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LA LUCHA POR EL DOMINIO COLONIAL EN LAS

INDIAS DURANTE EL SIGLO XVII, CASOS DE SAN


MARTÍN, JAMAICA Y LA ISLA ESPAÑOLA*1

Rafal Reichert

RESUMEN
En las Indias durante el siglo XVII la corona española tuvo que enfrentar el
problema de organizadas incursiones extranjeras de parte de la República
Holandesa, Inglaterra y Francia, los países que aspiraban levantar sus
establecimientos en América. Con ello, se presentarán tres diferentes
acciones bélicas llevadas a cabo en San Martín, Jamaica y la isla Española
por dichas naciones. Además, en el texto se hablará sobre el sistema
defensivo español en el Nuevo Mundo y como España enfrentó a cada una
de las invasiones ocurridas en su territorio ultramarino.

Palabras clave
San Martín, Jamaica, La Española, Caribe, lucha colonial, sistema
defensivo español, siglo XVII.

ABSTRACT
In West Indies during the 17th century the Spanish Crown had to face the
problem of the foreign incursions of the Dutch Republic, England and
France, countries which aspired to raise their establishments in America.
This paper will present three different military actions carried out in San

* Artículo recibido en Febrero de 2012; aprobado en Mayo de 2012. Artículo de investigación cien-
tífica.
Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico (UNAM), México. El trabajo contó con el apoyo del Proyecto de Investigación Básica CO-
NACYT–Instituto Mora, número 83711. e–mail: rafreich@yahoo.com

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La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

Martin, Jamaica and the Espanola. Also, the article will demonstrate the
information about the Spanish defensive system in the New World and how
Spain faced each of the invasions in his Ultramarine territory.

Key words
Saint Martin, Jamaica, Espanola, Caribbean, colonial struggle, Spanish
defensive system, XVII century.

En la presente investigación se mues- segunda década del siglo XVI, cuan-


tra el fenómeno de la pugna por el do tan sólo un año después de la con-
domino colonial en las Indias1, a lo quista de Tenochtitlán por Hernán
largo de la centuria decimoséptima Cortés (1521), el tesoro que obtuvie-
con base en los acontecimientos bé- ron los españoles de las manos del úl-
licos que influyeron en los cambios timo rey de los mexicas –Moctezuma
políticos en la cuenca caribeña. Ello, II– fue robado en las cercanías de las
se refiere tanto a las invasiones de los islas Azores por el corsario francés
holandeses a San Martín, los ingle- Juan Florín, también conocido como
ses a Jamaica, y los franceses a no- Florentino. Cuando la información
roccidente de la isla Española, como sobre este acto de piratería contra la
también a la reacción de la corona corona española llegó al rey Carlos
española a estos sucesos. I o Carlos V (1516–1556), éste es-
cribió al rey de Francia, Francisco I
Antes de centrarnos en la lucha im- (1515–1547) que devolviera inmedia-
perial, conviene hacer una breve tamente el botín que se había llevado
digresión sobre desarrollo y funcio- el corsario francés. En su contesta-
namiento de la política defensiva es- ción, el monarca francés respondió:
pañola en América. En esta manera “¿Cómo habían partido entre él y el
haremos un viaje al pasado, hasta la rey de Portugal el mundo, sin darle
parte a él?”2 añadiendo que “mostra-
1 Las referencias sobre el tema de la lucha
sen el testamento de nuestro padre
colonial se pueden encontrar en los traba- Adán, si les dejó a ellos solamente
jos de Juan Manuel Zapatero, 1964; Juan por herederos y señores de aquellas
Bosch, 1970; Paul Hoffman, 1980 y 1983;
Pablo Emilio Pérez Mallaína Bueno, 1982;
John Tepaske, 1983; John H. Parry, 1988; 2 El rey francés refirió en su respuesta las
Guillermo Céspedes del Castillo, 1988; bulas del papá Alejandro VI de 1493 y
Lynch John, 1988; John H. Elliott, 1991; los acuerdos del Tratado de Tordesillas de
Fernando de Bordejé Morencos, 1992; 1494, en los cuales se había comprobado
Juan Antonio Ortega y Medina, 1992; Jo- que las tierras del Nuevo Mundo pertene-
hanna von Grafenstein Gareis, 1997; Stan- cían solamente a las coronas de Portugal y
ley y Barbara Stein, 2002. España (entonces Castilla y León).

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tierras que habían tomado entre ellos tropas desde Nápoles a Flandes. La
dos, sin dar a él ninguna de ellas, y solución de ello llegó de América,
que por esta causa era lícito robar y especialmente de los virreinatos de
tomar todo lo que pudiese en la mar”3. la Nueva España y el Perú cuales
Desde entonces, dichas palabras se por medio de sus industrias mineras
transformaron en una ley no escrita alimentaban el financiamiento de las
para las naciones europeas que rivali- empresas militares españolas en Eu-
zaban con España por el dominio del ropa5.
mundo. De esta manera, durante toda
la centuria decimosexta continuaron Por otro lado, los monarcas de Espa-
las acciones piráticas y corsarias con- ña no ponían especial atención en la
tra el imperio de Carlos I y su hijo política defensiva del Nuevo Mundo.
Felipe II (1556–1598), cuyo objetivo Sin embargo, desde la segunda mi-
fundamental era debilitar el poderío tad de la centuria decimosexta fueron
económico de España y romper con obligados a preocuparse, también por
su monopolio ultramarino, lo que a las posesiones en América donde cada
su vez permitiría adquirir acceso al vez más fuerte las fronteras imperia-
comercio con las Indias4. les eran infestadas por extranjeros
provenientes de Francia, Inglaterra
Durante los siglos XVI y XVII, los y Holanda. Con este fin, se dividió
reyes de España, principalmente se la política defensiva del mundo colo-
enfocaban en el desarrollo y el man- nial español en dos secciones depen-
tenimiento de la agresiva política eu- dientes en lo militar, administrativo
ropea donde España era vista como el y financiero de los virreinatos de la
guardián del orden continental y de la Nueva España y del Perú. La respon-
fe católica. Para conservar ese ritmo sabilidad del primero, era mantener
de vigilancia era necesario sostener los presidios6 desde las islas Filipinas,
un aparato bélico hábil de soportar
el control en diversos lugares del im-
perio en el Viejo Mundo. Con ello, a 5 José Manuel Serrano Álvarez, Fortifica-
ciones y tropas: el gasto militar en Tierra
partir de los años cuarenta del siglo Firme, 1700–1788 (Sevilla: Universidad
XVI se presentó una enorme deman- de Sevilla, 2004), 23.
da de las remesas para mantener las 6 Guarniciones militares alojadas dentro de
un fortín o fortaleza y destacadas en un lu-
gar para la defensa, frecuentemente en las
3 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: pi- fronteras de país, territorios administrati-
ratas en el Caribe: corsarios, filibusteros vos o provincias. Con respecto al término y
y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Lun- por la confusión que a veces ha presentado,
cabe recordar que Nebrija en el “Dicciona-
werg Editores, 2000), 21.
rio latino español” del año 1492 traducía
4 Fernando de Bordejé Morencos, Tráfico de Presidium como guarnición. Covarrubias
Indias y política oceánica (Madrid: Map- en el “Tesoro de la lengua castellana o es-
fre, 1992), 83–85. pañola”, publicada en 1611, relacionaba

