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UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA – TEORIA Y FILOSOFIA DEL CONOCIMIENTO

ENSAYO LA RELACIÓN SUJETO – OBJETO CON FUNDAMENTO EN LA TEORÍA DEL


CONOCIMIENTO

ALSINA RANGEL FRANCIS JOHANA - 2016115005

PRESENTADO A:

CHRYSTIAN MOLINARES TORREGROZA

GRUPO 02

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA

TEORIA Y FILOSOFIA DEL CONOCIMIENTO

SANTA MARTA

2018
UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA – TEORIA Y FILOSOFIA DEL CONOCIMIENTO

1. INTRODUCCIÓN.

Los hombres desde siempre han cuestionado la verdad, su esencia, sus formas y
sus posibilidades. Filósofos de antaño proponían definiciones, sentenciaban
condiciones, auguraban referencias y más. Por tal motivo, la verdad era entendida
como sinónimo de certeza y cualidad de juicio. En ello consistía la máxima de las
virtudes del mundo antiguo, la virtud del conocer: saber dilucidar entre verdades
aparentes, gracias a la observación y al buen uso del intelecto.

2. LA RELACIÓN SUJETO – OBJETO CON FUNDAMENTO EN LA TEORÍA


DEL CONOCIMIENTO.

Cuando hacemos referencia al proceso de cómo se da el conocimiento, debemos


partir de que este se da en la relación del sujeto con el objeto, la manera como el
sujeto cognoscente, es decir, el hombre, capta y percibe el objeto cognoscible, es
decir, la realidad. Realidad que está imbuida en la vitalidad de nuestro ser humano,
que se lanza a la comprensión de su existencia y lo existente.

Quedaba por supuesto la duda respecto de si el sujeto podía ser capaz de


determinar si el conocimiento es posible, es decir, si el sujeto puede o no aprehender
el objeto, si nuestras facultades nos suministran datos que nos permitan una
representación adecuada de la realidad (empírica) o, por el contrario, si el hombre no
puede tener ninguna seguridad respecto del conocimiento de las cosas del mundo
externo o interno.

Estas ideas alcanzan su mayor refinamiento con J. Hessen (1889 -1971) y su


interpretación filosófica de la teoría del conocimiento. En su obra del mismo nombre
publicada en 1925, Hessen aporta una descripción del proceso de conocimiento y las
partes que lo componen.

Primero Hessen nos habla de un sujeto que desea aprender, un sujeto cognoscente,
cuyas herramientas son la observación y la razón. En segundo lugar nos habla de un
objeto que presuntamente existe, pero que el sujeto necesita dar por hecho que
existe para estudiarlo en la medida de sus posibilidades. Y por último, Hessen alude
a la imagen o símbolo que corresponde a ese objeto y que el sujeto asimila como
verdad asequible.

Desde el punto de vista del sujeto, el conocimiento parte de la duda y de la


necesidad que le genera al sujeto resolver esa duda, ya sea por simple curiosidad o
bien por el deseo de resolver un problema. El sujeto importa puesto que es quien
conduce el proceso.
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Por otro lado, el objeto de estudio, es la más rara en su naturaleza. Puede tratarse
de algo físico o inmaterial, natural o artificial, complejo o relativamente simple. No
importa. De lo que sea que se trate es la conclusión a la que llegará el sujeto.

¿Se puede responder a esta cuestión sin decir nada del carácter ontológico del
objeto o del sujeto? Una solución favorable para el objeto recaería en una posición
objetivista. Para esta corriente, el objeto es el elemento decisivo entre los dos
miembros de la relación cognoscitiva; entonces el objeto determina al sujeto; el
sujeto asume de cierta manera las propiedades del objeto, reproduciéndolas en una
imagen sí. Esto designa al objeto como algo totalmente definido que se presenta a la
conciencia cognoscente. En ello reside la idea central del objetivismo; los objetos
están dados como una estructura completa; la consciencia no hace más que
reconstruir esa estructura.

En contrarios, una posición que valora más al sujeto es la subjetivista. El


subjetivismo busca el fundamento del conocimiento en el sujeto, ubicando la esfera
de las ideas y todo el conjunto de principios del conocimiento en el sujeto, que se
convierte así en el punto del que pende, la verdad del conocimiento.

3. CONCLUSIÓN.

Cuando se ignora el conocimiento intelectual como forma del conocimiento humano y


se postula como simple y único el proceso del conocimiento sensible e intelectual, la
interpretación de la existencia se ha realizar desde la consideración de objeto o
sujeto, y según se contemple una y otra perspectiva se concluirá en una filosofía
materialista o idealista. Si se acepta que todo el conocimiento se sigue de un proceso
imputativo de la percepción exterior, totalmente objetivo, no existirá forma de
justificar la autoconciencia por la que cada persona se conoce a sí misma,
alcanzándose un conocimiento accidental de las características de la propia materia
y de los actos que se siguen de su modo de ser: se conoce el cómo se es, pero no
se puede conseguir un conocimiento del qué se es. Cuando se considera el
conocimiento como una actividad sin tomar en consideración la articulación del
conocimiento de la relación entre objeto y sujeto, no se puede predicar la realidad de
lo externo al propio sujeto que conoce, lo que más o menos radicalmente incide en
constituir una filosofía idealista, concebida desde la realidad del acto de conocer sin
poder asegurar la realidad del objeto conocido.

En la relación sujeto objeto se manifiesta a través de dos aspectos de interacción


con la realidad que son:

 Los modos de trabajar, conocer y ser.


 La relación sujeto objeto se establece a partir del sujeto que capta su propia
exterioridad de aquello que desea conocer, siendo esta la relación entre lo
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cognoscente produciendo los dos un proceso dialéctico a través de los cuales


se capta la realidad

4. BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

 Hessen, J. (2002). Teoría del conocimiento. Bogotá. Momo Ediciones.

 http://ficus.pntic.mec.es/amoe0013/FILO-I/conocimiento.htm

 SABINO Carlos A. Los caminos de la ciencia. 1ª Edición. Colombia. Panamericana

Editorial Ltda. 1996.

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