Está en la página 1de 14

UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS
SUPERIORES ARAGÓN

LICENCIATURA EN DERECHO
DERECHO DE SEGURIDAD SOCIAL
DOCENTE: LIC. MARÍA TERESA
HERRERA CANO

“EL DERECHO HUMANO A


LA SALUD”

ALUMNO: ORTÍZ ROSETE IVÁN YAEL


SEMESTRE 2021-II
GRUPO: 2807
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................3
CONTEXTO HISTORICO DEL RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL DEL DERECHO
HUMANO A LA SALUD.................................................................................................................4
EL DERECHO HUMANO A LA SALUD........................................................................................5
LA PROTECCIÓN DE LA SALUD..................................................................................................8
EL DERECHO A LA SALUD PREVISTO EN TRATADOS INTERNACIONALES...................10
LAS DESIGUALDADES EN SALUD............................................................................................11
CONCLUSIÓN................................................................................................................................13
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................14
INTRODUCCIÓN
Actualmente, las personas viven más gracias al avance de la medicina, la
tecnología y el desarrollo de los sistemas de protección social. De igual manera, el
desarrollo y mejoramiento del acceso al agua potable y saneamiento básico, la
educación para la salud, el progreso de los cuidados materno-infantiles,
condiciones de trabajo seguras, etc., han brindado un inmenso apoyo para el
aumento de la esperanza de vida, sin embargo, todavía existen grandes
desigualdades generando que las condiciones de vida sean indignas e injustas.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), “Toda


persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su
familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda,
la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”. Por lo tanto, la salud es
mucho más que la ausencia de enfermedad, la salud es un derecho humano
fundamental que sigue sin ser reconocido o cubierto en su totalidad en muchos
países.

Existen factores sociales, políticos, económicos, ambientales y culturales


que ejercen gran influencia en la salud de las personas, por consecuencia,
determinan la calidad de su vida, por ejemplo: los grados de protección social, la
protección laboral, los niveles de pobreza y exclusión, el desempleo, la educación,
el acceso a alimentos, agua potable e instalaciones sanitarias, la vivienda, el
acceso a información, la discriminación por cuestiones de género, raza o edad, la
inversión en salud pública, entre otros.
CONTEXTO HISTORICO DEL RECONOCIMIENTO
CONSTITUCIONAL DEL DERECHO HUMANO A LA SALUD
Este derecho humano, como tal, es de reciente creación, puesto que fue la
salubridad general lo que generó una atención especial en el Constituyente de
1917.1

En este órgano constituyente se mantuvo y fortaleció a nivel constitucional


la existencia de un cuerpo colegiado ejecutivo recto, que pudiera hacer frente de
manera eficiente a los distintos problemas de salud que afectaran a la población.
Así se creó el Consejo de Salubridad General, que quedó en la fracción XVI, del
artículo 73 de la Constitución.2

Fue hasta el 3 de febrero de 1983 que se publicó en el Diario Oficial de la


Federación la adición de un párrafo al artículo 4° de la Constitución, por la que se
elevaba a rango constitucional el derecho de toda persona a la protección de la
salud. Sin embargo, con su constitucionalización, la protección de la salud no se
conceptualizó únicamente como derecho humano; se le considero también como
una “garantía social”. Es evidente que, independientemente de las corrientes
jurídicas imperantes en ese entonces, se trataba de un derecho humano que se
reconocía en los tratados internacionales suscritos por México y que quedaba así
plasmado en nuestra Constitución; pero que al mismo tiempo se establecía con el
alcance de una obligación del Estado para lograr esa protección, en concurrencia
con los distintos órdenes de gobierno, pero también con la participación de la
sociedad y de los individuos que la conforman.

