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CAMINO AL MAR

( Autor: Xavi Gaviola)


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Roles:
Sadhu (el maestro)
Kanai (el discípulo)

La escena transcurre en la plaza de un pueblo solitario.

ESCENA UNO

Kanai llego solo a la plaza del pueblo, en ella no había nadie. Pero de pronto, de la
nada surgió ante él un forastero que lo impresiono por su forma de actuar.

Sadhu: ¡Oh hombre! ¡Presta atención!


¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad!»

Sadhu: (dirigiéndose al hombre de la plaza) En la soledad vivías como en el mar, y el


mar me llevaba. ¿Quieres bajar a tierra? ¿Quieres volver a arrastrar tú mismo tu cuerpo?
«Yo amo a los hombres.»
Ahora amo a Dios: a los hombres no los amo. El hombre es para mí una cosa demasiado
imperfecta. El amor al hombre me mataría. Llevo a los hombres un regalo.» como una
meditación aunque sería mejor que les quites alguna cosa, así apreciarían mas. Solo hay
que darles una limosna, y deja que además la mendiguen!
¿A que te dedicas buen hombre?

Kanai: Hago canciones y las canto; y, al hacerlas, río, lloro y gruño: así alabo a Dios.
Cantando, llorando, riendo y gruñendo alabo al Dios que es mi Dios. Mas ¿qué regalo
es el que tú nos traes?

Sadhu: Yo enseño el superalma. El ego es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis
hecho para superarlo? ¿Conoces el mar?

Kanai: ¿El Mar? ¿Tú conoces el mar?

Sadhu: He ido muchas veces al mar no está lejos, sólo queda a cien kilómetros de
distancia, pero tendrás que caminar.
Kanai: Salieron del pueblo y en el primer cruce, surge en él un pensamiento: en voz
alta “¡Por Dios, cien kilómetros, y sólo tengo dos pies! Esto me va a matar. Estoy
pidiendo lo imposible. Nunca he caminado cien kilómetros, y no hay carretera…”. El
camino es estrecho, de montaña, sólo para caminantes y también peligroso, “Vale la
pena esperar a que amanezca. Al menos habrá luz y veré mejor; de otro modo me
despeñaré en algún punto de este estrecho sendero y desapareceré sin ver el mar sería el
final, simplemente. ¿De qué sirve suicidarse?”.

Sadhu: Riendo No has escuchado el viejo refrán? Nadie es capaz de dar dos pasos al
mismo tiempo. Sólo puedes dar un paso a la vez: los poderosos, los débiles, los jóvenes,
los viejos; no importa. Y el refrán continúa: “solamente paso a paso puede un hombre
recorrer diez mil kilómetros”, ¡y este camino sólo tiene cien! No seas estúpido. Además,
¿quién te está diciendo que sigas sin parar? Puedes tomarte tu tiempo. Éste es uno de los
valles más hermosos y ésta es una de las más hermosas montañas, y los árboles están
llenos de frutos, frutos que a lo mejor ni siquiera has probado. De todas maneras, yo me
dirijo allí. Puedes venir conmigo. He hecho este camino miles de veces; además tengo
por lo menos cuatro veces mas experiencia que tú. ¡Levántate!

muy autoritario “¡Levántate!”, Dame tus cosas. Eres inexperto; cargaré con tus cosas.
Tú sólo sígueme y ya descansaremos tanto como quieras.

Kanai: Hemos recorrido sin problemas los cien kilómetros y hemos llegado al final del
sendero.

Sadhu: Cree que tú no tienes que nadar sino flotar en el río, simplemente debes permitir
que el río te lleve a donde va, porque cada río llega finalmente al mar. Así que no te
preocupes; llegarás al mar. No hay necesidad de estar tenso. Tal como el agua, sigue y
sigue fluyendo sin manuales, sin mapas, sin reglas, sin disciplina… pero de una forma
un tanto extraña, muy humildemente, porque siempre está buscando la posición más
baja en todas partes. Nunca va cuesta arriba. Siempre va cuesta abajo, pero llega al mar,
a su propio origen. Ahora empieza el recorrido.

Kanai: ¿Qué? Pero si yo creía que después de caminar estos cien kilómetros la ruta
había terminado.

