Está en la página 1de 9

El Orden No Escrito de las Cosas

ÉIder Boyd K. Packer 15 de Octubre de 1996

Introducción.

Hoy deseo hablarles como un maestro, y poder igualmente


reflejar la influencia de un maestro a quien conocí hace más de
cincuenta años. Como suele suceder, la influencia de un
maestro nunca se centra en el tema enseñado. El Dr. Shaefer
era un Profesor de matemáticas en la Universidad del Estado de Washington. Él no era alguien
de apariencia impresionante. Aun cuando no recuerdo su nombre, nunca olvidaré la primera
cosa que dijo el día que nos conocimos.

Fue durante la Segunda Guerra Mundial. Nos encontrábamos en un entrenamiento para


pilotos y habíamos sido enviados a la Universidad para que se nos explicara el curso
meteorológico en una colisión aérea, estados del tiempo, navegación, física, aerodinámica y
otros temas técnicos. Pensábamos que el tema de esta clase "Curso de Colisiones" no era muy
alentador para pilotos estudiantes, Las palabras "Curso Intensivo" hubieran sido mejores.

La presión era grande debido a que los que reprobaran el curso serían expulsados del
programa de pilotaje. Me encontré en una situación de impotencia con los otros cadetes,
muchos de los cuales habían asistido a la universidad; algunos de ellos ya tenían algún,
entrenamiento avanzado, mientras que yo apenas habla terminado la preparatoria.

El Dr. Schaefer tenía la asignación de enseñarnos desde matemáticas hasta el cálculo en unas
cuantas semanas. Pensé que me encontraba sin salida, hasta esos primeros minutos en clase.
Él empezó diciendo esto: "Alguno de ustedes ha tenido alguna educación universitaria, aún
cursos avanzados de lo que ahora vamos a estudiar, mi propósito aquí será el de enseñar a
principiantes, Le pediré a aquellos que ya conocen el tema, sean pacientes mientras enseño lo
básico a aquellos de ustedes que no lo conocen”. Animado entonces por lo que dijo y más por
la manera en la que nos enseñó, fui capaz de acreditar el curso con cierta facilidad. De otra
manera hubiera sido imposible.

Cuando decidí ser un maestro, el ejemplo del Dr. Schaefer me inspiró a tratar de desempeñar
al máximo mi habilidad de enseñar lo básico, las verdades más simples de la manera más
comprensible. Aprendí entonces de lo difícil que es el simplificar las cosas.

Años después de la guerra, regresé a la Universidad del Estado de Washington y encontré; al


Dr. Schaefer. Él por supuesto, no me recordaba. Yo fui uno de los cientos de cadetes en sus
clases, Le agradecí por lo que me había enseñado. El cálculo y las matemáticas se habían
desvanecido en mi memoria tiempo atrás, más no su ejemplo como maestro.
Así que, siguiendo ese ejemplo, hoy quiero decirles algo sobre la Iglesia.

Las cosas de las cuales hablaré esta noche, no se encuentran explicadas en las escrituras, aún y
cuando se apegan a los principios enseñados en las escrituras.

¿Qué es un Principio?:

Un principio es la verdad eterna, una ley, una regla que pueden adoptar para ayudarles a
realizar elecciones. Generalmente los principios no se explican con detalle. Eso les proporciona
la libertad de adaptarlos y de encontrar su camino con una verdad perdurable, un principio
como un ancla. Las cosas que voy a explicarles no se encuentran explicadas en manuales o
folletos. Y aún si lo tuvieran, la mayoría de ustedes no tienen los manuales del Sacerdocio de
Melquisedec o de la Sociedad de Socorro debido a que solo son dados a los líderes.

