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Crítica de la Contabilidad
Gómez V., M. y Ospina Z., C. (Eds.). © Derechos
reservados, (2009)
Capítulo 2
Desarrollos radicales en el pensamiento contable*
Wai Fong Chua
Universidad de Nueva Gales del Sur,
Australia
* Tomado de: Chua, Wai Fong. (1986). Radical Developments in Accounting Thought. En: The
Accounting Review. Vol. 61. No. 4. Reproducido con la autorización de la American Accounting
Association. Esta traducción no fue revisada por la AAA.
38/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
I. Introducción
Desde bien entrada la década de los setenta, los académicos han manifestado algunos
síntomas de incomodidad sobre el estado y el desarrollo de la investigación contable. En
1977, la American Accounting Association (AAA) en su Statement on Accounting Theory
and Theory Acceptance concluyó que no había una teoría completamente aceptada
sobre la forma de producir la información contable externa. En su lugar, se produjo
una proliferación de paradigmas que ofrecían una guía limitada para la formulación de
políticas. Además, apoyándose en su lectura de Kuhn (1970), el Comité no confiaba en
que se pudiera llegar a un consenso, considerando que la elección de un paradigma
dependía, a fin de cuentas, de una decisión basada en valores entre modos incompatibles
de vida científica. Esta concepción de la contabilidad como “ciencia multiparadigmática”
es compartida por autores como Belkaoui (1981).
Por otro lado, Wells (1976) sostiene que en el presente la contabilidad carece de un
paradigma definido o de una matriz disciplinar propia (Kuhn, 1970, p. 182). Siguiendo
este argumento, podemos decir que en la década de los cuarenta surgió una matriz
disciplinar para la contabilidad que proporcionó una base para su actividad como
“ciencia normal”. No obstante, la investigación que se desarrolló entre las décadas de
los sesenta y setentas trajo una serie de cuestionamientos sobre esta matriz y llevó a la
creación de varias “escuelas” de contabilidad que brotaron desde diferentes posiciones
axiomáticas. Hasta la fecha, ninguna de estas escuelas ha puesto las bases para fundar
una nueva matriz disciplinar. Todo parece indicar que la contabilidad se ha mantenido
en medio de la vorágine producida por una “revolución científica”.
Mientras que los académicos discuten si la contabilidad es una disciplina
“multiparadigmática” o con “múltiples escuelas”, han llegado al acuerdo de que la
disensión es apabullante. Sumados a esta falta de consenso en la arena académica,
están los problemas que provienen de la relación entre la teoría contable y la práctica
organizacional. El llamado comité “Cisma” de la AAA de 1977-1978, indicó que los
académicos no hablaban el mismo lenguaje ni tampoco veían los problemas de los
individuos que ejercen profesionalmente la contabilidad. De la misma manera, Hopwood
(1984a) y Burchell et al (1980) sostienen que se han atribuido ciertas razones para los
procedimientos contables que pueden estar alejadas del papel que enfrentan en la
práctica. Recientemente, Kaplan (1984) les ha recriminado a los académicos su obsesión
por la economía especulativa y las revistas de ciencias administrativas, y también su
poca disposición para “involucrarse en organizaciones reales y untarse de su información
confusa y sus relaciones”. (p. 415)
De esta manera, el mundo contable está caracterizado por: a) quizás una irreconciliable
discusión entre diversos paradigmas y, b) limitado por algunas teorías sobre la práctica
contable que, en su mayoría, no son ni producidas ni amoldadas por esa misma práctica.
Considerando el estado de nuestra disciplina, este artículo tiene tres propósitos.
Contrario a la conclusión de la AAA en su Statement on Accounting Theory y a
Wells (1976), este artículo argumenta que la investigación contable ha estado guiada
por una serie de asunciones dominantes que no discrepan entre sí. También sostiene
que ha existido una sola visión de mundo y una matriz disciplinar principal, y que los
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /39
2 Para más discusiones ver Weeks (1973), Fay (1975), Bernstein (1976, 1983), Driggers (1977),
Bhaskar (1979), Brown y Lyman (1978), Burrell y Morgan (1979), Habermas (1978), Van de Ven
y Astley (1981), Astley y Van de Ven (1983), Gadamer (1975), Schutz (1967) y Winch (1958).
42/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
TABLA 1
Una clasificación de las asunciones
A. Creencias sobre el conocimiento
Epistemológicas
Metodológicas
B. Creencias sobre la realidad física y social
Ontológicas
Intenciones humanas y racionalidad
Orden social/Conflictos
C. Relaciones entre teoría y práctica
3 Esto constituye una diferencia principal entre el uso de la clasificación que se hace en este artículo
y la posición libre de juicios de Burrell y Morgan (1979). Además, la presente clasificación no
se vale de dicotomías exclusivas y no busca una categorización que reúna todas las perspectivas
contables y sociales en una clasificación permanente. Debido a que las asunciones sobre, por
ejemplo, el orden social y la racionalidad humana son vistas como variables y dependientes
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /43
del contexto, esta clasificación sólo pretende identificar las perspectivas que están surgiendo
en la actualidad. Estas diferencias tienen el siguiente resultado: a pesar de que las asunciones
individuales que empleamos para la clasificación parecen muy similares a las de Burrell y Morgan
(las ontológicas, epistemológicas y metodológicas), su clasificación en conjunto y su uso difieren
de manera notoria. La aparente similitud surge porque ambos esquemas intentan resumir y
compaginar discusiones distintas que se han dado en las disciplinas sociales y filosóficas, con el
propósito de identificar la naturaleza característica de una matriz disciplinar.
44/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
través de una cita tomada de Hempel (1966). Pero como lo señala Stamp (1981), Sterling
es también un defensor de la tesis de Popper sobre la falsación y hace precisamente
una invitación a refutar sus argumentos. De la misma manera, Chambers (1966, p. 33)
escribe que “el estado del conocimiento consiste en lo que no ha sido falsada”, pero en
la página 34 menciona ciertas teorías científicas que permiten registrar la incidencia de
los fenómenos que se estudian. Estos, y muchos otros ejemplos, no coinciden con las
teorías ideales de Popper que especifican lo que no debe suceder, ni con los científicos
que pretenden encontrar esas incidencias para refutar sus teorías.
