4. El derecho audiovisual (1). Obra audiovisual y grabación audiovisual. Ventanas
de explotación y derechos de formato. Los autores y los artistas en la obra audiovisual 1. Obra audiovisual frente a grabación audiovisual El artículo 10 del TRLPI, en la enumeración ejemplificativa contenida en su apartado 1, menciona en la letra d) “las obras cinematográficas y cualesquiera otras obras audiovisuales” cuya regulación específica aparece contenida en el título VI, artículos 86 y siguientes del TRLPI. Podemos definir las “obras audiovisuales” de acuerdo con el concepto legal que ofrece el artículo 86 del TRLPI, como las “creaciones expresadas mediante una serie de imágenes asociadas, con o sin sonorización incorporada, que estén destinadas especialmente a ser mostradas a través de aparatos de proyección o por cualquier otro medio de comunicación pública de la imagen y del sonido, con independencia de la naturaleza de los soportes materiales de dichas obras”. A la vista de esta definición legal, ofrece especial interés diferenciar el concepto de “obra audiovisual” de otro concepto, también definido en el TRLPI, aunque desarrollado con menor amplitud: “la grabación audiovisual”. A la vista del artículo 120 del TRLPI “se entiende por grabaciones audiovisuales las fijaciones de un plano o secuencia de imágenes, con o sin sonido, sean o no creaciones susceptibles de ser calificadas como obras audiovisuales…” Aunque ambos conceptos coinciden en lo esencial, pues los dos se refieren a imágenes asociadas, con o sin sonorización incorporada, el de grabación audiovisual es más amplio, ya que comprende cualquier fijación de planos o secuencias de imágenes, sean o no obras audiovisuales, esto es, creaciones artísticas originales. Es decir, podemos considerar la grabación audiovisual el género y la obra audiovisual la especie, siendo posible diferenciar, por tanto, entre aquellas grabaciones audiovisuales que, a su vez, sean obras audiovisuales, y aquellas que no puedan considerarse obras audiovisuales por no reunir el suficiente grado de originalidad, imprescindible para merecer tal calificativo. Esta distinción nos sirve de base para abordar dos cuestiones de máxima actualidad [relacionados con la idea de originalidad y formato]. (…) 2. Ventanas de explotación y derechos de formato (…) 3. Derechos de autor en las obras audiovisuales, ¿Quiénes son los autores? El artículo 87 del TRLPI dispone que son los autores de la obra audiovisual, en los términos previstos en el artículo 7 de esta ley: a) El director-realizador b) Los autores del argumento, la adaptación y los del guión o los diálogos c) Los autores de las composiciones musicales, con o sin letra, creadas especialmente para esta obra. El director-realizador va a ser la persona encargada de coordinar y decidir cómo se va a desarrollar el contenido de la obra audiovisual, qué imágenes se van a utilizar o qué aparatos, coordinar la labor de los miembros del equipo y, además, según la ley, es quien decide cuál es la versión definitiva, de acuerdo con el contrato pactado con el productor. Esta facultad, con respecto a la versión definitiva de la obra, permite inferir que la ley otorga al director un plus con relación al resto de autores, pues de alguna manera es el encargado de aglutinar e integrar las aportaciones de todos ellos. Sin embargo, paradójicamente, su actividad se caracteriza, como apunta Saiz, por no desembocar en un resultado protegible con independencia y, en consecuencia, no ser susceptible de una explotación económica separada, pues consiste en una actividad que nace con y para el medio audiovisual y, por ello, solo en él puede cobrar sentido. En cuanto al autor del argumento, adaptación, guión y diálogos –lo que podríamos considerar el “contenido literario” de la obra audiovisual –es posible que nos encontremos ante más de una persona. El argumento de la obra audiovisual puede ser original, es decir, creado especialmente para esa obra, o puede tratarse de la adaptación de una obra preexistente, punto este en el que incidiremos más adelante. Finalmente, el autor de la composición musical debe hacer una contribución en que, además de ser original esté creada especialmente para la obra audiovisual, siendo requisito indispensable para que pueda ser considerado coautor de la obra audiovisual la incorporación de su aportación a la versión definitiva de la obra. Como veremos, la ley limita el número de autores a tres, sin tener en cuenta la participación de otras personas que, según los conceptos de autor y de obra, también podrían merecer tal consideración. Entre ellos suelen citarse al productor, al director de fotografía, al decorador o al montador. Incluso por algún sector representativo de los intérpretes de las obras audiovisuales se ha sostenido, tal vez con cierto exceso, que con independencia de la titularidad de los derechos afines o conexos a los de autor que les reconoce el TRLPI, y con carácter acumulable a estos, deberían ostentar auténticos derechos de autor en ciertos supuestos como consecuencia de atribuir su sello personal y específicos matices interpretativos a un determinado personaje, que le conferirán al mismo el aporte de originalidad necesario para generar dichos derechos. En todo caso, la doctrina no se muestra unánime al respecto (…) En este sentido, la vigente Ley 55/2007, de 28 de diciembre, del Cine, en su artículo 4 j), dispone que se considera personal creativo de una película u obra audiovisual a los autores, que a los efectos de esta ley son el director, el guionista, el director de fotografía y el compositor de la música. 4. Derechos de los artistas audiovisuales. Especial consideración de los derechos de imagen (Ley Orgánica 1/1982, de protección del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen) (…)