Les hablaré acerca de lo que yo he llamado "El Orden No Escrito de las Cosas", Mi lección
podría también llevar como título "Las Cosas Comunes de la Iglesia las Cuales Cada Miembro
Debería Saber", Aún y cuando son cosas comunes, son sin lugar a dudas ¡Muy importantes! De
alguna forma nosotros suponemos que todos los miembros ya conocen estas cosas simples o
comunes. Si ustedes no las conocen, deben aprenderlas mediante la obediencia y la
observación, ya que no están escritas en ningún lado y no son enseñadas en ninguna clase. Así
que mientras vamos hablando de estas cosas, si ustedes son de las personas que ya conocen
estas cosas, sean pacientes mientras enseño a aquellos que no las conocen.

La base del Conocimiento y el Testimonio:

La base del conocimiento y del testimonio nunca cambia ¬el testimonio de que Dios el Padre
vive, de que Jesús es el Cristo, de que el Espíritu Santo nos inspira de que la plenitud del
evangelio y de que la misma Iglesia que existió en la antigüedad ha sido revelada a nosotros.
Esas cosas se nos enseñan dondequiera y siempre en nuestras clases, en las escrituras, en los
manuales- en cada cosa que hacemos.

La doctrina fundamental de la Iglesia se encuentra igualmente en las escrituras. Además existe


otra fuente de conocimiento con relación a lo que hace a la Iglesia funcionar: El aprendizaje
proveniente de la experiencia y la observación, Si aprenden de estas cosas las cuales no están
escritas, el orden no escrito de las cosas, tendrán mayores cualidades para llegar a ser un líder
-porque ustedes serán líderes. Las posiciones más importantes de liderazgo se encuentran en
el hogar- el padre, la madre, la esposa, el esposo, hermanos mayores y hermanas. Y después
en la Iglesia, las posiciones de liderazgo y las oportunidades de enseñanza estarán a su
disposición como ninguna otra sobre la tierra.

Mientras que de las cosas de las que hablo, las cuales no están escritas, serán fácilmente
aprendidas. Solo permanezcan alertas al orden no escrito de las cosas y pongan especial
interés en ellas, y encontrarán que su habilidad aumentará lo mismo que su amor por el Señor.

Antes que les dé algunos ejemplos de este orden no escrito de las cosas, permítanme
recordarles algo que el Señor ha dicho: "Mi casa es una casa de orden, dice el Señor Dios" (DyC
132: 18; énfasis añadido.) Y también dijo a su profeta: "Mirad que se hagan estas cosas con
prudencia y orden; porque no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas
le permiten. Y además conviene que sea diligente para que así gane el galardón; por tanto,
todas las cosas deben hacerse en orden." (Mosiah 4:27; énfasis añadido).

Pablo dijo a los Corintios que "todas las cosas" fueran hechas decentemente y en orden"
(Véase 1 Corintios 14:40; énfasis añadido) de esto hablaremos en un momento más. Las cosas
de las cuales voy a hablar no son tan rígidas de manera que si no se observan estrictamente la
Iglesia se derrumbaría. Sin embargo ellas le dan una norma, un tono de dignidad y un orden y
ayudan a mejorar nuestras reuniones y nuestro trabajo en las clases; ellas mejoran nuestras
actividades. Si ustedes las conocen y las entienden, ellas mejoran grandemente su vida.

Resolver problemas mediante la Inspiración.

Nuestras reuniones deben ser conducidas de manera que los miembros sean renovados
espiritualmente y permanezcan a tono con el Espíritu de tal forma que puedan enfrentar los
desafíos de la vida. Debemos establecer condiciones bajo las cuales los miembros puedan
resolver sus problemas mediante la inspiración. Existen ¬cosas muy sencillas las cuales ayudan
a este propósito, y cosas que lo impiden. El profeta Alma enseñó que "por medio de cosas
pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas; y en muchos casos, los pequeños medios
confunden a los sabios." (Alma 37:6).

Como primer ejemplo de este orden no escrito de las cosas les doy un ejemplo tan simple
como este: En una reunión la persona que preside debe sentarse en el estrado cerca de la
persona que dirige. Es un poco difícil presidir una reunión sentado con la congregación. La
persona que preside es responsable por la conducción de la reunión y tiene el derecho y la
responsabilidad de recibir inspiración y la impresión para ajustar o corregir alguna cosa que
deba acontecer en la reunión. Eso es algo correcto en cualquier tipo de reunión ya sea una
reunión de organizaciones auxiliares la cuál sea presidida por hermanas o cualquier otro tipo
de reunión.