Finalmente, como lo expresa Christenson (1983), la posición filosófica de los
proponentes de la contabilidad positiva es, cuando menos, confusa: no se ajusta del
todo al instrumentalismo de Friedman ni tampoco al criterio de falsación de Popper, pero
aparentemente se acerca más a la posición ya desacreditada de los primeros positivistas
lógicos. Abdel-khalik y Ajinkya (1979, p. 9) caen al parecer en la misma dificultad con su
concisa declaración que sostiene que “el investigador, siguiendo el método científico [...]
verifica sus hipótesis mediante la comprobación empírica”.
Para resumir, los investigadores contables creen en una (confusa) noción de verificación
empírica. A pesar de esta falta de claridad sobre si las teorías son “verificadas” o “falsadas”,
hay una amplia aceptación del recuento hipotético-deductivo de Hempel (1965) que
señala lo que constituye una “explicación científica”.
Hempel sostenía que para poder considerar una explicación como científica, debe
tener tres componentes. Primero, debe incluir una o más leyes o principios generales.
Segundo, debe existir una condición previa, que por lo general es una afirmación
derivada de la observación, y tercero, debe hacerse una afirmación que describa lo que
se está explicando. La explicación demuestra que el evento que se está explicando sigue
de los principios generales, dado que las condiciones previas se mantienen.
Por ejemplo: Premisa 1 (Ley universal): Un entorno competitivo siempre lleva al uso
de más de un tipo de control en la contabilidad de gestión. Premisa 2 (Condición previa):
la compañía A enfrenta un entorno competitivo. Por lo tanto: Conclusión (Explanandum):
la compañía A usa más de un tipo de control en la contabilidad de gestión.
Estas consideraciones hipotético-deductivas sobre la explicación científica tienen
dos consecuencias principales. Primero, conduce a la búsqueda de leyes o principios
universales desde las que se puedan desprender otras hipótesis de menor nivel. Explicar
un evento es presentarlo como un ejemplo de una ley universal. Segundo, hay un vínculo
estrecho entre la explicación, la predicción y el control técnico. Si explicamos un evento
sólo cuando su incidencia puede deducirse de ciertas premisas, podríamos establecer
que conocer esas premisas antes de que suceda el evento nos permitiría predecirlo.
Esto también nos permitiría elaborar un plan para controlar la incidencia del evento.
En realidad, la posibilidad de ejercer control y cierta manipulación es un elemento que
constituye esta imagen de la explicación científica.
El uso del modelo hipotético-deductivo de la explicación científica es la característica
de mayor consistencia en la investigación contable. Abdel-khalik y Ajinkya (1979) y
Mautz y Sharaf (1961) se refieren a ello como el método científico. Peasnell (1981),
Hakansson (1973), Gonedes y Dopuch (1974), y Scapens (1982), a través de sus revisiones
de la contabilidad financiera y de la contabilidad de gestión, han ilustrado que hacer
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implicaría unas metas consensuadas y unos medios comunes que son aceptados por
todos sus integrantes. Por ejemplo, la maximización del flujo de caja descontado o una
minimización de los costos de transacción. Estas asunciones que surgen alrededor del
comportamiento intencional son necesarias porque, por mucho tiempo, se ha atribuido
una razón técnica a la existencia y prosperidad de la información contable: la provisión de
información financiera “útil” y “relevante” para la toma de decisiones económicas (Paton
y Littleton, 1940; AICPA, 1973; FASB, 1978). Y su utilidad presupone una necesidad u
objetivo previo.
Segundo, debido a una creencia en el propósito individual y organizacional, hay una
asunción implícita sobre un orden social controlable. Por ejemplo, mientras se reconoce
que hay conflictos de objetivos entre los principales y los agentes, y entre departamentos
funcionales, estos conflictos se han conceptualizado como manejables. De hecho, es
la responsabilidad del directivo remover o evitar tales conflictos mediante el diseño
apropiado de controles contables como lo son los presupuestos, el costeo estándar, la
asignación de costos, y los parámetros de desempeño de las divisiones (Hopwood, 1974;
Zimmerman, 1979; Demski y Feltham, 1978). El conflicto organizacional no es visto
como un reflejo del profundo conflicto social que hay entre las clases y las personas que
tiene un acceso desigual a los recursos sociales y económicos. Algunos constructos como
la dominación sostenida, la explotación y las contradicciones estructurales no aparecen
en la literatura de la corriente principal de la contabilidad. Los grupos con intereses en
conflicto son clasificados como grupos con diferentes derechos legales dentro de un
sistema de derechos de propiedad “por ejemplo, los acreedores versus los accionistas”.
Estos grupos no son categorizados mediante dimensiones antagónicas como la clase o la
propiedad de la riqueza.
Además, el conflicto es usualmente percibido como “disfuncional” en relación a
una meta corporativa más amplia (cualquiera que esta sea). Ejemplos de un conflicto
“disfuncional” incluyen los “sesgos en el presupuesto”, el “comportamiento oportunista”,
el “interés personal” y un “comportamiento burocrático rígido”. El comportamiento
disfuncional ocurre cuando los intereses individuales o de un grupo anulan lo que es más
conveniente para la organización en el sentido que la cosifican (Tiessen y Waterhouse,
1983; Williamson, Watchter y Harris, 1975; Hopwood, 1974). De tal manera, el
investigador contable busca especificar ciertos procedimientos en donde estos episodios
disfuncionales puedan corregirse.
Finalmente, algunos investigadores de la corriente principal consideran que las
organizaciones y los mercados “libres” tienen una tendencia inherente a lograr un orden
social. Por sí solas, las organizaciones parecen formar “naturalmente” sistemas de gestión
y de contabilidad que minimizan los costos de transacción mientras que modifican las
condiciones del entorno (Fama y Jensen, 1982; Chandler y Daems, 1979). También,
la cantidad deseable de información financiera que se debe divulgar puede verse
determinada por las dinámicas “libres” de las fuerzas del mercado, con una mínima
intervención del Estado (Benston, 1979-1980). De hecho, Jensen y Meckling (1980)
atribuyen ciertas crisis financieras, como la de la quiebra del Penn Central Railroad, a la
abrogación que hizo el Estado de los derechos de propiedad individual (Tinker, 1984).