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el norte del virreinato (de California a Bogotá en el caso de la primera y de


la península de Florida), las islas ca- Quito en él de la segunda8.
ribeñas, Centroamérica, hasta el Seno
Mexicano. Todas aquellas regiones, La situación política y defensiva
excluyendo la Capitanía General de del imperio español en América y
Guatemala (Centroamérica) a partir el Atlántico durante los siglos XVI
de los años ochenta del siglo XVI y XVII describe muy expresamente
estaban vinculadas estrictamente a Fernando de Bordejé y Morencos,
los situados7 monetarios, materiales, quien dice que:
humanos, y alimenticios proceden-
tes de la Nueva España. En el caso “El océano Atlántico y las Indias,
del virreinato peruano, sus presidios por falta de una atención y presen-
fronterizos se encontraban en la zona cia activa de una flota de guerra,
costera de Chile (Chiloé, Valdivia, dejaron de ser el monopolio ex-
Concepción, Santiago), Charcas y clusivo de España, convirtiéndose
finalmente los tres grandes recepto- en la frontera bélica contra múlti-
res de las remesas monetarias de la ples y variados adversarios, que se
real hacienda del Perú –Panamá, Por- mostraban capaces de perturbar las
tobelo y Chagre– todos en el istmo líneas de comunicaciones entre las
panameño, además algunos lugares Indias y la metrópoli”9.
en el Caribe sur como los puertos de
Asimismo, añade que Hispanoamé-
Santa Marta y río Hacha. En cambio,
rica se había constituido en la reta-
las plazas militares de Cartagena de
guardia logística y financiera de los
Indias y de Guayaquil aparte de los
compromisos mundiales de España,
recursos propios, contaban con el
donde el Atlántico insensiblemente
apoyo financiero y recursos huma-
se presentó como el frente marítimo
nos de las Audiencias de Santa Fe de
más importante y prioritario de la
lucha imperial10. En esta manera el
presidio con fortificación diciendo: co- Golfo–Caribe11, como parte de este
múnmente llamamos presidio al castillo o
fuerza donde hay gente de guarnición.
8 Francisco Pérez Guzmán, “Las fuentes que
7 El término se debe a la situación sobre la
financiaron las fortificaciones de Cuba”,
plaza militar de una cantidad fija de dinero
Sumario de Anuario de Estudios Atlánticos
para el financiamiento de tropas, y con el
Vol. 5 No 1 (1992): 366.
tiempo también para el financiamiento de
fortificaciones, pertrechos, municiones y 9 Fernando de Bordejé Morencos, Tráfico
víveres. La cantidad otorgada era sufragada de Indias y política oceánica (Madrid:
por otra ciudad, región o administración Mapfre, 1992), 121–122.
colonial. El situado en teoría tenía un
10 Fernando de Bordejé Morencos, Tráfico de
carácter anual y constituía junto con los
Indias, 121–122.
propios recursos financieros de la caja
receptora, el monto que se gastaba en las 11 Golfo–Caribe, Gran Caribe, Circuncaribe
necesidades militares de cada presidio. son las denominaciones que corresponden

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inmenso espacio marítimo se trans- del Gran Caribe, vendiendo escla-


formó en la primera línea defensiva vos, amenazando establecimientos y
de las posesiones españolas en el atacando puertos españoles. Su ac-
Nuevo Mundo, donde a lo largo del ción más famosa a lo largo de tantas
periodo colonial jugó un papel muy aventuras fue el combate de San Juan
importante el virreinato novohispano, de Ulúa en 1568, donde Hawkins se
que desde entonces fue responsable enfrentó a los galeones y tropas re-
de suministrar con sus propios recur- gulares del recién llegado virrey de
sos las plazas militares de esta región la Nueva España, Martín Enríquez
que tenía enorme valor estratégico en de Almansa13. Además, no se puede
la rivalidad colonial. olvidar de Francis Drake, el sobrino
de John Hawkins quien viajaba junto
Una vez más, regresando a las ac- con su tío, y después de la dolorosa
ciones piráticas, cabe mencionar derrota en Veracruz se volvió el ene-
que entre los famosos protagonistas migo feroz de los españoles. Por ello,
de aquellos tiempos se encontraba el más tarde, en sus expediciones entre
francés François Le Clerc alias “Pata 1585 y 1587 atacó y saqueó sin pie-
de Palo” quien en marzo de 1553 ata- dad los puertos de Santo Domingo,
có el poblado San Germán en Puer- Cartagena de Indias y destruyó com-
to Rico y un mes después la ciudad pletamente San Agustín de la Florida.
Yaguana en la isla Española, donde Ambos parientes se reunieron pos-
ganó un botín de aproximadamente teriormente durante un pillaje en el
100.000 pesos de a ocho reales12; así Caribe durante los años 1595–1596.
como otro pirata galo, Jacques Soria, Tanto Hawkins como Drake no tuvie-
quien entre los años 1553 y 1555 asal- ron fortuna de regresar a Inglaterra,
tó y saqueó a las ciudades Santiago de ya que el primero, murió enfermo en
Cuba, La Habana y la isla Margarita, las cercanías de San Juan de Puer-
lugares de los cuales adquirió plata, to Rico en noviembre de 1595 y el
mercancía y ganado. Y finalmente, segundo, falleció de disentería cerca
sir John Hawkins, proveedor de los de la ciudad de Portobelo en enero
esclavos africanos, contrabandista y de 1596.14
corsario inglés que durante los años
1562–1572 realizó tres viajes durante Como consecuencia de esos acontec-
los cuales fue muy activo en la región
13 Antonio García de León, Contra viento
a la región que une el Golfo de México y y marea (México D.F.: Random House,
el Caribe en un gran espacio geográfico, 2004), 52.
administrativo y político.
14 ITA RUBIO Loudres de Ita Rubio, Viaje-
12 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: ros isabelinos en la Nueva España (Mé-
piratas en el Caribe: corsarios, filibusteros xico D.F.: Fondo de Cultura Económica/
y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Universidad Michoacana de San Nicolás
Lunwerg Editores, 2000), 35. de Hidalgo, 2001), 129–130.

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imientos violentos, los reyes de Es- un propósito idóneo de la navegación


paña se ocuparon con mayor atención trasatlántica, no obstante en múltiples
en la seguridad de las rutas marítimas ocasiones las embarcaciones y flotas
por las cuales circulaban embarcacio- salían de España separadas. Por eso,
nes con la mercancía de la metrópoli en las ordenanzas de 1564 se estable-
y con la plata de los virreinatos. El cieron las reglas definitivas de las tra-
primer paso consistió en el estable- vesías atlánticas. En dichas órdenes
cimiento por Carlos I en el año 1543, se definió que los galeones de Tierra
sistema de las flotas anuales que con Firme deberían salir de Sevilla cada
escolta de galeones armados transi- año en el mes de agosto, mientras que
taban el océano de Sevilla a las islas las flotas de Nueva España partirían
Canarias, donde aumentaban las pro- anualmente en abril. Además, ambas
visiones para después seguir rumbo unidades deberían ir escoltadas por
a América15. Llegando al Caribe las los buques armados –la capitana y la
flotas hacían aguadas en las islas “in- almiranta de la flota17.
útiles” de las Antillas Menores y des-
pués se dividían en dos. La primera, El segundo paso preventivo contra la
llamada “galeones de Tierra Firme”, amenaza extranjera en el Mare Clau-
partía hacia los puertos de Cartagena sum consistió en la empresa llamada
de Indias, Nombre de Dios y después “Armada Invencible” cuyo objetivo
Portobelo, y la segunda, llamada “flo- era restituir la dinastía católica en el
ta de Nueva España” se dirigía hacia trono inglés y castigar a la Inglaterra
Veracruz. Cabe señalar que en el caso Isabelina por el pillaje que había he-
de esta última, en varias ocasiones los cho Francis Drake en el Caribe duran-
buques hacían paradas en los puertos te los años 1585–1587. Sin embargo,
de San Juan de Puerto Rico y Santo por cuestiones de inepto gobierno
Domingo, además a la altura de la isla del Duque de Medina Sidonia, re-
Jamaica de la flota se separaban dos trasos en navegación, resistencia de
barcos, llamados “naos o galeones de los ingleses y finalmente por fuertes
Honduras”, que llegaban mercancías tempestades, el ataque de la Gran Ar-
a Trujillo –el puerto principal de la mada de 1588 fracasó y España tuvo
Capitanía General de Guatemala16. El que reconciliarse con su derrota18.
sistema que aquí se menciona fuera
El último designio fue la realiza-
15 Germán Luis Andrade Muñoz, Un mar de
intereses (México D.F.: Instituto Mora, 17 Clarence H. Haring, Comercio y navega-
2006), 20. ción entre España y las Indias (México
D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1979),
16 José Antonio Caballero Juárez, El régimen
261.
jurídico de las armadas de la Carrera de
Indias siglos XVI y XVII (México D.F.: 18 David Goodman, El poderío naval espa-
Universidad Nacional Autónoma de Méxi- ñol. Historia de la armada española del si-
co, 1997), 59. glo XVII (Barcelona: Península, 2001), 48.