Sadhu: Así es precisamente como los maestros han estado hablando a la gente Pero la
realidad es ahora: desde este punto, desde esta atmósfera, comienza una ruta de mil y un
kilómetros. Y no te voy a engañar, porque después de mil y una millas te encontrarás
con otro anciano, posiblemente yo, que te dirá: “Ésta es sólo una parada, continúa”. El
mensaje indica continuar. El recorrido mismo es la meta. Es infinito. Es eterno.
ESCENA DOS

Sadhu como un profeta habla a una multitud imaginaria

Sadhu: Vosotros, jueces y sacrificadores, no queréis matar hasta que el animal haya
inclinado la cabeza? Mirad, el pálido delincuente ha inclinado la cabeza: en sus ojos
habla el gran desprecio. «Mi yo es algo que debe ser superado: mi yo es para mí el gran
desprecio del hombre»

Kanai: ¿A quién le hablas?

Sadhu: ¿A quien le hablo?, pues al mundo, detrás de cada cortina hay alguien que
escucha mi mensaje aunque tiene miedo de aceptar un maestro. No hay redención
alguna para quien sufre tanto de sí mismo, excepto la muerte rápida. Vuestro matar,
jueces, debe ser compasión y no venganza. ¡Y mientras matáis, cuidad de que vosotros
mismos justifiquéis la vida! No basta con que os reconciliéis con aquel a quien matáis.
Vuestra tristeza sea amor.

Kanai: Con tanta vehemencia solo alejáis a la gente, a mi lo que me interesa es llegar al
mar. ¿Cuándo partiremos?

Sadhu: No me cortes la inspiración.

Kanai: ¿Estás hablando en serio?

Sadhu: Cuando la verdad se realiza completamente, entonces llegas a saber que la


belleza era sólo una función de la verdad. Dondequiera que existe la verdad existe la
belleza: esa es una sombra de la verdad. Cuando la verdad es vista a través de velos, es
belleza; cuando la belleza está desnuda, es verdad.

Kanai: Todo muy bello, pero si sigues hablando al aire nunca llegaremos al mar y a mí
solo me interesa llegar al mar, por eso te he seguido aun sabiendo que el camino mismo
era muy peligroso.

Sadhu: Es solo un camino

Kanai: ¿Eres un Poeta o un místico?

Sadhu: la diferencia entre el poeta y el místico no es muy grande. El poeta se está


acercando; el místico ha llegado. Para el poeta sólo hay vislumbres de la verdad; para el
místico la verdad se ha convertido en su propia vida. El poeta sólo es transportado
algunas veces al mundo de la verdad y luego vuelve a caer. Para el místico la verdad se
ha convertido en su morada: él vive en la verdad.

Kanai: ¿Qué?

Sadhu: ¿Qué de qué?

Kanai: Que no sé lo que dices, a veces vas muy rápido y no alcanzo a digerir.
Sadhu: Los poetas están muy cerca de lo religioso. Los pensadores, los filósofos, los
razonadores, los teólogos, los científicos están muy lejos: la totalidad de su enfoque es
verbal. El enfoque poético es existencia y el enfoque del místico es existencial por
excelencia: es absolutamente existencial.

Kanai: Dijiste 100 kilómetros y ahora dices 1000 kilómetros, que si seguimos el rio
llegaremos al mar, todos los ríos van al mar que es su origen. Eso dijiste.

Sadhu: quiero decir “existir en el camino”, y existir de tal forma que el camino y tú no
sean dos cosas. Esta existencia es una; no estamos separados de ella. La separación, la
idea de separación es muy ilusoria. Estamos unidos entre todos; somos una totalidad.
No somos islas, somos un continente. Tú estás en mí, yo estoy en ti. Los árboles están
en ti, tú estás en los árboles. Es un todo interconectado.

Kanai: Quizás si nos separamos llegaremos más rápido al mar, solo tenemos que seguir
el rio. Descansare cada cierto tiempo y nos reencontraremos.

Sadhu: No podemos separarnos.

Kanai: ¿Por qué? Alguna vez me separe

Sadhu: Nacimos para estar juntos.

Kanai: La gente se separa, yo me separe y sufrí mucho.

Sadhu: Estabas apegado.

Kanai: No sé si era apego, pero sufrí tanto que cuando lo recuerdo mi pecho se contrae y
vuelvo a sentir lo mismo otra vez.

Sadhu: Si no te liberas del pasado, él vive en el presente.

Kanai: Si no lo has vivido no lo comprendes.

Sadhu: Es difícil ponerse en el lugar del otro.

Kanai: Pero nosotros deberíamos separarnos:

Sadhu: La separación no es posible. La idea misma de separación es el obstáculo. La


idea de separación es lo que llamamos ego. Si estás en el ego no estás en el camino, no
estás en el Tao. Cuando se abandona el ego estás en una “existencia sin ego”, vivir
como parte de este todo infinito y no vivir como una entidad separada.