De tal manera, las personas y los mercados parecen conseguir un orden por sí solos.
48/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
TABLA 2
Asunciones dominantes en la corriente principal de la contabilidad
A. Creencias sobre el conocimiento
• La teoría está separada de las observaciones que pueden servir para verificar o refutar una teoría.
Es aceptado el esquema hipotético-deductivo para la explicación científica.
• Los métodos cuantitativos para el análisis y la recolección de información que permiten las
generalizaciones son favorables.
B. Creencias sobre la realidad física y social
• La realidad empírica es objetiva y externa al sujeto. Los seres humanos son caracterizados como
objetos pasivos; no son vistos como hacedores de la realidad social.
• Se asume que el único propósito de los individuos y de las firmas es la maximización de la
utilidad. Se asume una racionalidad basada en el fin y los medios.
• Las sociedades y las organizaciones son en esencia estables. Los conflictos disfuncionales pueden
ser manejados a través del diseño apropiado de herramientas de control contable.
C. Relaciones entre teoría y práctica
• La contabilidad especifica los medios no los fines. Se aceptan las estructuras institucionales
existentes.
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /49
son proposiciones falibles que dependen de la teoría y que, por lo tanto, no pueden actuar
como un árbitro natural entre teorías que rivalizan. De hecho, la búsqueda por un criterio
transhistórico y permanente de aceptación es vista ahora como un ejercicio fútil (Bernstein,
1983). Este consenso ha estado acompañado por un renaciente interés (Gertz, 1979;
Winch, 1958) en ciertas tendencias de la filosofía alemana (Gadamer, 1975; Wittgenstein,
1953) que enfatizan la naturaleza histórica de todos los lenguajes conceptuales.
Estos argumentos se han fundido de tal manera que la filosofía de la ciencia está en
un cambio constante. Ahora, sin la comodidad que le brindaba una realidad neutral y
objetiva tiene que enfrentarse a la amenaza de un relativismo absoluto de la verdad y a la
elección irracional de teorías (Barnes y Bloor, 1982, Feyerabend, 1975), y se ve atravesada
por diferentes intentos para conformar un grupo de parámetros para la adjudicación
de teorías (Habermas, 1978; Popper, 1972a; Kuhn, 1970). La corriente principal del
pensamiento contable ha dedicado una atención muy pobre a estos debates filosóficos.
Existe alguna discusión sobre los criterios de refutación de Popper, pero muy poco sobre
los avances de Lakatos o sobre otros conceptos que se ocupan de la función de teorizar,
y de los estándares necesarios para aceptar una teoría. En lugar de esto, los investigadores
contables trabajan con alguna noción vaga de una realidad objetiva y de la confrontación
de la teoría con los datos.
A pesar de las limitaciones es importante reconocer las virtudes de las asunciones
filosóficas que fundamentan la corriente principal de la investigación contable. Como
lo señala Bernstein (1976), en su mejor punto la investigación contable ha insistido
en la claridad y el rigor, se ha comprometido con el ideal de contrastar pública e
intersubjetivamente, y ha transmitido un sano escepticismo por “la especulación
desmedida y el pensamiento turbio”. Estas virtudes intelectuales están conectadas con
una genuina confianza en el hecho de que el conocimiento empírico y neutral puede
ayudar a la gente no sólo a escapar de la superstición y el prejuicio, sino que les permite
formar un juicio que mejorará sus relaciones con el entorno natural y social.
La corriente principal de la investigación contable ha intentado desarrollar un
conocimiento útil y general que pueda emplearse en las organizaciones para predecir y
controlar los fenómenos empíricos. Ha insistido en ciertos estándares de validez, rigor y
objetividad para conducir su investigación científica. Pero estas asunciones, que alguna
vez fueron liberadoras, han ignorado las nuevas preguntas que vienen surgiendo desde
otras disciplinas, han impuesto restricciones aún más severas para definir lo que es el
conocimiento genuino y han oscurecido algunos hallazgos de investigación diferentes y
sugestivos. El resto de este artículo se dedicará a examinar las consecuencias de modificar
esas asunciones filosóficas. Entraremos a discutir dos visiones de mundo alternativas: la
interpretativa y la crítica.
que actúe como el árbitro final, la pertinencia de una teoría (o de una explicación de
la intención) es evaluada por el grado en el que los actores están de acuerdo con la
explicación de sus intenciones4.
¿Cómo se puede desarrollar esta labor de comprensión interpretativa? Inicialmente,
se creyó de manera equivocada que el observador tenía que “ponerse en los zapatos”
de aquello observado. Sin embargo, se sigue manteniendo la dificultad para especificar
procedimientos precisos para la investigación interpretativa, considerando que
sus métodos son similares a los que usa un antropólogo. Estos métodos enfatizan la
observación, la presencia de pistas lingüísticas, y una atención minuciosa a los detalles.
Cada elemento de la información tiene que interpretarse a la luz de otros elementos que
se obtuvieron del lenguaje y de la ideología de la “tribu” que está siendo investigada
(Feyerabend, 1975, p. 251), en lugar de hacer la interpretación con definiciones a priori.
Los significados se construyen con base en otros significados y prácticas sociales. De
tal manera, los estudios de caso “cercanos” que se realizan en el mundo cotidiano de
actores, son preferidos a los sondeos de larga escala o a la modelación matemática sobre
los propósitos humanos.
4 Schutz escribe: “Cada término en un modelo científico de la acción humana debe construirse
de tal manera que una acción humana realizada por un actor individual dentro del mundo
cotidiano, de la forma indicada por el constructo típico, pueda ser comprendida por él mismo
y por sus congéneres, a través de interpretaciones derivadas del sentido común que se obtiene
de lo cotidiano. El cumplimiento de este postulado garantiza la coherencia de los constructos
del científico social frente a los constructos derivados de la experiencia del sentido común en la
realidad social” (Schutz, 1962, p. 44).