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ción de un ambicioso y costoso Mundo” 21.


proyecto, con el cual se suponía
levantar una red de fortificacio- Las aventuras extranjeras que se
nes en los puertos estratégicos de llevaban a cabo en la centuria deci-
la región del Gran Caribe. Para mosexta contra España en el Nuevo
efectuar esta empresa el rey Feli- Mundo eran en su mayoría empren-
pe II, eligió en febrero de 1586 al didas por la iniciativa privada, donde
arquitecto militar italiano Bautista los dueños de barcos, los tripulaban y
Antonelli para encargarle la cons- equipaban para enfrentarse con his-
trucción de nuevas fortalezas y el panoamericanos y arrebatarles algo
mejoramiento de las ya existentes de sus riquezas como lo hicieron So-
en las Indias 19. De inmediato el ar- ria, Hawkins y Drake. El único papel
quitecto realizó un viaje de ins- que jugaban las coronas extranjeras
pección de los lugares estratégicos en aquellas campañas, era dar a esos
para la defensa del poderío espa- hombres de guerra y mar patentes de
ñol en América. Según sus obser- corso que legalizaban sus acciones y
vaciones, se eligieron los puertos les daban cierta protección. Ello se
de San Cristóbal de La Habana, debía al hecho que tanto Inglaterra,
Cartagena de Indias, Portobelo, la como Francia y Holanda no tenían
fortaleza de Chagre, Puerto Rico suficientes recursos económicos
y San Juan de Ulúa en Veracruz para preparar una expedición capaz
como el principal eje defensivo de atacar el poder español en algún
y “antemural” de las entradas al lugar de las Indias. Por eso, hasta la
interior del imperio español en segunda década del siglo XVII la
el Nuevo Mundo. El proyecto participación estatal en estas empre-
consistía en la construcción de sas era escasa y los gobiernos úni-
fortalezas, baluartes, murallas y camente podían adueñarse de parte
castillos invencibles por cualquier del botín que obtenían sus corsarios,
ejército europeo. Estos puntos es- vía el pago de cierto porcentaje del
tratégicos, junto con los presidios
de Florida, Santo Domingo, Ara-
ya, isla Margarita, Santa Marta
y Campeche, a lo largo del siglo Mundo, antemural de las Indias occiden-
XVII formaron el sistema defensi- tales; La Habana descripta: noticias de
su fundación, aumentos y estados (México
vo español llamado “las llaves del D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1949),
Caribe” 20 o “las llaves del Nuevo 23. El autor vivió en La Habana durante el
siglo XVIII, donde en 1766 salió su obra
sobre la ciudad con el título arriba mencio-
19 José Antonio Calderón Quijano, Las forti- nado.
ficaciones españolas en América y Filipi-
21 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
nas (Madrid: Mapfre, 1996), 169.
Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
20 Félix Arrate y Acosta, Llave del Nuevo celona: Alfaguara, 1970), 37.

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mismo22. Este punto de vista cam- bajo el mando de la compañía y de-


bió con el nuevo pensamiento de las bilitar el poder comercial, económico
autoridades, inspirado por grandes y militar de España24.
comerciantes quienes vieron buena
oportunidad para sus negocios en el Una de aquellas acciones se dio el 5
establecimiento de colonias propios de octubre de 1624, cuando ancló en
en las Antillas y América. la isla de San Martín una escuadra
holandesa bajo el mando de Pieter
Schouten buscando aumentar sus
recursos de agua. Sin embargo, los
1. LA CONQUISTA Y aventureros en lugar del líquido vi-
RECONQUISTA DE LA tal descubrieron una rica salina, que
ISLA DE SAN MARTÍN tres años más tarde se convirtió en
un centro de extracción de sal por los
Los primeros que intentaron realizar neerlandeses, y en 1630 se estableció
estas ideas fueron neerlandeses, quie- una colonia bajo el gobierno de Jan
nes en Amsterdam el 3 de junio de Claeszoon von Campen, quien enér-
1621 de la capital privada y estatal gicamente empezó a organizar la vida
crearon la Compañía Holandesa de cotidiana y administrativa en la isla.
las Indias Occidentales, cuyo objeti- Durante su gobierno se construyó el
vo primordial era establecer colonias fuerte, que en noviembre de 1632 ya
en algunos puntos de América y crear albergaba 100 soldados y contaba con
un monopolio en el suministro de los 34 piezas de artillería. Así, San Mar-
esclavos de África hacia Brasil, las tín se convirtió en un importante cen-
Antillas y Norteamérica23. Desde en- tro de actividades relacionadas con el
tonces a lo largo de los años veinte y comercio de sal, un punto de escala
treinta del siglo XVII salieron varias para embarcaciones holandesas en
expediciones desde los Países Ba- sus viajes entre los Países Bajos y
jos hacia el Caribe y Brasil, las más Brasil, y también un puerto amistoso
destacadas fueron: Boudewijn Hen- para corsarios que entonces actuaban
dricks, Piet Heyn, Thijsz van Hoorn en las aguas caribeñas25.
y Cornelis Jol, que como propósito
tenían el establecimiento de colonias Los españoles viendo esta creciente
importancia de la isla y a su vez la
amenaza para la población de San
22 Jan Glete, Navies and nations: Warship,
navies and state building in Europe and
America 1500–1860, vol. II (Stockholm:
Almqvist & Wiksell International, 1993), 24 Cornelio Ch. Goslinga, Los Holandeses en
23–25. el Caribe (La Habana: Casa de las Améri-
cas, 1983), 182–200.
23 Ernst van den Boogaart, La expansión ho-
landesa en el Atlántico 1580–1800 (Ma- 25 Cornelio Ch. Goslinga, Los Holandeses,
drid: Mapfre, 1992), 32. 230–231.

