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La Lucha Por El Dominio Colonial en Las Indias Durante El Siglo Xvii, Casos de San Martín, Jamaica Y La Isla Española
La Lucha Por El Dominio Colonial en Las Indias Durante El Siglo Xvii, Casos de San Martín, Jamaica Y La Isla Española
Rafal Reichert
RESUMEN
En las Indias durante el siglo XVII la corona española tuvo que enfrentar el
problema de organizadas incursiones extranjeras de parte de la República
Holandesa, Inglaterra y Francia, los países que aspiraban levantar sus
establecimientos en América. Con ello, se presentarán tres diferentes
acciones bélicas llevadas a cabo en San Martín, Jamaica y la isla Española
por dichas naciones. Además, en el texto se hablará sobre el sistema
defensivo español en el Nuevo Mundo y como España enfrentó a cada una
de las invasiones ocurridas en su territorio ultramarino.
Palabras clave
San Martín, Jamaica, La Española, Caribe, lucha colonial, sistema
defensivo español, siglo XVII.
ABSTRACT
In West Indies during the 17th century the Spanish Crown had to face the
problem of the foreign incursions of the Dutch Republic, England and
France, countries which aspired to raise their establishments in America.
This paper will present three different military actions carried out in San
* Artículo recibido en Febrero de 2012; aprobado en Mayo de 2012. Artículo de investigación cien-
tífica.
Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico (UNAM), México. El trabajo contó con el apoyo del Proyecto de Investigación Básica CO-
NACYT–Instituto Mora, número 83711. e–mail: rafreich@yahoo.com
Martin, Jamaica and the Espanola. Also, the article will demonstrate the
information about the Spanish defensive system in the New World and how
Spain faced each of the invasions in his Ultramarine territory.
Key words
Saint Martin, Jamaica, Espanola, Caribbean, colonial struggle, Spanish
defensive system, XVII century.
tierras que habían tomado entre ellos tropas desde Nápoles a Flandes. La
dos, sin dar a él ninguna de ellas, y solución de ello llegó de América,
que por esta causa era lícito robar y especialmente de los virreinatos de
tomar todo lo que pudiese en la mar”3. la Nueva España y el Perú cuales
Desde entonces, dichas palabras se por medio de sus industrias mineras
transformaron en una ley no escrita alimentaban el financiamiento de las
para las naciones europeas que rivali- empresas militares españolas en Eu-
zaban con España por el dominio del ropa5.
mundo. De esta manera, durante toda
la centuria decimosexta continuaron Por otro lado, los monarcas de Espa-
las acciones piráticas y corsarias con- ña no ponían especial atención en la
tra el imperio de Carlos I y su hijo política defensiva del Nuevo Mundo.
Felipe II (1556–1598), cuyo objetivo Sin embargo, desde la segunda mi-
fundamental era debilitar el poderío tad de la centuria decimosexta fueron
económico de España y romper con obligados a preocuparse, también por
su monopolio ultramarino, lo que a las posesiones en América donde cada
su vez permitiría adquirir acceso al vez más fuerte las fronteras imperia-
comercio con las Indias4. les eran infestadas por extranjeros
provenientes de Francia, Inglaterra
Durante los siglos XVI y XVII, los y Holanda. Con este fin, se dividió
reyes de España, principalmente se la política defensiva del mundo colo-
enfocaban en el desarrollo y el man- nial español en dos secciones depen-
tenimiento de la agresiva política eu- dientes en lo militar, administrativo
ropea donde España era vista como el y financiero de los virreinatos de la
guardián del orden continental y de la Nueva España y del Perú. La respon-
fe católica. Para conservar ese ritmo sabilidad del primero, era mantener
de vigilancia era necesario sostener los presidios6 desde las islas Filipinas,
un aparato bélico hábil de soportar
el control en diversos lugares del im-
perio en el Viejo Mundo. Con ello, a 5 José Manuel Serrano Álvarez, Fortifica-
ciones y tropas: el gasto militar en Tierra
partir de los años cuarenta del siglo Firme, 1700–1788 (Sevilla: Universidad
XVI se presentó una enorme deman- de Sevilla, 2004), 23.
da de las remesas para mantener las 6 Guarniciones militares alojadas dentro de
un fortín o fortaleza y destacadas en un lu-
gar para la defensa, frecuentemente en las
3 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: pi- fronteras de país, territorios administrati-
ratas en el Caribe: corsarios, filibusteros vos o provincias. Con respecto al término y
y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Lun- por la confusión que a veces ha presentado,
cabe recordar que Nebrija en el “Dicciona-
werg Editores, 2000), 21.