Este postulado es similar a la noción positivista de verificación y refleja el acuerdo de Schutz con
Nagel y Hempel en un número de aspectos importantes. Estos acuerdos son: a) todo conocimiento
empírico involucra un descubrimiento a través de procesos de inferencia controlada, debe
declararse mediante proposiciones, y debe ser verificable a través de la observación; b) la teoría
significa la formulación explícita de relaciones establecidas entre un grupo de variables que
explican una clase de regularidades lo suficientemente extendidas; y c) un científico social debe
buscar ser completamente neutral en la construcción de explicaciones objetivas.
La posición de Schutz, no obstante, no es necesariamente aceptada por otros investigadores de
la perspectiva crítica. Gadamer (1975), por ejemplo, rechaza la posibilidad de un “observador
desinteresado” y señala que las teorías antagónicas sólo pueden juzgarse por un criterio (no
específico) vinculado a lo histórico, que es aceptado temporalmente por una comunidad de
científicos.
54/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
TABLA 3
Asunciones dominantes de la perspectiva interpretativa
las condiciones generales que pueden explicar el uso de los sistemas de control en un
escenario determinado. Este escenario es descrito en el lenguaje abstracto de la economía,
en términos de los contratos entre el principal y el agente y un mercado de intercambio
de información, en el que se puede encontrar “equilibrio” y “soluciones derivadas del
óptimo paretiano”. Luego, construyen un modelo matemático del comportamiento
principal-agente con un grupo de variables manejables: el estado del mundo, el esfuerzo
de los trabajadores, la habilidad y la cantidad del capital. Basándose en un análisis de
este modelo, los autores emiten varias conclusiones generalizadoras como, por ejemplo,
que “el mercado incompleto” y la “aversión por el riesgo” son las condiciones necesarias
para la elección de los sistemas presupuestarios. Aquí también encontramos un esfuerzo
limitado de los autores para verificar la validez del modelo, apoyándose en un análisis
sobre qué tan acertadamente el modelo explica la práctica observada.
Las metas que específicamente se ocupan de la maximización de la utilidad
son atribuidas al principal y al agente. El principal “contrata servicios laborales para
obtener un retorno de su capital sin tener que invertir ningún esfuerzo (así consigue la
maximización de su beneficio individual)” (p. 338). La utilidad del agente depende de
su nivel de producción/ingresos y también de la cantidad de esfuerzo invertido (este
prefiere un menor esfuerzo a uno mayor) (p. 342). Otros investigadores que trabajan
con este mismo esquema teórico han usado modelos similares para explicar la intención
humana. Zimmerman (1979, p. 506), por ejemplo, asume que todos los individuos
son “recursivos, analíticos y con posibilidades de desarrollar su potencial al máximo”.
Adicionalmente, Baiman (1982, p. 170) señala que cada individuo presumiblemente
actúa por motivos de su propio interés y espera que todos los demás individuos actúen
pensando únicamente en la maximización de sus propios intereses.
Existen también algunas asunciones implícitas sobre qué es disfuncional para “la
organización”, es decir, para el principal y el agente. Demski y Feltham hablan de los
riesgos morales y los problemas de selección adversa. Estos problemas están esencialmente
relacionados con la información y surgen porque el principal es incapaz de reconocer la
exactitud de la elección del agente en el reporte y de verificar la información que sólo
conoce el agente. Además, la “elusión” por parte del principal y el agente es considerada
de poca ayuda y debe controlarse, en esta instancia, a través de un contrato basado en
el presupuesto. Sin embargo, parece existir un mayor énfasis en el control que se debe
tener sobre el agente. Este parece más susceptible a un comportamiento disfuncional.
De tal forma, Demski y Feltham escriben que el contrato basado en el presupuesto es
usado para “aprender algo” (p. 339) del comportamiento del agente. Del mismo modo,
Zimmerman (1979, p. 506) sostiene que:
[…]debemos esperar (como también lo debe esperar el principal) que el agente tratará
de mejorar su bienestar mediante actividades que pueden no responder al mejor interés
del principal (p. ej., elusión, ocio en el trabajo, consumo abusivo de bienes, robo).
(p. 228) y otras veces se ve influenciado por intereses políticos (por ejemplo, por los
intereses del Gobernador de Illinois) y por definiciones sociales de lo que es “aceptable
y legítimo” (p. ej., categorías como “reparación y mantenimiento” tienen más viabilidad
que una que se rotule “investigación”). No existe una asunción a priori que indique que
el presupuesto tiene un fin técnico y racional. Es más, se cree que su papel emergente
y simbólico está enraizado en los procesos sociales de la organización y de su entorno.
Tampoco existe un intento para darle prioridad a determinadas metas o para discutir
sobre el comportamiento “disfuncional”. De hecho, los autores sugieren que las metas
fueron halladas durante el proceso presupuestario.
Además, el presupuesto y su entorno están en el sentido común y en el lenguaje
cotidiano de los involucrados. En realidad, uno de los objetivos de los autores fue estudiar
la contabilidad a través de la definición que los actores hicieran de la situación (p. 255).
Igualmente, a diferencia de Demski y Feltham, Boland y Pondy no buscaban explicaciones
generalizables del comportamiento que se pudieran emplear para predecir y controlar
éste en escenarios similares. Su afirmación más general es la siguiente: “existen cambios
constantes entre los aspectos cuantitativos, racionales, de la organización y los aspectos
cualitativos o naturales” (p. 226). Debido a que las generalizaciones no son su propósito,
estos autores defienden el uso de estudios de caso para entender la contabilidad como
una experiencia vívida (p. 226). Infortunadamente, Boland y Pondy no son claros en
señalar cómo se puede evaluar la pertinencia de su explicación. En la página 226, ellos
escriben que el investigador debe tomar una “posición crítica” sobre la definición que
los actores hacen de las situaciones. Esto se aparta de la idea de Schutz del científico
desinteresado, libre de juicios y de su postulado sobre la pertinencia.
