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En Realidad,

¿Qué Pasó En El Año 70 d.C.?

A la mayoría de nosotros nos hace falta repasar la historia del primer siglo. Ocurrieron ciertos
eventos importantes de los cuales casi nunca se escucha nada. Y menos nos damos cuenta de su
significado. En el año 66 d.C., los judíos se rebelaron contra Roma. Hubo muchos factores que
contribuyeron a esa insurrección. Hay quienes culpan a los Romanos y otros a los Judíos por lo
que pasó. Los romanos llegaron a pacificar la rebelión y ya para el verano de 70 d.C. capturaron
a la ciudad de Jerusalén y dieron fin a la sedición. Quemaron la ciudad junto con su templo.

Jesús había anunciado todas estas cosas unos 40 años atrás. Todas sus predicciones fueron
cumplidas. La nación judía y su sistema de sacrificios fue totalmente desmantelado y el pueblo
nunca ha podido reestablecerlos en una forma permanente. Muchos rabinos hablan del año 70
como “el fin del Judaísmo bíblico”. Y además, esta fecha es de importancia para los cristianos.

Los cristianos eran considerados como una secta del Judaísmo. Los Judíos de las otras sectas
(Fariseos, Saduceos, Esenios etc.) los persiguieron severamente en un intento de dar fin al
movimiento antes de que se estableciera firmemente. Pero el año 70 cambió todo esto. Después
de ese año, los cristianos ya no fueron considerados como una secta cualquiera del Judaísmo.
Los judíos de todas las sectas habían tomado parte en la rebelión, pero no los cristianos.
Acordándose de las profecías de Jesús y su instigación de no tomar parte en los sucesos del
tiempo, los cristianos huyeron al otro lado del Río Jordán, a Pella. Por el hecho de no haber
tomado parte en el levantamiento, se distanciaron de los judíos. Los cristianos estaban
construyendo un imperio espiritual y no físico, un punto que debemos recordar ahora cuando los
Sionistas buscan nuestro apoyo.

Siendo que resultó imposible guardar la ley después de la desolación, la controversia en torno a
la circuncisión y el guardar la ley se apagó casi de inmediato. La nación Judía fue de tal manera
destruida que nunca jamás llegó a ser tan fuerte como para convertirse en una amenaza para los
seguidores de Cristo.

La destrucción de Jerusalén en verdad demostró que el Reino había sido quitado a la nación
Judía y dado a los seguidores de Cristo (vea Mat.21:33-43). Esta catástrofe sirvió como
testimonio para aquella generación a la que perteneció Jesús. Además, demostró que Dios no se
interesaba en un imperio físico para el judío, sino en el reino espiritual de Jesús sobre todos los
pueblos. Jesús dijo a los que le crucificaron que verían con sus propios ojos una prueba de que Él
era el Mesías (Mat.26:63,64). La vindicación de sus palabras ocurrió en el año 70 cuando la
nación Judía fue destruida. Los judíos de aquella generación debieron haber sido
extremadamente inicuos para que fueran destruidos por Dios de esa manera. Su destrucción fue
una noticia escandalosa aún para el mundo Romano también. Esa desgracia estableció
definitivamente a los seguidores de Cristo como El Verdadero Israel de Dios.

La devastación fue mucho más significativa de lo que la mayoría de nosotros entendemos. No


sólo predijo Jesús que esa destrucción vendría sobre su generación, sino que también predijo su

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“venida” y “el fin de la edad” (Mat.24:3). Todas esas cosas iban a suceder a aquella generación
del primer siglo. Estudien cuidadosamente los pasajes siguientes y noten su referencia al tiempo
del retorno de Jesús: Stgo.5:8ss; 1Ped.4:7; Mat.10:23; 16:27ss; Rom.13:11ss; Heb.10:37;
1Jn.2:18; Apoc.1:1,3; 22:6, 7, 10, 12,20. Estos versículos, así como otros, ponen en claro que
Jesús iba a retornar en esa generación. Aquella venida de Cristo que nosotros comúnmente
llamamos “la segunda”, aconteció en aquella generación cuando Jerusalén fue destruida
(Heb.9:26-28). Este texto indica que nuestro Señor iba a aparecer en otra ocasión sin relación
con el pecado, (no como sacrificio por el pecado), sino para salvar a los que estaban esperándolo
ansiosamente, y para juzgar a aquellos que lo habían rechazado y se rebelaron (Heb.10:25-37).
Estas declaraciones de la inminencia del retorno de Cristo no pueden ser tomadas de otra manera
sin atacar la integridad del Nuevo Testamento. Para ver más pasajes que enseñan que el regreso
de Cristo iba a suceder en el primer siglo, consulte el Apéndice 1 (pág.xx).

El libro del Apocalipsis describe los horrores que cayeron sobre los judíos durante su guerra con
Roma (66-70 d.C.). La batalla de Armagedon ocurrió en el 70 d.C., cuando Dios usó al ejército
Romano para poner fin a la persecución de los cristianos por parte de los Judíos. El libro del
Apocalipsis, como los demás libros del Nuevo Testamento, fueron escritos antes de la
destrucción de Jerusalén, y los carismata (el hablar en lenguas, escrituras inspiradas, etc) parecen
haber desaparecido para el año 70. Todo lo que necesitamos saber acerca del Reino había sido
revelado ya para ese tiempo. El estado inmaduro de la Iglesia dio lugar al de madurez
(1Cor.13:8ss). El Reino había sido ya plenamente establecido bajo el control de Cristo, y Sus
enemigos, los que lo negaron y habían perseguido a sus seguidores, fueron entonces destruidos.
Todas las profecías del Viejo Testamento tocante al Reino y la venida de Cristo fueron
cumplidas (Luc.21:22,31).

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