Kani: Pasado, futuro, estamos conectados, ésta es la dimensión del tiempo. Y luego, en
el espacio tú estás conectado con todo. Esos árboles, el sol, la luna, las estrellas… estás
conectado con todo. Si el sol deja de existir o se enfría, como un día tiene que suceder,
porque la energía se está disipando cada día…si todo eso. Pero te he preguntado algo
muy simple. Viajamos juntos o separados. Creo que no tienes capacidad de darme una
respuesta concreta. ¿Alguna vez estuviste en el mar?
Sadhu: ¿Cómo?

Kanai: ¿Alguna vez estuviste en el mar? No sé si eres un maestro o eres un lunático, no


sé si conoces el mar o solo es tu imaginación. Asi pasa con muchos hombres, se creen
sus mentiras. El ser humano sirve de alimento para la luna; la luna se alimenta del
hombre, de la consciencia del hombre. Algo de verdad hay en ello, porque la luna llena
enloquece a las personas. Por eso a los locos se les llama lunáticos, chiflados. Un
lunático está chiflado. El océano se agita. Existe la posibilidad de que el ser humano
también se agite en la noche de luna llena, porque el noventa por ciento del ser humano
es océano y nada más. Un noventa por ciento de ti es simplemente océano; tú estás
hecho de océano. El noventa por ciento es agua, y esta agua tiene las mismas sales que
el océano, exactamente en la misma proporción. Por tanto, cuando se alborota el
océano, algo debe estar sucediendo también en tu cuerpo. Dentro de ti, un noventa por
ciento es océano; algo debe estar alborotándose. Los poetas dicen que escriben
hermosas poesías en la noche de luna llena; los animales dicen que algo se vuelve
tremendamente romántico en esas noches. Además, es un hecho bien establecido en la
actualidad, que más gente se vuelve loca en las noches de luna llena que en cualquier
otra noche. Son pocos los que enloquecen en las noches sin luna, mientras que hay un
gran número de personas que se vuelven locas cuando hay luna llena.

Sadhu: Debemos buscar un lugar donde dormir.

ESCENA TRES

Kanai: Estoy cansado como si no hubiera dormido y tengo mucha hambre. Tendremos
que buscar algo para llenar el estómago.

Sadhu: Cuando los animales tienen hambre, matan, pero no matan por jugar, no matan
por diversión; no están interesados en el hecho de matar. Por supuesto tienen interés por
la comida; no hay nada erróneo en ello. El hombre mata sin razón alguna.

Kanai: No digo matar, solo digo buscar algo para comer.

Sadhu: Toda la existencia es igual. Los árboles y las rocas, los animales, los pájaros, los
hombres, las mujeres y Dios; todos compartimos la totalidad de la existencia en
igualdad de términos. Cuando ves esta tremenda igualdad, esta unicidad, te sientes
alegre; y tu alegría no tiene motivo, es inmotivada.

Kanai: yo hablo de comida, ¿tú de que hablas? Recuerda siempre que el menú no es la
comida. Puedes estudiar el menú una y otra vez: no te servirá de mucho. Tendrás que
comer, tendrás que masticar, tendrás que digerir. Tendrás que estar conectado
existencialmente con tu comida, tendrás que absorberla dentro de tu ser y hacerla parte
de él. No será de ayuda que estudies solamente el menú o el libro de recetas de cocina.
El erudito no hace más que estudiar el menú: el erudito sigue siendo una de las personas
más hambrientas que hay en la vida. Nunca ha vivido, nunca ha amado, nunca se ha
arriesgado. Busquemos algo para comer y sigamos, faltan muchos kilómetros y yo
quiero ir al mar. Nunca estuve en el mar.

Sadhu: ¿Sabes de qué tamaño es el mar?

Kanai: ¿Será unas diez veces mi laguna?

Sadhu: Mas, mas, mucho más.

Kanai: ¿Unas cien veces mi laguna?

Sadhu: Mas, mas, mucho más.

Kanai: Estás loco, estoy hablando de cien veces mi laguna, eso es mucho.

Sadhu: ¿Siempre estuviste buscando la verdad? ¿Es eso lo que te mueve a conocer el
mar? Quieres saber que hay más allá de la montaña.

Kanai: Siempre estuve buscando conocimiento. Siempre estuve buscando a alguien que
le pudiese decir algo, siempre estuve dispuesto a tomar conocimiento prestado. Siempre
he actuado de esta manera.