Las diferencias entre estos dos enfoques sobre el estudio del mismo fenómeno,
ilustran la particularidad de las contribuciones de un énfasis interpretativo. Primero,
esta perspectiva indica que, en la práctica, pueden atribuírsele diversos significados a
la información contable. Esta diversidad es inherente a una realidad social y contable
emergente que está constantemente siendo redefinida. Además, estos significados
son constituidos por unos contextos históricos, sociales y políticos que también son
cambiantes. Tampoco se ajustan necesariamente a unas definiciones racionales a priori
como lo sería la de “ser útil para una toma de decisiones eficiente”. Las cifras contables
son representaciones inadecuadas de las cosas y los eventos que experimentan los seres
humanos. Por causa de lo anterior, los actores buscarán una manera de trascender esa
formalidad de los números y manipular sus significados simbólicos para acomodarlos a
sus intenciones particulares (Boland y Pondy, 1983; Cooper, Hayes y Wolf, 1981). Es así
que Hayes (1983) sugiere que la demanda por información contable que se expande
continuamente, se puede deber a esta ambigüedad intrínseca que permite intercambios
complejos entre grupos de interés.
Segundo, no sólo los significados contables son conformados por complejas estructuras
y procesos interpretativos, sino que estos ayudan a su vez a conformar una realidad
social objetivada (Berry et al, 1985; Hayes, 1983; Boland y Pondy, 1983; Cooper,
Hayes y Wolf, 1981; Burchel et al, 1980). Por ejemplo, el tradicional mapa contable
de responsabilidades de la organización ayuda a consolidar una visión particular de las
jerarquías, la autoridad y el poder. Las cifras contables le dan visibilidad a determinadas
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /57
las cifras contables pero tenemos muy poco conocimiento sobre los significados y los
roles que en realidad encarnan. Y, a menos de que podamos obtener esa información,
tendremos a nuestro alcance solamente una imagen abstracta del discurso contable que
está fosilizado en revistas y libros académicos, sin relación alguna con la práctica.
TABLA 4
Asunciones dominantes de la perspectiva crítica
6 Ver Armstrong (1985), Cooper et al. (1985), Laughlin (1985), Lehman y Tinker (1985), Puxty
(1985), Tinker y Neimark (1987) y Willmott (1984, 1986).
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /63
Para Chandler y Daems, las firmas y los sistemas de control son parte de una realidad
concreta que evoluciona de una forma racional: en respuesta a la necesidad de una
organización eficiente. La firma es estimada como un sistema racional, determinado y
orgánico que busca su supervivencia y que adapta su sistema contable con el propósito
de mantener su ventaja económica. En la página 4 esta imagen es suavizada al identificar
la firma con las actividades de sus dueños y directivas. Sin embargo, las personas, como
productores de la realidad, no aparecen en esta discusión y hay muy poca alusión a los
conflictos organizacionales internos y entre las organizaciones. Además, los conceptos de
distribución, monitoreo, jerarquía y eficiencia son interpretados como no problemáticos.
No se considera que estos perpetúen los sesgos ideológicos y gerenciales, y tampoco que
estimulen las relaciones económicas inequitativas.
En comparación, Tinker, Merino y Neimark (1982) consideran que el discurso
contable está activamente involucrado en el control social y en los conflictos entre
diferentes clases de personas. Por su parte, las teorías contables no declaran una verdad
sin ambigüedad, libre de valores e independiente de los conflictos sociales e históricos.
Los autores se concentran en el desarrollo del concepto de valor desde la Edad Media
hasta el siglo XX y sostienen que no puede explicarse como una evolución racional en
la que el conocimiento se va acumulando gradualmente sobre el concepto. En lugar
de esto, los conceptos de valor han sido y son conformados por las luchas sociales,
particularmente en las que se relacionan con el ámbito económico. Específicamente,
algunos conceptos de valor fueron dominantes porque beneficiaban los intereses de los
grupos que prevalecían socialmente en determinados periodos.
De esta manera, en el periodo premercantil, el valor fue definido en términos del
trabajo socialmente necesario para producir un bien (p. 176). Este concepto de valor era
aceptable porque en esa época el comercio se realizaba entre productores pequeños e
independientes. Sin embargo, a medida que fue creciendo el comercio y el intercambio,
el concepto de valor fue modificado para incluir la utilidad y las expectativas subjetivas
de los dueños y consumidores (p. 177). Esto se hizo así porque las ganancias de los
comerciantes provenían de los consumidores, específicamente de la diferencia de
precios cobrada y de lo que se le pagaba a los productores principales. A través de esta
modificación del concepto de valor, los mercaderes, se presume, estuvieron en capacidad
de fortalecer su posición de regateo con respecto a los productores y a la vez pudieron
legitimar sus ganancias como justas.
De igual modo, se cree que las asunciones neo-marginalistas, que subyacen en buena
parte de la corriente principal de la contabilidad, son intencionales (están basadas en los
intereses de las clases dominantes), en lugar de ser teóricamente neutrales. Además, estas
asunciones son ideológicas porque ocultan otras realidades como las “imperfecciones
del mercado”, la distribución inequitativa del ingreso y las injusticias arraigadas en los
sistemas existentes de los derechos de propiedad (p. 191). Finalmente, Tinker, Merino y
Neimark (1982) intentan establecer un nuevo rol para la contabilidad y el contador que
podríamos considerar más justo y menos místico.
Esta breve comparación indica que la investigación contable, como crítica social,
posee varias características importantes. Primero, la contabilidad deja de ser considerada
como una actividad de servicio, técnicamente racional, que está separada de un
64/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
Tercero, estas preguntas no sólo enfatizan el papel del Estado como un organismo
principal, sino que se concentran en los contadores como un grupo de interés organizado.
Dentro de la perspectiva crítica, la profesión contable no es estimada teóricamente como
un grupo neutral que evoluciona en respuesta a las demandas racionales de información
útil. En su lugar, es vista potencialmente como un monopolio profesional que busca
extender sus intereses sociales y económicos a través de: a) una ideología profesional
específica (por ejemplo, como la ética universal de los servicios), b) la vigilancia de las
relaciones cambiantes y ambiguas que tiene con otras profesiones, corporaciones y el
gobierno (Puxty, 1984; Chua, 1982). Por ejemplo, para preservar su ventaja territorial del
desafío que representan los ingenieros, los asesores de inversiones y el Estado, la profesión
contable en los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia, ha tenido que instituir nuevos
controles de membrecía y organismos de normalización. Tales reformas, sin embargo,
son publicitadas como acciones para “la protección del público” (ver Willmott, 1985,
para una crítica de esta noción), no de la profesión.