rio latino español” del año 1492 traducía
4 Fernando de Bordejé Morencos, Tráfico de Presidium como guarnición. Covarrubias
Indias y política oceánica (Madrid: Map- en el “Tesoro de la lengua castellana o es-
fre, 1992), 83–85. pañola”, publicada en 1611, relacionaba
Juan de Puerto Rico, en 1633 apro- En una carta del 5 de enero de 1643,
vecharon el viaje del nuevo virrey de el gobernador de San Martín, Diego
la Nueva España, Marqués de Cade- Guajardo Fajardo, dio una noticia so-
reyta para reconquistar San Martín bre el estado actual de la isla, escri-
de las manos de “herejes”. Tras un biendo al rey que “desde cuando está
breve enfrentamiento se venció a los en este puesto [de 1639], no obtenía
intrusos y al expulsarlos, Cadereyta ningún socorro para la gente”28 y aña-
dejó en la isla una guarnición com- de que “vino con 40 marineros y gen-
puesta de 250 infantes y oficiales, y te de guerra a dicha isla, donde todo el
otras personas con diversos cargos tiempo trabajaban para fortificarla”29.
de cierta importancia: un veedor, un A continuación el gobernador men-
contador, un mayordomo, un capitán cionó que no obtuvo ningún situado
de artillería, un maestro de obras, dos de la Habana donde probablemente se
armeros, dos herreros y un cerrajero. encontraba el dinero para su plaza mi-
Así, se fundó un poblado con un hos- litar. En respuesta a esta carta, Felipe
pital de 60 camas, un cirujano y dos IV ordenó al virrey de Salvatierra que
barberos26. Además, el virrey depositó enviara los 40.000 pesos que faltaban
pertrechos y municiones suficientes para socorrer la isla de San Martín30.
para defender la isla durante los tres
próximos meses. La vida en ella no De otra carta del mismo gobernador
era nada fácil, se carecía de agua dul- fechada el 3 de octubre de 1643, se
ce, había poca sanidad y una plaga puede tener una idea del financia-
de ratas que constantemente acaba- miento, bastimentos y pertrechos que
ban con los víveres. También, hay ahí se mandaban por vía de Santo Do-
que mencionar que para mantener mingo y sobre todo de Puerto Rico,
la vida en la nueva colonia, Felipe mismos que habían sido otorgados
IV (1621–1665) obligó al virreina- para la plaza militar de San Martín
to de la Nueva España que mandara por cuenta de la caja real de México:
los situados anuales para pagar las
tropas, oficiales, pertrechos, víveres “[...] dicho presidio que todo lo
y levantar construcciones defensivas que montan los bastimentos que
del fuerte en Punta Blanca27. se remiten de la ciudad de Santo
Domingo, sea por cuenta del dicho
presidio de San Martin efecto de
los fletes del bajel que los lleva, y
26 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
28 Archivo General de la Nación de México
celona: Alfaguara, 1970), 213.
(en adelante AGNM), Colonial, Reales Cé-
27 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto dulas Duplicadas vol. 49, exp. 462.
Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es-
29 AGNM, Colonial, Reales Cédulas.
tudios Hispano Americanos, 1974), 160 y
162 30 AGNM, Colonial, Reales Cédulas.
las tablas, cureñas, tejas, ladrillos nicas en que vivía la gente de la isla
y otros pertrechos que se con- durante el tiempo de espera llevaron
dujen para su fortificacion y que a una epidemia. Ello no sólo se refle-
se descuenten el valor de dichos jó con el abandono de San Martín y
bastimentos de las situaciones del las elevadas bajas entre los soldados
presidio que sea por cuenta de Su de su guarnición, sino también en el
Real Hacienda de México”31. traspaso de la epidemia a los vecinos
de Puerto Rico, causando una morta-
El presidio de San Martín debiera lidad muy grande34. Últimamente, en
contar con el situado novohispano 1648 la isla volvió a poblarse, esta
desde 1633 hasta 1647, cuando se vez dividiéndose en dos partes, una
desmanteló el presidio, pero la prime- francesa y otra holandesa. Sin embar-
ra entrega de dinero apenas se realizó go, los españoles después de su retiro
a finales de enero de 1636. Durante a Puerto Rico, varias veces asaltaron
el periodo del gobierno español en los asentamientos de los enemigos de
la isla se mandaron de la caja real de la corona que se establecieron en la
México 520.414 pesos para mantener isla de San Martín, pero nunca con el
sus tropas y fortificaciones32. Final- fin de repoblarla otra vez35.