Sadhu: Tú estás aquí, me estás escuchando. Ahora bien, hay dos únicos puntos de vista
posibles. Si me estás escuchando y llegas a interesarte cada vez más en lo que estoy
diciendo y empiezas a acumularlo, entonces eres un buscador. Pero si al escucharme
llegas a darte cuenta de la consciencia que está dentro de ti y te llegas a interesar por
ella y surge esta profunda interrogación: “¿Quién soy yo?”… No se trata de que repita
las palabras “¿quién soy yo?”, sino de que surja una búsqueda, una interrogación
profunda, una pasión por saber: “¿Quién está en esta consciencia que hay en mí? ¿Qué
es esta consciencia que hay en mí? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Qué cualidad tiene? ¿De
dónde viene? ¿Hacia dónde va?”…

Kanai: Si eso es lo que busco, quiero saber, me imagino que al llegar a la inmensidad
del Mar, muchas respuestas vendrán solas a mí.

Sadhu: Nadie te puede proporcionar el conocimiento. No es un objeto que se puede


transferir. Tienes que llegar a ser eso, tienes que crecer en sabiduría; es una
transformación interior. El conocimiento es algo que vive en tu interior y aflora cuando
te lo recuerdan. No aprendes nada del exterior, todo está dentro de ti, solo despiertas
cuando recuerdas lo que ya sabes.

Kanai: ¿Te conoces a ti mismo? ¿Sabes lo que es el amor? ¿Sabes lo que es la vida? El
ser humano, sin embargo, continúa fingiendo que sabe, porque es muy doloroso sabes
que no se sabe, es muy estremecedor para el ego saber que no se sabe. El ego finge, el
ego es el mayor farsante que existe; finge…
Sadhu: Si, finge. No sabe que el conocimiento real está dentro de él. Debes aprender. El
aprendizaje implica que tú estás dispuesto a jugarte la vida. El aprendizaje implica que
tú no sólo eres un estudiante sino un discípulo. El aprendizaje implica que no preguntas
por capricho solamente; tú estás dispuesto a adentrarte en ello a cualquier costo. Tú
estás listo a pagar por ello; no es sólo una distracción.

Kanai: ¿Una distracción?

Sadhu: Debes aprender.

Kanai: He vivido como he querido vivir. Nunca he permitido que nadie me enrede.
Acertado o equivocado, bien o mal, tontamente o sabiamente, he vivido como he
querido vivir. No siento arrepentimiento. No puede haber arrepentimiento alguno. Ésta
es la manera en que quería vivir, ésta es la manera en que he vivido. Y la vida me ha
permitido vivir como quería vivir.

Sadhu: Mira a lo lejos, parecen árboles frutales, vamos ahí que podremos saciar nuestra
hambre, luego nos relajaremos un poco y seguiremos caminando.

Kanai: si vamos

Y desaparecen de la escena

ESCENA CUARTA

Kanai: Llevamos diez días caminando y este rio parece interminable.

Sadhu: Parece interminable, pero ya sabes, todos los ríos van al mar.

Kanai: Los higos caen de los árboles, son buenos y dulces; y, conforme caen, su roja
piel se abre. Un viento del norte soy yo para higos maduros.

Sadhu: La voz de la belleza habla, sólo se desliza en las almas más despiertas.
Suavemente vibró y rió hoy mi escudo; éste es el sagrado reír y vibrar de la belleza. De
vosotros, virtuosos, se rió hoy mi belleza. Y así llegó la voz de ésta hasta mí: « ¡Ellos
quieren además ser pagados!» ¡Vosotros queréis ser pagados además, virtuosos!
¿Queréis tener una recompensa a cambio de la virtud, y el cielo a cambio de la tierra, y
la eternidad a cambio de vuestro hoy?

Kanai: ¿De qué Hablas?


Sadhu: ¿Cómo? ¿No puedes entender? Te irritáis conmigo porque enseño que no existe
ni remunerador ni pagador? Y en verdad, ni siquiera enseño que la virtud sea su propia
recompensa.

Kanai: A veces me cuesta seguirte, vas muy rápido.

Sadhu: Todos los secretos de vuestro fondo deben salir a luz; y cuando vosotros yazgáis
al sol hozado y destrozado, entonces también vuestra mentira estará separada de vuestra
verdad.

Kanai: Ilumíname, pero hazlo más tranquilo.

Sadhu: Pues ésta es vuestra verdad: sois demasiado limpios para la suciedad de estas
palabras: venganza, castigo, recompensa, retribución. Vosotros amáis vuestra virtud
como la madre a su hijo; pero ¿cuándo se ha oído decir que una madre quisiera ser
pagada por su amor?

Kanai: Yo no tengo madre

Sadhu: Muchos son incapaces de ver lo elevado en los hombres llaman virtud, al ver
ellos muy de cerca su bajeza, así llaman virtud a su malvada mirada.

Kanai: Los higos caen de los árboles, son buenos y dulces; y, conforme caen, su roja
piel se abre. Un viento del norte soy yo para higos maduros.