Por ello, la expresión constitucional para connotar este derecho, como


“derecho a la protección de la salud”, tuvo la intención de manifestar que la salud
es una responsabilidad compartida entre el Estado, la sociedad y los interesados,

1
La salubridad general de la República, se introdujo como competencia federal en la Constitución
de 1857, por reforma a los artículos 11 y 72, fracción XXI, de 12 noviembre de 1908. Tena
Ramírez, Felipe, Leyes fundamentales de México, México, Porrúa, 1967, p. 717.
2
Para una visión sintética del objetivo y marco constitucional que rige actualmente al Consejo de
Salubridad General, ver: Cossio Díaz, José Ramón, et al, “Reflexiones constitucionales sobre el
Consejo de Salubridad General”, en Gaceta Médica de México, 2013, pp. 356 y ss.
puesto que sin la participación inteligente, informada, solidaria y activa de estos
últimos no resulta viable que se conserve, recupere, incremente y proteja la salud.

También debe considerarse que dicho derecho fundamental, en su origen


se inscribió en una concepción institucional amplia, dado que con la reforma
aludida también se sentaban las bases para la creación de un Sistema Nacional
de Salud, con la participación concurrente de los tres órdenes de gobierno
(municipal, de las entidades federativas y federal).

El Sistema Nacional de Salud fue regulado por la Ley General de Salud fue
regulado por la Ley General de Salud de 1984; la coordinación del mismo fue a
cargo de la Secretaría de Salud y se conformó desde entonces como refiere el
artículo 5º vigente, es decir, entre: 1. Dependencias y entidades públicas, 2.
Personas físicas y morales de los sectores social y privado, y 3. Mecanismos de
coordinación de acciones.

Así, el derecho a la protección de la salud en México se materializa de


forma mixta, con proveedores de los servicios de salud privados, públicos y
sociales. Es necesario aclarar que las formas de protección social en salud, por su
forma de financiamiento, terminan siendo mixta porque en ambas participan con
aportaciones el Estado y los particulares, de acuerdo a la capacidad económica de
los últimos.

EL DERECHO HUMANO A LA SALUD


Los derechos humanos son derechos inherentes a todas las personas, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición; todo tipo de
discriminación lo prohíbe nuestra constitución mexicana en su artículo 1°, último
párrafo.

El autor Luis Bazdresch, define al derecho humano como: “Las facultades


que los hombres tienen, por razón de su propia naturaleza de las cosas y del
ambiente en que viven, para conservar, aprovechar y utilizar libre, pero
lícitamente, sus propias aptitudes, su actividad, y los elementos de que
honestamente pueden disponer, a fin de lograr su bienestar y su progreso
personal, familiar y social”.3

Se puede aducir del párrafo anterior, que los derechos humanos no


provienen de ley alguna, es decir, no son otorgados por el Estado, sino
reconocidos por el mismo; los derechos humanos provienen de la calidad y
atributos innatos a todo ser humano, el cual son necesarios para su desarrollo
personal y colectivo en todos los ámbitos. Una vez comprendido el concepto de
Derechos Humanos, continuaremos con el concepto de salud para comprender el
presente ensayo en su totalidad.

La salud es muchas más que la ausencia de enfermedad o el acceso a la


atención médica; es un derecho fundamental que abarca todos los aspectos de la
vida, por consecuencia, es importante entender la salud del modo más amplio
posible. La Organización Mundial de la Salud estableció como definición de salud
“el estado de completo bienestar físico, mental y social”. Esta definición constituye
un nuevo panorama, como la capacidad de funcionar o la salud como un
fenómeno continuo y dinámico a lo largo del tiempo.

El artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos


consagra el derecho a la salud en los siguientes términos: “Toda persona tiene
derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la
salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a
los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros
casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.”

El artículo citado previamente, coincide con nuestra legislación,


específicamente en su artículo 1° Bis de la Ley General de Salud, el cual señala
que “Se entiende por salud como un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
3
Bazdresch, Luis, Garantías constitucionales, 6ª. ed., México, Trillas, 2008, p. 35.
Como se observa, se corrobora el hecho de que el termino salud va más
allá de su simple concepción y que existe una gran diversidad de componentes
necesarios para lograr el bienestar. En el derecho a la salud, como en otros
derechos humanos, se encuentra la interdependencia entre los derechos, por lo
tanto, en una sociedad en la que no se respeten los derechos fundamentales no
puede existir bienestar físico, mental y social, en otras palabras, una vida
saludable para las personas que son las titulares del derecho.