mente, en el año de 1644 se obligó a
la gente y guarnición de San Martín a Al terminar, cabe añadir que los neer-
abandonar la isla a causa de un desas- landeses de la Compañía Holandesa
troso ataque neerlandés que ocurrió de las Indias Occidentales en el ám-
en ese año. A ello se sumó también bito de las Antillas Menores lograron
el acontecimiento de que se decidió establecerse en las islas de San Eus-
a utilizar el dinero del situado de la taquio, Saba y Tobago, además una
isla a la recién constituida Armada expedición al mando de Joannes van
de Barlovento (1643)33. Apenas tres Walbeeck, conquistó Curazao, Aru-
años después de esta resolución se ba y Bonaire, islas frente a la costa
mandaron cinco embarcaciones des- venezolana, en julio de 1634 desalo-
de Puerto Rico para recoger lo que jando definitivamente a los españoles
quedaba de la población de San Mar- de aquellos lugares y convirtiéndolos
tín. Las pésimas condiciones higié- en los principales núcleos de opera-
ciones holandesas en las Indias. Así,
31 AGNM, Colonial, Reales Cédulas Dupli- desde 1641 Curazao se convirtió en
cadas vol. 48 exp. 219.
32 Engel Sluiter, The Gold and Silver of Span- 34 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto
ish America (Berkeley: University of Cali- Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es-
fornia, 1998), 192. tudios Hispano Americanos, 1974), 162–
163.
33 Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto
Rico, 1600–1650 (Sevilla: Escuela de Es- 35 Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel
tudios Hispano Americanos, 1974), 162– Castro, el Caribe frontera imperial (Bar-
163. celona: Alfaguara, 1970), 220–221.
En tales circunstancias, para los in- ve, la única defensa de la isla era la
gleses era más fácil apoderarse de que los vecinos podían proporcionar,
Jamaica que de La Española. La frente al riesgo de perder la vida y
isla, como propiedad privada, no es- las haciendas. Sin embargo, los ha-
taba incluida en el proyecto defen- bitantes de Jamaica se hallaban muy
sivo que había planeado Felipe II, y agobiados con las invasiones, y como
que el arquitecto Bautista Antonelli, no contaban con socorro alguno por
comenzó a realizar a partir de 1587. parte de autoridades metropolitanas o
Los únicos lugares en Jamaica don- americanas padecían muchas hostili-
de había cierto tipo de fortificacio- dades estando en constante riesgo de
nes eran, al norte, el fortín de madera perder la isla como lo anunciaron las
llamado “Garay” en el puerto Santa invasiones de los años 1640 y 164349.
Ana, estratégicamente situado para
defenderse de un ataque proveniente Regresando a la Armada de Penn,
del mar o de tierra; y en la costa sur, el 10 de mayo de 1655 los ingleses
otro fuerte en el puerto de Caguaya. arribaron a Jamaica e inmediatamente
Este último estaba cerrado por palos comenzaron su invasión, tomando la
de guayacán, madera y por terraple- isla casi sin un disparo. Al goberna-
nes; el fuerte contaba con una torre dor don Juan Ramírez de Arellano, le
de vigilancia que permanecía conti- correspondió la desagradable misión
nuamente a la observación del mar47. de capitular frente a los ingleses. Sin
Al interior de la isla se encontraba la embargo, no todos aceptaron el des-
capital llamada Santiago de la Vega tino que les imponía la rendición y
que, como refiere Alonso de Espinosa mientras se esperaba la intervención
en 1644, tenía cuatrocientos vecinos de la corona española, bajo el mando
españoles, y más de dos mil negros del maestre de campo don Francisco
y mulatos, además de tres compañías de Proenza, comenzó el combate de
de infantería y una de caballos sus- guerrilla contra los ingleses. Desgra-
tentadas por los habitantes48. Como se ciadamente el comandante sufrió de
una fístula en su pie lo que le incapa-
citó para el combate, viéndose obliga-
ñola (Sevilla: Escuela de Estudios Hispano do a nombrar por teniente general el
Americanos, 1952), 221. maestre de campo a don Cristóbal Ar-
47 Francisco Morales Padrón, Jamaica espa- naldo Isasi, quién más tarde, el 25 de
ñola, 225.