Sadhu: Lo que tiene causa nunca es eterno, aquello que tiene causa es temporal. Cuando
la causa desaparece, aquello desaparece, es un subproducto.

Kanai: ¿Yo desapareceré?

Sadhu: Lo que no tiene causa va a estar por siempre jamás, porque no hay nada que
pueda destruirlo. Tu cuerpo morirá; tiene una causa, el encuentro de tu padre con tu
madre ha sido la causa. Tu cuerpo morirá: tuvo su causa un día. Tiene una cierta
energía, un cierto período de vida, luego se terminará. Cada día estás muriendo; un día
simplemente desaparecerás bajo la tumba.

Kanai: Triste ¿no? ¿Y no hay nada más? Si al menos pudiera conocer el mar, eso me
daría mucha felicidad, solo he escuchado acerca de él, que es la fuente de todo, pero no
sirve si no lo has visto.

Sadhu: ¡Desconfiad de todos aquellos que hablan mucho de su justicia! En verdad, a sus
almas no es miel únicamente lo que les falta. Y si se llaman a sí mismos «los buenos y
justos», no olvidéis que a ellos, para ser fariseos, no les falta nada más que ¡poder!

Kanai: Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido.

Sadhu: Bueno y malo, y rico y pobre, y elevado y minúsculo, y todos los nombres de los
valores: ¡armas deben ser, y signos ruidosos de que la vida tiene que superarse
continuamente a sí misma!
Kanai: Es de noche, ahora hablan más fuerte todos los surtidores. Y también mi alma es
un surtidor. Es de noche, sólo ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y
también mi alma es la canción de un amante. En mí hay algo insaciado, insaciable, que
quiere hablar. En mí hay un ansia de amor, que habla asimismo el lenguaje del amor.

Sadhu: Vivo dentro de mi propia luz, yo reabsorbo en mí todas las llamas que de mí
salen. No conozco la felicidad del que toma; y a menudo he soñado que robar tiene que
ser aún más dichoso que tornar.

Kanai: Es de noche: ¡ay, que yo tenga que ser luz! ¡Y sed de lo nocturno! ¡Y soledad!

Sadhu: Es de noche: ahora, cual una fuente, brota de mí mi deseo, hablar es lo que
deseo.

Sadhu: Es de noche: ahora hablan más fuerte todos los surtidores. Y también mi alma es
un surtidor

Kanai: Es de noche: ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y también
mi alma es la canción de un amante.

Silencio y pausa

Kanai: llevamos diez días caminando y este rio parece interminable.

ESCENA QUINTA

Kanai: El sol apareció por el oriente y el rio va hacia el sur, si siguiéramos en línea recta
¿no llegaríamos más rápido al mar?

Sadhu: Y si el rio va hacia el sur ¿no es que el mar está más cerca sin pensar donde
amanece? El rio sabe dónde va.

Kanai: Deberíamos ir en línea recta.

Sadhu: Como un ciego recorrí en otro tiempo caminos bienaventurados: entonces


arrojaron inmundicias al camino del ciego: y él sintió náuseas del viejo sendero de
ciegos. Los no sabios, son como el río sobre el que avanza flotando una barca y en la
barca se asientan solemnes y embozadas las valoraciones.

Kanai: Solo te he seguido porque dijiste que conocías el mar. Es mi único deseo, sé que
ahí está la fuente de todo. Si no puedo ir, no vale la pena el viaje.
Sadhu: La filosofía es enemiga de la verdad, y cuando digo filosofía, me refiero a toda
filosofía, la mía incluida, porque la filosofía crea una cortina de palabras que no te deja
ver la realidad como es. Distorsiona la realidad, interpreta la realidad, adorna la
realidad, esconde la realidad, oculta la realidad…

Kanay: Mucha filosofía hay en tus labio y no veo mar.

Sadhu: La filosofía es la verdad.

Kanai: La verdad está desnuda, la verdad está en todas partes, la verdad está adentro y
afuera, y las únicas barreras son las palabras, las teorías, las teologías que has
aprendido. Ellas no te permiten ver lo que es, se cruzan en el medio; son los prejuicios.

Sadhu: Tarde o temprano, el que indaga verdaderamente llega a aquel gran momento de
comprensión en el que se siente harto, cansado, cansado de toda la tontería que sigue
produciéndose con el nombre de pensamiento.

Kanai: Si yo te digo “Ve y mira las rosas del jardín”, y tú en vez de ir al jardín vas a la
biblioteca y estudias las rosas, eso es estudiar. Es algo que da vueltas sobre lo mismo
una y otra vez; nunca toca el punto verdadero. Basta de teorías y basta de estudios. He
estudiado todo lo que se puede estudiar. Me he convertido en un respetable hombre
instruido, tu discípulo más cercano, pero eso no es satisfactorio. Ayúdame a llegar al
Mar.