Así, para mantener la salud de las personas en México, se necesita contar


con un estado de satisfacción de los tres estados de bienestar: físico, mental y
social. Con ello, se puede acceder a los demás elementos que permitan
conseguirlo, tales como la alimentación, el agua, la vivienda, la información, la
educación, un empleo remunerado, condiciones justas de trabajo, programas de
protección laboral y social, la higiene y la seguridad en las instalaciones de
trabajo, un medio ambiente sano, la no discriminación, y el disfrute de una vida sin
violencia escolar, familiar, laboral y estructural.

Estos elementos han sido reconocidos jurídicamente como derecho


humanos, por ende, para poder mantener y proteger la salud será necesario que
haya una cobertura del mínimo de tales derechos, aun cuando el Estado carezca
de suficientes recursos, específicamente cuando se trate de personas o grupo
vulnerables como las mujeres, los niños, los trabajadores o las personas que
sufren de algún padecimiento físico, mental o social.

Por lo tanto, deducimos que el derecho humano a la salud es un estado que


abarca en su totalidad el bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades, del cual posee toda persona por su
simple naturaleza como ser humano y sin discriminación alguna. El Estado será el
encargado de respetar, consagrar y salvaguardar el derecho humano a la salud
con el fin de que toda la sociedad pueda gozar de un sistema infalible de salud en
todos sus ámbitos para alcanzar la felicidad.
LA PROTECCIÓN DE LA SALUD
El artículo 4° de nuestra Constitución mexicana, señala que toda persona
tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades
para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la
Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general, conforme
a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.

La ley que dispone las bases y modalidades de acceso es la Ley General


de Salud, asimismo, las entidades federativas cuentan con una Ley de Salud local
en las cuales se establece lo correspondiente.

La expresión “protección de la salud” ha sido explicada en la observación


general número 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la
cual detalla las obligaciones del Estado respecto al derecho a la salud y que son
las siguientes:

A. Que las personas puedan acceder a los servicios de salud sin


discriminación de ningún tipo y que se adopten las medidas necesarias
para lograr su plena efectividad.
B. Las de realización progresiva, consistente en la ampliación del contenido
del derecho a la salud y su garantía, con las obligaciones de avanzar de
forma expedita y eficaz en su cumplimiento, y las no regresivas o de
protección menor.
C. Los tres tipos o niveles de obligaciones, respetar, proteger y cumplir, la
última respecto a facilitar, proporcionar y promover los servicios de salud.

Cada uno de estos elementos debe ser tomado en cuenta, a fin de


complementar el derecho a la protección de la salud.

El derecho a la protección de la salud, tiene las siguientes finalidades: I. El


bienestar físico y mental de salud, tiene las siguientes finalidades:

I. El bienestar físico y mental de la persona, para contribuir al ejercicio pleno


de sus capacidades;
II. La prolongación y el mejoramiento de la calidad de la vida humana;
III. La protección y el acrecentamiento de los valores que coadyuven a la
creación, conservación y disfrute de condiciones de salud que contribuyan
al desarrollo social;
IV. La extensión de actitudes solidarias y responsables de la población en la
preservación, conservación, mejoramiento y restauración de la salud;
V. El disfrute de servicios de salud y de asistencia social que satisfagan eficaz
y oportunamente las necesidades de la población;
VI. El conocimiento para el adecuado aprovechamiento y utilización de los
servicios de salud; y
VII. El desarrollo de la enseñanza y la investigación científica y tecnológica para
la salud (artículo 2°)

De igual manera, en los términos del artículo 3° de la Ley General de Salud,


la materia de salubridad general abarca prácticamente todos los aspectos
relevantes relacionados con la protección de la salud, en sus treinta y siete
fracciones, y determina que las autoridades sanitarias son: el Presidente de la
República; el Consejo de Salubridad General; la Secretaría de Salud, y los
gobiernos de las entidades federativas, incluyendo el Gobierno de la ahora Ciudad
de México (artículo 4°)

