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Creating Clúster

Clave 1: Conocer Las Tendencias

Los conocedores de tendencias son personas que entienden muy bien la


importancia de estar informados sobre la realidad que les interesa y fueron
llamados a afectar. Saben que la información ayuda a tomar mejores decisiones.
Saben hacia dónde va su área de servicio, su mercado, y su zona de acción.
Conocen especialistas de lo que les interesa, los buscan, siguen e interactúan con
ellos. Leen estadísticas del área a la que fueron asignados actuar. 

En el libro de Crónicas, vemos como el Rey David, pide 200 entendidos en los
tiempos (expertos en discernir lo que sucedía), que le ayuden en sus asuntos para
tomar decisiones antes de ir a la guerra. Con conocimiento de lo que Israel tenia
que hacer. 
Y la verdad que si David, siendo Rey, nos deja bien en claro la necesidad de
obtener sabiduría en la multitud de consejeros, cuanto mas nosotros a la hora de
emprender los proyectos de Dios para nuestras vidas. 

En las charlas siempre comparto que habrá dos cosas que determinaran
fuertemente tus próximos años: las personas con las que te relaciones, y la
información que consumas. 

Esta primer clave tiene que ver con la necesidad entonces, de estar informado en
el área en el que DIOS te quiera mover en los próximos años. De tener un buen
diagnóstico de situación, antes de tu plan de acción para bendecir a otros.

“De Isacar: doscientos jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran hombres expertos en el
conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer”. 1 Crónicas 12:32

“En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte”. Proverbios 11:4

Clave 2: Transformar Sueños en Objetivos

Es hora de que establezcas tus objetivos. Tenes que saber que este es el momento donde
muchas ideas se caen. Porque sabemos qué queremos, pero no logramos definirlo de una
manera clara que nos permita alcanzarlo. Entonces surge la frustración. Por eso quiero
recordarte que cuando escribas tus objetivos en oración, lo hagas considerando los cinco
aspectos que deben tener: específico, medible, alcanzable, realista y definido en el tiempo.
En caso contrario, tu proyecto solo será una hermosa expresión de deseo, difícil de
conseguir. 

Pero ¿por qué es importante este punto? Porque la claridad que tengas respecto a las cosas
que quieras alcanzar, tener o ser en Dios, determinará en gran medida el logro de estas. Así
que, una vez que tu idea se convierte en un objetivo, con un tiempo de alcance, realista,
medible, específico y alcanzable estás en condiciones de encarar tu plan de acción, y no
antes.
“Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como
extranjero. Esta es la historia de Jacob y su familia.

Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de
Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre
de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. Jacob amaba a José más que a sus otros
hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica
muy elegante. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos,
comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.

Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, estos le tuvieron más
odio todavía, pues les dijo:

—Préstenme atención, que les voy a contar lo que he soñado. resulta que estábamos todos
nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida,
mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias. Sus
hermanos replicaron:

—¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron
aún más por los sueños que él les contaba.  Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus
hermanos. Les dijo:

—Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias.
Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió:

—¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? —le preguntó—. ¿Acaso tu madre,
tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias?, Sus hermanos le tenían envidia, pero
su padre meditaba en todo esto”. Genesis 37:1-11

Clave 3: Tener Un Plan y Una Estrategia

No hay nada más lindo que observar a un Dios planificador, detallista y con diseños increíbles desde el
génesis hasta el apocalipsis. Un Dios que tiene planes de bien y no de mal para darnos una esperanza. Que nos
señala el camino que debemos seguir. Un plan es un camino. Un plan te dará coherencia estratégica en todo lo
que hagas. Sera tu norte, tu mapa, lo que vas a mirar todo el tiempo para ver si estás sobre lo planeado o si te
saliste del rumbo. Es el cómo, que te permitirá avanzar sobre tus objetivos y alcanzarlos.

Una estadística global muestra que el 90% de los emprendedores no dedica tiempo para pensar lo estratégico
de su proyecto. Y la verdad es que, para darle forma a este desafío de emprender, cualquier idea o proyecto de
Dios, vas a necesitar un plan de acción que él te dé y tu trabajes.

Un libro que leí hace tiempo y te recomiendo, de Sullivan y Harper, dos generales retirados del ejército
americano, llamado "La Esperanza no es un Método”, enfatiza el rol clave de la planificación, la estrategia y
la táctica. Y la verdad que es cierto, que con sólo esperar no ocurren las cosas. Hay que salir a buscarlas todos
los días, según el plan trazado.