Un Presidente de Estaca nuevo podrá preguntar "¿Debo sentarme en el estrado en cada


reunión, o debo sentarme con mi familia?" Yo le contestaría. "Mientras que usted presida,
deberá sentarse en el estrado".

Un ejemplo más: Si ustedes observan a la Primera Presidencia, verán al Primer Consejero


siempre sentado a la derecha del Presidente y al Segundo Consejero sentado a la izquierda.
Esto es una demostración de que se hacen las cosas tal como Pablo lo dijo, "decentemente y
en orden".

Regularmente pero no siempre, si el oficial que preside es el que habla, lo hará al termino de la
reunión. Entonces alguna duda o corrección se podrá realizar. He tenido esa oportunidad en
muchas ocasiones al final de las reuniones. Otro ejemplo es este: En la Iglesia no aspiramos a
ningún llamamiento, tampoco pedimos relevos. Somos llamados a un llamamiento por
inspiración. Aún si el llamamiento es realizado en una manera no usual, no se debe rehusar el
llamamiento.
El Quinto Artículo de Fe nos dice que, "el hombre debe ser llamado de Dios por profecía y la
imposición de manos por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el
evangelio y administrar sus ordenanzas."

Si algunas circunstancias hacen difícil el continuar sirviendo, tienen la libertad para consultar
con el líder quién les llamó. No nos llamamos a nosotros mismos ni nos relevamos a nosotros
mismos. Algunas veces un líder o un maestro disfruta el hecho de ocupar una posición
prominente de presidir, aún después de servir por mucho tiempo y no desean ser relevados.
Eso es una señal de que es tiempo para un relevo.

Debemos aceptar los llamamientos como el aceptar los relevos mediante la misma
autoridad.

Cuando el presidente J. Reuben Clarck fue llamado como segundo consejero en la Primera
Presidencia después de haber servido por muchos años como primer consejero, él respondió
en la Asamblea Solemne en donde se llevaba a cabo el sostenimiento de la nueva presidencia:
"En el servicio del Señor, no es el dónde se sirve. Si no el cómo. En La Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días, uno toma el lugar al cuál se le llama, el cual uno no lo busca o
rechaza" (CR, Abril 1951, p. 154). La Iglesia nos ha enseñado una gran lección en cuanto al
orden no escrito de las cosas.

Hace algunos años aprendí que nosotros no escogemos donde servir - solamente respondemos
al llamado. Poco después de nuestro matrimonio, se me llamó como asistente al secretario de
estaca. Mi obispo no deseaba relevarme como maestro de Doctrina del Evangelio. Él me dijo
que yo tenía mucho más que dar como maestro que el trabajar en la oscura asignación como
asistente del secretario de estaca. Sin embargo él sabía que bajo el orden no escrito de las
cosas, era el presidente de estaca quién presidía y que el llamamiento que se me había
extendido tenia precedencia. No tengo palabras para explicarles todo lo que aprendí en ese
llamamiento. Pude ver cómo trabaja una presidencia de estaca. Fui testigo de cómo la
revelación funciona en el otorgamiento y relevo de llamamientos de oficiales de estaca y
barrio. Al mirar a nuestro presidente dc estaca, aprendí mediante la observación y experiencia
que muchas cosas no se encuentran escritas en manuales. Fue durante este llamamiento que
conocí por primera vez a miembros de los Doce Apóstoles y a otros hermanos cuando ellos
asistían a nuestras conferencias. Fue un tiempo de entrenamiento en el orden no escrito de las
cosas.

Una vez me encontraba en un avión con el Presidente Kimball, de quién supe, sirvió como
secretario de estaca por 19 años. En el avión se encontraba un miembro de nuestra estaca
quién me hizo este comentario, "Si yo hubiera sabido que nuestro secretario de estaca llegaría
a ser presidente de la Iglesia, yo lo hubiera tratado mucho mejor”.