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Juan de Puerto Rico, en 1633 apro- En una carta del 5 de enero de 1643,
vecharon el viaje del nuevo virrey de el gobernador de San Martín, Diego
la Nueva España, Marqués de Cade- Guajardo Fajardo, dio una noticia so-
reyta para reconquistar San Martín bre el estado actual de la isla, escri-
de las manos de “herejes”. Tras un biendo al rey que “desde cuando está
breve enfrentamiento se venció a los en este puesto [de 1639], no obtenía
intrusos y al expulsarlos, Cadereyta ningún socorro para la gente”28 y aña-
dejó en la isla una guarnición com- de que “vino con 40 marineros y gen-
puesta de 250 infantes y oficiales, y te de guerra a dicha isla, donde todo el
otras personas con diversos cargos tiempo trabajaban para fortificarla”29.
de cierta importancia: un veedor, un A continuación el gobernador men-
contador, un mayordomo, un capitán cionó que no obtuvo ningún situado
de artillería, un maestro de obras, dos de la Habana donde probablemente se
armeros, dos herreros y un cerrajero. encontraba el dinero para su plaza mi-
Así, se fundó un poblado con un hos- litar. En respuesta a esta carta, Felipe
pital de 60 camas, un cirujano y dos IV ordenó al virrey de Salvatierra que
barberos26. Además, el virrey depositó enviara los 40.000 pesos que faltaban
pertrechos y municiones suficientes para socorrer la isla de San Martín30.
para defender la isla durante los tres
próximos meses. La vida en ella no De otra carta del mismo gobernador
era nada fácil, se carecía de agua dul- fechada el 3 de octubre de 1643, se
ce, había poca sanidad y una plaga puede tener una idea del financia-
de ratas que constantemente acaba- miento, bastimentos y pertrechos que
ban con los víveres. También, hay ahí se mandaban por vía de Santo Do-
que mencionar que para mantener mingo y sobre todo de Puerto Rico,
la vida en la nueva colonia, Felipe mismos que habían sido otorgados
IV (1621–1665) obligó al virreina- para la plaza militar de San Martín
to de la Nueva España que mandara por cuenta de la caja real de México:
los situados anuales para pagar las
tropas, oficiales, pertrechos, víveres “[...] dicho presidio que todo lo
y levantar construcciones defensivas que montan los bastimentos que
del fuerte en Punta Blanca27. se remiten de la ciudad de Santo
Domingo, sea por cuenta del dicho
presidio de San Martin efecto de
los fletes del bajel que los lleva, y
26 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
28 Archivo General de la Nación de México
celona: Alfaguara, 1970), 213.
(en adelante AGNM), Colonial, Reales Cé-
27 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto dulas Duplicadas vol. 49, exp. 462.
Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es-
29 AGNM, Colonial, Reales Cédulas.
tudios Hispano Americanos, 1974), 160 y
162 30 AGNM, Colonial, Reales Cédulas.

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las tablas, cureñas, tejas, ladrillos nicas en que vivía la gente de la isla
y otros pertrechos que se con- durante el tiempo de espera llevaron
dujen para su fortificacion y que a una epidemia. Ello no sólo se refle-
se descuenten el valor de dichos jó con el abandono de San Martín y
bastimentos de las situaciones del las elevadas bajas entre los soldados
presidio que sea por cuenta de Su de su guarnición, sino también en el
Real Hacienda de México”31. traspaso de la epidemia a los vecinos
de Puerto Rico, causando una morta-
El presidio de San Martín debiera lidad muy grande34. Últimamente, en
contar con el situado novohispano 1648 la isla volvió a poblarse, esta
desde 1633 hasta 1647, cuando se vez dividiéndose en dos partes, una
desmanteló el presidio, pero la prime- francesa y otra holandesa. Sin embar-
ra entrega de dinero apenas se realizó go, los españoles después de su retiro
a finales de enero de 1636. Durante a Puerto Rico, varias veces asaltaron
el periodo del gobierno español en los asentamientos de los enemigos de
la isla se mandaron de la caja real de la corona que se establecieron en la
México 520.414 pesos para mantener isla de San Martín, pero nunca con el
sus tropas y fortificaciones32. Final- fin de repoblarla otra vez35.
mente, en el año de 1644 se obligó a
la gente y guarnición de San Martín a Al terminar, cabe añadir que los neer-
abandonar la isla a causa de un desas- landeses de la Compañía Holandesa
troso ataque neerlandés que ocurrió de las Indias Occidentales en el ám-
en ese año. A ello se sumó también bito de las Antillas Menores lograron
el acontecimiento de que se decidió establecerse en las islas de San Eus-
a utilizar el dinero del situado de la taquio, Saba y Tobago, además una
isla a la recién constituida Armada expedición al mando de Joannes van
de Barlovento (1643)33. Apenas tres Walbeeck, conquistó Curazao, Aru-
años después de esta resolución se ba y Bonaire, islas frente a la costa
mandaron cinco embarcaciones des- venezolana, en julio de 1634 desalo-
de Puerto Rico para recoger lo que jando definitivamente a los españoles
quedaba de la población de San Mar- de aquellos lugares y convirtiéndolos
tín. Las pésimas condiciones higié- en los principales núcleos de opera-
ciones holandesas en las Indias. Así,
31 AGNM, Colonial, Reales Cédulas Dupli- desde 1641 Curazao se convirtió en
cadas vol. 48 exp. 219.
32 Engel Sluiter, The Gold and Silver of Span- 34 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto
ish America (Berkeley: University of Cali- Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es-
fornia, 1998), 192. tudios Hispano Americanos, 1974), 162–
163.
33 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto
Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es- 35 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
tudios Hispano Americanos, 1974), 162– Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
163. celona: Alfaguara, 1970), 220–221.

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la base naval permanente con su pro- expedición de pillaje en las Indias


pia flota de los buques de guerra que Occidentales40. El proyecto consistía
a lo largo del siglo XVII vigilaban en tomar una de las islas de las Gran-
las costas de las islas e infestaban des Antillas y establecer en ella una
los colonos y barcos españoles del base para después seguir la conquista
Caribe36. Finalmente, las posesiones rumbo a Tierra Firme o a Nueva Es-
neerlandesas en el Caribe fueron re- paña. En diciembre del mismo año,
conocidas por la corona española tras Cromwell comenzó los preparativos
los acuerdos del tratado de Münster o con instrucción de “atacar al dominio
la paz de Westfalia en 1648 que puso español en las Indias Occidentales”.41
fin a la guerra de los Treinta Años37. Antes de la Navidad de 1654, desde
Portsmouth en Inglaterra, salió una
poderosa armada compuesta de 38
2. LA TOMA DE LA ISLA navíos bajo el mando del almirante sir
JAMAICA William Penn, que transportaba más
de 3.000 soldados, veteranos de las
Otra empresa que se organizó con el guerras contra los realistas, comanda-
fin de incursionar en tierras america- dos por el general Robert Venables42.
nas, fue la compañía inglesa llamada El primer objetivo fue llegar a la isla
The Western Design dirigida por John Barbados, donde los ingleses estaban
Disbrowe, el mayor general durante asentados desde 1627, para reclutar
los tiempos de Oliver Cromwell38. un mayor número de gente, barcos
El inicio de ella se dio en agosto de y completar las provisiones necesa-
1654, cuando el Lord Protector39 con rias para la expedición. A finales de
apoyo de los grandes mercaderes de enero de 1655, la escuadra arribó a la
Londres, planeaba una ambiciosa isla. Aquí durante largos y trabajosos
consejos de guerra se definió el obje-
36 Cornelio Ch. Goslinga, Los Holandeses en
tivo del ataque –Santo Domingo, la
el Caribe (La Habana: Casa de las Améri- capital de la isla Española.
cas, 1983), 241–243.
37 Ernst van den Boogaart, La expansión
holandesa en el Atlántico 1580–1800
(Madrid: Mapfre, 1992), 198.
38 Christopher Durston, Cromwell’s Major– 40 Thomas Carlyle, Oliver Cromwell’s Let-
Generals (Manchester: University Press, ters and Speeches, vol. IV (New York:
2001), 34. Scribner & Welford Company, 1871), 118.
39 El 15 de diciembre de 1653, sir Oliver 41 John Lynch, España bajo los Austrias. Es-
Cromwell fue declarado el Lord paña y América, 1598–1700 (Barcelona:
Protector de Inglaterra, con el máximo Península, 1988), 153.
poder jurídico, administrativo y militar 42 Thomas Carlyle, Oliver Cromwell’s Let-
que jamás había tenido un burgués en ters and Speeches, vol. IV (New York:
la historia de Inglaterra. Scribner & Welford Company, 1871), 137.