Por otra parte, la Ley define el derecho a la protección de la salud,


principalmente, como: el disfrute de servicios de salud y asistencia social, el
conocimiento para el adecuado aprovechamiento y utilización de dichos servicios,
el desarrollo de la enseñanza y la investigación científica y tecnológica
encaminadas al bienestar físico y mental del ser humano, para contribuir al
ejercicio pleno de sus capacidades y la satisfacción de las necesidades de la
población (artículo 23)

Por su parte el Sistema Nacional de Salud se encuentra regulado en los


artículos 5° al 43 de la Ley General de Salud.
EL DERECHO A LA SALUD PREVISTO EN TRATADOS
INTERNACIONALES
El artículo 1º, párrafos primero y segundo, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos establece el contenido de los derechos humanos; en
su primer párrafo se refiere a los comprendidos en la Constitución y en los
tratados internacionales de los que México sea parte; en el caso de la salud
algunos de ellos son:

 La Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25.1). Que ya fue


citado su contenido previamente en el presente ensayo.
 El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC) (artículo 12). Toda persona tiene derecho “al disfrute del más alto
nivel posible de salud física y mental”, es decir, que se satisfaga el
bienestar físico y mental tras un proceso que lo permita; dicho proceso se
refiere a aspectos preventivos o correctivos, en los que las personas y el
Estado participan de forma conjunta, las primeras informándose,
accediendo a la educación en el tema, poniendo en práctica esos
conocimientos y cumpliendo con el deber de atenderse cuando lo
requieran.
De igual forma, el Estado debe atender situaciones de riesgo ya detectadas
y que son relativas a los grupos en situación de vulnerabilidad, al ámbito
laboral, a la prevención, al tratamiento y a la lucha de enfermedades
epidémicas, endémicas, profesionales y otras.
 La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, que
dispone la preservación de la salud por medio de lo que llama medidas,
entre ellas las sanitarias y las sociales que se refieran a la alimentación, el
vestido, la vivienda y la asistencia médica según las posibilidades de la
comunidad y públicas.
 El Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(Protocolo de San Salvador) establece en el artículo 10.1 que : “Toda
persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto
nivel de bienestar físico, mental y social”, en una consideración integral
cuando especifica que debe incluir la atención primaria al alcance de todos,
la total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas, la
prevención y el tratamiento de enfermedades, la educación sobre
prevención y tratamiento de enfermedades y su satisfacción a grupos en
situación de vulnerabilidad.

Así, los instrumentos internacionales declarativos protegen instando a los


Estados a que den cobertura a los derechos básicos interdependientes con el de
la salud, para que la misma se vea satisfecha desde los aspectos físico, mental y
social; los instrumentos vinculatorios tienen que ver con un proceso integral de
cobertura de riesgos ya detectados, así como de aspectos preventivos y
correctivos de la salud de las personas.

LAS DESIGUALDADES EN SALUD


¿A qué llamamos desigualdades? Sabemos que no todas las personas
partimos de las mismas condiciones, a nivel mundial, una de cada siete personas
sigue pasando hambre; 69 millones de niños aún están sin escolarizar y 759
millones de personas adultas sin estudios básicos; millones de personas carecen
de una vivienda adecuada, los conflictos armados provocan millones de muertes y
personas desplazadas, el cambio climático está provocando migraciones y
desplazamientos forzosos, así como el deterioro de la seguridad alimenticia.

¿A qué desigualdades nos referimos al hablar de desigualdades en salud?

En el marco de la Unión europea, se utiliza el término “desigualdades”


mientras que en otros países, fundamentalmente en América latina y organismos
internacionales como la OMS, se emplea el término “inequidades'. Es importante
aclarar que el concepto al que se refiere en ambas, en esta área de trabajo, es el
mismo; el término desigualdades, por tanto, se utiliza como sinónimo de
inequidades y se refiere a las diferencias injustas, sistemáticas y evitables y no a
meras diferencias en salud.
En el ámbito mundial hay definidos algunos indicadores que ayudan a
medir, visualizar e intervenir en la reducción de las desigualdades