En cuarto lugar, el enfoque en la totalidad también promueve el desarrollo de estudios
organizacionales que integran análisis de un nivel micro y macro. Esto tiene un efecto
y es que evita la distinción tradicional entre la contabilidad de gestión y la contabilidad
financiera. Por ejemplo, las relaciones de explotación o las formas de dominación en
el nivel social son vistas como si se reflejaran y a la vez se produjeran a través de las
organizaciones (Habermas, 1978; Foucault, 1977). Foucault escribe que el control social
está extendido de manera insidiosa en instituciones como la escuela, la familia, la prisión
y el hospital, y está representado en los llamados expertos cuya posesión de conocimiento
tiene efectos de poder.
Su argumento es retomado por Crawford (1984) y Miller y O’Leary (1984), quienes
sostienen que el experto en contabilidad ejerce su poder en la fábrica a través de un
procedimiento como la contabilidad de costos estándar. Esta técnica contable forma
una herramienta de gestión poderosa para disciplinar y controlar a los trabajadores.
Establece normas de comportamiento “apropiado” y de producción “deseable”, a la vez
que restringe (normaliza) la variedad individual y la creatividad. También familiariza a los
trabajadores con un ambiente en el que son constantemente observados, monitoreados
y gobernados. A través de este control social el trabajador se convierte en una unidad
más gobernable dentro de la firma y de manera más general, en la sociedad.
Finalmente, los teóricos de la perspectiva crítica alegan que la idea de la información
contable como un control social y como un elemento mediador en los conflictos, ha
estado a menudo desvirtuada (dotada de un aura mística) por ideas poderosas, cargadas
de ideología, que se encuentran arraigadas en la corriente principal del pensamiento
contable. La contabilidad ha sido proclamada como una actividad de servicio que es
“neutral por sus fines”, cuando en realidad las metas de los propietarios del capital son
asumidas de forma implícita como prioritarias. También, los contadores son retratados
como profesionales que son independientes de los sesgos y que ofrecen un servicio
universal a la comunidad. Estas afirmaciones, no obstante, son vistas como muy dudosas.
Debido a la dificultad de supervisar a cada uno de los contadores en el acatamiento de
ideales como la independencia y la capacidad profesional, la vigilancia de los pares es, la
mayoría de las veces, más retórica que real (Larson, 1977).
66/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
X. Conclusión
Este artículo ha querido llevar el debate contable más allá del punto muerto de
los paradigmas “inconmensurables” que no pueden ser evaluados racionalmente. Ha
sostenido que el pensamiento contable que se deriva de la corriente principal está
cimentado en un grupo común de asunciones sobre el conocimiento y el mundo
empírico que, al mismo tiempo, arrojan luz y esclavizan. Estas asunciones ofrecen
cierta claridad pero ocultan otros hechos. Al modificarlas, se pueden obtener nuevas
percepciones que potencialmente ampliarán nuestra comprensión de la contabilidad
que se desarrolla dentro de los contextos organizacionales y sociales. Se discutieron dos
alternativas principales: la interpretativa y la crítica. Se espera que los desafíos propuestos
por estas alternativas sean un estímulo para otras consideraciones y debates.
Apéndice 1
Dificultades del esquema de Burrell y Morgan (1979)
Primero, todas las asunciones son presentadas como dicotomías estrictas. Por
ejemplo, uno puede, por un lado, asumir que los seres humanos están determinados
por su entorno social o, por otro, que éstos son completamente autónomos y libres. Esto
no contempla otras posiciones como la de Bhaskar (1979, pp. 31-91), quien sostiene
que a pesar de que las sociedades son anteriores y diferentes a los individuos, éstas se
ven continuamente reproducidas y transformadas por acciones humanas intencionales.
Este enfoque tampoco permite una completa apreciación del argumento de Habermas
(1978) que sostiene que mientras los individuos actúan y moldean los significados, éstos
pueden aún vivir dentro de las estructuras de dominación de la sociedad. El uso de
dicotomías exclusivas y el origen de paradigmas que no pueden “sintetizarse” (Burrell
y Morgan, 1979, p. 25) falla en el esfuerzo de señalar aproximaciones filosóficas que
permitan la superación de esas dicotomías poco satisfactorias.
Segundo, este esquema se aferra a una noción fuertemente relativista sobre la verdad
y la razón científica. Burrell y Morgan (1979, pp. 24-25), influenciados por la idea de
Kuhn (1970) sobre la experiencia de conversión, alegan que la elección y la evaluación
de paradigmas no puede justificarse con bases racionales y científicas. Esta interpretación
de Kuhn como un defensor del irracionalismo en la elección de teorías (es decir, que no
existen razones para preferir una teoría sobre otra), es una mala lectura de su intento
racional (ver Bernstein, 1983; Gutting, 1980). Por el contrario, Kuhn (1970, pp. 199-200)
escribe explícitamente que aceptar una tesis que sostiene que la elección de una teoría
es simplemente una cuestión de tener una prueba deductiva, no implica que no existan
buenas razones para estar convencido por una elección en particular. Kuhn continúa
citando ciertos parámetros de evaluación que “por lo general son enumerados por los
filósofos de la ciencia”, como la precisión, la sencillez y la fecundidad. Estos parámetros,
sin embargo, no son universales ni fijos, sino que están abiertos en su aplicación y
ponderación.
68/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
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76/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
Comentario
Tensiones para discernir la necesidad de un
pluralismo metodológico en Contabilidad
Chua (1986) entrega una ruta para la comprensión de desarrollos en contabilidad desde
la perspectiva dominante (ortodoxa), la perspectiva interpretativa y la perspectiva crítica
(estas dos últimas las podemos concebir como heterodoxas) utilizando para ello como
criterio de diferenciación las nociones ontológicas, epistemológicas, metodológicas,
las creencias sobre la realidad física y social, y teórico-prácticas, atribuibles a cada
“corriente”.