En el tiempo cuando el Presidente Kimball servía como segundo consejero de la Presidencia de


una estaca, el secretario de la estaca se cambió de domicilio. Entonces el hermano Kimball
tomó la responsabilidad. Entonces el hermano Melvin J. Ballard visitó esa estaca para una
conferencia y le dijo, "Usted no debería ser segundo consejero y secretario de estaca al mismo
tiempo. Escoja que es lo que desea ser." El hermano Kimball no estaba acostumbrado a tener
elecciones en los llamamientos. ÉI deseaba que el hermano Ballard le dijera en cual
llamamiento serviría, pero el hermano Ballard le dijo, "No, escoja usted". Así es que el
hermano Kimball dijo, "Yo tengo una máquina de escribir." [Pocas personas en ese tiempo
poseían máquinas de escribir], y dijo, "Yo conozco el sistema, y creo que haría una mejor
contribución si permaneciera como secretario." Y así fue.

En aquellos días el secretario de estaca recibía un pequeño estipendio, una pequeña aportación,
que le servía para comprar algunas cuantas provisiones. Una hermana quien le conocía bien le
escribió un día una carta que decía, "Spencer- me sorprende de ti -que aceptes un llamamiento
solo por el dinero." Y después decía, "Si tu no cambias tu actitud, dentro de dos meses, voy a
apostatar de la Iglesia." ¡Realmente se encontraba ella un poco desorientada!

Otro ejemplo más: En una ocasión el presidente Harold B. Lee presidía nuestra conferencia de
estaca. En el espacio de una sesión y otra tuvimos una comida en casa del Presidente Zundell.
Dunna y yo llegamos un poco tarde porque tuvimos que ir a nuestra casa para ver a nuestros
hijos pequeños. Al llegar vimos al Élder Lee fuera de la casa, había salido por unas cosas a su
coche e iba de regreso a la casa. Al verle nos sentimos motivados a estrechar su mano y hablar
personalmente con él. ÉI en vez de eso nos indicó con una seña que deberíamos entrar a la
casa, y entonces refiriéndose a la presidencia dc estaca quienes se encontraban reunidos en la
casa dijo estas palabras, "Estos hermanos son grandes hombres. Nunca fallen en aprender de
hombres como estos." Aprendí algo del orden no escrito de las cosas por medio de Un Apóstol.

Aprender al observar a líderes con experiencia

Existe tanto por aprender solo al observar a líderes con experiencia de los barrios y de las
estacas en las cuales ustedes viven. Existe tanto por aprender si escuchamos a los hermanos y
hermanas mayores quienes han tenido una vida llena de experiencias en la escuela de lo no
escrito.

Otra ilustración más: Existe otro orden de cosas en lo que se refiere a pedir consejo o una
bendición. Es algo que es muy simple - diríjanse a sus padres. Cuando ellos no se encuentren a
nuestro alcance, si es una bendición lo que requieren, entonces diríjanse con sus maestros
orientadores. Para un consejo, diríjanse con su obispo. Él entonces podrá enviarles con el líder
directo que será el Presidente de Estaca. Pero sin dirigimos a las Autoridades Generales. No les
escribimos a ellos en busca de consejo suponiendo que alguien en una posición prominente
dará una bendición más inspirada. Si pudiéramos hacer que esto se enseñara en la Iglesia, gran
poder descansaría sobre nosotros.

El Presidente Joseph F. Smith enseñó que si hubiera algún enfermo en un hogar y se


encontrasen presentes "apóstoles, o aún miembros de la Primera Presidencia de la Iglesia,. . . y
el padre de ese hogar se encuentra presente, será el derecho de él y su responsabilidad el
presidir" (Doctrina del Evangelio. 286).

Existe una persona autorizada más arriba que el obispo, o el presidente de estaca, o una
Autoridad General, o que cualquier otro en la línea de autoridad. Y es Nuestro Padre Celestial a
quién podemos recurrir en oración. Si lo hacemos así, en la mayoría de los casos resolveremos
nuestros propios problemas.

