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Andrés Villadiego
La política monetaria Venezuela ejercida durante los últimos años, se ha caracterizado por dos
facetas contradictorias que impiden la estabilización de la moneda y de los precios. Por un lado a
través del financiamiento monetario tanto el gobierno central como de PDVSA, se ha propiciado
una creciente presión al alza sobre los precios, incluyendo el precio de las divisas, y por el otro,
se ha tratado de revertir esta tendencia alcista aplicando un régimen de encaje legal muy
restrictivo para el sistema financiero lo cual se refleja en una reducción importante de la
intermediación financiera, con los efectos sobre la actividad económica que ello conlleva. Hay
que recordar que el encaje legal es un porcentaje de los depósitos recibidos por cada entidad
financiera que por disposición de la autoridad monetaria (BCV), no puede ser utilizado para
operaciones crediticias.
La enorme masa de liquidez monetaria que es liberada semanalmente tras la aplicación de esta
resolución es la explicación de la reciente alza de la cotización del dólar tanto en el mercado
paralelo como en su marcador oficial, el cual ha experimentado una variación del 18% en apenas
dos semanas desde la puesta en práctica de la medida. Mientras el gobierno nacional realiza
intentos por “aliviar” la situación de la banca y generar condiciones para la recuperación de
algunos sectores económicos, el efecto inmediato para el grueso de la población trabajadora ha
sido una más acelerada pérdida de su capacidad adquisitiva.
Es previsible que la liberación de una importante suma de liquidez al sistema financiero será
utilizada para la adquisición de divisas acelerando el proceso de dolarización, ya que tanto el
sector industrial, como el comercial y de servicios, han dolarizado la fijación de precios,
mientras que el sector bancario ha aumentado sus captaciones en divisas. Pero mientras se busca
favorecer a la burguesía, un importante sector de la clase obrera sigue condenada a un ingreso
mínimo que se ubica por debajo de un dólar al mes, dejando evidencia el carácter antiobrero de
la política económica que implementa el ejecutivo nacional.