Consideramos que lograr esta taxonomía, identificando su dialéctica, y los campos
de potencia que residen para el escenario de la contabilidad, ha implicado un trabajo
riguroso que debe ser advertido cuidadosamente por el lector que quiera aprender de
este importante texto. La clasificación en “perspectivas” de la tradición académica de la
contabilidad a la fecha de publicación del trabajo, no debe ser comprendida como un
molde en el que sea posible ubicar o encasillar las novedades producto de la investigación
contable. Más bien, la ruta metodológica seguida por la profesora Chua enseña que el
acto sustancial para proceder una distinción deviene de preguntas fundamentales, en
este caso, sobre lo ente, la verdad, el conocimiento, (...), y sus tensiones en el desarrollo
de la disciplina contable.
En el contexto colombiano los matices que describen las corrientes identificadas
no aparecen como rasgos definitorios de la evolución y presencia de dinámicas de
producción de conocimiento contable. Esto ya lo hemos advertido en el capítulo 1. Para
nuestro caso el diagnóstico señala un déficit teórico-metodológico en el abordaje de
problemáticas contables tanto en el escenario epistemológico como en la interpretación
de relaciones con el entorno inmediato. Sin embargo, también hemos advertido en
líneas gruesas qué intereses temáticos han gravitado en la atmósfera de la investigación
contable en Colombia.
Del corolario exhaustivo de conclusiones que pueden derivarse de este capítulo sobre
desarrollos radicales en el pensamiento contable, resaltamos algunas que, a nuestro
criterio, fomentan un conjunto de lógicas para el logro de objetivos más completos e
integrales en la vinculación contabilidad y contexto.
Los productos de ejercicios de investigación comportan una serie de relacionamientos
entre concepciones sobre la realidad y lo verdadero, aspectos que determinan el
despliegue metodológico. De este modo construir una comprensión sobre un espacio del
campo de la contabilidad trasciende la mera disposición de técnicas y herramientas para
la recolección de algunos datos y la distinción de un marco teórico. “La elección de una
metodología de investigación apropiada no se puede hacer aislada de una consideración
de los supuestos ontológicos y epistemológicos que sostienen la investigación en cuestión”
(Ryam; Scapens y theobald, 2004, p. 52). Exponer los resultados de la reflexión e
investigación contable implica, en aras de una comprensión más rigurosa, el señalamiento
Desarrollos radicales en el pensamiento contable /77
• Historia – genealogía
• Empirismo – Objetividad
• Diversidad – Síntesis
• Reproducción – Cambio
Ante la consideración de que la ciencia está siempre en proceso de adaptación y
formación, es tarea reconocer las nuevas discusiones tanto en disciplinas conexas como
en la contabilidad. Pero a su vez, tal como lo expresa Mettessich (2003) debemos
estudiar con la hondura necesaria los autores clásicos que siguen siendo base para ciertas
distinciones en el campo de las ciencias sociales con el objeto de evitar extrapolaciones
defectuosas para asimilar la relación contabilidad-entorno.
Por último, el objetivo de la investigación contable debería reconocer las profundas
desigualdades que se gestan en la sociedad y en las cuales hay una necesidad de cambio
desde la Contabilidad. Creemos que esta intencionalidad de la investigación debe
atravesar cualquier consideración de la tensión onto-epistemológica y metodológica, y
no sólo atribuirse como asunción de la perspectiva crítica.
Tal como lo expresa Chua, las alternativas de desarrollos en contabilidad deben
estimular y movilizar nuevas consideraciones. Es nuestro papel ampliar el campo
visual con el que asumimos la realidad, movilizarnos hacia el estudio de las prácticas
contables contextuales y reconocer los sentidos que sus actores les atribuyen; proponer
transformaciones sustanciales para que la contabilidad trascienda su estatus de técnica
legal-céntrica. Estos roles sólo pueden asumirse si nuestra dimensión es plural en el uso de
metodologías para construir una comprensión nueva de la contabilidad para Colombia.
Por ello compartimos con Putnam que:
La solución no es abandonar la posibilidad misma de discusión racional ni buscar un
punto arquidémico, una “concepción absoluta” ajena a todo contexto y situación
problemática, sino –como Dewey enseñó a lo largo de toda su vida– investigar, discutir
y tantear las cosas de una manera cooperativa, democrática y, por encima de todo,
falibilista. (Putnam, 2004, p. 61)
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Avances Interdisciplinarios para una Comprensión
Crítica de la Contabilidad
Gómez V., M. y Ospina Z., C. (Eds.). © Derechos
reservados, (2009)
Capítulo 3
La contabilidad como una institución
de legitimación*1
Alan J. Richardson
Departamento de contabilidad,
Facultad de negocios, Universidad de Alberta
I. Introducción
En la literatura reciente se han dado algunos intentos por reconceptualizar el papel de
la contabilidad. Esto fue ocasionado por la falla empírica de la teoría de los mercados
eficientes y de la teoría de la contingencia, al ofrecer una base para el desarrollo de las
técnicas y los sistemas contables, a la par de algunos llamados explícitos para abordar la
contabilidad en su contexto organizacional y social. El resultado ha sido el desarrollo de
un número de enfoques interesantes sobre la contabilidad, incluyendo el esquema de los
mercados y de las jerarquías (Johnson, 1983), la contabilidad en anarquías organizadas
(Cooper et al., 1981) y el enfoque de la economía política (Tinker, 1980).
* Tomado de: Richardson, Alan. (1987). “Accounting as Legitimating Institution”. In: Accounting,
Organizations and Society, Vol 12 No 4. pp (341-355). Con la autorización de Elsevier.
1 El autor desea agradecer los comentarios de J. Waterhouse, P. Tiessen, J. J. Williams y de los
revisores de la revista Accounting, Organizations & Society sobre una versión preliminar de
este artículo. Una deuda más general de gratitud tiene el autor con J. B. Dowling por varias
conversaciones que sostuvo sobre las ideas desarrolladas en el presente trabajo.
80/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
TABLA 1.
Tres perspectivas sobre la legitimación
Perspectiva sobre Mecanismo para im- Proceso de dar “sen- Proceso de mistifica-
legitimación plementar los valores tido” a los “hechos ción del poder.
sociales. sociales”.
Fuente de valor Consenso guiado por las Consenso guiado por la Ideología de la élite.
funciones sociales. interacción social.
Rango de acciones Definido por las Definido por la Definido por el inte-
funciones. tradición. rés propio de la élite.