Sadhu; Te ayudare.

Kanai: No hay un mañana.

Sadhu: El mañana nunca llega; por su misma naturaleza no puede llegar. El futuro
nunca llega porque siempre lo que llega es el presente. Siempre es ahora, y ahora, y
ahora. Dondequiera que vayas a estar, será aquí y ahora.

Kanai: Aquí y ahora.

Sadhu: Si, siempre es ahora.

Kanai: La vida es lucha, así que no pidas descanso. El descanso se produce, ciertamente,
pero ahora no, nunca se produce ahora. Mira hacia delante… mira siempre hacia
delante, no mires aquí, ahora. No mires ahora, en el momento, vive para el futuro y
sacrifica el presente” mi meta es llegar el mar, no puedo quedarme en el presente, si lo
hiciera no habría salido de mi pueblo.

Sadhu: En el primer camino uno tiene que observar para que el ego no surja.

Kanai: Hablamos del ahora.

Sadhu: En el segundo camino uno tiene que observar para no acostumbrarse al


aletargamiento.
Kanai: Sacrificar el presenta.

Sadhu: Si se evitan estas dos trampas entonces tú puedes llegar por ambos caminos, el
afirmativo y el negativo. Hay gente que ha llegado a través de los dos, así que no es un
asunto de llegar, sino de cuál va a ser más fácil, más adecuado a tu naturaleza interior;
elige ese.

Kanai: ¿Estamos hablando de lo mismo?

Sadhu: ¿Qué?

Kanai: Digo estamos hablando de lo mismo.

Sadhu: Todo tiene un sentido.

Kanai: Ya lo creo, pero a veces me pierdo. No sé si hablamos de nuestro viaje al mar o


de tu viaje mental.

Sadhu: No hay diferencia. Mientras viajamos al mar viajamos en nuestras mentes. Te


contare algo que es muy importante. Tú tienes un deseo, tienes una ambición. Muchas
cosas se han quedado sin satisfacer. Tú quisieras satisfacerlas por medio de tu hijo. El
hijo no es otra cosa que la personificación de tu ambición. Tú querías ser un maestro,
pero no pudiste hacerlo; te gustaría serlo en la forma de tu hijo. Por eso ha surgido la
idea, ha surgido el pensamiento. Han pasado treinta años, y de repente algo sale a la
superficie. Nada es repentino, nada deja de ser causado en la mente. Si algo surge, esto
quiere decir que hay algo en ello; no se le puede llamar simplemente una estupidez y
dejarlo. Hace treinta años alguien te insultó y todavía no lo has dejado pasar. La herida
todavía duele. Te sientas en silencio y la herida sale a la superficie. Ocupado en las mil
y unas cosas del mundo, tú lo olvidas, pero cuando no estás ocupado, ha herida se abre.
La herida empieza a enviarte mensajes: “Haz algo al respecto. Todavía no hago daño.
Todavía no he sido curada. ¡Haz algo al respecto!”. ¿Cuántas veces la herida se te ha
manifestado, y cuántas veces has decidido vengarte o hacer algo? Y el dolor de la herida
regresa una y otra vez, y todavía tienes el deseo de vengarte del enemigo que te ha
insultado. Esto no concierne al pensamiento, concierne al deseo. Analiza tus
pensamientos y siempre hallarás que son los sirvientes y que en algún lugar oculto está
el amo, protegido por los sirvientes. Mata al amo y los sirvientes desparecen. Si
continúas matando a los sirvientes nada pasará: el amo seguirá trayendo nuevos
sirvientes. Mientras el amo esté vivo seguirá trayendo nuevos sirvientes. Tú podrás
seguir matando a los viejos; él proporcionará otros nuevos. Los pensamientos nunca se
detienen por sí mismos. Sólo se detienen cuando la mente que desea desaparece. Éste es
el significado de “lo mejor es estar quieto”. Esa es la forma de decir “no desees”. Por
eso se dice incluso el deseo de conocer, de llegar a algo, es una barrera. Permanece
quieto, simplemente, sin deseos, como si nada se tuviera que hacer, como si nada fuera
a suceder. Mantén una carencia absoluta de esperanzas, porque la esperanza no es otra
cosa que un nombre nuevo para el deseo. La esperanza es el deseo con un nombre
hermoso. El deseo como nombre es un tanto feo, el deseo es algo un tanto desnudo,
expuesto. La esperanza es un deseo vestido. Permanece sin esperanza. Nada va a pasar.
Nunca sucede nada. No hay futuro, así que abandona toda ambición. Sólo existe este
momento, así que no corras de aquí para allá. No tiene sentido, es de neuróticos, es de
locos. Sólo relájate en este momento; simplemente se. Éste es el significado de “lo
mejor es estar quieto…”.

