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En el libro de Crónicas, vemos como el Rey David, pide 200 entendidos en los
tiempos (expertos en discernir lo que sucedía), que le ayuden en sus asuntos para
tomar decisiones antes de ir a la guerra. Con conocimiento de lo que Israel tenia
que hacer.
Y la verdad que si David, siendo Rey, nos deja bien en claro la necesidad de
obtener sabiduría en la multitud de consejeros, cuanto mas nosotros a la hora de
emprender los proyectos de Dios para nuestras vidas.
En las charlas siempre comparto que habrá dos cosas que determinaran
fuertemente tus próximos años: las personas con las que te relaciones, y la
información que consumas.
Esta primer clave tiene que ver con la necesidad entonces, de estar informado en
el área en el que DIOS te quiera mover en los próximos años. De tener un buen
diagnóstico de situación, antes de tu plan de acción para bendecir a otros.
“De Isacar: doscientos jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran hombres expertos en el
conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer”. 1 Crónicas 12:32
“En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte”. Proverbios 11:4
Es hora de que establezcas tus objetivos. Tenes que saber que este es el momento donde
muchas ideas se caen. Porque sabemos qué queremos, pero no logramos definirlo de una
manera clara que nos permita alcanzarlo. Entonces surge la frustración. Por eso quiero
recordarte que cuando escribas tus objetivos en oración, lo hagas considerando los cinco
aspectos que deben tener: específico, medible, alcanzable, realista y definido en el tiempo.
En caso contrario, tu proyecto solo será una hermosa expresión de deseo, difícil de
conseguir.
Pero ¿por qué es importante este punto? Porque la claridad que tengas respecto a las cosas
que quieras alcanzar, tener o ser en Dios, determinará en gran medida el logro de estas. Así
que, una vez que tu idea se convierte en un objetivo, con un tiempo de alcance, realista,
medible, específico y alcanzable estás en condiciones de encarar tu plan de acción, y no
antes.
“Jacob se estableció en la tierra de Canaán, donde su padre había residido como
extranjero. Esta es la historia de Jacob y su familia.
Cuando José tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño junto a sus hermanos, los hijos de
Bilhá y de Zilpá, que eran concubinas de su padre. El joven José solía informar a su padre
de la mala fama que tenían estos hermanos suyos. Jacob amaba a José más que a sus otros
hijos, porque lo había tenido en su vejez. Por eso mandó que le confeccionaran una túnica
muy elegante. Viendo sus hermanos que su padre amaba más a José que a ellos,
comenzaron a odiarlo y ni siquiera lo saludaban.
Cierto día José tuvo un sueño y, cuando se lo contó a sus hermanos, estos le tuvieron más
odio todavía, pues les dijo:
—Préstenme atención, que les voy a contar lo que he soñado. resulta que estábamos todos
nosotros en el campo atando gavillas. De pronto, mi gavilla se levantó y quedó erguida,
mientras que las de ustedes se juntaron alrededor de la mía y le hicieron reverencias. Sus
hermanos replicaron:
—¿De veras crees que vas a reinar sobre nosotros, y que nos vas a someter? Y lo odiaron
aún más por los sueños que él les contaba. Después José tuvo otro sueño, y se lo contó a sus
hermanos. Les dijo:
—Tuve otro sueño, en el que veía que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias.
Cuando se lo contó a su padre y a sus hermanos, su padre lo reprendió:
—¿Qué quieres decirnos con este sueño que has tenido? —le preguntó—. ¿Acaso tu madre,
tus hermanos y yo vendremos a hacerte reverencias?, Sus hermanos le tenían envidia, pero
su padre meditaba en todo esto”. Genesis 37:1-11
No hay nada más lindo que observar a un Dios planificador, detallista y con diseños increíbles desde el
génesis hasta el apocalipsis. Un Dios que tiene planes de bien y no de mal para darnos una esperanza. Que nos
señala el camino que debemos seguir. Un plan es un camino. Un plan te dará coherencia estratégica en todo lo
que hagas. Sera tu norte, tu mapa, lo que vas a mirar todo el tiempo para ver si estás sobre lo planeado o si te
saliste del rumbo. Es el cómo, que te permitirá avanzar sobre tus objetivos y alcanzarlos.
Una estadística global muestra que el 90% de los emprendedores no dedica tiempo para pensar lo estratégico
de su proyecto. Y la verdad es que, para darle forma a este desafío de emprender, cualquier idea o proyecto de
Dios, vas a necesitar un plan de acción que él te dé y tu trabajes.
Un libro que leí hace tiempo y te recomiendo, de Sullivan y Harper, dos generales retirados del ejército
americano, llamado "La Esperanza no es un Método”, enfatiza el rol clave de la planificación, la estrategia y
la táctica. Y la verdad que es cierto, que con sólo esperar no ocurren las cosas. Hay que salir a buscarlas todos
los días, según el plan trazado.
Porque quién de nosotros que desee construir, primero no calcula los costos, para ver si tiene lo suficiente
para concluir el proyecto. Planificar es parte de la manera de proceder de Dios.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11
“Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el
camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma”. Salmos 143:8
“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a
calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?”. Lucas 14:28