Naturaleza del Se presume que es único Se establece de manera Falso pero los subor-
vínculo entre la y objetivo. discursiva. dinados creen en él.
acción y los valores
Ejemplos en la Gambling (1977), Tiessen Boland y Pondy (1983), Tinker (1980), Co-
literatura contable y Waterhouse (1983), Burchell et al (1985). oper y Sherer (1984).
Berry et al (1984).
Elementos de El papel de los sistemas El papel de los siste- El papel de los siste-
investigación contables en la minimi- mas contables en la mas contables en la
zación de los conflictos y continuidad cultural y creación, distribución
para enfrentar la incerti- en la facilitación de la y mistificación del
dumbre. intersubjetividad. poder.
esa acción, la semiótica ofrece un medio conveniente y de una gran fortaleza analítica
para conceptualizar esa relación. Las perspectivas que describiremos difieren en uno o
más de los tres aspectos de la naturaleza del mapeo entre la acción y los valores: la fuente
de los valores, la definición de la acción y el rango de las alternativas concebibles, y la
validez de la correspondencia entre los valores y la acción (ver Tabla 1).
La perspectiva estructural-funcionalista presume que los valores y las acciones, por
igual, se definen por las funciones que deben desempeñarse para que sobreviva un sistema
social. Se cree que la relación entre los valores y las acciones es única, y la evaluación de
este vínculo es una función técnica. La perspectiva social-constructivista considera que los
valores surgen de la interacción entre los miembros de una sociedad. Estos valores están
atados a acciones germinales e institucionalizadas a través de un proceso de disertación
dirigido por algunos expertos en legitimación (p. ej. curas, ancianos y profesionales).
Finalmente, la perspectiva hegemónica considera que los valores son un aspecto de las
ideologías de las élites que están atadas a las acciones que sostienen y acrecientan los
intereses de esas élites. En este caso, el vínculo entre los valores y las acciones es “falso”
(cuando alude a cierto estado ideal) pero es aceptado por aquellos que afecta.
El proceso de legitimación implica una evaluación moral de la acción. La legitimación
de la acción es necesaria para que ésta ocurra cuando: se considera que un actor tiene
una elección sobre las acciones que debe tomar; los requerimientos de recursos o
las consecuencias de la acción no son triviales para otros; no se puede coaccionar la
participación de otros actores; y cuando su consentimiento es necesario para que el actor
pueda emprender una acción que ha planeado o para evitar un castigo por causa de
acciones pasadas (Richardson, 1985b). Parece ser que estas condiciones son satisfechas
en la relación que se da entre las directivas y sus subordinados (Barnard, 1983) y entre
las organizaciones y el entorno institucional (Child, 1972; Pfeffer y Salancik, 1978). La
legitimación de la acción exige la aceptación del reclamo de un actor sobre el hecho de
que su acción es congruente con los valores de aquellos con los que debe interactuar.
La contabilidad puede entenderse como una institución de legitimación en el sentido
que interviene en el proceso de mapeo que se da entre la acción y los valores. En
particular, la contabilidad cumple con este papel al estructurar las relaciones entre los
actores y cuando actúa como un medio por el que se ejerce el control organizacional, o
cuando sirve como fundamento para sancionar una acción y para definir o constreñir la
percepción de una acción en una situación específica. Las tres perspectivas dominantes
sobre la organización y el comportamiento de este rol son revisadas en las siguientes
secciones.
SU BSISTEM A
MANTEN IMIEN TO DE Compromiso de INTEG RATIVO
PATRON ES lealtad y (Ley y
(Cultura) solidaridad costumbres)
Figura 1.
La legitimación desde la perspectiva estructural-funcionalista
(modificado de Parsons, 1977, p. 366).
Parsons (1977, p. 358) hace una distinción tajante entre legitimación y justificación.
La legitimación se refiere a los procesos que crean y validan el orden normativo de
una sociedad. Además une el sistema de movilización de recursos con el consumo del
mercado laboral. En otras palabras, la legitimación está en los procesos que traen los
valores culturales necesarios para la distribución de los recursos en la sociedad. Por
otra parte, la justificación opera bajo una generalidad menos amplia. Sirve para unir el
sistema de respaldo político con el sistema de movilización de recursos. De esta forma, la
justificación supone la existencia de valores culturales relativamente codificados y opera
para demostrar y asegurar la congruencia de las decisiones particulares relacionadas con
la asignación de esos valores. Para Parsons, la justificación es un problema técnico que
es administrado por los expertos de campos específicos de acción. Las profesiones son
84/ Avances Interdisciplinarios para una Comprensión Crítica de la Contabilidad
entendidas como grupos de ocupaciones que se interesan de manera especial por este
tipo de problemas (Parsons, 1954, pp. 34-49; Hargrove, 1972).
La legitimación –la creación y validación de un orden normativo– es un aspecto central
del enfoque de Parsons. La acción humana, en oposición a los movimientos reflejos y
mecánicos, puede presentarse sólo en donde existe algún tipo de orden normativo:
La acción debe pensarse como algo que siempre implica un estado de tensión entre
dos órdenes diferentes de elementos, lo normativo y lo condicional. Como proceso, la
acción constituye, de hecho, el proceso de alteración de los elementos condicionales
hacia una dirección en la que puedan corresponderse con las normas. (Parsons, 1937,
p. 732)
distinción de Parsons entre legitimación y justificación, los juicios de valor o los estándares
que son relevantes son considerados como externos a la práctica contable, de modo que
la contabilidad opera para justificar las relaciones de un grupo de restricciones de valor
institucionalizadas.
En cada uno de estos estudios, los valores que son implementados por los contadores
son dados por sentado. El contador y el sistema contable juegan un papel técnico en el
proceso de garantizar que los valores sean promulgados. Tengamos en cuenta que esto no
implica que la contabilidad es usada mecánicamente, en lugar de esto, lo que sugiere es
que el uso de la contabilidad se adapta para reflejar los valores dominantes y funcionales
de la organización. El papel del contador es el de identificar estos valores y promulgarlos
en sus reportes y actividades de control. Debemos notar que esta perspectiva sobre el
papel de la contabilidad domina la investigación académica y la propia percepción de
los profesionales sobre su rol (Hopwood, 1984b).