Otro principio más: La revelación en la Iglesia es vertical. Generalmente está determinada en si


misma a los limites administrativos o geográficos a los límites asignados del que es llamado.
Por ejemplo, un obispo quien está tratando de resolver un problema, no podrá recibir
revelación o consejo de un obispo de otro barrio o estaca para ayudar a alguien que le
corresponda trabajar directamente en su oficina.

Mi experiencia me ha ayudado a saber que la revelación viene de lo alto, no de los lados. Aún y
cuanto más experimentado, o mayor o más espiritual alguien a un lado de uno parezca ser,
será necesario dirigirse hacia arriba por los canales apropiados.

Ser un buen seguidor

Un principio más: Un atributo primordial de un buen líder es, el ser un buen seguidor. En una
reunión que tuve con obispos, un nuevo y afligido obispo me preguntó una vez, "¿Cómo puedo
hacer que la gente me siga? He llamado a nueve hermanas para ser presidentas de la Primaria
y ninguna ha aceptado." Teníamos un buen espíritu en la reunión lo cual hacia esto una
ocasión especial para enseñar. Le pregunté que yo realmente dudaba que él había "llamado'_
a cualquiera de las nueve hermanas. Le dije que yo pensaba que él solo les había preguntado o
invitado.

Le dije que si él hubiera orado fervientemente o pedido consejo a sus consejeros tanto como a
la que presidía la Primaria, la primera hermana hubiera descubierto en la entrevista alguna
razón aconsejable para que esta hermana no fungiera en el cargo y se le disculpara por no
poder hacerlo. Y quizá ese sería el caso para no más de una o dos hermanas. Si ya tantas
hermanas habían rechazado el llamamiento, algo estaba fuera del orden. Del orden no escrito.

Por motivo de que existía un buen espíritu en aquella reunión, le dije a él lo siguiente, "Obispo
me doy cuenta de algo más en usted. ¿Usted no es un buen seguidor, cierto? ¿Acaso no es
usted la persona que siempre cuestiona las cosas que el presidente de estaca pide a los
obispos?" Los otros obispos en la reunión empezaron a reírse entre sí, y a mover sus cabezas
afirmativamente - por supuesto así era este obispo. Él entonces se rió y dijo que él suponía que
eso era lo correcto. Y le dije entonces "Tal vez la razón por la que sus miembros no siguen a su
líder es porque usted no sigue al suyo. Un atributo esencial de un líder en la Iglesia es que es
fiel y leal seguidor. Esto es el orden de las cosas - el orden no escrito de las cosas."

Cuando yo era un joven, el Élder Spencer W. Kimball vino a nuestra conferencia y nos contó
esta experiencia. Cuando él era Presidente de Estaca en Safford, Arizona, había una vacante en
la oficina del superintendente de los hombres Jóvenes en la estaca, como se le llamaba en ese
tiempo. Entonces salió él un día de su oficina, caminó unos cuantos pasos por la acera y tuvo
una conversación con el dueño de un negocio. Él le preguntó, “Jack ¿Te gustaría ser
superintendente de la Organización de los hombres Jóvenes de la Estaca?". Jack entonces
contestó: Oh Spencer, no hablarás en serio. Y Spencer le dijo, "Claro que sí. Tú tienes buena
relación con los jóvenes." El hermano Kimball trató de convencerlo pero el hombre se negó.
Mas tarde ese mismo día, después de recapacitar en su fracaso y recordando lo que Jacob ha
dicho en el Libro de Mormón - "Y habiendo primeramente obtenido mi mandato del Señor"
(Jacob 1: 17) - regresó con Jack, y esta vez llamándolo "hermano" y por su apellido le dijo,
"Tenemos una vacante en la organización de estaca. Mis consejeros y yo lo hemos decidido;
hemos orado al respecto por algún tiempo. El domingo pasado nos arrodillamos en oración y
pedimos al Señor inspiración sobre quién debía ser llamado a esa posición. Recibimos la
inspiración de que usted debería ser llamado. Como un siervo del Señor, he venido para traerle
este llamamiento."