Kanai: ¿Tú dices eso porque no sabes el camino?

Sadhu: No, es más complejo, ¿quieres que te lo repita?

Kanai: Mira, ¡es el mar!

Sadhu: ¿Dónde?

Kanai: Allá a lo lejos al final del horizonte.

Sadhu: No, es solo el cielo.

Kanai: Pareciera el mar.

Sadhu: No, es solo tu deseo.

Kanai: Deberíamos estar cerca, hemos caminado tanto, primero eran cien Kilómetros,
después eran mil. Es un camino interminable.

Sadhu: Como el conocimiento.

Kanai: Te hablo del mar.

Sadhu: Es el camino lo importante no el fin.

Kanai: Pero ya estoy cansado, necesito descansar. Si al menos pudiera saber ¿cuánto
falta?

Sadhu: Cuanto mayor el sacrificio, mayor es la felicidad. Caminaremos un par de horas


y descansaremos. Mañana estaremos más cerca.

Kanai: Lo sé.

(Apagón de fin de escena)


ESCENA SEXTA

(Luz y siguen en el camino)

Kanai: Mientras caminábamos durante la noche, nos hemos alejado del rio. Ahora no sé
dónde vamos, ni siquiera hay sol, esta todo nublado y en este claro no sé si es norte sur
¿o qué?

Sadhu: Seguiremos caminando y en algún momento veremos el rio otra vez, no


debemos preocuparnos, no estamos tan lejos. Trata de oír.

Kanai. Solo escucho a los pájaros, los grillos, el ruido del viento en los árboles.

Sadhu: El río ya está fluyendo hacia el océano; ¿para qué interferir? ¿Para qué dirigirlo?
Si empiezas a dirigir el río, lo matas; se convierte en un canal. Entonces deja de ser un
río, entonces desaparece la vida, entonces es un prisionero.

Kanai: Yo quiero escuchar el rio, no quiero interferir, te digo que lo hemos perdido.

Sadhu: Puedes forzarlo para que vaya donde quieres llevarlo, pero entonces no habrá
música ni danza; será como llevar un cadáver. El río estaba vivo, el canal está muerto.
Que el canal sea un río sólo es un decir.

Kanai: Ni rio ni canal, ¿de qué hablas?

Sadhu: No es un río, porque para ser un río hay que ser libre, fluir, buscar, seguir la
propia naturaleza intrínseca. La cualidad propia de un río está en no ser dirigido, en no
ser arrastrado y empujado, en no ser manipulado.

Kanai: Mejor seguimos andando y ver si lo encontramos, el día esta tan nublado,
oscurece y he perdido toda esperanza. Cuando llega la tarde surgen todas las dudas y
pienso en si hago bien con seguir a este hombre, no sé si solo es una ilusión más y
nunca llegare a destino. Le daré una oportunidad más, un día mas, mi mente se inquieta
ante la incertidumbre,. Si es verdad el camino es lo importante, pero siempre va
acompañado de una meta, pero cuando la meta es una ilusión se desvanece en el aire.

Se quedaron mudos mirando el horizonte

Kanai: A dónde debo ascender yo todavía con mi anhelo! Desde todas las altas
montañas busco con la vista el Mar.

Sadhu: Un nómada soy yo en todas las ciudades, y una despedida junto a todas las
puertas.

Kanai: Cuando ayer salía la luna me pareció que iba a dar a luz un sol: tan abultada y
grávida yacía en el horizonte. ¡Mi mente se eleva impaciente sobre el mar! Del mar
quiere sorber, y beber su profundidad llevándosela a lo alto: entonces el deseo del mar
se eleva con mil pechos.
Sadhu: No la altura: la pendiente es lo horrible! La pendiente, donde la mirada se
precipita hacia abajo y la mano se agarra hacia arriba. Aquí se apodera del corazón el
vértigo de su doble voluntad. Muchos se burlaron de mí cuando encontré mi propio
camino y marché por él; y, en verdad, mis pies temblaban entonces. Nudoso y retorcido
y con flexible dureza deberá estar entonces para mí junto al mar, faro viviente de vida
invencible. Allí donde las tempestades se precipitan en el mar y la trompa de las
montañas bebe agua, allí debe realizar cada uno alguna vez sus guardias de día y de
noche, para su examen y conocimiento.

Kanai: Si, estoy de acuerdo aunque no puedo comprender del todo, hablas del mar ahora
que nos hemos perdido. ¿Conoces el mar?

