La teoría de la figuración explicita que es posible hacerse representaciones (figura) del
mundo debido a que éste, el pensamiento y el lenguaje comparten la misma estructura (isomorfismo). Dichas figuras son de los hechos del mundo (lo que sucede en este) y las cosas que componen los hechos tienen distinta combinaciones. Por supuesto, no todas estas combinaciones son posibles (no está dentro de las posibilidades de mi dedo el atravesar la mesa). De igual manera, si existe un hecho que esté compuesto por una combinación de más de una cosa, se denomina como un estado de cosas (escribir con un lápiz una carta). La realidad se compone de todas los posibles y no posibles estados de cosas, pero el mundo está compuesto de los hechos que suceden, esto compone el espacio lógico.
Ahora, la relación entre el pensamiento y los hechos debe tener correspondencia en
orden y cantidad de elementos, además que su relación debe ser univoca, donde un pensamiento corresponda respectivamente a un hecho. La expresión senso-perceptiva de un pensamiento es el signo proposicional, el cual es figura de la proposición. Por tanto, el pensamiento es figura de los hechos del mundo y el lenguaje es proyección del mundo, en tanto es figura de la figura que se hace el pensamiento a partir del mundo.
Las proposiciones formadas pueden tener sentido o no y el sentido es la posibilidad de
ser verdaderas o falsas. Por tanto, es posible encontrar expresiones carentes de sentido (como las preguntas u órdenes) ya que no se puede establecer un valor de verdad en dichas expresiones, algunas de estas pueden tener referencia (como los nombres) que están ligadas al mundo, pero de ellos no se puede establecer verdad o falsedad. Por otra parte, existe proposiciones que, si bien carecen de sentido, pueden delimitar la estructura del mundo (tautologías y contradicciones) como las leyes matemáticas.