Jack respondió, "Bueno, Spencer, si lo dices de esa manera, entonces..." Y le dije "Pues sí, lo
digo de esa manera."

Ustedes ya saben cuál fue el resultado. Es de gran ayuda el seguir el orden de las cosas, aún el
orden no escrito de las cosas.

Paciencia en la manera en que se realizan las cosas en la Iglesia

Tengo en mi escritorio una carta de un hermano que está muy molesto debido a que no se le
hizo su llamamiento adecuadamente. Él aceptó el llamamiento y está dispuesto a servir, pero
él dijo a su obispo que no se le consultó a su esposa primero y que por lo tanto no se manejó el
asunto adecuadamente.

Cuando le di respuesta a su carta, le dije que trataría de enseñarle algo del orden no escrito de
las cosas en lo que concierne al ser un poco paciente en la manera en la que se realizan las
cosas en la Iglesia. En la sección 1 de Doctrina Convenios, el Señor amonestó a cada hombre a
que "hable en el nombre de Dios el Señor, el Salvador del mundo". (DyC 1:20). Le hice saber
que algún día él llegaría a ser obispo, y que tendría una gran carga de responsabilidades del
barrio aparte de la carga de asuntos personales, y le sugerí que valorara el llamamiento que se
le había dado.

Otro Punto más del orden: Los Obispos no deben dejar que los miembros dirijan las reuniones.
No se debe permitir que las familias hagan arreglos de los discursantes en los funerales o
despedidas de misioneros. No es apropiado en el orden de las cosas que los miembros o las
familias decidan quién hablará o por cuánto tiempo. Las sugerencias si son aceptables en el
orden por supuesto, sin embargo los obispos no deben dejar la reunión a cargo de los
familiares.

Estamos preocupados por la corriente que se ha venido dando en nuestras reuniones. Los
servicios funerales podrían y debería ser lo más espiritual posible. Este tipo de reuniones ha
llegado a ser reuniones informales de familia frente a los miembros del barrio. A menudo el
espíritu del Señor se aleja por las experiencias humorísticas o chistes. Cuando al contrario
estas reuniones pueden dedicarse; a la enseñanza de las cosas del espíritu, aún conceptos
sagrados.

Cuando en una capilla, varios miembros de una familia hablan en un funeral, escuchamos más
acerca del difunto que de la expiación misma, o la resurrección y las reconfortantes promesas
reveladas en las escrituras. Es correcto que un miembro de la familia hable en un funeral, pero
si es así sus comentarios deberán estar a tono con el espíritu de la reunión. He dicho a mi
familia que el día que se lleve a cabo mi funeral, si alguno de ellos habla acerca de mí, me
levantaré y le corregiré. El evangelio que debe ser predicado. No conozco ninguna otra reunión
en la cual la congregación se encuentre en mejor estado o disposición para recibir revelación o
inspiración de un predicador que la que se encuentra en un funeral. Este privilegio lo estamos
haciendo a un lado debido a que no comprendemos el orden de las cosas - el orden no escrito
de las cosas - el cual se relaciona con la administración de la Iglesia y recepción del Espíritu.

Nuestros obispos no deben olvidar nuestras reuniones. Y es tan cierto como en las despedidas
de misioneros. Nos preocupa el tipo de reuniones que han llegado a ser para nuestros
miembros. Se está perdiendo la profundidad de entrenamiento y enseñanza espiritual que de
estas reuniones se puede obtener. Hemos fallado en recordar que esta es una reunión
sacramental y que el obispo es quien la preside. Existen muchas cosas tales como el atuendo
para el domingo. Vemos cada día más ropa informal, incluso desalineada en nuestras
reuniones, aun reuniones sacramentales, que provocan una conducta informal y descuidada.