Volumen VII N° 20 - Enero - Junio 2012 pp 159-182 169


La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

El 23 de abril de 1655 se presentó a próspera sobre su Marquesado. Todo


la vista de los vecinos de la ciudad de ello originó un descuido importante
Santo Domingo la poderosa escuadra de la posesión a medida que pasaron
inglesa. Sin embargo, por mala pla- los años44.
neación del ataque, calor, enfermeda-
des y feroz resistencia de los soldados En 1644, once años antes de la toma
y vecinos de Santo Domingo los in- de Jamaica, el doctor Alonso de Es-
vasores fueron obligados a retirarse pinosa Centero, vecino de la isla, es-
de la isla. El gobernador español Ber- cribió un memorial al rey Felipe IV,
nardino de Meneses y Bracamonte, en llamándole la atención sobre el valor
su relación sobre la batalla decía que: y las riquezas de la misma, así como
“Las felices armas de Vuestra Catho- los peligros que corrían de los extran-
lica y Real Magestad triunfaron de una jeros y la importancia de la defen-
de las mayores victorias que ha habido sa del poder español en las colonias
en este siglo en Indias”43. americanas. En este informe es nota-
ble que Espinosa intentaba convencer
El fracaso en La Española colocó al al rey de España y a sus consejeros
almirante Penn, y especialmente al que arrebataran la isla de las manos
general Venables en una situación in- del Duque de Veragua, que prestaba
cómoda y peligrosa para sus vidas, muy poca atención a su desarrollo
ya que no podían regresar a Ingla- y defensa, por ser económicamente
terra con las manos vacías. Así, que poco redituable para él45. Además la
el 30 de abril zarparon de La Espa- isla tenía escasez de mano de obra
ñola y pusieron rumbo, ahora, hacia sobre todo de indígenas y africanos
la isla Jamaica, propiedad del duque dedicados a los cultivos, ingenios de
de Veragua, en la que se encontraba azúcar y ganadería. Por su situación
una reducida colonia dedicada a la específica Jamaica no contaba con
agricultura y el pastoreo. Como mar- el auxilio de las flotas, siempre im-
quesado, la isla perdió importancia portantes para hacer llegar produc-
para las autoridades españolas, por tos desde la metrópoli, teniendo que
lo que quedó relegada a un segundo importarlos de las regiones vecinas,
plano en el comercio, administración como Cuba y La Española, o a través
y defensa del Gran Caribe. Además, de algún navío de tránsito46.
los continuos pleitos con los reyes en
los cuales los herederos de Cristóbal
Colón se vieron envueltos y la falta 44 Rafal Reichert, “La pérdida de la isla Ja-
maica por la Corona española y los in-
de recursos les impidieron una acción tentos de recuperarla durante los años
1655–1660”, Ulúa Vol.: 14 (2009), 14.
45 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
43 Archivo General de Indias (en adelante
mingo, leg. 178B.
AGI), Gobierno, Audiencia de Santo Do-
mingo, leg. 273. 46 Francisco Morales Padrón, Jamaica espa-

170 Revista Historia Caribe


Rafal Reichert

En tales circunstancias, para los in- ve, la única defensa de la isla era la
gleses era más fácil apoderarse de que los vecinos podían proporcionar,
Jamaica que de La Española. La frente al riesgo de perder la vida y
isla, como propiedad privada, no es- las haciendas. Sin embargo, los ha-
taba incluida en el proyecto defen- bitantes de Jamaica se hallaban muy
sivo que había planeado Felipe II, y agobiados con las invasiones, y como
que el arquitecto Bautista Antonelli, no contaban con socorro alguno por
comenzó a realizar a partir de 1587. parte de autoridades metropolitanas o
Los únicos lugares en Jamaica don- americanas padecían muchas hostili-
de había cierto tipo de fortificacio- dades estando en constante riesgo de
nes eran, al norte, el fortín de madera perder la isla como lo anunciaron las
llamado “Garay” en el puerto Santa invasiones de los años 1640 y 164349.
Ana, estratégicamente situado para
defenderse de un ataque proveniente Regresando a la Armada de Penn,
del mar o de tierra; y en la costa sur, el 10 de mayo de 1655 los ingleses
otro fuerte en el puerto de Caguaya. arribaron a Jamaica e inmediatamente
Este último estaba cerrado por palos comenzaron su invasión, tomando la
de guayacán, madera y por terraple- isla casi sin un disparo. Al goberna-
nes; el fuerte contaba con una torre dor don Juan Ramírez de Arellano, le
de vigilancia que permanecía conti- correspondió la desagradable misión
nuamente a la observación del mar47. de capitular frente a los ingleses. Sin
Al interior de la isla se encontraba la embargo, no todos aceptaron el des-
capital llamada Santiago de la Vega tino que les imponía la rendición y
que, como refiere Alonso de Espinosa mientras se esperaba la intervención
en 1644, tenía cuatrocientos vecinos de la corona española, bajo el mando
españoles, y más de dos mil negros del maestre de campo don Francisco
y mulatos, además de tres compañías de Proenza, comenzó el combate de
de infantería y una de caballos sus- guerrilla contra los ingleses. Desgra-
tentadas por los habitantes48. Como se ciadamente el comandante sufrió de
una fístula en su pie lo que le incapa-
citó para el combate, viéndose obliga-
ñola (Sevilla: Escuela de Estudios Hispano do a nombrar por teniente general el
Americanos, 1952), 221. maestre de campo a don Cristóbal Ar-
47 Francisco Morales Padrón, Jamaica espa- naldo Isasi, quién más tarde, el 25 de
ñola, 225.
48 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo
Domingo, leg. 178B. Las cifras sobre gra. Aparte menciona que los vecinos
los africanos, mulatos y las compañías solamente tenían 130 armas de fuego.
probablemente fueron exageradas, 49 Rafal Reichert, “La pérdida de la isla Ja-
porque en el mismo texto de Espinosa maica por la Corona española y los in-
se encuentran fragmentos donde habla tentos de recuperarla durante los años
de la escasa población indígena y ne- 1655–1660”, Ulúa Vol.: 14 (2009), 17–18.