48 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo
Domingo, leg. 178B. Las cifras sobre gra. Aparte menciona que los vecinos
los africanos, mulatos y las compañías solamente tenían 130 armas de fuego.
probablemente fueron exageradas, 49 Rafal Reichert, “La pérdida de la isla Ja-
porque en el mismo texto de Espinosa maica por la Corona española y los in-
se encuentran fragmentos donde habla tentos de recuperarla durante los años
de la escasa población indígena y ne- 1655–1660”, Ulúa Vol.: 14 (2009), 17–18.
octubre de 1656, fuera nombrado últi- ganar dicha isla por haberse muerto
mo gobernador español en Jamaica50. los 6 000 de ellos de enfermedad.
Durante los cinco años en que Isasi Por la necesidad que han tenido de
fue el jefe militar de la reducida gue- bastimentos se sustentaban de ca-
rrilla española apoyada por indios, ballos, borricos y perros de que les
mulatos y negros cimarrones, con sus causo contagio en que murieron los
bases en las montañas se intentó debi- 6 000 hombres”52.
litar e impedir el establecimiento de
los asentamientos ingleses, como lo Este tipo de preguntas, sumadas a las
demuestra la relación del prisionero hechas en relación a la calidad y la
alemán Ricardo Ope, alférez de una cantidad de artillería y armas, ánimo
de las compañías de Jamaica, quien de tropas, bastimentos y sobre so-
fue apresado por los españoles y tras- corros que pudiera haber provenido
ladado primero a Cuba, y después a desde Inglaterra, debieron hacérsele
Cartagena de Indias. Su testimonio con la intención de conocer mejor la
refleja lo que tuvieron que vivir los situación de la isla, sobre todo con el
invasores. Al preguntársele por el afán de averiguar si era posible pre-
daño que los naturales de la isla de parar alguna expedición española con
Jamaica infringían a los enemigos el objeto de recuperarla.
ingleses, respondió:
Desde las primeras noticias sobre la
“Que los ingleses estan oprimidos pérdida de Jamaica, las autoridades
en sus fortificaciones y que no se en España intentaron preparar planes
atreben a salir de ellas, por el temor militares para reconquistarla. Felipe
de las enboscadas en las cuales IV obligó a los gobernadores de Santo
les han muerto alguna gente y ha Domingo, Puerto Rico y La Habana a
prisionado otra y que es tanto el que mandasen socorros a Jamaica por
miedo que tienen los ingleses a la vía del puerto de Santiago de Cuba.
gente que esta retirada que no les Pero los gobernadores, o bien cum-
da salir fuera de su reino”51. plieron sus órdenes a medias por falta
de interés, o más bien por la falta de
Por otra parte, al preguntarle sobre la recursos. En caso de ejecutarlas ha-
cantidad de gente que había en la isla bía un obstáculo latente: el no poder
de Jamaica respondió: mandar a la isla las municiones, basti-
mentos y soldados en un contingente
“Que habra 2 000 hombres que han grande, debido a la constante vigilan-
quedado de los 8 000 que entraron a cia que hacían los ingleses en la costa
noreste de Jamaica. Cuando lograba
50 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
mingo, leg. 158B.
51 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do- 52 AGI, Gobierno, Audiencia de Santo Do-
mingo, leg. 178A. mingo, leg. 178A.
tras descubrir los buques españoles, más una carga adicional para las cajas
regresó al puerto principal de la isla reales de México y Veracruz. Según
para dar la alarma. En cinco días los cuentas reales de la última, solamen-
ingleses regresaron con todos los na- te desde mayo de 1657 hasta agosto
víos y gente de guerra que tenían para de 1658, se gastaron 143.251 pesos,
enfrentarse a la escuadra española56. 20 tomines y 5 granos en el levanta-
miento y mantenimiento de tropas,
Cristóbal Arnaldo Isasi con los ofi- bastimentos, pertrechos y fletes58.
ciales del Tercio Mexicano decidió
establecer una cabeza de defensa con Después de la dolorosa derrota al
los cañones en la playa. Tras una lar- lado del río Nuevo, siguieron algu-
ga y sangrienta batalla al lado del río nos intentos de restauración española
Nuevo, que duró todo un día, los es- en Jamaica como el envío desde Es-
pañoles fueron casi aniquilados, por paña, de 100 soldados comandados
lo que tuvieron que retirarse a los por el capitán don Juan de Tovar,
montes y al puerto de Santiago de quienes pasaron a la isla junto con
Cuba. La pérdida del ejército español un contingente compuesto de los so-
fue de más de 300 infantes, 11 capita- brevivientes del Tercio Mexicano.
