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EL GRAN DESPERTAR

Entonces vinieron aquellos días de la cual la biblia hablaba. Tiempos en donde la peste y la maldad se
multiplicaron, tiempos en donde el corazón de muchos se enfrió. Y he aquí un varón temeroso de Dios
predico el evangelio del reino en todo el mundo porque así se le había revelado y entonces vino el fin.

Mujeres con sus hijos, hermanas, nietos y pocos Padres de familia subían a la montaña para prepararse para
la venida de nuestro Señor, tal y como se lo había revelado al varón. Tenían que ascender a lo más alto, huir
a los montes para recibir al esposo y no volver atrás para tomar algo de sus casas.

Las personas que subían tenían un sentimiento de incertidumbre, de que es lo que va a pasar y sí realmente
serian salvos. Se preguntaban si realmente estaban haciendo lo correcto o si debían haberse quedado en sus
casas. Y aún, a pesar de sus dudas y de que el camino era rocoso y difícil de subir siguieron en el camino,
subiendo y animándose unos a otros para poder llegar a la cima de la montaña y poder entrar en esa puerta
estrecha y angosta por donde les abriría el esposo.

Y en aquellas horas se llenó el espacio en la cima de la montaña, entonces empezaron a murmurar algunos,
se levantaron voces diciendo: “Que hacemos aquí, si en verdad vendría el esposo, no nos dejaría aquí tanto
tiempo” Y se empezaron a retirar. El varón de Dios se dio cuenta de ello y dijo: El que persevere hasta el fin,
este será salvo. ¿Que más señales se necesita para ver que ha llegado la gran tribulación y que el esposo
esta cerca? Sean prudentes y velad en la puerta. Así como el Señor abrió camino en el mar rojo así mismo
abrirá un espacio entre las montañas para velar. Dios tenga misericordia de cada uno de nosotros y nos haga
llegar hasta el fin.

Fue entonces donde hubo un gran despertar en los escogidos, en que no se sabe el día, ni la hora en que
habrá de venir. Por tanto, nosotros tenemos que estar preparados, por que algo que si sabemos y tenemos
certeza, es que sí vendrá y vendrá pronto y se pueda cumplir su palabra que dice: “Bienaventurado aquel el
siervo al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así”

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