Volumen VII N° 20 - Enero - Junio 2012 pp 159-182 171


La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

octubre de 1656, fuera nombrado últi- ganar dicha isla por haberse muerto
mo gobernador español en Jamaica50. los 6 000 de ellos de enfermedad.
Durante los cinco años en que Isasi Por la necesidad que han tenido de
fue el jefe militar de la reducida gue- bastimentos se sustentaban de ca-
rrilla española apoyada por indios, ballos, borricos y perros de que les
mulatos y negros cimarrones, con sus causo contagio en que murieron los
bases en las montañas se intentó debi- 6 000 hombres”52.
litar e impedir el establecimiento de
los asentamientos ingleses, como lo Este tipo de preguntas, sumadas a las
demuestra la relación del prisionero hechas en relación a la calidad y la
alemán Ricardo Ope, alférez de una cantidad de artillería y armas, ánimo
de las compañías de Jamaica, quien de tropas, bastimentos y sobre so-
fue apresado por los españoles y tras- corros que pudiera haber provenido
ladado primero a Cuba, y después a desde Inglaterra, debieron hacérsele
Cartagena de Indias. Su testimonio con la intención de conocer mejor la
refleja lo que tuvieron que vivir los situación de la isla, sobre todo con el
invasores. Al preguntársele por el afán de averiguar si era posible pre-
daño que los naturales de la isla de parar alguna expedición española con
Jamaica infringían a los enemigos el objeto de recuperarla.
ingleses, respondió:
Desde las primeras noticias sobre la
“Que los ingleses estan oprimidos pérdida de Jamaica, las autoridades
en sus fortificaciones y que no se en España intentaron preparar planes
atreben a salir de ellas, por el temor militares para reconquistarla. Felipe
de las enboscadas en las cuales IV obligó a los gobernadores de Santo
les han muerto alguna gente y ha Domingo, Puerto Rico y La Habana a
prisionado otra y que es tanto el que mandasen socorros a Jamaica por
miedo que tienen los ingleses a la vía del puerto de Santiago de Cuba.
gente que esta retirada que no les Pero los gobernadores, o bien cum-
da salir fuera de su reino”51. plieron sus órdenes a medias por falta
de interés, o más bien por la falta de
Por otra parte, al preguntarle sobre la recursos. En caso de ejecutarlas ha-
cantidad de gente que había en la isla bía un obstáculo latente: el no poder
de Jamaica respondió: mandar a la isla las municiones, basti-
mentos y soldados en un contingente
“Que habra 2 000 hombres que han grande, debido a la constante vigilan-
quedado de los 8 000 que entraron a cia que hacían los ingleses en la costa
noreste de Jamaica. Cuando lograba
50 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
mingo, leg. 158B.
51 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do- 52 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
mingo, leg. 178A. mingo, leg. 178A.

172 Revista Historia Caribe


Rafal Reichert

hacérselo, normalmente se mandaban otros se unieron a las tropas de Isasi


dos o tres lanchas con bastimentos, y los demás regresaron a Santiago de
pertrechos, municiones y unos 30 sol- 2.00054.
dados que se reunían posteriormente
con la guerrilla del gobernador Isasi53. Al recibir la noticia sobre el fracaso
de la primera expedición el duque
Finalmente, el 30 de octubre de 1656, de Alburquerque inminente orde-
Felipe IV encargó al virrey Alburquer- nó la preparación de una nueva. Al
que la preparación de una expedición principio de septiembre de 1657 tenía
para recuperar la isla. El contingente 400 hombres en la ciudad de México,
estuvo listo a finales de abril de 1657, quienes salieron rumbo a Veracruz el
y el 21 de mayo zarparon de Veracruz día 24 del mismo mes. En el puerto,
hacia La Habana cuatro embarcacio- el contingente se juntó con otros 200
nes con 140 infantes comandados por hombres de Puebla de los Ángeles y
don Francisco Salinas. Además, los de Veracruz. El segundo contingente
barcos transportaron 20.000 pesos, mexicano llamado también “Tercio
2.000 quintales de bizcocho y 150 de Mexicano” salió del puerto veracru-
plomo. Un mes después la expedición zano el 18 de noviembre de 1657 al
novohispana se encontró en Santiago mando del sargento mayor don Álva-
de Cuba, de donde inmediatamente ro de Larazpuru transportando más
partió a Jamaica con los apoyos para de 600 hombres, pertrechos, muni-
los defensores de soberanía española ciones, medicinas y 25.000 pesos55.
en la isla. La expedición se compo-
nía de dos fragatas que llevaban 436 Así, casi después de medio año de
hombres, de los cuales 206 eran an- la preparación de expedición, el 14
tiguos vecinos de la isla, aparte de de mayo de 1658, los cuatro barcos
la gente se embarcaron municiones con más de 600 soldados y oficiales
y víveres para los participantes. To- partieron del puerto de Santiago de
dos lograron llegar a la isla donde se Cuba hacia la banda noreste de Ja-
encontraron con el gobernador, pero maica donde se localiza la desembo-
por causa de no llegar a un acuerdo cadura del río Nuevo. Mientras tanto,
respecto al mando general de la ope- una patrulla inglesa comandada por
ración la mayoría no se unió con él. sir Christopher Myngs el comandante
Así finalizó la primera expedición de general de la flota inglesa en Jamaica,
la Nueva España en Jamaica. Algu-
nos de sus miembros lucharon solos, 54 José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato,
expansión y defensa. Segunda parte (Mé-
xico D.F.: Fondo de Cultura Económica/
Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
53 Rafal Reichert, “La pérdida de la isla Ja-
co, 1983), 95–96.
maica por la Corona española y los in-
tentos de recuperarla durante los años 55 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
1655–1660”, Ulúa Vol.: 14 (2009), 22. mingo, leg. 178A.

Volumen VII N° 20 - Enero - Junio 2012 pp 159-182 173


La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

tras descubrir los buques españoles, más una carga adicional para las cajas
regresó al puerto principal de la isla reales de México y Veracruz. Según
para dar la alarma. En cinco días los cuentas reales de la última, solamen-
ingleses regresaron con todos los na- te desde mayo de 1657 hasta agosto
víos y gente de guerra que tenían para de 1658, se gastaron 143.251 pesos,
enfrentarse a la escuadra española56. 20 tomines y 5 granos en el levanta-
miento y mantenimiento de tropas,
Cristóbal Arnaldo Isasi con los ofi- bastimentos, pertrechos y fletes58.
ciales del Tercio Mexicano decidió
establecer una cabeza de defensa con Después de la dolorosa derrota al
los cañones en la playa. Tras una lar- lado del río Nuevo, siguieron algu-
ga y sangrienta batalla al lado del río nos intentos de restauración española
Nuevo, que duró todo un día, los es- en Jamaica como el envío desde Es-
pañoles fueron casi aniquilados, por paña, de 100 soldados comandados
lo que tuvieron que retirarse a los por el capitán don Juan de Tovar,
montes y al puerto de Santiago de quienes pasaron a la isla junto con
Cuba. La pérdida del ejército español un contingente compuesto de los so-
fue de más de 300 infantes, 11 capita- brevivientes del Tercio Mexicano.
nes, 13 sargentos y 8 alférez además Tovar se unió al gobernador Isasi y
de un estandarte real con un “Santo luchó hasta su muerte que ocurrió en
Cristo Crucificado” y una imagen de febrero de 1660. Tres meses después
“Nuestra Señora de la Concepción”57. de este hecho, el 9 de mayo de 1660
Sin duda la expedición fracasó por- Isasi acompañado por oficiales, sol-
que estuvo mal preparada desde el dados y sus familias en número de
principio, además el conflicto entre 76 personas se trasladaron a bordo
Isasi y el gobernador de Santiago de de dos embarcaciones a Santiago de
Cuba, Pedro de Bayona Villanueva, Cuba renunciando definitivamente a
influyó en la moral y desestabilizó a la recuperación de la isla. Los únicos
la gente de mar y guerra que se había defensores que se quedaron luchan-
mandado desde la Nueva España. do fueron criollos, mulatos y negros
esclavos, quienes se mantuvieron pe-
Indudablemente, el esfuerzo que leando en las montañas durante mu-
hizo el virrey novohispano duque de chos años después de que el último
Alburquerque para equipar la expe- español hubo abandonado las costas
dición fue enorme, como lo fue ade- de Jamaica59.