Porque quién de nosotros que desee construir, primero no calcula los costos, para ver si tiene lo suficiente
para concluir el proyecto. Planificar es parte de la manera de proceder de Dios.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11

“Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el
camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma”. Salmos 143:8

“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a
calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?”. Lucas 14:28

Clave 4: Armar Un Equipo


¿Ya tienes tu equipo de trabajo?
Vas a necesitar uno para tus próximos años. Personas interdisciplinarias, comprometidas,
serviciales, y apasionadas con el proyecto, que amen a Dios, y que se complementen con cada área
que necesites. Tenes que saber que habrá momentos donde estarás solo, pero otros requerirán, sin
duda, la necesidad de formar equipos de trabajo. Me gusta recordar la conocida frase de un
entrenador diciendo que, “los jugadores ganan trofeos, pero solo los equipos campeonatos”.
Como pastores de jóvenes, con mi esposa armamos tan pronto asumimos el servicio, un equipo de
ocho líderes con los que trabajamos hasta el día de hoy, dándoles espacio, orientándolos, motivando
su entrenamiento, escuchando sus aportes y dejándoles el legado de continuar lo que comenzamos.
Todos bien distintos, con formaciones profesionales diferentes, pero que aman a Dios, y corren tras
un mismo objetivo.
Vemos en la historia bíblica, como también Daniel puso a sus amigos, todos consejeros del Rey,
para que lo acompañen en el desafío de administrar y gobernar en Babilonia, habiendo sido
seleccionados, y considerados 10 veces mejores. Daniel no lo hizo solo, tuvo su equipo de trabajo.
Vimos también en este devocional, que en la multitud de consejeros está la sabiduría, así que cuanto
mejor te rodees, mejores decisiones tomarás para que el proyecto que Dios tenga con tu vida crezca
en la dirección designada. La calidad de tu equipo determinará la calidad de tus resultados.
Por eso, tener un equipo adecuado, puede determinar el logro o no de los proyectos que Dios puso
en tu corazón. Te invito a que busques en oración y acción, la gente que te acompañará los
próximos años. Porque mejor son dos que uno.
“Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo
¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres
hilos no se rompe fácilmente!”. Eclesiastés 4:9-12
“Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y lo colmó de regalos, lo nombró gobernador
de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios. Además, a solicitud de Daniel, el rey
nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su
parte, permaneció en la corte real”. Daniel 2:48-49
Clave 5: Seguir Los Resultados
Una nota que escribí hace unos años, que titulé “La gestión y el seguimiento generan resultados
extraordinarios”, justamente mostraba como ambas actividades son el “extra” por sobre lo
ordinario. Seguir resultados tiene que ver con medir el trabajo que comenzaste. Con empezar y
terminar. Con cuidar incluso de las pequeñas zorras que pueden arruinar todo el viñedo. Con ser
diligente en conocer en detalle el estado de tus ovejas.
Es importante recordar que muchas de las ideas se caen en la implementación, por olvidar que lo
operativo es tan importante como lo estratégico. Los resultados hay que medirlos, seguirlos y
corregirlos. Tanto si te va bien, como si te va mal, tienes que preguntarte que fue lo que permitió
que eso suceda. La Biblia nos muestra, en varias ocasiones, la importancia de nuestras acciones
respecto a lo que nos fue dado para administrar y ministrar. Somos administradores de todo lo que
Dios nos da. En la parábola de los talentos, a uno se le dio cinco, a otro dos y a otro un talento. Y
cuando regreso el dueño de su viaje, llamo fiel a quien lo había multiplicado. Y negligente a quien
solo quiso conservarlo por temor. Vemos entonces, que no solo importa lo que tienes, sino lo que
haces con lo que tienes, y como generas mejores resultados con eso que te fue dado.
Por último, déjame recordarte que habrá dos grandes momentos en los que un proyecto pueda
fracasar; el inicio, cuando establecemos los objetivos, y el final, cuando controlamos lo que hicimos
y volvemos a comenzar. El seguimiento genera resultados extraordinarios.
“Asegúrate de saber cómo están tus rebaños; cuida mucho de tus ovejas”. Proverbios 27:23
“Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en
flor”. Cantares 2:15
“El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos
y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro solo mil, a
cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. El que había recibido las cinco mil fue en
seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras
dos mil. Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor.
Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que
había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me
encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil”. Su señor le respondió: “¡Hiciste bien,
siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la
felicidad de tu señor!” Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted
me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil”. Su señor le respondió: “¡Hiciste bien,
siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la
felicidad de tu señor!”
Después llegó el que había recibido solo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es
un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve
miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo”. Pero su señor le
contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo
donde no he esparcido? Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso
lo hubiera recibido con intereses. Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil.
Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará
hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar
de dientes”. Mateo 25: 14-30

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