Me molesta ver en los programas impresos de la reunión sacramental que Liz, Memo y Dave
participarán. ¿No debiera ser Elizabeth, Guillermo y David? Me molesta aún que se pida
sostener para el sumo consejo a Pepe, Paco o a Pancho. Yo les preguntaría ¿No tenemos los
nombres completos en los registros de la Iglesia? Existe una formalidad y una dignidad, las
cuáles estamos perdiendo a un gran costo. Existe algo que el Apóstol Pablo llama en el
proceder de las cosas "decente y en orden."

Pues bien, existen tantas cosas del orden no escrito de las cosas de la cuáles quisiera yo hablar,
pero sin embargo estas son cosas que deben ser aprendidas por ustedes mismos. Si solo
pudiéramos ponerles en las circunstancias en donde pudieran empezar a observar y a obtener
el conocimiento, entonces sabrían cómo funciona la Iglesia y porqué lo hace de esa manera.
Entonces se darán cuenta que lo hace de acuerdo a los principios que se encuentran
especificados en las escrituras. Si solamente pudieran "atesorar en sus mentes continuamente
las palabras de vida", el Señor les bendecirá y les dará "en la hora precisa" lo que deben decir y
hacer (D YC 34:85). Aprendan este gran modelo - de las enseñanzas que se obtienen con tan
solo observar y participar.

Poco después de que España fue abierta para la predicación del evangelio, me encontraba en
Barcelona. Dos de los primeros misioneros enviados a España fueron enviados a Barcelona
para abrir un área en la ciudad. Ellos solicitaron al Presidente Smith Griffin cuarenta sillas. En
ese tiempo se encontraba en Paris y no sabía para qué los misioneros necesitaban cuarenta
sillas, si aún no tenían miembros. ÉI pensó por un momento en el gasto, y pensó que debía
apoyar a los misioneros. Así que aprobó la compra de las sillas.

Cuando él llegó al salón de reuniones, en el piso superior de un edificio de oficinas, las


cuarenta sillas se encontraban ocupadas. Había inclusive personas de pié. Los élderes habían
asignado a un hombre, el primer converso, un hombre de mediana edad que trabajaba en un
mercado de pescado para que dirigiera la reunión. Observábamos cómo le enseñaban lo que
debía él hacer, algunas veces levantándose y susurrándole.
El hermano Byish nerviosamente continuó dirigiendo la reunión con la ayuda de ellos. Y
entonces casi al finalizar la reunión, el Espíritu del Señor descendió sobre él y empezó a
predicar con gran poder y por buen tiempo. Fue un testimonio inspirado y un momento
inolvidable. Los dos jóvenes Élderes, ambos conversos de Sudamérica, habían aprendido algo
del orden no escrito de las cosas. Ellos se encontraban colocando a la Iglesia en un lugar de
orden adecuado en Barcelona. Ahora existen cuatro estacas en esa ciudad.

Y así continúa el Señor usando a Santos comunes para llevar a efecto su obra.

¿No es extraño que príncipes y reyes


y payasos que dan piruetas
en arenas de aserrín,
y personas comunes como tú y yo sean
constructores de la eternidad?
A cada quién se le da una
Bolsa con herramientas,
Una masa sin forma y un libro de reglas,
Y cada quién debe construir
Antes que la vida acabe
Una piedra de tropiezo o
Un peldaño para escalar.
R.L Sharpe "Stumbling-Block o Stepping Stone"

La Iglesia continuará adelante, y se moverá a medida que los simples: aprendan mediante la
observación, la enseñanza y la experiencia. La mayoría de nosotros llegamos a obtener
conocimiento por motivo del espíritu. Algún día, ustedes que ahora son jóvenes, guiarán la
Iglesia. Si en el tiempo adecuado aprenden y estudian el orden no escrito de las cosas, el poder
del Señor descansará sobre ustedes al fin y podrán llegar a ser siervos útiles.

Les doy mi testimonio de que ésta es su Iglesia. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días y que tal como el Señor lo ha dicho que "todo hombre hable en el nombre de Dios
el Señor, el Salvador del Mundo" (DyC 1:20). Invoco estas bendiciones sobre ustedes y doy
testimonio a ustedes en el nombre de Jesucristo, amén.

También podría gustarte