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Presentación clínica

La cefalea está presente en el 80 % de los pacientes. Su instauración es brusca e intensa,


se acompaña con frecuencia de vómitos, suele preceder a los demás síntomas, y es
generalmente la primera manifestación. La cefalea es de localización retroorbitaria,
periorbitaria, bifrontal o difusa, y generalmente de inicio unilateral; esta es probablemente
debido a tracción dural por aumento de la presión intraselar.1,3,5 La compresión lateral
por la expansión de la masa tumoral puede afectar el contenido del seno cavernoso y
causar la parálisis de nervios oculomotores, y es el III par el más frecuentemente
afectado, además del par IV y VI. La compresión superior sobre el quiasma óptico
produce un deterioro de la agudeza visual y defectos campimétricos, como la
hemianopsia bitemporal en cerca del 75 % de los pacientes
La hemorragia suele encapsularse dentro del tumor, pero con frecuencia se produce
extravasación de sangre al espacio subaracnoideo, que da lugar a síntomas de irritación
meníngea con fotofobia, náuseas, vómitos, meningismo, en ocasiones fiebre, que puede
ser engañosa además, alteraciones del estado de conciencia con letargia, estupor hasta
el coma, déficit neurológico, hemiparesia y síndrome piramidal. Se produce por
compresión de la carótida intracavernosa, el tronco encefálico o el hipotálamo
hipopituitarismo puede ser parcial o completo, transitorio o definitivo. La insuficiencia
suprarrenal secundaria aparece en el 60- 80 % de los casos, y es la alteración endocrina
más grave para la vida, produce alteración hemodinámica severa e hiponatremia.3,5 La
diabetes insípida es infrecuente, la impotencia, la disminución de la libido, la apatía, la
galactorrea y las alteraciones menstruales, pueden preceder a la apoplejía

Diagnóstico
La presencia de cefalea continua e intensa, de aparición brusca, diplopía asociada a
reducción del campo y/o agudeza visual, y alteración del nivel de conciencia, va a indicar
de forma consistente la existencia de una AH Su diagnóstico debe valorarse en aquellos
pacientes con cefalea severa aguda, presenten o no síntomas neurooftalmológicos.

Tomografía computarizada La tomografía computarizada (TC): es muy útil para


detectar una hemorragia hipofisaria aguda durante las primeras 72 horas, y la presencia
de sangre en el espacio subaracnoideo. El diagnóstico se basa en la visualización de una
zona hiperdensa intratumoral en el 80 % de los casos. En la tomografía computarizada, la
hemorragia, durante la fase aguda de la AH (0-10 dias), se observa hiperdensa (60-80
unidades Hounsfield [UH]), e hipodensa si se trata de necrosis. En la etapa subaguda (10-
20 dias), la hemorragia se observa isodensa (40 UH), y en la fase crónica de la
hemorragia se presenta hipodensa.

La resonancia magnética (RM): delimita claramente el tumor hipofisario, y permite


una valoración completa de sus relaciones con las estructuras adyacentes. En la fase
hiperaguda (< 24 h) de una hemorragia intratumoral, la sangre puede pasar inadvertida en
las imágenes potenciadas en T1 y T2, por la presencia de la oxihemoglobina; y entre las
24 y 48 horas de ocurrida la hemorragia, por la presencia de la desoxihemoglobina se
presenta hipointensa en T2. En la fase subaguda (3-5 días) es característico que se
produzca una hiperintensidad en las imágenes potenciadas en T1, e isointensidad en T2,
debido a la presencia de metahemoglobina intracelular; luego de los 5 días de ocurrida la
lesión, se produce hiperintensidad en las imágenes potenciadas en T1 y T2 por la
presencia de la metahemoglobina extracelular. En la fase crónica se observa una imagen
ponderada en T1 y T2 hipointensa. En caso de necrosis tumoral como causa de la AH, se
observa en la fase aguda imagen ponderada en T1 hipointensa e hiperintensa en T2.

Bibliografía
1. Pituitary apoplexy, presentation of two clinical cases and review of the subject. Erick Robles
Torres, Jorge Alberto Mendoza Choqueticlla. Cubana : Rev Cubana Endocrinol , 2017.

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