tan- g0 y Ia posibilidad de prohibirio. (), Esto nos da Ja medida del medio ambiente. ‘Ota pincelada que nos besqueia la é jue nos bésquofa 1a época, a la cheunstoncla de quo cause vordoriro at cindalo y toda clase de comentarios malévolos en contra de la feminidad () de las sufragistas mi- Itemtes, Ir adopoién por éstas, contrarlando la moda imperante, de una falda amplia y port celmo de J ncdocia tson balla cocoon nn la misma posicién que los de los traies mas: culinos. ®. : ‘em SI i esto se agrega que por espacio de més (8) Cablegreame fechedo on Lond ame fochado an Londres y publicado on “El vy Marea do Senigo, del do Esato do 1914 ‘ (8) No ignoro que de scvardo con af Diccionrio de le Lengua debs eccrine “fomineidad”. Sin erioerg, ne sionlo liberade do user for cvs! M6rmino, ya. qi isle yen ue también en tode America "Yani ded" so he lncerparade te (8) Infermaciba sh dig 7 de Die 32 BI suleagiomo militante ingtés de medio siglo 0 presentaron afio « fo al Par lamento proyectos do ley sobre voto femenino, que eran sistemdticomento rochazades @ blo {queados, no puede causat extramiezt que se col mara la paciencia de los sufragistas y eayeran Bolas en actos do dasasperacién. Las téclleas militantes do las sulragistas fueron, pues, lc reaceién légica y fatal frente Ix cerrada ope Hisién que encontraron a sus legitimas aspire clones. En efecto, si seauimos el movimiento feminis- ta inglés a través de ou historia y evolucién, 8° yor con claridad meridiana que los tdcticas de las W. 8. P. U. fueron ol resultado ineludible de ‘unc triste oxperlencler de largos aiios de imope- Jantes peticiones respetuosas, de largos afios de hacer antesalas sin eer ofdas y, muchas veces, nt siquiora rerthidas: de ser, por largos atios, obioto Ge escamio y de burlas. Los hechos son claros: Tas suiraglstas no tomaron la iniciativa on Ja vio" encia. Los vidrlos rotos y los actos de sabolaje do las sufragistos son sélo su respuesta a lai més Gespladada y torpe de las reprosiones. ‘Un cartel encontrado en poder de una sufrc cists, durante la campaiia de 1914, roflejcr muy bien cdmo las teticas militentes fueron el frulo/ dds la desesperacién y del convencimiento de que Se encontrabem frente aun enemigo implacable, {7 esto {ub creando en éllas un estado de oxc! Ycclén_morboso. El ariel estaba rodactado ott 33

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