56 Rafal Reichert, “La pérdida de la isla Ja-


maica por la Corona española y los in- 58 AGI, Contaduría Real, Contaduría, leg.
tentos de recuperarla durante los años 886.
1655–1660”, Ulúa Vol.: 14 (2009), 23–24.
59 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
57 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do- Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
mingo, leg. 178A. celona: Alfaguara, 1970), 241.

174 Revista Historia Caribe


Rafal Reichert

Finalmente, en el tratado de Madrid de Osorio”, a partir de la que fueron


de 1670, el cual fue firmado por la despobladas las ciudades de Puerto
Reina gobernadora de España, Maria- Plata, Montecristi, Bayajá y Yagua-
na de Austria y el Rey de Inglaterra, na, consideradas como focos de tráfi-
Carlos II (1660–1685), entre varios co clandestino con los súbditos de los
acuerdos comerciales, se acordó que Países Bajos e Inglaterra60. Sin embar-
Jamaica pasaría a la protección de la go, esta acción atrajo más daño que
corona inglesa, hecho que convirtió provecho, produciendo una parálisis
la isla para los ingleses en el punto económica derivada del abandono de
estratégico desde el cual dirigieron la agricultura y la ganadería. Además
las acciones bélicas en la región del se abrió el paso libre a la caza de ga-
Gran Caribe hasta los años noventa nado cimarrón que había quedado
del siglo XVII, para después transfor- abandonado en la zona, aprovechada
marla en un asentamiento azucarero por los enemigos de España (sobre
con base en mano de obra esclava, todo franceses), quienes con el paso
estableciéndose ésta como núcleo de tiempo se convirtieron en los lla-
comercial, naval e imperial de Ingla- mados bucaneros, y en una verdadera
terra en el Caribe, que conectaba la amenaza para Santo Domingo61.
metrópoli con las colonias caribeñas
y de América del Norte, sustituyendo En cambio, la isla Tortuga fue asilo
a Barbados en este papel del centro para piratas y corsarios que allá gas-
político, administrativo y productivo. taban el dinero de sus botines en ron
y vituallas. Aquel establecimiento en
la Tortuga se convirtió en otra ame-
3. DE LOS BUCANEROS A naza para los españoles desde su fun-
LOS COLONOS, FRANCIA dación bajo la protección holandesa
EN LA LUCHA POR EL en la última década del siglo XVI62.
DOMINIO COLONIAL Así, en 1635 el gobernador Ruy
Fernández de Montemayor, al fren-
El último lugar que tomó importan-
cia en la lucha imperial en las Indias 60 Carlos Esteban Deive, Tangomangos, con-
durante el siglo XVII fue la región trabando y piratería en Santo Domingo,
del noroccidental de la isla Española 1522–1606 (Santo Domingo: Fundación
y una pequeña isla ubicada al norte Cultural Dominicana, 1966), 34.
de ésta, la Tortuga. 61 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: pi-
ratas en el Caribe: corsarios, filibusteros
Debido al contrabando que los veci- y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Lun-
werg Editores, 2000), 112.
nos del noroeste de la isla llevaban
a cabo ante la falta de control de las 62 Frank Moya Pons, Historia colonial de
Santo Domingo (Santiago de los Caballe-
autoridades, se expidió una orden real ros: Universidad Católica Madre y Maes-
en 1604 titulada “las devastaciones tra, 1974), 113–114.

Volumen VII N° 20 - Enero - Junio 2012 pp 159-182 175


La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

te de 250 hombres desalojó la isla, guiente, el capitán general y presiden-


descabezando a 195 habitantes, y to- te de la audiencia de Santo Domingo,
mando 39 prisioneros y 30 esclavos. Bernardino de Meneses Bracamonte,
No obstante, el gobernador no dejó dio la orden para abandonar la isla
guarnición y al poco tiempo se asentó debido a la necesidad de reforzar la
un nuevo núcleo francés procedente defensa de Santo Domingo, ya que
de la Tierra Grande63. Los españoles habían llegado rumores que una po-
no estaban dispuestos a tolerar un derosa armada inglesa se dirigía hacia
nuevo asentamiento y despacharon la isla para atacarla66.
al capitán Carlos de Ibarra con una
flotilla para que “pasara cuchillos” Éste fue el último intento de asegurar
a los intrusos. La operación tuvo lu- la Tortuga por parte de los españo-
gar en 1638 y los que escaparon se les. Después de ello, la isla se quedó
refugiaron nuevamente en el norte a la merced de los piratas hasta ju-
de La Española64. Sin embargo, dos nio de 1665, cuando llegó Bertrand
años después regresaron a poblar la d’Ogeron, quién anexó la isla al do-
Tortuga, esa vez bajo el mando del minio francés, dando también lugar
francés Le Vasseur, quién se convir- a la creación de un nuevo gobierno
tió en su gobernador y construyó un protector de bucaneros y filibusteros
fuerte para su defensa. Los bucane- al norte de La Española. Bajo su man-
ros y piratas gozaron de una buena do los pobladores franceses encontra-
vida en la isla hasta finales del año ron estímulos para devolver la fama
1654 cuando el capitán Juan Fran- de la isla y convertir una vez más la
cisco Montemayor Cuenca, entró en Tortuga en la capital filibustera de
la Tortuga dando un golpe fuerte a la donde partían las expediciones contra
“Hermandad de la Cofradía” y obli- los españoles67.
gando a los sobrevivientes a retirarse
de la isla. Durante su ataque el oficial En cambio la población francesa de
tomó 70 piezas de artillería y después la Tierra Grande, es decir, la parte
dejó una guarnición de 150 hombres noroccidental de La Española que los
bajo el mando de Baltasar Calderón franceses llamaron Saint Domingue
Espinosa65. A la primavera del año si- tuvo que enfrentarse a la amenaza

63 Nombre que también se utilizaba para y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Lun-


describir a la costa noroccidental de La werg Editores, 2000), 146–148.
Española.
66 Frank Moya Pons, Historia colonial de
64 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Santo Domingo (Santiago de los Caballe-
Castro, el Caribe frontera imperial (Bar- ros: Universidad Católica Madre y Maes-
celona: Alfaguara, 1970), 219–221. tra, 1974), 157.
65 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: pi- 67 Frank Moya Pons, Historia colonial de
ratas en el Caribe: corsarios, filibusteros Santo Domingo, 159.