nes, 13 sargentos y 8 alférez además Tovar se unió al gobernador Isasi y
de un estandarte real con un “Santo luchó hasta su muerte que ocurrió en
Cristo Crucificado” y una imagen de febrero de 1660. Tres meses después
“Nuestra Señora de la Concepción”57. de este hecho, el 9 de mayo de 1660
Sin duda la expedición fracasó por- Isasi acompañado por oficiales, sol-
que estuvo mal preparada desde el dados y sus familias en número de
principio, además el conflicto entre 76 personas se trasladaron a bordo
Isasi y el gobernador de Santiago de de dos embarcaciones a Santiago de
Cuba, Pedro de Bayona Villanueva, Cuba renunciando definitivamente a
influyó en la moral y desestabilizó a la recuperación de la isla. Los únicos
la gente de mar y guerra que se había defensores que se quedaron luchan-
mandado desde la Nueva España. do fueron criollos, mulatos y negros
esclavos, quienes se mantuvieron pe-
Indudablemente, el esfuerzo que leando en las montañas durante mu-
hizo el virrey novohispano duque de chos años después de que el último
Alburquerque para equipar la expe- español hubo abandonado las costas
dición fue enorme, como lo fue ade- de Jamaica59.
Durante los próximos cinco años la bert Wilmot formada por más de 20
lucha en el noroccidente de la isla embarcaciones y tropas de desembar-
mantuvo un carácter regional tanto co. La escuadra se unió a las fuerzas
por mar como por tierra. Esta situa- españolas de Santo Domingo y a la
ción cambió en 1689, cuando Car- Armada de Barlovento con la inten-
los II emprendió la guerra contra la ción de procurar un golpe definitivo a
Francia de Luis XIV, aprovechando la colonia francesa en La Española74.
la ofensiva de la Gran Alianza o de la En mayo de 1695, los aliados se diri-
Liga Habsburga (1688–1697)72 contra gieron rumbo a la ciudad de Guárico,
el creciente poder francés en Europa donde obligaron a la fuga a sus de-
y otros lados del mundo. Dos años fensores, comandados por el corsario
después se iniciaron ataques organi- holandés Laurens de Graaf, entonces
zados a los asentamientos franceses unido a los franceses. Un mes más
en La Española a través de la Arma- tarde el escuadrón llegó a Port-de-
da de Barlovento, jinetes e infante- Paix, sitiando la plaza. La ciudad
ría de Santo Domingo. Durante los fue aniquilada, y al final de julio del
próximos tres años, se liberaron va- mismo año la flota se retiró rumbo a
rias batallas como las de Limonade, Port Margot y otros enclaves france-
Guárico, Sábana Real; así como las ses en el noroeste de la isla Española.
tomas y los saqueos de los puertos de El balance de la campaña se cerró con
Port-de-Paix, Cap Français y Port-au- 600 franceses muertos, 900 prisione-
Prince73. Conforme pasaron los años ros y un botín de 1.000 esclavos, 150
la lucha disminuyó, pero a la llegada cañones y más de 200.000 pesos en
de primavera en 1695, entró en aguas bienes75. No obstante, los franceses
del Caribe una expedición inglesa co- soportaron esos tiempos temibles y
mandada por Luke Lillingston y Ro- gracias a su heroica lucha resistieron
hasta el año de 1697, cuando tras la
paz de Rijswijk, Carlos II cedió la
72 Durante la guerra de la Gran Alianza parte noroccidental de la isla Espa-
se aliaron España, Austria, Baviera, ñola a la corona francesa.
Brandeburgo, Inglaterra, los Países
Bajos, el Palatinado, Portugal, Sajonia
y Suecia contra la amenaza del poderío
del rey francés, Luis XIV. La Alianza
fue formada por el emperador Leopol- 74 José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato,
do de Habsburgo, el duque de Baviera, expansión y defensa. Segunda parte (Mé-
el elector del Palatinado y los principa- xico D.F.: Fondo de Cultura Económica/
dos de Renania y Franconia. Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
co, 1983), 24.
73 José Ignacio Rubio Mañé, El virreinato,
expansión y defensa. Segunda parte (Mé- 75 Cruz Apostegui, Los ladrones del mar: pi-
xico D.F.: Fondo de Cultura Económica/ ratas en el Caribe: corsarios, filibusteros
Universidad Nacional Autónoma de Méxi- y bucaneros, 1493–1700 (Barcelona: Lun-
co, 1983), 11–22. werg Editores, 2000), 197.