• La esperanza de vida en Japón supera los 83 años, mientras que en


Sierra Leona, según el informe PNUD 2011, se sitúa en 47,8 años.
Hay 26 países que cuentan con una esperanza de vida superior a los
80 años y en otros 24 la población no supera los 55 años
• Atención inversa. El 93% de la carga de enfermedad se da en los
países en desarrollo, que consumen sólo el 11% del gasto mundial
en salud.
• Cerca del 80% las enfermedades no transmisibles se registran en los
países de ingresos bajos y medios
• En algunos países, sólo el 10% de los partos son asistidos por
personal médico cualificado
• La comercialización de bienes sociales esenciales tales como la
educación, acceso al agua, la energía y la atención médica, así como
la hay mayor circulación de productos peligrosos para la salud,
pueden generar inequidad sanitaria y, de hecho, así sucede. Cada
año, según la OMS, más de 100 millones de personas caen en la
pobreza, simplemente porque tienen que pagar la atención sanitaria
y los medicamentos.
• En todas las sociedades, hombres y mujeres tienen acceso y control
desigual a los recursos tantos personales, cómo social y sanitario.
Las desigualdades en el acceso a la información, la atención y las
prácticas sanitarias básicas aumentan aún más los riesgos para la
salud de las mujeres.

La desigualdad en salud es, en la actualidad mayor que hace años y sigue


aumentando. Hoy encontramos grandes desigualdades en todos los países del
mundo y, paulatinamente, se van ampliando.
CONCLUSIÓN
La salud como derecho humano ha representado un avance en la sociedad
actual para mantener su bienestar físico, mental y social en cada uno de sus
individuos, de forma que el Estado debe garantizar y proteger este derecho
humano del que es poseedor todo ser humano por el simple hecho de existir. De
este modo, el estado de salud de una persona se verá reflejado en gran medida
por su posición económica, el cual es una determinante para conocer las
condiciones en las que las personas nacen, crecen y viven; condiciones que
hacen posible vivir con salud, tales como el acceso al agua segura, condiciones
adecuadas de vivienda, alimentación, trabajo seguro y saludable, entre otras. Sin
embargo, millones de personas no disponen de la opción de elegir libremente
factores fundamentales para la salud como seguir una alimentación adecuada con
los nutrientes suficientes, vivir en un ambiente saludable libre de contaminación o
tener un trabajo gratificante que no sea nocivo para la salud y que la remuneración
cubra lo suficiente para subsistir. De igual manera, existen otros elementos que
afectan a nuestra salud, tales como la distribución de los recursos, la posición
socioeconómica, las diferencias de género, el acceso a la educación e
información…, tales elementos son también determinantes de la salud y producen
grandes desigualdades en la salud de las personas. Por lo tanto, existe aún una
enorme brecha para conseguir un estado pleno de salud para todas las personas,
pues existe una enorme desigualdad en el área de la salud, es responsabilidad del
Estado planificar políticas de salud que puedan influir en el bienestar físico, mental
y social de los diferentes grupos de población.
BIBLIOGRAFÍA

BAZDRESCH, Luis, Garantías constitucionales, 6ª. ed., México, Trillas, 2008

COSSIO Díaz, José Ramón, et al, “Reflexiones constitucionales sobre el Consejo


de Salubridad General”, en Gaceta Médica de México, 2013

GONZALES Salas, José Fernando Franco, Secretaría de Salud: la salud en la


Constitución mexicana, Ponderación del derecho humano a la protección de la
salud frente a otros derechos, 1° .ed., México, Secretaría de Cultura, Instituto
Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2017

LUGO Garfias, María Elena, El derecho a la salud, 1ª .ed., México, Comisión


Nacional de Derechos Humanos, 2015

MEDINA Arellano, María de Jesús, Decisiones relevantes de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación, núm. 84. Derecho a la salud, 1ª .ed. México, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2016

PROSALUS, Cruz Roja, Comprendiendo el derecho humano a la salud, Advantia,


2014, https://www.aecid.es/Centro-Documentacion/Documentos/Publicaciones
%20coeditadas%20por
%20AECID/Comprendiendo_el_derecho_humano_a_la_salud%20(2).pdf

También podría gustarte