176 Revista Historia Caribe


Rafal Reichert

constantemente de una invasión es- noroeste de la isla Española describe


pañola proveniente de la parte sureste muy claramente una carta del rey es-
de la isla. En 1678, en dicha área pañol, Carlos II (1665–1700) dirigida
hubo entre 4.000 a 5.000 colonos con al virrey de la Nueva España, Conde
sus esclavos africanos, que vivían de Paredes dada en 1684:
la producción de tabaco que garanti-
zaba una buena ganancia y además de “[...] lo mucho que importa man-
la preparación de carne ahumada que tener la isla Española y ciudad
se vendía a las embarcaciones que sa- de Santo Domingo, a vista de lo
lían rumbo a Europa por el canal del apetecerla que presente a sido de
Viento o los Vientos entre Cuba y La las naciones extranjeras por su si-
Española. Al principio de la década tuacion y fertilidad, y a lo mucho
de los años ochenta del siglo XVII que se aventurara si lo que Dios no
los franceses vivían alrededor de seis permita, se apoderasen de ella, de-
poblaciones que eran Guárico, Cap viendo cautelar tantos y tan graves
Français, Port Margot, Port-de-Paix, inconvenientes como se ofresen de
Puerto Príncipe (antigua Yaguana) este discurso, mayormente tenien-
y Petit Goave68. Las descripciones do franceses 17 poblaciones en la
que sobre la vida de los bucaneros banda del norte de esta isla que
de la región presentaron los sacerdo- incluyen mas de 10 000 hombres
llamados Vocanieres”70.
tes du Tertre y Charlevoix dicen que
“compraban, cuando sus ingresos lo Ante el creciente riesgo de invasión
permitían algún enganchado francés por parte de los súbditos de Luis XIV
para que ayudara en la caza, vivían en (1643–1715), el rey ordenó al gober-
chozas y llevaban una vida bastante nador de Santo Domingo, Andrés de
difícil –la más horrible, la más dura, Robles y Gómez, que:
la más peligrosa”69.
“[...] para la seguridad de aquella
isla [h]aya en el puerto un navio
de hasta 400 toneladas y dos ber-
El peligro que provenía de la banda gantines para que pongan en freno
y respeto a los franceses vecinos y
limpien aquellas costas de los pira-
68 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
Castro, el Caribe frontera imperial (Bar- tas que intentaren infestarlas”71.
celona: Alfaguara, 1970), 261.
69 Johanna von Grafenstein Gareis y Laura
Muñoz “Las Antillas francesas y Haití. Po-
blación y sociedad, economía y política”
en El Caribe no hispano, vol. II de Histo-
70 AGNM, Colonial, Reales Cédulas Origi-
ria del Caribe ed. Ana Crespo Solano (Ma-
nales, vol. 20, exp. 15
drid; Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, en prensa). 71 AGNM, Colonial, Reales Cédulas.

Volumen VII N° 20 - Enero - Junio 2012 pp 159-182 177


La lucha por el dominio colonial en las indias durante el siglo xvii

Durante los próximos cinco años la bert Wilmot formada por más de 20
lucha en el noroccidente de la isla embarcaciones y tropas de desembar-
mantuvo un carácter regional tanto co. La escuadra se unió a las fuerzas
por mar como por tierra. Esta situa- españolas de Santo Domingo y a la
ción cambió en 1689, cuando Car- Armada de Barlovento con la inten-
los II emprendió la guerra contra la ción de procurar un golpe definitivo a
Francia de Luis XIV, aprovechando la colonia francesa en La Española74.
la ofensiva de la Gran Alianza o de la En mayo de 1695, los aliados se diri-
Liga Habsburga (1688–1697)72 contra gieron rumbo a la ciudad de Guárico,
el creciente poder francés en Europa donde obligaron a la fuga a sus de-
y otros lados del mundo. Dos años fensores, comandados por el corsario
después se iniciaron ataques organi- holandés Laurens de Graaf, entonces
zados a los asentamientos franceses unido a los franceses. Un mes más
en La Española a través de la Arma- tarde el escuadrón llegó a Port-de-
da de Barlovento, jinetes e infante- Paix, sitiando la plaza. La ciudad
ría de Santo Domingo. Durante los fue aniquilada, y al final de julio del
próximos tres años, se liberaron va- mismo año la flota se retiró rumbo a
rias batallas como las de Limonade, Port Margot y otros enclaves france-
Guárico, Sábana Real; así como las ses en el noroeste de la isla Española.
tomas y los saqueos de los puertos de El balance de la campaña se cerró con
Port-de-Paix, Cap Français y Port-au- 600 franceses muertos, 900 prisione-
Prince73. Conforme pasaron los años ros y un botín de 1.000 esclavos, 150
la lucha disminuyó, pero a la llegada cañones y más de 200.000 pesos en
de primavera en 1695, entró en aguas bienes75. No obstante, los franceses
del Caribe una expedición inglesa co- soportaron esos tiempos temibles y
mandada por Luke Lillingston y Ro- gracias a su heroica lucha resistieron
hasta el año de 1697, cuando tras la
paz de Rijswijk, Carlos II cedió la
72 Durante la guerra de la Gran Alianza parte noroccidental de la isla Espa-
se aliaron España, Austria, Baviera, ñola a la corona francesa.
Brandeburgo, Inglaterra, los Países
Bajos, el Palatinado, Portugal, Sajonia
y Suecia contra la amenaza del poderío
del rey francés, Luis XIV. La Alianza
fue formada por el emperador Leopol- 74 José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato,
do de Habsburgo, el duque de Baviera, expansión y defensa. Segunda parte (Mé-
el elector del Palatinado y los principa- xico D.F.: Fondo de Cultura Económica/
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CONCLUSIONES más poderoso en la segunda mitad del


siglo XVII en Europa. Su éxito no se
A lo largo de la lectura hemos visto reflejó sólo en el continente europeo,
con base en las acciones bélicas lle- sino también en las Indias donde el
vadas a cabo en San Martín, Jamaica gobierno francés con el paso de tiem-
y la banda noroccidental de la isla Es- po se mostraba cada vez más fuerte.
pañola cómo se desarrollaba la lucha Esto se manifestó en la conquista de
colonial en el Caribe durante el siglo Luisiana en los años ochenta de la
XVII. En el caso de San Martín, los centuria decimoséptima y el estable-
holandeses usaron la recién creada cimiento de la colonia en Saint Do-
compañía de las Indias Occidentales mingue y la Tortuga, puntos que a lo
financiada por capital privado y es- largo del siglo XVIII se convirtieron
tatal, para crear bases con el fin de en las colonias ricas y provechosas
facilitar la entrada del comercio neer- para la economía francesa.
landés a la América hispana y quebrar
el monopolio español en la región. Hemos comprobado que en cada uno
En cambio, la empresa The Wes- de los tres casos, España siempre
tern Design establecida por Oliver reaccionaba y realizaba intentos de
Cromwell tuvo como principal obje- recuperar sus posesiones. Sin embar-
tivo fortalecer la expansión inglesa go, por diferentes circunstancias no
en las Indias arrancando de las ma- pudo reconquistar las tierras pérdidas.
nos españolas una de las islas de las En San Martín los españoles lograron
Antillas Mayores para después usarla recuperar la colonia, no obstante, de-
como trampolín de invasiones hacia bido a las pésimas condiciones de la
Nueva España o Tierra Firme. Esa vida en la isla, prefirieron abando-
empresa contaba con el apoyo total narla y reforzar la isla de Puerto Rico
del gobierno inglés que equipó barcos contra la amenaza neerlandesa. Los
y reclutó soldados con experiencia casos de Jamaica y Saint Domingue
para hacer más eficaz la expedición, reflejan la indolencia administrativa,
que finalmente no alcanzó su objetivo militar y estratégica de las autorida-
primordial, sin embargo, pudo esta- des en las Indias y sobre todo en Ma-
blecer una colonia en la isla Jamaica, drid, lo que no permitió reconquistar
la cual en el siglo XVIII se convir- las posesiones pérdidas aunque se
tió en el núcleo de las operaciones intentó varias veces.
inglesas en América. Una dirección
parecida a la visión inglesa mostraba Finalmente, una vez más hay que su-
la Francia de Luis XIV, quien gracias brayar que tanto los ingleses como los
a la sabiduría política del cardenal franceses hicieron un gran esfuerzo y
Mazarino (1643–1661) y después de sacrificio para mantenerse en ambos
Jean–Baptiste Colbert (1665–1683), lugares, perdiendo muchos de sus sol-
pudo gozar el privilegio del monarca dados y colonos en la primera etapa

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