Sadhu: ¿Que si conozco el mar?

Kanai: si, ¿Conoces el mar?

Sadhu: O escuchan con atención a un ronroneante y gruñidor músico viejo y vagabundo


que aprendió de los vientos sombríos el tono sombrío de sus sonidos; ahora silba a la
manera del viento y predica tribulación con tonos atribulados.

Kanai: Entonces ¿Conoces el mar?

Sadhu: ¿Que si conozco el mar?

Kanai: Si

Sadhu: Si

Kanai: ¿Lo conoces?

Sadhu: Si

Kanai: ¿Cómo es?, pero no me digas una parábola, ni un pensamiento. ¿Cómo es?.

Sadhu: Si yo soy amigo del mar y de todo cuanto es de especie marina, y cuando más
amigo suyo soy es cuando, colérico, él me contradice: Si en mí hay aquel placer
indagador que empuja las velas hacia lo no descubierto, si en mi placer hay un placer de
navegante: Si alguna vez mi júbilo gritó: «La costa ha desaparecido, - ahora ha caído mi
última cadena.

Kanai: La costa ha desaparecido, con eso me quedo.

Sadhu: La costa esta hacia donde nace el sol, pero ahora ha desaparecido.

Kanai: ¿la costa ha desaparecido? Pero que hacemos, todo este viaje no tiene ningún
sentido.

Sadhu: Lo importante es el viaje.


Kanai: A mí no me interesa el viaje, me interesa el fin. El mar, si el mar ha
desaparecido, el viaje ha terminado.

Sadhu: Esto sigue, no desfallezcas, aprovecha el viaje y conócete a ti mismo, el mar será
tu recompensa, pero luego será una anécdota.

Kanai: Este es el sendero que lleva a mi pueblo, hemos dado vuela en círculo.

Sadhu: Vosotros hombres superiores, ¿qué os parece? ¿Soy yo un adivino? ¿Un


soñador? ¿Un borracho? ¿Un intérprete de sueños? ¿Una campana de medianoche?
¿Una gota de rocío? ¿Un vapor y perfume de la eternidad? ¿No lo oís? ¿No lo oléis? En
este instante se ha vuelto perfecto mi mundo, la medianoche es también mediodía, - el
dolor es también placer, la maldición es también bendición, la noche es también sol, -
idos o aprenderéis: un sabio es también un necio. ¿Habéis dicho sí alguna vez a un solo
placer? Oh amigos míos, entonces dijisteis sí también a todo dolor. Todas las cosas
están encadenadas, trabadas, enamoradas, ¿habéis querido en alguna ocasión dos veces
una sola vez, habéis dicho en alguna ocasión «¡tú me agradas, felicidad! ¡Sus!
¡Instante!» ¡Entonces quisisteis que todo vuelva! - todo de nuevo, todo eterno, todo
encadenado, trabado, enamorado, oh, entonces amasteis el mundo, - - vosotros eternos,
amadlo eternamente y para siempre: y también al dolor decidle: ¡pasa, pero vuelve!
Pues todo placer quiere - ¡eternidad!

Kanai: No me estas escuchando. Este es el sendero que lleva a mi pueblo, hemos dado
vuela en círculo.( se sienta en una roca cabizbajo y mete la mano en su bolso)

Sadhu: La hora en que digáis: «¡Qué importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un


lamentable bienestar. ¡Sin embargo, mi felicidad debería justificar incluso la
existencia!» La hora en que digáis: «¡Qué importa mi razón! ¿Ansía ella el saber lo
mismo que el león su alimento? ¡Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!» La
hora en que digáis: «¡Qué importa mi virtud! Todavía no me ha puesto furioso. ¡Qué
cansado estoy de mi bien y de mi mal! ¡Todo esto es pobreza y suciedad y un
lamentable bienestar!»

Kanai: (sigue sentado en la roca con una gran frustración. Con la mano en el bolso)

Sadhu: La hora en que digáis: «¡Qué importa mi justicia! No veo que yo sea un carbón
ardiente. ¡Mas el justo es un carbón ardiente!» La hora en que digáis: «¡Qué importa mi
compasión! ¿No es la compasión acaso la cruz en la que es clavado quien ama a los
hombres? Pero mi compasión no es una crucifixión.» ¿Habéis hablado ya así? ¿Habéis
gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído ya gritar así! (se va alejando)

Kanai: (Cuando el maestro de alejaba, saca un revolver del bolso, apunta a su cabeza y
le dispara. Sadhu cae lleno de sangre al suelo)

Kanai: (gira hacia el público reflexivamente y dice) ¡No conocías el mar!


Fin

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